EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar...

16
ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME HOMENAJE DE CARIÑO protagonista i del drama francés “Fidelidad de Mujer que se es- trena hoy sábado 20 est 'Eldorado? Este templo es de construcción modérai, Esté sitúalo frente aï Parque y en milagroso Cristo de Esquipula, ' él se venera la imagen del i-- * i V ? S>dif t ÍM Í fSâà SB mwWwÊÈ ÉK ÉÉlfe i 3 ê & a? i Ses n» j m Æ m ''-¡«inm %. . SéM s í r- i«< « • ' ■ . ■ Jr. Un la última'gira presidencial, una de las notas culmi nantes fué la entrada en Chame del Exmo. señor Presi « dente de la República, don Rodolfo Chiari en unión leí Cuerpo Diplomático. Se habían arreglado arcos triunfales, decorado el trayecto de entrada, y los habitantes todos esperaban al Jefe del Estado, que , demó - crata y sencillo, dejó su automóvil yx acompañado del señor Ministro de Cuba, doctor Vasseur y del médico doctor Rodríguez avanzó pueblo adelante. VISTA EXTERIOR DE LA IGLESIA DE Publicamos ía fotografía de la be- lla e inteligente señorita Julia Slanca Josefina Arjona Arias, qi-'en celebra mañana su cumjds- 7ñas, entre la alegría de sus pa- dres y el júbilo de sus numerosas amiguitas. Con tal motivo t será agasajada mañana con un almuer- zo en Las Sabanas, donde se verá rodeada de sus más caras amigas y condiscípulas. Regamos a sus plantas las rosas de nuestra sim- patía y la desamos todo género de felicidades. “ FIDELIDAD DE MUJER” CHOURRA MILENA /£PÂ G Î- ÍEJ n A S CTS ORO © BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Transcript of EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar...

Page 1: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100La Feria de

EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME

HOMENAJE DE CARIÑO

protagonista idel drama francés “F idelidad de M u je r” que se es­trena h o y sábado 20 est 'Eldorado?

Este templo es de construcción modérai, E sté sitúalo frente aï Parque y enmilagroso Cristo de Esquipula, '

él se venera la imagen del

i-- *

i

V? S>dif t

ÍM Í•

fSâàSB

m w W w ÊÈÉ K É É l f e

i

3 ê& •a? iS e s n» j

m Æ m ' ' - ¡ « i n m %.■ .

S é M s í r- i«<

« • •' ■. ■ Jr.

Un la ú ltim a 'g ira presidencia l, una de las no tas cu lm i nantes fu é la entrada en Chame d e l E x m o . señor P res i« den te de la R epúb lica , don R o d o lfo C hiari en unión le í Cuerpo D ip lom ático . S e habían arreglado arcos tr iun fa les, decorado e l tra yec to d e entrada, y lo s habitantes todos esperaban al J e fe d e l E stado , que , dem ó -

crata y sencillo , d e jó su au tom óvil yx acom pañado de l señor M in is tro de Cuba, doctor V asseur y del m édicod o c to r R o d ríg u ez avanzó pueblo adelante.

VISTA EXTERIOR DE LA IGLESIA DE

P ublicam os ía fo to g ra fía de la be­lla e in te lig en te señorita Julia

S lanca Josefina A rjona A rias, qi-'en celebra mañana su cum jds- 7ñas, en tre la alegría de sus pa­dres y el júb ilo de sus num erosas am i gu itas. Con tal m o tiv o t será agasajada mañana con un alm uer­zo en L as Sabanas, donde se verá rodeada de sus más caras amigas y condiscípulas. Regam os a sus plantas las rosas de nuestra sim ­patía y la desam os todo género de

fe licidades.

“ FIDELIDAD DE MUJER”CHOURRA MILENA

/ £ P Â G Î -

Í E J n A S

C T S

ORO

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 2: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

PAGINA- 2 * ‘G R A F I O 0 ” PAGINA 2

* Intransigente campaña periodística

Caramba !E n Colombia los periódicos con­

servadores son rp.ás quisquillosos e in trans igen tes que los nuéstros.

Dígalo, si no, la alharaca de “ Nuevo T iem po” de Bogotá, con m otivo del banquete que los m a­sones ofrec ie ron en BarranquMla a nues tro in te ligente amigo don Guillermo Andreve.

Ni en tiempos de la Inquisic ión en que todo m orta l tenía que m e­dirse con el mismo cartabón so pena' de ser ardido en esta vida y en la o tra también.

No se puede pedir más al espí­r i tu m onopolizador de un faná­tico . . .

Conste . . .S iem pre he huidode la masonería como d icen que el diablo huye de la cruz . . .

Las pruebas inquis itoriales a que son som etidos los catecúme-. nos y ' las imponentes ceremonias que se llevan a cabo en la semi- oscuridad de sus vastos salones, me ponen carne de gallina.

Soy católico . . . pero no de los encastillados que se creen invulnerables ni de los que se san­tiguan y se tapan las narices no bien v is lum bran la encogidita f igura de J e su rú n Lindo o la des­comunal de Guillermo Andreve, por el solo hecho de p o r ta r mandil, tener ppr insignia el compás y la escuadra y hacer uso de signos convencionales y m is ter iosos . . .' Se puede ser más conservador

que F ernando V I I y más beato que San P ed ro Claver y ser conse­cuente con las ideas y creencias que cada cual tenga a bien obser­var . . . .

Sobre todo, cuando es bien sa­bido que en la mencionada ins­t i tuc ión alternan, en absoluta ca­m aradería , polít icos de todos los partidos y creyentes de todas las relig iones sin distingos ridículos de castas ni de colores.

Más se consigue con la to le ran ­cia y el sereno razonamiento.

E l “Nuevo T iem po” no ha dado una voz de a ler ta sino un grito de corneja, ensordecedor y chaba­cano.

Quiso resp ira r muy fuer te y el resuello le Salió por la culata.

Su inoportuna e in transigen te campaña no ha sido bien v ista por ninguno de los elementos sociales y polít icos de Colombia .

E ra de esperarse.M edrados es tarían todos los go­

b iernos si tuv ieran qiíe escoger a sus rep resen tan tes de acuerdo con los princip ios de los países a que les tocara ir haciendo caso omiso de sus propios fundamentos polít icos !

Sería am oldarse , ' en un todo, a ‘las opiniones ajenas . . .

Y dejar de ser partido para con­ver t i rse en amalgama.

El pobre de don Guillermo, por su exaltación y su popularidad, está entre dos co rr ien tes opuestas.

E n tre Scila y Csribd is . . . . E n tre el pro y el contra.E n tre masones y godos . . . Los unes le defienden los o tros

le atacan.Cómo saldrá del a tolladero?E s lo que no se sabe.P ero se puede aven tu rar que­

en él dejará, cuando menos, gran parte de su excesiva gordura , irre­ductib le hasta hoy no sólo a todos les tra tam ien tos médicos y q u irú r ­gicos sino a los kalagos de “ El P ueb lo” , que es mucho resis tir .

P e ro es que el doctor José de la Cruz H erre ra , con todo y abo­gar por sus ideales y creencias, no ha llegado a em prender hosti l cam­paña ccvntra ninguno de los rep re ­sentantes de los demás países en nues tra república, así sean ellos liberales m oderados o reca lc i t ran ­tes radicales, p ro tes tan te s o ju ­díos, budistas o mahom etanos . . .

El, aunque un convencido de los de tue rca y tornillo , no procede a ton tas y a locas y se guía por la sensatez . . .

Que exige un poco de más p ru ­dencia y serenidad que las obser­vadas en el caso de don G uille r­mo Andreve por el periódico con­servador “ E l Nuevo T iem po”.

U n rep resen tan te es un rep resen­tan te . . . .

V iria to .

VIUDA AL SUELO— G—

De los mil raros tí tu los que los ¡periódicos suelen poner a las in­formaciones, es el que encabeza estas líneas, publicado en “La P re n sa ” de La Habana, para dar cuenta de la caída de una señora ; es el que más nos ha llamado la a tención en estos últimos días.

P ero quedamos al acecho, para superarlo , escribiendo el día que la ocasión nos depare la oportun i­dad, este o tro :

“ Soltero al agua.”

UNA LENGUA MUERTA-G—

H ace unos meses se comunicó a W ash ing ton la m uerte , en su res i­dencia de Taçoma, del profesor Carlos Arnel, quien tenía la - p re­tensión—al parecer ju s t i f icada— de hablar y escrib ir co r rec tam en­te en cincuenta y tres lenguas.

Qué espanto!Lo que daría , a la “sin hueso”

para estar prác tico en todas!Gracias que el prodigio fué un

hom bre . . ,Si llega a ser una m u je r . . .y

suegra, por añadidura!

COMPUESTO ARSENICALen inyección in travenosa es la única terapéutica racional, cuyos

resu ltados benéficos han sido plena­m en te com probados, en la T Ü B E R - C U L O S IS P U L M O N A R , B R O N ­Q U IT IS C R O N IC A y otros estados P R E -T U B E R C U L O S O S .

COMPUESTO FERRO-ARSENICALPA-en inyección in travenosa, es infalible en la M A L A R IA o

L U D IS M O C R O N IC O y en todas las anemias.THE SCIENTIFIC DRUG COMPANY Agentes exclu sivo s: O E S . S 0.LAK0 V BARRAZA.

Av. Central 41. Apdo. 424.

Que haya quien se haya ex t ra ­ñado de que los godo.3 colombia­nos le hayan querido fo rm ar “pe­reque” a Guillermo Andreve por j lo de la masonería , siendo así q ’ a Colombia se la tiene por un país atrasado, en tanto que a nadie le espanta que en los Estados U ni­dos, la nación más adelantada de la t ie rra , la más sabia, la más cul­ta y civilizada, según aseguran mis propios paisanitos los gringos, existan el K u Klux, la ley de M iste r lo so .

El Padre Melitón Martin

H e aquí al Padre M elitó n M artín , retratado a la puerta de la fam osa Ig lesia de C hitré, la que ha levantado haciendo toda clase de esfuerzos y contando con la cooperación de los h ijos de aquella ciudad. M elitó n M artín , español ( aragonés) es la represen tación geinuina de úna raza,

sim pática hasta en sus equivocaciones. ;

PARTICIPACION— G—

Panam á, M arzo 13 de 1925. Se/íor D irec to r de “ G ráfico '’,, P resen te .

Le estimaré^ se sirva tom ar nota en las columnas de su im portan ­te periódico, que en v ir tud de ha­berse separado el C orreg idor t i ­tular, señor don Carlos Guevara, haciendo uso del mes de descan­so de que tra ta el ar tículo 796 del Código A dm in is tra t ivo y en mi. ca rác te r de p r im er suplente, en esta fecha he tomado posesión le gal y entrado a e jerce r las funcio­nes de C orreg idor de Policía de los ' B a rr io s de San Felipe y C h o r r i ­llo m ien tras dure la ausencia del t i tu lar .

P erm ítam e aprovechar esta" o- portun idad parq expresarle que me será grato a tender cuantas* i n d i c a ­ciones u observaciones que Ud. estime conveniente hacerm e en pro de lá buena adm inistración de ju s ­ticia.

Agradeciéndole de antem ano la atención que me p res te sobre él p a r t icu la r y con la m anifestación de mi aprecio soy de Ud. atento y > . s.,

F ederico R . de Icaza E ., C orreg idor de San Felipe y Cho­

rril lo . Encargado.

VERBORREA AGUDA— g — :

E stam os en plena etapa de exu­berancia verbal- E l discurso, por malo que sea, es tan indispensable en toda ocasión como la galsa ‘P e ­r r in s” en la sopa-

H ay a quien puede darle un có­lico m iserere si no hace uso de la palabra- H asta en los bautizos re­suena la trom pe te r ía de los o rado­res.- E n el Congreso es ¡donde es ?nás tem ib le : allí los o radores se arreba tan la palabra, y sin escupir V sin resuello, las filípicas resill­an como la espada de Cario Mag-

ya muer-

no. p r iv a rse del discurso es tan grave como suprim ir el champán.

H ay fobia parlanchína :hasta tal grado que ni las bodas s,e eximen del epitalamio gu ita rre ro

Yo suplico en vida que to no me vayan a cruc ificar con el verbo detonante.

Los fuegos ar t i f ic ia les que se hacen con la palabra m arean has­ta a los m uertos y su p ro tes ta bien puede se r la de adop tar m ayor r i ­gidez. F a l ta inventar el s ilen­ciador de los c h a ch a re ro s .

E l A tre v id o G arzón•

Lynch y haya ocurrido rec ien te­mente el caso de cierta condesa britán ica a quien las autoridades de inm igración de Ellis Island le quisieron impedir el desem bar­que porque para provocar una cau­sal de divorcio, se “ salió” con su amante . . .como si las damasde la ar is tocrac ia yanki no so lie­ran cambiar de marido como de camisa . . . .

L a patria es digna de especial am or ; no debem os serv ir a un amo ex tran jero .— L o s Vedas.

ALBERTO ORIOL—PELUQUERO—

o

Especiajisía eo cortes de cabellos para unjas, señoritas y, señora^, en los estilos siguientes: Baby,Peggy, Rodo!* Ip Valentino,; Gloria Swanson, Shingle Boh, Horizontal Clubbed Bob, Príncipe. Alberto y otros modelos ' sr { para lp26.Garantes p u l c r i t u d y a h a j e a n c e de iodes

—Barbería Julio Ramos—Calle 14 O este, N o . 65. F ren te a la B o tica Santa Ana.

/

; - + * .*> y ¡¡.I -© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 3: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

PAGINA 3 “G R A F I C O ’

EFICIENTE LABOR DE LA CRUZ ROJA

E s te n iño vino a la C ruz R o ja en un estado lam entable a pesar de los cuidados y desvelos de su m adre, quien estaba desesperada al ve r la condieión del niño. La prim era fo to g ra fía fu é tomada después de 4 semanas de tra tam ien to , cuando ya el niño había ganado 15 onzas. A s í y todo el con traste entre esta prim era fo to g ra fía y la ter:era, a la derecha de la página, es ,no tab le .

* PAGINA 3“CHIVATERIA” YANQUI

— G—Las señoras de los Estados U n i­

dos, ante los repetidos asaltos de los ladrones, están siguiendo la prac tica de depositar en las cajas fuer tes de los Bancos sus magní­ficas joyas—nos referim os a las que las t ienen m agníf icas—y usar ■unas simples imitaciones de sus prendas, con las que concurren a fiestas y saraos.

Ved de qué sencillo modo, cual­quier dama puede ‘epa tar’ a sus am istades :

\ este broche de brillantes tan so b e rb io ? . . .

Es fa lso ; la joya auténtica, igual exactamente a ésta, se la com pré a los bolcheviques y ellos me la t ienen guardada con las de­más prendas que per tenec ieron al Zar de Rusia.

EN LA PELUQUERIA— G—

— El señor desea lavarse o p re­f iere que le pase la esponja?

— No, “pulverícem e”.

Los m iem bros frívolos de la no­bleza b r i tán ica tienen un nuevo a- podo para el orgulloso Duque de N othum berland, dueño del Castillo de Alnwich, que es el lugar de la residencia familiar. E llos le han puesto el apodo a esta form idable fo r ta leza medioeval el “ Castillo del Coem e” . Algunas veces se le nom bra como “ Crisme C o m é is” y todo est oporque el Duque ha instalado en el antiguo e im ponen­te edificio un sis tem a por el cual los a l im entos están siem pre lis ­to s a se rv ir y calientes al gusto del invitado.

Los caprichos, an to jos y es­t ruendos del ca rác ter del Duque han sido siem pre un enigma para el público en general, quien no ha podido darse cuenta de lo que pa­sa detrás de las cortinas que lo privan de m ira r y cu r iosear . Lo mismo en su estado aparente , se­gún c ier tas tradiciones, olvidadas por sus pares, como en el tum ulto rad ical de la existencia moderna, él ha tenido muchas so rpresas .

A lguien de los suyos siempre ha manifestado que sus tendencias a sorpresas fueron heredadas, q ’ su am or de lo inusitado, lo m is­mo cuando tomaba la fo rm a de adherencia a usada norma, era herencia de su padre, que era un viejo leonino que peleó contra el ade lan to de los autom óviles como si hubiesen sido trasm isores de la peste o invasión de gusanos, y cuyos b igotes y barba de estilo puntano eran como piezas de m os­co.

Verdad, su hijo, que llegó a ser el ac tavo Duque de N o rth u m b er­land en el año 1318, era de o tra generación que la de su padre, y sus lenguajes y hechos eran com­ple tam ente d iferen tes al au to r de su vida. Sin embargo, . cuando la no tic ia llegó que el Castil lo de Alwick, casa solariega de los P ercys, los más grandes nobles ingleses, se le ha arreg lado ta l co­mo son los departam entos am e­ricanos, con canastos de alambre, llenos de viandas humeantes, a t r a ­vesando las galerías de palacio para llegar al salón en donde se habían reunido los huéspedes.

P o r qué no? decían sus am i­gos más íntimos. P o r qué no po­drá el miembro más prom inente mente para dedicarse a una con­fortab le gas tronom ía? P o r qué el de la familia más noble de Ing la ­te rra , a r reg la r su casa cómoda-

EXCENTRICOque no tiene por qué descub rir ­se ante su magestad el Rey, tiene que acep tar que su comida de la noche se la s irvan mal y fría? No tiene razón de p rocurarse sus a l i ­m entos a la te m p era tu ra que de­sea? Si quiere su vino borgoña frío, como es posible que tenga que tom arlo como se lo s irven y no a sus deseos?

Lo que hizo para que se f i ja ­ran en él es que en los rec ientes años, él ha estado muy con tem ­plado por los ojos del público, más de lo que se creía, lo que ha hecho que los p rincipales es­c r i to res de los periódicos de Lon- ¡ dres se ocupen de él.

H e aquí lo que ocurr ió en la ¡ Cámara de los Comunes, cuando ¡ el Duque hizo algunas observa­ciones, que fueron consideradas muy ‘avanzadas’ para un descen ­d iente de sangre noble. L evan tán ­dose, exclam ó: Una conspiración mundial existe para derrum bar el Im per io Británico . E n Egipto , I n ­dia e Irlanda, los bolchevikis y o tros de nues tros enemigos fom en­tan este plan. En In g la te r ra los par t ida r io s laboris tas moderados y extrem istas , abogan ab ier tam en­te a la d ic tadura del p ro le ta r iado . Debemos desper ta r y darnos cuen­ta de la realidad, pues, una gran conspiración en tre noso tros se' p repara .

E s to es lo que verdaderam ente hizo desarro l la r las ac tiv idades del colérico y v igoroso Duque. E l encabezó la pelea contra la cos­tum bre de levantar fondos por el medio de ventas de t í tu los nob i­liarios y o tros honores. E n el p a r ­lamento, acusó al Gobierno de Lloyd George, quien aum entó en cinco años, de cinco millones a dies millones de dólars las ren ­tas por p rocedim ientos dudosos.

E n tonces se habló sobre la con­ducta del Duque en la Casa de Syon, una de las varias p rop ie ­dades del duque. De M anchester Guardián, con gran tem eridad, se aventuró a p roponer ed i to r ia lm en­te que el nuevo Duque se com ­porte m ejor y sea más aten to con el público dejándolos v is i ta r los num erosos ob je tos de a r te que le fueron entregados por su p red e ce ­sor y padre, el dueño de Dunde- rarys.

La casa de Syon que fué de propiedad del Duque, habiéndola vendido cuando estuvo falta de re ­cursaos es uno de los castillos de

rom ántica trad ic ión en “ In g la te ­r r a ” . De sus puer tas Lady Juana Grey leyó su reclamo como here ­dera al trono después de la m uer­te de esta misma casa y después de besar a su hijos se despidió de ellos para siempre, Carlos I, quien de allí fué llevado al pat íbu lo .

No se sabe si estos h is tó ricos hechos in fluenciaron al D u q u í . P e ro en tró en una calurosa de­fensa de las generosidades de su padre y ante los espec tadores in­te resados atacó con cartas llenas de fuego al periód ico “ M anches­te r G uard ián” y a M is te r Smiíiie, a quienes d e r ro tó .

No hay duda que el Duque ha debido sen tir el u l t r a je a sus o r ­gullosos antepasados. No so lam en­te era él la cabeza pensante de la casa de Percy, cuya nobleza viene del siglo X I I I . E l pudo tam bién rec lam ar el p rest ig io ad ­quirido de una muy dis t inguida ca rrera en el e jército . En el Su­dán y el A frica del Sur, sus he ­chos fueron aclamados y durante la guerra, como oficial de unión en tre las inte ligencias m ilitares, así como en la prensa, su ac tua­ción y traba jo fué muy elogiada

Los p rop ie tar ios de estados le perm itían rec o rre r a caballo o en auto dé costa a costa sin a t ra v e ­sar propiedades ajenas, el Duque se encantaba en estas excursio­nes, pues, adm iraba aquellas ri¿ ouezas inmensas.

La sangré azul dura ; pero no las atesora, lo que a menudo le pasaba a este noble, quien con frecuencia se encontraba en d if i­cultades financieras.

F ué en el año 1922, que por la p r im era vez que las penas de fa l­ta de dinero le fueron observadas por el público; descubriéndose es­to, por haber vendido diferen tes t ie r ra s que le pertenecían- Su mansión sobre el “T ám esis”, la a- rrendó, caso único en la familia Percy. Luego vino el anuncio de venta de la más querida p rop ie ­dad de los Percy, la casa de Syon.

P ero las propiedades de N o r ­thumberland, no estaban le jos de agotarse. Aún en posesión de la familia había 180 000 ácres en N orthum berland , 5.000 ácres al no r te de Riding, en Y orksh ire y t ie r ra s muy valiosas en M iddlesex y Surrey. E l Duque podía aún r e ­co r re r estas p ropiedades sin l í­mite. ¡ %-V.

D ejó escapar la Casa de Syon; pero la pérdida del castillo de Alnwick. E s to era un asunto d i­ferente . La posición de Ahnvicio sobre un te rreno de cinco acres, era un lugar m ajes tuoso que hacía soñar en las legendarias fo r ta le ­zas de la edad media.

Las d iversiones en aquel cas­ti l lo agraciaban las escenas, c o ­mo aquella que ocurr ió una vez en tiem po dél viejo Duque y D u­quesa, quienes se dedicaban al juego de bara ja sin tom ar en consideración que sus majestades él Rey y la Reina ansiaban con desesperación para jugar con éllos un juego de W hist, que se f ru s t raba siempre por la afición de Percy.

Los invitados adm iraban en la espaciosa an tesa la las m a ra v i l lo ­sas armaduras, arnéses y armas ofensivas y defensiva que datan desde años le janos.

Pero con toda esta g randeza y pompa no había rasgo alguno de traba jo en este edificio soberb io ; y solamente se hizo un esfuerzo £ la par te de la cecina, en don­de puso las ú ltimas innovaciones para poder se rv ir un banquete con la rapidez posible. P ero estaban tan lejos de la sala del banquete que impacientemente el afamado Duque sentado se quejaba de la llegada de las viandas.

Cuando estas llegaban t ra ídas por los s irvientes uniform ados ha­bían cambiado él gusto, por en­f r ia rse és tas .

Cuando podré tener mis comi­das a la te m p era tu ra que deseo? E s to se decía el Duque.

P o r más que .la serv idum bre hacía los esfuerzos para que los a l imentos llegasen a la te m p era ­tu ra deseada era imposible.

Al final uno de los ingeniosos americanos envió al Duque P e r ­cy, el sistema p a r í p rocurarse los a l im entos calientes tal como lo deseaba.

E n nuestros días los que visi­tan el castillo de Alnwich, t ienen para contentarse todo lo que de­sean ; pues, po r medio de t ro ley vienen las viandas calientes desde la cocina has ta el lugar donde se p repara la mesa. E l Duque hom ­bre de caprichos y an to jos ha sa­tis fecho su capricho gas tronóm ico para g ra t i f ica r con la m ayor r a ­pidez a sus deseos es tom acales” .

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 4: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

PAGINA 4 qr # ‘T R A F I C O’V "33P*

■1 !r

" "" ̂|w.y • -v ‘ S;í v̂

"'■y' 7 ÎmS» - Û Í«H i■i ■':.••]

f Sr

JS. i

Los U*** * -c ■ -r" j*j

Camel son elaborados con losA mas esco que se

cultivan en el mundoLA FRAGANCIA y aroma de los cigarrillos Camel fueron para los fumadores una verdadera revelación. Nunca se había elaborado un ciga­rrillo tan bueno como el Camel-ni ha habido otro que siquiera se parezca al Camel en fragancia, aroma y suavidad. Los cigarrillos Camel son elaborados con los tabacos m á s escogidos que se cultivan—nunca dejan mal sabor en la boca. Los tabacos que van en el Camel están mezclados con maestría—nunca cansan, por mucho que se fumen.

Para el Camel, solo lo mejor en tabacos, mez­clas y preparación. Aun el papel es de calidad

suprema, especialmente manufacturado en Fran« cia, para el Camel. En esta marca se han con­centrado toda la. experiencia, toda la habilidad y toda la maestría de la organización tabacalera más grande del mundo. _ ' ‘

Nuestro deseo más sincero, si es que todavía no conoce la calidad suprema del Camel, es que pruebe Ud. uno. Abra una cajetilla de cigarrillos Camel—la cajetilla famosa en todo el mundo—y pruebe la mezcla de tabacos más deliciosa y aromática , que se haya puesto nunca en un ciga­rrillo. iFume Ud. un Camel!

C I G A R E T T

- -,

, w * i*-/

«**?. ■■*rf dp

- > •• 7 %■* ' - <¡[>

i’i <-•(

‘ *7 5ff:f !S«sgWgí ri y-(?* at* '•v S5ÎÎ

¿íaSí

11'ii-V,*>iL i iú'¿

5Î-Ï .03

; J tTÍM »

MOMOS AFORTUNADOS UN MENDIGO GON RIÑONES Y CON TALENTO

V ein te monos de una raza espe­cial,. cuyo nom bre no viene al ca­so— y así le ahorram os dificulta-^ des f.l linotipista, poco versado en la t ín - —están en camino desde las faldas del Himalaya, lugar de Vu residencia habitual, a una U n iv e r ­sidad cue funciona en Baltim ore ba je ios auspicios de la I n s t i t u ­ción Carnegie, de W ashington.

H em os dicho que “está en cami­n o ’’; queremos ac larar que tan e- jem plares monos, no vienen ca­minando hacia el puerto indio de su embarque, ni serán obligados a venir nadando por el “ t ra m o ” de m ar que tienen que atravesar, en­tre o tras razones, porque, entonces los m onos quedarían reducidos a diez, / nueve. E l último, t e n d r ía 'q ’ ahogarse indefectiblem ente , para no con tra r ia r aquello de ;“el úl- tin$p mono siempre se ahoga” .' .

P o r el contrarió , los in te resan­tes simios, han sido instalados con el m ayor confort en buenos v e ­hículos y v ia jan hacia Baltim ore en trenes rápidos y vapores de

primera, dándoles a entender, co mo hacen .con sus amigos, cier tos tipos cuando se “rascan”, que po­drán pedir lo que quieran.

Una vez en Baltimore , se les pondrá en libertad e_n los grandes te rrenos de que la inst itución a lu­dida dispone y a vivir! No se les pedirá o tra cosa más que esa: que vivan como quieran, que crezcan, que se multipliquen, que coman, q ’ duerman, que hagan en fin todas las monerías que les dé la gana-

Ei único propósito que se ab r i­ga en relación con ellos por los hom bres de ciencia, es de obser­var cómo se las manejan mientras estén v ivos; y el díá que buena­mente quieran morirse, se Ies ha­rá mía cuidadosa disección y s e r ­virán de m ateria p rim a para que ei análisis averigüe si es cierto que çl mono ha descubierto un a-, limante* del cual no i teñe cono­cimiento el hom bre ■

Tal vez fuera m ejo r averiguar qué alimentos «o come el mono,, poro dejamos él punto a los hom-

R efiere el viejo Rotschild en sus “ M em orias” , libro que ac tu a lm e n ­te “hace fu ro r” en Europa. y N o r ­te América : •

“ Ciería mañana- se.ciprés enta en mi casa de. P ar ís i m meñ&igo y pi­de ser recibido por mí- Ei porte-

bres • de ciencia y .sóíó¡-yqüer-emos hacer resa lta r el hechm'de .que los citados monos son t-rashá¿kvdos pa­ra que se den una yidkcíje prínci­pes , S ■

N atura lm ente a muchos : pobres diablo?; que no tienen que l levar­se a la bóca,- ni esperan que sus descendientes m ejoren de ' fo r tuna , les in te resaría más que alguien— aunque fuera algún mono—- se d e ­cidiera a hacer ese a tractivo expe­rim ento con un g'rltpó- cié hombres.

Se pres ta r ían tán tos a.,se*r obser­vados en esa forma,, qUé ,acaso al­gunos se compxometierkn, en el cohno del entusiasmo, a dar cono­cer los a l im en tos con que se sus­tentaban an tes ! .

re le dice que estoy ausente- E l mendigo insiste, levanta la voz y declara que no se re t i ra rá sin ha­ber hablado antes conmigo, a quien lléne que comunicar algo im por­tante. Molestado por el ruido re ­suelvo salir de mi despacho y me inform o de lo que ocurre- Con­siento en recibir al impertinente. Le hago en tra r y le digo prev ia­mente :

—-P e im ítam e, amigo, que le dé un consejo. Cuando uno va a pedir algo no insiste, como usted lo ha hecho. Eso no se hace •

- Vamos, señor Rotschild! Me parece que usted no pretenderá en­señarme a pedir limosna - - .

Y yo que siemphe he predicado que “cada cual en lo suyo” , no tu ­ve más remedio que regalarle mil f lan c o s”

Anuncie en “Gráfcio”

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 5: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

PAGINA 5 f PAGINA 5i . i .n. .......... .

mmmmENTERRAR A LOS MUERTOS

— G—

Siempre he tenido por una de las costum bres más absurdas y sin obje to esa de acompañar los cadáveres al cementerio , que diz que es piadosa obra de m ise r ico r­dia, de las siete corporales ores- cr itas por el Divino M aestro.

Será verdad que Jesús recom en­dó hacer eso a sus discípulos? Si así fue, el Rabí no debió tener en m ien tes a todas las ovejas de su g rey para ta l recomendación, p o r­que él no podía ignorar la ley de la d is tr ibuc ión del traba jo , como lo prueba su dicho de dar al César lo que es del César o zapatero a tus zapatos . . . Así que eso deen te r ra r a los m uertos lo dijo só­lo para los sepultureros.

Como aquello de “dar posada al peregrino” , debió p rescrib irlo úni­cam ente para los posaderos y dueños de hoteles.

Y lo de “ves tir al desnudo” de­be relacionarse sólo con los sas­tres y modistas . • •

E s tá bien que cuando se nos m uere un p ar ien te cercano o un amigo íntimo y entrañable, le l 'e- vemos hasta el pudridero, aunque más razonable s e r ía que vo lv iéra­mos a la cos tum bre romana de re ­ducir los cadáveres a cenizas y guardar éstas en urnas. Eso se­ría más higiénico y más económi­co. No ocuparíamos así enormes extensiones de te rreno que po­drían u ti l iza rse como parques d is ­t r ibu idores de oxígeno, en vez de em plearlas como ahora para c r ia ­deros de gusanos y focos m iasm á­ticos.

Lo c ier to es que yo, consecuen­te con mi cr i te r io sobre los en­t ie rros , no he formado en mi vida, que ya va larga, más de seis u ocho veces en procesiones fúne-, bres.

P ero hay ocasiones en que uno se ve en el caso de obrar contra sus convicciones . . . E n días p a ­sados tuve que m archar hasta “ la ú l t im a m orada”, tras el cadáver de una buena señora a quien no conocí y cuyo nombre desconoz­co, tanto como ignoro del todo a sus “deudos y relacionados”.

C ie r to amigo a quien aprecio de veras y con quien me creo obli­gado a “cum plir” , tuvo la .peregri­na ocurrencia de acercarse p e rso ­nalmente a mi casa, muy de m aña­nita, a ped irm e que le acom pa­ñara al en tierro de una señora que había venido de su t ie r ra a buscar salud en uno de nues tros famosos hospitales, y había encontrado a-, quello de que había venido hu­yendo . . .L a m uerta era para él casi tan desconocida como para mí, pero él había sido com pañero de colegio de un primo segundo del esposo de la difunta, allá en la lejana aldea del país lejano, a fines del siglo pasado, y por e s o . , etc. etc. # ’

No pude negarme.Y lo m ejo r del caso es que ese

amigo mío ha sido en ocasiones an f i t r ión de algunos sara ítos y san cochos, y entonces no se ha to ­mado la m olestia de contar con mi • presencia . . .

Cuando uno nace salao . . . .

L ino T ipo .

MUJEr T HOMBRE— G —

No hay ninguna m u je r genial. Las m ujeres son un sexo decora­tivo. Nunca tienen nada que decir, pero lo dicen deliciosamente.

Nunca debe uno fiarse de una m ujer ru e le dice a uno su v erd a­dera edad. Una m ujer capaz de de­cir eso. es capaz de decirlo todo.

Las lágrimas son el refugio de las m ujeres feas, pero la ruina de las bonitas. W ilde.

Lea siempre “Gráfico” i

Se publica todos los sábados en la ciudad de Panam á, Rep. ¿e Panamá, Avenida A, No. 43, ta lleres de “D iario de Panam á .A. VILLEGAS ARANGO GMO. CRISMAT TAT1S

D irec to r G erente R edacto r J e fe

Teléfono 503 — Panam á — Apartado 221.

LEO N T R O T Z K Y , A C T O R DE CINE

— P O R C A R LO S C A R D E N A S —

Lar cosas no deben de andar muy bien en Rusia- Uno de los he chus que me inducen a pensar de esta m anera es el sencillísimo de ver que todo ruso a quien se le p resente la ocasión de v iv ir en o tro país, no la desperdicia, y de­jando la plácida igualdad de los bienes comunes que le brinda el padre Soviet, se acoge a la tu te la de cualquier padrasto poco equita­tivo, lleno de h ijos mimados que viven en la opulencia y de h ijas­tros desharrapados a quienes to ­do leá falta, salvo la l ibertad de conseguirlo t o jo a costa de t r a ­bajo .

Claro que la situación no ha de .ser mala por igual; si el mal fue­ra común, el" comunirrmo no ex is t i­ría por fa lta de apósto les que se encargaran de la d irección de un pueblo en donde los que obedec ie ­ran par t ic ipa ran de las mismas privaciones de los que mandan. Un magnate como León T ro tzky , por ejemplo, debe de pasarlo bien; e individuos de su posición, se me f igura, no em igrarían a no ser q ’ un «viprtmo ideal los llamase a ser cabeza de la reform a de algún le­jano país .

Supongamos, sin embargo (que con suponer a nadie se com prom e­te ) , que llegará un día en que el pobre León no tuviera nada que hSter rn R us ia ; o re ñor un cambio de gobierno c por cualesquiera o- tras circunstancias, perdiera para siem pre las esperanzas de desem ­peñar tal o cual comisariato. Se resignará T ro tz k y a com partir con sus herm anos mujiks la escasa p i­tanza de la comunidad?

—-Qué habría de resignarse. — me responde burlonam ente el a- ír igo a quien intento sacar con ta! p regunta un juicio concepto sobre la estabilidad de los ideales hu ­m a.ios .--S i León pierde el empleo en Rusia, pues, se dedicará al ci­nc- No andan por ahí tan tas g ran ­

dezas y tan tas altezas rusas ce san ­tes que, con menos d isposiciones que T ro tzky , han llegado a ser es­trellas de la pantalla?

— No, hom bre; si le estoy ha- j blando a usted en serio-

— Yo tam bién le hablo en serio, mi ."nig o ; León T ro tzk y tiene su plaz alista, en la casa V itagraph, Oigame usted :

En los felices tiempos que an te­cedieren a la guerra, hizo su de­but como art is ta de c in em a tó g ra ­fo el hombre que llegara a ser lué- go señor de los Soviets- P re p a r a ­ba la casa V itagraph una cinta llam ada: “ Mi m ujer legal’’, cuyo argumento requería una escena de anarquistas que maquinaban teñe brosns conspiraciones en las p r o ­fundidades de un subterráneo. El d irec to r pidió a un empleado ru­so del estudio que consiguiese, en ­tre sus paisanos eslavos, unos cuantos que tuviesen figura de a- narquistas-

“ F igura de anarnuistaa?" contes­ta el empleado, “ yo le trae ré a- nai quistas de verdad”. Y volvió con un grupo de barbudos de as­pecto patibulario , en tre los cua­les había uno. menos barbudo, que dijo llamarse Iebe r Bronstein- Los boishevikis t rab a ja ro n adm irab le­mente dando a una cinta colorido real ; v así. cuando necesitó el di­rec to r de más a tm ósfera rusa en o tra c :nta. “Grito de guerra en la paz”, volvió a servirse de los a- narnuistas- supernum erarios . D es­de época perdió de vísta alcom parsa Bronstein. y no le vol- j vió a ver más que en re tra tos , bus- | tos. medallas y revistas cinema- j tográficas -de Moscú, con el nom- ¡ b re um versa lm en te conocido de León T ro tz k y .

E ra un buen com parsa— comen­taba el d irec to r al contemplar- el re tra jo del gran ruso en los d ia­r ios— y si algún día vuelve por a- quí, le podemos dar traba jo .

LA u m z i DEL MDMENTO

Bastan unos días de ausencia de este torbellino de la ciudad para quedarse atrás y caer en el piéla­go de la ignorancia más te rr ib le ; el mundo marcha vertig inosam en­te y ¡guay! del que in tente aban­donarle en la ca r re ra ; yo me “un­té la pava” durante una decena de días y aún no salgo del asombro que me han causado tantos aconte­cimientos ocurridos durante mi ausencia; me siento desorientado, lelo, casi idiotizado.

D espierto como de un sueño al in form arm e de crisis m in is te r ia­les, exigencias de naciones, asesi­natos horribles, fallecimientos inesperados, luchas de conserva­dores con clericales dentro de nues tro -propio patio, nuevas exi­gencias del T ío Samuel que tan ­to nos ama y quiere, m ujeres que han dado a sus maridos cinco y seis muchachos de un solo p o r ra -1 zo, amigos que se han marchado, o tros que llegan etc. etc. Vamos, una visión de sonámbulo!

Me considero un “nuevo” a mi regreso del te rruño querido: to ­aos esos hechos ocurrido? son un tomo de historia antigua que no me preocupa porque temo seguir la suerte de la hija de Lot, aque­lla muchacha que por dar un vis­tazo hacia atrás volvióse estatua de purísima sal.

Aquí me tienen de nuevo, pues los lectores de “Gráfico" dcstrués de haberme dado unas asoleaditas en el pin toresco y bello pueblo de San Carlos y hacer una vida de despreocupado satisfecho,— const; tuído en una éspecie de hurgué; adinerado— que de muy buen gra do hubiera continuado si un te ’e- gram ita urgente del Gerente d- “D iario de P anam á” no me va " p roponer el mal ra to de un reg rec<-' superextrarapidís im o. Qué maV es no tener ese metal que para a l­gunos es “ vil”, pero que es e: eje, la varita de virtud que tod< lo mueve • . .

A jedrez.

PINTURA CUBISTA— G—

— Qué te pasa, hombre?— Una cosa horrible, chico! El

señor de Z • -que me pide el r e tra to que le he hecho, y no sé cuál es.

E t establecimiento de una colonia alemana en la vecmiact ere vap ira , como a uvue .esta población, es la prueba de que esa clase de colonización es ya un hecho positivo en sa c a n ,., i * *

grantes laboriosos encuentran siem pre en tre noso tros la m ás cordial acogida. ....

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 6: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

PAGINA 6 * “ G R A F I C 0” %? PAGINA 6

- UNIVERSALES

d r - :n exres. ueren dor d¡

X.os et t r dríandor de p-¡inic tales

E L INFIERNO DANTESCO— G—

Según se anuncia, “ E l In f ie rn o ”, del Dante, ha sido llevado al c i­ne.

Es, por cierto, el infierno clási­co, con los demonios con cola y horqueta . E l inf ierno con llamas, pailas, azufre, plomo derre t ido y gases asfixiantes. E l viejo in f ie r ­no bárbaro de los pecados m o r ta ­les y de los ángeles malos.

E l Dante, hay que reconocerlo, aun cuando sólo privadam ente, es­tuvo un poco desgraciado. Su in ­f ie rno no tiene imaginación. Los suplic ios son castigos corporales. Castigos que ya están prohibidos h as ta en la In s trucc ión P r im ar ia y que no tienen explicación posible ¡en la o tra vida que, de hecho, se supone inmaterial.

§1 hubiéramos tenido la pacien­cia del D an te— el ta lento cualquie­ra nos lo hubiera pres tado— para escrib ir cien m etros de es trofas y Ja ingenuidad de pensar que a l­guien. algún día, tendría a su vez la paciencia de leerlas, habríamos hecho un infierno espiri tual en lu­g a r de un infie rno corporal.

E s necesario adm itir que si a l­go llevamos a la o tra vida habrá ■de ser el esp íri tu y no los huesos y la p ish P o r la misma razón, si a. .',, n castigo merecemos, lo su f r i ­remos en lo que llevamos y no en lo que dejamos.

i- i í , los castigos de ese infierno c~c escribiríam os serían, por con- Síguienté, esp iri tuales:

Las mujeres, en el infierno, ten- cien t ra jes y cien sombre-

no tendrían un espejo mirarse ;

escrito res p rincip iantes no periódicos ni revis tas

publicar sus elucubracioneses;

..-.os choferes no tendrían cam i­nos ni calles por dónde co r re r ; y es tar ían obligados a trans i ta r al paso por te rrenos difíciles. Nunca se darían el gusto de aplastar a ¡radie ;

Los propie tar ios de casas ten- < n que alquilar sus fincas sin f ianza y a precios razonables;

Los pesimistas viv ir ían colm a­dos de todos los bienes de la t ie ­rra , es decir, del infierno, y no tend rían nunca de qué quejarse ;

Los miembros de la familia de I s ra e l se verían obligados a p res­ta r dinero sin in te rés ;

Los in te lectua les viv ir ían jun tos en paz y concordia pe rfec tas ;

Los periodistas nunca hallarían a la mano una t i je ra ni nada por el estilo ;

L as viudas vueltas a casar v i­v ir ían con todos sus fnaridos, y asimismo los viudos con todas sus m u je res ;

Los pulperos verían desde ‘allá’ vender sus víveres con una u t i l i ­dad del veinticinco por ciento na­da m ás;

Las vie jas chismosas no halla­r ían a quien contarles sus “obser­vac iones” cotid iánas;

Los solterones se verían cons­treñ idos a casarse con una d iable­sa;

Los abogados verían arreg larse todos los asuntos s in posible in­te rvención jurídica, etc. etc.

Venezolano.

EL COLMÓ DE LA ACTIVIDAD '

— G—

Un inglés tenía de sirv iente a un panameño, y un día estaban hablando de P anam á:

— E n este ¡país '■tardar, mucho haciendo una edificia. E n mi país •empezar uno cáSa por la mañana y al t res o cua tro días ya estar terminado.

■—Eso no es nada, m is te r— con­te s tó el panameño.— Vea. Una vez aquí empezaron una casa de bal­cón un día por la mañana: al me-

LA PEONZA! : .

->POR L. P I E R R Y —

E l conde Geierfiug, el más po­deroso m in is tro del Estado , aca­baba de expirar. Sus últimas ho­ras en la t ie r ra le habían dejado un tan to pálido ; pero no habían disminuido en lo más mínimo la a- r is toc rá t ica elegancia de su as­pecto.

Adornado con un m anto b o rd a ­do de oro, como el que llevan los hom bres d is t inguidos cuando se les expone después de m uer­tos, el conde se puso d irec tam en­te efi marcha hacia el cielo.

E n su prec ip itada ca rre ra se a- delantó a dos seres de humilde condición; una pobre vieja, p a ra ­lítica, y un niño, de cinco a seis años, jo robado y raquítico, que, de cuando en cuando, contem pla­ba un juguete que llevaba en tre sus manos.

E l conde de ü e ie r í lu y llegó a las puer tas del P ara íso y d i r ig ié n ­dose cor tésm ente a San Pedro , le dijo :

— Os ruego que os dignéis in­form aros . . •

P ero el antiguo apóstol le in ­te rrum pió en estos té rm inos:

—Aún no te ha llegado el tu r ­no. Antes tengo c.ue recib ir a es­tos infelices a quienes han de­jado a t rá s en el camino.

—£ o y el conde de Geierfluy, p r im er m in is tro de mi país! T e n ­go el t í tu lo de excelencia y es- j toy condecorado con las p r inc i­pales cruces del mundo!

— Aquí no se reconoce ninguna de esas distinciones.

— Sin em bargo— repuso el a r is ­tóc ra ta ,— fuiste is en la t ie r ra un personaje im portante.

i—No Jtuí más que un r/->bre pescador.

— V uestras ep ís to las son aún más cé leb res que las car tas de madame de Sevigné. /

San Pedro contempló al adu la­dor con una m iradá tan p en e tran ­te que el cortesano se vió obliga­do a ba ja r los ojos.

D uran te aquel t iempo habían llegado los dos peregrinos.

Apenas hubo visto San Pedro al pobre niño, le dijo cariñosa­mente.

— E ntra , pequeñín, en tra en se­guida.

E l apósto l se volvió entonces hacia un enorme volumen sobre el cual estaban inscrip tas en le­t ra s de oro estas palabras : “Gran L ib ro ”.

— Cómo te l lam as?—pregun tó a la anciana.

— Brígida Stegmaieriri, para s e r ­viros.

—-Aquí eótá— dijo San Pedro .— “ D ebe” : tiene una leyenda vi­perina. “ H a b e r” : es sumamentepobre.

—L a pobreza es una pena te­r r ib le— repuso la vieja.

— Sí, s í ; entra, desdichada - Aquí en el Cielo, no hay p o b re ­za ni sufriífixento.

P o r las en-torhadérs püertas veíase un ángel que enjugaba las lágrimas de la pobre Brígida.

— A hora té toca a t í— exclamó San Pedro , examinando el “Gran L ib ro ” y diciendo de pronto ::

— E sto es horriblér! Tiene's mil- chas columnas da- maldades en el Debe y nada absolutam ente "en él Haber.

E l conde comenzó •'éMonccs-a^e- num erar sus rmrvíNo-s en la si- ^ s ien te forma :

— H e . hecho p rog resar el co­mercio, la industria y la ag r icu l­tu ra de mi país natal. H e p ro ­tegido las ar tes y las ciencias. K e edificado iglesias, escuelas, hospicios y . . .

— B asta !— gritó San P ed ro con acento de ind ignación .— Todo es­to te perjud ica porque lo has h e ­cho por am bición y egoísmo, por qstentapión e hipocresía .

— La m ejo r obra de mi vida— prosiguió el conde— es el haberhecho de mi patria la nación más fue r te y gloriosa de la t ierra . No tengo necesidad de hablar de eso, porque mi celebridad ha llegado hasta aquí desde hace mucho tiempo.

— T u celebridad— replicó San

¡a i i1 Rom bo

P or Teodoro B ueso

P td ro, con creciente indignación— no es no to r ia en el Cielo, pero |h in ■llegado h^sta róesotros los i¡solíozos de los morí bund i ; en Jlos campos de batalla y la desea-

©© ® ®© « @ Q © © ©

«Léase horizontal y ver t ica lm en­

te : 1, consonante; 2, nombre de varón; 3, tiempo de verbo; 4, m e­ta l ; 5, vocal.

CombinaciónP or P. M o n tes

2 3 4 5 6 T iem po de verbo 6 5 4 3 2 1 T iem oo de verbo

Charadas

pelac ión de las m adres y de las esposas en los desolados hoga-- res. Con que ya lo sabes, si s>o t ienes algo de más valía que a le ­gar en tu favor, m iserable peca­dor, eres hombre perdido.

E l conde ,ce puso pálido y r.c supo qué decir en su defensa.

E n aquel momento, el niño cue estaba en el um bral del P a ­raíso llamó a San Pedro .

— Todavía estás allí? — dijo el apóstol.— P o r qué no en tras de ¡ una vez?

En lugar de contestar , el chi- cuelo exciatnó:

— M irad, señor, qué peonza tan bonita !

— P o r qué la has tra ído?— Mi m adre me la puso en el

ataúd. Si dejáis en t ra r al conde, podré jugar con el un rato.

— Cómo! Conoce? a! conde?— Ya lo creo! E l fué quien nie

regaló la peonza.. — Cuéntame eso.

— Un día estaba yo sentado a 3a puer ta de mi casa comiendo un pedazo de pan, y me puse a llorar cuando se acabó la ración. E n aquel mom ento pasó el con­de en una herm osa carre tela , t i ­rada por cua tro caballos, y al verm e llorar, se detuvo y me p re ­gun tó : “Tienes ham bre?” “No se ñ o r” , le contesté. “P ues entonces, p e r qué l lo ra s?” “ Porque estoy solo en casa. Mi padre y mi m a­dre están trabajan-do en el cam­po, y los niños nb düieren jugar corm igo porque ëey féó y jo o- bado” .

Entonces el conde me dijo qüs me rega lar ía algo para que yo

ju g a se , y a la media hora me t r a ­jo esa peonza, que cl y yo h ic i­mos g irar jun tos por espacio de un buen rato. Desde -aquel día ■ no volví a llorar.

San Pedro no dijo una p a la ­b ra ; pero volvió a •e'tfaíiiinar él “ Gran Libro y 1 ño ta rdó c-l e::- • clamar, con acento de' alegría:

—¡Aquí está,, en i?. áííd.má pági­na, el c réd ito en ■'cuestión- “D ió a un niño jorobado,' hijo "de im pobre obreró, -una prbctósá peon­za, y estuvo jugando 'con el chl co p o r espacio de media h o ra ” .

g- o Pedso cogió' sb lápiz "rujo y t r a z ó una lífceá p o r las páginas que -contenían la libtb 'lie los ¡pe­cados del i lus tre personaje'.

Y el conde, estrechando la m a­no del niño, franqueó lá ptfsVtád del reino de 16?. Ciblós.

Bajo una humilde techumbre formada de prim a tercia y que el sol segunda tres con su paternal clemencia, vivo feliz en mi todo y a na<|ie envidio en la tierra .

! « «— ¡3-3—gritó la muchacha-—

R epet ir puedes la 1-2-3.¡Qué sabrosa y exquisita!¡Y qué bien sabía a 1-3!— Pues m ira : para dar 2-3 a lo que pides ahera, m enester será que saiga a com prar algunas cosas eue para ello necesito.¡H a s ta luego, ¿mes, monona.!Dame un baso; ten paciencia y aguarda la nueva 1-2-3.

- — * ---------------- —0GSA3 BE BDRRIOHO— G—

A un borracho le ocurre un ac­cidente, y el que acude a so c o rre r ­lo pide a toda prisa é ter o v ina­gre, en su defecto •

— No hay más que aguardiente en esga— contesta uno de los c o m ­pañeros del accidentado.

Dr-‘ tapan la botella y se la apli­can Ja nariz del bo rracho el cual m e «uura, recobrando el conoci- rrdcuío.:

’ •! ás ■:■ b a 'o, m ás aba jo!!

examen de m im m-•-Vam-cu 3 v e r : que clase de

,;-p 'Jono?: co.

r o conoce la alfalfa? -led vn as.ro. sor, al contrario . Si yo

-o la heñiría distingni- a idamente.

S a i U G í S B DE LOS PASSTÍEMM S D i t ' NüMHIO ANTERIOR

£ * j . ~ : /.« * r j

P /■ J i

— G—-■:1o: A m paro, M arte, Re, 0 .

- -acias.— Tabaco, Sereno

¿ « t r e c e Mentira, p e r o

dio di -la jadib^rpn v p o t f [ JSHVeV vi a unos po lic ía s :fá 'tendbl!é ' ios • muebles a una,, familia, p o r te e de- •- bía tres meses de alquiler

E l m édico novicio 'Cdníúcue ■ ho- ■„ñores, con. honbr&rioc. pero es ne­cesario saber que si los prim eros v isten , los segúhdós alim entan.

es Sa pura VerdadPareo© m e n tira , pero es verdad , eme sea

ta n crecido ei núm ero de pe rsonas en fe rm as de »o * riñones Y Q U E N O LO SA B EN . S í sebe,' . que ne s ien ten en fe rm as, que no tienen d.aác de tr a b a ja r , que_ les duele la espa lda •y i;. c in tu ra , que su v e jig a no func iona como r.nt; - que tien en que lev an ta rse en la ño r no ■í? It:, ¡cr aguas , que en la m a ñ a n a se levan­ta n ta n cansadas como se acosta ron , que a í.-étn-.ío s ien ten m areos y dolores de cabeza, qua ■fie m a lh u m o ran con facilidad , que lea cues: a u n esfuerzo a te n d e r a sus quehaceres, que tem en el in c lin a rse a recoger a lgo del suelo,, que tu s o je ra s cada d ía son m as p ronunciadas o quo sus tob illos se recrecen ccíi facilidad , que si e s tán sen tados les duela la c in tu ra y s i e s tá n de p ié tam b ién les duelo ; que re sp ira n con d ificu ltad a l m enor

- e je rc id o ; que sus o rin e s d e jan a sien to cuando reposan en u n a v a sija , que s ien ten a rd o r a l o r in a r ; en fin, saben que no e s tán b ien , pero np traben cual es la causa. S i es Ud. u n a de e stas personas, si s ien te Ud, a lg u n a o algu- lio á -d s estos s ín tom as, en to d a probabilidad sus riñ o n es no e s tán bien. A tiéndalos a tiem po. Com pre en cu a lq u ier bo tica las

PASTILLAS ¡ Dr.. & ^

pe-a íes RIÑONES y VEJIGAconófidas del público, bo ticarios y doctorea p o r m uchos años. T óm elas p o r alguna3 sem anas. Mientras mas pronto ¡ff* fotfíSf mucho mejor para Ud.

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 7: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

PAGINA 7 * “G R A F I O O” PAGINA 7UNA VISTA INTERIOR DE LA iGLESIA DE N ATA

E s ta es la Ig lesia utas antigua de l Is tm o . F ue construida cu eT sig lo X V I y es una reliquia h istórica de inapreciable valor. P osee un cuadro que representa a la Santísim a T rin idad y que se a tribuye al inm orta l

p in to r M uriilo .

EL AMOR NO ADiVIiïE REFLEXIONES

— G—

Señora, Amor es violento, y. criando nos transf igura

:.nos enciende el pensamiento la locura.

No pidas paz a mis brazos que à lbs tuyos tienen presos; son ae guerra mis abrazos ^ y son de incendio mis besos; y sería vano in tento el to rnar mi m ente obscura si me enciende el pensamiento la locura.

Clara está la mente mía de llamas de amor, señora, como la t ienda del día y el palacio de lá aurora.\ al perfume de tu ungüento te persigue mi ventura, y me enciende el pensamiento la locura.

Mi gozo, tu paladar rico panal concétúa, como en el santo can tar:‘'me! et lac sub lingua tu a”.La delicia de tu aliento en tan fino vaso apura, y me enciende el pensamiento la locura.

*3 , R ubén Darío.EL RIO------ G------

(Para m i prim o E rn esto A . M ora les .)Amo la soledad de tu corriente,

hermano tacitu rno , hermano mío! . . .Yo también paso siempre indiferente con algo alegre y algo de sombrío . . .

Yo también tengo el alma transparen te y humilde, pero guardo el poderío y el ímpetu que tiene tu creciente llena de inmensa majestad , ¡oh río!

Yo tam bién para el t r is te caminante tengo piedad . . .E n mi inquietud constante r iego el amor por soli tar ia vía . . .

Voy cantando también sin com prenderme, y no puedo siquiera de tenerm e para dec ir : ¡mi voluntad es mía!

------ G------

Yo mis yermos sin ho jas y sin flores hago bri l la r con incansable em peño; ante el abismo, salto sin temores, y en tre el silencio de la sombra, sueño.

De mi vida hoy no .más en los albores casi invisible soy, pobre y pequeño; pero copio del sol los resplandores y en mi limpio cr istal un cielo enseño . . .

C rezco después allá . . .donde t rop ieza mi empuje con la ríg ida represa que pone la ignorancia en mi camino . . .

Y ya presiento, tras d iversas zonas,■como el sordo rum or de un Amazonas o de un N iágara el loco '- torbellino!

Juan A lb erto M orales.

LAS ESTRELLAS DEL CINE Y SUS TRAJES

Se calcula que Gloria Swanson gasta en los t r a j e s 'q u e usa para la panta lla la bagate la de 875.000 franco! ¡por a ñ o .

N orm a T a im aJge paga, anual­m ente a su cos tu re ra más de 500.- 000 francos .

Mis M arion Daies se viste con más m o d e s t ia .

P a ra rep resen tar a “ Panice M e­red i th ” , po r ejemplo, llevaba dos t ra je s que le costaron 1 000.

P o r el contrario . Miss M arion Davies gasta más de 700 000 f r a n ­cos' en sus to ile tes ordinarias.

CAL!CAD SüREftíQS

¡EL; MEJOR ¥:m k L Â V Â R

RISA TRISTE— G—

El amor yo no lo entiendo, tú me dijis te llorando.Y yo te dije cantando: air.ór es gozar sufriendo, am or es su f r i r gozando.

Recuerdas? H ablaban quedos mis lames de tus agravios y t u 3 am.oroíos miedos . . .Y a! ir a besar tus labios pusiste en tus labios sabios la alba re ja de tus dedes.

Caprichosa? No lo eres.Mas tus rarezas son har ta s : me escribes y luego quieres que te devuelva las cartas.

Ven acá, mi pobrec ita . . . E scrúpulos? La receta te la va a dar un poeta : gárgaras de agua bendita.

»Oh, tus cabellos! A éllos

les debo toda mi pena.E n esa noche serena cómo olían tus cabellos!

Tenías razón en eso: no hay una miel más am arga que la amarga miel del beso.

Oye, loca: me m atara si, al m irarte , de vergüenza no se te cae la cara.

No sabes? En el Liceo te esperan. De esto te admiras? Te he conseguido un empleo: p rofesora de mentiras.

Tán to tierno juram ento , tán to llanto y beso tánto, • y ver al fina! del cuentoque eran falsos: sentimiento, beso, ju ram ento y llanto.

Ciro M endia.

INCONFORMIDAD— G—

El flaco quiere ser gordo y el gordo quiere ser flaco; el bajo ser alto quiere y quiere el alto ser bajo.Quiere el blanco ser tr igueño y el tr igueño ser más blanco; el que tiene el pelo obscuro quiere tenerlo más claro y el que m uy rubio lo tiene lo quiere negro o castaño.E l de los ojos azules desea tenerlos pardos y el que pardos los posee los quiere azules en cambio.

Nadie se m uestra conforme con lo que tiene. H asta el sabio a veces quiere ser necio y el necio quiere ser algo!E l médico más famoso

qu is ie ra ser abogado y el abogado quisiera ser un médico, aunque malo.

Los albañiles quisieran ser carpinteros, y en cambio los ca rp in teros quisieran ser albañiles. A ratos los malos quieren ser buenos, igual que los buenos, malos, los pobres quieren ser ricos y los ricos . . . ¡m illonarios!

Serg io Acebal. --------------------------------

EPIGRAMA— G—

A m irar la facha rara de un borracho me paré,■y él d i jo :— Qué mira usté? ¿tengo monos en la cara?Y ante o tras muchas personas que había allí en derredor, le con tes té :— No señor, lo que usted tiene son ‘monas’.

B O R D E A U X S U R f c B p EM E D C C Y y á p #

BLANCO Y TINTO, EN CAJAS, B0T E k Í & % # ! BOTELLAS VENDE

BLAS BLGÏSE—CANTINA “PATRIA”—

■Cslie 14 Oeste rsámero 67.— Teléfono 919

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 8: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

PAGINA 8 . * “ G R A F I C O * PAGINA 8 f

- IM P R E S IO N E S H I P I C A S D E M U N T A Z M A H A L —

AI ganar “P ie r ro t " eu la fo rm a en' que îo hizO, e l clààicè Copa E a r l O f Lonsdale, parece habernos dado un mentís, en relación con nues tra c rón ica an terio r , en la cual hacíamos resa lta r los M éritos del p o t r i ­llo “C apitán" m uy por encima de las bonkiades del hijo de “A rgosy”

& 8 »M a s no es nues tra culpa esto de las perform ances contradic torias .

L o c ier to es que de acuerdo con la fo rm a en que se desempeñó “ Pie- í r o t en la Copa Club H ípico, no existía una m argen favorable, para presum ír que éste fuera capaz de ba t ir de manera tan decisiva al que ocho días antes se hab ía dem ostrado in f in itam ente superior , ba t iéndo­lo ne tam ente en un t iro cua troc ien tos m e tro s más corto. E n aquella oportun idad “ P ie r ro t " rem ató muy mal la milla, y estuvo a pun to has­ta de perder el placé .a manos de “ Reina Mora".

o $ o •' ; ' •’P e r o ca r re ra s son carre ras , d irán los más optim istas, y estas v ar ia ­

ciones tienen que su f r i rse en e! tu rf , só pena de perder sus más bellos y em ocionantes a tractivos.

O. Kí K> -Y ello es cierto, deliciosamente cierto . H áse ab ierto una encantadora

rivalidad en tre los dos potrillos. Aún queda palp itan te la incer t idum ­b re sobre a cuál de los dos animales corresponde ei t i tu ló de crack. C arre ra s son carreras. Y sin esa delic iosa emoción que surge cada vez que dos campeones rivales aparecen en la pista, sin el candente h ie rro de la pasión que nos m arca a fuego un nom bre en el espíritu , el tu rf

s e r ía m enos herm oso, mucho m enos am able . . •» &

Y no sería exagerado dec la ra r que el pupilo de D on Ju lio M ercado escalará las, elevadas cum bres del hipismo nacional. S e * tra ta de un g r a n caballo» que, llevado cç n t ino y cuidados pasará a la h is toria con los mismos, o más laureles, con que pasó aquel o tro notable ejem plar que se llamó “T o ñ ín ” .

$ o: »Y cuando este notable nieto de Bacheilors Double se encuentre con

los 'ases’ de la clasificación, no falta quien le otorgue tí tu los saneados para imponer sus medios ex r taord inarios . Sus aprontes privados dan la pauta pa ra este entusiasmo pasajero, y la form a en que se desempeña el medio hermano de Carcajada, perm ite también el com parendo tan optimista.

O, .<* .OSin -embargo, la tem porada aún es larga y tiene antes que a r reg la r

sus cuentas con el h ijo de Brax ted que, a no dudarlo, es ac tua lm ente el único inconveniente que se opone a la consagración absoluta del ganador de la Copa Lonsdale. P orque Capitán es un rival muy podero ­s o y hasta ahora p resen ta su fo ja de servic ios mucho más limpia que la de su an tagonis ta , co r lo mism o que su campaña ha sido mucho más .severa. .

... . O Cfc O. - .E n tan to que “ P ie r ro t7 parece ade lan tar notablem ente en su prepa­

ración, su r ;val indica un pequeño declinam iento que una vez que pa­se volverá a d ispu tarle honores con toda la bravura y la elegancia de sus primerais presentaciones. Las cañeras, se dice, han hecho cuerpo

en el pupilo del viejo D anie l Reyes.O S O

Aprovcham os la oportun idad para enviar nues tros parabienes a su sim pático y amable propietar io don Ju lio M ercado, augurando muchos tr iun fos para sus colores.

O O OTambién, lo tiene m erecido N avarre te , el modesto p reparador -pe­

ruano, que ha sabido dar con gran tino, en la3 modalidades de. h.^o de Argosy en Kosmos-M aid.

Grandes sorpresas

Acuda a la Oficina del Jockey Club, en la Calle Obaldía y Plaza Herrera.

LEA SIEMPRE “GRAFICO”

La generación d e las “flap p ers”.—’T essieP eñ a ; víctim a de la vorágine de T ijuana,

A sesin ó a su abuela creyendo que ocu lta­ba im tesoro.— “P refiero ser electrocu- * t;

ta d a , antes que pasar el resto d e mi ! vida encerrada en una prisión”

---- G-— :D uran te Leí curso del año paga­

do la Sociedad del E s tado de Ca­lifo rn ia se conm ovió ante el ho ­rrendo crim en perpe trado por la ‘f lapper’ de 17 años de edad, D o­ro thy Elligson, que mató a su propia madre, cuando ésta t ra taba de reprimirlo- su vida licenciosa.H oy acaba de o cu r r i r u n caso a- nálogo en la población de N a tio ­nal City, donde o tra muchacha de 22 años de edad asesinó de una m anera cruel a su abuela mater-, na. - , .

Enorm e es ya la legión de .‘f lap ­per’, que poseídas de un diabólico fu ro r de ‘ja /z m a n ia ’, regis tran , día a día. sus nombres en los ro jos anales de la delincuencia. La ‘vam­piresa’, tino degenerado de la gambusina social, es con frecuen­cia la p rovocadora de t rem endos dram as que tienen por base la ex­cesiva l ibertad que en esté país se concede a la mujer.

En el encanto de los balnearios ca lifornianos o. en el. ambiente se­ductor de sus cabarets , fácil es encon trar a estas m uchachas en embrión, capaces de com eter to ­dos los excesos. A este g rupo de donde surgió D oro thy Elligson, per tenece también. T e s 3ie Peña, q’ acaba de ho rro r iza r a todo Cali­fornia con el cr im en que vamos en seguida a relatar.

D e la libertad al libertina je

Desde hace varios años, radicó en el pequeño pueblo de National City, una fam ilia de agricultores, com puesta de la abuela m aterna, los padres y la pequeña Tessie.El hogar de aquellas gentes era feliz y g o z a b a 'd e todas tas com o­didades que se pueden o b te n e r .c n las pequeñas poblaciones n o r te ­americanas.

Desgraciadam ente, hace cuatro años, durante una te rr ib le epide­mia de influença que azotó al E s ­tado de California, causando nu­m erosas víctimas, los padres de Tess ie fallecieron, quedando la muchacha únicamente acompañada de su abuelita, una anciana qv*e contaba la edad de 82 años.

L a vida de Tessie había sido hasta entonces ia de una mucha­cha hogareña, pero tan pronto co­mo se vió p ie ra de libertad, ya <>ue ha octogenaria no podía e je r ­cer ninguna vigilancia sobre ella, comenzó a f recuen tar todos los cen tros donde concurre la gente maleante j^®de tropiezo en tropie- . zo, pronto alcanzó el falso p re s t i ­gio de una “vampiresa '.

La vecina población de T i ju a ­na, M éxico—vorágine de todos los vicios— fue para Tess ie el m ejor foco da sus actividades. P ron to se hizo popular entre la legión de hampones que abundan en -ia ce r­cana población fronteriza . Tessie, en otras palabras, fue una “m ujer de m oda” , que reinaba en tocios los lugares Ce. escándalo.

P ero a q u e ja vida lité efímera.La muchacha...a tenaceada • por to ­das las crápuias, perdió su belle­za y lentam ente fue ' desapare­ciendo la corte de sus adm irado­res, hasta pasar a la categoría de “una m ujer vulgar".

La m iseria y el crim en

F lo r m arch ita de cabaret, o por mejor, una falena que quema stís alas en la luz, Tess ie se encontró u n día abandonada. No había tin hom bre que le o freciera una m^r- neda por sus caricias y presa de una g ran desesperación, pensp en el robo. ;

La ‘vam piresa’ había creído qiíe su abuela escondía, en tre sus mué- bles, un tesoro. Y allá fue. Reque­rió de la anciana le en tregara di-, ñe ro para sa tisfacer sus vicios;. La; v ie j i ta le ju ró que ella no guarda- - ba ningún caudal, que apenas si contaba con algunas monedas pa­ra su subsistencia.

P e ro para Tess ie no valieron ex­plicaciones y t rocando sus pa la ­bras de súplica en amenaza, exi­g ía de su abuela todo el dinero qL tuv ie ra en su poder. No obstante, encontró la misma negativa y en­tonces, bajo la influencia de un fu ro r satánico, ' tomó una bote lla que encontró a mano, a rro jándo la sobre la cabeza encanecida de la. ianciana. fe

Y fue aquel cuadro de ho rra r . La anciana rodó por el suelo» ari^e el golpe brutal. Tessie , enloqueói- da, sacó de una alacena un filoso cuchillo y abalanzándose sobre ‘j a inerm e viejecilla, la acribilló* $i- í ir iéndole trem endas lesiones jen todo el cuerpo, que le cansarjbn una m uerte inmediata. £

E n tan to que la oc togenaria ÿa« cía en un charco de sangre,, T es ­sie comenzó su obra des truc to ra - para encon trar la fo rtuna que pre­sumía guardaba su abuela mater- ¿í

j na. D estruyó todos los mueblas, i rompió las roas de la cama ÿ des- j pues de m ucho hurgar , sólo encon- | tro la suma de $ 20.00.

Ya en posesión de esta insigni- ! f icante suma, Tess ie f ríam ente i volvió a T i juana a en tregarse ai su | .vida crapulosa. I

Se descubre el crimen ¡

La desaparic ión de la abuela de Tess ie inquietó a varios de los vecinos, los que reso lv ieron jdar aviso a las autoridades del lu¿ar.

D os policías se presentaron* en la habitación, descubriendo el |ca- dáver de la vie jecita , que al ;ser examinado se le encontraron j ca­to rce puñaladas en d iferen tes par­te s del cuerpo. j

In ic iadas las investigacionesj se logró saber que la infame m ucha­cha se encontraba en le pequéño puerto de Ensenada, B a ja Cali­fornia , México, a donde se ¡dió aviso, para que las autoridades* mexicanas procedieran a su aúre-

éhensión. Así se hizo, efectuándose la cap tu ra en los momentos! en que la ‘vam piresa’ se encontraba en el apogeo de una orgía. j

Som etida a un severo in teroga- to r ia por el U ndersher if f O liver Sexton, Tess ie declaró ser laj au­to ra del delito que se le im pu ta ­ba. No pretendió dar ninguna; ex-j. plicación y sólo insistió en ’esta f ra se : "i

— P refie ro ser electrocuíada,antes de pasar todo el resto d£ mi vida encerrada en una prisiónj

LAS VIRTU D ES. . .— G—

La Obediencia es el respeto a la autoridad.

La H onradez es el respeto a la propiedad.

L a Compasión es el respeto al sufrimiento.

La Pureza y la Decencia son el respeto a nuestro cuerpo y a í de los otros.

La F ranqueza es el respeto a la verdad.

La Gra titud es el respeto ají re ­cuerdo de los beneficios recibidos y al sentimiento que inspira el bienhechor.

La propia estimación es el. res­peto al honor.

La Ju s t ic ia es el respeto de los derechos.

La Dignidad es el respe to de sí■m i c m

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 9: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

- « M M a M M M n M M M M i H M M H M i i ■ ' ■ ' M w roH U i w u i i ' * i . . .n » i— n j « r j . m i v i w m j w w i . m ‘* " n" 111 . » — i ' - » » — ■ m i n «3 ». r m

PAGINA 9 * “G R A F 1 C O” * PAGINA 9

P om peyo Gêner

E s ta es, indudablem ente, una de las ciudades m ás com erciales del In ter io r . E sta calle es el cen tro com er­cial y la nueva red de carreteras está contribuyendo a su m ayor desarrollo.

IA SRITA. GEORGIA HAMILTON. * DICE COMO GANO PESO Y FUERZA c C0N EL USO DEL B U RO-FOSFATO

Miles de personas delgadas y fa l ta de salud, cuya energía ner­viosa están gas tadas, es tán usando

B i t r o Fosfato , p o r que este ayu­da a vi­

talizar los n e r ­vios, au-

vjjienta el p c - s . o corporal ' y devuel­ve ener­gía y ac ­

tividad_ _ _ _ mental.

GEORGIA HAMILTON. " LA GRITA. Hamilton, que era muy del­gada y delicada, dice: “ El Bitro Fosfato ha producido en mi una transform ación mágica. He ganado quince libras y nunca me he sen­t id o - ta n bien como ahora después ij'-v haber usado este producto” .'

De venta en las Farm acias .

DE FEO A FEOCómo m e parece de graciosa la

polémica entablada en tre Gómez R ecuero y Guillerm o Crisma t i T a ­t is 1- En. verdad que la discusión se pres ta a muchos com entarios. Cris- xnatt T a t is , el desdentado Tat is , el achu rrado T a t is , ca lif icando de feo a Gómez Recuero , m ofándose dé su cabellera de poeta, de sus o j i ­llos «aitones, de su liba de cam e­llo . . .E l colmo!

C rism atí Tat is , M arqués de la Fealdad, P rínc ipe del Desconsuelo Físico, burlándose del talle de Gó­mez Recuero, de sus piernas de compás, de sus bigote;, sin pelos. La debacle!

P e r o si C rism att T a t is no está au torizado para “ t i r a rs e ” a mi paisano y amigo, para p re se n ta r lo - al público como un adefesio hu­mane, como una p il t ra fa de ga’lo- te . . .' P e ro si es que el uno no le lle­

va “ch ico” al otro. Si es que am ­bos asustan de d ía . y a te r ro r iz an de ncohe.

M enos mal que yo me en tregara a es tas tom aduras de pelo, porque, en fin, d is to mucho de parecerrne ai uno o al o tro , pero no es excusa ble en este par de m oscorro f ios .

Que me digan feo? P ues el sexo femenino p ro tes ta y a nadie le ha ­ce grac ia la cosa.

Q ue .no soy elegante en el an­dar? P ues el público toma la gua­sa s in siquiera una sonrisa.' •Q u e no soy in te ligen te? Pues

•replican m is ac reedores v ic t im a­dos.

■Pero que C rism att T a t is y Gó­mez Recuero se calif iquen de feos y .se es tropeen por la Prensa, es Algo que por lo c ie r to no tiene chiste. Si es que el Supremo H ace­dor no los modeló cort los dedoa sino con los pies y en n u m e n to i en que le dolía el est .-mago !

Torpedo.

LAS B Ü InASMAÑERAS— G - -

— Y qué, Gublno, e tás contento en esta casa?

— Sí, Cristóbal. ÇJ servic io no es penoso. Y además llevo las co ­sas a mi modo. M ira, aquí llega el pa trón . Ya verás cómo lo trato .

— Gabino,— dice el patrón .— E s ­ta noche qu ie ro com er a las ocho. Antes, p repáram e la ropa. Voy al teatro .

— A las ocho quiere usted la co ­mida? Qué barbaridad! Pues has-

Z IG -Z A G SPOR TOÜPED©

' ■' y , : - . ____:__

-SZU - •

Un Faraón chirican©

H ojeando una rev is ta am erica­na, mi estimado amigo don D arío Vallarino se encontró con 'e s ta fo togra f ía y le halló inm edia ta­m ente el parecido.

Se t r a t a de la momia, ya re ­constru ida , del F a raó n Rameses, m uerto hace no sé cuántos siglos y para esta reconstrucción se han ¡ tom ado en cuenta los dato ; his- ¡ lór icos que una célebre h is to rió- j grafa n o r íearneri-ana ha podido recoger sobre tan “ i lu s tre” p e r ­sonalidad.

De seguro que los lectores, a!

p r im er Vistazo, habrán reconoci­do en esta fo tog ra f ía a c ier to a- bogado capitalino, de muy bien sentado crédito , experto en ju i ­

cios de divorcio y d ivorciado él mismo de los p laceres de la ca r ­n e . . .

P e ro si allí es tá con todos sus pelos y señales, con su nariz de garf io y su quijada de buey, con sus o jil los m aliciosos y su pea- cuezo de girafa.

P ero si es que pienso a veces que el tal Rameses ha reencar­nado en mi individuo, o que és­te es el rhisnto F araón que en cuerpo y alma abandonó su r e i ­no y trasladó su tolda a Paño- niá.

P e ro s» m' fK>T~ib— aWí.como d isfrazado de po lle ra en un día de Carnaval, con su cadena chata y sus mejillas de ""acordeón. P e ro si é s te es el mismito Di- dacio Silvera, pésele a quien * 1c pesare y duélale ?, quien le do­liere. ..-v -. - .

P e ro se rá posible que Didacio sea Rameses, cuando a - m í m i consta que nació en Chiriquí?

P ero si és que esto, ea para vo lverse loco, para t i r a r piedras, para levantarse los sesos de un pis to le tazo I

Rameses... Didacio... Didacio... R a m e s e s . . . La misma barca a t r a ­vesando el r ío . Salve, oh Ram e­ses chiricano, que ha-i resucitado después de c ien to s de siglos, p a ­ra pasar de F araón a ju r isconsu l­to, de dom inador de m u lt i tudes a esclavo de la L u ju r ia ! -

t a . .las nueve no se puede com er! Y además qu ie re ir al tea tro? E s ­tá loco, veje te ! . . .

E i pa t rón m ira ai s i r v ie n ta con aire ele curiosidad y se marcha.

— Has visto?—P ero s i parece m en tira ! . . .— P ues es el ruado de quita r les

las ínfulas a estos señorones.Tre^ días después, Cris tóbal

vuelve a visi tar a su amigo.

— Sabes que he ensayado tu s is ­tem a?—dice con tono lacrimoso.

— Sí? Y qué t a 1?— Desastrosam ente . Llamé burro

al pa trón y mirándom e con cara te rr ib le me echó, a puntapiés por la escalera.

j —A h ! . . .Q ué d is t racc ión . la| mía! . . .Se me olvidó dec ir tej que mi patrón es sordo como una

tapia. .

UNA VISTA DE UNA CALLE ENTRE EL PUERTO Y LA CIUDADDE CHIT RE

UNA ANECDOTA DEL AVIADOR FRANCO

- G —La prensa madrileña ref ie re u

ha anécdota muy in teresan te a- cerca del glorioso aviador F ra m co cuyo vuelo a A m érica es obje tó de la adm iración u n iv e rsa l .

Estando el av iador en el Féf «rol, con ocasión del ascenso a coronel de su valiente hermano, el Je fe del T erc io E x tran je ro que opera en Africa, la madre d ijo al com andante a modo de cariñosa adver tenc ia :

- • ‘Vamos a ver cuando imitas a tu hermano, haciendo algo n o ta ­b le” .

--- “ Mi herm ano es bravísimo- pero en cuanto se me suba la san­gre a la cabeza hago una t r a s ía L da que lo de jará ch iqu ito” .

EL GRAN SECRETO—G—

El gra.i * eçreto j*ara escribir 1 ’—i es «''rjr'»v v rumiar claro. Lr> m e jo r educación l i te ra r ia es la q' se basa en el estudio de las m ate­máticas, en la. observación exacta, y en la ausencia com pleta de la im i tac ió n ‘de los clásticos. Las fo r­mas que’ éstos empleaban fueron hijas de ideas y sen tim ien tos dis­tintos de los ac tua les .

P o r lo demás’, para el lenguaje con la Gram ática basta-

Saber. H te ra tu ra .e s no saber na­da ; es conocer la fo rm a por la fo r­ma, como si es ta no v iniera d e t e r ­minada siempre por el concepto, como si fuese una especie de v e s ­tido. suelto, un postizo con que se cubrie ran las ideas-

E l fondo y la fo rm a son dos as­pectos del discursos y no dos p a r ­te s disi intas y es muy grave er ro r de análisis considerarlas de tal manera- La idea y la frase son ti­na misma cosa y p o r tan to ind iv i­sibles. Sólo las cualidades del pen- «•amiento proporcionan relieve al estilo. Así, entiendo yo que la p ro ­sa Sé debe t raba ia r por den tr o cotí íjs ideas, produciéndola corno el vegetal oue da f lores y f ru tos al impulso de vigorosa savia ; no por fuera tal como el ar tíf ice que in crusta la? piedras de un mosaico, o ciencia la f il igrana de una joya.

El que creyere saber algo po” sólo saber l i te ra tu ra , me haría el efecto de un loco que se obsti *a en nu tr irse con las suoerfic ies de los ob je tos alimenticios, f igu rán­dose que con las m eras form as de estos podía ob tener sustancias y repa ra r las suyas desmedradas

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 10: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

PAGINA ÍG “G R A F I C 0’ $ PAGINA 10

PATRIOTISMO SUBLIMEEscena entre -Siméis Bolívar y

Atanasio Giardotpadre de

-G-ü n anciano de aspecto noble, ca­

belles. blancos, mirada chispeante, andar penoso y ya un poco incli­nado por la inclem encia de los años, se desliza pensativo por a- quellas galerías o lorosas a pó lvo­ra y a rifles.' L leva de la mano a un jovencito de pocos años, que apenas podrá sostener un fusil.

Y m ien tras los ojos del ancia- I no parecen escru tar las in te r io r i ­

dades de una pieza no distante , los ojos del imberbe joven se pasean •por aquellos 1 corredores con una curiosidad verdaderam ente infantil

Al encuentro de estos dos po­los opuestos de la vida, se ade lan­ta un edecán, el cual les in te r roga de esta m anera:

— Qué dicen ustedes?—Deseo hablar con el L ib e r ta ­

dor—responde el anciano.Anora no se puede. E l L ib e r ­

tador está m uy ocupado.— Una palabra me basta .—■Haga usted el favor! . . .S e

lo suplico.Jil edecán, animado por un p re ­

sentim iento algo extraño, se d ir i­ge entonces a la pieza del L ib e r ­tador y le d ice:

—U n anciano que t ra e de la mano a un jovencito, dice que quiere hablar aunque sea una p a ­labra con Su E xce lenc ia . .

— Que en tre— contesta el L ib e r ­tador desde su escritor io . Y sol­tando la pluma se pone en pie, se cruza de brazos, su ac titud ca rac­terística, y repite l ige ram en te : un anciano! . . .un jovencito ! .

Bolívar veneraba la ancianidad y la niñez. U n anciano siempre te ­nía para el un destello de gloria.

E n un niño creía siempre adivi­nar una esperanza.

Los hombres privilegiados han tenido part icu la r predilección por 'los seres que se hallan en estos ex trem os: “vejez, niñez.”

Y m ien tras el pensamiento de Bolívar; más veloz que un re lám ­pago, m editaba quién sabe cuán­tas cosas, aquel anciano venera­ble, de cabellos y m irada lum ino­sa, seguido de un pequeño adoles­cente, se coloca f ren te al Genio y le dice:

— General B olívar: aquí le t ra i­go el último hijo que me queda,

porque todos han m u e r t o r por la patria. E s te es el único apoyo de mi familia y de mi v e jez ; fiero la L ibertad lo necesita y es preciso que lo .siga a usted en el campo de la gloria.

— Y quién es u s ted ?— preguntó Bolívar emocionado.

— Soy el padre de Atanasio Gi- rardot.

E l L ibe r tado r no pudo hablar. Y dicen que en este ins tan te el pa­dre de la P a t r ia y el padre de los H éroes se ab razaron y que de los ojos de ambos se escapáron algu­nas lágrimas.

Poco tiempo después circuló el s igu ien te oficio:

‘ Ciudadano Secre tar io de la Guerra del Gobierno Central. Cuar tel -General de Santa F, enero 2 de 1526.

Los servicios del coronal Girar- do t no han quedado bien recom ­pensados. Toda Nueva Granada y Venezuela lloran su m uerte y ve­neran su m em oria ; mas las conce­siones q’ se hic ieron en favor de su familia han sido renunciadas generosam ente en bien -de la P a-. tria.

Su padre, a quien la pérdida de ! dos hijos podría hacer desear la ! conservación del resto de su fa ­

milia, me ha presentado luego que 'llegué el único varón que le que­daba, con la esperanza de que es­te jovencito pu«da im itar sus v i r ­tudes y reem plazar al héroe de Bárbula.

H e apreciado cuanto debía la generosa oblación de este padre pa tr io ta y para m an ifes ta r le la consideración a que se ha hecho acreedora su ilus tre familia, he dado el grado de subteniente al joven G irardot y lo he mandado agregar al invicto batallón de Barlovento. Confío en que ap ro ­bándolo el gobierno general, se perm ita descargar así una deuda de la Pa tr ia .

Dios guarde a V. S. muchos

COMO ENEl misterio de la casa encantada

------ G------

anos, S im ón B o l í v a r golpe.

E l . vecindario de ‘Roquero!!es está in tr igado con el m is ter io de una "casa -'encantada” , elegida por un “esp ír i tu ’' travieso como lugar de sus extrañas apariciones. Las autoridades se han creído ya en el deber de in tervenir , y una b r i ­gada de gendarm es de Glerasent es tá dedicada desde hace algunos días a e je rce r una es trechísim a v i­gilancia en la casa' y sus a lrede­dores.

A las cinco de la mañana, el ‘es­p í r i tu ’ hace 'úna invisible y regu­lar aparición en la casa de ú n a ‘se­ñora de DouVtay. E m pieza por dar golpe ¿i te s en íá* pared del d o r­m itorio y así estuvo hasta q’ la se­ñora de D ouvre y, que es m uje r a quien no se intim ida fácilmente, g r i tó al ‘esp íri tu ’:

— Puedes seguir golpeando cuán

Cuto esto, eí esp íri tu ’ se re t i ­ró ; pero a las ocho comenzó a go l­pear de nuevo, y esta vez tan fuerte , que el ruido se percibía c laram ente en la casa de enfrente, s ituada al o tro lado de la calle.

A los pccos momentos, la casa hervía de curiosos. Unos se insta­laron en el patio, o tros bajaron a la cueva, o tros se s ituaron en la alcoba y los demás se r ep a r t ie ­ron por las habitaciones inmedia­tas.

Los golpes seguían, y lo extraño del caso es que procedían de la pared que da al palie, que tiene 11 cen tím etros de espesor. En el pa­tio, jun to al muro, diez personas oían per fec tam ente el ruido, sin ver a nadie.

Un vecino de Rouquerolles , el señor Frém y, se encargó de ha­blar con el ‘esp íri tu ’.

— Quieres responder ‘sí’ con un golpe, y ‘no’ con dos?— le p regun­tó tuteándole, según es cos tum ­bre t r a ta r con estos seres de u l­tra tum ba.

El ‘esp ír i tu ’ contestó con un

— the 'ey23 bien?O tro golpe.—Q uieres decirnos en dónde te

escondes?Dos golpes secos. Negativa ro ­

tunda.— No podrías dejar tranquila a

la señora de Douvray?Dos golpes.— Dime la p rim era le tra de mi

apellido.Seis golpes. La F inicial de

Frém y.

¿LA LOTERIA NACIONALDE BENEFICj

— Pega donde está mi mano.E l ‘esp ír i tu ’ obedeció.— Ahora, a la izquierda.Igual obediencia.H ay que adver t ir que esta es­

cena fué presenciada por los gen­darmes, a los que se avisó por te ­léfono,

— Qué dirías si disparase un t i ­ro en la pared?

P ara dem ostrar que el tiro le tenía sin cuidado, ei ‘esp íri tu ’ co­menzó a golpear más fuerte.

— Quieres tocar “ La Marselle- sa ? ”

E l ‘espíri tu’ empezó a in te rp re ­ta r el himno nacional como si gol­pease con las manos en un ta m ­bor.

A las nueve y media cesaron los golpes, y el señor F rém y no pudo obtener la menor respuesta a sus o tras preguntas.

Sospechando que él músico in­visible estuviese ocultó en algún subterráneo, el teniente de los gendarm es dió orden de cavar la t ie rra bajo el muro de donde parece proceden los golpes; pero no se encontró subterráneo ni pa­so alguno. Todos los minuciosos reconocim ientos que se h ic ieron resu ltaron inútiles.

Continúa el misterio , y la ‘casa encantada’ está siendo visitadísi- ma por centenares de curiosos que llegan de todas partes, y aun cuan­do nadie cree seriam ente en la existencia de un espíritu, causa gran extrañeza que no pueda des­cubrirse al autor de una broma, que hace varias semanas se viene repitiendo.

EL ORNATO DÔiESïfCO

ES UNA INSTITUCION1 PATRIOTICA,!?*DIGNA DEL APOYO DE TODO

BUEN CIUDADANO.

Con su producto se sostienen asilos, hospita-;| les, hospicios, etc. etc., y la campaña contra

el terrible mal, la TUBERCULOSIS. 1t¿

protagonista del drama francés “F idelidad de M u jer” que se es­trena hoy sábado 20 en ‘E ldorado’

Es a d e m á s b á se ' d e la p r o s p e r id a d p e r s o n a l s i lá' Ézierte fa v o r e c e .

❖J

PERRO I M P E R T I A T E—G—

E l portero .—Su perr i to ha pa­sado la noche aullando . . .

E l vecino.—-Alguien que se va a m orir en la casa! Quién será?

E l po rte ro .— Su perro, si vuel­ve a aullar esta noche! . . .

Compre usted todas las semanas un billete y |£ v

hará labor patriótica, buscando !a suerte que J puede FAVORECERLO.t

y

—G —Nada tan simpático corrio úna

casa bien-arreglada. ' Casi'pu'e'dç dé. cirse qu& ‘'depende de" eso él 'que

, el marido' no se t ire à la calle.' En e'fécto;' uña casa 'bien puesta, aga-'! rra porque halaga. Es así como

'cuatro corotos btén acomodados en una sala, hacen m e jo r efecto que. una chorrera de muebles y a- dorr.itcs mal dispuestos ,qus ' dán ' una sensación' de museo chiquito. •

Eq; encan tador eso de qué en. la casa dejemos un objeto ' puesto en" un lugar y al regreso le encóntre-

’ nica al 'í mismo. Da' esto una idea de orden que tienta a! m arido a pasar bastante tiempo eh Ta casa; Aunque a veces son los hombres los. que echan a. perder todo ‘ert íá casa. Se bañan y dejan Tas mediáis

' por 'aquí, las pantuflas por allá,' el paño en o tra parte, etc.

Después de todo, I'a pobre áíu- je r se fastid ia de es tar todos los días qu ita aquí y pon k i lá i 'y a l a

; larga de ja que las coáas rharchen de cualquier modo.t f T EN EL RESTAURANT

— Dígame, cam arero : tiene ca­llos en el menú?

— No, señor; los tengo en los pies.

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 11: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

I “ PAGINA II * ‘G R A F I C O ” PAGINA 11SOBRE EL MATRIMONIO

Cuando alguien se ha casado dos veces, inm ediatam ente surge el chis te : “Qué hero ísm o!”

Sin embargo en N o rte Am érica hay un individuo llamado W onell M orris que ha tenido ese he ro ís ­mo algo más acentuado, pues se casó ohce veces, enviudó ocho, y los o tros tres m atr im onios te rm i­naron con el divorcio.

E n tre “Ta parca im pía”, que d i ­ría un gacetil lero , si es que en es­te caso puede llamar impía a la muerte , y la ley, han dejado libre nuevamente a Mr. M orris , quien ha escrito los diez mandam ientos que siguen:

1. No te cases por dinero, pues serás s irv iente de tu mujer.

2. No tengas miedo de casarte con una m uje r que haya tenido a- m ores ; témele a la que pueda t e ­nerlos después de casada.

3. No perm itas que ningún am i­go se mezcle en tus am ores ; esco­ge tu m u je r por tí mismo.

4. Con excepción de dulces y flores, no le regales a tu novia cosa antes del día de tu m atr im o-

1 nio. Si le das regalos valiosos, ya

no encontrará que exigirte cuan­do sea tu mujer.

5. No te preocupes sólo de que “sea de buena fam ilia” . H ay algo más hondo y más noble que el nom bre . . .

6. Cuídate de las foraste ras , porque como dice el l lanero:

“E l que bebe agua en taparay se casa en t ie ra ajena,no sabe si el agua es clarani si Ta m u je r es buena.”7. No te cases con parientes.

E l m atr im onio tiene mucho de ne­gocio y los negocios en familia son los peores del mundo.

8. Busca, sobre todo, en la m u­je r v irtud.

9. No te cases sino cuando te veas asegurado contra las cont in­gencias. Lo malo que venga des­pués será fata lidad y puedes en­señar a tu m u je r a su fr i r contigo como antes le p rocuras te dicha.

10. Al elegir tu m ujer , o lv ída­te de todos los sentidos, menos del sentido común.

Estos d iez mandamientos se en­c ierran en dos: ama a tu prójim o sobre todas las cosas y, si puedes, no te cases. ■ : *: ’i V

LA MADRE

DONDE ESTA LA BELLEZA FEMENINA?

¿Q uién podrá decirnos en qué consiste exactam ente la belleza de una m uje r ? ¿Dónde está su alma que nos a trae y subyuga? Ya en u- na mirada, ya en un gesto, ya en la entonación de la voz. La bon­dad y la espiri tualidad p restan a veces a m uje res insignificantes u- na herm osura más’ b r illan tem ente conm ovedora que la de la m u je r más guapa. La jolie laide, es de­cir, la princesa de Paulina de Met- ternieh. la au to ra espiri tual de las “ M em orias” fue, a pesar de su fealdad, en: ciertos m em entos más bella que la belleza m ás festinada del Segundó Im perio, la fr ía y o r­gullos* condesa de Castiglione, a- misra de NaDoleón I I I .

belleza fría y m ajes tuosa del sigloL uis X IV ha cedido ante la mu je r viva y “p ican te” de Luis X V y ésta a su vez, tuvo que d e ja r el puesto priv ilegiado a la belleza melancólica, lánguida y pálida de la época p re r rom án tica de Luis

Que un hijo sacrifique a su ma­dre, dejándose m atar por su patria, es un heroísm o que está den tro de Ja na tu ra leza ; pero que una madre a r ras t re su hijo a la muerte, es la barbaridad del hero ísm o.

Queréis’ saber la d iferencia que existe entre el amor de la madre y el am or del padre? P ues f ijad vues tra a tención en la vida ín t i ­ma de una f a m i l ia .

E l padre pref ie re en us cariño al hijo más hermoso, o al más a- trevido, o al más robusto, o al más in teligente, o al más inquieto. La madre al más débil al más1 de­fectuoso, al más enfermo, al m e­nos querido de los demás-

E so es la m adre .Sem ejante sen tim ien to no puede

ser hum ano.H ay un abismo que el hombre

no medirá jamás, y es1 el am or de la m adre .

Hace con él lo que con las e s ­t re l la s : sorprende el camino de los as tros y f ija el rumbo de los co­rnetas; pero el cielo donde todo e- so brilla y se mueve, es para él in­sondable; no se sabe dónde em­pieza ni dónde concluye.

X V I. P ero tampoco en esas épo­cas fue el amor privilegio de esos tipos p re fe r idos ; se conoce, por ejemplo, el am or exclusivo y a- pasionado del gran delfín, es de­cir, del hijo mayor del Rey Sol, por ur.a m u je r muy fea, baja, g o r ­da. de boca ancha y d ientes gas­tados .

H ay defectos que pueden cons­t i tu i r un encanto especial y cau ti­vador. Un poeta servio habla de o- jos femeninos bizcos, cuya e x t ra ­ña mirada atrae más que los o jos más herm osos del modelo clásico- U n public ista húngaro, re tra tando a una ac tr iz de Budapest, se a t re ­ve a escrib ir : “S u bella boca g ran ­d e” . U na canción m adgyar hasta habla de hoyos de v iruela que van muy bien a un mozo. H 33/ belle­zas parciales' más a trac tivas que el tipo convencional de la belleza clá­s ica; hay am ores que son el r e ­sultado de un recuerdo, de un “ fe ­tich ism o”, de un “complejo frc-u~ diano ’. E i concepto de la belleza femenina pierde necesariam ente su carác ter convencional y uniform e de una época en que se descubren para el ar te nuevos horizontes, de cultura olvidadas y de cu l tu ra r en estado embrionario. Ya no se cree que tan sólo la plástica perfec ta de la m u je r puede susc ita r el a- m or ; cambia e l concepto que tu ­vimos del idealismo erótico. Se ensancha el concepto del arte , de la vida y del amor- que ya no se reduce a la perfección escultural, ni a las gracias de la prim era ju ­ventud .

ULienLi

La Venus de Milo puede entu­siasmar todavía a los poetas- paro ya no encantaría como m u je r a los hijos de nues tro siglo, que miran, al mundo con ios ojos abiertos y no a travér: de las te larañas de preju ic ios estéticos- E l concepto de la belleza femenina no es e te r ­no, sino que cambia a través de

los tiempos y de las latitudes- La

H ay deportes que exigen Hasta el ú ltim o átom o de energía. A veces, después de un esfuerzo así, sobrevienen perturbaciones de la circulación y del sistema nervioso que se tra ­ducen en do lor de cabeza, m alestar y ago ta­m iento.

U na dosis del adm irable “ analgésico de los a tle ta s / '

< & F Í / i s p i f t i N J ies lo. ideal en esos casos.

A dem ás de aliviar rápidam ente cualquier dolor, norm aliza la circulación de la sangre, restablece el equi­librio nervioso, levanta las fuerzas v no afecta el corazón.

El amor de la madre es una, in­m ensidad donde el mismo cora­zón de la m ujer se p ierde .

Viene en este mom ento a ciarse en tre mis reflexiones u traño contraste , que se dibuj te mis ojos de esta manera.

E l hom bre todo lo averiguó, do lo penetra, todo lo descifra. Sabe que dos líneas oblicuas que se jun tan en un punto, fo rm an un ángulo; sabe que el carbón c r is ta ­lizado se hace d iam antes; sabe que el sol tiene manchas y que hay o tro p laneta que posee un anillo; mide las distancias y sondea los a- b ism os; sabe qué pasa en la tierra , anuncia las revoluciones de los as­tros, y hace la de los pueblos; co­noce todos los idiomas y explica todos los m is te r ios .

No podemos negar nues tro a- sombro a este cúmulo de m arav i­llas .

Pues bien, en tre ese sabio a quien nada se le oculta y la ma­d re que todo lo ignora, colocad a un niño que no haya aprendido más lenguaje que el de sus gritos, que el de sus lágrimas y el de sus son­risas .

H um illan te s ituación para el sab io ; ninguna ciencia le ha d i­cho cómo se puede com prender a un niño que no habla to d a v ía .

Sólo la madre sabe Jeer en ese corazón lleno de m is ter ios que se ha formado en sus entrañas.

Sólo la madre tiene esa ciencia infusa, que vé de una sola m i­rada lo más oculto del alma, y que se llama te rn u ra .

Si el hombre no estuviera tan orgulloso de su ciencia, doblaría la cabeza ante tan incom prensi­ble sabiduría . . .

Qué es una madre?U na cosa que el niño ama y el

hombre o lv id a .Un am or hecho a la prueba de

toda clasé de dolores y de todo gé­nero de in g ra t i tu d e s .

Un corazón que no se cansa nur,ca de su f r i r .

Una alma que 'no nos deja ni un momento de quere r .

ANIVERSARIO DELMATRIMONIO

— G—H ay algo ex traord inariam ente

hermoso y poético en Ta celebra- ’ n de un aniversario de m a tr i ­

monio. D esp ier ta sentimientos a- ’^-m eeidos y madura antiguas

"• morías en una felicidad palpi- te. H é aquí los an iversarios de

boda que se celebran en la m ejor pbciëfîad.

"Aimer año bodas de papel.Duinto año bodas de madera.Diez añas, bodas de lata.1.2 años, bodas-de cuero.Quince años, bodas de cristal.v einte años, bodas de porcelana.Veinticinco años, bodas de pla­

ta.t r e i n t a años, bodas de marfil.Cuarenta años, bodas de lana.Cuarenticinco años, bodas de

seda.Cincuenta años, bodas de oro.Cetenticinco años, bodas de dia­

mante.Aunque algunas fam ilias cele­

bran todos estos anivérsarios, es -- -oralmente más de moda des­atender todos aquellos que llegan -■ es del cuarto de siglo.

E l prim er aniversario , que se - ’abra generalmente, es el de las " M as de plata

los m m im s o a l lije r o s

-M i marido y yo nunca reñ i­mos. Cuando no estamos de acuér-

Jo rg e cc re el sombrero y sey a

-Ah! P o r eso se le ve tanto ett talle!

IMIW lÉll

% X

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 12: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

PAGINA 12 * <4G R A F 1 C 0» # - PAG1NAI2KING SALOMON -POR CORNER KICK-

C O M E N T A R I O S

Se anotó un triunfo en esta sema­na al noquear a Fred Mace, quien estuvo inconsciente por 20 minu- i tos debido al formidable golpe q’ le propinó el panameño en el dé- 1 cimo asalto de la pelea celebrada j

en Atlanta.

BALOMPIECon sólo decir que el ‘Rovers’

se medirá con el ‘Tahona’ y que el ‘Panamá Hardware’ y el ‘Pana­má’ tendrán también su choque, podemos darnos idea de lo que se­rá la tarde futbolística de maña­na: una tarde de gran fútbol. Las últimas presentaciones de estos equipos han dejado más que sa­tisfecha la afición en su deseo de presenciar partidos de mérito, y por esto el programa que se ofre­ce mañana presenta contornos de algo verdaderamente excepcional para nuestro fútbol. Por eso lo can cha del Instituto se verá anima­dísima en la tarde de mañana. El primer encuentro, o sea el del ‘Ta hona’ vs. ‘Rovers’, comenzará a las 3; y el del ‘Panamá Hardware’ con el ‘Panamá’ empezará a las 4.

» » »EL “MANTARO CALLAO” GANA EN COLOMBIA POR 2 A 0En encuentro sensacional en que

los jugadores del M antaro-Callao se v ieron en apuros para ganar, los chalacos ganaron un partido a los equipos ‘N a tiona l’ y ‘B olívar’ de Cali, quienes habían com bina­do un once para p resen tarlo a los equipistas del Mantaro.

El pr im er goal lo hizo Dañino con un tiro de media cancha, con tal violencia que. el o r te ro no vió la bola. E n el segundo tiempo, un co m er de los chalacos se produ­jo en goal mediante un oportuno cabezado de Hurtado . Los perua­nos ganaron úna copa eñ este sen­sacional encuentro.

L.A » » »BASEBALLSegún el ‘schedule’ de la L iga j

de la Zona, mañana han de encon- j tram e, en Balbpa el ‘N avy’ y el i ‘B a rboa’ y en Colón el ‘C olón’ y el ‘A rm y’; ambos necuentros p ro ­m eten ser de sensación y dec is i­vos en el resultado del campeona­to de la Zona.

El deporte debe entrar también ¡ por los numerosos centros socia- ■ le;; que tenemos establecidos por ; aquí. Que nosotros sepamos, en PanaiCi' los clubs de esa natura- ,j leza sólo se preocupan por bailes, tertulias, paseos y otros actos de sociedad, sin que hagan demostra­ción de interés por el deporte y el atletismo- En esos clubs se en- ; cucnlia enrolada casi toda la ju- ¡ ventad, que es la que más necesita de la práctica deportiva. Por qué, pues, esas agrupaciones se mantie­n e n . t - n indiferentes al deportis­mo5 Es hora ya de que los clubs sociales se preocupen por orgam- ! zar entre ; .as miembros, equipos ; de diferentes deportes- para que i completen su verdadera función I socmL Que esos mismos clubs o- i frezcan premios para los torneos j deportivos, en fin, que su progra- I ma no se limite a trasnochadas y ¡ fiestas de salón; es preciso que se dediquen al cultivo del múscu- ; lo. que salgan sus corr-ponentes a luchar bajo el sol. con energía y entusiasmo, para que se pueda de­cir que son “hombres completos” v no seres retraídos a las maní- ¡ fesUcicmes de la actividad quie- f nes forman en los centros de so- ! ciedad que aquí se cuentan.

» » »

Sin reserva i aplaudimos a la Honorable Comisión de Boxeo por ‘ el gesto que ha tenido y que de- j muestra su interés por laborar hon- . rada y eficazmente por el desarro- ! lio acl boxeo amateur entre núes- i tros jóvenes. La Comisión se pre- ! ocupa ya por el establecimiento de ! un gimnasio y sala de entrena- ! miento para quienes deseen prac- j ticar el ejercicio de la boxe. Cre- étnos aue los comisionados están

haciendo las gestiones tendientes a conseguir un sitio apropiado pa­ra constru ir el gimnasio en re fe­rencia. Pero si es el caso de que am; -no se ha encontrado el lugar que reúna las m ejores condicio­nes para establecerlo, nos perm i­timos sugerir el te rreno conocido con~rl nombre de LA G A LL E R A V IE JA , donde puede levantarse un excelente gimnasio. ampli*' ventilado y en punto céntrico de la ciudad- E speram os que se to ­me en cuenta esta indicación, que hacemos para que se abrevie la construcción del gimnasio por el aue la Comisión se preocupa- Que Panamá pueda enviar el próximo año sus represen tan tes a los tor- , n e rs Panam ericanos de Boxeo pa ra —m ateurs, con elementos sa li­dos del gimnasio en proyecto-

O O O

Equivocados a n “nn quienes di­cen que en Panam á no se puede hac~” nade bueno en materia de deporte; ' Cuando hay buena v o ­luntad*. in te rés y “ sport transh in" . puede llegarse a la meta leseada. TTpr. v p e b a de t l 'o es el h " * n ' ' s " resultado de la Litra de B a lom ­pié que te rm inará el domingo 28 del presente- El esm neora to de balompié se ha j rha t ido durante "tres meses, y los equipos han se «uido con el mismo v tal vez ma yor entusiasmo el d “"ar’'ollo d torneo- Los d ir igentes de la T ; o*a merecen nues, que re 1¡*«* fe lic i­te .auy cordia!m»ot* *>1 rris’'*r tjemoo que los de-nás d rno rt i"* - deben seguir el r irrrmlo que los fu tbo lis tas han brindado y con rl cual se ha conseguido un bonito t r iun fo para deporte nacioo?1-

Corner K it!

PRO IV10S ENCU.'TROS BE fcOvEOAl Brown ys. Eddie O ’Dowd, 12

asaltos en Nueva Y ork ,-M arzo 20.S:d T e r r i r ' vs. H arry Cook, 15

asaltos en Nueva York, Marzo 22.Tony Fuen te vs. Eddie H u f f ­

man, 10 asaltos en Los Angeles, Marzo 23, .

Mickey W alker vs. Leo Lomski. 10 asaltos en Los Angeles, Marco 23.

Young Strib ling vs. J im m y Slat- try, 15 asaltos en Nueva York, Marzo 25.

Roland T o o d .v s ’, F rankie Cam p­bell, 10 asaltos en Los Angeles, Marzo 31. „

Luis F irpo vs, E. Spalla^ 15 a- saltos en Buénos Aires, A b r i l .3.

George G o d f r e y vs. Jack S har­key, 10 analtos 'en Lofs Angeles, Abril 6. - . ; ; - • : ‘ ;

King Salomon vs. Jack j Sharkey; 15 asaltos en Boston, Abril 22.

Jack Johnson vs. P a t Lester, 15 asaltos en Méjico, Mayo 5.

Paulino Uzcudun vs. E. Spaka. 15 asaltos en Barcelona. Mayo *5.

Mickey W alker vs. P e te Latzo. 15 asaltos en Nueva York (cam ­peonato del peso in term edio) M a­yo 17. \ ■

Joe Dunde vs. W ill ir H a ^ a e . 10 asaltos en Nueva York. M ays 17.

T ige r F low ers vs. H arry rds, 15 asaltos^ en Nueva York (c a m ­peonato del peso mediarfo), blàyo 21 .

Paul Bcrlenbach vs. Jack Dek?- ney, por cl camptonato semi-pes-a- do, 15 asaltos en Nueva York, J u ­nio 16.

Nuestro ídolo José Lombardo peleará otra ver con Joe Cook el 10 de Abril

D ebido a los anhelos de! público aficionado por ver nuevam ente en el cuadrilátero al afam ado p ú g il norteam ericano Joe C ook , el d iligen te prom o tor “S o l” ha retrasado el via je de C ook a Europa haciéndole ha­lagadoras o fertas. C om batirá con nuestro afam ado cam peón José L om bardo, quien una v e z más está d ispuesto a dem ostrar sus conoci­

m ien to s en el v ir il deporte adjudicándose una victoria igual a la del dom ingo pasado.

MAREOSEn el m»r-En tren-En automóvil ]Las náusea* producida* por el ro<m- , m iento del viaje desaparecen en el acto. N in gú n otro remedio ob­tenido tan entusiasta aprobación por *us efecto* infalibles. Su empleo equivale a la seguridad de drífrutar comodidad.

Precio Tóc y t lM en los g droguerías o diivcsonvetUe de

Th» MotharsiH Renwdy C#., Lid.Nuera York - — SIoParia Lóanos

RESULTADOS DE RECIENTES ENCUENTROS DE BOXEOKid Kaplan ganó por decisión

en 12 asaltos a Billy Petro lle , en H ar tfo rd .

— Jack R enault noqueó en 4 tounds a Jack League, de E l Pa- j so, en Tam pa. F lorida.

— Young Bob F itzs im m ons o b ­tuvo la decisión en 10 vueltas .* sobre el peso completo de N e w Je i^ey Bob Lawson.

— Sid Barbarian , . d,e D etro it , j fué vencido por M ickey Goldberg, j t ras 10 asa ltos ; G oldberg ganó por puntos.

— Tod M organ ganó por deci ¡ s ió n 12 a s ^ ’t ó s a Don Davis, pugilis ta de Chicago, en dicha ciudad.

— Dominick P e t ro n e , 'p e s o gallo neoyorkino, ganó por decisión en 12 asaltos al bantam de C a lifor­nia Jo e L ych ; . la pelea fué en

Para extirpar Radicalmente las LOMBRICES y SOLITARIA

Tantoen los Adultos

como en los Niños

... ......... ....... ....

VERMIFUGO TIRO SEGURO

New York.— T iny Herman, de Asto:

venció en :2 vueltas a Sammy Ba ker , en el match sostenido en P ortland .

- Newsboy Brown se ad iu d ’m Ir. decisión en 10 round- aob”” ""'mn-kie Novf-v pe-o m e c a de 'Fresno;- en Los Angeles.

— El boxeador chino Sue Quo y; le ganó a Sammy Sacco en 8 á- saîtos ‘F b rades en Grand Rapids

-*-Spug Myers, de Pocatello venció a Frar.kie Schaeffer, quien había conquistado fama en Los Angeles, ú ltimam ente . En el m lu­mp programa. AU AU;o:. quion rué v ' - d d o por P.ed“o T ro n c o s ' de P anam á hace 2 año.?.

—Al Corbett, v 'c t ' r ’na por it.o. de Lombardo, ganó por ro c a u t er

1 prjrner asalto a F rankie ?.! o - gçn en Los Angeles.

— Gumboat Smith despachó, p o ­la misma vía a TVÜthe Skull, cñ ia misma ciudad.

—Jim m y Duffy, peso w elter óe Oakland, ganó a Jlrh ni y Fin ley, de Luisville, e.n to round - • John Lawson, y Buddy': Ryan it:, 'óeron empate fn f> asa i 'o -- TVo d;e M cGivern y Leon Chr.vali u-

xn ta b ia ro n en 12 rounds.— Benny Bass perdió por fouit

con P e te Sarmiento en Cleveland; la Comisión rc-tuvo los honora­

rios de Bass, porqué éste di ó pf golpe prohibido intenciortalmea- tc .

— George Levine- ganó por pun­tos al inglés T om m y M illigan fe-.?. ¿2 rounds, en lá pelea soste-mdî. en Nueva York,

— Jack Bernstein,' .cx-çampe-'i . de las 130 libras, noqueó tdçnvcT- .mente; al neoyorquino Bobby Burnes, al comenzar el '60 . asalta de una pelea notable por la a-

g r e s :v :dad de los o p o n e n t e— Los cubanos Jenaro Pino y

D ativo Fuentes ganaron, amó-, en el primer round, a T om m y F oster y T om m y Quin, r e sp ec t i­vamente, en el programa que so presentó en Tampa,

-—El' w elter canadiense F i f i s in noqueó a Joe Brown, de Detro-; en el sexto round del combs;-; librado en dicha ciudad.

— Black B il l obtuvo dos tr iu n ­fo s en pocos días; el p r im v p a;, ganarle a Bobby -Green 'en ” caitos; y luego en el :n4'-nvo ti era­r e a Johriry 13'rcs’in, de* Hew York. -.1— •* ,

p -'r - -e~'f:r a , 7” patria s p , ñeca- y -■ d a to s saetí-j - 'C ”. ? rnn -nc / t* a /as ven t a jas»

-«a - ; "cir ares en fo sor del público , a tener sim patía fra ternal, m utua tolerancia, recitrrcca c o n d e s e ■

dencia .— C. Cantú.

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 13: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

’ .«'AW*, ;-*

"ASK THE MAN WHO OWNS ONE” !

PAGINA 13 PAGINA 13EL PARQUE Y LA IGLESIA DE GU ARARE

, Guararé es una pequeña población de la P rovincia de Los Santos. E s tá situada entre C hitré y Las Tablas. E l esp íritu cívico de sus habitantes se m an ifiesta en sus calles aseadas, en sus P arques bien cuidados.

UN CARACOL VALIOSO 1... *—g —*

L Lector, nunca pienses en la v e r ­dadera u ti l idad quip pueden ex ­traer de una cosa calif icada de inútil por tí mismo.

Lo inútil es para tí, al com pren­der c laram ente que este o aquel obje to para nada sirven, una ca r ­ga pesada, la carga más pesada del inundo. _7>.; J, X- -- f !: Sólo es inútil el cerebro-* que ¡desecha-con desprecio la opo r tun i­dad de hacer que viva en lo al pa-

^Teçer .iriùtrî, lo útil que t ie n e ' to d o objeto o cosa que ponga a su a l­cance. Porque, u n ob je to que s i r ­ve para algo (y todo ob je to para algo sirve) es útil para urta cosa ¡y por lo tanto deja de ser inútil ' .enteramente; lo que dem uestra q ’ J a intutilidad en sí no es más que •la creación en tu mente im presio­nable, de una form a de expresión para exponer, salvando tu capaci­dad intelectual ante los demás, la "incapacidad de saber u t i l iza r lo ú ti l de toda cosa inútil.

( Después de todo— dirá el lec­t o r —a qué viene este latoso se r ­m ón croniqueril?

, Ah! Todo eso es para echarte el .cuento de que un tipo que en una

. ocasión compró por la lechería de dos francos un caracol para su­je ta r la puerta de un cuarto en su casa de París , se halló de pronto (así cuentan los diarios) conque

DOCUMENTOS CHARROS-PO R M A N U E L J. V IL L E G A S -

A E F R A IN

Oh? tu que cantáis A las rosas y saboreáis E l perfum e de aquellas V e la d o ;por ías musas . . . ellas O yeron tu vos . . .i Dulce a lm ivar G ra ta para libar T u nombre, tu nombre

.Allá, en», el v.iejp mundo fcúaf otro Avelardo Vive y revive amado Do volando vaga el ado Acá perm ufas venturoso Las noches . . . la bellesa Os, ha cantado Dp quiera los canores Ei viento perfumado A tu son dudoso Los amoresE stud iados tus ardores E x a ’.an el anibar puro /Y de todo el afan .E ncan taros lg belleza E l hidráulico, y la naturaleza canta a E fra in Cada abril com prestesa

S\t nom bre no muere Osana cantad a E fra in

áDt v

N . N.

Reseta para el Señor Luciano Ja ram illo Pulvoricese

Cascarillo , mostaza, anís, nuez moscada, canela, culantro, seis on ­zas deste u ltim o i que este en v i­nagre vein ticuatro oras i después secarlos al sol para poderlo po l­vorizar i jun ta r los con una libra de azúcar polvorizada De la cual tom ara todos los dias dos cucha-, radas por la mañana i dos por la noche; ninguna clase licor deve tonar.

Sovijos todas las noches de la s in tura pavajo de llebabuena mo­lida con sal y f r i ta en vino y en una ta leg i ta sécha para sovar; i de ord inario el' to ro ji l en coci­m ien to con sebadap no deverá co­m er de puerco ninguna coza, pa­ños de vino seca al enpeine pero caliente. N. N.

IMPRESIONANTE TRAGE­DIA EN BOGOTA

— G—-E n Bogotá ocurrió una tragedia

amorosa, de la cual fué víctima el joVen José María Espitia , de tec ti­ve, de la Po lic ía Nacional. Espitia se hallaba locam ente enamorado de la encantadora señorita Aura Vargas, quien habitaba con su fa ­milia en la misma casa en donde residía el señor Espitia.

Una afección pulmonar que con tra jo la señorita Vargas la re ­dujo al lecho y a los, pocos días en tregó su alma a Dios, dejando a su. familia y a su novio en la más t r is te desolación.

Espitia , a todos los amigos que le daban el pésame les decía:

— Muy pronto me iré a acom pa­ñarla ! . . . E s t a pena me mata . . .E s superior a mis fuerzas . . .

Un día Esp it ia se dirigió al ho­te l “ Cauca” y entró d irectam ente a la habitación dónde había muer-, to su novia, y sup licó’ a los padres de ía finada que se re t i ra ran y lo dejasen solo.

La ' fam ilia Vargas, sin Sospe­char nada, se re t i ró dejando a Es- p itia solo en , la habitación. Este se acostó en la cama dónde había m uerto la señorita Aura, sacó ún revólver y se hizo un d isparo ; el

| proyectil entró por cerca de la oreja y salió por el lado izquierdo,

! detrás de la oreja, dejando p a r ­tículas de carne y hueso en las al-

; mohadas. E sp itia ya herido, quiso 1 seguir disparándose, pero los p ro ­

yectiles eran lanzados sin d irec­ción. El último disparo logó d á r ­selo en el cuello, por debajo de la mandíbula inferior.

A las detonaciones acudió la fa- I milia Vargas, la dueña del hotel y í varios pasajeros, quienes al en trar | a la pieza v ieron el cuadro a te r ra ­

dor. Espitia, con el ros tro desfi- í gurado, yacía moribundo sobre, el

lcchp. m ortuorio de... su a d o r a d ^

Sugiere labellezaoriental

aquello le parecía un estorbo y resolvió botarlo.

Cuál no sería la sorpresa del basurero cuando al caérsele el ca­racol de la lata de basura, que­

bróse éste y de su in ter io r saltó una perla tan hermosa, que ha re ­cibido por ella un fortunón!

De más está decir que este ba­surero ha dejado de serlo ya.

Da a su cutis la belleza m í s t i c a y fascinadora de l a s

// mujeres del oriente. Un aspecto atractivo, se­ductor, que se consigue solamente con el empleo de En color llancot cerne

9 Rachel. S$

CREMA ORIENTALd e G o u r a u d

Remítanos 10 centavos ■para una muestra.

Ferd. T. Hopkins & Son, Nueva York

Anuncie en “Gráfcio

Compañía Unida de Duque,A-ve. A y Calle ôà. A gentes exclusivos de Pa&áhíá' y Zbha l e t LCa-nal;

. • ; í . . . . . . . 1 .! ; -. . 4 v ■

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 14: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

PAGINA 14 V PAGINA 14n e

— P O R J O H N E L L IS , V E R D U G O O F I C I A L D E G RA N B R E T A N A -ANTECEBENTES DE LA VICTIMALa víctima, viuda de un alto em­

pleado de la adm inis tración jud i­cial, no tenía un sólo enemigo en este mundo, ya que era la m uje r más bondadosa y s im pática que se puede encontrar.

No había sido robada, no o b s ­tan te que algunas valiosas piezas de joeyría se hallaban encima de su ves t ido r .

Fue encontrada, agonizante, so­bre su cama, en un apartam ento

de quieto y ar is tocrático hotel. Su cráneo p resen taba contusiones tan profundas que no se pudo ni en­viarla a un hosp ita l ; su estado e- ra deirasiado delicado. M urió sin recob ra r el sentido. No so lam en­te no había motivo aparente por el cobarde asesinato, sino que los detec tives no se podía explicar cómo había penetrado el hom ic i­da y cómo escapó sin de ja r la m e­nor huel la .SENSACIONAL DECLARACION

En un hotel pr ivado de esta na­tu ra leza no se puede en tra r ni sa­l ir libremente- T odas las puer­tas están cerradas, tan to de día como de noche. Y ni las puer tas ni las ventanas m ostraban señales de haber sido forzadas. L os de tec ti­ves que Scotland Yard había co­misionado para descubrir al c r i ­minal, ni s iquiera habían encon tra­do huellas digitales- E l caso era verdaderam ente m is ter ioso y se precriaba a toda clase de con je tu ­ras ,

De repente, el m is ter io se re ­solvió de una manera inesperada y sorprendente. Una frase com­puesta de tres palabras y p ronun­ciada por un jovencito que toda­vía no llegaba a los diez y ocho años íesolvió la incógnita que se buscaba con tan to anhelo y que ni los detectives más ingeniosos habían podido hal la r .

— Yo la m até— declaró el man­dadero del hotel, H en ry Jacoby.

Y en seguida rela tó porm enori- zadam ente y sin la m enor exc ita­ción el trág ico sucedido:

“ Me senté en mi cama has ta los diez m inutos para las dos. Ya me había resuelto a pene trar a alguna de las alcobas de los huéspedes, a fin de ob tener algún dinero'— dis­puesto a robarlo , si es que lo ha­bía

“ Se me ocurr ió es tar p reparado

para cualquier em ergencia y p e n ­sé que un m art il lo llenaría tal re ­quisi to a las mil maravillas y, so­bre todo, si llegaba a her ir a al­guien se acusaría inmediatam ente a los encargados de los in s t ru ­mentos- D ejé mi cuarto exac ta­m ente a las dos de la mañana, to ­mé una lámpara eléctrica y me d i­rigí a uno de los sótanos donde los obreros empleados en el ho ­tel guardaban sus instrum entos.

“ P rim ero me apoderé de un cin­cel y de una llave de tuercas pa­ra defndermc en caso, necesario, pero después los dejé, y ún icam en­te tomé un martil lo como de un pie de l?rgo (hizo un dibujo para que las autoridades se dieran cuen­ta de su form a )

“ Después de elegir mi arma de­fensiva, me dirigí hacia las hab i­taciones sin haber visto ni oído a los veladores. Cuando llegué al co r redor del p r im er piso t ra té de ab r ir la puer ta de una habitación situada enfrente de la escalera, pe­ro estaba cerrada con llave. Me dir ig í a la s igu ien te ; es taba c e r ra ­da, pero no tenía llave. El co r re ­dor estaba sumido en la más com ­pleto obscuridad. Pausada y que­dam ente abrí la puerta y entré. E ncendí mi l in terna eléctrica y vi dos camas, encontrándose una p er ­sona en la más p ióx im a a la ven­ta n a . 4 i f j ■

Remedio heroico para los riñones, vejiga e hígado. E lim ina el ácido ú r i­co, causa del reumatism o, calma las punzadas y dolores al orinar, las ir r i tac iones, limpia la orina de arenillas, asientos, pus y sangre ; disuelve j las piedras en la vejiga. E v ita los ataques de cólicos hepáticos y ne f r í ­ticos. Da te rm ino a los dolores de espaldas, lumbago, hinchazones, ic te ­ricia, ciática. A N T IC A L C U L lN A E B R E Y se vende en todas las bo ti­cas, en form a líquida y en pastillas, para tom arse alternando, un día las pastillas y al siguiente día la A N T IC A L C U L lN A E B R E Y líquida.

Lps m illares curados la recomiendan.Si necesita Ud. un remedio, obtenga el mejor.

U n libro sobre las enfermedades del hígado, r iñones y ve j iza le se ­rá rem itido gratu itam ente .

E B R E Y C H E M IC A L W O R K S , B o x 972, Tampa, F lorida, U. S. A .

“ La persona despertó y me di cuenta de que se t ra tab a de una mujer. E m it ió un ligero grito, sa­qué fuerza de flaqueza y le di un m artil lazo en la cabeza- Le di cuando menos dos golpes, Dues oí que se quejaba y le descargué otro. Salí del cuarto y me dirigí al mío. Me llevé el martil lo y des­pués de pensar durante algún t iem ­po qué era lo que debía hacer, lo lavé :nuy bien en vista de que es­taba manchado de sangre y lo se­qué con mi pañuelo •

“ No deseaba apoderarme de jo ­yas ; quería dinero, en vista de que los# robados nunca pueden iden ti­f ic a d o .

“T ra té de. abrir un armario, pero estaba herm éticam ente cerrado y ya no continué mis pesquisas en vista de que oí ruido en el piso superior y temí ser d e s c u b ie r to .

“La sangre que fue descubierta en mis ropas no pertenece a Lady White- Es de mi nariz, pues la o- t r a noche, el po r te ro me dió un golpe en la cara y mi nariz san­gró abundantem ente .

“ Bueno, lo hecho está hecho y no tengo nada que a legar” .

No había duda acerca de su cul­pabilidad- Jacoby se condenó por sí solo. Cuando la policía duda­ba de algún detalle, le p ropo rc io ­naba toda ciase de pruebas, a fin de que se convenciera de que rea l­m ente él era el asesino, apa ren te­mente, sin darse cuenta de las con­secuencias que le resultarían-

Describió el martil lo con el cual había cometido el asesinato y cuan­do se le p resentó un m ontón de ellos, inmediatam ente escogió a- quel que tenía una abolladura. Al se r • examinado se descubrió que tenía manchas de sangre .

A pesar de su espontánea confe­sión, muchos sostenían que el mu­

c h a c h o no ten ía in tención ningu-

EL CRIMENdena de com eter el crimen, y que

si habíg descargado los golpes. lo hizo imtjalsado p o r incontenible terror- Si estos argum entos hubie­ran sido tomados en cuenta, se le hubiera encontrado culpable de homicidio casual, pero no de ase­sinato .

Semejantes opiniones fueron ex­puestas ante el Supremo Tribunal de Justicia , cuando Jacoby ya ha­bía sido sentenciado a m u e rte ; pe­ro tal cuerpo resolvió que “ el ac ­to fatal fue llevado a cabo como medio para com eter una felonía, y con la intención de inflig ir g ra­ves lesiones co rpora les” .

Asi es que el veredicto de ase­sinato siguió en pie y, cuando me­nos ante la justicia. Jacoby era res­ponsable de ofensa capital.

Personalm en te no gusté del t r a ­bajo que se había puesto en mis manos, aunque, a decir verdad, nunca creí que las autoridades p e r ­m i t id an que este muchacho fue­ra a te rm inar sus días en el pa t í­bulo .

E l Domingo de Ramos recibí la siguiente misiva de las aficinas centrales :

“H en ry Jacoby:“Como Ja sentencia dictada con­

tra el arriba citado no ha sido re­vocada, haga fa vo r de presentarse el m artes ven idero , a las cuatro en punto de la tarde, en la pri­sión de P en to n v ille '’.

Y así fue como me tocó despa­char al o tro mundo a este joven- cite. Después de te rm inar el ju e ­go de “ c r ic k e t” a que hice alusión al pr incip io de este artículo, J a ­coby escribió a sus defensores las s iguientes líneas:

“La única manera en que puedo dem ostrarles m i gra titud es mu-

LOS PREPARATIVOSriendo con toda en tereza y va len­

t í a ’ .'J a1 Alcalde:“E stim ado se ñ o r: L e escribo

las presen tes líneas para dar las m ás cum plidas gracias, tanto a us­ted como a todos los em plados de la prisión por las a tenciones de que he sido ob je to desde m i llega­da a este lugar. S i Ud. no tiene in co n ven ien te , le suplico que dé las gracias a sus suba lternos , de m i parte. N uevam en te dándole las gracias por todas sus finezas, m e despido como su obediente se rv i­dor, H . Ja co b y” .

E s te jovencito tenía el corazón bien puesto .

La víspera de su ejecución fue confirmado por el Obispo de S tep­ney y les dijo a los celadores des­pués de la cerem onia: “ Cuando el Obispo puso sus manos sobre mi cabeza, sentí como si mi valor se fortaleciera- Ahora estoy lis to a m orir sin el menor pes tañeo’’. Y se apegó es tric tam ente a lo que dije, con lo que ganó el respeto de todos los empleados de la prisión.

A rreg lé el patíbulo y lo probé en presencia del alcalde y del sub­alcalde. Debo decir que en esta o- castón se in trodujo una m ejora q ’ yo había sugerido a la Secretar ía de Gobernación, que consistía en que a la cuerda se le d iera un ba­ño de gu tapercha .

C ontinuará en el N o. p ró x im o •

EL PARQUE Y LA IGLESIA DE AGUADULCE

E sto s son los sitio s m ás concurridos d e l prim er puerto de la P rovincia de Cocié. A guadulce es una población in teresan te, el prim er centro azucarero de la R epública y la cuna del P residen te Chiari. Su progreso es ca­

da día más creciente, com o lo dem uestran sus m odernas construcciones.

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 15: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

“ G R A F I O O ”

P o r L v is de O teyza

E l feminismo se impone. C ier­to que aún no han logrado las m u­je re s todo lo que, si creemos a las su frag is tas inglesas, se p ropo ­nen conseguir ; pero no es menos c ier to que han conseguido ya has-" tan te . Se han l ibertado de la cá r­cel m oral y m ater ia l en que v i­vían residenciadas,, y forzando los muros de sus calabozos, mezclas de cocina y gineceo, se han lanza­do, invadiendo campos que hasta hace re la t ivam ente poco, podía­mos decir que eran para hom bres soles.

No faltan, an te ta l invasión, es­p ír i tu s re f ra c ta r io s a toda nove­dad, que no se acostumbren. al t r iu n fo del femenismo, y p ro tes ­tan de las in trusiones que las m u­je res cometen u:i día si y o tro también- Yo no soy de esos; yo soy tin hom bre progresivo, yo creo que la m u je r no es nada in ­fe r io r al hombre, y que, por ta n ­to, es in jus to p re ten d er q’ quede siem pre debajo de és te ; yo creo que en muchas ocasiones es p re ­fer ib le a un buen señor una bue­na señora y que carece de lógica la a f irm ación de que él hom bre vale m á s . . . Pero , no obstante , hay c a so s . • .

E s toy conforme, de toda con­formidad, con la m u je r m édico ; entre que le ausculte a uno un ca­ballero barbudo o una dama con cutis de raso, es p refe re r ib le es­to ú l t im o ; como es prefer ib le t e ­ner una secre ta r ia a tener un se­cre tar io , aunque se corra el riesgo de ver divulgados los secre tos .

N ada tengo que decir tam poco de las m uje res abogados, que t ie ­nen mucho más recursos para con­mover e in te resa r a los jueces q ’ los abogados machos, ni de los dac t i lóg ra fos , que poseen una p rác tica difícil de encon trar en el elemento masculino ; ni de las catedrá ticas , que pueden enseñar muchas cosas agradables, am en i­zando así la ar idez natu ra l de los cursos de las Universidades y de las escuelas.

Sin embargo, al en terarm e de la de term inación tom ada por Miss P iney W oods, una bella y rubia seño rita “yankee” que con b r i ­llantes notas se ba graduado ca­pitán de barco, y se propone to ­m ar el mando de un buque, voy a pe rm itirm e hacer una pequeña in ­dicación. L ec to res m íos: si t e ­néis qué a t ravesa r los mares, no os em barquéis en un vapor cuyo capitán sea capitana.

Yo una vez me lancé en via je sentimental, a r ro s trando las iras del mar, de la vida, de ese m ar ta n bravio como él mismo ru g i­dor Cantábrico. L levaba en mi nave, frágil nave de m arfil, con. leves velas de b lanca ilusión, una m uje r t i n bella y ta n rubia cual pueda serlo Miss P iney W oods, que se empeñó en d ir ig ir la ma­n i o b r a . . . Y hoy puedo decir, con el poe ta :

Aún tengo la ropa en la o r i ­lla, tendida a secar.

N E U R A L G IADOLOR DE MUELAS ota.El SLOAN alivia estas punzadas instantá­neamente, con una aplicación. Sométalo a la prueba.

En las farmacias.

Elaborada por la

igerafing C %

EL NIÑO QUE SE FUE Y VOLVIO............( V iene de la Pag. 16)

Había pasado un mes y la se­ñora es taba cada día más descon­so lada; pero más llena de fé, cuan­do una mañana recibió un m ensa­je lacónico que decía :

“ Se le suplica concurra inm e­d ia tam ente a iden tif icar una cr ia­tura. que de ser su hijo, le será entregado en el ac to ’’.

En inútil t r a t a r de expresar con palabras lo acontecido con la v i r ­tuosa señora que llegó a compro--' b a r de la m anera más rigurosa que aquel e ra su hijo, y no el cuerpe- cito que se había sepultado en su p re se n c ia .

La señora regresó radiante de

gozo a su hogar, con su pequeño Carlos en los brazos, y poco des­pués. una car ta com pletam ente a- nómma. le tra jo un cheque por u- na buena suma de d inero .

“ Cuánto su f r i r ; pero no im por­ta!, dice ahora sonriendo la seño­ra de Shoenart. Tenía fé p ro fun ­da en mis oraciones y SAB IA, porque era, de just icia , que D ios tenía que devolverm e a mi hijo. La oración como la semilla, s iem ­pre produce fru tos . Y esta semi­lla bendita, que tan to regué con ruis lágrimas, me ha dado el f ru ­to que para mí es la m e jo r cose­cha: me ha devuelto al hijo de mis entrañas. E s to y pagada de so­b r a ! ! ”

DESTROZADA POR UN TIGRE

— G—

E n el Bellevue Zoological G ar­den, de M anchester , ha ocurr ido un drama, del que dan cuenta los periódicos de Londres.

Había en el parque un tigre real recibido de la Ind ia hace po­co más de un mes, y en tre el p e r ­sonal de dicho parque f iguraba una m uje r apellidada Lam bert, dé cincuenta y dos años.

La L am bert entró en la jaula del t ig re con ob je to de proceder a la limpieza, sin tener la p recau­ción de hacer pasar a la f iera al lugar destinado para su aislam ien­to. Olvidó la infeliz que el nuevo huésped estaba poco traba jado p o r la domesticidad. La costum bre adquirida en d iez años de e je rc i­cio de la profesión de no tomar precauciones con otros tigres la hizo confiar con exceso.

U n sobrino de la señora L am ­bert, muchacho de diez y nueve años, único testigo del suceso, re ­fiere éste de la siguiente m anera :

“ E s taba yo cerca de la jaula de los loros cuando oí voces an­gustiadas ' que decían: “E l tigre! E l t ig re !” M iré hacia el sitio don­de estaba áa fiera, y vi con espan­to que m ientras mi, t ía descuidada­m ente limpiaba el suelo de la ja u ­la, el t igre sa ltaba sobre ella y la a r ro jaba á t ierra , clavando su? ga­rras eñ•■■el' cuello de la infeliz.

Quisimos hacernos con un a r ­me de fuego para dar m uerte al t ig re ; pero por rápidam ente que procedimos, cuando regresamos an­te la jaula vimos a la pobre se­ñora L am bert sobre un gran char-

— '.'ÏÏTâilJ. H. J..' .' in i<nii

LO 0’ TRABAJA UN HOM­BRE EN UN AÑO

—G—

Un operario pidió aumento de sueldo a su patrón, y éste le hizo la siguiente cuenta:

— U n año tiene 365 días. U sted duerme duran te ocho horas cada día, lo que hacen 122 días de sue­ño, que restados de 365 días, de­jan 243; que después tiene 8 h o ­ras de descanso cada día, que ha­cen otros 122 días en un año, restados de 243, dejan un to ta l de 121 días; hay 52 domingos en un año; descontándolos quedan .69 d ías; tiene además 14 días fe r ia ­dos, que sustra ídos del último to ­tal, nos dejan 55 días; usted no t raba ja los sábados por la ta rde y esto d aun to ta l de 26 días en un año, reste también esto y quedan 29 horas ; ahora bien, usted emplea una hora y media en ir a a lm or­zar, lo que hace en un año .89 d ías; reste ésto y tiene usted un día.

Yo siempre le doy vacaciones el día de la F ies ta del T rabájo . A ho­ra le pregunto a u s ted : ¿se cree usted con derecho a aumento de sueldo?

— Entonces — replicó el obrero asustado— ¿qué diablos me paso haciendo yo todo el tiempo?

co, de sangre en uri rincón de la jaula, exánime.

E l t ig ré se había apartado de ella y la contemplaba con ind ife­rencia. Cuando se pudo re t i ra r a la señora Lam bert, aún Viva, fa ­lleció al conducirla al bqsgifaL.” ,

P or A . de V albuç$& $ ,H értiándezfX m m . *ÍÍ* *^*íf.«**

E n una b a r ^ h f e M en le­tras muy g c^d a í ': ' ■ ‘‘F a^o^ádelan- tado’.’

E n tró un paróquisno, pagó la cantidad señalada, y el barbero le d ijo :

— F alta el medio real para la misa.

— P a ra qué m isa?— le preguntó el parroquiano.

— P ara la. misa que pienso m an­dar decir por las almas de los pa­rroquianos que tenga la desgracia de degollar.

— Y si no los degüella usted, ¿devuelve el dinero?

— No, señor, lo gasto a la salud de los parroquianos a quienes afe i­to en celebridad de no haberlos degollado.

» 8

E n una barbería de tres al cuar­to había unos cuantos parroqu ia­nos esperando turno.

Llegó después de todos un am i­go especial del barbero, y éste, .conciuído que hubo con el infeliz .que tenia entre manos, indicó a v* amigo que se sentara e:i la ban- quilla.

E l prim ero a quien co rrespon­d a la vez se atrev ió a exclam ar:

— Hombre, que me toca a mí, que hace una hora que estoy espe­rando !

A lo cual el barbero le miró de través, y le dijo con mucho r e t in ­tín :

— Bueno, venga usted ahora!Como diciendo:Si vienes, te corto.Y el pobre paroquiano, que com­

prendió la in tención, tornó a es­pera r d ic iendo:

—;Siga usted, no he dicho nada.La función se repit ió varias ve­

ces, y el que esperaba turno no hubiera podido afe itarse si no se hubieran concluido los amigos del barbero.

El caso es que Idespués no sa­bemos si le co r tó ; pero regu la r ­m ente le corta r ía . . .

ludidos Menores de Males MayoresLa garganta Inflam ada, la s an gin as irritadas, no so la ­m en te causan grandes m oles­tias, sino que son advertencias de m ayores peligros. Basta fro­tarse exteriorm ente con MEN- THOLATUM. Por m uchos años m iles de personas han obtenido resu ltados benéficos in h a ­lando los vapores que el MEN- THOLATUM despide a l ser calen tad o .

l e n i n o m u mIndispensable en e l hogar

debe estar siem pre a m ano para atajar a fecciones de los conductos nasales an tes de que B e agraven. No tien e igual para im partir alivio en jaque­cas, dolores neurálgicos, cata­rros, resfríos, quem aduras, p i­caduras de insectos, etc . Pero exija el MENTHOLATUM leg í­tim o en sus envases originales: tubos, tarros o la tas. No se vende a granel. R echace enér­gicam ente las im itaciones.

«W W W m « «wrarnirém » • > .

■ EfWMir«7W

■ ■»*•- *• --*.**£? •' í-róCWK.*. ' i *«* m & ÿs t* * * -'* * > - * * - i* ; .F v- ^

© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.

Page 16: EL PRESIDENTE CHIARI EN CHAME - bdigital.binal.ac.pabdigital.binal.ac.pa/bdp/Periodicos/graficomar 20, 1926.pdf · ASO li. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE NUMERO 100 La Feria de EL PRESIDENTE

1 i;

<1/2 P A G I

Ü®n â s

AÑO fl. PANAMA SABADO 20 DE MARZO DE 1926 NUMERO 100EL N1N0 QUE SE FUE Y VOLVIO

La señora Shoenart, con su m arido inválido y carecien d o en su hogar de todo lo necesario , tu- vo que salir a buscar e l sostén de los suyos.— Su h ijito Carlos, que quedó en una cuna C a­

sa de M aternidad, fa llec ió en la m añana del d ía en que su m adre fue a sacarlo .— Undolor intenso y una a legría sin lím ites.

La joven señora de Caries Shoe­nar t , que estuvo t raba jando una semana en un gran almacén, de ventas de N ew York, recib ió la no tic ia de que su hiji to , que lo h a ­bía dejado en la cuna m a te rna l de Santa Barnaba, había muerto-

E l niño tenía cinco días de es­ta r en aquel sitio. La su fr ida y digna señora de Shoenart, estaba esperando rec ib ir el sábado su p a­go semanal, para ir a v is i ta r a su hiji to . H ab ía pensado llevarle un. vesti-dito nuevo y tam bién algunas ligeras golosinas y jugue tes bara to s .

T ed a la semana había transcu ­rrido en la difícil ta rea de ap ren ­der vv obligación de vendedora. P ero ella soportaba en silencio cuanta m ortif icac ión se p resen ta ­ba, ante la esperanza de tener el p lacer de ver el dig domingo, a su h iji to . y tener tam bién con qué a tender a la s necesidades de su pobre m a r id o .

E l esposo de la señora Shoenart, tuvo la desgracia de su f r i r un ac­cidente y rom perse una pierna. La enferm edad fue larga y costosa y los.' recursos com enzaron a esca­sear en el hogar de m anera alar manto- P e ro es ta esposa, que no es de las que se d ivorcian ni t ie ­nen m aridos por calendario, des­pués de enjugarse las lágrim as p o r ei cúmulo de desgracias que venían agobiándola, adoptó una pron ta reso luc ión : tomó su som­brero y se fué a buscar trabajo . Contó su situac ión e inm edia ta­m ente sobraron manos que se le te n d ie ran : regresó la su hogar y fe l iz ; había conseguido un puesto con un sueldo bas tan te rem unera­tivo- T end r ía para a tender a su a- d o ío r i ip esposo y por lo que se re fer ía a su h i j i to lo llevaría a u- na cuna m aternal donde perm ane­cería toda la semana- P ero el .do­mingo jo sacaría, y en la paz del hogar, en tre las sonrisas de su hi- jo y el cariño de su marido, bien podía o lv idar los do lores y am ar­g u e s con que la vida se había en caprxchado últ im am ente en m art i­r izarla •

Lí sábado en la mañana da señó­la recibió su paga^ Inm edia tam en­te se dirigió donde un barbero pa­ra que le hic iera una peluca. Des- puss entró a una t iendeciía y com ­pró un juego de ropa para su ni ñ i to ; un paquete de golosinas y dos juguetes de a t re in ta centa vos, El a juar estaba completo- Sólo faltaba com prar el tabaco pa­ra la pipa de su marido, y en cuan­to a ella, iba a adquir i r para sí un par de medias y un p a r de ligas m uy herm osas que había visto en la v id r ie ra de un almacén. P e r o . al pasar p o r una zapatería de niños! v ió unos monísimos zapatitos de razo que debían quedar adm ira

blçmontc a s u ’ cr ia tura. ¿Qué ha­cer si el d inero no alcanzaba? / D e ­ja r a su' h ij i to sin los zapa to s0 Im posible! ¿A su m á/ido sin t.a baco? M enos aún! P e ro quedaba un remedio! E lla no ce com praría las medias ni las ligas. El prqble ma estaba resucito -

Con el corazón, saltándole de gozo en el pecho, la v ir tuosa se ñora tocó en la puerta , de la cuna m aternal

“ Vengo a ver a mi Id j i lo que lo tra je e-1 lunes- Se llama Carlos Shoenart. Ocupa Ja carea No- 273. Y quiero pagar tam bién el im por­te de lá semana que adeudo. ¿Cifin to e s ? ”

La madre que salló à recibirla se quedó pensativa y m irándola con fijeza- Al fin le respondió len ­tam en te ; pero con algo de emo ción:

“ Sabe usted señora, sabe usted, que Bueno! Son seis días acinco reales diario?! E s tá bien! Pero, Es decir- Como le decía- Sa- . be usted - . P e ro el niño ham u e r to !”

La señora recib ió el golpe con un e-stoitíismp 'inexplicable- P r i ­mero. sus ojos se, velaron de t e ­nues lágrim as; después- un tem . blor y frío de agonía invadió su cuerpo todo

P ero era ya, demasiado para u na infeliz mujer.- Las piernas le n .tquenron y cayó de rodillas .

“Dios, mío, Dior/ mío.!, j i j o en­tre un raudal, e le ' lágrim as e hipos de congoja- ¿ P e r qué tanto cast i­go? Y la pobre péñora enloquecí da, desesperada- rezó: V g r itos ‘ en medio de la sala; donde varios c i r ­cunstantes la contemplaban sumñ* dos en el más profundo silencio, y . cpr. él más vivo dolor re tra tado-en el semblante , i

La Péñora se' s.erérió a l 'f in .“ Quiero ver a mi h i jo !“ .d ijo a

se había quedado en ac titud m e d i ­ta tiva . ó '

‘V'C*t aquí, seño ra !” respondió la m adre guiándola por un pasillo.

P ero al pasar cutre tanta cria tura la s-.ñorq. volvió a Sufrir un r e t e r r te rr ib le de desesperación.

‘ Ca-los. mi C a rlo s !” gr i tó pa rpáncioqe en raedlo del salón. ¿P o r qué hi u to mío, has aban donado a tn infelicísima m adre? Carlos. C a r lo s !”

“ Mamá, m am á!” respondió una c r ia tu ra al fin de la sala.

"A hí está mi h i jo ! ”, dijo la se­ñora, corr iendo hacia el sit io de donde había salido la respuesta •

P e ro la m adre la detuvo- “ Ese no es su hijo, señora! Su h ijo es­tá aq u í!”

Y em pujándola suavemente la hizo pene r tra r al mortuorio . La se­ño ra Shoenart p ro tes tó de que a- nuel fuera su deudo- F ué en va­no que la madre le aseguraba que las c r ia tu ras se desfiguraban, des pues de las v iolentas convulrfo nes que preceden a la muerte . La señera dudó- P ero al fin, perfec lamento convencida, f ren te al blan­co cajoncito que fué destapado, no Je quedó más remedio, que l lo ra r y más l lo ra r .

P e ro no direm os que esc fué su único remedio. Le quedó unosuperio r que fue el de la oración. La señora no cesaba de rezar ¿e día xi i de noche •

“Tengo la evidencia, decía, di: que D ios me devolverá a mi hijo! Es injusto que rae lo quite des nués -de lo tanto que llevo de su­frir . Dios tiene que devolverme a mi c i ia tura , aunque mis ojos la han visto m eter la en el n icho” .

(Pasa a la 15)

EARL GEIGER

> »y, 1/ <v 1pk : '• £-• .• ? v , '• 1Bi-frE . ‘'K'* . .-y ,<■ "V >;c • s.\. J

1 ' :Î

I / * i

Campeón w e lte r en Sur A m érica , quien probablem ente 'se

m edirá ^¡lronto con Young H arry W ills.

¡Belba siempre “ R on C*1 / JJ T?Jaros 1

---

ónico Reconstituyente© BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO J. CASTILLERO R.