El Legado de Los Abuelos

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El legado de los abuelos esperanzaPor Isaac Cardoso Diciembre 26, 2013. -1- Nací católico, en una familia católica, de tradición católica por más o menos 530 años. En 1978 me enteré por boca de mi bisabuela materna (que nació en 1888) que nuestros ancestros eran judíos. Esta noticia, definitivamente cambio todo el mundo donde vivo. No sabía cuales, no sabía cómo, pero desde ese momento (septiembre/octubre de 1978) y en los siguientes años no descansé hasta encontrar la verdad, porque tuve la necesidad de esclarecer aquel dicho de la Abuela. NO me volví judío formalmente claro, siguiendo las leyes de la conversión, sino me volví judío al adoptar para mí la forma de vida judía, junto con sus legítimas aspiraciones y convicciones. En 35 años de investigación pude determinar que mis ancestros nacen de varias mujeres judías: María Cardoso i do Madeira, la abuela de las abuelas de mi madre, que fundó una línea descendente de mujeres y quien vivió a partir de 1550 y cuya familia fue juzgada por la inquisición portuguesa en Évora a finales de 1636. Deonecia Tavares Gutiérrez de la Caballería, nacida en 1485, abuela de las abuelas de mi papa. Nuno Álvarez de Pereira (juzgado en Murcia, España entre 1600 y 1660 junto a todos los miembros de la familia, excepto de Antonio Alvares de Pereira, uno de los fundadores de mi familia en Costa Rica), Agustín Ramírez González (cuya familia fue extinta en los juzgados inquisidores de Coímbra y Miranda do Duero entre 1620 y 1663) y del cual desciende mi padre en forma patrilineal directa. Así que el cuadro estaba más que claro; mi padre desciende directamente de una mujer judía, María Tavares Gutiérrez de la Caballería (1485); mi madre desciende directamente de María Cardoso (1550), judía portuguesa y además, los Ramírez, apellido paterno con el que nací, también fueron judíos desde antes de 1480. Nací católico, dentro de un grupo endogámico de conversos, o mejor dicho, de un grupo endogámico de sobrevivientes de la inquisición. Es dentro de ese contexto, el de ser sobreviviente de una catástrofe que entendía hoy y para siempre las legitimas aspiraciones del pueblo judío. Durante años me pregunté el porqué de la conversión, si fue forzosa, si fue por gusto y cuales detalles llevaron a su juicio. Todos estos aspectos están descritos en los archivos de Torre do Tombo (Portugal) y en los archivos de Valladolid y Murcia, de donde quisiera resaltar, más que la crónica del o los juicios, el período en el cual se desata la persecución, pues todos los juicios se dieron después del inicio del siglo 17, es decir, más de un siglo después de la expulsión de los sefardíes de España y su crimen fue el de practicar secretamente el judaísmo, noción de verdad eterna que llegó hasta mi abuela María (nacida en 1888), es decir, más de 396 años de convicción oculta: pero viva. La consideración sobre los motivos de aquellos hombres y mujeres parece ya no tener sentido pues esta clara en los archivos, sino más bien hoy importa la consideración de la fuerza de las “…Nací católico, dentro de un grupo endogámico de conversos, o mejor dicho, de un grupo endogámico de sobrevivientes de la inquisición…”

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Isaac Cardoso, en este artículo, nos habla de cómo descubrió sus raíces judías y su compromiso para poner en valor el legado de sus abuelos. "Nací católico, dentro de un grupo endogámico de conversos, o mejor dicho, de un grupo endogámico de sobrevivientes de la inquisición...”.

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El legado de los abuelos

“esperanza” Por Isaac Cardoso

Diciembre 26, 2013.

-1-

Nací católico, en una familia católica, de tradición católica por más o menos 530 años. En 1978

me enteré por boca de mi bisabuela materna (que nació en 1888) que nuestros ancestros eran

judíos. Esta noticia, definitivamente cambio todo el mundo donde vivo.

No sabía cuales, no sabía cómo, pero desde ese momento (septiembre/octubre de 1978) y en

los siguientes años no descansé hasta encontrar la verdad, porque tuve la necesidad de

esclarecer aquel dicho de la Abuela. NO me volví judío formalmente claro, siguiendo las leyes

de la conversión, sino me volví judío al adoptar para mí la forma de vida judía, junto con sus

legítimas aspiraciones y convicciones.

En 35 años de investigación pude determinar que mis ancestros nacen de varias mujeres

judías: María Cardosoi do Madeira, la abuela de las abuelas de mi madre, que fundó una línea

descendente de mujeres y quien vivió a partir de 1550 y cuya familia fue juzgada por la

inquisición portuguesa en Évora a finales de 1636. Deonecia Tavares Gutiérrez de la Caballería,

nacida en 1485, abuela de las abuelas de mi papa. Nuno Álvarez de Pereira (juzgado en Murcia,

España entre 1600 y 1660 junto a todos los miembros de la familia, excepto de Antonio

Alvares de Pereira, uno de los fundadores de mi familia en Costa Rica), Agustín Ramírez

González (cuya familia fue extinta en los juzgados inquisidores de Coímbra y Miranda do Duero

entre 1620 y 1663) y del cual desciende mi padre en forma patrilineal directa.

Así que el cuadro estaba más que claro; mi padre

desciende directamente de una mujer judía,

María Tavares Gutiérrez de la Caballería (1485);

mi madre desciende directamente de María

Cardoso (1550), judía portuguesa y además, los

Ramírez, apellido paterno con el que nací,

también fueron judíos desde antes de 1480. Nací

católico, dentro de un grupo endogámico de conversos, o mejor dicho, de un grupo

endogámico de sobrevivientes de la inquisición. Es dentro de ese contexto, el de ser

sobreviviente de una catástrofe que entendía hoy y para siempre las legitimas aspiraciones del

pueblo judío.

Durante años me pregunté el porqué de la conversión, si fue forzosa, si fue por gusto y cuales

detalles llevaron a su juicio. Todos estos aspectos están descritos en los archivos de Torre do

Tombo (Portugal) y en los archivos de Valladolid y Murcia, de donde quisiera resaltar, más que

la crónica del o los juicios, el período en el cual se desata la persecución, pues todos los juicios

se dieron después del inicio del siglo 17, es decir, más de un siglo después de la expulsión de

los sefardíes de España y su crimen fue el de practicar secretamente el judaísmo, noción de

verdad eterna que llegó hasta mi abuela María (nacida en 1888), es decir, más de 396 años de

convicción oculta: pero viva.

La consideración sobre los motivos de aquellos hombres y mujeres parece ya no tener sentido

pues esta clara en los archivos, sino más bien hoy importa la consideración de la fuerza de las

“…Nací católico, dentro de un grupo

endogámico de conversos, o mejor

dicho, de un grupo endogámico de

sobrevivientes de la inquisición…”

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El legado de los abuelos

“esperanza” Por Isaac Cardoso

Diciembre 26, 2013.

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convicciones, las cuales viajaron a través del tiempo y se me presentaron a los 10 años de edad

en aquel otoño 1978. Hoy siento en el alma un mundo de circunstancias materiales que no

permitieron a aquellos huir a territorios donde toleraran la forma de vida judía. Un mundo de

hechos hoy inescrutables, en el cual lo único materialmente digno era ocultar las convicciones

judías para sobrevivir, un mundo donde ya no había libertad para ser y crecer. Un mundo

donde el secreto se abrió pasó boca a boca, madre a hija, para no perder la visión de vida y

herencia en el tiempo, un mundo donde solo la fuerza de convicción de las mujeres podría ser

más fuerte que el soldado o el inquisidor y sus fantasmas, los que perduraron en el tiempo;

pues el miedo también se hereda.

Es así, que materialmente me volví judío y consiente de las legítimas aspiraciones del pueblo

judío; deje el contexto de los valores del inquisidor; porque quiero que los judíos del mundo

tengan un lugar donde poder vivir y morir en paz. Donde el judaísmo pase de madres a hijos

sin temor, un lugar donde los hijos de mujeres judías puedan ser y crecer, pues nosotros, todos

los hijos de los hijos de María Cardoso, Nuno Álvarez de Pereira, Agustín Ramírez González y

Deonecia Tavares no tuvimos ese derecho y es hasta ahora que recuperamos nuestra

memoria histórica y con un profundo sentido de libertad podemos cantar HATIKVA

(Esperanza)1:

Mientras en lo profundo del corazón

palpite un alma judía,

y dirigiéndose hacia el Oriente

un ojo aviste a Sión

No se habrá perdido nuestra esperanza;

la esperanza de dos mil años,

de ser un pueblo libre en nuestra tierra:

la tierra de Sion y Jerusalén.

IC (GR)

i Nota: Isaac Cardoso es el pseudónimo que uso para hacer referencia al apellido de mi abuela María Cardoso y a uno de los Patriarcas de Israel. Soy ingeniero industrial, con un postgrado en administración de negocios y una licenciatura en leyes, nací en 1968 en San José Costa Rica.

1 Hatikva («la esperanza», en hebreo) es el himno nacional de Israel. Escrito en 1878 por Neftali Hertzl

Imber (1856-1909).