El río que se come a la gente

Juan Pablo Martínez Moscoso

@juanpmm

En el Tao Te King escrito por Lao Tse en siglo VI A.C. se hace referencia al poder del agua, y cómo puede transformar la naturaleza y nuestras vidas para bien o para mal, en este texto se dice que “Nada hay en el mundo tan dócil y débil como el agua, pero nada más poderoso que el agua para destruir lo duro y lo fuerte”. Escribo este texto en medio del dolor por la trágica muerte de un amigo; un joven que en su primera incursión en el campo laboral luego de obtener su título profesional fue sorprendido por el río que come gente. Este joven se llamaba Marcelo Prieto y el río se llama Jubones. El origen de este viene de la palabra jubón, derivada del andalussí aljúbba, pues se trata de una prenda de origen árabe que se introdujo en España y fue donde se popularizó tanto como prenda civil como militar. La prenda militar era una vestidura rígida que se ajusta al cuerpo y cubría desde los hombros hasta la cintura y cuya función era defender el pecho de las estocadas y ataques por armas blancas. En los años de la colonia en que se comenzó a explotar las minas en Zaruma y el oro debía ser trasladado a Cuenca, el paso por este río se volvía obligatorio en la travesía y puesto que las caravanas que se organizaban para su transporte eran susceptibles de ser atacadas por saqueadores de caminos siempre se incluía un importante contingente militar que las acompañe; en general se trataba de una compañía que se dividía en dos pelotones que se encargaban de ir en la vanguardia y retaguardia de la comitiva; en esa posición eran más vulnerables ante las súbitas crecientes del río, por lo que en más de una ocasión, se tiene registro de que fueron arrastrados por el mismo y al cabo de varios días en la zona baja del actual cantón Pasaje se encontraban únicamente los jubones de los infortunados soldados y esto dio origen al nombre del río. Pero su historia como asesino es más antigua; Don Pedro Arias Dávila en sus Relaciones Geográficas de Indias, hace referencia al nombre vernáculo del río y su razón, el señala: “Nace en estas cordilleras un río que se llama Tamalaycha en lengua de los cañaris, que quiere decir “río que se come los indios”; y así es verdad, que en ocho años que resido aquí, he visto haberse ahogado muchos indios y españoles en él, que van para las minas de Zaruma”. Este río también ha sido responsable de importantes inundaciones que han cobrado muchas vidas en la planicie costera en los cantones de Pasaje y Machala, por los que atraviesa antes de desembocar en el océano Pacífico. Estoy conmovido y este evento tan triste me ha hecho reflexionar sobre el riesgo que puede representar un río, tanto para poblaciones enteras como para una vida en particular, y es que el riesgo es el resultado de juntar la amenaza con la vulnerabilidad, por lo tanto si históricamente sabemos que este río es una amenaza alta debemos por todos los medios reducir la vulnerabilidad, eso es, básicamente, hacer Gestión del Riesgo. Queda esa reflexión para todos quienes por nuestro trabajo debemos frecuentar lugares que representan amenazas, queda en nosotros reducir la vulnerabilidad con la precaución. Lamentablemente para Marcelo y su familia el Jubones le ganó la partida a la vida; durante 12 días los organismos de socorro, en especial el GOE y su familia lucharon contra

todas las dificultades y adversidades que uno pueda imaginar, siempre con el objetivo de recuperar su cuerpo, porque como me dijo su hermano Fernando “Con esta incertidumbre pude ver, que hay cosas peores que la muerte”; pero en medio de la desgracia, lo lograron; para al menos poder enterrarlo dignamente y vencer a este río, que lamentablemente, se come a la gente.