El Poder del pensamiento tenaz del Dr. Norman Vincent Peale.pdf
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nostalgia de un mundo en elque la realidad de la formahablaba su propio lenguajepara proceder a una tenaztarea de reconstrucción mediante la destrucción en laque el pasado de la pinturarenace ante nosotros paramostrarnos el verdadero rostro, bárbaro y fantasmal denuestra realidad. Este mismopropósito crítico adquiere sentido en las obras de VicenteRojo en una dirección totalmente opuesta. A partir deuna negación inicial de larealidad de las formas naturales, Rojo crea composiciones directas, voluntariamenteelementales en medio de su riqueza de tonos y texturas, para crear una nueva realidaden la que las formas adquieren sentido gracias a su propia tensión interior y el artista se afirma a través deellas como auténtico creador.En las diferentes obras abstractas de Manuel Felguérez,Lilia Carrillo, Fernando García Ponce encontramos también al pintorlogrando hacerposible su propio lenguaje através de un diálogo personalcon los puros problemas deespacio y de relación de formas y colores que les planteacada nueva obra. Y cada unode ellos encuentra tambiénuna respuesta valiosa y diferente expresando su propiasubjetividad en la directa objetividad, que se sacia en símisma, de la obra. GabrielRamírez presenta dos de suscomposiciones en las que loselementos figurativos se integran a una voluntad deabstracción sostenida por elimpacto directo del color yel ritmo de las formas. Finalmente, Roger van Gunten yRodolfo Zanabria recuperanen sus cuadros mediante ellirismo y la voluntad de orden una especie de inocencianatural mediante la cual elartista es capaz de develar yfijar el cambiante carácterde la realidad inmediata quehiere su imaginación. Perosi podemos decir que cadapintor es un mundo, tambiénpodemos decir que en conjunto cada uno de ellos hacenposible el mundo de la pitura; lo que la exposición enla Facultad de Química nosentrega es la variedad, lariqueza y el poder de revelación de ese mundo.
teatro
fausto,la ciencia
y elpoder
por Margo Glantz
Como su creador, Fausto esuna figura híbrida que participa de la tradición medievaly de la visión humanista delRenacimiento. Marlowe el rijoso, el que muere en unacantina porque lo miraronfeo, Marlowe el blasfemo sensual, es de la raza de loselegidos, de aquellos que -ennada semejantes al común delos mortales- se ocultan enla Historia de la Noche, paraejecutar sus brujerías y para
tFotografías de Osear Menéndez
pronunciar con desprecio eímpetu fáustico, el nombre deDios.
y ese poeta y ese sabio, poseíd?s del pecado luciferino,enajenados por la soberbiaque transforma a los ángelesen serpientes y arroja a loshombres del paraíso, nos entregan una visión grandiosay a la vez obsoleta del mundo: la obediencia o el saber,la, seguridad o las alas de cera que se derriten al sol, lassagradas enseñanzas o la necromi:mcia, son las alternativas del gra.n dilgma fáustico.
Viejo tablero de imágenesmedievales, siempre revividasen la iconografía corpórea delgremio de los zapateros queaño tras año presentaban caducas moralidades y misterios ante los ojos asombradosdel niño Marlowe, hijo de artesanos. Los diablos y los ángeles, los vicios y las virtudesse alinean para compartirluego el sitio que las matemáticas y los polvosos tratado,ocupan para el joven dramaturgo cuando hace sus estudios en Cambridge. Faustode pobre cuna, no descuellaen lances guerreros ni amatorios, su galardón es sólo lainteligencia, y su fino talentobrilla en la universidad alemana donde también estudióLutero, Wurtenberg. El paralelo es perfecto. Marlowe, deQuien se decía que era discípulo de Maquiavelo y ateodiabólico, tiene una doble faz.Una profunda tradición religiosa que remonta a la infancia y un escepticismo epicúreoque lo liga con el grupo de la
Noche que dirigían WalterRaleigh y el matemático Harriot.
Así Fausto sin aceptar las"delicias" de la vieja cienciaque se sustenta en Aristótelesy presQ de la Hybrís, ha caídoen "diabólicos" ejercicios yha decidido alcanzar el poder. Con recelo descarta elpoder adquirido por los reyesy los héroes porque su intención es más soberbia. El anhelo de Fausto no es dominara los hombres sino a la naturaleza, es decir, su intenciónes volverse Dios. "Bien, Fausto, dice en profundo monólogo, esfuerza tu cerebro yhabrás de convertirte en unadeidad."
Pero su intención soberbiasólo puede realizarse pactandocon Lucifer, que pecó delmismo pecado. Los buenosángeles tratan de disuadir aFausto y le señalan un únicocamino de salvación: quemarsus libros y leer las Santas Escrituras. Fausto quiere sabery pacta con el diablo. Saberes perderse, ignorar es conocer a Dios. El paraíso de losignorantes es el reino de loscielos, la sabiduría es el poder del infierno. Penetradode e ta dicotomía, el Faustomedieval se opone al Faus~o
renacentista para recorrer elinfierno portátil que le reserva Mefistófeles. Fausto secondena pOl'quc parece nocreer que haya ningún infierno -"pamplinas creo que elInfierno es una fábula"- y sesiente fascinado por el poderque han de brindarle los emisarios de Lucifer, por el co-
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nacimiento que se inscribiráen los libros que le revelaránel movimiento de los planetasy el miste~io de la naturalezaterrestre y por las posibilidades de lujuria que Mefistófeles ha de brindarle. Cuandomira los cielos, sin embargo,la imagen de Dios resurge y
'con ella, el arrepentimientomediocre e indeciso: "Alcontemplar el cielo, te maldigo y me arrepiento."
En esta obra, a caballo entre el Medioevo y el Renacimiento, el dilema es planteado en términos de conocer ocreer. La ciencia es el camino del saber, la religión es sucancelación. El sacrificio dePrometeo atado a su roca seequipara a la sangre que ati'.a Fau~to con el Diablo; enambas visiones, la posibilidadde progreso se paga con lacondenación. Fausto y Marlowe dudan, con todo, porqueel conocimiento que otor¡;apoder se reduce en últimotérmino a una gran desilusióndel ~abio, un desengaño, e1camoteos religiosos con cardenales y papas, cuernos mÍsticos, delirios sensuales condiablesas, amores míticos conHelenas de Troya desplazamientos en alfombras mágicasque lo llevan por Europa ypor fin el término: los vein-
ticuatro años han pasado. Losplaceres y el saber se agotanbrevemente y el arrepentimiento, aunque gr~nde, nobasta para calmar la desilusión ni para lograr el perdóndel cielo ofendido.
De nuevo la dicotomía sehace aparente. Marlowe esun ateo irredento, pero al mismo tiempo cree como Fausto. La ciencia es progreso yla religión un freno; para saber es necesario cambiar debando, los santurrones gananel paraíso y la ceguera. Abrirlos ojos es mirar de frente lasllamas del infierno. Galileo,Bruno están junto al Faustode Marlowe.
¿ Pero qué es la ciencia sinla conciencia? ¿A qué caminos puede llevarnos el saberdesmesurado? ¿ Puede el poder sobre la naturaleza, salvar a los hombres? ¿Qué halogrado Fausto con toda susabiduría? Fausto quiere quemar sus libros.
¿y cómo darle además aesta visión fáustica una nueva dimensión? Ludwig Margules la moderniza insertando a Fausto en un mundo decohetes y torres góticas delanzamiento que se incrustanen las paredes amenazante3del frontón cerrado de la Uni·versidad. Alejandro Luna diseña la escenografía y viste a
los personajes,. sean diablós oángeles, de trajes blancos a laBatman, y a Fausto, comocontraste, de negro. El medioevo se advierte en las nervaduras de las estructuras hechas con andamiajes de hierroy en esa atmósfera se recitan,monótonos, los versos ampulosos del dramaturgo isabelino y los actores salmodianen coro las maldiciones queamagan al sabio, al tiempoque ejecutan cabriolas y suben graderías.
Para Margules, la cienciase vuelve la alquimia de lade~trucción. Es la imagen delos que fisura n el átomo yluego se ciegan. Es la trasmutaci-ón de una cultura que secentra en el poder científicode la destrucción. La imagenes valiosa, la concepción también, la escenografía que larespalda es su mejor reflejo.Sin embargo, la puesta es fríay lenta y las cirquerías de losactores innecesarias. La complejidad de matices y los dilemas se resuelven en una soladimensión tonal y los elementos humorísticos, de por sí fallidos en Marlowe, no lograndarle ligereza a la puesta. Larepresentación de los pecadoscapitales que en el renacimiento tenía un respaldo iconográfico en la imaginaciónpopular, se vuelve irrelevante
en la actualidad si no se subraya su sentido con nuevasimágenes. La excesiva sencillez de la concepci6n total lavuelve plana.
La carencia de emoci6n queha sido buscada con cuidado,no logra el efecto buscado porel director, es decir, marcarel carácter despiadado de lacivilización moderna, a lo sumo, lo que logra es definir laautomatización. La escena final está concebida de maneradiferente: Fausto crucificadoentre cohetes da muestras deemoción para subrayar su yainútil - arrepentimiento, peroesta escena no basta pararomper la monotonía ante·rior, ni redime a la escenadel sello que le ha impuestosu director.
y el sello se imprime fir·memente ~n insistencias deimágenes en movimientos re·petitivos, en melopea intermi·tente de voces, en malabaris·mas truncos y en humorismoabortado.
Esta puesta en escena nodeja de tener interés porquees certera en su concepción eintenta definir el mundo moderno revitalizando una obraclásica, y con ella Marg-ulesha avanzado un paso más ensu obstinada búsqueda de losnombres y formas que revisteel poder.