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  El Peine del Viento: interpretando a Chillida Iñaki Uriarte Arquitecto Bilbao, 31 de agosto de 2007

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El Peine del Viento: interpretando a Chillida

Iñaki Uriarte

Arquitecto

Bilbao, 31 de agosto de 2007

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El Peine del Viento: interpretando a Chillida

El 3 de septiembre de 1977, ahora hace 30 años, en Donostia “  fue inaugurado por el mar y el viento” uno de los

lugares más bellos del mundo:   El Peine del Viento. Magistral reflexión del gran escultor vasco Eduardo ChillidaJuantegui (1924-2002).

Un sueño que apelando a un sitio, a lo largo de un tiempo, recurre a la naturaleza e interviene con la materia, paraconfigurar un espacio creando un lugar. A través de citas, entrecomilladas, de Chillida se articula este relato a modode homenaje.

¿Qué hay detrás de la mar y de mi mirarla? ¿Qué hay detrás de la mar y de mi oírla? 

El sitio. En el extremo occidental de la bahía de Donostia, al pie del monte Igeldo, existía un rincón residual, conocidocomo “la alcantarilla”, donde vertía una conducción de desagüe protegida por un muro de costa. Eduardo, desde niño

acudía a este límite de su ciudad y soñaba, lo recuerda con cariño, cuando dice, ”Me enamoré de este lugar mucho

antes de saber que iba a hacer algo en él…antes de ser escultor…podría tener 14 años pensando de dónde vendrían

las olas”. Unas olas que se desvanecían ingrávidas ante las rocas de una forma rotunda pero amable, tolerable; no eracomo en el Paseo Nuevo donde el embate era feroz, furioso y frontal. Y meditaba,” El mar tiene que entrar en San

Sebastián ya peinado.”

“Al alba conocí la obra. Puede ser de mil maneras, pero sólo de una.”

Un tiempo. La metáfora necesitó un intervalo para tomar forma en un tiempo largo, un adagio compositivo. Surgenevocaciones: mar y olas, horizonte y aire, piedra y acero, próximo y remoto. Chillida intuye su capacidad figurativa yespacial. Empieza en 1952 a dar expresión a aquel sueño con una escultura en hierro, a modo de puerta, a la que llama  Peine del Viento I . Prosigue en 1959 con   Peine del Viento II, y así sucesivamente, cambiando de planteamiento,

alterando su expresión, la estructura orgánica y formal de la obra, su materidad, vacío o pleno, dureza o dulzura,estaticidad o dinamicidad y continúa haciéndose preguntas hasta llegar a crear 17 piezas todas en acero especialmentetratado. Es una prolongada trayectoria conceptual que tiene diversos episodios memorables constituyendo unaautobiografía artística.

“Moderno como las olas / antiguo como la mar / siempre nunca diferente/ pero nunca siempre igual.” 

Su interrogación ha encontrado respuesta, que no resolución: una escultura única, solitaria y solidaria abrazada a unaroca exenta. Pero poco después la descarta por su sentido de gigantismo a pesar de que la obra, de tamaño apreciable,tiene un planteamiento razonadamente humilde. Reflexiona y renuncia: “  Es absurdo tratar de competir en  grandiosidad con el mar, el viento y las rocas”. La monumentalidad, la aporta el entorno, que una vez más, es

consustancial al elemento a singularizar. Las preguntas se presentan de nuevo y alcanzará una atrevida decisión ya

inapelable: una trilogía. Variadas razones aconsejan la triplicidad.

“¿Qué clase de espacio hace posibles los límites en el mundo del espíritu?” 

El espacio. Tres esculturas de similar forma, contorsionadas y entrelazadas, y tamaño crearán el espacio exterior. Laescena. La geología del lugar genera un primer plano dónde la escultura de la izquierda, la vinculada al monte, sesuspende de su estrato en evidente relación en la misma capa estratigráfica con la pieza de la derecha, asimismosuspendida, pero aislada. Ambas rocas pertenecen a un mismo pasado común y consecuentemente los hierros sevinculan en horizontal. Sobre otra roca más alejada, la tercera escultura, en evocación del infinito surge verticalreclamando con su posición definir el espacio y creando una profundidad en la visión. Esta trinidad por su posición y

relación en una impresionante situación de desafío y equilibrio, establecen un diálogo de armonía formalconstituyendo un homenaje a la gravedad. La intencionalidad creativa de Chillida poseída de una profunda

convicción, exigía una obra arraigada, con raíces, no un mero decoro urbano.

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¿No es lo único estable, la persistencia de la inestabilidad? 

Triple concierto. Naturaleza, arquitectura y escultura surgen y se complementan en este proyecto. El paraje y sumorfología, la aproximación y modo de visión de las esculturas requerían un profundo estudio que no alterase el“aroma” del proceso, el sentido de lo íntimo, lo recóndito.  El gran arquitecto vasco Luis Peña Ganchegui (Oñati1926), habitual colaborador de Chillida, concibe su forma y expresión física, el espacio interior, el anfiteatro. Es

  preciso un orden secuencial, un proceso de llegada que conduzca a un lugar emocional. Con enorme delicadezaconsciente de su emplazamiento en un límite de la ciudad, del contacto de lo natural, un potente acantilado, con lo

artificial, proyecta arquitecturizando el sitio, difuminándolo en el contexto con un predominio absoluto de lohorizontal. Quizá como respeto a la verticalidad oblicua de los estratos, aludiendo al remoto encuentro entre el cielo yla mar.

Al final de la playa de Ondarreta, abandonada la calzada y acera de acceso, se inicia una antesala o atrio a lo largo deun sendero perimetral a la mar, entre un bajo y ancho pero rotundo muro de delimitación y unas gradas. Creando

  planos aterrazados en diferentes niveles articuladas con angulaciones diversas que se entregan, atenuadamentemediante una franja perimetral de cantos rodados, en los pliegues tectónicos de la ladera, aportando una granorganicidad dentro de la serenidad minimalista del recinto. Una geometría con significado, que en una intencionadallegada quebrada,  a la izquierda, desplaza y aplaza la escena hasta situarse en la plaza que queda recogida,aparentemente rehundida. Es el anfiteatro contemplativo, un espacio meditativo a modo de templo. 

La disposición de los adoquines del pavimento en cuatro orientaciones creando un lauburu ortogonal es una muestra

de extrema sensibilidad matérica. En un tramo, junto al vértice, a modo de significado antropológico en unas piedrassobresalientes tratadas, harri eta herri, una interpretación tal vez de las lurrak , surgen siete orificios. Como un recurso

 poético del colector, que recogiendo el embate del oleaje crea un espectacular surtidor a modo de resaca sonora, elrumor de la marea. Toda la obra se realiza en granito rosa de Porriño, una tonalidad rojiza que ya tenían los muros deLa Concha de piedra de Bera. El conjunto, por su severidad y sobriedad, aparece como una configuración natural preexistente, intermedia ente el monte y la mar. El espacio crea el intervalo: tiempo de mirar, de ver y al final de

 percibir. Un diálogo eterno con el infinito a través de la mar. El Peine del Viento tiene una liturgia de sencillez y percepción repentina como un Arantzazu marítimo.

La ingeniería contribuye en la fase final decisiva. La envergadura de las esculturas, 215x177x185 centímetros enacero reco, similar al corten, formulación patentada por la fundición Patricio Echevarria de Legazpi y preparada por 

sus trabajadores, el peso 11 toneladas, el modo de anclarlas en las rocas sin quebrarlas, su manejo y transporte por uncarretón sobre un puente de vías entre rocas y oleaje fueron resueltas con maestría por el notable ingeniero donostiarraJosé María Elosegui Amundarain. Ambos participaron desinteresadamente con enorme afecto, interés y eficacia.

“Lo único que yo hice fue descubrirlo” 

Un lugar. Llegó el 3 de septiembre, cuándo se colocó la última escultura y desde entonces, allí y para siempre se creó

un lugar. Aquel día, la ola que desde el infinito venía con el viento, se despedía, arrebataba la obra a Chillida y ladonaba a la ciudad con un título para la eternidad:  El Peine del Viento. Su pensamiento hecho realidad surge como laapoteosis de aquel temprano propósito, ”lo profundo es el aire”. Es la síntesis de unas bellas ideas primarias abstractasexpresadas de forma rotundamente concreta. Supone la metamorfosis del concepto del espacio, a través del tiempo, enun lugar. Un elogio de la alegoría

¿De qué tiempo es este lugar? Se muestra un intercambio matérico y textural, produciendo en la fusión de lo natural ylo artificial, el metal salado, la roca oxidada, una apariencia de eternidad, de prehistoria artificiosa, de edad del hierrocontemporánea. ” No se debe olvidar que el futuro y el pasado son contemporáneos.”

El espacio austero pero repleto de simbolismo, provoca un estado emocional que atrapa, como una ola, al observador en un lugar donde se interroga el sentido de sus significados y percibe la sensorial tonalidad de una composición

definida por una partitura esculpida en hierro con el octograma: “tiempo / ritmo / pausa / silencio / medida / acorde / intervalo / reposo.”

El Peine del Viento, tiene una dimensión atemporal. Emplaza al futuro desde un presente que toma forma de pasado.Un compromiso con la eternidad. Es el lugar más representativo y reconocido, una sublime referencia simbólica deDonostia en el mundo. Una obra suprema del genio humano, gracias Chillida por haber soñado, gracias Peña por 

haber proyectado este monumental legado espacial y espiritual, que algún día será Patrimonio de la Humanidad.* * *