El viaje más peligroso

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U n viaje soñado que al final se convierte en un mal sueño. Así fue la experien- cia de una pareja antequerana, Antonio Guzmán Torres y Mª Dolores Prieto, en su periplo por Egipto ya que su estancia allí coin- cidió con las revueltas que desde el pasado 25 de enero intentan despojar a Hosni Mubarak del poder autoritario con el que ha regido el país durante los últimos 30 años. El viaje de Guzmán y Mari comenzó el 24 de enero con un crucero por el Nilo. Durante cua- tro días pudieron navegar por uno de los ríos con más historia y encanto de todo el planeta, en una travesía que Guzmán califica de “maravillosa”. Sin embargo, los problemas comenzaron en la segunda parte de su viaje, cuando desde la ciudad de Asuán tenían que dirigirse a El Cairo. “Cuando teníamos que volar a la capital ya había toque de queda, así que dejaron nuestras maletas metidas en el avión y a nosotros nos devolvieron al barco”, relata Guzmán, quien muestra su extrañeza porque los viajeros pensaban que desde España iban a reclamar su avión para poder regresar a casa. “Pero lo que hicieron fue meternos en la boca del lobo”, afirma. Al día siguiente les enviaron al hotel, y ya desde el mismo tra- yecto en autobús pudieron com- probar de primera mano la situa- ción que estaba viviendo el país africano: “Desde que el guía nos cogió en el aeropuerto el ambiente que vivimos fue el de los tan- ques en la calle y los tiroteos, él mismo nos enseñaba los edificios que se habían quemado y nos decía que Egipto estaba cam- biando de rumbo”. En el autobús, los españoles (ellos dos y otros once que iban en el mismo grupo) pudieron ver cómo saqueaban un supermercado Carrefour, y vivie- ron momentos tensos cuando el conductor se negó a pagar un peaje y se lo saltó ‘a la torera’. El descontrol era patente en todo momento, y cuando llegaron al hotel Husa Pyramids de la capi- tal cairota, su prioridad era ponerse en contacto con la emba- jada española. Sin embargo, sus llamadas telefónicas no daban fruto, ya que “saltaba un contes- tador”; hasta que, como cuenta Guzmán, pudieron ponerse en contacto con un trabajador cono- cido de un primo de otro de sus compañeros de viaje. “Y nos dijo que no había problema, que todo estaba tranquilo”, apunta con sorna, “pero nosotros escuchába- mos los tiros desde el hotel”. Los tres días que pasaron en el Husa Pyramids fueron de encie- rro, ya que no se atrevían a salir a la calle. En la puerta del hotel para- ban los tanques, y por las noches distinguían sin problemas las ráfa- gas de disparos en la oscuridad; por la mañana la terraza del hotel amanecía con casquillos de bala. En el Husa permanecían los españoles (quince en total, ya que al grupo inicial se unieron otros dos turistas de otra agencia de via- jes) acompañados por japoneses y clientes de otras nacionalidades. El personal del hotel “defendió en todo momento las instalaciones, y los que salían nos decían que desde fuera nos pedían disculpas porque nada de lo que estaba pasando tenía que ver con los turistas”, narra Guzmán. De hecho, tanto los empleados como sus familiares se situaban en el exterior del edificio armados con bates para evitar que los pillajes les alcanzaran, ya que muchos de los asaltantes iban armados con barras de hierro o incluso espadas. Finalmente, al tercer día de su estancia tal y como estaba previsto en su programación inicial, consi- guieron abandonar el país. Guz- mán cuenta que fueron los últi- mos en salir junto con un pequeño grupo de japoneses. En el aero- puerto tuvieron que afrontar una situación de caos y aglomera- ción debido a la cantidad de per- sonas que quería abandonar el país. Cuando el avión finalmente despegó, todos los pasajeros aplaudieron. Pese a la dura experiencia vivida, ni Guzmán ni Mari quie- ren dejar de viajar. El de Egipto era un destino muy deseado por ambos desde hacía años y “cuando tuvimos la ocasión qui- simos aprovecharla, aunque haya sido de esta manera; menos mal que ahora podemos recordarlo todo con una sonrisa en los labios”, concluye. El viaje soñado más peligroso INTERNACIONAL UNA PAREJA DE ANTEQUERANOS pasa tres días encerrados en un hotel de El Cairo mientras la revuelta popular trata de desalojar a Hosni Mubarak del poder que ha detentado durante treinta años Reportaje: Encarni Mármol Imagen: La Crónica Las aglomeraciones en el aeropuerto de El Cairo fueron constantes debido al gran flujo de viajeros que querían abandonar el país. Las vistas desde la terraza del Husa Pyramids combinaban los encantos del Egipto más turístico con la agitación de las revueltas. Antequera Ciudad La Crónica 14 Del sábado 12 al viernes 18 de febrero de 2011

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Reportaje aparecido en 2011 en La Crónica

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Page 1: El viaje más peligroso

Un viaje soñado que al finalse convierte en un malsueño. Así fue la experien-

cia de una pareja antequerana,Antonio Guzmán Torres y MªDolores Prieto, en su periplo porEgipto ya que su estancia allí coin-cidió con las revueltas que desdeel pasado 25 de enero intentandespojar a Hosni Mubarak delpoder autoritario con el que haregido el país durante los últimos30 años.

El viaje de Guzmán y Maricomenzó el 24 de enero con uncrucero por el Nilo. Durante cua-tro días pudieron navegar por unode los ríos con más historia yencanto de todo el planeta, en unatravesía que Guzmán califica de“maravillosa”. Sin embargo, losproblemas comenzaron en lasegunda parte de su viaje, cuandodesde la ciudad de Asuán teníanque dirigirse a El Cairo.

“Cuando teníamos que volara la capital ya había toque dequeda, así que dejaron nuestrasmaletas metidas en el avión y anosotros nos devolvieron albarco”, relata Guzmán, quienmuestra su extrañeza porque losviajeros pensaban que desdeEspaña iban a reclamar su aviónpara poder regresar a casa. “Perolo que hicieron fue meternos en laboca del lobo”, afirma.

Al día siguiente les enviaronal hotel, y ya desde el mismo tra-yecto en autobús pudieron com-probar de primera mano la situa-ción que estaba viviendo el paísafricano: “Desde que el guía noscogió en el aeropuerto el ambienteque vivimos fue el de los tan-ques en la calle y los tiroteos, élmismo nos enseñaba los edificiosque se habían quemado y nosdecía que Egipto estaba cam-biando de rumbo”. En el autobús,los españoles (ellos dos y otrosonce que iban en el mismo grupo)pudieron ver cómo saqueaban unsupermercado Carrefour, y vivie-ron momentos tensos cuando elconductor se negó a pagar un

peaje y se lo saltó ‘a la torera’.El descontrol era patente en

todo momento, y cuando llegaronal hotel Husa Pyramids de la capi-tal cairota, su prioridad eraponerse en contacto con la emba-jada española. Sin embargo, susllamadas telefónicas no dabanfruto, ya que “saltaba un contes-tador”; hasta que, como cuentaGuzmán, pudieron ponerse encontacto con un trabajador cono-cido de un primo de otro de suscompañeros de viaje. “Y nos dijoque no había problema, que todoestaba tranquilo”, apunta consorna, “pero nosotros escuchába-mos los tiros desde el hotel”.

Los tres días que pasaron enel Husa Pyramids fueron de encie-rro, ya que no se atrevían a salir ala calle. En la puerta del hotel para-ban los tanques, y por las nochesdistinguían sin problemas las ráfa-gas de disparos en la oscuridad;por la mañana la terraza del hotelamanecía con casquillos de bala.

En el Husa permanecían losespañoles (quince en total, ya queal grupo inicial se unieron otrosdos turistas de otra agencia de via-jes) acompañados por japonesesy clientes de otras nacionalidades.El personal del hotel “defendió entodo momento las instalaciones,y los que salían nos decían que

desde fuera nos pedían disculpasporque nada de lo que estabapasando tenía que ver con losturistas”, narra Guzmán. Dehecho, tanto los empleados comosus familiares se situaban en elexterior del edificio armados conbates para evitar que los pillajesles alcanzaran, ya que muchos delos asaltantes iban armados conbarras de hierro o incluso espadas.

Finalmente, al tercer día de suestancia tal y como estaba previstoen su programación inicial, consi-guieron abandonar el país. Guz-mán cuenta que fueron los últi-mos en salir junto con un pequeñogrupo de japoneses. En el aero-puerto tuvieron que afrontar unasituación de caos y aglomera-ción debido a la cantidad de per-sonas que quería abandonar elpaís. Cuando el avión finalmentedespegó, todos los pasajerosaplaudieron.

Pese a la dura experienciavivida, ni Guzmán ni Mari quie-ren dejar de viajar. El de Egipto eraun destino muy deseado porambos desde hacía años y“cuando tuvimos la ocasión qui-simos aprovecharla, aunque hayasido de esta manera; menos malque ahora podemos recordarlotodo con una sonrisa en loslabios”, concluye.

El viaje soñado más peligrosoINTERNACIONAL UNA PAREJA DE ANTEQUERANOS pasa tres días

encerrados en un hotel de El Cairo mientras la revuelta popular trata de desalojar aHosni Mubarak del poder que ha detentado durante treinta años

Reportaje: Encarni MármolImagen: La Crónica

Las aglomeraciones en el aeropuerto de El Cairo fueron constantesdebido al gran flujo de viajeros que querían abandonar el país.

Las vistas desde la terraza del Husa Pyramids combinaban losencantos del Egipto más turístico con la agitación de las revueltas.

Antequera CiudadLa Crónica 14Del sábado 12 al viernes 18 de febrero de 2011