El primer educador indígena

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El primer educador indígena: Manuel Z. Camacho Manuel Z. Camacho, fundo en 1903 en Utahui-laya, en el distrito de Plateria, Provincia de Chucuito Puno, la primera escuela indigena en Puno y una de las primeras en América del Sur. José Portugal Catacora escribió sobre esta escuela en su libro inédito "Historia de la Educación en Puno". Aquí el texto. La legendaria escuelita de Utahui-laya Platería Utahui-laya es una pequeña comunidad situada en las proximidades del distrito de (Plateria en) Chucuito. La conforman pocas viviendas y consiguientemente pocas familias que huyeron de la voracidad de los hacendados, en este caso de Agustín Tovar, dueño de las haciendas de Collacachi y Viluyo, entre las cuales se encontraba la primitiva vivienda de los familiares del fundador de la escuela, Manuel Camacho, el precursor del indigenismo, el Espartaco de su raza. La escuela fue establecida allí con esperanzados objetivos de enseñar a leer y escribir, instalar el adventismo, liberar a los suyos y elevar su cultura. Cuando en algunos casos, los campesinos eran convencidos para vender sus tierras a los hacendados se fraguaban documentos falsos pues se hacía aparecer que recibían sumas equitativas de dinero, cuando esto no era cierto. En consecuencia, los escritos eran medio de engaño y estafa. Esto concitó en los campesinos la idea de que ellos y sus hijos debían aprender a leer y a escribir. Manuel Camacho que ya había corrido mucho mundo, cuando volvió a su tierra en 1902 captó esta inquietud de los suyos y puntualizó como uno de los objetivos el enseñar a leer y a escribir.

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El primer educador indígena: Manuel Z. CamachoManuel Z. Camacho, fundo en 1903 en Utahui-laya, en el distrito de Plateria, Provincia de  Chucuito Puno, la primera escuela indigena en Puno y una de las primeras en América del Sur. José Portugal Catacora escribió sobre esta escuela en su libro inédito "Historia de la Educación en Puno". Aquí el texto.

La legendaria escuelita de Utahui-laya

Platería

Utahui-laya es una pequeña comunidad situada en las proximidades del distrito de (Plateria en) Chucuito. La conforman pocas viviendas y consiguientemente pocas familias que huyeron de la voracidad de los hacendados, en este caso de Agustín Tovar, dueño de las haciendas de Collacachi y Viluyo, entre las cuales se encontraba la primitiva vivienda de los familiares del fundador de la escuela, Manuel Camacho, el precursor del indigenismo, el Espartaco de su raza. La escuela fue establecida allí con esperanzados objetivos de enseñar a leer y escribir, instalar el adventismo, liberar a los suyos y elevar su cultura.

Cuando en algunos casos, los campesinos eran convencidos para vender sus tierras a los hacendados se fraguaban documentos falsos pues se hacía aparecer que recibían sumas equitativas de dinero, cuando esto no era cierto. En consecuencia, los escritos eran medio de engaño y estafa. Esto concitó en los campesinos la idea de que ellos y sus hijos debían aprender a leer y a escribir. Manuel Camacho que ya había corrido mucho mundo, cuando volvió a su tierra en 1902 captó esta inquietud de los suyos y puntualizó como uno de los objetivos el enseñar a leer y a escribir.

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Camacho por sus viajes por el extranjero había adoptado el credo adventista, siendo bautizado en Santiago de Chile. De modo que cuando volvió al Perú su tierra natal, al fundar la escuela de Utahui-Laya se propuso iniciar desde allí la propagación del adventismo en el Altiplano.

Según Camacho, el adventismo seria la doctrina salvadora de su raza de las presiones que los tenían en estado salvaje y de esclavitud de los mestizos. Así que fue Utahui-laya el primer foco de adventismo en el Altiplano y no Platería. Platería fue más tarde en 1912.

Manuel Camacho como hombre de mundo, tenía idea clara de la democracia, pues había estado en Estados Unidos, en Chile y en Lima. Por tanto intentó la gigantesca tarea de elevar el nivel cultural de los indígenas convencido de que teniendo una cultura valiosa con la educación podía superar a la cultura occidental. Tenía fe ciega en este objetivo porque llegó a estudiar la historia peruana y estaba seguro de que descendía de una cultura de caracteres superiores que habla sido truncada y que había que restaurar. Utahui-laya fue el intento inicial de esa gran tarea.

Organización y funcionamiento.

La escuela de Utahui-laya se instaló en su choza, formada de dos habitaciones y dos paredes. Prácticamente empezó sus labores funcionando al aire libre, sentado sobre cajones de alcohol y piedras, colocadas junto a las paredes.

Manuel Camacho no era maestro ni había estudiado para tal, pero su pasión redentora engendró su intuición y llego a desempeñarse como uno de los educadores de más avanzada.

Todos los días lograba que los niños llegaran bien lavados y limpios. Por las mañanas enseñaba a los yoqallitos a leer y escribir, se ignora el método que empleaba, pero lograba que aprendieran, eso era lo más significativo. En las horas de descanso jugaba con los alumnos diversos juegos que el habla aprendido, asistiendo a las escuelas sabáticas de las ciudades donde estuvo. Por las tardes salía al campo a pasear y a observar la naturaleza y sus elementos, como belleza y como recursos natural. Y a la vuelta a manera de descanso les explicaba la doctrina cristiana, contándole la vida de Cristo y sus parábolas, en la lengua natal de los niños. En esto se parecía a Tolstoi que se pasaba todas las tardes enseñándoles pasajes bíblicos del cristianismo en su escuela de Yasnaya Poliana.

Eso, era la escuela de Utauhi-laya y eso es lo que hacia el maestro Manuel Camacho. No tenía una organización administrativa legislada, ni programas oficiales; pero tenía la conciencia de conducir la vida de sus alumnos por el camino de la superación cultural y de la redención de su estirpe.

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Como termino Utahui-laya

Desgraciadamente aquella escuela solo duró dos años.En 1905 se produjo el levantamiento indígena de Pomata que puso en peligro, haciendas y pueblos de la zona. Las autoridades se movilizaron y aprovecharon para ejercitar venganzas con los indígenas.El gobernador de Chucuito aprovechó la oportunidad para tomarlo preso y acusarlo de participar en aquel levantamiento. Aunque Camacho no habría escatimado su colaboración para unirse a la causa de los levantados en Pomata, la verdad era que no había ninguna participación, pues Pomata está cerca de veinte leguas de Chucuito y los medios de comunicación en aquel entonces eran muy lentos. Pero fue encarcelado en Puno y obligado abandonar a sus yoqallas de Utahui-laya.

Cuentan que un día de 1905, Camacho transitaba entre Plateria y Chucuito. Ese mismo día, acompañado de un gran y obsecuente séquito, Pablo Carpio, viajaba hacia Platería el Obispo Valentín Ampuero, que tan anticristianos recuerdos ha dejado en Puno. El encuentro inevitable se produjo, Camacho fue identificado por información del gobernador y se entabló un dialogo en el que se tradujo la cultura superior de Camacho y la actitud abusiva del Obispo, quien ordenó que se le tomara preso.

Si la escuela de Utahui-laya hubiera continuado habría sido, a no dudarlo, el primer semillero de la revolución social peruana, como lo fue la escuela Yasnaya Poliana en Rusia y Manuel Camacho habría sido para el Perú, lo que León Tolstoi fue para la gran Rusia abatida y conculcada por los Zares.

Si bien la obra de aquella escuela no logro trascendencia porque apenas duró dos años, funcionando en estrechas condiciones, ya que hasta el local era su choza, en cambio cabe valorar su significado y el valor de Camacho.

Su significado

En primer lugar fue la primera escuela en el Perú y en América para niños indios y con profesor indígena.Allí se empezó la labor de alfabetización, para abrir los ojos del

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campesinado acerca de la cultura occidental, allí empezó la educación sanitaria curando enfermos con medios que aprendió estando en el Hospital 2 de Mayo de Lima y enseñando a la gente a preservarse de los males mediante la higiene personal, de los vestidos y de los ambientes en que viven; allí empezó la liberación de las conciencias individuales de las ataduras de la ignorancia mediante la doctrina cristiana del adventismo; en fin allí, comenzó la redención social que medio siglo después se logró con la devolución de las tierras a las comunidades, tierras que los españoles primero y los terratenientes después les arrebataron.

Camacho héroe civil

Si Túpac Amaru, Pumacahua, cusqueños, y Apaza puneño y Ruminaqui intentaron liberar a su pueblo por la fuerza, Camacho intento hacerlo por el camino de la PAZ y la civilización corriendo, sin embargo, la misma suerte que sus antecesores. Por esto debe declararse a Manuel Camacho héroe civil porque toda su vida fue una odisea y sus actos, fueron objeto de injustas represalias que sufrió hasta su ancianidad, muriendo con la alegría de ver avanzada su obra de otros hombres que siguieron su ejemplo y caminaron por el mismo camino de redención de su raza.

(La foto de Manuel Z. Camacho ha sido tomada del video: Centenario de la educación adventista)

Publicado por yanapiri Etiquetas: Maestros Puneños

1. Atilio Arpasi C.12 de diciembre de 2012 15:05

en verdad manuel Z. Camacho es el cacique indígena que inició en la educación y el resurgimiento de la raza indígena, no es tan cierto que solo fue por el periodo de 2 años, ya que despues de su llegada en el año de 1998, des pues de su estadía en UTAWILAYA en 1902 inicia su primigenia escuelita Libre de Utawilaya, en 1904, es autorizado por el supremo gobierno como escuela particular... 1906 asiste a la fiestas patrias en la plaza de chucuito con su escuelita .. cantando el himno nacional al pie del reloj solar... al ver amenazada su labor educadora acude al apoyo de la iglesia Adventista .. llegando así 1910 Fernando A. Stahl... a utawilaya... 1913 se traslada manuel Z. Camacho y fernando A. Stahl a las nuevas instalaciones a Platería, por lo tanto continua dicha labor educacadora en la ahora llamada I. E. P. Fernando A. Stahl en platería y des de ese lugar se expandió a todo la Rgion de puno aun traspasando las fronteras. SUS ALUMNOS NO ERAN NINÑOS EN UN PRINCIPIO todos pasaban los 20 años para arriba... un aporte de INDÍGENA DE UTAWILAYA - COMUNIDAD RINCONADA - PLATERÍA ---- Atilio Arpasi C.

La primera escuela Rural Manuel Z. Camacho

Escribe: Edwin Quilla, Eliana Barreda y Wilber Choque | Cultural - 31 ene 2010

Aymara aru arsuwi qillqawinaka taqi kasta aruskipawinakana ukhamaraki

yanapt’irikatakiwa. Kunatixa (khaysa) Puno sata jach´a markasanxa nayra

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maranakatpachawa aymara arusa jisk’achatatayna. Jani aruru uñjata. Parliri jilatanakasa

kullakanakasa uñisita; jani jaqiru uñjata. Ukatwa; taqi chuymampi amtañani aymara jilataru

Manuel Allqa Cruz (Z. Camacho); jupasti taqi jaqinakaru yatichatayna; qilqaña, ullaña

castellano aru, ukhamasti uywanaka wali suma uywaña yatichatayna. Aymara jakinakaru

nayraqataru sartayañataki, jupasti k’ala chuymampi amuyt’atayna. Ukhamaraki

sarnaqawipa uka tuqita yatxatapxañani.

¿QUIÉN ES…?

Sin duda alguna, es uno de los grandes personajes que supo desafiar al sistema político

por una justa causa, de transmitir y defender los derechos de sus hermanos de los andes

peruano, ya que en ese entonces los jaqis estaban condenados a tener una vida

paupérrima, sin tener ningún derecho sobre su propia existencia; hasta llegaron a

considerar a los andinos como seres inferiores o simplemente llamarlos como salvajes

que debían desempeñarse en actividades muy duros (en su gran mayoría en el sector de

la minería). Y ahí llega un gran hermano que quiso poner fin a esta masacre, pero tuvo

grandes adversidades y dificultades para llevar adelante este proyecto, ya que las

principales autoridades se opusieron cabalmente y así querer aniquilar toda la esperanza

de tener una educación para los hombres andinos.

Cabe resaltar que Manuel Allqa Cruz (Manuel Z. C.), considera a la educación como la

única salvación de la subordinación y ve como el medio de liberación frente a la masacre

de los mistis.

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BIOGRAFIA

Nació en el AYLLU CUTIMBO EL 25 DE DICIEMBRE DE 1871. Su padre fue Benedicto

Allqa y su madre Eulalia Cruz Camacho. Sus padres conocieron al arriero Antonio porque

el ayllu Cutimbo se encuentra al lado del camino de herradura que viene de Moquegua y

va hacia Puno. A los escasos 12 años Manuelito es entregado al arriero quien se lo llevó a

la ciudad de Moquegua.

El viaje hasta Moquegua duró cinco días. Las distancias eran enormes. Eran horizontes

totalmente abiertos a los cuatro puntos cardinales. Después de un largo y cansado viaje

llegaron hasta la ciudad de Moquegua. Ingresaron por la noche, cuando las luces estaban

prendidas en las calles. La casa de Antonio quedaba fuera de la ciudad. Era un amplio

local donde guardaba a los animales. Salieron a recibirlos su mujer y sus tres hijos. La

esposa de Antonio se llamaba Doña Mercedes.

UNA NUEVA FAMILIA

Un día, el arriero Antonio, junto con su mujer le hablaron: “Nosotros somos una familia

pobre, con hijos. Yo (Antonio), casi no permanezco en casa, tengo que viajar por varias

ciudades llevando la mercadería. Pasado mañana tengo que salir a la ciudad de Tacna

para entregar a los comerciantes los productos que hemos traído de Puno. Así hemos

pensado, con mi mujer, entregarte a mi compadre, el Doctor Higinio Herrera a su esposa,

mi comadre Juana Pomareda. Es un hogar sin hijos, con ellos vas a vivir. Ellos también

me han suplicado que les consiga un niño serranito” después de un día Antonio y

Manuelito se dirigieron hacia la plaza, atravesaron de un extremo a otro e ingresaron a

una calle amplia, con anchas veredas. Se detienen junto a una bonita casa pintada de

blanco. Antonio tocó la puerta, al momento salió la señora Juana Pomareda y dijo: “Tu

compadre se encuentra en el consultorio, ya debe regresar almorzar”. A lo que respondió

Antonio: “Comadre, le traigo su encarguito, al serranito éste. Es puneño, sus padres han

perdido sus tierras, ahora son colonos de una hacienda”. Para terminar, a modo de

consejo agregó: “El cholito se va acostumbrar luego con ustedes”. Y dijo: “Manuelito acá

nos despedimos, quédate con mi comadre, sé obediente con ellos, llegaran a quererte

como a un hijo, yo cuando vuelva a Puno, buscaré a tu padre y le diré que estas bien, en

una casa de mucho respeto”

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Al año siguiente ingresó a la Escuela Municipal del pueblo de Moquegua, donde estudio

hasta el tercer grado, es decir la instrucción primaria completa (en ese tiempo la primaria

completa era de tres años, hasta el tercer grado). Tuvo como profesores a Don Armando

de la Flor, que enseñaba la lectura y escritura del idioma castellano, Don Gavino Vizcarra

enseñaba la matemática y el Cura Zuñiga, párroco del pueblo, enseñaba Historia Sagrada

y el Catecismo.

Durante la década de 1870 al 80, se produjeron importantes acontecimientos. Se inició el

ciclo del comercio lanero y el despojo intensivo de las tierras de las comunidades por los

hacendados, para lograr el crecimiento de sus haciendas. Esto, por haber logrado en los

mercados de Europa una alta cotización la lana de ovino y especialmente de alpaca.

También en esta década se inició la penetración del comercio arequipeño a la región de

Puno. Otro hecho importante fue la llegada del ferrocarril a la ciudad de Puno, capital del

departamento, el 1 de Enero de 1874. En esta década también se inició la navegación en

el Lago Titicaca. El 30 de Abril de 1871 se puso la quilla del vapor Yapura. Su

lanzamiento fue el 19 de marzo de 1872 y el 7 de Agosto de 1873 hizo su primer viaje a

los Puertos de Yunguyo y Copacabana. En suma, fue la década de la expansión violenta

de los latifundios puneños y la aparición de los gamonales más feroces y sanguíneos. Al

mismo tiempo, como respuesta a estos hechos, surgieron los líderes campesinos más

combativos, como Juan Bustamante, “el mundo Purikuj”, y su trágica muerte en el pueblo

de Pusi el 2 de Enero de 1865.

LA JUVENTUD Y EL VIAJE A ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMERICA

Cumplido los 16 años de edad, viajó a la ciudad de Lima con el italiano Iscardi, quien era

amigo de Manuel Z Camacho (se conocieron en la ciudad de Moquegua, por que el

italiano tenía una tienda). La primera semana del mes de Septiembre se despidió del Dr.

Higinio Herrera y su esposa y emprendió el viaje.

Viajaron por el puerto de Ilo y llegaron en un barco chileno hasta el puerto del Callao.

Permanecieron algún tiempo en la ciudad de Lima, donde el italiano tenía amigos.

Después, en el puerto del Callao se embarcaron, en un barco de bandera italiana, con

destino a San Francisco en los Estados Unidos de Norteamérica. El viaje duró cerca de

un mes hicimos escala en Talara, luego en Guayaquil, Panamá, Acapulco, Tijuana y San

Francisco, donde permanecieron cerca de un año con el italiano Iscardi. Al año siguiente

regresamos a Lima. En el año 1888 se separaron.

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Manuel Z Camacho regresa a Moquegua. A su llegada encontró al pueblo muy agitado, se

estaban organizando los montoneros para luchar contra Cáceres. Z. Camacho,

inmediatamente se incorporó como soldado.

DECIDE CAMBIAR DE APELLIDOS

En Diciembre del año 1894, Manuel Z Camacho, cumplía 24 años de edad. Para

incorporarse al ejército revolucionario decidió cambiarse de apellidos. El paterno Allqa lo

reemplazó por Zuñiga, en memoria del cura Zuñiga, recordado profesor de historia

Sagrada en la Escuela Municipal del pueblo de Moquegua; de su madre tomó el segundo

apellido: Camacho. Desde esa fecha en adelante su nombre será Manuel Zuñiga

Camacho o sencillamente Manuel Z. Camacho.

RUMBO A CHILE

El 16 de Abril de 1896 salió de Lima con destino a la ciudad de Iquique, ya territorio

chileno. En Iquique conoció a los chilenos Manuel Vivanco y Melchor Estrada, con

quienes mantuvo una amistad fraterna.

EL REGRESO A LA TIERRA NATAL

Cuando cumplía 27 años de edad. Se embarcó en Valparaíso en un barco chileno,

después de una travesía de diez días desembarcó en el puerto peruano de Mollendo.

Llegó a Puno el 18 de Enero de 1898. De inmediato se puso a buscar a sus padres. Viajó

a pie a su comunidad. Fue grande su sorpresa al encontrar solamente ruinas y vestigios

de las casas destruidas. Cuando observaba el lugar de su recuerdo, llegó un hombre a

caballo, venía a todo galope, paró a poca distancia e inmediatamente desmontó y lo dijo:

“¿Qué buscas? ¿Has perdido algo? El hombre era un cholo robusto, armado con grueso

zurriago. Le ordenó que de inmediato tendría que retirarse si no quería ir preso a la casa-

hacienda, por sospechoso de ser un abigeo, porque tenía cara de tal. Él respondió: “Que

no era así, lo que buscaba era mi comunidad, la casa de mis padres”. El hombre le dijo.

“Estás loco, acá nunca hubo comunidad alguna. Estás dentro de la hacienda Collacachi

de propiedad del Doctor Agustín Tovar Arce.

Otro día, cuando estuvo caminando por las calles de la ciudad de Puno, precisamente la

calle de los puentes, casualmente se encontró con Santiago Arpasi, quién le informó que

su madre se encontraba en la parcialidad de Utawilaya, jurisdicción del distrito de

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Chucuito, cerca al centro poblado de Platería. Viajó a ese lugar. El encuentro con su

madre fue muy emotivo, de la alegría pasaron a las lágrimas. La abrazó entre sollozos,

ambos lloraron un largo momento. Su madre también lloraba de alegría. Ella le dijo: “Tu

padre (Benedicto Allqa) ha muerto siendo colono de la hacienda Collacachi. Yo, al

quedarme viuda bajé a la ribera del Lago Titicaca en busca de libertad, ahora vivo en esta

parcialidad; me he casado con Basilio Arpasi, con el que tengo dos hijos”. Escuchó en

silencio a su madre y se quedaron junto con la nueva familia.

LA PRIMERA ESCUELA RURAL EN PUNO

En el año 1902 fundó la primera Escuela Rural en el departamento de Puno. La escuela

funcionaba en su domicilio (en la casa de su padrastro) en la parcialidad de Utawilaya. El

local era una amplia sala que construyó con tal objetivo. Enseñaba a sus discípulos

(hombres, mujeres y niños de toda edad) la lectura y escritura del idioma castellano y la

interpretación y el estudio de la Biblia. Además, curaba a los enfermos y daba

orientaciones para la crianza de los animales y el cultivo de las plantas alimenticias. El

profesor Julián Palacios, gran educador fue su gran amigo y consultor. Un día llegó a su

casa a realizar una visita y a conversar sobre la educación. Ese día se quedaron hasta

tarde y por último se quedó adormir. Al día siguiente, en la mañana, momentos antes de

partir a la ciudad de Puno, llegó a su casa un humilde campesino quien lo solicitó que

fuera a curar a su mujer que se encontraba muy enferma: animó al hermano Julián a que

lo acompañe a la casa del campesino.

Las autoridades, como los jueces de paz, los gamonales, el Tata-cura de los pueblos de

Ácora y Chucuito, llegaron a saber que Manuel Z. Camacho había tenido el atrevimiento

de abrir una escuela en el campo (y en su propia casa) para enseñar a leer, escribir y

hablar el castellano a los indios. Estas autoridades de inmediato se indignaron y buscaron

la forma de impedir que la escuela siga su curso normal; también planearon la forma de

castigarlo.

Después fue encarcelado en varias oportunidades, siendo amenazado de muerte y sin

tener miedo a nada siguió con su proyecto de educación. Dando un resultado

extraordinario ya que desde ese entonces los pueblos se organizan y logran liberarse del

yugo de los karas.

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FELICIANO PADILLA

¡Al maestro con cariño!

Por Feliciano Padilla Fuente: Puno, junio 2008

Hablar de la historia de la educación, sin focalizar los aspectos más trascendentes de ésta, puede llevarnos a divagar o a soslayar lo que es importante en de dicho proceso. Por tal razón, hay necesidad de ponerla de pie para que todos estemos en condiciones de interpretarla con propiedad. La educación formal, alejada de esa otra que se

genera desde el seno de la familia, la calle y los distintos escenarios de la sociedad, ha sido promovida, casi siempre, por el Estado que le confiere su carácter e intereses propios y; en algunos casos excepcionales, por las mismas comunidades campesinas, interesadas en reivindicar este derecho, negado para ellas, desde la colonia y a lo largo de la república.

Merece, por eso, referirnos primero a esa educación formal atesorada en la conciencia de las comunidades indígenas como una reparación histórica. José Luis Velásquez Garambel (2007) publicó una investigación con el título de “Movimientos Sociales y la Escuela en el Altiplano” (1860-1936). Este trabajo nos muestra, de manera documentada, la relación umbilical que se estableció entre las rebeliones acaecidas en el Altiplano peruano desde 1860 hasta 1936 con las justas reivindicaciones en materia educativa. No cabe duda que las insurrecciones se produjeron contra la explotación gamonal, por la recuperación de tierras, contra la tributación irracional y las distintas formas de explotación de la fuerza de trabajo del campesino. Sin embargo, en todas ellas, desde el levantamiento armado de Juan Bustamante, pasando por la revolución de Wancho Lima (1923), hasta los episodios de 1936, la educación ocupó el segundo punto de la agenda política de la masa indígena. La revolución de Wancho Lima tuvo indudablemente un contenido político y económico; pero, de las actas y los manifiestos se deduce que la educación de los aymaras fue uno de los pedidos más sentidos. En un artículo que escribí hace poco se da cuenta de que, desde inicios del siglo XX funcionaba una escuela clandestina en casa de Mariano Luque o Antonio F. Luque, a donde asistían tanto niños como personas mayores. En 1923, el presidente Carlos Condorena exclamaba ante los abusos de los hacendados: “Si los mistis incendian 05 escuelas, nosotros levantaremos 10, y si queman 10 escuelas, levantaremos 20”.

Sin embargo, el momento más importante de la historia de la educación promovida desde las comunidades indígenas tiene que referirse necesariamente a la Escuela de Utawilaya fundada por ese valiente aymara llamado Manuel Alqa Cruz y, más tarde, Manuel Z. Camacho, quien en 1904 fundó la primera escuela para indígenas utilizando los ambientes de su propia casa. Las principales “áreas de trabajo” fueron la higiene para prevenir las enfermedades, la lecto-escritura y la formación moral. Luis Gallegos (1993), en su libro “Manuel Z. Camacho: biografía de un aymara” sostiene que la escuela fue fundada en 1902. Cualquiera fuera el año, la importancia de la Escuela de Utawilaya radica en que fue un gran intento de redención indígena que causó la ira de los hacendados, jueces y curas, quienes, de concierto, complotaron contra la educación de

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los aymaras, denunciando rebeldías inexistentes y transgresiones a la ley que nunca se consumaron, pero, que fueron pretextos puntuales para que el obispo de entonces, monseñor Valentín Ampuero, castigara a zurriagazos al heroico educador aymara. No satisfecho con esta humillación, a pedido del mismo monseñor, Manuel Z. Camacho fue torturado, encarcelado y enjuiciado por el delito de haber fundado una escuela para indígenas. No obstante estas dificultades, la Escuela de Utawilaya se sostuvo aproximadamente una década gracias a la valentía y la terquedad de su fundador y al apoyo que recibió del pueblo y del pastor evangélico Fernando Stahl. Con justa razón, Manuel Z. Camacho ha sido considerado precursor de la educación rural en el Perú.

Por su parte, la educación promovida por el Estado ha seguido un camino zigzagueante y dramático. Pueden constituirse en verdaderos hitos la labor de San Martín, que el 6 de julio de 1922 fundó la Escuela Normal del Perú (fecha vinculada al día del maestro) y la Escuela de Primeras Letras para el pueblo. Subrayamos, igualmente, por su gran importancia, la actitud formadora del general Bolívar, quien estableció la enseñanza obligatoria, ¡ah!, y la enseñanza gratuita en el nivel elemental. Fundó Bolívar varios Colegios entre ellos los de Ciencias y Artes de Puno y Cusco. Otro mandatario digno de ser mencionado fue Ramón Castilla, quien extendió notablemente la cobertura de la enseñanza primaria, fundó la Escuela Normal Central de Lima y decretó el Primer Reglamento de Instrucción Pública en 1850. Naturalmente, los alcances de la educación, por las restricciones del presupuesto quedaron en el papel y no cubrieron nunca las necesidades de las poblaciones pobres de las ciudades, ni de las zonas rurales. También, hay que reconocer, en esta ocasión, la labor cumplida por José Pardo y Barreda en su primer período (1904-1908), quien “confirió un gran presupuesto para la educación nacional, que alcanzó el 15% del presupuesto general de la república (50% más que Toledo y García); estableció el ingreso de las mujeres a las universidades, creó los Colegios Nocturnos para obreros, estableció la educación gratuita y obligatoria para varones de 6 a 16 años y, de 6 a 12 años, para mujeres. José Pardo entregó gratuitamente 160,000 ejemplares de textos y 3,000 mapas para uso de los escolares; reorganizó la Escuela Normal de Mujeres de Lima y creo la Escuela Normal de Varones; concedió becas de post grado a muchísimos profesores que viajaron a Inglaterra, Estados Unidos y Suiza; contrató profesores belgas para la Escuela Normal y docentes alemanes y suizos para el Colegio Guadalupe” (Zárate, Adolfo, 2008). Se reconoció el carácter profesional del profesor y se les asignó un sueldo equivalente a diez veces de lo que ganaba el profesor en 1970. En 1972 el profesor ganaba un promedio que superaba los 1,200 dólares; hoy gana el equivalente a 300 dólares promedio. Por evidencias innegables, podemos asegurar que la educación tuvo en el gobierno de José Pardo un protagonismo que nunca alcanzó antes ni después de este presidente-educador.

Hoy la educación vive una de sus crisis más profundas. El problema tiene larga data y viene desde la contrarreforma (después del gobierno de Velasco Alvarado) y comprende falta de infraestructura, laboratorios y bibliotecas; falencias en la formación de los profesores, deficiencias en el logro de comprensión lectora y solución de problemas de lógica y matemática en nuestros alumnos, remuneraciones irrisorias, etcétera; pero, nuestros gobernantes actuales lo han profundizado y extendido porque tras sus políticas educativas esconden sus intereses neoliberales y una barata filosofía pragmática-utilitaria. Por eso son responsables de cuanto sucede en la educación peruana. Se observa con pena cómo la retórica se impone sobre la realidad y; cómo la mentira, sobre la verdad. Es

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cierto que ya se cuenta con un Proyecto Educativo Nacional elaborado por el Consejo Nacional de Educación, sobre la base de los aportes del Foro Nacional Educativo, el Acuerdo Nacional y otras mesas de trabajo, que establece la orientación, los objetivos estratégicos, las políticas de estado y las acciones establecidas para dar solución a cada nudo crítico; sin embargo, hasta ahora no se materializa ni al 10% por falta de presupuesto y decisión gubernamental. Más parece que el Proyecto Educativo Nacional (que debe ser debidamente estudiado por nosotros) sirve para encubrir errores e insolvencias. Por esta razón, el Ministro de Educación trata de ocultar este rotundo fracaso con una lucha fratricida en contra de los profesores, a quienes se acusa de ineptitud y graves falencias académicas y pedagógicas. Y cómo si esto fuera poco, se les responsabiliza, sin ningún rubor en la cara, del fracaso de la educación. Con esta estrategia nefasta se pretende desmovilizarlos políticamente, por medio de dos maniobras: desprestigiarlos y derrotarlos ahí donde duele más, su autoestima y, ponerlos en contra del pueblo que, con seguridad, quiere mejor calidad educativa y mejores profesores. Esto es lo que se esconde detrás de las bravatas del Ministro, a la que algunos dirigentes le dan más leña al fuego al oponerse por oponerse a la capacitación, sin dar ninguna otra alternativa, dice que para evitar la evaluación.

Quizá no podamos evitar la evaluación porque está prevista en el Art. 15 de la Constitución, Art. 57 de la Ley General de Educación, estaba en el Art. 164 del reglamento de la Ley del Profesorado y lo está en los artículos referidos al ingreso, permanencia y ascenso de la actual Ley 29062 de la Carrera Pública Magisterial. Al oponernos a la capacitación, desarmamos a nuestros maestros por una parte y, por otra, proyectamos una imagen negativa hacia la sociedad. La única manera de darle vuelta a la tuerca es estudiar, actualizarnos y capacitarnos. Así le taparemos la boca al gobierno, proyectaremos una imagen positiva a la sociedad, a nuestros hijos y a nuestros estudiantes. Y recordar, siempre, que nuestras únicas armas son la unidad, el estudio y la lucha consecuente.

En este día tan importante rindo homenaje a los todos los maestros de Puno en la memoria de Manuel Z. Camacho, José Antonio Encinas, Telésforo Catacora, María Asunción Galindo, José Portugal Catacora. Saludo a todos mis alumnos que son maestros como yo y que trabajan en las cordilleras venciendo la altura y el frío; a las y los que están en la selva puneña luchando contra la feracidad de la jungla y la incomprensión; a las y los que están en las ciudades cumpliendo con su gran labor formadora pese a los psicosociales utilizados por el gobierno para desacreditarlos. Saludo a mis ex colegas y ex alumnos del Instituto Superior Pedagógico de Puno; abrazo con emoción a todos mis compañeros de la Universidad Nacional del Altiplano. Saludo a los maestros Juan Carlos C., Rómulo B., Simón R., Wálter P.Q., Dorian E., Luis P., Adrián Miguel C., Lucila A., Adolfo Z., Ronald R., José Luis V., quienes me han dado suficientes motivos para sentirme orgulloso de haber sido su profesor; a todos los que me recuerdan o me han olvidado; a todos los que me quieren y a los maestros-escritores que me odian gratuitamente por querer escribir como ellos. ¡Salud!