Elévense por encima del curso frenético - LiahonaSud · LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE...

68
LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS • JUNIO DE 2008 TEMA DE LA CUBIERTA: Elévense por encima del curso frenético del mundo, pág. 20 Diez formas de enseñar cualidades de liderazgo a los jóvenes, pág. 10 ¿Por qué no hacerlo sólo una vez? pág. 26 Juntos para siempre gracias al día de hoy, pág. A14 TEMA DE LA CUBIERTA: Elévense por encima del curso frenético del mundo, pág. 20 Diez formas de enseñar cualidades de liderazgo a los jóvenes, pág. 10 ¿Por qué no hacerlo sólo una vez? pág. 26 Juntos para siempre gracias al día de hoy, pág. A14

Transcript of Elévense por encima del curso frenético - LiahonaSud · LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE...

L A I G L E S I A D E J E S U C R I S T O D E L O S S A N T O S D E L O S Ú L T I M O S D Í A S • J U N I O D E 2 0 0 8

TEMA DE LA CUBIERTA:

Elévense porencima delcurso frenéticodel mundo, pág. 20Diez formas de enseñarcualidades de liderazgo a los jóvenes, pág. 10

¿Por qué no hacerlo sólo una vez? pág. 26

Juntos para siempre gracias al día de hoy, pág. A14

TEMA DE LA CUBIERTA:

Elévense porencima delcurso frenéticodel mundo, pág. 20Diez formas de enseñarcualidades de liderazgo a los jóvenes, pág. 10

¿Por qué no hacerlo sólo una vez? pág. 26

Juntos para siempre gracias al día de hoy, pág. A14

LIAHONA, JUNIO DE 2008

IDEAS PARA LA NOCHE DE HOGAR

Estas ideas le serán útiles para

la enseñanza en el aula y en el ho-

gar. Las puede adaptar

para presentarlas a su

familia o a su clase.

“Reservemos tiempo

para la santidad”,

pág. 20: Lleve a cabo lasiguiente actividad pa-ra enseñar la idea de apartar tiem-po para las cosas importantes.Muestre a la familia un recipientevacío, un poco de arena, piedreci-llas y piedras más grandes. Coloquela arena en el recipiente, seguidade las piedrecillas y las piedras másgrandes. (Determine de antemanolas cantidades, de manera que no

todas las piedras quepan por aho-ra). Explique que debemos hacerplanes para las cosas más impor-

tantes. Vuelva a realizar la acti-vidad; coloque primero laspiedras grandes y después

vaya agregando las pie-drecillas y la arena enlos huecos que que-

den. Basándose en el artículo,analicen cuáles son en nuestra vidalas “piedras grandes”, o sea, las co-sas importantes, y cómo podemosreservarles tiempo.

“Un llamado a progresar”,

pág. 28: Lean en voz alta la sección:“Una lección sobre el testimonio”.Hablen en cuanto a la forma en que

P A R A L O S A D U L T O S2 Mensaje de la Primera Presidencia:

Busquemos seguridad en el consejoPresidente Henry B. Eyring

8 Los frutos del Libro de MormónÉlder Richard G. Hinckley

10 Cómo cuidar al rebaño: La enseñanzade cualidades de liderazgo a los jóvenesPresidente Dieter F. Uchtdorf y Élder M. Russell Ballard

20 Reservemos tiempo para la santidad Adam C. Olson

25 Mensaje de las maestras visitantes: El evangeliode Jesucristo enseña la realidad de nuestraexistencia preterrenal

34 El elemento espiritual de las curaciones Élder Alexander B. Morrison

39 Lecciones del Libro de Mormón:Experimentar un cambio en el corazón Élder Keith K. Hilbig

44 Voces de los Santos de los Últimos DíasLo que más me gusta de la IglesiaIsabelle AlpertFaltaba una semana para cobrar Julie C. Donaldson¿Dónde podría encontrar otro Librode Mormón? Curtis KleinmanLa oración de mis hijos VirgíniaAugusta de Pádua Lima Pereira

39 Experimentar un cambio en el corazón

20 Reservemos tiempo para la santidad

EN LA CUBIERTAFotografía por Adam C. Olson.

CUBIERTA DE AMIGOSIlustración por Brandon Dorman.

LIAHONA, Junio de 2008Vol. 32, Número 6 02286-002Publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santosde los Últimos Días, en el idioma español.La Primera Presidencia: Thomas S. Monson, Henry B. Eyring, Dieter F. UchtdorfEl Quórum de los Doce Apóstoles: Boyd K. Packer, L. Tom Perry, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott, Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, David A. Bednar,Quentin L. CookEditor: Jay E. JensenAsesores: Gary J. Coleman, Yoshihiko Kikuchi, Gerald N. Lund, W. Douglas ShumwayDirector administrativo: David L. FrischknechtDirector editorial: Victor D. CaveEditor principal: Larry HillerDirector de artes gráficas: Allan R. LoyborgEditor administrativo: R. Val JohnsonEditora administrativa auxiliar: Jenifer L. GreenwoodEditores adjuntos: Ryan Carr, Adam C. OlsonEditora auxiliar: Susan BarrettPersonal de redacción: Christy Banz, Linda Stahle Cooper,David A. Edwards, LaRene Porter Gaunt, Carrie Kasten,Jennifer Maddy, Melissa Merrill, Michael R. Morris, Sally J.Odekirk, Judith M. Paller, Vivian Paulsen, Joshua J. Perkey,Kimberly Reid, Richard M. Romney, Don L. Searle, JanetThomas, Paul VanDenBerghe, Julie WardellSecretaria principal: Laurel TeuscherDirector administrativo de arte: M. M. KawasakiDirector de arte: Scott Van KampenGerente de producción: Jane Ann PetersPersonal de diseño y de producción: Cali R. Arroyo,Collette Nebeker Aune, Howard G. Brown, Julie Burdett,Thomas S. Child, Reginald J. Christensen, Kathleen Howard,Eric P. Johnsen, Denise Kirby, Ginny J. Nilson, Randall J.PixtonDirector de impresión: Craig K. SedgwickDirector de distribución: Randy J. BensonCoordinación de Liahona: Enrique Resek, Diana R. TuckerPara saber el costo de la revista y cómo suscribirse a ellafuera de Estados Unidos y Canadá, póngase en contactocon el Centro de Distribución local o con el líder del barrioo de la rama.Los manuscritos y las preguntas deben enviarse a Liahona,Room 2420, 50 East North Temple Street, Salt Lake City, UT 84150-3220, USA; o por correo electrónico a: [email protected] (un término del Libro de Mormón que significa“brújula” o “director”) se publica en albanés, alemán,armenio, bisiama, búlgaro, camboyano, cebuano, coreano,croata, checo, chino, danés, esloveno, español, estonio, fidji, finlandés, francés, griego, haitiano, hindi, holandés,húngaro, indonesio, inglés, islandés, italiano, japonés,kiribati, latvio, lituano, malgache, marshallés, mongol,noruego, polaco, portugués, rumano, ruso, samoano, sinalés, sueco, tagalo, tailandés, tahitiano, tamil, telugu,tongano, ucraniano, urdu, y vietnamita. (La frecuencia delas publicaciones varía de acuerdo con el idioma.)© 2008 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechos reservados. Impreso en los Estados Unidos de América.El material de texto y visual de la revista Liahona se puedecopiar para utilizarse en la Iglesia o en el hogar, siempre queno sea con fines de lucro. El material visual no se puedecopiar si aparecen restricciones en la línea de crédito delmismo. Las preguntas que tengan que ver con este asunto sedeben dirigir a Intellectual Property Office, 50 East NorthTemple Street, Salt Lake City, UT 84150, USA; correo electrónico: [email protected] aparece en Internet en varios idiomas en el sitiowww.lds.org. Si lo desea, pulse “Gospel Library”, luego“PDF”. Ahora haga clic en la cubierta que está debajo deLiahona “International” y después pulse “Select a language”.Para los lectores de México: Certificado de Licitud de título número 6988 y Licitud de contenido número 5199,expedidos por la Comisión Calificadora de Publicaciones y revistas ilustradas el 15 de septiembre de 1993.“Liahona” © es nombre registrado en la Dirección deDerechos de Autor con el número 252093. Publicaciónregistrada en la Dirección General de Correos número100. Registro del S.P.M. 0340294 características218141210.For readers in the United States and Canada:June 2008 Vol. 32 No. 6. LIAHONA (USPS 311-480)Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly by TheChurch of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 East NorthTemple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscription price is $10.00 per year; Canada, $12.00 plus applicable taxes.Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah. Sixty days’notice required for change of address. Include address label from a recent issue; old and new address must be included. Send USA and Canadian subscriptions to SaltLake Distribution Center at the address below. Subscriptionhelp line: 1-800-537-5971. Credit card orders (Visa,MasterCard, American Express) may be taken by phone.(Canada Poste Information: Publication Agreement#40017431)POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, PO Box 26368, Salt Lake City, UT 84126-0368

TEMAS DE ESTE EJEMPLAR

A=Amigos

Albedrío, 26

Caridad, 44, 45

Conversión, 39

Curación, 34

David y Goliat, 32

Desafíos, superarlos, 32, 47

Día de reposo, A13

Enseñanza, 1, 10, 28

Existencia preterrenal, 25

Expiación, 34

Familia, 10, A14

Fe en Dios, programa, A4,

A8, A11

Fe, 2, 20, 34

Jesucristo, 25, 34

Juventud, 10, 28

Libro de Mormón, 8,

46, A6

Liderazgo, 10, 48

Llamamientos, 10, 28

Normas, A11, A13

Obediencia, 2, 20, 26

Obra misional, 16, 39, 46

Oración, 47

Palabra de Sabiduría, 26

Primaria, A4, A8

Prioridades, 20

Sacerdocio, 16, 28, 34

Santa Cena, 44

Santificación, 20

Seguridad, 2

Smith, José, A2, A6

Templos, A4, A14, A16

Testimonio, 8, 28

Tiempo, administración del,

20

Vestido, 16, A13

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 1

el élder Soares adquirió su testimo-nio y sobre cómo le sirvió para vivirlas normas del Evangelio. Enumerenlas cosas que podemos hacer parafortalecer nuestro testimonio. ¿Enqué forma nos ayuda un testimonioa vivir de acuerdo con el Evangelio?

“Experimentar un cambio en el

corazón”, pág. 39: Sobre un cora-zón de papel, escriba “fe”, “rectitud”,“amor” y “vencer al mundo” (véasela sección “Las bendiciones de nacerde nuevo”). Hablen en cuanto a laforma en que cada uno de estos cua-tro principios puede servir para quelos integrantes de la familia experi-menten un cambio en el corazón.Para ilustrar este cambio, comparta

el relato acerca de Iván. En el rever-so del corazón de papel, enumere loque la familia puede hacer para vivirde acuerdo con esos principios.

“Fe en Dios”, pág. A8: Pida a losmiembros de la familia que se atenlos zapatos utilizando sólo una ma-no. Hablen en cuanto a la razón porla que es difícil. Ahora pídales que seaten los zapatos los unos a los otros.Comenten en cuanto a cómo el tra-bajar juntos facilitó la tarea. Lea el ar-tículo y hablen sobre cómo su fe enDios se fortalecerá a medida que seesfuercen juntos por completar esteprograma. Elijan una actividad de laguía Fe en Dios, en la que trabajarántodos juntos la próxima semana.

Los números indican la primera página del artículo.

A12 Para tu diversiónA8 Fe en Dios

BORD

E ©

CO

RBIS

Las llaves del futuro

P A R A L O S J Ó V E N E S16 Las llaves del futuro Kimberly Reid

26 Preguntas y respuestas: ¿Qué tiene de maloprobar el alcohol o el tabaco sólo una vez?

28 Un llamado a progresar Élder Ulisses Soares

32 Cómo vencer a los Goliats48 ¿Sabías que…?

A medida que busques el anillo HLJ en

camboyano que está escondido en este ejemplar,

piensa en cómo el hacer lo justo te puede ayudar

a prepararte para entrar en el templo.

16

32Cómo vencera los Goliats

A M I G O S : P A R A L O S N I Ñ O SA2 Ven y escucha la voz de un profeta:

La Primera Visión Presidente Dieter F. Uchtdorf

A4 Tiempo para compartir: Desde niño me prepararéLinda Christensen

A6 De la vida del profeta José Smith: Cómo recibió las planchas de oro

A8 Fe en Dios Presidencia General de la Primaria

A11 Une las frases de Mis Normas del Evangelio queconcuerden

A12 Para tu diversión: Figuras ocultasA13 Vestido de domingo en Brasil Nathan N. Waite

A14 No sólo por un día Wendy Ellison

A16 Página para colorear

POR

SIM

ON

DEW

EY, C

ORT

ESÍA

DE

ALTU

S FI

NE

ART,

AM

ERIC

AN F

ORK

, UTA

H.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 3

P O R E L P R E S I D E N T E H E N R Y B . E Y R I N GPrimer Consejero de la Primera Presidencia

El Salvador siempre ha sido el protectorde aquellos que aceptan Su amparo.En más de una ocasión, Él ha dicho:

“…cuántas veces os hubiera juntado como la gallina junta sus polluelos, y no quisisteis” (3 Nefi 10:5; véase también, por ejemplo,Mateo 23:37; D. y C. 29:2).

El Señor expresó el mismo lamento ennuestra propia dispensación después de des-cribir las varias formas en que nos llama abuen resguardo: “¡Cuántas veces os he llama-do por boca de mis siervos y por la ministra-ción de ángeles, y por mi propia voz y por lade los truenos y la de los relámpagos y la delas tempestades; y por la voz de terremotos y de fuertes granizadas, y la de hambres ypestilencias de todas clases; y por el gran so-nido de una trompeta, y por la voz del juicioy de la misericordia todo el día; y por la vozde gloria y de honra y la de las riquezas de la vida eterna, y os hubiera salvado con unasalvación sempiterna, mas no quisisteis!” (D. y C. 43:25).

Parece que no hubiera límites en el deseoque el Salvador tiene de guiarnos hacia un lu-gar seguro y existe una constante en la formaen que nos enseña el camino. Él llama utili-zando varios medios para que Su mensaje llegue a aquellos que tengan la voluntad deaceptarlo; esos medios siempre incluyen el

enviar el mensaje por boca de Sus profetas,siempre que la gente se haya hecho acreedo-ra de tener entre sí a los profetas de Dios. Aesos siervos autorizados siempre se les man-da que aconsejen a la gente y les indiquen elcamino a la seguridad.

La amonestación de un profeta

Cuando hubo graves conflictos en el nor-te de Misuri, en el otoño de 1838, el profetaJosé Smith extendió el llamado a todos losSantos de los Últimos Días para que se con-gregaran en Far West, a fin de que fueranprotegidos. Muchos de ellos estaban engranjas aisladas o en poblados dispersos. Él aconsejó en especial a Jacob Haun, funda-dor de un pequeño poblado denominadoHaun’s Mill. Un registro de esa época dice:“El hermano José había mandado avisar a loshermanos que vivían allí, por intermedio delseñor Haun, dueño del molino, que abando-naran el lugar y se fueran a Far West; pero elseñor Haun no les comunicó el mensaje”1.Más tarde, el profeta José escribiría en suhistoria personal: “Hasta este día, Dios mehabía dado la sabiduría para salvar a la genteque siguió mi consejo. Ninguno de los quelo han hecho ha perdido la vida”2. El Profetaluego prosiguió, escribiendo la triste verdadde que vidas inocentes podrían haberse sal-vado en Haun’s Mill si se hubiera recibido yseguido su consejo.

Busquemos seguridad en el consejo

M E N S A J E D E L A P R I M E R A P R E S I D E N C I A

Parece que nohubiera límites en el deseo que elSalvador tiene deguiarnos hacia unlugar seguro y existeuna constante en laforma en que nosenseña el camino. Él llama utilizandovarios medios paraque Su mensajellegue a aquellosque tengan lavoluntad deaceptarlo.

ESC

ÚC

HAL

O, P

OR

SIM

ON

DEW

EY, C

ORT

ESÍA

DE

ALTU

S FI

NE

ART,

AM

ERIC

AN F

ORK

, UTA

H.

En nuestra propia época, se nos ha prevenido aconse-jándonos cómo resguardarnos del pecado y del dolor; unade las llaves para reconocer esas precauciones es que serepiten. Por ejemplo, en más de una ocasión, en las confe-rencias generales, habrán oído a nuestro profeta decir quecitaría a un profeta anterior y, por lo tanto, pasaba a ser unsegundo testigo y hasta a veces un tercero. Los que tene-mos la edad suficiente para escuchar, oímos al presidenteSpencer W. Kimball (1895–1985) darnos consejo en cuantoa la importancia que tiene la madre en el hogar, y más tar-de oímos al presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) citar-le; y después oímos al presidente Gordon B. Hinckley(1910–2008) citar a ambos3.

El apóstol Pablo escribió: “…Por boca de dos o de trestestigos se decidirá todo asunto” (2 Corintios 13:1). Una delas maneras de saber que una advertencia es del Señor esque se ha apelado a la ley de los testigos, de testigos auto-rizados. Cuando las palabras de los profetas parezcan repe-titivas, deben captar nuestra atención y llenar nuestrocorazón con gratitud por vivir en una época tan bendecida.

Para los que tienen una fe firme, resulta razonable bus-car el camino hacia la seguridad en el consejo de los profe-tas. Cuando habla un profeta, los que tengan poca fepueden creer que sólo escuchan a un hombre sabio queda buenos consejos. Luego, si ese consejo parece cómodoy razonable, y va de acuerdo con lo que ellos desean hacer,lo aceptan; si no es así, consideran que es un consejo falsoo contemplan las circunstancias que les rodean para justifi-carse y de ese modo considerarse una excepción. Los queno tienen fe pueden pensar que sólo escuchan a hombresque tratan de ejercer influencia por algún motivo egoísta;pueden burlarse y mofarse, como lo hizo un hombre lla-mado Korihor con estas palabras que se encuentran en elLibro de Mormón: “y así lleváis a este pueblo en pos de lasinsensatas tradiciones de vuestros padres y conforme avuestros propios deseos; y los tenéis sometidos, como sifuera en el cautiverio, para saciaros del trabajo de sus ma-nos, de modo que no se atreven a levantar la vista con va-lor, ni se atreven a gozar de sus propios derechos yprivilegios” (Alma 30:27).

Korihor razonaba, tal como los hombres y las mujereshan razonado falsamente desde el principio de los tiem-pos, que el aceptar el consejo de los siervos de Dios es ce-der los derechos de independencia que Dios nos ha dado.Pero ese razonamiento es falso porque no representa co-rrectamente la realidad. Cuando desechamos el consejoque proviene de Dios, no escogemos ser independientes

4

de las influencias externas, sino que elegimos otra influen-cia. Desechamos la protección de un Padre Celestial per-fectamente amoroso, todopoderoso, que todo lo sabe,cuyo único objetivo, el mismo que el de Su Hijo amado,es darnos la vida eterna, darnos todo lo que Él tiene y lle-varnos de nuevo al hogar, en familia, a los brazos de Suamor. Al rechazar Su consejo, elegimos la influencia deotro poder, cuyo propósito es hacernos miserables y cuyomotivo es el odio. Dios nos ha dado el don del albedríomoral. Éste no es el derecho de elegir estar libre de in-fluencias, sino el derecho inalienable de quedar sujetos al poder que elijamos.

Sobre terreno firme

Otra falsedad es creer que la elección de aceptar o no elconsejo de los profetas no es más que decidir entre acep-tar el buen consejo y ser beneficiados por ello, o quedar-nos donde estamos. Pero la decisión de no aceptarlocambia el mismo suelo que pisamos; éste se torna más pe-ligroso. El no seguir el consejo profético disminuye nues-tro poder de aceptar consejo inspirado en el futuro. Elmejor momento para haber decidido ayudar a Noé a construir el arca fue la primera vez que él lo pidió; des-pués, cada vez que él pedía ayuda, toda respuesta negativadisminuía la sensibilidad al Espíritu. Y así, cada vez que so-licitaba ayuda, su petición parecía más insensata, hasta quedescendió la lluvia; y para entonces era demasiado tarde.

En mi vida, siempre que he elegido posponer seguir elconsejo inspirado o que he decidido que yo era la excep-ción, he llegado a darme cuenta de que me encontraba enpeligro. Siempre que he escuchado el consejo de los pro-fetas, lo he confirmado por medio de la oración y lo he seguido; he visto cómo me he dirigido hacia un lugar se-guro y, a lo largo del camino, he visto que la vía había sidopreparada para mí y que los lugares difíciles se habían allanado. Dios me guiaba a salvo por un camino prepara-do con amoroso cuidado, a veces preparado desde mu-cho tiempo antes.

El relato que está al principio del Libro de Mormón essobre Lehi, un profeta de Dios que también era el líderde su familia. Dios le advirtió que llevara a los que amabaa un lugar seguro. La experiencia de Lehi es un ejemplode lo que ocurre cuando Dios nos aconseja a través deSus siervos. De la familia de Lehi, sólo los que tuvieron fey que recibieron para sí la confirmación de la revelaciónvieron el peligro y también el camino a la seguridad. Paralos que no tenían fe, el partir al desierto parecía no sólo

POR

HAR

RY A

ND

ERSO

N, ©

IRI.

algo irrazonable, sino también peligroso.Como todos los profetas, Lehi, hasta el díade su muerte, trató de mostrar a los miem-bros de su familia dónde se hallaba la seguri-dad para ellos.

Él sabía que el Salvador tiene por respon-sables a aquellos a quienes Él delega las llavesdel sacerdocio. Junto con esas llaves viene elpoder de dar consejos que nos señalarán elcamino a la seguridad. Los que tienen las lla-ves tienen la responsabilidad de advertir, auncuando puede que su consejo no se siga.

Las llaves se delegan siguiendo una líneaque va a través del profeta, pasa por los quetienen la responsabilidad sobre grupos cadavez más pequeños de miembros, hasta llegara las familias y a las personas. Ésa es una delas maneras por las que el Señor hace de unaestaca un lugar de seguridad. Por ejemplo, heasistido con mi esposa a reuniones de padresorganizadas por el obispo a fin de que pudie-ra informarnos de los peligros espirituales alos que se enfrentan nuestros hijos. Oí mu-cho más que la voz de mi sabio amigo: escu-ché a un siervo de Jesucristo, con llaves,cumplir con su responsabilidad de prevenir-nos y transmitir a nosotros, los padres, la

responsabilidad de actuar. Cuando honramoslas llaves de esa línea del sacerdocio, al escu-char y prestar oído, nos sujetamos a unacuerda de salvamento que no nos fallará enninguna tormenta.

Nuestro Padre Celestial nos ama. Él envió aSu Hijo Unigénito para ser nuestro Salvador.Él sabía que en la tierra estaríamos en gravepeligro, el peor de los cuales serían las tenta-ciones del terrible adversario. Ésa es una delas razones por las que el Salvador nos ha da-do las llaves del sacerdocio, para que los quetengan oídos para oír y la fe para obedecerpuedan ir a los lugares de refugio.

Dispuestos a escuchar

Se requiere humildad para estar dispuestoa escuchar. Ustedes recuerdan la advertenciaque el Señor le hizo a Thomas B. Marsh,quien en ese entonces era el Presidente delQuórum de los Doce Apóstoles. El Señor sa-bía que el presidente Marsh y sus hermanosde los Doce serían probados, y les amonestóen cuanto a aceptar consejo. Él dijo: “Sé humilde; y el Señor tu Dios te llevará de lamano y dará respuesta a tus oraciones” (D. y C. 112:10).

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 5

El mejormomentopara haber

decidido ayudar a Noé a construir elarca fue la primeravez que él lo pidió;después, cada vezque él pedía ayuda,toda respuestanegativa disminuíala sensibilidad alEspíritu.

SE R

IDIC

ULI

ZAN

LAS

PAL

ABRA

S D

E N

OÉ,

PO

R H

ARRY

AN

DER

SON

, © IR

I.

El Señor agregó una advertencia que seaplica a cualquiera que sigue a un profeta vi-viente: “No séais soberbios; no os sublevéisen contra de mi siervo José, porque de ciertoos digo que estoy con él, y mi mano lo prote-gerá; y las llaves que a él le he dado, comotambién a vosotros, no le serán quitadas has-ta que yo venga” (D. y C. 112:15).

Dios nos ofrece consejo no sólo para nues-tra propia seguridad, sino para la de Sus otroshijos, a quienes debemos amar. Pocos con-suelos son tan dulces como el saber que he-mos sido un instrumento en las manos deDios al llevar a alguien más a un lugar seguro,pero esa bendición requiere generalmenteque tengamos la fe suficiente para seguir elconsejo cuando éste sea difícil de seguir.

Un ejemplo de la historia de la Iglesia es el de Reddick Newton Allred; él era miembrode la expedición de rescate que envió el pre-sidente Brigham Young (1801–1877) para ir a buscar a las compañías de carros de manode Willie y de Martin. En las cercanías del ríoSweetwater, cerca de South Pass (Wyoming),el capitán George Grant le pidió a ReddickAllred que permaneciera allí con algunoshombres y carromatos, a fin de estar listos para dar ayuda cuando regresaran con lascompañías de carros de mano.

Los que fueron a rescatarlos encontraron a los de la compañía de Willie atascados en la nieve, congelados, hambrientos y mori-bundos. Otras personas del grupo de rescatesiguieron la búsqueda de la compañía deMartin, mientras los demás ayudaban a los dela compañía de Willie a llevar a cabo el desga-rrador ascenso por las montañas RockyRidge. Poco después de establecer el campa-mento, Reddick Allred y sus hombres llega-ron con los víveres y la ayuda esenciales.

Allred después esperó a que el capitánGrant regresara con los de la compañíaMartin. Pasó una semana tras otra sin que tuvieran señales de ellos. Con las huracana-das ventiscas y con el tiempo que atentabacontra la vida, dos de los hombres decidieronque era una idea descabellada el quedarse allí;pensaban que los de la compañía de Martinhabían acampado para pasar el invierno en al-gún lugar o que habían perecido. Decidieronregresar al valle del Lago Salado y trataron depersuadir a todos los demás a hacer lo mismo.Allred rehusó hacerlo. El presidente Young loshabía enviado, y el capitán Grant, el líder desacerdocio de Reddick Allred, le había dichoque esperara allí.

Aquellos que regresaron tomaron varioscarromatos, llenos de los víveres necesarios,

6

La experienciade Lehi es unejemplo de lo

que ocurre cuandoDios nos aconseja a través de Sus sier-vos. De la familia de Lehi, sólo los que tuvieron fe y re-cibieron para sí laconfirmación de larevelación vieron elpeligro y también el camino a la seguridad.

LEH

I PRE

DIC

A EN

JER

USA

LÉN

, PO

R D

EL P

ARSO

N, ©

IRI.

y emprendieron el regreso al valle del Lago Salado. Lo quefue aún más trágico es que hicieron volver a setenta y sie-te carromatos que habían salido del valle para prestar ayu-da. Algunos de esos carromatos se volvieron hasta BigMountain, donde los mensajeros del presidente Young los encontraron y los hicieron regresar de nuevo.

Finalmente, más de tres semanas después de queReddick Allred ayudara a la compañía de Willie, el capitánGrant llegó con la compañía de Martin. Esos pioneros es-taban aún más necesitados y habían sufrido decenas demuertes. El equipo de rescate era pequeño y tenían po-cas provisiones, y todavía estaban a más de 320 km dedistancia del valle del Lago Salado. Una vez más, debido aque Reddick Allred había sido fiel a su asignación, inclusoen circunstancias extremadamente difíciles, le fue posibleproporcionar la ayuda y los víveres necesarios para soste-ner la vida4.

Tender una mano a los demás

Ustedes oirán y leerán el inspirado consejo de profetasde Dios de tender una mano a los miembros nuevos de la Iglesia. Aquellos que tengan la fe de Reddick NewtonAllred seguirán ofreciéndoles su amistad aun cuando pa-rezca que no se necesite o que no tuviera efecto alguno.Ellos persistirán. Si algún miembro nuevo alcanza el puntodel agotamiento espiritual, los miembros fieles estarán allípara hermanarle y ofrecerle palabras de bondad, y enton-ces sentirán la misma aprobación divina que sintió el her-mano Allred cuando vio a aquellos pioneros de los carrosde mano esforzándose por llegar hasta él, sabiendo que élpodía ofrecerles amparo porque había seguido el consejocuando éste era difícil de seguir.

A pesar de que los registros no lo atestigüen, tengo laseguridad de que el hermano Allred oraba mientras espe-raba; y estoy seguro de que sus oraciones fueron escucha-das. Entonces supo que el consejo de permanecer fiel erade Dios. Debemos orar para saber eso. Les prometo queesas oraciones de fe serán contestadas.

Algunas veces recibiremos consejo que no podamosentender o que parezca que no se aplica a nosotros, aundespués de la sincera oración y meditación. No descartenese consejo, sino guárdenlo cerca del corazón. Si alguienen quien confían les diera lo que aparenta no ser más que una bolsa de arena con la promesa de que contiene oro,sabiamente la sostendrían en la mano por un tiempo, sa-cudiéndola con suavidad. Cada vez que he hecho eso conel consejo de un profeta, después de algún tiempo han

comenzado a aparecer las pepitas de oro y me he sentidoagradecido.

Tenemos la bendición de vivir en una época en la que las llaves del sacerdocio están en la tierra y de saberhacia dónde mirar y cómo distinguir la voz que dará cumplimiento a la promesa del Señor de que Él nos llevará a buen resguardo. Ruego que tengamos un corazón humilde para que escuchemos, oremos y esperemos la liberación del Señor, que ciertamente vendrá si somos fieles. ■

NOTAS1. Philo Dibble, en “Early Scenes in Church History”, Four Faith

Promoting Classics,1968, pág. 90.2. Historia de la Iglesia, tomo V, pág.137.3. Véase, por ejemplo, The Teachings of Spencer W. Kimball, 1982,

pág. 327; “Para el padre de familia”, Liahona, enero de 1988, pág. 48; “Las mujeres de la Iglesia”, Liahona, enero de 1997, pág. 75.

4. Véase de Rebecca Bartholomew y Leonard J. Arrington, Rescue of the1856 Handcart Companies, 1992, págs. 29, 33–34.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 7

I D E A S PA R A L O S M A E S T R O SO R I E N TA D O R E S

Una vez que estudie este mensaje con la ayuda de la ora-ción, preséntelo empleando un método que fomente la parti-cipación de las personas a las que enseñe. A continuación se citan algunos ejemplos:

1. Lea el relato de la fidelidad de Reddick Allred. Preguntea la familia lo que habrían hecho en esa situación. Pregunte:¿En qué forma nos mantiene seguros el seguir al profeta?¿Qué efecto podría tener nuestra propia obediencia en la se-guridad de las personas que nos rodean?

2. Pregunte a la familia cómo responderían a un reto en elque los profetas hayan dado su consejo, como por ejemplo elvestir con modestia o evitar material cuestionable de los me-dios de difusión. En Para la fortaleza de la juventud (númerode artículo 36550 002), se encuentran consejos para muchosde los retos actuales.

3. Lean juntos el segundo párrafo de la sección “La amo-nestación de un profeta”. Pida a la familia que piense en laconferencia general más reciente. Pídales que mencionen losprincipios del Evangelio que recuerdan haber oído de más deun orador. Testifique que somos bendecidos por vivir en unaépoca en la que el Señor proporciona varios testigos de Suspalabras.

Cuando leo el Libro de Mormón, inevita-blemente me sucede algo: mis cargasparecen más livianas; la fe y la esperan-

za reemplazan mis preocupaciones, inquietu-des y dudas, y la vida es más resplandeciente.

En mi juventud, mientras era misionero enAlemania y después de uno o dos meses en lamisión, pasé por dos experiencias similaresque tuvieron un efecto muy profundo en mitestimonio del Libro de Mormón.

Una mañana en que estábamos repartien-do folletos, mi compañero y yo llamamos auna puerta que resultó ser la casa de un mi-nistro de una religión prominente. Él nos in-vitó a entrar, pidió que nos sentáramos a lamesa e inmediatamente empezó a atacar elLibro de Mormón agitada y vigorosamente.Yo entendía la mayor parte de lo que decía yel espíritu de contención con que se expresa-ba era inconfundible, pero debido a mi faltade conocimiento del alemán, me fue difícilresponderle. Mi compañero mayor, un misio-nero fuerte y destacado, se limitó a expresarun vehemente testimonio del libro, despuésde lo cual nos despedimos y salimos de la ca-sa. El corazón me latía apresuradamente ycreo que estaba un poco tembloroso. Me sentía muy perturbado.

Una o dos semanas después, mientras bus-cábamos investigadores en la calle, encontra-mos a un hombre que consintió en que lovisitáramos; establecimos fecha y hora, y nos

dio su dirección en Bückeburg, un pueblitopintoresco que, aunque se hallaba a varios ki-lómetros de distancia de Minden, la ciudad ala que estábamos asignados, estaba dentro denuestra área.

Era invierno, y el domingo de la visita porla mañana subimos a nuestras bicicletas y nos fuimos pedaleando toda esa distancia lu-chando con un frío y fuerte viento en contra.Helados y jadeantes, tocamos el timbre deledificio de apartamentos donde vivía aquelhombre, que nos abrió con el portero eléc-trico. Subimos las escaleras hasta su aparta-mento y nos hizo pasar. Inmediatamentereconocimos el espíritu de contención quehabía en el cuarto, el mismo que habíamossentido pocas semanas antes en casa del ministro.

Nuestro anfitrión no nos invitó a sentar-nos, sino que salió de la habitación por unmomento; cuando volvió, llevaba en las ma-nos varias ediciones de la Biblia, las que dejócaer sobre la mesa al mismo tiempo que nosdecía con voz fuerte y desafiante: “Así quequieren hablar [de religión], ¿no?” Luego, señalando la ventana, vociferó: “Bien, ¡peroprimero tiren su Libro de Mormón al ríoWeser!”

Habían transcurrido unas dos semanas des-de nuestra experiencia con el ministro, y paraentonces yo ya podía decir alguna que otrafrase en alemán y eso intenté. Una vez más,

8

Los frutos delLibro de MormónP O R E L É L D E R R I C H A R D G. H I N C K L E YDe los Setenta

El hecho de contem-plar y aplicar lasdoctrinas de Cristoque se encuentran enel Libro de Mormónha producido en míun “potente cambio”en el corazón.

mi compañero mayor se limitó a expresar serenamente un fuerte testimonio del Librode Mormón y con amabilidad, agradeció alhombre el habernos atendido; luego nosdespedimos y pedaleamos de regreso aMinden, esa vez con el viento a favor.

Yo tenía un testimonio de la veracidaddel libro, o por lo menos así lo creía enton-ces, pero después de esas dos experiencias,tan cercana la una de la otra, se me hizo do-lorosamente claro que mi testimonio no eraprofundo ni fuerte. Me sentía inseguro demí y de mi capacidad de testificar sincera-mente del Libro de Mormón de manerafuerte y convincente.

Decidí que si quería tener éxito en la mi-sión, era preciso que me asegurara de que mi testimoniodel Libro de Mormón fuera verídico y fuerte, y me pusemanos a la obra para lograrlo. Leí, oré, pensé y medité. Alfin, el Señor bendijo mis esfuerzos y recibí un testimonioque jamás me ha abandonado; más bien, se ha fortalecidoa través de los años.

Muchas veces he pensado en esas dos experiencias. Mesiento agradecido hacia mi sabio y firme compañero, y decierto modo también hacia el insensato ministro y el hom-bre un poco fanático que, en sentido figurado, me toma-ron por los hombros y me sacudieron. Hasta este día, yapasados más de cuarenta años, recuerdo sus nombres y losdetalles de ambas reuniones. Cuando pienso en ellos, meviene a la memoria este gran pasaje de 3 Nefi:

“Y de acuerdo con lo que os he mandado, asíbautizaréis; y no habrá disputas entre vosotros,como hasta ahora ha habido; ni habrá disputasentre vosotros concernientes a los puntos de midoctrina, como hasta aquí las ha habido.

“Porque en verdad, en verdad os digo queaquel que tiene el espíritu de contención no esmío, sino es del diablo, que es el padre de lacontención, y él irrita los corazones de loshombres, para que contiendan con ira unoscon otros.

“He aquí, ésta no es mi doctrina, agitar conira el corazón de los hombres, el uno contra elotro; antes bien mi doctrina es ésta, que seacaben tales cosas” (3 Nefi 11:28–30).

Pienso también en las grandiosas palabrasde Pablo a los gálatas: “Mas el fruto del Espíritu es amor,gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,templanza…” (Gálatas 5:22–23).

Esos son los frutos que recibo cuando leo el Libro deMormón. El hecho de leer sus páginas, de contemplar lastrascendentales doctrinas de Cristo que contiene, de tratarde aplicarlas a mí mismo, todo ello se establece en mimente y en mi alma como un “potente cambio” en el cora-zón (Mosíah 5:2; Alma 5:14), algo que me da la resoluciónde mejorar, de ser un poco más bueno, menos crítico, másgeneroso, y de compartir con otras personas las grandesbendiciones que el Señor me ha dado.

Esos son los frutos del Espíritu de Dios; son los frutosdel Libro de Mormón. ■

L eí, oré, pensé y medité. Al fin, el Señor

bendijo mis esfuerzosy recibí un testimonioque jamás me haabandonado; másbien, se ha fortaleci-do a través de losaños.

DER

ECH

A:

FOTO

GRA

FÍA

POR

MAT

THEW

REI

ER.

10

A algunos jóvenes, la edad

adulta les parece estar muy

lejana; pero dentro de muy

poco tiempo, los de la nueva

generación serán líderes en su

hogar y en la Iglesia. ¿Qué de-

bemos enseñarles ahora?

El preparar a la nueva generación para formar familias fuertes, dirigir la Iglesia yregresar a su Padre Celestial es una res-

ponsabilidad muy importante que correspon-de a los líderes, los maestros y, más que nada,a los padres. “La responsabilidad de preparara los futuros líderes de la Iglesia atañe al pa-dre y a la madre”, explica el élder M. RussellBallard, del Quórum de los Doce Apóstoles.“A medida que los jóvenes crecen y madurandurante los años de la adolescencia y se acer-can a la edad adulta, la Iglesia llega a teneruna importante función en ese proceso dedarles una oportunidad de dirigir, pero éstecomienza en el hogar”.

En este artículo, el élder Ballard y el presi-dente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejerode la Primera Presidencia, explican diez prin-cipios que se relacionan con la enseñanza de cualidades de liderazgo a los jóvenes y

que provienen de sus propias observacionesy experiencia.

1. Comiencen en el hogar

El élder Ballard afirma que la enseñanzadel liderazgo en el hogar se puede llevar a ca-bo aun en las circunstancias más sencillas, ta-les como cuando uno de los padres preparauna comida o repara algo en la casa.

“En mi opinión, no hay nada que substitu-ya la acción del padre o de la madre cuandotoman a uno de sus hijos —aun cuando seapequeño— y le muestran lo que están ha-ciendo y la forma de hacerlo. Sólo por el he-cho de estar junto a su padre o a su madre,ese niño crece aprendiendo mucho sobre lavida y la manera de hacer las cosas. Además,eso contribuye a que sienta que forma partedel proceso del consejo de familia.

“Por supuesto, entendemos que en algu-nos casos los niños no tienen a ambos padresen su hogar; pero hay alguien que los cría yesa persona es la número uno para enseñar-les cómo hacer las cosas y cómo dirigir”.

El aprendizaje del Evangelio puede tenerlugar en el hogar incluso en situaciones en lasque los niños son miembros de la Iglesia perolos padres no, dice el presidente Uchtdorf.Los líderes del barrio o de la rama pueden

Cómo cuidar al rebaño

DER

ECH

A:

ILU

STRA

CIÓ

N F

OTO

GRÁ

FIC

A PO

R JU

AN P

ABLO

ARA

N;

FON

DO

© A

RTBE

ATS.

Tomado de una entrevistacon el presidente Dieter F.Uchtdorf, de la PrimeraPresidencia, y el élder M. Russell Ballard, delQuórum de los DoceApóstoles.

L A E N S E Ñ A N Z A D E C U A L I D A D E S D E L I D E R A Z G O A L O S J Ó V E N E S

invitarlos a participar de las actividades desus hijos en la Iglesia, sean los padres Santosde los Últimos Días o no. Algunos de los me-jores métodos se aplican con procedimien-tos que ya existen.

“Los líderes deben aprovechar los mediosestablecidos por la Iglesia: el folleto Para la

fortaleza de la juventud y los programas de‘Mi deber a Dios’ y ‘Mi progreso personal’.En la Guía para padres y líderes de la ju-

ventud se explica cómo ayudar a nuestros jóvenes a tener éxito en esos programas y adesarrollar habilidades de liderazgo”, dice elpresidente Uchtdorf. “Introduzcan esos me-dios en los hogares de los jóvenes e insten alos padres a ayudar a sus hijos a alcanzar lasmetas, las asignaciones y las demás cosasbuenas que se les ofrecen.

“Esto requiere un esfuerzo especial departe de los líderes, pero contribuirá a queesos padres establezcan el potencial de lide-razgo que se basa en la familia. También leshará saber cuáles son nuestros propósitos,les demostrará que la Iglesia une a las fami-lias y que presenta valores maravillosos, valo-res que nos hacen parecernos más a Cristo.Confirmará a esos padres el hecho de que‘hablamos de Cristo, nos regocijamos enCristo, predicamos de Cristo, profetizamosde Cristo… para que nuestros hijos sepan aqué fuente han de acudir para la remisión desus pecados’ (2 Nefi 25:26). Si utilizamos losprogramas que tenemos disponibles, podre-mos ayudar a todos nuestros jóvenes a con-vertirse en líderes”.

2. Enseñen en un ambiente de consejo

El élder Ballard señala que no es raro verque los líderes adultos asuman responsabili-dades que en realidad corresponden a los jóvenes. “El liderazgo entre los jóvenes progresa cuando los líderes asesoran pru-dentemente a su respectiva organización”,comenta. “Por ejemplo, digamos que un quó-rum de diáconos tiene cinco muchachos queson activos y tres que no lo son. ¿Quién tiene la responsabilidad de recobrar a los tres que

no son activos? Muchos son los líderes quedirían que ellos son los responsables”.

En cambio, el líder debe tratar el asuntoen una reunión de consejo con los miembrosde la presidencia del quórum, y preguntarles:“¿Qué vamos a hacer, cómo vamos a hacerloy quién se encargará de cada acción?”, acon-seja el élder Ballard.

“Si los jóvenes ven que el obispo u otro líder se encarga de todo, que no da partici-pación a los demás y que no presenta en elconsejo todos los recursos de que dispone,pensarán que eso es lo que debe hacer un líder. Es trágico que un obispo piense: ‘Éstees mi barrio y vamos a hacer lo que a mí

me parezca bien’, sin tener en cuenta que se trata del barrio del Señor. Debemos estarempeñándonos en tratar de saber lo que Él quiere que hagamos y cómo quiere Él

que reunamos todos los recursos para lograrel éxito”.

3. Proporciónenles oportunidades de

enseñar en el hogar y en la Iglesia

Las oportunidades de enseñar —aun lassencillas como expresar el testimonio, dar supunto de vista sobre un pasaje de Escritura odefender los principios del Evangelio en bre-ves intercambios de ideas— son fundamenta-les para los jóvenes, afirma el presidenteUchtdorf; y agrega que la enseñanza es laesencia del liderazgo.

“Muchas veces, nuestros jóvenes son losúnicos miembros de la Iglesia en la institu-ción de enseñanza a la que asisten, por loque deben saber que son muy valiosos y quetienen que conocer su religión; es precisoque comprendan que, sea lo que sea que ha-gan, siempre están enseñando algo con susacciones. Si les proporcionamos oportunida-des de enseñar y los exhortamos a no aver-gonzarse del Evangelio, les ayudaremosmuchísimo”.

La organización de la Iglesia brinda opor-tunidades de desarrollo no sólo en lo espiri-tual sino también en otros aspectos. Elpresidente Uchtdorf dice lo siguiente de su

12

Es fundamentalpara los jóvenesque tengan la

oportunidad deenseñar, aunque sea en situacionessencillas. Laenseñanza, segúnlas palabras delpresidente Uchtdorf,es la esencia delliderazgo.

carrera de aviador: “Todo lo que contribuyó a que lograralo que logré en mi vida profesional lo aprendí por mediode la Iglesia”.

Y agrega que actualmente observa lo mismo en losmiembros de su familia: “A mis nietos se les conoce comomiembros de la Iglesia y también como los que hacen lasmejores presentaciones en sus clases. ¿Por qué? Porquehan adquirido esas habilidades en el hogar y en la Iglesia.Ni siquiera se dan cuenta de que lo están aprendiendo; esalgo que ocurre naturalmente”.

4. Ayúdenles a sobreponerse al temor

El élder Ballard fue llamado obispo antes de los treintaaños. “Me sentía muy ansioso”, recuerda; “nunca había sido obispo y cualquiera de mis dos consejeros tenía bas-tante edad como para ser mi padre. Pensé en todos losobispos que había tenido y traté de tomar de su ejemploaquellos elementos que había admirado y considerado devalor en ellos. Pero al fin y al cabo, lo que ayuda a sobrepo-nerse a ese temor es cumplir la asignación, cualquiera queésta sea”.

El temor es natural cuando se recibe una asignaciónnueva, continúa el élder Ballard. “Un jovencito de doceaños a quien se llame como presidente del quórum dediáconos va a sentir algo de aprensión y tal vez piense:‘¿Cómo se dirige una reunión?’. Bueno, se le muestra có-mo hacerlo. Quizás cometa errores y pueda resultarle difí-cil; pero después de unas cuantas veces, sabe que puedehacerlo. Con eso, ha dado hacia adelante un paso gigan-tesco. Una vez que se sabe cómo hacer algo, de repen-te es posible dirigir sin temor”.

El presidente Uchtdorf agrega que la confianza también proviene del hecho de comprender quiénes somos.“Fíjense en Moisés, en la Perla de Gran Precio. Aprende que ha sido creado a semejanza deDios y que Dios tiene unaobra reservada para él.Cuando uno sabe queestá al servicio delSeñor, todo es diferen-te. Por eso, es precisoque nuestros jóvenessepan quiénes son yque el Señor estarácon ellos.

“Cuando yo era adolescente, un misionero enseñaba lalección en nuestra clase porque estábamos en una ramapequeña. Algo que él dijo me impresionó mucho: ‘Si Diosestá con ustedes, ¿quién puede estar en contra?’. Esa clasede confianza les da la fuerza para hacer lo necesario, auncuando sientan temor o piensen que no están calificadospara hacerlo”.

5. Dejen que aprendan su deber

Tal vez los líderes tengan la tendencia a dirigir, elegir lamúsica u orar durante una charla fogonera o cualquier otrareunión para jóvenes, pero el presidente Uchtdorf dice quelo que deben hacer es “quedarse en la sombra”, supervisan-do a los jóvenes que realicen esas funciones.

“Es posible que sea difícil para los padres y los líderes hacer eso, porque saben que ellos probablemente lo haríanmás rápido y mejor; el permitir que los jóvenes lo hagan requiere paciencia. A veces implica dejarlos que tropiecen.Un pasaje de las Escrituras dice: ‘para que… mi pueblo seainstruido con mayor perfección, y adquiera experiencia, y sepa más cabalmente lo concerniente a su deber y a lascosas que de sus manos requiero’ (D. y C. 105:10; cursivaagregada).

“Ustedes ponen el ejemplo y dejan que ellos aprendan.Consideren al Salvador; Él permite que nosotros

hagamos Su obra aquí en nuestros diversos lla-mamientos. Él es paciente con nosotros, y eso

ILU

STRA

CIÓ

N F

OTO

GRÁ

FIC

A PO

R LA

URE

NT

LUC

UIX

.

es lo que debemos hacer con nuestros jóvenes”.El élder Ballard relata como ejemplo una experiencia

que tuvo con uno de sus nietos que acababa de regresarde la misión y quería colgar algunas cosas en las paredesde su apartamento, que eran de bloques de cemento; el él-der Ballard fue al apartamento para mostrarle cómo hacerlas perforaciones y colocar los pernos.

“Perforé uno y le pregunté dónde quería el siguiente; élme indicó el lugar, y le dije: ‘Bueno, hazlo tú. Ya me vistehacerlo; ahora te toca a ti. Aquí tienes el taladro’. Y lo hi-zo. También hizo los demás, con lentitud porque estabanervioso. Yo podía haberlo hecho en la mitad del tiempo,pero de ese modo él ahora sabe hacerlo y eso le ha dadoconfianza. Si quiere colgar alguna otra cosa, vendrá a pe-dirme prestada la herramienta. ¡Sólo espero que me la devuelva!”

6. Preséntenles el panorama completo

Es importante explicarles que una de las razones porlas que se les pide que obedezcan y presten servicio esque en el futuro dirigirán a su familia y la Iglesia. Pero su obediencia y servicio harán más que prepararlos paraesas futuras responsabilidades familiares y religiosas: losprepararán también para sus propias misiones particula-res en la vida.

El hecho de considerar todo el panorama bendice nosólo a los jóvenes sino también a sus líderes, dice el presi-dente Uchtdorf. “A veces nosconcentramos demasiado enlos detalles. Si los líderes adul-tos graban el panorama

completo de nuestro propósito y potencial en el corazóny en la mente de nuestra juventud, los detalles se resolve-rán fácilmente”.

La comprensión hacia los jóvenes y la comunicaciónclara y bondadosa con ellos son también cruciales, agrega. “Cuando tenía trece años, fui llamado como presidente del quórum de diáconos. El presidente de la rama dedicó unos minutos a buscar una sala de claseen donde pudiera reunirse conmigo, apartados del pasi-llo, y explicarme lo que debía hacer. Me dio una instruc-ción maravillosa en cuanto a lo que tanto él como elSeñor esperaban de mí.

“¿Y saben cuántos diáconos había en mi clase? ¡Dos! Sinembargo, se tomó el tiempo para prepararse y preparar-me. Eso sucedió hace cincuenta años, pero todavía recuer-do la forma en que me conmovió. Él quería que yo tuvieraéxito, por lo que me dedicó su atención y su tiempo; medio instrucciones bondadosas pero directas, y después seaseguró de que las hubiera entendido y las siguiera”.

7. Establezcan la responsabilidad

El Señor no necesita admiradores sino seguidores, afir-ma el presidente Uchtdorf. “Se aprende a ser líder apren-diendo primero a ser seguidor. El pasaje de Escritura diceque se debe ‘actuar’ para que no sea necesario que ‘se ac-túe’ sobre uno (2 Nefi 2:26)”.

“El próximo paso es el seguimiento. Es lo que aprende-mos en el templo: el principio de volver e informar. Noobstante, algunos de nuestros líderes sienten aprensión deofrecer dirección, de dar un mensaje amable pero claro delo que se espera y luego asegurarse de que se lleve a caboel plan. Aunque el resultado no sea perfecto, cuando los

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 15

Aunque es natu-ral sentirseaprensivo fren-

te a asignacionesnuevas, el élderBallard dice que elcumplir con la asig-nación contribuye aque nos sobreponga-mos a esa aprensióny nos da confianzapara continuar.

jóvenes se esfuercen por lograrlo, anímenlos.Ellos lo recordarán después; tal vez no seacuerden de las palabras, pero sí de lo quehayan sentido al escucharlas”.

8. Recuerden que ustedes tienen derecho a

recibir inspiración

Cuando el élder Ballard era un joven obis-po, un niño pendenciero de nueve años eracausa de gran inquietud para su maestra de la Primaria. Después de varias semanas, lamaestra lo llevó a la oficina del élder Ballard y le dijo: “Obispo, aquí tiene a una de susovejas. Cuídela”.

Él no estaba seguro de lo que debía hacer,pero en ese momento recibió una impresión:pedir al niño que todas las semanas fuera a in-formarle cómo había sido su comportamientoen la Primaria. El obispo Ballard presentó esedesafío, el cual cambió la actitud del mucha-chito al ver que tenía la posibilidad de actuarde otra manera.

“No se me había ocurrido la idea de darlea él la responsabilidad hasta el momento enque lo vi en mi puerta”, comenta el élderBallard. “Pero, por el poder del Espíritu, elSeñor inspira al maestro o líder digno y rectopara que sepa lo que debe hacer y decir a finde sacar a luz lo mejor de cada persona, espe-cialmente de los jóvenes y los niños”.

Y a propósito, aquel niño de nueve añosllegó a ser “fantástico”, comenta el élderBallard. Cumplió una misión, se casó en eltemplo y se convirtió en un gran líder.

El presidente Uchtdorf afirma que la prepa-ración espiritual que se requiere para recibirinspiración exige un esfuerzo, pero es esen-cial. Él aprendió una lección similar durantesu carrera de piloto. La responsabilidad de pilotear los aviones 747 era muy interesante,pero la preparación que se requería para des-pegarlos era muy intensa. “Para los maestros o los líderes, esa parte intensa consiste en laoración y en conocer las necesidades del jo-ven en particular, sea varón o mujer. Además,los líderes deben cerciorarse de que el progra-ma para los jóvenes no sea sólo diversión y

juegos sino también una serie de sucesosmagníficos y llenos de gozo que les ayuden aprogresar en sus años de juventud y a llegar aser lo que se ha dispuesto que lleguen a ser”.

9. Pongan la responsabilidad también en el

hogar

Después de todo, los líderes —y en parti-cular el obispado— son responsables deaconsejar y enseñar apropiadamente a los pa-dres sobre lo que esté sucediendo con los jó-venes del barrio. El obispo o el presidente derama no deben traicionar asuntos personalesy confidenciales, pero pueden enseñar colec-tivamente en cuanto a problemas generales.

“Si fuera obispo en la actualidad”, comentael élder Ballard, “creo que no vacilaría en apro-vechar la reunión del quinto domingo del sa-cerdocio y de la Sociedad de Socorro parahablar a los padres de algunas preocupacio-nes que tuviera con respecto a sus hijos. Lesdiría: ‘Lo que sé de sus jóvenes como resulta-do de las entrevistas que he tenido en estosaños queda entre ellos y yo, y ellos saben queno traicionaré sus confidencias, pero en gene-ral existen problemas. Es preciso que ustedeslo sepan y hagan algo al respecto…’. Tal vezhaya padres que tengan miedo de enfrentar larealidad, pero es necesario que la conozcan”.

10. Comprendan el potencial eterno de los

jóvenes

“Hemos elevado los requisitos”, dice el élder Ballard, “no sólo para la juventud, sinotambién para los padres, que tienen la res-ponsabilidad principal de enseñar principiosa sus hijos; se han elevado para los líderes; se han elevado para los maestros. Es precisoque nos elevemos por encima de un mundoque se está deteriorando muy rápidamente.

“Vemos que ellos aman al Señor”, conti-núa, “y recuerden que Él los ama. Dentro deese jovencito al que ustedes enseñan hay unespíritu eterno. Estos jóvenes pertenecen anuestro Padre Celestial y Él tiene gran interésen todos Sus hijos. Debemos mantener vivoen ellos el fuego de ese testimonio”. ■IL

UST

RAC

IÓN

FO

TOG

RÁFI

CA

POR

CH

RIST

INA

SMIT

H.

16

Este joven italiano sabe que el hecho de

ejercer el sacerdocio contribuye a cons-

truir un puente hacia su felicidad.

P O R K I M B E R LY R E I DRevistas de la Iglesia

En Florencia, Italia, las parejas acostumbraban seguiruna vieja tradición: colocaban candados en el puentePonte Vecchio y tiraban las llaves al río Arno, que pasa

por debajo, como símbolo de que su amor quedaba “ase-gurado” para la eternidad.

En la actualidad, a fin de proteger el histórico puente,

que data de tiempos medievales, se aconseja no colocar-los. Pero Cristian Morelli, de dieciséis años, sabe que hay llaves verdaderas que existieron mucho antes que el Ponte Vecchio, poderosas llaves del sacerdocio restau-radas al profeta José Smith en 1829, cuando se restaura-ron el Sacerdocio Aarónico y el de Melquisedec. Una deesas llaves es el poder sellador, y Cristian sabe que elamor familiar puede ciertamente “asegurarse” para laeternidad. Sus padres fueron sellados en el templo porun poseedor de esa autoridad del sacerdocio, y él tieneplanes de recibir también algún día las bendiciones del

templo. A fin de prepararse para ello, cumple sus debe-res del Sacerdocio Aarónico y lleva una vida digna de tansagrada comisión.

La creatividad pura

Florencia se conoce como el lugar donde se originó elRenacimiento, un surgimiento en las artes, la literatura y elconocimiento científico. Como los talentosos hombres deesa época que lo precedieron, Cristian sabe que hay mu-cho de bueno en la música y en los libros. En los últimostres años ha tocado el contrabajo y disfruta del estudio deliteratura inglesa y filosofía.

Pero sabe muy bien que a veces la “creatividad” pasa aser pecado, y conoce a adolescentes que escuchan músicavulgar o se entretienen con pornografía. Por recordar elsacerdocio que posee, él sabe que debe ser un muchachodiferente.

Los fuegos purificadores

En 1497 hubo un monje florentino que convenció a loshabitantes de quemar todo lo que poseían que pudieraconsiderarse mundano o grosero, incluso espejos, ropa fi-na y obras de arte. En 2008, la táctica de Cristian difiere un

Las llaves de

FOTO

GRA

FÍAS

PO

R KI

MBE

RLY

REID

.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 17

C ristian Morellivive en un pe-queño pueblo

en las afueras deFlorencia, ciudad deItalia reconocida porsu arte y arquitectu-ra. Se complace endesarrollar sus habi-lidades, como la detocar el contrabajo.

del futuro

POR

CAR

L H

EIN

RIC

H B

LOC

H, U

SAD

O C

ON

PER

MIS

O D

EL M

USE

O H

ISTÓ

RIC

O N

ACIO

NAL

DE

HIL

LERØ

D,D

INAM

ARC

APR

OH

IBID

ALA

REPR

OD

UC

CIÓ

NFO

TOG

RAFÍ

AD

EJA

MES

EFA

UST

POR

BUSA

THPH

OTO

GRA

PHY

tanto de aquélla: en lugar de tratar de limpiara la sociedad que lo rodea, busca el fuego delEspíritu Santo para purificarse él mismo.

“A veces se hace difícil”, dice. En su clasede seminario no hay más que cuatro alum-nos, y no pueden reunirse todos los díasporque están esparcidos en una amplia re-gión geográfica. Con frecuencia se siente so-lo, pero sabe que a través de las pruebas serecibe un poder santificador y, para inspirar-se, estudia a otras personas que han enfren-tado la oposición.

Pedro, el apóstol de Jesucristo, enfrentópruebas en la tierra natal de Cristian, dondepasó tiempo encarcelado en Roma y proba-blemente haya sufrido allí el martirio. Hastael día de hoy, la autoridad sacerdotal dePedro se ilustra muchas veces representán-dolo con llaves grandes en la mano. El jo-vencito quiere ser un verdadero discípulo,como Pedro, y mantenerse fiel a sus lla-mamientos del sacerdocio por muchoque le cueste.

Otro de sus héroes es Nefi. “Igual quePedro, Nefi tuvo que enfrentar diversas prue-bas”, dice. “Esas pruebas lo ayudaron a ser loque fue”.

La oración, el estudio de las Escrituras y elrefugio seguro de su hogar ayudan a Cristiana ser lo que es: un Santo de los Últimos Díasresuelto a honrar el sacerdocio, a cumpliruna misión y a llegar a ser algún día un espo-so y padre recto.

Se concentra en lo que brinda gozo

Esas metas lo diferencian de sus amigos.“Desde que estaba en la Primaria he queridocumplir una misión”, comenta. Lamentable-mente, sus amigos no tienen interés en queles hable de sus creencias ni nada sobre reli-gión, porque “están muy concentrados enestudiar, participar en juegos deportivos y divertirse”.

Él se acuerda de las experiencias espiritua-les que tuvo cuando era diácono, al repartirla Santa Cena y al ayunar por un familiar que

C ristian estáagradecido portener visión

espiritual. Sabe queDios existe, que Jesúses el Cristo y que lasllaves del sacerdociose han restauradoen la tierra, y eseconocimiento es loque modela sumanera de vivir.

estaba enfermo. Siente gran satisfacción en la orientaciónfamiliar “por la actitud que se percibe al comenzar la visita yel cambio que se nota después de ella”, cuando se ve quelas personas a las que él y su papá han enseñado “han reci-bido consuelo y están agradecidas por lo que se ha dicho”.

Esos son sentimientos y experiencias que muchos de sus amigos no comprenden. Tal vez él se sienta incompren-dido de vez en cuando, pero la visión espiritual es una ben-dición que no quiere perder nunca. Como el ciego al que elSalvador sanó en uno de los relatos del Nuevo Testamentoque más le gustan (véase Juan 9:1–11), Cristian puede verclaramente mientras que muchos de sus amigos todavía es-tán ciegos con respecto al gozo del Evangelio.

Los que comparten la visión

Ésa es una de las razones por las que espera con entu-siasmo salir en una misión: el ayudar a otras personas a verlas realidades espirituales que él ha tenido la bendición deentender. Desde niño ha disfrutado el ser amigo de los mi-sioneros y se ha entristecido cada vez que trasladaban auno de ellos. “Con el paso del tiempo, es posible que seme olvide el nombre del misionero, pero nunca me olvidode la experiencia de haberlo conocido. Cada uno de ellosme ha dejado una impresión particular”, comenta. “Quieroser como los misioneros con los que me he relacionadohasta ahora”.

Le impresiona especialmente la determinación que haobservado en ellos cada vez que se ha ofrecido a acompa-ñarlos. Aun cuando “muchas personas les digan decidida-mente: ‘No, no me interesa’ o les cierren la puerta en la

nariz, ellos continúan”, dice. “Siguen golpeando puertas yempeñándose en compartir el conocimiento del Evangeliocon otras personas”.

Cristian se prepara para su misión no sólo mantenién-dose puro y estudiando el Evangelio, sino también vistién-dose sencillamente, sin ser llamativo, y de forma apropiadapara la ocasión.

La moda es algo que predomina en Florencia, pero para él, la ropa costosa no tiene importancia. Los domin-gos, dice, “me pongo camisa blanca, chaqueta y corbata en señal de respeto por el día de reposo y por el Señor”.Sabe que eso le ayudará a mantener las reglas de vestircuando sea misionero. El resto de la semana usa lo que legusta. “Nunca me ha gustado seguir las reglas de la moda”,afirma, “y no me importa lo que lleve puesto con tal de es-tar vestido de forma apropiada”, sin tener en cuenta quénombre aparece en la etiqueta de la prenda.

Las llaves para la felicidad

Cristian espera con entusiasmo el día en que reciba elSacerdocio de Melquisedec, la investidura del templo, elllamamiento para ser misionero de tiempo completo y, conel tiempo, la oportunidad de “asegurar su amor” con supropia familia eterna.

Más que nada, siente gran expectativa por la segundavenida de Jesucristo. “Me consuela saber que cuando Élvenga”, los pecados del mundo con toda la tristeza queprovocan “llegarán a su fin”. Hasta entonces, él honrará alos que poseen las llaves del sacerdocio y guardará los con-venios que lo acercan al Salvador, porque sabe que ésa esla única manera de estar espiritualmente a salvo y de serfeliz eternamente. ■

LLEVAR VIDAS DISTINTAS DE LAS DEL MUNDO“Como poseedores del sacerdocio de la

Iglesia, parte del precio que tenemos que

pagar es el de llevar vidas distintas de

las del mundo. Somos los poseedores y

guardianes de este poder imperioso que

sirve para repeler el poder de Satanás en la tierra. De

todo corazón, les ruego que nos ayuden a oponer resis-

tencia a las cosas del mundo”.

Presidente James E. Faust (1920–2007), Segundo Consejero de laPrimera Presidencia, “La Garganta del Diablo”, Liahona, mayo de2003, pág. 52.

JESÚ

S SA

NAN

DO

AL

CIE

GO

,PO

R C

ARL

HEI

NRI

CH

BLO

CH

, USA

DO

CO

N P

ERM

ISO

DEL

MU

SEO

HIS

TÓRI

CO

NAC

ION

AL D

EH

ILLE

RØD

, DIN

AMAR

CA

. PRO

HIB

IDA

LA R

EPRO

DU

CC

IÓN

. FO

TOG

RAFÍ

A D

E JA

MES

E. F

AUST

PO

R BU

SATH

PH

OTO

GRA

PHY.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 19

20

Reservemostiempo parala santidadP O R A D A M C . O L S O NRevistas de la Iglesia

En las calles de Hong Kong, la vida discurre a un ritmoapresurado. De día o de noche, multitudes se despla-zan de un sitio a otro en carrera ordenada pero trepi-

dante. Las personas, en masa, entran en el metro por unlado mientras otras salen por el otro, en camino a su traba-jo, al mercado o a la escuela.

En una cultura que valora el trabajo arduo y los logros, a veces parece que el día no tiene horas suficientes parahacerlo todo.

“Necesito más tiempo”, suspira Ng Kathy Ka-Lai mien-tras se toma un descanso con sus amigos jóvenes adultossolteros al final de un domingo atareado.

Sus amigos están aprendiendo por experiencia propiaque el mundo puede ser insistente e incluso agobiante. Escapaz de tirar de nosotros en doce direcciones diferentesal mismo momento y consumir todo nuestro tiempo libre.Las exigencias de este mundo pueden dejarnos muy pocotiempo para las cosas espirituales. Así que, si no tenemoscuidado, antes de que nos demos cuenta estaremos a mer-ced del mundo más bien que en condiciones de apelar a lamisericordia de Dios.

El mundo sigue su curso frenético

Kathy y sus amigos saben lo fácil que es quedar atrapa-dos en las prisas del mundo.

Chow Shu Wai tiene veintiocho años, es supervisor de fabricación y trabaja setenta horas a la semana. YuenLung Sing tiene veintinueve y trabaja más de cincuentahoras a la semana como ingeniero de construcción. Kathy,de veintiocho años, también trabaja unas cincuenta horasa la semana en ventas y servicios al cliente. Chan Misty LaiMing, de veintisiete años, es ayudante de investigación, yTsang Dick Hing Leung, de veintiocho años, es ingenieromecánico, y ambos trabajan unas cuarenta y cinco horas.

Y después, estos fieles jóvenes adultos miembros FOTO

GRA

FÍAS

PO

R AD

AM C

. OLS

ON

, EXC

EPTO

D

ON

DE

SE IN

DIQ

UE.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 21

veces se requiere creatividad odormir menos, lo que incluye le-vantarse más temprano, acostar-se más tarde y utilizar el tiempoque se requiere para ir y regresar del trabajo y de los mo-mentos que se dan para descansar en él.

“Si tomamos la determinación de reservar tiempo para cosas como el estudio de las Escrituras, entonces es fácil encontrar ese tiempo”, dice Dick. “Cuando no tenemos ningún plan, entonces lo más probable es que

asumen las responsabilidades propias de los llamamientosde la Iglesia, a las cuales dedican entre cinco y quince ho-ras a la semana. En este grupo se encuentran una presi-denta de las Mujeres Jóvenes de estaca, un consejero de lapresidencia de los Hombres Jóvenes de estaca, un conseje-ro de la presidencia de la Escuela Dominical de barrio, unpresidente del consejo de instituto de la región y un repre-sentante de los jóvenes adultos solteros de estaca.

Para encontrar el tiempo para renovarse espiritualmente,estos amigos dicen que hay que planificarlo. Para hacerlo, a

Yuen Lung Sing,de Hong Kong,considera que lasprisas del mundopueden impedir-nos dedicar tiem-po a acercarnosmás a Dios.

perdamos cualquier momento libre que nosquede”.

Cuidado con las distracciones

Y eso es porque, cuando el mundo no exige nuestra atención con el trabajo y otrasresponsabilidades, por lo general procuraacapararla mediante otras maneras de ocuparel tiempo.

“En el mundo hay muchas distracciones”,dice Misty. Por ejemplo, menciona los repro-ductores de MP3, que permiten llevar tu mú-sica favorita adonde vayas, pero a veces teimpiden concentrarte.

“Dejé mi reproductor de MP3hace casi un año”, dice. “Me im-pedía concentrarme. Si utilizo elreproductor de MP3, no consigopensar ni meditar”.

Dick habla de la televisión. “Sitengo tiempo para la tele, tengotiempo para las Escrituras”, dice.“Hay que encontrar un equili-brio y hacer lo correcto en elmomento correcto”.

Para estos jóvenes adultos, elproblema no consiste en ver programas ina-propiados ni en escuchar música inadecuada.El problema es permitir que el entretenimien-to consuma el poco tiempo que tienen paralas cosas espirituales. O, en palabras del élderRichard G. Scott, del Quórum de los DoceApóstoles: “Cuando las cosas del mundo teagobian, por lo general las cosas incorrectaspasan a tener mayor prioridad… Satanás tieneun arma poderosa que usa contra la gentebuena: la distracción. Él trata que la gentebuena llene su vida de ‘cosas buenas’ paraque no haya lugar para las importantes”1.

Santifíquense

En su esfuerzo por liberarse del mundo,Dick, Kathy, Lung, Misty y Shu están apren-

diendo su responsabilidad de hacer lo quedice el Señor: “Santificaos, pues, y sed san-tos” (Levítico 20:7). Estos amigos hablan decómo lograr la santificación.

1. Mediante la fe

“…[ejercerán] la fe en mí, dice el Señor…

para que se santifiquen en mí” (Éter 4:7).

La fe conduce a la acción, y estos jóvenesadultos consideran que la fe en Cristo condu-ce a actos cristianos.

A lo largo del día, Dick se esfuerza porpensar en Jesús con la mayor frecuencia posi-ble. El comenta: “Él es nuestro ejemplo de

santidad. ¿Qué hizo Jesús?¿Qué dijo?”

Así que en el diario vivirprocura obrar de acuerdocon la respuesta a esas preguntas.

Motivados por su fe, los amigos estudian lasEscrituras, asisten a institu-to, trabajan con los misio-neros y sirven en el templo.Prestan servicio a los demás

y comparten su testimonio cuando resultaposible. También demuestran que están dis-puestos a sacrificar sus deseos a fin de serobedientes al Señor.

“Mi mente y mis obras deben concentrarseen Jesucristo”, dice Kathy. “No sirve de nadadecir que quiero ser más paciente si despuésno hago nada. Si creo en Él y tengo fe en Él,puedo llegar a parecerme más a Él”.

2. Mediante el estudio

“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es

verdad” (Juan 17:17).

“Cuando aplicamos las Escrituras a noso-tros mismos, éstas se convierten en respues-tas que nos ayudan a afrontar y a resolver los problemas de la vida”, dice Dick con

¿NOS FALTATIEMPO?

“Tendremos que to-mar decisiones difícilesen cuanto al uso deltiempo, pero nunca de-berían existir decisionesconscientes de dejar ensegundo plano las cosasespirituales como normade vida. Nunca…

“…Si ponemos enprimer lugar los propósi-tos de Dios, nos bende-cirá con milagros…

“…Esas aparentesparedes de la cárcel del‘no tengo tiempo sufi-ciente’ empezarán adesvanecerse, incluso amedida que se requierade ustedes que haganmás cosas”.

Presidente Henry B.Eyring, Primer Consejerode la PrimeraPresidencia, “Educationfor Real Life”, Ensign,oct. de 2002, págs. 18,20–21.

FOTO

GRA

FÍA

DEL

TEM

PLO

DE

HO

NG

KO

NG

, CH

INA

, PO

R C

RAIG

DIM

ON

D.

22

respecto a su experiencia en el estudio de las Escrituras.Todos sus amigos asienten, y cada uno de ellos afirma

que se esfuerza por reservar tiempo para leer las Escriturastodos los días, ya sea media hora antes del trabajo o deacostarse, o bien durante el tiempo que les tome ir al tra-bajo o regresar de él.

El estudio acompañado de la meditación en un espíritude oración nos abre la mente a la inspiración, dice Lung, ypuede incluso cambiar nuestra naturaleza2.

“Las Escrituras me dan una comprensión más profundadel Evangelio”, dice Lung. “Siento el Espíritu y eso meacerca más a Dios”.

3. Mediante el sacrificio

“…[la] santificación… viene de entregar el corazón a

Dios” (Helamán 3:35).

“El Salvador nos pide que estemos dispuestos a sacrifi-car nuestros propios deseos para seguir a Dios”, diceKathy.

“Debemos estar dispuestos a renunciar a las cosas mun-danas”, confirma Misty.

Lung, por ejemplo, menciona al joven que aparece en elevangelio de Lucas, que preguntó a Jesús lo que tenía quehacer para heredar la vida eterna. Había guardado los man-damientos desde su juventud, pero no estaba dispuesto adejar sus riquezas cuando Jesús le invitó a vender todo lo

que tenía para seguir al Salvador(véase Lucas 18:18–23).

“Para seguir a Cristo, tenía quesacrificar cosas que le importa-ban”, explica Lung. “Todos tene-mos ese tipo de cosas —nonecesariamente riquezas—, sino cosas que nos impidenseguirle”.

Un ejemplo que analizaron fue el del padre del reyLamoni, que estuvo dispuesto a abandonar todos sus pecados para conocer a Dios (véase Alma 22:18).

“Dios desea averiguar si tenemos la fe suficiente paraseguirle. Lo que quiere es nuestro corazón”, afirma Misty.“Quiere saber qué es lo que más amamos. Así es como nosconvertimos en discípulos suyos”.

“Para llegar a ser santos, tenemos que sacrificar nuestravoluntad y nuestros deseos”, dice Shu.

4. Mediante la obediencia

“…lo que la ley gobierna, también preserva, y por ella

es perfeccionado y santificado” (D. y C. 88:34).

Sacrificar nuestros deseos equivale a santificarnos si lohacemos para cumplir la voluntad del Señor, respetarnuestros convenios y guardar Sus mandamientos.

“Dios nos ha dado ciertas leyes”, afirma Dick. “La obe-diencia a ellas nos santifica”.

Cuando pareceque no haytiempo suficientepara hacerlotodo, tenemos que dar a Dios el primer lugarde importancia,dicen Tsang DickHing Leung, NgKathy Ka-Lai yYuen Lung Sing.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 23

, PO

R RO

BERT

T. B

ARRE

TT; B

ORD

E: D

ETAL

LE D

E JE

SUC

RIST

O,

24

“Recibiríamos más bendiciones si estuviéramos más dis-puestos a obedecer”, dice Kathy. “Podemos ser felices sicumplimos Su ley”.

5. Mediante la Expiación

“En esa voluntad somos santificados mediante la

ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para

siempre” (Hebreos 10:10).

“Para mí, ser santo significa ser digno de estar en la pre-sencia de Dios, ser puro”, dice Lung. “Eso sólo es posiblemediante la Expiación”.

“Él ya ha pasado por todas nuestras dificultades”, expli-ca Misty. “Los sentimientos que tenemos ya los ha experi-mentado. La Expiación conlleva un enorme poder parahacernos santos como Él es santo” (véase Moroni10:32–33).

Kathy dice que “recordar lo que el Salvador ha hecho”por nosotros es un paso importante para permitir que laExpiación influya en nuestra vida.

Dick añade que siente los efectos de la Expiación cuan-do se arrepiente y guarda los mandamientos diariamente,lo cual permite que el Señor lo haga limpio. Esto es unejemplo de cómo nosotros podemos santificarnos paraque el Señor nos santifique (véase Levítico 20:7–8).

En el mundo sin ser

del mundo

Estos jóvenes adultos reser-van tiempo para la santidad y se liberan de las cosas mun-danas en armonía con el siguiente mandamiento delSeñor: “…que os organicéis, os preparéis y santifiquéis; sí,purificad vuestro corazón y limpiad vuestras manos y vues-tros pies ante mí…”.

Pero la razón por la cual nos ha mandado que seamossantos es tan importante como el comprender la manerade lograrlo.

“…para que yo os haga limpios; a fin de que yo testifi-que a vuestro Padre, y vuestro Dios y mi Dios, que sois lim-pios de la sangre de esta perversa generación” (D. y C.88:74–75).

“A veces la vida es una locura”, dice Dick mientras ob-serva el ajetreo de Hong Kong por la noche. “Cuando re-servamos tiempo para el Salvador en nuestro diario vivir,podemos contar con Su ayuda para superar nuestros desa-fíos. No hay nada en el mundo que sea tan importante pa-ra mí como poder regresar con mi Padre en los cielos”. ■

NOTES1. “Primero lo más importante”, Liahona, julio de 2001, pág. 7.2. Véase Boyd K. Packer, “No temáis”, Liahona, mayo de 2004, pág. 77.

Nuestra disposi-ción a sacrificarlos afanes mun-danos para con-ceder tiempo aDios nos brindagrandes bendicio-nes, según ChowShu Wai y ChanMisty Lai Ming.

de nuestro Padre para obtener la salvación en esta vida, con la oportu-nidad de regresar a Él, se llamaría elEvangelio de Jesucristo.” (“La verdadrestaurada”, Liahona, noviembre de2005, págs. 78–79).

Élder Joseph B. Wirthlin, del

Quórum de los Doce Apóstoles:

“En un concilio premortal en el que todos estuvimos presentes,[Jesucristo] aceptó el gran plan de felicidad de nuestro Padre paraSus hijos y fue elegido por el Padrepara ponerlo en práctica. Él dirigiólas fuerzas del bien en una batallapor las almas de los hombres quecomenzó antes de la fundación delmundo contra las fuerzas de Satanásy sus seguidores. Ese conflicto conti-núa hoy. Estábamos del lado deJesús entonces y estamos de Su ladoahora” (“Cristianos en creencia y enacción”, Liahona, enero de 1997,pág. 79).

Enseñe los pasajes

de las Escrituras y las

declaraciones que

satisfagan las necesi-

dades de las hermanas a las que

isite. Exprese su testimonio respecto

a la doctrina e invite a las herma-

nas a las que enseñe a compartir

lo que hayan sentido y

aprendido.

¿Qué se nos enseña acerca de la

existencia preterrenal?

Élder Richard G. Scott, del Quórum

de los Doce Apóstoles: “En la vidapreterrenal, vivíamos en la presenciade Dios, nuestro Santo Padre y SuAmado Hijo Jesucristo… y se nos dijo:

“ ‘…haremos una tierra sobre lacual éstos puedan morar;

“ ‘y con esto los probaremos, paraver si harán todas las cosas que elSeñor su Dios les mandare;

“ ‘y a los que guarden su primer es-tado [o sea, ser obedientes en la vidapreterrenal] les será añadido… y aquienes guarden su segundo estado[o sea, ser obedientes durante la vidaterrenal], les será aumentada gloriasobre su cabeza para siempre jamás’[Abraham 3:24–26]…

“… tu recuerdo de la vida prete-rrenal sería borrado de tu mente paraasegurar que fuera una prueba válida,pero se te daría guía para mostrartecómo debías comportarte. El plan

¿Por qué es esencial comprender la

existencia preterrenal?

Julie B. Beck, Presidenta General

de la Sociedad de Socorro: “A las mu-jeres se les han dado asignaciones par-ticulares desde antes de la fundacióndel mundo… Sabemos que en el granconflicto preterrenal nos pusimos departe de nuestro Salvador Jesucristopara preservar nuestro potencial de pertenecer a familias eternas.Sabemos que somos hijas de Dios ysabemos lo que tenemos que hacer…Creemos en la formación de familiaseternas... Sabemos que el mandamien-to de multiplicarse y de henchir la tie-rra sigue vigente… Tenemos fe en quecon la ayuda del Señor podemos teneréxito al criar y enseñar a los hijos. Ésasson responsabilidades vitales del plande felicidad, y cuando las mujeresabrazan esos papeles con todo su co-razón, ¡son felices!” (“Lo que las muje-res Santos de los Últimos Días hacenmejor: Ser firmes e inquebrantables”,Liahona, nov. de 2007, pág. 110).

Presidente Spencer W. Kimball

(1895–1985): “Si contemplamos la vi-da terrenal como el total de nuestraexistencia, entonces el dolor, el pesar,el fracaso y la vida truncada serían unacalamidad. Pero si la vemos como unproceso eterno, que se extiende des-de nuestro pasado preterrenal hastael futuro de la eternidad después de la muerte, entonces podemos po-ner en la debida perspectiva todos sus sucesos.” (Enseñanzas de los

Presidentes de la Iglesia: Spencer W.

Kimball, 2006, pág. 16).Para profundizar más en el estu-

dio, véase Jeremías 1:4–5 y D. y C.

138:55–56. ■

M E N S A J E D E L A S M A E S T R A S V I S I T A N T E S

EL G

RAN

CO

NC

ILIO

, PO

R RO

BERT

T. B

ARRE

TT; B

ORD

E: D

ETAL

LE D

E JE

SUC

RIST

O,P

OR

HAR

RY A

ND

ERSO

N.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 25

El evangelio de Jesucristoenseña la realidad de nuestraexistencia preterrenal

No existe eso de “una sola vez”. Lo cierto es que no se debe hacer nunca, nisiquiera una sola vez. Quizá te digas a ti mis-mo que nunca más lo harás, pero el alcoholy el tabaco son adictivos. Una amiga míaprobó el alcohol una vez. La siguiente vez

que salió, ¿adivina lo que sucedió? ¡Volvió a hacerlo! Todo elmundo sabía que había tomado alcohol “una sola vez”, asíque se trataba de “sólo una vez más”. Las personas que nosrodean, que no son miembros de la Iglesia, nos observanconstantemente. Si no obedeces tus propias normas, no da-rás una imagen muy buena, por no hablar de la decepciónque supondrá para tus padres.Kaila W., 17 años, Nueva Gales del Sur, Australia

Los mandamientos nos brindan protección Nuestro amoroso Padre Celestial conoce todas y cada una de las cosas que suceden en la vida y sus efectos. Por ese motivo, nos dio la Palabrade Sabiduría. Tiene un gran amor por ti y quiereprotegerte del diablo. Una de las maneras de lo-

grarlo es mediante los mandamientos. Como ya sabes, no tomardrogas es un mandamiento, así que más vale que permanezcasen terreno firme. Ora para pedir Su guía y que te mantenga ale-jado de pensamientos que te inciten a probar cosas que sabesque no son correctas.Asenaca V., 18 años, Suva, Fiji

“¿Qué tiene de malo

probar el alcohol o el

tabaco sólo una vez?”

Preguntas y respuestas

L as Escrituras nos enseñan que para ejercernuestro albedrío, debe existir la oposiciónen el mundo —el bien y el mal—, y que de-

be “[atraernos] lo uno o lo otro” (2 Nefi 2:16;cursiva agregada). No es necesario que de vez encuando cedas a la seducción de las malas deci-siones para que tu albedrío sea auténtico. Loque es importante es la capacidad de distinguirel bien del mal. No es necesario conocer tantoel bien como el mal, pero sí conocer la dife-rencia que existe entre el bien y el mal y, porconsiguiente, escoger el bien.

Quizá pienses que probar el alcohol o eltabaco una sola vez no te hará daño, pero asíserá. Se trata de sustancias dañinas, y si lastomas, no podrás sentir el Espíritu. En algu-nos casos, esa “sola vez” se convierte enuna adicción para toda la vida.

26

Las respuestas tienen por objeto aportar ayuda y exponer un punto devista, y no deben considerarse como pronunciamientos de doctrina de la Iglesia.

Guarda la Palabra de Sabiduría Recuerda que la Palabra de Sabiduríaes un mandamiento de Dios y que, como tal, debemos ser precisos enobedecerla. De lo contrario estamospecando, y un pecado siempre será unpecado, aunque sólo se haga una vez.No olvides que los pecados graves sólose producen si primero cedemos antepequeñas tentaciones, como la de pro-bar el alcohol o el tabaco, para averi-guar cómo son.Ana M., 20 años, Michoacán, México

La justificación puede conducir a laadicción Lo malo de decir “sólo una vez” es elhecho de que lo hiciste. Si lo hiciste,eso debilitará tu resistencia ante la ten-tación de hacerlo de nuevo. La justifi-cación de “es sólo una vez” nos apartadel camino estrecho y angosto. Unavez tomada esa dirección, quizá no seatan fácil volver atrás, porque te dirás ati mismo: “Sólo una vez más. Además,puedo dejarlo en cuanto quiera”. Conel tiempo quizá se convierta en “nece-sito una más” o “ya no me queda nin-guna esperanza”.Adam H., 16 años, Columbia Británica,

Canadá

Lucha contra la tentación Toda sustancia dañinaque se toma deliberada-mente representa unaviolación de la Palabra de

Sabiduría. ¡No experimentes con ellas!El consumo de esas sustancias, inclusoen dosis mínimas, puede conducir a unadependencia destructiva. Al violar laPalabra de Sabiduría, perdemos muchasbendiciones que podríamos haber reci-bido. Manchamos nuestro espíritu. Lasmejores armas para combatir la tenta-ción son la oración, el ayuno y el estu-dio de las Escrituras.Oleg P., 16 años, Crimea, Ucrania

No aprendas de la manera más dolorosa Nuestros líderes de la Iglesia no dicen“sólo una vez”. Se limitan a decir no.Simplemente ten fe en que la Iglesianos enseña para que no tengamos queaprender de la manera más dolorosapor nosotros mismos. Recuerda tam-bién que en la entrevista para la reco-mendación para el templo, los líderesdel sacerdocio preguntan si obedecesla Palabra de Sabiduría.Lauren R., 15 años, Maryland, E.U.A.

S I G U I E N T E P R E G U N T A“Algunos de mis amigos miembros de la

Iglesia discuten con sus amistades que no

lo son sobre qué religión es la verdadera.

Sé que la contención no es buena, pero,

¿cómo puedo hacer saber a mis amigos lo

que siento acerca del Evangelio?”

Envíen sus respuestas para el 15 de

julio de 2008 a:

Liahona, Questions & Answers 7/08

50 E. North Temple St., Rm. 2420

Salt Lake City, UT 84150-3220, USA

O por correo electrónico a:

[email protected]

En su carta o mensaje deberá constar la siguiente información y autorización:

NOMBRE COMPLETO

FECHA DE NACIMIENTO

BARRIO (o rama)

ESTACA (o distrito)

Concedo mi autorización para que

se imprima mi respuesta y mi foto:

FIRMA

FIRMA DE LOS PADRES (si eres menor de 18 años)

“Hace unos años,

uno de nuestros

hijos me preguntó

por qué no era

bueno probar las

bebidas alcohóli-

cas y el tabaco

para saber cómo

eran; él conocía

la Palabra de Sabiduría y sabía los

efectos que tienen esas sustancias

en la salud, pero ponía en tela de

juicio la razón por la cual no debía

experimentar él mismo con ellas.

Le contesté que si tenía deseos de

probar algo, fuera al establo y pro-

bara un poco de estiércol. Él excla-

mó con horror: “¡Ah, pero eso es

asqueroso!”

“ ‘Me alegro de que opines así’,

le dije, ‘pero, ¿por qué no pruebas

un poco sólo para experimentar tú

mismo el sabor? Si piensas que está

bien probar una cosa que sabes que

no es buena para ti, ¿por qué no

aplicar ese principio a otras cosas?’

Mi ilustración de la necedad de

‘probar uno mismo’ fue sumamente

persuasiva para el muchacho de

dieciséis años”. ■

Élder Dallin H. Oaks, del Quórum de losDoce Apóstoles, “El pecado y el sufrimiento”,Liahona, abril de 1994, pág. 32.

Hay peligro en hacerlo sólo una vez

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 27

28

Yo era el único diácono en el barrio, por loque el obispo me llevó consigo a caminarpor el vecindario visitando a cada uno

de los muchachos que estaban en la lista delquórum e invitándolos a asistir.

“Yo soy el único; no sé de otros”, contesté.“¿Qué estás haciendo para conocer a los

miembros de tu quórum?”, me preguntó.Le respondí: “No sé qué hacer”.Entonces, muy amablemente, me dijo:

“Yo te diré lo que debes hacer”.Inmediatamente después de la reunión,

me llevó consigo a caminar por el vecindariovisitando a cada uno de los muchachos queestaban en la lista del quórum e invitándolosa asistir. Y varios de ellos sí volvieron a asis-tir al barrio después de unas cuantas visitas.Más adelante, algunos cumplieron una mi-sión, formaron una buena familia y llegarona ser obispos y presidentes de estaca. Y todocomenzó con una sencilla visita que les hici-mos el obispo y yo. Él prestó atención aaquel problema especial de nuestro peque-ño barrio, y yo estoy ciertamente agradecidopor haber aprendido una lección que hapermanecido conmigo a través de los años.

A lo largo de mi vida, he aprendido quehay gente que está preparada para recibir lainvitación para regresar. Ustedes deben ir ainvitarlos. Hasta un muchachito como era

El obispo me confióuna asignación y me ayudó a ver lobueno que es prestarservicio en la Iglesia,hacer algo con eltestimonio.

P O R E L É L D E R U L I S S E S S O A R E SDe los Setenta

Nací en Brasil, de una buena familiacompuesta por cuatro varones ybuenos padres. Cuando nací, mis

padres no eran miembros de la Iglesia, perose convirtieron siendo yo pequeño y fui bautizado y confirmado al cumplir los ochoaños.

Al cumplir los doce años, el obispo me llamó para entrevistarme. En esa reunión meexplicó lo que es el Sacerdocio Aarónico ycuáles serían mis responsabilidades al poseer-lo. Me apartaron como presidente del quó-rum de diáconos, pero era el único miembroactivo del quórum. En aquella época, mi ex-celente obispo me enseñó una lección im-portante sobre el servicio en la Iglesia.

Una sencilla invitación

Un domingo, estábamos en la capilla parala reunión del sacerdocio y él se dirigió a míy me preguntó: “¿Dónde están los otros mu-chachos? ¿Dónde están los diáconos de tuquórum?”

UN LLAMADO APROGRESAR

ILU

STRA

CIO

NES

PO

R D

OU

G F

AKKE

L.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 29

yo, sin experiencia en el sacerdocio, puedehacer mucho para contribuir al progreso delreino.

Esa experiencia como presidente del quó-rum de diáconos me ayudó mucho. Aquélera un obispo muy sabio y con visión para elfuturo; me confió la asignación porque sabíaque yo era un muchachito que necesitaba ca-pacitación y decidió ser él mismo el entrena-dor; para ello, dedicó tiempo a ayudarme yapoyarme acompañándome en las visitas. Deese modo, me hizo comprender lo buenoque es prestar servicio en la Iglesia, hacer al-go con el testimonio. Fue maravilloso y esta-ré eternamente agradecido por él.

Una lección sobre el testimonio

Cuando tenía casi dieciséis años, el mis-mo obispo me dio la asignación temporariade sustituir a un maestro de jóvenes en laEscuela Dominical. En el momento en queme extendió el llamamiento, me quedéasustado y nervioso pensando que no sabía

30

Cuando estabapor cumplirlos dieciséis

años, el obispo mellamó para que ense-ñara en la EscuelaDominical; me quedéasustado y nervioso,pero al preparar lalección, me arrodilléy oré. El domingo pu-de asegurar a los dela clase que el PadreCelestial contestaríasus oraciones si ora-ban con fe.

bastante para ser maestro. “¿Cómo voy a ser maestro de esa clase?”, pensé. “Es como un ciego guiando a otrociego”.

Recuerdo que en una de las lecciones tenía que hablarsobre el testimonio de Jesucristo; estábamos estudiandoen el Libro de Mormón la forma de obtener un testimoniodel Evangelio. De corazón, sabía que esta Iglesia es verda-dera y que Jesús es el Cristo, pero nunca había orado encuanto a esas cosas. Pensé: “¿Cómo voy a enseñar a esosjovencitos que deben orar y recibir la respuesta cuando yo nunca he orado para recibirla?”

Desde que nací, se me había enseñado sobre la fe enJesucristo. Y cuando llegué a ser miembro bautizado de laIglesia, siempre tuve en el corazón ese sentimiento cálidohacia Jesucristo, hacia mi Padre Celestial y hacia la Iglesia.Nunca me preocupó la idea de si ésta sería la Iglesia verda-dera de Jesucristo; nunca había orado al respecto porqueese sentimiento de convicción era muy fuerte, pero al pre-parar la clase esa semana, resolví que debía orar para reci-bir la confirmación de la veracidad del Evangelio.

Me arrodillé en mi cuarto con la determinación de orarcon todas mis fuerzas para confirmar en mi corazón queésta es la verdadera Iglesia de Jesucristo. No esperaba nin-guna manifestación grandiosa ni un ángel ni nada por elestilo. En realidad, no sabía qué esperar como respuesta.

Al arrodillarme y preguntar al Señor si el Evangelio esverdadero, recibí en el corazón un sentimiento muy dulce,una voz apacible que me confirmó que es la verdad y quedebía continuar siendo fiel. Era tan fuerte que jamás po-dría haber dicho que no lo sabía; no podía dejar de ladoaquella respuesta. Aun cuando se trataba de una voz apaci-ble, tuve en el corazón un sentimiento muy fuerte.

Me pasé todo el día tan feliz que no podía pensar en na-da malo. Si mis compañeros de la escuela decían algo feo,no los escuchaba. Era como estar en el cielo contemplan-do aquella hermosa impresión que se había grabado en elcorazón.

El domingo, al ponerme al frente de la clase de jovenci-tos, pude compartir con ellos mi testimonio y asegurarlesque el Padre Celestial contestaría sus oraciones si teníanfe. Les leí Santiago 1:5, que es el pasaje de las Escriturasque leyó José Smith con respecto a pedir sabiduría a Dios.

Pero el versículo siguiente dice que es necesario pedir confe, “porque el que duda es semejante a la onda del mar,que es arrastrada por el viento y echada de una parte aotra” (Santiago 1:6). También dice que una persona nopuede esperar recibir una respuesta si ora con dudas en elcorazón. Entonces me dije, y lo expresé a mi pequeña cla-se, que debemos pedir con verdadera fe, esperando la res-puesta, y el Señor nos contestará.

Desde aquel momento mi testimonio me ha dado laconvicción que necesitaba para tomar buenas decisiones,sobre todo en situaciones en las que enfrentaba desafíos.Todos nosotros los enfrentamos al seguir las normas delEvangelio, particularmente aquellos que, como yo, son elúnico alumno de la escuela miembro de la Iglesia. Pero eltestimonio me hacía recordar que, aun cuando mis amigosme empujaban a hacer cosas malas, en lo profundo de mi corazón sabía que seguía el verdadero evangelio deJesucristo. Y después de aquella experiencia, nunca habríapodido rechazar ese testimonio.

Aquel día fue el motivo de que hubiera un gran cam-bio en mi vida. Después del suceso, continué preparán-dome para la misión con la ayuda de mi extraordinarioobispo y de mi familia. Cumplí la misión y, al regresar,asistí a la universidad para obtener un título; después me casé y comencé una familia. Y todo eso sucedió gra-cias a aquella oración que ofrecí cuando no tenía másque dieciséis años.

Toda una vida de progreso

Como ya dije, siempre supe que el Evangelio era verda-dero, pero me faltaba pedir la confirmación al Señor y luegocompartir la experiencia con otras personas. Eso tambiénme ayudó durante la misión, porque cuando animaba a lagente a orar, podía relatar lo que me había sucedido y ex-plicar que yo mismo lo había hecho; y les testificaba que,si oraban con fe, obtendrían la respuesta.

Recibí grandes bendiciones porque se me dio la opor-tunidad de aprender, de prestar servicio y de progresarpor medio de llamamientos y asignaciones en la Iglesia.Ruego que cuando a ustedes se les presenten esas oportu-nidades, las aprovechen, porque pueden hacer que ocurraun cambio fundamental en su vida. ■

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 31

El hondero ponía ambos extremos de la honda en la mano con que

tiraba, enlazando a veces uno de los extremos alrededor de los dedos y sos-

teniendo el otro entre el pulgar y el índice. Por lo general, el hondero no la

hacía girar varias veces en el aire sino que le daba un solo giro y con un

fuerte movimiento del brazo (por encima o por debajo del hombro) dejaba

libre el extremo que tenía entre el pulgar y el índice para

soltar la piedra.

“Jehová te entregará

hoy en mi mano… y

toda la tierra sabrá

que hay Dios en Israel”

(1 Samuel 17:46).

CÓMO VENCER A

LOS GOLIATS

Las hondas antiguasse hacían generalmente con

una banda larga de lana o lino

trenzado y tenían una especie

de bolsa en el medio para colo-

car la piedra. Cuanto más larga

fuera la honda, mayor era el ra-

dio que alcanzaba. Las más

largas pueden tirar una piedra a

más de 250 metros de distan-

cia y a una velocidad de entre

100 y 160 kilómetros por hora.

Los honderos preferían las piedras redondeadas

y algo pesadas, porque así es

más probable que el tiro sea

más directo. Las que se utiliza-

ban con la honda tenían unos

5 cm de diámetro (más o me-

nos el tamaño de una pelota

de golf).

Probablemente,

David no tendría más

de dieciséis años cuan-

do luchó con Goliat, y

las Escrituras lo descri-

ben como rubio, o sea,

de pelo claro y mejillas

sonrosadas (de aspec-

to juvenil).

David

Goliat, poco menos de 3 metros

Tablero de básquetbol, 3 metros

Un león y un oso habían atacado los

rebaños del padre de David y éste los ahu-

yentó, lo cual le dio confianza para pelear

con Goliat.

FOTOGRAFÍA DE UNA HONDA POR CRAIG DIMOND.ILUSTRACIONES POR GREG NEWBOLD. ANIMALES © GETTY IMAGES. MAPA © MOUNTAIN HIGH MAPS.

El asta de lalanza de Goliatera “como un rodillo

de telar” —y pesaría

alrededor de 9 kilos;

y el hierro de su lanza

pesaba “seiscientos

siclos de hierro”—

aproximadamente

de 7 a 11 kilos.

Los filisteos eran probablemente origina-

rios de la región que rodea el mar Egeo. Goliat

puede haber descendido de una raza de gente

muy alta, que parecían “gigantes” (véase

Deuteronomio 2:10–11; Josué 11:22).

Todos tenemos que enfrentar

Goliats a lo largo de la vida:

pruebas, desafíos, tentacio-

nes que parecen demasiado

grandes para vencer; pero, co-

mo David, podemos vencerlas

si confiamos en Dios y hacemos

la parte que nos toque. El presi-

dente Gordon B. Hinckley

(1910–2008) enseñó lo siguien-

te: “Cuando la tentación les

salga al paso, nombren al jac-

tancioso y engañoso gigante

“¡Goliat!” y hagan con él lo que

hizo David con el filisteo de

Gat” (“Venzamos a los Goliat

de nuestra vida”, Liahona,

febrero de 2002, pág. 5).

Al leer el capítulo 17 de

1 Samuel, ¿qué aprenden de

la batalla de David y Goliat?

¿Por qué la confianza que

David tenía en Dios le sirvió

de ayuda? ¿Por qué estaba

preparado para esa batalla?

¿Qué impacto puede tener un

adolescente en la edificación

del reino del Señor?

A continuación, hay

algunos detalles para

complementar su estudio

de esa historia

extraordinaria. El casco de bronce de Goliat estaría

probablemente hecho de bronce, cobre o hierro,

y puede haber estado ajustado a una pieza que

se cree que protegía la espalda y el cuello.

La cota de mallade Goliat pesaba

“cinco mil siclos de

bronce”, que podía ser

un peso de entre 57 y

90 kilos.

M A R M E D I T E R R ÁN E O

MAR

EG EOGrecia

Turquía

IsraelJordania

Líbano

EgiptoLibia

Siria

34

P O R E L É L D E R A L E X A N D E R B . M O R R I S O NMiembro de los Setenta de 1987 a 2000

Los relatos de la vida y las enseñanzasde Jesús que aparecen en las Escriturasestán repletos de referencias a Su po-

der incomparable para sanar todo tipo deaflicciones. En los Evangelios se registran másde veinte oportunidades en las que Él sanóenfermos, desde el hijo delnoble en Capernaum(véase Juan 4:46–53)hasta la oreja,

después de cortada, que le restauró a Malco,el siervo del sumo sacerdote (véase Lucas22:50–51; Juan 18:10).

Los poderes curativos de Cristo se exten-dían más allá de sanar a los que tenían enfer-medades físicas hasta “toda dolencia en elpueblo” (Mateo 4:23, cursiva agregada; véasetambién Mosíah 3:5; 3 Nefi 17:5–10). Con Suinfinita compasión, Jesús no sólo sanaba alos que tenían males físicos sino también aotros cuyas enfermedades eran mentales oemocionales.

Esas curaciones son un elemento integralde la expiación de Jesucristo, que es un he-cho tan potente, tan inclusivo en su alcance yextensión, que no paga solamente el precio

del pecado sino que también sana todaaflicción del ser mortal. Aquel que

anduvo sufriendo dolores y tribu-laciones de todas clases a fin desaber perfectamente cómo so-correr a Su pueblo (véase

Alma 7:11–12), que tomósobre Sí la incomprensiblecarga de los pecados de

todos los que pertenecena la familia de Adán (véase

2 Nefi 9:21), de manera simi-lar extiende Su poder sana-

dor a todos, sea cual sea la causa de su aflicción.

“…por su llaga fuimosnosotros curados”

(Isaías 53:5).

El elemento espiritual de las curaciones

El don divino desanar está adaptadoa las necesidadesparticulares de losque lo reciben porAquel que los conocemejor porque losama más.

EL ESTANQUE DE BETESDA,POR CARL HEINRICH BLOCH, CORTESÍA

DEL MUSEO DE ARTE DE LA UNIVERSIDADBRIGHAM YOUNG.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 35

La función del sacerdocio

Por medio de Su poder divino, el Salvadorpodía sanar a todos, pero los hombres queejercen la autoridad del santo Sacerdocio deMelquisedec están sujetos a Su voluntad. Aveces, cuando la voluntad de Dios es otra, nopueden sanar a aquellos a quienes bendicen.Por ejemplo, el apóstol Pablo “tres veces” ro-gó “al Señor” para que le quitara el “aguijónen [la] carne” que lo atormentaba y que no sabemos cuál era (2 Corintios 12:7–8).Pero el Señor no quiso hacerlo, diciéndole:“…Bástate mi gracia; porque mi poder se per-fecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9).Pablo comprendía mejor que muchas otraspersonas que la tribulación y el sufrimientoson partes necesarias e inevitables de la vida.

El presidente Spencer W. Kimball(1895–1985) entendía la sabiduría que hay enlas limitaciones que se imponen en el poder

sanador de los que po-seen el sacerdocio, y

dijo al respecto: “Elpoder del sacerdocio

es ilimitado, pero, sa-biamente, Dios ha dado

a cada uno de nosotrosciertas limitaciones…estoy agradecido por-que, aun por mediodel sacerdocio, nopuedo sanar a todoslos enfermos. Tal vezsanara a personas aquienes les hubierallegado el momento

de morir… Me temoque de ese modofrustraría los propósi-tos de Dios”1.

Hace muchosaños, cuando era eljoven e inexpertopresidente de una

rama, uno de nuestros miembros me pidióque participara en darle una bendición de salud a su esposa, que estaba gravemente enferma. Era obvio que esperaba que la ben-dijera con una recuperación completa, y cier-tamente ésa era mi intención; tanto él comola esposa eran pilares muy importantes denuestra pequeña rama en desarrollo.

En la forma debida, él ungió a la esposa enla cabeza con el aceite consagrado, y yo pro-cedí a sellar la unción (véase Santiago 5:14).Para mi gran asombro, me encontré diciendopalabras que no tenía pensado decir: la mujerestaba “señalad[a] para morir” (D. y C. 42:48)y no se iba a recuperar de la enfermedad sinoque iba a partir de nuestro lado serenamente,acunada en los amorosos brazos del Señor.

La hermana murió al día siguiente y yopresidí en su funeral, como hombre contrista-do pero más sabio. Había aprendido una granlección: cuando bendecimos a los enfermos,nuestro lema debe ser “no se haga mi volun-tad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

El don divino de sanar, por lo tanto, semanifiesta de diversas maneras, y está adap-tado a las necesidades particulares de losque lo reciben por Aquel que los conoce me-jor porque los ama más. El poder sanador de Cristo puede proporcionar un alivio per-manente corrigiendo el funcionamientoanormal de una o más partes del cuerpo y levantando la pesada carga de un corazónabrumado, pero es posible que la paz, el des-canso y el alivio del sufrimiento que tan fer-vientemente anhelan aquellos cuyas cargasles parecen insoportables provengan no dehaber sanado en el sentido científico, sinodel don de mayor fortaleza, comprensión,paciencia y compasión, lo que capacita a losafligidos para sobrellevar sus cargas. ComoAlma y sus hermanos, tal vez puedan enton-ces “soportar sus cargas con facilidad” y so-meterse “alegre y pacientemente a toda lavoluntad del Señor” (Mosíah 24:15).

La fe de partedel recipientees el grandioso

requisito parasanar. Sin ella nopuede ocurrir elmilagro de lacuración.

La función de la medicina

No debemos limitarnos a creer que a todos los que su-fren una enfermedad, sea cual sea la causa, les basta úni-camente con recibir una bendición del sacerdocio paraaliviarlos, tal vez en forma permanente. Soy un gran de-fensor y promotor de las bendiciones del sacerdocio. Pormuchas experiencias personales, sé que Jesucristo, y sóloÉl, tiene en Su poder el preciado “bálsamo [de] Galaad”(Jeremías 8:22) que se necesita para sanar completamen-te; pero sé también que Dios nos ha dado conocimientosmaravillosos que pueden ser de valor inestimable cuandose trata de sufrimiento, y creo que debemos aprovechartoda ventaja de esos elementos que Él ha puesto a nues-tro alcance.

Algunas personas enfermas, que hayan recibido unabendición del sacerdocio y hayan orado fervientementepara que se les alivie la carga, quizás piensen que el recu-rrir a atención profesional por su aflicción puede signifi-car una falta lamentable de fe; es posible que hastadejen de tomar medicamentos recetados pensandoerróneamente que, por su fe, no los necesitan. Esa ma-nera de pensar es sencillamente equivocada. El hechode recibir consejo profesional y seguirlo y el ejercicio si-multáneo de la fe no son conflictivos. En realidad, el ejerci-cio de la fe quizás exija que se siga el consejo de losprofesionales expertos en la salud.

Los profesionales médicos prudentes —cual-quiera sea su capacitación académica o la ra-ma de medicina o psicología a la que sedediquen— están cada vez más al tanto deque la espiritualidad es un elemento impor-tante de sus recursos terapéuticos. Apenasuna década atrás, sólo unas cuantas faculta-des de medicina de los Estados Unidosofrecían cursos en cuanto a la relación queexiste entre la espiritualidad y la recupe-ración de la salud, pero ahora más de la

mitad los tienen. Particularmente en los pacientes religiososdevotos, la evidencia ha comenzado a demostrar que losmétodos espirituales en la psicoterapia de depresión, porejemplo, pueden ser tan eficaces como los exclusivamenteseculares. Cada vez más médicos y psicoterapeutas empleanesos métodos y tratamientos para tratar a pacientes con en-fermedades que son a la vez físicas y mentales.

La función de la fe

La fe por parte del recipiente es el grandioso requisitopara sanar (véase 2 Nefi 26:13; Mosíah 8:18; D. y C. 35:9).La fe —“la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1)— es un don del Espírituque se otorga como recompensa por la rectitud (véase 1 Corintios 12:9; D. y C. 46:19–20). Sin ella no puede ocu-rrir el milagro de la curación. “Porque si no hay fe entre loshijos de los hombres, Dios no puede hacer ningún milagroentre ellos; por tanto, no se mostró sino hasta después de

su fe” (Éter 12:12).El sanar completamente, que

incluye el elemento espiritualal que nos hemos referido,

también exige que com-prendamos nuestra natu-

raleza como hijos de Diosy nuestra relación conÉl. Las Escrituras nosenseñan, y los profetasactuales lo confirman,

que los seres mortalesson a la vez cuerpo y es-

píritu —aquél corrup-tible y éste

ILU

STRA

CIO

NES

FO

TOG

RÁFI

CAS

PO

R D

AVID

STO

KER.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 37

eterno—, y que la combinación de ambosforma un alma viviente. El gran plan de felici-dad del Padre nos enseña que el cuerpo y elespíritu separados por la muerte que sobre-viene a todos los mortales volverán a reunirseen el debido tiempo de Dios, “y todos loshombres se torna[rán] incorruptibles e in-mortales; y [serán] almas vivientes, teniendoun conocimiento perfecto” (2 Nefi 9:13; véa-se también Alma 11:42–45).

La fe en nuestro amoroso Padre Celestial yen Su Hijo, nuestro Salvador —junto con lacomprensión de que literalmente somos hijosde Dios y tenemos la oportunidad divina deesforzarnos por llegar a ser como Él y el cono-cimiento de que Su amor por nosotros es eter-no e inalterable—, todo ello nos brinda paz,una paz que persiste aun cuando los aspectosmédicos, psicológicos o sociales de la enfer-medad —sea su origen físico o mental— per-manezcan como un “aguijón en la carne”.

La función del sufrimiento

Creo que nuestra fortaleza espiritual cre-ce en proporción directa con el grado hastael cual se ponga a prueba nuestra alma; pero

no debemos buscar el sufrimiento ni gloriar-nos en la tribulación. El sufrimiento no tienevalor en sí mismo, y puede herir y amargarel alma tan ciertamente como fortalecerla y purificarla. Algunas personas se vuelvenmás fuertes con la tribulación, mientras queotras se dejan abrumar y devastar. Como loseñaló sabiamente la escritora Anne MorrowLindbergh: “Si el sufrimiento de por sí ense-ñara, todo el mundo sería erudito, porquetodos sufrimos”2. Si vamos a tener “partici-pación de [los] padecimientos” de Cristo(Filipenses 3:10), debemos pagar el preciode luchar con todo el corazón por conocerloy emularlo. Ese precio puede muy bien in-cluir el sufrimiento, pero a éste debemosagregar compasión, empatía, paciencia, hu-mildad y disposición a someter nuestra vo-luntad a la de Dios.

Las asombrosas manifestaciones del amorde Cristo por todos brindan esperanza y alien-to a los que sufren aflicciones de todo tipo. Suamor es constante y nunca falla. Tal como lotestificó Pablo:

“¿Quién nos separará del amor de Cristo?…“Por lo cual estoy seguro de que ni la

muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados,ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,

“Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otracosa creada nos podrá separar del amor de

Dios, que es en Cristo Jesús Señor nues-tro” (Romanos 8:35, 38–39).

Con Su amor y compasión infini-tos, Jesús conoce nuestras pruebas y

aflicciones, porque Él “se acuerdade todo pueblo, sea cual fuere latierra en que se hallaren; sí, él tie-

ne contado a su pueblo, y sus en-trañas de misericordia cubren toda

la tierra” (Alma 26:37). ■

NOTAS1. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer

W. Kimball, 2007, pág.18.2. “Lindbergh Nightmare” [“La pesadilla de los

Lindbergh], Time, 5 de febrero de 1973, pág. 35.

38

Las asombrosasmanifestacio-nes del amor

de Cristo por todosbrindan esperanza y aliento a los quesufren aflicciones detodo tipo. Su amores constante y nuncafalla.

Experimentar un CAMBIO EN EL CORAZÓN

P O R E L É L D E R K E I T H K . H I L B I GDe los Setenta

Hace unos años me encontraba en unaconferencia de zona para misionerosen Europa oriental. Un joven élder se

puso de pie delante de sus compañeros ycompartió una experiencia que le cambió lavida. Su compañero y él habían encontrado yenseñado a un hombre de mediana edad lla-mado Iván (el nombre se ha cambiado) enuna ciudad remota. Este investigador habíatenido una vida difícil, como demostraba suropa desgastada, su barba desgreñada y su

Ustedes y yo podemosllegar a ser benefi-ciarios de un potentecambio en el cora-zón y un renacimien-to espiritual, y deeste modo cosecharlas bendiciones prometidas de paz,amor, gozo verdade-ro y una disposicióna hacer el bien continuamente.

actitud insegura. Había pasado por experien-cias duras y penosas.

Iván no había recibido ninguna educaciónreligiosa y tenía muchas cosas que superar.Debía dejar atrás las costumbres que no esta-ban en armonía con el Evangelio restaurado;tenía que aceptar y poner en práctica nuevosprincipios. Quería aprender y se preparó dili-gentemente para su bautismo y confirmación.Su ropa desgastada y su barba desgreñada nohabían cambiado, pero había dado los prime-ros pasos. Poco después del bautismo deIván, aquel misionero fue trasladado y tenía

L E C C I O N E S D E L

L I B R O D E M O R M Ó N

ILU

STRA

CIÓ

N F

OTO

GRÁ

FIC

A PO

R C

HRI

STIN

A SM

ITH

.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 39

la esperanza de poder ver a Iván de nuevo algún día.

Seis meses más tarde, el presidente de mi-sión volvió a asignar al joven élder a su anti-gua rama. Con cierta sorpresa, pero ansiosopor volver, el primer domingo, ese élder lle-gó temprano a la reunión sacramental con su nuevo compañero. Los miembros estabancontentos de que estuviera de nuevo conellos y se apresuraron a saludarle calurosa-mente con una gran sonrisa.

El élder reconoció a casi todas las perso-nas de aquella pequeña congregación. Noobstante, entre los rostros buscó en vano aaquel hombre que su compañero y él ha-bían enseñado y bautizado hacía seis meses.Entonces le surgieron sentimientos de de-cepción y tristeza. ¿Acaso Iván había vuelto a sus costumbres perniciosas? ¿No había

honrado su convenio bautismal? ¿Había per-dido las bendiciones que se le prometieronal arrepentirse?

Los temores y las reflexiones del élderquedaron interrumpidos por la llegada de unhombre desconocido que se dirigía corrien-do hacia él para abrazarle. Aquel hombre ibaafeitado y tenía una sonrisa llena de confian-za, y su semblante irradiaba una bondad evi-dente. Llevaba camisa blanca y una corbatacon el nudo hecho con esmero, y se disponíaa preparar la Santa Cena para aquella peque-ña reunión matinal del día de reposo. El él-der no lo reconoció sino hasta que empezó a hablar. ¡Era el nuevo Iván, no el antiguo aquien habían enseñado y bautizado! Veía ensu amigo la personificación del milagro de lafe, del arrepentimiento y del perdón; vio larealidad de la Expiación.

A lma, hijo,experimentópersonalmente

la transformación deser enemigo de Dios al convertirse en una nueva criatura,un ser que se habíaconvertido y por tantoestaba comprometidoa edificar el reino.

40

LA C

ON

VERS

IÓN

DE

ALM

A,PO

R G

ARY

L. K

APP.

BRIG

HAM

YO

UN

G,P

OR

JOH

N W

ILLA

RD C

LAW

SON

.

El misionero explicó a sus compañeros en laconferencia de zona que Iván había cambiado y progresado en todos los aspectos durante losmeses en que él había estado ausente de la ra-ma. Había abrazado el Evangelio, y lo irradiaba;había experimentado un “cambio en el cora-zón” (Alma 5:26) suficiente para bautizarse asícomo para seguir adelante con firmeza en elproceso de la conversión. Estaba preparándosepara el sacerdocio mayor y las ordenanzas deltemplo. Ciertamente, había pasado por la ex-periencia de “nacer de nuevo” (Alma 7:14).

A la conclusión de su mensaje, se preguntóa sí mismo en voz alta: “Hasta qué punto he ex-perimentado un ‘cambio en el corazón’ duran-te los últimos seis meses?”. Y prosiguió con elanálisis de sí mismo, preguntando: “¿He ‘naci-do de nuevo’?”. Son dos preguntas profundas que cadauno de nosotros debería hacerse continuamente.

Con el paso de los años, he reflexionado sobre las palabras de aquel joven misionero y los actos de Iván. He meditado en el “gran cambio” (Alma 5:12) en nues-tros corazones y en el nacer “espiritualmente de Dios”(Alma 5:14) y su función en el proceso de aceptar elEvangelio restaurado. He llegado a la conclusión de queson claramente una parte importante de la doctrina delSeñor, y no experiencias que acontecen una sola vez du-rante la vida terrenal. Se trata de oportunidades constan-tes, destinadas a profundizar el proceso de la conversióny del refinamiento personal individual. Nos preparan mása fondo para la vida eterna.

Desafíos del renacimiento espiritual

Los desafíos de nacer de nuevo y de experimentar ungran cambio en el corazón son retos que todos debemosafrontar. Algunos cristianos creen que se nace de nuevosimplemente reconociendo a Cristo como el Salvador delmundo, independientemente del comportamiento perso-nal en el pasado o en el futuro. Algunos aseguran que elsimple reconocimiento de la misión de Cristo, en combi-nación con la simple expresión de creencia en Cristo, serásuficiente para regresar algún día a la presencia del Padre y del Hijo. Por bien intencionada que parezca esa postura,no es correcta.

El Nuevo Testamento hace numerosas refe-rencias al concepto de nacer de nuevo; pero,en la traducción que tenemos, no siempre seexplica exactamente cómo se logra. Por ejem-plo, el Salvador (véase Juan 3:5–7), Juan elBautista (véase Mateo 3:11) y Pablo (véaseRomanos 6:2–6; 2 Corintios 5:17; Gálatas 4:29;Efesios 4:24) proclaman este principio, perono aclaran su significado.

En cambio, el Libro de Mormón es una ma-ravillosa fuente a la que se puede recurrir paracomprender mejor el proceso de experimentarun potente cambio en el corazón y de nacer denuevo. Sus profetas aportan una declaracióndoctrinal más completa en cuanto al proceso.Alma, hijo, exploró a fondo ambas expresionese hizo las siguientes tres preguntas a los miem-

bros de la Iglesia: “Y ahora os pregunto, hermanos míos dela iglesia: ¿Habéis nacido espiritualmente de Dios? ¿Habéisrecibido su imagen en vuestros rostros? ¿Habéis experimen-tado este gran cambio en vuestros corazones?” (Alma 5:14).

Gracias a los libros canónicos, sabemos que el bautis-mo por inmersión nos permite llegar a ser miembros de la Iglesia, pero esa ordenanza en sí no constituye el renaci-miento espiritual que nos permite regresar a la presenciadel Padre Celestial. Del mismo modo, cuando se nos confir-ma después del bautismo, tenemos derecho a la compañíaconstante del Espíritu Santo. No obstante, sólo cuando noshemos arrepentido verdaderamente —y por consiguienterecibimos en realidad el Espíritu Santo—, podemos sersantificados y así nacer de nuevo espiritualmente. Por lotanto, las penetrantes preguntas de Alma son válidas paracada uno de nosotros repetidamente a lo largo de la vida.

El presidente Brigham Young (1801–1877) predicó el“nuevo nacimiento” de la siguiente manera: “El nacimientodel Espíritu mientras vivimos en la carne es algo que exis-te. Y cuando comprendamos más perfectamente nuestrapropia organización independiente, la cual Dios nos ha da-do, y el mundo de los espíritus y los principios y poderesque actúan en ese organismo, aprenderemos que una per-sona puede consagrarse tan completa y exclusivamente alEspíritu de verdad y a Dios, y ser envuelto en tal medidapor ese Espíritu, que se puede considerar, con buen crite-rio, un nuevo nacimiento”1.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 41

El presidente

Brigham Young ense-

ñó que el “nuevo

nacimiento” descri-

be a las personas

que están consagra-

das “completa y

exclusivamente al

Espíritu de verdad

y a Dios”.

POR

GAR

Y L.

KAP

P.

El rey Benjamín, en su conmovedor discur-so a su pueblo, les aconsejó respecto a la manera de vivir los principios del Evangelio(véase Mosíah 2–4). Después, con intrepidez,les preguntó si creían en sus palabras. Su con-movedora respuesta constituye un potenteejemplo: “Y todos clamaron a una voz, dicien-do: Sí, creemos todas las palabras que nos hashablado; y además, sabemos de su certeza yverdad por el Espíritu del Señor Omnipotente,el cual ha efectuado un potente cambio en no-sotros, o sea, en nuestros corazones, por loque ya no tenemos más disposición a obrarmal, sino a hacer lo bueno continuamente”(Mosíah 5:2).

También dijeron: “Y estamos dispuestos aconcertar un convenio con nuestro Dios dehacer su voluntad y ser obedientes a sus man-damientos en todas las cosas que él nos man-de, todo el resto de nuestros días” (Mosíah5:5; cursiva agregada).

El rey Benjamín les explicó entonces lo que había suce-dido y los resultados de ello, y sus palabras nos dan unaexcelente definición del nacer de nuevo:

“…Habéis declarado las palabras que yo deseaba; y elconvenio que habéis hecho es un convenio justo.

“Ahora pues, a causa del convenio que habéis hecho, se-réis llamados progenie de Cristo, hijos e hijas de él, porquehe aquí, hoy él os ha engendrado espiritualmente; pues de-cís que vuestros corazones han cambiado por medio de lafe en su nombre; por tanto, habéis nacido de él y habéis lle-gado a ser sus hijos y sus hijas” (Mosíah 5:6–7).

Esos seguidores del rey Benjamín ciertamente habían ex-perimentado un cambio en el corazón tan intenso que ya notenían más deseos de hacer el mal; además, habían sido en-gendrados espiritualmente, o sea, habían nacido de nuevo.

Recuerden que nacer de nuevo no elimina los recuer-dos que tengamos de pecados anteriores, pero sí propor-ciona una conciencia tranquila y alivia el dolor de latransgresión (véase Mosíah 27:29; Alma 36:19).

Las bendiciones del nacer de nuevo

El élder Bruce R. McConkie (1915–1985), que fue miem-bro del Quórum de los Doce Apóstoles, nos recuerda que

“estos miembros de la Iglesia que en efectohan nacido de nuevo se encuentran en un estado bendito y favorecido. Han alcanzadosu posición no por el simple hecho de unirsea la Iglesia, sino mediante la fe (1 Juan 5:1), la rectitud (1 Juan 2:29), el amor (1 Juan 4:7)y el haber vencido al mundo (1 Juan 5:4)”2.

Alma, hijo, experimentó personalmente la transformación de ser enemigo de Dios alconvertirse en una nueva criatura, un ser quese había convertido y por tanto estaba com-prometido a edificar el reino:

“porque, dijo él, me he arrepentido de mispecados, y el Señor me ha redimido; he aquí,he nacido del Espíritu.

“Y el Señor me dijo: No te maravilles deque todo el género humano, sí, hombres ymujeres, toda nación, tribu, lengua y pue-

blo, deban nacer otra vez; sí, nacer de Dios,ser cambiados de su estado carnal y caído, a

un estado de rectitud, siendo redimidos por Dios, convir-tiéndose en sus hijos e hijas;

“Y así llegan a ser nuevas criaturas; y a menos que ha-gan esto, de ningún modo pueden heredar el reino deDios” (Mosíah 27:24–26; cursiva agregada).

Teniendo en cuenta que todo el mundo debe nacer denuevo y experimentar un cambio en el corazón, no tieneimportancia si pertenecemos a la Iglesia desde que naci-mos o nos convertimos más adelante siendo jóvenes oadultos. En algún momento, todos debemos experimentarese cambio en el corazón y ese renacimiento del Espíritu a medida que avanzamos en el proceso de conversión. Elproceso del renacimiento y el cambio en el corazón tieneun carácter incluyente, accesible a todas las naciones y,por ende, a toda persona.

Las Escrituras contienen relatos de personas que nacie-ron de nuevo de una manera notable, como Pablo (véaseHechos 9:1–20) y Alma, hijo (véase Mosíah 27:8–37). Noobstante, para la mayoría de las personas en tiempos bíbli-cos y del Libro de Mormón, así como en nuestros días, esecambio en el corazón no es un acontecimiento aislado, si-no un proceso privado y gradual.

El élder McConkie, en un mensaje pronunciado duran-te una conferencia de la Estaca 1 Universidad Brigham

42

“Estos miembros de

la Iglesia que en

efecto han nacido de

nuevo”, dijo el élder

Bruce R. McConkie,

“han alcanzado su

posición no por el

simple hecho de

unirse a la Iglesia,

sino mediante la fe,

la rectitud, el amor y

el haber vencido al

mundo”.

Young, expresó estas palabras de ánimo yconsuelo: “Para la mayoría de las personas,la conversión [el renacimiento espiritual y la consiguiente remisión de los pecados] es un proceso; y se desarrolla paso a paso,grado por grado, nivel por nivel, de un esta-do inferior a uno superior, de gracia en gra-cia, hasta el momento en que la personaesté completamente dedicada a la causa dela rectitud. Ahora bien, eso significa que lapersona supera un pecado hoy y otro peca-do mañana. Perfecciona su vida en un as-pecto ahora y en otro más adelante. Y elproceso de la conversión continúa hastaque esté terminado, hasta que lleguemos a ser, literalmente, como dice en el Libro de Mormón, santos de Dios más bien quehombres naturales”3.

No importa si nuestro nacimiento espiri-tual es repentino o, lo que es más frecuente,gradual. Si bien el proceso puede variar, losresultados serán similares. No hay diferencia

en la calidad de la conversión. Para cadapersona, el experimentar un potente cam-bio en el corazón se manifiesta con senti-mientos de gozo y amor, los cuales eliminanel antiguo dolor de la desobediencia (véaseAlma 36:20–21). ¡Qué bondadoso es nuestroPadre Celestial! ¡Qué alcance tan grande tie-ne la expiación de Su Hijo!

Si nos apegamos a estas doctrinas verda-deras, al igual que sucedió con el misioneroen Europa oriental y su investigador, ustedesy yo podemos llegar a ser beneficiarios deun cambio en el corazón y un renacimientoespiritual, y de este modo cosechar las ben-diciones prometidas de paz, amor, gozo ver-dadero y una disposición a hacer el biencontinuamente. ■

NOTAS1. Deseret News, 2 de mayo de 1860, pág. 68.2. Mormon Doctrine, 2nd ed., 1966, pág. 101; véase

también Joseph Smith Translation, 1 John 3:9.3. Be Ye Converted, Brigham Young University Speeches

of the Year, 11 de febrero de 1968, pág. 12.

Somos “engendra-do[s] espiritual-mente” de

Cristo, según enseñó el rey Benjamín, cuan-do nuestros “corazoneshan cambiado por medio de la fe en sunombre”.

EL R

EY B

ENJA

MÍN

PRE

DIC

A A

LOS

NEF

ITAS

, PO

R G

ARY

L. K

APP.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 43

Hace poco, mi esposo y yo cenamos conunos amigos. La con-

versación derivó hacia el temade la religión, y un amigo queera miembro menos activo de la Iglesia empezó a decirme las

razones por las que la Iglesia noera verdadera.

Durante su explicación, se mos-tró firme, hostil y furioso. Yo perma-

necí todo el rato sentada escuchando.Al principio tuve ganas de llorar, perodespués me enfadé y quise encarar-me con él. No obstante, la voz apaci-

ble y delicada me dijo quepermaneciera en silencio.

Los insultos de nuestroamigo no terminaron sino

hasta que terminamos la cena y pagamos la

cuenta. Entonces se detuvo, como

si estuviera

esperando mi reacción. Me quedésentada un momento mientras orabaen silencio. Después, con una vozsuave, le dije tranquilamente: “¿Sabeslo que me gusta más de ir a la iglesialos domingos? La Santa Cena. Me dala oportunidad de inclinar la cabezacon calma y orar al Padre Celestial. Lecuento todas las cosas que podría ha-ber hecho de forma diferente duran-te la semana anterior y busco lamanera de mejorar”.

Después añadí: “Pienso en todas las personas para quienes procuré seruna bendición durante la semana pa-sada y le pido al Padre Celestial queme ayude a encontrar a más personaspara seguir haciéndolo durante la se-mana siguiente. Me siento agradecidapor tener tiempo todas las semanasdurante la Santa Cena para hacer eso yllegar a ser la mejor persona posible”.

Nuestro amigo me miró sin decirnada. Salimos del restaurante y cami-namos hasta el automóvil. Entoncesle pregunté si recordaba todos los libros que contenían consejos paraayudar a las personas a cambiar su vida, los cuales tenía en el estante de libros de mi casa, y dijo que sí

los recordaba. Le dije que desdeque me había unido a la Iglesia,nunca había vuelto a leer otro de

esos libros. Le dije que ahora alúnico libro al que acudo en buscade respuestas es el Libro deMormón.

Unos días más tarde me llamópara disculparse. IL

UST

RAC

ION

ES P

OR

DAN

IEL

LEW

IS.

Lo que más me gusta de la IglesiaPor Isabelle Alpert

En medio desu enfado,le dije a

nuestro amigomenos activo quelo que más megusta de ir a laIglesia es tomar laSanta Cena.

V O C E S D E L O S S A N T O S D E L O S Ú L T I M O S D Í A S

“...venid a Cristo... y [amad] a Dioscon toda vuestra alma, mente y fuer-za” (Moroni 10:32), nos aconsejaMoroni. Al procurar seguir esteconsejo, mi amor por los hijos deDios ha crecido, incluso por aque-llos que tratan de ser mis enemigos. ■

Faltaba una semanapara cobrarPor Julie C. Donaldson

Con cierta dificultad, mi espo-so y yo, con nuestros dos hijospequeños en brazos, encontra-

mos una mesa vacía en el gran come-dor de la universidad. Sacamos lossándwiches que habíamos preparadoen casa y conversamos de nuestraprecaria situación financiera.

No nos quedaba dinero y faltabauna semana para cobrar el sueldo. No queríamos pedir ayuda a nuestrospadres. Teníamos tarjetas de crédito,pero si empezábamos a utilizarlas,¿cómo podríamos dejar de hacerlodespués? Habíamos pagado el diez-mo fielmente y esperábamos que elPadre Celestial nos bendijera.

Mientras pensábamos en nuestrasposibilidades, observé a un hombreque nos sonreía a varias mesas de dis-tancia. Nuestros hijos hacen bastanteruido y tienen mucha energía, así queestoy acostumbrada a que la gente senos quede mirando. No le presté aten-ción hasta que empezó a acercarse anosotros. Colocó una hoja de papeldoblada en la mesa, le dio una palma-da en la espalda a mi esposo y le dijo

sonriendo: “Veo que tienenmuchas cosas que enfrentar”.

Después se marchó ypronto desapareció entre lamultitud. Al desdoblar el pa-pel, vimos que decía: “¡Buenasuerte! Parece que hasta aho-ra están haciendo todo muybien”, y contenía dinero, losuficiente para pasar la sema-na e incluso más.

Con lágrimas en los ojos,sentí la serena confirmación delEspíritu de que ésa era la respuesta anuestras oraciones y una bendiciónpor pagar el diezmo. En ese momen-to supe que el Padre Celestial velabade cerca por nuestra pequeña familiay que no nos abandonaría.

Guardé la nota y lahe leído muchas vecesdurante los últimosaños. Estoy segura deque esa generosa per-sona desconocida nocomprendía del todoel impacto que ten-dría su buena obra,pero para nuestra fa-milia, esa experienciafue un momento deci-

sivo, pues nos llevó a tener una ma-yor obediencia, fe y gratitud.

Un susurro del Espíritu, un des-conocido generoso dispuesto a ac-tuar y una nota alentadora hanbendecido a mi familia para toda la eternidad. ■

A quel desco-nocido sedirigió a

nosotros, colocóuna hoja de papeldoblada en lamesa y le dio unapalmada en laespalda a miesposo.

L IAHONA J U N I O D E 2 0 0 8 45

46

inquietantehombre nos alcanzara.

“Tengo una pregunta para uste-des”, gritó el hombre. El autobús llegó justo antes que él y nos preci-pitamos hacia el interior. Entoncesoí su pregunta: “¿Qué pasó con lasplanchas después de que José Smithlas tradujo?”. Me quedé con la bocaabierta. Quería saltar del autobús enmarcha, pero en vez de ello grité:“¿Dónde vive?”, y anoté deprisa sudirección.

Al día siguiente pasamos por la casa de ese hombre, que se llamabaFavio. Hacía un mes, según nos dijo,un amigo suyo le había prestado unejemplar del Libro de Mormón.

“Siempre he estado interesado en Jesucristo, pero nunca había oído

decir que existiera otro testa-mento de Su vida”, dijoFavio. “Sólo conocía la Biblia y el ministerio de Cristo en el Oriente.¡Nadie me dijo nunca que Cristo vi-no a América! Tenía muchas ganasde saber más”.

Unas semanas más tarde, Faviotuvo que devolver el libro. “No sabía dónde podría conseguir un ejemplar”, dijo. “Lo que más quería era saber si era verdadero. Me puse de rodillas y pedí ayuda al Padre Celestial. Le dije: ‘Padre, siel Libro de Mormón es verdadero,permite, por favor, que llegue a mismanos otro ejemplar para que pue-da seguir estudiándolo’”.

Un día, Favio se encontraba enuna estación de tren. De reojo, vio loque parecía ser un libro azul sobre laacera. Al acercarse, reconoció las le-tras doradas. Era la respuesta delPadre Celestial.

Semanas después de encontrar elLibro de Mormón, Favio nos vio en la parada de autobús. Para entonces

¿Dónde podríaencontrar otro Libro de Mormón?Por Curtis Kleinman

Mi compañero y yo acabába-mos de terminar de tocarpuertas en un largo día sin

éxito en Buenos Aires, Argentina.Mientras esperábamos sentados elautobús, me quedé ensimismado conpensamientos de autocompasión.Había servido en esa región durantetres meses sin ningún éxito y sentíaque le había fallado al Señor.

En ese mismo momento, observéa un hombre a la distancia que se di-rigía hacia nosotros en bicicleta dan-do gritos y haciendo señas con lamano. Con la esperanza de evitar aese hombre, que parecía estar enoja-do, nos acercamos rápidamente alautobús mientras llegaba. Estaba oscureciendo y nos encontrábamosen una zona peligrosa. Esperábamosllegar al autobús antes de que el

A l acercarse al librotirado en la acera,Favio reconoció las

letras doradas. Era larespuesta del Padre

Celestial.

se les había enseñado en casa y en laPrimaria. Sólo tenían seis y siete años,pero tenían fe en el poder de la ora-ción. Sabían que el Padre Celestialpodía ayudar a su hermanita.

Seguí pensando en su fe todaaquella tarde, y entonces me vinouna pregunta a la mente: ¿Cuándocomencé a sentir esa paz? Despuésde calcular el tiempo que tardamosen llegar al hospital, me di cuenta deque ese sentimiento me llegó más omenos cuando Vanessa y Vasco ha-bían orado.

Sé que el Padre Celestial escuchóaquellas voces dulces y no sólo ben-dijo a mi hija con salud, sino que mebendijo a mí con paz. Nunca olvidarélo que aprendí ese día de mis hijos:tenemos un Padre lleno de amor queescucha nuestras oraciones y quiereque sepamos “que siempre [nos] recuerda y [nos] quiere bendecir”(“Sé humilde”, Himnos Nº 70). ■

ya sabía que era verdadero. En eltranscurso de unas semanas, le ense-ñamos los principios básicos delEvangelio y lo alentamos a seguir le-yendo. Cada vez que le preguntába-mos si se comprometería a vivir unnuevo principio del Evangelio, nosrespondía: “No hacerlo me daría

miedo”. Poco más tarde, entró en lasaguas del bautismo.

Ahora, cada vez que tengo un díadifícil, en vez de perderme en pensa-mientos de autocompasión, recuerdoa Favio, su pregunta a dos misionerosdesalentados y su compromiso con elSeñor tras recibir la respuesta. ■

La oración de mis hijosPor Virgínia Augusta de Pádua Lima Pereira

Al contestar el teléfono ennuestra capilla de Viseu,Portugal, me preguntaba

quién podría estar llamando. Mesorprendió escuchar la voz temblo-rosa de mi hijo de ocho años.

“Mamá, a Viviana la ha atropelladoun automóvil”, dijo. “¡Está viva, perole sangra la cabeza! Va de camino alhospital”.

Casi me desmayé. ¿Qué iba a ha-cer? Afortunadamente, tenía a algu-nos miembros de mi familia a milado, dos de mis hermanas. Una deellas me acompañó al hospital mien-tras la otra fue a cuidar a mis tres hi-jos y a reconfortarlos.

En medio de tanta angustia, quería orar pero no hacía másque llorar. De camino al hospi-tal, no obstante, me sobrevinode repente un sentimiento depaz y tranquilidad. Sentí que notenía que preocuparme, porquetodo saldría bien.

Mi hermana advirtió el cambioy me preguntó: “¿Estás bien?”. Yoasentí con la cabeza. Escéptica,preguntó de nuevo: “¿De verdad?¿Estás bien?”.

“Sí”, le respondí, y permanecí

en silencio durante el resto del viaje.Cuando llegamos al hospital,

encontré a mi hija de cuatro añosconsciente y con heridas leves. Trasreconfortarla, no podía dejar de pen-sar en la paz que había sentido.

Viviana regresó a casa después deestar un día en el hospital. Hablandosobre el accidente, mi hermana, laque se había quedado con los niños,dijo: “Ayer, cuando se fue la ambulan-cia, Vanessa y Vasco entraron en la casa y oraron juntos”.

Me conmovió saberque a pesar del granmiedo que estabansintiendo, mis hijosrecordaron lo que

A pesar detodo elmiedo que

estaban sintiendo,mis hijos recorda-ron lo que habíanaprendido.

48

¿Sabías que…?Mi pasaje favorito de

las Escrituras

“De cierto, así dice elSeñor: Acontecerá quetoda alma que desechesus pecados y venga amí, invoque mi nombre, obedezca mi voz y guarde mis mandamientos,verá mi faz y sabrá que yo soy” (D. y C. 93:1).

Este versículo explica todo lo quetenemos que hacer para poder ver alSalvador. Quiero esforzarme por cum-plir con todo ello a fin de alcanzar esameta.Ole I., 16 años, de Buskerud, Noruega

Dinos cuál es tu pasaje favorito de lasEscrituras y por qué. Para ello, envíanos un mensaje por correo electrónico [email protected]. Ten a bien escribir“Pasaje favorito de las Escrituras” comoasunto.

Líderes en defensa de

la rectitud

“El presidente GordonB. Hinckley ha dichode ustedes que son ‘la

generación más excelente (y más fir-me) de jóvenes de toda la historia deesta Iglesia’. Creo que a ustedes selos ha preparado y reservado para es-tar en la tierra en este tiempo en quelos desafíos y las oportunidades se-rían más grandes. Creo que el Señorestá contando con ustedes para quesean líderes rectos y para que seantestigos ‘en todo tiempo, y en todaslas cosas y en todo lugar’ (Mosíah18:9). De hecho, se puede decir deustedes que son ‘la esperanza radian-te’ del futuro”.Elaine S. Dalton, Primera Consejera de laPresidencia General de las Mujeres Jóvenes,véase “En su rostro se refleja”, Liahona,mayo de 2006, pág. 109.

Consejo para discursos

Si se te ha pedido que des undiscurso en la Iglesia, no te preocu-pes: prepárate. Recuerda que el Señorha prometido lo siguiente: “…si estáispreparados, no temeréis” (D. y C.38:30). Mientras prepares y organicestu discurso, piensa en incluir una ex-periencia personal positiva sobre lamanera en que el tema del Evangelioque se te haya asignado funciona entu vida y te acerca a Jesucristo.

A la luz de las cifras

3.500.000: Ejemplares del Libro de Mormón impresos en 2006

La Iglesia en… Bolivia

Los misioneros asignados a laMisión de los Andes llegaron a Boliviaen noviembre de 1964. Bautizaron yconfirmaron al primer converso en diciembre de aquel año.

El primer boliviano que sirvió enuna misión de la Iglesia fue DesiderioArce Cano, en 1967. Dejó su carreracomo cantante en Argentina para ser-vir en su país de origen. Más adelantellegaría a ser presidente de estaca ypresidente de misión.

El número de miembros de Boliviase ha duplicado con creces durantelos últimos diez años.

NÚMERO DE MIEMBROS 153.674

ESTACAS Y DISTRITOS 34

MISIONES 3

TEMPLOS 1

CENTROS DE HISTORIA FAMILIAR 31

ILU

STRA

CIÓ

N F

OTO

GRÁ

FIC

A PO

R M

ATTH

EW R

EIER

. FO

TOG

RAFÍ

A D

E U

N M

ICRÓ

FON

O P

OR

CH

RIST

INA

SMIT

H. F

OTO

GRA

FÍA

DE

LAS

ESC

RITU

RAS

POR

NAT

HAN

CAM

PBEL

L. F

OTO

GRA

FÍA

DEL

TEM

PLO

DE

CO

CH

ABAM

BA, B

OLI

VIA

, PO

R JA

MIE

CAR

DO

NA

. PRO

HIB

IDA

LA R

EPRO

DU

CC

IÓN

.

P A R A L O S N I Ñ O S • L A I G L E S I A D E J E S U C R I S T O D E L O S S A N T O S D E L O S Ú L T I M O S D Í A S • J U N I O D E 2 0 0 8

Amigos

POR EL PRESIDENTE DIETER F. UCHTDORFSegundo Consejero de la Primera Presidencia

Mientras crecía en Alemania, asistí ala Iglesia en muchos y diferenteslugares y circunstancias: en hu-

mildes habitaciones detrás de un edificio,en mansiones impresionantes y en capillasmodernas y muy funcionales. Todos esosedificios tenían un importante factor encomún: En ellos estaba presente elEspíritu de Dios; el amor del Salvador sepodía sentir a medida que nos reuníamosen calidad de familia de rama o de barrio.

En la capilla de Zwickau había un viejoórgano impulsado por aire. Todos los do-mingos se asignaba a un jovencito paraque subiera y bajara la firme palanca de los fuelles quehacían funcionar el órgano. A veces tenía el gran privile-gio de ayudar en esa importante tarea.

Mientras la congregación cantaba nuestros amadoshimnos de la Restauración, yo bombeaba con todas misfuerzas para que al órgano no se le acabara el aire. Eloperador de los fuelles se sentaba en un asiento desdedonde se apreciaba un vitral que embellecía la parte del frente de la capilla. En el vitral se representaba laPrimera Visión, estando José Smith arrodillado en laArboleda Sagrada, mirando hacia el cielo un pilar de luz.

Durante los himnos de la congregación, e incluso du-rante los discursos y los testimonios de los miembros,yo solía contemplar esa representación de uno de losmomentos más sagrados de la historia del mundo. Enmi mente, veía a José en el momento en el que recibíaconocimiento, testimonio e instrucciones divinas al convertirse en un bendito instrumento en las manos de nuestro Padre Celestial.

Sentía un espíritu especial al contemplar la bella es-cena de ese vitral, la de un jovencito creyente en una

arboleda sagrada, que tomó la valiente de-cisión de orar con fervor a nuestro PadreCelestial, quien lo escuchó y le respondiócon amor.

En ese entonces, era yo un jovencitode la Alemania de la posguerra, tras laSegunda Guerra Mundial, que vivía enuna ciudad en ruinas, a miles de kilóme-tros de distancia de Palmyra, EstadosUnidos, y más de cien años después de que ese hecho se llevó a cabo. Por medio del poder universal del EspírituSanto, sentía en mi corazón y en mi men-te que era verdad, que José Smith vio aDios y a Jesucristo, y oyó Sus voces.

El Espíritu de Dios le dio consuelo a mi alma a esa tierna edad, con la certeza de la realidadde ese momento sagrado que resultó en el inicio de unmovimiento mundial que había de “rodar, hasta que lle-ne toda la tierra” (D. y C. 65:2). En aquel entonces creíel testimonio de José Smith sobre esa gloriosa expe-riencia en la Arboleda Sagrada, y hoy día lo sé. ¡Dios leha hablado de nuevo a la humanidad! ●De un discurso de la conferencia general de abril de 2005.

A2

El presidenteUchtdorf compartesu testimonio sobrela Primera Visión

de José Smith.

La Primera Visión

V E N Y E S C U C H A L A V O Z D E U N P R O F E T A

DER

ECH

A:

ILU

STRA

CIÓ

N P

OR

BEN

SO

WAR

DS;

FO

TOG

RAFÍ

A C

ORT

ESÍA

DE

LA F

AMIL

IA U

CH

TDO

RF.

A L G O E N Q U É P E N S A R1. ¿Tiene importancia la clase de edificio en el que se

llevan a cabo tus reuniones de la Iglesia? ¿Qué es lo que

importa?

2. ¿Qué significa “el poder universal del Espíritu

Santo”? ¿Qué tiene esto que ver con las muchas personas

que se están uniendo a la Iglesia por todo el mundo?

3. ¿Tienes un testimonio de la Primera Visión de José

Smith? ¿Qué puedes hacer para adquirirlo?

A4

Seguiré el planque nuestroPadre Celestialtiene para mí.

Recordaré mi conveniobautismal yescucharé alEspíritu Santo.

Haré lo justo. Sé que puedoarrepentirme sicometo un error.

Seré honradocon mi PadreCelestial, conotras personas yconmigo mismo.

Usaré conreverencia elnombre denuestro PadreCelestial y el de Jesucristo. No usaré unlenguajeindecente nimalas palabras.

Haré durante el día de reposolas cosas que me hagan sentircerca de miPadre Celestial y de Jesucristo.

Honraré a mispadres y haré lo que esté de mi parte parafortalecer a mifamilia.

Mantendré mimente y micuerpo sagradosy puros, y noparticiparé decosas que seandañinas para mí.

Me vestirémodestamentepara mostrarrespeto por miPadre Celestial y por mí mismo.

Solamente leeréy veré cosas quesean agradablespara mi PadreCelestial.

Solamenteescucharémúsica quecomplazca a miPadre Celestial.

Buscaré buenosamigos y tratarécon bondad alos demás.

Viviré de talforma que seadigno de entraren el templo yharé lo que estéde mi parte paratener unafamilia eterna.

ILU

STRA

CIÓ

N P

OR

DAV

ID W

. MEI

KLE.

Nota: Si no desea retirar las páginasde la revista, esta actividad puedecopiarse, calcarse o imprimirse desdeInternet en www.lds.org. Para laversión en inglés, haga clic en “GospelLibrary”. Para las versiones en otrosidiomas, haga clic en “Languages”.

AMIGOS JUNIO DE 2008 A5

“…edifíquese esta casa a mi nombre, para que enella pueda yo revelar mis ordenanzas a mi pueblo”(D. y C. 124:40).

P O R L I N D A C H R I S T E N S E N

§Los templos son una bendición para ti y paratu familia. Hay más de 120 templos en todaspartes del mundo. ¿Sabes el nombre del tem-

plo que está más cerca de tu casa? ¿Hay una lámina deun templo en tu hogar? ¿Ha ido al templo algún miem-bro de tu familia a hacer convenios sagrados?

En la canción de la Primaria “Me encanta ver el tem-plo” (Canciones para los niños, pág. 99), se enseñaque el templo es la “Casa del Señor, lugar tranquilo ybello”. También nos enseña que el templo es “el lugarsagrado donde la familia puede ser sellada en unión”.La próxima vez que cantes esta canción, presta atencióna las palabras “un día entraré”, pues te prometes a timismo y a tu Padre Celestial que serás digno de entraren Su santa casa.

Actividad

Retira la página A4 y pégala sobre una cartulina grue-sa. Recorta el templo por las líneas continuas, dobla porlas líneas de puntos y pega las pestañas al interior de las paredes para formar una caja. Recorta las tarjetas deMis normas del Evangelio (pág. A4) y colócalas en la ca-ja-templo. Escoge una de las normas del Evangelio de la caja, léela y decide qué puedes hacer para vivir deacuerdo con ella. Durante una noche de hogar, explicapor qué el vivir esa norma te prepara para entrar en eltemplo algún día.

Coloca la caja-templo y las tarjetas de Mis normasdel Evangelio en un lugar especial para que te recuer-de que debes tomar buenas decisiones. Cuando leasuna norma del Evangelio y decidas cómo vivirla, acuér-date de estas palabras de la canción “Me encanta ver el templo”: “Desde niño me prepararé; es mi deber sagrado”.

Ideas del Tiempo para compartir

1. Haga un dibujo sencillo de un templo y recórtelo en 12

rectángulos a modo de ladrillos. Numere las piezas del 1 al

12. Corte una hoja de papel en 12 secciones y escriba en cada

una un verbo (o verbos) de 12 de Mis Normas del Evangelio.

(Verbos: seguiré, recordaré, seré, usaré, haré, honraré, manten-dré, vestiré, leeré y veré, escucharé, viviré.) Doble los recortes

para ocultar el verbo y reparta ejemplos de la guía Fe en Dios.Jueguen a construir el templo; comiencen por leer D. y C.

124:40. Escriba la frase “edifíquese esta casa” en la pizarra e

invite a un niño a tomar un papel y leer el verbo que esté es-

crito en él. Pida a los demás niños que busquen dicho verbo

en Mis Normas del Evangelio y que, cuando la encuentren,

lean la norma todos juntos. Invite al niño o a la clase a pen-

sar en una manera de vivir esa norma; luego invite a ese ni-

ño o a la clase a buscar el ladrillo 1 y ponerlo en la pizarra.

Prosigan hasta completar el templo. Recalque que todas las

normas del Evangelio son cosas que los niños pueden hacer

para tener una familia eterna.

2. Sostenga en alto una bolsita con un juego de las

Escrituras en su interior y dé a los niños varias pistas para

ayudarles a averiguar qué hay en la bolsita. Cuando lo hayan

adivinado, abra las Escrituras en Malaquías 3:10 y lea la fra-

se: “Traed todos los diezmos”. Pida a los niños que adivinen

qué mandamiento se describe en este pasaje. Lean juntos el

versículo, prestando atención a la promesa: “derramaré sobre

vosotros bendición”. Invite a los niños a nombrar algunas de

las bendiciones que les ha dado su Padre Celestial y anótelas

en la pizarra. Entregue a cada niño una hoja de papel y pí-

dales que dibujen o anoten una bendición. Cuando hayan

terminado, pídales que formen una bola con la hoja de papel

y colóquelas en la bolsita. Pida a un líder del sacerdocio que

extienda las manos para atrapar las bolas. Póngaselas sobre

las manos y observen cómo se le caen al suelo. Entonces lea la

promesa: “derramaré sobre vosotros bendición hasta que so-

breabunde”. Ayude a los niños a entender que cuando obede-

cemos la ley del diezmo, nuestro Padre Celestial nos bendice

de manera sumamente abundante. Explique que el dinero del

diezmo sirve para construir templos. ●

Desde niño me prepararé

T I E M P O P A R A C O M P A R T I R

A6

D E L A V I D A D E L P R O F E T A J O S É S M I T H

Cómo recibió las planchas de oro

Una noche, José oró para saber loque nuestro Padre Celestial deseabaque él hiciera. Mientras oraba, unaluz llenó el cuarto y se apareció unpersonaje llamado Moroni, un ángelenviado por nuestro Padre Celestial,que le habló a José acerca de un anti-guo registro grabado sobre planchasde oro. La visión duró toda la noche.

Al día siguiente, José no podía trabajar porque estaba muy cansado.

De vuelta a su casa, Moronise apareció a José y le repi-tió lo que le había dicho lanoche anterior. EntoncesJosé le contó a su padre las visiones.

José se dirigió al cerro de Cumorah.

Al levantar una roca grande, violas planchas de oro, el Urim yTumim y un pectoral enterradosen una caja de piedra.

Será mejor que vuelvas ala casa y descanses, hijo.

La visión es deDios, José. Haz lo

que el ángel te diga.

Moroni le dijo que regresaracada año durante cuatro años.Durante ese tiempo, José reci-bió muchas revelaciones.

Le habló a su familia acerca de ellas. Al año siguiente, José volvió alcerro. Sacó las planchas de lacaja y las puso en el suelo porun instante. Al tratar de reco-gerlas, ¡ya no estaban!

Moroni se apareció y le dijo que aún nopodía tenerlas porque necesitaba apren-der a ser más obediente.

José aprendió a ser másobediente y cuidadoso.El 22 de septiembre de1827, José y su esposa,Emma, se dirigieron alcerro de Cumorah a me-dianoche. Emma esperójunto al carruaje mien-tras José subía el cerro.

Adaptado de Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, editado por Preston Nibley, 1979, págs. 108, 112,121–122; véase también Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 6–7, 61–62, 467–468.

Cuando regresaron a la mañana siguiente, la madre deJosé se llenó de alegría.

Se te ordenó tener las planchas siempre en las manos hasta

llegar a casa.

José, háblanos de los antiguos habitantes de este

continente. ¡Lo cuentas como si siempre hubieras vivido

entre ellos!

La razón es porque el Señor me

los ha mostrado.¿Por qué me han sidoquitadas las planchas?

Lo olvidaste ydesobedeciste.

¡Por fin tengolas planchas!

¡Gracias a Dios!He estado orando

toda la noche.

ILU

STRA

CIO

NES

PO

R SA

L VE

LLU

TO Y

EU

GEN

IO M

ATTO

ZZI.

AMIGOS JUNIO DE 2008 A7

Arriba (desde la izquierda):

Margaret S. Lifferth, primera con-

sejera; Cheryl C. Lant, presidenta;

y Vicki F. Matsumori, segunda

consejera.

P O R L A P R E S I D E N C I A G E N E R A LD E L A P R I M A R I A

Shelby, de 9 años, ofreció laprimera oración de la nochede hogar. “Shelby”, le dijo su

madre, “creo que casi has completa-do una de las actividades de Fe en

Dios. Hace unas semanas hiciste laúltima oración de la noche de hogary ahora sólo te falta expresar tussentimientos acerca de cómo nosprotege la oración y nos ayuda amantenernos cerca de nuestroPadre Celestial y del Salvador”.

Shelby salió del cuarto y regresócon su diario, de donde leyó cómo

unos días antes habíaorado en el asiento deatrás del auto de la fa-milia, pidiendo ayudacuando el vehículo noquería arrancar. Caside inmediato llegó unvecino que ayudó a so-lucionar el problema.Shelby se acordó deorar porque había es-tado pensando en laactividad de la guía Fe en Dios.

Como sucede con los niños detodo el mundo, Shelby descubrióque Fe en Dios es más que un pro-grama: es una manera de edificar lafe mientras se vive el evangelio deJesucristo.

Cuando el programa Fe en Dios

se dio a conocer en 2003, los presi-dentes Gordon B. Hinckley, ThomasS. Monson y James E. Faust dijeron

en una carta: “Es nuestro deseo que los niños y las niñas cultivenmayor fe y valor al aprender y vivirel Evangelio, al servir a los demás yal desarrollar sus talentos” (Carta dela Primera Presidencia, 2 de abril de2003).

En el mundo de hoy, necesitarásgran fe y valor. Puedes desarrollaresas cualidades al orar diariamente,al estudiar las Escrituras con regula-ridad y al guardar los mandamientos.

Éstas y otras maneras de vivir elEvangelio forman parte de los requi-sitos básicos que aparecen en laguía. Recibirás la guía Fe en Dios alcumplir ocho años.

En algunas partes del mundo, losniños se reúnen dos veces al mescon una líder de los días de activida-des, para entablar amistades, apren-der a vivir el Evangelio y divertirse.

Fe en Dios

IZQ

UIE

RDA

: IL

UST

RAC

ION

FO

TOG

RÁFI

CA

POR

CH

RIST

INA

SMIT

H;

DER

ECH

A:

FOTO

GRA

FÍAS

PO

R BU

SATH

PH

OTO

GRA

PHY;

ILU

STRA

CIO

NES

PO

R ST

EPH

ANIE

CAL

L.

AMIGOS JUNIO DE 2008 A9

FE EN DIOSP A R A N I Ñ A S

“…que te conozcan a ti, el único

Dios verdadero, y a Jesucristo,

a quien has enviado”.Juan 17:3

En otros lugares donde hay pocosmiembros de la Iglesia, o donde aéstos los separan grandes distancias,los niños trabajan en el programa Fe

en Dios con sus familias o por sí so-los. Cualquiera que sea tu situación,lo más importante es que busquesla manera de aprender a vivir elevangelio de Jesucristo.

Las líderes de la Primaria puedenayudarte. Los miembros de la presi-dencia de la Primaria pueden ani-marte y darte la oportunidad deinformarles de aquellas actividadescon las que hayas cumplido. Tusmaestros pueden ayudarte a memo-rizar los Artículos de Fe. Para los niños varones que vivan en losEstados Unidos y en Canadá, loslíderes de manada de lobatospueden coordinar las actividades de escultismo con las metas de Fe en Dios.

Fe en Dios es también una formade fortalecer a tu familia. Lindseyacababa de cumplir ocho años cuan-do recibió su ejemplar de la guía Fe

en Dios. Sus padres la estudiaroncon ella y Lindsey se ofreció paradar una lección de la noche de ho-gar. Para ello escogió uno de los te-mas de la guía Fe en Dios, y con laayuda de su familia, presentó la no-che de hogar y al mismo tiempocumplió con una de las actividades.

Para otras familias, la guía Fe en

Dios les ha sido muy útil al llevar a cabo la noche de hogar. Cierta familia escogió estudiar y memori-zar un Artículo de Fe diferente cadasemana, mientras que otra permi-tió a sus hijos escoger una actividadde la guía cuando a cada uno de

ellos le llegara el turno para dar lalección.

Para un proyecto de servicio depadres e hijos (véase la página 9 de la guía), la familia de Michael decidió hacer pasteles (tartas) demanzana que regalarían a otras per-sonas. Michael preguntó si podríallevarle un pastel a una familia quese había mostrado poco amigable.Su madre estaba un tanto inquieta,

pero, ante la insistencia de Michael,toda la familia lo acompañó a llevarla tarta. Descubrieron que la familiaestaba pasando por un momentodifícil y que esa antipatía no iba diri-gida a ellos. Ambas familias entabla-ron una buena amistad gracias aque Michael quiso vivir el evangeliode Jesucristo.

Cuando cumplas con los requisi-tos, recibirás el certificado que aparece al final de la guía y que fir-marán tu presidenta de la Primaria y tu obispo, o presidente de rama.Pero la bendición más grande es quehabrás puesto en práctica aquellascosas que te ayudarán a vivir elEvangelio y a ser fuerte y valiente.

Al cumplir con los requisitos de

Fe en Dios, estarás mejor prepa-rado para recibir el SacerdocioAarónico o ser una jovencita vir-tuosa, pues habrás establecido cos-tumbres que te llevarán a vivir conrectitud y habrás tenido oportuni-dades de vivir el Evangelio, servir a tu prójimo y desarrollar tus talen-tos. Y lo mejor de todo es que ha-brás fortalecido tu testimonio deJesucristo. ●

A10

FE EN DIOSP A R A N I Ñ O S

“…que te conozcan a ti, el único

Dios verdadero, y a Jesucristo,

a quien has enviado”.Juan 17:3

Seguiré

Mantendré mi mente y mi cuerpo sagrados y puros, y

Recordaré mi convenio bautismal y

Me vestiré modestamente para

Haré lo justo. Sé que

Solamente leeré y veré cosas que

Seré honrado con

Solamente escucharé música que

Usaré con reverencia el nombre denuestro Padre Celestial y el deJesucristo. No usaré

Buscaré buenos amigos y

Haré durante el día de reposo lascosas que

Viviré de tal forma que sea digno de entrar en el templo y

Honraré a mis padres y

no usaré un lenguaje indecente nimalas palabras.

haré lo que esté de mi parte parafortalecer a mi familia.

no participaré de cosas que sean dañinas para mí.

sean agradables para mi PadreCelestial.

trataré con bondad a los demás.

el plan que nuestro Padre Celestialtiene para mí.

me harán sentir cerca de mi PadreCelestial y de Jesucristo.

complazca a mi Padre Celestial.

haré lo que esté de mi parte para tener una familia eterna.

escucharé al Espíritu Santo.

mostrar respeto por mi PadreCelestial y por mí mismo.

mi Padre Celestial, con otras personas y conmigo mismo.

Sé que puedo arrepentirme si cometo un error.

Une las frases de Mis Normas delEvangelio que concuerden

Traza una línea para unir las dos partes que concuerden.

Si necesitas ayuda, emplea el dorso de tu guía Fe en Dios.

BORD

E ©

CO

RBIS

.

AMIGOS JUNIO DE 2008 A11

A12

P A R A T U D I V E R S I Ó N

ILU

STRA

CIÓ

N P

OR

ADAM

KO

FORD

.

Figuras ocultas

Busca los siguientes objetos que Marta tal vez haya emplea-do para obtener el Premio Fe en Dios: las Escrituras, unapluma estilográfica, una moneda, una cuchara, un tene-

dor, una espátula, un zapato deportivo, una cesta de picnic,un rastrillo, un piano, un pincel, una pajarera, una pelotade béisbol, un bate de béisbol, una cuerda[comba], un centro de reuniones de la Iglesia,un peine, un cepillo de dientes y una manza-

na. ¿Cómo habrá empleado Marta cadauna de estas cosas para lograr el premio?

P O R N AT H A N N . W A I T E

Nunca es invierno en Minas Gerais,Brasil. Las únicas estaciones sonla seca y la húmeda. ¡Es un lu-

gar seco y húmedo! Los niños de laPrimaria de la Rama ConselheiroLafaiete han reconocido las bendiciones que se recibenal vestirse con sus mejores ropas de domingo, aun si ha-ce mucho calor.

La hermana Patrícia da Costa prestaba servicio comopresidenta de la Primaria cuando empezó a preocuparseen cuanto a las normas de vestir en su Primaria. “Es difí-cil para los niños ponerse ropa de domingo ya que hacetanto calor”, dice. “Además, era algo en lo que nadie ha-bía puesto hincapié hasta entonces”. Aunque vestirsecon la mejor ropa para ir a la iglesia pueda parecer algo

sin importancia, la hermana da Costa sabía que serviríapara que los niños de la Primaria demostraran respetopor su Padre Celestial, además de establecer buenos hábitos para el futuro.

La Primaria se fijó metas. Las familias consiguieronropa de domingo para los niños que no la tenían e in-clusive se organizó un “desfile” en la Primaria para mos-trar ropa adecuada de domingo.

No fue fácil, pero alcanzaron la meta. “El día de lapresentación de la Primaria en la reunión sacramental,todos estaban debidamente vestidos”, dice la hermanada Costa. “¡Fue maravilloso!”

Muchos miembros de la rama han notado la diferen-cia. Los niños son más reverentes y ahora son ellos losque deciden vestirse de domingo sin que sus padrestengan que decírselo. Y ha habido otras bendicionesinesperadas: algunos padres menos activos han comen-

zado a asistir a las reuniones de la Iglesia graciasal ejemplo de sus hijos. ●

ILU

STRA

CIÓ

N P

OR

JOH

N Z

AMU

DIO

.

Brasil“Guardarás el día de reposo para

santificarlo” (Deuteronomio 5:12).

Vestido de domingo en

AMIGOS JUNIO DE 2008 A13

El sábado amaneció como cualquier otro día. El sol salió sobre las montañas cercanas a la casa de Kolin y la luz entraba poco a poco por la ven-

tana de su cuarto. Cualquier otro día habría tratado de cubrirse con las mantas y quedarse en la cama, pero Kolin bostezó, se estiró y salió lentamente de la cama porque iba a suceder algo especial y tenía quearreglarse.

Por lo general, el sábado era un día que dedicaba a ju-gar con sus amigos, a ayudar en el jardín o a visitar a losabuelos después de hacer los mandados. Acostumbrabaponerse ropa cómoda que no importaba que se ensu-ciara, pero aquel día se puso su mejor ropa de domingoque su madre había lavado y planchado para él. Se abo-tonó la camisa blanca y la metió cuidadosamente pordentro del pantalón. Se puso los calcetines y los zapa-tos; luego se puso la corbata al cuello; su padre le ayu-daría a hacerle el nudo. Cuando su madre dijo “Es horade irse”, ya estaba listo.

Una vez que se abrocharon los cinturones de seguri-dad, el padre de Kolin manejó por la calle y tomó la curva en la carretera. Kolin sonrió cuando llegaron altemplo. Vio la suave superficie que brillaba bajo el sol ylas coloridas vidrieras que se alzaban hacia el chapitel yel ángel Moroni.

Kolin había visto el templo muchas veces y tambiénhabía estado en su interior cuando se selló a sus padresa los seis meses de edad y de nuevo cuando sus padresadoptaron a su hermano menor, Kaden. Kolin era muypequeño para acordarse de aquellas ocasiones; pero alcrecer, aprendió que lo que allí había sucedido fue algo

importante. También entendía que después de aquellavisita especial, su hermanita adoptada, Shayla, formaríaparte de la familia para siempre, junto con sus herma-nos mayores.

Los demás días, a Kolin le gustaba reír y conversar,pero cuando cruzó las enormes puertas del templo consu familia, intentó dejar las risas afuera y mantenersequieto, pues sabía que aquél era un lugar sagrado.

Unos amables obreros del templo llevaron a Kolin, a Kaden y a Shayla a un cuarto especial para los niños.Allí se vistieron de blanco y esperaron hasta que llegó elmomento de pasar al cuarto de sellamientos donde yales esperaban sus padres. En el cuarto de sellamientos,Kolin vio a sus abuelos, a sus tíos, a amigos de la familiay a unos miembros del barrio. Fue un día feliz, aunquealgunas personas derramaron lágrimas.

El sellador del templo saludó a los niños con un fir-me apretón de manos y una sonrisa. Les dijo que se veían muy bien vestidos de blanco y los animó a tomarsiempre buenas decisiones para así prepararse para ser-vir en una misión y volver al templo. Entonces les recor-dó la importancia de lo que estaba a punto de ocurrir.Después de sus palabras, dio comienzo la ordenanza de sellamiento.

Al terminar la ordenanza, Kolin y su familia se pusie-ron de pie y se vieron reflejados en los espejos que hayen los dos extremos de la sala. Se vio acompañado de supadre, su madre, su hermano y su hermanita. El reflejono tenía fin, al igual que su familia eterna. Kolin sabíaque, debido al templo, su familia podría estar junta nosólo un día, sino siempre. ●

A14

P O R W E N D Y E L L I S O NBasado en una historia verídica

“…para que así se reuniera, a fin de subir hasta el templo” (Mosíah 1:18).

FOTOGRAFÍA POR WELDEN C. ANDERSEN.

No sólo por un

“Debemos formar familias

y ser sellados en los santos

templos con relaciones de

amor y de regocijo que

perduren eternamente”.

Élder Russell M. Nelson,

del Quórum de los Doce

Apóstoles, “Raíces y Ramas”, Liahona, mayo

de 2004, pág. 29.

día

A16

EL TEMPLO ES UNA BENDICIÓN PARA MÍ Y PARA MI FAMILIA

“Y de cierto os digo, edifíquese esta casa a mi nombre, para que en ella pueda yo revelar mis ordenanzas a mi pueblo” (D. y C. 124:40).

P Á G I N A P A R A C O L O R E A R

ILU

STRA

CIO

NES

PO

R AP

RYL

STO

TT.

Haz un dibujo de ti mismo enfrente de un templo.

La a

leg

orí

a d

el o

livo

, p

or

Bra

d T

ea

re

En

est

e gr

ab

ad

o s

e il

ust

ra u

na

esc

ena

de

Jaco

b 5

, en

el

Lib

ro d

e M

orm

ón

. A

qu

í, J

aco

b c

ita

la

s p

ala

bra

s d

el p

rofe

ta Z

enó

s en

cu

an

to a

la a

lego

ría

del

oli

vo

cu

ltiv

ad

o y

el

oli

vo

sil

ves

tre,

lo

cu

al

rep

rese

nta

la

his

tori

a y

el

des

tin

o d

e la

ca

sa d

e Is

rael

. Ja

cob

dij

o:

“…és

ta e

s

mi

pro

fecí

a:

Qu

e la

s co

sas

qu

e h

ab

ló e

ste

pro

feta

Zen

ós

con

cern

ien

tes

a l

os

de

la c

asa

de

Isra

el…

cie

rta

men

te h

an

de

aco

nte

cer”

(Ja

cob

6:1

).

40

20

22

86

00

28

SP

AN

ISH