EL RELIEVE Y LAS PRECIPITACIONES · año y de los años, las lluvias del Mediterráneo presen tan...

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EL RELIEVE Y LAS PRECIPITACIONES (Notas relativas a la Cordillera Cantábrica y Sistema Penibético) Las cordilleras juegan un papel predominante en la d istribución de las precipitaciones atmosféricas (lluvia , nieve, granizo ... ), de forma tal que en las laderas or ientadas a la dirección de los vientos húmedos, la Jluvia es función del relieve. En estas notas vamos a re- fe rirnos a dos sistemas montañosos que juegan un papel primordial en la repartición de las precipitacio- nes en España (Fig. 1). Ellos son: - Cordillera cantábrica (dentro de la España hú- meda).-En la banda septentrional de la Península Ibé- rica, que actúa como barrera de estancamiento de !os frecuentes vientos húmedos y frescos de component e Norte, asociados al sector posterior de las borrascas que c ruzan por el Golfo de Vizcaya. - Cordillera Penibética (dentro de la España seca).- En el flanco meridional de la Península, que actúa como m uralla de detención de los escasos vientos templados } húmedos de componant e Sur, asociado al sector de las borrascas que cruzan desde el Golfo de Cádiz hacia el - 171 -

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EL RELIEVE Y LAS PRECIPITACIONES

(Notas relativas a la Cordillera Cantáb rica

y Sistema Penibético)

Las cordilleras juegan un papel predominante en la d istribución de las precipitaciones atmosféricas (lluvia, nieve, granizo ... ), de forma tal que en las laderas or ientadas a la dirección de los vientos húmedos, la Jluvia es función del relieve. En estas notas vamos a re­fe rirnos a dos sistemas montañosos que juegan un papel primordial en la repartición de las precipitacio­nes en España (Fig. 1). Ellos son:

- Cordillera cantábrica (dentro de la España hú­meda).-En la banda septentrional de la Península Ibé­rica, que actúa como barrera de estancamiento de !os frecuentes vientos húmedos y frescos de componente Norte, asociados al sector posterior de las borrascas que cruzan por el Golfo de Vizcaya.

- Cordillera Penibética (dentro de la España seca).­En el flanco meridional de la Península, que actúa como muralla de detención de los escasos vientos templados } húmedos de componante Sur, asociado al sector de las borrascas que cruzan desde el Golfo de Cádiz hacia el

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Mar de Alborán (a través del Es trecho de Gilbraltar ), y encajonadas entre Sierra Nevada y la cordillera ma­r roquí del Rif.

Así , pues, podemos indicar que sus efectos son an tn­gónicos réspecto a los vientos que «traen la lluvia ». En el Cantábrico los vientos lluviosos en la ladera de bar­lovento, son los del N y NW (detrás del paso de los

frentes fríos); mientras que los vientos de componen te

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Fig. l.ª Esquema cordilleras Cantábrica 43° N y Penibé­tica (37° N).

Sur (que han de cruzar antes toda España) llegan al litoral cantábrico muy resecos y recalentados por efecto fohen. Por el contrario, en la cordillera Penibética, los

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Fig. 2.ª Esquema con los "vientos que traen la lluvia". a) NW en el Cantábrico. b ) SW en el sistema Penibético.

vientos del SW (asociados a la llegada del frente cálido de una borrasca) son muy lluviosos en la ladera meci­dional , y en cambio, los vientos del Norte -que pro­ceden de la seca zona interior de España- son muy ca lientes y deshidratados (Fig. 2.t' ) y (Fig. 3.ª ).

A -í, por ejemplo:

Santander, situada en las costa cantábricas tienen a bundante lluvia (media anual de 1198 mm) y suave temperatura (14° C) con 163 días cubiertos y 197 días de lluvia al año. Las nubes y lluvias llegan acompañadas

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de viento del NW, mientras que los vientos terrales del Sur traen ambiente agobiante y muy caluroso (má­ximas de hasta 38°).

a.)

Fig. 3.ª 'Vientos terrales cálidos y resecos.

a) Sur en las costas del Cantábrico.

b) Norte en el litoral del Mediterráneo Andaluz.

Málaga, situada en las costas mediterráneas tiene al año 58 días cubiertos y 71 días de lluvia la cantidad media de lluvias es 469 mm, con un cálido ambien­te (18° C). Los aguaceros van asociados a vientos del SW, mientras que los vientos terrales del Norte ocasionan cielos despejados, ambiente reseco con calima, y tempe­raturas de bochorno (máxima de 40<>).

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Ya vemos que las lluvias de Santander y Málaga ofre­cen grandes contrastes en cuanto a su cantidad y dis· tribución anual.

A propósito de los vientos terrales y marítimos remi­timos al lector a otro artículo nuestro publicado en el Calendario Meteoro-fenológico del año 1972.

/ Las lluvias del Cantábrico son regulares a lo largo del año y de los años, las lluvias del Mediterráneo presen­tan un máximo en otoño y son muy aleatorias de un año para otro.

Relieve y ríos

La cordillera cantábrica, en el borde septentrional de la Península, presenta sus montañas paralelas a la costa; por su parte Sur el reborde meridional de esta cordi­llera la separa de la meseta del Duero. Tiene elevadas montañas: Picos de Europa (2600 metros), Naranjo de Bulnes (2642 metros), Peña Prieta (2536 metros) .. . La costa cantábrica se halla respaldada por la posición de la cordillera; el mar se mete por los valles de los ríos ocasionando las llamadas «rías» (Bilbao, Laredo, Santander, San Vicente de la Barquera, Ribadesella, Vi­llaviciosa, Avilés, San Esteban de Pravia, Navia, Ri­badeo ).

Los ríos del cantábrico están situados en una zona de abundantes lluvias y con nieve en la alta montaña. Tienen corto. recorrido y cauce abundante y regular tode> el año, cortan la montaña a través de profundos valles

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denominados «hoces». Podíamos citar .Bidasoa, Urumea, Pas, Beseya, Nansa, Deva, Sella, Nalón, Narcea.

La cordillera Penibética, en el borde meridional de Es­paña, presenta en su núcleo central la Sierra Nevadcl con altos macizos mordidos por la acción de los gla­ciares de otros tiempos. Al Sur de Sierra Nevada se en­cuentra el fragoso territorio de las Alpujarras y hacia Gibraltar se prolonga la Serranía de Ronda. Los picos más elevados son Mulhacén (3478 metros) y Veleta (3470 metros) en la Sierra Nevada.

Los ríos de las costas del Mediterráneo andaluz son de corto trayecto, gran pendiente y marcados estiajes. En la época de lluvia torrenciales son alimentados po r ramblas y torrenteras y se desbordan y arrasan lo que encuentran a su paso. Como ríos importantes en la zona citaremos: Almería, Adra, Guadalfeo, Guadalhorce.

Vegetación y cultivos

En el Cantábrico los cielos son grises y están cubiertos muchos días al año proporcionando lluvias copiosas y

persistentes. La vegetación es abundante con bosques (robles, castaños, hayas, pinos .. . ) y verdes prado.;;, donde pastan muchas reses vacunas. En cambio, Jo <; suelos son pobres para la agricultura y se cultivan sólo predios pequeños (maíz, alubias, patatas, nabo.:;, coles ... ).

En las comarcas del Mediterráneo andaluz los cielos son despejados, radiantes y luminosos. Llueve poco

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y además los vientos son cálidos y secos (de origen sahariano). Cuando llueve es en forma de torrenciales aguaceros que arrasan y erosionan las tierras. En la zona de la costa -con estupendas temperaturas- hay ricos cultivos de huerta aprovechando las «hoyas» cos­teras y las «vegas» de los ríos, donde hay fértiles tierras de arrastre. Pueden encontrarse cultivos tropicales tales como la caña de azúcar, la piña y el chirimoyo; también algunos huertos de naranjo y grandes parrales. En cambio, la ganadería es muy escasa (aislados reba­ños de cabras que buscan el matorral entre los riscos) pues apenas hay vegetación.

Tiempo y clima

La franja costera y la cordillera del Cantábrico tienen lluvias abundantes a lo largo de todo el año. Su clima es semejante al de Europa occidental y es visitado con frecuencias por las borrascas atlánticas. El tipo de precipitación más frecuente son los chubascos y, sobre todo, las lloviznas ( «chirimiri» y «Calabobos»). La media pluviométrica anual oscila entre las 1200 a 1600 mm en la montaña, con 1000 mm en litoral costero y unos 800 en la ladera de Sotavento que mira hacia la meseta.

La franja costera mediterránea y la cordillera de Sierra Nevada tienen lluvias escasas, aleatorias y mal repartidas: torrenciales aguaceros y diluvios del oto­ño y primavera. Su clima es más parecido al del Norte de Africa y durante largos períodos se convierte en

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una «sucursal del Sahara». Las ocasiones más pro­picias a la lluvia es cuando las borrascas pasan del Golfo de Cádiz al Mar de Albarán, encajadas en bajos niveles de la atmófera entre las Cordilleras de Sierra Nevada (España) y del Rif (Marruecos). En otoño, pueden desencadenarse también notables tormentas lo­cales cuando húmedos vientos del SE, procedentes del cálido Mediterráneo, son forzados a ascender por las cordilleras próximas al litoral. La media pluviomé­trica anual se sitúa entre 230 (Almería) y 460 mm (Má­laga) en la zona litoral, con 800 a 100 mm en Sierra Nevada y unas 400 mm en la zona interior que mira hacia la Mancha.

Es muy curioso apreciar como la influencia de] clima se refleja en las edificaciones: En el Cantá­brico hay grandes casonas con hórreos y almiares pró­ximos y tejados de pizarra muy inclinados, con obje­to de escurrir la lluvia y almacenar poca nieve; estos poblados están dispersos entre los bosques y prados. En la zona mediterránea los poblados están reunidos, sus casas son blancas y en vez de tejado tienen azoteas (en algunas hay depósito para recoger el agua de lluvia), las calles son estrechas para evitar que penetre el sol y en las casas suele haber patios interiores con pozo y jardín.

* * * En resumen, la distribución de las lluvias en estas

dos cordilleras que orlan por el Norte y por el Sur

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nuestro País presentan grandes contrastes y bien pu­dieramos decir que «llevan cambiado el paso pluviomé­trico» . Cuando llueve en la zona septentrional, en la meri­dional luce el sol y viceversa, de tal forma que muy pocas veces una perturbación atmosférica produce llu­vias simultáneas en ambas .

Y todo ello es sólo consecuencia de la disposición orográfica y de la frecuencia con que llegan allí los vientos que arrastran las masas nubosas. En el Can­tábrico los vientos del NW son frecuentes y las lluvias muy persistentes (tres o cuatro días ); por el contrario, en el Mediterráneo andaluz los vientos del SW son muy poco frecuentes y las lluvias aisladas y torrenciales (tres o cuatro horas). Además, mientras el Golfo de Vizcaya es posible que esté influenciado al año por unas cincuenta borrascas; por el Estrecho de Gibraltar no suelen cruzar más allá de cuatro o cinco como pro­medio anual.

Para terminar, damos un resumen, en forma de cua­dro comparativo de lo que anteriormente, hemos in­dicado:

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CORDILLERA CANI'ABRICA

R eli eve : Elevadas monta.ñaH paralelas a la costa, con verde y abunda nte vege­tación.

Ríos : Cortos, inclinados '" de cauda.! abundante iodo el año. se hunden e n s11 d esemboca.dura fo-11nnndo rías.

V egetación : Ilosqu~ y pra­dos . l\{ucho ganado va­cuno.

Cultivos: Pla.ntn.s amantes de la humedad (patata ·, cole , maíz , alubias, na­bos) . En valles a.briga.dos hay limoneros.

Edificios: Ca a s de piedra con tejados inclinado · de pizarra, y miradores res­guardados de la llnvia.

Clini.a : Cielos g ri ses y cu­biertos de nubes. Copiosas v frecue nte Jluvias. 'l'em­peratura sua.Ye en la c-osta y fría en la montañ a, (nie­ves perpei 11as e n ln·s cum­bres).

CORDILLHRA PBNIBETICA

R:elievc: Montañas a.Itas y entrelazadas con escasa vegetación. Vera.nos muy secos .

Ríos: Cortos y con acusada pendiente, secos durante gran parte del alío. Arras­tra n t í e rras feraces hacia la 7.ona de desembocadura.

V cgetación : Pobre en e l monte, con aisladas masa.<; forestales. ~caso · rebaños do cabras.

G·tiltivos: P 1 a. n t as que aguantan la. se qu e dad (chumborn.s, pitas, vid ... ) . En la hue rta, plan tas tro­picales.

JiJdijicios: Casas ola.neas do adobe c.:o n amplias azoteas y ter razas. D epósitos para recoger el agua de las to­rrenciales y ai sla.das llu­vias .

Clinia : Cielos radiantes y rle pejado, . °Esc.'ls as y os­paciad:u~ lluvias. T empc­ratur:L tropi cal en costa y fría en monta iia. (nieve, excepto en el vera.no).

Y ahí quedan como «botón de muestra» los caracteres pluviométricos de estas dos cordilleras (separadas en el mapa nacional por una latitud aproximada de ocho grados) buenos indicadores de nuestra atormentada Geo­grafía.

L. G. PEDRAZA Meteorólogo

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