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TEND C NCIES SUPLEMENT DE CULTURA DOMÈNEC UMBERT >LIBROS. Una docena de crímenes reales triturados por una docena de au- tores metidos a asesinos literarios. Ésa es la premisa de ‘Matar en Barcelona’, primer título de la colección Héroes Modernos de Alpha Decay, o cómo dibujar un mapa alternativo de la ciudad perfecta a base de relatos macabros / 6 Así se mata en Barcelona AMB LA CULTURA DISEÑO. El estudio Vasava enfunda en sus camisetas al rapero Jay-Z Pág. 3 | MÚSICA. Marc Ayza, mago del jazz para las noches de Barcelona. Pág. 7 | CINE. El Documental del Mes, cine político que entra por el ojo. Pág. 8 | Los asesinos litera- rios –confesos– del libro Matar en Bar- celona, a las puer- tas de Santa Maria del Mar, tramando maldades. EL MUNDO CATALUNYA ANY IV. / NÚM. 223 DIJOUS 17 DE SETEMBRE DE 2009 www.elmundo.es

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TENDCNCIESS U P L E M E N T D E C U L T U R A

DOMÈNEC UMBERT

>LIBROS. Una docena de crímenes reales triturados por una docena de au-tores metidos a asesinos literarios. Ésa es la premisa de ‘Matar en Barcelona’,primer título de la colección Héroes Modernos de Alpha Decay, o cómo dibujarun mapa alternativo de la ciudad perfecta a base de relatos macabros / 6

Así se mata en Barcelona

AMB LA CULTURADISEÑO. El estudio Vasava enfunda en sus camisetas al rapero Jay-Z Pág. 3 | MÚSICA. Marc Ayza, mago del jazzpara las noches de Barcelona. Pág. 7 | CINE. El Documental del Mes, cine político que entra por el ojo. Pág. 8 |

Losasesinos litera-rios –confesos–dellibroMatarenBar-celona, a laspuer-tasdeSantaMariadelMar, tramandomaldades.

E L M U N D O C A T A L U N Y A

ANY IV. / NÚM. 223

DIJOUS 17 DE SETEMBRE DE 2009

www.elmundo.es

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EL MUNDO. DIJOUS 17 DE SETEMBRE DE 2009TENDèNCIES6 EL MUNDO. DIJOUS 17 DE SETEMBRE DE 2009 TENDèNCIES 7

MÚSICALIBROS

Dice la vecina de la mujer sin cabezaque antes, morirse en Barcelona, erauna cosa más digna. «Yo prefiero milveces una fosa común que una maletaverde en la playa», añade. La maletaverde la encontró un perro, olisquean-do entre las toallas, en la Barceloneta,un día cualquiera. Dentro estaba la ve-cina de la señora que prefiere una fosacomún a una maleta verde, cortada enpedacitos. La versión literaria, defor-mada y maquillada para la ocasión porla fotógrafa y ahora también escritorade Brooklyn Mara Faye Lethem, esuno de los 12 relatos incluidos en elvolumen mutante Matar en Barcelona,primer título de la colección HéroesModernos de Alpha Decay. O cómodarle la vuelta a la crónica negra de laciudad escaparate.

Concebido como segunda parte de«una trilogía fantasma», así lo defineAna S. Pareja, editora y compiladora deesta antología, Matar en Barcelona pre-tende «contribuir a dibujar un mapa al-ternativo de la ciudad». Así, Odio Bar-celona (Melusina), comandado tambiénpor Ana, supuso el primer disparo y és-te –que, por cierto, parte de la columnamensual que Jordi Corominas publica-ba en Bcn Week–, el segundo. Del ter-cero, Ana prefiere no hablar todavía.Ahora toca hablar de crímenes. Hay 12cadáveres literarios sobre la mesa.

¿Cadáveres reales? «Por supuesto.Son crímenes reales, ocurridos en Bar-celona desde finales del XIX hasta hoy.Ana y yo hicimos una selección, se la

pasamos a los autores y ellos eligie-ron», cuenta Jordi, que pasó de ideólo-go y autor a antólogo tras compartiruna cerveza con Ana en un bar del Ra-val. «Mi intención era apostar por la ca-lidad literaria en la crónica negra, unpoco al estilo de Dino Buzzatti, es de-cir, huir de las frías informaciones deagencia, que le dan a todos los casosun aire clónico, y apostar por abordarlos crímenes desde la ficción», cuentaJordi, respecto a la columna que hapuesto en marcha el proyecto.

Así que los autores eligieron (algu-nos improvisaron sobre casos no pro-puestos previamente) y construyeronun mundo propio (como quien juega acasitas de muñecas de los horrores) pa-

ra cada uno de los crímenes. «Los nom-bres no son reales y no especificamosa qué crimen se refiere cada relato por-que lo que pretendemos es que el lec-tor haga de detective y trate de situar-los», cuentan Ana y Jordi.

De entre los autores reunidos (JavierCalvo, Gabriela Wiener, Raúl Argemí,Sabino Méndez, Sebastià Jovani, Llu-cia Ramis, Francesc Serés, Manuel Vi-las, Antonio Luque, Elena Medel, DaríoHernando y Mara Faye Lethem) sólouno se dedica al género negro (Arge-mí); para el resto, es su primera vez.«Yo me lo he tomado como una refle-xión literaria sobre la desproporciónque existe entre lo que pasa y lo que se

Apetito por lareconstruccióndel crimen localEn los dos últimos siglos, Barcelona ha recogidoun buen puñado de cadáveres, pero hasta ahoranadie los había metido en un libro. ‘Matar enBarcelona’ da otra vida (esta vez, literaria) a la‘vampira’ del Raval, el violador del Eixample yotros ‘monstruos’ locales. Por Laura Fernández

Se presenta luciendo una camiseta quereza «I love NY». No ha sido un gestopremeditado (al final de la charla reco-noce la ausencia de intencionalidad),pero es evidente que el batería MarcAyza no puede evitar hacer público, deuna manera inconsciente, su especialafinidad con la ciudad de los rascacie-los. O mejor dicho, con el ambientemusical que en ella se respira, enrique-ciendo así aún más ese estimulantepuente musical que une ambas ciuda-des desde hace más de una década.

«De Nueva York me gusta, sobre to-do, el ambiente, la manera de ver lascosas a nivel artístico. Además, esa ciu-dad es el epicentro de la industria mu-sical y es importante pasar por ella»,reconoce el músico, que desde la apa-rición de su segundo disco, Offering,grabado precisamente en Nueva York,no para. Acaba de completar uno desus veranos más activos y ahora se pre-para para afrontar, en el mes de no-viembre, nuevos compromisos en Ale-mania e Inglaterra, además de una gi-ra por Baleares, País Vasco y Galiciaentre finales de año y comienzos delque viene. Además, 2010 le verá tam-bién actuar en el Tampere Music Festi-val de Finlandia y, cómo no, otra vez enNueva York, donde se grabó el álbum.

Artista permeable y sin complejos,Ayza se ha convertido, a sus 33 años,en uno de los baterías más solicitadosde la joven escena catalana. Colabora-dor habitual del trompetista RaynaldColom –otro músico que también haemprendido el mismo viaje tran-satlántico– y del saxofonista PericoSambeat, Ayza es también líder de supropio proyecto, el Marc Ayza Group,con el que está dando mucho que ha-blar gracias a un refrescante diálogoentre jazz y hip hop.

«No me siento nada identificadocuando dicen de mí que hago fusión,porque decir eso implica pensar queestás trabajando con dos o tres estilosconcretos, y esto no es así. Yo simple-mente hago música y ya está», argu-menta el batería, que por la misma ra-zón también rehuye la etiqueta de«músico de jazz». Para Ayza, lo únicoque cuenta es «tu propia manera deexpresarte y provocar con ellas unasemociones».

Esta vocación musical transfronteri-za se inició, cuenta, haciendo rock enel instituto. Aquello le llevó a descubrirel blues y el jazz. Sus ansias de investi-gación hicieron el resto. Más tarde,después de pasar por la escuelaLuthier, marchó a Nueva York, dondese encontró como en casa.

«Nueva York me ha dado la seriedady la energía para hacer cosas. Y tam-bién la claridad acerca de lo que se ne-cesita hacer. Allí no tienen problemaspara quedar para ensayar a la hora decomer, y eso me gusta», comenta.

Una experiencia que, sin duda, hamarcado a este artista, que debutó en2004 con Deejah, un trabajo que ahora

ve como «el típico primer disco, unejercicio de escritura en el que todo es-tá cubierto». Por lo mismo, Offeringconstituye su auténtica puesta de largomusical. «Desde el principio tuve clarocómo quería empezar y cómo acabar, y

por dónde quería pasar».En este viaje, Ayza ha contado con la

complicidad de Roger Mas al piano,Tom Warburton al bajo, Helios en losplatos y el rapero Core Rhythm, con elque trabó amistad en Brooklyn, en las

voces. Una formación poco habitual enel género, pero que Ayza considera quefunciona como un auténtico combo dejazz y no como un trío con colaboradesexternos. Sobre todo por lo que respec-ta al MC, «que se adapta perfectamen-te a lo que nosotros estamos haciendo».

Le han llovido críticas elogiosas porsu propuesta, y Ayza siente que está«encontrando uno de mis caminos. En

realidad estoy orgu-lloso, encuentro queel proyecto funcio-na, hemos tenidouna buena acogidaentre el público y es-tamos tocando entreamigos».

¿Proyectos? Muchos. El más inme-diato, una grabación en directo quemuestre la evolución de un proyectoque, por lo que anuncia, podría evolu-cionar hacia «una sonoridad aún másdescarada».

El batería de jazz que no sesacaba Brooklyn de la cabezaValor en alza de la joven escena jazzística catalana, Marc Ayza, batería dePremià de Mar, vive un momento de pujante expansión de la mano de susegundo disco, ‘Offering’. Este verano ha paseado su refrescante diálogoentre jazz y hip hop por distintos escenarios europeos. PorAnaMaría Dávila

DOMÈNEC UMBERT

El batería Marc Ayza, fotografiadoen las inmediaciones delJamboree de la plaza Reial.

«Nueva York me ha dado laseriedad, la energía y también laclaridad para hacer las cosas»

� L. F.Aparentar es lo que mejor se le da. In-cluso cuando se habla de crímenes. Laciudad de Barcelona «esconde» bajo laalfombra aquello que no le gusta «ale-jando de la zona alta cualquier indiciode violencia», apunta Llucia Ramis, au-tora de uno de los relatos incluidos enMatar en Barcelona. Eligió el crimende la psicóloga Anna Permanyer por-que le apetecía hablar de ese otro mun-do. «Parece que no quieran admitir queen Barcelona la zona alta es tan crimi-nal como la que más», añade. Eso porun lado, y por otro está el hecho, comobien señala Jordi Corominas, antólogodel volumen, de que «parece que histó-ricamente ésta ha sido una ciudad decrímenes sociopolíticos. Con prestigio,vamos. Crímenes ideales en el fondo. Yno. El libro pretende demostrar quetambién es una ciudad de sacamante-cas y asesinatos casposos». El crimende la maleta verde que ficciona MaraFaye Lethem (por cierto, hermana delautor de La fortaleza de la soledad, Jo-nathan Lethem) es un buen ejemplo.Pese a todo, como apunta la neoyorki-na, Barcelona sigue siendo una ciudadpacífica. «Aquí no matan a nadie com-parado con el lugar del que vengo», di-ce. Se refiere a los Estados Unidos. Enese sentido «sigue siendo una ciudadbastante ingenua, pese a que va de mo-derna», sentencia.

Del asesinatosociopolítico alpuñal casposo

cuenta», apunta Sabino Méndez, ex le-trista y guitarrista de Loquillo y los Tro-gloditas, que ha escogido un crimencercano, el que cometió su amigo Mi-guel (ex guitarrista de una banda derock llamada Los Desechables) el díaque decidió atracar una joyería de Vi-lafranca del Penedès. Otro autor queeligió un caso cercano fue Francesc Se-rés. «Elegí el suicidio de una enferme-ra que conocía. Quería tratar de expli-carme lo que pasó, porque su muertesigue siendo un misterio para todos losque la conocimos», explica. El argenti-no Darío Hernando, que ha trabajadoen un millón de fábricas antes de con-seguir publicar su primer relato, teníaque ocuparse del asesinato de CarmenBroto, pero mientras investigaba se to-pó de casualidad con el caso de Ricar-dito, el sirviente gay que sólo queríaacostarse con su amo y que acabó car-gándoselo cuando descubrió que el se-ñor no estaba por la labor. El muertoacabó despedazado y metido en un pa-quete postal abandonado en correos.Ocurrió a principios de siglo y «el ase-sino terminó luego vendiendo libros enun puesto de Sant Antoni», cuenta Da-río. El suyo es el caso más macabro.

El suyo y el de Javier Calvo. El escri-tor firma el primer y terrorífico dispa-ro de la antología (Festival de las lu-ces).Se recomienda no leer a la luz deuna vela ni en los aledaños del número29 de la calle Joaquim Costa, donde seencuentra la Casa de la Bruja, tambiénconocida como la vampira del Raval, osimplemente como Enriqueta. Pero nosólo del crimen lumpen vive la ciudadescaparate. Llucia Ramis aborda en Lavergüenza el asesinato pijo. «Los pijosson hipócritas. Creen que nunca les va

El volumen formaparte de «la trilogíafantasma» que inauguró‘Odio Barcelona’

a pasar nada malo. Cuando pasa lo es-conden. Se sienten superiores a los de-más, como si estuvieran por encima dela miseria humana o algo así», dice Llu-cia. Al otro extremo del cuadrilátero sesitúa el relato de Gabriela Wiener, Es-tación de Naves, la recreación del em-pujón mortal en el metro que acabó conla vida de un vendedor de la ONCE.«Estoy acostumbrada al periodismo

gonzo y tuve que crearme un al-ter ego para sumergirme en lahistoria. Peter Miller, el narra-dor, es periodista y está inten-tando escribir un reportaje so-bre el asesinato», cuenta. Ga-briela, como el resto, entre losque se cuenta, por cierto, Anto-nio Luque, más conocido co-mo Sr. Chinarro, en su debuten la narrativa, se basó en lopublicado sobre el crimen.

Escalofriante es el casosetentero que reconstruyeSebastià Jovani en Lléve-me a casa. Jovani se cen-tra en la vuelta a casa delempresario José María

Bultó el día de su estallido(literal). «Me pareció de lo más

interesante tratar de imaginar loque ese hombre pensaba mientras

volvía a casa con una bomba en el pe-cho. Quise narrarlo como si fuera unacurva de la que sabes que no vas a sa-lir», recuerda el escritor. Mientras, laciudad, como si nada.

Porque Barcelona, en palabras deManuel Vilas, «ayuda a los asesinos. Alos buenos asesinos. A los asesinos pru-dentes. A los asesinos infantiles. A losasesinos benignos y bondadosos». Y atodos los demás, también.

El volumen ‘Mataren Barcelona’,

segunda partede la trilogía

fantasma. De izquierda aderecha: Jovani,Ramis, Méndez,Lethem, Wiener,Hernando y Serés.

DOMÈNEC UMBERT