El objeto del diseño no es el objeto

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EL OBJETO DEL DISEÑO NO ES EL OBJETO FERNANDO MARTINEZ AGUSTONI PARTE DE LA PRESENTACIÓN

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EL OBJETO DEL DISEÑO

NO ES EL OBJETO

FERNANDO MARTINEZ AGUSTONI

PARTE DE LA PRESENTACIÓN

Una cuestión de actualización

Tanto en la actividad especulativa de los Diseñadores, en la práctica docente en el campo del Dise-ño, así como en el imaginario social, la idea de Diseño dominante, está asociada al objeto yhasta el punto que sin él, parecería difícil poder conceptualizar lo que Diseño es. Ya nos hemosreferido a las cuestiones teóricas del Diseño y hemos propuesto la observación sistemática de nuestras hipótesis al respecto, como forma de comenzar dirigirnos a una Teoría del Diseñoapropiada y eventualmente contextualizada. Este camino del ejercicio teórico contextualizado, como ya lo hemos afirmado, es el que puede dar lugar a un inserción apropiada del Diseño en la institución Universitaria, permitir un mejor desarrollo de las estructuras curriculares y dar lugar a un ejercicio profesional más socialmen-teresponsable y menos fundado en mitos que asocian la condición de diseñador a cierto virtuosismo

EL OBJETO DEL DISEÑO NO ES EL OBJETO

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innato. De modo que las ideas que desarrolla-mos en este texto, procuran dar continuidad a nuestra reflexión sobre la Teoría del Diseño, con la finalidad entre otras cosas, de poder armar-nos de hipótesis de trabajo que nos permitan to-mar distancia de los discursos y actitudes hege-mónicas. En tal sentido, reflexionando en torno a lo específico del diseño, o sea, procurando dar respuesta a la pregunta:¿qué especie de cosa es diseñar?, se hace necesario descubrir lo fun-damental o esencial de esta acción. Si tuviera que optar por una acción fundamental involucra-da con el Diseño, si tuviera que elegir entre to-dos los verbos, uno, el que me aproximara mejor a la noción de lo que diseñar es, elegiría el ver-bo actualizar. Nuestra hipótesis sería: “Diseño es la actualización de las soluciones a los proble-mas emergentes de la interacción del ser huma-no con el hábitat.” Esta acepción de lo que Dise-ño es, tiene sus bondades. En principio, es abier-ta a la discusión del significado de las distintas dimensiones involucradas en el Diseño: actuali-zación, solución, problema, ser humano, hábitat. Seguidamente, podemos decir que constituye un recurso metodológico a la hora de evaluar, tanto el posicionamiento de la disciplina en todo contexto social, económico , académico, cultural , ambiental, científico- tecnológico, etc. como el posicionamiento de un profesional frente a su in-tervención potencial. En tercer lugar, se abre a la eventual perspectiva del ciudadano común co-mo sujeto de derecho frente al Diseño y su pro-yección sociocultural.

Permite que nos abramos apropiadamente a la consideración de todo cuanto es inherente alDi-seño desde los distintos tipos de abordaje teóri-co que hemos postulado: ontológico, metodológi-co ,deontológico e histórico o de campo. Pero entonces, comencemos a procesar estas ideas

para poder valorar con más claridad lo que esta-mos afirmando.

El diccionario de la real academia, nos dice que actualizar es: “hacer actual algo, darle actuali-dad; poner al día; poner en acto; realizar; hacer que los elementos lingü.sticos abstractos o vir-tuales se conviertan en concretos e individuales, constituyendo mensajes inteligibles”.Pero, ¿Cuá-les son los aportes de este concepto de actuali-dad, a la hora de dar claridad sobre las cuestio-nes del Diseño?

Podemos verlo a partir de la información que ob-tenemos de la propia noción de actualización.

El designio del Diseño

Detengámonos un momento en este aspecto de la definición de actualizar, referida a hacer que elementos lingü.sticos, se conviertan en concre-tos e individuales. Está ampliamente difundido elorigen de la palabra Diseño en disegno, en ita-liano (es sin duda la noción más difundida): dibu-jo, haciendo clara referencia a la acepción de Diseño relacionada con dar forma; atender a ladi-mensión formal de aquel producto, que da solu-ción a un problema del ser humano emergente de su habitar. Aquí nos interesa anotar, referente a este aspecto de la definición del diccionario que se refiere a los elementos lingü.sticos, el he-cho de que la palabra Diseño, también se rela-ciona con la palabra designio, que significa dar nombre, dar significado. No está demás hacer referencia dar nombre es un acto primordial en la creación, fundamentalmente para nuestra cul-tura judeo-cristiana, en la que un Dios crea lo que nombra. “ ...Y dijo Dios: haya luz. Y hubo luz...”1, y fundamentalmente cuando nos referi-mos a una disciplina signada popularmente por

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una condición creadora del ser humano a seme-janza de aquel, su Dios creador.

Ese dar nombre, está fuertemente asociado a dar destino, a determinar. En este sentido, si bien son diversas las posibilidades de especula-ción, nos interesa anotar que el designio o la de-terminación no recae exclusivamente en el obje-to creado, sino en su contexto, en el todo del que éste finalmente forma parte. Un todo que el usuario, el hábitat, el universo de todos los obje-tos conforma. Así, a una acción como la de dise-ñar, a la que podría restarse trascendencia en la consideración social, aparece en contrapartida, capaz de un alcance inusitado, asociado a una suerte de efecto mariposa, al no incidir sobre un partícula aislada, sino en un complejo sistema, cuya representación sigue constituyendo un de-safío para el ser humano.

En la designación, como dimensión inherente al Diseño, subyace el proceso de concienciación, de cognición del alcance o impacto en el mundo de lo diseñado y por ende del proceso mismo de diseñar. Dar nombre a cada parte específica del proceso o del producto, es fundamental para la elaboración teórica, pues asociado a dar nom-bre está el reconocimiento y el entendimiento de toda cuestión que le sea inherente.

Decimos que, en el concepto de diseño, prevale-cen las acciones de dar nombre, dar significado y/o dar destino, sobre la de dar materialidad. Aquellos son actos anteriores y constituyen el es mismo del diseño. Como ya se sospechaba y anunciaba, la esencia del diseño no subyace en la materialidad del objeto. Más aún, paradójica-mente, en relación con aquella dominante per-cepción objetualista del Diseño, la desmateriali-zación de éste, parecería estar más en su natura-

leza. El objeto del diseño en el sentido de su te-los, está representado en la intersección entre las soluciones necesarias, el potencial de la ma-teria y la tecnología, y lo éticamente viable. Lo esencial, lo que hace real al diseño es la refle-xión teórica, y por ello lo reconocemos como una teoría práctica.

Actualización vs. Innovación

A fin de reafirmar nuestra elección a favor de la noción de actualizar, nos proponemos estable-cer alguna distinción con los conceptos de mo-da, incorporado ya al vocabulario de quien orbi-ta en torno al Diseño. Uno de los términos que ha entrado en intenso uso es innovación.

El paradigma de la innovación es uno de los es-tandartes que se despliegan a la hora de hacer foco sobre el tema del desarrollo. Este es el ver-bo elegido para ejercer su sinonimia en relación al cambio que nos es necesario. Es el paradig-ma que nos vende lo nuevo por bueno, antes de todo acto reflexivo. Tal es el poder del acto de dar nombre. Debemos convenir que innovar no es sinónimo de diseñar, sobre todo en el momen-to que cierta orfandad del diseño lo ha hecho susceptible de ser vehiculizado a través de este paradigma importado de la innovación, al plano de la acción del mundo industrial /empresarial. El influjo del concepto de innovación, ha tomado cuenta de la debilidad ontológica del diseño, cu-ya teoría no ha podido emanciparlo conceptual-mente de otros quehaceres adyacentes o subsi-diarios, ( creación, invención, innovación, comer-cialización, investigación, ideación, comunica-ción, estilización, estetización, significación, se-mantización, distinción). Por otra parte, el diseño ha demostrado que el tributo al pasado le es inherente. Hay muchos ejemplos históricos que

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dan cuenta de que el cambio debe asociarse a aquello que hay que cambiar, preservando, a la vez aquello que hay que preservar. Esto confiere al diseño un carácter distante de la idea de la in-novación, y dicho carácter se funda en el discer-nimiento entre ambas cosas: entre lo que debe mantenerse y lo que hay que transformar; entre lo que es objeto de conservación y lo que es ob-jeto de cambio; entre lo que sale de escena, per-manece o entra.

Por otro lado, está claro que la idea de actualiza-ción, no está asociada necesariamente a la in-vención, como bien lo decía Munari (2),no se tra-ta de volver a inventar la rueda, pues ciertamen-te, la rueda del carro romano no es para nada igual a la rueda de una Ferrari. Y es claro que el diseño tiene que ver con la diferencia entre am-bas. Una situación diferente, un contexto diferen-te requiere soluciones diferentes que a la vez se asocian a otra potencialidad de la materia y la tecnología y a otra percepción cultural de lo que está bien y lo que está mal.

Ahora bien, a esta altura, es claro que el referido proceso de actualización, no está ligado a la no-ción de progreso, fundamentalmente de progre-so tecnológico. No es una actualización asocia-da a los recursos científico-tecnológicos de que disponemos, sino más bien asociada a una con-cepción actualizada del problema a solucionar y las consecuencias socioculturales y ambientales de la solución.

Es decir, esa actualización, ha dado lugar históri-camente a soluciones en las que dado el caso prevaleció la idea de cósmesis o styling, aten-diendo básicamente la dimensión formal del pro-ducto,en otro se centró en la función; luego,

eventualmente, en el mensaje; en su colocación en el

mercado o bien en el impacto ambiental asocia-do a su producción; como

también llega hoy a ser susceptible de atención, la responsabilidad social asociada al proceso. En la noción de actualización, está implícito el hecho de poner en acto, esto es que la propues-ta del diseño encarna en el universo de las accio-nes. Se realiza; se hace real. Ciertamente, la no-ción de Diseño, en clave temporal, parece más bien asociada a futuro. Nótese que las ideas tan-to de prospectiva como de tendencia, las que le son inherentes, dan cuenta de esta afirmación..

Parecería que en el proceso de Diseño se en-cuentran el pasado y el futuro. Se produce decai-miento o la decadencia de una solución que sa-le al encuentro de la solución futura; el futuro se hace presente; se materializa; se actualiza. Esto es el Diseño, actualización de soluciones ya da-das a problemas, viejos o nuevos. Pero no cual-quier problema, sino, como decíamos, aquellos emergentes de la interacción del ser humano con el hábitat.

Problema y Designema.

Los problemas pueden ser viejos o nuevos, pero no cualquiera. Como decíamos, son aquellos pro-blemas, emergentes de la interacción del ser hu-mano con el hábitat. Entonces, el camino de la reflexión teórica sobre el diseño nos demanda indagar sobre el problema, para la comprensión de lo esencial de la disciplina, es decir la com-prensión de su objeto.

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Nos hemos permitido acuñar este término abs-tracto, designema, como la mínima unidad sus-ceptible de ser diseñada, aceptando esta no-ción a los simples efectos de desarrollar nuestra reflexión. En una acepción del diseño asociada fuertemente al cambio formal, (disegno,) podría tratarse de la mínimaunidad susceptible de admi-tir un cambio de forma. Pero es claro, que la me-ra condición de cambio

de forma no es suficiente para que podamos ha-blar de Diseño, si no conlleva un cambio en otras dimensiones. Esta idea nos lleva a conce-bir una unidad mínima de lo diseñable absurda, si no incorporamos a ella en forma asociada el concepto de función. En tal sentido deberíamos complementar nuestra definición con la dimen-sión del designio en la que concebiríamos aquel-la unidad mínima como la mínima susceptible de designio o de recibir atribución de destino, de uso determinado. En tal destino, para facilitar nuestra tarea, se incluyen las dimensiones que trascienden la funcionalidad, o sea que más bien incluiría todo impacto asociado al acto de diseñar. El concepto de diseño incluiría a la ma-sa crítica de información susceptible de ser real-mente considerada para la obtención de una so-lución en forma sistémica o sea para dar lugar a la transformación. Más certeza nos daría, incluir las posibilidades materiales asociadas al poten-cial de la materia y la tecnología como ya men-cionáramos.

Como complemente a esta hipótesis, surge el otro abordaje posible, y que está dado a partir de la solución que el diseño ofrece, y esto sería en atención a la mínima situación problemática solucionable. Esta mínima situación problemáti-ca solucionable tiene sus requerimientos a la vez, debe ser perceptible, reconocible y enuncia-

ble. Debe ser designable. Si puedo definir el pro-blema, estaré en condiciones de definir su solu-ción.

Esto conduce nuestra reflexión, por un lado, al hecho de que la ventana a través e la cual el di-seño se proyecta a la realidad, es el problema, partiendo todo el proceso de diseño de la defini-ción de este último.

El problema como tal, deriva entonces del con-curso de distintas dimensiones: formal, funcio-nal, tecnológica, comunicacional, económica, ambiental, social, etc. y es en torno a la discu-sión de éste, que gravitaría la cuestión teórica del diseño. Una cuestión relevante en el queha-cer epistemológico relativo al Diseño, pasa a ser entonces el origen del problema, es decir, quién lo postula, quien lo reconoce , quien lo enuncia. Para algunos autores, y no son pocos, la reali-dad observable o bien aprehensible por parte del Diseño, es la que emerge de la relación con el cliente. Uno de las cuestiones fundamentales en la disciplina que muchos no terminan de en-tender es la diferencia entre cliente y usuario. En la pregunta epistemológica por el objeto del dise-ño, es más apropiado incluir la expresión del usuario que la del cliente. Hay algo que en este sentido es claro y es que lo esencial del cliente, es que es alguien a quien se le vende. La necesi-dad de vender la solución es una interferencia en el problema. El que una solución sea vendi-ble no la hace buena. Pero esta soluciones ética-mente viable cuando el criterio es de usabilidad.

Es claro que una teoría formulada desde esta perspectiva no es capitalizable por parte de to-dos los discursos que se han esgrimido en nom-bre del diseño, no a todos les sirve. Pero si le sir-ve al diseño como disciplina, porque permite po-

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ner el centro no en el profesional que vende su servicio, sino en el ciudadano que puede usu-fructuar los logros del diseño, cuyo desarrollo subsidia en su condición contribuyente.

En conclusión, el problema sobre el que el Dise-ño se centra, no es un problema cualquiera y su especificidad está dada por el hecho de que emerge de la interacción entre el ser humano y su hábitat. Si no existen estos dos elementos en interacción , el problema no es inherente al Dise-ño.

Teoría del Diseño y práctica profesional

Entonces la naturaleza del objeto del diseño es la solución a un problema de este tipo y la ac-ción comprometida es como decíamos, la actuali-zación. Al abordar la práctica profesional, esta noción de actualización, es de suma utilidad, da-do que nos induce a la reflexión acerca de qué cosa es la que queremos actualizar, o dicho de otra forma cómo se entiende nuestro problema, actualizado.

La esencialidad práctica del diseño, como recur-so teórico, subyace en esta noción de actualiza-ción, más que en los conceptos de innovación, invención o creación. Otro alcance de este signi-ficado en el proceso reflexivo, es que tal vez, emerge de este proceso, la posibilidad de que el Diseñar propiamente dicho, signifique sacrifi-car algo del éxito comercial del producto, para la preservación del medio ambiente y los recur-sos naturales, o para hacer posible la preserva-ción de valores socioculturales que nos pertene-cen e interesan.

Esta noción es fundamental para reconocer na-da más y nada menos que la especificidad disci-plinar del diseño, abriendo camino en las expec-

tativas epistemológicas que hoy continúan gravi-tando en la actividad académica, en tanto no de-cretemos la clausura de la discusión ontológica del diseño.

Porque es después de definido el ser del diseño, que se hace posible definir sus otras dimensio-nes.

La dimensión ética, en el sentido de ponderar las bondades de una propuesta La metodológi-ca, en tanto el profesional debe pensar cómo ha-cer, para hacer real su solución, su proyecto, siendo fiel a los principios básicos que aceptó. Y la histórica, que le demanda nada más y nada menos, que hacer real su proyecto responsable-mente; hacer que este habite la realidad social, de la manera que lo proyectó. Una práctica del Diseño exenta de reflexión teórica, es más, sin el desarrollo teórico adecuado en el seno de la co-munidad profesional, resulta ser una práctica riesgosa. Todo esto configura parte del paradig-ma dominante de una comunidad profesional, que por lo pronto no siente claramente la necesi-dad de una radicación Universitaria o académi-ca, sino que más bien hace culto de una forma de llegar al diseño a través de el dominio de una suerte de arte y la posesión de virtudes innatas, a través de narrativas propias del quehacer artís-tico. El diseño como disciplina, así como la tarea de diseñar en sí, son de gran importancia para la sociedad humana, muy a pesar de que mu-chos procuran eximir esta actividad de responsa-bilidad afirmando “que no es una disciplina re-dentora” o que “no es cierto que este dado a so-lucionar todos los problemas o salvar al mundo”.

La actualización, entonces, debe comenzar por la noción de diseño en sí. Tomando el concepto de Gianni Vattimo, a propósito de el poder de

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construir la noción de habitar que las artes tie-nen, (como lo afirma el autor:”El arte construye la noción del habitar; la arquitectura sería el arte epónimo, en tanto construye el espacio físico que habitamos), (3) y a partir de la arquitectura, haciendo este concepto extenso a todas las dis-ciplinas proyectuales, en tanto están estas com-prometidas con el hábitat y el habitar, no es posi-ble eludir la carga de responsabilidad social que le es inherente.

Porque si hay una cosa que observar acerca del Diseño, es que, como dijera Gillo Dorfles (4), a través de las grandes series, al diseñar, se multi-plican por miles los errores. Tal como cuando una mentira es dicha mil veces, y termina trans-formándose en “verdad”.

(1) Génesis 1:3

(2) Munari, Bruno. ¿Cómo nacen los objetos? Apuntes par,a una metodología proyectual, GG, Barcelona, 1983

(3) Váttimo Gianni, c.p. Buenos Aires, 1996

(4) Dorfles, Gillo. “El diseño industrial y su estéti-ca”, Labor, Barcelona, 1968.

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