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El Vagabundo de las Estrellas Por Jack London

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ElVagabundodelasEstrellas

Por

JackLondon

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1.

Todami vida he sido consciente de la existencia de otros tiempos y deotros lugares. He sido consciente de la existencia de otras personas en miinterior.Ycréame, lector, igual lehasucedidoausted.Miredenuevoensuniñez,yrecordaráestaconcienciadelaquehablocomounaexperienciadesuinfancia. Por aquel entonces usted no estaba acabado todavía, no estabaconsumado.Eraplástico,unalmafluctuante,unaconcienciayuna identidadenprocesodeformación,deformaciónyolvido.

Haolvidadomucho,queridolector,yaunasí,alleerestaslíneas,recuerdavagamente lasvisionesconfusasdeotros tiemposydeotros lugaresquesusojos de niño contemplaron. Hoy le parecen sueños. Sin embargo, aunquefuesensueños,portantoyasoñados,¿dedóndesurgesumateria?Lossueñosno son más que una grotesca mezcla de las cosas que ya conocemos. Laesencia de nuestros sueños más puros es la esencia de nuestra experiencia.Cuandoeraniñosoñóquecaíadealturasprominentes;soñóquevolabaporelaire como vuelan los seres alados; le turbaron arañas repulsivas y criaturasbabosas de innumerables patas; oyó otras voces, vio otras carasinquietantemente familiares, y contempló amaneceres y puestas de soldistintosalosquehoy,almiraratrás,sabequehacontemplado.

Bien.Estasvisionesinfantilessonvisionesdeensueño,deotravida,cosasquenuncahabíavistoenlavidaqueahoraestáviviendo.¿Dedóndesurgen,pues?¿Deotrasvidas?¿Deotrosmundos?Quizá,cuandohayaleídotodoloquevoyaescribir,encontrarárespuestaalasincógnitasqueleheplanteadoyqueustedmismo,antesdellegaraleerme,sehabíaplanteadotambién.

Wordsworth lo sabía. No era un profeta ni un vidente, sino un hombrenormalycorrientecomoustedocomocualquierotro.Loqueélsabía,losabeusted y lo sabe cualquiera. Pero él lo expuso más acertadamente en aquelpoema que comienza así: «Ni en la completa desnudez, ni en el olvidototal…».

Sí,esciertoquelosrecuerdosdelacasa-prisiónseciernensobrenosotros,losreciénnacidos,yque todoloolvidamosdemasiadorápido.Yaunasí,derecién nacidos, sí que recordábamos aquellos otros tiempos y lugares.Nosotros,niñosindefensos,sujetosenbrazosoarrastrándonosacuatropataspor el suelo, soñábamos que volábamos, muy alto, por el aire. Sí, ysoportábamos el tormento de aterradoras pesadillas de seres oscuros ymonstruosos.Nosotros,niñosreciénnacidossinningunaexperiencia,nacimosconelmiedo,conelrecuerdodelmiedo;yelrecuerdoeslaexperiencia.

En cuanto amí, ya en los principios demi vocabulario, a una edad tan

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tiernaquetodavíaexpresabamedianteruidosquequeríadormirocomer,sabíaquehabíasidounvagabundodelasestrellas.Sí,yo,cuyoslabiosnuncahabíanpronunciadolapalabra«rey»,recordabaqueunavezhabíasidoelhijodeunrey.Másaún,recordabaqueunavezhabíasidoesclavo,ehijodeunesclavo,yquehabíallevadoalrededordelcuellouncollardehierro.

Ytodavíamás.Cuando tenía tresaños,ycuatro,ycincoaños,noerayomismo todavía. Era solamente una transformación en curso, un flujo delespíritutodavíacalienteenelmoldedemicarne.Duranteesetiempo,todoloquehabíasidoenmisdiezmilvidasanterioresseentremezclóconelflujodemiespíritu,enunesfuerzoporincorporarseamí.

Estúpido, ¿verdad? Pero recuerde, lector, con quien espero viajar lejos atravésdel tiempoydel espacio, recuerdequehepensadomucho sobre todoesto; que a lo largo de insoportables noches, a través de una angustiosaoscuridadqueduróañosyaños,heestadoasolasconmismuchasidentidadesy he podido contemplarlas y examinarlas. He atravesado toda clase deinfiernosparatraerlelasnoticiasqueustedcompartiráconmigoenestahora,mientrasleemispáginas.

Yvolviendoaloanterior,decíaquealostres,cuatroocincoaños,noerayomismo todavía.Estaba solamentebrotando,mientras tomaba formaen elmoldedemicuerpo,ytodoelpoderosoeindestructiblepasadoselasarreglóparadeterminarcuál seríaeldestinodeaquellaevolución.No fuemivoz laquegritóen lanochepor temoracosasdesobraconocidas,peroqueyo,enverdad,noconocíanipodíaconocer. Igualocurríaconmis rabietasdeniño,conmis llantosyconmisrisas.Otrasvocesgritabana travésdemivoz, lasvocesdehombresymujeresdeotrasépocas,demisantepasadosocultosentresombras.Yelgruñidodemirabiasefundíaconlosgruñidosdebestiasmásantiguas que lasmontañas; y los dementes ecos demi histeria infantil, contodoel rojode su ira, semezclabancon losgritosestúpidose insensatosdebestiasprehistóricasanterioresaAdán.

Yaquísedescubreel secreto. ¡La ira roja!Mehaaniquiladoenésta,mivida presente. Por culpa de ella, dentro de unas semanas seré llevadodesdeestaceldahastaunlugarmásalto,desueloinestable,coronadoporunalargasoga; y allí me colgarán del cuello hasta quemuera. La ira roja ha podidoconmigoentodasmisvidas,porqueellahasidomidesgraciadaeinfortunadaherencia desde los tiempos del gran pantano, antes de que el mundodespertase.

Yaeshoradequemepresente.Niestoy loconi soyun lunático.Quieroque usted lo sepa, para que así crea los hechos que pretendo narrarle. SoyDarrell Standing. Algunos de ustedes, al leer este nombre, me habránreconocidode inmediato.Peropara lamayoría,permítanmequeexpongami

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caso.

Hace ocho años yo era catedrático de agronomía en la Facultad deAgricultura de la Universidad de California. Hace ocho años, el aletargadopueblodeBerkeleyseconmocionóconelasesinatodelcatedráticoHaskellenunodeloslaboratoriosdeldepartamentodemineralogía.DarrellStandingfueelasesino.

Yo soy Darrell Standing. Me encontraron con su sangre todavía en lasmanos. No voy a discutir sobre lo justo o lo injusto de este asunto con elprofesorHaskell.Fueunacuestiónprivada.El casoesque, enunataquedefuria,cegadoporlamismairarojaquemehamaldecidodurantetodosestosaños,matéamicompañero.Laspruebasdeltribunaldemuestranquelohice;y,porunavez,estoyconformeconeltribunal.

No, no me van a ahorcar por este asesinato. Me condenaron a cadenaperpetua. Por entonces yo tenía treinta y seis años.Ahora tengo cuarenta ycuatro. He pasado estos ocho años en San Quintín, la cárcel estatal deCalifornia.Cincodeesosaños lospaséen laoscuridad,«aislamiento total»,asílollaman.Loshombresquesoncapacesdesoportarlolollamanlamuerteenvida.Peroduranteesoscincoañosconseguísermáslibredeloquemuchoshombreshanllegadoasernunca.Apesardehallarmeincomunicado,nosólofuicapazdeviajarmásalládelosmuros,sinotambiéndeviajarporeltiempo.Aquéllos queme encerrarondurante esos insignificantes añosme regalaron,sinnitansiquieraserconscientesdeello,elesplendordelossiglos.Laverdadesque,graciasaEdMorrell,fuiunvagabundodelasestrellasdurantecincoaños.PeroEdMorrellesotrahistoria.Lehablarédeélunpocomásadelante.Tengotantoquedecirqueapenassécómoempezar.

Bien,comencemos.NacíenunaregióndeMinnesota.Mimadreeralahijade un inmigrante sueco. Se llamabaHilda Tonnesson.Mi padre se llamabaChauncey Standing, de ascendencia americana. Uno de sus antepasados eraAlfred Standing, un sirviente, o si lo prefieren un esclavo, que llegó desdeInglaterra hasta las plantaciones de Virginia hace yamucho tiempo,muchoantes de que el joven Washington explorara los páramos desiertos dePennsylvania.

Unode loshijosdeAlfredStanding luchóen laRevolución;unode susnietos,en laGuerrade1812.Nohahabidodesdeentoncesunaguerraen laque no haya tomado parte alguno de los Standing. Yo, el último de losStanding,quemorirémuyprontoysindescendencia,luchécomosoldadorasoenFilipinas,nuestraúltimaguerra,yparaellorenuncié,enplenaascensióndemicarrera,amicátedraenlaUniversidaddeNebraska.¡SantoCielo,cuandorenunciéibacaminodeconvertirmeendecanodelaFacultaddeAgriculturade aquella universidad; yo, el vagabundo de las estrellas, el ferviente

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aventurero, elCaín peregrino de los siglos, el sacerdote de los tiemposmásremotos, el eternopoeta que sueña con la luna, y que será olvidadopor loshombres!

Y aquí estoy, con las manos manchadas de sangre en la Galería de losAsesinos, en la cárcel estatal de Folsom, esperando el día decretado por lamaquinariadelEstadoparaquesusesbirrosmeenvíenlejosdeaquí,aloqueellos ingenuamente creen que es la oscuridad, la oscuridad que temen, laoscuridad que puebla sus fantasías de supersticiones y terrores, la oscuridadque lesconduce,balbucientesyquejumbrosos,ante losaltaresdesusdiosesantropomórficoscreadosporelmiedo.

No,jamásserédecanodeningunafacultaddeagricultura.Ysabíamuchodeagricultura.Eramiprofesión.Nacíparaello,mecrieparaello,meeduquéparaello;yera todounexperto.Eramiespecialidad,midon.Puedosaberasimplevistaquévacaproducelecheconmayorporcentajedenata,ydejarqueeltestdeBabcockverifiquelaexactituddemispronósticos.Consólomirarunpaisaje,sinfijarmeenelsuelo,puedoenumerarlasvirtudesydeficienciasdelterreno. No necesito papel tornasol para determinar si la tierra es ácida oalcalina. Repito, la buena administración de los campos, en términoscientíficos,eraysiguesiendomidon.YaunasíelEstado,que representaatodos sus ciudadanos, cree que puede acabar con todos mis conocimientoscolocándomeunasogaalrededordelcuelloycolgándome;¡todamisabiduría,incubada a través de los siglos, fraguada mucho antes de que los primerosrebañosnómadaspastaranenloscamposdeTroya!

¿Maíz?¿Quiénconoceelmaízmejorqueyo?Wistareslamejorpruebadeello;allíincrementélaproducciónanualdemaízdecadacondadodeIowaenmedio millón de dólares. Esto es historia. Muchos de los cosecheros queconducen hoy en día su automóvil saben quién hizo posible ese automóvil;muchaschicasychicosseinclinansobresuslibrosdetextoenlosinstitutos,esospequeñossueñosqueyohicerealidad;todoellofueposiblegraciasamisestudiossobreelmaízenWistar.

¡Ylagestióndeunagranja!Soycapazdecalibrarelderrochedeactividadsinestudiarningunodesusregistros, tantode lagranjacomode lamanodeobra,ladistribucióndelosedificiosoladistribucióndeltrabajo.Ahíestánloscuadernosylasgráficas.Sinlamenorduda,enestemismoinstantecienmilgranjeros se estarán estrujando la cabeza delante de sus páginas antes deapagarsuspipase irsea lacama.Sinembargo,yononecesitabagráficasnicuadernos; con sólo mirar a un hombre era capaz de conocer supredisposición, su coordinación y la fracción del índice de toda la actividadquederrochaba.

Ydebodartérminoaquíalprimercapítulodeminarración.Sonlasnueve

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enpunto,yenlaGaleríadelosAsesinosesosignificaqueseapaganlasluces.Ahora mismo estoy oyendo el blando caminar de los zapatos de goma delguardia, que viene a reprenderme porque mi lámpara sigue aún encendida.¡Comosilosvivospudierancensurarauncondenadoamuerte!

2.

Soy Darrell Standing. Muy pronto me sacarán de aquí para ahorcarme.Mientras tanto, digo lo que tengoquedecir y escribo sobre otros tiemposyotroslugaresenestaspáginas.

Trasconocermisentencia,vineapasarelrestodemividaalaprisióndeSanQuintín.Resulté ser un incorregible.Un incorregible es un ser humanohorrible;almenosesaeslaconnotaciónquetieneestapalabraenlapsicologíacarcelaria. Me convertí en un incorregible porque detestaba el derroche deactividad. Aquella cárcel, como todas las cárceles, era un escándalo, unaafrenta al ahorro de esfuerzo.Me destinaron a los telares de hilo, donde ladescomunal pérdidade tiempoy energía no tardó en irritarme.Y era lógicoqueme irritase tanto, dado que el control y la eliminación del derroche deactividaderanmiespecialidad.Antesdequeseinventasenlostelaresavapor,hacetresmilaños,yamehabíapodridoenprisiónenlaantiguaBabilonia,ycréame,nomientocuandoafirmoqueenlaAntigüedadnosotros,losesclavos,tejíamosen telaresmanualesconmáseficaciaque lospresosen lassalasdetelaresavapordeSanQuintín.

Aquelestúpidoderrochedeenergíaerainaceptable,ymerebelé.Tratédeenseñar a los guardias otros métodosmuchomás eficaces. Como pago, fuiamonestado, arrastrado al calabozoyprivadode luzyde alimento.Al salir,intenté trabajarentreel caosy la total incompetenciade las salasde telares.Merebelédenuevo,yvolvíunavezmásalcalabozo,yestavezmepusieronlacamisadefuerza,mecolgarondelospulgaresyfuigolpeadoporguardiasestúpidoscuyainteligenciaapenasalcanzabaparaintuirqueyoeradiferenteaellos,ynotanimbécilcomosuponían.

Durante dos años soporté esta persecución estúpida. Es horrible para unhombreestarcompletamenteatadoyser roídopor las ratas.Porqueaquellasbestias estúpidas, losguardias, eran ratas,me roían la inteligencia, roían losnerviossanosdemiespírituydemiconciencia.Yyo,queenelpasadohabíasidoelmásbravo luchador, enestavidapresentenoconservabayanadadeaquello.Yoeraungranjero,uningenieroagrónomo,uncatedráticoatadoasuescritorio,unesclavodellaboratorio,interesadosolamenteenlatierrayenelaumentodesuproductividad.

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Luché enFilipinas porque esa era la tradición de los Standing.No teníahabilidadparalalucha.Meresultabademasiadoridículointroducirsustanciasextrañasynocivasenloscuerposdeaquellospequeñoshombresnegros.EragrotescocontemplarcómolaCienciaprostituíatodoelpoderdesuslogrosyelingeniodesusinventores,paraintroducirviolentamenteaquellassustanciasenloscuerposdeloshabitantesdelospueblosnegros.

Comodecía,siguiendolatradicióndelosStanding,fuialaguerrayviquenoteníahabilidadningunaparaella.Yestomismodescubrieronmisoficiales,quemehicieronauxiliardeintendencia;ycomoauxiliar,desdeunescritorio,luchéenlaGuerraHispanoamericana.

Por tanto, no fue por ser un luchador, que no lo era, sino por ser unpensadoryporqueme irritabaelderrochedeenergíade las salasde telares,porloquefui incordiadoporlosguardiasunayotravez,hastaquelograronconvertirmeenunincorregible.Micerebrofuncionaba,yfuicastigadoporsufuncionamiento.AsíselodijealalcaideAtherton,cuandomiactitudsehabíavueltotaninsoportablequemearrastraronhastasuoficinaymetiraronsobresualfombra;asíledijeentonces:

—Sería absurdo suponer, querido alcaide, que esas ratas que usted tienecomocentinelaspuedanarrancardemicabezaalgotanobvioparacualquiera.Laorganizacióndeestacárcelesestúpida.Ustednoesmásqueunpolítico.Esposible que haya sido capaz de manejar a todos los responsables delentramadoelectoraldeSanFranciscoparalograrunpuestocomoelqueahoraocupa;peronosabetejeryute.Sustelaresestáncincuentaañosatrasados…

Pero¿paraquécontinuarconelsermón?Ledemostréloestúpidoqueera,ycomoresultadoéldecidióqueyoeraunincorregibleincurable.

Ya lo dice el refrán, cría fama… Pues bien, el alcaide Atherton acabójustificandomimalafama.Selopusemuyfácil.Cargaronsobremílasfaltasdemuchosde losotrosconvictos,ypaguéporellasenelcalabozo,apanyagua, colgadode lospulgares, depuntillas, durante largashoras,muchasdeellasmáslargasquecualquieradelasvidasquehevividonunca.

Los hombres inteligentes son a menudo crueles. Los hombres estúpidosson monstruosamente crueles. Los guardias y los hombres que había a mialrededor,loshombresdeAtherton,eranmonstruosestúpidos.Pongaatenciónysabráloquemehicieron.Habíaunpoetaenlacárcel,unodelosreclusos,undegeneradodementónhundidoyfrenteamplia.Eraunimpostor.Uncobardedesalmado.Uncerdosoplón.Unabasura.Séquepuedeparecerextrañoqueuncatedráticodeagronomíaempleeestaspalabras,perounoaprendemuchasbarbaridadescuandoestácondenadoapasarenlacárcelelrestodesuvida.

Elnombredeestepoeta impostoreraCecilWinwood.Noera laprimera

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vez que le condenaban, y aun así, como era un perro cobarde y llorón, suúltima sentencia fue de sólo siete años. Sus méritos habían reducidoconsiderablemente su condena. La mía era para toda la vida. Y estedegeneradomiserable, desesperadoporganarunos cuantos añosde libertad,logróañadirunabuenaporcióndeeternidadamicondena.

Lecontaréloqueocurrió,aunqueyomismonolleguéaentenderlohastamás tarde.EsteCecilWinwood, enun intentopor conseguir los favoresdelcapitándepatiodelaprisión,yasílosdelalcaide,elgobernadordelacárcel,el consejo de dirección y el gobernador de California, organizó una fuga.Ahorafíjeseentrescosas:enprimerlugar,CecilWinwooderatanodiadoporsuscompañerosquenolehabríanpermitidoqueapostaranisiquieraunaonzadetabacoBullDurhamenlascarrerasdechinches,ylascarrerasdechincheseranelpasatiempopreferidodelosconvictos;ensegundolugar,yogozabadelapeorfamadetodoelpenal;yentercerlugar,parasuplan,CecilWinwoodnecesitabacondenadosdeporvidacomoyo,conmalafama,desesperadoseincorregibles.

Pero los condenados a cadena perpetua detestaban a Cecil Winwood, ycuando éste se les acercó con su maravilloso plan de fuga, se rieron y sealejarondeél,puessabíanquenoeramásqueunmalditosoplón.Peroalfinallesengañó,logróembaucaracuarentadelosmásdesalmadosdelacárcel.Selesacercóunayotravez.Lescontóque,graciasa su trabajodeordenanza,teníaciertainfluenciaenlaoficina,loquelefacilitabaelaccesopermanentealaenfermería.

—Demuéstralo—dijoLongBillHodge,unmontañéscondenadoacadenaperpetuaporelasaltoauntren,yqueestabaobsesionadoporescaparseparapodermataralquefuerasucompañeroenelasalto,quelehabíaacusadoconpruebasensucontra.

CecilWinwoodaceptóelreto.Aseguróquepodíadrogaralosguardiaslanochedelafuga.

—Hablar es gratis —dijo Long Bill Hodge—. Lo que queremos sonhechos.Droga a unode los guardias esta noche.Hoy estaráBarnum.Es unauténticocerdo.AyerlediounapalizaalpobreChinkenelpasillo,yademásestando fuerade servicio.Hoy le tocael turnodenoche.Drógaleyhazquepierdasutrabajo.Siloconsigues,hablaremoscontigo.

LongBillmecontaríatodoestomástardeenelcalabozo.CecilWinwoodsequejóde laurgenciaconque leapremiaban.Pidióque ledejaranalgodetiempoparapoder robar ladrogade laenfermería.Se loconcedieron,yunasemana más tarde anunció que estaba preparado. Cuarenta condenados acadenaperpetuaesperaronaqueelguardiaBarnumcayeradormidodurantesuturno.YBarnumsedurmió.Lepillaronyfuedespedidoaldíasiguiente.

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Por supuesto, aquello convenció a los presos. Pero le quedaba porconvenceralcapitándepatiodelacárcel.Paraello,CecilWinwoodleponíadiariamentealtantodelprogresodelafuga,todoimaginadoeinventadoporél. El capitán de patio exigió pruebas y Winwood se las dio. Yo no meenteraríadetodoslosdetalleshastaunañomástarde;taleslalentitudconquesefiltranlossecretosdentrodelpenal.

Winwoodasegurabaqueloscuarentahombresdelafuga,queconfiabanenél, contaban ya con tanto poder en la prisión que se disponían a introducirarmasautomáticasconlaayudadelosguardiasalosquehabíansobornado.

—Demuéstramelo—debióexigirleelcapitándepatio.

Yel poeta impostor se lodemostró.En lapanadería, el trabajonocturnoera algo habitual. Uno de los presos, un panadero, se encargaba del primerturnodenoche.Eraunsoplóndelcapitándepatio,yWinwoodlosabía.

—Esta noche—le dijo al capitán—, Summerface pasará una docena deautomáticas del 44. La próxima vez que salga traerá lamunición. Pero estanochemeentregarálasautomáticasenlapanadería.Allídentrotieneustedunsoplón.Mañanalepasarásuinforme.

Summerfaceeraunodeesostípicosguardiaspaletos,procedíadelaregióndeHumboldt.Eraunimbécilingenuoydebuencarácter,quetansólotratabadeganarseunosdólarestraficandotabacoentrelosconvictos.Aquellanoche,alavueltadeunviajeaSanFrancisco,trajoconsigosietekilosdeexcelentetabaco. Ya lo había hecho antes, y solía entregar la mercancía a CecilWinwood. Así que aquella noche, ingenuamente, le entregó su carga en lapanadería.Setratabadeunpesadofardodeinocentetabacoenvueltoenpapel.Elpanaderosoplón,oculto,viocómoentregabanelpaqueteaWinwood,yalamañanasiguienteselocomunicóalcapitándepatio.

Pero entonces la imaginación desbocada del poeta impostor le jugó unamalapasada.Él fue el responsabledeun estúpido error queme costó cincoañosdeencierroenlamásabsolutasoledad,enestacondenadaceldadesdelaqueahoraescribo.Ydurantetodoaqueltiemponosupenadaalrespecto.Nisiquiera sabía del plan de fuga con el que había engatusado a los cuarentacondenados a cadena perpetua. No sabía nada, absolutamente nada. Y losdemássabíanmuypoco.Lospresosignorabanqueselaestabanjugando.

El capitán de patio ignoraba que también se la estaban jugando. YSummerfaceeraelmásinocentedetodos.

VolvamosalestúpidodescuidodeCecilWinwood.Alamañanasiguiente,cuando se encontró con el capitán de patio, se sentía triunfante. Suimaginacióneraimparable.

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—Muy bien, la mercancía entró tal como habías dicho —le felicitó elcapitándepatio.

—Yhay suficiente comoparahacervolarpor los airesmediaprisión—dijoWinwood.

—¿Suficientequé?—preguntóelcapitán.

—Dinamitaydetonadores—recitóel loco—.Diecisietekilos.Su soplónviocómoSummerfacemeloentregaba.

Yel capitándepatiocasi sufrióun infartoallímismo.Laverdadesqueahora no puedo más que compadecerle… ¡Diecisiete kilos de dinamitaperdidosenlacárcel!

DicenqueelcapitánJamie—eseerasuapodo—sesentóyestuvounbuenratoconlacabezaentrelasmanos.

—¿Dónde está? —gritó—. ¡La quiero! ¡Llévame hasta ellainmediatamente!

Y justo entonces, Cecil Winwood se dio cuenta del error que habíacometido.

—La enterré —mintió, y no tenía más remedio, porque hacía muchotiempo que había distribuido entre los reclusos los pequeños paquetes detabaco.

—Muybien—dijoelcapitánJamie—.Llévameallíahoramismo.

Peronohabíaexplosivosenterradosalosquepudierallevarle.Noexistían,nihabíanexistidomásqueenlaimaginacióndeldesgraciadoWinwood.

En una prisión tan grande como San Quintín siempre hay lugares paraesconder cosas. Y mientras Cecil Winwood guiaba al capitán Jamie tuvotiempodesobraparapensaralgo.

Como declararían más tarde el capitán y el propio Winwood ante elTribunaldeGracia,decaminoalsupuestoesconditeelpoetaaseguróqueélyyohabíamosenterradojuntoslapólvora.¡Yyo,reciénliberadotrascincodíasen el calabozo y ochenta horas en la camisa de fuerza, cuando incluso losestúpidosguardiaspodíanverquemeencontrabademasiadodébilcomoparatrabajar en la sala de telares, yo, que había conseguido un día libre pararecuperarmedeuncastigoterrible,fuiacusadodehaberescondidojuntoaéllosdiecisietekilosdelexplosivoinexistente!

Winwood condujo al capitán Jamie hasta el supuesto escondite. Porsupuesto,noencontraronnirastrodeladinamita.

—¡Dios mío! —mintió Winwood—. Standing me la ha jugado. La ha

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desenterradoylahaescondidoenalgúnotrositio.

El capitán de patio se entretuvo en soltar exclamaciones bastante mássincerasyviolentasqueaquel«¡Diosmío!».Después,llenodeira,aunqueconunaabsolutasangrefría,sellevóaWinwoodasuoficinaprivada,cerrótodaslaspuertas,ylediounaformidablepaliza.TodosalióalaluzanteelTribunalSupremo.Peroesofuemástarde.Enaquelmomento,inclusomientrasrecibíalapaliza,Winwoodjurabaquetodoloquehabíacontadoeracierto.

¿Qué podía hacer el capitán Jamie? Estaba convencido de que habíadiecisiete kilos de dinamita ocultos en la cárcel y cuarenta condenados acadena perpetua, desesperados, a punto de fugarse.Naturalmente, se encaróconSummerface,y,aunqueésterepetíaunayotravezqueelpaqueteconteníatabaco,Winwoodjurabaqueeradinamita,yelcapitánlecreyó.

Yesahoracuandoentroyo,omejor,cuandosalgo,porquemeapartarondelsolydelaluzdeldíaparaencerrarmeenloscalabozos,yallí,enlasceldasdeaislamiento, lejosdel solyde la luzdeldía,estuvepudriéndomedurantecincoaños.

No entendía nada. Acababan de sacarme del calabozo, estaba todavíaexhausto y dolorido en mi celda habitual, cuandome llevaron de nuevo alagujero.

—Y ahora —le dijo Winwood al capitán Jamie—, aunque no sabemosdóndeseencuentraladinamita,almenosestásegura.Standingeselúnicoquesabedóndeestá,ynosaldrániunapalabra suyadelcalabozo.Loshombresestánlistosparalafuga.Podremoscazarlesinfraganti.Soyyoquienhadedarla señal.Les diré que será esta noche a las dos en punto y que, después dehaberdrogadoalosguardias,abrirélasceldasylesentregarélasautomáticas.Sialasdosenpuntodeestanochenosorprendealoscuarentahombres,cuyosnombres le daré, vestidos y despiertos, entonces, capitán, puede tenermeincomunicadoelrestodemicondena.YunaveztengamosaStandingyalosotros cuarenta encerrados en los calabozos, dispondremosde todo el tiempodelmundoparaencontrarladinamita.

—Aunque tengamos que derribar la cárcel piedra a piedra—añadió conentusiasmoelcapitánJamie.

Hace ya seis años de aquello. Durante todo este tiempo no han logradoencontrarlosexplosivos,yhanpuestolaprisiónpatasarribacientosdevecesbuscándolos.Yaunasí,hastaelúltimodíaqueestuvoensupuesto,elalcaideAtherton siguió creyendo en la existencia de la dinamita. Incluso ahora, elcapitán Jamie, quien todavía es capitán de patio, cree que la dinamita estáoculta enalgún lugarde la cárcel.Ayermismo, enunúltimoesfuerzo,vinodesdeSanQuintín hastaFolsompara tratar dehacerme confesar.Séqueno

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vivirátranquilohastaquemecuelguen.

3.

Todo aquel día permanecí en el calabozo estrujándome los sesos paraaveriguar la razón de este nuevo e inexplicable castigo. Pensé que algúnsoplónmehabríaculpadodealgoconlaintencióndeganarseelfavordelosguardias.

Mientrastanto,elcapitánJamie,impaciente,sepreparabaparalanoche,yWinwoodcorríalavozentreloscuarentacondenadosdequeestuvieranlistosparalafuga.Doshorasdespuésdemedianochetodoslosguardiasdelaprisiónestaban avisados y en sus puestos. Esto incluía a los del turno de día, quedeberían haber estado durmiendo. Cuando dieron las dos en punto, seabalanzaronsobrelasceldasdeloscuarentahombres.Estabanperfectamentesincronizados. Se abrieron todas las celdas al mismo tiempo, y todos loshombres queWinwoodhabía nombrado, sin excepción, fueron sorprendidosfueradesusliteras,completamentevestidosyagazapadosjustoalotroladodelapuerta.

Por supuesto, esto corroboró la sarta de mentiras que el poeta impostorhabía dispuesto para el capitán Jamie. Los cuarenta reclusos fuerondescubiertoscuandoestabanapuntodefugarse.Nosirviódenadaquetodosprotestaran y acusaran a Winwood de haber planeado la fuga. Losresponsablesdelacárcelprefirieroncreeraunsolohombreydecidieronquelos cuarenta presos mentían con el fin de salvarse. El Tribunal de Graciatambiénlocreyó,ytresmesesmástardeCecilWinwood,impostorypoeta,elmásdespreciabledeloshombres,fueindultadoypuestoenlibertad.

Y es que la trena, como llaman los presos a la cárcel, es una verdaderaescueladefilosofía.Ningúnreclusopuedepasarenellamuchosañossinquese desmoronen sus ilusiones más elementales. La verdad prevalece —nosenseñan—yelcrimensiempresalealaluz.Puesbien,estoesunaexcelentepruebadequeelcrimennosiempresalealaluz.Elcapitándepatio,elalcaideAtherton, elConsejo deDirección de la cárcel, todos ellos creen en aquelladinamita que nunca existió más que en la turbia mente del degeneradoimpostor y poeta,CecilWinwood.YCecilWinwood todavía vive,mientrasqueyo,elúnicoinocente,subiréalpatíbulodentrodeunassemanas.

Yahoradeborelatarcómoirrumpieronloscuarentapresosenlaquietuddeloscalabozos.Estabadurmiendocuandolapuertaexteriorquedaalpasillodelagaleríaseabrióconunchirridoymedespertó.

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—Algúnpobrediablo—medije;ypenséqueleestaríandandounabuenatunda, pues oía el sonido de unos pies agitándose, el impacto sordo de losgolpessobrelacarne,losrepentinosgritosdedolor,losgruñidos,maldicionesyelruidodecuerposarrastrados.

Unatrasotra,laspuertasdeloscalabozosseabrieronconviolencia,yunotras otro fueron metiendo los cuerpos a empellones, arrojándolos oarrastrándolos. Y continuamente llegaban grupos de celadores con másreclusosapaleadosaquienes seguíanmaltratando,y seabrían laspuertasdemáscalabozospararecibirlosensangrentadoscuerposdeunoshombrescuyoúnicodelitohabíasidoansiarsulibertad.

Sí,ahoraquepiensoenello,unohadeserungranfilósofoparasobreviviralcontinuo impactodeexperiencias tanbrutalescomoéstaa lo largode losaños.Yo soyunode esos filósofos.He soportado su tormentodurante ochoañosyahora, trashaber fracasadoensu intentopor librarsedemíporotrosmedios,haninvocadoalamaquinariadelEstadoparaatarunasogaalrededordemicuelloycortarmeelalientoconelpesodemipropiocuerpo.Sí,yaséque los expertos dicen que el cuello de la víctima se rompe al caer por latrampilla.Tambiénséquelasvíctimas,comoelviajerodeShakespeare,nuncaregresan para testificar lo contrario. Pero los que hemos vivido en la cárcelsabemos,apesardelsilencio,decasosenlosqueelcuellodelavíctimanoserompe.

Es algo muy curioso esto de colgar a un hombre. Nunca he visto unahorcamiento,peroalgunostestigosmehancontadolosdetallesdedocenasdeellos,demaneraqueséloquemevaaocurrir.Depieenlatrampilla,atadodepiesymanos,conelnudoenelcuelloyunacapuchanegracubriéndome lacabeza,medejarán caer hasta que el impulso demi propio peso se detengabruscamenteporlatensióndelacuerda.Entonceslosdoctoresseacercaránamí.Unotrasotrosubiránauntaburete,sujetándomeconlosbrazosparaquenomebalanceecomounpéndulo,yacercaráneloídoamípechoparacontarlosagónicoslatidosdemicorazón.Avecespasanveinteminutosdesdequeseabrelatrampillahastaelmomentoenqueelcorazóndejadelatir.Sí,créame,cuando cuelgan a un hombre se aseguran científicamente de que esté bienmuerto.

Permítame que deje a un lado mi relato y siga divagando, pues quieropreguntar algo a la sociedad. Tengo derecho a divagar y a hacer estaspreguntas, porque enmuypoco tiempome sacaránde aquíparahacerme lomismo.Sielcuellodelavíctimaserompegraciasalaeficazdisposicióndelnudoyde la soga, al hábil cálculode la elasticidady el pesode su cuerpo,¿porqué,entonces,atanlasmanosdelavíctima?Lasociedad,ensuconjunto,esincapazderesponderaestapregunta.Peroyoséporqué;tambiénlosabecualquiera que haya presenciado un linchamiento y haya visto a la víctima

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levantar sus manos, cogerse de la soga y aliviar la presión del nudo en sucuellopararespirar.

Le haré otra pregunta al fatuo y opulentomiembro de la sociedad, cuyaalmanosehaacercadonuncaalfuegodelinfierno.¿Porquécubrenlacabezayel rostrode lavíctimaconuna capuchanegra antesdedejarle caerpor latrampilla?Por favor, recuerdequedentrodemuypocopondránesacapuchanegrasobremicabeza.Tengo,portanto,derechoapreguntar.¿Seráqueesosesbirrossuyos,queridociudadano,temencontemplarenelrostroaterrorizadoelhorrorquecometenensunombre?

Recuerde,porfavor,quenoleestoyhaciendoestapreguntaenelsigloXIIdespués de Cristo, ni en los tiempos de Cristo, ni en el siglo XII antes deCristo. Yo, que seré ahorcado en este mismo año, 1913, se lo pregunto austedes, presumiblemente seguidores de Cristo, a ustedes, cuyos perroscobardesmesacarándeaquíycubriránmirostroconunacapuchanegraparanocontemplarelhorrorquemecausanmientrasaúnestoyvivo.

Y ahora volvamos a lo quepasó en los calabozos.Cuando semarchó elúltimo guardia y se cerró el portón, los cuarenta hombres, apaleados ydecepcionados, comenzaron a hablar y a hacer preguntas todos al mismotiempo. Pero inmediatamente, bramando como un toro para ser escuchado,Skysail Jack, un marinero descomunal, ordenó que se hiciera silencio y sepasara lista. Los calabozos estaban llenos, y uno por uno, calabozo porcalabozo,fuerongritandolosnombresdetodoslospresentes.Deestemodoseasegurarondequetodosestabanocupadosporpresosdeconfianza,paraqueningúnsoplónpudieseestarescondidoyalaescucha.

Sólo demí dudaban los convictos, pues yo era el único hombre que nohabíatomadoparteenelplan.Meinterrogaronseveramente.Solamentepudedecirlesqueesamismamañanaacababadesalirdelcalabozoydelacamisade fuerza cuando, sin motivo aparente, me habían encerrado de nuevo trashaber estado fuera muy pocas horas. Mi fama de incorregible estaba a mifavor,yenseguidaempezaronahablar.

Fueentonces,estandoallítumbadoescuchándoles,cuandosupedelafugaque habían planeado. «¿Quién había dado el chivatazo?», se preguntaban; yesamismanochehallaronlarespuesta.PuestoqueCecilWinwooderaelúnicoausente,lasospechasobreélsehizogeneral.

—Sólo queda una cosa por hacer, muchachos—dijo finalmente SkysailJack—. Pronto se hará de día, nos sacarán de aquí y nos harán pasar uninfierno.Nospillaronenelmomentoexactoycon la ropapuesta.Winwoodnos la jugó y dio el chivatazo. Nos sacarán uno a uno y nos machacarán.Somos cuarenta. Cualquier mentira acabará por descubrirse. Así que,muchachos,quecadauno,cuandoledenlosuyo,digasimplementelaverdad,

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laúnicaverdad,yqueDiosleayude.

Y allí, en aquel oscuro pozo de crueldad inhumana, en cada uno de loscalabozos,conlascarascontralosbarrotes,loscondenadosamuertejuraronsolemnementeanteDiosquediríanlaverdad.

De poco les serviría la sinceridad. A las nueve en punto, los guardias,matonesalserviciodelossoberbiosciudadanosqueformanelEstado,conelestómagollenoybiendespiertos,selanzaronsobrenosotros,quenosólonohabíamosdesayunado,sinoquenisiquierahabíamosbebidounagotadeaguadesde el día anterior. Y los hombres recién apaleados son propensos a lafiebre.Mepregunto,lector,sialcanzamínimamenteaimaginarelestadodeunhombrereciénvapuleado,completamentemachacado.Perono,noselodiré.Bastaráconquesepaqueestoshombres,apaleadosyenestadofebril,llevabanyasietehorassinagua.

Alasnuevellegaronlosguardias.Noeranmuchos,aunquetampocoerannecesarios muchos más, porque abrían los calabozos de uno en uno. Ibanarmadosconpalosdepicos,unaherramientamuyútilpara«disciplinar»aunhombre indefenso. Calabozo por calabozo, uno detrás del otro, golpearon yapalearonaloscondenados.Almenosfueronecuánimes.Yorecibílamismapalizaqueelresto.Yestonofuemásqueelprincipio,unpreludioalexamenporelquecadahombreibaapasarélsolo,enpresenciadelasbestiasasueldodel Estado. Era un anticipo de lo que habríamos de sufrir en la sala deinterrogatorios.

Conozcolamayoríadelosinfiernosqueunacárcelencierra,peroelpeorde todos ellos, mucho peor que lo que pretenden hacer conmigo dentro depoco,fueaquelinfiernoquesufrimosdurantelosdíasposteriores.

LongBillHodge,elrobustomontañés,fueelprimeroenserinterrogado.Regresódoshorasdespués, omejordicho, lo trajerondevueltay lo tiraronsobrelaslosasdepiedradesucalabozo.SellevaronentoncesaLuigiPolazzo,un matón de San Francisco, de la primera generación americana de origenitaliano,quelesinsultó,seriodeellosylesdesafióaquedescargasensuiracontraél.

PasóunbuenratoantesdequeLongBillHodgepudiesedominareldolorydeciralgomínimamentecoherente:

—¿Qué es eso de la dinamita? —preguntó—. ¿Quién sabe algo de ladinamita?

Y,porsupuesto,nadiesabíanada.

LuigiPolazzoestuvodevueltaenmenosdedoshoras,yvolvióhechounaruina,delirabayeraincapazderesponderalaspreguntasquelellovíandesde

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los calabozos, donde los hombres que habían de pasar por lo que él habíapasadoqueríansaberquélehabíanhechoyquélehabíanpreguntado.Durantelas siguientes cuarenta y ocho horas, Luigi fue interrogado dos veces más.Despuésdeaquello,convertidoenunimbécilbalbuciente,lollevaronaviviral manicomio de Bughouse Alley. Su constitución sigue siendo fuerte, suespaldaamplia,sunarizgrande,supechoanchoysusangrepura;peroseguirábabeandoenBughouseAlleyhastamuchodespuésdequemehayancolgadoyhayaasíescapadodeltormentodelospenalesdeCalifornia.

Se los fueron llevando uno a uno, y trajeron sus desechos de vuelta,tambiénunotrasotro,bramandoydelirandoenlaoscuridad.Ymientrasyacíaallí, escuchando los lamentos, las quejas y las palabras incongruentes deaquellasmentesconfundidasporeldolor,meparecióquealgunavez,enalgúnlugar, había estado sentado en lo alto, cruel y orgulloso, y había escuchadosimilares coros de lamentos y quejas. Más tarde, como después verá,identificaríaestevagorecuerdoysabríaqueaquelloslamentosyquejaseranlos de losmiserables esclavos atados a sus bancos, a quienes yo escuchabadesdearriba,desdelapopa,cuandoeraunsoldadoqueviajabaenunagaleradelaantiguaRoma.Aquellofuecuandoeracapitánymehicealamarrumboa Alejandría, en mi camino hacia Jerusalén… pero esa es una historia quecontarémástarde.Mientrastanto…

4.

Mientras tanto, después de haber sido descubierto el plan de fuga,padecimosloshorroresdelcalabozo,yenningúnmomento,duranteaquellasinterminables horas de espera, dejé de ser consciente de que también yoseguiría al resto de los presos, y soportaría el mismo infierno que habíansoportadoenelinterrogatorio,yseríatraídodevueltahechotrizasyarrojadosobreelsuelodepiedrademicalabozo.

Vinieron a por mí. Sin ninguna educación ni cortesía, golpeándome ymaldiciéndome, me llevaron ante el capitán Jamie y el alcaide Atherton,ambos amparados por la presencia de una docena de salvajes guardias,pagadosporelEstadoconlosimpuestosdelosciudadanos,quepermanecíanenlahabitaciónparaecharunamanoentodoaquelloqueselesordenase.Peronolesnecesitabanparanada.

—Siéntate—dijoelalcaideAtherton,señalandounasilla.

Yyo,tumefactoydolorido,sinhaberprobadoelaguadurantetodoeldíaytoda la noche, desmayado de hambre, tremendamente débil después de una

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palizaquesesumabaaloscincodíasenelcalabozoyalasochentahorasenlacamisa de fuerza, abrumado por las calamidades del destino del hombre,temerosodeloqueestabaapuntodesucedermedespuésdehaberlovistoenlosdemás,yo,unmiserabledesechodehombrequeunavezfueprofesordeagronomía en la facultad de una apacible ciudad, dudaba si aceptar o no lainvitaciónasentarme.

El alcaide Atherton era un hombre corpulento y muy fuerte.Me agarrósúbitamenteporloshombros.Yoeracomounaplumaentresusmanosquemealzarondelsueloymeestrellaroncontralasilla.

—Ahora—dijomientrasyodejabaescaparungritoahogado,tragándomeeldolor—,cuéntamelotodo,Standing.Escúpelo,suéltalotodosisabesloqueteconviene.

—Nosénada…—comencé.

Aquellofuetodoloquepudedecir.Seabalanzócomounabestiasobremí.Mevolvióalevantarporelaireymeaplastócontralasilla.

—Sin tonterías, Standing —me avisó—. Confiesa. ¿Dónde está ladinamita?

—Nosénadadeningunadinamita—protesté,yunavezmásmelevantóyvolvióalanzarmecontralasilla.

Hesoportadotorturasdetodosloscolores,peroahoraquereflexionosobreelloenmisúltimosdías,estoysegurodequeningunafuecomolaquesufríenaquellasilla.Golpearonmicuerpocontralasillahastaquedejódeparecerunasilla.Trajeronotra, y almomento acabódestrozada.Fueron trayendomásymássillas,yunayotravezlaeternapreguntasobreladinamita.

Cuando el alcaideAtherton se cansó, fue relevado por el capitán Jamie;luego el guardia Monohan ocupó el lugar del capitán Jamie y también meaplastó contra la silla. Siempre preguntaban por la dinamita, la dinamita,«¿dóndeestáladinamita?»,ynohabíadinamitaenningúnsitio.

Haciaelfinaldelasesiónyohabríadadolamitaddemialmainmortalporunascuantaslibrasdedinamitaquepoderconfesar.

Ignorocuántassillasmásdestrozómicuerpo.Medesmayémuchasveces,yalfinaltodoseconvirtióenunapesadilla.Fuiconducido,medioempujado,medioarrastrado,devueltaalaoscuridad.Cuandorecobréelconocimiento,vique había un soplón enmi celda.Era un tipejo pálido, un pobre drogadictocapazdecualquiercosaporconseguiralgodedroga.Tanprontolereconocí,mearrastréhastalarejaygritéhaciaelpasillo:

—¡Hay un soplón conmigo, compañeros! ¡Es Ignatius Irvine! ¡Cuidadoconloquedecís!

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Laexplosiónde insultosque siguióhabríahecho temblar agentemuchomás valiente que Ignatius Irvine. Daba lástima verlo tan asustado,mientrastodos los convictos, rugiendo como bestias, le amenazaban con las cosashorriblesqueleharíanenlospróximosaños.

De haber algún secreto, la presencia de un soplón en el calabozo habríamantenido callados a los hombres. Pero como todos habían jurado decir laverdad, hablaron abiertamente ante Ignatius Irvine. El gran misterio era ladinamita,de laquesabían tanpococomoyo.Recurrieronamí.Merogaronque, si sabía algo sobre la pólvora, confesara y les salvara a todos dedesgracias mayores. Y sólo pude decirles la verdad, que no sabía nada denada.

Antes de que los guardias se lo llevaran, el soplón me contó algo queconfirmabaloseriodelasuntodeladinamita.Naturalmente,lespasélanoticiaa los demás: en todo el día no había funcionado una sola rueda en toda lacárcel. Los miles de reclusos que trabajaban en ella habían permanecidoencerrados en sus celdas, y se decía que ninguna de las fábricas volvería afuncionar hasta que apareciese la dinamita que alguien había escondido enalgúnlugardeledificio.

Ysiguieronlosinterrogatorios.Siempredeunoenuno,losreclusosfueronarrastrados afuera y empujados de nuevo adentro. Dijeron que el alcaideAthertonyelcapitánJamie,exhaustosporelesfuerzo,serelevabancadadoshoras.Mientrasunodormía,elotrointerrogabaalosreclusos.Ydormían,conlaropapuesta,enlamismahabitacióndondeibandestrozando,unoporuno,alosrobustoshombres.

Hora tras hora, en la oscuridad del calabozo, aumentaban la locura y eltormento.Créame,sédeloqueestoyhablando,lahorcanoesnadacomparadacon el modo en que un hombre puede ser apaleado hasta la muerte y, sinembargo,seguirviviendo.Yotambiénsufríeldolorylased,comoellos;peroami sufrimiento se sumaba el que yo era consciente de lasmiserias de losdemás.Habíasidounincorregibledurantedosaños,misistemanerviosoymicerebro se habían endurecido ante tanto sufrimiento. Es aterrador verdestrozadoaunhombrequeanteshasidofuerte.Enaquelmomentohabíaami alrededor cuarenta hombres fuertes a quienes estaban destrozando. Y amedidaquelospresoscomenzabanasuplicarquelesllevaranagua,ellugarseibaconvirtiendoenunalocuradeaullidos,sollozos,murmullosydeliriosdehombresenloquecidos.

¿Nolove?Nuestraverdad,ydijimoslapuraverdad,fuenuestracondena.Al escuchar a los cuarenta hombres decir lomismo y de idénticomodo, elalcaide Atherton y el capitán Jamie pensaron que se habían aprendido eltestimonioylorecitabandememoriacomoloros.

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Desde el punto de vista de las autoridades, su situación era aún másdesesperadaquelanuestra.Comomástardeaverigüé,sehabíaconvocadoalConsejodeDireccióndeprisionesportelégrafo,ydoscompañíasdelamiliciaestatalseapresurabanhacialaprisión.

Erainvierno,ylasheladassonfrecuentesinclusoeneltempladoinviernocaliforniano. No teníamos mantas en los calabozos. Tenga en cuenta elhorriblefríoquesesiente,conelcuerpocubiertodemagulladuras,altumbarsesobrelapiedrahelada.Alfinalnostrajeronagua.Entreburlaseinsultos,losguardias corrían con las mangueras y lanzaban los potentes chorros contranosotros,calabozoporcalabozo,horatrashora,golpeandodenuevonuestroscuerposdoloridos,hastaqueel aguanoscubría las rodillas, aguapor laqueantessuplicábamosyqueahoraansiábamosquedesapareciera.

Mesaltaréelrestodeloqueocurrióenloscalabozos.Dirésolamentequeningunodeaquelloscondenadosvolvióaserelmismo.LuigiPolazzonuncarecuperólacordura.LongBillHodgefueperdiendolentamenteeljuicio,yunañomástardetambiénaélselollevaronalmanicomiodeBughouseAlley.YmuchosotrossiguieronaHodgeyaPolazzo;algunos,cuyaresistenciafísicahabía sido excelente, cayeron víctimas de la tuberculosis. Casi la mitad deaquelloshombresmoriríaenlosseisañossiguientes.

Despuésdecincoañosdeencierroensolitario,cuandomesacarondeSanQuintín para asistir al juicio, volví a ver a Skysail Jack. Apenas podíadistinguirle,porquelaluzdelsolmecegabacomoaunmurciélagotrascincoañosdeoscuridad;aunasí,vilobastanteparaquesemeencogieraelcorazón.Levimientrascruzabaelpatiodelacárcel.Elpeloselehabíavueltoblanco.Habíaenvejecidoprematuramente.Teníaelpechohundidoyelrostroseco.Letemblabanlasmanoscomoaunenfermoysetambaleabaalcaminar.Losojosselellenarondelágrimasalreconocerme,puestambiényoeraundespojodelo que había sido. Pesaba cuarenta y cuatro kilos. El pelo,muy canoso,mehabíacrecidodurantecincoaños,aligualquelabarbayelbigote.Yotambiénmetambaleabaalcaminar,demodoquelosguardiasteníanqueasistirmeparacruzareldeslumbrantetrechodelpatio.SkysailJackyyonosmiramoselunoaotroynosreconocimosbajonuestrasruinas.

Los hombres como él cuentan con privilegios incluso en una cárcel, demodoqueseatrevióasaltarselaleyymehablóconvozrotaytrémula.

—Eresdelosbuenos,Standing—farfulló—.Nuncacantaste.

—Peronosabíanada,Jack—lerespondíenunmurmullo.Nopodíamásquemurmurar,yaquecincoañosdesilenciocasimehabíanhechoperderlavoz—.Nocreoqueladinamitaexistierajamás.

—Esoes—musitó,asintiendocomounniño—.Adelante.Nuncadejesque

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lo descubran. Eres de los buenos. Me quito el sombrero ante ti, Standing.Nuncacantaste.

Losguardiasmehicieroncontinuar, y aquélla fue laúltimavezquevi aSkysailJack.Hastaélacabóporcreerseelcuentodeladinamita.

Dos veces me llevaron ante el Consejo de Dirección. Intentaron,sucesivamente, intimidarme y engañarme. Terminaron ofreciéndome dosalternativas. Si finalmente entregaba la dinamita, recibiría un castigosimbólicodetreintadíasdecalabozoydespuésmedestinaríanalabibliotecade la cárcel como recluso de confianza. Si persistía enmi obstinación y norevelabadóndeestabaladinamita,meincomunicaríanduranteelrestodemicondena.Alestarcondenadoacadenaperpetua,estosuponíasentenciarmeapermanecerincomunicadoelrestodemivida.

Sí,yaséqueCaliforniaesunlugarmuycivilizado.Noexistetalleyenloslibros.Setratadeuncastigocruelydescabellado,yningúnEstadomodernopodríaamparardichaley.Sinembargo,enlahistoriadeCalifornia,yosoyeltercerhombrequehasidocondenadoalaislamientodeporvida.Losotrosdosfueron Jake Oppenheimer y Ed Morrell. Le hablaré de ellos muy pronto;duranteañosnospudrimosjuntosenlasceldasdelsilencio.

Ah,otracosa.Enmuypocotiempovanasacarmedeaquíparaahorcarme;no, no por matar al catedrático Haskell. Por ello me condenaron a cadenaperpetua.Meahorcaránporquemeencontraronculpabledeasaltoyagresión.Yestonoessimpledisciplinacarcelaria.Eslaley,ycomotalseencuentraenlosestatutoscriminales.

Creoquehicesangrarporlanarizaunhombre.Nuncalevisangrar,peroalparecerhayalgunos testigos.Se llamabaThurston.EraunguardiadeSanQuintín.Pesabaunascientosesentalibrasyestabaenbuenaforma.Yopesabamenosdenoventalibras,estabaciegocomounmurciélagoporlaoscuridad,yhabíaestadorecluidotantotiempoentrelosmurosdelaceldaquelosespaciosabiertos memareaban. En realidad, el mío era un caso claro de agorafobiaincipiente, como supe aquel día que salí demi encierro y golpeé al guardiaThurstonenlanariz.

Le golpeé en la nariz y le hice sangrar cuando vino haciamí y trató deagarrarme.Yporellomevanacolgar.HayunaleydelEstadodeCaliforniaquedicequeuncondenadoacadenaperpetuadebesercastigadoconlapenacapitalcuandogolpeaaunguardiadelacárcel,comoThurston.Seguramentelahemorragianolemolestaríamásdemediahora;yaunasívanacolgarmeporello.

¡Yyave!Estaley,enmicaso,esexpostfacto.NoexistíacuandomatéalprofesorHaskell,nifueaprobadahastadespuésdequerecibieramisentencia.

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Y de eso se trata precisamente: mi sentencia a cadena perpetua me dio lacondición jurídica necesaria para esta ley que todavía no había aparecido.DebidoamicondicióndecondenadoacadenaperpetuamevanacolgarporhabergolpeadoalguardiaThurston.Esclaramenteexpost factoy,porello,inconstitucional.

Pero ¿por qué habría de importarles a los abogados constitucionales laConstitución, cuando lo que quieren es quitarse de en medio al molestoprofesor Darrell Standing? Ni siquiera estoy creando un precedente conmiejecución. Hace un año, como sabrá todo aquel que lea los periódicos,ahorcaron a Jake Oppenheimer, precisamente aquí, en Folsom, por unainfracciónmuyparecida…Peroélnoeraculpabledehaberhechosangrarporla nariz a uno de los guardias; él cortó accidentalmente, con un cuchillo decortarelpan,aotrorecluso.

Esextraño, lavida, lasnormasy las leyesde loshombres,yelmodoenqueseenredansuscaminos.EscriboestaslíneasenlaGaleríadelosAsesinos,enlamismaceldaqueocupóJakeOppenheimerantesdequelesacaranylehicieranloqueharánconmigo.

Yaleavisé,lector,queteníamuchoquecontarle.Regresemosahoraamirelato. ElConsejo deDirección de la prisiónme dio a elegir: un puesto deconfianzaenlacárcel,lejosdelostelares,sientregabaladinamitainexistente;encierroenaislamientodeporvidasimenegabaaentregarla.

Me pusieron la camisa de fuerza durante veinticuatro horas para quepensarasobreaquello.DespuésmellevaronanteelConsejoporsegundavez.¿Quépodíahaceryo?Nopodíallevarlesanteunadinamitaquenoexistía.Selo dije yme tacharon de embustero. Dijeron que yo era un caso difícil, unhombre peligroso, un degenerado, el criminal del siglo… me dijeron otrasmuchascosasydespuésmecondujeronalasceldasdelosincomunicados.Mealojaronenlaceldanúmerouno.EnlanúmerocincoestabaEdMorrell,yenla número doce Jake Oppenheimer, que llevaba diez años allí. Ed Morrellllevaba sólo un año, y estaba cumpliendo una condena de cincuenta. JakeOppenheimer era un condenado a cadena perpetua, como yo. Por tanto, laperspectiva era permanecer allí los tres durante un largo tiempo.Y aun así,sólo han pasado seis años y ninguno de nosotros sigue incomunicado. JakeOppenheimer fue ahorcado.AEdMorrell le hicieron preso de confianza enSanQuintínymástarde,hacesolamenteunosdías,leindultaron.Yaquíestoyyo,enFolsom,esperandoaquellegueeldíaseñaladoporeljuezMorgan,miúltimodía.

¡Necios! ¡Como si pudieran estrangularmi inmortalidad con su estúpidotrasto de sogas y nudos!Caminaré de nuevo, sí, recorreré laTierra una vezmás, innumerables veces. Caminaré desnudo, príncipe o esclavo, sabio o

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bufón,mesentaréeneltronomásalto,ymearrastrarédenuevobajoelyugo.

5.

Alprincipio,allíincomunicado,mesentíamuysoloylashorassehacíaneternas.Eltiempoestabamarcadoporelcambiodeguardiayporelpasodeldíaa lanoche.Eldíanoeramásqueunpocode luz,peroeramejorque latotal oscuridad nocturna. Allí incomunicado, el día era un residuo, unamiserablefiltracióndelresplandecientemundoexterior.

Nuncahabíalasuficienteluzparaleer.Yademás,nohabíanadaqueleer.Unosólopodíapermanecertumbadoypensar.Yoerauncondenadoacadenaperpetua, y parecía seguro que, de no ocurrir un milagro, por ejemplo quelograrainventardelanadadiecisietekilosdedinamita,pasaríaelrestodemividasumidoenaqueloscurosilencio.

Mi cama era una delgada superficie de paja podrida extendida sobre elsuelodelacelda.Mecubríaconunamantaraídayasquerosa.Nohabíasilla,nimesa, sólo la paja y la delgadamanta.Yo siemprehabía sidounhombremuypocodormilónydementecontinuamenteactiva.Allíincomunicado,unoacabahartodesuspropiospensamientosylaúnicavíadeescapeeselsueño.Durantemuchos años había dormido unamedia de cinco horas diarias.Allíeduquémisueño.Hicedeélunaciencia.Conseguísercapazdedormirdiezhoras,despuésdocey, finalmente,catorceyquincehorasde lasveinticuatrodiarias.Perodeahínologrépasar,yestabaforzadoapermanecerdespiertoyapensar. Y esto, en un hombre demente continuamente activa, conduce a lalocura.

Inventé pasatiempos para soportar mecánicamente las horas de vigilia.Elevé al cuadrado y al cubo largas series de números y, ejercitando laconcentración y la voluntad, llevé a cabo progresiones geométricasasombrosas.Inclusodediquéalgúntiempoalacuadraturadelcírculo…hastaquemeencontréamímismoempezandoacreerquepodríalograrlo.Cuandomedicuentadeque tambiénaquellomeconducíaa la locura, renunciéparasiemprealacuadraturadelcírculo,aunqueleaseguroquesupusounenormesacrificiopormiparte,pueseraunpasatiempoespléndido.

Con los ojos cerrados, imaginaba tableros de ajedrez y jugaba largaspartidas de uno y otro lado hasta el jaque mate. Pero cuando me habíaconvertidoenunexpertoenestejuegodememoriavisual,elejercicioterminóaburriéndome. Y de un simple ejercicio se trataba, pues no podía habercompeticiónrealcuandoeraunsolohombrequien jugabaenambosbandos.

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Envano intentédesdoblarmipersonalidadyenfrentar launaa laotra,peroseguía siendo un solo jugador y no había manera de desplegar ningunaestrategiasinqueelotrobandosedieracuentaalinstante.

El tiempoerapesadoe interminable.Jugabacon lasmoscas,conmoscasdelaprisiónqueentrabanenmiceldacomoentrabaladébilluzgrisácea,yalpocomedicuentadequeteníanciertahabilidadparalosjuegos.Porejemplo,tumbadosobreelsuelodelacelda,establecíaunalíneaarbitrarlaeimaginariaalolargodelmuro,aunostrespiesdealtura.Sialposarselasmoscasenelmurolohacíanporencimadelalínea,lasdejabaenpaz.Peroenelmomentoenquetraspasabanlalínea,intentabaatraparlas.Poníamuchocuidadoennolastimarlas,yconeltiempoaprendieronpordóndecorríalalíneaimaginaria.Si querían jugar se dejaban caer por debajo de la línea, y amenudouna deellasseenfrascabaeneljuegodurantehoras.Cuandosecansaban,sepasabanalazonaseguraadescansar.

Delasdoceomásmoscasquevivíanconmigo,sólohabíaunaquenuncaseinteresóeneljuego.Senegabaatomarparteenél,yunavezqueaprendiódónde estaba la línea, evitaba cuidadosamente alejarse de la zona segura.Aquellamoscaeraunacriaturahoscaymalhumorada.Comodicenlospresos,«tenía algo contra el resto del mundo». Tampoco jugaba con las demásmoscas. Además, era una mosca fuerte y saludable; lo sé porque la estuveestudiandocondetenimiento.Surechazohaciaeljuegoeratemperamental,nofísico.

Créame, conocía a todas mis moscas. Me sorprendía la cantidad dediferenciasqueobservabaentreellas.Sí,cadaunaeraunindividuodiferente,tantoporsutamañoyrasgos,sufuerza,lavelocidaddesuvuelo,suactitudenla lucha y el juego, su astucia y rapidez, como por los giros o los regatessúbitos,elmodoenqueatravesabanlalíneadepeligroyvolvíanrápidamentealazonasegura,laformadeesquivarmeydesaparecerparaaparecerdenuevorepentinamente…Yencontrabaotras tantasdiferencias en cada recovecodesutemperamentoysuformadeser.Conocíaalasnerviosasyalasflemáticas.Habíauna,máspequeñaque las demás, que solía enfurecersemuchísimo, avecesconmigoyotrasvecesconsuscompañeras.¿Havistoalgunavezaunpotro o a un becerro cocear y salir corriendo por los pastos, movidosimplementeporunexcesodevitalidadyalegría?Puesbien,habíaunamosca,lamásentusiastajugadoradetodasellas,quecuandoatravesabatresocuatroveceslalíneadepeligroylograbaeludirlacuidadosaacometidademimano,seemocionabaysealegrabatantoqueselanzabaalrededordemicabezasinparar, a una velocidad vertiginosa, girando y cambiando de sentido,permaneciendosiempredentrodelosestrechoslímitesdelcírculoconelquecelebrabasutriunfo.

Y, por supuesto, podía adivinar con cierta antelación cuándo una de

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aquellasmoscasestabadecidiéndoseaempezara jugar.Aprendíadistinguircientosdedetallesconlosquenoleaburriréahora,aunqueentonces,duranteaquellosprimerosdíasenlaceldadecastigo,sirvieranparaevitarquecayeraenelmásabsolutoaburrimiento.Peropermítamecontarleunepisodio.Unodelos momentos más memorables fue cuando la mosca huraña, la que nuncajugaba,apareció,seguramentepordescuido,dentrodelazonaprohibida,yalinstantelaatrapéconlamano.Estuvoenfadadaduranteunahora.

Lashoras,allíincomunicado,pasabanlentamente;nopodíaestarsiempredurmiendo ni podía entretenerme siempre con las moscas, por muyinteligentes que fueran. Las moscas son sólo simples moscas; yo era unhombre, con una mente humana, y mi intelecto estaba activo, entrenado,colmadode cultura y de ciencia, siempre lleno de entusiasmoy dispuesto aocuparseenalgo.Nohabíanadaquehacer,ymispensamientossealargabanatrozmenteeneternasespeculacionesinútiles.Elveranoanteriorhabíapasadomis vacaciones en los viñedos de Asti, dedicado a mis estudios sobre lapentosa y la metilpentosa de la uva y el vino. Solamente quedaba porcompletar una última serie de experimentos. ¿Continuaba alguien con todoaquello?—mepreguntaba—.Ysieraasí,¿conquéresultados?

Ya ve, el mundo estaba muerto para mí. No había noticia alguna quellegarahastaallí.Lacienciaavanzabaatodaprisayamímeinteresabanmilesde cosas. Estaba, por ejemplo, mi teoría sobre la hidrólisis de la caseínamediante la tripsina, que el profesor Walters había desarrollado en sulaboratorio.TambiénelprofesorSchleimerhabíaestadocolaborandoconmigoen la detección de fitosterol en lasmezclas de grasas animales y vegetales.Seguramente las investigacionesseguíansucurso,pero¿conquéresultados?Sólo de pensar en toda aquella actividad que tenía lugar al otro lado de losmuros de la cárcel, en la que yo no podía tomar parte y de la que nuncallegaríaasabernada,creíaenloquecer.Yentretanto,yoestabatumbadoenelsuelodemicelda,jugandoconlasmoscas.

Yaunasínotodoerasilencioallíenlacelda.Desdelosprimerosdíasdemi encierro podía escuchar, a intervalos irregulares, débiles golpecitos. Ytambién escuchaba, algo más alejados, golpecitos todavía más débiles yapagados. Una y otra vez las amenazas de los guardias interrumpían aquelsonido. En una ocasión en que los golpes se prolongaron insistentemente,llamaronavariosguardiasmásysupe,porelruido,queleestabanponiendolacamisadefuerzaaalguien.

El asunto tenía una sencilla explicación. Yo ya sabía, como sabe todorecluso en San Quintín, que los dos hombres que estaban en las celdas decastigo eran Ed Morrell y Jake Oppenheimer. Y ahora sabía que secomunicaban mediante golpes de nudillos, y que por ello les castigaban.Estabaconvencidodequeelcódigoqueutilizabanerabastantesencilloyaun

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asítardémuchashorasendescifrarlo.Teníaquesersencillo,peronolograbaencontrarle el sentido. Y, efectivamente, resultó sermuy sencillo cuando loaprendí;yaúnmássimpleresultóserlaclavequeempleabanyquetantomehabía desconcertado. No sólo cambiaban a diario la letra del alfabeto quemarcabaeliniciodelcódigo,sinoquelacambiabanparacadaconversación,yamenudoenmediodeunaconversación.

Así pues, llegó un día en que adiviné el código en la inicial correcta, yescuchéclaramentedosfrasesdelaconversación,aunquelasiguientevezquehablaronnoentendíniunasolapalabra.¡Peroaquellaprimeravez…!

—Dime-Ed-qué-darías-ahora-mismo-por-papel-de-fumar-y-un - paquete - de -Bull -Durham—preguntó el quedaba losgolpesdesdemáslejos.

Casi grité de felicidad. ¡Comunicación! ¡Había más gente! ¡Camaradas!Escuché con entusiasmo; el que emitía los golpecitos desdemás cerca, quededujequedebíaserEdMorrell,respondió:

—Pasaría-veinticuatro-horas-metido-en-la-camisa-de-fuerza-por-unpaquete-de-cinco-centavos.

Yentonceselguardialesinterrumpió:

—¡Cortaya,Morrell!

Es posible que piense, lector, que no hay ya nadamás que se le puedahacer a un hombre que ha sido condenado a pasar el resto de su vida ensoledad,yqueportantolosguardiasnotienencómoimponersuautoridadyobligarle a dejar de dar golpes. Pero queda la camisa de fuerza. Queda elhambre.Queda lased.Quedan losmalos tratos.Lociertoesqueunhombreencerradoenunaceldaestrechaesunhombrecompletamentedesamparado.

Asíque losgolpescesaron,yaquellanoche,cuandovolvíaescucharlos,meencontréperdidodenuevo.Medianteprevioacuerdohabíancambiadolaletra inicialdelcódigo.Perohabíahallado laclave,yalcabodevariosdíascomenzaron de nuevo con la misma inicial que yo había descubierto. Noesperécortésmenteestavez.

—Hola—dijemediantegolpes.

—Hola, extranjero —respondió Morrell, y Oppenheimer añadió—:Bienvenidoanuestraciudad.

Sentían curiosidad por saber quién era yo, durante cuánto tiempo estabacondenado en la celda de castigo y cuál era elmotivo demi condena. Perodejéestoaunlado,paraantesaprenderautilizarelsistemadecambiodelainicial del código.Cuando lo tuve claro, hablamos.Fue un día glorioso, losdoscondenadossehabíanconvertidoentres,aunquealprincipiomepusieron

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a prueba.Comome dijeronmucho después, temían que yo fuese un soplónintroducido allí para tenderles una trampa. Lo habían hecho antes yOppenheimerhabíapagadomuycaralaconfianzadepositadaenaquelchivatodelalcaideAtherton.

Paramisorpresa,casiparamijúbilo,misdoscompañerossabíandemíyde mi reputación de incorregible. Hasta aquella tumba en vida en la queOppenheimer había estado encerrado los últimos diez años, hasta allí habíallegadomifama,osiloprefieren,mimalafama.

Teníamuchoquecontarles sobreelmundoexteriory sobre loquehabíaocurrido en la prisión. El plan de fuga de los cuarenta condenados, labúsquedade la inexistentedinamitay las sucias intrigasdeCecilWinwood;todo aquello era nuevo para ellos. Comome dijeron, de vez en cuando lesllegabannoticiasatravésdelosguardias,perohacíaunpardemesesquenosabían nada. Los guardias que por entonces se encargaban de ellos eranespecialmentedespiadadosyvengativos.

Unayotravez,durantetodoeldía,nosmaldijeronpornuestrascharlasdenudillos, no importaba quien fuera el guardia de turno. Pero no podíamosevitarlo. Los dos muertos en vida se habían convertido en tres y teníamosmuchoquedecirnos,aunqueresultaratanexasperadamentelentoyyonofueratanduchoeneljuegocomoellos.

—EsperaaquellegueestanocheCarapastel—golpeóMorrell—.Sepasadormidocasitodosuturnoypodremoshablarunbuenrato.

¡Ycómohablamosaquellanoche!Nosolvidamosporcompletodelsueño.CarapastelJoneseraunhombremezquinoyamargado,apesardesugordura;peronosotrosbendecíamosesagorduraquelehacíacaerdormidoaratos.Sinembargo,nuestroincesantegolpeteointerrumpíasusueñoyleirritaba,porloquenosamenazaba repetidamente.También losdemásguardiasdel turnodenoche nos maldijeron numerosas veces. Por la mañana dieron parte delconstante golpear y tuvimosquepagar por nuestras pequeñasvacaciones.AlasnuevellegóelcapitánJamieconvariosguardiasaponernoslacamisadefuerza. Hasta las nueve de la mañana siguiente, durante veinticuatro horas,atadoseindefensossobreelsuelo,sincomidaniagua,estuvimospagandoporaquellacharla.

¡Sí, nuestros guardias eran unas bestias desalmadas! Y bajo su tutelatuvimos que endurecernos como animales para sobrevivir. El trabajo duroencallece lasmanos. Los guardias duros endurecen a los reclusos. Nuestrascharlascontinuarony,ocasionalmente,nosvolvíanaponerlacamisadefuerzacomo castigo. La noche era elmejormomento, y si la suerte quería que elguardiafueraunsustituto,hablábamosdurantetodoelturno.

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Para nosotros, que vivíamos en la oscuridad, no había diferencia algunaentre el día y la noche. Podíamos dormir en cualquier momento, pero sólopodíamoshablar de vez en cuando.Nos contamos los unos a los otros granparte de nuestras vidas, y durante muchas horas Morrell y yo estuvimosescuchandoensilenciolosgolpeslejanosydébilesconlosqueOppenheimer,lentoperoincansable,deletreabalahistoriadesuvida,susprimerosañosenunbarriodeSanFrancisco,cómoseunióaunadelasbandas,cómoentróenunmundomarcadoporelvicio, cómoa los catorceañoshizodemensajeronocturnoenelbarriochino,laprimeravezqueleatraparoninfringiendolaley,su largoaprendizajecriminal, loscadavezmásfrecuentesrobosyatracos…hastaeldíaenquefuetraicionadoporuncamaradayacabóentrelosmurosdelacárcel.

AJakeOppenheimerlellamaban«elTigre»;algúnaprendizdeperiodistainventóelsobrenombre.Sinembargo,yoencontréenOppenheimertodoslosrasgosesencialesdelverdaderoserhumano.Erahonradoyleal.Sédevariasocasionesenqueprefiriósercastigadoantesquedelatarauncompañero.Eravaliente, paciente, dispuesto siempre a sacrificarse por los demás. Podríarelatarle,lector,numerosashistoriasalrespecto,peronotengotiempo.Sentíaunaprofundapasiónporlajusticia.Losasesinatosquecometióenlacárcelsedebieron a este sentido extremo de la justicia. Gozaba de una menteespléndida.Todaunavidaen lacárcelydiezañosen laceldadecastigonohabíandebilitadosumenteenlomásmínimo.

Morrell, siempre un buen compañero, también tenía unamente brillante.Dehecho,yyaqueestoyapuntodemorirpuedodecirlosinmiedoafaltaralamodestia, las tres mentes más brillantes de todo San Quintín eran las tresmentesquesepudrieron juntasen lasceldasdecastigo.Yahora,al finaldemisdías,meditandosobretodoloquehevistoenmivida,meveoobligadoaconcluirquelasmentesfuertesnuncasondóciles.Loshombresestúpidos,loscobardes, los quedesconocen la pasión, el coraje y la fe en la justicia, esoshombressonlospresosmodelo.DoygraciasatodoslosdiosesporhacerqueJakeOppenheimer,EdMorrellyyonuncafuéramospresosmodelo.

6.

Cuando los niños dicen que la memoria sirve para olvidar, tienen másrazónde loqueaprimeravistapuedaparecernos.Sercapazdeolvidares labase del sentido común.El recuerdo constante conduce a la obsesióny a lalocura. Así pues, el problema al que me enfrentaba en la celda de castigo,dondeel recuerdo incesante amenazabacon tomar el controldemipersona,

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eraelproblemadelolvido.Cuandojugabaconlasmoscas,ojugabaalajedrezcontramímismo, ome comunicaba con los nudillos, olvidaba; o almenosolvidabaporuntiempo.Loqueenverdadqueríaeraolvidarlotodo.

Estabanlosrecuerdosdeotroslugaresyotrostiemposdelainfancia,esas«nubesdegloriaaladeriva»,comodecíaWordsworth.Sideniñohabíatenidoestos recuerdos, ¿se habrían perdido irremediablemente al convertirme enhombre? ¿O acaso perduraban, dormidos, confinados en las celdas deaislamientodelcerebro,comoyoestabaconfinadoenunadelasceldasdeSanQuintín?

Sesabedecondenadosacadenaperpetua,recluidosenceldasdecastigo,que han resucitado y han mirado de nuevo en dirección al sol. ¿Por quéentoncesnopodríanresucitarlosrecuerdosdeunniño?

Pero ¿cómo?Ami juicio,mediante el olvido absoluto del presente y detodoelperíododemadurez.

Ydenuevo,¿cómo?Hipnosis.Sipormediodelahipnosisdurmiésemoslaconcienciayfuéramoscapacesdedespertaralsubconsciente,lolograríamos;entonceslaspuertasdetodosloscalabozosdelamenteseabriríandeparenparytodoslospresossaldríanalaluzdeldía.

Másadelanteverálosresultadosdemismeditacionesentornoatodoesto.Anteshedecontarlecómoyo,siendounniño,experimentéesosrecuerdosdeotras vidas. Había brillado entre las nubes de gloria a la deriva que habíaperseguidoalolargodemisvidaspasadas.Comoacualquierchico,tambiénamí me atormentaron los seres que yo había sido en otras vidas. Ocurriódurantemiprocesodetransformación,antesdequeelflujodemiespíritu,detodo aquello que yo había sido, se enfriase en el molde de carne que loshombresconoceríanduranteunosañoscomoDarrellStanding.

Déjeme que le cuente una anécdota. Ocurrió en Minnesota, en la viejagranjademispadres.Yoestabaapuntodecumplirseisaños.Unanoche,unmisioneroqueacababaderegresardeChinayquehabíasidoenviadoporelConsejo de Misiones para recaudar fondos entre los granjeros, se quedó adormirennuestracasa.Loquequierocontarleocurrióen lacocina,despuésdecenar.MimadremeestabaayudandoadesvestirmeantesdeiradormiryelmisioneroquisomostrarnosunasfotografíasdeTierraSanta.

Habríaolvidadohaceyamuchotiempoloqueestoyapuntodecontarle,deno haber sido porque infinitas veces durante mi niñez escuché a mi padrerecitarloorgullosodelantedevecinos,familiaresyextraños.

Alverunadeaquellasfotosdejéescaparungritoymequedémirándola,primero entusiasmado, después con decepción; de repente, algome pareciómuy familiar, casi como si hubiera visto el granero de mi padre en la

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fotografía. Después todo me pareció desconocido. Pero al continuarobservando,lainquietantesensacióndefamiliaridadregresó.

—LaTorredeDavid—ledijoelmisioneroamimadre.

—¡No!—grité.

—¿Quieresdecirquenoeséseelnombre?—preguntóelmisionero.

Asentí.

—Entonces,¿cómosellama,chico?

—Se llama…—comencé, para luego excusarme—, no me acuerdo. Nopareceelmismolugar—continuétrasunapausa—,lohancambiadoyahoraestámuyfeo.

Almomento, elmisionero entregó amimadre otra fotografía que habíaestadobuscando.

—Estuveeneste lugarhace seismeses, señoraStanding—señalóconeldedo—.Poraquífuepordondeentré,porlaPuertadeJaffa,yporaquíarribasellegahastalaTorredeDavid,queestáaquídondetengoeldedo.ElKel-ah,comolollamabanlos…—perodenuevovolvíainterrumpirleseñalandounasruinasalaizquierdadelafotografía.

—Por allí, en algún lugar…—dije—. Ese nombre que ha dicho, así escomolollamabanlosjudíos.Peronosotroslollamábamosdeotramanera.Lollamábamos…,nomeacuerdo.

—Escuchaalchico—seburlómipadre—.Cualquieradiríaquehaestadoallí.

Asentíconvencido,porqueenaquelmomentosabíaquehabíaestadoallí,aunquetodomeparecíadiferente.Mipadreserioacarcajadasyelmisioneropensóque estaba tomándole el pelo.Me enseñóotra fotografía.No eramásqueun inhóspitopaisajedesprovistodeárbolesovegetación,uncañónpocoprofundo con suaves pendientes llenas de escombros. A poca distancia sedistinguíaunconjuntodemiserableschozasdetejadoplano.

—Averahora,pequeño,¿quéesesto?—elmisioneromepusoaprueba.

¡Yelnombremevinoalacabeza!

—Samaria—dijeinstantáneamente.

Mipadreaplaudióconalegría,mimadreestabaasombradademiextrañaconductayelmisionerosemostrabauntantoirritado.

—Elchico tiene razón—admitió—.EsunaaldeadeSamariapor laquepasé. Por eso compré la fotografía. Y está claro que el chico ha visto

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fotografíascomoéstasantes.

Mipadreymimadrelonegaron.

—Peroenlafotoestádistinto—protesté,mientrasmimemoriatratabadereconstruir la imagen. El aspecto general del paisaje y el contorno de laslejanas colinas coincidían. Fui indicando las diferencias en voz alta,señalándolasconeldedo.

—Las casas estaban justo aquí y había más árboles, muchos árboles ymuchahierbaycabras.Lasestoyviendoahora,yhaydoschicosguiándolas.Yjustoaquíhaymuchoshombrescaminandodetrásdeotrohombre.Yallí—señalé el lugar donde había situado la aldea— hay muchos mendigos. Notienennada,sóloandrajos.Yestánenfermos.Tienenlacara,lasmanosylaspiernasllenasdellagas.

—Ha oído la historia en la iglesia o en algún otro sitio; recuerden lacuracióndelosleprososdeSanLucas—dijoelmisioneroconunasonrisadesatisfacción—.¿Cuántosmendigosenfermoshayallí,pequeño?

Yoyahabíaaprendidoacontarhastaciencuandoteníacincoaños,asíquecontéatodoelgrupoycontesté:

—Haydiez.Estántodosmoviendolosbrazosygritándolealotrohombre.

—Pero¿noseacercanaél?—mepreguntó.

Neguéconlacabeza.

—Estánahídepieysiguengritando,comosialgofueramal.

—Continúa —me rogó el misionero—. ¿Qué pasa ahora? ¿Qué estáhaciendoelhombrequedicesqueguíaalamultitud?

—Sehanparado todos,yél les estádiciendoalgoa losenfermos.Y losniñosdelascabrastambiénsehanparado.Todoelmundoestámirando.

—¿Yahora?

—Esoes todo.Losenfermosvuelvena lascasas.Yanoestángritandoyparece que ya no están enfermos. Y yo estoy sentado en mi caballo,mirándoles.

Entoncesrompieronlostresareír.

—¡Y soy un hombre grande! —grité enfadado—. ¡Y tengo una espadaenorme!

—ParecequéhabladelosdiezleprososqueJesucristocuróantesdepasarporJericó,decaminoaJerusalén—explicóelmisioneroamispadres—.Elchicohadebidoverdiapositivasdecuadrosfamososenalgunaexhibiciónde

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linternamágica.

Peronimipadrenimimadrerecordabanqueyohubiesevistonuncaunalinternamágica.

—Inténteloconotrafotografía—sugiriómipadre.

—Todoestádistinto—mequejémientrasestudiaba la fotografíaquemeentregaba el misionero—, aquí sólo están las colinas. Por aquí tendría quehaberunsendero.Yahíhabíajardines,árbolesycasasmuygrandesdetrásdemuros de piedra.Y ahí, al otro lado, en los agujeros de las rocas, es dondeenterrabanalosmuertos.¿Veiseselugar?Allíarrojobanpiedrasalaspersonashastaquelasmataban.Yonolovinunca,peromelocontaron.

—¿Yestacolina?—preguntóelmisionero,señalandolapartecentraldelafotografía,queparecíaser lomás importante—.¿Puedesdecirnoselnombredelacolina?

Neguéconlacabeza.

—Nunca tuvonombre.Allí es dondemataban a la gente.Yo lo he vistomásdeunavez.

—Estavezcoincideconlamayoríadelosexpertos—dijoelmisioneroconsatisfacción—.ElsitiosellamaGólgota,osiloprefieren,elCalvario,porquepareceunacalavera.Fíjense enelparecido.Allí esdondecrucificaron…—paró y se volvió hacia mí—, ¿a quién crucificaron allí, joven catedrático?Dinosloqueves.

—Puesveo…—mipadrecontabamástardequelosojossemesalíandelasórbitas;neguéconlacabezaydijetercamente:

—Nose lovoyacontarporqueseestá riendodemí.Hevistoamuchoshombresmorir allí.Los clavabany tardabanmucho tiempo enmorir.Lohevisto,peronoselovoyacontar.Yonodigomentiras.Preguntéamipapáoami mamá si yo digo mentiras. Me darían una buena tunda si lo hiciera.Pregúnteles.

Y el misionero no pudo sacarme ni una palabra más, aunque trató deprovocarmeconmásfotografías,quehacíanquelosrecuerdosgiraranatodavelocidadenmicabezayquemellenabanlabocadeuntorrentedepalabrasalquemeresistíayacababavenciendo.

—Con todaseguridad,esteniñoseconvertiráenungranestudiosode laBiblia—dijo elmisionero ami padre y amimadre, después de que yo lesdieseunbesodebuenasnochesyme fuese a la cama—.Oquizás, con esaimaginación,seconvertiráenungrannovelista.

Esto prueba lomal encaminadas que pueden ir las profecías. Estoy aquí

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sentado,enlaGaleríadelosAsesinos,escribiendoestaslíneasenmisúltimosdías,omejordicho,en losúltimosdíasdeDarrellStanding,antesdeque lesaquendeaquíeintentenarrojarloalaoscuridadcolgadodeunacuerda,ynopuedoevitaruna sonrisa.Nomeconvertí enunestudiosode laBiblianiennovelista.Porelcontrario,hastaquemeenterraronenlasceldasdelsilencio,fui todo lo que el misionero no predijo: un experto en agricultura, uncatedrático de Agronomía, un especialista en la eliminación del gasto deenergía,unmaestrodelrendimientodelasgranjas,uncientíficodelaboratoriomuy escrupuloso, donde la precisión y la obediencia a los datos delmicroscopiosonrequisitosindispensables.

Yestoyaquí,estatarde,sentadoenlaGaleríadelosAsesinos,haciendounalto en la redaccióndemismemorias, escuchandoelmonótonozumbidodelasmoscasenelaireadormecidoyatendiendoalaapagadaconversaciónentreJosephus Jackson, el asesino negro demi derecha, yBambeccio, el asesinoitalianodemiizquierda,quedepuertaapuerta,consusvocesviajandoentrelasrejasdemicelda,estándiscutiendolasvirtudesdeltabacodemascarcomoantisépticoparalasheridas.

Enmimanoderechaestámiplumaymientrasrecuerdootrasmanosquetuve,haceyamuchotiempo,queempuñaronpinceles,estiletesyplumas,mepreguntosiaquelmisionero,cuandoeraunniño,persiguiótambiénlasnubesdegloriaaladeriva,ysicontemplóelresplandordeaquellosdíasenlosquefueunvagabundodelasestrellas.

Bien,volvamosalaceldadecastigo.Aunquehabíaaprendidoelcódigodelos nudillos, todavía sobrevenían horas de conciencia francamenteinsoportables. Por medio de la autohipnosis, que comencé a practicar conbastanteéxito,fuicapazdealetargarmiconcienciaydedespertaryliberarmisubconsciente.Peromisubconscienteeraindisciplinadoyanárquico.Vagabapor la locura demis pesadillas, sin coherencia, sin continuidad alguna entreescenas,hechosopersonas.

Mi método de hipnosis era de lo más simple. Sentado con las piernascruzadasenmicamastro,fijabalavistaenuntrozodepajaquehabíacolgadoen lapared,dondemás luzhabía, cercade lapuerta.Meconcentrabaenunpuntobrillante,conlosojosclavadosenél,ymeinclinabahastaqueperdíalavista.Almismotiemporelajabatodamivoluntadymeentregabaalmareoqueiba invadiéndome poco a poco. Y cuando sentía que perdía el equilibrio,cerrabalosojosymedejabacaer,abúlicoeinconsciente,sobreelcolchón.

Yentonces,durantecincoodiezminutos,einclusohastaunahora,vagabadescuidadamente y sin rumbo por los recuerdos acumulados de miperegrinación eterna por laTierra. Pero los distintosmomentos y lugares semovían con demasiada rapidez. Sabía después, cuando despertaba, que yo,

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Darrell Standing, encerraba enmi personalidad todo aquello tan grotesco yestrambótico. Pero eso era todo. Nunca conseguía vivir una experienciacompleta, un punto claro de conciencia en el espacio y en el tiempo. Missueños,siselespuedellamarasí,noteníanlógicaniorden.

Le contaré un ejemplo de mis peregrinajes: en un simple intervalo dequince minutos de inconsciencia, me arrastré por el cieno del mundoprimitivo, y despuésme senté junto aHaas para surcar el espacio aéreodelsiglo veinte en un monoplano. Ya despierto, me acordé de que yo, DarrellStanding,un añoantesdemi llegadaaSanQuintín, habíavoladoconHaassobreelPacífico,haciaSantaMónica.Aldespertarnoeracapazderecordarquemehabíaarrastradoporelcienodelaantigüedad,ysinembargomedabacuenta de algúnmodo de que aquélla era una experienciamuy anterior, decuandoyonoera todavíaDarrellStandingsinoalgúnotrohombre,oalgunaotracosaquesearrastrabayaullaba.Unaexperienciaerasencillamentemáslejana que la otra, pero las dos eran igualmente reales, si no, ¿cómo podríarecordarlas?

¡Qué agitación de imágenes luminosas! En unos pocos minutos deinconscienciamesentéenrecepciones juntoareyes,fuiunlocoyunbufón,unhombredearmas,unescribano,unmonje…

Llevéelcollardehierrode los siervosalrededordemicuelloenparajeshelados; amé a princesas en la cálida y perfumada noche tropical, dondeesclavosnegrosrefrescabanelsofocanteaireconabanicosdeplumasdepavorealmientras,desde lo lejos,másalláde fuentesypalmeras, llegabanamisoídos rugidos de leones y aullidos de chacales; dormí en fríos lugaresdesérticoscalentandomismanosen las fogatasdeestiércoldecamello;yacíen la escasa sombra de artemisas resecas junto a los charcos evaporados,implorando agua con la lengua seca, y vi en torno a mí, desmembrados yesparcidos sobre la tierra alcalina, los huesos de hombres y animales queimploraronaguaymurieronsinella.

He sido lobo de mar y aventurero, estudioso y asceta. He estudiadominuciosamentelaspáginasmanuscritasdegigantescoslibros,tranquiloenlaquietudescolásticademonasterioscolgadosdelosacantilados,mientrasmásabajo,enlasladeras, loscampesinosseguíantrabajandoentrelasvidesylosolivoshastamuchodespuésdelacaídadelsol,cuandorecogíandelospastoslascabrasyel restodelganado;sí,heguiadoamuchedumbresquegritabandesaforadas por el empedrado de antiguas y olvidadas ciudades; y, con vozsolemneygravecomolamuerte,heenunciadolaley,heexpuestolagravedadde la infracción y he condenado a muerte a hombres que, como DarrellStandingenlacárceldeFolsom,habíanquebrantadolasnormas.

Arriba,en loaltode losmástilesquesebalanceansobre lascubiertasde

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losbarcos,hecontempladoreflejossolaresenelagua,dondeelcoralmostrabasubrillodesde lasabismalesprofundidadesdecolor turquesa,guiandoa losbarcoshacialosatolones,dondelasanclascalabanjuntoaplayasderocasdecoralyafrondosaspalmerassacudidasporeloleaje;heluchadoencamposdebatalla,yaolvidados,cuandoelsolcaíasobrelamatanza,quenosedeteníaysealargabadurantelanochealaluzdebrillantesestrellas,mientrasunvientofrío soplaba desde las cumbres nevadas incapaz de enjugar el sudor de lalucha;ytambiénhesidoelpequeñoDarrellStanding,descalzoporlahierbahúmeda de rocío en la granja de Minnesota, con las manos llenas desabañones, en las mañanas heladas en las que alimentaba al ganado en losestablos,yhelloradoasustadoanteelesplendoryelterrordeDioscuandomesentabalosdomingosaescucharelpompososermóndelaNuevaJerusalénylasagoníasdelfuegoeterno.

Todoloquehecontadoeraloqueveíaallí,enlaceldadecastigonúmerouno de San Quintín, cada vez que alcanzaba un estado de inconscienciamediante un trocito de paja bañado por la luz. ¿Cómo llegaba todo aquellohastamí?Nopodíahaberlocreadodelanada,allíencerradoentrelosmuros,como tampocopodía fabricarde lanada losdiecisietekilosdedinamitaquetantopreocupabanalcapitánJamie,alalcaideAthertonyalConsejoSuperiordePrisiones.

Yo soy Darrell Standing, nací y pasé toda mi infancia en un condadohumildedeMinnesota,fuicatedráticodeAgronomía,unpresoincorregibleenSanQuintín y hoy soy un condenado amuerte en Folsom. No conozco, almenosporlaexperienciadeDarrellStanding,ningunadeestascosassobrelasqueescriboyquehedesenterradodelosalmacenesdemisubconsciente.Yo,Darrell Standing, nacido en Minnesota y destinado a morir ahorcado enCalifornia,noaménuncaalahijadeunreyenlacortereal;noluché,alfanjecontraalfanje,enlasbamboleantescubiertasdelosbarcos;nomeahoguéenlasbodegasdeunnavío,bebiendolicorsinrefinarygritandoalasaluddelosmarinerosapuntodeahogarse,mientraselbarcoflotabaaladerivaochocabacontralasnegrasrocas,yelaguacorríasobrenuestrascabezas,bajonosotrosyportodaspartes.

Cosas como éstas no pertenecen a la experiencia deDarrell Standing enestemundo.Ysinembargoyo,DarrellStanding,hallétodoestoenmiinteriorcuando estuve encerrado en la celda de castigodeSanQuintín, gracias a laautohipnosis.TodasestascosassontanajenasaDarrellStandingcomoloerala palabra «Samaria», que brotó de sus labios de niño al contemplar unafotografía.

No es posible crear algo de la nada.Yo no pude, aislado en la celda decastigo, inventar de la nada diecisiete kilos de dinamita. Ni tampoco podíainventar,de lanadaode laexperienciadeDarrellStanding,aquellas lejanas

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visiones perdidas en el tiempo y en el espacio. Todo aquello se encontrabaoculto en el interior de mi mente, por donde, poco a poco, aprendía amoverme.

7.

Yenestoconsistíamimayorproblema:sabíaqueenmiinteriorexistíaunGolcondaderecuerdosdeotrasvidasy,sinembargo,noeracapazmásquedevolarcomounlunáticoalrededordeellos.TeníaunGolcondaenmiinterior,peroignorabacómoexplorarlo.

RecordéelcasodeStaintonMoses,unclérigoquehabíasidoposeídoporlaspersonalidadesdeSanHipólito,Plotino,Atenodoroyde aquel amigodeErasmollamadoGrocio.YcuandoconsiderabalosexperimentosdelCoroneldeRochas, a quien había leído en otros tiempos, estaba convencido de queStaintonMoseshabíasido,envidasanteriores,aquellosotroshombresqueenocasionesparecíanposeerle.Enrealidad,todasestaspersonalidadeshabitaronenél,eranloseslabonesdelacadenadelareaparición.

PeromedetuveapensarconmayordetenimientoenlosexperimentosdelCoronel de Rochas. Aseguraba que por medio de la hipnosis había hechoretroceder en el tiempo a algunos pacientes, como demostró al describir elcaso de Josephine. Josephine tenía dieciocho años y vivía en Voiron, en laregióndelIsère.Pormediodelahipnosis,elCoroneldeRochaslaenviódevueltaatravésdesuadolescencia,suinfancia,suniñez,sulactancia,atravésdelasilenciosaoscuridaddelúteromaterno,ytodavíamásallá,atravésdelasilenciosaoscuridaddel tiempoenqueella, Josephine,aúnnohabíanacido,hastalaluzylavidadeunaexistenciaanterior,cuandoeraunviejogroseroyamargado llamado Jean-Claude Bourdon, que había servido en la SéptimaArtillería en Besançon y que murió a los setenta años, tras una largatemporada postrado en la cama. Sí, ¿y acaso el Coronel de Rochas nohipnotizó a su vez a esta sombra de Jean-Claude Bourdon, de modo quetambién él se aventuró hacia atrás en el tiempo, a través de la infancia, elnacimientoylaoscuridaddelquetodavíanohanacido,hastaqueencontródenuevouna luzyunavidaen laque,bajoelnombredePhilomèneCarteron,habíasidounaviejaperversa?

Peropormásque lo intentara unay otra vez conmi trocito de paja quebrillabaenlaceldadecastigo,nolograbaconseguirunaconcienciatanclarade la existencia de ninguna personalidad anterior. Llegué a convencerme,despuésdelosfracasosdemisexperimentos,dequesóloatravésdelamuertepodría,claraycoherentemente,resucitarlosrecuerdosdemisvidasanteriores.

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Noobstante, lasmareasde lavida seagitabancon fuerzaenmi interior.Yo,DarrellStanding,meresistíacontalfuerzaamorirquenoibaaconsentirqueelalcaideAthertonyelcapitánJamieacabaranconmigo.Erantangrandesmisansiasdevivirqueavecescreoqueesaeslarazónporlaquesigoaquí,comiendo y durmiendo,meditando y soñando, escribiendo este relato sobremismuchasvidasyaguardandolainevitablesogaquepondráunfugazlímiteamiprolongadaexistencia.

Y entonces llegó lamuerte en vida. Aprendí el truco.Me lo enseñó EdMorrell,comoverámásadelante.TodoempezóconelalcaideAthertonyelcapitán Jamie. Debieron sufrir un ataque de pánico al verse incapaces deolvidarladinamitaquecreíanescondida.Vinieronamicelday,sinrodeos,medijeron que me pondrían la camisa de fuerza hasta hacerme morir si noconfesaba dónde había escondido la dinamita.Yme aseguraron que podíanhacerlo sinponerenpeligrosus respectivascarreras.Mimuerte figuraríaenlosarchivosdelaprisióncomounfallecimientoporcausasnaturales.

Por favor, querido ciudadano criado entre algodones, créame cuando ledigoquetodavíahoyendíasemataahombresenlascárceles,comosiempresehahechodesdequeloshombresconstruyeronlasprimerasprisiones.

Conocíamuybienlaagoníayelhorrordelacamisadefuerza.¡Aquelloshombresconelalmadestrozadaporlacamisadefuerza!Hevistoamuchosdeellos. Y he visto a hombres quedarse paralizados de por vida. He visto ahombres fuertes, tan fuertes que gracias a su formidable resistencia físicahabían soportado todos losbrotesde tuberculosisde laprisión,debilitarseymorirenseismeses,destrozadostrasunlargoperíodoenlacamisadefuerza.Porejemplo,elBizcoWilson,inesperadamentequebradoporelmiedo,murióen la camisa de fuerza en sólomedia horamientras un estúpidomédico deprisionesmirabaysonreía.Yhevistoconfesaraunhombre,despuésdemediahoraenlacamisa,verdadesymentirasquelecostaronmuchosañosdecárcel.

Yotambiéntuvemispropiasexperiencias.Hoy,mediomillardecicatricescubren todo mi cuerpo, cicatrices que irán al patíbulo conmigo. Aunqueviviera otros cien años, esas mismas cicatrices me acompañarían hasta latumba.

Tal vez, querido ciudadano que permite y que paga a esos perrosdesgraciados para que ajusten las camisas de fuerza por usted, tal vezdesconoceenquéconsisteesta retorcida tortura.Permítamedescribirlo,paraque entienda el método por el cual conseguí alcanzar la muerte en vida,dominareltiempoyelespacioysaltarlosmurosdelacárcelparavagarporlasestrellas.

¿Ha visto alguna vez una de esas lonas impermeables, o esasmantas degomaconojalesde latónen losbordes?Entonces imagineun trozode lona

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resistente, de una longitud de cuatro pies y medio, con grandes y pesadosojalesdelatónalolargodeambosbordes.Laanchuradeestalonanuncaeslosuficientementegrandeparaabarcaruncuerpohumano;estambiénirregular,másamplia a la alturade loshombrosyde las caderas,ymásestrechaa laalturadelacintura.

La lona se extiende en el suelo. Al hombre que ha de ser castigado, otorturadoparaqueconfiese,seleordenaquesetumbebocaabajosobreella.Siseniega,selegolpeaymaltrata.Despuésesélmismoquiensetumbaporvoluntad propia, que es la voluntad de esos perros sanguinarios, que es suvoluntad,queridociudadano,quealimentaypagaaesosperrossanguinariosparaquellevenacaboestetrabajoporusted.

El preso está tumbado boca abajo. Se estiran los extremos de la camisa,tanto como sea posible, sobre la columna vertebral del hombre. Entonces,comosisetrataradeunzapato,sepasaunacuerdaatravésdelosojalesyseata al hombre a la lona. Sólo que nadie se ataría jamás los zapatos con talfuerza. En la cárcel lo llaman cinchar. A veces, cuando los guardias sonespecialmentecrueles,ocuandolleganórdenesdesdearriba,presionanconlospiesespaldadelpresomientrastensanlacuerdatodoloquepueden.

¿Se ha atado alguna vez los cordones tan fuerte que, después demediahora,haexperimentadoundolorinsoportableenelempeineprovocadoporlafalta de circulación? ¿Y recuerda que tras unosminutos de semejante dolor,sencillamenteyanopuededarniunsolopasoyseveobligadoadetenerseydesatarseloscordonesparaatenuarlapresión?Puesbien,enesecasointenteimaginarsupropiocuerpoatado,peromuchomásajustado,eintenteimaginarque esa presión, en lugar de sentirla únicamente en el empeine, la siente entodo su tronco, comprimiéndole tanto que parece que su corazón, suspulmonesyelrestodesusórganosestánapuntodeexplotar.

Recuerdo la primera vez que me pusieron la camisa de fuerza en elcalabozo.Fueenlosdíasenquecomencéaactuarcomounincorregible,pocodespuésdemiingresoenlacárcel,cuandoestabarealizandomitareadiariaenlostelares.Aqueldíaacabédoshorasantesdeloestablecido.Meenviaronalacamisa de fuerza aquella primera vez, según los registros de la prisión, por«roturas» y «desperfectos» en la tela; en resumen, porque mi trabajo eradeficiente. Por supuesto, aquello era ridículo. En realidad me encamisaronporqueyo,unnuevorecluso,unmaestrodelaeficacia,unexpertodiplomadoen la eliminación de actividad superflua, había osado decirle al inútil deltejedorunascuantascosasquenoconocíasobresutrabajo.Yaquelinútil,conelcapitánJamiedelante,mellevóhastaunamesaenlaquememostrarontelasespantosamente cosidas, que nunca podrían haber salido de mi telar. Tresvecesme llevaron a lamesa.A la tercera llamada, según las normas de lostelares, el recluso era castigado. Mi castigo consistió en permanecer

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veinticuatrohorasenlacamisadefuerza.

Mearrastraronaloscalabozos.Meordenarontendermebocaabajosobrela lonaextendidaenel suelo.Menegué.Unode losguardias,Morrison,meagarró por la garganta mientras Mobins, el ordenanza del calabozo, quetambiéneraunconvicto,descargabagolpessobremí.Finalmente,metumbécomoordenaron.Y,por losproblemasquehabíacausado,mecincharonconmásahíncodelacostumbrado.Luegomedieron lavueltacomoaun tronco,colocándomesobrelaespalda.

No parecía tanmalo al principio.Cuando cerraron la puerta, tras oír losruidosdelcerrojo,mequedéenlamáscompletaoscuridad;eranlasonceenpuntodelamañana.Duranteunosminutossólonotéunaincómodaopresiónque creí, ingenuamente, que desaparecería a medida que me fueraacostumbrandoaella.Sinembargo,elcorazóncomenzóalatirmefuertementeylospulmonesparecíanincapacesdeconseguirsuficienteaireparamisangre.La sensación de ahogo era aterradora y a cada latido el corazón amenazabaconhacerestallarmisdebilitadospulmones.

Después de lo que entoncesme parecieron horas, pero que hoy, por miexperienciaenlacamisadefuerza,calculoquenofuemásdetreintaminutos,comencé a gritar, a gemir, a dar alaridos, a aullar con lamisma locura queprecedealamuerte.Lopeoreraeldolorquesentíaenelcorazón.Eraundoloragudoymuypreciso, parecido al causadopor la pleuritis, sóloque éstemeapuñalabaviolentamentedesdeelmismocorazón.

Morirnoesdemasiadodifícil,peromorirdeaquelmodolentoyhorribleera enloquecedor. Igual que un animal salvaje enjaulado, experimenté eléxtasis del miedo y grité y aullé hasta queme di cuenta de que con aquelesfuerzosóloconseguíaapuñalarmicorazónconmásfuerzayconsumirgranpartedelairedemispulmones.

Meabandonéalainmovilidadduranteunrato,queenaquellosmomentosmeparecióunaeternidad,aunqueahorasoyconscientedequenodurómásdeuncuartodehora.Comencéamarearmedebidoalaasfixia,ymicorazónsesacudíacontalviolenciaqueparecíaque,contodaseguridad,haríaexplotarlalona que me amarraba. Perdí de nuevo el control y aullé terriblementesuplicandoayuda.

Enmediodetodoestoescuchéunavozqueveníadelcalabozocontiguo.

—Cállate —gritó, aunque apenas podía oírlo—. Cállate. Me estáscansando.

—¡Memuero!—grité.

—Puesintentagritarparatimismoycallaya—fuelarespuesta.

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—¡Peromeestoymuriendo!—insistí.

—Entonces,¿paraquépreocuparse?—replicólavoz—.Muéreterápidoyya está. Sigue así y díñala pronto, pero no hagas tanto ruido. Estásinterrumpiendomislindossueños.

Estabatanfuriosoportamañaindiferenciaquerecuperéelcontrolyyanose me escaparon más que unos cuantos quejidos. Esto duró otra eternidad,posiblementediezminutos; luegocomenzóaextendersepor todomicuerpounasensacióndecosquilleoyde insensibilidad.Sentíacientosdealfileresyagujasclavadasenmicarne,perologrécontenerme.Cuandocesóeldolordelosdardos,permaneciólainsensibilidad,quesiguióextendiéndoseportodomicuerpo.Unavezmásmeasusté.

—¿Cómovoyapegarojoasí?—sequejómivecino—.Yonoestoymáscontentoquetú,¿sabes?Micamisaaprietatantocomolatuya,yquierodormiryolvidarmedetodo.

—¿Cuántotiempollevasahí?—pregunté,tomándoloporunreciénllegadocomparadoconlaeternidadqueyoyahabíasufrido.

—Desdeanteayer—fuesurespuesta.

—Quierodecirenlacamisadefuerza—lecorregí.

—Desdeanteayer,hermano.

—¡Diosmío!—grité.

—Sí,hermano,cincuentahorasseguidas,ynomeoirásabrirlabocaparaquejarme.Mecincharonhaciendofuerzaconlospiessobremiespalda.Estoybastante apretado, créeme. No eres el único que tiene problemas. Aún nollevasdentroniunahora.

—¡Llevoaquíhorasyhoras!—protesté.

—Hermano,esoesloquetúcrees.Teestoydiciendoquenollevasdentroniunahora.Oícómoteataban.

Aquelloeraincreíble.Enmenosdeunahorayoyahabíamuertocientosdeveces.¡Yestevecino,tranquiloysereno,conlavozquedaycasicompasivoapesardeladurezadesusprimeroscomentarios,llevabacincuentahorasenlacamisadefuerza!

—¿Cuántomásvanatenerteahímetido?—pregunté.

—SóloDios lo sabe. El capitán Jamieme odia y nome sacará de aquíhasta que esté a punto de palmarla. Y ahora, hermano, te voy a contar elsecreto.Elúnicomododesobrevivirescerrarlabocayolvidar.Gritaryaullarnoteservirádemuchoaquíabajo.Ylamaneradeolvidaresolvidarsedetodo.

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Simplemente ponte a pensar en todas las chicas que has conocido. Eso temantendráocupado.Alomejorempiezasasentirtealgoatontado;bueno,puestesientesatontado.Eslomejorparapasarelrato.Ycuandoyanotesirvanlaschicas,ponteapensarenporquétemetieronesostiposaquídentro,loquelesharías si tuvieses una oportunidad, y en lo que les vas a hacer cuando latengas.

Aquel hombre era PhiladelphiaRed. Estaba condenado a cincuenta añospor un atraco cometido en las calles de Alameda. Y había cumplido unadocena de años cuando habló conmigo desde la camisa de fuerza; aquelloocurrió hace ya siete años. Era uno de los cuarenta condenados a cadenaperpetua a quien CecilWinwood se la había jugado. Por aquella infracciónPhiladelphiaRedperdiótodosucrédito.AhoraesunhombredemedianaedadysiguetodavíaenSanQuintín.Seráunancianocuandoledejensalir,siesquesobrevive.

Aguantéaquellasveinticuatrohorasydesdeentoncesnuncahevueltoaserel mismo. No, no estoy hablando de mi estado físico, aunque a la mañanasiguiente,cuandomedesataron,mesentíamedioparalizadoytanabatidoquelos guardias estuvieron dándome patadas en las costillas para obligarme alevantarme.Mentalymoralmente,eraunhombredistinto.Latremendatorturaquehabíasupuestolacamisaeraunahumillaciónyunaafrentaamiespírituyami sentidode la justicia.Esa clase dedisciplinano ablanda a unhombre.Salídeaquellaprimeraexperienciaenlacamisadefuerzarebosantederabiayodio,sentimientosquenohanhechomásqueaumentaralolargodelosaños.¡Dios mío, cuando pienso en las cosas que los hombres me han hecho!¡Veinticuatro horas en la camisa de fuerza! Cómo iba yo a pensar aquellamañana,mientrasmepateabanparaquemelevantase,quellegaríaundíaenelqueveinticuatrohorasenlacamisadefuerzanosignificaríannada;undíaenel que, tras doscientas cuarenta horas encamisado, me encontrarían con lamismasonrisaenloslabios.

Sí, doscientas cuarentahoras.Queridociudadanocriadoentre algodones,¿sabe usted lo que eso significa? Significan diez días y diez noches en lacamisa de fuerza. Por su puesto, estas cosas no pasan en ningún lugar delmundocristiano,milnovecientosañosdespuésdelnacimientodeCristo.Noleestoypidiendoquemecrea.Niyomismolocreo.Sóloséqueesoesloqueme ocurrió en San Quintín, y que sobreviví para reírme de ellos y paraobligarlesacolgarmeporhacersangrarporlanarizaunguardia.Escriboestaslíneas hoy, en el año 1913; y hoy, en el año 1913, todavía hay hombres encamisasdefuerzaenloscalabozosdeSanQuintín.

Nunca,pormuchasvidasquemeseanconcedidas,olvidarémidespedidade Philadelphia Red aquella mañana. Él llevaba setenta y cuatro horasencamisado.

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—Bueno,hermano,aúnestásvivitoycoleando—me llamómientrasmearrastrabandesdemiceldahaciaelpasillodeloscalabozos.

—Cierralaboca,Red—legruñóelsargento.

—Olvídame—fuelaréplica.

—Alfinaltragarás,Red—leamenazóelsargento.

—¿Esocrees?—preguntósuavementePhiladelphiaRed,yalmomentosutono se volvió salvaje—.Mira, viejo asqueroso, tú nunca has sido nada, nohabríasconseguidoniunacomidagratis,ymuchomenoseltrabajoquetienesahora, si nohubiese sidopor la influenciade tuhermano.Ycreoque todossabemosaquéhueleellugardelquevienetuhermano.

Eraadmirable;elespírituhumanoelevándoseporencimadelaadversidad,sinmiedoaldolorquepudieracausarleningunadelasbestiasdelsistema.

—Bueno, hasta pronto, hermano—Philadelphia se dirigió amí—.Hastapronto.Sébuenoyquieremuchoalalcaide.Ysilesves,dilesquemeviste,peroquenuncamevistetragar.

ElsargentoestabarojodeiraypaguélaagudezadeRedconunalluviadepatadasypuñetazos.

8.

El alcaideAthertony el capitán Jamie se disponían a interrogarme en laceldadecastigonúmerouno.Elalcaidemedijo:

—Standing,vasadecirnosdóndeestáladinamitaomorirásenlacamisadefuerza.Hetenidoquevérmelasconpresosmuchomásdurosquetú,ytodosacabaroncantando.Asíqueelige:ladinamitaoelhoyo.

—Meparecequeelhoyo—respondí—,porquenosénadadeladinamita.

Conseguíirritaralalcaide.

—Túmbate—ordenó.

Obedecí,pueshabíaaprendidoquelucharcontratresocuatrohombreseraunalocura.Medejaronatadodurantecienhoras.Cadaveinticuatrohorasmepermitíanbeberunpocodeagua.Nomeapetecíacomer,aunquetampocomeofrecieronalimentoalguno.Haciaelfinaldeaquellascienhoras,Jackson,elmédicodelacárcel,examinómicondiciónfísicavariasveces.

Me había acostumbrado a la camisa de fuerza durante mis días de

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incorregibleyyanomecausabademasiadoefecto.Naturalmente,medebilitó,hizodesaparecermivitalidad,perohabíaaprendidoalgunostrucospararobarun poco de espaciomientrasme ataban.Al final de las primeras cien horasestabaextenuado,peroesoeratodo.Mesometieron,trasunanocheyundíade recuperación, a otra sesión de la misma duración. Y más tarde laextendieron a ciento cincuenta horas. Lamayor parte del tiempomi cuerpopermanecía totalmente insensibleymimentedeliraba, excepto enocasionesenquemelasarreglabaparadormirunashoras.

Más tarde,Athertonprobóconalgodiferente.Me sometieron aperíodosirregulares de castigo y recuperación, demodo que nunca sabía cuándomeiban a encamisar. De este modo podía tener diez horas de recuperación yveintedecamisa,odescansarsólodurantecuatrohoras.Acualquierhoraseabría lapuertademicelday losguardiasentrabanparaatarmedenuevo.Aveces seguían cierta regularidad: durante tres días y tres noches, alternabanochohorasencamisadoyochofuera.Ycuandoempezabaaacostumbrarmeaeste ritmo, locambiaban repentinamenteyme teníanencamisadodosdíasydosnochesseguidas.

Ysiemprelaeternapregunta:¿dóndeestáladinamita?AveceselalcaideAtherton seponía furioso.Enunaocasión, trashabermesometidoamuchashoras en la camisa, casime suplicóque confesara.Llegó a prometerme tresmesesdedescanso,recuperaciónenelhospitalyuntrabajodeordenanzaenlabiblioteca.

El doctor Jackson, un tipejo con escasos conocimientos demedicina, semostrabacadavezmásescéptico.Insistíaenquelacamisadefuerzanuncamemataría.Suscomentariosirritabanaúnmásalalcaide.

—¡Estosmiserablesuniversitariossoncapacesdeburlarsedelmismísimodiablo!—refunfuñó—.Soncorreososyresistentes,peroacabaremosconéldetodosmodos.Standing,escúchame,estonohahechomásqueempezar.Mástevaleconfesarahorayahorrarteproblemas.Soyunhombredepalabra.Yamehasoído:ladinamitaoelhoyo.Esoestodo.Túdecides.

—Esperoquenocreaquemecalloporqueestoydisfrutandoconesto—conseguí decir jadeando, al tiempo que Carapastel Jones me apretaba laespaldaconelpieparacincharmeaúnmásfuerte,yyotensabalosmúsculosintentandorobaralgodeespacio—.Notengonadaqueconfesar.Esmás,daríamimanoderechaporllevarlehastaladinamita.

—He tratado a muchos listillos como tú—dijo con sorna—. Os creéisvuestraspropiasideasestúpidas.Osvolvéistozudos,comoloscaballos.Másfuerte, Jones, puedes apretarle mucho más fuerte todavía. Si no cantas,Standing,seráelhoyo.Sabesquecumplomispromesas.

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Aprendíalgo:unosevuelvemenossensiblealdoloramedidaquesevadebilitando. Y cuando está débil, se debilita con mayor lentitud. Todo elmundosabequeloshombresfuertessufrenmuchasmásenfermedadesquelasmujeres o que los inválidos. A medida que se pierde fuerza, cada vez haymenos fuerzaqueperder.Cuando toda la carne superfluadesaparece, loquequeda es materia fibrosa y resistente. Y eso es en lo que me convertí: unorganismofibrosoqueinsistíaenvivir.

MorrellyOppenheimersentíanlástimapormíymeenviabanmensajesdeconsueloyapoyo.Oppenheimermeaseguróqueéltambiénhabíapasadoporaquelloyporcosaspeores,yhabíasobrevivido.

—Nodejesquetevenzan—deletreóconsusnudillos—.Nodejesquetematen,porqueesoesloquequieren.Ynocantes.

—Peronohaynadaquecantar—deletreégolpeandolasuelademizapatocontralarejilla,puessólopodíacomunicarmeconlospies—.Nosénadadelamalditadinamita.

—Esoes—dijoOppenheimer—.Untipoduro,¿verdad,Ed?

Estomediounaideadelaspocasposibilidadesqueteníadeconvenceralalcaide Atherton, cuya insistencia había convencido incluso a JakeOppenheimer,quienmeadmirabapor la fortaleza conquemantenía labocacerrada.

Durante este primer período en la camisa de fuerzame las arreglé paradormirbastante.Missueñoseranextraordinarios.Eranvívidosymuyreales,comolosonlamayoríadelossueños,peroloqueloshacíaextraordinarioserasucoherenciaysucontinuidad.Amenudomedirigíaagruposdecientíficos,leyéndoles en voz alta informes sobre mis investigaciones, o sobre misconclusiones de investigaciones y experimentos ajenos. Cuando despertaba,todavía resonaba mi voz y podía aún ver frases y párrafos enterosmecanografiados, que leía de nuevo hasta que la visión se desvanecía. Porcierto, quisiera señalar que el proceso de razonamiento empleado en estosdiscursoserainvariablementedeductivo.

Habíacomounaespeciedegranjaenorme,queseextendíadenorteasuralo largo de cientos demillas en algún lugar de las regiones cálidas, con unclima,unaflorayunafaunamuyparecidosalosdeCalifornia.Nounanidos,sinomiles de veces viajé por esta región onírica. Insisto en que siempre setrataba de la misma región. No había ninguna diferencia esencial en losdistintos sueños. Siempre era un viaje de ocho horas a caballo desde loscamposdealfalfadondepacíanmisvacasde jersey,hasta elpueblecitoqueestabajuntoalagranlagunaseca,dondemesubíaaunpequeñotrendevíaestrecha.Duranteaquellasochohorasdeviaje,cadaelementodelpaisaje,cada

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árbol,cadamontaña,cadavadoycadapuenteeranlosmismos.

En estaorganizadagranjaqueveía enmis sueñoshabía algunosdetallesmenoresquesícambiaban,deacuerdoconlaestacióndelañoyconeltrabajode los labradores. Así, con la ayuda de las cabras de angora, establecí unanuevagranjaenlospastosdelastierrasaltas,juntoamiscamposdealfalfa.Yconcadavisitanotabaloscambiosquehabíantenidolugarentreunayotra.

¡Aquellas laderas cubiertas de broza…! Aún hoy puedo recordar cómoeran antes de llevar por primera vez a las cabras. Y recuerdo los primeroscambios:loscaminosquecomenzabanaformarseamedidaquelascabrasseabríanpasoabocadosa travésde losespesosmatorrales; ladesaparicióndelos arbustos más jóvenes y pequeños; las vistas que se abrían en todasdireccionesentrelosarbustosmásviejosymásaltos,conlosquelascabrassealimentabanapoyándoseenlaspatastraserasparallegartanaltocomopodían;ladirecciónen laque seextendía lahierbade lospastos, siguiendoel claroquedejabanlascabrasasupaso.Sí,y lomaravillosodeestossueñoserasucontinuidad.Llegóeldíaenquemishombres,provistosdehachas,cortaronlos arbustos más altos para que las cabras tuvieran acceso a las hojas, losbrotes y las cortezas.Y llegó el día, en pleno invierno, en que apilaron lossecos y desnudos esqueletos de aquellos arbustos y les prendieron fuego.Yllegóeldíaenquemellevéamiscabrasaotrasladerasdebrozaimpenetrable,contodomiganadodetráspastandoenlasuculentahierbaquehabíacrecidodondeantessólohabíabroza.Yllegóeldíaenquemovídenuevomiganado,y mis hombres iban y venían por las laderas labrando aquella tierramaravillosamentefértil,extendiendoelhumusenqueplantar lassemillasdemisfuturascosechas.

Sí,enmissueñosamenudobajabadelpequeñotren,enelpueblojuntoalagranlaguna,mesubíaaunacarretatiradaporcaballosdemontaña,viajabahorasyhorasatravésdemiscamposdealfalfa,llegabaalospastosmásaltosdondemiscultivosdetrigo,maízycebadaestabanyamadurosyapuntoparalacosechayveíaamishombrestrabajarmientrasmásallá,siempreescalando,miscabrassecomíanlosarbustosdetodaunaladerayladejabanlistaparaunnuevocultivo.

Pero sólo eran sueños, puros sueños, fantasías de mi deductiva mentesubconsciente. Muy distintas a éstas, ya verá, fueron mis otras aventuras,cuandologrécruzarlaspuertasdelamuerteyrevivirlarealidaddemisotrasvidasanteriores.

Durante las muchas horas que pasaba despierto en la camisa de fuerza,pensaba en Cecil Winwood, el poeta impostor a quien debía todo estetormentoyquegozabayadelibertad.No,noleodiaba.Odioesunapalabrademasiado débil. No hay palabras lo bastante fuertes para describir mis

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sentimientos.Sólopuedodecirquemecorroíaeldeseodevenganza,yquemecausaba un dolor que excedía los límites del lenguaje.No le hablaré de lashorasquedediquéaplanearcastigosparaél,nide losdiabólicos sistemaseinstrumentosdetorturaqueinventé.Solamenteunejemplo:meapasionabaelantiguométodoqueconsisteenataruncuencodehierro,conunaratadentro,alcuerpodeunhombre.Elúnicomodoquetienelaratadeescaparesatravésdelcuerpo.Comodigo,meapasionóestemétodohastaquemedicuentadequeseríaunamuertedemasiadorápida,porloquecomencéameditarsobreelmétodoárabede…peroheprometidonohablarlemásdeesto.Bastecondecirquemuchasdelashorasquepaséallídespierto,casienloquecidoporeldolor,lasdediquéaplanearmivenganzacontraCecilWinwood.

9.

Aprendíalgodegranvalordurantelaslargasymonótonashorasdevigilia:eldominiodelcuerpoatravésdelamente.Aprendíasufrirensilencio,comosindudaalgunahabránaprendidotodosloshombresquehanrealizado,comoyo, cursos de doctorado en camisas de fuerza. No, no es fácil mantenerseserenoyrelajadoytratardeolvidarelpunzanteycasiexquisitolamentodelosnerviostorturados.

Y fue estemismodominio de la carne pormedio del espíritu lo quemepermitiópracticarfácilmenteelsecretoqueEdMorrellmehabíarevelado.

—¿Piensasqueeselfin?—mepreguntóEdMorrellunanochegolpeandoconlosnudillos.

Acababandeliberarmedespuésdecienhorasyestabamásdébildeloquenuncaanteshabíaestado.Tancansadomehallaba,queapesardequetodomicuerpoeraunamasijodecardenalesydesufrimiento,apenaseraconscientedequeteníacuerpo.

—Pareceelfin—lecontesté—.Loconseguiránsicontinúan.

—Nolopermitas—meaconsejó—,hayunaformadeevitarlo.Loaprendíyo mismo, en los calabozos, una vez que aMassie y a mí nos dieron unabuena. Yo salí adelante, pero Massie reventó. Si no hubiese sabido cómoevitarlo habría reventado yo también. Se ha de estar muy débil antes deintentarlo.Si lointentascuandoaúnestásfuerte,fracasarássinremedioyyanunca podrás hacerlo. Cometí el error de contárselo a Jake cuando estabatodavíafuerte.Porsupuesto,noloconsiguióycuandolonecesitóotrasveces,ya era demasiado tarde, porque su primer fallo lo había estropeado todo.Tampocoahora se lo cree.Piensaque le estoy tomandoel pelo. ¿Noes así,

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Jake?

YdesdelaceldanúmerotreceJakerespondió:

—Notelotragues,Darrell.Noesmásqueuncuento.

—Venga,dímelo—deletreéaMorrell.

—Por eso he esperado tanto, hasta que no pudieras más—continuó—.Ahora lo necesitas y te lo voy a contar. De ti depende. Si tienes voluntadpuedeslograrlo.Yolohehechoyatresvecesylosé.

—Bien,¿quées?—preguntéimpaciente.

—El secreto está enmorir en la camisa, en tratar túmismodemorir.Séqueaúnnomeentiendes,peroespera.Yahasvistocómoteentumecesenlacamisa, cómo tu brazo o tu pierna se quedan dormidos. Eso no lo puedesevitar, pero puedes llegar a controlarlo.No esperes a que se te duerma unapierna. Ponte boca arriba, tan cómodo como puedas, y comienza a usar tuvoluntad.

—Siempredebespensarenestaideaydebescreerenellaciegamente.Sinocrees,nohaynadaquehacer.Loquedebespensarycreeresquetucuerpoes una cosa y tu espíritu otra. Tú eres tú, y tu cuerpo es algo que no tieneimportancia.Tucuerponocuenta.Túeresquienmandaynonecesitasde tucuerpo.Yunavezpiensesycreastodoesto,hasdeponerloapruebacontodatuvoluntad.Hasdeconseguirquetucuerpomuera.Comienzasconlosdedosdelospies,unoauno.Tratasdequetusdedosmueran.Deseasquemueran.Ysi tienes fe y voluntad los dedos de tus piesmorirán. Eso es lomás difícil,comenzar amorir.Unavezque el primer dedo estámuerto, el resto esmásfácil, porque ya no tienes que seguir esforzándote por creerlo. Lo sabes. Yentoncesconcentrastodatuvoluntadenhacermoriralrestodetucuerpo.Telodigo,Darrell,losé.Lohehechotresveces.Unavezqueempiezasamorir,yaes todomásfácil.Ylomásgraciosoesquetúsiempreestásahí.Quelosdedosdetuspiesesténmuertosnosignificaquetúestésmuertoenabsoluto.Alcabodeunratotuspiernasestánmuertashastalasrodillas,luegohastalosmuslos,y túsiguessiendoelmismodesiempre.Es tucuerpoelqueseestáquedando fuerapocoapoco.Y túsiguessiendoelmismoqueerasantesdeempezar.

—¿Yquéocurreluego?—pregunté.

—Bueno,cuandotodotucuerpoestámuertoytúsiguesahí,simplementesalesdetupielyabandonastucuerpo.Ycuandolodejas,dejaslacelda.Losmurosdepiedray laspuertasdehierrosóloencierrancuerpos.Noencierranespíritus. Tú mismo eres la prueba. Eres un espíritu fuera del organismo.Puedesmirartucuerpodesdefuera.Tedigoqueloséporquelohehechotres

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veces,hevistomicuerpoahítumbadoyyoestabafueradeél.

—¡Ja,ja,ja!—JakeOppenheimerdeletreósurisatrececeldasmásallá.

—¿Lo ves?Ese es el problema de Jake—continuóMorrell—.No se locree.Lavezquelointentóestabademasiadofuerteyfalló.Yahoracreequeestoybromeando.

—Cuando mueres estás muerto, y los muertos, muertos están—replicóOppenheimer.

—Tedigoqueheestadomuertotresveces—lereplicóMorrell.

—Yresucitasteparacontárnoslo—seburlóOppenheimer.

—Peronoolvidesunacosa,Darrell—medijoMorrell—,estoesalgomuydelicado. Sientes constantemente que estás en peligro.No puedo explicarlo,peroyosiemprepensabaquesiestuvieselejoscuandovinieranaquitarmelacamisadefuerza,nopodríaregresardenuevoamicuerpo.Quierodecirquemicuerpoestaríamuertopara siempre.Ynoqueríaestarmuerto.NoqueríadaresasatisfacciónalcapitánJamieyalosdemás.Perotedigo,Darrell,quesipuedescontrolarlopodrásreírtedelalcaide.Unavezquetucuerpomuera,noimportarásiteencamisandurantetodounmes.Nosufresnadaytucuerpotampocosufre.Créeme,haycasosdegentequehadormidounañoenterodeuntirón.Esoesloquepasarácontucuerpo.Estaráallí,dentrodelacamisadefuerza,sindoloralguno,esperandoaqueregreses.

—Inténtalo.Teloestoydiciendoenserio.

—¿Yquépasasinovuelve?—preguntóOppenheimer.

—Entonces,digoyo,sereirándeél,Jake.Amenosque,talvez,seríandenosotros por quedarnos en este sucio vertedero cuando podríamos salir tanfácilmente—respondióMorrell.

Y aquí se acabó la charla, porque Carapastel Jones, que se habíadespertadodemalhumor,amenazóaMorrellyaOppenheimercondarparteporlamañana,loquesignificabalacamisadefuerza.Amínomeamenazó,porquesabíaqueamíyametocabadetodosmodos.

Permanecíensilenciodurantemuchotiempo,tratandodeignorareldolorde mi cuerpo mientras consideraba la propuesta de Morrell. Como heexplicadoantes,yoyahabíaintentadoretrocedereneltiempopormediodelaautohipnosisparavolveramisvidasanteriores.Sabíaquehabíatenidociertoéxito, pero todo lo que había experimentado no eramás que un revuelo deaparicionesquesefundíansinningúnordenyquealpocoratosedesvanecían.

Sinembargo,elmétododeMorrell,queerajustolocontrarioamimétododeautohipnosis,mefascinó.Conmimétodo,laconcienciaeralaprimeraen

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evadirse. Con el su yo, la conciencia perduraba hasta el final, y cuando yaestaba lejos del cuerpo pasaba a niveles tan sublimes que lo abandonaba,abandonaba la prisión de SanQuintín y viajabamuy lejos, estando todavíaconsciente.

De todos modos valía la pena probar, concluí. Y a pesar de la actitudescépticadelcientíficoquehayenmí,lecreí.NoteníalamenordudadequelograríarealizarloqueMorrelldijohaberconseguidotresveces.Quizáestafeque me dominaba con tanta facilidad se debía a mi estado de debilidadextrema.Tal vez no tenía la fuerza suficiente para ser escéptico.Esta era lahipótesisqueyamehabíasugeridoMorrell.Eraunaconclusiónsencillamenteempírica,yyo,comoseverá,logrédemostrarlaempíricamente.

10.

A lamañana siguiente, el alcaide Atherton entró enmi celda resuelto aasesinarme. Con él estaban el capitán Jamie, el doctor Jackson, CarapastelJonesyAlHutchins.AlHutchinscumplíauna sentenciadecuarentaañosyteníaesperanzasdeserindultado.HabíasidoordenanzadurantecuatroañosenSan Quintín. Ésta es una situación privilegiada, ya que un ordenanza suelecobrarporsusserviciosunostresmildólaresalaño.DeahíqueAlHutchins,enposesióndediezodocemildólaresyunapromesadeindulto,eraalguienconquiensepodíacontarparaencubrirlosdesmanesdelalcaide.

AcabodedecirqueelalcaideAthertonvinoamiceldaconlaintencióndeasesinarme.Seleíaensucara,yenseguidalodemostró.

—Examínele—ordenóaldoctorJackson.

Aquella criatura miserable me quitó la cochambrosa camisa que habíallevadodesdequemeincomunicaron,yexpusomipobrecuerpocastigadoydolorido,conlapielpegadaalascostillascomounpergaminomarrónacausade las muchas sesiones en la camisa de fuerza. El examen resultódescaradamentesuperficial.

—¿Podráresistirlo?—preguntóelalcaide.

—Sí—respondióeldoctorJackson.

—¿Quétalelcorazón?

—Espléndido.

—¿Creequelosoportaráotrosdiezdías,doctor?—Seguro.

—No lo creo—dijo el alcaide—, pero lo intentaremos de todosmodos.

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Túmbate,Standing.

Obedecíymetendíbocaabajosobrelalonaextendida.Elalcaidepareciódudarporuninstante.

—Datelavuelta—ordenó.

Hicevariosintentos,peromeencontrabademasiadodébilynologrémásqueretorcerme,impotente.

—Estáfingiendo—apuntóJackson.

—Notendráquefingircuandoacabeconél—repusoelalcaide—.Echadleunamano,nopuedoperdermástiempo.

Asíquemegiraronyquedébocaarriba,mirandofijamentealalcaide.

—Standing—comenzó lentamente—, tehedado todas lasoportunidadesque he podido. Estoy más que harto de tu tozudez. Se me ha acabado lapaciencia.EldoctorJacksondicequeestásencondicionesderesistirdiezdíasenlacamisa.Túmismopuedescalculartusposibilidades.Perotevoyadarlaúltima oportunidad. Dinos dónde está la dinamita. En cuanto esté en mismanos te sacaré de aquí. Podrás bañarte, afeitarte y ponerte ropa limpia.Tedejaréholgazanearenelhospitalduranteseismesesydespuéspodrástrabajarenlabiblioteca.Másnosepuedepedir.Además,noestaríasdelatandoanadie.EreselúnicoenSanQuintínquesabedóndeestáladinamita.Noheriráslossentimientosdenadiesiterminascediendoytodoirámejordesdeelmomentoenquelohagas.Delocontrario…

Hizounapausayseencogiódehombrossignificativamente.

—Delocontrario,tusdiezdíasempezaránahoramismo.

Laperspectivaeraaterradora.Mehallaba tandébilqueestaba tansegurocomoelalcaidedequemoriríaenlacamisadefuerza.YentoncesrecordéelconsejodeMorrell.Aqueleraelmomento,laocasiónperfectaparaponerloenpráctica.SonreíaAtherton,desafiante,pusetodamifeenaquellasonrisayenlapropuestaqueleibaahacer.

—Alcaide—dije—, ¿ve cómo sonrío? Pues bien, si al final de los diezdías,cuandomedesate,lesonríodeestemismomodo,¿entregaráunpaquetedetabacoBullDurhamypapeldefumaraMorrellyaOppenheimer?

—¿No están como una cabra estos universitarios? —bramó el capitánJamie.

ElalcaideAthertoneraunhombrecoléricoytomómipeticióncomounamuestradesoberbiainsultante.

—Sóloporesotecincharemosconmásfuerza—meinformó.

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—Leacabodeproponerunjuego,señoralcaide—dijetranquilamente—.Cínchemetodoloajustadoquequiera,perosicontinúosonriéndoledentrodediezdías,¿lesdaráeltabacoaMorrellyaOppenheimer?

—Puessíqueestássegurodetimismo—replicó.

—Poresolehehechoestapropuesta—contesté.

—Nosestamosvolviendoreligiosos,¿eh?—añadióconsorna.

—No.Simplementeocurrequetengoenmímásvidadelaqueustedpuedallegaraimaginar.Queseanciendías,siquiere,yaunasíseguirésonriendo—fuemirespuesta.

—Supongoquediezdíasseránmásquesuficientes,Standing.

—Esaessuopinión—dije—.¿Estáseguro?Siesasí,nisiquieraperderálosdiez centavosdel paquetede tabaco.De todosmodos, ¿qué es loque leasusta?

—Pordoscéntimostepartiríalacaraapatadasahoramismo—gruñó.

—Pormínosedetenga—memostréinsolentementedescarado—.Golpeetan fuerte como quiera y todavía me quedará la otra parte de la cara parasonreír.Entretanto,mientrasdecidesihacerloono,supongoqueaceptarámipropuesta.

Unhombrehade estar terriblementedébil oprofundamentedesesperadoparasercapazdedesafiaralalcaideentalescircunstancias.Yademásdeeso,debetambiéntenerfe.Ahoraséqueyoteníafeyqueactuéenconsecuencia.CreíaenloqueMorrellmehabíacontado.Creíaenelpoderdelamentesobreel cuerpo. Sabía que ni siquiera cien días en la camisa de fuerza podríanacabarconmivida.

ElcapitánJamiedebiónotarloquemeestabapasando,puesdijo:

—Me acuerdo de un sueco que se volvió loco hace veinte años. Esoocurrióantesdequellegarausted,señoralcaide.Habíamatadoaunhombretras una discusión por veinticinco centavos y fue condenado a perpetua porello.Eracocineroyundíasevolvióreligioso.Decíaqueuncarruajedeoroseacercabaparallevarlealcielo,ysesentósobreunfogónalrojovivoycantóhimnos y hosannasmientras se freía. Se lo llevaron de allí y a los dos díasestiró lapataenelhospital.Estabacocinadohastaelhueso.Yhastael finaljurabanosentirelcalor.Noseleescapóniunsologrito.

—NosotrosharemosqueStandinggrite—dijoelalcaide.

—Yaqueestá tansegurodeello,¿porquénoaceptamipropuesta?—lereté.

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El alcaide estaba tan enfadado que, si mi situación no hubiese sido tandesesperada,habríasoltadounacarcajada.Tenía lacaracompletamenteroja.Apretabalospuños,yporunmomentoparecióestarapuntodesaltarsobremíydarmeunapaliza.Entonces,sindudaconesfuerzo,selogrócontrolar.

—Deacuerdo,Standing—seburló—.Acepto.Peroveremosquiénsonríedentrodediezdías.Dadle lavuelta,chicos,yapretadhastaqueoigáiscrujirsuscostillas.Hutchins,demuéstralecómosabeshacerlo.

Me dieron la vuelta yme ataron como nunca antes lo habían hecho. Elordenanza demostró su habilidad. Intenté conservar el escaso espacio quetenía. Poco era, ya que hacía mucho queme había quedado sin carne, mismúsculossehabíanconvertidoensimplestiraspegadasaloshuesos.Noteníanifuerzanimododeconservarmásqueunaminúsculaporcióndeholgura,yesemínimo espaciome lo arrebatóHutchins, que había aprendido todas lasarguciasdelacamisadefuerzadesdedentrodeella.

Enelfondo,Hutchinsnoeramásqueundepravado,unacriaturaqueunavez fue un hombre, pero que había sido corrompido por la esclavitud y latiranía.Tenía diez o docemil dólares y la libertad a la vista si obedecía lasórdenes.Más tardemeenterédequeunamujer, fueraenalgúnsitio, seguíaesperándole.Elfactorfemeninoexplicamuchascosasacercadeloshombres.

Aquellamañana,porordendel alcaide,AlHutchins tratódeasesinarme.Me quitó el poco espacio que había logrado conservar, de este modo micuerposeencontrabaindefenso,yapoyandoelpiesobremiespaldamientrasmeatabaconmásfuerza,meapretócomonadiehabíalogradohacerloantes.Tandurafuelapresióndemisfrágileshuesossobrelosórganosvitales,queenaquelmomentosentíquelamuerteveníahaciamí.Yaunasícontabaconmife.Nocreíaquefueseamorir.Sabía,ydigosabía,quenoibaamorir.Todome daba vueltas vertiginosamente, y el corazónme latía frenético desde lasuñasdelospieshastalacoronilla.

—Muybienajustado—animóelcapitánJamiedemalagana.

—Nihablar.Ledigoquenohaynadaquepuedahacerledaño,estácomoido.Deberíaestarmuertohacemucho—dijoeldoctorJackson.

El alcaideAtherton, tras un duro esfuerzo, consiguió introducir un dedoentremiespaldaylascuerdas.Pusounpiesobremí,dejócaertodosupesoyestiró, pero las cinchas estaban tensas como el acero y no cedían ni uncentímetro.

—Mequitoelsombrero,Hutchins.Túsíquesabescómohacertutrabajo.Ahoradadlelavueltayveamoscómoestá—dijo.

Medieronlavueltayquedébocaarriba.Lesmiréfijamenteconlosojos

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casifueradelasórbitas.Dealgoestoybienseguro:simehubiesenatadodeaquelmodo la primera vez quememetieron en la camisa de fuerza, habríaestado muerto en diez minutos. Pero estaba bien entrenado. Llevaba a misespaldasmásdemilhorasenlacamisadefuerzay,además,teníafeentodoloqueMorrellmehabíacontado.

—Ríeahora,maldito, ríe.Aver esa sonrisade laque tantohablas—medijoelalcaide.

Y así,mientrasmis pulmones luchaban por conseguir una pizca de aire,mientras mi corazón amenazaba con estallar, mientras mi mente sedesbordaba, aún fui capaz, a pesar de todo, de esbozar una sonrisa para elalcaide.

11.

La puerta se cerró, dejando tan sólo un pequeño resquicio de luz, ymequedé a solas, tumbado sobre mi espalda. Gracias a un sistema que habíaaprendidohacíatiempo,melasarregléparaarrastrarmeporelsuelo,pulgadaapulgada,hastaquelogrétocarlapuertaconlasuelademizapatoderecho.Alinstantesentíunainmensaalegría,puesyanoestabacompletamentesolo.Sifueranecesario,podríaalmenoscomunicarmeconMorrellpormediodelosgolpecitos.

Pero el alcaide Atherton debió dejar órdenes estrictas a los guardias,porque aunque logré llamar aMorrell ydecirleque iba a tratar deponer enprácticasusconsejos,noobtuverespuesta,probablementeporquelosguardiaslehabíanadvertido.Amíyanopodíanmásquemaldecirme,yaquedadalamagnituddemicastigo,cualquieramenaza,porterriblequefuese,estaríademás.

Recuerdoqueenaquelmomentosentíqueunagranserenidadinvadíamimente.Micuerposufríaladescomunalpresióndelacamisa,peromimentesehallabatanajenaquenopercibíaeldolormásdeloquepercibíaelsuelobajomi espalda o las paredes amí alrededor.Nunca huboun hombre conmejorcondiciónmentalyespiritualparaaquelexperimento.Obviamente, todoellosedebíaalestadodedebilidadextremaenelquemeencontraba.Perohabíaalgomás. Había aprendido pormímismo a ignorar el dolor. No dudaba nisentía temor alguno. Enmimente sólo parecía haber una fe absoluta en supropiopoder.Estapasividaderacasideensueño,ytanfirmequemellevóaunpuntocasideexaltación.

Me concentré en mi voluntad. En ese momento sentí un cosquilleo por

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todo mi cuerpo, debido a la falta de riego sanguíneo. Concentré toda mivoluntad en elmeñique demi pie derecho y deseé que desapareciera demiconciencia.Deseéqueesededomurieraporcompletosinqueyo,sudueño,unsercompletamentedistintoaél,cambiara lomásmínimo.Sedesatóundurocombate,Morrellyame lohabíaadvertido,peroni lamásmínimadudamedistrajo.Sabíaqueaqueldedomoriría,yenseguidasentíqueestabamuerto.Habíamuerto,pocoapoco,asesinadopormivoluntad.

Elrestoresultómuchomásfácil,aunquebastantelento.Articulacióntrasarticulación,dedoadedo,elprocesocontinuósucurso.Llegóunmomentoenelqueyanoexistíacarnebajomis tobillos.Llegóunmomentoenquebajomisrodillasyanoexistíanada.

Eratalmiexaltaciónquenosentíelmásmínimointerésenfelicitarmepormiéxito.Noprestabaatenciónmásquealalentamuertedemicuerpo.Hacíamitrabajoconlamismadisciplinaconlaqueunalbañilcolocasusladrillos,yunahoramástardemicuerpoestabamuertohastalacintura,ydesdeallí,ensentido ascendente, miembro a miembro, continué ayudando a la muerte allegarhastaarriba.

Al llegar a la altura del corazón comencé a marearme y mi vista seenturbió.Anteelmiedoaperderelsentidodesviémiconcentraciónhacialosdedosdelasmanos.Mimenteseaclaródenuevo,yasílogrélamuertedemisbrazosconmayorceleridad.

Enaquelmomentomicuerpoyaestabadeltodomuerto,aexcepcióndelacabeza y una parte del pecho. El estruendo y los golpes de mi corazónoprimidoyanoresonabanenmicabeza.Latíaaunritmoconstanteperolento.Sienaquelmomentomehubieraatrevido,habríallegadoagozardelcesedetodasensación.

PeroenestepuntomiexperienciadifieredeladeMorrell.Aunquetodavíacontrolaba automáticamente mi voluntad, comencé a sentirme etéreo, comocuando uno se encuentra en la frontera entre el sueño y la vigilia. Sentíatambiéncomosimicerebroseensancharaprodigiosamenteenelinteriordelcráneo. Percibí ocasionales ráfagas y destellos de luz, como si incluso yomismo,eldueñodemicuerpo,hubiesedejadodeexistirporuninstante,yalinstante hubiese vuelto allí de nuevo, ocupando el cuerpo que estabaasesinando.

Peromásdesconcertanteaúneralaaparentedilatacióndelcerebro.Teníalasensacióndequelaperiferiademicerebro,sinhaberatravesadosiquieraelmuro del cráneo, se hallaba ya fuera del cráneo mismo y en constanteexpansión. Junto a todo esto experimentaba las sensaciones másextraordinarias. El tiempo y el espacio, que a estas alturas eran todo lo quealbergabamiconciencia,sufrieronunaampliacióndescomunal.Deestemodo,

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sin llegar a abrir los ojos para comprobarlo, sabía que los muros de miestrechaceldasehabíanensanchadohastaconvertirseenunamplioauditorio.Ymientrasconsiderabatodoaquello,sabíaquecontinuabanalejándose.Semeocurrió de repente que si estuviese teniendo lugar una expansión similar entoda la cárcel, losmuros exteriores de SanQuintín se extenderían desde elocéanoPacíficohastaeldesiertodeNevada.Semeocurriótambiénque,dadoque lamateriapodíapenetrara travésde lapropiamateria, losmurosdemiceldapodíanpenetrar losdelaprisión,atravesarlosydeestemodosacarmiceldadelacárcelyponermeenlibertad.Porsupuesto,aquellonoeramásqueunafantasía,yportallotoméenaquelmomento.

La extensión del tiempo era igualmente notable. Mi corazón latía aintervalosmuyprolongados,ytratédecontarlossegundosquepasabanentreunlatidoyotro.Alprincipiotranscurríanunosciensegundosentreunoyotro,peropocodespuéslosintervalosseextendierontantoquemehartédecontar.

Ymientraspersistíaycrecíaesta ilusión sobre laextensióndel tiempoydel espacio,me encontré amímismo enfrentándome a un nuevo problema.Morrell me había dicho que había conseguido liberarse de su cuerpomatándolo, o eliminándolo de su conciencia, que, de hecho, era lo mismo.Ahorabien,micuerposehallabatancercadelamuertequesabíaque,conunúltimo impulso demi voluntad, podía lograr que la parte demi pecho queseguía viva dejara de estarlo. Pero, —y aquí estaba el problema, del queMorrell no me había advertido—, ¿debía desear que también mi cabezamuriera?Yentalcaso, independientementedeloqueleocurrieraalespíritudeDarrellStanding,¿noestaríasucuerpomuertoparasiempre?

Probéconelpechoyconelcorazón,quelatíamuylento.Midecisiónseviorecompensada.Yanoteníapechonicorazón.Ahorasóloeramente,alma,conciencia, como quiera llamarlo, incorporada a un cerebro nebuloso cuyocentrosehallabatodavíaenmicráneo,yqueseexpandíamásalládeél.

Yentonces,trasungranfogonazo,salí;yaestabafuera.Deunbrincohabíasaltadoporencimadelosmurosdelacárcelyhabíallegado,atravésdelcielode California, a las estrellas. Y digo «estrellas». Estaba caminando por lasestrellas.Eraunniño,vestidocon ligerasropasdecoloresquebrillabana laserenaluzdelasestrellas.Llevabaesasropasporlosactoresquehabíavistodeniñoenelcirco,yporlaconcepcióninfantilqueteníadelavestimentadelosángeles.Vestidodeesemodorecorríelespaciointerestelar,entusiasmadoporsabermealprincipiodeunagranaventura,traslacualmeseríareveladoelsecretosupremodeluniverso.Llevabaenlamanounavaritadecristal,ysabíaquealpasardebíatocarconlapuntatodasycadaunadelasestrellas.Sabíaademás que si dejaba de tocar tan sólo una de ellas me precipitaría a unabismodecastigoyculpabilidadeterno.

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La búsqueda de estrellas continuó durante mucho tiempo. Cuando digo«muchotiempo»,lector,debetenerencuentalaenormeextensióndetiempoquehabíatenidolugarenmimente.Recorríelespaciodurantesiglos,tocandocadaunadelasestrellasconmivarita.Elcaminosehacíamásymásbrillante.Meacercabaalasabiduríainfinita.Nomeequivocaba,éstanoeraotrademisvidas,noeraunaexperienciaquehubiesesidomíaalgunavez.Eraconscienteentodomomentodequeerayo,DarrellStanding,quiénrecorríalasestrellasylas tocabaconunavaritadecristal.Sabíaquenadade todoaquelloera real,quenadadetodoaquellohabíasidoniseríanuncareal.Sabíaquetodoaquellono era más que una absurda orgía de la imaginación, como les ocurre aaquéllos que están bajo los efectos de las drogas, los que deliran o los quesencillamenteestándormidos.

Yentonces,cuandotodoibatanbienenmipaseoceleste, lapuntademivaritafallóyenesemismoinstantesupequehabíacometidoungrancrimen.Sentí un golpe, un enorme y ensordecedor golpe, implacable e inexorablecomolaboladehierrodeldestino,queresonóatravésdeluniverso.Todoelespaciosideralcentelleó,setambaleóyardióenllamas.

Una agonía aguda y perturbadora me invadió, y al instante volví a serDarrellStanding,elcondenadoacadenaperpetua,encamisadoyrecluidoenlacelda de castigo. Me di cuenta inmediatamente de la causa de aquello: EdMorrellmellamabacongolpesdenudillodesdelaceldanúmerocinco;estabadeletreandounmensaje.

Le contaré algo que le ayudará a comprender la extensión de tiempo yespacioqueexperimentaba.UnosdíasmástardelepreguntéaMorrellquéeraloquehabía intentadotransmitirme.Eraunmensajemuysencilloquedecía:«Standing,¿estásahí?».Lohabíadeletreadorápidamente,mientraselguardiaestabalejosenelextremoopuestodelpasillo.Comoledecía,lodeletreócongolpecitosmuyrápidos.Yfíjese,entreelprimergolpeyelsegundoyoestabafuera, lejos, entre las estrellas, vestido con mis ropas ligeras, tocando cadaestrellaamipasoenbuscadelasfórmulasqueexplicanelmisterioúltimodelavida.Y, comoantes, continuémibúsquedadurante siglos.Entonces llegóaquelaviso,laboladehierrodeldestino,laagoníaagudayperturbadora,ymeencontré de nuevo en mi celda de San Quintín. Oí el segundo golpe denudillos de Morrell. El intervalo entre los dos no pudo durar más de unafracción de segundo, y aun así la extensión de tiempo era tandescabelladamente enorme que, en el curso de esa fracción de segundo, yohabíaestadomuylejos,vagandoentrelasestrellasdurantesiglos.

Yasé,miqueridolector,quetodoloanteriorresultadesconcertante.Estoyde acuerdo con usted. Es desconcertante. Sin embargo, fue toda unaexperiencia.Paramíresultótanrealcomolaserpientequeobservafijamenteaunhombrequesufredeliriumtremens.

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Probablemente, a Ed Morrell debió costarle dos minutos redactar supregunta.Yaunasí,paramítranscurrieronmileniosentreelprimergolpecitode nudillos y el último. Ya no podía seguir caminando por mi senda deestrellas en aquella felicidad pura y sublime, pues mi camino estabaamenazadoporeltemoralinevitableanuncioquemerasgaríaymesacudiríadevueltaal infiernodelacamisadefuerza.Losmileniosdeperegrinajeporlasestrellasseríanmileniosdetemor.

Durantetodoesetiempo,sabíaqueeranlosnudillosdeMorrelllosquememantenían cruelmente sujeto a la tierra. Intenté comunicarme con él parapedirlequeparase,perohabíaeliminadomicuerpodemiconcienciacon talperfección queme era imposible resucitarlo.Mi cuerpo yacíamuerto en lacamisa de fuerza, aunque yo continuaba viviendo dentro demi cabeza.Meesforcéenvanopordeletrearunmensajeconelpie.Intentétomarconcienciademipie,perohabíallevadoacabomiexperimentocontantaeficaciaqueyanoteníapiealguno.

Luego,sinserllamadoaregresar—yahoraséquefueasíporqueMorrellhabía acabado de deletrear su mensaje—, continué mi camino entre lasestrellas. Después de aquello noté que me estaba quedando dormido, y lasensación era maravillosa. De vez en cuando, adormecido, me agitaba; porfavor,queridolector,nopaseporaltoesteverbo,meagitabaMovíalaspiernasylosbrazos,conscientedelassuavesylimpiassábanasqueenvolvíanmipiel,conunasensacióndeenormebienestar.¡Ah,quémaravilla!Comounhombresediento en el desierto sueña con manantiales y pozos de agua fresca, asísoñabayoconliberarmedelacamisadefuerza,conpurezaenlugardemugre,con una piel suave, limpia y sana en lugar de mi pellejo de pergaminoarrugado.Peromissueñoseranalgomásquesueños,comoprontoverá.

Me desperté, aunque no abrí los ojos. Y sepa que lo que ocurrió acontinuación no fue ninguna sorpresa. Todo era natural y en absolutoinesperado.Yo era yo, no lo dude.Peroyono eraDarrell Standing.DarrellStandingyanoteníanadaqueverconquienyoera,comotampocoseparecíaennadalapielacartonadadeDarrellStandingalasuaveylozanapielqueyotenía.Ni tampocoeraconscientede laexistenciadeningúnhombre llamadoDarrellStanding,nipodíaserlo,puestoqueDarrellStandingtodavíanohabíanacidoninaceríaenmuchossiglos.Peromuypronto,comoledigo,entenderátodoesto.

Estabaallí tumbadocon losojoscerrados,escuchando.Desdeelexteriorllegaba el ruido de numerosos cascos desfilando ordenadamente por lacalzada.Porelsonidoacompasadoymetálicodelasbotasdeloshombresylos arneses de los caballos, supe que alguna tropa estaba pasando bajomisventanas. Me preguntaba, con cierta indiferencia, quién podría ser. Desdealgúnlugar,quesabíaqueeraelpatiodelaposada,llegabatambiénunruido

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decascosyunrelincharimpacientequereconocícomoeldemicaballo.Oíasus pasos, pasos pretendidamente cuidadosos, pero a la vez descaradamenteruidososqueintentabandespertarme.

—Pons —ordené, con los ojos todavía cerrados—, agua, agua fresca,rápido,muchaagua.Anochebebídemasiadoylagargantameabrasa.

—Oshabéispasadoeldíadurmiendo—mereprendiómientrasmetraíaelagua.

Meincorporé,abrílosojosymeacerquélacubetaaloslabiosconlasdosmanos.Ymientrasbebía,observabaaPons.

Bien, tenga en cuenta dos cosas. Hablaba en francés, aunque no eraconscientedeello.Ynofuehastamástarde,denuevoenmicelda,mientrasrecordaba todo esto que le estoy contando, cuando supe que había estadohablando en francés. Y lo hablaba con soltura. Sin embargo yo, DarrellStanding,elquehoyescribeestaslíneasdesdelaGaleríadelosAsesinosdelacárcel de Folsom, sólo sé el poco francés que aprendí en el instituto y queapenas me alcanza para leer. En cuanto a hablarlo, imposible. Teníadificultadeshastaparaescogerunplatodelmenú.

Perovolvamosaloanterior.Ponseraunviejitopequeñoyarrugado.Habíanacidoennuestracasa;loséporqueaquelmismodíamelodijo.Teníasesentaaños, le faltaban casi todos los dientes, y a pesar deUna severa cojera quedificultabasusmovimientos,eraunhombremuydespiertoeinclusoágil.Meeratanfamiliarcomolacasamisma,pueshabíavividoenelladurantesesentaaños.Había sido sirviente demi padre antes incluso de que yo empezase acaminar,ytraslamuertedeéstesehabíaconvertidoenmisirviente.Lacojerale sobrevino en un campo de batalla en Italia, cuando las tropas a caballocargaroncontraél.Estabaarrastrandoamipadreparaquenolealcanzaranloscascos de los caballos, cuando una lanza le atravesó el muslo, cayó y losanimales pasaron sobre él.Mi padre, consciente pero incapaz demoverse acausa las heridas, fue testigo de todo.Y de estemodo, como digo, Pons seganó el derecho a ser tan familiar como le viniese en gana, y nunca semeocurriónegarleaquelprivilegio.

Ponssacudíalacabezamientrasyosaciabamitremendased.

—¿Has oído cómo hervía mi estómago? —reí mientras le devolvía lacubetavacía.

—Comoeldevuestropadre—dijodesesperanzado—.Perovuestropadreaprendióconeltiempo,cosaquedudoquehagáisvos.

—Él padecía del estómago, y un simple trago de alcohol le hacíarevolcarsededolor.Esdesabiosnobebercuandounonosoportalabebida.

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Mientrashablábamos,Ponsmepreparabalaropaquehabíadevestiraqueldía.

—Seguidbebiendo,señor,noosharádaño.Moriréisconelestómagosano—respondió.

—¿Quieres decir que tengoun estómagode hierro?—dije, fingiendo nohaberleentendido.

—Quierodecirque…—comenzóahablar,algoirritado,peroalmomentosedio cuentadeque intentaba tomarle el peloy se calló.Conunmohíndeironíaenloslabios,dejóminuevacapanegrasobrelasilla.

—Ochocientos ducados —dijo con sorna—, más de mil cabras y cienbueyes, simplementeparadatosabrigo.Másdeveintegranjasparacubrir lamagníficaespaldademiseñor.

—Yporéste,cienexcelentesgranjasyunoodoscastillos,pornodecir,talvez,unpalacio—dije,alargandomimanoytocandoelestoquequeestabaenlasilla.

—Todoesologanóvuestropadreconsubrazoderecho—replicóPons—.Perovuestropadreconservótodoloqueganó.

EnestepuntoPonshizounapausaparasostenercondespreciominuevojubónderasoescarlata,unapiezamagníficaen laquehabíaderrochadounafortuna.

—Sesenta ducados por esto—me censuró Pons—.Vuestro padre habríaenviadoatodoslossastresyjudíosdelmundoaabrasarseenelinfiernoantesquepagareseprecio.

Y mientras nos vestíamos, es decir, mientras Pons me vestía, seguíbromeando.

—Estáclaro,Pons,quenotehasenteradodelasnoticias—dije.

Enseguidaaguzólosoídoscomoelviejocotillaqueera.

—¿Noticias?¿Talvezdelacorteinglesa?

—No—negué con la cabeza—, noticias frescas tal vez para ti, pero yaconocidasportodos.¿Notehasenterado?LosfilósofosdeGreciayahablabandeellohacedosmilaños.Porellomecomproestosropajes,vivoenlacorteymeheconvertidoenungalán.Verás,Pons,elmundoesunlugarhorrible,lavidaesalgomuytriste,todosloshombreshandemorir,ydeestemodo,todoslos muertos… muertos están. Por tanto, para escapar de la angustia y latristeza, los hombres de hoy en día, como yomismo, buscan el placer y latranquilidadenlalocuradeljuegoamoroso.

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—Pero¿y lasnoticias,miseñor?¿Quéesaquellode loque los filósofoshablabanhacetantotiempo?

—QueDiosestámuerto,Pons—respondísolemnemente—.¿Nolosabías?Diosestámuerto,yprontoloestaréyotambién;poresollevoveintegranjascolgadasalaespalda.

—Dios vive —afirmó fervientemente Pons—. Dios vive y su reino seaproxima.Osdigo,señor,queseaproxima.Mañanamismopuededesaparecerlatierra.

—Eso decían en la Antigua Roma, Pons, cuando Nerón les convirtió atodosenantorchasparaalumbrarsusjuegos.Ponsmemirabalastimeramente.

—Tantasabiduríanopuedeserbuena—sequejó—.Siempremeopuseaello.Perovoshabéisdesatisfacervuestrosdeseosyarrastrarmiviejocuerpoconvos:estudiossobreastronomíaycálculoenVenecia,poesíaytodaesafol-de-rolsitalianaenFlorencia,astrologíaenPisa,yDiossabequéenesepaísdechiflados llamado Alemania. ¡Al demonio los filósofos! Yo, Pons, vuestrosiervo, un pobre viejo que no distingue una letra de una pica, os digo, miseñor,queDiosvive,yqueestápróximoelmomentodeapareceranteél.

Hizounapausapararecordaralgoyañadió:

—Elclérigodequienhablasteisestáaquí.

Alinstanterecordémicompromiso.

—¿Porquénomelodijisteantes?—exigíenojado.

—¿Quémás da?—Pons se encogió de hombros—. Lleva ya dos horasesperando.

—¿Porquénomehasllamado?

Mecontemplóconsarcasmo.

—Yvos tambaleándoos hasta a la cama, gritando comoun pollo: ¡cantacucú,cantacucú,cucúnanacucú,cantacucú,cantacucú!

Seburlódemícantándomealoídoaquelestribilloconvozdefalsete.Sindudayohabíavociferadoaquellatonteríacuandomefuiadormir.

—Tienes buena memoria—comenté secamente mientras me probaba lanuevacapaazabache,queacabélanzandoaPonsparaqueladejaseaunlado.Élmoviólacabezadespectivamente.

—Nohacefaltatenerbuenamemoria,estuvisteisrugiendosinpararhastaque la mitad de los clientes de la posada llamó a la puerta quejándose. Ycuandoal finpudemeterosen lacama,¿nomellamasteisymeordenasteisque, aunque fuese el mismo diablo quien llamara, dijese que mi señora

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dormía?¿Yacasonome llamasteisdenuevoy,agarrándomecon fuerzadelbrazo,tantoqueaúnlotengoamoratado,meordenasteisque,siamabalavida,noosdespertasesalvoporunasolacosa?

—¿Yquécosaeraésa?—meapresuréapreguntarle,pueseraincapazdeimaginarmeloquepodíahaberllegadoadecir.

—Para traeros el corazón de un tal Martinelli, un buitre negro, lellamasteis; el corazón de Martinelli humeante sobre una fuente dorada.Dijisteis que la fuente debía ser de oro, y que debía despertaros cantando¡cantacucú,cantacucú,cantacucú!,porloquecomenzasteisaenseñarmelacanción,cantacucú,cantacucú.

En cuanto Pons repitió el nombre, supe que se trataba del clérigoMartinelli,quienllevabadoshorasesperandoenlasaladeallado.

CuandoMartinellientróymesaludó,supealfinminombrecompleto.YoeraelCondeGuillaumedeSainte-Maure.Elclérigoeraunitalianopequeñoyde tezoscura,enjutocomosiayunaseocomosiestuviesedebilitadoporunhambre inhumana; sus manos eran pequeñas y delgadas como las de unamujer. Pero sus ojos… sus ojos eran malvados y esquivos, rasgados y degruesospárpados,agudoscomolosdeunhurónyalavezindolentescomolosdeunlagartoalsol.

—Os habéis retrasadomucho,Conde de Sainte-Maure—dijo tan prontocomo Pons hubo abandonado la sala—. Aquél a quien sirvo se estáimpacientando.

—Cambiadvuestro tono,padre—leinterrumpímolesto—.RecordadqueyanoestáisenRoma.

—Miaugustoseñor…—comenzóadecir.

—Augusto en Roma, tal vez —le interrumpí de nuevo— pero esto esFrancia.

Martinelliseencogiódehombrosconaparenteindiferencia,peroelbrillodesusojosledelataba.

—AmiaugustoseñorlepreocupansusasuntosconFrancia;ladamanoespara vos —dijo tranquilamente—. Mi señor tiene otros planes… —sehumedecióloslabiosyañadió—,otrosplanesparaladama…yparavos.

Por supuesto, la dama a quien se refería era la gran Duquesa Philippa,viudadeGeoffrey,elúltimoDuquedeAquitania.Yaunquegranduquesa,yviuda,Philippaeraunamujer,unamujerjoven,alegre,bellay,afemía,hechaparamí.

—¿Cuálessonsusplanes?—preguntésinrodeos.

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—Grandes, grandes planes, Conde de Sainte-Maure, demasiado grandespara que yo pueda siquiera imaginarlos, y mucho menos para que puedadiscutirlosconvosoconnadie.

—Sí,sí,yaséquehaygrandesplanesenmarchaenlasaltasesferas,yquelosgusanosseretuercenbajotierra—dije.

—Meavisarondequeeraistestarudo,peroyohedecumplirórdenes.

Martinelliselevantóparamarcharse,yyomelevantéconél.

—Yadijequeseríainútil—continuó—,peroalmenosseoshaconcedidouna última oportunidad para que cambiéis de parecer.Mi augusto señor hasidotodolojustoquehapodido.

—Muybien,meditarésobreello—dijeconligerezamientrasconducíaalclérigohacialapuerta.

Sedetuvoderepenteenelumbral.

—Yapasóeltiempodemeditar—replicó—.Loquehevenidoabuscaresunadecisión.

—Lo pensaré—repetí, y luego añadí—, y si los planes de la dama nocoinciden con los míos, tal vez vuestro señor consiga lo que desea. Perorecuerde,padre,queélnoesmiseñor.

—Vosnoleconocéis—dijosolemnemente—.Nideseoconocerle—añadí.

Y después escuché el paso ágil y ligero del enigmático clérigomientrasbajabalasescaleras.

Siquisieradarcuentadetalladadetodoloqueviduranteaqueldíaenquefui el Conde de Sainte-Maure, no bastarían diez libros del tamaño del queestoyescribiendo.Hedesaltarmemucho;dehecho,hedesaltarmecasitodo,pues hasta ahora no he sabido de ningún condenado cuya pena haya sidoaplazadaparaquepuedacompletarsusmemorias;almenosnoenCalifornia.

CuandosalíacabalgaraqueldíameencontréconelParísdehacesiglos.Lascallesestabanescandalosamentesuciasymugrientas.Perodebosaltarmetodo esto, todo lo que pasó aquella tarde, los torneos al otro lado de lasmurallas, la gran fete celebrada por Hugh deMeung, y todo el festival decomida y bebida en el que apenas participé. Sólo relataré el final de laaventura,quecomienzacuandoestabagalanteandoconPhilippaenpersona;Diosmío,¡québellaymaravillosamujer!Unagrandama,sí,peroantetodo,ysobretodo,unamujer.

Reíamos y bromeábamos mientras a nuestro alrededor se agolpaba laalegremultitud;perotrasnuestrasbromasseocultabalapasióncontenidadeunhombreyunamujercruzandoelumbraldelamor,ysinembargotodavía

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inseguroselunodelotro.Noosarédescribirla.Erapequeña,delgada…peroyaestoydescribiéndola.Sólodiréqueellaeralaúnicamujerenelmundoparamí,ynopodíapermitirqueellargobrazodeaquelviejodeRomarecorriesemediaEuropaparainterponerseentremidamayyo.

YentonceselitalianoFortiniseapoyóenmihombroymesusurró:

—Tengoquehablarconvos.

—Tendráqueesperar—respondísecamente.

—Yonoesperoanadie—fuesurespuesta.

YentoncesmeacordédelclérigoMartinelliydelviejodeRoma,ysentíquelasangremehervíaenlasvenas.Estabamuyclaro,todoestabaacordado.DudéporunmomentomientrasFortinimesonreíainsolentemente.

Debíhaberpermanecidosereno,perolairarojacomenzóaapoderarsedemí.Todoaquelloeraobradelsacerdote.EltalFortini,pobreentodoexceptoenlinaje,eraconsideradocomoelmejorespadaquehabíasalidodeItaliaendiezaños.EsanocheeraFortini;sinoeracapazdecumplircon lasórdenesdel viejo romano, habría otro dispuesto a ello al día siguiente, y otro al díasiguiente.Ysitodosfracasaban,entoncesquedaríaelpuñalenlaespaldaoelvenenoenmicopadevino,enlacarneoenelpan.

—Estoyocupado—dije—.Marchaos.

—Setratadealgourgente—fuesurespuesta.

Habíamoselevadolavoz,yPhilippanosoyó.

—Marchaos, perro italiano—le dije—, alejaos de aquí. Os atenderé enbreve.

—Yahasalidolaluna—dijo—.Lahierbaestásecayenperfectoestado;nohayrocío.Másalládelestanquehayunpequeñoclaro,tranquiloyprivado.

—Enbreveatenderévuestrosdeseos—masculléimpaciente.

Peroélinsistíaenesperarjuntoamí.

—Enbreve—repetí—atenderévuestrosdeseos.

EnesemomentohablóPhilippa:

—Satisfacedeldeseodelcaballero,Sainte-Maure.Atendedleahora.Yquela fortuna os acompañe—se detuvo para hacer una seña a su tío, Jean deJoinville,delosJoinvilledeAnjou.

—Que la fortuna os acompañe—repitió, y acercándose amí, susurró—.Micorazónsevaconvos,Sainte-Maure.Noosdemoréis.Estaréesperandoenelsalón.

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Yoestabaenelséptimocielo.Mispiesnotocabanelsuelo.Aquéllafuelaprimeramanifestaciónsinceradesuamor,ytrasescucharlamesentíacapazdemataraveinteFortinis.

JeandeJoinvilletomóaPhilippadelbrazoysealejóconella;Fortiniyyolodispusimos todode inmediato.Nos separamosparabuscar cadaunoauncompañero y luego reunirnos todos en el lugar acordado, más allá delestanque.EncontréprimeroaRobertLanfranc,ydespuésaHenryBohemond.Pero antes tuve un encuentro desafortunado. Se trataba de Guy deVillehardouin, un joven provinciano recién llegado a la Corte, altivo yorgulloso.Era pelirrojo.Tenía los ojos azules, pequeños ymuy juntos, y supiel, como correspondía al resto de su físico, era sonrosada y poblada depecas.Parecíaestarmuyalterado.

Cuando pasé junto a él me empujó bruscamente. Por supuesto, lo hizodeliberadamente.Seenfurecióyechómanoasuestoque.

—Parecequeelviejo romano tienemuchasy extrañas armas—pensé,yconunareverencialedijeaaquelfanfarrón—.Osruegoperdonéismitorpeza.Hasidoculpamía.Perdonad,Villehardouin.

Perono ibaaser tan fácilapaciguarle.Mientrassesulfurabamásymás,logré atraer la atención de Robert Lanfranc y le hice una seña para que seacercase.Lecontélosucedido.

—Sainte-Maureoshapedidodisculpas—leexplicó—.Osharogadoqueleperdonéis.

—Escierto,asíes—interrumpícontonocordial—.Yosruegodenuevoquemeperdonéis,Villehardouin,pormigrantorpeza.Ospidodisculpasmilveces.Laculpa fuemía,aunquenomedicuenta.Enmiapuroporacudiraunacitacometíunatorpeza,unalamentabletorpeza,massinintenciónalguna.

¿Quépodíahaceraquelidiotasinoaceptararegañadientesmisdisculpas?Pero sabía que al cabo de unos días, o tal vez horas, el joven fanfarrónconseguiríaquemidiésemosnuestrosacerossobrelahierba.

LoúnicoqueledijeaLanfrancfuequelenecesitaba,yélnoquisosabermuchomás.Eraunjovenenérgico,deunosveinteaños,quehabíaluchadoenEspaña y tenía muy buenos antecedentes sobre la hierba. Sus ojos negrosbrillaroncuandosupodequésetrataba,ytalfuesuentusiasmoqueélmismoseencargódeavisaraHenryBohemond.

Cuando, traspasarelestanque, llegamoshastaelclaro,Fortiniy susdosamigos estaban ya esperando. Uno de ellos era Félix Pasquini, sobrino delCardenalPasquini,tanfielasutíocomosutíoloeraalviejoromano.ElotroeraRaoul deGoncourt, cuya presenciame sorprendió, pues su bondady su

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noblezanoencajabanconelresto.

Nossaludamosconcorrección,yconcorrecciónabordamoselasunto.Nosetratabadenadanuevoparaningunodenosotros.Lahierbaestabaenbuenestado, tal y como seme había prometido.No había rocío, la luna brillaba;Fortiniyyosacamosnuestrasarmas.

Dealgoestabaseguro:aunquesemeteníaporunodelosmejoresespadasdeFrancia, Fortini eramejor que yo. Pero sabía también que aquella nochellevabaconmigoelcorazóndemidama,yesanoche,graciasamí,habríaunitalianomenos en elmundo.Digo que lo sabía. No tenía lamenor duda alrespecto. Y mientras nuestros estoques se cruzaban, pensé en cuál sería elmejor modo de matarle. Evitaría un enfrentamiento prolongado. Mi estilosiemprehabíasidorápidoydeslumbrante.Esmás,debidoalosúltimosmesesdeparrandaya todasesasnochesen lasqueacababacantando«cantacucú,canta cucú», sabía que no estaba en condiciones de aguantar unenfrentamientoprolongado.Midecisiónfuerápidaytajante.

PeroelestilorápidoydeslumbrantenobastabaparasorprenderaalguientandiestrocomoFortim.Además, la fortunaquisoqueFortim,el impasible,incansableyresistenteFortini,eligieratambiénaquellanocheelestilorápidoydeslumbrante.

Fueuncombateduroyenervante,puesdelmismomodoenqueyohabíaadvertidosuintencióndeacabarconaquellolomásprontoposible,éltambiénsehabíapercatadodelamía.Dudoquehubierasidocapazdellevaracabomiestratagemaaplenaluzdeldía.Latenueluzdela lunameayudó,comomeayudóelintuirloqueélteníaenmente.Setratabadeunataquesorpresa,unmovimientoordinarioperomuypeligrosoquecualquierprincipianteconoceyquesehacobradolavidademuchoshombresquelointentaronsinéxito.Dehecho, suponeunpeligro tan extremopara el que lo intentaquemuypocosespadachinesloutilizan.

No llevábamosni unminuto luchando cuandovi que, a pesar del inicialdespliegue de movimientos ofensivos y del alarde de virtuosismo, Fortinipreparabaesteataquesorpresa.Esperabaaqueyomeabalanzarasobreély,enlugardeesquivarme,medirelimpulsodemiempuje,desviarloconungirodemuñeca y clavarme el estoque aprovechando la inercia de mi cuerpo.Complicado, sí, complicado incluso a la luz del día. Si se demoraba unafraccióndesegundo,mepondríaenguardiayestaríaasalvo;siseretrasaba,aunquesólofueraunafraccióndesegundo,miestocadaleentraríadelleno.

—¿Así que rápido y deslumbrante? —pensé—. Muy bien, mi queridoitaliano,serárápidoydeslumbrante,sobretodorápido.

Enciertomodosetratabadeunataquesorpresacontraotro,peropensaba

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sorprenderleenelmomentojustosiendomásrápidoqueél.Ylofui.Comoyahedicho, llevábamostansólounminutoluchandocuandoocurrió.¿Rápido?Mi embestida ymi estocada fueron una.Una explosión, un instante. Fortiniintentódesviarmiaceroyatravesarmeconelsuyo,perofuesuhojalaquesedesvió.Pasócomoun relámpago juntoamipechoy seperdióenel aire.Yentonces mi acero le alcanzó, le atravesó a la altura del corazón desde uncostadoalotro.

Resultaextrañoquitarlelavidaaunhombreconlaespada.Sentadoaquí,enmicelda,dejodeescribirporunmomentomientrasmeditosobreello.Yhemeditadosobreellomuchasveces,sobreaquellanochealaluzdelunahaceyamuchotiempo,cuandolediaaquelperroitalianounalecciónderapidez.Meresultómuy fácilatravesarleelpecho.Cualquierapensaríaque ibaa sermás difícil. Hubiese encontradomayor dificultad si la punta demi estoquehubiese tocadohueso,peroaquellavezsóloencontrósucarne,y laatravesófácilmente.Todavíahoy,mientrasescribo,puedo recordaraquella sensación.Elacerodemiespadaatravesóalitalianoconlamismafacilidadconqueunalfiler atravesaría una ciruela. Aunque en aquel momento no resultóasombroso para Guillaume de Sainte-Maure, sí que lo es para mí, DarrellStanding,queahora,muchossiglosdespués,reflexionosobreello.Estanfácilmatar a un hombre con un arma tan tosca como una hoja de acero… loshombressonfrágilescomocangrejos,tantiernos,tanvulnerables…

Perovolvamosa la luzde la luna sobre lahierba.Miestocadadioenelblanco y hubo una pausa. Fortini no cayó al instante, ni yo saqué la hoja.Duranteunsegundonosmantuvimosquietos,yoconlaspiernasseparadas,laespaldaarqueadaytodavíaalerta;Fortiniconsuacerotanlejosdemíquesumanoysuempuñaduradescansabanligeramentesobremicostadoizquierdo.Sucuerpoestabarígido,perosusojostodavíabrillaban.

Tan rígidos permanecimos durante aquel segundo, que juro que aquellosque nos rodeaban no fueron inmediatamente conscientes de lo que habíaocurrido.EntoncesFortinidioungritoahogadoytosiólevemente.Larigidezdesuposturadisminuyó.Laempuñaduraylamanoquedescansabansobremicostado izquierdo temblaron, luegoelbrazocayóhaciaun ladohastaque lapuntadelestoquerozólahierba.PorentoncesPasquiniydeGoncourthabíanacudidoensuayuda,yélsehundíaensusbrazos.Afemíaqueresultómásduroextraerelaceroqueclavarlo.Sucarneseaferrabaaél,comorecelosadedejarle salir.Créame, fue necesario un tremendo esfuerzo para recuperarmiespada.

Maseldolorcausadocon la retiradadelarmadebiódevolverlea lavidaconunapunzada,yaquesequitódeencimaasusamigos,seirguióypusosuestoqueenposicióndeguardia.Yohice lomismo,asombradodeverque lehabíaatravesadoelcuerpoalaalturadelcorazónynolehabíadañadoningún

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órgano vital. Pero en aquel momento, sin dar tiempo a que sus amigos lecogiesen, le fallaron las piernas y cayó pesadamente sobre la hierba. Letendieronbocaarriba,peroyaestabamuerto;surostrosemostrabaespectralalaluzdelaluna,ysumanoderechatodavíasujetabaelestoque.

Sí,enverdadresultaasombrosamentefácilmataraunhombre.

Rendimosunsaludoderespetoasusamigos,yyaestábamosapuntodepartircuandoFélixPasquinimedetuvo.

—Perdonadmeahora—ledije—.Dejémosloparamañana.

—No tenemos más que movernos unos pasos hacia un lado, donde lahierbaestéseca—insistió.

—Dejadme entonces que la humedezca por vos, Saint-Maure—solicitóLanfranc,deseosodeacabarconunitaliano.

Neguéconlacabeza.

—Pasquiniesmío—respondí—.Seráelprimeromañana.

—¿Acasoquedanmás?—preguntóLanfranc.

—PreguntadadeGoncourt—sonreí—.Imaginoqueestaráansiosoporsereltercero.

Anteesto,deGoncourtmostróunaafligidaconformidad.LanfranclemiróinquisitivamenteydeGoncourtasintió.

—Ysupongoquetrasélvendráelgallito—continué.

Y mientras hablaba, Guy de Villehardouin, el del cabello rojizo, seacercabahacianosotroscruzandolahierbabañadaporlaluna.

—Al menos dejad que ése sea para mí —gritó Lanfranc, que ardía endeseosdeluchar.

—Preguntadle a él —añadí riendo; después me volví hacia Pasquini—.Mañana.Decidmelahorayellugarynofaltaré.

—Lahierba está en excelentes condiciones, el lugar es espléndidoy porDiosqueharéiscompañíaaFortiniestanoche—insistióunavezmás.

—Conmayorplacerdisfrutaríadelacompañíadeunaamiga—repliquéentonoirónico—.Ahora,convuestropermiso,hedeirme.

Peromebloqueóelpaso.

—Quienhayadeacompañarle,quelohagaestanoche—dijo.

Enaquelmomentomifuriacomenzóacrecer.

—Sirvesbienatuseñor—contestéconsorna.

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—Nosirvomásqueamisatisfacción—fuesurespuesta—.Noatiendoalosdeseosdeningúnseñor.

—Perdonadmesimeatrevoadeciroslaverdad—dije.

—¿Cuáles?—preguntó.

—Quesoisunmentiroso,Pasquini,unmentirosocomotodoslositalianos.

SevolvióalinstantehaciaLanfrancyBohemond.

—Ya le habéis oído. Después de esto no me negaréis que sea mío estanoche—replicó.

Aquéllosdudaronymemiraronparaaveriguarmisdeseos.PeroPasquininoesperó.

—Y si tenéis escrúpulos—se apresuró a añadir—, dejadme que os losarranque.

Yescupiósobrelahierbaamispies.Enesemomentomiiracrecióhastahacersemás fuertequeyo.La ira roja,así la llamo,undeseoabsolutamentedominantee incontenibledematarydestruir.MeolvidédequePhilippameesperaba en el salón principal. No pensaba más que en aquel agravio, lainterferencia imperdonable de aquel viejo canoso enmis asuntos, el clérigorecadero, la insolencia de Fortini, el descaro de Villehardouin, y ahoraPasquini, erguido antemí y escupiendo amis pies.Veía todo rojo. Pensabatodo en rojo. Observé a todas aquellas criaturas, fétidas y malolientes, quedeberíanhaberse encontrado fuerademi camino, fueradelmundo.Al igualqueunleónatrapadoenlaredrugeenloquecidocontralasmallas,asírugíayocontraaquellascriaturas.Merodeabanentretodos.Enverdad,meencontrabaenlatrampa.Laúnicasalidaerareducirles,aplastarlescontraelsueloyacabarconellos.

—Muy bien—dije calmado, aunqueme sentía tan encolerizado quemicuerpo temblaba convulso—. Seréis el primero, Pasquini. ¿Y vos, deGoncourt,elsegundo?¿YVillehardouinelúltimo?

Todosasintieron,yPasquiniyyonospreparamosparahacernosaunlado.

—Puestoquetenéisprisa—mepropusoHenryBohemond—,ysontres,aligualquenosotros,¿porquénoacabamosconestodeunavez?

—¡Sí,sí!—gritóLanfrancenérgico—.DeGoncourtesvuestro;dejadadeVillehardouinparamí.

Perodetuveamiscompañeros.

—Estánaquíporquehansidoenviados—lesexpliqué—.Esamíaquiendesean,con tantoahíncoquea femíaquemehancontagiadosuapetito,de

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modoquelosquieroatodosparamísolo.

Advertí que Pasquini se inquietaba debido al retraso que provocaba midiscurso,porloquedecidíinquietarleaúnmás.

—Convos,Pasquini—anuncié—,mebatiréenbreve.NomegustaríaqueosdemoraseismientrasFortiniaguardacompañía.Avos,RaouldeGoncourt,os castigaré como merecéis por mezclaros con tales camaradas. Os estáisvolviendogordoyblando.Metomaréeltiemponecesarioparaderretirvuestragrasa y para que vuestros pulmones resuellen y silben como un fuelleagujereado. Y en cuanto a vos, Villehardouin, todavía no he decido de quémaneramataros.

Y de este modo saludé a Pasquini antes de comenzar con el asalto. Sí,aquella noche me sentía extrañamente endiablado. Rápido y deslumbrante,comohabíadeser.Apesardelainquietudquelehabíaprovocado,fuecauto.Noobstante, impuse rapidezal juegoy,bajoaquella tenue luz,guiadosmásporeltactoqueporlavista,nuestrosacerosnodejabandecruzarse.

Apenas había transcurrido un minuto del duelo cuando llevé a cabo mitruco.Fingíresbalarligeramenteconunpie,yalrecuperarmesimuléperderelcontacto con la espada de Pasquini. Lanzó una estocada vacilante y fingínuevamente, esta vez realizando una parada innecesaria, quedandoconsiguientemente al descubierto; éste era el cebo que le había puesto parahacerleentrar.Yfuncionó.Comounrelámpagointentósacarventajadeloqueéltomócomoundescuidoinvoluntario.Suestocadafuedirectaydecidida,yvolcótodoelpesodesucuerpoytodalafuerzadesuvoluntadenelataque.Pero yo estaba esperándole. Mi acero rozó el suyo ligeramente y nuestrashojassedeslizaron.Conlafirmezajustaysuficientegirélamuñecaydesviésuaceroconmiempuñadura.Elempujefueextremadamenteleve,cuestióndepulgadas, lo suficiente como para hacer que la punta pasase junto a mí yrasgase mi jubón de raso. Por supuesto, su cuerpo siguió al estoque en laentradaafondomientras,alaalturadelcorazón,lapuntademiarmaencontrósucuerpo.Extendímibrazorectoyrígido,comoelaceroquesealargabaensuextremo,y,traselbrazoyelacero,micuerposeerguíafirmeysólido.

Alaalturadelcorazón,comodigo,miespadaseintrodujoenelcostadodePasquinipor laderecha,perono saliópor la izquierda;cuandocasi lehabíaatravesado tropezó con una costilla (¡matar a un hombre es un trabajo decarniceros!),detalmodoquelafuerzalehizoperderelequilibrioycayódeespaldasalsuelo.Mientrascaía,saquédeuntirónmiarmadesucuerpo.

De Goncourt se dirigió hacia él, pero éste le hizo señas para que meatendiese. Pasquini no murió tan rápido como Fortini; tosió y escupió, yayudadoporVillehardouin,apoyósucodoenelsuelo,descansóensumanolacabezaytosióyescupiónuevamente.

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—Que tengáis un viaje agradable, Pasquini—le deseé riendo—. Rogadporquesearápido,pueslahierbasobrelaqueyacéisseestámojando,ysinoosdaisprisacogeréisunresfriadomortal.

YcomomedispuseacomenzarcondeGoncourtdeinmediato,Bohemondprotestó,aduciendoquedeberíadescansarunpoco.

—Ni hablar—repuse—. Todavía no he entrado en calor—y dije a deGoncourt—,ahoraosharébailaryresollar.¡Enguardia!

Pero de Goncourt no estaba en absoluto decidido. Resultaba obvio queluchabaporobligación.Suestiloeraanticuado,comoeslógicoenunhombredemedianaedad,ysinembargonoeraunespadachínmediocre.Semostrabafrío,resueltoycalculador.Perodistabamuchodeserbrillante,ylaseguridadde que finalmente sería derrotadomermaba su coraje. Podía haber sidomíounaveintenadeveces,peroesperé;yahedichoquemesentíaendemoniado.Lefatiguéhastaelmáximo.Conseguímantenerledecaraalaluna,demodoque no pudiese verme claramente, pues yo luchaba envuelto en mi propiasombra.Ymientrasleagotabahastahacerleresollar,talcomohabíapredicho,Pasquini,queobservabacon lacabezaapoyadaen sumano, tosióyescupiósusúltimosrestosdevida.

—Ahora os toca a vos, de Goncourt —anuncié—. Ya veis que osencontráisamimerced.Puedomataroscómomásmeplazca.Preparaos,estaddispuesto,puesésteeselmodoqueheelegido.

Ydiciendoesto,simplementepasédecuartaa terciay,cuandoconsiguiórecuperarse y esquivar la jugada, volví a entrar en cuarta, abrí, dirigí miestocadadirectaalaalturadelcorazónyleatravesé.Enaquelmomento,trascontemplar el desenlace, Pasquini enterró su cara en la hierba, se agitó uninstanteydespuéssequedófinalmenteinmóvil.

—Vuestro señor tendrá cuatro siervos menos esta noche —aseguré aVillehardouin,momentosantesdequenosdispusiéramosacomenzarnuestrocombate.

¡Yvaya combate!El chico resultaba ridículo.No conseguía imaginar enqué escuela de esgrima habría sido entrenado. Parecía un completo payaso.«Untrabajocortoysencillo»,fuemiopinión.Cuandollevabajugandoconély riéndome de su torpeza unos minutos, se enfureció tanto que olvidó lasfrágilesnocionesdelapocaesgrimaqueconocía.Conunampliomovimientode estoque, como si fuese un instrumento pesado y de filo cortante, lo hizosilbarporelaireymegolpeóenlacoronilla.Mequedépasmado.Jamásmehabíasucedidolancetanabsurdo.Sehallabacompletamentealdescubiertoypodría haberle atravesado directamente. Pero, como ya he dicho, estabaasombrado, y lo siguiente que sentí fue la punzada del acero cuando este

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provincianopatosocargóhaciamícomountoroymeatravesó,hastaquelaempuñaduratropezóenmicostadoycaíhaciaatrás.

MientrascaíapudeverlainquietudenlosrostrosdeLanfrancyBohemondyladesmedidasatisfacciónenelrostrodeVillehardouin.

Peronolleguéatocarlahierba.Aparecióunaniebladelucesdestellantes,un trueno en mis oídos, la oscuridad, una tenue luz brillante que crecíalentamente,undolordesgarradoreincontrolablemásalládetodadescripción,yporúltimoescuchélavozdealguienquedecía:

—Nosientonada.

Conocíalavoz.EraladelalcaideAtherton.YmereconocícomoDarrellStanding,reciénllegado,atravésdelossiglos,devueltaalainfernalcamisadefuerzaenSanQuintín.Ysupequelasyemasdelosdedosquesentíaenmicuello eran las del alcaideAtherton.Y sabía también que los dedos que lossustituyeroneranlosdeldoctorJackson.Fuesuvozlaquedijo:

—No sabe tomarle el pulso a un hombre en el cuello.Aquí, justo aquí,ponga sus dedos donde están los míos. ¿Lo nota? Ya me lo imaginaba. Elcorazónestádébil,peroesconstantecomouncronómetro.

—Sólo llevaasíveinticuatrohoras—dijoelcapitánJamie—,y jamássehabíaencontradoenunasituacióntanmala.

—Está fingiendo, eso es lo que pasa, créame—agregó Al Hutchins, elreclusodeconfianza.

—No sé, cuando el pulso de un hombre es así de bajo, hace falta unexpertoparaencontrárselo—insistióelcapitánJamie.

—Yoloaprendíenlacamisadefuerza—dijoconsornaAlHutchins—.Ylehicedesatarme,capitán,cuandoustedpensabaquehabíaacabadoconmigo.

—¿Quéopina,doctor?—preguntóelalcaideAtherton.

—Le digo que el funcionamiento del corazón es espléndido —fue surespuesta—.Por supuestoque seencuentradébil,nocabeesperarotracosa.LedigoqueHutchinstienerazón.Estehombreestáfingiendo.

Melevantóunpárpadoconsudedopulgar,yenesemomentoabríelotroojoymiréhaciaelgrupoqueseencontrabaagachadoantemí.

—¿Quélehabíadicho?—exclamótriunfanteeldoctorJackson.

Enesemomento,aunquecreíquemicaraserasgaríaporelesfuerzo,reunítodamivoluntadyesbocéunasonrisa.

Acercaronunpocodeaguaamislabiosybebíconverdaderaavidez.Deberecordar que durante todo aquel tiempoyací boca arriba, indefenso, con los

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brazos inmovilizados a lo largo del cuerpo en el interior de la camisa defuerza. Cuando me ofrecieron comida, el pan duro de la cárcel, sacudí lacabeza.Cerré losojospara indicarlesquesupresenciamecansaba.Eldolorcausadopormivuelta a lavida resultaba insufrible.Sentía cómomi cuerporesucitaba,yenmimenteperdurabaimborrableelrecuerdodePhilippa,queme esperaba en el salón principal; estaba ansioso por escapar y regresar denuevo a aquel día y aquellamedianoche que acababa de vivir en la antiguaFrancia.

De este modo, incluso con todos ellos a mi alrededor, me esforcé poreliminar la vida corporal demi conciencia.Tenía prisa pormarchar, pero lavozdelalcaideAthertonmeretuvo.

—¿Hayalgodeloquequierasquejarte?—preguntó.

Enesemomentonodeseabamásqueunacosa,quenomedesataran.

—¿Podría ceñirme un pocomás la camisa de fuerza?—susurré—. Estádemasiadosuelta,mepierdoenella.Hutchinsesunestúpidosinremedio,unpayaso. No tiene ni idea de cómo cinchar a un recluso. Alcaide, deberíaenviarle a la sala de telares. Es mejor maestro en ineficacia que el titularactual,queaunqueesestúpidonoloestantocomoél.Ahorasalgandeaquí,todosustedes,anoserqueselesocurraalgomásquehacerme,encuyocasolesruegoquesequeden.Lesinvitodetodocorazónahacermecompañía,siesquesudebilitadaimaginaciónhaideadounanuevatorturaparamí.

—Esunlerdoincorregible—sentencióeldoctor.

—Standing,deverasqueeresasombroso—dijoelalcaide—.Tienesunavoluntaddehierro,perotejuroquetemachacaré.

—Y usted tiene el corazón de un conejo—repliqué—.Con una décimapartedelatorturaquehastaahorahesoportado,austedselehabríasalidoelcorazóndeconejoporesasorejaspuntiagudas.

Aquello fue un toque de gracia, porque el alcaide tenía unas orejasmuypococomunes.AlcriminólogoLombrosolehabríaninteresadomucho,estoyconvencido.

—Porloqueamírespecta—continué—,meríodeustedyesperoquelasala de telares sufra la peor suerte posible: que usted se haga cargode ella.¡Infeliz! Me tiene a sus pies y está descargando toda su rabia sobre mí, ytodavíasigovivoyriéndomeensucara.¿Inútilusted?Nopodríanimatarauna rata acorralada con un cartuchode dinamita, de dinamita de verdad, nocomolaqueseempeñaencreerqueheescondidoenalgúnlugar.

—¿Algomás?—preguntócuandoacabémidiscurso.

YentoncesbrillóenmimenteaquelloquehabíadichoaFortinicuandome

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molestóconsuinsolencia.

—Largaos,perrocallejerodelpresidio—añadí—.Alejadvuestrosladridosdemipuerta.

Debía ser algo terrible para el alcaide ser desafiado de talmodo por unreclusoindefenso.Palideciódeiraysuvoztemblabamientrasmeamenazó:

—¡PorDios,Standing,queacabarécontigo!

—Sólohayunacosaquepodríahacer—dije—,atarmelacamisaconmásfuerza, la encuentro penosamente holgada. Si no puede hacerlo, váyase. Ytómesesutiempoenregresar.

¿Qué más represalias puede tomar el alcaide de una prisión sobre unreclusoaquienyaseleestánaplicandolospeorescastigos?EsposiblequealalcaideAthertonseleocurriesealgunaotraamenaza,puescomenzóahablar.Peromivoz sehabía fortalecidoconel ejercicioyempecéaentonar«cantacucú,cantacucú,cantacucú»,yseguícantandohastaquecerraronlapuertaycorrieronlospestillosycerrojos.

12.

Ahoraqueyahabíaaprendidoeltruco,todoeramássencillo.Ysabíaquecuantas más veces recorriese el camino, tanto más fácil sería. Una vezestablecidaunalíneaderesistencia,laspróximassesionesseríanmáslargasyfructíferas.Ydeestemodo,comoverá,enpocotiempomisexcursionesdesdeSanQuintínaotrasvidaserancasiautomáticas.

CuandoelalcaideAthertonysusesbirrossehubieronido,nomellevómásque unosminutos hacer regresar a aquella pequeñamuerte las partes demicuerpoquehabíanresucitado.Setratabadelamuerteenvida,peronoeramásque una especie de pequeña muerte, parecida a la muerte temporal queproduceunaanestesia.

Así, desde todo aquello tan sórdido y vil, desde la brutal soledad de lacamisadefuerza,lasmoscasquezumbaban,lastinieblasylasconversacionesdenudillosdelosmuertosenvida,saltéaltiempoyalespacio.

Primero llegaron las tinieblas. Después fui consciente, poco a poco, deotras cosas. Primero, el polvo. Lo sentía enmis fosas nasales, seco y acre.Cubríamirostro,losentíaenloslabios,enmismanos,especialmentecuandorozabamisdedosconlayemadelpulgar.

Enseguida fui consciente del continuomovimiento.Ami alrededor todo

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girabaysetambaleaba.Oíauntraqueteoyunchirridoconstantes,ysupequese trataba,sinduda,deruedasquerechinabansobreejesygolpeabancontralas rocas y la arena. Llegaron hasta mí las voces de hombres hastiados,maldiciendo y gruñendo a los fatigados animales que se arrastraban conpesadez.

Abrí los ojos llenos de polvo, y me entró más polvo todavía. El polvoacumulado cubría lamanta en la que estaba tumbado. Sobremi cabeza, untechoarqueadode lona se tambaleabayvibraba;milesdemotasdescendíanpesadamenteporloshalosdeluzquesefiltrabanatravésdelosagujerosdelalona.

Yoeraunniño,unchicodeochoonueveaños,yestabacansado.Juntoamí,unamujerderostrosucioydemacradomecíaaunbebéentresusbrazos.Eramimadre;losabíasinlugaradudas,ytambiénsupe,almiraratravésdeltúneldelonadelacarreta,quelaespaldadelhombresentadoenelpescanteeralademipadre.

Cuandocomencéatreparporlacargaquehabíasobrelacarreta,mimadremedijoconvozcansadayquejumbrosa:

—¿Nopuedesestartequietoniunminuto,Jesse?

Eseeraminombre,Jesse.Noconocíamiapellido,aunquesíoíamimadrellamar a mi padre John. Recuerdo vagamente que escuché a los demáshombres,devezencuando,dirigirseamipadrecomoCapitán.Sabíaqueeraeljefedeaquellacaravanayquetodoelmundoleobedecía.Arrastrándome,lleguéhastalaaberturadelalonaymesentéjuntoamipadre.Elpolvoquelevantaban los carros y los cascos de los animales hacía que el aire fueseresecoy sofocante, denso como la niebla; el sol brillaba sin fuerza, casi sinalumbrar.

Nosólolaluzrojizadelapuestadesolerasiniestra,tambiénloeratodoloquemerodeaba:elpaisaje,laexpresiónenelrostrodemipadre,laagitacióndelbebéenbrazosdemimadre,losseiscaballosqueconducíamipadre,queparecían no tener color alguno, tal era la pesada capa de polvo que lescubría…

Elpaisajeeraárido,desolado.Lasbajascolinasseextendíansinfinsobreelhorizonte.Tansóloseveía,aquíyallá,algúnmatorralresecoymustioporelcalor.Lascolinas,desnudas,estabanformadasporarenayrocas.Nuestrocaminoseguíalosasientosarenososquesehabíanformadoentrelascolinas,cuencaspeladasconescasoszarzalesymatasdehierbamarchitaquecrecíandeformairregular.Noseveíaaguaniseñaldeella,tansólohondonadasquerecordabanantiguaslluviastorrenciales.

Mipadreeraelúnicoqueteníacaballosensucarreta.Lascarretasrodaban

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en fila, y cuando la caravana giró serpenteante pude ver que las otras ibantiradasporbueyes.Tresocuatroyuntastirabantambién,débilmente,decadacarro, y loshombres caminaban a su lado, hundiendo lospies en la arenayanimando con sus varas a los animales, que avanzaban reacios. Conté, altomar una curva, todas las carretas. Sabía que eran cuarenta, incluyendo lanuestra,pueslashabíacontadootrasveces.Lasvolvíacontar,comohaceunniñocuandoquierelibrarsedelaburrimiento.Erancuarenta,todascubiertasdelona, enormes, rudimentarias, tambaleándose y trastabillando, rechinando ychirriandosobrelaarena,lasrocasylasmatasdesalvia.

A derecha e izquierda de nosotros, dispersos a lo largo de la caravana,cabalgabanentredoceyquincehombresyjóvenes.Llevabanriflesdecañónlargo sobre el arzón. Cuando alguno de ellos se acercaba a nuestra carreta,podía ver que sus caras, polvorientas, también estaban demacradas y tensascomolademipadre.Ymipadre,aligualqueellos,teníaamanounrifledecañónlargo.

Aunladohabíaungrupodeenjutosbueyesquecojeabandoloridosacausade losyugos,yquesedeteníandevezencuandoamordisquear lasescasasmatasdehierbaseca;aveceseranarreadosporlosjóvenesderostrosagotadosque les rodeaban. Los mugidos de estos bueyes resultaban tan inquietantescomotodoloquemerodeaba.

Recordabaremotamentehabervivido,siendounchiquillo,juntoalariberaarboladadeunarroyo.Yconelbalanceodelcarroyelvaivénenelpescante,junto ami padre, regresaba continuamente a aquella vida junto al agua quecorríaentre losárboles.Tenía lasensacióndehabervividoyviajadoenunacarretadurantemuchotiempo,enesamismacaravana.

Peroaúnmásfuerteeralasensaciónquetenía,aligualquetodoelgrupo,de encaminarnos hacia nuestra condena. Parecíamos una marcha fúnebre.Nadiereía,nuncaoíunaexpresióndealegría.Nuncanosacompañólapaznila tranquilidad. Los rostros de los hombres y jóvenes que escoltaban lacaravana se mostraban lúgubres, inflexibles, desesperanzados. A menudo,mientras avanzábamos a través del polvo del crepúsculo, buscaba en vanoalgúnindiciodeesperanzaenlaexpresióndemipadre.Nodiréqueelrostrode mi padre, demacrado y polvoriento, reflejara desesperanza.Más bien semostrabaobstinado,firmeypreocupado.

Lacaravanaparecióestremecersedemiedo.Mipadreyyolevantamoslacabeza. Nuestros caballos también levantaron sus pesadas cabezas,olisquearonelaireeninterminablesbocanadasydeprontosalieronalgalope.Loscaballosdelosescoltasaceleraronsuritmo.Lamanadadebueyestratódesalirenestampida.Casiresultabaridículo.Laspobresbestias,tremendamentedébiles, corrían torpemente. Eran como esqueletos al galope envueltos en

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pellejos raídos, pero les sacaron ventaja a los jóvenes arrieros, aunque porpocotiempo.Despuésvolvieronatrotarconimpaciencia,atrompicones,conlaspezuñasdoloridas,sinrepararenlosmatojosdehierbassecas.

—¿Quéocurre?—preguntómimadredesdeelinteriordelcarro.

—Agua.DebeserNephi—respondiómipadre.

Ymimadreañadió:

—¡GraciasaDios!Ypuedequenosvendancomida.

Nuestras carretas entraron en Nephi a través del polvo color sangre,rechinandoycrujiendo, chirriandoy traqueteando.Enaquel lugarhabíaunadocenadecasuchasdispersassobreelterreno.Elpaisajeeratanáridocomoelque acabábamos de atravesar. No había árboles, tan sólo matojos y arenaáspera, pero se notaba que alguno de los campos había sido cultivado, y seveía algún que otro cercado. También había agua. En el arroyo no fluía lacorriente,ysinembargoellechoestabahúmedo,conpequeñoscharcosaquíyallá,enlosquelosbueyesyloscaballosensilladossumergíanelhocicohastalosojos.

—Ese debe ser elmolino deBillBlack, del que nos hablaron—dijomipadre, señalandounacabañaamimadre,quemirabaansiosaporencimadenuestroshombros.

Unhombreviejo,conunacamisadeante,elcabellolargo,enmarañadoyrequemadoporelsol,seacercóhastanuestrocarroyhablóconmipadre.Elterreno era llano, y gracias a esto y a la habilidad de nuestros hombres, semaniobró fácilmente; cuando fue dado el alto, las carretas formaban uncírculo.Todosíbamosdeacáparaalláenmediodeunaordenadaconfusión.De los carros salieron numerosas mujeres con el rostro agotado y lleno depolvo, como el de mi madre. También apareció una multitud de niños, almenoscincuenta,aquienesyoparecíaconocerdetodalavida;habíaalrededordecuarentamujeres,quecomenzaronarealizarlospreparativosparalacena.

Mientrasalgunoshombrescortabanramasdesalviaynosotros,losniños,lasacercábamoshastalaspequeñashogueras,otroshombresdesenganchabanlos bueyes de los yugos y les dejaban salir en estampida en busca de agua.Otros, en grandes grupos, movían las carretas para colocarlas de cara alcírculo.Cadacarretaestabaperfectamenteencajadajuntoaotra, tantolasdedelante como las de atrás. Bloquearon los grandes frenos y amarraron concadenas todas las ruedas.A losniñosnadade estonos resultabanuevo.Eraseñal de que acampábamos en una tierra hostil, donde quizá tuviésemosproblemas.Sóloquedabauncarrosinamarraralcírculo,queservíadepuerta.Más tarde,comoyasabíamos, losanimales seríanconducidosal interiordelcírculo,antesdequeelcampamentoseacostarayelcarroqueservíadepuerta

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seencadenarajuntoalosotros.Mientrastanto,durantehoras,loshombresylosniñosapacentaríanalosanimalesenbuscadelaescasahierbaexistente.

Mientras se trabajaba en el campamento, mi padre y otros hombres,incluyendoelviejodepelolargoyrequemado,sealejaronapieendirecciónalmolino.Recuerdoquetodosnosotros,loshombres,lasmujereseinclusolosniños, nos detuvimos para verlos partir. Parecía que su misión fuere muyimportante.

Mientras estuvieron fuera, otros hombres, desconocidos habitantes deNephi,curioseabanporelcampamento.Eranblancoscomonosotros,perosusrostros eran duros, adustos y sombríos, y parecía molestarles nuestrapresencia.Sepercibíaunmalambienteenelaire,ytrataronpremeditadamentedeprovocaranuestroshombres.Perolasmujeresadvirtieronaloshombresyalosjóvenesparaquenopronunciaranniunapalabra.

Unodelosdesconocidosseacercóanuestrahoguera,dondemimadreseencontraba sola, cocinando. Yo acababa de aparecer con una brazada dematojosymedetuveaescuchar,mirandofijamentealintruso,aquienodiabaporque el odio estaba en el aire, porque sabía que todas y cada una de laspersonasdenuestracaravanaodiabaaestosextrañosdepielblanca,yporqueporculpadeellosnoshabíamosvistoobligadosaacamparencírculo.

Aquelextraño tenía losojosazules, lamirada fría,duraypenetrante.Supelo estaba lleno de arena y sólo tenía la barbilla afeitada, y por debajo deesta,cubriendoelcuelloyextendiéndosehastalasorejas,lebrotabaunabarbarojizaconmechonesgrises.Mimadrenolesaludó,nielextrañoaella.Estabaahíparado,ysequedóunratomirándola.Luegoseaclarólagargantaydijocondesprecio:

—SeguroquepiensasquehubiesesidomejornosalirdeMissouri.

Viamimadreapretarlosdientesantesdecontestar.

—SomosdeArkansas.

—Supongoquetenéisbuenasrazonesparaocultarvuestraprocedencia—dijo entonces aquel hombre—, vosotros, que expulsasteis deMissouri a loselegidosdelSeñor.

Mimadrenorespondió.

—Ya ves. Ahora venís a quejaros y a rogarnos que os demos pan, anosotros,aquienesperseguíais.

Yanteaquello,derepente,apesardesertansólounniño,conocílafuria,laantiguaeintoleranteiraroja,siempreincontenibleeindómita.

—¡Mentiroso!—salté—.NosomosdeMissouri,nolerogamosanadie,no

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somosmendigos.Tenemosdineroparapagar.

—¡Cállate,Jesse!—gritómimadre,tapándomelabocaconrapidez.Luegodijoalextraño—.Váyaseydejeenpazalchico.

—¡Voy a llenarte el cuerpo de plomo, condenado mormón! —le gritésollozando,ycorríalrededordelahogueraparaevitarquemimadremetaparalaboca.

En cuanto al hombre, no se molestó en lo más mínimo. Yo estaba enguardia,puesnosabíacuálpodríaserlareacciónviolentadeaquelextraño,yleobservérecelosomientrasélmecontemplabaconlamayorgravedad.

Finalmente habló, y habló de un modo solemne, negandoceremoniosamenteconlacabeza,comosiestuviesedeliberandounasentencia.

—Unhijodesupadre—dijo—.Lanuevageneraciónestanmalacomolaanterior. Toda la casta estámaldita.No existe salvación para los jóvenes nipara los viejos. No hay expiación posible. Ni siquiera la sangre de Cristopodríalavarvuestrasinfamias.

—¡Maldito mormón! —fue todo lo que pude articular—. ¡Malditomormón! ¡Maldito mormón! ¡Maldito mormón! Hasta que se hubo alejadoseguí maldiciéndole y corriendo alrededor de la hoguera, esquivando losmanotazosdemimadre.

Cuandoregresaronmipadreyloshombresquelehabíanacompañado,eltrabajodelcampamentocesóytodoslosrodearonnerviosos.Mipadresacudiólacabezadeunladoaotro.

—¿Novenderán?—preguntóunamujer.

Negónuevamenteconlacabeza.

Habló un hombre gigantesco de unos treinta años, ojos azules y barbarubia,quesehabíaabiertopasoabruptamentehastaelcentrodelamultitud.

—Dicen que tienen harina y provisiones para tres años, Capitán —comenzó—. Siempre han vendido a los inmigrantes, y ahora se niegan. Subatallanoescontranosotros.Subatallaesconelgobierno,yloestánpagandoconnosotros.Noesjusto,noesjusto,Capitán.Ynosotros,conlasmujeresylosniños,Californiaamesesdedistancia,el inviernoaproximándoseynadamásquedesiertodepormedio;notenemoscomidaparasobreviviratodoeso.

Sedetuvouninstanteparadirigirsealamultitud.

—¿Acasonoesverdad?Nosabéisloqueeseldesierto.Osdigoqueestoeselparaíso,pastoscelestialesyríosdelecheymiel,comparadoconloquevamosaencontrarnos.

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—Le digo, Capitán, que necesitamos conseguir harina primero. Si noquierenvendérnosla,entoncesdebemosirycogerla.

Muchosdeloshombresymujerescomenzaronagritarasintiendo,peromipadrelesmandócallarlevantandolamano.

—Estoydeacuerdocontodoloquedices,Hamilton—comenzó.

Perolosgritosahogaronsuvozytuvoquealzarlamanonuevamente.

—Exceptoconunacosaquenohastenidoencuenta,unacosaquetodosdebemos tener en cuenta. Brigham Young ha declarado la ley marcial, yBrighamYoungtieneunejército.PodríamosdejarlimpioNephienunabrirycerrardeojosy llevarnos todas lasprovisionesquepudiésemoscargar.Perono llegaríamosmuy lejos.La gente deBrigham se echaría sobre nosotros ynoseliminaríanenotroabrirycerrardeojos.Túlosabes.Yolosé.Todoslosabemos.

Suspalabrasconvencieronalosoyentes,queyaparecíanconvencidosdeantemano.Loqueleshabíadichonoeranadanuevo,sencillamentelohabíanolvidadoporlafuriayladesesperadanecesidad.

—Nadie lucharía con más ganas que yo por aquello que es justo —continuó mi padre—. Pero ocurre que no nos podemos permitir una peleaahora. Si comenzara una lucha no tendríamos ninguna oportunidad. Ydebemos acordarnos de nuestras mujeres y de nuestros niños. Debemosmantenerlacalmaacualquierprecio,yaguantartodoloquenosdigan.

—¿Pero qué haremos con el desierto?—gritó una mujer que mecía unbebéensusbrazos.

—Hayvariospueblosantesdellegaraldesierto—respondiómipadre—.Fillmore está a sesentamillas al sur. Luego llegaCornCreek.YBeaver seencuentra a otras cincuenta millas. Luego está Parowan. Después, a veintemillas,CedarCity.CuantomásnosalejemosdeSaltLake,másfácilseráquenosvendanprovisiones.

—¿Ysinolohacen?—insistiólamismamujer.

—Entoncesnoshabremoslibradodeellos—respondiómipadre—.CedarCityesnuestraúltimaposibilidad.Tendremosqueseguiradelante,esoestodo;ydargraciasaDiosporhabernoslibradodeellos.Adosdíasdeviajehayunlugar conbuenos pastos y agua.Lo llamanMountainMeadows.Nadie viveallí, y podremos dejar que descanse el ganado antes de enfrentarnos aldesierto. Tal vez podamos cazar alguna pieza.Y si las cosas se ponenmuymal, continuaremos avanzando hasta donde podamos, luego abandonaremosloscarros,cargaremosloqueseaposibleenlosanimalesyharemoselúltimotramoapie.Podemosircomiéndonoselganadopocoapoco.Másvalellegar

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aCaliforniasinnadaalaespaldaquedejarnosloshuesosenelcamino.Yesoesloquepasarásicomenzamosunarefriega.

Conlosreiteradosavisosfinalescontralaviolenciaverbalodeacción,laimprovisada reuniónsedisolvió.Mecostódormirmeaquellanoche.Todo loocurridoduranteeldíahabíaavivadomiodiocontralosmormones,tantoquetodavíaestabadespiertocuandomipadreentrósigilosoalcarro,despuésdesuúltimo turno de vigilancia nocturna. Creyeron que estaba dormido, peroescuché amimadre preguntarle si pensaba que losmormones nos dejaríanpartirenpazdesustierras.Teníalacaravueltahaciaotrolado,ymientrassequitaba una bota le contestó, convencido, que estaba seguro de que losmormonesnosdejaríanirsinadiedelgrupocreabaningúnproblema.

Peroenesemomentovisucaraalaluzdeunapequeñavela,ysurostronomostraba ni un ápice de la confianza que su voz parecía expresar. Así mequedé dormido, angustiado por el fatal destino que se proyectaba sobrenosotrosyreflexionandosobreBrighamYoung,queanegabamiimaginacióninfantil como un ser temible, maligno, como el mismísimo diablo con suscuernosyrabo.

Medesperté en la celdade incomunicaciónconeldolorde la camisadefuerza. A mi alrededor se encontraban los cuatro de siempre: el alcaideAtherton,elcapitánJamie,eldoctorJacksonyAlHutchins.Forcélaesperadasonrisayluchépornoperderelcontrolbajoelagudotormentodelafaltadecirculación.Bebíelaguaqueacercaronamislabiosyrechacéelpanquemeofrecieron.Meneguéahablar.Cerré losojose intentéregresaralcírculodecarretas encadenadas en Nephi. Pero, como mis visitantes se quedaron allícharlando,nologréescapar.

Tampocopudeevitarescucharunfragmentodelaconversación.

—Exactamenteigualqueayer—dijoeldoctorJackson—.Nohacambiadonada.

—Entonces,¿losoportará?—preguntóelalcaideAtherton.

—Sinlugaradudas.Laspróximasveinticuatrohoraslaspasaráigualquelas anteriores. Es duro como el acero, ya le digo. Si no supiera que esimposible,diríaqueestádrogado.

—Yo conozco su droga —dijo el alcaide—. Su droga es la fuerza devoluntad.Apuestoaque si se lopropusiera seríacapazdecaminardescalzosobrepiedrascandentes,comoesossacerdoteskanakasdelosmaresdelsur.

Talvezme llevéconmigo lapalabra«sacerdote»enotrodemisviajesatravésdel tiempo.Talvezsólofueraunapista,aunquelomásseguroesquefueracasualidad;encualquiercasodespertétumbadosobreunsuelodepiedra

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ymehallé boca arriba, con losbrazos cruzados.Allí tumbado, con losojoscerrados,mediodormido,mefrotéloscodosconlaspalmasymedicuentadequeteníaunoscallosenormes.Peroestonomesorprendió.Aceptéloscalloscomoalgoperfectamentenormal.

Abrí los ojos.Me hallaba en una pequeña cueva, de algomenos de trespies de altura.Hacíamucho calor.El sudor bañaba toda la superficie demicuerpo. Las gotas corrían por mi piel. Iba vestido únicamente con unmugrientotrapo.Mipielteníauncolorcaoba.Estabaextremadamenteflacoyparecía orgulloso de ello, como si fuese un logro estar tan delgado. Estabaespecialmenteorgullosodemisprominentesydolorosascostillas.Contemplarlos huecos entre ellasme proporcionaba una sensación solemne de euforia,casidebeatitud.

También tenía las rodillas llenas de callos, como los codos. Estabamuysucio.Labarba,quehabíasidorubiaalgunavez,peroqueahoraestaballenadepelusasydemanchasmarrones,mellegabaenredadahastaelestómago.Elpelo largo, igualmente enredado y sucio,me cubría los hombros, y algunosmechonessememetíanenlosojos,ycontinuamentedebíaapartarlosconlasmanos.Otrasveces,sinembargo,mecontentabaconobservarcomounanimalsalvajeatravésdeunmatorral.

Alaentradademioscuracueva,laluzdeldíalevantabaunmuro.Alcabodeunratomearrastréhacialaentrada,yparasentirmeaúnmásincómodo,metumbé bajo el sol ardiente, sobre el estrecho saliente de una roca. Aquelterrible solme abrasaba por completo, y cuantomásme quemaba,másmedeleitabaconél,omejordichoconmigomismo,pueserayoeldueñoyseñordemi carne, y por ello superior a sus demandas y a sus protestas. Cuandoencontrabadebajodemíalgúnsalienteafilado,colocabamicuerposobreélyatormentabamicarneenunpuroéxtasisdedominioypurificación.

Eraundíamuycaluroso,sinunsoplodeaireentodoelvallehaciaelqueavecesdirigía lamirada.Muchospiesmás abajo el río corría lento.Laorillaopuestaerallana,arenosayseextendíaporelhorizonte.Delasaguassurgíangruposdispersosdepalmeras.

A este lado, erosionados por el recodo del río, se elevaban acantiladosescarpados. Más allá del recodo veía, desde mi nido en las alturas, cuatrofigurascolosalesesculpidasenpiedraviva.Sustobillosalcanzabanlaestaturadeunhombre.Aquelloscuatrocolososestabansentadosconlasmanossobrelas rodillas y los brazos derrumbados, y al menos tres de ellos mirabanfijamente al río. Del cuarto no quedaba nada por encima de las rodillas,solamentelasenormesmanosapoyadassobreellas.Asuspies,ridículamentepequeña,seagazapabaunaesfinge,queasíytodoeramásaltaqueyo.

Observé con desprecio aquellas imágenes esculpidas y escupí mientras

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miraba.No sabía si se trataba de dioses o de reyes olvidados, pero paramírepresentabanlavanidadylafutilidaddelhombreydesusambiciones.

Sobre el recododel río, las aguasy las riberas arenosas reinabauncieloazul,sinunasolanubequelomanchara.

Lashorasibanpasandomientrasyomeabrasabaalsol.Amenudo,duranteperíodos bastante largos, me olvidaba del calor y del dolor yme sumía ensueños,visionesyrecuerdos.Todoloqueconocía,loscolososdesconchados,elrío,laarena,elsolyelcielodelatón,podíadesaparecerenunabrirycerrardeojos.Encualquiermomentolastrompetasdelosarcángelespodríansonar,las estrellas podrían desplomarse, los cielos se enroscarían como unpergamino y Dios podría llegar con sus tropas para el momento del JuicioFinal.

Ah, lo sabía con tanta seguridad que me estaba preparando para tansublime acontecimiento. Por eso me encontraba allí, rodeado de mugre,harapos y desdichas. Era humilde y sumiso, despreciaba las frágilesnecesidades y pasiones de la carne. Pensé con desdén, y con ciertasatisfacción,enlaslejanasciudadesdelallanuraquehabíaconocidoyqueselevantabanimpertérritas,contodasupompayconcupiscencia,tancercanasaldíafinal.Sí,loveríanpronto,peroseríatardeparaellas.Yyohabríadeverlotambién, pero estaba preparado. Yme elevaría entre sus gritos y lamentos,renacido,glorioso,yocuparíaunlugarmerecidoyjustoenlaCiudaddeDios.

Aveces,entresueñosyvisiones,reflexionabasobreantiguascontroversiasydiscusiones.Sí,Novatoteníarazónalopinarquealosapóstataspenitentesno se lesdeberíapermitir la entrada en las iglesias.Tampococabíadudadeque el sabelianismo lo concibió el demonio, al igual que a Constantino,archidemonio,manoderechadeldiablo.

ContinuamentevolvíaalacontemplacióndelanaturalezadelaunidaddeDios y revisaba las opiniones de Noeto, el sirio. Prefería, sin embargo, lasreflexiones de mi amado maestro, Atrio. En verdad, si la razón humanapudiese determinar algo preciso, habría existido un tiempo, en el procesonatural de la creación, en que el Hijo no existiese. En la naturaleza de ladescendenciadebióhaberun tiempoenque elHijo comenzara a existir.Unpadrehadesermayorquesuhijo.PensardeotromodosuponíablasfemiaymenosprecioaDios.

Yrecordabalosdíasdemijuventudenlosquehabíaestadosentadoalospies de Atrio, presbítero de la ciudad de Alejandría, a quien el blasfemo yheréticoAlejandrohabíaarrebatadoelobispado.

Sí, había asistido al Concilio de Nicea y había visto como evitaban elasunto.YrecordabacuandoelEmperadorConstantinodesterróaAtrioporsu

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honestidad,ytambiéncuandoConstantinosearrepintióporrazonesdeEstadoy ordenó a Alejandro (el otro Alejandro, por tres veces maldito, obispo deConstantinopla) que recibiese a Atrio a la mañana siguiente. Y, ¿acaso nomurió Atrio aquella misma noche en la calle? Dijeron que murió de unaviolentaenfermedadcausadaporlasplegariasqueAlejandrohizoaDios.Peroyo sabía, al igual que el resto de mis compañeros arrianos, que aquellaviolenta afección no fue más que el veneno que le suministró el propioAlejandro,obispodeConstantinoplayenvenenadordeldiablo.

Entoncesapretémicuerpocontralaafiladapiedra,yconvencidomurmuré:

—Dejad que los judíos y los paganos se mofen de nosotros. Dejadlestriunfar,puessutiempoesbreve,yparaellosnoexistirámástiempoqueéste.

Amenudo,mirandopor encimade las rocasdel río, hablabaenvoz altaconmigomismo.Teníafiebre,ydevezencuandobebíaunpocodeaguadeunhediondo odre. Lomantenía colgado al sol para que el mal olor de la pielaumentaseyparanoobtenerrefrescoalgunoconelagua.Habíacomidasobreel suelo inmundodemi cueva, unas cuantas raícesyunpedazodemasadecebadarancia;teníahambre,peronocomía.

Todo loquehiceaqueldíabenditoyeterno fue sudary tostarmebajoelsol, mortificar mi carne enjuta sobre la piedra, contemplar la desolación,resucitarviejosrecuerdos,ymascullarenvozaltamisconvicciones.

Ycuandoelsolsepusosobreelhorizonte,enrápidocrepúsculo,miréporúltimavezelmundoqueprontodesaparecería.Alospiesdeaquelloscolososlogrédistinguirlasformasdebestiasqueseguarecíanenloqueunavezfuelaobra soberbia del hombre. Y con los gruñidos de los animales me arrastréhastami agujero, donde, farfullando y entre alucinaciones, presa de febrilesfantasías y rezando para que el último día llegara pronto, me sumí en lastinieblasdelsueño.

Recobrélaconcienciaenlaceldadeincomunicación,dondemerodeabaelhabitualcuartetodetorturadores.

—BlasfemoyherejealcaidedeSanQuintín—memofétrashaberingeridogran cantidad del agua queme habían llevado a los labios—, dejad que loscarceleros y los ordenanzas consigan su triunfo, pues su tiempo es breve yparaellosnoexistemástiempoqueéste.

—Haperdidolacabeza—dijoelalcaideAtherton.

—Seburladeusted—juzgóacertadamenteeldoctorJackson.

—Perorehúsatodoalimento—protestóelcapitánJamie.

—¿Y qué? Podría ayunar cuarenta días sin que ello le perjudicase enabsoluto—respondióeldoctor.

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—Porsupuesto—añadí—,ycuarentanoches también.Háganmeelfavordeajustarmelacamisadefuerzaysalgandeaquí.

Elordenanzaintentóintroducirsudedoíndiceentrelascuerdas.

—Nisiquieraconpoleassepodríaajustarmediapulgadamás.

—¿Tienesalgunaqueja,Standing?—preguntóelalcaide.

—Sí—respondí—.Dos.

—¿Cuálesson?

—Enprimerlugar—comencé—,lacamisanoestábienapretada.Hutchinsesunburro.Podríaajustármelaalmenosdiezpulgadassiquisiera.

—¿Cuáleslasegunda?—preguntóelalcaideAtherton.

—Queustedfueengendradoporeldiablo,queridoalcaide.

El capitán Jamie y el doctor Jackson aguantaron la risa, y el alcaideabandonólaceldaconunbufido.

Denuevoasolas,meesforcéporvolveralaoscuridadyregresaralcírculodecarretasenNephi.Sentíacuriosidadporconocerquésuertelesesperabaanuestrascuarentacarretasenaquellatierradesoladayhostil;sinembargo,nome interesaba averiguar lo que había ocurrido con el sucio ermitaño de lascostillas destrozadas y con su apestoso odre. Y regresé, pero no regresé aNephi,oalNilo,sinoa…

Pero debo hacer una pausa en este punto, querido lector, para explicaralgunas cosas y facilitar así su mejor comprensión. Es absolutamenteimprescindible,puesdispongodeuntiempomuyreducidoparacompletarmismemoriasenlacamisadefuerza.Enbreve,dentrodemuypocotiempo,mesacarándeaquíparacolgarme.Aunquetuvieraunmillardevidas,nopodríacompletarlosúltimosdetallesdemisexperienciasenlacamisadefuerza.Esporestoquehedeabreviarminarración.

Enprimer lugarhededecir queBergsonestaba en lo cierto.Lavidanopuedeexplicarseen términos intelectuales.ComodijoConfuciohacemuchotiempo:«Sisabemostanpocodelavida,¿quépodemossaberdelamuerte?».Y somos verdaderamente ignorantes, pues no podemos entenderla. Sóloconocemos la vida como fenómeno, como un salvaje podría conocer unadínamo,peronosabemosnadadesuverdaderanaturaleza.

Ensegundolugar,Martinettiseequivocacuandoafirmaquelamateriaeselúnicomisterioylaúnicarealidad.Opino,yrecuerde,miqueridolector,quecuentoconciertaautoridad,opinoque lamateriaessólouna ilusión.Comtellamabaalmundo,queequivalea lamateria,elgranfetiche,ycoincidoconComte.

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Lavidasíquees realidadymisterio.Lavidadifieremuchodesermeramateria,enelsentidomáselevadodeltérmino.Lavidapersiste.Lavidaeselhilodefuegoquepersisteentodaslasformasdelamateria.Yolosé.Yosoyvida. He vivido en diez mil generaciones distintas. He vivido millones deaños. He tenido muchos cuerpos. Yo, el dueño de todos esos cuerpos, hepersistido. Yo soy la vida. Yo soy la chispa insaciable que eternamentedeslumbrayasombraalrostrodeltiempo,siempreformandomivoluntadymipasión en ese torpe conjunto de la materia llamado cuerpo, en el quetransitoriamentehehabitado.

Este dedo, que con tanta celeridad percibe las sensaciones, tan sutil altacto,tandelicadoensusmuchasdestrezas,tanfirmeyresistentealdoblarse,flexionarse o contraerse, este dedo no soy yo. Cortadlo. Yo sigo vivo. Elcuerpoestarámutilado,yono.Miespírituestácompleto.

Muybien.Cortadtodosmisdedos.Sigoexistiendo.Elespírituestáentero.Cortadme ambas manos. Cortadme ambos brazos hasta los hombros.Cortadme ambas piernas hasta la cadera. Y yo, invencible e indestructible,sobreviviré. ¿Soy acaso menos por estas mutilaciones? Ciertamente no.Rapadme el pelo. Rajadme con cuchillas afiladas los labios, la nariz, lasorejas,ysacadmelosojosderaíz;yallí,lloriqueandoenuncráneodeforme,adheridoauncuerpodestrozadoyrajado,allí,prisionerodelacarne,todavíaseguiréexistiendo,íntegroeinfinito.

Sí, y el corazón todavía me late. Muy bien. Arrancadme el corazón, omejor, introducid los restos demi carne enunamáquina con cien cuchillas,queyo,yo,¿noloentienden?estaréfuera;miespíritu,elmisterio,elfuegodelavida,seguiránsucamino.Noheperecido.Tansóloelcuerpoperece,yyonosoycuerpo.

SéqueelcoroneldeRochasdecíalaverdadcuandocontabaque,medianteun simple ejercicio de voluntad, había enviado a aquellamuchacha llamadaJosephine,entrancehipnótico,devueltaporlosdieciochoañosqueellahabíavivido, de vuelta a través del silencio y de las tinieblas anteriores a sunacimiento, de vuelta a la luz de su existencia previa, cuando era un viejopostradoencama,unantiguoartillerollamadoJean-ClaudeBourdon.YcreoqueelcoroneldeRochashipnotizóaestasombraresucitadadelviejo,aquien,denuevomediantesuvoluntad,hizoretrocederlossesentaañosdeexistencia,devueltaa laoscuridadydeahí,nuevamente,a la luzdeldíaenquehabíaexistidoenelcuerpodeunaancianacascarrabiasllamadaPhilomèneCarteron.

¿No le he demostrado previamente, mi querido lector, que en épocasanteriores, habitando varios cuerpos, he sido el condeGuillaume de Sainte-Maure,unermitañoegipciosucioysinnombre,yunniñollamadoJesse,cuyopadredirigíacuarentacarretasdurantelagranemigraciónhaciaelOeste?¿Y

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nosoyacasoahora,mientrasescriboestaslíneas,DarrellStanding,condenadoamuerteenlacárceldeFolsom,quienfueunavezcatedráticodeagronomíaenlaFacultaddeAgriculturadelaUniversidaddeCalifornia?

Lamateriaesunagranilusión.Esdecir,lamateriaesformaylaformaessólo una visión. ¿Dónde se encuentran ahora las rocas escarpadas de aquelacantiladodelantiguoEgipto,dondeyomeguarecíacomounanimalmientrassoñaba con la ciudad de Dios? ¿Dónde se encuentra ahora el cuerpo deGuillaumedeSainte-Maure,quemuriósobre lahierbabajola luzdela lunahacemuchotiempo,enmanosdelviolentoGuydeVillehardouin?¿DóndeseencuentranahoralascuarentacarretasqueformabanaquelcírculoenNephi,ytodos aquellos hombres ymujeres y niños que se refugiaban en el interior?Todasestascosasyanoexisten,pueseranmerasformas,flujosdelamateriaconvertidosenformaotravez.Sehanextinguidoyyanoexisten.

Yahora todosesimplifica.Elespíritues larealidadqueperdura.Yosoyespíritu, y subsistiré. Yo, Darrell Standing, que he habitado muchísimoscuerpos,escribiréunascuantaslíneasmásdeestasmemoriasymeextinguiré.Laformaquesoy,queesmicuerpo,sedesmoronarácuandohayapendidodela soga el tiempo necesario, y nada quedará de él en este mundomaterial;permanecerásurecuerdoenelmundoespiritual.Lamaterianotienememoria,pues sus formas se desvanecen, y aquello que en dicha forma permanecegrabadopereceráconella.

Tansólounincisomásantesderegresaramirelato.Jamás,entodosmisperegrinajes a través de la oscuridad de las otras vidas que me hanpertenecido,hesidocapazdeguiarmisandanzasaundestinoparticular.Deestemodo,enmiintentoporregresaralavidadelniñoJesseenNephi,tuveexperienciasnuevasquepertenecieronavidasanteriores.Posiblemente, todoseadicho, hevivido experiencias relacionadas con Jesse enunaveintenadeocasiones,algunasvecescuandoerapequeñoenlospobladosdeArkansas,yalmenosenunadocenadeocasionescontinuélahistoriaenelpuntoenelqueladejéenNephi.Supondríaunapérdidadetiempocontarlotodootravez;asíque,sinperjuicioalgunohacialaveracidaddeminarración,eludiréunagranpartequeresultaimprecisa,enrevesadayrepetitiva.Relataréloshechosdelaformaenquelosheunido,sacadosdetiemposdiferentes,talycomolosviví.

13.

Muchoantesdequedespuntasenlosprimerosrayosdesol,elcampamentodeNephi ya estaba en pie. Condujeron al ganado fuera para que bebiese ypastase. Mientras los hombres desencadenaban las ruedas y separaban los

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carromatos,lasmujeressepreparabanparacocinarcuarentadesayunossobreotrastantasfogatas.Alfríodelamanecer,losniñosnosapiñábamosalrededordelfuego,compartiendoelcalorconelúltimorelevodelturnodenochequeesperaba,somnoliento,elcafé.

Serequieremuchotiempoparaponerenmarchaunagrancaravanacomolanuestra.ElsolhabíasalidounahoraantesyelcalorerayasofocantecuandoabandonamosNephihacia laszonasarenosas.Nadienosviomarchar.Todosprefirieronquedarsedentrodesuscasas,haciendonuestrapartidatansiniestracomolallegadadeldíaanterior.

Otravezsufrimoslargashorasdecalorabrasadorypolvo.Noencontramosniunsolorastrohumano,niganadonicercas;porlanocheformamosnuestrocírculo de carretas junto a un arroyo seco, en cuya arena húmeda cavamosnumerososhoyosquelentamentesellenaronconelaguafiltrada.

Aquelviajeseconvirtióenunaexperienciaangustiosa.Acampamosunayotravez,conlascarretassiempreencírculo,ytodosteníamoslasensacióndeserarrastradoshaciaunacondenasegura.

Recorríamos unamedia de quincemillas al día. Lo sé porquemi padrehabíadichoquenosencontrábamosasesentamillasdeFillmore,lasiguientepoblaciónmormona,yhastallegaraellaacampamosentresocasiones,loquesupuso cuatro días de viaje. Desde Nephi hasta el último campamentorecuerdoquetranscurrierondossemanas,oquizásalgomenos.

Los habitantes de Fillmore fueron hostiles, como todos los que nosencontramos desde Salt Lake. Se burlaron de nosotros cuando quisimoscomprarcomida,ynosinsultabandiciéndonosqueéramosdeMissouri.

Cuandoentramosenaquellugarvimos,amarradosantelacasamásgrandedelasdocequecomponíanelpoblado,doscaballosensilladosydesfallecidos,cubiertosdepolvoyconreguerosdesudor.Elviejoquehemencionado,eldepelolargoyrequemadoycamisadeante,quedebíaserunaespeciedetenientedemi padre, se acercó al galope hasta nuestra carreta y, alzando la cabeza,señalóalosanimalesensilladosyexhaustos.

—No sonmalos esos caballos, capitán—refunfuñó en voz baja—. ¿Porquédemoniosleshanhechocabalgartantosinoespornosotros?

Peromi padre ya se había fijado en la condición física de aquellos dosanimales,yyohabíavistosureacción;lehabíavistoabrirlosojos,apretarloslabios,yquedarsepensativoduranteunrato,comoconfuso.Aquellofuetodo.Peroyoatécabosysupequeesosdoscansadoscaballoseranunmalaugurio.

—Supongoquenostienenvigilados,Laban—fueelúnicocomentariodemipadre.

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FueenFillmoredondeviaunhombrealquevolveríaavermásadelante.Era alto, ancho de espaldas y demediana edad; aparentaba gozar de buenasaludydeunagranfortaleza,nosólofísicasinotambiénmental.Adiferenciade los hombres que estaba acostumbrado a tener ami alrededor, él iba bienafeitado. Su boca era extraordinariamente amplia, con los labios delgados ymetidos hacia adentro, como si le faltasen muchos dientes. Tenía la narizcuadrada, larga y gruesa. Su cara era igualmente cuadrada y sus pómulosanchos, debajo de los cuales resaltaba una maciza mandíbula, rematado elrostro por la frente despejada, inteligente. Sus ojos, bastante pequeños, eranlosmásazulesquehabíavistonunca.

FueenelmolinodeharinadeFillmoredonde leviporprimeravez.Mipadre, con unos cuantosmás de nuestra compañía, había ido hasta allí paraintentarcomprarharina,yyo,desobedeciendoamimadreyempujadoporlacuriosidad de contemplar de cerca al enemigo, les había seguido sin serdescubierto.Estehombreeraunode loscuatroocincoqueacompañabanalmolineroduranteelencuentro.

—¿Sehafijadoenesehombretanbienafeitado?—dijoLabanamipadremientrasvolvíanhaciaelcampamento.

Mipadreasintió.

—EsLee—continuóLaban—.Le vi en Salt Lake. Es un gran pecador.Según dicen, tiene diecinueve esposas y cincuenta hijos, y es un verdaderofanático religioso. ¿Por qué nos estará persiguiendo a través de esta tierraalejadadelamanodeDios?

Continuamoselfatigosoviaje.Lospequeñospoblados,situadosalládondelo permitían el agua y la tierra, distaban entre veinte y cincuenta millas,extendiéndose entre terrenos arenosos, alcalinos y secos. Y en cada lugarintentábamos, sin conseguirlo, comprar alimentos. Nos lo negaban condesprecio, y nos preguntaban quién de nosotros les había vendido comida aelloscuandolosexpulsarondeMissouri.ResultabainútildecirlesqueéramosdeArkansas,ellosinsistíanenqueéramosdeMissouri.

EnBeaver,acincodíasdeviajedeFillmore,vimosdenuevoaLee.Ydenuevovimoscaballoscansadosantelascasas.

CedarCityeraelúltimoasentamiento.Laban,quesehabíaadelantadoalgalope,regresóparainformaramipadre.Suprimeranoticiaeraimportante.

—Hevisto aLee esfumarse tan pronto comohe llegado, capitán.Y haymáshombresycaballosdelosquecabenenCedarCity.

Sinembargo,notuvimosproblemasenaquelpoblado.Apartedenegarseavendernos alimento, nos dejaron tranquilos. Las mujeres y los niños

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permanecieronensuscasas,yaunquevimosaalgunoshombres,alcontrarioque en otras ocasiones éstos no entraron en nuestro campamento parainsultarnos.

FueenCedarCitydondemurióelbebédelosWainwright.RecuerdoalaseñoraWainwrightllorandoysuplicandoaLabanqueintentaseconseguirunpocodeleche.

—Lalechepodríasalvarlavidadelbebé—dijo—.Ytienenlechedevaca,he visto las vacas con mis propios ojos. Por favor, Laban, inténtelo, no lepasaránada.Loúnicoquepuedesucederesquesenieguenadárnosla.Peronolo harán.Dígales que es para un niño, para un bebé de pecho. Lasmujeresmormonastienencorazóndemadre;nopodránnegarleunpocodelecheaunacriatura.

YLaban lo intentó.Perono llegóaveraningunamujermormona, talycomo le contó amipadremás tarde.Sóloviohombres, y éstos ledieron laespalda.

Aquel era el último reducto mormón. Después se extendía el vastodesierto,ymásallálatierraprometida,¡ay!,latierradelossueños,California.Por la mañana temprano, cuando nuestras carretas abandonaban el lugar,sentado junto ami padre en el pescante, vi a Laban dar rienda suelta a sussentimientos. Nos habíamos alejado tal vez media milla, casi habíamosencumbradounacolinayCedarCitysenosperdíadevistacuandoLabandiolavueltaasucaballo,lodetuvoyseirguiósobrelosestribos.Sedetuvojustosobre la tumba reciéncavadadelbebéde losWainwright;noera laprimeravezqueenterrábamosaunodelosnuestrosdesdequecruzáramoslosmontesWasatch.

Era un hombre extraño. Enjuto y envejecido, de largo rostro y mejillashundidas, de pelo enmarañado y requemado que le caía sobre su camisa deante,más abajode los hombros; su cara estabadesfiguradapor el odioy lafuria quegenera la impotencia. Sujetando las bridas y el rifle con lamismamano,alzóelpuñoqueteníalibrehaciaCedarCity.

—¡QueDiososmaldigaatodos!—gritó—.¡Avuestroshijosyavuestrosfuturosdescendientes!¡Quelasequíadestruyavuestrascosechasparaqueostengáis que alimentar con arena y con el veneno de las serpientes! ¡Que elaguadevuestrasfuentesseconviertaentierraamarga!¡Que…!

Enestepuntosuspalabrasdejarondeoírse,puesloscarroscomenzaronsumarcha;seguíaconelpuñoenaltoyloshombroslevantados,loqueindicabaquenohabíahechomásquecomenzaramaldecir.Eraevidentequeexpresabaun sentimiento general; muchas mujeres se asomaron desde sus carrosagitando sus descarnados antebrazos, sus puños huesudos y temblorosos,

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maldiciendoatodosycadaunodelosmormones.Unhombrequecaminabasobre la arenayaguijoneabaa losbueyesdel carroqueavanzabadetrásdelnuestro,estallóencarcajadasyagitósupicanaenelaire.Fueextrañoescucharaquella risa, nadie se había reído en nuestra caravana desde hacía muchotiempo.

—¡Quésevayanalinfierno,Laban!—leanimó—.¡Estoycontigo!

Ymientraspasaba lacaravanadecarretas,continuémirandoaLaban,depie sobre los estribos, junto a la sepultura del bebé.Verdaderamente era untiporaro,conaquelpelo largoy losmocasinesy laspolainasdeshilachadas.Sucamisadeante estaba tan raídaqueenvezde los lustrosos flecos,no seveíanmásquehilachosandrajosos.Todoélestabacomoenvueltoen jironesque se agitaban al viento. Recuerdo que de su cintura colgaban suciosmechones de pelo que, tiempo atrás, solían mostrarse de un negroresplandeciente despuésdemojarse bajo la lluvia.Sabía que eran cabellerasindias,yverlassiempremeasustaba.

—Lehará bien—comentómi padre,más para símismoque paramí—.Llevabadíasesperandoquesedesahogase.

—Ojalávolvieseparaarrancarunpardecabellerasmás—dije.

Mipadrememirósocarronamente.

—Notegustanlosmormones,¿verdad,hijo?

Neguéconlacabezaysentícómomeinvadíaunodioindescriptible.

—Cuando seamayor—añadí enseguida—, voy a llenarles el cuerpo deplomo.

—¡Jesse!—oílavozdemimadredesdeelinteriordelcarro—.¡Cierralaboca ahoramismo! Y tú deberías estar avergonzado por dejar hablar así alniño—dijoamipadre.

TrasdosdíasdeviajellegamosaMountainMeadows,yallí, lejosyadelúltimo poblado, fue la primera vez que no formamos el círculo con lascarretas;habíamuchoespacioentreellasynoseencadenaron lasruedas.Sehicieron los preparativos necesarios para permanecer allí una semana. Elganadodebíadescansarantesdeenfrentarsealverdaderodesierto,aunqueenrealidadtodoloqueveíamosparecíabastantedesierto.Portodosladoshabíaarena, aunque se veían algunosmatorrales y arbustos.La tierra era arenosa,peroalmenoscrecíaunpocodehierba,másdelaquehabíamosencontradoenmuchos días. A menos de cien pies brotaba una exigua fuente que apenasalcanzabaparanuestrasnecesidades.Unpocomásallá,en las laderasde lascolinas,habíapequeñoscharcosdondeabrevabaelganado.

Acampamos temprano aquel día, y como pensábamos permanecer allí

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duranteuna semana, lasmujeres recogieron la ropa suciapara lavarla aldíasiguiente. Todo el mundo trabajó hasta la caída del sol. Mientras algunoshombresarreglabanlosarreos,otrosreparabanlosarmazonesyherrajesdelascarretas. Continuamente se calentaba y martilleaba el hierro, se ajustabantuercasytornillos.RecuerdoquemeacerquéaLaban,quehastaelanochecerestuvosentadoconlaspiernascruzadas,alasombradeunacarreta,cosiendoun par de mocasines. Era el único hombre de nuestra caravana que usabamocasinesypieldeante;tengolasensacióndequeélnoerapartedenuestrogrupocuandopartimosdeArkansas.Tampoco tenía esposa,hijosni carreta.Susúnicasposesioneseransucaballo,surifle,laropaquellevabapuestayunpardemantasqueguardabaenelcarrodelosMason.

Alamañanasiguientetuvimosmalasuerte.Estábamosadosdíasdeviajedelúltimopuestomormón.Lanocheanterior,sabiendoquenohabíaindiosenlas inmediaciones y sin temor alguno, habíamos dejado por primera vez lascarretassinencadenarencírculo,nohabíamosrecogidoalganadonihabíamosestablecidovigilancianocturna.

Midespertarfuecomounapesadilla.Sentíunruidomuyfuerte,comounaexplosión.Medespertémedioatontadoydurantelosprimerosinstantestratédeidentificarlosruidosdeaquelestruendoquetodavíacontinuaba.Oíariflesquedisparabancercadenosotrosytambiénenlalejanía,gritoseinsultosdeloshombres,mujeresaterradasyllantosdelosniños.Despuéspudeidentificarel silbido de las balas y el sonido de las que chocaban contra lamadera, elhierrodelasruedasylaparteinferiordelascarretas.

Cuandoquiseincorporarme,mimadre,queseestabavistiendo,meagachódeunmanotazo.Mipadre,queyaestabalevantadoyfueradelcarro,entróderepente.

—¡Fueradeahí!—gritó—.¡Rápido,alsuelo!

No perdió el tiempo. Me agarró rápidamente y me lanzó por la partetrasera de la carreta. Apenas tuve tiempo de hacerme a un lado cuandomipadre, mi madre y el bebé cayeron sobre el lugar de donde yo me habíaretirado.

—¡Aquí,Jesse!—megritómipadre,ymeuníaélparahacerunagujeroen la arena y cubrirnos con la rueda del carro. Lo hicimos con las manos,apresuradamente.Mimadreseuniótambién.

—¡Siguecavando,hazlomásprofundo!—ordenómipadre.

Selevantóysalióatodaprisa,bajolaluzplomiza,dandoórdenesmientrascorría.(Porentoncesyaconocíamiapellido.MellamabaJesseFancher,ymipadreeraelcapitánFancher).

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—¡Al suelo! —le oí gritar—. ¡Protegeos detrás de las ruedas y cavadagujerosen laarena! ¡Sacadavuestrasmujeresyniñosde lascarretas! ¡Nodisparéis!¡Cesadelfuego!¡Preparaosparacuandoataquen!¡Queloshombressolteros se reúnan con Laban a la derecha, con Cochrane a la izquierda yconmigoenelcentro!¡Ynooslevantéis,arrastraos!

Pero no atacaron. Durante un cuarto de hora continuaron los disparosirregulares.Elmayordañonoslohicieronenelprimermomento,cuandolosdisparosalcanzaronporsorpresaavariosdenuestroshombresquesehabíanlevantadotempranoaprepararlasfogatas.Losindios—puesLabanafirmabaqueeranindios—disparabansobrenosotrosdesdecampoabiertoytumbadosen el suelo. Mientras amanecía, mi padre preparó a todos para el ataque.Estabamuycercadelhoyodondeestábamosmimadreyyo,yleoígritar:

—¡Ahora!¡Todosjuntos!

Desde la izquierda, laderechayelcentro,nuestros riflesabrieron fuego.Asomé la cabeza paramirar y pude distinguir amás de un indio herido.Elfuegodeéstoscesódeinmediatoylesviretrocederapie,arrastrandoconsigoasusmuertosyheridos.

Enaquelinstantenospusimostodosatrabajar.Mientrasremolcábamoslascarretas y las encadenábamos en círculo —hasta las mujeres y los niñosempujabanconfuerzalasruedas—,hicimosbalancedenuestraspérdidas.Porunlado,yestoeralomásgrave,todosnuestrosanimalessehabíanescapado.Por otro, siete de nuestros hombres yacían junto a las hogueras que habíanencendido. Cuatro estaban muertos y tres moribundos. Las mujeres seencargaban de cuidar a los heridos. El pequeño Rish Hardacre había sidoalcanzado en el brazo por una bala.No teníamás de seis años; le recuerdoboquiabierto,sentadoenlasrodillasdesumadre,mientrassupadrelevendabalaherida.ElpequeñoRishhabíadejadodellorar.Veíalaslágrimasrodarporsusmejillasmientrasélmirabasorprendidounhuesoastilladoquelesalíadelantebrazo.

EncontraronalaabuelaWhitemuertaenlacarretadelosFoxwell.Eraunaviejagordaeindefensaquenohacíamásquesentarseyfumarsupipa.EralamadredeAbbyFoxwell.YlaseñoraGranttambiénhabíamuerto.Sumaridopermanecíasentadojuntoasucuerpo,muycallado.Nohabíalágrimasensusojos;simplementepermaneciósentado,conelriflesobresusrodillas,ytodosledejaronasolas.

Bajoladireccióndemipadretodostrabajabansindescanso.Loshombrescavaron un foso enorme en el centro del corral, formando un gran parapetoconlaarenaextraída.Desdeloscarroshastaestefosolasmujeresarrastraronmantas, comida y todo lo necesario. Todos los niños ayudamos. No seescuchabagimoteonialborotoalguno;habíamuchotrabajoporhacer,ytodos

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nosotroséramosgentenacidaparatrabajar.

El gran foso central estaba destinado a lasmujeres y los niños.Bajo lascarretas, alrededorde todoel círculo, se cavóuna zanjapocoprofunday sealzóunterraplénqueserviríadeparapetoparaloscombatientes.

Laban regresó de una exploración. Nos dijo que los indios se habíanretiradomediamillayqueestabancelebrandounconsejo.Tambiénleshabíavisto trasladar a seis de los suyos fuera del terreno, tres de los cuales, dijo,estabanmuertos.

Devezencuando,durantelamañanadeaquelprimerdía,observamoslasnubesdepolvoqueadvertíandelosmovimientosdeunnúmeroconsiderablede jinetes. Estas nubes venían hacia nosotros, rodeándonos. Pero no vimoscriatura viviente alguna. Una nube de polvo se alejaba de nosotros. Erainmensa,ytodoelmundodecíaquesetratabadenuestroganado,queestabasiendo conducido lejos de allí. Y nuestras cuarenta carretas, que habíanatravesado las Montañas Rocosas y medio continente, permanecieron allí,formandouncírculo,indefensas.Singanadonopodíamosseguiradelante.

AmediodíaLabanregresódeotraexploración.Habíavistomásindiosqueseacercabandesdeelsur,loquedemostrabaquenosestabancercando.EnesemomentovimosunadocenadehombresblancosquecabalgabanporlacimadelacolinasituadaalEsteyquenosobservaban.

—Esolopruebatodo—dijoLabanamipadre—.Hanpuestoalosindiosennuestracontra.

—Sonblancoscomonosotros—oícómosequejabaAbbyFoxwell amimadre—.¿Porquénosenosunen?

—No son blancos —salté, vigilando el movimiento de la mano de mimadre—.Sonmormones.

Aquellanoche,cuandooscureció,tresdenuestrosjóvenesseescabullerondelcampamento.Lesviirse.EranWillAden,AbelMillikenyTimothyGrant.

—Se dirigen hacia Cedar City en busca de ayuda—dijomi padre amimadremientrascenabaunrápidobocado.

Mimadresacudiólacabeza.

—Haymuchosmormonescercadelcampamento.Siellosnonosayudan,ynoparecequevayanahacerlo,lagentedeCedarCitytampocolohará—dijo.

—Perohaybuenosmormonesymalosmormones…—comenzómipadre.

—Hasta ahora no hemos encontrado ninguno bueno —replicó ella,cortante.

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NooíregresaraAbelMillikenyaTimothyGrantentradalamañana,peronotardéenenterarme.Todoelcampamentoestabaabatidoporlasnoticiasquetraían.Nohabíanrecorridomásqueunasmillascuandofuerondesafiadosporlos blancos. Tan pronto como Will Aden dijo que formaban parte de lacompañía de Fancher y que iban a Cedar City en busca de ayuda, ledispararon.Milliken y Grant consiguieron escapar. La noticia acabó con laúltimaesperanzaqueexistíaenloscorazonesdelgrupo.Losblancosestabandetrás de los indios, y la maldición que habíamos presentido durante tantotiempocaíaalfinsobrenosotros.

Elsegundodía,porlamañana,nuestroshombresfueronaporaguaylesdispararon.Elmanantialestabatansóloacienpiesdelcírculo,peroelcaminoquellevabahastaélseencontrabavigiladoporlosindios,queahoraocupabanlacolinasituadaalEste.Estabanmuycerca,pueslacolinanoestaríaamásdequince varas. Pero los indios no tenían demasiada puntería, y nuestroshombrestrajeronelaguasinseralcanzados.

Conlaexcepcióndealgúntiroocasionalquellegabahastaelcampamento,la mañana transcurrió tranquila. Nos habíamos sentado en el foso, yacostumbradoscomoestábamosaunavidadura,nosresultabasuficientementecómodo.Porsupuesto,noeraagradableparalosfamiliaresdelosmuertos,yademáshabíaquecuidardelosheridos.Yomeescabullíaconstantementedela vigilancia demimadre, empujado por una curiosidad insaciable, ansiosoporsaberloqueestabaocurriendo,ymelasarregléparavergranpartedeloquesucedía.Dentrodelcírculo,enelladosurdelgranfoso,sehabíacavadounagujeroparaenterraralossietehombresyalasdosmujeres,todosjuntos.SólolaseñoraHastings,quehabíaperdidoasumaridoyasupadre,causabaproblemas. Gritaba y lloraba sin cesar, y pasómucho tiempo hasta que lasmujereslograroncalmarla.

En la colina del este los indios mantenían un alboroto y unos gritostremendos. Sin embargo, a excepción de algún tiro esporádico, no hicieronnadamás.

—¿Qué ocurre con esos malditos desgraciados? —se quejaba Laban,impaciente—.¿Esquenopuedendecidirloquehaceryhacerlodeunavez?

Hizo mucho calor en el foso aquella tarde. El sol ardía bajo un cielodespejado, y no había viento. Los hombres, cargados con sus rifles en laszanjas,bajolascarretas,permanecíanalasombra;peroelgranfosoenelquenos hacinábamosun centenar demujeres y niños estaba expuesto al intensosol.Y en él estaban también los heridos, sobre los que se levantaron toldoshechos conmantas. En el foso estábamos todos apiñados, y yo siempremeescapabaalalíneadefuegoyarmabagrandesjaleosparallevarlemensajesamipadre.

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Nuestrogranerrorhabíasidonoformarelcírculodecarretasalrededordelmanantial,debidoal revuelodelprimerataque,porquenosabíamosconquérapideznosalcanzaríaelsegundo.Ahoraerademasiado tarde;asóloquincevaras de la posición de los indios, no nos atrevíamos a desencadenar lascarretas.Dentrodelcorral,alsurdelastumbas,construimosunaletrina,yalnortedelfoso,enelcentro,unpardehombres,bajolasórdenesdemipadre,cavaronunpozoparasacaragua.

AmediatardevimosdenuevoaLee.Ibaapie,cruzandodiagonalmenteelprado que había al noroeste, fuera del alcance de los disparos de nuestrosrifles. Mi padre enarboló una sábana de mi madre sobre un par de palosatados.Esaeranuestrabanderablanca,peroélnolavioycontinuósucamino.

Labanqueríasalirydispararle,peromipadre ledetuvoy ledijoqueeraevidentequelosblancostodavíanosabíanquéhacerconnosotros,yqueundisparoaLeelesharíatomarrápidamenteunamaladecisión.

—Toma, Jesse —me dijo mi padre, rasgando una tira de la sábana yatándola a una pértiga—. Coge esto, ve afuera e intenta hablar con esehombre.Noledigasnadadeloquenoshaocurrido.Sólointentaquevengaaquíahablarconnosotros.

Mientrasmedisponíaaobedecerymipechosehinchabadeorgullopormimisión,JedDunhamgritóquequería irconmigo.Jed teníamásomenosmiedad.

—Dunham, ¿puede tuhijo ir con Jesse?—preguntómipadre al suyo—.Asísevigilaránelunoalotroparanometerseenlíos.

YasífuecomoJedyyo,dosniñosdenueveaños,salimosconlabanderablanca a conversar con el líder de nuestros enemigos. Pero Lee no queríahablar.Cuandonosvioacercarnosseescabulló.Nologramosaproximarnosaél,yalcabodeunratodebióesconderseentrelosarbustos,puesnovolvimosaecharleelojo,aunquesabíamosquenopodíahaberseescapadodeallí sinservisto.

Jed y yo recorrimos cientos de yardas entre los arbustos a nuestroalrededor. No nos habían dicho hasta dónde podíamos llegar, y como losindios no nos disparaban, continuamos andando. Estuvimos fuera unas doshoras;siunodenosotroshubieseestadosolo,habríaregresadoenuncuartodehora.PeroJedmedabavalor,yyoaél.

Nuestra imprudencia resultó de provecho. Caminamos bajo la banderablancaunlargotrechoyvimosquehabíansitiadonuestrocampamento.Alsurdenuestroasentamiento,amenosdemediamilladedistancia,divisamosungran campamento indio.Más allá, en la pradera, vimos a unos niños indioscabalgandovelozmentesobresuscaballos.

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También había posiciones indias en colina del este. Nos las arreglamospara trepar a la cima de manera que pudiésemos observar su ubicación.Estuvimos media hora in tentando contarlos y concluimos, haciendo uncálculo aproximado, que debía haber al menos unos doscientos. Vimoshombresblancoshablandoconellos.

Alnordestedenuestrocampamento,amenosdecienyardas,descubrimosungrangrupodeblancosbajounaelevaciónde tierra.Ymásallá logramosvercincuentaosesentacaballosensillados.Aunamilla,haciaelnorte,vimosunapequeñanubedepolvoqueseacercaba.Jedyyoesperamoshastaveraunhombreentraralgalopeenelcampamentodelosblancos.

Cuandoregresamosalcírculodecarretas,loprimerofueunabofetadademimadreporhaberestadofueratantotiempo;peromipadrenoselogióaJedyamícuandoledimostodalainformación.

—Esprobablequenosataquenahora,capitán,hayqueestaralerta—dijoAaronCochraneamipadre—.Elhombrequeloschicoshanvistohaidoallípor alguna razón. Los blancos están frenando a los indiosmientras esperannuevas órdenes. Tal vez ese hombre traiga la orden final. Desde luego noahorranencaballos,esoténgaloporseguro.

Media hora después de nuestro regreso, Laban intentó realizar unreconocimiento del terreno llevando la bandera blanca. Pero no se habíaalejadodelcírculoniveintepiescuandolosindiosabrieronfuegocontraélytuvoqueregresaralacarrera.

Justoantesdelapuestadesol,yomeencontrabaenelfosoconelbebéenbrazosmientrasmimadre extendía lasmantas para dormir. Había tan pocoespacioyestábamos tanapretujadosquemuchasmujereshabíandormido lanocheanteriorsentadas,conlacabezasobrelasrodillas.Amilado,tancercaqueme tocabaelhombrocadavezqueextendía losbrazos,SilasDunlap seestabamuriendo.Undisparolehabíaalcanzadoenlacabezaduranteelprimerataque,yestuvotodoeldíadelirando,cantandocancionesquerecordaba.Unadeellas,quecantabaunayotravez,poníafrenéticaamimadre:

Dijoelprimerdiabloalsegundodiablo:

—Dameunpocodetabacodetuviejapetaca.

Yelsegundodiablolecontestóalprimero:

—Ahorrahermano,ytendrássiemprellenalapetaca.

Meencontraba sentado justoa su lado,conelbebéenbrazos, cuandoelataqueestallósobrenosotros.Anochecíayyonolequitabalosojosdeencimaa Silas Dunlap, que se estaba muriendo. Su mujer, Sarah, tenía una manoapoyada sobre la frente de éste. Tanto ella como su tíaMartha lloraban en

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silencio.Y entonces se oyeron explosiones y balas de cientos de rifles. Eraobvioquesehabíandesplegadodeesteaoeste,atravésdelazonanorte,paracosernosabalazosennuestrasposiciones.Nosagazapamosenelfosotodoloquepudimos.Losniñosmáspequeñoscomenzaronallorarasustadosmientraslasmujerestratabandecalmarles.

Debieroncaersobrenosotrosmilesdedisparosenlosminutossiguientes.¡Cómo me habría gustado escaparme del foso y atrincherarme bajo lascarretas, desde donde los hombres mantenían un fuego constante peroirregular!Cadaunodisparabacuandoteníaaunhombreatiro.Peromimadresospechabademí,ymehizoagacharmeycontinuarconelbebéenbrazos.

EstabamirandoaSilasDunlap,quetodavíatemblaba,cuandomataronalbebédelosCastleton.DorothyCastleton,quenotendríamásdediezaños,lotenía en brazos cuando murió. A ella no le pasó nada. Les oí contarlo. Alparecerunabalahabíachocadoenlapartealtadeunacarretayrebotadohaciaelfoso.Habíasidounaccidente,dijeron,ysinoserepetíanaccidentescomoese,allídondeestábamos,estábamosasalvo.

Cuando volví a mirar, Silas Dunlap estaba muerto, y sufrí una extrañadecepción,mesentíengañadopornohaberpresenciadoaquelacontecimientotanespecial.Nuncahabíavistomoriraunhombreantemisojos.

DorothyCastleton estabahistéricapor loocurrido, gritóygimiódurantemuchorato,contagiandoalaseñoraHastings.FuetalelalborotoquemipadreenvióaWattCummingsarastrashastadondeestábamosparaaveriguarquéhabíaocurrido.

El tiroteo cesó bien entrada la noche, aunque se oyeron tiros dispersosdurante toda la noche. Dos de nuestros hombres resultaron heridos en estesegundo ataquey les trajeron al foso.BillTyler habíamuerto en el acto; loenterraron con los otros junto aSilasDunlap y al bebé de losCastleton, enmediodelaoscuridad.

Durante toda la noche los hombres se relevaron unos a otros para cavarmásprofundo,peronoencontraronmásquearenahúmeda.Algunoshombresintentaron conseguir un cubo de agua del manantial, pero les dispararon yabandonaronsupropósitocuandoJeremyHopkinsresultóheridoenlamanoizquierda,alaalturadelamuñeca.

A la mañana siguiente el calor y la sequía eran peores que nunca. Nosdespertamossedientos,yademásnosehabíapodidococinarnada.Teníamoslasbocas tansecasquenopodíamoscomer. Intenté tragarunpedazodepanduroquemediomimadre,peronopude.Losdisparoscomenzabanycesabanintermitentemente.Avecesllegabancientosdebalazoshastaelcampamento,otrassesucedíaunatreguaenquenoseescuchabaniundisparo.Mipadreles

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recordabacontinuamentea loshombresquenomalgastasenlasbalasporqueandábamoscortosdemuniciones.

Los hombres cavaban en el pozo sin descanso. Era ya tan profundo quetenían que sacar la arena con cubos.Los hombres que la sacaban quedabanexpuestosaltiroteo,yunodeellos,PeterBromley,quiendirigíalosbueyesdela carreta de los Bloodgood y era el prometido de Jane Bloodgood, fuealcanzadoenelhombro.Janesaliódelfosodeunsaltoybajolasbalas,corrióhaciaélyletrajoacubierto.Haciaelmediodíaelpozosederrumbóyhuboquetrabajarconrapidezparasacaralosdoshombresquesehabíanquedadoenterradosbajolaarena.LesllevómásdeunahorasacaraAmosWentworth.Despuésdeaquello,taparonelpozocontablonesdelosbajosdeloscarrosysiguieroncavando.Pero todo loqueconsiguieronsacar fuearenahúmeda,yaunqueyahabíancavadoveintepies,elaguanosefiltraba.

Por entonces las condiciones en el foso eran terribles. Los niños sequejaban por la sed y los bebés, roncos de tanto llorar, seguían llorando.Robert Carr, otro herido, yacía a diez pies de mi madre y de mí. Habíaenloquecido y sacudía sus brazos en alto pidiendo agua. Algunas de lasmujeres habían casi enloquecido como él y no cesaban de gritar contra losmormonesylosindios.Muchasrezabansincesar,ylastreshermanasmayoresdelosDemdikecantabansalmosjuntoasumadre.Otrascogíanarenahúmedaextraída del fondo del pozo y la ponían sobre los cuerpos desnudos de losbebéspararefrescarlos.

LosdoshermanosFairfaxnopudieronsoportarlomásy,concubosenlasmanos, se arrastraron por debajo de un carro y se apresuraron hacia elmanantial.Gilesnoibaniporlamitaddelcaminocuandocayó.Royerllegóyregresósinserherido.Trajoconsigodoscubosmediollenos,pueselaguasele había caído mientras corría. Giles regresó arrastrándose, y cuando leayudaronaentraralfososangrabaporlabocaynoparabadetoser.

Nosepudohacermuchocondosmedioscubosdeaguaparauncentenarque éramos, sin contar a los hombres. Sólo bebieronunpoco los bebés, losniños pequeños y los heridos. Yo no conseguí ni un sorbo, pero mi madrehumedecióuntrapoenunascucharaditasdeaguaquehabíaconseguidoparaelbebé.Ellanisiquieralaprobó,ymedejóeljiróndetrapohúmedoparaquelomasticase.

Lasituaciónempeoró indescriptiblementedurante la tarde.El solardíayno soplaba ni una ligera brisa, con lo que nuestro agujero en la arena seconvirtiómuyprontoenunhornoasfixiante.Nosaturdíancontinuamentelasexplosionesdelosriflesylosgritosdelosindios.Sólodevezencuandomipadrepermitíaalgúntirodesdenuestratrinchera,yúnicamentedisparadopornuestrosmejorestiradores,comoLabanoTimothyGrant.Perosobrenosotros

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caía un chorro de plomo continuo. Sin embargo, no hubo más accidentes;nuestros hombres permanecieron agachados en las trincheras, sin disparar.Hubotansólocuatroheridos,unodeellosdegravedad.

Mipadrevinodesdelatrincheraduranteunatregua.Sesentóduranteunosminutosentremimadreyyo,sinhablar.Parecíaestarescuchandolosgemidosylosllantosquesuplicabanagua.Unavezsaliódelfosoyseacercóalpozoainvestigar. No trajomás que arenamojada que dispuso en una espesa capasobreelpechoyloshombrosdeRobertCarr.DespuésfuejuntoaJedDunhamy su madre y envió a alguien a las trincheras en busca del padre de Jed.Estábamos tan apretados que cuando alguien entraba al foso tenía quearrastrarsecuidadosamenteentreloscuerposqueallíyacían.

Despuésdeunratomipadreregresóarrastrándosehastanosotros.

—Jesse—preguntó—,¿tedanmiedolosindios?

Neguéconlacabezaenérgicamente,adivinandoque ibaaserenviadoenotramisióndehonor.

—¿Tedanmiedolosmalditosmormones?

—Ningún maldito mormón me asusta —respondí, aprovechando laoportunidaddemaldeciranuestrosenemigossintemerlamanodemimadre.

Percibí una pequeña sonrisa en sus cansados labios cuando escuchó mirespuesta.

—Muybien,Jesse,¿irásconJedalmanantialaporagua?—preguntó.

Yoestabaentusiasmado.

—Osvamosadisfrazaralosdosdeniñas—continuó—,puedequeasínodisparen.

Insistí en ir tal como era, un varónqueusabapantalones, pero acepté laidea cuando mi padre sugirió que buscaría a algún otro chico para que sedisfrazaseyacompañaseaJed.

TrajeronunarcóndelacarretadelosChattox.LashermanasChattoxerandos gemelas de aproximadamente nuestra estatura. Varias mujeres seacercaronaayudar.Nospusieron lasmudasdedomingo,quehabíanvenidodesdeArkansasenelarcón.

Mimadre,preocupadacomoestaba,dejóalbebéconSarahDunlapyvinoa la trinchera conmigo. Allí, bajo un carro y protegidos por el parapeto dearena,Jedyyorecibimosnuestrasúltimas instrucciones.Acontinuaciónnosdeslizamos hasta el exterior y nos pusimos en pie. Íbamos vestidos casiiguales,mediasblancas,vestidosblancos,unagranbandaazulenlacinturaysombreritos tambiénblancos. Íbamos cogidosde lamano, y en cadaunade

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nuestrasmanoslibrescargábamosdospequeñoscubos.

—Idconcalma—nosadvirtiómipadrecuandocomenzamosaavanzar—.Caminaddespacio,comolasniñas.

Nonosdispararonniunasolabala.Llegamosalafuenteasalvo,llenamosloscubosynossentamosparatomarungrantrago.Conuncubollenoencadamanoiniciamoseltrayectodevuelta.Ytampoconosdispararon.

No puedo recordar cuántos viajes hicimos, quizás quince o veinte.Caminamos despacito, siempre cogidos de la mano, siempre regresandolentamente con nuestros cubos de agua. Era increíble cuán sedientos nosencontrábamos.Nossentamosvariasvecesatomarlargostragos.

Perofuedemasiadoparanuestrosenemigos.Nopodíacreerquelosindiosretuvieranelfuegodurantetantotiempo,niñasono,denoserqueobedecieranórdenesdelosblancosqueestabanconellos.Derepente,cuandoJedyyonosdisponíamosacomenzarotraexcursión,unrifledisparóuntirodesdelacolinaindia,ydespuésotro.

—¡Volved!—gritómimadre.

MiréaJedyviqueélmemirabaamí.Sabíaqueeramuyobstinadoyqueestabadecididoaserelúltimoenvolver.Asíquecomencéaavanzar,yenesemismomomentoavanzóél.

—¡Jesse!—gritómimadre.Yporsuvozsupequemeesperabamásqueunasimplebofetadaalavuelta.

Jedmeofreciósumano,peroyomenegué.

—Aporella—dije.

Ymientrascorríamosatodaprisaatravésdelaarenaparecíaquetodoslosriflesdelacolinaindiadispararanalavez.Lleguéalafuenteunpocoantesqueél,porloquetuvequeesperaraquellenaseloscubos.

—Ahoracorre—dijoél;ysupe,porelmodopausadodellenarsuscubos,quequeríaserelúltimo.

Así que me agaché y, mientras le esperaba, observé el polvo quelevantabanlasbalas.Comenzamosjuntoseltrayectodevuelta.

—Notanrápido—leadvertí—,oderramaráslamitaddelagua.

Miobservaciónlemolestóysehizoelvagoostensiblemente.Amitaddecamino tropecéycaídecabeza.Unabala,quecayó justodelantedemí,mellenólosojosdearena.Enesemomentocreíquemehabíaalcanzadountiro.

—Lohashechoapropósito—refunfuñóJedmientrasmeponíaenpie;sehabíaquedadoesperándome.

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Captésuidea.Élpensóquemehabíacaídodeliberadamenteparaderramarelaguayregresarapormás.Larivalidadentrenosotroseramuyseria,tantoquedeinmediatomeaprovechédeloquemehabíaimputadoycorríhaciaelmanantial.YJedDunham,menospreciandolasbalasque levantabanpolvoasualrededor,permaneciódepieacampoabiertoymeesperó.Regresamosunoalladodelotro,recibiendohonoresapesardenuestrainsensatez.Perocuandoentregamos el agua, Jed tan sólo tenía un cubo lleno. Una bala habíaatravesadoelotro.

Mimadreme dio un sermón sobre la desobediencia. Seguramente sabíaque mi padre no le permitiría que me abofetease después de la hazañarealizada;mientrasmesermoneaba,mipadremeguiñóunojoporencimadelhombrodemimadre.Eralaprimeravezquemipadremehacíaunguiño.

De regreso al foso, Jed y yo nos convertimos en héroes. Las mujereslloriqueabanynosbendecíanybesabanyvapuleaban.Confiesoqueyoestabatremendamente orgulloso por las demostraciones de afecto, aunque, al igualqueJed,dejéclaroquenomehabíangustado.PeroJeremyHopkins,consumuñónizquierdovendado,dijoqueestábamoshechosdelamateriadelaqueestabanhechosloshombresblancoscomoDanielBoone,KitCarsonyDavidCrockett.Aquellomeenorgulleciómuchomásquetodolodemás.

Alfinaldeldíameestuvomolestandolaarenaquesemehabíametidoenel ojo a causa del balazo en el suelo.Lo tenía inyectado en sangre, dijomimadre;medolíamucho,tantosilomanteníaabiertocomosilocerraba,probédelasdosmaneras.

Las cosas estaban más calmadas en el foso, pues todos pudimos beberagua, aunque no sabíamos cuándo volveríamos a conseguirla.Además, casinoshabíamosquedadosinmunición.Despuésdebuscarportodaslascarretas,mipadre consiguió cercadedoskilosdepólvora.Pocamásquedaba en laslatasdeloshombres.

Recordabaelataquedeldíaanterior,alanochecer,yestavezmeanticipéysalí gateando hasta la trinchera antes de la puesta del sol. Me acerquésigilosamenteaLaban.Estabaocupadomascandotabacoynosediocuentadémi presencia. Le observé durante un rato, temiendo que al descubrirmememandase de vuelta. Echaba una larga mirada fuera, entre las ruedas de loscarros,mascabaduranteunmomentoy luegoescupíacuidadosamenteenunpequeñoagujeritoquehabíahechoenlaarena.

—¿Quétalvaeso?—pregunté.Asísolíadirigirseélamí.

—Bien—respondió—. Bastantemejor, Jesse, ahora que puedo volver amascartabaco.Teníalabocasecaynohabíapodidomascardesdequesalióelsolhastaquetrajisteelagua.

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Enesemomentounhombreasomólacabezayloshombrosporencimadelacolinadelnordeste,ocupadapor losblancos.Labanleapuntóconsurifleduranteunlargominuto.Despuéssacudiólacabeza.

—Cuatrocientosmetros.No,nomearriesgo.Puedequeledéypuedequeno,ytupadreestábastantepreocupadoporlapólvora.

—¿Qué posibilidades tenemos?—pregunté al estilo de los hombres, yaquedesdemihazañaconelaguamesentíavalientecomounadulto.

Labanparecióconsiderarsurespuestacuidadosamenteantesderesponder.

—Jesse, no te voy a negar que estamos en un maldito agujero. Perosaldremosdeaquí,porsupuestoquesaldremos,puedesapostarhastaelúltimodólaraqueloharemos.

—Algunosdenosotrosnoloharemos—objeté.

—¿Quién,porejemplo?—interrogó.

—PorejemploBillTyler,laseñoraGrant,SilasDunlapyelresto.

—¡Caramba,Jesse!Esosyaestánbajotierra.¿Acasonosabesquetodoelmundo tiene que enterrar a susmuertos a lo largo del camino?Ha sido asídesdehacemilesdeañosyseseguiráhaciendomientrashayavivos.Jesse,lavida y lamuerte vanmano amano.Ynacemos tan deprisa comomorimos;incluso creo que más rápido, porque crecemos y nos multiplicamos. Y encuantoati,túpodríashabermuertoestatardetrayendoagua.Peroestásaquí,¿verdad?,hablandoconmigoydeseosodecrecery ser elpadredeunagranfamiliaenCalifornia.DicenqueenCaliforniatodocrecemucho.

Su tono jovial me animó a hablarle de algo que tenía en mente hacíamuchotiempo.

—Laban,supongamosquetematanaquí.

—¿Aquién?¿Amí?—gritó.

—Digo«supongamos»—expliqué.

—Ah,deacuerdo.Sigue.Supongamosquemematan.

—¿Medarástuscabelleras?

—Tu madre te daría una buena bofetada si te pillara con ellas —dijo,tratandodeganartiempo.

—No tengo por qué llevarlas cuando ella esté cerca. Pero si te matan,Laban,alguientienequequedarseconlascabelleras.¿Porquénoyo?

—¿Porquéno?—repitió—.Deacuerdo,¿porquénotú?MuybienJesse.Me gustas, y tu padre también. Simematan, las cabelleras son tuyas, y el

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cuchillo de cortar cabelle ras también. TimothyGrant está de testigo. ¿Hasoídoeso,Timothy?

Timothy dijo que sí, y yo me tendí, enmudecido, sobre la sofocantetrinchera, tan emocionado por mi buena fortuna que no tuve palabras paraagradecérselo.

La idea de acercarme a la trinchera quedó recompensada. Al anochecerhubo otro ataque, nos dispararon miles de tiros, que afortunadamente norozaronaningunode losnuestros.Porotro lado, aunquedisparamosapenasunatreintenadebalazos,vicómoLabanyTimothyGrantmatabancadaunoaun indio. Labanme dijo que solamente habían disparado los indios. Estabasegurodequeniunsoloblancohabíausadosuarma,hechoqueleextrañabaprofundamente. Los blancos no nos ofrecieron ayuda pero tampoco nosatacaron,ydurantetodoeltiempoestuvieronrealizandonegociacionesconlosindiosquenosestabandisparando.

A la mañana siguiente cayó sobre nosotros la crueldad de la sed. Melevantéconlaprimeraluzdelalba.Habíacaídounrocíodensoyloshombres,mujeresyniños lamían losarnesesde loscarros, los frenos, lascubiertasdelasruedas…

SedecíaqueLabanhabíaregresadodeunaexploraciónjustoantesdequeamaneciese; que había reptado hasta las posiciones de los blancos, que yaestabanenpie,yque leshabíavisto rezarenungrancírculoa la luzde lashogueras.Tambiéncontóquehabíaescuchadoensusrezospalabrasreferidasanosotrosyaloquenosibanahacer.

—Que Dios les envíe la luz, pues—escuché como le decía una de lashermanasDemdikeaAbbyFoxwell.

—Ypronto—respondióAbbyFoxwell—,puesnoséquéharemosundíaenterosinaguaysinpólvora.

Aquellamañananoocurriónada.Noseoyóniundisparo.Tansóloardíael sol a través del reposado aire. Nuestra sed aumentó y pronto los bebéscomenzaronallorarylosniñospequeñosagimotearyaquejarse.AlmediodíaWillHamiltontomódosgrandescubosypartióhacialafuente.Peroantesdequesalieradedebajodelcarro,AnnDemdikecorrióhaciaél,lerodeóconsusbrazos e intentó evitar supartida.El habló con ella, la besóy se fue.No ledispararonniunasolavez,nitampococuandoregresócargadoconelagua.

—¡Demos gracias al Señor!—gritó la vieja señoraDemdike—. ¡Es unaseñal,sehancompadecido!

Estaeralaopinióndeungrannúmerodemujeres.

Alrededor de las dos de la tarde, después de haber comido y haber

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recuperado los ánimos, apareció un hombre blanco portando una banderablanca.WillHamiltonsalióaconversarconél,regresóyhablóconmipadreyconelrestodenuestroshombres,ydespuéssaliódenuevoparahablarconeldesconocido.Másallápudimosveraunhombredepieymirándonos,aquienreconocimoscomoLee.

Nos invadió el entusiasmo y la agitación. Las mujeres se sentían tanaliviadasquellorabanysebesabanunasaotras;laviejaseñoraDemdikeylasdemáscantabanaleluyasydabangraciasaDios.Lapropuesta,quenuestroshombres aceptaron, consistía en salir del foso bajo la bandera blanca y asíestarprotegidosdelosindios.

—Tenemosquehacerlo—oíquemipadredecíaamimadre.

Élestabasentado,conloshombroscaídosyabatido,sobrelalanzadeuncarro.

—¿Peroquépasarásiellosintentantraicionarnos?—preguntómimadre.

Mipadreseencogiódehombros.

—Tenemosqueconfiarenellos—respondió—.Nonosquedamunición.

Algunos de nuestros hombres desencadenaron una carreta y lamovieronunospies.Corríparaverquéestabasucediendo.EntróLee,montadoacaballoyseguidodedoscarretasvacías,cadaunaconducidaporunhombre.TodoelmundoseaglomeróalrededordeLee.Éstedijoqueleshabíacostadomuchoalejar a los indios de nosotros y que el Mayor Higbee, con una miliciamormona de cincuenta hombres, estaba preparado para tomarnos bajo sumando.

Peroloquehizosospecharamipadre,aLabanyaalgunoshombresfuequeLeedijeraquedebíamosdejartodosnuestrosriflesenunodeloscarros,para no provocar a los indios. De esemodo pareceríamos prisioneros de lamiliciamormona.

MipadresepusoenpieyestabaapuntoderechazarlapropuestacuandomiróaLaban,quienledijoenvozbaja:

—Novamosahacermásusodeellosennuestrasmanosqueenlacarreta;nonosquedapólvora.

Dos de los heridos, que no podían caminar, fueron colocados en lascarretasyjuntoaellospusieronalosniñospequeños.Leeparecíaelegirlosendos grupos, menores y mayores de ocho años. Jed y yo éramos bastantegrandesparanuestraedad,apartedetenernueveaños,demodoqueLeenospusoenelgrupodelosmayoresynosdijoquecaminaríamosconlasmujeres.

Cuandocogióelbebédelosbrazosdemimadreylometióenlacarreta,

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éstacomenzóaprotestar.Luegoleviapretarloslabiosyceder.Eraunamujerdeojosgrises,robusta,demedianaedad,dehuesosgrandesyllenadeenergía.Peroellargoviajeytodaslaspenalidadessufridashabíanhechomellaenella,selehabíanhundidolasmejillas,estabaflacaydemacraday,al igualqueelresto de mujeres de la compañía, en su rostro asomaba una expresión deansiedadcontinuaeinquietante.

CuandoLeeexplicóelordendelamarcha,Labanseacercóamí.Leedijoque lasmujeresy losniñoscaminaríanenprimer lugar, seguidosde lasdoscarretas.Despuésloshombres,enfila,seguiríanalasmujeres.CuandoLabanescuchóestovinohastamí,desatólascabellerasdesucinturónylasatóalamía.

—Perotodavíanotehanmatado—protesté.

—Apuesta tu vida a que no lo harán —respondió suavemente—.Simplementehecambiadodeplanes,esoestodo.Estodellevarlascabellerasesalgopaganoysinimportancia.

Se detuvo un instante, como si hubiese olvidado algo.Después, tras darmediavueltaparaalcanzaraloshombresdesucompañía,medijoporencimadesuhombro:

—Bueno,adiós,Jesse.

Me estaba preguntando por qué decía adiós cuando un blanco entrómontadoacaballo.DijoqueelmayorHigbeelehabíaenviadoparadecirnosquenosdiésemosprisaporquelosindiosatacaríanencualquiermomento.

De este modo comenzó la marcha, con los dos carros a la cabeza. Leecaminabajuntoalasmujeresylosniños.Detrásdenosotros,aunoscienpies,caminabannuestroshombres.Cuando salimosdel círculovimos lamilicia apocadistancia.Llevaban sus rifles y estabandispuestos enhilera, separadosunosdeotrosporseispies.Mientraspasábamosnopudeevitarfijarmeenlasolemnidaddesusrostros.Parecíauncortejofúnebre.Lasmujerestambiénlonotaron,yalgunasdeellasseecharonallorar.

Yocaminabadetrásdemimadre.Habíaelegidoestelugarapropósitoparaquenovieselascabelleras.DetrásdemíveníanlashermanasDemdike,dosdeellas ayudando a su madre. Escuchaba a Lee repetir a los hombres queconducíanlascarretasquenofuesentanrápido.Unhombre,quesegúnunadelas hermanas Demdike debía ser el mayor Higbee, nos observaba desde sucaballo.Nohabíaniunsoloindioalavista.

Cuandoloshombresllegaronalaalturadelamilicia,mientrasmevolvíaparaverdóndeestabaJedDunham,ocurriótodo.OíalMayorHigbeegritarenvozalta:

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—¡Cumplidconvuestrodeber!

Todos los rifles de la milicia parecieron dispararse al mismo tiempo, ynuestros hombres fueron cayendomuertos. LasDemdike cayeron todas a lavez.Mevolvírápidamenteparavercómoestabamimadre,yyaestabaenelsuelo.Justoanuestrolado,salierondedetrásdelosarbustoscientosdeindios,todosdisparando.VialasdoshermanasDunlapsalircorriendoporlaarenaylas seguí, porque tanto los blancos como los indios intentaban matarnos atodos.Ymientrascorríavialconductordeunade lascarretasdisparara losdosheridos.Loscaballosdelotrocarrocabeceabanencabritadosmientraselconductorintentabaagarrarlos.

Mientras corría tras las hermanasDunlap se hizo la oscuridad sobremí.Todoslosrecuerdosacabanahí,porqueJesseFancheracabóparasiempre.Laforma que ocupaba Jesse Fancher, el cuerpo que era suyo, simple materiaaparente,pasócomounaapariciónydejódeexistir.Peroelespírituinmortalnodesapareció.Continuóexistiendo,yensunuevaencarnaciónseconvirtióen el espíritu que vivía en el interior del cuerpo conocido como DarrellStanding,aquienprontoahorcaríanyenviaríanalanada,dondevantodaslasapariciones.

HayenFolsomuncondenadoacadenaperpetua,MatthewDavies,unviejopionero, que es ordenanza del cadalso y de la cámara de ejecución. Es yaanciano,yenelpasadocruzóconsugente lasgrandes llanuras.Hehabladocon él, y me ha confirmado la masacre en la que Jesse Fancher falleció.Cuandoesteviejoreclusoeraunniño,sehablabamuchoensufamiliadelamasacre en las praderas deMountainMeadows.Losniñosquehabía en loscarros, dijo, se salvaron, porque eran demasiado jóvenes para contar loocurrido.

Todo taly comose lohecontado.Nunca,durantemividacomoDarrellStanding, he leído una sola línea ni he escuchado una sola palabra conrespecto a la Compañía Fancher que pereció en Mountain Meadows. Sinembargo,todoestollegóhastamíenlaprisióndeSanQuintín.Nopudecreartododelanada,comotampocopodíasacarladinamitadelanada.Todoesto,todos loshechosqueherelatado,sólo tienenunaexplicación.Hansalidodemiespíritu,elespírituque,adiferenciadelamateria,nuncaperece.

Paracerrarestecapítulolesdiréque,segúnMatthewDavies,algunosañosdespués de la masacre los oficiales del gobierno de los Estados Unidosprendieron a Lee. Fue ejecutado enMountainMeadows, en elmismo lugardondeestuvieronnuestrascarretas.

14.

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Cuandoterminaronmisprimerosdiezdíasenlacamisadefuerza,eldoctorJackson me devolvió la conciencia levantándome el párpado con su dedopulgar.AbrílosojosyescupíunasonrisaalacaradelalcaideAtherton.

—Demasiadorepugnanteparavivirydemasiadomiserableparamorir—fuesuúnicocomentario.

—Yahanpasadolosdiezdías,alcaide—susurré.

—Muybien,vamosadesatarte—bramó.

—No me refiero a eso—dije—. Ya ha visto mi sonrisa. Recuerde quetenemosunapequeñaapuestapendiente.Nosemolesteendesatarme.Tansóloentregueel tabacoyelpapelde fumaraMorrellyaOppenheimer.Yporsiacaso,aquítieneotrasonrisa.

—Conozcoalostiposcomotú,Standing—comenzóasermonear—.Peronoconseguirásnadaconesto.Sinoacabocontigo,serástúquienrompatodoslosrécordsdelacamisadefuerza.

—Ya lo ha hecho —dijo el doctor Jackson—. ¿Dónde se ha visto unhombrequelogresonreírdespuésdediezdíasdeunsupliciocomoéste?

—Tonterías—respondióAtherton—.Desátale,Hutchins.

—¿Porqué?¿Aquétantaprisa?—inquiríconundébilsuspiro,puestantohabíadisminuidolavidaenmiinteriorquenecesitabadetodaslasfuerzasqueposeíaytodamivoluntadparasercapazsiquieradesusurrar—.¿Aquétantaprisa?Nohedecogerningúntren,ymeencuentrotancómodoquepreferiríanosermolestado.

Peromedesataron,medesenrollaronyquedéfueradelafétidalona,sobreelsuelo,inerteeindefenso.

—No me extraña que se sienta cómodo—dijo el capitán Jamie—. Nosientenada;estáparalizado.

—Paralizadasuabuela—añadióconsornaelalcaide—.Ponedleenpieyveréiscómosemantiene.

Hutchinsyeldoctormearrastraronhastaponermeenpie.

—¡Ahora,andando!—ordenóelalcaide.

Lavidanopuedevolverdegolpeauncuerpoquehaestadoprácticamentemuertodurantediezdías,asíque,sinfuerzaalgunaenmicarne,mefallaronlasrodillas,metambaleéycaídelado,haciéndomeuntajoenlafrenteconlapared.

—Yave—dijoelcapitánJamie.

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—Buena actuación —replicó Atherton—. Este hombre es capaz decualquiercosa.

—Tiene razón, alcaide—susurré desde el suelo—. Lo hice a propósito.Teníaensayadalacaída.Levántemeotravezylorepetiré.Leprometoquesereirá.

Nomedetendréacontarlaagoníaquesuponeelregresodelacirculaciónsanguínea.Acabóconvirtiéndoseenalgohabitual,yeslacausadelasmarcasyarrugasqueadornanmicarayquearrastraréhastaelcadalso.

Cuandoporfinmedejaron,mequedétumbadoelrestodeldía,aturdidoymedio inconsciente. Existe lo que se conoce como anestesia del dolor,engendradaporundolortanagudoqueunoacabatotalmenteinsensible.Yoheconocidoesaanestesia.

Porlatardeyaeracapazdearrastrarmeporlacelda,perotodavíanopodíaponermeenpie.Bebímuchaaguaymelimpiélomejorquepude;perohastaeldíasiguientenopudecomernada,yentoncessólo logréhacerlograciasamigranfuerzadevoluntad.

El plan, según me había comunicado el alcaide Atherton, consistía endejarmedescansaryrecuperarmeduranteunosdías,ydespués,si todavíanohabíaconfesadodóndeestabaladinamita,pasaríaotrosdiezdíasenlacamisadefuerza.

—Siento causarle tantos problemas, alcaide—le dije—. Es una lástimaquenohayamuertoenlacamisaparaquedejeusteddesufrir.

Dudoqueenaquelmomentopesaramásdenoventalibras.Dosañosantes,cuando laspuertasdeSanQuintínsecerraronporprimeravezdetrásdemí,pesabamásdecientosesentaycinco.Parecíaincreíblequepudieseperderunaonzamásy seguirconvida.En losmeses siguientes seguíbajandodepeso,onzaaonza,hastaquelleguéapesarochentaonoventalibras.Síséquealgomástarde,despuésdesalirdelaceldadeincomunicaciónygolpearalguardiaThurston en la nariz, pesaba ochenta y nueve libras, porque me pesaronmientrasmeafeitabanylavabanparallevarmealjuicioenSanRafael.

Hayquien no se explica cómo los hombres se vuelven duros.El alcaideAtherton era un hombre duro. Él me convirtió en un hombre duro, y mitenacidad le volvió a él todavía más cruel. Pero nunca consiguió matarme.FueronnecesariaslasleyesdelestadodeCalifornia,unjuezaficionadoalosahorcamientosyungobernadorseveroparaenviarmealcadalsoporgolpearaun guardia con el puño. Siempre diré que aquel guardia tenía la nariz másblanda que he conocido nunca. En aquel momento yo era un esqueletodebiluchoy ciego comounmurciélago.Avecesmepregunto si de veras lesangrólanariz.Porsupuesto,éljuróquesíenelestrado.Peroheconocidoa

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guardiasque,bajojuramento,hancometidoperjuriosmásgraves.

Ed Morrell estaba impaciente por saber si había continuado con elexperimento,perocuandointentócomunicarseconmigo,Smith,elguardiaqueseencontrabadeservicioenaquelmomento,lehizocallar.

—No pasa nada, Ed—deletreé—. Tú y Jake quedaos callados y os locontaré todo. Smith no puede evitar que escuchéis, ni tampoco puedeimpedirmequeoslocuente.Mehanhechoyalopeor,ytodavíasigoaquí.

—¡Cortaya,Standing!—rugióSmithdesdeelotroextremodelpasillo.

Smith era un individuo taciturno y peculiar, elmás cruel y vengativo detodoslosguardias.Solíamoshacerapuestassobresisumujerleengañabaosisufríadeindigestióncrónica.

Continuégolpeandocon losnudillosy se acercóa lapuertademi celdaparalanzarmeunamiradadeodio.

—Tehedichoquepares—gruñó.

—Lo siento —respondí suavemente—, pero tengo el presentimiento dequevoyacontinuarconmiconversación.Y,porcierto,perdonequelehagaunapreguntapersonal,¿quévaahaceralrespecto?

—Tevoy a…—incapaz de concluir su amenaza, demostró una vezmásqueteníalacabezahueca.

—¿Ybien?—leanimé—.¿Quéhará,rezar?

—Traeréalalcaide—dijosinconvicción.

—Sí,porfavor.Unhombremuchomásencantador,sinduda.Unbrillanteejemplo de la refinada influencia que hay en nuestras prisiones.Tráigale deunavez.Estoydeseandohablarledeusted.

—¿Demí?

—Sí, de usted precisamente—continué—. Usted insiste, grosero y conmalosmodos,eninterrumpirmiconversaciónconlosdemásinvitadosdeestemesón.

Yvino el alcaideAtherton.La puerta estaba abierta y entró enmi celdaconairearrogante.Peroyoestabaasalvo.Yamehabíallevadoelpeorcastigoymeencontraba,deestemodo,fueradesualcance.

—¡Tevasaquedarsincomida!—meamenazó.

—Como prefiera—respondí—. Ya estoy acostumbrado. No he probadobocadoendiezdíasy,¿sabeunacosa?,intentarcomeralgonoseríamásqueunamalditamolestia.

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—Vaya, estás intentando amenazarme, ¿verdad? Una huelga de hambre,¿no?

—Perdone—dijecontonomalhumoradoaunquecortés—.Lapropuestaessuya, nomía. Intente ser lógico por una vez.Confío en queme creerá si ledigoquesufaltadelógicaresultamásdifícildesoportarquesustorturas.

—¿Vasadejargolpearconlosnudillos?—preguntó.

—No; perdóneme por irritarlo, pero siento una necesidad compulsiva eirrefrenabledehablarconlosnudillos…

—Teenviarédenuevoalacamisadefuerza—interrumpió.

—Hágalo, se lo ruego.Adoro la camisa de fuerza, prácticamente soy suhijo.Engordocadavezqueestoyencamisado.Mireestebrazo—melevantélamanga y le mostré un bíceps tan debilitado que al flexionarlo parecía unacuerda.

—Es un bíceps de herrero, ¿verdad, alcaide? Échele una mirada a estebárbaro pecho. Sandow habría visto peligrar sus medallas. Y mi abdomen,madre mía, mire, me estoy volviendo tan corpulento que mi caso será unescándalodesobrealimentaciónpenitenciaria.Tengacuidado,señoralcaide,oloscontribuyentesseleecharánencima.

—¿Vasadejardegolpearconlosnudillos?—rugió.

—No,y leagradezcosuamablepreocupación.Tras largasdeliberacionesheresueltocontinuarconmicharla.

Me miró fijamente por un momento y después, vencido por su propiaimpotencia,sevolvióparamarcharse.

—Unasolapregunta,simepermite.

—¿Quéocurre?—preguntóporencimadelhombro.

—¿Quévaahaceralrespecto?

Tal fue su cólera que no puedo explicarme todavía cómo no sufrió unaapoplejía.

Hora tras hora, después de la apresurada salida del alcaide, golpeteé sincesar mis aventuras. Pero hasta la noche, cuando entró Carapastel Jones ahacer su turno y al momento se quedó dormido, no pudieron Morrell yOppenheimerparticiparenlaconversación.

—Purossueños—fueelveredictodeOppenheimer.

Sí,pensabayo;nuestrasexperienciassonlasustanciadenuestrossueños.

—Cuando yo eramensajero nocturno fumé opio alguna que otra vez—

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continuó Oppenheimer—. Y te digo que conmigo no funciona eso de lasvisiones.Supongoqueesloquehacentodoslosescritoresdenovelas,fumarparaavivarsuimaginación.

Pero EdMorrell, que había peregrinado por las mismas sendas que yo,aunque con resultados distintos, creyó mi relato. Me dijo que cuando sucuerpo moría en la camisa de fuerza y abandonaba la prisión, continuabasiendo Ed Morrell. Nunca experimentó existencias anteriores. Cuando suespíritu erró libre, erró siempre en el presente. Según nos dijo, del mismomodo que podía abandonar su cuerpo y contemplarlo yaciendo encamisadosobre las losasde la celda, tambiénpodía salir de la cárcel y, siempre en elpresente,visitarSanFranciscoyverloqueestabaocurriendo.Deestemodohabía visitado a su madre dos veces, y en ambas ocasiones la encontródormida.Cadavezquesetransfigurabaeneseespírituerrantedecíanotenerpodersobrelascosasmateriales.Nopodíaabrirocerrarunapuerta,moverunobjeto, hacer un ruido o manifestar su presencia. Por otra parte, las cosasmaterialesnoteníanpodersobreél.Laspuertasylasparedesnoeranningúnobstáculo.Laentidad,olacosarealqueélera,noeramásqueunespíritu.

—La tienda de la esquina, a media manzana de la casa de mi madre,cambió de dueño—nos dijo—. Lo supe porque tenía un letrero diferente.Tuvequeesperarseismeseshastaquepudeescribirmiprimeracarta,yenellalepreguntéamimadresobreeso.Ycontestóquesí,quehabíacambiado.

—¿Leísteaquelletrerodellocal?—preguntóJakeOppenheimer.

—Por supuesto que lo leí—respondióMorrell—. ¿Cómo podría, si no,saberlo?

—De acuerdo —golpeó el incrédulo Oppenheimer—. Puedesdemostrármelofácilmente.Cuandoalgunaveznosponganunguardiaamablepara hacer el turno, nos dejará echar unamirada al periódico; tú haz que teencamisen,saldetucuerpoyacércatehastaSanFrancisco.DéjatecaerentrelaTercerayelMercadosobre lasdoso las tresde lamañana,cuandoestánsaliendo de imprenta los periódicos. Lee las últimas noticias. Luego vuelverápidamenteaSanQuintín,antesdequelaedicióndelaprensacrucelabahía,y cuéntame loquehayas leído.Entonces, si loquemedices apareceeneseperiódico,meapuntocontigoaunodeesosviajecitos.

Eraunabuenaprueba.Nopodíamásque coincidir conOppenheimer enqueeraunapruebaabsoluta.Morrelldijoqueaceptaríaelretoenotraocasión,que le desagradaba tanto el proceso de dejar su cuerpo que no lo intentaríahastaquenotuvieraquesoportarotrocastigoenlacamisadefuerza.

—Eso es lo que hacen todos, nunca sacan nada provechoso—le criticóOppenheimer—.Mimadrecreíaenlosespíritus.Cuandoeraniñoellalosveía

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y hablaba con ellos, le daban consejos. Pero nunca sacó de ellos nada deprovecho.Losespíritusnoledecíandóndepodríaencontrartrabajoelviejo,odónde encontrar unaminadeoro, o cómoganar en la lotería china.Sólo ledecían sandeces. Lo único que le dijeron fue que el tío de mi padre teníabocio, o que el abuelo del viejo habíamuerto de tisis galopante, o que nosíbamosamudardecasaencuatromeses,locualerafácildeadivinar,porquenosmudábamosunpromediodeseisvecesalaño.

Creoque siOppenheimerhubiese tenido laposibilidadde conseguirunabuenaeducación,sehabríaconvertidoenunMarinettioenunHaeckel.Eraunhombre terrenal, y su devoción por lo real y su lógica eran admirables.«Demuéstramelo»,eralareglaporlaqueseguiaba.Noalbergabaniunápicedefe.EsoesloqueMorrellseñalabaunayotravez.Lafaltadefehabíahechoque Oppenheimer no lograse alcanzar la pequeña muerte en la camisa defuerza.

Comoverá,queridolector,notodoeradesesperaciónenaquellasituaciónde aislamiento.Con tresmentes como lasnuestras, habíaparapasar el rato.Bienpuedeserqueaquellonosmantuviesealejadosdelalocura,aunquedeboadmitirqueOppenheimersepudriódurantecincoañoscompletamentesoloeincomunicado, antes de la llegada de Morrell, y aun así se mantuvo muycuerdo.

Porotrolado,nocaigaenelerrordepensarqueaquellavidaenlasceldasdeaislamientoseasemejabaaunasalvajeorgíadecomunióndespreocupadaydeexcitantebúsquedapsicológica.Sufríamosmuchoyterriblemente.Nuestrosguardiaseranunosbrutos,eranbestiassalvajes.Nosrodeabalamezquindad.La comida era inmunda,monótona, insustancial. Tan sólo los hombres, confuerza de voluntad, podían sobrevivir con aquellas raciones tandesequilibradas.Yo séque si nuestras reses, cerdosyovejasqueganaron elpremioenel concursodegranjasde laUniversidaddeDavis,hubiesen sidoalimentadosconunaracióntancientíficamentedesequilibradacomolaqueallírecibíamos,sindudaalgunahabríandesfallecidoymuertoenpocotiempo.

Noteníamoslibrosparaleer.Nuestraconversaciónpormediodegolpesdenudillo era una violación de las reglas. El mundo, por lo que a nosotrosrespectaba, prácticamente no existía. Se tratabamás bien de una especie demundofantasmal.Oppenheimer,porejemplo,nuncahabíavistounautomóvilounamotocicleta.Ocasionalmentese filtrabaalgunanoticia,yeransiemprevagas,irrealesyantiguas.OppenheimermedijoquenoseenteródelaguerraentreRusiayJapónhastadosañosdespuésdequeterminase.

Estábamosenterradosenvida.Elaislamientoeraunagrantumba,nuestratumba, en laque,devezencuando,noscomunicábamosagolpedenudillocomofantasmasenunasesióndeespiritismo.

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¿Noticias?Loshechosmásinsignificanteserannoticiasparanosotros.Uncambio de panadero, que descubríamos por el sabor del pan; o ¿por quéCarapastelJoneshabíasidosuspendidodetrabajoduranteunasemana?¿Porvacaciones o por enfermedad?; o ¿por qué habían relevado a Wilson traspermanecer en el turno de noche solamente diez días?; ¿dónde le habíanpuesto aSmith el ojomorado?Podíamos especular sobre cosas tan trivialescomoesasdurantetodaunasemana.

Eraunacontecimientoteneraunconvictoentrenosotrosduranteunmes.Sinembargo,noaprendíamosnadadeestoshuéspedestemporales,todosellosDantesestúpidosyanacrónicos,quepermanecíanennuestroinfiernoduranteunperíododemasiadocorto comopara aprendernuestro códigodenudillos,antesdequelesenviasendevueltaalradiantemundodelosvivos.

Aunasí,repito,notodoresultabatantrivialennuestramoradadesombras.Por ejemplo, enseñé a Oppenheimer a jugar al ajedrez. Tenga en cuenta eltremendo logroquesuponeenseñarleaunhombrequeseencuentraa trececeldasdedistancia,pormediodelgolpeteodenudillos,avisualizaruntablerodeajedrez,avertodaslaspiezas,peonesyposiciones,aconocerlasdiferentesjugadasymovimientos,yenseñarletodoestotanaconcienciaquefinalmentefuimos los dos capaces de jugar partidas de ajedrez completas con sólonuestrasmentes.¿Dijefinalmente?Finalmente,yestosuponeotrotributoalamagnificencia de la mente de Oppenheimer, acabó convirtiéndose en mimaestro,él,quenohabíavistoaunjugadordeajedrezensuvida.

¿Quéimagendeunalfilseformabaensumente,porejemplo,cuandoledeletreaba alfil por medio de los signos de nuestro código? Le hice estapregunta,envano,ennumerosasocasiones.Yenvanointentódescribirmeconpalabraslaimagenmentaldealgoquejamáshabíavisto,peroqueaunasíeracapazdemanejarcontalmaestríaquelograbaconfundirmeamenudoduranteeljuego.

Me basta con ver aquellas demostraciones de voluntad y espíritu paraconcluir,comosuelohaceramenudo,queesprecisamenteahídonderesidelarealidad. Tan sólo el espíritu es real. La carne es algo fantasmagórico yespectral. Explíqueme cómo, repito, cómo puede la materia o la carne encualquiera de sus formas jugar al ajedrez sobre un tablero imaginario, conpiezasimaginarias,atravésdeunvacíodetrececeldas,utilizandocomoúnicomediodecomunicaciónunossencillosgolpesdenudillos.

15.

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UnavezfuiAdamStrang,unmarinoinglés.Elperíodoenelqueviví,porloquepuedoadivinar, fuealrededorde1550y1650;y lleguéaviejo,comoenseguida podrá comprobar. He lamentado terriblemente, desde que EdMorrellmeenseñaraalograrlapequeñamuerte,nohabersidounestudiantedehistoriamásaplicado.Habríasidocapazdeidentificarysituargranpartedelo que es oscuro para mí. Pero así estoy obligado a tantear y adivinar elcaminodemisexistenciasporlasdistintasépocasylugares.

LoquemeresultaextrañoacercademividacomoAdamStrangeslopocoque recuerdo de los primeros treinta años.De lasmuchas veces en las que,durantelassesionesenlacamisadefuerza,hesidoAdamStrang,siemprehetenidoalmenostreintaaños,congranestaturaymúsculosdesarrollados.

Yo,AdamStrang, tomoconcienciaenungrupode islasbajasyarenosasde algún lugar bajo el ecuador, en lo que debe ser la parte occidental delOcéanoPacífico.Allíesdondevivo,yparecequelohayahechodurantealgúntiempo.En esas islas haymiles de habitantes, pero yo soy el único hombreblanco.Losnativossondeunamagníficaraza,musculosos,altosydeamplioshombros.Noesraroencontrarsehombresdemásdeseispiesdeestatura.Elrey,RaaKook,mideporlomenosseispiesconseispulgadas,yaunquedebepesarmásdetrescientaslibrasestátanbienproporcionadoquenoselepodríaconsiderar gordo. Muchos de sus subordinados son similares a él, y lasmujeresnosonmuchomáspequeñasqueloshombres.

Existennumerosasislasenelarchipiélago,yRaaKookeselreydetodasellas, aunque el grupo de islas situadas al sur es un foco de frecuentesrevueltas.Estosnativosconlosquevivosonpolinesios;loséporquetienenelpelolacioynegroylapieldeuncálidotonomarróndorado.Suidioma,quehablo con asombrosa facilidad, es rico y musical, con pocas consonantes.Amantes de las flores, lamúsica, el baile y los juegos, son sencillos y casiinfantilesensusdiversiones,perocruelesysalvajesenlaguerra.

Yo,AdamStrang,conozcomipasado,aunqueparecequenopiensomuchoenél.Vivoelpresente.Nomeafligeelpasadonielfuturo.Soydescuidado,imprudente e incauto, feliz por la mera existencia y lleno de energía. Mecontento con el pescado, la fruta, la verdura y las algas para llenar elestómago. Ocupo un lugar importante junto al rey Raa Kook, superior acualquier otro, incluso a Abba Taak, que se encuentra por encima delsacerdote.Ningúnhombreseatrevea levantar lamanocontramí.Soy tabú,sagrado como la sagrada casa de la canoa, bajo cuyo suelo descansan losrestosdesóloDiossabecuántosantiguosreyespertenecientesallinajedeRaaKook.

Recuerdo todo lo que ocurrió durante el naufragio, del que soy el únicosuperviviente;recuerdoelgranviento,ya todoslosquemurieronahogados,

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pero no suelo pensar en la catástrofe. Cuando pienso en tiempos pasados,pienso en mi infancia junto a las faldas de mi madre inglesa, una mujerpechugona de piel lechosa y cabello dorado. Vivía en una pequeña aldeaformadaporunadocenadecasitasconlostechosdepaja.Escuchootravezlosmirlos y los tordos sobre los setos, y vuelvo a ver campanillas en losrobledalesysobreelcéspedaterciopelado.Ysobretodorecuerdounsementaldepataspeludasquebajabaamenudoporlaestrechacalle,bailando,haciendocabriolas y relinchando suavemente. Aquella bestia enorme me asustaba, ycada vez que me encontraba con ella corría gritando a esconderme en lasfaldasdemimadre.

Peroyabasta.NoeslainfanciadeAdamStrangloquevoyacontarle.

Vivídurantevariosañosenislascuyosnombresdesconozco,dondeséqueyoeraelúnicohombreblanco.EstabacasadoconLei-Lei,lahermanadelrey,quemedíaseispiesypico,yporesepicomesuperabaenaltura.Yoteníaunaespléndida figura masculina, de amplios hombros, pecho erguido y buenaconstitución.Lasmujeresdecualquierraza,comoenseguidaverá,memirabanconmuybuenosojos.Mipieleralechosacomolademimadre.Teníalosojosazules.Mibigote,barbaycabelloserandorados,comoenlosretratosdelosreyes del Mar del Norte. Seguramente descendía de aquella vieja raza,fuertementearraigadaenInglaterra,yaunquenacíenunacasitaenelcampo,todavía corría por mis venas la sal del mar, de modo que muy pronto meconvertíenun lobodemar.Esoes loqueera,nounoficialniuncaballero,sinouncurtidolobodemar.

Resulté de gran valor para Raa Kook, de ahí la protección real quemeofrecía.Sabía trabajarelhierro,queelnaufragiohabía llevadoa la tierradeRaaKookporprimeravez.Devezencuandonavegábamosenlascanoasdiezleguas hacia el noroeste para traer hierro del naufragio. El casco se habíapartido con un arrecife y permanecía hundido a quince brazas. Y de allí losacabanlosnativos,buceadoresmagníficosysumamentehabilidososbajoelagua.Conseguíalcanzarlasquincebrazas,peronuncalogréigualarlesensushazañasmarinas.En tierra,graciasami fuerzayamientrenamiento inglés,podíaderrotarlesatodos.Lesenseñétambiénapelearconbastones,hastaqueel juego se convirtió en una plaga ymuchos se rompieron la cabeza con lanovedad.

Delbarcosalvamostambiéneldiariodenavegación,rotoydeshechoporelmar,yconlatintatancorridaqueapenaspodíaserdescifrado.Sinembargo,conlaesperanzadequealgúneruditopuedaquizássituarloshechosquevoyacontar,aquíincluyounfragmento.Quizáslaortografía,tanpeculiar,puedadaralguna pista. Fíjese en que aunque se utiliza la letra s, a menudo esreemplazadaporlaletraf.

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«Conelvientoanuestrofavor,tuvimoslaoportunidaddeexaminarysecaralgunas de nuestras provisiones, casi todo jamón chino y pescado seco.Tambiénserealizóunservicioreligiosoenlacubierta.Porlatarde,elvientosoplaba del fur, con soplos frefcos pero secos; de eftemodo pudimos, a lamañana siguiente, limpiar las cubiertas, ademáf de desinfectar el navío conpólvora».

Perodeboapresurarme,puesmirelatonoeseldeAdamStrang,ellobodemar que naufragó en una isla de coral, sino el de Adam Strang, más tardeconocido como Yi-Yong-ik, el Poderoso, que una vez fue el favorito deYunsan, el amantey esposodeLadyOm,de la casa real de losMin, yquedurantemuchotiempomendigóporlospueblosdetodaslascostasycaminosdeCho-Sen.(¡Ajá,ahílehepillado!Cho-SensignificalaTierradelaMañanaTranquila.MástardelallamaríanCorea).

Recuerdeque fuehace tres o cuatro siglos cuandoyo, el primer hombreblanco, viví en las islas coralinas de Raa Kook. En aquellas aguas y poraquella época las quillas de los barcos eran poco comunes. Podría haberacabadomisdíasenaquellugardondeelhielonoexistía,enpazyopulenciabajo el sol, denohaber sidopor elSparwehr.ElSparwehr eraunmercanteholandésquedesafiaba losmares inexplorados,buscandonuevas tierrasmásalládelasIndias.Ymeencontraronamíensulugar.

¿Acaso no he dicho que yo era un hombre alegre, un gigante de barbarubia, un niño irresponsable que se negaba a crecer? Con escasosremordimientos,cuandollenarondeagualosbarrilesdelSparwehrabandonéaRaaKooky suagradable tierra, abandonéaLei-Leiya todas sushermanasengalanadas de flores y, con una gran sonrisa en los labios, me alejénavegando, de nuevo como un lobo de mar, bajo las órdenes del capitánJohannesMaartens.

Fueronmaravillosas aventuras aquéllas abordodelSparwehr. Íbamosenbusca de nuevas tierras, de seda y especias, aunque no hallamos más quefiebres, muertes violen tas y paraísos pestilentes donde la enfermedad y labellezacompartían lamismasepultura.ElviejoJohannesMaartens,encuyoimpasible rostro cuadrado de oso pardo no asomaba indicio alguno deromanticismo,buscabaconahíncolaisladeSalomón,lasminasdeGolconda,eincluso¡ay!,laantiguaAtlántida,queesperabaencontrartodavíaaflote.Yensulugarencontróantropófagosycazadoresdecabezasquevivíansobrelasramasdelosárboles.

Desembarcamos en islas extrañas, de orillas golpeadas por el mar ycumbres cubiertas de humo, donde pequeños seres —mitad hombre, mitadanimal—queemitíanunosgemidossimilaresa losde losmonos,colocabanen los caminos del bosque espinas y trampas con estacas, y nos lanzaban

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astillasenvenenadasenelsilenciocrepuscularde laselva;cuandoalgunadeaquellasastillasalcanzabaaunodenuestroshombres,moríagritandodedolor.También encontramos a otros hombres, más fieros y grandes, que seenfrentaronanosotrosenlasplayas,acieloabierto,disparándonosunalluviadelanzasyflechas,mientrasgrandestamboresypequeñostam-tamsllamabanalaguerra,retumbandoyrepiqueteandoatravésdevallespobladosdeárbolesydecolinassobrelasqueselevantabanseñalesdehumo.

HendrikHameleraelsobrecargoycopropietariodelSparwehr;loquenolepertenecíaaélerapropiedaddelcapitánJohannesMaartens.Éstehablabaunpocodeinglés,HendrikHamelnomuchomás.Losmarinerosconlosquemereuníahablabansolamenteholandés.Perocréame,unlobodemarpuede,sihacefalta,aprenderholandéseinclusocoreano,comoveráenseguida.

Finalmente llegamosaunpaísquesíestabaenelmapa, Japón.Perosusgentes no quisieron saber nada de nosotros; dos oficiales con espadas ymajestuosas ropas de seda que fascinaron al capitán Johannes, subieron abordoymuyeducadamentenospidieronquenosmarcháramos.Bajoaquellassuaves maneras se escondía la furia de una raza guerrera, y sin dudarlodecidimosseguirnuestrocamino.

Cruzamos los estrechos de Japón, y estábamos penetrando en el MarAmarillodecaminoaChinacuandoelSparwehrchocócontralasrocas.Aquelviejo barco era una chalanadestartalada, tan torpey con el casco tan sucio,llenoderestosmarinos,queresultabacasiimposiblecambiardedirección.Lomás que podía alcanzar eran seis puntos de viento, y entonces se inclinabahaciaarribayhaciaabajo, sin rumbo,comounahojaenelaire.Lasgalerasparecíanvelerosasu lado.Mantenerun rumbofijoera impensable;cambiarde dirección requería todas las manos. Y en estas condiciones fuimosalcanzadosporunhuracánquesacudiónuestrasalmasdurantecuarentayochohoras.

Dirigimos el barco hacia tierra firme bajo la fría luz de un atardecertormentoso,atravésdeunoleajetanaltocomolasmontañas.Erainvierno,yatravésdelasráfagasdenievevislumbramoslaimponentecosta;siselepuedellamarcostaaungrupoderocastanaccidentado.Habíaislaseislotesrocosos,ymás allá,montañas oscuras cubiertas de nieve, y elevados acantilados portodas partes, demasiado abruptos para que la nieve reposara en ellos, consalientes de cabos, cumbres y pedazos de roca que se veían sobre el marrevuelto.

El lugar hacia el que nos dirigíamos no tenía nombre, y nada parecíaindicarquehubierasidovisitadopornavegantes.Suscostasaparecíancomosimples líneas en nuestros mapas. De todo ello podíamos deducir que sushabitantes serían tan poco hospitalarios como el pedazo de tierra que

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podíamosver.

ElSparwehrdirigiólaproahaciaelacantilado.Elfondoescarpadosuponíaungravepeligro,y finalmenteelprominentebauprésdenuestranavechocócontralasrocasysepartióbruscayrápidamente.Lostablonesquesujetabanel trinquete cedieron, y entre un estrepitoso estallido de sogas y vergas nosprecipitamoscontraelacantilado.

UnagranoleadanosarrastróaJohannesMaartensyamíyrodamossobrelacubiertahasta el centrodelbarco,desdedondenosabrimospasohastaelextremoaltodelcastillodeproa.Otrosseunieronanosotros.Nosamarramosconrapidezynoscontamos.Éramosdieciocho,elrestohabíadesaparecido.

JohannesMaartensmetocóenelhombroyseñalóhaciaarribaatravésdelacascadadeaguasaladaquenosescupíaelarrecife.Entendíloquetratabadedecirme.Veintepiespordebajode lacofa,el trinquete rechinabaycrujíaalchocar contra una roca del acantilado. Más arriba de la roca había unahendidura.Queríasabersiyopodíasaltardesdeelmástilhastalahendidura.Ladistanciaeraavecesdeseispies,yavecesdehastaveinte,yaqueelmástilse tambaleaba con losgolpesdel casco sobre el que se apoyaba su extremoastillado.

Comencé el ascenso. Los demás no esperaron; uno a uno se fuerondesatando y me siguieron en la escalada por el peligroso mástil. Teníamosmotivospara apresurarnos, yaque en cualquiermomento elSparwehrpodíahundirse en las profundidades de las aguas. Calculé mi salto y me lancé,planeandosobrelahendiduratorpemente,yalcaermepreparéparaecharunamanoalosquesaltarandespués.Eltrabajoeralento.Estábamosempapadosymedio congelados por el viento helado. Además, teníamos que calcular lossaltosatentosalosmovimientosdelcascoyalaoscilacióndelmástil.

Elcocinerofueelprimeroencaer.Seprecipitódesdeelextremodelmástily dio varias volteretas en su caída. Un golpe de mar le lanzó contra elacantilado. El grumete, un joven barbudo de unos veinte años, resbaló, sebalanceó unos segundos colgado del mástil y se estampó contra las rocas.Otrosdossiguieronelcaminodelcocinero.ElcapitánJohannesMaartensfueelúltimoenllegar.UnahoramástardeelSparwehrsehundió,desapareciendoenlasprofundidadesmarinas.

Durante dos días y dos noches estuvimos en el acantilado, a punto deperecer,puesnohabíaformadesubirobajar.Altercerdíanosencontróunaembarcacióndepescadores.Loshombresibancompletamentevestidosdeunblanco sucio, con el pelo largo recogido en una especie de nudo sobre lacabeza;eraelnudomatrimonial,comomástardesabría,ytambiénalgomuyútilaloqueagarrarsecuandounadiscusiónibamásalládelaspalabras.

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Laembarcaciónregresóalpobladoenbuscadeayuda;fueronnecesarioslamayorpartedeloshabitantesycasitodoeldíaparabajarnosdeallí.Eragentepobreydesgraciada;sucomidaresultabarepugnanteinclusoparaelestómagodeun lobodemar comoyo.El arroz eramarrón como el chocolate,mediocubiertodecáscarayrestosdebasura,astillasyporqueríasindescriptibles,yteníamosquehacerunapausaparasacardelaboca,conelpulgaryelíndice,todo lo que no podíamos tragar. También comían una especie de mijo yencurtidosmuypicantesdevariedadesincreíbles.

Lasparedesde las casas estaban construidas con tierra, y los techos conpaja.Bajoel sueloestabaelescapedehumode lacocina,quecalentaba lashabitaciones a su paso. Allí nos quedamos descansando durante días,aliviándonosconsutabacosuaveeinsípido,quefumábamosenpipasdeunayardadelargo,conpequeñoscuencosenelextremo.

También tenían una bebida ácida y caliente, de aspecto lechoso, que sesubía a la cabeza sólo si se tomaba en grandes dosis. Después de tragargalonesdeaquello, juroquenomenos,comencéacantar,bastanteborracho,comohacen todos los lobosdemardelmundo.Animadospormi éxito, losotroscontinuaronbebiendoyalpocotiempotodosestábamosalborotando,sinpreocuparnosporelvendavalqueazotaba lasplayasoporhabernaufragadoenuna tierra alejadade losmapasyde lamanodeDios.Elviejo JohannesMaartensreíayberreabaysegolpeabalosmuslossiguiendoelcompáscomocualquiera de nosotros. Hendrik Hamel, un holandés de pelo castaño, y debrillantes y pequeños ojos negros, conocido por su sangre fría y su granaplomo, estaba tan endemoniado como nosotros, y soltaba lasmonedas quehicieran falta para conseguir más de aquel brebaje lechoso. Nuestrocomportamiento era escandaloso, pero las mujeres no cesaban de traernosbebida,ytodalagenteseagolpabaenlaatestadahabitaciónparavernuestraspayasadas.

Elhombreblancohadadolavueltaalmundo,yhaconseguidodominarlogracias —estoy convencido— a su imprudente descuido. Ésta ha sido sumanera de actuar, aunque, por supuesto, siempre ha estado guiado por laimpaciencia y el deseo de conseguir riquezas. No se explica si no que elcapitán JohannesMaartens, Hendrik Hamel y los otros doce lobos de mar,borrachos como cubas, cantáramos tan fuerte como podíamos en aquelpoblado de pescadores, mientras el viento helado soplaba a través delMarAmarillo.

LopocoquehabíamosvistodelatierrayloshabitantesdeCho-Sennonosimpresionaba.Silamiseriadeaquellospescadoreseraunamuestradelavidaenlazona,podíamosentenderporquéestatierranohabíasidovisitadaporlosnavegantes.Peroprontosabríamosqueestábamosequivocados.Alparecerlosjefesdelaislahabíanenviadonoticiasalcontinente,yunamañanaanclaron

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cercadelaplayatresgrandesjuncoscondoblemástil.

Cuando los sampanes llegaron a la orilla, el capitánMaartens semostrómuyinteresado,puesvolvieronaaparecerlassedas.Unadocenadeguardiasvestidosconsedasdevarioscoloresrodeabanauncoreanorobusto,cubiertotambién con sedosas telas de diversos tonos pálidos.KwanYung-jin, así sellamaba, era un yang-ban, o noble; también era lo que podríamos llamar unmagistrado o gobernador de la provincia, lo que significa que era él quiencobrabalosdiezmosytributos.

Tambiénllegaronatierrauncentenardesoldados,quesedirigieronhaciael interior del poblado. Iban armados con tridentes y pequeñas hachas,cargabanunaespeciedecañonestancolosalesquesenecesitabandoshombrespara transportarlos, unopara llevarlo y situar el trípode en que descansar labocadelarma,yotroparacargarloydisparar.

YasífuecomoconocimosaKwanYung-jin.Losjefesdelapoblaciónletemían por una buena razón que no tardaríamos en conocer. Di un pasoadelante para ofrecerme como intérprete, pues ya conocía algunas palabrascoreanas,peroélfruncióelceñoymeapartóaunlado.Nomepreocupaba,yoera tan alto comoél, pesabaveinticuatro librasmás,mi tez era blancaymicabellodorado.Sediolavueltaysedirigióaljefedelpueblomientrassusseishombres, vestidos con ropajes sedosos, trataban de rodearnos. Mientrashablaba,llegaronmássoldadoscontablonesalhombro.Estostablonesmedíanseispiesdelargoydosdeancho,yteníanunastablillasenelmedio.Cercadeunodelosextremoshabíaunagujeroredondotanampliocomoelcuellodeunhombre.

KwanYung-jindiounaorden.Varios soldados seaproximaronaTromp,que estaba sentado, cuidando a un borracho. Tromp era un tipo bastanteestúpido, de pensamientos y movimientos lentos, y antes de que se diesecuentateníaunodeaquellostablones,queseabríanysecerrabancomounastijeras,sujetoalrededordelcuello.Alverseensemejanteaprieto,comenzóarugiryaagitarsecomounafieraytuvimosqueapartarnosparanogolpearnosconlosextremosdeltablón.

Entoncescomenzaronlosproblemas;KwanYung-jinteníalaintencióndeponernoslostablonesa todosnosotros.¡Cómoluchamos,apuñetazolimpio,con un centenar de soldados ayudados por otros tantos aldeanos, mientrasKwanYung-jinsemanteníaapartado,envueltoensussedasymirándonoscondesdén señorial! En aquel momento me gané el nombre de Yi Yong-ik, elPoderoso. Mucho después de que nuestra compañía fuese sometida yapuntalada, todavía seguía yo luchando.Mis puños tenían la dureza de dosmagníficosmartillos,ymesobrabanmúsculosyvoluntadparadirigirlos.

Afortunadamente,prontomedicuentadequeloscoreanosnoentendíande

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puñetazosycarecíandelasmásligerasnocionesdedefensa.Fueroncayendocomobolos,unossobreotros.PeroKwanYung-jineramiobjetivo,yloúnicoque le salvó fue la intervención de sus compañeros. Eran criaturas débiles.Hice con ellos un revoltijo y conseguí manchar sus sedas antes de que lamultitudsemeechaseencima.Eranmuchos,parabanmisgolpesmientrasyodesviabalossuyos,ylosdeatrásempujabansobremíalosqueestabanmáscerca. ¡Y cómo los derribaba! Al final se retorcían a mis pies. Pero paraentonces la mayor parte del pueblo y las tripulaciones de los tres juncosestaban sobre mí, y yo estaba cada vez más agotado. Me entablaron confacilidad.

—¡Dios de los cielos! ¿Ahora qué?—preguntó Vandervoot, uno de losgrumetes,cuandofuimosarrastradosabordodeunodelosjuncos.

Estábamossentadossobrelacubierta,amarradoscomoavesdecorral,yencuanto labrisapusoenmovimiento laembarcaciónrodamospor lacubierta,contablonesytodo,hastairaparara losimbornalesdesotavento.Desdeloalto,KwanYung-jin nosmiraba indiferente, como si no nos viese.Durantemuchos años Vandervoot fue conocido entre nosotros como «Ahora qué,Vandervoot». ¡Pobre diablo! Murió una noche congelado en las calles deKeijo,cuandocerrarontodaslaspuertasprohibiéndolelaentrada.

Al llegar al continente nos llevaron a una prisión inmunda y plagada deinsectos. Fue nuestra presentación en los círculos oficiales de Cho-Sen. Noobstante,másadelantemevengaríaportodosnosotrosdeKwanYung-jin,enlosdíasenqueLadyOmseenamoródemíycompartióconmigosupoder.

Permanecimos en aquella prisión durante muchos días. Más tardeconocimos la razón. KwanYung-jin había enviado un despacho a Keijo, lacapital, para averiguar cuáles eran las órdenes reales respecto a nosotros.Mientras tantofuimos tratadoscomoanimales.Desdeelamanecerhastaqueoscurecía, numerosos nativos asediaban los barrotes de nuestras ventanas,pues nunca antes habían visto a alguien de nuestra raza. La audiencia noestaba formada sólo por la chusma. También las damas, transportadas enpalanquines sobre los hombros de los culíes, venían a ver a los extrañosdiablosexpulsadosporelmar.Mientrassusguardiasretirabanalpopulachoalatigazos,ellasnoscontemplabancontimidezdurantelargotiempo.Veíamospocodeellas,teníanelrostrocubierto,deacuerdoconlascostumbresdelpaís.Sólolasbailarinas,lasmujeresdeclasebajaylasviejaspodíanservistasconelrostrodescubierto.

He pensado a menudo que Kwan Yung-jin sufría de indigestión y quecuandosusataquesseagudizabanlapagabaconnosotros.Encualquiercaso,sincausanirazónaparente,cuandoseleocurríanossacabafueradelaprisióny éramos apaleados ante los gritos de lamultitud. La raza asiática es cruel

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comounabestiaysedeleitaconelespectáculodelsufrimientohumano.

Nos complació que, con la llegada de Kim, llegase el fin de nuestraspalizas.¿Kim?Todoloquepuedodecir,ylomejorquepuedodecir,esqueerael hombre con la piel más blanca que encontré en Cho-Sen. Capitaneaba aquincehombrescuando leconocí,yestuvoacargode laguardiadepalacioantesdequeyolecubriesedegloriasmayores.Finalmente,moriríaporelbiendeLadyOmyporelmío.Kim…bueno,KimeraKim.

Encuanto llegó,hizoquenosquitasen los tablonesdel cuelloyquenosalojasenenlamejorposadaquehabíaenellugar.Todavíaéramosprisioneros,pero prisioneros de honor, con una guardiamontada de quince soldados.Aldía siguiente partimos por la carretera real, catorce marineros montados ahorcajadas sobre caballos enanos, típicos de Cho-Sen, y nos encaminamoshaciaelmismoKeijo.Elemperador,segúnmedijoKim,habíaexpresadosudeseodecontemplarlararezadelosdiablosmarinos.

Elviajeduróvariosdías,atravesandogranpartedelterritoriodeCho-Sendenorteasur.Porcasualidadsucedióque, trasdesmontarporprimeravezymientrasdabaunpaseoparavercómoalimentabanaaquelloscaballosenanos,presenciéalgoquemehizovociferarhastaquetodalatripulaciónseapresuróhastaallí:

—¿Ahoraqué,Vandervoot?

Tanciertocomoqueestoyvivoesquealimentabanaaquelloscaballosconsopadealubias, sopadealubiascaliente,ynoprobaronotracosaduranteelviajequenofueseaquellasopa.Eralacostumbredelpaís.

Eranverdaderoscaballosenanos.EnunaapuestaconKimlevantéunodeellosy,apesardesusgritosysuresistencia,melopusesobreloshombros,demodo que los hombres de Kim, que ya habían oídomi nuevo nombre, mellamaronYiYong-ik,elPoderoso.Kimeraunhombregrandeyrobustocomoelrestodeloscoreanos,quesonunarazamusculosa,yélsevanagloriabadeello. Pero siempre quemedimos nuestras fuerzas conseguí dominarle.Y lossoldadosylosboquiabiertosvecinosmirabanymurmuraban«YiYong-ik».

En cierto modo éramos una feria de animales salvajes. La voz se fuecorriendo, y en cada aldea toda lamuchedumbre concurría junto al caminoparavernospasar.Setratabadeunaprocesióncircensesinfin.Enlospueblos,por la noche, la multitud nos acechaba en nuestras pensiones, y noconseguíamos descansar hasta que los soldados la alejaban con lanzas ygolpes.PeroprimeroKimllamabaalosluchadoresmásfuertesdellugarparadeleitarseviendocómoyolesmachacabaylestirabaalbarro.

Nohabíapan,perocomíamosarrozblanco,unaclasedecarnequeluegosupimos que era perro y que se comía habitualmente en Cho-Sen, y unos

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encurtidos endiabladamente picantes que uno acababa disfrutando. Y teníanbebida,bebidadeverdad,noaquellaporqueríalechosa,sinounlíquidoblancoyácidodestiladodelarroz;unapintadeaquellopodríamataraundebilucho,y emborrachar y hacer enloquecer a un hombre fuerte. En la ciudadamuralladadeChong-hotumbéaKimyalosnotablesdelaciudadconestebrebaje.Ynuevamentemurmurarontodos«YiYong-ik»,ylasnoticiassobremi audacia se extendieron con rapidez incluso a Keijo y a la Corte delEmperador.

Yoeramásun invitadodehonorqueunprisionero,ycabalgabasiemprejuntoaKim,conmis largaspiernas tocandocasielsueloyrozandoelbarrocon los pies cuando el terreno se hundía.Kim era joven.Kim era humano.Kimerauniversal.Eraunhombredeverdadencualquierlugar,encualquierpaís.Los dos hablábamos, reíamos y bromeábamos durante todo el día y lamitaddelanoche.Terminéporentenderelidioma;detodasformasteníaundonparaello.InclusoKimsemaravillabadelmodoenquelleguéadominarlalengua.Yaprendítambiénlosdistintospuntosdevista,elhumorcoreano,lospuntosdébilesylosdelicados.Kimmeenseñócancionessobreflores,sobreelamor,sobrelabebida.Unadelasúltimaslahabíainventadoél;lereferiréelfinal mediante un burdo intento de traducción. Kim y Pak, en su juventud,hicieronel juramentodeabstenersede labebida,pero rompieronelpactoalpocotiempo.KimyPak,yaviejos,cantaban:

¡No,no,fueradeaquí!Pueselcuencoembriagador

volveráaenfrentarmialmaasucabaldecisión

denogustartalbrebaje.¡Masesperad,buenamigo!

¿Podríaisdecirmeacasodóndevendenvinotinto?

¿Cómoeseso?¿Allídecís?¿Justodetrásdeaquelpino?

Quelasuerteosacompañe,puesyohaciaélmeencamino.

HendrikHamel,intriganteyastuto,siempremeanimóymeinstóaseguirunaextrañacarreraporconseguirlosfavoresdeKim,nosóloparamísino,através de mí para sí mismo y para toda la compañía.Menciono a HendrikHamel como mi consejero porque tuvo mucho que ver con lo que ocurrióseguidamenteenKeijoparaganarlosfavoresdeYunsan,elcorazóndeLadyOmylaindulgenciadelEmperador.Yoposeíaladeterminaciónylaintrepideznecesariasparallevaracaboeljuegoqueteníaentremanos;peroadmitocontodasinceridadquelamayorpartedelaastuciaquerequeríamefueprocuradaporHendrikHamel.

ViajamoshaciaKeijo,cruzandounaciudadamurallada trasotra,a travésde nevadas tierras montañosas pobladas de innumerables valles fértiles. Y

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cadatardelasseñalesdehumodelashoguerasseextendíanporlascimasalolargodetodoelpaís.Kimsiempreobservabaestedesplieguenocturno.Desdelas costas de Cho-Sen, me explicó, se extendían aquellas cadenas de fuegohastaKeijollevandosumensajealEmperador.Unahoguerasignificabaquelatierraseencontrabaenpaz;dossignificabanrevueltaoinvasión.Nuncavimosmásdeuna.Ysiempre,mientrascabalgábamos,Vandervootcerrabalamarchapreguntándose«Diosdeloscielos,¿ahoraqué?».

Finalmente llegamos a Keijo, una enorme ciudad donde la población, aexcepciónde losnoblesoyang-bans,vestíadeblanco.Kimmeexplicóqueeso servía para conocer la casta de cada cual. De ese modo, con una solamirada,unopodíaconocerelstatusdeunindividuoporelgradodelimpiezaosuciedaddesusvestimentas.Resulta lógicoqueuncriado,queno tienemásropa que la que viste, vaya extremadamente sucio. Del mismo modo, unindividuocon ropajesdeunblanco inmaculado, tendrá seguramentemuchosatuendosy lavanderasque losmantengan inmaculados.Losyang-bans,cuyaropa estaba tejida con sedas de tonos claros, estaban excluidos de talesnormas.

Trasdescansar enunaposadadurantevariosdías, tiempoqueutilizamosparalavarnuestrasvestimentasycurarlasheridascausadasporelnaufragioyelviaje,fuimosllevadosanteelEmperador.Enelamplioespacioabiertoanteelmuro del palacio había colosales perros tallados en piedra, quemás bienparecían tortugas, agazapados sobre enormes pedestales, también de piedra,quemedíandosveceslaestaturadeunhombrealto.Lasmurallasdelpalacioeran descomunales y hechas de piedra, tan gruesas que podían desafiar lasembestidasdelmáspoderosodeloscañonesenunataquequeduraseunaño.La entrada tenía ella sola el tamaño de un palacio, elevándose como unapagodacondiferentesniveles,todoselloscontejadosdebellasbaldosas.Unaeleganteescoltadesoldadoshacíaguardiaenlaentrada.KimmedijoqueeranlosTigresCazadoresdePyeng-yang,losmásfierosyterriblesluchadoresconlosquecontabaCho-Sen.

Perobasta.LasimpledescripcióndelpalaciodelEmperadorabarcaríaunmillar de valiosas páginas de mi narración. Será suficiente decir queconocimos el poder en toda su expresión material. Sólo una civilizaciónprofunda,vasta,antiguaysólidapodríaconstruiredificiostancolosales.

Como lobos de mar que éramos, no fuimos conducidos a la sala deaudiencias,sinoaladefiestas.Elbanquetetocabaasufin,ytodoelpúblicose encontraba de buen humor. ¡Y qué público! Altos dignatarios, príncipes,noblesconsusespadas,pálidossacerdotes,oficialesdealtorangodoradosporel sol, damas de la Corte con rostros descubiertos, kisangs pintadas, obailarinas,quedescansabandespuésdeentretenerlos,amasqueacompañabanalasjóvenes,siervas,eunucos,lacayosycentenaresdeesclavospalaciegos.

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Sin embargo, todos se apartaron cuando el Emperador, con un grupo deseguidoresdeconfianza,avanzóparacontemplarnos.Paraserasiáticoeraunmonarcaalegre.Notendríamásdecuarentaaños,ysutezpálidajamáshabíavistoelsol;erabarrigónydepiernasdébiles.Aunasí,algunavezhabíasidoun hombre gallardo, como atestiguaba su frente que aún conservaba ciertahonorabilidad. Pero tenía ojos legañosos y párpados endebles; los labios letemblaban debido a los muchos excesos que se permitía, planeados ypromovidos, comomás tarde averiguaría, por Yunsan, el más astuto de lossacerdotesbudistas.

Con nuestras ropas de marineros resultábamos una tripulación muycolorida, y colorida fue la recepción a nuestra llegada. Las inicialesexclamaciones de sorpresa causadas por nuestro aspecto se convirtieron ensonoras carcajadas. Las kisangs nos invadieron arrastrándonos, haciéndonossus prisioneros, dos o tres de ellas alrededor de cada uno de nosotros,dirigiéndonos como osos bailarines y haciéndonos parecer bufones. Erahumillante,sí,pero¿quépodíamoshacernosotros,pobreslobosdemar?¿Quépodíahacer elviejo JohannesMaartens, rodeadodemujeres risueñasque leretorcían lanariz, pellizcaban susbrazosy lehacían cosquillashastaque seponía a brincar? Para escapar de aquel tormento, Hans Amden despejó unespacioasualrededoryfingióunataquedenervios,hastaquefinalmentetodalaCorterompióareír.

Paramí,quehabíasidounbuencompañerodeKimdurantemuchosdías,todo aquello resultaba humillante. Resistí las cosquillas y pellizcos de laskisangs. Permanecí erguido, con los brazos cruzados, sin que consiguieranarrancarme elmásmínimomovimiento.Así que acabaronpor abandonarmeenbuscadeunapresamásfácil.

—¡Por el amor deDios, hombre, haz algo!—murmuróHendrikHamel,quehabíaconseguidollegarhastamíarrastrandoatreschicaskisangs.

Bastantehizoconconseguirhablar,puescadavezqueabríalabocaselallenabandedulces.

—Sálvanos de esta locura —insistió, agachando la cabeza para evitaraquellasmanos llenas de golosinas—.Debemosmantener nuestra dignidad,compréndelo,ladignidad.Estoacabaráconnosotros.Nosestánconvirtiendoenanimalesamaestrados,ensimplesjuguetes.Cuandosecansendenosotrosnos echarán. Trata de mantenerte así, aléjalas. Exige respeto, respeto paratodosnosotros.

Apenasseleoía,porqueparaentonceslaskisangslehabíanatiborradolabocadecarameloshastahacerleenmudecer.

Talycomohedicho,yoteníaladeterminaciónylaaudacianecesarias,y

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estrujémi cerebrodemarineropara saberquéhacer.Uneunucodel palacioqueme hacía cosquillas en el cuello con una plumame dio la solución.Yahabíallamadolaatenciónpormiactituddistanteeinsensibleantelosataquesdelaskisangs,demodoquemuchosespectadoresmirabancómoeleunucomeprovocaba. No hice ningún gesto, ningún movimiento, hasta que estuvosituadoaladistanciaadecuada.Entonces,singirar lacabezanielcuerpo, lepropinéunabofetadaconel reversode lamanocompletamenteabierta.Misnudillos aterrizaron en sumejilla y en sumandíbula. Se escuchóun crujidosimilaraldelpalomayoralromperseporlafuerzadelviento.Saliódisparado,aterrizandosobregrupodepersonasaunadocenadepiesdedistancia.

Cesaronlascarcajadas,tansoloseescucharonexclamacionesdesorpresa,rumores y el murmullo de «Yi Yong-ik». Crucé de nuevo los brazos ypermanecí quieto y con aire altivo. Estoy seguro de que yo, Adam Strang,entreotrascosas,teníaalmadeactor.Vealoqueocurrió.Ahorayoeraelmásimportantedemigrupo.Conorgulloydesdénsostuvesusmiradasyleshicebajar los ojos a todos menos a una joven mujer, a quien juzgué como unadistinguidadamadelaCortedebidoalariquezadesusvestidosyalamediadocenademuchachasquerevoloteabanasualrededor.SetratabadeLadyOm,princesadeladinastíaMin.¿Dijequeerajoven?Erademiedad,treinta,yapesardetodasubellezaestabasoltera,comosabríamástarde.

Sólo ella siguió mirándome sin apartar sus ojos, hasta que terminé porvolverlacabeza.Meresistíaaadmitirquehabíasidovencidoporunamujer,ymis ojos, desviados, se iluminaron ante la derrota vergonzosa de miscamaradas,y los juegosde laskisangsmedieronelpretextoquenecesitaba.Diunaspalmadasenérgicas,alamaneraasiática.

—¡Ya basta!—bramé en su propio idioma y en la forma en que uno sedirigeasussubordinados.

Sí, yo tenía garganta y pecho de toro, y mis rugidos alcanzaron lostímpanosdetodos.Miorden,impactanteysonora,habíahechotemblarelairesagradodelpalaciodelEmperador.

La enorme sala estaba aterrorizada. Las mujeres, boquiabiertas, seacercabanunasaotrascomobuscandoprotección.Laskisangsliberaronalosmarinos y retrocedieron entre tontas risitas. Sólo Lady Om permanecióinmóvil,perocontinuómirándomefijamentealosojos.

Lagransalaquedóensilencio,comositodosesperasenalgúncastigo.Unamultitud de ojos iba y venía tímidamente del Emperador a mí y de mí alEmperador.Decidímantenermefirmeyensilencio,conlosbrazoscruzados,altaneroydistante.

—Hablanuestroidioma—anunciófinalmenteelemperador,yjuroquela

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multitudcontuvolarespiracióndetalmodoquelasalaenteraseconvirtióenunsuspiroinmenso.

—Lo hablo desde que nací —mi ingenio marinero se precipitaba trasaquellalocuraquesemehabíaocurrido—;yalohablabaenelvientredemimadre.Fuilamaravillademitierra.Lossabiosveníandesdelejosparavermey para oírme, pero nadie conocía las palabras que yo pronunciaba. En losmuchos años que han pasado desde entonces, he olvidado gran parte, peroahora, en Cho-Sen, las palabras regresan amí como antiguos amigos de lainfancia.

Lociertoesquelesimpresioné.Elemperadortragósalivaypreguntóconlabiostemblorosos:

—¿Cómopuedesexplicarlo?

—Soyunaccidente—respondí,siguiendoladireccióncaprichosatomadapormiingenio—.Losdiosesdelnacimientofuerondescuidadosymedejaronpor error en una tierra lejana entre gente extraña. Soy coreano, y ahora hevueltoalfinamihogar.

¡Quémurmullotanagitado!ElmismísimoemperadorinterrogóaKim.

—Siemprehasidoasí,siemprehahabladonuestralengua,desdeelmismomomentoenquesaliódelmar—mintióKimcomoelbuenamigoqueera.

—Traedmemis ropajesdeyang-ban,comomecorresponde—interrumpí—ypodréisverqueescierto.

Mientrasmealejabalesdijealaskisangs.

—Ydejad amis esclavos tranquilos; han recorrido una larga distancia yestánagotados.

En laotrahabitación,Kimespantóa los lacayosyélmismomeayudóacambiarme.Comoyo,ignorabaquénosibaaocurrir,peroeraunbuenamigo.

Lo gracioso fue que cuando regresé, hablando coreano con algunadificultad, justificadapor la larga ausencia, allí estabanHendrikHamel y elresto,demasiadotestarudosparaaprenderaquellalengua,sincomprenderunapalabradeloquedecía.

—TengolasangredelacasadelosKoryu—dijealemperador—,quienesreinaronenSongdohacemuchosaños,cuandomicasaseconstruyósobrelasruinasdeSilla.

TodoeraHistoriaAntiguaquemehabíacontadoKimenellargorecorridohastaelpalacio; lacaradeéstese iba transformandomientrasmeescuchabarepetirlasleccionesquemehabíaenseñado.

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Cuandoelemperadormepreguntópormisacompañantesleexpliqué:

—Son mis esclavos, todos excepto el viejo patán —señalé a JohannesMaartens—,quieneselhijodeunhombrelibre.

LedijeaHendrikHamelqueseacercase.

—Éstenacióenlacasademipadre.Eshijodeunesclavonacidoantesaúnque mi padre. Estamos muy unidos. Somos de la misma edad, nacimos elmismodía,yesedíamipadremeloentregó.

Mástarde,HendrikHamelseimpacientóporsabertodoloquehabíadichoycuandoselodijemereprochómiactitudyseenfadóbastante.

—Ahorayaestátodalacarneenelasador,Hendrik—ledije—.Loquehehecho ha sido una estupidez. Pero hecho está. Ni tú ni yo podemos volveratrás.Debemosrepresentarnuestrospapelesytratardesalvarelpellejo.

Taiwun,elhermanodelemperador,eraelmásbebedorentrelosbebedoresdelacorte,yeneltranscursodelanochemeretóabeber.Elemperadorestabaencantado,yordenóaotrosdocedelosbebedoresmásnoblesqueseuniesenanosotros.Lasmujeresseretiraronycomenzamoseljuego.LepedíaKimquese quedase conmigo, y a mitad de la velada, a pesar de los gestos deadvertenciadeHendrikHamel,lesordenéaélyalrestodelacompañíaqueseretirasen,nosinantessolicitaryconseguirparaellosalojamientoenpalacio.

Aldíasiguientecircularonporelpalaciolosrumoresdemihazaña;dejéaTaiwun y a sus compañeros roncando sobre las alfombras, mientras yo fuicaminando hasta mi cama sin necesidad de ayuda. Jamás, en los días quesiguieron, Taiwun dudó demi origen coreano. Sólo un coreano, aseguraba,podíaposeerunacabezatanfirme.

Elpalacioeraunaauténticaciudad.Nosotrosnosalojábamosenunasuertede residencia de verano que se hallaba algo más apartada. Yo ocupaba lasdependencias del príncipe, y Hamel, Maartens y el resto de marineroshubierondecontentarseconelresto.

Fui llamado ante Yunsan, el sacerdote budista que ya he mencionadoanteriormente.Era laprimeravezquenosveíamos.Hizoque todos, inclusoKim, se retirasen, y nos sentamos en una habitación en penumbra, a solas.¡Señor,Señor,quéhombre,quémenteteníaYunsan!Intentósondearmialma.Conocía otras tierras y otros lugares que nadie enCho-Sen soñaba conocer.¿Creyóél lahistoriademinacimiento?Nopuedosaberlo,pues su rostro semostrabainmutable,comounaestatuadebronce.

LoqueYunsanpensabasóloélpodíasaberlo.Peroenél,sacerdoteenjutoydepobresropajes,podíasentirelpoderquedominabaelpalacioytodoCho-Sen. Sentí también, a lo largo de la conversación, que pretendía utilizarme

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paraalgúnfin.Ahorabien,¿habíasidoestaideasugeridaporLadyOm?DejéqueHendrikHamelmeditara sobre aquello. Yo sabía poco yme importabamenos,pues siemprevivíaelmomentoydejabaqueotrospredijesen, se lasarreglasenporellosmismosypenasenporsuansiedad.

Respondí también a los llamados de Lady Om y seguí a un eunuco derostroacicaladoypiesfelinosa travésde lossilenciosospasillosdelpalaciohastallegarasusaposentos.Sehospedabacomocorrespondíaaunaprincesadesusangre.Tambiénellaposeíaunpalaciopropio,entreestanquesdelotosybosquesdeárbolescentenarioscuyaaltura,sinembargo,noalcanzabalamitadde lamía;había estanquesdeazucenas rodeadosporpuentesdebronce, tandelicados y extraños que parecían diseñados por expertos joyeros, y unbosquecillodebambúocultabasupalacete,separándolodelgranpalacio.

Mi cabeza giraba vertiginosamente.Como lobo demar que era, conocíamuy bien a las mujeres, y el hecho de que hubiese enviado a alguien abuscarmemeproducíaalgomásquesimplecuriosidad.Habíaoídohistoriasde amor entre hombres comunes y reinas, y me preguntaba si mi fortunaprobaríalaveracidaddelasmismas.

Lady Om no perdió el tiempo. Estaba rodeada de mujeres, pero no lesprestaba más atención que un carretero a sus caballos. Me senté a su ladosobremullidas alfombras que ocupaban lamitad de la sala, yme acercaronvinoydulces,servidotodosobreunasmesitasmenudasdeunpiedealto,conincrustacionesdeperlas.

Señor, Señor, no podía evitar mirarle a los ojos… Pero espere, no seequivoque, lector,LadyOmnoeraestúpida.Yahedichoque teníamiedad,treintaaños,yposeíaelaplomoyelportedeunamujermadura.Sabíaloquequeríayloquenoquería.Poresonuncasehabíacasado;todalapresiónquelaCorteasiáticapodíaejercersobreunamujerresultóinútilcuandointentaronobligarleaquesecasaraconChongMong-ju.EraésteunprimolejanodelagranfamiliaMin,nadaingenuotampoco,queintentóconavariciaconseguirelpoderyperturbaraYunsan,quienasuvezluchabaporretenereldominioymantener en el palacioy enCho-Senunordenado equilibrio.De estemodoYunsansealióensecretoconLadyOm,lasalvódesuprimoylautilizóparacortarleaéste lasalas.Perobastade intrigas.Tardémuchoenenterarmedetodo, y fue gracias a las confidencias de LadyOm y a las conclusiones deHendrikHamel.

Lady Om era una verdadera flor. Mujeres como ella no nacen confrecuencia,enelmundoenteroapenassurgendoscadasiglo.Lasreglasylasconvencionesnoleafectaban.Lareligión,paraella,consistíaenunaseriedeabstracciones, en parte aprendidas de Yunsan y en parte ideadas por ellamisma. La religión vulgar, la religión pública, sostenía, no eramás que un

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instrumentoparamanteneramillonesdepersonasensusitio.Ellatomabasuspropiasdecisionesyteníauncorazónmuyfemenino.Eraunabelleza,sí,unabelleza universal. Sus enormes ojos negros no eran rasgados como losasiáticos.Eranalargados,peroen la justamedida,conuna ligera inclinaciónquelesdabamuchapicardía.

Yahedichoquenoeraingenua.Lasituaciónmefascinaba,laprincesayellobodemar,elamorapuntodedesbordarse.Meexprimíalossesosenbuscade laastucianecesariaparasalirdelpasodignayvirilmente.Enesteprimerencuentro mencioné lo que ya había dicho en la Corte, que yo era unverdaderocoreanoconlasangredelaantiguacasaKoryu.

—Dejémosloasí—dijo,rozandomislabiosconsuabanicodeplumasdepavoreal—.Nomáshistoriasparaniños.QuieroquesepasqueparamíeresmejorymásimportantequecualquierKoryu.Túeres…

Hizounapausayyoesperé,viendocrecerelatrevimientoensusojos.

—Túeresunhombre—continuó—,nienmismejoressueñospodríahaberimaginadoqueexistíaenelmundounhombrecomotú.

¡Dios mío! ¿Qué podía hacer un pobre lobo de mar como yo? Estemarinero, he de admitir, enrojeció hasta que los ojos de Lady Om seconvirtieronendospozosgemelosdepicardía,yladeliciadesuprovocaciónmehizoestrecharlaentremisbrazos.Ellarioseductoraytentadora,yllamóasus mujeres con unas palmadas; entonces supe que, por esta vez, la visitahabía terminado.Y supe también que habría otras audiencias, que tenía quehaberotrasaudiencias.

DevueltaconHamel,micabezaerauntorbellino.

—Mujeres—dijoél, trasmeditarprofundamente.Memiróysuspiróconenvidia—. Son tus músculos, Adam Strang, ese cuello de toro y ese pelorubio.Bueno,eseeseljuego,amigo.Diviértelaytodoirábienparanosotros.Diviértela,yoteenseñarécómo.

Memolesté profundamente.Yo era un lobo demar, sí, pero también unhombre,ynonecesitabaayudadeningúnotropararesolvermisasuntosconlas mujeres. Puede que Hendrik Hamel fuera uno de los propietarios delSparwehr,conampliosconocimientosdenavegaciónydelasestrellas,yquefuesemuyversadoenlalectura,peroconlasmujeresnoeramejorqueyo.

Susdelgadoslabiosdibujaronunasonrisaypreguntó:

—¿TegustamuchoLadyOm?

—Unlobodemarsabesiempreloquehace—tratédeganartiempo.

—¿Cuántotegusta?—repitió,taladrándomeconsusojosredondos.

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—Losuficiente;másquesuficiente,diría.

—Entonces gánatela—ordenó— y algún día conseguiremos un barco yescaparemosdeestamalditatierra.DaríalamitaddelasedadelasIndiasporunabuenacomidacristiana.

Memiróatentamente.

—¿Creesquetelapuedesganar?—preguntó.

Aqueldesafíoconsiguióprovocarme.Sonrióconsatisfacción.

—Peronodemasiadorápido—meaconsejó—.Lascosasrápidassoncosasbaratas.Ponteunprecio.Evitademasiadaamabilidad.Dalevaloraesecuellodetoroyaesepelorubio,ydagraciasaDiosportenerlos,yaquealosojosdeunamujersonmásvaliososqueelcerebrodeunadocenadefilósofos.

Los días que siguieron fueron confusos y extraños; audiencias con elemperador,borracherasconTaiwun,reunionesconYusan,ymuchashorasconLady Om. Además, pasé la mitad de las noches, por orden de Hamel,aprendiendo de Kim todas las nimiedades de la etiqueta y las costumbrescortesanas,lahistoriadeCoreaydesusdiosesantiguosyactuales,lasformasdediscursocortés,nobleyculí.Nuncaunlobodemartrabajótanduro.Yoeraunmuñeco, unamarionetadeYunsan, quemenecesitaba; unamarionetadeHamel, que manejaba los asuntos de tal manera que, de no ser por él, mehabríahundido.SóloconLadyOmeraunhombre,nounmuñeco…yaunasí,aunasí, cuandomirohaciaatrásy reflexionosobreaquel tiempo, tengomisdudas.CreoqueLadyOmtambiénmemanejabaasuantojo,ymeutilizabaparasatisfacerlosdeseosdesucorazón.Yloconsiguió.Enpocotiempoellaera el deseo de mi corazón, y tan apremiante era este deseo, que ni mivoluntadnilasuyaniladeHendrikHamelniladeYunsanpodíanalejarmisbrazosdeella.

Entretanto, sin embargo, me vi envuelto en una trama palaciega que nopodía comprender. Sabía tan sólo que iba en contra de ChongMong-ju, elnobleprimodeLadyOm.Másalládeloquepodíaadivinarhabíacamarillas,ycamarillasdentrodeotrascamarillas,quehacíandelpalaciounlaberintoquese extendía por las SieteCostas. Pero nome preocupaba, eso era asunto deHendrikHamel.Leinformabadetodoloqueocurríaensuausencia,yél,conel ceño fruncido, sentado en la oscuridad durante horas, como una pacientearaña, desenredaba la madeja y tejía una nueva tela. Como mi esclavoacompañante,insistíaenatendermeentodomomento,aunqueavecesYunsanle mandaba dejarnos a solas. Por supuesto también rechazaba su compañíadurante los encuentros conLadyOm, aunque solía relatarle, por encima, loocurrido;aexcepcióndelosmomentosdemayorternura,quenoeranasuntosuyo.

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Creo queHamel se contentaba con permanecer detrás y hacer su papel.Teníademasiadasangrefríacomoparanosaberqueelriesgoeramío.Siyoprosperaba, él prosperaba. Si me hundía en la ruina, él podría salirarrastrándose como un hurón. Estoy convencido de que ése era surazonamiento,peronolesirvióparasalvarse,comoprontoverá.

—Quédate ami lado—le dije aKim—, y todo aquello que desees serátuyo.¿Tienesalgúndeseo?

—MegustaríadirigiralosTigresCazadoresdePyeng-Yang,ytambiénalaguardiadepalacio—respondió.

—Espera—dije—,ylotendrás,talycomotehedicho.

Noestabaenmismanos.Peroaquelquenoposeenadapuedeadministrarelmundocongenerosidad;yyo,quenoposeíanada,lediaKimlacapitaníade laguardiadepalacio.Lomejorde todoesquecumplímipromesa.KimllegóadirigiralosTigresCazadores,aunquelellevóauntristefinal.

Habíadejado las intrigasy lasmaquinacionesparaHamelyYunsan,queeran los políticos. Yo era simplemente hombre y amante, y disfruté muchomásqueellos.Imagíneselo,unendurecidolobodemaralegre,irresponsable,ignorandoelpasadoyelfuturo,comiendoybebiendoconreyes,poseedordelamordeunaprincesa,yconcerebroscomoeldeHamelyYunsanplaneandoyejecutandotodopormí.

MásdeunavezsospechóYunsanquehabíaotramentedetrásde lamía,perocuandoinvestigóaHamel,éstesemostrócomounestúpidoesclavo,milvecesmenosinteresadoencuestionespolíticasydeEstadoqueenmisaludymi comodidad, y locuazmente preocupado por los concursos de bebida conTaiwun. Creo que Lady Om adivinó la verdad y la guardó para sí; no eraastucialoquedeseaba,sino,talycomoHamelhabíadicho,uncuellodetoroyunamelenarubia.

Ocurrieronentrenosotrosmuchascosasquenorelataré,aunqueLadyOmyaespolvo, polvoquerido, desdehace siglos.Nopodía renunciar a ella, niellaamí;cuandounhombreyunamujerdeseanunirsuscorazones,puedenrodarcabezaseinclusocaerreinos,peroellosnorenunciarán.

Llegó elmomento en que se planeó nuestromatrimonio, al principio enabsolutosecreto,comosinofuesemásqueunsimplerumorquecorriesedeeunucosasirvientasenlasoscurasesquinasdepalacio.Peroenunpalaciolosrumores de los pinches de cocina llegan hasta el trono. Pronto hubomuchoquehacer.ElpulsodetodoCho-Senlatíaenpalacio,ysielpalaciotemblaba,Cho-Sen se estremecía. Y había motivos para temblar. Nuestro matrimoniopodíaserungolpedirectoentrelosojosdeChongMong-ju.Ésteconsiguióelapoyo de lamitad del clero provincial que, en procesiones de unamilla de

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largo, peregrinó hasta las puertas de palacio provocando el pánico delemperador.

Pero Yunsan se mantuvo firme como una roca. La otra mitad del cleroprovincial leapoyaba,ademásde todoelsacerdociode lasgrandesciudadescomoKeijo,Fusan,Songdo,Pyen-Yang,ChenampoyChemulpo.YunsanyLadyOm, entre ellos, enredaron al emperador. Segúnme contó ellamismamástarde,leconvencióconlágrimashistéricasyamenazasdeescándaloqueharían temblar el trono.Ypara rematarle, en elmomento adecuado,Yunsancomplació al emperador con nuevos excesos que había estado preparandodesdehacíatiempo.

—Debesdejarteelcabellolargoparaelmoñomatrimonial—meadvirtióYunsanundía,ysusseverosojoscentellearonconunaireburlónquenuncahabíavistoenél.

Debesaberquenosehabíaconocidojamásunenlaceentreunaprincesayunlobodemar,nisiquieraentreundescendientedeantiguasangreKoryu,quenoteníapoderni territorioalguno,nisímbolosvisiblesderango.Asíquesepromulgó por decreto imperial que yo era el príncipe de Koryu. Acontinuación,trasromperleloshuesosydecapitaralentoncesgobernadordecincoprovincias,partidariodeChongMong-ju, fuinombradogobernadordelas siete provincias del antiguo Koryu. En Cho-Sen el siete es el númeromágico.Paracompletaresenúmero tomarondosprovinciasde lasmanosdeotrosdospartidariosdeChongMong-ju.

¡Señor, Señor, un lobo de mar… y enviado hacia el norte por la RutaMandarina con quinientos soldados y un séquito a mis espaldas! Yo era elgobernadorde sieteprovincias,dondemeesperabancincuentamil soldados.Teníaamidisposiciónelcontroldelavida,lamuerteylatortura.Poseíauntesoro y un tesorero, por no hablar del regimiento de escribas. Tambiénmeesperaban un millar de cobradores de impuestos que exprimían a losextenuadosgranjeroshastasacarleslaúltimamoneda.

Lassieteprovinciasconstituíanlaregióndelnorte.Másalláseencontrabalo que ahora es Manchuria, por aquel entonces conocida como el país deHong-du,odelas«CabezasRojas».Setratabadeatracadoressalvajes,queenocasionesatravesabanelYaluengrandesgruposeinvadíancomolangostaselnortedeCho-Sen.Sedecíaquepracticabanelcanibalismo.Séporexperienciaqueeranunosluchadoresterriblesyquenuncasedabanporvencidos.

Fueunañoarrollador.MientrasYunsanyLadyOmenKeijoconsumabanladesgraciadeChongMong-ju,yoprocedíaacrearmeunareputaciónpropia.Por supuesto, contaba conHendrikHamel ami lado, pero yo era la cabezavisible. Hamel, a través de mí, enseñó a nuestros soldados instrucción ytácticasde lucha,ademásdemétodosparahacer frentea laestrategiade los

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CabezasRojas.Fueunagrancampaña,yaunquedurótodounaño,alfinallafrontera norte encontró la paz y en nuestro lado del Yalu no quedaronmásCabezasRojasquelasmuertasencombate.

No sé si esta invasión de los Cabezas Rojas se recuerda en la HistoriaOccidental,perosiesasí,éstadaráunapistadelafechaenquesucedióloqueestoy relatando. Tengan otra pista: ¿Cuándo fue Hideyoshi el Shogun deJapón?Enmiépocaescuchélosecosdedosinvasiones,durantelageneraciónanterior, conducidas por Hideyoshi a través del corazón de Cho-Sen, desdeFusan,alsur,hastaelnorte,dondesehallabaPyeng-Yang.FueesteHideyoshiquienenviódevueltaaJapónmiríadasdecubosllenosdeorejasynaricesdecoreanosmuertos en la batalla.Hablé conmuchos ancianos y ancianas quehabíanestadoenlaluchayqueescaparondelamatanza.

VolvamosaKeijoyaLadyOm.¡Señor,quémujer!Durantecuarentaañosfuemiesposa.Nosealzóningunavozdiscrepantecontranuestromatrimonio.Chong Mong ju, arrancado del poder y sumido en la desgracia, se habíaretirado a amargarse en algún lugar de la lejana costa noroeste.El poderdeYunsaneraabsoluto.Nochetrasnoche,laslucesdelashoguerasenviabansumensaje de paz a lo largo del territorio. Las piernas del emperador sedebilitaronysusojossenublaronaúnmásacausadelasingeniosasdiablurasqueYunsan había preparado para él. LadyOmy yo logramos satisfacer losdeseosdenuestroscorazones.Kimestabaalmandodelaguardiadepalacio.AKwanYung-jin,elgobernadorprovincialquenoshabíagolpeadoyapuntaladoel cuello con tablones cuando naufragamos, le dejé sin poder y le prohibíaparecerdentrodelasmurallasdeKeijo.

Ah, y JohannesMaartens. A un lobo de mar, como yo, se le enseña ladisciplina a golpes y, a pesar demi reciente ascenso a la nobleza, no podíaolvidarqueélhabíasidomicapitándurante losdíasenqueandábamosa labúsqueda de las Indias a bordo del Sparwehr. De acuerdo con mi primerahistorianarradaante laCorte,éleraelúnicohombre libredemiséquito.Elrestodelosmarineros,alserconsideradosesclavosmíos,nopodíanaspiraraconvertirseenoficialesdeningúntipobajolacorona.PeroJohannessípodía,ylohizo.¡Viejozorroastuto!Pocopudesuponersusintencionescuandomepidió que le convirtiese en gobernador de lamísera y pequeña provincia deKyong-ju. Kyong-ju no era rica en pesca ni en agricultura. Apenas serecaudabanimpuestos,yelgobernadornoposeíamásqueunhonorvacíodepoder.Ellugareraenverdaduncementerio,uncementeriosagrado,yaqueenlaMontañadeTabong se encontraban sepultados loshuesosde los antiguosreyes. Más vale ser gobernador de Kyong-ju que siervo de Adam Strang,supusequepensaba;ynuncasospechéquetuvieramásrazónqueelmiedoalasoledadparallevarseconsigoacuatromarineros.

Losdosañossiguientesfueronespléndidos.Gobernémissieteprovincias

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conlosyang-bansqueYunsanpusoamidisposición.TodoloqueserequeríademíeraunainspecciónocasionalencompañíadeLadyOm.Ellaposeíaunpalaciodeveranoenlacostasurquevisitábamosmuyamenudo.Elrestodeltiempo lo dedicaba a diversiones variadas. Me convertí en mecenas deldeportedeluchalibre,resucitéeltiroconarcoentrelosyang-bans,ydevezencuandocazábamostigresenlasmontañasdelnorte.

LasmareasdeCho-Seneranalgodignodeservisto.Enlacostanordesteapenasvariabanunpie,peroennuestracostaoestelamareamuertaalcanzabacasi los sesenta pies.ACho-Sen no llegaban nuncamercaderes extranjeros.Noseemprendíaviajealgunomásalládesuscostasniaellasarribabangentesdesconocidas.Esto sedebía a la políticade aislamientoquemanteníadesdetiemposinmemoriales.Unavezcadadiezoveinteaños,llegabaalgúnqueotroembajador chino, pero solían venir por tierra, rodeando el Mar Amarillo através de Hong-du y bajando por la Ruta Mandarina hasta Keijo. El viajecompleto duraba un año. Su misión era exigir de nuestro emperador unaceremoniasimbólicadereconocimientodelantiguoprotectoradochino.

Hamel,trashabermaquinadosusplanesdurantemuchotiempo,estabayadispuesto a actuar. Parecía que ya no necesitaba más Indias que Cho-Sensiempre y cuando pudiera dirigirlo a sumanera. Nuncame había inspiradoconfianza,perocuandotratódeconvertirmeenalmirantedelaflotadejuncosdeCho-Sen,ymostróunasospechosacuriosidadporloslugaresdondeestabaguardadoeltesoroimperial,comencéaatarcabos.

LociertoesqueamínomeimportabadejarCho-SensieraencompañíadeLadyOm.Cuando lepusealcorrientede losnuevosplanesellamedijo,mientras me abrazaba, que yo era su rey y que donde quiera que yo fuesesiempremeseguiría.Comoverá,loquemedijoeracierto.

Fue todoculpadeYunsanpordejarconvidaaChongMong-ju.Aunquetampoco fue todo culpa suya. No podía haber hecho otra cosa. A pesar dehaber perdido los favores de la Corte, Chong Mong-ju seguía siendo muypopularentreelcleroprovincial.Yunsansevioobligadoacompetirconél,yChongMong-ju, que aparentemente sehallaba retiradoen la costanordeste,no estaba ni mucho menos descansando. Sus emisarios, principalmentesacerdotes budistas, andaban de un lado a otro consiguiendo que incluso elmás insignificante magistrado se uniera a su causa. Hace falta tener la fríapacienciadeunasiáticoparaconcebiryejecutarconspiracionescomoaquélla.La fuerzaque teníaChongMong-juenpalaciocreciómuchomásde loqueYunsan podía siquiera imaginar. ChongMong-ju sobornó a los guardias depalacio, los Tigres Cazadores de Pyeng-Yang, a quienes Kim dirigía. YmientrasYunsanseguíasumidoenlaignorancia,yodedicabamisdíasaLadyOmyaldeporte,HendrikHamelultimabasusplanesparasaquearelTesoroImperial,yJohannesMaartensconspirabaentrelastumbasdelaMontañade

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Tabong,lasarguciasdeChongMong-judieronalfinsufruto.

¡Dios mío, qué terrible tormenta la que estalló! El estallido de laconspiración fue prematuro. Fue Johannes Maartens quien precipitó lacatástrofe;suserroresfuerondeenormeutilidadparaChongMong-ju.

Vea loqueocurrió.LasgentesdeCho-Seneran fanáticasdelcultoa susancestros,yeseviejopirataholandés,cegadoporeloro,nohizootracosaquesaquear las tumbas repletas de tesoros de los antiguos reyes de Silla,enterrados hacía largo tiempo. La misma noche del saqueo él y sus cuatromarinerosviajaronbordeando la costa.Peroaldía siguiente cayóunadensanieblayseperdierondecaminoaljuncoqueJohannesMaartenshabíadejadoescondido.AlllegaratierrafueronrodeadosporloshombresdeYiSun-si,elmagistrado local, partidario de ChongMong-ju. Sólo Herman Tromp logróescaparconvida,yfueporélquesupeaquellahistoria.

Aquellanoche,apesardequelasnoticiasdelsacrilegioseextendíanportodoCho-Senylosoficialesdelamitaddelasprovinciasnorteñassehabíansublevado,KeijoylaCortedormíanignorantes.PorordendeChongMong-ju,las hogueras nocturnas enviaban mensajes de paz, mientras sus mensajerosreventaban los caballospor los caminosdeCho-Sen.Tuve la fortunadeverllegaraunodeaquellosmensajerosaKeijo.Alanochecer,mientrascabalgabahaciaelexteriorporlagranpuertadelacapital,vicaerrendidoauncaballoyalexhausto jinete tambalearse;pocopodía imaginaryo lasnoticiasque traíaaquelhombre.

Su mensaje prendió la revolución en palacio. No se me esperaba hastamedianoche, y a medianoche todo había pasado ya. A las nueve losconspiradores consiguieron retener al emperador en sus aposentos. Leobligaron a ordenar la comparecencia de los responsables de todos losdepartamentos y, según se presentaban, uno a uno y ante sus ojos, erandegollados. Entretanto, losTigresCazadores se habían sublevado.Yunsan yHendrikHamelrecibieronunaterriblepalizayfueronhechosprisioneros.Losotros sietemarineros, juntoconLadyOm,escaparondepalaciograciasa laintervención deKim, quien cortó el camino, espada enmano, a sus propiosTigres Cazadores, hasta que le derribaron y pasaron sobre él. Para sudesgracia,lasheridasnolemataron.

Comoungolpedevientoenunanochedeverano,larevolucióndepalaciopasóvolandoydesapareció.ChongMong-juquedóalmando.Elemperadorleconcedíacuantodeseaba.Traselescándalodelsacrilegiodelastumbasreales,todo Cho-Sen aplaudía a ChongMong-ju. Continuamente caían cabezas deoficialesqueeran remplazadosporpersonasqueChongMong-judesignaba,peronadiesealzócontraeltirano.

En cuanto anuestra suerte: JohannesMaartensy sus tresmarineros, tras

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serexhibidosenpúblicoparaquelamuchedumbredelamitaddelospueblosyciudadesamuralladasdeCho-Senlesescupiese,fueronenterradoshastaelcuelloantelapuertadepalacio.Lesdabanaguaparaquesiguieranvivospormás tiempo y suplicaran por la comida, sabrosa y humeante, que cada horacolocaban ante ellos. Dicen que el viejo JohannesMaartens fue quien mástiempovivió;suespíritunoleabandonóhastapasadosquincelargosdías.

AKim lemachacaron lentamentehasta lamuerte,huesoahueso.Hamelfueejecutadoapaletazos,golpeadohastamorirante losgritosdealegríadelpopulacho de Keijo. Yun san murió como había vivido: con coraje. Estabajugando una partida de ajedrez con el carcelero cuando un mensajero deChongMong-jullegóconunacopaenvenenada.

—Aguardad un momento —dijo—. Deberíais tener un poco más deeducaciónynomolestaraunhombreamitaddeunapartidadeajedrez.Melobeberétanprontocomoacabelapartida.

Ymientraselmensajeroesperaba,Yunsan terminóde jugar,ganó,ysóloentoncessebebiólacopa.

Hacefaltaserasiáticoparatemplarydominarlacólerayllevaracabounavenganza lenta y persistente.Esto es lo queChongMong-ju hizo conLadyOm y conmigo. No nos mató. Ni siquiera nos encarceló. Lady Om fuedegradadadetodorangoydespojadadetodassusposesiones.Sepromulgóundecretoimperial,quefueenviadohastalaúltimadelasaldeasdeCho-Sen,porel quenadie podíamatarme, yaquepertenecía a la casade losKoryu.Mástarde también se ordenó que nadie debía matar a los ocho marineros quehabíansobrevivido,nitampocoayudarles;debíanvivircomomendigos.YenesonosconvertimosLadyOmyyo,ensimplesmendigos.

Siguieroncuarentaañosdepersecución,pueselodiodeChongMong-juhaciaLadyOmyhaciamíeraeterno,ypordesgraciavivióunalargavida,tanlargacomonuestramaldición.

Ya he mencionado antes que Lady Om era una mujer maravillosa. Mefaltanpalabrasparaexpresarmiagradecimientohaciaella.Heoídoenalgúnlugarqueunagrandamaledijoasuamante:«Meconformoconuntechoyunmendrugodepansiemprequetúmeacompañes».LadyOmfuemásallá,puesamenudonodisponíamosnideunmendrugodepan,yel cieloeranuestrotecho.

TodosnuestrosesfuerzosporescapardelamiseriaacababanfrustradosporChong Mong-ju. En Song-do transportaba leña, y Lady Om y yocompartíamos una choza que, durante el crudo invierno, nos resultabainfinitamentemáscómodaqueelcielodescubierto.PeroChongMong-jumeencontró,medieronunaterriblepaliza,mepusieronunatablaalcuelloynos

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enviarondenuevoa loscaminos.Aquel invierno fue terrible,el inviernoenqueelpobre«Ahoraqué»VandervootmuriócongeladoenlascallesdeKeijo.

En Pyeng-yang trabajé de aguador. Sepa que esta vieja ciudad, cuyosmuroseranyaantiguosentiempodeDavid,eraconsideradaunacanoaporsushabitantes,quecreíanqueperforarunpozodentrodesusmurallassupondríaelhundimientodelaciudad.Alolargodeldíamilesdeculíestransportabanenormescántarossobresushombros,yendoyviniendodesdelaorilladelríohastalaspuertasdelaciudad.Meconvertíenunodeellos,hastaqueChongMongjume encontró y de nuevome golpearon,me pusieron la tabla ymeecharonaloscaminos.

Siempreocurríalomismo.EnellejanoWijumeconvertíencarnicerodeperros; mataba a los animales en la calle, cortaba y colgaba los cuerpos ycurtíalaspielesbajolamugredelospiesdelospaseantes,tendiéndolassobreelsuelosucio,conlacarahaciaarriba.PeroChongMong-jumeencontró.Fuiayudante de tintorero en Pyonhan, minero en busca de oro en Kang-wun,fabricante de cuerdas y cordeles en Chiksan. Trencé sombreros de paja enPadok, recogí hierba enWhang-hai, y enMasenpome vendí a un granjeroparaquientrabajabaeldobledelohabitual,pormenosdelsueldodeunculí.Peronohabía lugaralqueno llegarael largobrazodeChongMong-juparacastigarmeyempujarmedenuevoaloscaminos.

LadyOmyyobuscamosdurantedosañoslaraízdelginsengsilvestredemontaña,tanescasoyestimadoporlosmédicosqueconlaventadeunasolaraízpodríamoshabervividocómodamenteduranteunaño.Encontramosunasola de estas raíces, y cuando estaba a punto de venderla fui apresado,meconfiscaronlaraízymedieronunapalizamayorquelasanteriores,ademásdevolveraapuntalarmeelcuelloconaquellastablas.

Por donde quiera que fuéramos los miembros de la Hermandad deMercaderes informaban a Chong Mong-ju en Keijo sobre nuestras idas yvenidasysobreloquehacíamos.Solamentedosvecesmeencontrécaraacaracon él. La primera vez fue durante una tormenta en una helada noche deinvierno,enlasaltasmontañasdeKang-wun.Graciasaunaspocasmonedashabíamosconseguidoquenosdejasendormirenlaesquinamássuciayfríadela enorme sala deunaposada.Estábamos a puntode tomarnuestra insípidasopadealubias,laquetomabanloscaballos,quecocinabanconabundanteajoyunpequeñotrozodecarnedebueyviejo,cuandoseoímoseltintineodelascampanitasdebroncedeunponeyylaspisadasdeloscascos.Seabrieronlaspuertas y entró Chong Mong-ju, imagen del bienestar, la prosperidad y elpoder, sacudiéndose la nieve de sus pieles mongolas de incalculable valor.Hicieronsitioparaélyparasusdocecriados,ydeprontosusojosseposaroncasualmentesobrenosotros.

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—Losbichosdelaesquina,échenlosfuera—ordenó.

Ysusjinetesnosazotaronconsuslátigosynosecharonalatormenta.Peromásadelantehabríaotroencuentro,muchosañosdespués,comoverá.

Nohabíamododeescapar.Nuncasenospermitiócruzarlafronteranorte.Nuncasenospermitióponerunpieenunsampánparaescaparpormar.LaHermandaddeMercaderesllevabalaordendeChongMong-juacadaaldeayacadaalmadeCho-Sen.Eraunhombremarcado.

¡Señor,Señor,Cho-Sen!,conozcocadaunodetuscaminos,cadapasodetusmontañas, todas tus ciudadesamuralladasyhasta lamáspequeñade tusaldeas. Durante cuarenta años vagué por tus tierrasmuriendo de hambre, yLadyOmvagóconmigo.¡Quédecosasllegamosacomer!Restosdecarnedeperro,pútridaeinvendible,quenosarrojabanlosburlonescarniceros;minari,un tipo de berro recogido de las estancadas charcas cenagosas; kimchiestropeadoquerevolveríaelestómagodeloscampesinosyquesepodíaoleramásdeunamilla. ¡Ay!,he robado loshuesosde losperros,he recogido losgranosdearrozperdidosenlascalles,ennochesheladasherobadoalosponisunpocodesutempladasopadealubias.

No es extraño que sobreviviese. Sabía que existían dos cosas que memanteníanvivo:laprimeraerateneraLadyOmamilado;lasegundaeramifeabsolutaenquellegaríaeldíaenqueapretaríaconmisdedoslagargantadeChongMong-ju.

Las puertas de Keijo, a las que llegábamos una y otra vez en busca deChong Mong-ju, se cerraban siempre ante nosotros, y seguimos errandodurantedécadas,recorriendoCho-Sen,dondecuyascallesycaminosconocíanlaviejahistoriadenuestrassandalias.Nuestrahistoriaydestinoseextendióalolargodetodaaquellatierra.Nohabíahombre,mujeroniñoquenosupiesede nuestro castigo. Algunos culíes y mercaderes insultaban a Lady Om, ycomprobabanacambiolafuerzademisgarrasensusmoños,ladurezademisnudillosensus rostros.Ancianasquevivíanen lejanasaldeasperdidasen lamontañamirabanalavagabundaquemeacompañaba,laantiguaLadyOm,ysuspiraban y sacudían la cabeza mientras los ojos se les empañaban delágrimas.Yaalgunasmujeresjóveneslesasomabalacompasiónenelrostroalcontemplarlosbultosquedebíaacarrearsobreloshombros,elazuldemisojos y el largo cabello rubio de aquél que un día fue príncipe de Koryu ygobernadordevariasprovincias.Aveces,gruposdechiquillosnosgolpeabanenlostalones,nosabucheabanynosinsultaban.

Más allá de Yalu había un enorme desierto, de cuarenta millas, queconstituíalafronteranorteyqueseextendíademaramar.Noerarealmenteundesierto,sinotierrasquehabíansidoarrasadasdeliberadamentedeacuerdoconlapolíticadeaislamientodeCho-Sen.Alolargoyanchodelascuarenta

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millas, todas lasgranjas,aldeasyciudadeshabíansidodestruidas.Era tierradenadie,infestadadeanimalessalvajesyatravesadaporcompañíasdeTigresCazadores a caballo, cuyo cometido era matar a todo ser humano queencontrasen.Nohabíamododeescapardeellosnidehuirpormar.

Con el paso de los años mis siete compañeros marineros visitaron confrecuenciaFusan.Fusanestabasituadoenlacostasudeste,dondeelclimaeramástemplado.Peromásqueelclima,loimportanteeraqueestabamuycercadeJapón.Atravésdeangostosestrechos,unpocomásalládedondealcanzabala vista, estaba la única esperanza de escapar, Japón, donde indudablementearribabaalgúnqueotrobarcoprocedentedeEuropa.ConservomuypresentelavisióndeaquellossietehombresenvejecidossobrelosacantiladosdeFusan,anhelandocontodasualmaatravesaraquelmarporelquejamásvolveríananavegar.

A veces se divisaba juncos japoneses y otras embarcaciones, pero nuncahondeabanbanderasconocidasde laviejaEuropaen loaltodesusmástiles.Losañosfueronpasando,ylossietemarineros,LadyOmyyo,amedidaquenosacercábamosa lavejez,dirigíamosconmayor frecuencianuestrospasoshaciaFusan.Ylosañossiguieronpasando,peronuncaconseguimosreunirnostodos juntos. Hans Amden fue el primero en morir. Jacob Brinker, sucompañero de viaje, nos dio la noticia.Brinker fue el últimode los siete, ymuriócasia losnoventaaños,pocosmesesdespuésde lamuertedeTromp.Recuerdomuybienaaquellaparejahaciaelfinaldesusdías,cansadosymuydébiles, con sus harapos de mendigo y sus cuencos para las monedas,contándoseviejashistoriasalsol,unojuntoalotro,riendoybromeandoconvoces chillonas como las de los chiquillos. Tromp divagaba continuamentesobrecómoJohannesMaartensylosotrosmarinerossaquearonalosreyesenlaMontañadeTabong,embalsamadosensusataúdesdeoroconunasirvientatambién embalsamada a cada lado; y cómo aquéllos que antaño fueronpoderosossedesmenuzabanyse ibanconvirtiendoenpolvoenpocashoras,mientraslosmarinerosblasfemabanysudabanintentandosubirlosataúdesalosjuncos.

Tan cierto como que el día es día, el viejo JohannesMaartens se habríaescapadoyhabríaatravesadoelMarAmarilloconsutesorosinohubiesesidopor la niebla que lo cubrió todo al día siguiente y que le hizo perderse.¡Malditaniebla!Lehicieronunacanción,unacanciónqueescuchépor todoCho-Senyqueodiéhastaeldíademimuerte.Estossondosdesusversos:

Ynaggukenichajinanga

Wheanpongtoradeunda.

(Laespesanieblaoriental

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elpicoWheanenvolvió).

DurantecuarentaañosfuiunmendigoenCho-Sen.Deloscatorcehombresquenaufragamos, sóloyo sobreviví.LadyOmera tan resistentecomoyo,yenvejecimosjuntos.Seconvirtióenunamujerpequeña,marchitaysindientes,perosiemprefueunamujermaravillosa,ymicorazónfuesuyohastaelfinal.Apesardeserunancianodesetentaañostodavíaconservabagranpartedemifuerza.Teníalacaraarrugada,micabellorubiosehabíavueltoblanco,ymisamplios hombros se habían encogido, pero todavía conservaba la fuerza demisdíasdelobodemarenlospocosmúsculosquemequedaban.

Ygraciasaesafuerzafuicapazdehacerloqueacontinuaciónlerelataré.Ocurrióunamañanadeprimavera,nomuylejosdelosacantiladosdeFusan,juntoalacarretera,dondeLadyOmyyonoscalentábamosalsol.Estábamossentados sobre el polvo, vestidos con nuestros harapos demendigos, ya sinorgullo,yaunasímeestabariendoacarcajadasdealgunagraciosaocurrenciadeLadyOm, cuando una sombra cayó sobre nosotros.Era la gran litera deChongMong-ju,cargadaporochoculíesyacompañadadedosescoltas,unadelanteyotradetrás,ydevariossirvientesquerevoloteabanasualrededor.

Habíanpasadodosemperadores,unaguerracivil,lagranhambrunayunadocenade revolucionesenpalacio,y todavíaChongMong-juconservabasupoder en Keijo. Debía tener unos ochenta años aquella mañana primaveralsobreelacantilado,cuandohizounaseñalconsumanocasiparalizadaparaque la litera se detuviese y poder descansar; aquel viejo, elmismo que noshabíacastigadoduranteunaeternidad,miróhacianosotros.

—Ahora,mirey—mesusurróLadyOm,ydespuéssevolvióparasuplicarlimosnaaChongMong-ju,fingiendonoreconocerle.

Y supe qué era lo que tenía enmente. ¿Acaso no lo habíamos planeadojuntosdurantecuarentaaños?Porfinhabíallegadoelmomento.Tambiényofingí no reconocer a mi enemigo y, simulando una estúpida senilidad, mearrastréhacialaliterarogandopiedadycaridad.

Los sirvientesme habrían apartado de no ser por la voz temblorosa delviejoChongMong-juquelosretuvo.Seincorporóapoyandosuinestablecodoy, con la otra mano, también temblorosa, corrió las cortinas de seda paracontemplarnos.Suviejorostromarchitosetransfiguróyserecreómirándonos.

—¡Oh,miRey!—mesusurróLadyOmconvozsuplicante,ysentíunavezmássuamoreternoysufeenmí.

La irarojacomenzóacrecerenmi interior, luchandocontramivoluntadpara ser libre. No es extraño que el esfuerzo por controlarme me hicieratemblar.Porfortunatomaroneltemblorcomoungestodedebilidadcausadopor laedad.Mantuveenaltomicuencoygemídébilmente,empañandomis

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ojos de lágrimas para ocultar el fuego azul que ardía en ellos, mientrascalculabaladistanciayelimpulsodelsalto.

Derepentefuiarrastradoporunallamaradadeiraroja;seoyóelcrujidodelas cortinas y las barras y los gritos agudos de los sirvientes mientras mismanossecerrabansobrelagargantadeChongMong-ju.Laliterasedesplomóyyanosabíasimeencontrabaarribaoabajo,peronuncadejédeapretar.

Enmediodetodaaquellaconfusióndecojines,plumasycortinas,apenasmealcanzabanlosgolpesdelossirvientes.Peroprontollegaronlasescoltasycomencé a sentir los látigos enmi cabeza,mientras unamultitud demanostiraba demí. Estabamareado, pero no inconsciente, y extasiado hundíamisdedos en aquel delgado y viejo cuello que había anhelado durante tantotiempo.

Mientraslosgolpesseguíanlloviendosobremicabeza,mispensamientosgiraban vertiginosamente, y llegué a verme como un bulldog inglés deapretadasmandíbulas.ChongMong-junoconsiguióescapar,yséqueestababienmuertocuandolaoscuridad,comounaanestesia,cayósobremí,cercadelosacantiladosdeFusan,juntoalMarAmarillo.

16.

Cuando el alcaide Atherton piense en mí, no se sentirá demasiadoorgulloso. Le he enseñado lo que es el espíritu, le he dado una lección dehumildad con mi propio espíritu alzándose invulnerable y triunfante sobretodas sus torturas. Estoy sentado en Folsom, en laGalería de losAsesinos,esperandomiejecución;elalcaideAthertontodavíaconservasucargoenSanQuintín,yreinasobrelospresosencerradosentresusmuros.Yaunasí,enelfondodesucorazónsabequeyosoymásgrandequeél.

Envanotratóelalcaidedederrotarmiespíritu.Enmuchasocasiones,nomecabelamenorduda,sehubieraalegradosiyohubiesemuertoenlacamisade fuerza. Aquel siniestro interrogatorio continuó durante mucho tiempo.Comoélmismomedecíaunayotravez,teníadosopciones,ladinamitaolamuerte.

ElcapitánJamieeraunveteranoenelcalabozodeloshorrores,perollegóel día en que se derrumbó, abatido por la presión que yo ejercía sobre él ysobre el resto demis torturadores. Tan desesperado estaba que se atrevió adecirlealalcaidequeselavabalasmanos.Desdeaqueldíahastaelfinaldemitortura,jamáspusounpieenlasceldasdeaislamiento.

Sí,ytambiénllegóeldíaenqueelalcaideAthertoncomenzóaasustarse,

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aunque insistía en torturarme para que le dijera donde estaba la inexistentedinamita.Yahaciaelfinal,JakeOppenheimerconsiguióatemorizarletodavíamás. Oppenheimer era osado y muy franco, había soportado todos losinfiernosdelaprisión,ygraciasasuvoluntaddehierropermanecíaconvida.Morrellmecontóelincidentecompleto.Yoestabainconscienteenlacamisadefuerzacuandoocurrió.

—Alcaide—dijoOppenheimer—,nosabedóndeseestámetiendo.Nosetrata simplemente de matar a Standing. Se trata de matar a tres hombres,porquelejuroquesilomata,tardeotempranoMorrellyyoharemoscorrerlavozdeunextremoaotrodeCalifornia.Ustedelige.OdejaenpazaStandingo nos mata a los tres. Standing consigue sacarle de quicio, yo también, ytambiénMorrell.Noesustedmásqueunapestosocobarde,ynotieneelvalornilasagallasparaesesuciotrabajodecarniceroquetantolegustaríahacer.

AOppenheimerlecayeroncienhorasenlacamisadefuerzaporaquello,ycuandoledesataronescupióalalcaidea lacarayrecibiócienmás.Esavez,cuandolesoltaron,elalcaidesecuidódenoestardentrodelacelda.SindudaestabaimpresionadoporlaspalabrasdeOppenheimer.

PeroeldoctorJacksoneraelpeordetodos.Todoaquelloeraunjuegoparaél, y estaba ansioso por saber cuánto más podría soportar antes dederrumbarme.

—Este hombre es capaz de soportar veinte días seguidos—comentó alalcaideenmipresencia.

—Notieneustedniidea—leinterrumpí—,puedosoportarcuarentadías.¡Vaya!Puedosoportarciendías,siemprequesetratedealguiencomousted.

Yacordándomedemistiemposdelobodemar,delapacienciaconlaqueesperécuarentaañoshastaquelogréestrangularaChongMong-ju,añadí:

—Vosotros,perroscarceleros,nosabéisloqueesunhombre.Medísalosdemás en el espejo de vuestra cobardía.Miradme bien, yo soy un hombre.Vosotros no sois más que marionetas. Yo soy vuestro señor. No podéisarrancardemíunasolaqueja,yospareceextraordinarioporquesabéismuybienconquéfacilidadgritaríaisvosotros.

Sí, les puse en su sitio, les llamé sapos despreciables, sanguijuelas delinfierno, babosas repugnantes. Yo estaba por encima de ellos, más allá deellos. Eran esclavos, y yo era un espíritu libre. Era sólo mi cuerpo el queestabaencerrado;yonoestabaencerrado.Habíalogradodominarmicuerpo,yeltiempo,ensuespacioinfinito,eramíoparavagarporélmientrasmicuerpo,quenisiquierasufría,yacíadentrodelacamisadefuerza.

Les conté a mis dos camaradas muchas de mis aventuras. Morrell me

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creyó,pueséltambiénhabíadisfrutadodelosencantosdelapequeñamuerte.PeroOppenheimer, aunque fascinado pormis relatos, semantuvo escépticohasta el final. Él lamentaba, con una ingenuidad a veces realmenteconmovedora,queyohubiesededicadomividaalacienciadelaagriculturaynoaescribirnovelas.

—Perohombre—intentaba razonarconél—,¿quépuedosaberyosobreCho-Sen?Puedo identificarlocon loquehoyse llamaCorea,yesoes todo,pueshastaahíllegaloqueheleído.Porejemplo,¿cómopuedeserquesepaalgosobreelkimchi?Yséloqueeselkimchi.Esunaespeciedesauerkraut.Cuandoseestropeaapesta.TedigoquecuandofuiAdamStrangcomíkimchimiles de veces. Conozco el buen kimchi, el mal kimchi y el kimchiestropeado.SéqueelmejoreselquecocinanlasmujeresdeWosan.¿Ycómopuedo saber eso? No está en mi mente, en la mente de Darrell Standing.EstabaenlamentedeAdamStrang,quien,atravésdesucesivosnacimientosymuertes,melegósusexperienciasamí,DarrellStanding,juntoconelrestodeexperienciasdeaquellasotrasvidasenlasqueintervino.¿Loves,Jake?Asíescomonaceelhombre,comocreceycomoelespíritusedesarrolla.

—Venga, baja de la nube —me replicó frenético con sus nudillos—.Escúchame tú ahora. Yo soy Jake Oppenheimer. Siempre he sido JakeOppenheimer.Nohaynadiemásenmiinterior.Loquesé,loséporserJakeOppenheimer.Ahoraveamos,¿quéesloquesé?Tediréunacosa.Séloqueesel kimchi, es una especie de sauerkraut que se hace en un país conocidoantiguamentecomoCho-Sen.LasmujeresdeWosanhacenelmejorkimchi,ycuando se estropea apesta. No interrumpas, Ed. Espera a que despache alprofesor.

—Dígame, profesor, ¿cómo sé yo todo esto del kimchi? No está en elcontenidodemimemoria.

—Síloestá—salté—.Yolopuseahí.

—Deacuerdo.Entonces,¿quiénlopusoentumente?

—AdamStrang.

—Tuabuela.AdamStrangesunsueño.Loleísteenalgúnsitio.

—Nunca—aseguré—.Lo poco que leí deCorea fue la correspondenciamilitardurantelaguerraentreJapónyRusia.

—¿Recuerdastodoloqueleíste?—preguntóOppenheimer.

—No.

—¿Hasolvidadoalgo?

—Sí,pero…

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—Esoes todo, gracias—mecortó, comohaceun abogado cuando lograunaconfesióndefinitivadeuntestigo.

EraimposibleconvenceraOppenheimerdemisinceridad.Insistióenqueme inventaba todoamedidaque lo ibacontando, aunqueaplaudía loqueélllamaba mi «continuará», y cuando me dejaban descansar de la camisa defuerzamerogabaquelecontaraalgúncapítulomás.

—Yahora,profesor,sáltatetodaesapalabreríaintelectualycuéntanosalgomás sobre el kisang y los lobos de mar —decía, interrumpiendo lasdiscusiones metafísicas entre Ed Morrell y yo—. Y dinos de paso qué leocurrióaLadyOmcuandoaquelmaridoconcuellodetoroestrangulóymatóalviejochino.

¡Ladevecesquehedichoquelaformamuere!Déjemerepetirlo.Laformamuere.Lamaterianotienememoria.Sóloelespíriturecuerda,comoaquí,enlas celdas de la prisión, después demuchos siglos, todo lo que ocurrió conLadyOmyChongMong-jupermanecióenmimente,yasílotransmitíaJakeOppenheimer,yélmelotransmitiódenuevoenelargotcaliforniano.Yahoraselohetransmitidoausted,queridolector.Intenteeliminarlodesumente.Nopuede.Mientras viva, lo que le he contadohabitará en sumente. ¿Espíritu?Nada es permanente excepto él. La materia fluye, se cristaliza y fluye denuevo, y jamás se repiten sus formas. Las formas se desintegranconvirtiéndoseenunanadaeterna,desdelacualnohayretorno.Laformaesaparente, y pasa, como pasaron las formas físicas deLadyOmy deChongMong-ju.Peroelrecuerdodeellospermanece,siemprepermanecerámientraselespírituresista,yelespírituesindestructible.

—Hayalgoqueestáclarísimo—fue laconclusióndeOppenheimeramiaventura de Adam Strang—, y es que, para ser un respetable profesoruniversitario, has dado demasiadas vueltas por los garitos de Chinatown.Malascompañías,yasabes.Meimaginoqueesoesloquetetrajoaquí.

Antesderegresaramisaventurasmeveoobligadoarelatarun incidenteocurridoenlasceldasdeaislamiento.Esimportantepordoscosas.Muestraelasombroso poder mental de aquel chico del lumpen llamado JakeOppenheimer, y es en sí mismo la prueba irrefutable de mis experienciasmientrasestabaenlapequeñamuerte.

—Dime, profesor —me deletreó Oppenheimer un día—, cuando nosrelatabaslaincreíblehistoriadeAdamStrang,recuerdoquemencionastequejugabasalajedrezconeseborrachodelarealeza,elhermanodelemperador.¿Eraeseajedrezcomoelnuestro?

Por supuesto, tuve que responder que no lo sabía, que no recordaba losdetallestrasregresaramiestadonormal,yporsupuesto,élserioabiertamente

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de loque llamómis trampas.Peroaunasíyo recordabaqueenmiaventuracomoAdamStranghabía jugadocon frecuencia al ajedrez.Elproblemaeraquecadavezqueregresabaamiestadoconscienteenlaceldadeaislamiento,losdetalles,tantolosmásbanalescomolosmáscomplejos,sedesvanecíanenmimemoria.

Recuerdequepor razonesprácticas he recopiladomis experiencias en lacamisa de fuerza, intermitentes y repetitivas, en una narración coherente yconsecutiva. Nunca sabía de antemano a dónde me llevarían mis viajes através del tiempo. Por ejemplo, he regresado una veintena de veces a JesseFancher en el círculo de carretas enMountainMeadows. En un período dediezdíasenlacamisadefuerza,heidohaciaatrásdevidaenvida,amenudosaltándomeseriescompletasdevidasqueenotrosmomentosherecorrido,devuelta a la época de la prehistoria, y desde allí a los días previos a lacivilización.

Decidí que en mi siguiente regreso de la vida de Adam Strang, fuesecuandofuese,debíaconcentrarmeinmediatamenteenlosrecuerdosdeljuegode ajedrez. Como estaba sujeto al azar, tuve que soportar las burlas deOppenheimerduranteunmesentero,antesdequeporfinmellegaralasuerte.Yentonces,tanprontocomosalídelacamisaymicirculaciónserestableció,comencéanarraragolpesdenudillotodoloquerecordaba.

Dehecho,enseñéaOppenheimereljuegoqueAdamStranghabíajugadoen Cho-Sen siglos atrás. Era diferente del ajedrez occidental, y aun así losfundamentoseran losmismos, loquenosremiteaunposibleorigencomún,probablemente hindú. En lugar de nuestros sesenta y cuatro cuadros hayochentayuno.Nosotros tenemosochopeonesencadabanda,ellosnueve,yaunque las limitaciones son similares, el principio de los movimientos esdiferente.

Además,enel juegodeCho-Senhayveintepiezasypeonesen lugardenuestros dieciséis, y están dispuestas en tres filas en lugar de dos. Así, losnuevepeonessesitúanenlaprimerafila,enlacentralhaydospiezassimilaresanuestrastorres,yenlaúltimasesitúanlosreyes,flanqueadosenordenporla«moneda de oro», «la moneda de plata», «el caballero» y «la lanza».ObsérvesequeeneljuegodeCho-Sennohayreina.Otravariaciónimportantees que la pieza ganada no se retira del tablero, sino que se convierte enpropiedaddelquelaganayportantojuegaparaél.

EnseñéaOppenheimerestejuego,muchomásdifícilqueelnuestro,hedeadmitir, si se tiene en cuenta la captura, la reconquista y el movimientocontinuodepeonesypiezas.Recuerdequenonoscalientanlasceldas;seríauna crueldad arrebatar a los convictos de la dureza de los elementos.Oppenheimer y yo olvidamos los díasmonótonos y fríos de aquel invierno

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graciasalajedrezdeCho-Sen.

Pero el hecho de que trajese el juego hasta SanQuintín a través de lossiglos tampoco le convenció. Insistió enque lohabía leído enalgún sitio, yaunquelohabíaolvidado,loleídopermanecíaenmimenteyhabíaregresadoduranteunodemissueños.Asífuecomoanalizómisituación.

—¿Qué impide que lo hayas inventado encerrado en la celda deaislamiento? —era su hipótesis—. ¿Acaso no inventó Ed la comunicaciónmediantegolpesdenudillo?¿Yacasonohemosmejoradoenesotúyyoalolargodeltiempo?¡Tepillé!Telohasinventado.Oye,paténtalo.Recuerdoquehace tiempo, siendo yo mensajero, un tipo inventó una estupidez llamada«TigsinClover»ysehizomillonario.

—No puedo patentarlo—respondí—. Sin duda los asiáticos han estadojugandoaestodurantemilesdeaños.¿Notedigoquenoloheinventadoyo?

—Puesentonceslodebeshaberleído,ohasvistoaalgúnamarillojugandoaesteajedrezenalgunodeesosgaritosen losqueestuviste—fue loúltimoquedijo.

Pero tengo algomásque contarle.Hayun asesino japonés enFolsom,ohabía,porquefueejecutadolasemanapasada.Hablédeestetemaconél,yeljuego que Adam Strang jugaba y que yo enseñé a Oppenheimer era muyparecido al japonés, al menos estos dos juegos tienenmuchomás parecidoentresídeloquecadaunodeellostieneconeljuegooccidental.

17.

Recordará,lector,cómoalcomienzodemirelato,cuandoyoeraunchicoen una granja deMinnesota, observé aquellas fotografías de Tierra Santa yreconocímuchoslugares,einclusoseñalélosquehabíancambiado.Tambiénrecordaráquecuandodescribílaescenadelacuracióndelosleprosos,ledijealmisioneroqueyoeraunhombregrandeconunagranespadaque,montadoacaballo,contemplabaelsuceso.

Aquel incidente de la infancia fue tan sólo una de esas nubes de gloria,como diría Wordsworth. Yo, Darrell Standing, no entré a este mundo sinrecuerdos.Perolosrecuerdosdeotrostiemposylugaresquebrillabanenmiconcienciainfantilprontosedesvanecieronyseperdieron.Enrealidad,comoocurrecontodoslosniños,lastinieblasdelaprisióndemicuerposecerraronsobremíyyanopuderecordarmipasado.Cadahombretieneunpasadotangrandecomoelmío,peropocoshantenidolasuertedesufrirdurantevariosañoslaincomunicaciónylacamisadefuerza.Esahasidomisuerte,ygracias

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a ello fui capaz de recordar una vez más aquellos tiempos en los quecontemplaba, montado sobre la grupa de un caballo, la curación de losleprosos.

MellamabaRagnarLodbrog,yesciertoqueeraunhombremuygrande.Lessacabamediacabezaatodoslosromanosdemilegión.Peroesofuemástarde,cuandotrasmiviajedeAlejandríaaJerusalénmepusieronalmandodeuna legión. Tuve una vida ajetreada. Libros y libros y años de escritura noserían suficientes para recordarla toda, así que habré de resumir y contarlesolamenteunaparte.

Nuncaconocíamimadre.Medijeronquenacíenunbarco,duranteunatormenta en elMar delNorte, y quemimadre era unaprisionera capturadaduranteelsaqueodeunafortalezaenlacosta.Nuncasupesunombre;muriódurante la tempestad. Era del norte deDinamarca, o almenos esome hizocreerLingaard.Mecontómuchomásdeloqueyopodíarecordaraesaedad,yaunasínofuedemasiadoloquepudodecirme.Mehablódeunabatallanaval,delsaqueo,elpillaje,lasantorchas,deunahuidaenvelocesbarcostratandodeevitarlosarrecifes,deldolor,lamatanzaylaluchacontralasaguasheladas.¿Quiénpodría,enunmomentoasí,repararenunamujermoribundaqueestabaa punto de dar a luz? Fueron muchos los que murieron, y los hombres sefijaronenlasmujeresquequedaronvivas,noenlasmuertas.

Losincidentessucedidosdespuésdeminacimientocalaronprofundamenteenmi imaginación infantil, comome contó el viejo Lingaard. Él estaba yademasiadoviejopara realizar trabajosduros,por loquehizodecirujano,desepultureroydeparteroparaayudaralasprisionerasqueseamontonabanenel centro del barco. Así nací yo, en mitad de la tormenta, bañado con laespumadelasencrestadasolasdelmarsalado.

NoteníamuchashorasdevidacuandoTostigLodbrogpusosusojosenmípor primera vez. Suya era aquella nave, y suyos los otros siete barcos quehabíanparticipadoenelsaqueo,sehabíanescapadoynavegabanatravésdelatormenta.ATostigLodbroglellamabanMuspell,quesignifica«ElArdiente»,puessiempreestabairritadoyfurioso.Eravaliente,perotambiénmuycruelenocasiones; lociertoesqueelsuyonoerauncorazóndemasiadopiadoso.Alfinal de una batalla en Hasfarth, todavía empapado del sudor de la lucha,devoróelcorazóndeNgrun.VendióasuhijoGarulfcomoesclavoalosjutos.También recuerdo que enBrunanbuhr solía pedir el cráneo deGuthlaf parausarlodecopa.

Cuandolatempestadhuboamainado,Lingaardmellevóalacubiertaanteél.Yonoteníamásqueunashorasdevida,ymehabíanenvueltoenunapieldelobocubiertaporelsalitre.Alhabersidominacimientoprematuro,eraunserrealmenteminúsculo.

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—¡Vaya, ja, ja, ja! ¡Un enano!—gritóTostig, retirandode sus labios unjarrodeaguamielparamirarme.

Dicenquemeagarródeunpieconsusdedospulgareíndicey,sinlapieldelobo,mebalanceóalvientohelado.

—¡Unacucaracha,unrenacuajo,unpiojo!¡Ja,ja,ja!—ymeapretujóconsusenormesdedos,cadaunodeellosmásgruesoquemispiernas,asegurabaLingaard.

Depronto,seleocurrióotraidea.

—Elchiquitínestásediento,démosledebeber.

Yentoncesmemetió,cabezaabajo,enlajarradeaguamiel.Y,denohabersidoporLingaard,mehabríaahogadoenaquellabebidaparahombres,yoqueenmispocashorasdevidanisiquierahabíaprobado la lechematerna.Perocuandoéstemesacódelacuba,TostigLodbroglegolpeófuriosoyletiróalsuelo.Rodamosporlacubiertadelbarco,ylosenormesperroscazadoresdeosos,capturadosenlaluchacontralosdaneses,seabalanzaronsobrenosotros.

—¡Ja, ja, ja! —rugió Tostig Lodbrog, mientras el viejo y yo éramosatacadosyacosadosporlosperros.

PeroLingaard logró ponerse en pie, salvándome, aunque la piel de lobocayóalacubierta.

TostigLodbrogacabósubebidaymemiró;Lingaardsabíaqueerainútilesperarclemencia,puesnolahabría.

—Noesmayorquemipulgar—dijoTostig—.PorOdínqueestasmujeresdanesaspertenecenauna raza ruin.Engendranenanosen lugardehombres.¿Paraqué sirveestacosa?Nunca seráunhombre.Escucha,Lingaard, críaleparaqueseamicamareroenBrunanbuhr.Ycuidadequelosperrosnoselotraguencreyendoqueesunpedazodecarnesobrantedelamesa.

No supe en mucho tiempo lo que era una mujer. Lingaard fue micomadronayminiñera,yporcunatuvelascubiertasmojadasdelosbarcos,laspatadasdeloshombres,lasbatallasylastormentas.SóloDiossabecómologrésobrevivir,perolociertoesquecrecíbastanterápido,yllegóundíaenelque Tostig ya no pudo meterme en una jarra, por grande que ésta fuera.Aquella era su broma favorita. Tenía un sentido del humor bastante rudo,aunque él lo consideraba muy ingenioso. Mis primeros recuerdos son losbarcosdeproaafiladadeTostigLodbrog,losguerrerosysusalborotosenelfestíndeBrunanbuhrcuandodejábamoslosbotesvaradosjuntoalosheladosfiordos.Yomehabíaconvertidoencamarero,yaúnrecuerdolosdíasenquellevaba la calavera de Guthlaf llena de vino hasta la cabecera de la mesa,donde se sentabaTostigbramandoal cielo.Todos aquelloshombres estaban

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locos, pero no me resultaba extraño, pues no conocía nada distinto. Eranhombresdemalcarácterysiempredispuestosaluchar.Suimaginacióneratanferozcomosuapetitoysused.Ycrecícomoellos.¿Dequéotromodopodríahabercrecido?

¡Ah!,yotambiénteníalairadentrodemí,ynomefuedifícilpracticarla.Teníaochoañoscuandoenseñélosdientesporprimeravez;ocurrióenungranfestínenelBrunanbuhr,alqueasistieroncomoinvitadosel jefeAgardylosjutos,quellegaronensustresgrandesbarcos.YoestabadepiejuntoaTostigLodbrog,sujetandolahumeanteyapestosacalaveradeGuthlafllenadevinocaliente.YallímequedémientrasTostigmaldecíaalosdanesesdelnorte,ysiguió maldiciendo durante un buen rato hasta que de repente, enfurecido,comenzóa injuriar a lasmujeresdelnorte.El recuerdodemimadredanesahizodespertarenmiinterioralairaroja,ylafuriameempujóagolpearleconel cráneo de Guthlaf. Quedó quemado, cegado y empapado por el vino, ymientrassetambaleabatratandodeagarrarmeconsusdescomunaleszarpas,leasestéconmidagatrespuñaladasenlabarriga,enelmusloyenlasnalgas.

EljefeAgarddesenvainósuespadagritando:

—¡Unosezno!¡Unosezno!¡PorOdín,dejadqueeloseznoluche!

Yallí,entreelalborotoensordecedordeBrunanbuhr,elfrágilcamarerodelnorte luchó con el poderoso Lodbrog. Y cuando de un solo golpe fuidespedido, aturdido y sin aliento, hasta el centro de aquella enorme mesa,derribandojarrasycacharros,Lodbrogrugió:

—¡Deshaceosdeél!¡Echadlealosperros!

PeroeljefeAgardsalióenmidefensaylepidióaLodbrogquemecediesecomounregaloenseñaldeamistad.

Yasí, traseldeshielo,medirigíhaciaelsurabordodeunadelasnavesdeljefeAgard.Menombrócamareroyportadordesuespada,ycambiaronminombre por el de Ragnar Lodbrog. El país de Agard, una tierra triste ymonótona,envueltaennieblaypantanos,colindabaconladelosfrisios.Allíviví durante tres años, hasta lamuerte de Agard, y siempre estuve firme yobedientea su lado,yaestuvieracazando lobosobebiendoenelgran salóndonde su Elgiva, su joven esposa, solía sentarse rodeada de sus doncellas.Nuestras correrías nos llevaban amenudo hasta el sur, a lo largo de lo queahoraes la costadeFrancia,y aprendíqueenel sur las estaciones sonmáscálidas,elclimamássuaveylasmujeresmásdulces.

De uno de aquellos viajes regresamos con Agard herido de muerte yagonizando.Quemaronsucuerpoenunaenormepira,conElgiva,vestidaconuncorsédorado,cantandoasulado.Muchosesclavosdelafamilia,adornadoscon collares de oro, se quemaron con ella, y también nueve siervas y ocho

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esclavos anglos de noble cuna que habían sido capturados en la batalla. Ytambién sequemaronvarioshalconesvivosydos chicoshalconerosque lossujetaban.

Pero yo, el camarero, Ragnar Lodbrog,me salvé de la quema. Tenía yaonce años, me sobraba valor y nunca había llevado sobre mi cuerpo ropaalguna.Lasllamassealzaron,ycuandoElgivaentonósuscánticosfúnebresylosesclavosylassiervasgritabanaterradosporlacercaníadelamuerte,rompímis ataduras, salté y corrí hasta alcanzar la zona pantanosa, todavía conmicollar de esclavo al cuello, huyendo de los perros que habían soltado paracazarme.

En los pantanos había hombres salvajes, hombres que no tenían dueño,esclavosliberadosybandidosproscritosqueerancazadospordeporte,comosecazabaaloslobos.

Durantetresañosnotuvetecho,nitampocohogueraenlaquecalentarme,ycrecídurocomolaescarcha.Habríarobadoalgunamujeralosjutosdenoserporque,desgraciadamente,losfrisosmedieroncazatrasunapersecucióndedosdías.Mequitaronelcollardeoroymecanjearonpordosperroslobos,entregándomeaEdwy,unsajón,quienmepusouncollardehierroalrededordelcuelloymástardemeentregó,juntoconotroscincoesclavos,aAthel,delos anglos del este. Fui esclavo y guerrero hasta queme perdí durante unaincursiónhaciaeleste,másalládenuestrasfronteras,yfuicapturadoporloshunos; allí fui porquero hasta que logré escapar hacia el sur a través de losbosques;fuiadmitidocomohombrelibreentrelosteutones,queeranmuchos,peroquevivíanenpequeñastribusysedirigíanhaciaelsurempujadosporelavancedeloshunos.

Desde el sur llegaron los romanos, también grandes guerreros,obligándonos a retroceder de nuevo hacia los hunos. Finalmente nos vimosobligadosapresentarbatalla,ylesenseñamosalosromanosloqueeraluchar,aunque,adecirverdad,tambiénellosnosenseñaronalgo.

Siempre recordaba la soleada costameridional que había divisado desdelos barcos deAgard, y el destino quiso que un día cayese prisionero de losromanos y regresara a aquelmar que nohabía visto desdemis días con losanglos del este.Me convertí en un esclavo remero en las galeras y por fin,comoremero,lleguéaRoma.

Lahistoriadecómomeconvertíenunhombrelibre,enunciudadano,enunsoldado,ycómoalaedaddetreintaañosviajéhastaAlejandría,ydeahíaJerusalén,esdemasiadolarga.MehevistoobligadoarelatarlemibautizoenlajarradeaguamieldeTostigLodbrogylosañosquesiguieron,paraquesehagaunaideadequéclasedehombreeracuandocrucéalgalopelaPuertadeJaffayseposaronsobremítodaslasmiradas.

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Tenían motivos para mirarme. La suya era una raza bajita, de huesosdelgados y músculos débiles; aquellos judíos y romanos no habíancontemplado nunca a un hombre rubio como yo. A través de las estrechascallejuelas se apartaban a un lado y se paraban a observar, con asombro, aaquel hombre rubio que venía del norte, o sólo Dios sabía de qué remotastierras.

Casi todas las tropas de Pilatos estaban formadas por auxiliares, aexcepcióndeunpuñadoderomanosquehacíanguardiaenlosalrededoresdepalacio, y de otros veinte que cabalgaban conmigo. Generalmente losauxiliareseranbuenossoldados,aunquenuncatandignosdeconfianzacomolosromanos.Elloseranmejoresguerrerosquenosotros,loshombresdelnorte,quecombatíamosencolerizadosyfuriosos.Losromanossemanteníansiempreserenosyjuiciosos.

La noche de mi llegada, conocí en casa de Pilatos a una amiga de suesposa,queformabapartedelacortedeAntipas.LallamaréMiriam,pueséseeraelnombreconelquelaamé.Sipensaraqueesposibledescribirelencantodelasmujeres,describiríaaMiriam.Pero¿cómodescribirlasemocionesconpalabras?Elencantodelamujeresindescriptible.

En general, todamujer posee un cierto encanto para todos los hombres.Cuando este encanto se torna personal, lo llamamos amor.Miriam tenía eseencanto especial. Era una mujer excepcional, y utilizo este adjetivodeliberadamente. Su cuerpo era magnífico, imponente, superior a la mediajudíatantoenestaturacomoenfigura.Aristócratapornaturaleza,todoenellaeragenerosoyllenodeelegancia.Erainteligente,ingeniosay,porencimadetodo, deuna feminidad abrumadora.Comoverá, fue su feminidad lo que alfinalnostraicionaríaalosdos.Morena,depielaceitunadayrostroovalado,sucabelloeratannegroqueresplandecíaazulado,ysusojosparecíandosnegrospozosgemelos.Lociertoesqueelnuestrofueunencuentrodedosperfectosarquetiposdelhombrerubioylamujermorena.

Y fue un encuentro instantáneo. No hubo espera, duda o incertidumbrealguna.Fuemíadesdeelprimermomentoenque lavi,y tambiénella supoqueyo,deentretodosloshombres,lepertenecía.Mientrasmedirigíaresueltohaciaella,seincorporódelsillón,comosifueraaacercarseamí,yentoncesnos miramos, y estuvimos mirándonos hasta que la esposa de Pilatos, unamujerdelgadaynerviosa,sepusoareírtímidamente.Presentémisrespetosalasdos,ymeparecióvercomoPilatoslanzabaunamiradadecomplicidadaMiriam,comodiciendo«¿Noesloqueteprometí?».Yesquehabíasabidodemi llegadagraciasaSulpiciusQuirinius,el legadodeSiria.Pilatosyyonoshabíamos conocido tiempo atrás, mucho antes de que fuera enviado aJerusalén.

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Hablamos largo y tendido aquella noche, sobre todo Pilatos, quien meexplicódetalladamente la situación local;parecía sentirse soloyansiosoporcompartirsuspreocupacionesconalguien,inclusoporrecibirconsejo.Pilatostenía el carácter firme de los romanos, con la suficiente imaginación einteligencia como para hacer respetar la férrea política de Roma, y noexcesivamenteirritableantelassituacionestensas.

Sinembargo,estabaclaroqueaquellanocheestabapreocupado.Losjudíosle habían puesto muy nervioso. Eran demasiado inquietos e inestables, yademás eran astutos en extremo. El carácter romano era directo y franco, adiferenciadelosjudíos,quenuncaseenfrentabandirectamenteanada,salvocuandoeranobligadosaello.LairritacióndePilatossedebía, talycomoelmismomeexplicó,aquelosjudíosconspirabanconstantementeparautilizarleen susdisputas religiosas.Yo sabíabienqueRomano solía interferir en lascuestiones religiosas de los pueblos conquistados, pero los judíos siemprecreabanconflictosyconferíanuntintepolíticoahechosquenadateníanqueverconlapolítica.

Pilatos se mostró elocuente al hablar sobre las diversas sectas, losalzamientosprovocadosporelfanatismoylascontinuasrevueltas.

—Lodbrog —dijo—, uno nunca puede predecir si una ligera nube deveranoseconvertiráenunatormenta.Estoyaquíparamantenerelordenylacalma. Y muy a mí pesar han convertido el lugar en un gallinero. Antespreferiría gobernar las lejanas tierras escitas o a los salvajes britanos que aestasgentesquenuncaseponendeacuerdoenloqueaDiosserefiere.Ahoramismohayunhombreenelnorte,unpescadorqueahoraespredicadoryhacemilagros,quepodría,dentrodepoco,tratardeocuparmilugar.

AquéllafuelaprimeravezqueoíhablardeunhombrellamadoJesús,perono le di demasiada importancia.Hastamucho tiempo después no recordaríahaberoídohablardeél,yparaentonceslapequeñanubesehabíaconvertidoenunaterribletormenta.

—Meheinformadosobreél.Noesunpolítico,deesonohayduda.PeroestatesegurodequeCaifás,ytambiénAnás,harándeestepescadorunasuntopolíticoconqueazuzaraRomayarruinarme.

—EseCaifás…heoídoqueesunaltodignatariodelosjudíos,pero¿quiénesAnás?—pregunté.

—El sumo sacerdote, un sinvergüenza —explicó Pilatos—. Caifás fuenombradoporGrato,yeslasombraylavozdeAnás.

—Nuncatehanperdonadoaquelpequeñoasuntodelosescudosvotivos—bromeóMiriam.

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Al oír esto, como si le hubiesen metido el dedo en la llaga, Pilatoscomenzóanarrarnoselepisodio,queenunprincipionohabíasidomásqueeso, una anécdota, pero que casi acaba con él. Con lamayor inocencia delmundohabíacolocadoantesupalaciodosescudosconinscripcionesvotivas,y como consecuencia se desencadenó una tormenta sobre su cabeza, y losjudíos escribieron y entregaron sus quejas a Tiberio, quien las aprobó yreprendióaPilatos.

Me alegró poder charlar con Miriam un poco más tarde. La esposa dePilatos ya me había hablado de ella. Pertenecía a la antigua realeza; suhermanaeraesposadeFilipo,tetrarcadelosgaulonitasyBetania.Filipo,asuvez,erahermanodeAntipas,tetrarcadeGalileayPerea.AmboseranhijosdeHerodes,aquien los judíos llamaban«ElGrande».Miriamvivíaen lacortecon ambos, pues también ella tenía su sangre real. De niña había sidoprometidaenmatrimonioaArquelao,porentoncesgobernadordelaprovinciadeJerusalén.Sinembargo,habíaheredadounaenormefortuna,yportantonosevioobligadaacasarse.Además,eraunamujerdecarácterfuerteysindudadifícildecomplacerenasuntostandelicadoscomoelcasamiento.

Sindudaalgoflotabaenelaire,puesalpocoratoMiriamyyoestábamoshablandodereligión.Lociertoesquelosjudíoserantanaficionadosadiscutirde asuntos religiosos como nosotros a la lucha y los festines. Durante miestancia en aquel país no dejé ni un solomomento de escuchar las eternasdiscusionessobrelavidaylamuerte,laleyyDios.Pilatosnocreíaendiosesni en demonios ni en nada parecido.Lamuerte era para él la oscuridad delsueño eterno; y aun así, durante sus años en Jerusalén, tuvo siempre quesoportaraquellalocurareligiosa.Lecontaréalgo:enunaocasión,enunviajeaIdumea,meacompañabaunjovenayudante,unchiquilloquecasinopodíaensillaruncaballo,yquesinembargopodíahablarhastaquedarsesinaliento,desdeelamanecerhastalapuestadelsol,acercadelasmássutilesdiferenciasentre las enseñanzas de todos los rabinos conocidos desde Shemaiah hastaGamaliel.

PerovolvamosaMiriam.

—Tú crees que eres inmortal —pronto se atrevió a desafiarme—.Entonces,¿porquénotegustahablardeello?

—¿Porquédiscutirsobreloqueyasé?—contesté.

—¿Perotanseguroestás?—insistió—.Háblamedeello.¿Cómoesvuestrainmortalidad?

YtrashablarledeNiflheimyMuspell,delnacimientodelgiganteYmirdelos copos de nieve, de la vaca Andhumbla, de Fenrir y Loki y los heladosJótuns, de Thor y Odín y de nuestra Valhala, ella comenzó a aplaudir y a

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gritar,conlosojosencendidos.

—¡Oh,eresunbárbaro,unniñogrande!¡Tecreeslashistoriasdelasviejasniñeras! Pero tu espíritu, que es inmortal, ¿adónde irá cuando tu cuerpomuera?

—AValhala,comoyatehedicho—respondí—,ymicuerpotambién.

—¿Parabeber,comer,luchar…?

—Y para amar—añadí—. Debemos tener nuestras mujeres en el cielo,sino,¿paraquésirveelcielo?

—No me gusta vuestro cielo —dijo—. Es un lugar de locos, lleno debestias,deescarcha,tormentasyfuria.

—¿Cómoeselvuestro?—pregunté.

—Allíesveranoeternamente,siemprehayfloresyfrutasmaduras.

Sacudílacabezayledije:

—No me gusta vuestro cielo. Es un lugar triste y suave, un lugar parahombresdébiles,paraeunucosygordos,sombrasdeloqueesunhombredeverdad.

—Micielo—dijo—eslamoradadelosbienaventurados.

—Valhalaes lamoradadelosbienaventurados—contesté—.¿Aquiénleimportanlasfloresenunlugardondesiemprehayflores?Enmipaís,cuandoel crudo invierno se marcha por fin y el sol aleja de nosotros las nocheseternas, lasprimeras floresquebrotan juntoalbordedelhieloderretido sonseñalesdegozo,ylascontemplamosconasombro.

—¡Y el fuego!—grité—. ¡El glorioso fuego! En tu cielo un hombre nopuede apreciar la bendición de una buena hoguera bajo un techo, mientrasafueratodoesvientoynieve.

—Quétontoeres—merespondió—.Llamáiscieloaunfuegoyauntechoenlanieve.Ennuestrocielonadietienequeescapardelvientoylanieve.

—No —objeté—. Levantamos un techo y una hoguera para desde allíinternarnos en el hielo y la tormenta, y volver más tarde a refugiarnos. Elhombrehanacidoparalucharcontraelhieloylanieve,yesamismaluchaessu techoy su fuego.Losé,puesunavezvivídurante tresaños sin techonifuego.Nacíenmitaddeunatormenta,despuésdeunabatalla,ymispañalesfueronunapieldelobo.Míramebien,yverásquétipodehombreshabitanenValhala.

Ymemiróaconciencia,fascinada,yexclamó:

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—¡Ay, gigante rubio!—y añadió pensativa—.Casime entristece pensarquetalveznohayahombresasíenmicielo.

—Nohasdepreocuparte—laconsolé—.Elmundoesgrandeyhaylugarparamuchoscielos.Esposiblequeacadaunolecorrespondaelcieloquesucorazóndesea.Seguroquehayunbuencielomásalláde la tumba.Y,no lodudes,algúndíadejarénuestrosfestinesyasaltarévuestrascostassoleadas,yteraptaré,comofueraptadamimadre.

Y entonces lamiré, y ella tambiénmiró, ymantuve fija lamirada. ¡PorOdín,quémujer!

No sé lo que podría haber pasado, pues Pilatos, que había terminado suconversación con Ambivio y que llevaba allí sentado un rato, sonriendo,rompióelsilencio.

—¡Unrabino,unrabinoteutón!—seburló—.Unnuevopredicadoryunanueva doctrina han llegado a Jerusalén. Ahora tendremosmás desacuerdos,másrevueltasymásprofetaslapidados.Quelosdiosesnosprotejan,porqueesto es una casa de locos. Lodbrog, no esperaba esto de ti. Pero ahí estás,divagando como un loco en el desierto acerca de lo que te ocurrirá cuandomueras.Vivesólounavida,Lodbrog,teahorrarádisgustos.

—¡Continúa,Miriam,continúa!—gritósuesposa.

Había estado atenta a nuestra discusión, extasiada, y al verla pensé quetambiénella sehabíacontagiadodeaquella locura religiosade Jerusalén.Elinterés quemostraba por el temame pareció excesivo. Era unamujermuydelgada, como consumida por la fiebre. Tenía la piel muy tirante. Daba laimpresióndequesepodíamiraraltrasluzdesusmanos.Eraunabuenamujer,perodemasiadonerviosa,yavecesfantaseabasobresombras,señalesymalosaugurios.Ademásleasaltabanvisionesydecíaescucharvoces.Yonuncatuvepaciencia para tales debilidades, pero sabía que era una mujer de buencorazón.

AlpocotiempotuvequecumplirunamisiónparaTiberio,ymimalasuertequisoqueapenasvieraaMiriam.CuandoregresédelacortedeAntipas,ellasehabíamarchadoaBatanea,lacortedeFilipo,dondeestabasuhermana.UnavezmásvolvíaJerusalén,yaunqueenrealidadnonecesitabaveraFilipo,meacerquéhastaBataneaconlaesperanzadeencontrarmeconMiriam.

Después tuve que viajar a Idumea. Viajé también a Siria por orden deSulpicioQuirinius,quiensentíacuriosidadpormisinformesdeprimeramanosobre la situación en Jerusalén. En todos estos viajes por el país tuve laoportunidad de observar cuán extraños eran los judíos, con su eternapreocupaciónporDios.Enlugardedejarquelossacerdotessehiciesencargode estos temas, ellos mismos ejercían de predicadores a la menor ocasión,

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siemprequeencontraranunoyente.Yoyenteshabíamuchísimos.

Abandonaban sus ocupaciones para viajar por el país como mendigos,peleandoydiscutiendoconlosrabinosenlassinagogasyalaentradadelostemplos.FueenGalilea,una región remotacuyoshabitanteseranconocidosporsufaltadesentidocomún,dondeencontréelrastrodeunhombrellamadoJesús.Alparecerhabíasidocarpintero,mástardepescador,yalgunosdesuscompañerospescadoreshabíanabandonadolasredesparaacompañarleensuvidaerrante.Algunosleconsiderabanunprofeta,perolamayoríadelagenteopinabaquenoeramásqueunloco.

Mi pobre ayudante, que decía saber sobre el Talmud más que nadie,despreciabaaJesús,lellamabareydelosmendigosyasudoctrinaebionismo,quesignificaba,talycomomeexplicó,quetansólolospobresalcanzaríanelcielo,mientrasquelosricosypoderosossequemaríaneternamenteenalgúnlagodefuego.

Pudeobservarqueeracostumbreenelpaís llamarselocoslosunosa losotros. A mi juicio todos ellos estaban trastornados. Eran como una plaga.Exorcizabandemoniospormediodehechizosmágicos,curabanenfermedadesconlasmanos,bebíanvenenoyjugabanconserpientesvenenosas,oalmenosesomecontaban.Sealejabanamorirdehambreeneldesierto,yregresabanaullando nuevas doctrinas, reuniendo multitudes a su alrededor y fundandotodotipodesectas.

—PorOdín—dijeaPilatos—,nolesvendríamalunpocodelanieveyelfrío de mi helado país. Este clima es demasiado amable. En lugar deguarecerse o cazar animales para sobrevivir, se dedican a adoctrinar a losdemás.

—Y a alterar la naturaleza de Dios —corroboró Pilatos agriamente—.¡Malditadoctrina!

—Lomismopiensoyo—asentí—.Sisalgocuerdodeestatierradelocos,pasaréporencimadecualquierhombrequeseatrevaamencionarme loquepodríaocurrirmedespuésdemimuerte.

Nunca había visto gente tan alborotada. Para ellos, todas las cosas delmundoeranpíasoimpías.Ellos,taninteligentesalahoradediscutirhastaelhastío cualquier tema, parecían incapaces de entender la palabra «Estado».Todo lo político era religioso; todo lo religioso era político. Las águilasromanas, las estatuas romanas e incluso los escudos votivos de Pilatos eraninsultosimperdonableshaciasureligión.

Elmétodoromanode realizarelcenso les resultabaunaaberración,peroteníanqueaceptarloporqueera labasedelsistematributario;ysinembargoera un crimen contra su ley y suDios. ¡Ah, la ley!No se trataba de la ley

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romana,sinodesuley,alaquellamabanlaleydeDios.Habíacelotescapacesdematar a cualquiera que quebrantase esta ley. Y si a un procurador se leocurríacastigaraunodeaquellosfanáticos,podíaprovocarunarevueltaounainsurrección.

TodoloqueestaextrañagentehacíalohacíaennombredeDios.Existíanloquelosromanosllamabantaumaturgos,quehacíanmilagrosparademostrarsudoctrina.Siempremehaparecidoalgoestúpidodemostrarlaveracidaddela tabla de multiplicar por medio de la conversión de un bastón en unaserpiente,oinclusoendosserpientes.Másaesosededicabanlostaumaturgos,ysiempreentusiasmabanalagente.

¡Cielo Santo, cuántas sectas! Fariseos, esenios, saduceos, infinidad deellas.Tanprontocomoideabanunanuevaarguciayasehabíaconvertidoenunasuntopolítico.Coponio,cuartoprocuradoranterioraPilatos,tuvomuchosproblemas para aplacar a los gaulonitas que se sublevaron y llegaron hastaGamala.

La última vez que pasé por Jerusalén, noté al instante la crecienteexcitación de los judíos. Iban de un lado a otro en grupos conversando ydiscutiendo.Algunosanunciabanelfindelmundo.AotroslesbastabaconlainminentedestruccióndelTemplo.Yalgunosrevolucionariosanunciabanqueel invasor romano iba a ser expulsado y que el nuevo reino judío estaba apuntodecomenzar.

TambiénviquePilatosmostrabasignosclarosdeunaansiedadcreciente.Era evidente que le estaban causando muchos problemas y quebraderos decabeza.Perohede admitir que, comoverámás adelante, les superó a todosellos en astucia, y estoy seguro de que logró confundir a muchos de susadversariosenlassinagogas.

—Situvieramedialegiónderomanos—sequejaba—tomaríaaJerusalénporelcuello…yentonces,supongo,terminaríamiangustia.

Como yo, Pilatos no tenía demasiada fe en las tropas auxiliares, y sólodisponíamosdeunpuñadodesoldadosromanos.

Volviendo a lo anterior,me alojé en el palacio y para dichamíaMiriamestaba allí. Pero mi dicha distaba mucho de ser completa, pues hablamosúnicamente de la situación del país, y era lo lógico, pues la ciudad enteraparecía un enorme gallinero alborotado. Se acercaba la Pascua—un asuntoreligioso,porsupuesto—,ymilesdepersonas llegabandesdeelcampoparacelebrar la festividad en Jerusalén. Los recién llegados eran verdaderosfanáticos,ylaciudadestabaplagadadeellos,tantoquemuchostuvieronqueacampar fuera de las murallas. Yo estaba asombrado, y no era capaz dedistinguir hasta qué punto todo aquello había sido provocado por las

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enseñanzasdelpescadorerrante,oporelodiojudíohaciaRoma.

—Tan sólo una décima parte de esto, o incluso menos, se debe a lainfluencia de ese Jesús—respondió Pilatos ami pregunta—.Caifás yAnásson los culpables. Saben bien lo que hacen. Tratan de desestabilizar lasituaciónconelúnicopropósitodecausarmegravesproblemas.

—Sí,esciertoqueCaifásyAnástienengranpartedeculpa—dijoMiriam—,perotú,PoncioPilatos,eresromanoynopuedescomprendertodoesto.Sifuesesjudíotedaríascuentadequeelasuntoesmuyserio,yquevamásalládeunameradisputaentrelossectarios,ounintentoporcausarteatiyaRomamásproblemas.

—Puede que el pescador no seamás que un lunático, y sin embargo sulocura no está libre de astucia. Predica la doctrina de los pobres; amenazanuestras leyes, y nuestras leyes, como tú bien sabes, son nuestra vida. Lasoluciónessimple:obienCaifásyAnás,obienelpescador.Debendestruirle,oseráélquienlesdestruyaaellos.

—¡Qué extraño!Un hombre tan sencillo, un pescador…—dijo, casi sinaliento, lamujerdePilatos—.¿Quéclasedehombrepuedetenersemejantespoderes? Quisiera verle. Ojalá pudiera ver con mis ojos a un hombre tannotable.

Pilatosfruncióelceñoalescucharlaspalabrasdesuesposa.

—Silequieresver,notienesmásquepasearteporlosantrosdelaciudad—rioMiriamcondesprecio—.Leencontrarásbebiendovinooencompañíademujeres.JamásllegóaJerusalénunprofetatanextraño.

—¿Yquéhaydemaloeneso?—pregunté,poniéndomesinquererdepartedelpescador—.¿Acasonobeboyovinoenabundanciaymepasolasnochesdeaquíparaallá,buscandodiversión?Loqueesehombrehacelohacentodosloshombres,anoserquetambiényoestéloco,ynoloestoy.

Miriamnegóconlacabezamientrasseguíahablando.

—Noestá loco;peorqueeso,espeligroso.Todoebionismoespeligroso.Pretendedestruir loestablecido.Esun revolucionario.Destruirá lopocoquenosquedadelestadojudíoydelTemplo.

Pilatossacudiólacabezaendesacuerdo.

—Noesunpolítico;mehaninformadosobreél.Essólounvisionario,ynoesenabsolutosedicioso.Inclusoapoyaelsistemadeimpuestosromano.

—Siguessinentendernada—insistióMiriam—.Nosetratadeloquedicesino,sinodelefectoquepuedencausarsuspalabras,yesoleconvierteenunrevolucionario.Dudo que élmismo pueda sospechar los posibles efectos de

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susactos.Esehombreescomounaplaga,ycomotaldebesererradicado.

—Deduzcodetodolodichoquenosetratamásquedeunhombresencilloydegrancorazón,sinintenciónperversaalguna—afirmé.

Y entonces les hablé de la curación de los diez leprosos que habíapresenciadoenSamariadecaminoaJericó.

La mujer de Pilatos se sentó, fascinada por mi relato. A nuestros oídosllegaban gritos lejanos desde las abarrotadas calles, y supimos que lossoldadostratabandemantenerlacalma.

—¿Y túcreesenmilagros,Lodbrog?—preguntóPilatos—.¿Piensasqueen un abrir y cerrar de ojos pudieron desaparecer todas las llagas de losleprosos?

—Lesvicurarse—respondí—.Lesseguíparaasegurarmedeello.Nolesquedabanirastrodelalepra.

—¿Perovistesusllagasantesdelacuración?—insistióPilatos.

Neguéconlacabeza.

—Me dijeron que eran leprosos —admití—. Cuando les vi más tarde,parecíanhombresquehabíantenidolepra.Estabanaturdidos.Unodeellossesentóalsolysebuscóportodoelcuerpoalgunaherida,ynocesabademirarymirar,comosinolograracreerloqueveíansusojos.Cuandolepregunté,nocontestó; no miraba a ningún otro sitio más que a su propia piel. Estabaperplejo,sentadoalsol,mirándosesincesar.

Pilatos rio con desdén, y también observé cierto desdén en la sonrisa deMiriam.LaesposadePilatos seguía sentada, inmóvil comouncadáver, conlosojosabiertosdeparenparylamiradaperdida.

Ambiviohabló:

—SegúnmedijoCaifásayermismo,elpescadoraseguraqueDiosvendráalaTierraycrearáunnuevoreinosobreelqueimperarálaleydelSeñor.

—Quesignificaráelfindelgobiernoromano—interrumpí.

—Ésa es la trama de Caifás y Anás para confundir a Roma—explicóMiriam—.Noescierto,esunamentiraquehaninventado.

Pilatosasintióypreguntó:

—¿Nunca has leído en alguno de tus viejos libros alguna profecía queanunciequelossacerdotessevolveránencontradeestepescador?

Ellaasintióylecitóunpasaje.LecuentoestoparademostrarelprofundoconocimientoquePilatosteníadeestepuebloquetantolecostabamanteneren

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orden.

—Loqueheoído—continuóMiriam—esqueesteJesúspredicaelfindelmundoyelreinadodeDios,noaquísinoenloscielos.

—Mehaninformadodeello.Escierto.EsteJesúsnoniegalalegitimidadde los impuestos romanos. Afirma que Roma reinará hasta que las leyesdesaparezcan junto con elmundo.Empiezo a entender el juego deAnás—explicóPilatos.

—AlgunosdesusseguidoreslleganadecirqueesDios—añadióAmbivio.

—Nomehaninformadodequehayadichotalcosa—replicóPilatos.

—¿Porquéno?NoeslaprimeravezquelosdiosesdesciendenalaTierra.

—Fuentes de confianza—añadióPilatos—mehan contadoquedespuésdelmilagrodealimentaraunagranmultitudconpanesypeces,losestúpidosgalileosqueríannombrarlereyencontradesupropiavoluntad.Paraescapardeelloshuyóalasmontañas.Noestáloco,esdemasiadoastutoparaaceptareldestinoqueselequeríaimponer.

—Y eso es precisamente lo queAnás tratará de hacer contigo—reiteróMiriam—.Diránqueéltratadeerigirseenreydelosjudíos;unataquealasleyesromanas,porloqueRomadeberátratarconél.

Pilatosseencogiódehombros.

—Másbienreydelosmendigosodelossoñadores.Noesestúpido.Esunvisionario,peronoaspiraaningúnpoderenestemundo.Queleacompañelasuerteenelotromundo,porqueallíestaráfueradelajurisdicciónromana.

—Aseguraquelapropiedadesunpecado,yesoesloquelosfariseosnoaceptan—dijoAmbivio.

Pilatosrioamandíbulabatiente.

—Estereydelosmendigosysuscompañerospescadorestodavíarespetanlapropiedad—explicó—,ysabedquehacetiempoteníanuntesorero.Judas,sellamaba,ysedicequerobabadeldinerodelgrupo,queéladministraba.

—¿YJesúsnorobónada?—preguntólaesposadePilatos.

—No,fuejudas,eltesorero—respondióPilatos.

—¿QuiéneraJuan?—pregunté—.SéqueestuvometidoenalgúnlíoyqueAntipasleejecutó.

—Otro más —respondió Miriam—. Nació cerca de Hebrón. Era unfanático y vivía en el desierto. Sus seguidores —o quizás él mismo—aseguraban que era Elías, resucitado de entre losmuertos. Elías era uno de

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nuestrosantiguosprofetas.

—¿Eraunrebelde?—pregunté.

Pilatossonrióynegóconlacabeza,luegoañadió:

—Juaneraunmoralista.Esunahistoriamuylarga,peropagóporelloconsucabeza.No,nohuboningunaintenciónpolíticaenaquelasunto.

—AlgunostambiéndicenqueJesúseselhijodeDavid—observóMiriam—.Peroesoesabsurdo.NadieenNazaret locree.Allívive todasufamilia,incluidas sus dos hermanas casadas, y todos le conocen.Songente sencilla,nadafueradelocomún.

—Ojalá fuese así de simple el informe que tengo que enviar a Tiberiosobretodoesteembrollo—sequejóPilatos—.Yahoraqueestepescadorhavenido a Jerusalén, la ciudad está plagada de peregrinos dispuestos a crearproblemas,yAnásnodejadesembrarcizaña.

—Antesdequenosdemoscuenta lograrásupropósito—predijoMiriam—.Hadejadoelproblemaentusmanos,ytendrásquesolucionarlo.

—¿Quéproblema?—preguntóPilatos.

—Laejecucióndelpescador.

Pilatossacudiólacabezatercamente,perosumujergritó:

—¡No!¡No!Seríaunerrorterrible.Esehombrenohahechodañoanadie.NohaofendidoaRoma.

MirósuplicanteaPilatos,queaúnsacudíalacabeza.

—Queseanellosmismosquienesledecapiten,comohizoAntipas—gruñóPilatos—.Noesqueelpescadormeimportedemasiado,peronomeprestaréasusartimañas.Si tienenqueacabarconél,quelohaganellos.Esoesasuntosuyo.

—Perotúnodebespermitirlo—exclamólamujerdePilatos.

—Siinterfiero,tendréproblemasparaexplicárseloaTiberio—contestó.

—Paseloquepase—continuóMiriam—,tendrásquedarexplicacionesdetodoesto,ypronto;Jesúsyaha llegadoaJerusalénconunoscuantosdesuspescadores.

Pilatosnopodíaocultarlairritaciónqueestanoticialecausaba.

—Notengoningúninterésensaberloquehace,yesperonoverlenunca.

—EstatesegurodequeAnásloencontraráporti—replicóMiriam—ylotraeráatupuerta.

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Pilatosseencogiódehombros,yahíterminólaconversación.LaesposadePilatos, nerviosa,mandó llamar aMiriam a sus aposentos, así que no pudehacer más que ir me a la cama y dormirme con el murmullo de la ciudadrepletadelocos.

Todosucedióconrapidez.Durantelanochelatensiónenlaciudadhabíaaumentado. Hacia mediodía, mientras cabalgaba con media docena de mishombres,lascallesestabanabarrotadasylasgentessemostrabanmásreaciasquenuncaacedermeelpaso.Silasmiradasmatasen,aqueldíayohabríasidohombremuerto. Escupían abiertamente ami paso, y por donde pasaba todoeranquejaseinsultos.

De haberme hallado en cualquier otra ciudad, habría dado orden a mishombres de usar sus espadas para acallar a aquellos escandalosos fanáticos.Pero estaba en Jerusalén, y aquella gente era incapaz de distinguir entre elestadoyDios.

Anás, el saduceo, había hecho un buen trabajo. Sin importar cuál fuerarealmentesuopinióny ladelSanedrínacercadelconflicto,estabaclaroquehabíaconseguidoquelamultitudpensaraquelaculpadetodolateníaRoma.

Me encontré con Miriam entre la multitud. Iba a pie, acompañadasolamenteporunamujer.Noeraelmomentodecaminarporlascallesvestidaconropaselegantes,yvestíadiscretamente,conlacaracubierta,parapoderpasar por unamujer judía de condiciónmás baja. Pero amis ojos no pudoocultar su linaje, su porte y su andar elegante, tan distintos del resto demujeres.

Sólopudimosintercambiarunaspocaspalabras,pueselcaminosebloqueóalinstanteylamultitudcomenzóaaglomerarseyaempujaramishombresyaloscaballos.Miriamserefugióenunaesquina,entrelosmurosdelascasas.

—¿Hancogidoyaalpescador?—pregunté.

—No; pero ya se encuentra al otro lado de lamuralla.Ha llegado hastaJerusalénmontadoenunasno,entreunamultitud;asupaso,algunospobresinocentes le han aclamado como el rey de Israel. Anás utilizará esto comoexcusaparapresionaraPilatos.Esepescadoreshombremuerto.

—PeroPilatosnoloarrestará—dije.

Miriamnegóconlacabeza.

—Anásseencargarádeello.LellevaránanteelSanedrín.Lesentenciaránamuerte.Puedequelolapiden.

—PeroelSanedrínnotienepoderparaejecutarlo—sostuve.

—Jesúsnoes romano—contestóella—.Es judío.Por la leydelTalmud

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estácondenadoamuerte,porquehablasfemadocontraella.

—ElSanedrínnotieneesederecho.

—Pilatosnoseopondríaaello.

—Peroesunacuestiónde legalidad—insistí—.Yasabes loquepiensanlosromanosdelaley.

—EntoncesAnásharáqueseaPilatosquienlocrucifique.

La fuerza de la muchedumbre arrastraba a nuestros caballos y nosempujaba a golpes. Algún fanático se había caído al suelo; sentí que micaballo reculaba y pasaba por encima de él, y escuché sus gritos y lasamenazasdesuscompañeros.LlamédenuevoaMiriamparadecirle:

—Estás siendomuydura conunhombredelque túmismadicesquenotienemaldad.

—Mepreocupaloquepuedapasarsisobrevive—respondió.

Yentoncesunhombresaltódeentrelamultitud,meagarródeunapiernaeintentóderribarme.Inclinándomeunpocohaciadelante,lesoltéuntremendogolpeconlapalmadelamanoenlamejillaylamandíbula.LoshabitantesdeJerusalénnoestánacostumbradosalosgolpesdeunhombredeverdad.Desdeentoncesmehepreguntadomuchasvecessilerompíelcuello.

VolvíaveraMiriamaldíasiguiente,enelpatiodelpalaciodePilatos.Seencontraba como en medio de un sueño, apenas me veía y parecía noreconocerme; estaba rara, aturdida y como fascinada, y sus ojos vacíos merecordaronalosleprososcuradosenSamaria.

Congranesfuerzovolvióensí,aunquenoparecíalamismadeantes.Algohabíaensusojosquenopodíacomprender.Jamáshabíavistounamiradaasíenningunamujer.

Se habría alejado sin tan siquiera saludarme si no me hubiese puestodelantedeella.Sedetuvouninstanteymurmuróunaspalabrasininteligibles,perosumiradaseguíaperdida.

—Lohevisto,Lodbrog.Lohevisto—susurró.

—Portodoslosdioses,esperoqueaélnolehayaafectadotantoverteati—reí.

Nisiquierareparóenmiinoportunabroma,ysehabríamarchadosinomehubieseinterpuestoensucamino.

—¿Quiénesél?—leinterrogué—.¿Alguienqueharesucitadodeentrelosmuertosparaencenderesaextrañaluzentusojos?

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—Alguienqueharesucitadoalosmuertos—respondió—.Créeme,Jesúsresucitaalosmuertos.ÉleselPríncipedelaLuz,elHijodeDios.Lehevisto.DeverascreoqueeselHijodeDios.

Poco pude entender de sus palabras salvo que había conocido a esepescadorerranteyquesehabíacontagiadodesu locura.AquellaMiriamnoera lamismaque lehabíaacusadode iniciarunaplaga,yquehabíaexigidoqueleexterminasen,comosehadehacercontodaplaga.

—¡Tehahechizado!—gritéenfadado.

Susojosparecieronhumedecersey,mientrasasentía,mirabaalinfinito.

—Oh,Lodbrog,Élestáporencimatodo,másalládetodadescripción.AlmirarleunoveenÉllabondadylacompasión.Lehevisto.Leheescuchado.Darétodoloqueposeoalospobresyleseguiré.

Estaba tanconvencidaque tuvequeaceptarlo,comohabíaaceptadolafedelosleprososdeSamariacuandosemirabanlapiellibredellagas;peromedolíavercómoesevagabundomilagrerohabía logradoengañaraunamujercomoMiriam.

—Síguele —añadí con sorna—. Sin duda portarás una corona cuandolleguesureino.

Asintiósonriendo;enesemismoinstantelehabríaabofeteado.Mehiceaunlado,ymientrasavanzabamurmuró:

—Sureinonoestáaquí.EselHijodeDavid.EselHijodeDios.EstodoloqueÉlhadichoser,ytodoloquesehadichosobreÉl.

—Unsabiodeoriente—rioPilatosentredientes—.Estodounpensador,estepescadoranalfabeto.Heaveriguadomássobreél, tengonoticiasfrescas.Nisiquieranecesitahacermilagros,esmássofisticadoque todoeso.Lehanpuestotodotipodetrampasyélsehareídodeellas.Escuchaesto.

YmecontócómoJesúshabíaconfundidoalosqueintentabanponerleenevidencia cuando le llevaron a unamujer culpable de adulterio para que lajuzgara.

—Yencuantoalosimpuestos—seregocijóPilatos—,«alCésarloqueesdelCésar,aDiosloqueesdeDios»,lesrespondió.ÉsaeralatrampadeAnás,yAnássequedósinpalabras.PorfinhaaparecidounjudíoquecomprendelaconcepciónromanadelEstado.

Más tardemeencontrécon laesposadePilatos.Encuanto lamiréa losojossupequetambiénellahabíaconocidoalpescador.

—LaProvidenciayaceenSu interior—medijo—.Alcontemplarlo,unosientequeesDiosquienviveenSuinterior.

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—¿Entonces,élesDios?—preguntésonriendo,pordeciralgo.

Negóconlacabeza.

—Nolosé;nolodijo.

Un hechicero de mujeres, eso es lo que pensé al ver a aquella mujeralejarseflotandoentresueñosyvisiones.

Seguramentesabe,lector,loqueocurriódespuésdetodoaquello.Jesúsmedemostróque tambiéneraunhechicerodehombres.HechizóaPilatosymehechizóamí.

DespuésdequeAnásenviaraaJesúsanteCaifás,yelSanedrínsereunieraen casa de éste y condenase a Jesús a muerte, lo llevaron ante Pilatos,escoltadoporlamultitud,paraquefueraélquienloejecutara.

Sinembargo,Pilatosnoqueríaejecutarlo.Noleinteresabaenabsolutoelpescador, tan sólo le preocupaban la paz y el orden. ¿Qué le importaba aPilatoslavidadeunhombre?Yaunasí,cuandoPilatossaliómalhumoradoaatenderalamultitud,quedóhechizadoalinstanteporelpescador.

Yo lo sé; estaba presente. Era la primera vez que Pilatos le veía. Saliófurioso del palacio. Los soldados estaban listos para desalojar del patio aaquellosindeseablesalborotadores.PeroencuantoPilatosvioalpescador,laexpresióndesurostrose tornóamableyserena.Dijoa lamultitudque todoaquello no le concernía, que el pescador debía ser juzgado por sus propiasleyes,yaqueera judíoyno romano.Nuncahabíavistoa los judíosmostrartantaobedienciaaRoma.Gritaronque,deacuerdoconlasleyesromanas,nolesestabapermitidoajusticiaraunhombre.

PilatoslesdejóenelpatioysellevóaJesúsalasaladeltribunal,dondesequedóasolasconél.Desconozcoquéesloqueocurrió,peroPilatossaliódeallí cambiado. Si antes se había negado a ejecutarle por no prestarse a losjuegosdeAnás,ahorasenegabaporrespetoalpescador.Trataríadesalvarle.Perolamultitudgritaba:«¡Crucifícale!¡Crucifícale!».

Sepa, lector, que el esfuerzo de Pilatos fue sincero. Sepa que trató deengañaralamultitud,yporellofingióqueseburlabadeJesúsyletachódelocoinofensivo.Seofreciómástardealiberarle,amparándoseenlatradicióndeindultaraunprisionerocadaañoconmotivodelaPascua.Yentoncessecorriólavozentrelosseguidoresdelossacerdotes,queagritosexigieronlaliberacióndelasesinoBarrabás.

Pilatostratóenvanodeescaparalaconfabulacióndelossacerdotes.Entreburlasybromasorganizóunafarsa.LlamóaJesúsReydelosjudíosyordenóquefueraazotado.Esperabaque,entrerisayrisa,seolvidaranalfinaldetodoaquello.

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Almenospuedodecir queningún soldado romano tomóparte en lo quesucedió a continuación.Fueron los soldadosde las tropas auxiliares quienescoronaronyvistieronaJesúsconunatúnica,quienespusieronelbáculoensusmanos y quienes, de rodillas, le aclamaron como el Rey de los Judíos. Setratabadeunsimplejuegoparaaplacaralamultitud,peronoresultó.

YfueentoncesquemiréaJesúsydescubrísuhechizo.Apesardequeeraelblancodelasburlasydetodotipodevejaciones,élsemostrabamajestuoso.Lecontempléensilencio,ysuserenidadinvadiómialma.Mesentíacalmadoy tranquilo, y así es comodebía ser.Todo estaba en orden.En el centro deaquel tumulto, a pesar del dolor, la serenidad de Jesús me llenaba detranquilidad. En ningún momento sentí deseo alguno de salvar a aquelhombre.

Durantemividahabíavistoaloshombrescometertantasatrocidadesqueelcomportamientodeaquellamultitudapenasmeafectaba.Estabatranquilo;noteníanadaquedecir,ninadaqueopinar.Sabíaquejamásentenderíatodoaquello,yasídebíaser.

Latensiónaumentaba,lamuchedumbrepedíaagritoslamuertedeJesús.Pilatos volvió a la sala del tribunal. Había fracasado, y sólo le quedaba unargumento: Jesús había nacido en el territorio de Antipas, y por tantopertenecíaasujurisdicción.

Peroelescándalosehabíaextendidoyafueradepalacio.Enlascalles lainmensamuchedumbrearrastrabayempujabaanuestrastropas.Losdisturbiosy las escaramuzas amenazaban con desencadenar una guerra civil o unarevolución. Los veinte legionarios que estaban bajo mis órdenes estabanpreparados para lo que pudiese pasar; nomostraban ninguna simpatía haciaaquellos fanáticos, y estaban deseando que les diera la orden de limpiar elpatioconsusespadas.

CuandoPilatosvolvióasaliralpationofuecapazsiquieradehacerqueleescucharan, pues el gentío gritaba enloquecido y hasta le acusaban dedesobedeceraTiberio.Juntoamíseencontrabaunsuciofanático,debarbaycabellos largos, que no dejaba de armar escándalo, gritando sin cesar:«¡Tiberio es el emperador, no queremos rey! ¡Tiberio es el emperador, noqueremos rey!».Perdí lapaciencia.Losgritosy losgestosdeaquelhombremeasqueaban.Fingíqueperdíael equilibrioy le aplastéelpiecon todamifuerza. El muy estúpido ni se enteró y siguió gritando: «¡Tiberio es elemperador,noqueremosrey!».

Pilatos dudaba. Dejó de ser Pilatos, gobernador romano, para sersimplemente un hombre enfurecido ante aquellamultitud demiserables queclamabanporlasangredeunespíritutandulce,sencillo,ybondadosocomoeldeJesús.

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Memiró,yporunmomentomeparecióqueestabaapuntodedarmeunaseñal. Me moví hacia delante; pensé en abalanzarme con mi espada paraanimaraPilatosaquedieralaordendecargarcontratodaesachusmaquenodejabadegritaryalborotar.

Pero no fue la duda dePilatos lo queme detuvo. Fue el pescador quiendecidióporlosdos.Jesúsmemiró.Meordenó.Ledigoqueestepescador,estepredicador errante arrastrado a la deriva desde Galilea, me detuvo. Nopronuncióunasolapalabra,ysinembargosuordeneramuyclara.Mequedédondeestaba.¿Quiénerayoparaignorarlavoluntaddeunhombretanserenoy justo como aquél? Por fin entendía el encanto del hombre que habíahechizadoaMiriam,alamujerdePilatosyalpropioPilatos.

Ya conoce el resto. Pilatos se lavó la sangre de Jesús de las manos, yordenó que le crucificaran. Los alborotadores estaban satisfechos,especialmenteAnás,CaifásyelSanedrín.NofuePilatos,nitampocoTiberioni los soldados romanos quienes crucificaron a Jesús. Los religiosos deJerusalénfueronlosresponsables.Losé,estabaallí.PilatoshabríasidocapazdesalvaraJesúsinclusoacostadesucargopolítico,ylomismohabríahechoyodenohabersidoporqueJesússenegabaaquelesalvaran.

Yo,RagnarLodbrog,jamásaprendíescribirnialeer,peroalolargodemivida he escuchado todo tipo de historias.Ahora sé que nunca aprendí tantocomoenlosañosquepaséconlosjudíos.Aprendísusleyesysufilosofía.Sinembargo,hehabladoconsencillezyfranqueza,comohablaunhombrequehanacidoenlosbarcosdeTostigLodbrog,yasíleinforméaSulpicioQuirinius,enSiria,detodoloquevienJerusalén.

18.

Lamuerteaparenteesunhechofrecuentenosóloenelmundovegetalyenlas formas primarias de vida animal, sino también en el complejo yevolucionadoorganismohumano.LosfaquiresdelaIndiasoncapacesdesdehacesiglosdellegaraesteestadocatalépticoporsímismos;unodesustrucosera el de ser enterrados vivos. En otras ocasiones, los médicos handiagnosticadolamuertedehombresqueseencontrabanenestadossimilares,ordenandoquefueranenterradoscuandoenrealidadseguíanvivos.

EnSanQuintín,eneltiempoqueestuveenlacamisadefuerza,recurríconfrecuencia a estos métodos para lograr un estado similar. Recordaba haberleído que los campesinos del norte de Siberia practicaban técnicas dehibernación y dormían largos períodos de tiempo mientras duraba la

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temporada invernal, como hacen los osos y otros animales salvajes. Loscientíficos que han estudiado el comportamiento de estos hombresconcluyeron que durante esta etapa, las funciones respiratorias y digestivascesabancasiporcompleto,yqueelritmocardíacodisminuíahastanivelestanbajos que eran imperceptibles en los exámenesordinarios realizadospor losexpertos.

Enesteestado,lasconstantesvitalesdelorganismohumanoseencuentranentalestadodesuspensiónqueelaguaylosalimentosquesenecesitanparavivir resultan insignificantes. Sabiendo todo esto me atreví a desafiar alalcaideAtherton y al doctor Jackson y les reté a queme castigasen duranteciendíasseguidosenlacamisadefuerza.Noseatrevieronaaceptarmireto.

Sinembargo,melasarreglésinbeberaguaysinprobaralimentosduranteperíodosdediezdías.Meresultabamolestoqueelinfamemédicodelacárcel,humedeciéndome los labios, me sacara de las profundidades de mi viaje atravésdel espacioy el tiempoymedevolviera al presente.Lehice saber aldoctorquepretendíaresistirsinaguayqueportantomeresistiríaacualquierintentodeobligarmeabeberla.

Por supuesto, tuvimos algunas discusiones, pero finalmente el doctorJackson cedió ante mi voluntad. A partir de entonces, el espacio que losperíodos de castigo en la camisa de fuerza ocupaban en la vida de DarrellStandingseredujoapocomásqueuntictacdereloj.Encuantomeatabanmesumergíaconrapidezeneseestadodeinconscienciayoscuridad,yasílograbaescapar del terrible sufrimiento que suponía el cese de la circulaciónsanguínea, e inmediatamente, yo, Darrell Standing, volvía a ver la luz y aencontrar de nuevovarias caras inclinadas sobremímientrasmedesataban;habíanpasado,enunabrirycerrardeojos,diezdíasmás.

¡Ah,lamaravillosagloriadeaquellosdíaspasadosenotroslugares!¡Losviajes a través de la extensa cadena de existencias! ¡La larga oscuridad, lacreciente luznebulosayel revoloteodeesosseresqueaparecían iluminadosbajoaquellaluz!

He reflexionado mucho sobre la relación entre esos otros seres y yomismo, y la relación de mis experiencias con la teoría moderna de laevolución.Conseguridad,puedoafirmarquemiexperienciaseencuentraentotalconsonanciaconlasconclusionesevolucionistas.

Yo, como cualquier otro hombre, no soy más que un proceso decrecimiento. Mi existencia no comenzó al nacer ni al ser concebido. Fuicreciendo, desarrollándome, a lo largo de miles de años. Todas lasexperienciasdeestavidaydemuchasotrashanidoformandolaesenciademialmaodemiespíritu.Ellassonmiesencia.Lamaterianorecuerda,porquelamemoriaeselespíritu.Yosoyeseespírituformadoporlosrecuerdosdemis

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infinitasreencarnaciones.

¿De dónde proviene el impulso de la ira roja que se apoderó demí, deDarrellStanding,yquehadestrozadomividaymehallevadoalasceldasdecastigo? Desde luego, no nació conmigo, no surgió cuando yo, DarrellStanding,fuiconcebido.Estaviejairarojaesmásantiguaquemimadre,másaún que la madre del primer hombre de la humanidad. Mi madre, alconcebirme,nocreóesaapasionadaosadíaenmí.Nosiempresonlasmadresresponsables del miedo o de la valentía de los hombres. Mucho antes delprimerserhumanoyaexistíanelmiedo,lavalentía,elamor,elodio,laira…ytodos esos sentimientos crecieron, se desarrollaron y se transformaron en lamateriaenquehabríandeconvertirseloshombres.

Yo soymi pasado, como convendrá todo buen defensor de las leyes deMendel.Todosmisseresanterioresysusvocesyecosresuenandentrodemí.Lamanera de asumirmis actos, el fuego demis pasiones o el parpadeo decadaunodemispensamientosseencuentranmoldeadospor todaslasdemásexistencias que me precedieron y que tomaron parte en el proceso de micreación.

Laesenciadelavidaesmoldeable,yalmismotiempo,éstanuncaolvidael pasado. Moldéela como desee, que los recuerdos permanecerán. Se hancriadomuchostiposdecaballos,desdepesadosShireshastaShedandsenanos,perotodosprovienendelosprimeros:loscaballossalvajes,domesticadosporelhombre.Sinembargonosiemprepuedeelhombreimpedirlascocesdeuncaballo. Igualmeocurre amí; yo, que desciendode aquellos domadores decaballos,nohepodidodomarlairaroja.

Soyunhombrenacidodeunamujer.Mequedanpocosdías,yaunasí laesencia demi ser es indestructible.He sidomujer nacida de unamujer.Hesidomujeryhedadoaluzamishijos.Yvolveréanacerdenuevo.Sí,volveréanacerincalculablesveces;ytodavíahayimbécilesquepiensanquepuedenquitarmelavidacolgándomedeunasoga.

Sí, me ahorcarán pronto. Estamos a finales de junio. Dentro de pocointentarán engañarme, me sacarán de esta celda para darme un baño, deacuerdo con el régimen penitenciario, pero no me traerán de vuelta. Mevestirán con ropa limpia yme conducirán a la celda de lamuerte. Allí mepondrán bajo una estricta vigilancia. Día y noche, dormido o despierto,siemprehabráalguienvigilándomeparaimpedirquemeasfixiebajolamantayescapedelaaccióndelaley.

Siemprehabráunapotenteluzencendida,yunamañana,cuandomehayacansado losuficiente,meconduciránalexteriorconunacamisasincuelloymedejaráncaerporlatrampilla.Losé.Lasogaseencargarádetodo.Durantemuchos meses el verdugo de Folsom habrá tensado y estirado la soga con

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grandespesoshastaeliminarsuelasticidad.

Sí, caeré con rapidez. Tienen ingeniosas tablas de cálculo quemiden elrecorrido de la caída en proporción con el peso de la víctima. Estoy tandelgadoquetendránquedejarmecaerdesdemuyaltoparaconseguirquemerompaelcuello.Entonceslosespectadoressequitaránelsombreroy,mientrasyomebalanceoenalaire, losdoctorespondráneloídosobremipechoparacontarlosleveslatidosdemicorazón,hastaqueconfirmen,finalmente,quehemuerto.

Esgrotesco,resultaridículaladesfachatezdeesosgusanosquecreenquepuedenmatarme.Nopuedomorir.Soyinmortal,comoellos; ladiferenciaesqueellosnolosaben,yyosí.

Unavezfuiverdugo,omejordicho,ejecutor.¡Lorecuerdobien!Utilizabala espada en lugar de la cuerda. La espada es un instrumentomás valiente,aunque todos losmétodos resulten igual de ineficaces. ¡Como si el espíritupudieseseratravesadoporelacerooestranguladoconunasoga!

19.

En San Quintín era considerado, junto con Oppenheimer y Morrell,quienessepudrieronconmigodurantelargosañosdeoscuridad,elpresomáspeligrosode laprisión.Metenían tambiénporelmásduro,más inclusoqueMorrell y Oppenheimer. Por supuesto, cuando digo duro, quiero decirresistente.EsciertoqueelalcaideAthertontratóunayotravezdedestrozarelcuerpo y el espíritu de mis dos compañeros, pero también es cierto queconmigoseensañómuchomásqueconellos.Yresistí.Ladinamitaoelhoyo,ésa fue laamenazadelalcaide,amenazaquenuncasecumplió.Niyopodíainventarladinamitadelanada,niélpodíaenviarmealatumba.

Y no porque mi cuerpo fuera resistente, sino porque mi espíritu eraresistente.Yeraresistenteporquea lo largodetodasmisvidasanterioressehabíaenfrentadoaexperienciasterriblementeduras.

Una de aquellas experienciasme persiguió durantemucho tiempo comounapesadilla.Noteníaprincipionifin.Yoaparecíasiempreenunapequeñaislarocosa,azotadaporeloleaje.Eratanreducidaquecuandohabíatormenta,lasolassobrepasabansupuntomásalto.Llovíamucho.Vivíaenunacueva,sometidoagrandespenalidades,sinmediosparahacerfuegoyalimentándomedecarnecruda.

Siempre sufría. No lograba entender qué hacía en medio de aquellasituación. Y dado que era incapaz de elegir el destino de mis viajes en la

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camisa de fuerza, a menudo me veía obligado a revivir esta experienciaparticularmente detestable.Mis únicosmomentos felices eran cuando el solbrillabaypodíatumbarmeenlasrocas,librándomeasídelfríocasiperpetuoquesufría.

Mi único entretenimiento eran un remo y una navaja. Pasaba muchotiempograbandoenelremoletrasminúsculas,ytallabaunamuescaporcadasemanaquepasaba.Afilabalanavajasobreunarocalisa,ylacuidabacomoamipropiavida.Enrealidad,eramivida.

Trasnumerosasidasyvenidas,conseguífinalmenterecordar,devueltaenmicelda,laleyendagrabadaenelremo.Alprincipiosólopodíarecordarunpequeño fragmento. Después resultó más sencillo, se trataba tan sólo de iruniendopocoapocolaspiezas.Porfindiconeltextocompleto:

Hagosaberalapersonaencuyasmanoscaigaesteremo,queDanielFoss,nacidoenElkton,Maryland,enlosEstadosUnidosdeAmérica,yquepartiódelpuertodeFiladelfiaen1809,abordodelbergantínNegociator,condestinoa la isla de Tonga, naufragó en el mes de febrero, en este islote desolado,dondelevantóunachozayvivióvariosaños,alimentándosedefocas,siendoelúltimosupervivientedelatripulacióndelcitadobergantín,quechocócontraunaisladehieloysehundióel25denoviembrede1809.

Esoeratodo,perograciasaelloaprendímuchosobremímismo.Aunquehayalgoquenuncalogréaclarar,¿estabalaislasituadaenelPacíficoSuroenelAtlánticoSur?Misconocimientosdenavegaciónsonbastanteescasos,ynosabríadecir sielbergantínNegociatornavegabahaciaTongapasandoporelCabo deHornos o por el Cabo de Buena Esperanza. Para serle sincero, nosupeenquéocéanoestabalaisladeTongahastaquemetrasladaronaFolsom.El asesino japonésquehemencionado antes había navegado a bordode losbarcos de Arthur Sewall, y me dijo que la ruta más probable era la quebordeaba el Cabo de Buena Esperanza. En tal caso, sabiendo la fecha departida desde Filadelfia y la fecha del naufragio, se podría determinarfácilmentedequéocéanosetrataba.Desgraciadamente,lafechadepartidaessencillamente 1809. El naufragio podía haber ocurrido tanto en un océanocomoenelotro.

Solamente una vez, en mis trances, tuve ocasión de revivir el períodoanterioramillegadaalaisla.Comenzóenelmomentoenelqueelbergantíngolpeóeliceberg,ylorelataré,aunquesóloseaparamostrarlelamanerafríaycalculadora en la que planeaba todos mis actos. Fue esta conducta, comoprontoverá,laquemepermitióserelúnicosupervivientedelatripulación.

Dormía en mi litera del castillo de proa cuando un terrible estruendointerrumpió mi sueño. De hecho, como les ocurrió a los seis hombres quecompartían camarote conmigo, me desperté al caer al suelo desde la litera.

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Supimos enseguida lo que había ocurrido. Los demás subieron a cubierta amediovestir,peroyosabíaaquéatenermeyesperé.Sabíaquesilográbamossalvarnos sería gracias al bote. Era imposible nadar en aquelmar helado, ynadieviviríamuchotiempoenelbote,alaintemperie,sinlaropaadecuada.Sabíaademáscuántotiempolesllevaríaecharelbotealagua.

Así,alaluzdelaslámparasdeaceitequeseagitabansalvajemente,yentreeltumultodelosmarinerosquecorríandeunladoaotroylosgritosde«¡Noshundimos!», busqué en mi arcón las ropas adecuadas. Además, puesto queellosyanoibanahacerusodelassuyas,rebusquétambiénenlosarconesdemiscompañeros.Actuéconrapidezperoconserenidad,ysólocogílasropasmásabrigadasyresistentes.Mepuselascuatromejorescamisetasdelanaqueencontré,tresparesdepantalonesytresparesdegruesoscalcetines.Mecalcélas botas nuevas deNicholasWilton,más grandes e inclusomás resistentesquelasmías,ymepusetambiénelchaquetóndeJeremyNalorsobreelmío,yencimaeldeSethRichard,queloacababadeengrasar.

Dos pares de pesados mitones, la bufanda de John Robert que le habíatejidosumadre,yelgorrodepieldecastordeJosephDawescompletabanmiindumentaria. Los gritos eran cada vez más alarmantes, pero me tomé unúltimominuto para guardarme en los bolsillos todo el tabaco que encontré.Despuéssubíacubierta.

Atravesando lasoscurasnubes, la luna iluminaba labrutal escena.Habíaaparejosrotosyhieloportodaspartes.Lasvelas,lascuerdasyelpalomayor,quetodavíaseguíaenpie,estabancubiertosdecarámbanos.Elvientosoplabaconfuerza,indicandolaproximidaddeicebergs.Estabanbajandoelboteporbabor,yvicomoalgunoshombres,queresbalabanporlacubiertatratandodecargar los tonelesde lasprovisiones, abandonaban lacomidaen suafánporhuir. En vano el capitán Nicholl forcejeó con ellos. Una gran ola zanjó elasunto arrastrando los toneles sobre las cuadernas de la borda. Agarré alcapitán por el hombro y le grité al oído que subiese a bordo del bote eimpidiese a los hombres soltar amarras, mientras yo me encargaba de lasprovisiones.

Sin embargo, no me dejaron mucho tiempo. Apenas me las habíaarreglado, con ayuda de otro compañero,AaronNorthrup, para bajarmediadocenadetonelesybarrilespequeños,cuandotodosgritarondesdeelbotequeibanasoltarlasamarras.Teníansusmotivos.Porbarloventosenosacercabaunamontaña de hielo a la deriva, y por sotavento, muy cerca de la borda,habíaotrahacialaquenosaproximábamos.

AaronNorthrup saltó sindudarlo.Yomedemoréun instante, a pesardequeelbotesealejaba,parabuscarunlugardondehubierahombresrobustosqueconsuscuerposamortiguaranmicaída.Noteníaintencióndeembarcarme

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entanazarosoviajeconalgúnmiembroroto.

En la popa estaban el primer oficial, Walter Drake, el cirujano ArnoldBentham,AaronNorthrupyelcapitánNicholl,queibaal timón.Elcirujanoestaba inclinado sobre Northrup, que yacía en el fondo gimiendo. En sudesafortunadosaltosehabíarotolapiernaderechacasialaalturadelacadera.

Remando fuertemente conseguimos alejarnos cien yardas, y al volver lacabezapudecontemplarelaparatosofinaldelNegociator.Sequedóatrapadoentrebloquesdehielo,queloaplastaroncomoaplastaríaunniñounaciruelacon losdedos.El silbidodelvientoyel rugidodel aguanonosdejabanoírnada,peroel crujidode las firmescuadernasdelbergantínyde losbaosdecubiertadebieronsertanruidososquehabríandespertadoatodaunaaldeaenunanochetranquila.

Lentamente los costados del bergantín quedaron aplastados, la cubiertadescolló y el resto de la nave se hundió poco a poco hasta desaparecer porcompleto. Sentí mucho la destrucción del barco, pero al mismo tiempomereconfortaba saberme tan abrigado dentro demis cuatro camisas ymis tresabrigos.

Aun así la noche fue implacable y fría incluso para mí. Nadie iba tanabrigado como yo, pero lo que los otros debieran estar sufriendo no meimportaba demasiado. Continuamente me frotaba la nariz, con uno y otromitónalternativamente,paraquenosemecongelase.SindejardepensarenmihogarenElkton,rezabaaDios.

Alllegarlamañanahicimosbalancedelasituación.Paraempezar,todos,menosdosotres,sufríandecongelación.AaronNorthrup,incapazdemoverseconlacaderarota,eraelpeordetodos.Enopinióndelcirujano,yanadapodíahacerseporsalvarsuspiescongelados.

El bote llevaba demasiado peso, pues estábamos a bordo los veintiúnhombres de la tripulación. Dos de ellos eran grumetes. Benny Hardwaterapenasteníatreceaños,yLishDickery,cuyafamiliaeravecinadelamíaenElkton, acababa de cumplir los dieciséis.Nuestras provisiones consistían entrescientas libras de ternera y doscientas de cerdo. Había también trespequeñostonelesdeaguayunbarrildecerveza.

ElcapitánNicholladmitióconfranquezaqueignorabasiestábamosonopróximosaalgunatierracercana.Loúnicoquepodíamoshacererabuscarunclimamássuave,yesofueloquehicimos.Soltamosnuestrapequeñavelaydirigimoslaembarcaciónhaciaelnordeste,empujadosporelvientohelado.

El problema de la comida se reducía a un simple cálculo aritmético.Notuvimos en cuenta a Aaron Northrup, pues sabíamos que muy pronto nosdejaría. A libra por día, nuestras quinientas libras de comida podían durar

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veinticincodías;amedialibra,cincuenta.Decidimosqueseríamedialibra.Yomismodividíyrepartílacarne,yaunquefuitanjustocomobuenamentepude,algunos de los hombres refunfuñaron. Además, de vez en cuando repartíaequitativamente entre todos parte del tabaco que guardaba en los bolsillos,cosa que no podía sino lamentar, especialmente sabiendo que lodesperdiciábamosconésteoconaquél,queconseguridadnoviviríanmásdeundíao,enelmejordeloscasos,dosotres.

Pronto llegaron las primerasmuertes, debidas no al hambre, sino al fríoasesinoalqueestábamosexpuestos.Sobrevivireraunacuestiónderesistencia,pero también de suerte.Yo era un hombre de constitución fuerte, y ademásbastanteafortunado,considerandoqueestabaconvenientementeabrigadoynoteníaunapiernarotacomoAaronNorthrup.Aunasí,ésteeraunhombretanfuerteque,apesardeserelprimeroensufrirsíntomasdecongelación,tardóvariosdíasenmorir.VanceHathawayfueelprimerodetodos.Leencontramosalamaneceracurrucadoenlaproa,congelado.Elgrumete,LishDickery,fueelsegundo.Elotrogrumete,BennyHardwater,murióalosdocedías.

Hacía tanto frío en el bote que el agua y la cerveza se solidificaron, yresultaba muy difícil dividir los trozos en partes iguales con el cuchillo deNorthrup. Nos los metíamos en la boca y los chupábamos hasta que sederretían. Cuando había tormentas de nieve teníamos todo el líquido quequeríamos,perolanievenoshacíallagasenlaboca.Noconseguíamosaliviarnuestra sed. Chupar la nieve o el hielo no hacía más que agravar lainflamación.CreoqueesafuelacausadelamuertedeLishDickery.Perdióeljuicio y estuvo delirando durante veinticuatro horas antes de morir. Muriósuplicando que le diéramos agua, y sin embargo no murió de sed. Yo meresistía,nosinesfuerzo,achuparhielo.Mecontentabaconmasticartabaco.

Despojamosalosmuertosdetodassusropas.Habíanllegadoaestemundodesnudos,ydesnudoscayeronporlabordaalfondodeloscuroyfríoocéano.PorordendelcapitánNicholl,echamosasuertesquiénessequedaríanconlasropas, evitando así las posibles peleas. No era el momento de andarse consentimentalismos.Nohabíaniunosolodenosotrosquenosintieraunasecretasatisfacciónantelaideadelamuertedeotro.

Continuamos navegando en dirección nordeste, empujados por un fríoviento del oeste, pero nuestra búsqueda de un clima más cálido resultabainútil. La espuma delmar se guía congelándose en el fondo del bote, y yocontinuaba picando la cerveza con el cuchillo de Northrup. Guardaba mipropio cuchillo en el bolsillo. Era de acero, con un filo muy cortante yresistente,ynoqueríaestropearloconelhielo.

Cuandoyahabíamostiradoporlabordaalamitaddelatripulación,elboteseelevóconsiderablementeynoseramásfácilguiarloyevitarlasráfagasde

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viento.Además,teníamosmásespacioypodíamosestirarnoscómodamente.

Lacomidaeraunafuenteconstantedequejas.Elcapitán,elprimeroficial,el cirujano y yo mismo resolvimos, tras discutirlo mucho, no aumentar laracióndiariademedialibradecarne.Losseismarinerosrestantes,delosqueTobiasSnowseerigiócomoportavoz,sequejarondiciendoquelamuertedelamitaddenosotrossignificabaquenuestrasprovisionessehabíanduplicado,yquepor tanto la racióndebía ser elevadaauna libra.Le respondimosqueparaquenuestrasposibilidadesdeseguirconvidasedoblaran,eranecesarioquesiguiéramosconlasracionesdemedialibra.

Es cierto que las ocho onzas de carne salada apenas nos daban paraconservar algo de fuerza y resistir el severo frío. Estábamos cada vez másdébiles, y nos congelábamos con mayor facilidad. Teníamos la nariz y lasmejillasmarcadasporelhielo.Eraimposiblemantenersecaliente,apesardequetodosllevábamosmásropaquealprincipio.

A la quinta semana, la escasez de comida terminó convirtiéndose en unverdadero problema. Una noche, estando yo dormido, el capitán NichollsorprendióaJudHetchkinsrobandocarnedecerdodeunodelosbarriles.Encuantoelcapitándiolavozdealarmaotroscincomarinerosselanzaronsobrenosotrosblandiendosuscuchillos.Tuvolugarunaviolentaluchabajolatenueluzdelasestrellas,yfueunabendiciónqueelbotenovolcara.Porsuerte,lasmuchascamisasy abrigosque llevabapuestosme sirvierondecoraza,y lascuchilladasapenasmecausaronunoscuantosrasguños.

Losdemásestabanigualmenteprotegidos,ylaluchahabríaterminadoenpocomásqueunasimplepeleadenohabersidoporeloficialWalterDakon,unhombrefuerteyvigoroso,aquienseleocurriólaideadeterminarconelincidente lanzando a los amotinados por la borda. El capitán Nicholl, elcirujano y yo nos unimos a él, y en un instante cinco de los seis hombresestaban en el agua o colgados de la borda. El capitánNicholl y el cirujanoestabanenelcentrodelaembarcaciónocupándosedelsexto,JeremyNalor,aquien tardaron poco en arrojar al mar, mientras el oficial golpeaba con unremo los dedos de los que colgaban de la borda. En aquelmomento yo nohacíaotracosamásquevigilarqueelbotenovolcara,yasípudevereltrágicofinal del oficial. Cuando levantó el remo paramachacarle los dedos a SethRichards,ésteseelevóporlabordaenunúltimoesfuerzo,rodeóaloficialconsus brazos y le arrastró consigo mientras caía al agua. El oficial no pudoliberarse,yseahogaronjuntos.

Sólo quedábamos con vida tres miembros de la tripulación: el capitánNicholl,elcirujanoArnoldBenthamyyo.Enunabrirycerrardeojoshabíancaídoalaguasietehombres.Amímeparecióunalástimahaberdesperdiciadotantasprendasdeabrigoenelmar.

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ElcapitánNichollyelcirujanoeranhombreshonrados.Cualquieradelostrespodríahaberrobadounpedazodecarnemientraslosotrosdosdormían,peroesonosucediónunca.Confiábamosplenamentelosunosenlosotros,yhubiéramospreferidomorirantesquetraicionaresaconfianza.

Seguimosconformándonosconmedialibradecarnediaria,ytratamosdeaprovecharlosgolpesdevientofavorableparadirigirnoshaciaelnorte.Hastaelcatorcedeenero,sietesemanasdespuésdelnaufragio,noalcanzamosunalatitudmáscálida,yaunasíelclimaseguíasiendofrío.

Haciafinalesdeaquelmeslasprovisionesestabanapuntodeterminarse.Ya no quedaba cerdo, así que usábamos el barril para recoger y almacenaraguadelluvia.Noquedabantampocomuchaslibrasdecarnedevaca,yenlasnuevesemanasquellevábamosenelbotenohabíamosdivisadotierraalguna.ElcapitánNicholltuvoquereconocerque,trassesentaytresdíasdeinútilescálculos,todavíanosabíadóndeestábamos.

El veinte de febrero nos comimos el último pedazo de comida. Prefierosaltarme los detalles de lomucho que ocurrió en los ocho días posteriores.Habíamospasadohambredurantetantotiempoquecuandoseacabólacomidano tuvimosdedóndesacar fuerzas,ycomenzamosadebilitarnosconmayorrapidez.

El veinticuatro de febrero consideramos la situación con calma. Éramostres hombres de espíritu firme, llenos de vida y de energía, y no queríamosmorir.Ningunodenosotrossesacrificaríavoluntariamentepor losotrosdos,peroacordamoslosiguiente:debíamosconseguircomida,debíamosdecidirelasuntoechándoloa suertes,y loharíamosa lamañana siguiente sinohabíaviento.

A lamañanasiguiente soplóelviento,nomucho,pero lo suficienteparaalcanzar los dos nudos en nuestro rumbo hacia el norte. Las mañanas delveintiséis y del veintisiete sopló una brisa similar. Nos sentíamosespantosamente débiles, pero respetamos nuestra decisión y continuamosnavegando.

Perolamañanadelveintiochosupimosquehabíallegadolahora.Elbotesebalanceaba fatigosamente sobre elmar liso, y lasposibilidadesdeque selevantaraelvientoeranmínimas.Corté trespedazosde telademichaqueta,todosdelmismotamaño.Deunodeelloscolgabaunahebradehilomarrón,yacordamosquequienlosacara,perdería.MetílostrespedazosenmigorroylocubríconeldelcapitánNicholl.

Estabatododispuesto,peroesperamosunosminutospararezarensilencio,puessabíamosquenuestrodestinodependíadelavoluntaddeDios.Yoestabasegurodemihonradezymisbuenossentimientos,perotambiénloestabadela

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honradezybuenossentimientosdemiscompañeros,asíquenoentendíacómoibaDiosadecidirentrelostres.

Como le correspondía por su rango, el capitán fue el primero en probarsuerte.Metióunamanoenelgorroyladejóallíquietaunossegundos,conlosojoscerrados,moviendo los labiosenunaúltimaplegaria.Sacóun trozodetelaqueno_teníahilo.TuvequeadmitirqueDioshabíaelegidoconjusticia,puessabíaqueelcapitánNichollhabíasidounhombrehonradoyrectotodasuvida.

Quedábamoselcirujanoyyo,yunodelosdoshabíademorir.Deacuerdoa su rango, era su deber ser el siguiente en elegir. Rezamos de nuevo, ymientrasrezabameesforcéporrepasarmividayhacerunbalanceapresuradodetodosmisméritosydetodasmisfaltas.

Coloquéelgorrosobremisrodillasyvolvíataparloconeldelcapitán.Elcirujano metió la mano en él y estuvo removiendo durante un buen rato,mientrasyomepreguntabasisóloconeltactopodríaaveriguarquepedazodetelaeralabuena.

Sacó por fin la mano, y al abrirla vimos que de la tela colgaba el hilomarrón.AlinstantemesentíinfinitamenteagradecidoaDiosporsubendición,y decidí que en adelante me mantendría más fiel que nunca a susmandamientos.Losiguientequepenséfuequeelcapitányelcirujanoestabanunidos por vínculos de jerarquíamás fuertes que los que tenían conmigo, yque por ello se sentirían tremendamente decepcionados con el resultado,aunque también estaba convencidodeque los dos eranhombres dehonor yqueelresultadonoalteraríaloquehabíamosacordado.

Y estaba en lo cierto. El cirujano extendió su brazo desnudo, y sacó sucuchillo,dispuestoacortarselasvenas.Antes,sinembargo,quisopronunciarunaspalabras:

—Soy de Norfolk, Virginia—dijo—, donde espero que estén ahora miesposaymis treshijos.Loúnicoqueospidoesque, siDiososayudayoslibra de este trance, y tenéis la suerte de regresar a casa, informéis a midesdichadafamiliademifataldestino.

Acontinuaciónnospidió cortésmente unosminutos paraponer enordensus asuntos conDios.Ni el capitánNicholl ni yo pudimos decir nada, peroasentimosconlosojosllorosos.

Sin duda, Arnold Bentham era el más sereno de los tres. Yo sentía unainmensa angustia, y estoy seguro de que el capitán sufría delmismomodo.Pero¿quépodíamoshacer?AquellaeralavoluntaddeDios.

Peroentonces,cuandoArnoldBenthamsedisponíaaclavarseelcuchillo,

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nopudecontenermemásylesgrité:

—¡Esperad! Si hemos resistido hasta ahora, podremos resistir un pocomás.Esperemoshastaelanochecer.Siparaentoncesnohaocurridonadaquecambienuestrooscurodestino,entonces,ArnoldBentham,harásloquehemosacordado.

Miró al capitán Nicholl buscando su aprobación, y él no pudomás queasentir. No podía pronunciar ni una sola palabra, pero la expresión de sushúmedosojosazulesdejabaclaroqueestabatotalmentedeacuerdo.

Apenas había transcurrido un cuarto de hora cuando una leve brisa deloeste,gélidayhúmeda,crispónuestrasmejillas.A loscincominutos lavelaestabahenchidayArnoldBenthamdirigíaeltimón.

—Guardadlaspocasfuerzasqueosqueden—dijo—.Dejadqueagotelasmíasparaqueaumentenvuestrasposibilidadesdesobrevivir.

Asíqueélseencargódellevarel timón,yelcapitányyonosquedamostumbados en el fondo del bote, soñando con visiones fugaces de los seresqueridosqueseencontrabanmuylejosdenosotros,alotroladodelmundo.

Labrisafrescaprontoseconvirtióenunvientocadavezmásviolento.Lasnubesenelcieloanunciabanlaproximidaddeunatormenta.HaciamediodíaBenthamsedesmayó,yelcapitányyoevitamosqueelbotevolcarasujetandoeltimónconnuestrascuatromanos.Unavezlotuvimoscontrolado,decidimosrelevarnos cada quince minutos. Estábamos tan débiles que los turnos nopodíansermuchomáslargos.

Amedia tarde el mar estabamuy revuelto. De seguir adentrándonos enaquellosmaresembravecidos,corríamoselpeligrodevolcar.Unayotraveznos rogó Arnold Bentham que echáramos el ancla. Sabía que seguíamosnavegandoconlaesperanzadeevitarquetuvieraquecumplirsupromesa.Eraunhombrenoble,ytambiénloeraelcapitánNicholl.DuranteaquellalargaypenosatardedigraciasaDiosrepetidasvecesporhabermepermitidoconocerahombrescomoaquéllos.

Yofuielprimeroquelovi.ArnoldBenthamyelcapitánNichollyacíanenelfondodelbotecomomuertos,yyoestaballevandoeltimóncuandolovi.Elbote,cuyasvelasseagitabanpeligrosamenteconvientoenloquecido,sehabíaelevadosobreeloleajecuandopudever,amuypocadistanciafrenteamí,elislotede rocaazotadoporelmar.Estabaamenosdemediamilla.Gritéconfuerzaparaquelosotrosdosselevantaranyvieranloqueyoestabaviendo.

—Directo hacia allí, Daniel —me ordenó el capitán—. Puede queencontremosunacala.

Almomentovolvimosaelevarnossobreeloleajeyvimosqueenaquella

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costanohabíacalaalguna.

—Directohaciaallí,Daniel.Seamossensatos,estamosdemasiadodébilesparaenfrentarnosdenuevoalmaryalviento.

Tenía razón, y obedecí. Se quitó el reloj y lomiró.Le pregunté la hora.Eranlascincoenpunto.SeacercóaArnoldBenthamyleestrechólamano,yluegomemiraron los dos. Sabía que se trataba de la despedida, pues ¿quéposibilidades teníamos,débilescomoestábamos,de llegarconvidahasta lasrocas?

Aveintepiesdelacostaperdíelcontroldelaembarcación.Enunabrirycerrar de ojos el barco volcó yme encontré nadando en el agua salada.Novolví a ver a mis compañeros. Afortunadamente pude mantenerme a flotesobreeltimón,quetodavíateníaentrelasmanos.Yentonces,enelmomentoylugarprecisos,ungolpedemarmelanzóhastaunligerodesnivelenlapartesuperiordeunadeaquellaselevadasy terribles rocas.Noestabaherido.Noestabanitansiquieramagullado.Renqueando,logréarrastrarmeytreparhastaalejarmedeldevoradoroleajedelmar.

Encuantosupequeestabaasalvomedetuveymequedédepieduranteunrato,dandograciasaDiospormienormefortuna.Elboteestabarotoenmilpedazos. Aunque no los vi, podía imaginarme el estado en que habríanquedado los cuerpos del capitánNicholl y deArnoldBentham.Vi un remojuntoalasrocasymeacerquéacogerlo.Entoncescaíderodillasysentíquemeibaadesmayar.Peroantes,movidopormiinstintodemarinero,arrastrémicuerpoporlasrocashastaencontrarmefueradelalcancedelmar.

Esa noche estuve a punto de morir, y me cuesta entender cómo pudesoportarelfríoylahumedadenelestadodedebilidadenquemehallaba.Lamañanametrajounadesagradablesorpresa.Enaquellamiserablerocasurgidadelfondodelocéanonocrecíaniunabriznadehierba,niunasolaplanta.Sólohabíarocasymásrocas.Lasedmeconsumíaynohabíaaguadulce.Envanobusqué en las cavidades de las rocas. Durante la tormenta el oleaje habíacubiertocompletamentelaisla,ycadahuecoenlasrocasestaballenodeaguasalada.

Del bote no quedó nada, ni tan siquiera una astilla que diera fe de quehabíaexistido.Todoloqueconservabaeranmisropas,uncuchilloafiladoyelremo que había encontrado junto al mar. El temporal había amainado, ydediquéelrestodeldíaabuscaraguadulceentrelasrocas,perofueenvano.

Aquellanoche,máscercaquenuncade lamuerte,metumbéjuntoaunaroca al abrigo del viento. Una lluvia densa hizo que me sintiera aún másdesgraciado. Me quité los abrigos que llevaba y los extendí para que seempapasen del agua de lluvia, pero cuando quise escurrirlos para beber de

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ellos,medicuentadequeestabancompletamente impregnadosde lasaldelocéano.Metumbéconlabocaabiertaparatragarlaspocasgotasdelluviaquecaían en ella. Era desesperante, pero al menos pude mojarme los labios ycalmarmirabia.

Elsegundodíacaíenfermo.Comencéahincharmemonstruosamente.Peroseguíavivo,yporellodabagraciasaDios.Lentamente, fuisacandocon lasmanoselaguasaladaacumuladaentre lasrocas,conlaesperanzadequelaspróximaslluviaslosllenasendeaguaquepudierabeber.

ElrecuerdodemisseresqueridosenElktonmesumíaenlamelancolía,yamenudomeperdíaenlossueñosdurantehoras.Durantelanochemedespertóelsonidode la lluvia,ymearrastrédeagujeroenagujero, lamiendoelaguadirectamentedelasrocas.Erasalobre,peropotable.Aquellomesalvó,yalamañanasiguientemedespertébañadoensudor,perolibredetododelirio.Elsol brillaba, por primera vez desdemi llegada a la isla, y extendí lamayorparte de mis ropas para que se secaran. Bebí bastante agua, y calculé quehabría suficiente para unos diez días si la dosificaba adecuadamente. Esasombrosoloricoquemesentíaconaquelvastotesorodeaguasalobre.Ymesentítodavíamásafortunadocuandodescubrí,tiradosobrelasrocas,elcuerpode una focamuerta hacía varios días. Lo primero que hice fue ponerme derodillasydargraciasaDiosporestanuevamuestradesuinfinitabondad.Yanohabíadudas:Dioshabíaresueltoquenodebíamorir.

Tenía fuertes dolores en el estómago, por lo que comí conmoderación,convencidodequeminaturalvoracidadpodíamatarme.Confiesoquellorédefelicidadalcontemplaraquelcuerpoputrefacto.

Micorazónvolvíaalatirconfuerza.Guardécuidadosamentelacarnequenohabíacomidoytapéloshuecosdelasrocasconpiedraslisasparaquelosrayos del sol no evaporasen el agua que se había acumulado, y comoprevención ante una posible ráfaga de viento nocturno o una repentinasalpicaduradelasolasdelmar.Recogítambiénbastantesalgasylasdejésecaralsolparaacomodarmipobrecuerpodoloridosobrelasrocasenlasquehabíaconstruidomimorada.Yporprimeravezenmuchosdíasmis ropasestabansecas,conloqueconseguídormirprofundamente.

Cuandodespertéaldíasiguienteeraunhombrenuevo.ProntosabríaqueDios no me olvidaba y que me había preparado nuevas y maravillosasbendiciones.Al ponerme en pie casi tuve que frotarme los ojos, pues hastadonde me alcanzaba la vista las rocas estaban completamente cubiertas defocas.Habíamilesdeellas,algunasenlasrocasyotrasmuchasretozandoenelagua.Elsonidoquesalíadesusgargantaseraensordecedor.Todaaquellacarne estaba allí esperándome, carne suficiente para alimentar a lastripulacionesdeunaveintenadebarcos.

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Inmediatamentecogíelremo—puesnohabíaningúnotropaloenlaisla—yavancécautelosamentehaciaaquelinmensomanjar.Medicuentaenseguidade que aquellas criaturas marinas no conocían al hombre. No parecíanextrañarseantemipresencia,yno tuvedificultadalgunaengolpearlesen lacabezaconelremo.

Derepente,cuandohabíamatadoacuatrodeellas,enloquecíysentíunasansias enormes de seguir matando. Por espacio de dos horas me afanéincesantementeconel remohastadesfallecer,yalacabar,comoguiadasporunaseñal,todaslasfocasqueaúnvivíanselanzaronalaguaydesaparecieronconrapidez.

Descubrí con horror que había matado más de doscientas focas, y trasreponerfuerzasmedispuseaenmendarenloposibleloquehabíahecho.Peroantes volví a dar gracias al Señor, cuya benevolencia me había protegidomilagrosamente. Trabajé día y noche, despellejando las focas, cortando lacarne en tiras y colocándola sobre las rocas para secarla al sol. Ademásencontrépequeñosdepósitosde sal en los recovecosde las rocas, sal con laquefrotélacarneparaconservarla.

Durantecuatrodíastrabajésindescanso,yalquintodíaterminémitarea,sintiéndomeorgullosoanteDiospornohaberdesperdiciadoniunsolopedazodecarne.Micuerpo se fortaleció con rapidezgracias alduro trabajoy aminuevaynutritivadieta,delaquenomeprivéenabsoluto.Pasaronmeseshastaquelasfocasvolvieronamiisla.Peroentretantonoperdíeltiempo.Construíuna cabaña de piedra y también un pequeño almacén para la carne curada.Cubrí el techo de la cabaña con pieles de foca, que evitaban el paso de lalluvia. Cada vez que llovía memaravillaba pensar que aquellas pieles, quevaldrían una fortuna en el mercado de pieles londinense, protegían de loselementosaunpobrenáufrago.

Prontome di cuenta de lo importante que era encontrar algúnmedio decalculareltiempo,delocontrarionosabríaenquédíadelasemanaestaba,nipodríadistinguirunodeotro,nisabríacuándoeraeldíadelSeñor.

RecordécómocalculabaeltiempoenelboteelcapitánNicholl.Unayotravez, repasé los días y las noches que llevaba en la isla. Después, con sietepiedras que coloqué fuera de la cabaña, hicemi calendario semanal. En unextremodelremohacíaunapequeñamuescaporcadasemanaquepasaba,yenelextremocontrariomarcaba losmeses,calculandoporseparadolosdíasdecadamesquenoentrabanenlascuatrosemanas.

De este modo podía atender a mis deberes religiosos sin miedo aequivocarme. Como no disponía de ningún otromedio para dirigirme amiSeñor,grabéenel remounabreveoración,apropiadaparamisituación,quecantaba, sin excepción, cada domingo. Dios misericordioso no me había

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olvidado,niyoleolvidéaÉlduranteaquellosochoaños.

Conseguí que mi solitaria estancia fuera, dentro de lo posible, másllevadera. Me había procurado una morada cómoda y segura, y habíaalmacenadoprovisionesparaseismeses.Nuncaagradeceríalobastantecontarcontodasaquellascosas,tanesencialesparasobrevivir,yqueunonoesperaríaencontrarenunaisladesierta.

Aunquenopodíadisfrutardelacompañíadeotroserhumano,nisiquierade un perro o un gato, estabamuchomás contento conmi suerte de lo quemilesdepersonasloestaríannunca.Enaquellugardesoladoalqueeldestinohabíaquerido llevarme,me sabíamuchomás feliz que tantosotrosquienes,por sus terribles crímenes, estaban condenados a arrastrar sus vidas por lascárceles,corroídosporsuconciencia.

Privadocomoestabadelacompañíademissemejantesydemuchasdelascomodidades de la vida, no podía sin embargo negar que mi desesperadasituaciónpresentabaciertasventajas.Paraempezar,yoeraelúnicodueñodela isla. Probablemente, nunca vendría nadie a disputarme este derecho, amenosquesetratasedealgúnanfibiodelocéano.Además,ypuestoquelaislaeraprácticamente inaccesible, por lanochedormía tranquilo sin temor a seratacado por caníbales o por bestias salvajes. Una y otra vez daba gracias aDiosporsusmúltiplesmuestrasdecaridad.

Elhombreesunserextrañoeincomprensible.Yo,quealllegaralaislanopedíaaDiosmásqueunpocodecarnepútridaparacomeryalgodeaguanodemasiado salobre, tan pronto fui bendecido con abundante carne curada yaguadulce,comencéasentirmedescontentoconmisuerte.Quisedisponerdefuegoyvolverasaborearlacarnecocinada.Ycontinuamentemesorprendíaamímismorecordandociertasdeliciasparaelpaladarqueencontrabaadiariosobre la mesa de mi casa en Elkton. Por mucho que me esforzase, misfantasíasescapabanamivoluntadysoñabaconlosmanjaresquecomeríasialgunavezsalíadeaquelladesesperadasituación.

Era loquequedabaenmídelviejoAdán,delpecadooriginaldelprimerpadre, el primerhombreque se rebeló contra losmandamientosdeDios.Elhombre es un ser in comprensible, siempre insaciable, siempre insatisfecho,nuncaenpazconDiosni consigomismo, sumidoenpermanentedesazónyagotadoporlosañosdeinútilesesfuerzos.

Tambiénme atormentaba el recuerdo del tabaco.Amenudo la noche seconvertía en un tormento, pues era entonces cuando mis deseos vagabanlibres,ymilvecessoñéqueteníatoneladasdetabaco,almacenesrepletosdetabaco,barcoscargadosdetabacoyplantacionesenterasdetabaco.Yomismome vengaba demis debilidades. Todos los días le pedía aDios un corazónhumilde,ycastigabamicarnetrabajandoduroysindescanso.Trabajédurante

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cuatromesesenlaconstruccióndeunmurodepiedradetreintapiesdelargoydocedealtura.Elmuroprotegeríalacabañaenépocadevendavales,cuandomipobreislaseconvertíaenunpajarilloatrapadoenlasgarrasdelhuracán.

Al tercer año comencé a construir una columna de roca. Se tratabamásbiendeunapirámide,conunabasecuadradayancha,nodemasiadaalta.Nopodíahaberlaconstruidodeotra forma,puesnodisponíadeherramientasnitampocodemaderosconlosquelevantarunandamio.Hastaelfinaldelquintoaño no logré terminarmi pirámide. Se alzaba sobre la cima de la isla, y siconsideramosque lacimaestabaacuarentapiesdealtura sobreelniveldelmar,yqueelvérticedelapirámideseelevabaacuarentapiesdealturadesdelacima,podríadecirsequehabíadobladolaestaturadelaislasinherramientaalguna.

QuizásalguienmeacusedehaberactuadocontralavoluntaddeDios,ydehaberinterferidoensusplanes.Yonolocreoasí.¿Acasonoerayo,igualqueaquelmontónde rocas surgidasdel fondodelocéano,unacriaturadeDios?¿Acaso losbrazos con losque trabajé, lasmanos con lasque coloqué todasaquellas rocas, acaso no eran también parte de los planes de Dios? Hemeditadoprofundamentesobreeltema,yséqueactuécorrectamente.

Durante el sexto año aumenté la basede la pirámide, y dieciochomesesdespuésmimonumentoseelevabacincuentapiessobrelacimadelaisla.Porsupuesto,aquellonoeraunatorredeBabel.Teníadosfunciones:porunlado,me servía de atalaya desde la que otear el océano en busca de barcos, yademás aumentaba las posibilidades de que la isla fuese vista por algúnmarinero.Porotrolado,meayudabaamantenersanosmimenteymicuerpo.AltenersiemprelasmanosocupadasnodabaoportunidadaSatándeaparecerporlaisla,aunquesíconseguíaatormentarmedurantemissueños,quellenabadevisionesdecomidacalienteydeeseestúpidohierbajollamadotabaco.

Eldecimoctavodíadelmesdejuniodelsextoañodemiestanciaenlaisla,diviséunvelero,peroestabaademasiadadistanciaydesapareciósindescubrirmiisla.Lejosdedesanimarme,lafugazaparicióndeaquelveleromellenódeuna gran satisfacción. Me convenció de algo que había llegado a dudarseriamente, a saber, que aquellos mares se hallaban en las rutas de losnavegantes.

Conelpasodeltiempomefuicontentandoconmisuerte,conloqueSatánaparecía con cada vezmenor frecuencia para atormentarme con desaforadasimágenesdetabacoysabrososmanjares.Seguíacomiendomicarnedefoca,bebiendoaguadelluviaydandograciasaDiosportodoello.YséqueDiosme escuchaba, porque durante mi estancia en la isla no sufrí ningunaenfermedad.

Duranteelquintoaño,cuandoaúnseguíaconvencidodequeningúnbarco

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surcaría jamás aquellosmares, comencé a grabar enmi remo los incidentesmásdestacadosquesehabíanproducidodesdequeabandonaseAmérica.Tratédehacerlodelmodomáslegibleyduraderoquemefueposible,ynofuenadafácil, teniendo en cuenta el minúsculo tamaño de las letras. Seis, o inclusocincoletrasmellevabancasisiempreundíadetrabajo.

Cuidabadeesteremocomodemipropiavida,puesmehabíasidomuyútilentandifícilsituación,yademásportabaeltestimoniodemidestinoyeldemiscompañeros.Novolvíautilizarloparagolpearalasfocasenlacabeza.Ensulugarutilizabaungarrotedepiedradetrespiesdelargo,cuyaconstrucciónme llevó casi un mes de trabajo. Además, para proteger el remo de lasinclemencias del tiempo (a veces lo usaba de bandera en la cumbre de lapirámide, atándoleunademispreciadas camisas) fabriquéuna fundacon lapieldeunafoca.

El séptimo año demi estancia en la isla, en elmes demarzo, hubo unagran tormenta que duró un día entero.Después de que amainara salí demicabaña y encontré nadamenos que una ballenamuerta, todavía fresca, quehabíasidoarrastradahastamiislaporlasolas.Imaginemialegríaalencontrar,incrustadoenlastripasdeaquelpezgigantesco,unenormearpónconvariosmetrosdehiloquecolgabandeél.

Aqueldíacrecióenmílaesperanzadeencontrarfinalmentelaoportunidaddeabandonaraquellaisladesolada.Sindudaaquellosmareseranfrecuentadosporballenerosy,siemprequesiguieraconvida,antesodespuésmesalvarían.

La ballena me proporcionó provisiones para un año entero. Además,graciasalcalordelsolpudeextraersuaceite,quemezcladoconsal,utilizabapara condimentar la carne de foca. Pensé en fabricar una mecha con lospedazosrestantesdemipreciadacamisa,parahacermeunalámparadeaceitey tener luz por la noche. Rápidamente abandoné la idea.No necesitaba luzcuando laoscuridaddelSeñorcaíasobremí,puesmehabíaacostumbradoadormir desde la caída del sol hasta el amanecer, tanto en invierno como enverano.

Yo,DarrellStanding, tengoqueinterrumpiresterelatoparaexponerleunpensamientopropio.Puestoqueelcarácterdeunhombreeselfrutodetodassusexistenciasanteriores,¿cómopodíaelalcaideAthertondestruirmiespírituen la celdade incomunicación?Yo soyvidaqueha sobrevividoy seha idoconstruyendoa travésdeépocaspasadas. ¡Yquéépocas!¿Quéeranparamídiezdíasenlacamisadefuerza?Paramí,quefuiunavezDanielFoss,yqueaprendíloqueeslapacienciaduranteaquellosañosdevidaentrelasrocasenloslejanosmaresdelsur.

Altérminodeloctavoañoenla isla,enelmesdeseptiembre,cuandoyahabíaideadounambiciosoplanparaelevarlapirámidehastalossesentapies

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dealtura,despertéunamañanaydiviséunbarcocon lasgavias recogidasycasi al alcance de mis gritos. Traté de que me vieran, agitando mi remo ysaltandoderocaenroca,corriendodeunladoaotroconrapidez,hastaquelosoficiales que estaban en cubierta me descubrieron con sus catalejos. Meseñalabanelextremooestedelaisla,yalcorrerhaciaallíviqueseacercabaunboteconmediadocenadehombres.Comosupemás tarde, la tripulacióndivisómi pirámide y alteraron su curso para examinar de cerca tan extrañaconstrucción,quedoblabaenalturalaislasobrelaqueseelevaba.

Pero el oleaje erademasiado fuerte, y tras varios intentospor llegar a laisla,loshombresdelbotemeindicaronquedebíanregresaralbarco.Pienseenmi desesperación al verme atrapado para siempre en aquella desolada isla.Agarréelremo—pueshabíadecididoquesialgúndíaconseguíaescapardelaisla,lodonaríaalMuseodeFiladelfia—ymelancéalagua.Talesfueronmifortuna,agilidadyfuerzasque,trasmuchoesfuerzo,logréalcanzarelbote.

Tengoquerelatarlesunacuriosaanécdota.Elbarcoestabatanalejadodelacostaquenosllevóunahorasubirabordo.Duranteestetiempomerendíalosdeseos que me habían asediado durante ocho años, y rogué al oficial quedirigíaelbotequemedieseunpocodetabaco.Mealcanzótambiénsupipa,llena de un excelente tabaco de Virginia. Al cabo de diez minutos mesobrevino un violento vomito. La razón estaba clara: mi organismo estabacompletamentelimpiodetabaco,yahorameproducíaelmismoefectoqueacualquier chicoque fumapor primeravez.Denuevo tenía razonespara dargraciasaDios,ydesdeaqueldíahastaeldíademimuertenovolvíaprobarlascondenadashierbas.

Yo,DarrellStanding,debocompletarlosdetallesdeaquellavidaquevolvíavivirdurantelassesionesenlacamisadefuerza.AmenudomepreguntabasiDanielFoss, tal y comohabíadicho, habría llevado el remoalMuseodeFiladelfia.

No resulta fácil para un prisionero incomunicado relacionarse con elmundoexterior.Enunaocasiónconfiéunacarta,primeroaunguardiaymástardeauncondenadoquepasóuntiempoenlasceldasdeincomunicación,yque tuvo que aprenderla de memoria, para que la enviaran al director delmuseo.Pero tanto el uno comoel otrome fallaron.Nopude enviar la cartahastaqueEdMorrell,porunextrañocaprichodeldestino,saliódelaceldadecastigo y se convirtió en ordenanza de la prisión. Les muestro ahora larespuesta que me envió, a través de Morrell, el director del Museo deFiladelfia…

Esciertoque tenemosun remocomoelqueusteddescribe.Peronohaymuchaspersonasquelohayanvisto,porquenoseexhibealpúblico.Inclusoyo, que ocupo este puesto desde hace dieciocho años, desconocía su

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existencia.

Pero después de consultar nuestros viejos archivos descubrí que dichoremohabíasidoentregadoporuntalDanielFoss,deElkton,Maryland,enelaño 1821. Tras una larga búsqueda, encontramos finalmente el remo en elaltillodeláticodondeguardamoslostrastosviejos.Tieneunasmuescasyunainscripcióngrabadaenél,exactamentecomoustedhadescrito.

Tenemos tambiénundiarioque fueentregadoen lamisma fecha,escritopor el citadoDaniel Foss y publicado enBoston porN. Coverly Junior, en1834.Endichodiariosedescribenochoañosdevidadeunnáufragoenunaisla desierta. Es evidente que este marinero, en sus años de vejez y pornecesidad, confió su diario a personas bondadosas, que se lo compraronseguramenteporcaridad.

Siento una enorme curiosidad por conocer cómo se ha enterado de laexistenciadeesteremo,quenosotros,enelmuseo,ignorábamos.¿EstoyenlociertoalsuponerquehaleídoustedunaversiónpublicadamástardeporesteDanielFoss?Leagradeceríacualquierinformaciónacercadeesteasunto,ylecomunicoquevamosaprocedera incluirnuevamenteel remoyeldiarioennuestracolección.

Atentamente,

HoseaSalsburty

20.

Y llegó el día en que el alcaideAtherton tuvo que tragarse sus famosaspalabras, «la dinamita o el hoyo». Se rindió a la evidencia. Terminó poraceptarquejamásmoriríaenlacamisadefuerza.Habíahechomoriramuchoshombres con sólo tenerlos encamisados unas horas.Muchos otrosmurierontraspasarvariosdíasenlacamisa,aunquesiemprelosdesatabanantesdequeexhalaran el último suspiro, de modo que pudieran ser hospitalizados… eldoctorseencargabadediagnosticaruninfartoounaneumoníacomocausadelfallecimiento.

Peroamínuncapudomatarme.Tampocohubonecesidaddetrasladarmimaltratadocuerpoalhospital enningunaocasión.Hededecir, sinembargo,queelalcaideAthertonhizotodoloqueestuvoensumano.Unavezinclusoutilizóunacamisadoble.Fuetangraciosoquetengoquecontárselo.

Resulta que un periódico de San Francisco (que buscaba, como todoperiódico,unmercadodelquesacarprovecho)tratódedespertarelinteréspor

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la reforma carcelaria entre el sector más radical de la clase obrera. Lossindicatosgozabandeunaenormeinfluenciapolíticaporaquelentonces,yelgobernador de Sacramento decidió que un comité especial del senadoinvestigaralascárcelesestatales.

Eltalcomitéinvestigó(permítamequeempleelacursiva)laprisióndeSanQuintín. Al parecer, nunca habían visitado un centro penitenciario tanejemplar.Lospropiosconvictosdieronfedeello,ynolesculpo.Yahabíanvivido investigaciones similares en el pasado, y sabían lo que les convenía.Sabían que les molerían a palos inmediatamente después de serentrevistados…sisusopinionesnocoincidíanconlasdelosadministradoresdelaprisión.Créame,lector,eslaviejahistoriadesiempre.LomismoocurríaenlaantiguaBabilonia,hacemilesdeaños.Recuerdomuybienaquellosañosque pasé encerrado en prisión, mientras las intrigas palaciegas sacudían lacorte.

Comohedicho, todos lospresos elogiaron la labordel alcaideAtherton.Dehecho,tanconmovedoresfueronlostestimoniosacercadelasimpatíadelalcaide,lacalidadyvariedaddelacomida,laamabilidaddelosguardiasylacomodidaddelasceldas,quevariosperiódicosdeSanFranciscoalzaronsusgritos indignados, reclamando un mayor rigor en la dirección de nuestrasprisiones,puesdelocontrario,muchosciudadanoshonestosestaríantentadosdebuscarlosmediosparaserinternadosenlascárceles.

Elcomitévisitótambiénlasceldasdecastigo.Lostresqueallíestábamosteníamosmuypocoqueperderynadaqueganar.JakeOppenheimerescupióalcomité,ymandóalinfiernoatodosycadaunosusmiembros.EdMorrelllesdijo que aquel lugar no era más que un vertedero, insultó al alcaide yconsiguió que fueran los propios visitantes quienes recomendaran al alcaidequeleadministrarauncorrectivoejemplar,unodeesoscastigosyaobsoletos,pero que sin duda habían sido utilizados por otros alcaides para controlar aindividuosdeesacalaña.

Yomecuidémuchodeinsultaralalcaide.Leshabléconmuchaeducación,y poco a poco conseguí la atención de todos losmiembros del comité, queescucharonsorprendidosyensilenciohastaqueterminémitestimonio.

¡Ay!Niunasolapalabradeloquerelatésaliódelosmurosdelaprisión.ElcomitéseencargódeprotegeralalcaideAthertonyaSanQuintín.AquelperiódicodeSanFrancisco, tan interesadoen losderechosde los convictos,aseguró a sus lectores de clase obrera que SanQuintín estaba en orden. Esmás, garantizó que a pesar de que la camisa de fuerza era un método decastigo reconocido legalmente, el actual alcaide, un hombre recto, jamáspermitiríasuuso.

Y mientras los pobres asnos de los obreros leían creyéndoselo todo,

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mientraselcomitécomíaybebíaconelalcaideaexpensasdelestadoydesuscontribuyentes, Ed Morrell, Jake Oppenheimer y yo yacíamos en nuestrascamisas.

—Esparamorirsederisa—medeletreóMorrellconlasueladesuzapato.

—Metraesincuidado—golpeteóJake.

También yo deletreé mensajes de amargo desdén y me reí con ellos.Recordé la prisión de Babilonia, dibujé en mis adentros una gran sonrisacósmicaymedejéllevarporlamuerteaparente,quemeconvertíadenuevoenherederodelossiglosyenjinetedeltiempo.

Sí, querido hermano delmundo exterior,mientras la prensa encubría loshechos, mientras los ilustres senadores cenaban y bebían, nosotros tres, losmuertos vivientes, enterrados en vida en las celdas de castigo, sudábamossangreennuestrascamisas.

Despuésdelacena,apestandoavino,elalcaideAthertonvinoahacernosuna visita. A mí, como de costumbre, me encontraron en coma. El doctorJackson debió alarmarse por primera vez, y con la ayuda de un frasco deamoníacoconsiguiódespertarme.Sonreíalosrostrosinclinadossobremí.

—Farsante—soltóelalcaide,yporsuvozpastosayelbrillodesusojossupequeestababebido.

Lesindiquéquemeacercaranagua,puesdeseabahablar.

—Esustedunasno—dijefinalmente—.Esustedunasno,uncobarde,uncanalla,unserlastimoso,tandespreciablequenomereceniqueseleescupaalacara.Yonoderrocharíasalivaenalguiencomousted.

—¡Hasllegadoallímitedemipaciencia!—rugió—.¡Temataré,Standing!

—Estáustedborracho—repliqué—.Yleaconsejaría,sihadedecircosascomo esas, que no confíe tanto en sus esbirros. Algún día le delatarán yperderásuempleo.

Peroelvinosehabíaadueñadodeél.

—Ponedle otra camisa de fuerza —ordenó—. Eres hombre muerto,Standing. Pero no morirás ahí tumbado. Te llevaremos al hospital antes deenterrarte.

Mepusieronlasegundacamisa.Estavezlaataronpordelante.

—¡Señor, Señor, qué frío tengo!—exclamé con burla—. Este clima esmuy desagradable. No sabe cuánto le agradezco que me haya puesto otracamisa.Dormirémásagusto.

—¡Aprieta!—ordenó aAlHutchins, que trataba de ajustar la camisa—.

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Húndelelasbotasenelpecho.Rómpelelascostillasaesecerdo.

DeboadmitirqueHutchinshizounbuentrabajo.

—Has contado unmontón dementiras—deliraba el alcaide con la cararojaporelvinoylacólera—,yhasconseguidohartarme.Hallegadotudía,Standing.Seacabó.¿Meoyes?¡Seacabó!

—Hágame un favor, alcaide —susurré débilmente, pues casi no podíahablaryestabaapuntodedesmayarmeporlatremendaopresión—,queseantrescamisasdefuerza.

Losmuros de la celda se movían y daban vueltas a mi alrededor, y yoluchabacontodasmisfuerzaspormantenermeconsciente.

—Otracamisa…alcaide…estaré…mucho…más…ay…abrigado.

Ymismurmullosfueronapagándosemientrasmeadentrabaen lamuerteaparente.

Nunca,desdeaqueldía,hevueltoaserelmismo.Nohepodidovolveraalimentarmenormalmente.Noquieronisaberquélesionesinternasmecausóaquel castigo. El dolor en las costillas y el estómagome acompaña todavíahoy, mientras escribo estas líneas. Pero mi maltratado cuerpo ha sabidocumplir su función. Me ha permitido seguir con vida hasta ahora, y mepermitirávivirunpocomás,hastaeldíaenquemesaquendeaquí,meponganunacamisasincuelloymecuelguendelasoga.

Peroaqueldíade ladoblecamisafue laúltimagota.ElalcaideAthertontuvoqueadmitirqueibaaserincapazdematarme.Comoledijeundía:

—Elúnicomodoenquepodríamatarme,alcaide,escolándoseunanocheenlaceldaconunhacha.

TambiénOppenheimersabíacómoincordiaralalcaide:

—Digo yo, alcaide, que debe ser terrible despertar cada mañana yencontrarseaustedmismoenlacama.

YEdMorrellañadió:

—Asumadredebengustarlelosniñosconlocura,paracriarleausted…

Memolestómuchoquecesaranlassesionesdecamisadefuerza.Añorabamimundodesueños,lonecesitaba.Peromimalestarnodurómuchotiempo.Descubríquepodíaconseguirlamuerteaparenteconelsimpleejerciciodelavoluntad,estrechándomeelpechoyelabdomencon lamanta.Deesemodoconseguíasumirmeenunestadosimilaralcausadoporlacamisadefuerza.Yasí,graciasúnicamenteamipropiavoluntad,sinnecesidaddeltormentodelacamisa,volvíaaserlibreparavagarporeltiempo.

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Ed Morrell creía todas mis aventuras, pero Jake Oppenheimer siguióescépticohastaelúltimodía.FuedurantemitercerañoenlaceldadecastigocuandolehiceunavisitaaOppenheimer.Nuncapudehacerlosalvoenaquellaocasión,yocurrióderepente,sinhaberloesperadooplaneado.

Acababadeperderlaconscienciacuandomedicuentadequeestabaensucelda.Sabíaquemicuerposeguíaenlamía,dentrodelacamisa.Aunquenolehabíavistonunca,enseguidasupequeaquelhombreeraJakeOppenheimer.Hacíacalor,yestabadesnudo,tumbadosobrelamanta.Meimpresionaronsurostro cadavérico y su cuerpo esquelético. No era más que un armazónhumano, un montón de huesos, todavía unidos, despojados de carne ycubiertostansóloporlapiel.

Hasta que no estuve de nuevo consciente en mi propia celda, no pudereflexionarydarmecuentadequeEdyyoestábamosenelmismoestadoqueOppenheimer.Nopudeevitarestremecermealpensarenlaenormemagnituddel espíritu que habitaba en nuestros cuerpos frágiles y moribundos… ennosotros, los tres incorregibles. El cuerpo es algo ordinario e insignificante.Polvo somos, y en polvo nos convertiremos, pero es el espíritu el quepermanece y sobrevive. Esa gente que rinde culto al cuerpome da lástima.Unos días en las celdas de castigo en San Quintín les haría apreciar elverdaderovalordelespíritu.

PerovolvamosamivisitaalaceldadeOppenheimer.Sucuerpoparecíaeldeunhombremuertodurantemuchotiempoyarrugadoporelsoldeldesierto.Lapielquelecubríateníaelcolordelbarroseco.Susojos,clarosybrillantes,parecíanlaúnicapartevivadesucuerpo.Semovíanincesantemente.Estabatumbadobocaarriba,susojosgirabanvelozmentedeunladoaotro,siguiendoelvuelodevariasmoscasquesedivertíanenelsombríoairedelacelda.Mefijétambiénenunacicatrizqueteníaenelcododerecho,yotraeneltobilloderecho.

Después de un rato, bostezó, semovió hacia un lado e inspeccionó unaherida que tenía sobre la cadera y que parecía infectada. Trató de lavarla ycurarlaconlosrudimentariosmétodosqueempleanloshombresenlasceldasde castigo. Supuse que la llaga era una herida de la camisa de fuerza. Micuerpo,enestemomento,estácubiertodecientosdeheridasprovocadasporlacamisa.

A continuación, Oppenheimer se tendió boca arriba, se sujetócuidadosamenteundienteconlosdedosíndiceypulgaryestuvomoviéndoloadelanteyatrásduranteunrato.Bostezódenuevo,estiró losbrazos,segiróhaciaunladoyllamóaMorrellconlosnudillos.

—Penséqueestaríasdespierto—deletreó—.¿Cómolevaalprofesor?

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Entoncesescuché, lejanosydébiles, losgolpesdeMorrell,quecontabanquemehabían encamisadounahora antes y que, como siempre, nooía susllamadas.

—Esunbuentipo—golpeteóOppenheimer—.Nuncamefiedelostiposcultos,peroaésesueducaciónnolehaechadoaperder.Esuntipohonrado.Lesobranagallas,ynolearrancaríanunaquejaounchivatazonienunmillóndeaños.

Morrell semostró de acuerdo con la opinión de Jake.Y antes de seguiradelante debo decirle que, a pesar de haber vivido muchos años y muchasvidas,ydehaberdisfrutadomuchasvecesdemomentosdeorgullo,jamásmehesentidotanorgullosocomoaqueldía.EdMorrellyJakeOppenheimererandos grandes hombres, y nunca he gozado de mayor honor que el de seradmitidoensuhermandad.Hesidonombradocaballeropor reyes,premiadoporemperadores,inclusohesidorey,yhetenidoocasióndevivirexperienciassublimes. Y sin embargo, nada de todo aquello estimo tan grandioso comoaquelelogiodelosdoscondenados,quealosojosdelmundonoeranmásquelaescoriadelahumanidad.

Más tarde, cuando recuperémis fuerzas después de aquella sesión en lacamisa, les conté mi visita a la celda de Oppenheimer, confiando en queserviría para probar que mi espíritu abandonaba mi cuerpo. Pero Jake eraterco.

—Me estás contando cosas que todo el mundo sabe—fue su respuestacuando le describí cada uno de los movimientos que le había visto hacerduranteeltiempoquemiespírituhabíaestadoensucelda—.Teloimaginastodo. Llevas casi tres años encerrado en la celda, profesor, y es muy fáciladivinarloqueotrotipocomotúhaceparamatareltiempo.NohayunasolacosadelasquemehasnombradoquenohayáishechotúyEdunmillóndeveces; desde tumbaros desnudos cuando hace calor, hasta observar a lasmoscas,lavaroslasheridasohablarconlosnudillos.

Morrellestabademiparte,peronoservíadenada.

—No te lo tomes a mal, profesor—continuó Oppenheimer—, no estoydiciendoquemientas.Sólodigoquehasestadosoñandoenlacamisa,ynitehasdadocuenta.Séqueestásconvencidodeloquedices,yquecreesqueesofueloqueocurrió;peroyonomelotrago.Teloimaginas,peronosabesquelohasimaginado;esalgoqueyasabías,peronotedascuentadequelosabeshastaquelovesenunodeesossueños.

—Espera,Jake—deletreé—.Sabesquenuncatehevistoconmispropiosojos,¿cierto?

—Cierto,profesor.Puedequemehayasvisto,perosinsaberqueerayo.

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—La cuestión es que —continué—, sin haberte visto nunca, vestido odesnudo,puedodecirtequetienesunacicatrizenelcododerechoyotraeneltobilloderecho.

—¡Valiente cosa! —respondió—. Encontrarás todos esos detalles, juntoconuna fotodemi jeta, enmihojade ingresoen laprisión.Unmontóndedetectivesyjefesdepolicíalosaben.

—Nuncalohabíaoído—leaseguré.

—No recuerdas haberlo oído —corrigió—, pero puedes perfectamentehaberlooído.Aunquelohayasolvidado,lainformaciónestáalmacenadaentucerebro.Perosólopuedes recordarloenunode tus sueños.¿Algunavezhasolvidadounnombrequeteeratantoomásfamiliarqueeldetuhermano?Amí sí. Hubo un juez que me condenó en Oakland, la vez que me echaroncincuentaaños.Yunbuendíamedicuentadequehabíaolvidadosunombre.Vaya,chico,estuve intentandorecordarlodurantesemanas.Pero,cuidado,elque no pudiera sacarlo de mi memoria no significa que no estuviera ahí.Simplemente no podía encontrarlo. Y la prueba es que un día, cuando nisiquieraestabapensandoenello,mevinoderepentealacabeza.«Stacy»,dijeen voz alta. «Joseph Stacy». Ese era su nombre. ¿Me sigues? Me estáshablandodeunascicatricesquemilesdehombressabenquetengo.Nosédedóndesacastelainformación,supongoquenitúmismolosabes.Peroesoeslodemenos.Diciéndomeloqueyasabetodoelmundonovasahacerquemelotrague.Vasatenerquecontarmeotrocuentosiquieresquetetomeenserio.

Pero a pesar de todo su cinismo, Jake era un hombre honrado. Aquellamismanoche,cuandoyaestabaapuntodedormirme,mellamóconlaseñalestablecida.

—Solamenteunacosa,profesor.Hasdichoquemevistemoviéndomeundiente que tenía suelto. Ahí me has cogido. Es la única cosa que no logroentendercómohaspodidosaber.Hacesólotresdíasqueempezóamoverse.Ynohayunalmaquelosepa.

21.

Pascaldiceenunadesusobras:«Alcontemplar laevoluciónhumana, lamentefilosóficadeberíaconsiderarlahumanidadcomounsolohombre,ynocomounconglomeradodeindividuos».

Estoy sentado en la Galería de los Asesinos de Folsom, escuchando elmonótonozumbidodelasmoscasamialrededormientrasreflexionosobreelpensamientodePascal.Loquediceescierto.Elembriónhumano,durantelos

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breves diezmeses lunares, con una rapidez desconcertante, conmiríadas deformasyaparienciasquesemultiplicansincesar, repite lahistoriacompletadelavidaorgánica;ytambiénelniñoensusprimerosañosrepitelahistoriadel hombre primitivo, cometiendo actos de crueldad y salvajismo contracriaturas más pequeñas que él; y de ese modo, yo, Darrell Standing, herevividolalentaevolucióndelhombreprimitivo,todoloquehasidoytodoloquehahechohastaconvertirseenloquesomoshoy.

Nosotros, cada uno de los humanos que habitamos hoy este planeta,llevamosennuestrointeriorlahistoriadelaVidadesdesuscomienzos.Estahistoria está escrita en nuestros tejidos y en nuestros huesos, en nuestrosórganos, ennuestrasneuronasyennuestroespíritu.Huboun tiempoenquefuimospeces,ustedyyo,queridolector,ynosarrastramosfueradelmarparaserlosprimerosencorrersobrelatierrafirmequehoypisamos.Conservamoslashuellasdelmar,comoconservamoslashuellasdelaserpiente,anterioresaltiempo en que la serpiente fue serpiente y el hombre fue hombre.Hubo untiempoenquevolábamosporelaire,yhubountiempoenquevivíamosenlosárboles y nos asustaba la oscuridad. Los vestigios permanecen grabados enusted, en mí y en aquéllos que nos sucederán hasta el final de nuestraexistenciaenlaTierra.

Hevivido loquePascalalcanzóaadivinarconvisióndeprofeta.Mehevisto como el hombre contemplado por él con ojo filosófico. Durante lassesionesen lacamisadefuerza,hevividonumerosasvidasa lo largode losmilesdeañosdeodiseasdelhombre,anterioresaltiempoenquefuielrubioAesir,quevivióenAsgard,yanterioresaltiempoenquefuielpelirrojoVanir,quevivióenVaneheim.Guardorecuerdos,recuerdosvivosdeépocastodavíamás lejanas, cuando nos dirigíamos hacia el sur, como los pájaros cuandollegabaelfrío,huyendodeldeshielodelaplacapolar.

Hemuerto de hambre y de frío.He recogido bayas en los rinconesmásinhóspitos, y he desenterrado raíces en los pantanos y en las praderas. Hedibujadorenosypeludosmamutsencolmillosdemarfilyen lasparedesderocadelascuevas,arefugiodelastormentasdeinvierno.Hepartidohuesosen lugares donde una vez se alzaron ciudadesmajestuosas, y he dejado loshuesosdemisfrágilescuerposenelfondodeloslagos,enlassimasglacialesyenmaresdeasfalto.

HevividoalolargodelasépocasquehoyseconocencomoelPaleolítico,elNeolíticoolaEdaddelBronce.Recuerdocuando,conlaayudadenuestroslobos domesticados, llevábamos manadas de renos a pastar en las costasseptentrionalesdelMediterráneo,dondeahoraestánFrancia,ItaliayEspaña.

HesidoelHijodelaOsaMayor,elHijodelPez,elHijodelÁrbol.Todaslas religiones desde que el hombre comenzó a creer permanecen en mí. Y

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cuandocadadomingoenlacapilla,aquíenFolsom,elclérigoadoraasudios,séqueensuinteriorvivetodavíaelcultoalaOsaMayor,alPezyalÁrbol,elcultoalaNocheyaAstarté.

He sido un jefe ario del antiguo Egipto cuando mis soldados tallabanobscenidadesen las tumbasde los reyesmuertos,desaparecidosyolvidadoslargotiempoatrás.Ordenéconstruirdossepulturas:unatumbafalsadentrodeuna gigantesca pirámide levantada con el sudor de toda una generación deesclavos;laotraunapequeñatumba,excavadaenlarocaenunvalledesérticoporesclavosquemurierontanprontoterminaroneltrabajo…Ymepregunto,aquí enFolsom, enpleno siglode lademocracia, si loshuesosqueunavezfueron míos todavía se encuentran en la cripta excavada en aquel valledesérticoysecreto.

¡Sialmenosfueracapazdecontartodoloquehevistoyloqueséacercade la interminable sucesión de razas que tuvo lugar antes del comienzo denuestrahistoria escrita!Tambiénnosotros tuvimosnuestrahistoria.Nuestrosancianos, sacerdotes y sabios la relataban en formade cuentos, cuentos queescribieron en las estrellas para que nuestros descendientes pudieranrecordarlos.

Del cielo nos llegaba la lluvia, portadora de vida, y los rayos del sol.Estudiamos el cielo y aprendimos a calcular el tiempo y el cambio deestacionesmirandolasestrellas;lespusimoslosnombresdenuestroshéroes,de nuestros alimentos y de nuestros instrumentos para conseguirlos, denuestrashazañasyaventuras.

¡Pobresdenosotros!Creímosqueloscielossobrelosqueescribimostodosnuestrosdeseos,todoaquelloquehicimososoñamoshacer,eraninalterables.Cuando yo era un Hijo del Toro, recuerdo que pasé toda una vidacontemplandolasestrellas.Yahora,despuésdetodoaquello,leoenloslibrosdeastronomíadelabibliotecadelaprisiónqueinclusoelcieloestásujetoacambios. Gracias a esto he sido capaz —volviendo a través de la muerteaparenteamisvidasanteriores—decompararloscielosdeentoncesconlosde ahora.Y las estrellas cambian.He visto estrellas polares ymás estrellaspolaresydinastíasdeestrellaspolares.LaestrellapolarseencuentrahoyenlaOsaMenor.Peroyolavi,enaquellosdíaslejanos,enDraco,enHércules,enVega, en Cygnus y en Cefeo. No, ni siquiera las estrellas permanecen; sinembargo,elrecuerdoyelconocimientodetodasellaspermaneceenmí,enmiespíritu que es memoria y eternidad. Sólo el espíritu permanece. Todo lodemás,meramateria,perece,porquedebeperecer.

Sí, me veo hoy como aquel hombre que apareció en el mundo antiguo,rubio,feroz,asesinoyamante,devoradordecarneybuscadorderaíces;gitanoyladrón,quienvagabundeódurantemileniospordelmundo,buscandocarne

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quedevoraryabrigadosnidosparasusretoñosysuscrías.

Soyaquelhombre,lasumadeél,sutodo,ellampiñobípedoqueluchóporsalirdelcieno,quecreóelamorylaleymásalládelaanarquíadelafecundavidaquegritaba y bramaba en la selva.Soy todo lo que fue y en lo que seconvirtió aquel hombre. Me veo, a través de las dolorosas generaciones,atrapando y matando a la presa y al pez, desbrozando los bosques parasembrar los primeros campos, fabricando rudas herramientas de hueso ypiedra,construyendocasasdemadera,cubriendolostejadosconhojasypaja,cuidandodelashierbassalvajesydelasraícesdelosprados,protegiéndolasparaqueseconvirtieranenlasprogenitorasdelarroz,deltrigo,delmijo,delacebada y de tantas otras, aprendiendo a arar la tierra, a sembrar, cosechar yalmacenar, extrayendo las hebras de las plantas para tejer ropas con ellas,diseñando sistemas de irrigación, trabajando el metal, trazando rutascomerciales, desarrollando la navegación; y también organizando la vida delasaldeas,uniendounasaldeasconotrashastaconvertirlasentribus,uniendolas tribus hasta convertirlas en naciones; buscando siempre leyes para lascosas, creando leyes para los hombres, para que pudieran vivir juntos enarmoníay,uniendoesfuerzos,destruir,acabarcontodaclasedeseresreptantesyfierosquepudierandestruirlesaellos.

Soyesehombrehoy,mientrasesperomimuerte,condenadoporlaleyqueayudéacrearhacemilesdeañosyporlaquehemuertomuchasotrasveces,muchísimas. Y al contemplar éste mi pasado vasto y extenso, encuentrograndes ymagníficas influencias; lamás importante de ellas, el amor de lamujer, el amor del hombre hacia la mujer de su especie. Me veo como elamante,eleternoamante.Sí, fui tambiénungranguerrero,peroahora,aquísentado,hagobalancedetodoycreoquefui,másquecualquierotracosa,ungranamante.Yporquemiamorfuegrandefuiungranguerrero.

Aveces pienso que la historia del hombre es la historia del amor por lamujer.Elrecuerdodetodomipasadoqueahoraescriboeselrecuerdodemiamorporlamujer.Siempre,enlasdiezmilvidasyformasquetuve,laamé.Laamoahora.Misueñosellenaconsupresencia;lasfantasíasdemivigilia,sin importar dónde comiencen, me guían siempre hasta ella. Es imposibleescapardeella,desueterna,espléndidaydeslumbrantefigurademujer.

Oh,noseequivoque.Nosoyunjovenardienteeinmaduro.Soyunhombredeciertaedad,conelcuerpoylasaluddestrozados,cercanoalamuerte.Soyun científico y un filósofo. Y, como todas las generaciones de filósofosanterioresamí,conozcoalamujer:sudebilidad,sumezquindad,sufaltademodestia, sudeslealtad, suspiespegadosa la tierra, susojosque jamáshancontempladolasestrellas.Noobstante,hayalgoirrefutableyeterno:Suspiessonhermosos, susojos radiantes, susbrazosy suspechos sonelparaíso, suencantosuperatodaslasmaravillasquejamáshayandeslumbradoalhombre;

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y, delmismomodo que el imán arrastra inevitablemente almetal, lamujerarrastrainevitablementealoshombres.

Lamujerhahechoquemeríadelamuerteydeladistancia,delafatigaydel sueño.He asesinado ahombres, amuchoshombres, por el amordeunamujer,yconsangrehebautizadonuestrasnupciasohelavadolamanchadesusfavoresaotro.Hebajadohastalamuerteyeldeshonor,hetraicionadoamis compañerosy alnegrodestinoque se cernía sobremíporunamujer,omásbienpormímismo,pueserainfinitomideseoporella.Ymehetumbadosobreel trigo,enfermodeañoranza,sóloparaverlapasarycolmarmisojoscon su dulce contoneo y el color de sus cabellos, negros como la noche, ocastaños,orubios,odoradoscomooroenpolvobajoelsol.

Porquelamujereshermosa…paraelhombre.Esdulceparasulenguayfraganteparasuolfato.Ellaeselfuegoenlasangredelhombreyeljúbilodemil trompetas; su voz es como lamúsica en los oídos del hombre; y puedeturbar su alma, aun cuando ésta semuestre inquebrantable ante la presenciahuracanada de los Titanes de la Luz y las Tinieblas. Y más allá de lacontemplacióndelasestrellas,enloslejanoscielosqueimagina,devalquiriaso huríes, el hombre ha dispuesto un sitio para ella, pues sin ella no podríacontemplar cielo alguno. Y la espada en la batalla no entona melodías tandulcescomolasque tararea lamujeralhombreconsurisabajo la luzde laluna,oconsugemidodeamorenlaoscuridad,oconsudulcecaminarbajoelsol,mientrasélyace,aturdidoyanhelante,sobrelosprados.

Hemuertodeamor.Hemuertoporamor,comoverá.Dentrodepocomesacarándeaquí,amí,DarrellStanding,ymematarán.Yesamuerteseráporamor.Estaba irritado,muy irritado,cuandoasesinéalprofesorHaskellenellaboratorio de la Universidad de California. Él era un hombre. Yo soy unhombre.Yhabíaunahermosamujer.¿Locomprende?Ellaeraunamujeryyoun hombre y un amante, y toda la herencia del amor era mía, desde lostiemposdelaoscuraytumultuosaselva,antesdequeelamorfueraamoryelhombrefuerahombre.

No,estonoesnadanuevo.Amenudo,muyamenudoenmilargopasado,heentregadolavidayelhonor,ladignidadyelpoder,poramor.Elhombreesdiferentealamujer.Aellaledominalaurgenciaysóloconocelanecesidaddeloinmediato.Nosotrosposeemosunhonormuysuperioralsuyoyunorgulloquevamuchomásalládelosvisosdesenfrenadosdesuorgullo.Nuestrosojossemaravillancon la lejanavisiónde lasestrellas,mientrasque lossuyosnodistinguenmásalládelatierrafirmebajosuspies,elpechodelamantesobreel suyo y el bebé lozano en su regazo.Y aun así—tal es nuestra alquimiacompuestaatravésdelossiglos—lamujerviertesumagiaennuestrossueñosynuestrasvenas,demodoqueparanosotrosesmuchomásque los sueños,quelaslejanasvisionesylapropiasangredelavida;comodicenlosamantes

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congranverdad,lamujeresmásqueelmundo.Denoserasí,elhombrenosería hombre, guerrero o conquistador, recorriendo su rojo camino paraenfrentarse a todo; si el hombre no hubiese sido amante, gran amante, nohabría llegado a convertirse en guerrero majestuoso. Luchamos mejor,morimosmejoryvivimosmejorporaquelloqueamamos.

Yosoyesehombre.Veoenmíatodoslosseresquemehanconstituido.Yveoalamujer,alasmuchasmujeresquemehancreadoyquemehanabatido,quemeamaronyaquienesyoamé.

Recuerdoquehacemucho tiempo,cuandoelgénerohumanoera todavíamuy joven, construí una trampa en un hoyo, en cuyo centro clavé una granestaca, para dar caza al tigre Colmillo Afilado. Colmillo Afilado, de largopelajeyagudoscaninos,eranuestromáspeligrosoenemigo.

Y cuando los rugidos de Colmillo Afilado nos despertaban, nosagazapábamos alrededor de los rescoldos de la hoguera, y yome enfurecíapensando en la trampa y la estaca, pero la mujer que me rodeaba con susbrazosypiernas,luchabaporimpedirquemefuera,atravésdelaoscuridad,acolmar mi ansia. Ella vestía únicamente unas pequeñas pieles raídas yrequemadas,deanimalesqueyohabíacazado;estabasuciayennegrecidaporelhumodelahoguera,puesnoselavabadesdelaslluviasprimaverales;susmanos, de uñas retorcidas y rotas, eran callosas, más parecían zarpas quemanos;perosusojoseranazulescomoelcielodeverano,profundoscomoelmar;algoensusojos,ensusbrazosestrechándomeyensucorazónlatiendojunto al mío, me retenía… aunque desde el amanecer hasta el crepúsculo,mientrasColmilloAfiladorugíaencolerizado,teníaquesoportarlasburlasdemiscompañeros,quelessusurrabanasusmujeresqueyonoteníatantafeenlatrampacomoparaaventurarmedurantelanochehastaelagujeroquehabíacavadoparacazaraltigre.Peromimujer,misalvajecompañera,medetenía;salvaje era yo también, pero sus ojos me dominaban y sus brazos meencadenaban; sus piernas enroscadas a lasmías y los latidos de su corazónjuntoalmío,mealejabandemisueño,demimayorreto,demigranhazaña;cazarydarmuerteaColmilloAfilado.

HubountiempoenquefuiUshu,elarquero.Lorecuerdobien.Mehabíaperdido en el gran bosque y no conseguía encontrar ami gente; aparecí entierrasdespejadas,deampliosprados,y fui recogidoporgentesextrañas,depielblancaycabellorubioquehablabanunalenguasimilaralamía.EllaeraIgar,lasedujecantandoalanochecer;estabadestinadaaserunamadrefértil,deanchafiguraypechosgrandes,ynopudomásquesentirseatraídaporelhombremusculoso,depechorobusto,quecantabasuspropiashazañasen lalucha y en la caza, y que le prometía comiday protecciónpara cuando ellacriaraalosquehabríandevivirycazarenelfuturo.

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Aquellasgentesnoposeíanlasabiduríademipueblo,puescazabanasuspresasyluchabanconpalosylanzasdepiedra;desconocíanlasvirtudesdelasflechas de extremos dentados que se enganchaban a los tendones de losciervos, y tampoco sabían cómo lanzarlas para que salieran rectas. Cuandocantaba mis proezas al anochecer, estas extrañas gentes reían a carcajadas.Sóloella,Igar,mecreíayteníafeenmí.Melallevésoladecaza,alapozaalaque losciervos ibanenbuscadeagua.Miarcosilbóen laespesura,yunciervocayómuerto;comimossucalientecarnesabrosayellafuemíajuntoalapoza.

PorIgarmequedéconestoshombresextraños.Lesenseñéafabricararcosderojayfragantemaderadecedro.Lesenseñéacazarmanteniendolosojosabiertos y apuntando con el izquierdo, a utilizar flechas romas para la cazamenor, y flechasdentadasdehuesoparapescar en las aguas cristalinas, y atallar puntas de flecha de obsidiana para cazar ciervos, alces y caballossalvajes.Perosereíandemimétodoparatallarlapiedra,hastaqueatraveséaunalcedeparteaparteconmiflecha,quesehundióenlosórganosvitalesdelanimal,ylatribuenterameaclamó.

YoeraUshu,elarquero;Igareramimujerycompañera.Reíamos,bajoelsoldelamañana,cuandonuestroniñoynuestraniña,rubioscomolamiel,setendían y rodaban sobre la hierba; por la noche ella se tumbaba junto amí,entremisbrazos,ymeamaba,yme repetía insistentementeque,puestoqueera yo quien poseía la habilidad para trabajar lamadera y tallar las flechas,debíaquedarmeenelcampamentoydejarquelosotroshombresmetrajesenlacarnedelaspresascazadas.Yoatendíaasusrazones,yasímeconvertíenunhombreobesoydecortoresuello,yenlaslargasnochesdeinsomniomelamentabadequeaquelloshombresdeunatribuextrañametrajesenlacarnepor mi sabiduría y por mi honor, pero se rieran de mi gordura y de miincapacidadparalaluchaylacaza.

Enmivejez,cuandonuestroshijoseranhombresynuestrashijasmadres,cuandodesdeelsurhombresoscuros,defrenteampliapeloensortijado,senosecharonencimacomoolasdelmar,huimoshacialasladerasdelascolinas,eIgar, con sus piernas enroscadas entre las mías y los brazos en torno a micuerpo,incapazdevermásallá,meretenía,comomuchasotrascompañeraslohabían hecho en otro tiempo y lo harían mucho después, y luchaba pormantenermelejosdelabatalla.

Pero logré soltarme, gordo y resollante, ymientras ella lloraba diciendoqueyanoleamaba,salíaluchar;luchamosdíaynoche,entreloscantosdelascuerdasdelosarcosyelzumbidodelasflechasafiladas.Ylesmostramosaesoshombresde cabello ensortijadonuestra habilidadpara la lucha, nuestroingenioynuestrosdeseosdematar.

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Y cuando caí muerto al final de la batalla hubo cantos fúnebres en mihonor, canciones que contaban mi historia, la del arquero Ushu y de Igar,esposa y compañera, que me había mantenido alejado de la lucha con susbrazosalrededordemicuelloysuspiernasentrelazadasconlasmías.

Huboun tiempo,sólo loscielossabencuándo,en la juventuddelgénerohumano, en que vivimos junto a enormes ciénagas, donde las colinasdescendíancercanasaunamplioríodeaguasmansas,dondenuestrasmujeresrecogían frambuesas y raíces, donde había manadas de ciervos, caballossalvajes, antílopes y alces que los hombres cazábamos con flechas o contrampasque repartíamospor toda lacolina.Del ríoconseguíamospecesconredesquelasmujerestejíanconlascortezasdelosárbolesjóvenes.

Yo era un hombre impaciente y curioso, como el antílope a quienatraíamos,agitandomanojosdehierba,hastadondeestábamosescondidosenlaespesuradelprado,paradarlecaza.Crecíaarrozsalvajeenlaciénaga,losdelgadostallosbrotabandelaguaenlaorilladeloscanales.Cadamañananosdespertabanlosmirlosconsuscantos,yvolabanhastalaciénaga.Yalllegarel largocrepúsculo,cuandoregresabanasusnidos,elairese llenabaconsualgarabía.Llególaépocaenqueelarrozhubocrecido,ylospatosylosmirlossedabangrandesbanquetesdearrozdescascarilladoporelsol.

Siendo yo un hombre inquieto, siempre preguntándome qué habría másalládelascolinasydelasciénagasyenelfondofangosodelrío,observéalospatos salvajes y a los mirlos y reflexioné largo tiempo hasta llegar a lasiguienteconsideración:lacarneeraunbuenalimento.Peroafindecuentas,remontándonosalprincipio,lacarneveníadelahierba.Lacarnedepatoydemirlo provenía del arroz de las ciénagas. Matar a un pato con una flechaescasamentecompensaba la laboriosa tareadeacechar,escondido,a lapresadurante horas. Además, los mirlos eran demasiado pequeños como parautilizar flechas, salvopara los chicosque aprendíany se preparabanpara lacazamayor.Y aun así, en la temporada del arroz, losmirlos y los patos semostrabansuculentamenterollizos,debidoalarroz.¿Porquénopodíamosyoylosmíosalimentarnosdearrozdelamismamanera?

Todoestopensabaenelcampo,silenciosoytaciturno,mientraslosniñosse peleaban a mi alrededor ante mi indiferencia, y mientras Arunga, micompañera,mereprendíaenvanoymeurgíaparaquefueseacazarytrajeramáscarneparanosotros.

Arungaeralamujerquehabíarobadodelatribudelascolinas.Estuvimosdocelunasaprendiendonuestraslenguas,despuésdecapturarla.¡Sí,fueaqueldíaenquesaltésobreelladesdelaramadeunárbol!Ellaintentóescapar.Caísobresushombroscontodoelpesodemicuerpo,ylaagarréconlasmanoscontodamifuerza.Gritabacomoungato.Luchóymemordió.Lasuñasde

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susmanos,comozarpasdegato,medesgarraron.Perolasujetéyladominéydurante dos días hube de pegarle y forzarla a viajar conmigo lejos de loscañonesdelosHombresdelasColinashastalosprados,juntoalríoquefluíaatravésdelospantanosdearroz,dondesealimentabanlosmirlosylospatos.

Unagranvisión sepresentóantemícuandoel arrozyahabíamadurado.SituéaArungaenlapartedelanteradelleñohuecoyrequemadoqueteníamosporcanoa.Lepedíqueremase.Extendíenlapartetraseraunapieldeciervoqueellahabíacurtido.Condosreciospalosfuiinclinandolostallossobrelapieldeciervoyrecogiendolosgranosque,deotromodo,sehabríancomidolosmirlos.Trashaceresto,leentreguélospalosaArungaycomencéaremaryadirigirnuestracanoa.

Yaanteshabíamoscomidoarrozcrudoynonoshabíagustado.Peroestavez lo tostamos sobre el fuego, de modo que los granos se hincharon yreventaron,cubriéndolotododeblanco,ytodalatribucorrióaprobarlo.

DesdeentoncessenosconociócomolosComedoresdeArrozylosHijosdel Arroz. Ymucho,mucho tiempo después, cuando los Hijos del Río nosecharondelospantanosytuvimosquesubira lastierrasaltas, llevamosconnosotros la semilla del arroz para plantarla. Aprendimos a seleccionar lassemillasmásgrandesasíque,deahíenadelante,elarrozquecomíamoseraeldegranomásgrueso,quesehinchabamásalresecarloyalhervirlo.

PeroArunga… he dicho que gritaba y arañaba como un gato cuando larobé.TodavíarecuerdocuandoalgunosdesusparientesdelosHombresdelaColinamecapturaronymellevaronconellos.Eransupadre,elhermanodesupadreydoshermanosdesangredeella.Peroellaeramía,ellahabíavividoconmigo.Yunanoche,mientrasyoyacíaatadocomouncerdosalvajealquevanadegollar,cuando todosellosdormían juntoal fuego,Arungaseacercósigilosamenteylespartiólacabezaconlamazadeguerraqueyomismohabíafabricado.Llorósobremipecho,medesatóyhuimos,regresandoalríomansoyalaciénagadearrozdondesealimentabanlospatosylosmirlos;todoestoocurriómuchoantesdelaaparicióndelosHijosdelRío.

Ella eraArunga, la únicamujer, lamujer eterna.Ha vivido en todos loslugaresyépocas.Siemprevivirá.Esinmortal.Unavez,entierraslejanas,sellamóRuth.TambiénsehallamadoIsolda,Elena,PocahontasyUnga.Ytodohombredesconocido,detribusextranjeras,nohapodidosinoencontrarla,ylaencontraráentodaslastribusdelaTierra.

Recuerdolasmuchasmujeresenquesehaconvertidoaquellaúnicamujer.HubountiempoenquemihermanoHaryyoperseguimosdíaynocheaunsementalsalvaje;loacechábamosporturnos,sindarledescanso,obligándoleapasarhambreysedhastaelagotamiento;alfinalapenaspodíamantenerseenpie,temblandomientrasnosotrosleatábamosconcuerdasdepieldereno.Y

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así,sinesfuerzo,conlaúnicaayudadenuestroingenio—laideafuemía—mihermanoyyoconseguimosdominaraaquellabestiaveloz.

Cuandoestabapreparadoparasubirmeahorcajadassobreelanimal—ésehabíasidomisueñodesdeelprincipio—.Elpa,mimujer,merodeóconsusbrazosygritóqueeraHar,ynoyo,quiendebíamontaralcaballosalvaje,puesélnoteníaesposanihijos,ysimoría,nadiesufriría.Finalmente,comenzóallorar, me despojó de mi sueño y Har, desnudo, se aferró al semental y lomontóahorcajadas.

Alatardecer,entregrandesllantos,trajeronaHardesdeunasrocaslejanasdondelehabíanencontrado.Teníaabiertalacabezaylossesosgoteabansobreelsuelocomomieldeunpanal.Sumadreseechócenizasobrelacabezaysepintóelrostrodenegro;supadresecortólamitaddelosdedosdeunamanoen señal de duelo; y las mujeres, especialmente las jóvenes solteras,profirieroninsultoscontramí;ylosmásancianossacudíansussabiascabezasmurmurandoquenisuspadres,nilospadresdesuspadreshabíanoídohablarjamás de semejante locura.La carne de caballo era buena para comer y lospotros jóveneseran tiernos,perosóloun loco intentaríaagarrarauncaballosalvaje a menos que lo hubiese atravesado previamente con una flecha, oestuvieseclavadoalaestacadeunadelastrampas.

Selpa me ordenó que me fuese a dormir, y a la mañana siguiente medespertó con su parloteo, sermoneándome sobre mi locura, repitiéndomeconstantemente que tenía que cuidar de ella y de nuestros hijos, hasta quefinalmentemecansé,yabandonépara siempre la ideademontaruncaballosalvajeparacruzarlosarenalesylospastosvelozcomoelviento.

Alolargodelosaños,lahistoriademilocahazañanocesódeescucharseen el campamento. Sin embargo de la repetición de esa historia nació mivenganza,porquemisueñonuncamurióy losmás jóvenessoñaron tambiéncon lograrlo; hasta que finalmente fue Othar, mi hijo mayor, quien logrómontar un caballo salvaje; saltó sobre su lomo y, ante todos nosotros, volóvelozcomoelviento.

Enadelante, todos loshombresquisieronatraparydomar a los caballos.Muchoscaballosfuerondomadosyalgunoshombresmurieronenel intento,pero llegué a ver el día en que, al abandonar el campamento en busca denuevas tierraspara la caza,nuestrasmismísimascriaturasviajabanencestasdemimbrequecargabanloscaballosjuntocontodasnuestraspertenencias.

Yo, siendo un hombre joven, había tenido un sueño que me perseguía;Selpa, mi mujer, me había alejado de este viejo deseo; pero Othar, nuestrohijo, tuvomimismosueñoylogróllevarloacabo,yasínosconvertimosenunatribudegrandescazadores.

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Durantelagranemigración,cuandodejamosEuropaeintroducimosenlaIndialaganaderíayelcultivodelacebada,hubounamujer.Aunqueesofuemuchoantesde llegara la India,amitaddeaquel largodesplazamientoquedurócientosdeaños.Ningúnexpertoengeografíahapodidodecirmedóndesehallabaaquelantiguovalle.

Lamujer se llamabaNuhila. Era un valle estrecho y nomuy largo; susparedesformabanbancalesdondecrecíaarrozymijo;eralaprimeravezquenosotros,losHijosdelaMontaña,veíamoselarrozyelmijo.Loshabitantesdelvalleeran sumisosydóciles,puesúnicamente sededicabanacultivar latierra,quehabíanaprendidoa regarobteniendounmayorprovecho.Elsuyoera el primer sistema de irrigación que veíamos, aunque no tuvimosmuchotiempoparaobservarlosdiquesycanalesconlosqueconducíanelaguahastaloscamposdondelabraban.Teníamospocotiempoporquenosotros,losHijosdelaMontaña,queéramossólounospocos,veníamoshuyendodelosHijosdeNariz Respingona, que eranmuy numerosos. Solíamos llamarles los SinNariz,yellossehacían llamar losHijosdelÁguila.Eranmuchosy tuvimosquehuir connuestro ganado, nuestras cabras y nuestras semillas de cebada,connuestrasmujeresynuestrosniños.

Mientras los Nariz Respingona mataban a aquéllos de los nuestros quequedabanrezagados,losqueibanalacabezaeliminabanalasdébilesgentesdel valle que se oponían a nosotros. La aldea estaba construida con paja ybarro; la rodeaba un muro bastante alto. Tuvimos que matar a algunosaldeanos para acomodar a nuestras familias y al rebaño; después, nosencaramamos al muro para enfrentarnos con gritos e insultos a los NarizRespingona.Encontramosgraneros repletosdearrozymijo;habíapajaparaalimentaranuestrorebaño,ylaépocadelaslluviasestabapróxima,porloquenofaltaríaelagua.

La lucha contra los aldeanos fue dura y larga. Al comienzo de nuestroataquereunimosalasmujeres,alosancianosyalosniñosquenohabíamosmatado y les obligamos a salir al exterior delmuro. LosNariz Respingonamataronhastaelúltimodeellos,loquesupusomáscomidaparanosotrosenelinteriordelaaldeaymáscomidaparaellosenelvalle.

Fue un largo y penoso asedio. Nos asolaron las enfermedades, y loscadáveresdenuestrosmuertosprovocaronunaepidemiaqueacabócongranparte de la población. Se nos terminó el arroz y el mijo de los graneros;tuvimos que alimentar al ganado con la paja de los tejados, hasta que,finalmente,noscomimosatodaslasresesycabras.

De cada cinco hombres, cuatro murieron; del medio millar de niños ybebés,noquedóninguno.FueNuhila,mimujer, quien se cortó el cabelloytrenzóconélunafuertecuerdaparamiarco.Lasdemásmujereshicieron lo

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mismo y, cuando el enemigo nos atacó, se mantuvieron junto a nosotros,hombroconhombro,enmediodeaquellalluviadelanzasyflechas,arrojandopiedrasalosNarizRespingona.

Llegóunmomentoenque,delosdiezqueestábamossobreelmuro,sóloquedó uno; tampoco quedaron muchas mujeres. Los Nariz Respingona nosdijeron que éramos de fuerte estirpe, y que nuestras mujeres eran madresvigorosas;añadieronquesilesentregábamosanuestrasmujeres,nosdejaríanvivirenpaz,siendolosdueñosdelvalleyconsiguiendomujeresenlastierrasdelsur.

Nuhila se negó. Las otras mujeres se negaron también. Y nosotros nosburlamos de ellos, preguntándoles si es que estaban ya cansados de luchar.Nosotros estábamos agotados, sabíamos que la debilidad no nos permitiríaseguirluchando,unataquemásseríanuestrofin.Losabíamos.Lasmujereslosabían.NuhiladijoquedebíamosponerfinaaquelloantesdequelohiciesenlosNarizRespingona.Todaslasmujeresestuvierondeacuerdo.YmientraslosNarizRespingonapreparabanelataquequesupondríanuestrofinal,allí,juntoalmuro,dimosmuerteanuestrasmujeres.Nuhilameamaba,yallí, juntoalmuro,seabalanzósobremíatravesandoellamismasucuerpoconmiespada.Ynosotros,loshombres,poramoralatribu,nosquitamoslavidaunosaotroshastaquesóloquedamosHordayyo,enmediodeaquellaterriblecarnicería.Hordaeramayorqueyo,asíqueyofuielprimeroenclavarmesuespada.Peromi muerte no fue instantánea, aún pude ver cómo Horda se atravesaba suespadaycaíamuerto.Fuielúltimode losHijosde laMontaña.Ymientras,moribundo,escuchabalosgritosdelosenemigosaproximándose,mealegrabasaberquelosNarizRespingonanuncatendríanhijosdenuestrasmujeres.

DesconozcolaépocaenquefuiHijodelaMontañayperdí lavidaenelvalleangostodondehabíamosasesinadoalosHijosdelArrozydelMijo.SóloséquesucediósiglosantesdequelosHijosdelaMontañallegaranalaIndiatras la gran emigración; mucho antes de que yo fuese un jefe ario en elAntiguo Egipto, donde profané las tumbas de los antiguos reyes yme hiceconstruirdossepulturas.

Me gustaría contarlemás sobre aquellos días, querido lector, pero tengopoco tiempo. Prontomoriré.De veras lamento no poder contarlemás sobreaquellas primeras emigraciones, el cruce de los pueblos, el deshielo de lospolosolasexpedicionesenbuscadecaza.

También me gustaría hablarle del Misterio. Siempre nos ha invadido lacuriosidadsobrelossecretosdelavida,lamuerteylavejez.Adiferenciadeotros animales, el hombre siempre ha contemplado las estrellas y ha creadodioses con su propia imagen o con imágenes que inventaba. En aquelloslejanosdíasadoréal solya laoscuridad, algranodel cereal,procreadorde

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vida.RendícultoaSar,diosadeltrigo,alosdiosesdelmar,delosríosydelospeces.

Sí,recuerdoaIshtarantesdequenoslarobaranlosbabilonios;tambiénaEa, soberana de los Infiernos, que ayudó a Ishtar a conquistar a lamuerte.Mitra, antiguo dios aria no, fue otro de nuestros dioses hasta que nos lousurparon.Yrecuerdoque,muchodespuésdelagranemigración,lleguéalaIndiacomocomerciantedecaballos,conmisnumerosossirvientesyunalargacaravanaamisespaldas,yqueporentoncesadorábamosaBodhisatwa.

RealmenteelcultoalMisteriohavagadotantocomoloshombres,pueslospréstamos y robos de los dioses les dieron la misma vida errante de loshombres.AsílossumeriosnosarrebataronaShamashnapishtin,ylosHijosdeSemseloarrebataronaellosylellamaronNoé.

Meríoahora,yo,DarrellStanding,enlaGaleríadelosAsesinos,dequelos doce respetables miembros del jurado me declararan culpable y mecondenasenamuerte.EldocehasidosiempreelnúmeromágicodelMisterio.Ni siquiera tuvo su origen en las doce tribus de Israel. Aquéllos quecontemplamos las estrellas mucho antes, ya situamos los doce signos delZodíacoenelfirmamento.Yrecuerdo,cuandofuidelosAsirydelosVanir,queOdínjuzgabaaloshombresenlacortedelosdocedioses,cuyosnombreseranTor,Baldur,Niord,Frey,Tyr,Bregi,Heimdal,Hoder,Vidar,Ull,ForsetiyLoki.

Nos robaron incluso las valquirias para convertirlas en ángeles,incorporándoles las alas que tenían los caballos de éstas. Y nuestro fríoHelheimdeentonces,dehieloyescarcha,sehaconvertidoenel infiernodehoy,dondeelcalorabrasadorhacequeaunolehiervalasangreenlasvenas,mientrasqueennuestroHelheimelfríomordazpenetrabahastalaméduladeloshuesos.Hastaelmismísimocielo,queimaginábamosperdurableyeterno,ha ido cambiando su rumbo,yhoy encontramos al escorpión en el lugar enquesolíaestarlacabra,yalarquerodondesolíaestarelcangrejo.

¡Adoraciones y veneraciones! ¡La continua búsqueda del Misterio!Recuerdoaqueldioscojodelosgriegos,elmaestroherrero.SuVulcanoeraelWielandgermánico,maestroherrerocapturadoporNidung, reyde losNids,quien le cercenó una pierna, dejándole cojo para siempre. Pero antes habíasido nuestro maestro herrero y forjador, a quien llamamos Ilmarinen. Sinembargo también se decía que él, Vulcano, o Wieland, o Ilmarinen, habíanacidodebajodeunpino, del pelaje deun lobo, y se le llamóPadrede losOsos; esto fue antes de que los germanos y los griegos lo robasen paraadorarlo.PoraquelentoncesnosllamábamoslosHijosdelOsoylosHijosdelLobo,ynuestros tótemseranelosoyel lobo.Todoestoocurrióantesde lamigración hacia el sur, en la que nos unimos a los Hijos del Bosque y les

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enseñamosnuestrasleyendasydeidades.

Sí,¿yquiéneraKashyapa,quiéneraPururavas,sinonuestrocojomaestroherrero, a quien llevamos durante la emigración y a quien rebautizaron yadoraronlospueblosdelsurydeleste,losHijosdelFuegoydelaHoguera?

Lahistoriaesdemasiadolarga,aunquemegustaríamencionarlaHierbadelaVida, de tres hojas, con la queSigmungdevolvió la vida aSinfioti; pueséstaeslahierbasagradadelaIndia,elsantogrialdelReyArturo,el…pero¡basta!,¡basta!

Sinembargo,cuandoreflexionosobre todoesto, llegoa laconclusióndequelomásmaravillosodelavida,detodaslasvidas,paramíyparatodosloshombres, ha sido, es y será la mujer, mientras las estrellas brillen en elfirmamentoyelflujoeternosigasucurso.Másgrandequenuestrashazañasyempeños,quelainvenciónylafantasía,quelabatalla,lacontemplacióndelasestrellasyelmisterio,muchomásgrandehasidolamujer.

Apesardehabermecantadofalsasmelodíasydehabersujetadomispiesen la tierra, a pesar de haber dirigidomis ojos, ansiosos por contemplar elvagabundeardelasestrellas,siemprehaciasurostro,apesardetodoella, laprotectoradelavida,lamadretierra,mehadadomismásgrandiososdíasymis noches más gloriosas, me ha dado la plenitud de los años. Incluso heimaginadoelMisterioensusformas,yenelmapadelasestrellashesituadosufigura.

Todos mis esfuerzos y hallazgos conducen a ella; en todos mis lejanossueñosapareceella.Cuandodescubríelfuegoehicelashogueras,fueporella.Y, aun sin saberlo, también por ella puse la estaca en el hoyo para cazar alviejo tigreColmilloAfilado, domé al caballo,maté almamut y dirigí a losrenos hacia el sur al llegar el deshielo. Por ella cultivé el arroz salvaje ysembrécebada,trigoymaíz.

Porellayporlasemillaquellevabaensuinterior,hechaasuimagen,hemuertoenlascopasdelosárbolesyhesoportadolargosasediosenlascuevasysobrelosmuros.Porellacoloquélosdocesignosenelcielo.Aellaadorabaal inclinarme ante las diez piedras de jade, rindiendo culto a las lunasde lagestación.

Misansiasdeperegrinarsiempremehanllevadoporcaminosluminosos;ysiemprelassendaspobladasdeestrellasmehandevueltohastaella,laeternafigura, la mujer, la única mujer, en cuyos brazos era capaz de olvidar lasestrellas.

Porellasalíindemnedeodiseas,escalémontañas,crucédesiertos;porellasalíacazarydirigíbatallas;yporellayparaellaentonécancionessobremishazañas.Eléxtasisdelavidaylasrapsodiasdeldeleitefueronmíosgraciasa

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ella.Yahora,alfinal,puedodecirquejamásheconocidounalocuratandulceyprofundacomoladehundirmeenlafraganteeinolvidablegloriadesupelo.

Unapalabramás.RecuerdoamiDorothy,deestohacemuypocotiempo,cuando todavía daba clases de agronomía a los estudiantes granjeros. Ellateníaonceaños.Supadreeraeldecanodelauniversidad.Ellaeraunaniñayunamujer;ycreyóquemeamaba.Sonreíparamisadentros,puesmicorazónestabaenotrolugar,tanalejadodeella.

Perohuboternuraenmisonrisa,porqueenlosojosdeaquellaniñavialamujereterna,lamujerdetodoslostiemposyformas.Ensusojosvilosojosdemicompañeraenlaselva,enlacavernayenlachoza.EnsusojosvilosojosdeIgar,cuandoyoeraUshu,elarquero;losojosdeArunga,cuandofuicosechador de arroz; los ojos de Selpa, cuando soñaba con amaestrar alcaballo;losojosdeNuhila,queseatravesóconmiespada.Sí,habíaalgoensusojosquelosconvertíaenlosdeLei-Lei,aquienabandonéconunasonrisaen los labios; en los de LadyOm, quemendigó ami lado por los caminosdurantecuarentaaños;losdePhilippa,porquiencaímuertoenduelosobrelahierbadelaantiguaFrancia,yenlosdemimadre,cuandofuiunniñollamadoJesseenelcírculodecarretasenMountamMeadows.

Era una niña, pero era hija de todas lasmujeres, como lo fue sumadreantesqueella,yeralamadredetodaslasmujeresquevivierondespués.Ellaera Sar, la diosa delmaíz; era Isthar, que conquistó lamuerte; era Sheba yCleopatra,EstheryHerodías.EllaeralaMadredeJesúsyMaríaMagdalena,eraMarta y su hermanaMaría. Y era Brunilda y Ginebra, Isolda y Julieta,EloísayNicoleta.Sí,yeraEva,yLilit,yAstarté.Teníaonceañosyeratodaslasmujeresquehabíanexistidoytodaslasqueexistirían.

Estoy sentado en mi celda ahora, mientras las moscas zumban en estasomnolienta tarde de verano, y sé que me queda poco tiempo. Pronto mepondrán la camisa sin cuello. Pero… tranquilo, corazón. El espíritu esinmortal.Despuésdelaoscuridadvivirédenuevo,yhabráotrasmujeres.Elfuturo me reserva otras mujeres en las vidas que aún viviré. Y aunque lasestrellas pasen y los cielos mientan, siempre permanecerá la mujer,resplandeciente y eterna, la única mujer, y yo, bajo todas mis máscaras ydesventuras,yo,elhombre,serésucompañero.

22.

Mitiemposeacaba.Elmanuscritodemirelatoseencuentraasalvofueradelaprisión.Unamigo,enquienséquepuedoconfiar,seencargarádequelo

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publiquen.YanoestoyenlaGaleríadelosAsesinos.Escriboestaslíneasenlaceldadelamuerte,dondeunguardiamevigiladíaynoche.Curiosamente,sufunción es cuidar de que no muera. Debo seguir con vida hasta que meahorquen,odelocontrarioelpúblicosesentiríaengañado,laleyburladayelalcaideseríaamonestado,puesunadesusobligacionesesladegarantizarquesus condenadosmueran debidamente en el patíbulo.Memaravilla el rumboquealgunoshombrestomanensusvidas.

Estovaaserloúltimoqueescriba.Yaestáfijadalahoraparamañanaporlamañana.Elgobernadorharechazadolapeticióndeindultoysehanegadoaunnuevoaplazamiento, apesardeque laLigacontra laPenadeMuertehaorganizadounbuenalborotoenCalifornia.Losreporterosseamontonancomobuitres. Los he visto. Son unos jóvenes grotescos, al menos la mayoría deellos,ylomásgrotescoesqueparaganarseelpan,eltabacoyloscócteles,elalquilerdelashabitacionesy,siestáncasados,loszapatosyloslibrosdelosniños, serán testigos de la ejecución del profesor Darrell Standing, ydescribiránparaelpúblicocómoelprofesorDarrellStandingmuriócolgadodeunasoga.Apuestoaqueelloslopasaránpeorqueyo.

Mientrasesperoaquísentado,escuchandolospasosdelguardiaquevadeunladoaotroymiraunayotravezporelagujerodemijaula,medoycuentadelocansadoqueestoydetodoesto.¡Hevividotantasvidas!Estoycansadodelaeternalucha,delacatástrofeyeldolorquehandesoportarlosqueestánsentadosenlasalturas,losquerecorrenloscaminosluminosos,vagandoporlasestrellas.

Esperoquealmenos,cuandovuelvaahabitarenotraforma,puedaalfinvivircomoungranjero.Piensoenlagranjademissueños.Nomeimportaríapasar toda una vida en ella. ¡Ah, la granja demis sueños! ¡Mis campos dealfalfa,miganadodejersey,mispastos!

Acabodeaguantarunavisitadelalcaide.Hedicho«aguantar»,ycréame,séloquemedigo.NosepareceennadaestealcaidealalcaidedeSanQuintín.Estabamuynervioso,ymehevistoobligadoadistraerle.Éste es suprimerahorcamiento,segúnmehadicho.Yyo,enuntorpealardedeingenio,nohelogradotranquilizarlediciéndolequeésteestambiénmiprimerahorcamiento.Noparecíatenerganasdebroma.TieneunahijaenelinstitutoyunhijoqueestudiaenStanford.Susueldoenlaprisiónessuúnicafuentedeingresos,ysuesposaestáinválida.Laverdadesqueelhombremehacontadomuchosdesusproblemas,yaúnseguiríaaquísinolehubieradespachado.

Mis dos últimos años en San Quintín fueron bastante deprimentes. EdMorrell,porunodeesoscaprichosdeldestino,consiguióquelesacarandelacelda de incomunicación y le nombraran ordenanza de la prisión. JakeOppenheimer,quesehabíapodridoen lasceldasde incomunicacióndurante

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tantos años, se volvió de pronto un amargado y durante ochomeses rehusóhablarconmigo.

En la cárcel las noticias llegan a todas partes, llegan incluso a loscalabozosyalasceldasdeincomunicación.MellególanoticiadequeCecilWinwood,elpoetaimpostor,elchivato,elcobarde,eldelator,habíaregresadoa la cárcel acusado de otra falsificación. Debo recordarle que este CecilWinwood fue el que inventó aquella mentira de la dinamita. Él fue elresponsabledeloscincoañosquehepasadoincomunicado.

Decidí asesinar a Cecil Winwood. Verá, Morrell se había ido yOppenheimer se negaba a hablarme. Los días eran cada vezmás aburridos.Teníaquehaceralgo.Asíquerecordéaquellavezque,siendoAdamStrang,preparépacientementemivenganzadurantecuarentaaños.SabíaquevolveríaahacerlomismosituvieraalalcancelagargantadeWinwood.

No espere que le cuente cómo me hice con cuatro pequeñas agujas decoser.Con la escasa fuerza que conservaba, tuve que serrar cuatro barrotes,haciendo dos cortes en cada uno de ellos, para abrir un espacio por el quepoderdeslizarme.Ylohice.Utilicéunaagujaporcadabarrote,ycadaunodeloscortesmellevóunmes.Desgraciadamente,serompiólaúltimaagujaenlaúltimabarraytuvequeesperartresmesesmáshastaqueconseguíunanueva.

Loquemás lamento es que no logré atrapar aCecilWinwood.Lo teníatodobiencalculado,salvounasolacosa.ElmejormomentoparaencontraraWinwood era la hora de la cena, en el comedor. Así que esperé hasta queCarapastel Jones, el guardia dormilón, comenzase su turno a mediodía. Alpoco rato Carapastel estaba roncando plácidamente. Saqué los barrotes, medeslicéysalídelacelda,crucélasalasinservisto,abrílapuertayyaestabalibre…libreparacaminarporlaprisión.

Y entonces supe que había olvidado un detalle: mi estado físico. Habíapasado cinco años en aquella celda y estaba terriblemente débil. Pesabaochenta y siete libras. Estaba me dio ciego. Al instante sufrí un ataque deagorafobia. Aquellos cinco años encerrado entre cuatro paredes me habíandejadoincapacitadoparaenfrentarmealaenormependientedelaescalerayalaamplituddelpatiodelaprisión.

Elascensoporlaescalerafuesindudalahazañamásheroicaquejamásherealizado.Elpatioestabadesierto,yunsolcegadorcaíasobreél.Tresvecesintenté cruzarlo, pero las tres tuveque regresar a apoyarme en elmuro.Mearmédevalorylointentéunavezmás,peromisatrofiadosojosseasustarondemipropiasombrasobrelaslosas.Intentéesquivarla,tropecé,caíytuvequearrastrarmeconlasmanosylasrodillashastaelmuro,comounnáufragoqueintentallegaralacosta.

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Apoyadoenelmuro,lloré.Eralaprimeravezquellorabaenmuchosaños.Todavíarecuerdoelcalordelaslágrimasresbalandoporlasmejillasyelsaborsalado en los labios. Y entonces sentí un escalofrío y me puse a temblar.Estaba claro que en aquel estadome iba a ser imposible atravesar el patio.Todavíatemblando,agachadoypalpandoelmuro,comencéabordearelpatio.

Así fue como me encontró el guardia Thurston, que me había estadoobservando desde algún lugar. Cuando le vi, distorsionado por mis ojoscegatos,meparecióunenormemonstruoque seaproximabahaciamíaunavelocidadincreíble.Pesabacientosetentalibras.Noestabaencondicionesdeofrecerresistencia,peroenalgúnmomento,segúnélmismodijo,legolpeélanarizconelpuñoylehicesangrar.

Yoerauncondenadoacadenaperpetuay,enCalifornia,elcastigoparauncondenadoacadenaperpetuaqueatacaaunoficialeslapenademuerte.FuideclaradoculpableporunjuradoquecreyólaversióndelguardiaThurstonydel restodeperros carcelerosque testificaron,y fui sentenciadoporun juezqueselimitóaaplicarlaleyalpiedelaletra.

Thurstonmediounabuenapaliza,yduranteelcaminodevueltaalaceldacontinuaronlospuñetazosylaspatadasdelosotrosguardiasqueacudieronensu ayuda. ¡Cielos!, si le sangró la nariz seguramente fuedebido al golpedecualquier otro puño excepto el mío. No me importó que me culparan deaquello.Lolamentableesqueporalgoasímevayanaahorcar.

Acabodetenerunacortacharlaconelguardiaqueestádeservicio.Hacealgomenosdeunaño,Oppenheimerocupabaestamismacelda.Estehombrees uno de los guardias que vigilaba a Jake. Es un antiguo soldado. Mascatabaco constantemente, y tiene la barba y el bigote amarillentos. Es viudo,tiene catorce hijos, todos casados, y ya es abuelo de treinta y un nietos ybisabuelo de cuatro renacuajos, todas chicas.Es un viejo extraño, de escasainteligencia. Creo que eso explica que haya vivido tanto y haya tenido unadescendencia tan numerosa. Se le debió quedar congelado el cerebro hacetreintaaños.Raravezmecontestaotracosamásquesíono,ynoporqueestémalhumorado,simplementenotienenadaquedecir.

Quisieradedicarunaslíneasaexplicarleelinfinitoalivioquesentícuando,despuésdehabersidoarrastradoporlaescaleraagolpes,puñetazosypatadaspor Thurston y el resto de los perros carceleros,me encontré de vuelta y asalvo en mi celda. Me sentí como un niño que regresa al hogar. Amabaaquellos muros, los mismos que tanto había odiado durante cinco años. Laagorafobiaesunaenfermedadterrible.Nohetenidooportunidaddeconocerlaafondopero,porloquesédeella,estoysegurodequelahorcaesmuchomásagradable…

Acabodereírmeacarcajadas.Elmédicodelacárcel,untiposimpático,ha

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venidoacharlarunratoconmigoymehaofrecidosusservicioscomoexpertoen materia de drogas. Por supuesto, me he negado a que me pinchara. Noquieroestarbajolosefectosdelamorfinamañanayperdérmelotodo.

YhereídoaúnmásalacordarmedecómoJakeOppenheimerlestomóelpeloa todosaquellos reporteros.Alparecer,elúltimodía, reciénacabadoeldesayunoyyavestidoconlacamisasincuello,losreporteros,queestabanalacazadelasúltimaspalabrasdelcondenado,lepreguntaronsuopiniónacercadelapenademuerte.

¿Cómopuedenhablaralgunosdecivilización,cuandoungrupodeadultosle hace semejante pregunta a un hombre que está a punto demorir, y cuyamuertevanapresenciar?

PeroJakeestuvoalaalturadelascircunstancias:

—Caballeros,piensovivirlosuficienteparaverlaabolidaalgúndía.

Hevividomuchasvidasatravésdelossiglos.Elhombre,comoindividuo,no ha hecho ningún progreso moral en los últimos diez mil años. Estoyconvencidodeello.Ladiferenciaentreunpotrosalvajeyuncaballomansoessimplemente una diferencia de adiestramiento.El adiestramiento es la únicadiferenciamoralentreelhombredehoyyeldehacediezmilaños.Bajo ladelgadacapademoralidadconquesecubre,elhombreeselmismosalvajedehace diez mil años. Un recién nacido será un salvaje a menos que seaadiestrado, educado en esamoral abstracta que ha ido acumulándose con elpasodeltiempo.

«Nomatarás».¡Menudaestupidez!Mevanamatarmañanaporlamañana.«Nomatarás». ¡Mentiras!En losastillerosde todos lospaísescivilizados seconstruyenhoyacorazadosymásacorazados.Queridosamigos,yo,queestoyapuntodemorir,lessaludodeestemodo:¡Mentiras!

Quisierapreguntarlequémoraldelasquesepredicanhoyesmejorquelasque predicabanCristo,Buda, Sócrates, Platón,Confucio o quien quiera quefuese el autor delMahabharata.Diosmío, hace cincuentamil años nuestrasmujereseranmáspuras,y la familiay las relacionesgrupalesmás rígidasycorrectas.

Debo decir que en aquellos días nuestra moral era muchomejor que laactual.Nosería.Pienseennuestraexplotacióninfantil,enlacorrupcióndelapolicíaylospolíticos,enlaadulteracióndelacomidayenlaesclavituddelashijasdelospobres.CuandoyoeraunHijodelaMontaña,ounHijodelToro,laprostituciónnoteníasentido.Éramospuros,seloaseguro.Nopodíamosniimaginartalesdepravaciones.Sí,éramospuros,igualquelosonlosanimaleshoyendía.Hizofaltaqueelhombreprogresara,ayudadoporlaimaginaciónypor la técnica, para que aparecieran los pecadosmortales.Los animales son

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incapacesdepecar.

Piensoenlasmuchasvidasquehevividoenotrostiemposyotroslugaresymedoycuentadequenuncaheconocidocrueldad tan terriblecomo ladenuestro actual sistema penitenciario. Ya le he contado cómo he tenido quesoportarlacamisadefuerzaylasceldasdecastigodurantelaprimeradécadade este siglo XX después de Cristo. En la antigüedad, los castigos erandrásticos y los asesinatos rápidos. Lo hacíamos por deseo, por capricho, siquiere. Pero no éramos hipócritas que recurrían a la prensa, al juez o a launiversidad para que autorizaran nuestros salvajes actos. Hacíamos lo quequeríamosynosenfrentábamosalacensurayalreprocheconlacabezabienalta, sinescondernosbajo las faldasde loseconomistas, filósofosburgueses,editores,profesoresopredicadorespreviamentepagados.

Hace cien años, o cincuenta, o incluso cinco, en este país, los EstadosUnidos,elasaltoylaagresiónnoerancastigadosconlapenademuerte.Peroestemismoaño,elañodeNuestroSeñor,1913,enelestadodeCalifornia,hanahorcado a JakeOppenheimer por ese delito, ymañana, por el terrible actocriminal degolpear a unhombre en la nariz,me ahorcarán amí. ¡Señor!ACristo tan sólo le crucificaron. Se han portado mucho peor con JakeOppenheimeryconmigo.

ComomedijoEdMorrellciertodía:«elpeorusoquepuedehacersedeunhombre es ahorcarle». Lo cierto es que la pena demuertememerecemuypocorespeto.Nosóloesalgosucio,quedegradaalosperrosverdugosqueseencarganpersonalmentedeejecutarlaacambiodeunsalario;degradatambiéna lacomunidadque la tolera,quevotaypaga los impuestosnecesariosparamantenerla. La pena de muerte es tan boba, tan estúpida y tan pococientífica…«Que le cuelguen del cuello hasta quemuera», es la pintorescaretóricadelasociedad.

Se acerca la mañana; mi última mañana. He dormido como un bebédurante toda la noche. He dormido tan profundamente que el vigilante hallegadoaasustarse,puescreíaquemehabíaahogadoconlasmantas.Elpobrehombremehadadolástima.Laverdadesquesejugabasupandecadadía.Sime hubiera ahogado de veras, habría recibido un buen castigo, quizás eldespido,y lasperspectivasparaunparadosonpeorescadadía.HeoídoqueEuropaestáencrisisdesdehacedosaños,yqueahoralellegaráelturnoalosEstadosUnidos.Esosignificaqueprontopuedehaberundesastreeconómico,quizás un ataquedepánico financiero, y quehabrámásparados el próximoinvierno,ylaslargascolasdelpan…

Yahedesayunado.Meparecía una tontería hacerlo, pero he comido conavidez.Elalcaidemehaofrecidounabotelladewhisky.Lahedejadoparaquela repartan en laGalería de losAsesinos, conmismejoresdeseos.El pobre

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alcaideestáasustado.Temequesinoestoyborracholeestropeelafunción,loquepondríaenevidenciasuautoridadysumododedirigirlacárcel.

Mehanpuestolacamisasincuello…

Parezcounapersonamuyimportante.Parecequedeprontotodoelmundoseinteresapormí…

Eldoctoracabadesalir.Lepedíquemetomaraelpulso.Estánormal…

Escriboestaslíneascasialazar,yhojatrashojavansaliendoensecretodelaprisión…

Soyelhombremástranquilodelacárcel.Mesientocomounniñoapuntodecomenzarunviaje.Tengoganasdeirme,sientocuriosidadporlosnuevoslugares que veré. Elmiedo a lamuerte es ridículo en un hombre que se hainternadoenlaoscuridadyquehavividotantasvidas…

Elalcaidemehatraídounabotella,estavezdechampaña.Lehedichoquelamande a laGaleríade losAsesinos.Extraño, ¿no?, que sean tan amablesconmigo este último día. Debe ser que estos hombres que van a matarmetienen miedo a la muerte. Como dijo Jake Oppenheimer: «Yo, que estoy apuntodemorir,deboparecerlesespantoso…».

MehantraídounmensajedeEdMorrell.Medicenquehaestadotodalanochecaminandodearribaaabajofuerade laprisión.Tratándosedeunex-convictonolehanpermitidoqueentraraadespedirse.¿Salvajes?Nolosé.Yodiríaquesonsólounosniños.Apuestoaqueningunodeellosquerráquedarsesóloenlaoscuridadestanoche,despuésdequemehayanretorcidoelcuello.

Este es el mensaje de Morrell: «Estoy contigo, camarada. Sé que lesganaráslapartida…».

Losperiodistasacabandesalir.Lapróximavezquelesveaserádesdeelcadalso,antesdequeelverdugoocultemicaraconlacapuchanegra.Seguroquemuchosdeellossemarean.¡Quétipostanraros!Sevequealgunoshanestadobebiendo.Dosotrescasihanenfermadoconsóloimaginarloquevanatener que presenciar. Al parecer, resulta más fácil ser el ahorcado que elespectador…

Mis últimas líneas. Les estoy haciendo esperar. Mi celda está llena deoficialesyaltoscargos.Estántodosnerviosos.Quierenquetodoacabepronto.Sinduda,muchosdeellostienencompromisosparaestanoche,yporlovistolesmolesta que esté escribiendo estas líneas. El sacerdoteme ha pedido denuevoquelepermitaquedarseconmigohastaelfinal.Pobrehombre,¿porquéhabría de negarle este consuelo? He accedido, y ahora parece bastanteanimado. ¡Los detallesmás insignificantes pueden hacer feliz a un hombre!Podríaestarriéndomeunbuenrato,sinofueraporquetienenprisa.

Page 213: El Vagabundo de las Estrellas - WordPress.com · Igual ocurría con mis rabietas de niño, con mis llantos y con mis risas. Otras voces gritaban a través de mi voz, las voces de

Deboacabaraquí.Déjemequelodigaunavezmás.Lamuertenoexiste.La vida es espíritu, y el espíritu no puede morir. El cuerpo muere y setransforma,sedisuelveenunfermentoquímicoquesefundeparacristalizarseenunanueva forma,que tambiénacabarápordiluirse.Solamenteelespírituperdura,yviveparasiempreensueternoascensohacialaluz.¿Quéseréyocuandovuelvaavivir?Quiénsabe.Quiénsabe…