El periódico ecuatoriano HOY quiere que sepamos cuánto desprecia a la gente del Ecuador

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El periódico ecuatoriano Hoy quiere que sepamos cuánto desprecia a la gente del Ecuador Publicado por tripamishki el 3 de abril de 2014 Por William K. Black Uno de los muchos placeres que la vida ofrece es ver cómo tus críticos prueban tu posición. Pude ver esta dinámica de primera mano en Ecuador cuando me entrevistó Roberto Aguilar, el “Editor de Contenido” del periódico Hoy . La columna de Aguilar, que deja traslucir su hostilidad y desdén, de manera no intencional prueba la tesis de mi presentación. Esta primera entrega en respuesta a Aguilar cubrirá solo los puntos más importantes. La columna de Aguilar me confundió las primeras veces que la leí. Su columna es tan iracunda que me preguntaba qué cosa terrible dije que le causaba tanto dolor. En estas primeras lecturas me enfoqué demasiado en sus ataques ad hominem[1] sobre mi apariencia, mi incapacidad de hablar español, y mi estatus no elitista pues enseño en “Kansas” (“profesor de Kansas”). Aguilar no puede hablar inglés y no comprende el sistema de federalismo de los Estados Unidos o no escribiría que la Universidad de Missouri está en el estado de Kansas en vez de en el estado de Missouri. Aguilar emprendió un ataque conjunto contra mi persona y el gobierno del Ecuador. Él expresa que nadie del gobierno se molestó en asistir a mi presentación, porque soy un ‘cualquiera’ del interior de los Estados Unidos. Se supone que el lector deduzca que aún el gobierno del Ecuador se percató que escucharme no valía su tiempo.

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por William K. Black

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El periódico ecuatoriano Hoy quiere que sepamos cuánto desprecia a la gente del EcuadorPublicado por tripamishki el 3 de abril de 2014

Por William K. Black

Uno de los muchos placeres que la vida ofrece es ver cómo tus críticos prueban tu

posición. Pude ver esta dinámica de primera mano en Ecuador cuando me entrevistó

Roberto Aguilar, el “Editor de Contenido” del periódico Hoy. La columna de Aguilar, que

deja traslucir su hostilidad y desdén, de manera no intencional prueba la tesis de mi

presentación.

Esta primera entrega en respuesta a Aguilar cubrirá solo los puntos más importantes. La

columna de Aguilar me confundió las primeras veces que la leí. Su columna es tan

iracunda que me preguntaba qué cosa terrible dije que le causaba tanto dolor. En estas

primeras lecturas me enfoqué demasiado en sus ataques ad hominem[1]sobre mi

apariencia, mi incapacidad de hablar español, y mi estatus no elitista pues enseño en

“Kansas” (“profesor de Kansas”). Aguilar no puede hablar inglés y no comprende el

sistema de federalismo de los Estados Unidos o no escribiría que la Universidad de

Missouri está en el estado de Kansas en vez de en el estado de Missouri.

Aguilar emprendió un ataque conjunto contra mi persona y el gobierno del Ecuador. Él

expresa que nadie del gobierno se molestó en asistir a mi presentación, porque soy un

‘cualquiera’ del interior de los Estados Unidos. Se supone que el lector deduzca que aún

el gobierno del Ecuador se percató que escucharme no valía su tiempo.

“No han llegado las altas autoridades de la planificación o de la economía para escuchar

este mensaje; aquí no hay ministros ni funcionarios de la Secretaría de Educación o de la

Senplades….”

Senplades es la agencia de planificación del Ecuador y es una de las más importantes del

país. Excepto que nada de lo que (Aguilar) dijo es verdad. Dos altos funcionarios de

Senplades estuvieron presentes y yo hablé con ellos por largo rato antes de dar mi

presentación. Más o menos diez economistas o ingenieros de Senplades estuvieron

también presentes en la audiencia. A solicitud del gobierno del Ecuador me reuní

personalmente con el Ministro de Educación (Encargado) a cargo de educación post-

secundaria en sesiones de una hora. Durante mi viaje más reciente al Ecuador, también le

di una sesión informativa de una hora al personal de la agencia de competencia del

Ecuador. En viajes anteriores he ofrecido largas sesiones informativas a personal de alto

nivel del Banco Central del Ecuador, Senplades y la agencia de competencia del Ecuador

(he realizado presentaciones similares en Islandia).

No obstante, la cuarta vez que leí la columna de Aguilar me quedó clara la razón de su ira.

Él no está molesto conmigo. Él está de acuerdo con mi tesis central de que el Ecuador

vivenció un milagro económico, político y social en vez de los desastres que los analistas

conservadores de los Estados Unidos profetizaron en el 2006. De hecho, él califica mi

extensa discusión sobre los antecedentes de los milagros del Ecuador como “irrefutables”

(“Su punto de partida es irrebatible”). A pesar de mi mala apariencia, incapacidad de

hablar español y mi condición no elitista, mis datos y análisis son correctos de acuerdo con

Aguilar.

Aguilar escribe para enfatizar el desprecio del periódico Hoy por el pueblo del Ecuador

Soy solo un pequeño personaje en el cuento que Aguilar desea contar. La historia que

estaba tan desesperado por narrar era que sus compatriotas ecuatorianos que no son de

la élite le repugnan. La ira de Aguilar no tiene nada que ver conmigo o mi presentación.

La ira de Aguilar es contra la audiencia de estudiantes universitarios que escucharon mi

charla. Aguilar los desprecia porque no son estudiantes universitarios de élite. Su

desprecio hacia ellos es tan grande que una y otra vez añade insultos sarcásticos contra

ellos. Aguilar revela su desdén por los estudiantes y adultos que asistieron a mis

presentaciones. No son las élites del Ecuador, un defecto del cual nunca podrán

recuperarse.

“Este día, las 250 sillas del auditorio de la Flacso están reservadas para estudiantes

universitarios. ¿Alumnos de posgrado de la institución anfitriona? Tampoco. Los centros

educativos aquí representados no llegan a la categoría B y la mayoría de los presentes

son aspirantes a una licenciatura en Comunicación Social.”

Aguilar luego explica qué leen dichos estudiantes inferiores mientras esperan que empiece

mi charla. Ellos leen Ésika en vez del periódico Hoy.

“[N]inguno de ellos, ni una de las 250 personas sentadas en el auditorio pasa el tiempo

con un libro. ¿Qué llevan en sus mochilas y portafolios? Los únicos lectores de la sala se

entretienen con un ejemplar de Ésika, la revista de venta de maquillaje por catálogo, que

en esta edición ofrece tips para la selección y aplicación de lápices labiales.”

Lo que mayoritariamente hicieron los estudiantes mientras esperaban que comenzara mi

presentación fue lo que los estudiantes de post-grado hacen en los Estados Unidos –

hablaron con sus amigos. El desprecio de Aguilar por los estudiantes nos permite a todos

dilucidar qué quería él que estuviesen leyendo en vez de perder su tiempo hablando con

sus amigos. Los estudiantes debieron haber estado leyendo el ‘Manual del Perfecto Idiota

Latinoamericano’ de Álvaro Vargas Llosa y su artículo del 2007 titulado ‘El Regreso del

Idiota’. Yo escribí una columna sobre este desprecio ‘a-lo-Mitt-Romney’ hacia los

compatriotas por parte de la ultra derecha en América Latina. Aguilar corea la intolerancia y

aversión de Vargas Llosa por la gente de América Latina como si fueran las Sagradas

Escrituras. La justicia social es para los Papas argentinos, no para las páginas del

periódico Hoy. Aguilar luego extiende sus ataques sarcásticos contra los estudiantes.

“El Subsecretario Andrés Michelena presenta al orador: ‘En la China nos llaman el “Jaguar

Americano’[U5] - dice orgullosamente – en Colombia, un diario de derecha habló del

milagro ecuatoriano. Es importante que ustedes, como jóvenes, sepan apreciar las

acciones del gobierno’. “Todo lo cual debe sonar muy impresionante para los lectores de

Ésika”.

Aguilar incluso termina su artículo con un ataque a los estudiantes universitarios no

elitistas del Ecuador. Figurativamente, el menciona a la FLACSO como una isla de

conocimiento élite contaminada por estudiantes inferiores de universidades menos

prestigiosas. De la manera en que Aguilar cuenta la historia, FLACSO “arroja perlas a los

cerdos” – con el inevitable resultado.

“Ya abandonan los jóvenes el auditorio y en su camino a la salida pasan a pocos metros

de la librería de la Flacso, donde los clásicos y los contemporáneos de las ciencias

sociales tientan a los curiosos desde la vidriera. Ni los miran.”

La representación hecha por Aguilar sobre mi charla está diseñada para extender su

ataque contra la gente del Ecuador que no es de la élite. La historia de Aguilar es que este

profesor de los Estados Unidos vino de “Kansas” a hablar a otros ‘cualquieras’ de

“escuelas que no alcanzan la categoría B”. El profesor, por lo tanto, simplificó su charla a

un nivel “elemental” y la amenizó con humor físico (emulando las tácticas de Shakespeare

para entretener a rufianes). La audiencia no elitista era tan patética que sus miembros solo

se sentaron en sus asientos – “nadie… parece entender del todo [la presentación].”

“[Black presenta] en términos elementales y con bonachona sencillez, matizando su

discurso con guiños y referencias humorísticas de cultura general básica que nadie, a

juzgar por la impavidez del auditorio, parece comprender en lo más mínimo.”

Tristemente para Aguilar, hay un video de toda mi presentación, así como también las

diapositivas de PowerPoint.

No es una presentación “elemental”, es una presentación diseñada para una audiencia

universitaria no especializada. La descripción de Aguilar es imprecisa. Yo miraba a la

audiencia, ellos entendieron los chistes. Como se verá en el video, ellos rieron en los

momentos oportunos con la demora que uno esperaría que se dé con interpretación (casi)

simultánea. Sus caras no parecían perdidas y no estaban jugando juegos en sus teléfonos

en vez de atender. Aguilar debería alegrarse. Sus compatriotas, aún si no van a la

universidad o van a universidades que no sean de élite son mucho más inteligentes que lo

que él cree.

El milagro ecuatoriano es lo que causa esos arranques de ira entre sus críticos. El título

de mi presentación no era el “Milagro de Correa”. Mi título era el “Milagro de Ecuador” – un

milagro que fue posible principalmente por el pueblo del Ecuador en vez de los oligarcas.

Aproximadamente 500 compatriotas de Aguilar asistieron a mi presentación (había

inclusive una sala adicional habilitada). Él no hizo ni un solo comentario favorable sobre

ninguno de los asistentes. Él no citó a ninguno de los estudiantes. Él ni siquiera sugiere

que se haya molestado en entrevistar a ningún estudiante. En su narrativa no son gente.

Son simplemente estereotipos sexistas (‘amantes del lápiz labial’). ¿Así que uno de los

500 estudiantes estuvo leyendo Ésika? Bueno, por lo tanto el periódico Hoy concluye que

todos ellos no son merecedores de respeto. En la historia de Aguilar los humanos

desaparecen. Son reemplazados por una uniformidad sin rostro, una clase social tan

inherentemente inferior a Aguilar que sus visiones no merecen presentarse ni discutirse.

Hoy reduce a los estudiantes universitarios ecuatorianos que no son de élite a un estatus

de no ser (considerados) personas ni entidades en su propio país.

Aguilar prueba mi punto

El desprecio de Aguilar por los ciudadanos del Ecuador prueba el punto central que

presenté en FLACSO sobre el milagro ecuatoriano. Según expliqué a la audiencia al

principio de mi charla, los recuerdos tienden a ser plásticos (se doblan para calzar lo que

quisiéramos que fuera cierto). Investigué lo que los eruditos conservadores de los Estados

Unidos y el Reino Unido escribían sobre América Latina y Ecuador antes de que el

Presidente Rafael Correa fuese electo en el 2006 y tomase posesión en el 2007. Después

de mi saludo, inicié mi presentación sustancial (diapositivas 2-6) citando ampliamente lo

que un representativo erudito conservador de los Estados Unidos, Thomas C. Bruneau,

escribía en 2006 antes de las elecciones presidenciales en el Ecuador. Lo escogí porque

en su artículo relataba que visitó la FLACSO para consultar con sus profesores para la

preparación del mismo. La conclusión de Bruneau se puede resumir brevemente: Ecuador

está irremediablemente fregado [U6] y probablemente lo seguirá estando. Su lógica es

más detallada. El meollo de mi presentación era explicar en detalle a la audiencia de la

FLACSO las doce razones principales para su conclusión. En vista de la crítica de Aguilar,

vale la pena enfatizar que la tercera razón citada por Bruneau en apoyo a su tesis era que

el Ecuador era una víctima clásica de la “maldición del petróleo” en vez de un beneficiario.

Pero la médula de las doce razones de Bruneau (números 7, 10, 11, y 12) era su

conclusión de que las élites financieras, políticas y militares del Ecuador eran el problema

central. “Al observar el comportamiento de la élite y hablar con ellos, me queda claro que

ellos no han acogido la democracia…” Ellos no han acogido la democracia porque no han

acogido a sus compatriotas. En cambio, los han visto como seres inferiores, no aptos para

un gobierno democrático. Bruneau describe al Ecuador en términos capitalistas clásicos

en los cuales las élites de negocios y militares crean un caos político, social y económico

porque sus energías están dedicadas a competir con élites rivales para ver quién puede

utilizar mejor al gobierno a fin de absorber para sus arcas la riqueza limitada de una nación

pobre.

Sin intención, Aguilar proporcionó la mejor prueba de la tesis de Bruneau. Éste último era

un conservador que escribía en un diario militar estadounidense extremadamente

conservador. Sus conclusiones sobre los oligarcas del Ecuador no se originaban de una

antipatía ideológica. No obstante, es claro que el desprecio que las élites del Ecuador

mostraban hacia el pueblo ecuatoriano “repugnaban” a Bruneau, así como también a la

mayoría de ciudadanos ecuatorianos. La columna de Aguilar se deleita en expresar ese

mismo desprecio y representa una negación continua de las élites a “acoger la

democracia”. En cambio, el periódico Hoy celebra los privilegios y la forma más crasa de

Darwinismo social y sexismo. Aguilar y el periódico Hoy desean que sepamos que quienes

no son parte de la élite en el Ecuador son tan irremediablemente inferiores que no son

aptos para participar en la democracia.

Bruneau concluye que el desprecio de las élites por sus compatriotas, la rapacidad de la

élite para saquear al país, y los consiguientes fallos de gobierno y democracia provocaron

que los ciudadanos comunes del Ecuador mostraran su “total asco” (diapositiva 4) hacia

las élites y “votaran con sus pies”[2] (boicotear) al emigrar del Ecuador en cifras récord

(diapositiva 3). El milagro del Ecuador fue que en esas circunstancias, cuando los eruditos

conservadores predecían un desastre en el 2006 – y esto fue antes que el principal socio

comercial del Ecuador se hundiese en una Gran Recesión en el 2008 – el Ecuador en

cambio alcanzó una estabilidad política y un gobierno que trabaja en representación de la

Nación en vez de enriquecerse a costa del país. Ecuador, en vez de estar arruinado,

alcanzó el trío del desarrollo: reducción drástica de pobreza, desempleo y desigualdad.

Tanto en las urnas y “con sus acciones”, los ciudadanos del Ecuador votaron para apoyar

las reformas que hicieron posible el milagro político, social y económico del país. La

migración se revirtió a un flujo de ingreso. Mi punto principal era lo orgullosos que

deberían estar los ecuatorianos del trabajo arduo y las decisiones inteligentes que ellos

tomaron y que son las que construyeron este milagro.

Aguilar demuestra los puntos de Bruneau sobre la naturaleza venenosa de demasiados

miembros de las élites ecuatorianas. Aguilar y el periódico Hoy también demuestran que

él piensa que los lectores de élite siguen compartiendo su desprecio por el pueblo del

Ecuador y por la democracia, y que disfrutarán leyendo la diatriba de Aguilar atacándolos

como campesinos que usan lápiz labial. Aguilar se acoge a un dicho famoso en los

Estados Unidos: “se le puede poner lápiz labial a un cerdo, pero sigue siendo un cerdo”

(tiene el mismo sentido que “la mona aunque se vista de seda, mona se queda”).

Obviamente, estos estudiantes universitarios que no son de la élite, estos lectores

de Ésika que usan lápiz labial, son tan inferiores que no son dignos de votar. Por

supuesto, eso significa que los estudiantes no universitarios son aún más inferiores y no

son dignos de votar. El Ecuador estaría mucho mejor si los oligarcas pudiesen gobernar el

país de nuevo, y devolverlo a un estado democrático estable, con altos índice de empleo,

bajo nivel de pobreza, y una desigualdad insignificante. Oh, un momento, eso no pasó

cuando las élites del Ecuador saquearon la nación – de hecho, lo opuesto fue cierto.

El infierno en vida de Aguilar: Vivir en el Ecuador durante sus milagros

Concluyamos con una nota de compasión para Aguilar y para el periódico Hoy. Piensen lo

miserable que es la vida de Aguilar. Se ha probado que todos sus dogmas son falsos. Ya

pasaron los tiempos en que los principales periódicos del Ecuador presentaban el

desprecio burlón de los oligarcas por el pueblo ecuatoriano como irremediablemente de

clase inferior (déclassé). Aguilar y el periódico Hoy ahora tienen que vivir en un país en el

que algunos periódicos los cuestionarán cuando publiquen sus diatribas intolerantes

desprestigiando al pueblo ecuatoriano - diatriba que disfrazan como historias nuevas. Sin

embargo, principalmente deberíamos sentir compasión por el triste destino de Aguilar. La

vida de Aguilar es un reflejo de las páginas de la obra teatral ‘No Exit’ (‘Sin Salida’). Él

está rodeado de millones de personas que no son de élite en el Ecuador – la gente que

hace de su vida un infierno aunque él viva en uno de los lugares más bellos del mundo.

Aguilar sabe que sus amadas élites con frecuencia han saqueado al país por más de un

siglo. La “pesadilla” constante de Aguilar ocurre cada mañana cuando se levanta y tiene

que ser testigo de cómo aquellos que son socialmente inferiores a él – los amates del

labial que desprecia – producen los milagros crecientes del Ecuador. Aguilar y el

periódico Hoy están dedicados al ayer – los malos viejos tiempos en el Ecuador en los

cuales la peor gente en el Ecuador celebraba el saqueo de la nación que los hizo ricos.

Según advirtió hace mucho tiempo el (profundamente conservador) proto-economista

francés Frederic Bastiat:

“Cuando el saqueo se vuelve una forma de vida para un grupo de hombres que viven

juntos en sociedad, en el transcurso del tiempo ellos crean para sí mismos un sistema

legal que lo autoriza y un código moral que lo glorifica”.

El “código moral” del periódico Hoy es tan inmoral que siente la necesidad de glorificar a

los saqueadores de la élite, mediante una publicación por parte de Aguilar manifestando su

evidente desprecio hacia la gente “ordinaria” del Ecuador, quienes fueron víctimas de

dichos saqueadores de élite.

Roberto Aguilar y sus sueños alpinos en el Diario Hoy

[1] “Un tipo de falacia (argumentar para convencer sin razonamientos) que consiste en dar

por sentada la falsedad de una afirmación tomando como argumento quién es el emisor de

ésta”. Ver:http://es.wikipedia.org/wiki/Argumento_ad_hominem

[2] “Votar con los pies” es un término que significa demostrar desaprobación saliendo de

un lugar.