El Tío Sam Al Desnudo - por Andre Gunder Frank

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El Tío Sam al desnudo Por Andre Gunder Frank Sistema nº 186, mayo 2005 En este artículo se aborda el papel geopolítico de los Estados Unidos («el Tío Sam») en el entramado internacional. Cuestiones tales como el incremento de la brecha Norte- Sur, la rentabilidad económica obtenida de China, los beneficios logrados con el cobro de la deuda de los países del Tercer Mundo son tratadas críticamente. Especial atención se presta al control que «el Tío Sam» hace del petróleo mundial, la nueva situación del dólar frente a otras monedas pujantes, el papel del Pentágono como agente redistribuidor de los ingresos de los más desfavorecidos en favor de los más ricos, el unilateralismo en materia de política internacional, los nuevos focos de conflicto y las justificaciones que el Gobierno de Bush ha utilizado para la invasión de Irak. Palabras clave: política internacional, deuda externa, brecha Norte-Sur, unilateralismo de EEUU, control del petróleo, Guerra de Irak. PRESENTACIÓN DEL TÍO SAM AL DESNUDO El Tío Sam acaba de faltar a su palabra dejando de pagar hasta el 40 por 100 de sus billones de dólares de deuda externa, y nadie ha dicho nada con la única excepción de una línea que le dedicó estos días The Economist. Hablando sin rodeos, eso significa que el Tío Sam lleva a cabo un fraude mundial con su dólar autosuficiente basándose en la confianza que ha obtenido y recibido del resto del mundo, y es un gorrón en la medida en que no hace honor a su deuda devolviendo el dinero que ha recibido. La cantidad que perdamos en nuestra apuesta por el dólar depende de cuánto hayamos pagado originalmente por él los acreedores. El Tío Sam dejó caer su dólar, o más bien lo hizo caer, mediante sus medidas económicas políticamente deliberadas, hasta en un 40 por 100, pasando de un euro a 80 céntimos de dólar a los actuales 135 céntimos respecto del euro, del yen, del yuan y de otras divisas. Y el dólar sigue bajando, decididamente dispuesto a caer en picado. En la década de 1930 también se produjo una cascada de devaluaciones competitivas, y a eso se lo denominó «Política de empobrecer al vecino», que consiste en trasladar los costes a los vecinos. En realidad, con la bajada del dólar se ha reducido paralelamente el valor que los extranjeros pagan por el servicio de sus deudas al Tío Sam. Eso sólo funciona si ellos pueden por sí mismos sacar provecho de un aumento del valor de las demás monedas con respecto al dólar. De lo contrario, los extranjeros ganan y pagan en el mismo dólar devaluado, 1

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Artículo publicado en la revista digital SISTEMA, editada por la FUNDACIÓN SISTEMA - Sistema nº 186, mayo 2005 - Fuente: ARCE - Asociación de Revistas Culturales de España

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El Tío Sam al desnudo

Por Andre Gunder FrankSistema nº 186, mayo 2005

En este artículo se aborda el papel geopolítico de los Estados Unidos («el Tío Sam») en el entramado internacional. Cuestiones tales como el incremento de la brecha Norte-Sur, la rentabilidad económica obtenida de China, los beneficios logrados con el cobro de la deuda de los países del Tercer Mundo son tratadas críticamente. Especial atención se presta al control que «el Tío Sam» hace del petróleo mundial, la nueva situación del dólar frente a otras monedas pujantes, el papel del Pentágono como agente redistribuidor de los ingresos de los más desfavorecidos en favor de los más ricos, el unilateralismo en materia de política internacional, los nuevos focos de conflicto y las justificaciones que el Gobierno de Bush ha utilizado para la invasión de Irak.

Palabras clave: política internacional, deuda externa, brecha Norte-Sur, unilateralismo de EEUU, control del petróleo, Guerra de Irak.

PRESENTACIÓN DEL TÍO SAM AL DESNUDO

El Tío Sam acaba de faltar a su palabra dejando de pagar hasta el 40 por 100 de sus billones de dólares de deuda externa, y nadie ha dicho nada con la única excepción de una línea que le dedicó estos días The Economist. Hablando sin rodeos, eso significa que el Tío Sam lleva a cabo un fraude mundial con su dólar autosuficiente basándose en la confianza que ha obtenido y recibido del resto del mundo, y es un gorrón en la medida en que no hace honor a su deuda devolviendo el dinero que ha recibido. La cantidad que perdamos en nuestra apuesta por el dólar depende de cuánto hayamos pagado originalmente por él los acreedores. El Tío Sam dejó caer su dólar, o más bien lo hizo caer, mediante sus medidas económicas políticamente deliberadas, hasta en un 40 por 100, pasando de un euro a 80 céntimos de dólar a los actuales 135 céntimos respecto del euro, del yen, del yuan y de otras divisas. Y el dólar sigue bajando, decididamente dispuesto a caer en picado.

En la década de 1930 también se produjo una cascada de devaluaciones competitivas, y a eso se lo denominó «Política de empobrecer al vecino», que consiste en trasladar los costes a los vecinos. En realidad, con la bajada del dólar se ha reducido paralelamente el valor que los extranjeros pagan por el servicio de sus deudas al Tío Sam. Eso sólo funciona si ellos pueden por sí mismos sacar provecho de un aumento del valor de las demás monedas con respecto al dólar. De lo contrario, los extranjeros ganan y pagan en el mismo dólar devaluado, a lo que se suma la pérdida por la devaluación en el periodo transcurrido desde que reciben los dólares hasta que se los devuelven al Tío Sam. China y otros países del Este Asiático ganan y han estabilizado sus monedas con respecto al dólar, por eso han perdido ya una cantidad sustancial de su decidida apuesta mundial por el dólar. Y, al igual que los demás, también perderán el resto.

La deuda del Tío Sam con el resto del mundo se eleva, actualmente, a un tercio de su Producto Interior Neto, PIN, y sigue aumentando. Esto hace que su deuda no pueda ser jamás recuperable ni económica ni políticamente, incluso aunque quisiera pagarla, lo cual es obvio que no desea hacer. La deuda interna del Tío Sam,

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es decir, la de los titulares de tarjetas de crédito e hipotecas, representa casi el 100 por 100 del Producto Interior Bruto y del consumo, incluido el de China. La deuda federal del Tío Sam asciende actualmente a 7,5 billones de dólares, de los cuales 1 billón se contrajo en las tres últimas décadas, 2 billones en los últimos ocho años y 1 billón más en los últimos dos años. Eso cuesta alrededor de 330.000 millones en concepto de intereses, comparado con los 15.000 millones que gastan en la NASA. «¿Preocupado yo?». El Congreso acaba de elevar el techo de la deuda hasta 8,2 billones de dólares. Para que se vea mejor, sólo un billón de dólares en billetes de 1.000 dólares en fajos bien apretados equivaldría a la altura de un edificio de 40 plantas; por lo tanto, los 7,5 billones equivaldrían a 300 pisos o, lo que es lo mismo, a casi tres veces la altura del Empire State. Casi la mitad de esa cantidad se les debe a los extranjeros. Toda la deuda del Tío Sam, incluida la deuda de los hogares, que representa alrededor de 10 billones, la deuda corporativa y financiera, con sus opciones, productos derivados y otros, más la deuda de los Gobiernos estatales y locales alcanza la inimaginable cifra de 37 billones; para ayudar al lector 1.480 veces la altura del Empire State y casi cuatro veces el PIN del Tío Sam. La emisión del Tío Sam efectuada el año pasado, que alcanzó el récord de 140.000 millones en bonos basura de alto rendimiento, puede parecer una tontería, incluso si se los denomina así porque son (¡sólo!) los primeros que no se van a pagar, después de la deuda, o junto con ella, de consumo e hipotecas y de las empresas que se irán al garete. Sólo una parte de esa deuda y de su futura situación de impago se puede gestionar en el país, pero con peligrosas limitaciones para el Tío Sam, como se pone de manifiesto más adelante. Esa es sólo una de las razones por las que quiero que conozcan al Tío Sam, ese gorrón estafador, que tal vez le recuerde a la película ¿Conoces a Joe Black? Porque a medida que vayamos conociendo al Tío Sam nos daremos cuenta de que es también un usurero y un corrupto.

LA GUERRA FRÍA DEL TÍO SAM, UN CHEQUE EN BLANCO PARA LA GUERRA DEL NOROESTE CONTRA EL SUR

Antes de seguir adelante, traduzcamos este galimatías de números a un lenguaje más comprensible. Lo hizo ya en 1948 George Keenan, conocido también como Mr. X, el arquitecto de la Política de Contención del Tío Sam: «Tenemos alrededor de la mitad de la riqueza mundial... pero sólo el 5 por 100 de la población... En esta situación... nuestra auténtica tarea en los años venideros es establecer un modelo de relaciones que nos permita mantener esta posición de disparidad... Para hacerlo debemos dejarnos de sentimentalismos y de ensoñaciones...concentrarnos en todos los casos en nuestros objetivos nacionales inmediatos... [y] manejar directamente conceptos de poder.

Cuanta menos atención prestemos a las consignas idealistas, tanto mejor» (Estudio de Planificación Política, núm. 23, 1948, del Departamento de Estado). Como se puede suponer, dicha aseveración era sólo para el uso privado del Tío Sam. Para el resto del mundo, incluidos la mayoría de los hijos del Tío Sam, funcionarían mejor las «consignas idealistas», siempre y cuando no significasen un obstáculo para nosotros, desde luego. Esto es la concreción del mayor fraude realizado por el Tío Sam, mediante el sistema piramidal, en todo el mundo. ¿Qué más podía hacerse para «mantener esta disparidad»? El poder puro y duro ayuda, pero no es suficiente. Cuanto más si, desde que el Sr. X había escrito su informe, la ya terrible desigualdad en la distribución de los ingresos se había multiplicado casi por tres. En la actualidad sólo hay que echarle un vistazo a estos porcentajes: 265 MILLONES de Tíos Sam consumen más petróleo -el 22 por 100 del total mundial- que los más de TRES MIL MILLONES de asiáticos, que entre todos alcanzan el 20 por 100, pero que quieren más, especialmente China. Desde luego, el Tío Sam también es responsable de un porcentaje similar de la Buena Tierra. Para ayudarse en el cometido, también se apoya en el Pentágono, que, para colmo, es probablemente el mayor y menos visible contaminador individual del mundo.

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La cacareada productividad de la «nueva economía» de Clinton de la década de 1990 quedó reducida a los ordenadores y a las tecnologías de la información (TI), e incluso eso demostró ser un engaño cuando la burbuja de las punto com estalló. Además, no sólo el aparente aumento de los «beneficios», sino también el de la «productividad» se incrementaban, en el fondo, debido a la eficacia de los trabajadores de las fábricas, de las oficinas y de la venta o gracias a las jornadas de trabajo ampliadas. WALMART obliga a sus trabajadores no sindicados (de los otros no tiene ninguno), bajo la amenaza del despido, a «marcar la salida» y regresar al trabajo sin compensación económica. En el nivel más alto, la productividad y los beneficios fueron impulsados por la «contabilidad creativa» aplicada por Enron, Worldcom, Arthur Andersen y otros por el estilo que incurrieron en falsificaciones documentales.

EL TÍO SAM NO TIENE SALVACIÓN. ESTÁ ENGANCHADO AL CONSUMO Y A OTRAS DROGAS

¿Y eso por qué?, podríamos preguntarnos. La respuesta es muy simple: porque el Tío Sam, que cada vez está más enganchado al consumo, por no hablar de otras drogas más duras, ahorra poco más del 0,2 por 100 de sus propios ingresos. El gurú de la Reserva Federal, que tan pronto aparece como desaparece, doctor de la magia financiera y de los medios, Alan Greenspan, observó recientemente que esto es así, porque el 20 por 100 de los Tíos Sam más ricos, que son los únicos que ahorran realmente, han reducido sus ahorros a un 2 por 100. Pero incluso estos enclenques ahorros (otros países incluso más pobres ahorran e invierten el 20, el 30 y el 40 por 100 de sus ingresos) resultan más que compensados por el déficit del 6 por 100 del gasto del Gobierno del Tío Sam, tan generosamente gastado en nombre de ellos. Esto es el resultado de la media entre los dos con respecto a ese 0,2 por 100. Es así como el Tío Sam tiene un déficit presupuestario reconocido de más de 400.000 millones de dólares, que en realidad son más de 600.000 millones si contamos, como debe ser, los más de 200.000 millones que «toma prestados» del superávit temporal de su propio fondo para la Seguridad Social Federal, que también está llevando a la bancarrota [ 1 ] . Pero eso carece de importancia, pues el Tío Sam presidente Bush acaba de prometernos la privatización de gran parte de ella dejando que los ciudadanos compren su propia «seguridad» para la vejez en el siempre inseguro mercado.

El rico Tío Sam, y en primerísimo lugar los más ricos entre sus asalariados y consumidores y, desde luego, el propio Gran Tío de Washington, viven a costa de los demás países. Además de imprimir la moneda del mundo, el Tío Sam hace lo mismo con sus «déficit gemelos», primero su presupuesto de más de 600.000 millones de dólares y luego el arriba mencionado y relacionado déficit comercial de más de 600.000 millones de dólares, ahora a una cifra anual de 666.000 millones, el mes de diciembre de 2004, como ya vimos. Con ellos, el Tío Sam absorbe los ahorros de los demás países que -muy a menudo- están muy lejos de la opulencia. En particular, sus bancos centrales colocan buena parte de sus reservas en la divisa mundial, que es el dólar, en manos del Tío Sam de Washington y algunos también en dólares en su propio país. Sus inversores privados envían a Wall Street, o compran allí, activos en dólares, con la total confianza de que están colocando sus recursos en el paraíso más seguro del mundo, el del Tío Sam (que, por supuesto, es parte del antes mencionado fraude de confianza). Sólo de los bancos centrales se reciben sumas anuales de alrededor de 100.000 millones de dólares de Europa, alrededor de 100.000 millones de la pobre China, 140.000 millones del superahorrador Japón y una cantidad de decenas de miles de millones de muchos otros países de todo el mundo. En esto se incluyen los inversores y los bancos del empobrecido Tercer Mundo.

CÓMO CREA Y COBRA EL TÍO SAM LA DEUDA DEL TERCER MUNDO

Además, el Tío Sam obliga a los Estados del Tercer Mundo a actuar como agencias recaudadoras o incluso como matones recaudadores, entendiendo por matones los

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enviados para recuperar la propiedad del padrino por cualquier medio. Sólo que en este caso ni siquiera es eso, porque se está llevando algo nuevo, dado que la deuda original hace mucho tiempo que fue pagada. Los Estados cobran tasas e impuestos a la población, pero reducen el gasto social en educación y salud dentro de los países para desviar esos fondos al pago de la deuda externa. También piden prestado al capital privado nacional a altos tipos de interés que el Estado paga a los ricos prestamistas, pero a costa de los impuestos que les cobra a los pobres. De ese modo, los ingresos se «reciclan» de los pobres hacia los ricos dentro de cada país y de éstos, a través de la deuda externa, hacia los todavía más ricos del exterior. Estos ahorros, literalmente forzosos, de los pobres se envían luego al Tío Sam bajo la forma de «servicio» de la deuda en dólares contraída con él.

La privatización es el nombre del juego, lo mismo en el Tercer Mundo que en todas partes ¡salvo en lo tocante a la deuda! Sólo la deuda se socializó después de haberla generado en su mayoría la empresa privada, pero sólo el Estado tiene poder suficiente para exprimir el mayor volumen de pagos atrasados de la piel de sus clases pobre y media y transferírselos como «pagos del servicio de la deuda invisibles» al Tío Sam. Cuando se les dijo a los mexicanos que se apretasen el cinturón todavía más, respondieron que no podían porque ya se lo habían comido el día anterior. Sólo la Argentina y temporalmente Rusia declararon una moratoria efectiva del «servicio» de la deuda y eso sólo cuando ya las medidas económicas políticas, impuestas por los asesores del Tío Sam y su poderoso brazo, el FMI, habían destruido sus respectivas sociedades como no había ocurrido nunca antes en tiempos de «paz». El Secretario del Tesoro del Tío Sam y su criado el FMI siguen pavoneándose alegremente por todo el mundo insistiendo en que el Tercer Mundo, y el ex Segundo Mundo, ahora también Tercero, continúan atendiendo el servicio de sus respectivas deudas externas, especialmente las contraídas con el Tío Sam y el FMI. No importa que con los tipos de interés multiplicados varias veces por el propio Tío Sam después del golpe de la Reserva Federal de Paul Volker, en octubre de 1979, la mayoría haya pagado ya sus préstamos originales entre tres y cinco veces. Para pagar con esos tipos de interés que Volker elevó al 20 por 100, tenían que pedir todavía más a tipos más altos hasta que su abultada deuda externa se duplicó y triplicó. Y eso fue lo que ocurrió con su deuda interna, de la cual se sacaron parte de los pagos exteriores, especialmente en Brasil. Y todo eso ocurre mientras el mismísimo Tío Sam incumple alegremente el pago de su propia deuda externa, como ya lo hizo varias veces en el siglo XIX.

Hablando de eso, puede resultar ilustrativo recordar al menos dos consejos de aquella época: Lord Cromer, que administraba en Egipto los entonces dominantes intereses imperiales británicos, dijo que su instrumento más importante para conseguirlo eran las deudas de Egipto con Gran Bretaña. Estas se habían multiplicado cuando Egipto fue obligado a vender sus acciones del Canal de Suez al Reino Unido para saldar deudas anteriores. El Primer Ministro británico Disraeli explicó y justificó la compra de las mismas sobre la base de que fortalecerían los intereses imperiales británicos. En la actualidad, eso se denomina «canje de deuda por títulos», una de las políticas favoritas más recientes del Tío Sam, que consiste en usar la deuda para adquirir recursos reales provechosos o estratégicamente importantes, como lo fue el Canal para acortar el camino hacia la joya del Imperio Británico, la India.

NOTAS

[ 1 ] Las pocas cifras que no son de disposición general, o del Financial Times del 10 y 15 de diciembre de 2004, y otras fuentes como el International Herald Tribune también del 15 de diciembre y el Economic and Political Weekly (Mumbai, 4 de diciembre de 2004, pág. 5189) están tomadas de «The Economics of Uncle Sam Imperialism at the turn of the 21 st Century» de Gerard Dumenil & Dominique Levy en Review of International Political Economy, 11, 4 de octubre de 2004, págs. 657-676. El autor les está agradecido a ellos en París, a Jeffrey Sommers en Riga, a William Engdahl en Frankfurt y a Mark Weisbrot en Washington por sus útiles y tan

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citados comentarios. Barry Gills, en Newcastle, insistió en que me refiriese sólo al Tío Sam y propuso la división mundial del trabajo entre los consumidores del Tío Sam y los productores del resto del mundo, y me remitió a Clausewitz. Los lectores deberán estar agradecidos a Arlene Hohnstock por haber hecho legible esta narración. Por supuesto, ninguno de ellos es responsable en absoluto de que los haya usado como una rosquilla. Se pueden encontrar muchas más de mis observaciones, a través de los ojos de aquel niño, en mi página web en rojasdatabank/info/agfrank y por lo que respecta al Tío Sam y otros dentro de él, especialmente en las secciones http://rrojasdatabank.info/agfrank/new_world_order.html y http://rrojasdatabank.info/agfrank/online. html#current

El otro consejo procede del gran estratega militar Clausewitz: obliga a los países que conquistes a que paguen su propia conquista y administración. Eso fue, desde luego, lo que los británicos hicieron en la India mediante los infames «Gastos Domésticos» que se enviaban a Londres como pago por la administración británica de la India. Incluso los propios británicos reconocían que se trataba de un «tributo» que tuvo mucho que ver con «El Drenaje» de la India hacia el Reino Unido. Pero sin duda es más eficiente dejar que los propios Estados de los países extranjeros se administren por sí mismos (los británicos lo llamaron «gobierno indirecto»), según las normas establecidas e impuestas por el Tío Sam a través del FMI, y luego efectuar el drenaje del servicio de la deuda. También en eso han sentado un precedente los británicos en el siglo XIX con los Estados «independientes». A partir de entonces se le llamaría el «imperialismo del libre comercio». Mientras las normas funcionan todo va bien. Cuando no funcionan puede resultar muy útil un toque de diplomacia de las cañoneras, y el Tío Sam ya aprendió a usarla a comienzos del siglo XX . Cuando no basta con eso, la siguiente opción es invadir y, si es necesario, ocupar, y luego atender a la norma de Clausewitz de que paguen las víctimas su propia ocupación. Más adelante mostraremos numerosos ejemplos recientes de esto y prestaremos especial atención a la actual situación de Irak. Mientras escribía, y después de escribir lo que antecede, recibí el siguiente mensaje por el correo electrónico: «Confesiones de un brillante hombre de negocios: Cómo utiliza USA la globalización para estafar billones a los países pobres. Hablamos con John Perkins, antiguo y respetado miembro de la comunidad bancaria internacional. En su libro Confessions of an Economic Hit Man describe cómo un profesional tan bien pagado como él ayudó a EEUU a estafar a los países pobres de todo el mundo billones de dólares prestándoles más dinero del que podían devolver y cómo luego tomó el control de sus economías.

JOHN PERKINS: Básicamente se nos formó para forjar el imperio estadounidense y ése es nuestro trabajo. Fomentar, crear situaciones que propicien el encauzamiento de la mayor cantidad posible de recursos hacia nuestro país, hacia nuestras corporaciones y hacia nuestro Gobierno, y efectivamente hemos tenido un gran éxito. Hemos consolidado el mayor imperio de la historia del mundo... básicamente a través de nuestra manipulación económica, a través de la estafa, del fraude, de la atracción de la gente hacia nuestro modo de vida, con el concurso de los brillantes hombres de negocios. Yo tomé parte activa en todo eso... Inicialmente fui reclutado mientras estudiaba en una facultad de empresariales, a finales de la década de 1960, por la Agencia Nacional de Seguridad, la organización de espionaje más grande y menos comprendida del país... y luego [ella] nos puso a trabajar en empresas privadas de consultoría, despachos de ingeniería, compañías constructoras, de tal modo que si nos descubrían no se pudiera encontrar conexión alguna con el Gobierno...

Me convertí en su principal economista. Acabé teniendo a mis órdenes a cincuenta personas. Pero mi verdadero trabajo era hacer negocios, conceder préstamos a otros países, préstamos gigantescos, muy por encima de la capacidad de devolución de esos países. Una de las condiciones de los préstamos -digamos de mil millones de dólares a países como Indonesia o Ecuador- era que el país tenía que

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devolver el 90 por 100 del préstamo a una empresa o a varias empresas estadounidenses... Halliburton o Bechtel.... En la actualidad, un país como Ecuador debe dedicar alrededor del 50 por 100 de su presupuesto nacional a cancelar esta deuda. Y la verdad es que no puede hacerlo.

De ese modo, los tenemos literalmente con el agua al cuello. Por eso, cuando necesitamos más petróleo nos dirigimos a Ecuador y le decimos: "Como está visto que no podéis pagar vuestras deudas, vais a tener que entregar a nuestras petroleras vuestra selva amazónica, que es rica en petróleo." Y en la actualidad estamos empezando a destruir la selva del Amazonas, forzando a Ecuador a entregárnosla porque han acumulado esa deuda con nosotros... [Trabajamos] muy, pero que muy en contacto con el Banco Mundial, que es el que suministra, junto con el FMI, la mayor parte del dinero que emplean los brillantes hombres de negocios.» (http://www.democracynow.org/article.pl?sid=04/11/09/1526251 ).

EL TÍO SAM CONSUME Y CONTROLA EL PETRÓLEO

En último lugar, aunque no por ello menos importante, los productores de petróleo colocan sus ahorros con el Tío Sam. Con la «crisis» del petróleo que recuperó su precio real después de que su valoración en dólares hubiera caído en 1973, el siempre astuto Henry Kissinger estableció un acuerdo con el mayor exportador de petróleo del mundo, Arabia Saudita, según el cual seguiría cotizando el petróleo en dólares, y estas ganancias se depositarían en la casa del Tío Sam, que las compensaría parcialmente con pertrechos militares. Ese acuerdo se amplió de facto a toda la OPEP y siguió en vigor, salvo en los momentos previos a la invasión de Irak, en que este país decidió de repente establecer los precios de su petróleo en euros e Irán amenazó con hacer lo propio. Corea del Norte no tiene petróleo, pero comercia enteramente en euros. Esos tres países constituyen el «eje del mal». En la actualidad, Venezuela es uno de los principales proveedores de petróleo del Tío Sam y también suministra una cierta cantidad a precios preferentes, por la vía del intercambio comercial al margen del dólar, a países como Cuba. Por ese motivo, el Tío Sam patrocinó y financió a los comandos militares de su vecino Plan Colombia, promovió un golpe de Estado ilegal y, cuando éste falló, un referéndum legal tratando por todos los medios de provocar un «cambio de régimen» también allí; y ahora, junto con Brasil, a los tres países se los está empezando a considerar como otro «eje del mal».

Después de haber escrito esto, me encontré con que el bueno del Sr. Perkins, el [brillante] hombre de finanzas, también estuvo en Arabia Saudita: «Efectivamente, fue una etapa fascinante. Lo recuerdo bien... el Departamento del Tesoro me contrató junto con un pequeño grupo de brillantes hombres de negocios. Viajamos a Arabia Saudita... Allí redactamos ese acuerdo por medio del cual la Casa Real Saudita accedía a enviar la mayoría de sus petrodólares a Estados Unidos y a invertirlos en bonos del Gobierno. El Departamento del Tesoro emplearía los intereses de estos bonos en contratar a empresas estadounidenses para construir Arabia Saudita -nuevas ciudades, nuevas infraestructuras- y así lo hicimos. Y la monarquía saudita se comprometió a mantener el precio del petróleo dentro de unos límites razonables para EEUU, lo cual hizo a lo largo de todos estos años, mientras que nosotros nos comprometimos a mantener a la dinastía saudita en el poder mientras ellos siguiesen cumpliendo sus compromisos, cosa que también hicimos, y ésa fue una de las razones principales por las que entramos en guerra con Irak. Y en Irak intentamos aplicar la misma política que tan buenos resultados nos había dado en Arabia Saudita, pero Saddam Hussein no compró la idea. Cuando los brillantes financieros fallan en este escenario, el siguiente paso es el que nosotros llamamos el de los chacales. Los chacales son gente autorizada por la CIA que trata de promover un golpe de Estado o una revolución. Si esto tampoco funciona, provocan algunas muertes. O tratan de hacerlo. En el caso de Irak, no fueron capaces de derrocar a Saddam Hussein. Contaba con unos guardaespaldas demasiado buenos. Además, tenía dobles. No le pudieron echar mano.

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De modo que se puso en marcha la tercera línea de defensa después del fallo de los brillantes financieros y de los chacales: nuestros jóvenes hombres y mujeres, que se envían a morir y a matar y que es, obviamente, lo que hemos hecho en Irak.» (http://www. democracynow.org/article.pl?sid= 04/11/09/1526251 ).

EL MAYOR FRAUDE DEL MUNDO MEDIANTE EL SISTEMA PIRAMIDAL

Volviendo al asunto principal y llamando espada a una ENORME espada [ 2 ] , todo lo que antecede forma parte esencial del mayor fraude del mundo mediante la aplicación del sistema piramidal, conocido también como esquema de Ponzi. Como todos los demás, su característica distintiva es que sólo puede seguir saldando deudas en dólares y mantenerse en la cumbre mientras siga recibiendo nuevos dólares desde abajo, voluntariamente y mediante la confianza, si es posible, y por la fuerza, si no lo es. (Desde luego, las fórmulas de Clausewitz y Cromer dan como resultado que los más pobres pagan la mayor parte, debido a que son ellos los más indefensos y por eso los que están encima o por encima de ellos les traspasan tantos costes y dolor).

¿Pero qué ocurre si se diluye la confianza y dejan de entrar los dólares? Las cosas se están poniendo inestables en la casa del Tío Sam. El declive del dólar reduce los necesarios ingresos de dólares. El último mes fueron de 48.000 millones en lugar de 55.000. Por eso el doctor Alan Greenspan tiene que elevar los tipos de interés para mantener un cierto atractivo por parte del Tío Sam para los dólares extranjeros que necesita para tapar la brecha comercial. Como compensación por haber sido confirmado por el presidente Bush, prometió hacerlo cuando hubiesen pasado las elecciones.

Ya llegó el momento, pero al hacerlo se cierne la amenaza de pinchar la burbuja inmobiliaria que se ha inflado gracias a los bajos intereses y a las tasas de hipoteca y rehipoteca. Pero la mayoría de los ciudadanos del Tío Sam tiene sus ahorros, si alguno tiene, invertidos en su propia casa. Ellos y este imaginario efecto riqueza soportaron el exceso de consumo y el endeudamiento de las familias, casi tan alto como el PIN. Sucesor en el FED de las altas tasas de interés de Volker, Greenspan las bajó casi a cero haciendo posible que los préstamos y las hipotecas -que son la deuda- sean baratos y abundantes. Eso incrementó la demanda de bienes de consumo y viviendas. Los primeros resultan baratos traídos de China, pero las segundas elevan el precio y el «valor» de las viviendas, que ha alentado la aspiración a otras todavía más caras, ha incrementado el «colateral» y todavía más préstamos y todavía más consumo. Así volaron los capitales del Este de Asia después de la crisis financiera de 1997. Volaron hacia el seguro paraíso del Tío Sam, tanto a Washington en Bonos del Tesoro como a Nueva York en acciones de Wall Street. Al mismo tiempo, el Tío Sam se benefició de las crisis mediante la compra de las devaluadas divisas del Este de Asia y su utilización para comprar los recursos reales de esa región; en Corea compró incluso bancos a precios de auténtica ganga. Eso fue lo que dio lugar al gran mercado alcista de los precios de las acciones y a una mayor riqueza aparente, que también sirvió de respaldo a un mayor consumo. A partir de ese momento, el mercado de valores ha vuelto a desplomarse.

Si el mercado inmobiliario se desploma también con el presente y el futuro incremento de los tipos de interés que realice Greenspan, y por consiguiente de los costes de las hipotecas, un pinchazo de la burbuja inmobiliaria no sólo recortaría drásticamente los precios de la vivienda. Se produciría una bajada con efecto dominó sobre las enormes segundas y terceras hipotecas y rehipotecas de los propietarios, sobre las tarjetas de crédito al consumo y otras deudas, sobre su consumo, sobre la deuda corporativa y sobre los beneficios y las inversiones. De hecho, estos factores bastarían para sumir también al Tío Sam en una profunda recesión, si no depresión, y en otra gran deflación de las acciones e inmediatamente de otros precios, haciendo que el servicio de la deuda resulte aun más caro. Si el dólar declina, incluso la inflación interna del precio del dólar es de hecho deflacionaria respecto de otras divisas, cosa que los rusos y los

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latinoamericanos descubrieron por su cuenta y riesgo, como veremos más adelante. Una inversión real aún más baja del Tío Sam reduciría su productividad industrial y su competitividad todavía más, probablemente hasta un nivel más bajo de lo que se puede compensar mediante la consiguiente devaluación del dólar para abaratar sus exportaciones, tal como esperan muchos confiadamente, entre los que probablemente se encuentre el bueno del doctor Greenspan.

Hasta ahora, la aparente inflación de los precios externos en rublos y pesos y sus consiguientes devaluaciones han sido una deflación de hecho en lo que se refiere a la divisa dólar mundial. Entonces el Tío Sam imprimía dólares para comprar a precios de saldo sus recursos naturales a Rusia (cuya economía andaba entonces por los 100.000 millones de dólares), y sus empresas e incluso sus bancos, como en Corea del Sur. No hay duda de que ahora el doctor Greenspan y el Tío Sam vuelven a intentar que otros bancos centrales suban también sus tipos de interés y hundan a sus ciudadanos en una depresión aun más profunda. Pero aunque mediante ese recurso pueda anularse la relativa atracción de su propio aumento de los tipos de interés ¿cómo podría eso salvar al propio Tío Sam?

Más allá de Osama Bin Laden, de Al Qaeda y de todos los terroristas juntos, la mayor amenaza del mundo real para el Tío Sam es que no se mantenga esta entrada de dólares. Por ejemplo, los bancos centrales extranjeros y los inversores privados (se dice que los «chinos de ultramar» poseen su buen billón de dólares) podrían decidir un día de estos colocar la mayor parte de su dinero en otro lugar que no sea el declinante dólar y abandonar al pobre y viejo Tío Sam a su suerte. China podría duplicar su renta per cápita en muy poco tiempo si hiciese inversiones reales en su propio país en lugar de hacer inversiones financieras con el Tío Sam. Efectivamente, Henry G. K. Liu escribe, aunque con cierto toque de irrealismo, que «si los 430.000 millones de dólares de las exportaciones chinas se consumiesen en el país a su precio final de mercado, se sumarían 2,15 billones de dólares al PNB chino de 2003, que es de 1 billón de dólares, triplicándolo» (http://archives.econ.utah.edu/archives/a-list/2004w07).

¿COMPITE DESLEALMENTE EL DÓLAR DEL TÍO SAM CON EL EURO Y CON LA DIVISA DE LA COMUNIDAD DEL ESTE ASIÁTICO?

Los bancos centrales, tanto los europeos como los demás, pueden ahora poner sus reservas en euros -¡al alza!- o muy pronto podrán hacerlo en los revaluados yuanes chinos. Casi a la vuelta de la esquina puede estar una divisa del Este Asiático, o lo que es lo mismo, una cesta de monedas, en primer lugar de la ASEAN _ 3 (China, Japón, Corea) y luego _ 4, con India. Mientras que las exportaciones totales de la India en los pasados cinco años se elevaron en un 73 por 100, las de la ASEAN duplicaron esa tasa y seis veces la de China. India se ha convertido en un miembro de alto nivel de la ASEAN, y su Primer Ministro acaba de declarar que la India desea mantener relaciones cada vez más estrechas con la ASEAN, y sus ambiciones van todavía más allá encaminadas a una EAC desde la India a Japón (Economic and Political Weekly) . No es casual que en la crisis de la Divisa del Este de Asia de 1997, que luego se transformó en una crisis económica total, el Tío Sam impidiera a Japón que iniciase el propuesto fondo de monedas del Este Asiático que habría evitado por lo menos lo peor de la crisis económica. Pero ahora China, el amigo del Tío Sam, ya está dando los pasos necesarios para establecer dicho arreglo, sólo que en una escala financiera y ahora también económica mucho mayor.

NOTAS

[ 2 ] El autor juega con la expresión inglesa «to call a spade a spade» («llamar una espada a una espada»), que equivale en español a «llamar a las cosas por su nombre», o a «llamar al pan, pan, y al vino, vino».

Al día siguiente de haber escrito lo que antecede leí en el Economist (11-17 de diciembre de 2004, pág. 50) un informe sobre la reunión previa a la cumbre de la

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ASEAN _ 3 en Malaysia. Su Primer Ministro anunció que dicha cumbre sentaría las bases para una Comunidad del Este de Asia, EAC, que «configurará una zona de libre comercio y cooperación financiera, y firmará un pacto de seguridad... que transformaría al Este de Asia en un bloque económico cohesionado... De hecho, algunos de estos planes ya están en marcha... China, en su calidad de primera potencia regional tanto económica como militar, ejercerá su influencia... y albergará la segunda Cumbre del Este Asiático». El informe prosigue recordando que en 1990, el Tío Sam echó abajo una iniciativa anterior por miedo a perder influencia en la región. Ahora el informe se titula «Yanqui, quédate en casa». ¿Qué pasaría si, como se viene temiendo desde hace mucho tiempo, los exportadores de petróleo dejasen sencillamente de establecer sus precios en un dólar en permanente devaluación, y se decidiesen a adoptar el pujante euro o una cesta de monedas del Este Asiático? Pues que eso reduciría de un golpe la demanda mundial de dólares y el precio de esa moneda, obligando a todo el que quisiera comprar petróleo a comprar y aumentar la demanda del euro o del yen/yuan en lugar del dólar. Hundiría al dólar y acabaría con el Tío Sam de un solo golpe cuando los poseedores extranjeros e incluso nacionales de dólares vendiesen la mayor cantidad que pudieran tan rápido como les fuera posible y los bancos centrales de otros países se llevarían sus reservas en dólares fuera del inseguro paraíso del Tío Sam. Eso hundiría todavía más al dólar y, desde luego, pararía definitivamente el flujo de entrada de dólares en la casa del Tío Sam alimentado por los extranjeros que han estado financiando su irresponsable consumismo. Como quiera que la venta de petróleo a cambio de dólares en declive en lugar de pujantes euros es, evidentemente, un mal negocio, los mayores exportadores de petróleo del mundo de Rusia y de la OPEP están considerando realmente dar un paso así. Entre tanto, han aumentado el precio en dólares del petróleo de tal modo que en euros ha permanecido casi estable desde 2000. Hasta ahora, muchos exportadores de petróleo y otros que no lo son siguen colocando su creciente volumen de dólares con el Tío Sam, por más que en la actualidad ofrece un paraíso cada vez menos atractivo y cada vez más inseguro, pero Rusia está comprando cada vez más euros con parte de sus dólares.

Así pues, muchos bancos centrales de diferentes países han empezado a colocar una parte cada vez mayor de sus reservas en euros y en divisas distintas a los dólares del Tío Sam. Ahora, incluso su mejor amigo, el Banco Central de China, el país más amigo del Tío Sam por necesidad, ha empezado a comprar algunos euros. La propia China ha empezado también a usar algunos de sus dólares -en la medida en que se los aceptan- para comprar bienes reales a otros países asiáticos y miles de toneladas de acero a Brasil, etcétera. El presidente de este país visitó China recientemente al frente de una nutrida delegación económica, y el presidente chino acaba de visitar Argentina. También van detrás del petróleo africano y de los minerales de Sudáfrica.

EL TÍO SAM Y SU ECONOMÍA SON REALMENTE UNA ROSQUILLA

Todos los esquemas de Ponzi levantan una pirámide financiera. Muchos de los que pagan para entrar en ellos proceden ya de un mundo financiero, pero otros necesitan obtener sus pagos iniciales mediante ingresos provenientes de la producción en el mundo real. En el mundo actual de las transacciones financieras, que cada día son cien veces más que todos los pagos juntos por bienes y servicios reales, los financieros dejan en la sombra a los reales, ocultos por el brillo de los primeros. Además, para sobresimplificar un asunto muy complejo y ponerlo en un lenguaje más accesible a los legos, las opciones, los derivados, las operaciones cruzadas y otros recientes instrumentos financieros han ido todavía mucho más allá en la composición de los intereses ya compuestos sobre las propiedades reales en las cuales se basan sus apuestas y sus deudas, lo cual ha contribuido al crecimiento espectacular del mundo financiero. Sin embargo, la pirámide financiera que ahora vemos en todo su esplendor y brillantez, especialmente en la casa del Tío Sam, que es su centro, sigue asentada sobre la base de un mundo real productor _ mercantil

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_ consumidor, por más que el mundo financiero también proporciona créditos para las transacciones de ese mundo real.

Ahora tenemos que mirar al mundo como si fuera una rosquilla, semejante a tantas ciudades del cinturón industrial del Tío Sam. El centro está abandonado y vacío debido a que la producción y el consumo se han desplazado hacia los suburbios circundantes (en el Detroit de la industria automotriz, los escaparates de la principal galería comercial, la Hudson, han estado tapados durante años, a pesar de que Detroit ha construido un costoso «Renaissance Center» para repoblar su centro urbano, proceso que ha tenido «éxito» en algunas otras ciudades). La abandonada Flint de la General Motors es el punto de partida de Michael Moore, que la refleja en películas que van desde (el ejecutivo de GM) «Roger y yo» hasta «Fahrenheit 9-11». Podríamos observar el mundo entero como si se tratara de una rosquilla, con el Tío Sam en su conjunto ocupando el agujero central, que casi no produce nada que se pueda vender fuera. Las principales excepciones son los bienes del agro y el equipamiento militar que están muy subvencionados por el Gobierno del Tío Sam y que pagan sus propios contribuyentes y la máquina de imprimir dólares, y aun así arrastra un déficit presupuestario de más de 600.000 millones de dólares. La GRAN diferencia en lo que se refiere a esta rosquilla del Tío Sam es que tanto el presupuesto como el déficit comercial de más de 600.000 millones de dólares están financiados por los extranjeros, como ya hemos visto. El Tío Sam excluiría a la mayor parte de ellos como personas, pero recibe encantado los bienes reales que producen. Como consumidor mundial de última instancia, como ya se ha sugerido, el Tío Sam desempeña esta importante función en la actual división política y económica mundial del trabajo: todos los demás producen y necesitan exportar, y el Tío Sam consume y necesita importar.

El hundimiento del dólar hundiría (¿o hundirá?) la totalidad de la rosquilla económica y política que envuelve y organiza al mundo y lanzaría a cientos de millones de personas, sin mencionar a los incontables millones de dólares y a sus poseedores, a un torbellino de consecuencias no calculadas y tal vez incalculables. Mucha gente, tanto si está arriba como si está abajo en el tótem mundial, tiene ante sí el GRAN reto de evitar que eso ocurra, aunque para ello sea necesario seguir inflando al vacío Tío Sam como si fuera un globo. O bien, utilizando un conocido símil, seguir simulando que el emperador desnudo está vestido y enviar a alguien que le haga la pelota.

Ese sigue siendo el caso de China, para la cual una confrontación financiera con el Tío Sam sería un mal que reportaría algo bueno: eso obligaría a China a cambiar la trayectoria de la política económica y en lugar de entregar sus bienes por nada al Tío Sam, volcar la producción y el consumo hacia adentro, hacia su propio y pobre país y hacia los del Este Asiático, y todo esto se podría y se debería hacer ya; esto último, China ya ha empezado a hacerlo hace poco, pero no lo primero. ¿Qué pasaría, pues, con los ricos que ocupan la parte superior de la pirámide de Ponzi del Tío Sam si desapareciese la confianza de los bancos centrales más pobres y de los exportadores de petróleo que ocupan la parte intermedia, y si los más pobres entre los pobres de todo el mundo, confiados o no, no pudiesen seguir haciendo sus pagos iniciales en la base? La estafa de la pirámide de Ponzi del Tío Sam se hundiría -¿o se hundirá?- como les ocurrió anteriormente a todos esos planes, sólo que esta vez con un gran estallido mundial. Reduciría la actual demanda mundial de consumidor de última instancia del Tío Sam a una escala mundial real(ista) y dañaría a muchos exportadores y productores de todo el mundo. De hecho, puede implicar una reorganización fundamental total de la economía política mundial regida actualmente por el Tío Sam.

EL TIGRE DE LOS DÓLARES DE PAPEL DEL TÍO SAM PLANTEA UN DEMENCIAL CALLEJÓN SIN SALIDA GEOPOLÍTICO

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Desde luego, el hundimiento del dólar significaría una caída en picado al implicar el impago de la deuda del Tío Sam. Por eso, también provocaría simultáneamente la pérdida de sus activos en dólares de todos los extranjeros y de los ricos estadounidenses.

Ellos están tratando desesperadamente de salvar todo lo que puedan para no hundirse, es decir, para no arruinarse. O lo que es lo mismo, están tratando de proteger el resto de sus inversiones en dólares manteniendo la vigencia de sus dólares mediante la prolongación de la vida de la burbuja. Todo este asunto del mantenimiento de la Pirámide de Ponzi del Tío Sam plantea el mayor y el más demencial de los callejones sin salida del mundo.

Razón de más para que DEBAMOS resolverlo. Pero la salida del callejón no tiene por qué ser como un aterrizaje suave. Indudablemente puede resultar dura. El desmoronamiento de la pirámide de Ponzi del Tío Sam costará mucho y los mayores costes recaerán como de costumbre sobre los más pobres, que son los menos capaces de soportarlos, pero que son también los que menos pueden evitar que los obliguen a hacerlo. Y la históricamente necesaria transición desde la rosquilla controlada por el Tío Sam puede precipitar al mundo entero en la depresión más profunda que jamás haya conocido. Sólo el Este Asiático está en una posición relativamente buena para salvarse de caer al precipicio, pero aun así después de haber pagado un elevado coste por esta transición ¡hacia sí mismo! Sin embargo, el mundo se enfrenta a un callejón sin salida, geopolítico y militar global, todavía más demencial. Ahí sigue la gran incógnita, tal vez indescifrable. ¿Cómo reaccionaría (¿reaccionará?) el Tío Sam como un Tigre de Papel (moneda) herido por un desmoronamiento de la estafa de la pirámide Ponzi gracias a la cual él y los millones de tíos Sam se han dado la buena vida? Para compensar la reducción de pan y de derechos civiles, pero el aumento de los actos de patriotismo en casa, un Tío Sam más chauvinista puede montar en el exterior el circo de la Tercera Guerra Mundial. Un derrumbe del dólar acabará con el soporte financiero y esto desalentará a sus víctimas extranjeras de seguir pagando las nuevas aventuras del Pentágono en el exterior. Pero todavía podría hacer algunas guerras más con las armas que le quedarían y aumentar todavía más en casa el déficit militar de un Gobierno de corte keynesiano, también para las nuevas y «pequeñas» bombas atómicas que está preparando para la ocasión. Ese podría muy bien ser el horroroso coste para el mundo de las actuales políticas de «defensa de la libertad y la civilización». El callejón sin salida por excelencia es que casi nadie, salvo Osama Bin Laden, quiere correr el riesgo.

Pero esa transición no sería (¿será?) históricamente nueva. Recordemos cuánto costó la transición hacia el Tío Sam: una guerra mundial de 30 años, entre 1914 y 1945, con la intercalación de la segunda Gran Depresión en un siglo en el que se perdieron más de 100 millones de vidas en las guerras, más que en todas las de la historia juntas, por no hablar de los (¿cientos?) de millones que literalmente sufrieron y murieron innecesariamente de hambre y enfermedades. Ahora bien, la anterior transición hacia la British Major Bull nos costó las guerras napoleónicas, la gran depresión de 1873-95, el colonialismo y el semicolonialismo, por nombrar sólo algunos, y todos sus costes humanos. Estos últimos coinciden con los cambios climáticos de El Niño, los más acusados de los dos últimos siglos, que asolaron a los indios, a los chinos y a muchos otros con hambrunas. Pero éstas fueron, a su vez, exageradas por las potencias coloniales imperiales que lo usaron en su propio interés, por ejemplo aumentando las exportaciones de trigo de la India especialmente durante los años de hambruna.

Los paralelismos con nuestra época, incluyendo también un nuevo aprovechamiento de los renovados y más fuertes El Niño un siglo después, son demasiado horripilantes y generan tanta culpa que nadie se atreve a establecerlos. Entre estos paralelismos está el «ajuste estructural» del Tío Sam impuesto por el FMI, que ha obligado a los campesinos mexicanos a comerse el cinturón que el FMI desea que se aprieten todavía más. Tres millones de muertos, y sigue el recuento

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en Ruanda y Burundi, y luego algunos más en el vecino Congo, fueron el producto de las restricciones impuestas por el FMI y de la cancelación previa, por parte del Tío Sam, del Acuerdo Cafetero que había mantenido el precio a estos productores . Y ahora, es decir, a partir de la muerte de Lumumba a manos de la CIA, del ascenso de Kosavubu en Katanga en 1961, e incluso desde que el Congo era la reserva privada del rey de Bélgica en el siglo XIX, asistimos a la disputa por el oro y a su producción y venta para el Fort Knox del Tío Sam, y ahora también por el titanio para poder comunicarnos mediante teléfonos móviles, por los diamantes para siempre, y así sucesivamente.

El Tío Sam también se aprovechó de otro grave acontecimiento del estilo de El Niño, que asoló el Sudeste de Asia, y muy especialmente Indonesia, y de la crisis financiera de 1997, que el Tío Sam convirtió deliberadamente en una depresión económica. Fue de tal magnitud que barrió de su puesto al presidente Suharto, a quien había instalado en el poder el Tío Sam treinta años antes mediante un golpe de Estado de la CIA contra el popular padre de la independencia de Indonesia, Sukarno. Eso había costado al menos medio millón de vidas, además una cifra aproximada de un millón de vidas que Suharto se cobró directamente, a lo que hay que sumar la pobreza generada por la infame «mafia de Berkely» de la que se rodeó para llevar a la economía indonesia al desastre. Entre los paralelismos con el pasado están también la degradación medioambiental y el desplazamiento de los daños ecológicos desde los países ricos que los generan hacia los países pobres del Tercer Mundo, que soportan la mayor carga. Y desde luego, no podemos olvidar la Tercera Guerra Mundial (la tercera después de la segunda y que se libró en el Tercer Mundo) que papá Bush inició contra Irak en 1991 [(véase mi «Third World War») http://rrojasdatabank.info/agfrank/gulf_war.html http://rrojasdatabank.info/agfrank/nato_kosovo/msg00080.html].

Sin embargo, también hay otros en el mundo que no se sienten (¿todavía?) metidos en un callejón sin salida. De manera calculada, justo antes de las elecciones del Tío Sam en 2004, uno de ellos lo dijo bien alto al mundo en una grabación de vídeo difundida por los medios de comunicación. Parece haber tenido menos eco público en su principal destinatario, el Tío Sam, que tendría que haber sido el más interesado porque fue nada menos que el propio Bin Laden quien anunció que «iba a arruinar al Tío Sam!». A la vista de la deliberada ceguera del Tío Sam respecto de las convulsiones de los cimientos exteriores de su mundo real, una quiebra tan global en el exterior no debe de ser más difícil de preparar de lo que lo fue derribar en su propia casa el símbolo de las Torres Gemelas.

EL PENTÁGONO ES LA MAYOR ECONOMÍA PLANIFICADA DEL MUNDO PARA REDISTRIBUIR LOS INGRESOS DE LOS POBRES ENTRE LOS RICOS DE SU PAÍS Y EN EL EXTERIOR CHANTAJEAN A LOS AMIGOS Y A LOS ENEMIGOS PARA QUE HAGAN LO MISMO

Entretanto, allá en la granja, como se denomina a Tejas, ¿qué hace el propio Tío Sam alegremente con los ahorros y el dinero del mundo duramente ganado? Sus consumidores siguen consumiéndolo en exceso sin que el 99,9 por 100 sepa lo que está haciendo, porque casi nadie se lo dice. Y el Gobierno del Tío Sam usa gran parte de su incremento de cientos de millones de dólares para el Pentágono. Ese dinero no se gasta en pagar a sus pobres soldados profesionales, que proceden principalmente de los pequeños pueblos rurales de EEUU y echan mano del único trabajo que pueden conseguir, ni mucho menos se gasta en atender a sus desventurados reservistas.

Le dijeron a Rumsfeld en Kuwait que ni siquiera los había pertrechado con equipamiento suficiente y seguro. Rumsfeld replicó: soy una persona mayor, acabo de levantarme y necesito tiempo para poner mis ideas en orden. Pero en casa, en el Pentágono, Rumsfeld no hizo frente al problema. Allí sabe muy bien lo que está haciendo, privatizando la guerra tanto en Irak como en EEUU. El complejo militar-industrial contra el que nos previno el general Eisenhower en su discurso

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presidencial de despedida, en 1958, sigue vivito y coleando más que nunca bajo la dirección del «Vice» Presidente Cheney y de su sordo secretario de Defensa. Con sus respectivas tareas desastrosamente bien hechas, ambos han sido confirmados para un segundo periodo. También lo ha sido Paul Wolfowitz «de Arabia» que junto con Douglas Feith forma el dúo del Pentágono que fue a Israel. (En relación con este último, el diario alemán Der Spiegel del 20 de diciembre de 2004 pone en boca de Tommy Franks, que fue el comandante de la invasión de Irak, las siguientes palabras: «es el mayor idiota profundo que hay sobre la faz de la Tierra, y con él tengo que luchar casi a diario».)

Entre 1994 y mediados de 2003, el Pentágono del Tío Sam firmó alrededor de 3.000 contratos valorados en más de 300.000 millones de dólares con 12 empresas militares privadas del Tío Sam de las 35 calculadas por The New York Times, algunas de las cuales son pequeñas y ofrecen servicios de mercenarios. Pero más de 2.700 de esos contratos se otorgaron a sólo dos empresas: Kellogg Brown & Root (KBR), subsidiaria de la Halliburton de Cheney, y Booz Allen Hamilton (Center for Public Integrity's International Consortium of Investigative Journalists, citado en el correoe de Mafruza Khan, del 16 de agosto de 2003). En Irak, estas empresas militares privadas tienen ahora tantos mercenarios como tropas tienen el Tío Sam y el Reino Unido juntos. Pero no cabe duda de que esto son sólo patatas «pequeñas», dado que el grueso del dinero del Pentágono lo dedica el Tío Sam a comprar costosos sistemas de armas exclusivamente a los cuatro mayores contratistas de la «Defensa» del Tío Sam y a sus congéneres de la Halliburton del vicepresidente Cheney. Luego, el Tío Sam usa estas armas unilateralmente para forzar a otros mediante la amenaza armada y el chantaje, y si no basta con eso, para invadir el mundo que suministró el dinero en primer lugar. Después de todo, el Tío Sam tiene que hacer lo que sea necesario para mantener el flujo de entrada del dinero.

MANTENER LA «CARGA DEL HOMBRE BLANCO» PARA DEFENDER SU «CIVILIZACIÓN». LA LEY DE OCCIDENTE ES LA LEY DE LA PATRULLA DE VIGILANCIA DE LOS SPAGHETTI WESTERN

El unilateralismo del Tío Sam no está tan aislado como con frecuencia se supone equivocadamente. Se proclama la lucha por la «libertad» (¿la de quién? podríamos preguntarnos) y por la «salvación de la civilización», como lo hacen todos los días el Tío Sam presidente Bush y su más elocuente portavoz del Reino Unido, Tony Blair. La forma más fácil de «salvar» la civilización fue el haber abolido en un día el don más preciado, que es todo el corpus jurídico de leyes internacionales para mantener la paz, que a Occidente le costó siglos desarrollar, y hacerlo descaradamente para sus propios intereses imperiales. A pesar de todo, era la mejor y la única ley internacional que teníamos y en definitiva mucho mejor que no tener ninguna. Ahora, la única «Ley de Occidente» que nos queda es, desde luego, «la Ley del Oeste»: la ley de las patrullas de vigilancia de los spaghetti western que, con o sin un juez connivente, toman la «ley» en sus propias manos para formar un grupo de linchamiento.

Luego persiguen a quien quieren, donde quieren y cuando quieren. Que Dios nos coja confesados porque ahora, en el mundo real, las patrullas autoconstituidas operan «fuera de jurisdicción» a una escala mucho mayor de lo que podría haber imaginado jamás cualquier película del spaghetti western.

Eso significa también el vaciamiento y la paralización de las Naciones Unidas que se establecieron para salvaguardar la paz, aunque el Tío Sam siempre las recompone después de sus propias guerras para recoger los pedazos de Yugoslavia, Afganistán y ahora Irak. Pero hacer esto significa también engañar, amenazar, engatusar y chantajear a los demás -amigos o enemigos, indistintamente- para alcanzar sus objetivos en cada caso, tanto grandes como pequeños. Ha formado a todo un ejército de funcionarios para hacerlo. De ese modo, el Tío Sam «unilateralmente» hace valer su todavía aparente poder en las demás instituciones internacionales, que se ocupan de asuntos que van desde la agricultura y la aviación hasta la

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zoología. Pero el Tío Sam extorsiona para conseguir ventajas reales unilaterales para sí mismo, sobre todo a través de sus relaciones bilaterales. Por ese motivo la OMC ya nació muerta.

Desde luego, el Tío Sam prefiere ahora tratar las relaciones bilaterales unilateralmente, a medida que se aísla cada vez más en el contexto internacional. Así puede ejercer todavía más poder de negociación militar, político y económico sobre cada una de sus víctimas de lo que le sería posible sobre todas a la vez o sobre algunas en las instituciones internacionales.

LA ORGULLOSA MARCHA DEL TÍO SAM DESDE LOS SALONES DE MOCTEZUMA HASTA LAS COSTAS DE TRÍPOLI Y... CONTRA PANAMÁ, CONTRA AFGANISTÁN Y DOS VECES CONTRA IRAK Y cuando esa negociación no basta, o incluso aunque pudiera bastar, el Tío Sam simplemente ataca cuando le viene en gana e invade la pequeña isla de Granada (población total 300.000); Nicaragua (con la ayuda del archienemigo Irán); Panamá (7.000 civiles muertos en una noche para capturar a un solo hombre, Noriega, el otrora amigo y aliado de Papá Bush, a quien se ve en una foto, todo sonrisas, dándole la mano); Irak en 1991 (que fue incluso una incursión para hacer dinero, ya que el Tío Sam, mediante extorsión, sacó a sus aliados más dólares para costear la guerra de los que realmente le costó. Pero fue contaminada por el uranio agotado del Tío Sam que multiplicó las malformaciones en los recién nacidos en el país dando lugar al infame «Síndrome de la Guerra del Golfo» entre sus propias tropas y las británicas, aunque el Tío Sam se niega a reconocerlo). Cuanto menos se diga sobre Somalia, mejor. Yugoslavia fue atacada en parte para dejar claro lo que sucede cuando un Estado es débil y se atreve a pesar de todo a desafiar al Tío Sam y a su FMI, manteniendo cierta cuota de propiedad estatal sobre los medios de producción y sigue brindando a la población ciertos principios de un Estado de Bienestar. Y es todavía lo que sucede hoy en Bielorrusia, donde el Tío Sam trató de conseguir un «cambio de régimen» pero se encontró con que la actuación militar es más difícil en la frontera de Rusia, a menos que se produzca de común acuerdo, como contra Afganistán, o se pague por ello. Además, Yugoslavia sólo se rindió en 1999 cuando Rusia le retiró su apoyo porque el Tío Sam empleó con éxito el chantaje político y económico y en parte lo obtuvo en Berlín mediante sobornos.

La siguiente víctima fue Afganistán y esta vez también contó con la ayuda de Irán y de Rusia. Todo esto cuando el Tío Sam ya había creado y patrocinado al Gobierno talibán que erradicó el opio, mientras que ahora, el Afganistán «liberado» vuelve a cultivarlo con más dedicación que antes, hasta tal punto que este cultivo representa actualmente un tercio del PIB de ese país, según el anuncio que hizo el nuevo presidente instalado por el Tío Sam cuando asumió el cargo. Mientras escribo estas páginas, el Tío Sam está lanzando una ofensiva militar renovada contra los talibanes sin mencionar ahora para nada a Bin Laden. Y otra vez el inocente Irak vuelve a ser objetivo y víctima del Tío Sam, cuestión sobre la que volveremos más adelante. ¿Quién será el próximo? ¿Irán?, ¿Siria?... No Libia, por supuesto, que ahora acepta obedientemente los tratados petrolíferos con el Tío Sam; ni Corea del Norte, que fabricó la bomba atómica para protegerse precisamente de eso.

Lo siento, olvidé mencionar las que tal vez serían dos alternativas posibles antes de la invasión. Una de ellas es, por supuesto, el patrocinio, organización o incluso un golpe de Estado, de esos de los que la CIA ostenta un orgulloso récord: Irán en 1953, Guatemala en 1954, El Congo en 1960, Vietnam en 1961, Brasil en 1964, Guayana en 1964, Indonesia en 1964-1965, la República Dominicana en 1965, Ghana en 1966, Grecia en 1967, Camboya en 1970, Chile en 1973, Argentina en 1976, otra vez Bolivia repetidas veces, Fiji en 1987, Nicaragua en 1990 mediante «elecciones» bajo amenaza de seguir con la guerra de los Contras, Haití repetidas veces, nuevamente contra la ex marioneta del Tío Sam colocada allí previamente, y todo esto por nombrar sólo unos cuantos de los casos más conocidos (por supuesto, no en casa del Tío Sam).

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La otra alternativa es más conocida y se intentó varias veces contra Fidel Castro en Cuba, mediante cigarros explosivos y demás imaginativas «sucias trampas» de la CIA, todo ello infructuosamente. La misma suerte tuvo el bombardeo de la tienda del coronel Gadafi en el que murió su hija. Sin embargo, nuestro buen Sr. Perkins relata un intento exitoso de la CIA: «Los japoneses querían financiar y construir un canal a nivel del mar en Panamá. [el presidente Omar] Torrijos habló con ellos al respecto, lo cual puso muy nerviosa a la Bechtel Corporation, cuyo presidente era George Schultz, y que tenía como consejero a Casper Weinberger. Cuando Carter quedó fuera de juego (y la forma en que esto sucedió realmente también es una historia interesante), al perder las elecciones, y llegó Reagan nombrando a Schultz secretario de Estado y a Weinberger secretario de defensa, ambos, como hombres de la Bechtel, estaban furiosos con Torrijos. Trataron de renegociar el Tratado del Canal y, ni que decir tiene, con los japoneses. Torrijos se negó rotundamente.

Era un hombre de principios. Tenía sus problemas, pero era un hombre de sólidos principios, una persona realmente sorprendente. Tanto que murió cuando se estrelló su avión que estaba conectado a un grabador con explosivos en su interior que... yo estaba allí. Había estado trabajando con él. Sabía que nosotros, los brillantes financieros, habíamos fracasado. Sabía que los chacales lo estaban cercando, y lo siguiente fue que su avión explotó con un grabador que tenía una bomba dentro. A mí no me queda ninguna duda de que fue planeado por la CIA, y muchos investigadores latinoamericanos, la mayoría, llegaron a la misma conclusión. Por supuesto, de eso jamás oímos hablar en nuestro país.» (http://www.democracynow.org/article.pl?sid=04/11/09/1526251).

Torrijos había firmado previamente un tratado con el presidente Carter en el que se establecía el traspaso del Canal de Panamá a... ¡A Panamá! Un somero examen permite ver que ser un amigo o instrumento político demasiado bueno del Tío Sam también puede ser una de las cosas más arriesgadas, es decir, más descabelladas, que puede hacer cualquier hombre de Estado, ya que puede tener como consecuencia su sentencia de muerte política o física después de que el Tío Sam lo apuñale por la espalda. Como ya hemos señalado, un sucesor de Torrijos se encuentra actualmente en una prisión del Tío Sam después de haber prestado leales servicios y de haberse hecho una foto, sonriente, con George Bush (padre). Pero la fila es larga y se extiende por todo el mundo desde los años cincuenta y sesenta: Rhee en Corea, Diem en Vietnam, Trujillo en la República Dominicana, Somoza en Nicaragua, prácticamente todos en Haití, desde Papá y Baby Doc al sacerdote Aristide instalado por Clinton y retirado por Bush, el Sha de Irán, puesto allí después del golpe de Estado de la CIA en 1953 contra Mossadeq después de que éste hubiera nacionalizado el petróleo iraní y se lo hubiera dejado de lado cuando dejó de ser útil, tal como sucedió con Mobutu después de tres décadas en el Zaire, o con Saddam Hussein -el propio Rumsfeld había ido a verlo dos veces en su encarnación anterior como secretario de Defensa- o con Milosevic en Yugoslavia, que era el aval necesario y fiable del Acuerdo de Dayton en Bosnia, y, por supuesto, con los talibanes a los que el Tío Sam preparó y puso en el Gobierno de Afganistán, y eso por no mencionar a un tal Osama Bin Laden, que también sirvió allí al Tío Sam.

Resulta una casualidad (¿o no?) que una simple inspección de los hechos sobre el terreno revele que si las mencionadas «líneas defensivas» fallan y el Tío Sam entra en guerra, salvo en el caso de la pequeña isla de Granada, jamás ésta la ganan las fuerzas militares, a menos que hablemos de la guerra del Pacífico contra Japón. La Segunda Guerra Mundial la ganaron en Europa, en Estalingrado, en 1943, las tropas rusas (que habrían llegado hasta Berlín aunque el Tío Sam no hubiera llegado en el último momento). La Guerra de Corea fue y sigue siendo un punto muerto. La Guerra de Vietnam la perdió. La guerra contra Yugoslavia sólo se «ganó» cuando los rusos retiraron su apoyo, y a pesar de todo, sólo cuando todos los tanques yugoslavos menos siete y la totalidad de la aviación abandonaron Kosovo sin sufrir daños. Sólo su infraestructura y la infraestructura civil de Yugoslavia habían sido

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bombardeadas hasta los cimientos, y su paisaje, junto con el más extenso de los Balcanes, quedó contaminado sin remedio por el renovado uso del uranio empobrecido del Tío Sam. La guerra contra Afganistán se está perdiendo, y también la guerra contra Irak, a pesar de que, una vez más, se haya hecho uso del uranio empobrecido, del napalm, como en Vietnam, e incluso del gas. LOS MUSULMANES GEOPOLÍTICOS DEL TÍO SAM Y EL PLAN DEL PETRÓLEO DE ORIENTE PRÓXIMO, DESDE CASABLANCA HASTA YAKARTA

A pesar de todo, el Tío Sam tiene otra vez muchos otros planes geopolíticos, económicos, militares en marcha. Para empezar, ya ha construido 800 bases militares en todo el mundo, y especialmente en el «corazón» petrolíferamente rico del «tablero de ajedrez» mundial de Zbigniew Brzezinski (Ziggy) y alrededor de China. El Pentágono también va a redesplegar el 60 por 100 de la flota de submarinos de EEUU en el Pacífico Occidental (según un correo-e del 12 de diciembre a P. Jakob Förg [email protected]). Todo ello para usos futuros, pero también para mantener una influencia política ya presente. Aparte de eso, el presidente Bush tiene un nuevo «Plan para Oriente Próximo», que ahora se extiende desde Marruecos hasta más allá de Pakistán... ¿hasta la Indonesia musulmana? Todavía no están claras las implicaciones de este plan, pero la sociedad civil ya está allanando el camino: Yale University Press ya incluye a Pakistán entre sus Estudios sobre «Oriente Próximo», y Swissair ya tiene mantelillos de papel que sitúan a Karachi, Delhi y Mumbai entre sus destinos para «Oriente Próximo». Lo que sí está claro es que Israel seguirá siendo, como siempre, el candidato encubierto del Tío Sam en la región. No importa que gobiernen en Washington los republicanos o los demócratas, el papel de perro guardián que desempeña Israel para el Tío Sam en su petrolíferamente rica área de operaciones se mantendrá, lo mismo que la seguridad de que Israel disfruta a cambio, gracias a la protección diplomática, política y militar que le ofrecen incondicionalmente los EEUU, así como su apoyo económico y militar sin el cual Israel no podría existir. Sólo que ahora, la influencia regional que Israel tiene asignada y que además se atribuye puede expandirse todavía más, ya que los dos neocons antes mencionados a los que se ha colocado en altos puestos del Pentágono están allí para trazar un plan para el racista y chovinista partido Likud actualmente en el poder. Y el propio Bush fue a Africa, especialmente a Africa Occidental, para echar una mirada a su petróleo.

En las Américas, su Plan «Colombia» (también tiene petróleo) se ha extendido a toda la región andina (Ecuador también exporta petróleo); tiene otro plan para el Amazonas (puede que allí se encuentre algo de petróleo y mientras tanto construyó allí una enorme base, supuestamente para la NASA, de la cual no se ignora que participa en incursiones militares); un plan para «ocuparse», junto con el Banco Mundial, del mayor depósito mundial de agua dulce del subsuelo bajo las Cataratas del Iguazú, donde se unen Brasil, Argentina y Paraguay, y otra vez está entrenando a 40.000 militares latinoamericanos en bases que el Tío Sam tiene en casa, además de otra media docena fuera de su territorio. Recientemente, Rumsfeld fue a Ecuador para una reunión con todos los ministros de «defensa» de los países latinoamericanos a los que expuso sus planes y, se supone, engatusó. Todo esto conforma unas gigantescas bases mundiales de carácter militar y político para el mantenimiento de esa gran estafa que es la pirámide de Ponzi del Tío Sam, y barato aunque paguen el doble a aquellos a quienes van a parar los dólares, mientras pueda pagarlo con los dólares de papel que él mismo produce y que hasta el momento también mantiene el negocio piramidal mundial. Bueno, hay que ser francos, no es sólo por los dólares. Después de todo, éstos sólo sirven si con ellos realmente se puede comprar algo, especialmente el petróleo que mantiene el sistema en marcha.

El Tío Sam no sólo tiene que comprar cada vez más petróleo con los dólares que él mismo imprime, y tal vez mañana tenga que hacerlo con euros o con yuanes. También tiene que tratar de asegurarse de meter la mano en todos los grifos, para

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poder controlar a todos los demás que pueden, y especialmente a los que no pueden, comprarlo. Por eso ahora lo vemos intentando el control político y financiero de los grifos del petróleo allí donde todavía puede, y estableciendo una presencia militar como en Asia Central, o reuniendo potencia militar para entrar como hizo en Irak. Persigue una doble finalidad, la de usarla como palanca de control y la de advertir a sus vecinos de lo que puede sucederles si dejan de hacerle el juego al Tío Sam. Por fortuna para él, parece ser que la mayor parte del Este de Asia, y China en especial, también están obligados a comprar petróleo en el extranjero, aunque mañana tal vez ya no sea con dólares, sino con yuanes/yenes. Por otra parte, la triste verdad es que el mayor vendedor de petróleo del mundo es Rusia, cuyos grifos siguen estando fuera de control para el Tío Sam. Pero ¿cómo podría el Tío Sam seguir pagando todas estas arriesgadas aventuras en Defensa de la Libertad, con esos dólares de papel si ya nadie los aceptara? ¿Y por qué habrían de aceptarlos?

LA MAGNÍFICA RAZÓN DEL TÍO SAM PARA INVADIR IRAK: PROPORCIONAR 30.000 MILLONES DE DÓLARES A LA HALLIBURTON Y A OTROS

El Financial Times del 10 de diciembre permite atisbar algo más sobre lo que no es sino la punta del iceberg de la Defensa de la Libertad por el Tío Sam en Irak. Aunque el malhadado Irak se asienta sobre la mayor reserva de petróleo aún sin explotar y cada día más preciado, sigue estando en el trasfondo o meramente en el fondo de esta historia que casi ni lo menciona y que, al igual que este ensayo, se centra más bien en los dólares que representa y en el Tío Sam. En dos informes diferentes se cuenta cómo tres helicópteros llevaron 14 toneladas de billetes de 100 dólares a los kurdos, que desde hace tiempo son la quinta columna del Tío Sam en la zona. El dinero, gran parte de los 1.800 millones que el Tío Sam pagó a los kurdos, era parte del fondo «petróleo por alimentos» de la ONU para Irak. Inicialmente, por supuesto, los billetes simplemente eran el producto de la mismísima impresión del Tío Sam, a cambio del cual Irak había exportado petróleo real. No provenía de los 18.000 millones que el Congreso del Tío Sam había destinado para la «reconstrucción» de Irak. Como demuestra gráficamente el Financial Times, apenas $ 388 millones -o el 2,15 por 100- de ese dinero del Tío Sam se habían gastado hasta el momento, y sólo 5.000 millones del mismo habían sido presupuestados siquiera por el Tío Sam en Irak cuando Brenner, el procónsul del Tío Sam, volvió a casa con un trabajo bien hecho. En lugar de eso, en su gran sabiduría, el bueno del Tío Sam había considerado que era más conveniente gastarse 13.000 de los 20.000 millones de dólares de los fondos iraquíes. Eso representa el 65 por 100 del dinero iraquí frente a lo que sigue siendo apenas el 2 por 100 de la cantidad casi equivalente de dinero original del Tío Sam. Para cuando el nuevo Gobierno iraquí se hizo cargo de algunas de las tareas del Tío Sam que era quien lo había colocado allí, descubrió que se habían gastado nada menos que 20.000 millones de dólares de sus fondos, 11.000 de ellos provenientes de ventas de petróleo (International Herald Tribune). ¿Por qué? El oficial «responsable» de finanzas del Tío Sam, el almirante Oliver, respondió simplemente: «Sé que gastamos algo de dinero del fondo [iraquí]. Es que sencillamente se nos había acabado el dinero del Tío Sam»... del cual sólo quedaban por gastar otros 17.500 millones de dólares. Cabría preguntarse si el bueno del general había seguido las enseñanzas de Clausewitz sobre la guerra y había llegado a descubrir sus convenientes consejos de hacer que la víctima conquistada pagase por su propia ocupación militar, en este caso por el Tío Sam.

El representante iraquí sobre el desembolso de fondos y el comité de vigilancia sólo asistieron a una de sus 43 reuniones; pero, para qué molestarse, si la mayor parte de los gastos eran autorizados sin reunión alguna. Así pues, aunque había fondos del Tío Sam presupuestados para todo tipo de proyectos, de todos modos fueron pagados con fondos iraquíes. Incluso muchos de esos desembolsos se hicieron sin mediar ningún contrato, en un caso, la fruslería de 1.400 millones de dólares. Del resto, la mayoría se adjudicaron sin competencia múltiple ni cualquier otra clase de

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licitaciones abiertas. Los fondos del Tío Sam quedaron prácticamente sin gastar en Irak. Es posible que al almirante Oliver se le hubiera «terminado el dinero del Tío Sam» en Irak, porque nunca había salido de Washington; y si hubo algún desembolso, fue simplemente un cambio de manos y de cuentas bancarias allí mismo. Después de todo, eso es mucho más eficiente que mandarlo de un lado para otro, corriendo el peligro de que algo se pierda por el camino. Además, hace tiempo que es lo que se hace con la mayor parte del dinero que el Tío Sam presta o incluso «da» «a» y «para» todos los países del Tercer Mundo, se dejan los dólares en casa, que es donde les conviene estar y a donde volverían de todos modos. No importa; el Congreso del Tío Sam ya ha asignado otros 30.000 millones de dólares para «preparar la transición a las elecciones» en Irak en enero de 2005.

Vistas así las cosas, sería muy poco conveniente para los iraquíes, y mucho menos para el Tío Sam, que los fondos fueran a desperdiciarse en el servicio de alguna antigua deuda contraída con otros. Así pues, es de pura lógica que los «aliados», que no pueden evitar perder lo que el Tío Sam les debe, también perdonaran la deuda iraquí. ¡Y a todo esto, tal como antes hemos visto, el Tío Sam sigue insistiendo en que el resto del Tercer Mundo debe seguir pagando las deudas que tiene con él! Porque Dios nos libre de que cualquier devolución de la deuda iraquí vaya a parar en cambio a esos rusos irredentos, franceses traidores o incluso a su mejor amigo, China, el que más invirtió en Irak. Una auténtica vileza cuando el Tío Sam tiene causas mucho más dignas en las que gastar el dinero iraquí.

Y habrá quien se pregunte cuáles son esas causas más dignas. El primer pago importante, por valor de 1.400 millones de dólares, fue a parar a la Halliburton del mismísimo vicepresidente Cheney. Y, sin embargo, ahora sabemos que al mismo tiempo también estafaba a su generoso benefactor, el Tío Sam, en cientos de millones más por su lado, al comprar petróleo por x dólares en Kuwait y venderlo en Irak por 5 o 10 veces más, aparte de otras fruslerías. De entrada, Halliburton consiguió contratos en Irak por nada menos que 10.000 millones de dólares, más el cambio (International Herald Tribune). (Cheney también tiene intereses en UNOCAL que hace tiempo quiere construir un oleoducto desde Asia Central hasta el océano Indico, atravesando Afganistán, primero con la ayuda de los talibanes a quienes el Tío Sam había puesto allí precisamente para ese fin y a los cuales invitó después a Texas para mantener conversaciones mientras todavía parecía que estaban haciendo el trabajo que se les había encargado. A decir verdad, también visitaron la unidad de «investigación académica» puramente afgana de la universidad de Nebraska en Omaha.

Pero, vaya, los talibanes no estuvieron a la altura de su tarea de mantener el orden para la construcción del oleoducto, de modo que tuvieron que marcharse. Ahora, el Tío Sam y UNOCAL contarán con los buenos oficios del nuevo presidente de Afganistán y del embajador del Tío Sam en el país, que da la «casualidad» de que son, los dos, antiguos (?) directivos de UNOCAL).

LA «MEDALLA DE LA LIBERTAD» DEL TÍO SAM PARA BRENNER, FRANKS, TENENT. POR EL BUEN TRABAJO HECHO AL ROBAR A IRAK EN BENEFICIO DE CHENEY Y OTROS

Sin la menor duda, la mayor parte de los supuestamente abundantes fondos del Tío Sam para Irak, y que hasta ahora resultaron tan escasos, fue a parar a otro de sus compinches, quedando sólo las migajas para repartir entre el RU, las corporaciones e incluso personas físicas y militares que metieron la mano en el cajón. Por Dios que nunca sabremos quiénes son, ya que, citando al Inspector General del Tío Sam: «Yo, inocentemente, no estaba interesado en tener auditores en el ejército porque pensaba que teníamos que introducirnos en el sistema iraquí lo antes posible.» Por mi parte, como no soy militar, es más, soy antimilitarista, no he leído a Clausewitz. Por lo tanto, no sé qué consejo da, si es que da algún buen consejo, sobre fiarse de la corrupción como principio fundamental a la hora de cortar y repartir el pastel conquistado.

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Todas las anteriores «especulaciones» las escribí antes de que el Consejo de Control y Asesoramiento Internacional de la ONU para el Desarrollo en Irak, IAMBDI, emitiese un informe con sus conclusiones sobre la Administración del Tío Sam. Antes de pasar a dicho Informe, debemos tener presente que el Financial Times observa diplomáticamente que «la ONU ha sido reacia a regañar públicamente al Tío Sam por su forma de gastar los fondos iraquíes». El Financial Times cita directamente del Informe: «Hubo puntos débiles en el control... sistemas contables inadecuados, aplicación desigual de los procedimientos de contratación acordados y una forma inadecuada de llevar las cuentas.» El International Herald Tribune también hace su propia síntesis del mismo informe: «Había habido irregularidades generalizadas, incluso mala gestión financiera, falta de represión del contrabando (salida de petróleo y demás propiedades físicas iraquíes, nadie sabe a qué precio y en beneficio de quién) y dependencia excesiva de contratos sin licitación previa.» El Financial Times, por su parte, ofrece algunos detalles más del Info rme: «Especialmente preocupantes... fueron los contratos de a veces miles de millones de dólares adjudicados a empresas del Tío Sam como la Halliburton con fondos iraquíes sin competencia de ofertas.»

El pasado enero el presidente Bush dio la mayor condecoración civil del país, la Medalla de la Libertad, a L. Paul Brenner III, el civil que actuó como procónsul del Tío Sam y que lo supervisó todo, y al general Tommy Franks, quien dirigió la invasión que hizo posible todo esto. George Tenet, el director de la CIA que proporcionó toda la información falsa para «legitimar» toda esta empresa y que desde entonces fue desacreditado y obligado a dimitir, tampoco fue olvidado y recibió la tercera condecoración. El International Herald Tribune publicó una fotografía de la ceremonia donde se les ve a los tres muy sonrientes con George W. que también sonreía. Después de todo, es el reconocimiento debido por un trabajo bien hecho, el agradecimiento a todos los que hicieron un servicio a la «Libertad» (¿para quién y para qué? podemos preguntar).

EN SUMA: EL TIO GEORGE W. SAM DICE QUE ESTÁ BIEN QUE NUESTROS MUCHACHOS ENTREGUEN SUS VIDAS PARA PROTEGER LA LIBERTAD PARA QUE HALLIBURTON SAQUEE IRAK

Podemos estar seguros de que los otros que metieron la mano en la lata se cuentan entre ese 20 por 100 que, podemos recordar, el doctor Greenspan, de la Reserva Federal, calificó como los mayores perceptores de renta del Tío Sam. Son los más privilegiados entre los superconsumidores, los que son totalmente [i]responsables del déficit de ahorro del Tío Sam, según dijo, y también del creciente déficit comercial del cual se quejó recientemente en Berlín. Si examinamos con más detenimiento la distribución de la renta del Tío Sam, es probable que nos enteremos de que entre ese 20 por 100, la parte del león de cada dólar, como de la mayoría de los del Pentágono, va a parar a los bolsillos del 2 por 100 superior de los más superprivilegiados, para que puedan consumir una parte aun mayor de la riqueza de la Tierra. ¿Quién podría negar que indudablemente ésta es una causa digna para la protección de la Libertad a cualquier precio? En esto va incluida la famosa e infame invitación del presidente Bush a los iraquíes «a que atacaran» al Tío Sam. Resulta difícil comprender al presidente cuando alienta a los iraquíes «a atacar», cuando ellos ya están en su casa en Irak y es el Tío Sam el que envió sus tropas allí, aunque es posible que Faluya explique la idea que tenía en mente el presidente Bush cuando habló de que los iraquíes «atacaran» al Tío Sam. Pero, como el propio presidente Bush dijo al mundo, es totalmente justo que «nosotros» excluyamos a otros países del pastel de Irak. Después de todo, explicó, cuando los iraquíes aceptaron su invitación, fueron « nuestros muchachos los que expusieron sus vidas en el frente». Me gustaría que la encarnación actual del Tío Sam hubiera explicado también para qué y por quién.

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(Traducción de Info lingua, revisión de Alfonso G. Reina)

http://www.revistasculturales.com/articulos/83/sistema/348/1/el-tio-sam-al-desnudo.html

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