El Santuario Del Apu Pariacaca

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Continua el viaje hasta el Cusco.

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El santuario del Apu Pariacaca 1997

Hacia SAN JUAN DE TANTARACHE

Por su ubicación geográfica en el pueblo había un intenso frio, y era motivo de preocupación puesto que no contábamos con el equipo necesario para soportar bajas temperaturas, salimos del pueblo rumbo al este y por un camino de herradura, bordeado por enormes eucaliptos y arbustos andinos, descubrimos rápidamente el rio que corre de norte a sur de aguas claras y en la parte aledañas playitas cubiertas de gramas y arbustos llenos de flores, y plantas ribereñas típicas del lugar, este lugar era verdaderamente muy bonito, para el campismo, cruzando el rio saltando entre piedras llegamos al otro extremo donde se presenta un senderito que sube rumbo noreste a un pueblo llamado San Pedro de Huancayre.

Luego de subir por un sendero retomamos el camino rumbo este, para toparnos en forma sorpresiva con dos gigantes el picaflor andino de doble cola que zumbaba como un motor eléctrico inspeccionando las flores de los matorrales y una silenciosa golondrina también de tamaño espectacular casi como una paloma castilla.

Desde aquí seguimos por la carretera hasta llegar al pueblo que era triste y de gente alcoholizado comuneros desalineados y con la cara enrojada y babeando balbuceaban palabras , mirándonos y discutiendo entre ellos hasta que no pudiendo soportar su curiosidad se nos acercó una de ellos, para ese momento habíamos sacado un atún en lata para almorzar, limones y galletas , de pronto el borracho nos preguntó qué era lo que queríamos hacer , quienes éramos y que hacíamos en su alegre pueblo, y ante nuestra indiferencia y entre baba y baba miraba a su compañero que no atinaba a sentarse o pararse, de ante mano habíamos coordinado nuestra reacción el borracho comenzó a hablar incoherencia y amenazándonos que tenía armas, y que era mando armado de un grupo de compañeros.

El beodo amenazaba que tenía la visión de nosotros, pasados unos instantes nos amenazó pidiéndonos dinero, para su alcohol, le pedimos que no nos moleste tratando de hacerlo de lado, ingresamos a unas de las pocas tiendas, el tendedero un señor gordito nos ofreció de todo, claro a un buen precio, compramos huevos para cocer y galletas además de una bebida, y conversando nos ofreció un cuarto el cual a cambio de cinco Soles nos podía servir para pasar la noche, el cuarto estaba en el interior de una casita rodeada por corrales con animales domésticos como pollos, patos, ovejas y hasta cabritos, luego de seguirlo al sitio abrió apuradamente el cuarto; que al parecer también lo empleaban los profesores

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rurales, acomodamos nuestras cosas pusimos agua a hervir devoramos los huevos con galletas y a dormir no sin antes leer en la pared un poema escrito por algún poeta también extraviado como nosotros por estos lares:

La llegada del ómnibus, el pueblo de San Pedro de Huancayre duerme tranquilo en la falda del cerro Quinton, son las diez de la noche y no hay casi nadie en las calles de pronto se escucha a lo lejos el pitear dl Bus que sube por otra carretera al pueblo, el pueblo empieza a despertar allá se observa las puertas de las casas por donde se asoman las cabezas de los pueblerinos.

Ya está llegando el Busque alegría, debe llegar un hijo de la costa, espero un encargo de un hermano de Lima, que dirán los periódicos, habrá una carta para mí, el bus esta fuera del pueblo los muchachos corren tras él, el polvo se mezcla con el humo la gente se agrupa en las esquinas, Hay mucha gente en la puerta de la agencia principal la llegada del bus es la gran alegría del día trae contacto con el mundo de afuera.

Nicolás Lozano Cuadrado, Autor.

Sin más trascendencia salimos a las diez am del pueblo, en las afueras dl pueblo se inicia una carretera de subida por el camino se puede observar, picaflores de buen tamaño, con cola larga plantas parecidas a la Chuquiraga, tábanos, algunos cactáceas y desde aquí. Pudimos escuchar algunas explosiones a lo lejos posiblemente las carreteras del ejército, Rubén encontró Lagartijas posiblemente Tropiduros tigris. El camino es agradable y poco a poco fuimos divisando el pueblo de Tantarache.

Cuando llegamos al pueblo de San Juan de Tantarache lo primero que avistamos fue el centro educativo luego unas calles más abajo nos encontrábamos en la Plaza Principal, un parque central, una iglesia, dicen que en época de fiesta hay una hostal que abre para alojar a los visitantes nos cuentan que recibe hasta diez personas, cerca de las plaza hay varias tiendas de múltiples mercaderías, la fiesta del puebla es el 24 de junio, la iglesia data de 1905 desde cuando fue reconstruida, según nos cuenta la dueña de unas de las tiendas a la cual acudimos para comprar un poco de comida , nos decía que es poco frecuente la llegada de visitantes.

En una de las esquinas esta la bodega de la señora Inés Matos de Villa, la cual nos puso al tanto de las novedades del pueblo, entre ellas nos enteramos que el alcalde se hallaba en Lima, además nos dio la referencia de la señora Marlene Mendoza la cual prepara comida a pedido, también la señora máxima Quispe, Luego de eso nos dirigimos la al casa del Alcalde en donde encontramos al hijo de este último Edgardo Villa, un joven muy amable que nos ofreció hospedaje y

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entre broma y broma, nos alojamos en su casa que era una casona antigua al costado del local municipal, pero cuando ya se hizo de tarde la temperatura bajo bruscamente y empezó a calarnos los huesos, salimos un rato a la calle y luego de ver el transitar de la gente con sus animales, nos metimos a nuestro cuarto, para pasar la noche. El interior del cuarto era especial, porque era una casa de madera apuntalada con vigas en varias partes, el caminar producía un crujido de madera apolillada y el piso en algunas partes estaba inclinado, acomodamos nuestras cosas y nos tiramos extenuados sobre unas duras tarimas de madera.

Ya de noche escuchábamos el pasar de los jóvenes que venían de retorno de sus clases, la rustica casa de nuestro anfitrión, estaba medio inclinada una parte del techo parecía derruida y que se vendría abajo en cualquier momento un sinfín de cosas colgaban por todos lados , correajes, frazadas , baldes, sogas, útiles de agricultura, sacos y más sacos, algunas cuantas gallinas corrían para acurrucarse luego entre las cosas arrumadas y un gallo pégalo correteaba a las rezagadas por el patio interno, calentamos agua en nuestro Primus, preparamos sopa instantánea y café, por fin después de todo eso calentamos el cuerpo y nos fuimos a dormir, se sentía durante la noche el frio intenso nuestra tétrica ubicación, parece que me dio soroche con un poco de náuseas y ganas de vomitar, tuve que tomar una sal de Andrew para restablecerme.

Al día siguiente luego de desayunar salimos del pueblo pasamos por la posta médica y empezamos a seguir el camino de herradura rumbo al poblado de Carhuapampa. Los campos alrededor del pueblo son completamente verdes, diferentes flores adornan los alrededores, luego de atravesar una carretera que poco a poco se angostaba convirtiéndose en un camino de herradura, algunos comuneros dirigían sus rebaños en sentido contrario al nuestro, desde lejos nos miraban con recelo y más cerca dudaban si deberían pasar por nuestro lado o no. Los perros chivateros se ponían se ponían a la defensiva, y algo nerviosos pasaban por nuestro lado del camino gruñendo y murmurando, la sorpresa de las mamachas que pasaban por el camino era efímera, puesto que con paso firme pasábamos por su lado saludábamos y luego seguíamos nuestro camino, se tapaban el rostro y seguían con sus tropas de animales daban el aspecto de dirigirse al encuentro de Noé….

Apenas había retenido en mi mente la imagen de la plaza de armas con algunos árboles que no alcance a reconocerlos, La iglesia domina todo el pueblo, pero abierto se habría convertido en una extraño almacén de estatuas, imágenes y santos que arrumados esperan de repente la próxima fiesta o congelados en la oscuridad el día del juicio final, un letrerito que data de 1905, en una pintura en donde se ve la antigua plaza de armas el campanario se alza con tres campanas en su interior todas de diferente tamaño, la arquitectura es de adobe y da la

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impresión que se puede desmoronar en cualquier moderno al menos para un citadino como yo, en medio del parque de la plaza hay una pileta y por ahora una de las pocas que hemos visto en nuestro recorrido, la posta medica es de infraestructura moderna, la campana del colegio que también suena, nos avisó que eran 7 y treinta, según nuestro anfitrión que apareció igual de desgarbado que el día anterior, sin ningún interés en su aspecto, nos despedimos luego de agradecer el alojamiento, seguimos lentamente por salir completamente del pueblo, salimos a las 10 de la mañana luego de comer pan con queso y un poco de sopa de pollo, siguiendo rumbo este , noreste, llegaríamos a Carhuapampa. Por el camino de herradura, nos cruzamos con varios comuneros y manadas de animales que apretadamente pasaban por nuestro costado en ese angosto camino, acompañados de sus perros los cuales nos mostraban sus dientes en actitud defensiva, perros flacos y maltratados pero con una gran habilidad para guiar y cuidar las tropas de animales de sus amos.

Estábamos descansando y la caminata nos mostraba vistas impresionantes, muy agradable a nuestra vista a la derecha de nuestro camino encontramos el Rio Carhuapampa, el camino era verde las plantas abundaban por todos lados, el camino de herradura al comienzo ancho, pero cada vez tiende a estrecharse, en algunos tramos el agua inundaba el camino y teníamos que pasar saltando de piedra en piedra, con el pasar del tiempo la carga de la mochila se hacía más insoportable los hombros dolían, las correas de la mochila marcaban nuestros brazos, tengan por seguro que no fueron pocas las veces que tuve la idea de mar un poco de carga como recuerdo por el camino pero lamentablemente todo lo que llevábamos era vital para nosotros, y en algún momento lo íbamos a necesitar, luego de caminar algunas horas en completo silencio, tomando una que otra foto, nos cruzamos con pastores de cabras y vacas a los cuales les pedíamos una referencia de la distancia que nos faltaba para llegar al próximo pueblo, la respuesta era una que se volvería una letanía durante todo nuestro viaje, ¡Aquisito nomas!¡Aquí a la vueltita!.

Poco a poco el sol brillaba en su plenitud, fue cuando nos cruzamos con una mamacha que nos dio una información que nos alarmo, según la señora en la parte altas habían unos abigeos y compañeros que estaban viajando también y nos recomendó que tengamos cuidado, esta información me creo un vacío en el estómago ahora más adelante tal vez nos encontraríamos con algunos abigeos que seguro querrían asaltarnos aprovechándose de nuestra situación tendría que hacer uso de mi arma, pues teníamos decidido no dejarnos hacer daño sin causarlo también, pero era una sola arma y Rubén no tenía con que defenderse salvo su cuchillo de caza, que por decir tampoco era poca cosa, evaluando la situación, existía más adelante la posibilidad de encontrarnos con personas

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hostiles de ser cierto el rumor la pregunta era a de como haríamos para darnos cuenta y sobre todo nos dirigíamos a un lugar desconocido, ni teníamos mapas. Luego de tomarlo con calma nos miramos a la cara con Rubén, y seguimos caminando.

La vegetación del lugar se presentaban puras cactáceas en forma de candelabros dispersos, en las zonas más áridas, plantas de flores labiadas, en las rocas tilandsias y asteráceas, en las rocas húmedas líquenes y musgos, haya partes del camino que corren paralelo a las eventuales acequias y otros que lo atraviesan, hay tres puentes restos de piedra, palos y barro obras comunales seguramente, que siguen por el margen del rio, habiendo zonas muy interesantes y lleno de aves entre ellos unos colibríes, verde petróleo y de rato en rato aparecía zumbando un picaflor de mayor tamaño de color gris, también se pudo apreciar tres aves de alas oscuras y pecho blanco parecían aguiluchos andinos, el camino angosto sigue bordeando el rio. Cruzamos otros tantos puentes de piedra, y luego de un día de caminata nos dispusimos a descansar en una zona que eran establos separados por pircas de piedra, en cuyo interior descansaban ganados vacunos y caballar, luego el camino cambia de direccional Norte y luego nor-este, pasando por espectaculares rocas, a manera de hitos que van adornando, el borde del rio, hay agua para beber por todo el camino.

El camino sigue luego de cruzar un sendero de piedra, bien trabajado, que presentaba subidas y bajadas, con peldaños tallados en algunos tramos, y luego se abre para mostrar extensos campos de pastoreo, aprovechando las riberas del rio, y cercado en su mayoría por pircas e piedra. Según nos explicó un comunero que salía de dejar amarrado sus animales, nos explicó que todos estos son de la gente de san Lorenzo de Quinte, hay ganado vacuno, caballos y burros, pudimos ver a lo lejos crías jóvenes y juguetonas, que con sus padres, pastaban tranquilamente, ya cayendo la tarde el frio se hacía sentir, y un viento frígido comenzaba a soplar, empezamos a buscar un lugar donde podíamos acampar para pasar la noche, al ver que no encontramos un lugar adecuado y ya empezaba a hacerse de noche.