El Miedo y Su Misterio.

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EL MIEDO Y SU MISTERIO. Se realizó un ranking de fobias. El miedo a la muerte está en 4to. Lugar. ¿Sabe cuál está en primer puesto? Hablar en público. ADA REYES BELLO

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Se realizó un ranking de fobias. El miedo a la muerte está en 4to. Lugar. ¿Sabe cuál está en primer puesto? Hablar en público.

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EL MIEDO Y SU MISTERIO.

Se realizó un ranking de fobias. El miedo a la muerte está en 4to. Lugar. ¿Sabe cuál está en primer puesto? Hablar en público.

ADA REYES BELLO

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EL MIEDO Y SU MISTERIO.Esta anécdota la leí hace un tiempo.

Un padre, presidente de la cooperativa del colegio donde acudía su hijo,preparó detalladamente el discurso conmemorativo del primer centenariodel establecimiento educativo.

Cuando anunciaron su nombre, se dirigió con pasos cortos, rápidamente,hacia el centro del escenario.

Las hojas de su discurso comenzaron a temblar (incluso una de ellasescapó hacia la platea), y el sudor proveniente de la frente obnubiló suvisión.

Su respiración se volvió arrítmica, la camisa se pegó al cuerpo por el efectoadhesivo de la transpiración, y las palabras salieron de su boca, tenues yseparadas en sílabas. Este fue un hecho real. Y lamentablemente muyfrecuente”.

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Frente a un examen oral, una entrevista laboral, la exposición en unaconferencia o en un simple discurso, se padece estrés (energía negativaque provoca ansiedad y preocupación), temor (manifestacionesneurofisiológicas negativas).

Ocurre en muchas personas este cuadro psico- fisiológico que medescribieron hace un tiempo.

“La saliva se ausenta de la boca; si se está de pie, la pierna derechacomienza a temblar, se altera el ciclo respiratorio, una inesperadatartamudez traduce las palabras de una voz destemplada o con tonos muyagudos, las manos lloran lágrimas de sudor (dos tercios de las glándulassudoríparas en el hombre y la mujer están localizados en las manos), aligual que la frente, las axilas y la planta de los pies (hiperhidrosis), loslatidos cardíacos marchan al galope, la presión arterial sube varias marcasen el tensiómetro (lo que provoca algunos desmayos), hay espasmosabdominales (alteración de los procesos digestivos que en casos extremospuede llevar a la náusea), contracción de la parte posterior del cuello(reflejo de pánico) y una tensión muscular que permite correr como demanera consciente no podría hacerse”.

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Se realizó un ranking de fobias. El miedo a la muerte está en 4to. Lugar.¿Sabe cuál está en primer puesto? Hablar en público. Lo cual permitededucir que la gente teme más hablar en público que a morirse.

Es que la inhibición oratoria (fobia social), no discrimina: abogados,médicos, políticos, docentes, empresarios, vendedores, y todo aquel queejerce la palabra hablada como parte de su profesión sufre, en mayor omenor medida, de este “virus”.

El TAS (-trastorno de ansiedad social), se apodera de las personas tanpronto ocurre el acto de pararse y caminar al pódium o estrado. Seproduce un miedo al cambio (en la silla se está protegido y en el pódiumdesamparado).

Interrogantes como:

¿Cómo me veré?, ¿El público me hará caso? ¿Y si se me olvida lo que tengopensado decir? ¿Me escucharán bien desde todos los sitios?

El temor no está en relación con el número de oyentes ni con la calidaddel auditorio.

Grandes oradores de la antigüedad, como Cicerón y el atenienseDemóstenes, padecieron este miedo que hiela el corazón.

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Pero en la casi generalidad de los casos este temor se asocia a La falta deconciencia y de comprensión de la propia fisiología, psicología y naturalezaesencial, provocando una inmensa angustia.

TERROR AL HABLAR EN PÚBLICO.“La única cosa que debemos temer, es al miedo mismo” Franklin D.Roosevelt

¿Qué pasa por nuestra mente cuando pensamos en hablar en público?

Quizá nos acordamos de aquel incidente ocurrido, cuando nos olvidamosde una de nuestras frases durante el acto en que participábamos.

O tal vez de aquella otra conferencia durante la cual tuvimos la sensaciónde que cientos de ojos nos miraban fijamente. Este tipo de recuerdosbasta para provocar escalofríos hasta en las personas más decididas.

La mayoría de las personas reconoce que prefieren cualquier cosa antesque dar una conferencia.

Lo cierto es, que a la hora de hablar en público, muchas veces sentimos eldeseo de escondernos debajo de una mesa, mandarnos corriendo o quede repente y en un acto milagroso, alguien nos desaparezca del lugar.

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No caben dudas de que uno de los principales temores es enfrentarse a unpúblico.

Esto se complica cuando de repente nos acosa la idea de que se nos puedeborrar de la mente lo que pretendemos decir.

Sin embargo, y aunque no lo crea, una porción dosificada de nerviossiempre es buena.

De hecho, los grandes expositores de la palabra hablada, han manifestadotenerlos al inicio de sus discursos o piezas.

Los nervios medidos, nos ayudan a preocuparnos por hacerlo mejor,anticipándonos, preparando adecuadamente nuestro material ypracticando.

De tal efecto, esos pequeños nervios, son la muestra de que nos interesarealmente lo que vamos a hacer o decir, si no nos importara, ni siquieranos inmutáramos.

El miedo escénico, es una sensación normal en cualquier persona quehaya tenido que enfrentarse a un auditorio. Incluso los mejores artistas losufren.

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Es un proceso de ansiedad que siente la mayoría de las personas cuandodeben ponerse en pie para hablar ante un grupo de oyentes.

Pero tranquilos, nadie se ha muerto por pararse a hablar.

ELEMENTOS QUE MOTIVAN EL TEMOR A LA HORA DE HABLAR EN PÚBLICO

1. Encontrarnos con un número desconocido y quizás difícil depersonas, que pudiera no gustarle lo que hablamos o pensar contrario.

2. Posibilidad de quedar en ridículo.

3. Recibir desaprobación y críticas.

4. Ofuscarnos en que no podremos dominar aspectos como el tono,intensidad y expresión durante la participación.

5. Terror al micrófono y a la propia voz. Hay gente que se ofusca alescucharse amplificada y hasta irreconoce su voz.

Para combatir un posible estado de nervios, debemos:

A. Seleccionar y acopiar la mayor cantidad posible de información,sobre el tema que se abordará

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B. Tener un objetivo definido de lo que se persigue lograr con laparticipación.

C. Entrenar y ensayar previamente.

D. Conocer de antemano el auditorio y el escenario ante el que seactuará.

E. Orientarse con personas experimentadas en la oratoria.

PENSAMIENTOS QUE NOS RELAJAN SI ESTAMOS NERVIOSOS AL HABLAR

1. Ponerse nervioso(a) es la reacción natural al ser el centro deatención, tenga esto siempre presente.

La circunstancia no es para menos. Usted ahí parado o sentado, noimporta. Con los ojos y los oídos de los demás dispuestos hacia usted.

Un tema a exponer que no sabe cómo les caerá a los demás, el temor deque alguien le interrumpa en el medio de la conversación y hasta peor,que se paren y se vayan para ni verlo. ¡No es fácil!

Recuerdo que un día le dije a mi tía, que ese día tenía una exposición, “yono sé por qué tu estas asustada; eso no es nada coger un micrófono yhablar”. Tomó, en un estado de nervios el micrófono mismo y me dio ungolpe en la cabeza, que paré en la emergencia con un médico dándomedos puntos en la herida.

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No debemos jugar con el nerviosismo de alguien que hablará en público.No sabemos cómo reaccionará. Puede ser que lo haga como ella y a ustedle irá tan mal como a mí.

Lo que hacemos con nuestro nerviosismo, es lo que determina si seremoscapaces o no de actuar. Tranquilicémonos y pensemos que es lo másnatural. Así está de nerviosa una novia ante el altar y al final todo esfelicidad.

2. Ignorar el nerviosismo es engañarse a sí mismo y empeorar lascosas.

Tomarlo de una forma agresiva y decirse “no me pondré nervioso(a), nopuedo estar nervioso(a)”, es igualmente malo. Tenemos que aceptar elnerviosismo y trabajar con él.

Asumamos la canalización de la energía nerviosa hacia una energíaconstructiva, y aprendamos a relajarnos. La relajación es una técnica, quees necesario cultivar.

3. El día de nuestraparticipación actuemos así:a. Hagamos todo con calma y control del tiempo, incluida lapreparación de la ropa y todos los efectos personales que hemos deutilizar. Parecerá una recomendación absurda, pero no lo es tanto. Solohay que observar a los actores y bailarines, quienes hacen su últimoensayo, con el vestuario que usarán.

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b. No practiquemos excesivamente porque luciremos superficiales.Ejercitarse a última hora, al igual que ocurre con los exámenes en laescuela, solo hace que nos fatiguemos y nos quede una sensación deinseguridad sobre si estamos o no preparados.

c. Es necesario confesarnos que hemos preparado bien nuestraponencia y tener la fe de que todo irá bien.

d. Es recomendable visualizar nuestro material, con calma, y de formaefectiva trabajar sobre puntos determinados. Si tenemos ayudasaudiovisuales, prepararlas con tiempo. Nada más horroroso que unexpositor con una ponencia en power point que no abra, un video que nose proyecte o un audio que no se escuche.

e. Debemos comer ligero, evitando todo tipo de estimulantes y enespecial el alcohol. Un exceso de comida o bebida o los dos al mismotiempo, es desastroso para un orador. Vi uno que lastimosamente empezóa eructar y otro que repetía la misma palabra hasta 3 veces. Muy penoso.

f. Es prudente llegar temprano y familiarizarnos con la sala. Si esposible, es recomendable ubicarnos previo al acto, en el lugar desdedonde habremos de hablar.

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EL REMEDIO INFALIBLE PARA EL MIEDO ESCÉNICO;

ENTENDER QUE SOLO SE IMPROVISAN LAS PALABRAS, NO LAS IDEAS.

No crea el viejo cuento de los oradores exitosos que hablan así porque sí.

Cualquier situación en la que nos toque hablar en público es unaactuación.

Es normal la preocupación, pero debemos entender que se trata de algoque nos representará beneficios y para obtenerlo debemos tener laserenidad y el sosiego que nos permitan hilar los conceptos y finalmentelas ideas.

Se habla mucho de improvisar las palabras, pero antes de que esto ocurra,tienen que estar fijas las ideas a expresar, porque la boca no habla sola. Serige por el impulso y dirección del cerebro.

Si estamos hablando para una multitud de trescientos o de tres, para elprofesional o el obrero, el rico o el pobre, o incluso para una grabadora oaudiencia imaginaria, en el momento que somos conscientes de queestamos siendo escuchados, estamos entonces actuando y tenemos laoportunidad de practicar las habilidades de crear diálogos, cohesionarlos yconvertirlos en una actuación, por medio de las palabras.

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Actuar al exponer es una habilidad como cualquier otra y hay queaprenderla. Negar esto, nos convierte en expositores incompletos,estáticos, inermes y sumamente aburridos. Nadie pierde su tiempo viendogente desanimada e insípida.

A la hora de hablar en público, debemos proponer en nuestra mente ycorazón realizar la mejor actuación posible y ella se basará en expresarsecon corrección, seguridad y contenido.

Lo mejor es, tener bien claro y delimitado cual es el mensaje queexpresaremos, fijarlo en nuestro cerebro, practicar nuestros movimientosy proceder entonces a la más brillante de nuestras exposiciones yactuaciones.

La parte que preocupa a la gente es que casi nunca se habla tan bien en elescenario como en la casa. Se prepara un mensaje de una manera y a lahora de estar en público, el mensaje cambia, porque los nervios atacaron,se olvidaron conceptos o se produjo un imprevisto.

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Esto sin embargo, no debe ser un obstáculo para salirnos con la nuestra ala hora de expresarnos.

La parte buena es, que conforme aumenta la capacidad de hablar en lacasa, la capacidad de actuación sobre el escenario también se incrementaproporcionalmente. Mientras usted más practique en la casa, más seexprese en privado, tanto mejor lo hará en público.

No esperemos que toda actuación sea la mejor. Cierto es que en cadaactuación hay que esforzarse, no tanto para alcanzar la perfección sino,para conseguir consistencia. Hay que procurar conseguir un nivelconstante y firme.

Es importante recordar que sobre el escenario no hay palabras ni ideasfáciles. Si siempre intentamos hablar por encima de nuestras capacidadesnunca progresaremos como intérpretes de la expresión sobre la escena.Ningún discurso es demasiado fácil.

Cuando hablamos, la audiencia no sabe (a menos que lo proyectemos) siestamos en un momento fácil o difícil, esto sinceramente no le importa alpúblico, que está en ese lugar para informarse, entretenerse u orientarse.Al gran público le debemos todo nuestro respeto.

No proyectemos nuestras inseguridades en el público que escucha; ellosno las quieren.

Mantengamos la concentración en las cuestiones técnicas a vencer, perosobre todo, centrémonos en el resultado que queremos transmitir. Seamosartistas del mensaje, no atletas.

[email protected]

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