EL LÍDER TRIUNFADOR Y SUS AYUDANTES DÉSPOTAS

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EL LÍDER TRIUNFADOR Y SUS AYUDANTES DÉSPOTAS El verdadero hombre de éxito es humilde. Celebra el triunfo de otros, los felicita, los elogia y se alegra sinceramente de la prosperidad ajena porque él mismo es próspero. Sabe que el sol sale para todos. Es tenaz, preparado, habla fuerte, se da su lugar, pero da el suyo a los demás y los escucha. Siente que en cada ser humano, sin importad su edad, raza o religión, hay algo digno de admiración. No conoce la envidia, pues su filosofía le lleva a pensar que Dios regala “Paquetes” y no atributos individuales. Por ejemplo: puede detectar que su vecino posea tres cosas mejores que él, pero no las codicia porque sabe que si se le dieran las tres ventajas del vecino estaría obligado a cargar también con sus desventajas. Para un triunfador es incoherente decir “Dios mío, ¿Por qué no me diste otro cónyuge u otra posición social?” Sabe que lo que a él se le dio no es una pareja o una posición sino un “Paquete” en el que se incluye compañera, hijos, trabajo, cerebro, salud, dones espirituales, aspecto físico, profesión, habilidades, amistades, etc.; que cada ser humano cuenta con el “paquete” que justamente necesita, que cada “paquete” tiene una excelente combinación (carencias que equilibran las virtudes y virtudes que compensan las carencias) y que todas las personas son triunfadoras en potencia si usan adecuadamente el “paquete” que se le dio. La Posición de líder triunfador presenta, sin embargo, un problema siempre latente: Atrae a los fracasados como la miel a las moscas. Se acercan a él muchas personas envidiosas que desean a toda costa cosechar donde no han sembrado. Los fracasados allegados al líder triunfador se convierten en SUBJEFES DÉSPOTAS Hijos holgazanes del papá rico Representantes de artistas, deslumbrados por la fama

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EL LÍDER TRIUNFADOR Y SUS AYUDANTES DÉSPOTAS

El verdadero hombre de éxito es humilde. Celebra el triunfo de otros, los felicita, los elogia y se alegra sinceramente de la prosperidad ajena porque él mismo es próspero.

Sabe que el sol sale para todos. Es tenaz, preparado, habla fuerte, se da su lugar, pero da el suyo a los demás y los escucha. Siente que en cada ser humano, sin importad su edad, raza o religión, hay algo digno de admiración. No conoce la envidia, pues su filosofía le

lleva a pensar que Dios regala “Paquetes” y no atributos individuales.

Por ejemplo: puede detectar que su vecino posea tres cosas mejores que él, pero no las codicia porque sabe que si se le dieran las tres ventajas del vecino estaría obligado a

cargar también con sus desventajas. Para un triunfador es incoherente decir “Dios mío, ¿Por qué no me diste otro cónyuge u otra posición social?”

Sabe que lo que a él se le dio no es una pareja o una posición sino un “Paquete” en el que se incluye compañera, hijos, trabajo, cerebro, salud, dones espirituales, aspecto físico, profesión, habilidades, amistades, etc.; que cada ser humano cuenta con el

“paquete” que justamente necesita, que cada “paquete” tiene una excelente combinación (carencias que equilibran las virtudes y virtudes que compensan las carencias) y que

todas las personas son triunfadoras en potencia si usan adecuadamente el “paquete” que se le dio.

La Posición de líder triunfador presenta, sin embargo, un problema siempre latente:Atrae a los fracasados como la miel a las moscas.

Se acercan a él muchas personas envidiosas que desean a toda costa cosechar donde no han sembrado.

Los fracasados allegados al líder triunfador se convierten en

SUBJEFES DÉSPOTASHijos holgazanes del papá ricoRepresentantes de artistas, deslumbrados por la famaGerentes IntermediosServidores PúblicosFuncionarios de GobiernoAuxiliares de importantes personalidades…

Tienen cn mucha frecuencia el complejo de “mirar lo grande que soy”.Se envanecen de los triunfos de su jefeTratan con desprecio a la genteLa pulga sobre el perro cree que es ella quien camina rápido.Ni el propio líder, que es casi siempre una persona muy ocupada, trata con

prepotencia a los demás: pero el subordinado lo hace.