El misterio del chocolate en la nevera

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EL MISTERIO DEL CHOCOLATE EN LA NEVERA Manu se levant por la maana como siempre; es decirlloriqueando y protestando porque hay que vestirse, hay que pei-narse, hay que lavarse... todos los das lo mismo. Por suerte cuan-do est a medio vestir suele llegarle un olorcillo a leche calientecon cacao, a pan tostado, a zumo de naranja... Qu bien, el desa-yuno! A Manu le encanta desayunar; sin embargo, no le gustannada la coliflor, ni las judas verdes, ni el pescado, ni los garban-zos. Pero lo que menos le gusta son las espinacas. No las soportay no entiende por qu en casa se prepara tanto ese plato. Lo suyosera que todos los das hubiera macarrones o arroz con tomate oalbndigas o croquetas o sopa y, sobre todo, que siempre hubieragolosinas, galletas, tartas y chocolate negro, chocolate blanco, cre-ma de chocolate, barritas de chocolate con almendras, chocolateen polvo, mucho chocolate! A medida que iba terminando el desayuno y su estmago seiba calmando, observaba los movimientos de su madre de un ladoa otro de la cocina. Cuando se dio cuenta de lo que su madrepreparaba , no pudo reprimir la expresin: qu asco!; otra vezespinacas! A su madre no le gustaba nada que dijera eso. Ella siempre leexplicaba que preparaba la comida con mucho cario y que todaslas cosas que utilizaba para cocinar eran buenas y servan paraque creciese. Se puede decir: eso no me gusta mucho, ponme unplato pequeo, por favor; pero decir qu asco! era como des-preciar su trabajo de cocinera (que es mucho), y todo lo que ellasabe acerca de lo que l necesita para crecer (que tambin esmucho) y el cario con el que lo haba hecho (que es muchsimo). II

Ya era casi de noche. Manu termin de baarse, se sec atoda prisa y se puso el pijama. Tena un hambre de lobo y elolorcillo de las croquetas que preparaba su madre en la cocina seextenda por el pasillo, llegaba hasta su habitacin y envolva sunariz. Oy a su madre: -Manu, voy al coche! Ahora mismo vengo.Tienes la cena en la cocina

Sali disparado hacia la cocina y se sent delante del platoque su madre le haba preparado. Sorpresa! No recordaba queantes de las croquetas, haba que tomar espinacas. Manu se armde valor y se dispuso a tomar el pequeo plato de espinacas quetena delante. Saba muy bien que su madre no le dejara tomar niuna sola croqueta si no tomaba antes las espinacas, pero era ne-cesario acompaarse de un buen trozo de pan y un vaso de lechepara disfrazar un poco ese sabor.

Se levant de la mesa paracoger leche fra y al abrir la nevera se encontr con una gran sor-presa: estaba vaca! No haba leche ni yogures ni frutas ni verdu-ras ni salchichas ni jamn ni pescados ni zumos ni queso ni mante-quilla ni mermelada ni nada. Slo, en el centro, envuelta en papelde colores haba una tableta de su chocolate preferido. No podaser verdad! Se frotaba los ojos con fuerza porque no poda termi-nar de creerlo. Cmo era posible que slo hubiera una tableta dechocolate en la nevera? Manu estaba muy sorprendido, pero no dijo nada; cerr lapuerta de la nevera y volvi a la mesa sin la leche fra. Estaba muy preocupado. Cmo ha llegado ah su chocolatepreferido, ese que slo se compra en ocasiones especiales? Y elresto de los alimentos, dnde est? Volvi de nuevo a la nevera yabri la puerta de golpe. Otra vez igual! All estaba, solo, enmedio de la nada, el ms rico de todos los chocolates del mundo. Estaba un poco preocupado. No haca ms que pensar qudesayunara maana, qu merendara. Y su familia? Se tom lasespinacas sin rechistar. Se tom las croquetas sin ganas. Y justoentonces, cuando terminaba, entr su madre en la cocina con unmontn de bolsas. III

Detrs vena tambin el padre de Manu con otro montn debolsas. Acababa de llegar de la compra y su madre haba ido aayudarle a descargar el coche. La madre de Manu estaba sorprendida: -Ya has acabado? !Qu sorpresa! Muy bien! Manu, casi ni escuchaba: -Mam, pap, no os lo vais a creer, pero la nevera est vaca;est vaca! Bueno, no del todo: hay chocolate del que me gusta tanto. -Vaya, ya lo has descubierto! -dijo su madre- Como hoy habaespinacas, que es lo que menos te gusta, pues tambin he com-prado chocolate del que ms te gusta. -S, mam, pero es que la nevera est vaca, vaca! -Vale -dijo su padre. - Oye, Manu, t sabes que las neverashay que limpiarlas por dentro y tambin rellenarlas de alimentoscon cierta frecuencia? Manu de repente encaj todas las piezas. Cmo no se ha-ba dado cuenta antes! Se fue hacia su madre y la abraz muyfuerte: Muchas gracias por el chocolate, mam. Sabes? Las es-pinacas de hoy me han gustado un poco ms.