El Tango. Cuatro Conferencias

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    PRIMER A CONFERENCIA

    LOS ORGENES DEL TANGO

    Evaristo Carriego. El gaucho y el tango: smbolos

    de la historia argentina. Vicente Rossi y Cosasde negros. Una alusin de Whitman. El Trpticode Marcelo del Mazo. Imgenes y recuerdos del viejo

    Buenos Aires. Los compadritos. Barrios, calles y plazas.Las casas malas. Los instrumentos del tango.

    Etimologas. La opinin de Lugones.

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    Seoras, seores, amigos,

    Quiero hacer una aclaracin previa, que posiblemen-te ser varias aclaraciones previas. La primera es queyo dict, apresuradamente, por telfono, el orden de

    los temas de estas conferencias, y luego, repensn-dolo, he credo ms natural modificar ese orden. Desuerte que empezaremos, para considerar la historiadel tango, empezaremos por el teatro, por el ambien-te, luego por los personajes del tango, luego por esaevolucin que ya lleva bastante ms de medio siglo,y luego quiz aventure alguna tmida observacinsobre el presente y el porvenir del tango. Y quiz

    podamos recordar la evolucin anloga del jazz, del

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    hot jazz, de la marinera fluvial del Mississippi, has-ta el cool jazz de algunos msicos intelectuales deChicago y de California, lejos del lugar y del am-biente de su origen.

    Quiero adelantarles, adems, que, hacia 1929, yoaprovech el segundo Premio Municipal de Literatu-ra, el premio que me ha emocionado ms en la vida,

    era la entonces considerable suma de tres mil pesos,para dedicar un ao al ocio; es decir, a escribir un li-bro para m. Ese libro fue un estudio sobre mi anti-guo vecino de Palermo, el poeta Evaristo Carriego.1Naturalmente, el tema de Carriego me llev al temadel tango, y empec a investigar. Y, por aquellos aosestamos en 1929 esa investigacin era ms fcilque ahora. No exista, por cierto, la pltora de librosque hay ahora, pero yo pude conversar con los prime-

    ros, con la gente del tango, con los hombres del tango.Y luego, har un mes, convers con algunas personasque no haba podido alcanzar entonces; anteanoche,por ejemplo, estuve conversando con Alberto Gon-

    1 El escritor argentino Evaristo Francisco Estanislao Carriego, co-nocido como Evaristo Carriego, naci en Paran, provincia deEntre Ros, el 7 de mayo de 1883 y muri en Buenos Aires el 13de octubre de 1912. Borges publica su libro Evaristo Carriego,

    que incluye Historia del tango, en 1930.

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    zlez Acha, uno de los ms famosos patoteros de lapoca, y l me dio datos que confirmaban los que yohaba obtenido antes. En estas En estas investiga-ciones yo no llegu a hacer lo que la abogaca inglesallama leading questions, es decir, preguntas que sugie-ren una contestacin. Yo haca preguntas muy genera-les y dejaba que los interlocutores se despacharan a su

    gusto.Pero he consultado tambin el material escrito.Hay una obra que tiene pginas geniales, Cosas denegros, del impresor oriental Vicente Rossi,2 radica-do en la calle Den Funes, en Crdoba, y con el cualmantuve algn comercio epistolar. Luego fui a verlo aCrdoba. Me recibi Vicente Rossi. Me asombr quefuera tan joven, pero result que se trataba de su hijoy que el padre haba muerto. Y en estos das ha apa-

    recido un libro titulado Memorias del 900, de Lastra,3

    2 Vicente Rossi (1871-1945), periodista, escritor y editor investiga-dor nacido en Uruguay que se estableci en Crdoba a partir de1898, a la edad de 27 aos. La primera edicin de Cosas de negrosse public en 1926.

    3 Se refiere al volumen Recuerdos del 900, de Felipe Amadeo Las-tra (1883-1974), publicado por Editorial Huemul, Buenos Aires,1965. La revista Cuadernos del Surrese el libro de este modo:Felipe Amadeo Lastra, un hombre maduro especializado en lacrianza de caballos criollos, trata de pintar una semblanza del

    Buenos Aires de antao. Su obra es un estudio de valor subjetivo

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    que viene a confirmar lo que me haban dicho tantaspersonas hacia 1929, lo que me haban dicho compo-sitores, muchachos calaveras4que ya no eran mucha-chos calaveras sino seores serios.

    Yo habl de conferencias, pero realmente hay unapalabra, no solamente ms simptica, pero que yoquerra que fuera ms justa, la palabra charla. Y as,

    me gustara mucho que ustedes complementaran, rec-tificaran, contradijeran lo que yo digo. Porque yo nosolo aspiro a ensear algo, sino aspiro a aprender tam-bin. Es decir, estas cuatro charlas que hoy inicio en elbarrio Sur, ese barrio que siempre he querido, porquehe sentido siempre que los porteos, ms all de losazares de la topografa, ms all de vivir en Saavedrao en Flores, o en el Norte, somos todos hombres delSur. El sur es una suerte de corazn secreto de Bue-

    nos Aires; podramos decir: aqu est Buenos Aires.En todo caso, si quisiramos agregar otro barrio, esebarrio sera el Centro; creo que todos somos hombresde Florida y Corrientes, somos hombres de nuestro

    y que posee la autoridad que le otorga haber sido testigo presen-cial de esa poca.

    4 En lunfardo: hombre de vida licenciosa, vicioso, trasnochador;individuo de vida disipada o disoluta, dado al libertinaje, desen-

    frenado.

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    barrio particular, y somos, esencialmente e irrevoca-blemente, hombres del Sur, tan vinculado a la historiaargentina.5

    Y ahora, antes de entrar en la historia del tango,quiero empezar, no dira por mi primera digresin por-que esta posiblemente es la segunda, pero s por unaobservacin curiosa, y que no s si ha sido hecha an.

    Sin duda lo ha sido, ya que nada ocurre por primeravez, pero no s si se ha insistido lo bastante en ella. Esmuy simple: yo los invitara a ustedes a olvidar por unmomento el tango; dira considerar siquiera de unmodo muy breve nuestra historia argentina, esa his-toria breve en el tiempo, ya que no llega a dos siglos,pero tan rica, como todas las historias, y quiz ms queotras historias, de acontecimientos dramticos.

    Pensemos esta enumeracin pueden estar tran-

    quilos, no ser exhaustiva, pensemos en la parcialconquista de estos territorios, pensemos que nuestro

    5 En su conferencia sobre La ceguera de Siete noches, Borgesaclara: Para todos los porteos el Sur es, de un modo secreto, elcentro secreto de Buenos Aires. No el otro centro, un poco os-tentoso, que mostramos a los turistas [] El Sur vendra a ser elmodesto centro secreto de Buenos Aires. Si yo pienso en BuenosAires, pienso en el Buenos Aires que conoc cuando era chico: decasas bajas, de patios, de zaguanes, de aljibes con una tortuga, deventanas de reja, y ese Buenos Aires antes era todo Buenos Aires.

    Ahora slo se conserva en el barrio Sur.

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    pas fue una de las colonias ms pobres, ms a tras-mano, ms suburbana podramos decir, del vasto im-perio espaol, ya que aqu no haba metales preciosos,y tampoco haba muchos habitantes para convertirlosa la fe de Cristo. Podemos pensar tambin en la para-doja de que bastaron unos puados de espaoles paraderribar imperios, como el de Mxico o el del Per. Y

    que, en cambio, aqu, la guerra contra el indio se pro-long ms all de la Independencia. Y as, un abue-lo mo, que morira el ao 74, en La Verde, fue jefede frontera en Junn, y antes, se haba batido cerca deAzul.6Y la guerra contra el maln continu ms alnorte, en el Chaco. Todo esto puede explicarse por elhecho de que acaso sea ms fcil conquistar ciudades,fortalezas, que habrselas con grupos de indios, que,vencidos o vencedores, se dispersaban, se hacan invi-

    sibles en la pampa.Luego pensemos en la fundacin de ciudades,

    que al principio seran meras guarniciones. Luego te-nemos las invasiones inglesas, rechazadas no por las

    6 Se refiere a su abuelo paterno, el coronel Francisco Borges La-finur, fallecido tras el combate de La Verde, ocurrido el 26 denoviembre de 1874, en el que las fuerzas revolucionarias de Bar-tolom Mitre se enfrentaron con tropas nacionales al mando del

    teniente coronel Jos Inocencio Arias.

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    autoridades, sino por el pueblo de Buenos Aires. Lue-go, la Revolucin de Mayo, las guerras de la Indepen-dencia, empresa en gran parte obra de argentinos, devenezolanos, de colombianos; esas guerras que lleva-ron a tantos argentinos a pelear, y a veces a morir porla patria, por las patrias, ya que en la ltima batalla,la de Ayacucho, hubo granaderos que salieron siendo

    apenas chicos con San Martn. Pensemos luego en lasguerras civiles, en la victoriosa guerra con el Brasil, enla lucha contra la primera dictadura, en la organiza-cin del pas, las repetidas luchas con la montonera;recordemos los nombres de Lpez Jordn, de Pealo-za, entre los montoneros. Luego, la guerra del Para-guay, la organizacin nacional. Y, adems, el hecho deque Buenos Aires llegara a ser una de las grandes ciu-dades del mundo. Pensemos en algunos hombres ex-

    traordinarios que hemos producido: bsteme mencio-nar a Sarmiento, a Lugones. Y pensemos, sobre todo,en lo que significan muchas generaciones humanas:pensemos en las batallas, en los destierros, en las en-fermedades o en las muertes, en esa tragedia final quesignifica todo destino humano. Y todo ello encerradoen un poco ms de ciento cincuenta aos. Y todo elloocurre de un modo un poco secreto, ya que ello casi

    no trasciende al mundo (algn hecho intelectual tras-

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    ciende: el Modernismo, por ejemplo, que se da antesen Amrica, y que luego llega a Espaa, donde inspiraa grandes poetas, como Manuel y Antonio Machado,y del Valle-Incln y Juan Ramn Jimnez, para nomencionar ms nombres). Y pensemos que toda estatrama que empieza con una llanura perdida, en la queni siquiera haba o haba muy poca gramilla o

    pasto verde... Pensemos que todo esto lleva a un granpas como el que somos, o como el que fuimos hastahace poco. Y pensemos que el mundo poco sabe de l,fuera de dos palabras: dos palabras que pronunciadasen Edimburgo, en Estocolmo, en Praga, acaso en To-kio o en Samarkanda, se dicen cuando alguien men-ciona la Repblica Argentina. Esas palabras corres-ponden a hombre y a una msica (que es asimismo unbaile). Ese hombre es el gaucho.

    Y ya hay algo de misterioso en esto, porque el tipode pastor ecuestre y solitario se dio en toda Amrica:desde Nebraska y Montana hasta los confines austra-les del continente. Tenemos el sertanejo, el llanero, elguaso, elgacho, el cowboy, el gaucho. Y el que primerologra fama, sin ser esencialmente distinto de los otros,es el gaucho. Y hay una prueba de ello en un poemade un gran poeta norteamericano, Walt Whitman,

    quien en 1856 pocos aos despus de la cada de Ro-

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    sas escribe un poema generoso y cordial, titulado enfrancs idioma que l ignoraba Salut au monde,Saludo al mundo. Y l empieza conversando consigomismo y preguntando: Qu ves, Walt Whitman?. Yl dice que ve una esfera, una esfera con un lado de day otro lado de noche, que gira por el espacio. Y lue-go: Qu oyes, Walt Whitman?. Y entonces, l oye a

    los artesanos, y oye cantares de todas partes. Y luegovuelve al Qu ves, Walt Whitman?, Dame la mano,Walt Whitman. Y cuando llega, despus de haber pa-sado por los tmulos de los vkings7 y por los peregrinosdel Ganges, cuando llega a estas regiones dice:

    Veo al gaucho,

    Veo al incomparable jinete de caballos girando el lazo,

    veo sobre la pampa la persecucin

    de la hacienda brava.8

    7 A Borges le desagradaba profundamente la castellanizacin de estapalabra y prefera decir vikings. En el prlogo de su libro Elogiode la sombra (1969), escribi: Los individuos de la Real Acade-mia Espaola quieren imponer a este continente sus incapacidadesfonticas; nos aconsejan el empleo de formas rsticas: neuma, si-cologa, squico. ltimamente se les ha ocurrido escribir vikingopor viking. Sospecho que muy pronto oiremos hablar de la obra deKiplingo (en referencia al escritor ingls Rudyard Kipling).

    8 La traduccin (en realidad, una seleccin abreviada) que Borges

    realiz de Hojas de hierba, con ilustraciones de Antonio Berni,

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    Si Whitman hubiera escrito veo al incomparablejinete no habra escrito nada; pero escribi recor-dando acaso el verso final de la Ilada, que dice: Asfueron celebrados los funerales de Hctor, domador decaballos escribi jinete de caballos, rider of horses.Y eso da su fuerza al verso. Y esta mencin del gauchono es del todo casual, ya que el gaucho viene a ser uno

    de los personajes del tango, aunque [Whitman] posi-blemente no conoci nunca su msica y no bail esebaile. Pero eso lo dejo para ms adelante, cuando ha-ble del compadrito, no del compadrito tal como fue,sino tambin del compadrito tal como se imaginaba,tal como se vea a s mismo Porque todos nosotros

    fue publicada por Jurez Editor en Buenos Aires, en el ao 1969.El poema Salut au mondeal que aqu alude corresponde al li-bro VI del original en ingls. Borges no incluy este poema ensu seleccin, pero est claro que lo conoca bien, ya que lo men-ciona en su ensayo titulado Nota sobre Walt Whitman (publi-cado en Los anales de Buenos Aires, 1947, y ms tarde recopiladoen el libro Discusin, Buenos Aires, Emec, 1957). Luego, en elbreve ensayo El gaucho 1800-1900 (publicado en el volumenEl gaucho del Ro de la Plata 1800-1900 y recogido en Textosrecobrados III: 1956-1986), Borges cita los mismos versos queaqu aparecen, pero de forma ligeramente ms completa: Veoal gaucho atravesando los llanos / Veo al incomparable jinete decaballos tirando el lazo / Veo sobre las pampas la persecucin dela hacienda brava. En ese mismo ensayo afirma que el gauchofue el primer argentino que penetr en la imaginacin de la

    humanidad.

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    llevamos esto que es tan necesario para seguir vivien-do una vida mltiple: todos nosotros llevamos nuestrahumilde vida y adems llevamos otra vida, imaginaria.Y el compadrito se vea un poco como gaucho, pero yaveremos todo esto ms adelante.

    Y ahora vamos a llegar a una fecha, a una fecha ya un lugar. La fecha es anterior a la que suele atribuir-

    se al tango, pero es la fecha que me han dado, aosms, aos menos, todos mis interlocutores de 1929, yalguno de 1936. Y la fecha es el ao 1880. Se suponeque entonces surge oscuramente, clandestinamentesera la palabra ms justa, el tango. Ahora, en cuantoa la geografa del tango, ah las respuestas han sidodiversas, segn el barrio del interlocutor o segn sunacionalidad.

    As, Vicente Rossi elige el lado sur de la ciudad

    vieja de Montevideo, alrededores de la calle BuenosAires y de la calle de Yerbal. As, mis interlocutores,segn su barrio, elegan el norte o el sur. As, algnrosarino lo llev al Rosario. Esto debe importarnospoco; es lo mismo que haya surgido en una margendel ro o en otra. Pero creo que, ya que estamos enBuenos Aires, y ya que yo soy porteo, podemos optarpor Buenos Aires, que es lo que generalmente se acep-

    ta. Tenemos, pues, a Buenos Aires [en] el ao 1880.

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    Cmo era ese Buenos Aires de 1880? Mi madreha cumplido 89 aos, de suerte que algo recuerda deentonces.9Yo convers tambin con el doctor AdolfoBioy,10 he hablado con mucha gente. Todos me danuna imagen anloga, que podra compendiarse di-ciendo que todo Buenos Aires era entonces barrio Sur.Y al decir barrio Sur estoy pensando, ante todo, en

    los alrededores del Parque Lezama, en lo que se llamaSan Telmo. Es decir, la ciudad era una ciudad divi-dida en manzanas. La mayora de las casas, fuera dealgunos palacetes en la avenida Alvear, eran bajas. To-das las casas tenan el mismo esquema, el que perduraan, y espero perdurar, en la Sociedad Argentina deEscritores, de la calle Mxico.11Yo nac en una casano ms rica y no ms pobre que la mayora de las ca-sas, en Tucumn y Suipacha. En esa casa se daba ese

    esquema del que he hablado, es decir: dos ventanascon barrotes de hierro, que correspondan a la sala,la puerta de calle, con llamador, el zagun, la puerta

    9 Leonor Acevedo de Borges (1876-1975), madre del escritor.10 Adolfo Bioy (1882-1962) fue un abogado, poltico y funcionario

    argentino, padre del escritor Adolfo Bioy Casares.11 Se refiere al edificio de la calle Mxico 524. Construida en 1860,

    esa casa pertenece a la Sociedad Argentina de Escritores (SADE),cuya sede funcion all entre 1946 y 1971. En el ao 1972, se

    traslad a su actual ubicacin en la calle Uruguay 1371.

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    cancel, dos patios, en el primer patio un aljibe, conuna tortuga en el fondo para que purificara el agua,en el segundo patio, cortado por el comedor, una pa-rra. Y eso era Buenos Aires. No haba rboles en lascalles.

    En la Casa Witcomb12tienen muchas fotografasde la poca. Hay una, acaso algo anterior, una foto-

    grafa que da una idea de tedio, de monotona pro-vinciana, la fotografa de las cinco esquinas. Ha-cia creo que antes de 1880, fue tomada desde unaazotea, todas casas bajas, un caf, un farol, creo queun changador en la esquina; porque en las esquinashaba changadores, con una cuerda... No porquela gente se mudara, sino porque para cualquier mu-danza de muebles en la casa, para cualquier tareadomstica se llamaba al changador de la esquina.

    La ciudad era chica. Me dice mi madre que, por elnorte, conclua en la calle Pueyrredn, que se llama-ba Centroamrica entonces. Haba una lnea del fe-rrocarril que iba del Retiro hasta el Once. Y luego,

    12 Se refiere al local ubicado en Florida 364, fundado en 1880 porAlejandro S. Witcomb (1835-1905), fotgrafo nacido en Londrescuya obra es considerada patrimonio histrico de la Argentina.Tras su fallecimiento, su hijo continu al frente del negocio hastasu muerte en 1945. A partir de entonces diversos socios mantu-

    vieron la empresa en funcionamiento hasta 1970.

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    ya del otro lado de Centroamrica, empezaba unazona un poco vaga de terrain vague, como se diceen francs, en la que haba ranchos, gente que an-daba a caballo, alguna quinta, hornos de ladrillos yuna gran laguna, llamada la Laguna de Guadalupe.Antes, las lagunas estaban ms cerca. Mi abuelo vioahogarse un caballo en la plaza Vicente Lpez

    Los vecinos no pudieron salvarlo. La plaza se llama-ba Hueco de las cabecitas, porque en Las Heras yPueyrredn estaban los corrales del norte. Luego ha-ba los corrales del oeste, en la plaza del Once, y loscorrales por excelencia, los mencionados por Echeve-rra en El matadero, situados a pocas cuadras de aqu,en la plaza Espaa, y luego situados en el Parque delos Patricios. Uno de los primeros recuerdos de mimadre es una de las dos grandes playas de carretas

    que haba en la ciudad: la que ella vio estaba en la pla-za del Once. Ah llegaban las carretas de Haedo, deMorn, de Merlo, de los pueblos del oeste. Y habaotra playa de carretas, de la que he visto fotografastambin, situada aqu mismo, en Constitucin.

    De suerte que tenemos una ciudad de casas bajas,una ciudad provinciana. El doctor Bioy me dijo quel recordaba una poca en la cual se saba, digamos

    en la cual l conoca qu familia viva en cada casa,

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    de cada cuadra. Esto puede ser un poco exagerado,o puede limitarse a algunos barrios. Me habl, porejemplo, de una manzana, en la calle San Jos, en laque solo vivan negros. Yo, de chico, he alcanzado aver ms negros que ahora; ahora el negro ha desapare-cido prcticamente. Los negros eran descendientes delos esclavos, tenan los mismos nombres de los dueos

    y mantuvieron o sus descendientes mantuvieron,durante mucho tiempo una relacin cordial con losantiguos amos, ya que llevaban su nombre y eran par-te de la familia. Adems, a diferencia de lo que ocu-rri en los Estados Unidos, aqu los negros en generalno trabajaban en el campo; estaban limitados al ser-vicio domstico, y envejecan y moran en las casas delos patrones, un poco identificados con ellos. Luegova llegando la inmigracin, y la poblacin se transfor-

    ma, y la ciudad va creciendo. Pero tenemos documen-tos de la poca. Hay, por ejemplo, una novela, el Libroextrao, del doctor Sicardi,13en la cual se narra, conalguna exageracin romntica, el crecimiento del ba-

    13 Francisco Anselmo Sicardi (1856-1927), escritor argentino. Suprofesin de mdico lo llev a conocer los arrabales de BuenosAires, experiencia que plasm en su obra Un libro extrao (publi-cado en cinco tomos sucesivos, entre 1894 y 1902). Tambin fue

    autor de un libro de poemas titulado La inquietud humana.

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    rrio de Almagro. Recuerdo una inundacin del Mal-donado descrita dramticamente.

    Ahora, cuando yo era chico, ya la ciudad se ha-ba extendido. Hacia el norte, la ciudad conclua enel puente del Pacfico, en esa zanja que pasaba de lasequa a la inundacin, el arroyo Maldonado, barriode malevos criollos, y calabreses tambin.

    Mi madre recuerda una poca en que el nombrede Barracas sugera lo que sugeriran despus los nom-bres de Temperley, de Adrogu, de Flores, de Belgra-no; es decir, era un barrio de quintas, sobre todo, laCalle Larga de Barracas, la actual avenida Montes deOca, as como la Calle Larga de la Recoleta, la actualavenida Quintana.

    Creo que ya tenemos un cuadro de la ciudad.Quiero indicar tambin que esa ciudad era todava

    una ciudad jerrquica. Recuerdo haberle pregunta-do a un seor cmo se vestan los compadritos ensu tiempo. Y me dijo: Bueno, se vestan como nosvestimos todos ahora, es decir, usaban saco y cham-bergo; no levita y sombrero de copa; desde luego,usaban pauelo tambin. Pero, ms o menos, todosahora nos vestimos como los compadritos de antes.En cambio, en aquella poca haba una diferencia

    importante entre ser un seor y ser un compadrito u

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    hombre del pueblo. Y, aunque el compadrito llegaraa ganar dinero esto poda hacerlo, bueno, median-te diversos oficios o tambin siendo guardaespaldasde poltico o siendo un elemento para atemorizar alos electores en las elecciones, sin embargo se-gua siendo un compadrito, es decir, un hombre dechambergo, de pauelo, de saco ajustado, de panta-

    ln campana o pantaln bombilla, de alpargatas, ode taco alto. Haba una jerarqua entonces que se haperdido ahora.

    Vemos, pues, al Buenos Aires de entonces, eseBuenos Aires de casas bajas, sin rboles, con patios;un Buenos Aires con tranvas de caballos, tranvasque dejaban al pasajero no en la esquina, sino muchasveces en la puerta misma de su casa, y donde todo elmundo se conoca, todos eran parientes, o parientes

    de sus parientes. Exista, adems, una hospitalidadque ha desaparecido ahora. S del caso de muchaspersonas que llegaban de las provincias o del Uruguaya instalarse, a vivir en Buenos Aires y al da siguientereciban una fuente con empanadas, reciban dulce deleche; al cabo de uno o dos das devolvan esa fuentecon otra golosina y pronto eran amigos de todos losvecinos del barrio. Ahora, en cambio, vivimos en ca-

    sas de departamentos y podemos muy bien ignorar el

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    nombre de nuestro vecino de arriba o de nuestro veci-no de enfrente.

    Ya tenemos la fecha, 1880, ya tenemos el lugar,Buenos Aires. Y ahora iremos a los lugares mismosdel tango. Cul fue el origen de la palabra? A m mesuena a africana, o pseudoafricana, como la palabramilonga, tambin. Segn Ventura Lynch,14 la mi-

    longa fue creada por los compadritos para burlarsede los candombes, de los negros, y se bailaba nosdice en un libro suyo,15se bailaba en los casinos debaja estofa del Once y de Constitucin. Y la bailabanlos compadritos. En cambio, otras personas me handicho que la milonga se bail mucho despus, que lamilonga al principio fue simplemente una msica yque se bail por influjo del tango. Realmente no ten-go elementos de juicio sobre este tema.

    Vayamos a los lugares. Se ha repetido y hay mu-chos films que han insistido en esto que el tangoes arrabalero, que el tango surge en el suburbio. Y elsuburbio, desde luego, estaba entonces muy cerca delCentro. Pero los dilogos que yo he mantenido congente de la poca me han llevado, me han indicado

    14 Robustiano Ventura Lynch (1850-1888), msico, pintor, escritory folklorista argentino.

    15 Borges hace referencia a este libro en la segunda conferencia.

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    todos que la palabra arrabalero ah no tiene un sen-tido topogrfico. Adems, no se hablaba del arrabal,se hablaba de las orillas, y esas orillas eran no solo lasorillas del agua, sino, sobre todo, las orillas de la tie-rra. Y las orillas tpicas, las ms caractersticas, eranlas orillas de los corrales, de los corrales viejos, es de-cir, orillas de la tierra, del polvo, de troperos, y de lu-

    gares de diversin tambin para esa gente.Entonces, dnde surge el tango? Segn todos, eltango surge en los mismos lugares en que surgira,pocos aos despus, el jazz, en los Estados Unidos.Es decir, el tango sale de las casas malas.16Ahora,esas casas estaban situadas en todos los barrios de laciudad, pero haba algunos barrios, digamos, especia-lizados. Y esos fueron la calle del Temple, la calle quese llama hoy Viamonte, hacia 25 de Mayo o Paseo

    de Julio, como se deca entonces. Y despus lo que sellam el barrio tenebroso, es decir, Junn y Lavalle.Pero, adems de eso, haba esas casas desparramadaspor toda la ciudad. Esas casas eran grandes, tenanpatios, y se usaban, adems, como lugares de reunin;es decir, haba gente que frecuentaba esas casas parajugar a la baraja, para tomar un vaso de cerveza, para

    16 Burdeles o prostbulos.

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    encontrarse con amigos. Esto yo lo he alcanzado [aver] todava en Palma de Mallorca, donde, cuando sebuscaba a alguien y no se lo encontraba en los cafs,se lo buscaba en las tres o cuatro casas de ese tipo quehaba en Palma.

    Hay un argumento, un argumento que viene adar fuerza a esto que yo he dicho. Y ese argumento es

    el instrumental que se us para el tango: los instru-mentos. Y voy a recordar, ahora, a un amigo mo, unhombre ya viejo, que fue amigo de Evaristo Carrie-go. Evaristo Carriego sola a referirse a l y deca: Lanoche que Marcelo del Mazo me descubri. Marcelodel Mazo17 public, por los aos del Centenario, unlibro titulado Los vencidos.18Ese libro es un libro decuentos, no cuentos en el sentido actual creo queahora en un cuento esperamos principio, medio y

    fin sino ms bien lo que llamaban croquis enton-ces. Pero al fin del libro haba varios poemas, y uno deellos, que creo poder recordar, se titula Trptico del

    17 Marcelo del Mazo (1879-1968), poeta y escritor argentino, primode Macedonio Fernndez e hijo del poltico Ignacio del Mazo.

    18 Recuerda Borges: El ao diez, Marcelo del Mazo, venidero edi-tor de Carriego y estrecho amigo suyo, public la serie segundade Los vencidos, libro de prosa dolorida y perfecta, que registratipos y paisajes de esta ciudad (en La presencia de Buenos Aires

    en la poesa, recopilado en Textos recobrados I: 1919-1929).

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    tango.19 Creo que corresponde al ao 1908. Y diceas Recuerdo el primer poema, titulado Bailarinesde tango:20

    Cuando el ritmo de aquel tango les marc un

    comps de espera

    como sierpes animadas por un vaho de pasin,

    se anudaron y eran gajos de una extraa enredaderaflorecida entre la lluvia de los dichos del saln.

    Aura, mhija aull el compadre

    y la fosca compaera

    le ofreci la desvergenza de su clido impudor

    azotando con sus carnes como lenguas

    de una hoguera

    las vibrtiles entraas de aquel chusma del amor.

    Chusma del amor me parece perfecto para elcompadre.

    19 El Trptico es en realidad una seccin del libro, conformadapor tres poemas: I. Los bailarines, II. El alma del tango, III.Final de tango.

    20 A continuacin Borges recita las primeras estrofas de Los baila-

    rines.

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    Persistieron en un giro, desbarraron los violines

    y la flauta dijo notas que jams nadie escribi,

    pero iban blandamente, a comps, los bailarines

    y despacio, sin notarlo, la pareja se bes.

    Y luego:21

    La pareja iba en un ritmo de pasin y de bravuraen la almohada del cabello, apoyados los frontales.

    Tres manos sobre los hombros y una garra

    en la cintura

    que era la ltima moda del tango en los arrabales.

    Y luego, cuando concluye el Trptico, uno delos compadres ha matado a la mujer, a la mujer quele ha sido infiel, y que se llama, significativamente,

    La Piadosa.22Y luego dice:

    Mientras saltaba los fondos de la casa el asesino.

    21 Los versos que Borges recita a continuacin corresponden ala primera estrofa de El alma del tango, segundo poema delTrptico.

    22 Borges recuerda ahora el tercer y ltimo poema del Trptico,titulado Final de tango, que luego recita en la cuarta confe-

    rencia.

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    Y luego: Pero al pasar el mareo de tango queno de vino, dice, aprobaron los hombres que elmalevo hubiera matado a la mujer. Y esto lo escribidel Mazo poco antes del Centenario. Estaba escribien-do hechos contemporneos que l conoci y saba. Yustedes habrn notado que l dice: desbarraron los

    violines / y la flauta dijo notas / que jams nadie es-cribi y en otro pasaje del Trptico habla del piano,de suerte que ya tenemos los tres instrumentos inicia-les: piano, flauta y violn.

    Ahora bien, si el tango hubiera sido un baile orille-ro, entonces el instrumento habra sido el instrumentoque se oa en todos los almacenes de Buenos AiresEl instrumento hubiera sido el instrumento popularpor excelencia, hubiera sido la guitarra. En cambio, la

    guitarra llega mucho despus, o no llega. Y creo que,aos despus, en el barrio de Almagro, creo, se agregael bandonen, instrumento de procedencia alemana.

    Me parece que este argumento es concluyente: te-nemos las casas de mala vida y tenemos instrumentoscomo el piano, la flauta, el violn, que no son popula-res, y que corresponden a medios econmicos supe-riores a los del compadrito y su conventillo. Y Lastra,

    en este libro que he citado, Memorias del 900, llega

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    a afirmar que el tango no se bail nunca en los pa-tios de los conventillos, y esto lo confirma un poemade Carriego, uno de los ltimos poemas de Carriego,El casamiento. Ah l describe una fiesta en un con-ventillo, un casamiento. Y ah aparece el to de la no-via, y el to de la novia, medio ofendido, dice que nose admiten cortes, es decir, baile con cortes, que no

    se admiten cortes, ni aun en broma.23

    Y luego el gua-po, amigo de la casa, dice que aunque le cueste / irde nuevo a la crcel se halla dispuesto / a darle un parde hachazos al que proteste.24

    Y alguien dice: La casa ser todo lo que se quiera;todo lo que se quiera, pero decente.25

    Es decir que el pueblo, al principio, rechaza el tan-go, rechaza el tango porque conoca su origen infame.Y esto lo confirma algo que yo he visto muchas veces,

    algo que vi a principios de siglo siendo chico, en Pa-lermo, y que vi, mucho despus, por las esquinas de la

    23 Estrofa nmero 10: El to de la novia, que se ha credo / obliga-do a fijarse si el baile toma / buen carcter, afirma, medio ofendi-do, / que no se admiten cortes, ni aun en broma.

    24 Estrofa nmero 31: Y, previendo la bronca, despus del gesto /nico en l, declara que aunque le cueste / ir de nuevo a la crcel,se halla dispuesto / a darle un par de hachazos al que proteste.

    25 Estrofa nmero 11: Que, la modestia a un lado, no se la pega /ninguno de esos vivos seguramente. / La casa ser pobre, nadie lo

    niega: / todo lo que se quiera, pero decente.

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    calle Boedo, antes de la segunda dictadura.26Es decir,he visto a parejas de hombres bailando el tango, diga-mos al carnicero, a un carrero, acaso con un clavel en laoreja alguno, bailando el tango al comps del organito.Porque las mujeres del pueblo conocan la raz infamedel tango y no queran bailarlo. Y hubo adems, estolo dice Bates27en su libro sobre el tango, hubo casas,

    una llamada La red, creo que en la calle Defensa,casas para que se bailara el tango. Y lo bailaban entrehombres solos. Adems, se bail en lugares que, si noeran exactamente casas malas, eran como el vestbulo,digamos, de esas casas. Y esos lugares famosos fueronla confitera de Hansen, el Tambito, el Veldromo, ydos casas donde concurran compadritos y nios bien.Una, situada en la calle Chile, cerca de Entre Ros, yotra, famosa porque dio su nombre a un tango famoso,

    una casa de baile de compadritos y de patoteros y demujeres de la vida, situada en la calle Rodrguez Pea,acaso una de esas casas viejas que todava quedan enesa cuadra, Rodrguez Pea entre Lavalle y Corrientes.

    26 Segunda dictadura o segunda tirana: alusin al gobierno dePern, comparndolo con el de Juan Manuel de Rosas.

    27 Los hermanos Hctor y Luis Bates escribieron La historia deltangopublicada en Buenos Aires por los Talleres Grficos de la

    Compaa Fabril Editora, 1936.

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    Y si se necesitaran ms pruebas tendramos, ade-ms, cuatro versos de Evaristo Carriego, que estabadescribiendo lo contemporneo, y que no tena y nopoda mentir. Dice:

    En la calle la buena gente derrocha

    sus guarangos decires ms lisonjeros,

    porque al comps de un tango que es La morocha,lucen giles cortes dos orilleros.

    Es decir, dos hombres. Y un to mo, marino,28ca-lavera en su juventud, dice que l fue con un grupo decadetes a un famoso conventillo de la poca, llama-do, significativamente, Los cuatro vientos, en la ca-lle Las Heras. Los cuatro vientos ya sugiere grandespatios, grandes patios con muchas ventolinas, como

    dice Silvina Ocampo en un admirable poema sobreBuenos Aires.29 Y que ah uno de ellos quiso bailarcon cortes y la gente del conventillo, la gente humildedel conventillo lo ech. Es decir, contrariamente a esa

    28 Francisco Eduardo Borges Haslam (1872-1940), marino, capitnde navo, to paterno de Jorge Luis Borges.

    29 Silvina Ocampo (1906-1993), escritora argentina. Hermana deVictoria Ocampo (fundadora de la revista Sur) y esposa de Adol-fo Bioy Casares. El poema de su autora que Borges cita aqu se

    titula Enumeracin de la patria.

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    suerte de novela sentimental que han hecho los films,el pueblo no inventa el tango, el pueblo no imponeel tango a la gente bien. Ocurre exactamente lo con-trario: el tango tiene esa raz infame que hemos visto.Y luego los nios bien, patoteros, que eran gente dearmas llevar, o de puos llevar, porque fueron los pri-meros boxeadores del pas, lo llevaron a Pars. Y cuan-

    do el baile fue aprobado y adecentado en Pars, enton-ces, el barrio Norte, digamos, lo impuso a la ciudadde Buenos Aires, que ahora lo acepta, y es una suerteque haya ocurrido as.

    Tenemos, pues, a los personajes: tenemos al compa-drito, al rufin, tenemos al nio bien, patotero, y tene-mos a la mujer de mala vida, tambin. En cuanto a loscortes, los cortes los haca el hombre, no los haca nun-ca la mujer. El que mandaba en el baile era el hombre y

    la mujer los aceptaba. Y el tango procede de la milonga.Es decir, toda esa tristeza del tango es lo que ha lleva-do a gente a afirmar que el tango es un pensamientotriste que se baila, como si la msica saliera del pensa-miento y no de emociones, todo eso corresponde a untango muy posterior. No corresponde, ciertamente, aEl choclo, a El entrerriano, a El apache argentino,a El Pollito, a Las siete palabras, a Noche de garu-

    fa, es decir, a los primeros tangos.

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    En la prxima charla vamos a estudiar esos perso-najes, especialmente el compadrito, y ese otro perso-naje, un tanto olvidado, acaso por afn demaggico,el nio bien, patotero, que es el que contribuye ms,con algunos directores de orquesta, a la difusin mun-dial del tango, al hecho de que el tango haya llevadoel nombre argentino por todas partes del mundo.

    Habl de la etimologa posiblemente africana de lapalabra. Pero no hay que olvidar que hay una msicaespaola que se llama tango, tambin, y que difie-re, creo, de nuestro tango, o mejor dicho, de nuestrostangos, ya que hay una diferencia casi insalvable entreEl choclo, La cumparsita y los ltimos experimen-tos de los msicos de vanguardia.

    Lugones30 propone como etimologa la palabralatina tangere, tango s tangere, tango, tetigi, tac-

    tum.31 Pero me parece muy inverosmil que la genteque frecuentaba las casas malas de la poca fueran hu-manistas y tomaran palabras del latn: no creo en laerudicin de los compadritos de la calle Chile o de lacalle Rodrguez Pea, o del Tambito.

    30 Leopoldo Lugones (1874-1938), poeta, ensayista, periodista ypoltico argentino. Referencia ineludible en el temprano Borges.

    31 Borges est repasando aqu la conjugacin del verbo latino tange-

    re,tocar: tango, tangis, tetigi, tactum, tangere.

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    Pero tiene una sentencia Lugones, que me pare-ce que viene a resumir todo lo que he dicho hoy: Eltango, ese reptil de lupanar. Yo he conversado mu-chas veces con Lugones y not un hecho paradjico:es que a Lugones oficialmente le desagradaba el tango.Lugones era cordobs y quera que nuestro verdade-rofolklorefuera la zamba, la vidalita, o el estilo, pero

    realmente le gustaban mucho los tangos. Y hasta llega citarme, alguna vez, la letra de un tango de Con-tursi, letra que sospecho inventada por l, pero quizustedes puedan asesorarme en este sentido. La letradeca as:

    Acordate de la cruz

    que te regal tu hermano

    y del huevo de avestruz

    sobre la mesa de luz

    que era un cajn de Cinzano.

    Y estas rimas me parecen ms dignas de Lugones,ms dignas de Lugones que de Contursi. Pero estoyadelantndome a lo que voy a decir; quedemos en laetimologa desconocida de la palabra tango y en laprxima charla en la que espero ser no solo un con-

    versador permanente, sino un oyente y un discpulo

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    de ustedes hablaremos de los hombres del tango, elcompadre, el patotero y la mujer de la vida, y luegoveremos cmo va evolucionando el tango.

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    SEGUNDA CONFERENCI A

    DE COMPADRITOS Y GUAPOS

    El gaucho reflejado en el compadrito. Estrofas de Hilario

    Ascasubi, Jos Hernndez y Eduardo Gutirrez.

    Las sagas: una cita escandinava. Tcnicas psicolgicas.

    Rasgos del compadrito y el guapo. La secta del cuchillo

    y el coraje: historias y relatos. Nicols Paredes.Los personajes del tango. Sus races en la milonga.

    Las academias.