En Busca de La Comunidad Perdida - Larisa Kejval

19
En busca de la comunidad perdida Larisa Kejval “Nunca se utilizó la palabra “comunidad” de forma más indiscriminada y vacía que en las décadas en las que se hizo difícil encontrar en la vida real comunidades en sentido  sociológico.” Eric Hobsbawm. Historia del Siglo XX. 1. Presentación Radios comunitarias, alternativas, populares, ciudadanas. Diversos modos con los que un conjunto de medios de comunicación se han identificado. Diversas formas de nombrar el horizonte de transformación social que suele orientar a estos proyectos 1 . El trabajo que aquí se presenta nació de la motivación por comprender y problematizar, particularmente, una de esas cuatro nociones: la de radio comunitaria. ¿Cómo comprender que centenares de emisoras en toda América Latina se autodenominen comunitarias 2 ? ¿Qué sentidos de comunidad se expresa en ese calificativo? Lo comunitario remite, indudablemente, a la noción de comunidad. Comunidad es entonces la palabra clave. En la actualidad no encontramos una única y consensuada noción de comunidad. Idea residual, según la terminología de Williams (1997) 3 , nacida de un pasado preindustrial, no sólo sobrevive, sino que se conecta, se utiliza y tiene valor en el presente. Con la palabra “comunidad” se actualizan sentidos que son diverso s. Más 1  Desarrollo con más profundidad los proyectos político comunicacionales de este tipo de emisoras y sus relaciones con procesos de transformación social en Truchas. Los proyectos político culturales de las radios comunitarias, alternativas y populares de Argentina.  Buenos Aires, Prometeo, 2009. Disponible en http://www.viv alaradio.org/comunicacion-alternativ a/radios/16truchas.h tml. 2  A modo de referencia, la Asociación Mundial de Radios Co muni tarias (AMARC) cuenta co n cerca de 400 emisoras asociadas en la región América Latina y Caribe. Fuente: http://alc.amarc.org 3  Según Raymond Williams (1997) “Lo residual, por definición, ha sido formado efectivamente en el  pasado, pero todaví a se halla en ac tividad dentro del proceso cultural; no sólo   y a menudo ni eso- como un elemento del p asado, sino como un efectivo elemento del presente. (…) Es fundamental distinguir este aspecto de lo residual, que puede presentar una relación alternativa e incluso de oposici ón con respecto a la cultura dominante, de la manifestación activa de lo residual (siendo ésta su distinción de lo arcaico) que ha sido total o ampliamente incorporado a la cultura dominante.” 

Transcript of En Busca de La Comunidad Perdida - Larisa Kejval

  • En busca de la comunidad perdida

    Larisa Kejval

    Nunca se utiliz la palabra comunidad de forma ms indiscriminada y vaca que en

    las dcadas en las que se hizo difcil encontrar en la vida real comunidades en sentido

    sociolgico.

    Eric Hobsbawm. Historia del Siglo XX.

    1. Presentacin

    Radios comunitarias, alternativas, populares, ciudadanas. Diversos modos con los que un

    conjunto de medios de comunicacin se han identificado. Diversas formas de nombrar el

    horizonte de transformacin social que suele orientar a estos proyectos1. El trabajo que

    aqu se presenta naci de la motivacin por comprender y problematizar, particularmente,

    una de esas cuatro nociones: la de radio comunitaria. Cmo comprender que centenares

    de emisoras en toda Amrica Latina se autodenominen comunitarias2? Qu sentidos de

    comunidad se expresa en ese calificativo?

    Lo comunitario remite, indudablemente, a la nocin de comunidad. Comunidad es

    entonces la palabra clave. En la actualidad no encontramos una nica y consensuada

    nocin de comunidad. Idea residual, segn la terminologa de Williams (1997)3, nacida

    de un pasado preindustrial, no slo sobrevive, sino que se conecta, se utiliza y tiene valor

    en el presente. Con la palabra comunidad se actualizan sentidos que son diversos. Ms

    1 Desarrollo con ms profundidad los proyectos poltico comunicacionales de este tipo de emisoras y sus

    relaciones con procesos de transformacin social en Truchas. Los proyectos poltico culturales de las

    radios comunitarias, alternativas y populares de Argentina. Buenos Aires, Prometeo, 2009. Disponible en

    http://www.vivalaradio.org/comunicacion-alternativa/radios/16truchas.html. 2 A modo de referencia, la Asociacin Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) cuenta con cerca de 400

    emisoras asociadas en la regin Amrica Latina y Caribe. Fuente: http://alc.amarc.org 3 Segn Raymond Williams (1997) Lo residual, por definicin, ha sido formado efectivamente en el

    pasado, pero todava se halla en actividad dentro del proceso cultural; no slo y a menudo ni eso- como un elemento del pasado, sino como un efectivo elemento del presente. () Es fundamental distinguir este aspecto de lo residual, que puede presentar una relacin alternativa e incluso de oposicin con respecto a la

    cultura dominante, de la manifestacin activa de lo residual (siendo sta su distincin de lo arcaico) que ha

    sido total o ampliamente incorporado a la cultura dominante.

  • an, en muchos casos se trata y esto es la hiptesis central de este trabajo- de sentidos

    poltica y socialmente contrapuestos. En algunos casos la nocin de comunidad est

    ligada a la cultura dominante. En otros, designa prcticas, valores y significados

    alternativos. Una vez ms, como veremos, el lenguaje de las palabras -y tambin de las

    imgenes y de los sonidos- se vuelve terreno de disputa por el sentido.

    En este contexto, el propsito de este trabajo es indagar algunos de los sentidos que se

    actualizan a travs de la nocin de comunidad4. Para eso se tomarn como ejes cuatro

    situaciones, aunque no las nicas, en donde el trmino comunidad se actualiza con

    fuerza.

    2. Comunidad Movistar

    - Ahora en la comunidad Movistar tenemos ms tiempo para ponernos de acuerdo.

    Hablamos 10 minutos por $ 1.

    - Por eso, hablando tanto ya no hay motivo de discusin.

    As finaliza la publicidad audiovisual que la compaa Movistar puso en circulacin a

    mediados de 2008 para promocionar sus servicios de telefona celular. Previamente, el

    comercial muestra diversas situaciones, hilvanadas por una cancin, en las que grupos

    sociales considerados en conflicto por el sentido comn -presos y carceleros,

    colectiveros y taxistas, copropietarios de un consorcio, entre otros- dialogan y se ponen

    de acuerdo.

    4 Para encarar esta tarea de indagacin me he apoyado, fundamentalmente, en la bibliografa del seminario

    La esfera de la cultura, una aproximacin desde la teora sociolgica contempornea, dictado por la

    profesora Ana Wortman en la Maestra de Comunicacin y Cultura de la Facultad de Ciencias Sociales de

    la Universidad de Buenos Aires.

  • La nocin de comunidad que se pone en juego en esta publicidad, y tambin en otras5,

    debe comprenderse en el marco de la cultura de consumo. Segn Featherstone (2000),

    esta ltima expresin refiere a la sociedad de consumo propia del capitalismo tardo. Se

    basa en el supuesto de que la orientacin de las sociedades capitalistas hacia el consumo

    masivo tiene como correlato una reorganizacin general de la produccin simblica y de

    las experiencias y prcticas de la vida cotidiana. Siguiendo a Featherstone, una de las

    principales caractersticas de la cultura de consumo es la disponibilidad de una amplia

    gama de mercancas, bienes y experiencias que la poblacin general debe consumir,

    poseer y anhelar. Pero ese consumo est lejos de ser slo el consumo de bienes dirigidos

    a necesidades fijas. Ms bien, la cultura de consumo puede, a travs de la publicidad, los

    medios de comunicacin y las tcnicas de exhibicin de los bienes, desestabilizar la

    nocin original del uso o significado de los bienes y adherir a ellos nuevas imgenes y

    signos que pueden reunir toda una gama de deseos y sentimientos asociados.

    En este contexto, el consumo no debe ser comprendido como consumo de valores de uso,

    sino, fundamentalmente, como consumo de signos (Baudrillard, 1987; Ewen, 1993; Lash

    y Urry, 1997; Featherstone, 2000). Para Baudrillard en el pasaje a la produccin masiva

    de mercancas el predominio del valor de cambio por sobre el valor de uso tuvo como

    consecuencia que la mercanca se transformara en un signo. De este modo en el

    capitalismo tardo las mercancas han terminado por adquirir la capacidad de asumir un

    amplio espectro de asociaciones imaginsticas y simblicas que se superponen a su valor

    de uso inicial. Se han transformado en mercancas-signos. Pero no se trata de cualquier

    signo, sino de un signo en el sentido saussureano del trmino. Un signo compuesto por un

    significante y un significado. Un signo cuyo significado est arbitrariamente determinado

    por su posicin dentro de un sistema autorreferencial de significantes. Un signo sin

    referente. O, en palabras de Lash y Urry (1997), un smbolo sin la capacidad de

    representar: Los smbolos, que son diferentes de los objetos culturales de la

    representacin, no estn constituidos por el famoso tringulo semitico formado por el

    significante, el significado y el referente, sino slo por el significante y el significado. Por

    5 Otras mercancas, adems de los celulares Movistar, han aparecido recientemente ligadas a la nocin de

    comunidad en sus publicidades. Es el caso de los paales para bebs Huggies, a travs de la idea

    Comunidad Huggies que se expresa en sus promociones.

  • consiguiente, los smbolos tienen significado pero no se conectan con referentes. Tienen,

    por as decirlo, un punto de apoyo en el sentido, pero no en la realidad. En este contexto,

    las mercancas disponibles en la sociedad de consumo, como significantes flotantes, se

    apropian permanentemente de una gran diversidad de significados. La publicidad es una

    de los principales recursos para realizar esta operacin.

    Cualesquiera pueden ser las fuentes particulares de las cuales se extraen los significados a

    los que son asociados las mercancas para ser vendidas. Ms an, el origen de esas

    fuentes carece de importancia (Ewen, 1993). En una continua bsqueda de novedades

    tambin se constituyen en fuentes las expresiones y las imgenes ligadas al lenguaje de

    las resistencias al capitalismo y a sus consecuencias. O, como sostiene el mismo Ewen,

    los idiomas de la subcultura tambin ingresan en el mercado del estilo. Pero en este

    proceso se vacan de sus significados originales. Tal es el caso de la idea de comunidad a

    la que apela la publicidad de Movistar y de los significados que alguna vez estuvieron

    asociados a ella. La comunidad ha perdido aqu sus sentidos originales. Se reduce a la

    categora de mercanca. Cualquier significacin que pudiera tener es ahora ms apreciada

    por su valor de intercambio. Cuando este valor comercial se consuma la comunidad se

    reducir a la condicin de materia de desecho cultural. Los publicistas y los mercaderes

    del estilo se movilizarn hacia algo nuevo. El significado que permanecer constante es el

    mensaje continuo del consumo. (Ewen, 1993).

    El desarrollo del capitalismo y el de la modernidad supusieron, desde sus mismos inicios,

    el resquebrajamiento de los lazos comunitarios tradicionales. Esto dio origen a lo que se

    conoce como proceso de individualizacin. Las transformaciones que implicaron la

    sociedad de consumo y la economa post industrial en el marco del capitalismo tardo, as

    como la expansin de la cultura posmodernista, profundizaron an ms esta tendencia.

    Cada vez ms los lazos y los compromisos que vinculan a hombres y mujeres son, en

    todas las esferas de lo social, ms dbiles. Consecuentemente, existen pocas condiciones

    para construir comunidades que no sean tan frgiles como esos lazos y compromisos

    humanos. En este contexto, la actividad de consumir tal vez sea paradigmtica: una

    actividad individual por excelencia. Tal como sostiene Bauman (2000), el consumo es

  • siempre una actividad esencialmente individual, de una sola persona; a la larga, siempre

    solitaria. Es una actividad que se cumple saciando y despertando el deseo, alivindolo y

    provocndolo: el deseo es siempre una sensacin privada, difcil de comunicar. El

    consumo colectivo no existe. Por cierto que los consumidores pueden reunirse para

    consumir; pero incluso en esos casos, el consumo sigue siendo una experiencia por

    completo solitaria que se vive individualmente. La experiencia colectiva slo subyace,

    acta como fondo de aquella privacidad para aumentar sus placeres. No obstante, la

    campaa publicitaria de Movistar realiza una operacin que parece contradictoria en s

    misma: ligar el consumo de telefona celular a la idea de comunidad. Tal vez la referencia

    a la comunidad busque conectar con la incertidumbre y la angustia que generan la

    debilidad de los lazos y de los compromisos contemporneos. Tal vez, busque conectarse

    con la necesidad de los sujetos de reunirse en comunidades emocionales transitorias y

    efmeras en el sentido que describe Maffesoli (1986). Sea como fuere, la telefona celular,

    como un significante vaco, se asocia a la idea de comunidad para conformar una

    mercanca-signo. Pero al mismo tiempo que la telefona actualiza la nocin de

    comunidad, la vaca de sentido. La contradiccin, entonces, desaparece. Una imagen

    reciclada flota con escasa referencia a la sociedad.

    Una comunidad en pequea escala

    Una comunidad en pequea escala. As se titulaba una de las noticias publicadas por el

    suplemento semanal Countries del diario Clarn el sbado 10 de enero de 2009. En la

    volanta que antecede al ttulo se puede leer: Escobar/Los Robles de Maswichtz. Y en la

    bajada: El barrio tiene una superficie de 4 hectreas y est dividido en 24 lotes. Sin reas

    recreativas. Claramente, comunidad refiere en esta noticia a una nueva urbanizacin

    cerrada.

    Lejos de ser una referencia aislada, la idea de comunidad aparece con frecuencia en este

    suplemento:

  • En las ltimas temporadas, el abanico formado por las ms de cuarenta urbanizaciones

    ubicadas entre los kilmetros 44 y 57 del ramal Escobar de la Panamericana, se extendi:

    se iniciaron las construcciones de tres megaemprendimientos, de barrios nuticos que

    apuntan a primera vivienda y hasta abri un centro comercial, surgido como un reflejo

    casi inevitable ante el crecimiento de esta comunidad6 que aprecia el buen vivir.

    (Sbado 1 de noviembre de 2008).

    Los minibarrios atrajeron, inmediatamente, la atencin de un pblico vido por el verde

    pero, a su vez, deseoso de tranquilidad en el marco de una comunidad ms acotada.

    (Sbado 13 de septiembre de 2008).

    En cuanto a las reas residenciales, actualmente se est comercializando la etapa final

    del barrio cerrado Los Jazmines, que es la primera comunidad que integra el complejo.

    (21 de junio de 2008).

    Cmo comprender la frecuente asociacin de las urbanizaciones cerradas a la nocin de

    comunidad? A que comunidad se refieren?

    Saskia Sassen (1999) concibe a las ciudades como uno de los espacios donde se

    materializan los conflictos y las contradicciones de la globalizacin econmica. Por un

    lado, las grandes ciudades del mundo son el territorio donde los mltiples procesos de

    globalizacin adquieren un carcter concreto y localizado, acumulando concentraciones

    inmensas de poder econmico. Paralelamente existe en las ciudades un vasto territorio

    cada vez ms perifrico que est quedando excluido de los principales procesos que

    alimentan la nueva economa global. Esto da origen a nuevas geografas de la centralidad

    y la marginalidad, que atraviesan la vieja divisin entre pases ricos y pobres. Esta nueva

    geografa de los centros y los mrgenes que se evidencia en las grandes ciudades, tanto de

    pases desarrollados como de naciones en vas de desarrollo, no slo contribuye a reforzar

    las desigualdades existentes, sino que pone en marcha todo un espectro de nuevas

    dinmicas de la desigualdad (Sassen, 1999). Focalizando su mirada en la dinmica

    6 De aqu en adelante, los destacados de este trmino son mos.

  • espacial de las urbanizaciones porteas, y teniendo en cuenta las particularidades del

    devenir de la economa argentina en los ltimos aos, la investigadora argentina Cecilia

    Arizaga (2005) sostiene una afirmacin similar: la ocupacin del espacio urbano aparece

    como conflictiva; la ciudad se presenta como el lugar que enfrenta a los que quedaron

    afuera -del sistema social y de la clase- y a los que se mantienen dentro ellos. En este

    contexto es posible comprender la proliferacin de nuevas urbanizaciones cerradas como

    el intento de una clase fundamentalmente sectores de clase media- de huir, aislarse y

    amurallarse frente a la conflictividad de la ciudad. Estas urbanizaciones parecen graficar

    esta lgica de ganadores y perdedores y muestran un aspecto significativo del proceso

    de transformacin que se est llevando a cabo en la morfologa social urbana y suburbana

    dando cuenta de la correspondencia entre patrones territoriales particulares y patrones de

    organizacin econmica determinados, como conformadores de modelos culturales.7.

    Cada vez ms la ciudad se va transformando en un conjunto de islotes de riqueza ligadas

    a los procesos de globalizacin rodeadas por el resto marginal.

    Bauman (2003) sostiene que hasta no hace mucho tiempo la sociedad, entidad imaginada

    que nunca fue posible experimentar en su totalidad, gozaba de la imagen de una

    comunidad que cuidaba y comparta. Pero esa imagen ha quedado en el pasado. El

    debilitamiento de los Estados y de otras instituciones contenedoras propias de los aos de

    soberana del Estado Nacin, ha tornado a la sociedad incapaz de otorgar seguridades

    mnimas. En palabras textuales del propio Bauman a quienes sufren bajo las presiones

    de una existencia insegura e inciertas perspectivas les promete ms inseguridad, no

    menos: en un drstico cambio de tono todava difcil de asimilar, sus portavoces exigen

    ms flexibilidad; exhortan a los individuos a ejercitar su propio ingenio en la bsqueda

    de supervivencia, mejora y una vida digna, a confiar en su propio coraje y en sus propias

    fuerzas y a culpar a su propia debilidad o pereza si son derrotados. () Confiar en que el

    estado, debidamente interpelado o presionado, haga algo tangible para mitigar la

    inseguridad de la existencia no es mucho ms realista que la esperanza de acabar con la

    sequa mediante la danza de la lluvia. En un mundo cada vez ms individualizado y

    7 Arizaga (2005).

  • privatizado, la seguridad, como otros aspectos de la vida humana, entra en el mbito del

    hgalo usted mismo.

    En una lnea similar, Sennet (2000) afirma que la incertidumbre est integrada en las

    prcticas cotidianas de los nuevos patrones de organizacin del capitalismo: las

    condiciones de la nueva economa se alimentan de una experiencia que va a la deriva en

    el tiempo, de un lugar a otro, de un empleo a otro. Este capitalismo del corto plazo

    dificulta que los sujetos configuren proyectos de vida en el largo plazo, sostengan

    relaciones sociales duraderas, desarrollen relatos sobre sus identidades e historias vitales.

    Y, con todo esto, amenaza con corroer el carcter de los sujetos, en especial aquellos

    aspectos del carcter que unen a los seres humanos entre s y brindan a cada uno de ellos

    una sensacin de un yo sostenible.

    Tal como lo expresan Bauman y Sennet, incertidumbre e inseguridad son caractersticas

    fundamentales del modo en que los sujetos habitan las ciudades en la actualidad. La

    imagen de comunidad que pretenden construir las urbanizaciones cerradas es, en este

    contexto, un refugio frente la incertidumbre y la inseguridad. Como sostiene Arizaga

    (2005), la urbanizacin cerrada suburbana resulta un refugio protector frente a un

    entorno catico y mutante, brindando una seguridad material (frente al delito), social (a

    partir de la dualidad distincin-pertenencia) y ontolgica: la idea de comunidad que

    provee la urbanizacin cerrada reduce, o al menos amortigua, los golpes de la

    vulnerabilidad a la que el sujeto se ve expuesto. Su previsibilidad social, esttica y en sus

    prcticas cotidianas reduce la sensacin de a la deriva que se respira en el afuera.

    Pero la comunidad a la que refieren las urbanizaciones cerradas no es cualquier

    comunidad. Como sostiene Sennet, se trata de una comunidad purificada. Como sostiene

    Bauman, se trata de una comunidad en tanto gueto voluntario.

    En los countries y barrios cerrados, comunidad equivale a un territorio aislado y

    separado, con murallas y vigilantes.

  • Comunidad significa tambin mismidad (Bauman, 2003): la construccin de un

    nosotros en ausencia de la alteridad, de los Otros que por ser diferentes se conciben como

    hostiles y amenazantes. Si los extraos no pueden suprimirse fsicamente, la operacin de

    las urbanizaciones cerradas es, al menos, eliminarlos culturalmente, arrojarlos al segundo

    plano de lo invisible.

    Comunidad significa la construccin de un gueto voluntario del cual, a diferencia de los

    guetos reales, se puede salir a voluntad. Si los guetos reales significan negacin de

    libertad, los guetos voluntarios estn concebidos para servir a la causa de la libertad.

    (Bauman, 2003).

    Por ltimo, comunidad es, paradjicamente, debilitamiento del espacio pblico. La

    construccin de las comunidades que prometen las urbanizaciones cerradas requiere,

    como condicin para su realizacin, una suma de gestos privados e individuales. En

    consecuencia, el espacio pblico, como lugar donde los sujetos deliberan y confrontan

    acerca de las condiciones para una vida urbana con ms seguridades y ms libertades, se

    debilita.

    La comunidad de software libre

    El software que no es libre trae consigo un sistema antisocial que prohbe la cooperacin

    y la comunidad.

    Richard Stallman.

    Es frecuente que los usuarios y desarrolladores de software libre se refieran a s mismos

    como integrantes de una comunidad. Unos minutos de navegacin por Internet sirven

    para ratificar esta afirmacin. Yendo ms lejos en el tiempo, la idea de comunidad estuvo

    presente desde el comienzo mismo de este tipo de tecnologa. As lo seal Richard

    Stallman, padre del software libre: Al desaparecer mi comunidad, se hizo imposible

    continuar como antes. En lugar de ello me enfrent a una eleccin moral severa Me

  • pregunt: habr algn programa o programas que yo pueda escribir, de tal manera de

    otra vez hacer posible una comunidad? La respuesta era clara: lo primero que necesitaba

    era un sistema operativo.8

    Para comprender ms cabalmente el sentido de esta frase es necesario hacer un poco de

    historia9. Entre los aos 60 y 70 el software no era considerado un producto, sino un

    aadido que los grandes vendedores de computadoras aportaban a los clientes para que

    stos pudieran usarlos. En este contexto, era comn que los programadores y

    desarrolladores de software compartieran los cdigos de programacin o cdigo fuente-

    de manera colaborativa, unos con otros. En los mbitos universitarios, militares y

    empresariales las personas que hacan uso de la incipiente informtica creaban,

    modificaban y compartan el software sin ningn tipo de restricciones. Con la llegada de

    los aos 80 la situacin empez a cambiar: las compaas iniciaron el hbito de imponer

    restricciones a los usuarios con el uso de acuerdos de licencia. Las computadoras

    comenzaron a utilizar sistemas operativos privativos, forzando a los usuarios a aceptar

    condiciones restrictivas que impedan realizar modificaciones a los softwares. En caso de

    que algn usuario o programador encontrase algn error en la aplicacin, lo nico que

    poda hacer era darlo a conocer a la empresa desarrolladora para que esta lo solucionara.

    Aunque el programador estuviese capacitado para solucionar el problema y lo desease

    hacer sin pedir nada a cambio, el contrato le impeda que mejorase el software. Fue en

    ese momento en que Richard Stallman se vio en la necesidad de elegir entre aceptar

    desarrollar ms software privativo con licencias restrictivas o recuperar la comunidad

    perdida. En 1984 Stallman comenz a trabajar en el proyecto del sistema operativo GNU.

    Un ao ms tarde fund la Free Software Foundation Fundacin de Software Libre-.

    En el mismo sitio web de GNU10

    se define qu es software libre. ste no significa

    software no comercial o software gratuito, sino que se refiere a la libertad de los usuarios

    8 Declaracin de Richard Stallman tomada de Vannini, Pablo (2008).

    9 Si de software libre se trata, me pareci oportuno recurrir a Wikipedia.org, enciclopedia de contenido

    libre en Internet, para reconstruir parte de esta historia. Los Wiki son sitios webs colaborativos que pueden

    ser editados por varios usuarios. De este modo, los usuarios pueden crear, modificar, borrar el contenido de

    una pgina web de forma interactiva, fcil y rpida. 10

    www.gnu.org/philosophy/free-sw.es

  • para ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, cambiar y mejorar el software11

    . En torno al

    software libre pueden nuclearse una heterogeneidad de actores: empresas, gobiernos,

    hackers, estudiantes. Pero es en los grupos de usuarios de software libre donde la nocin

    de comunidad se expresa ms cabalmente. Estos grupos suelen llamarse LUG o GLUG,

    siglas de Linux Users Groups y de GNU/Linux Users Groups, respectivamente. Hoy

    varios han sido rebautizados como Grupos de Usuarios de Software Libre. Suelen

    trabajar en la programacin y en el diseo de programas, as como en la promocin de la

    filosofa del software libre. La mayor parte de sus actividades las desarrollan de manera

    virtual; es por eso que las herramientas fundamentales de estos grupos son las listas de

    correo, los foros, los Wiki y los sitios Web. Adems, suelen hacer reuniones de trabajo y

    eventos de carcter presencial.

    Volviendo al propsito de este trabajo, a qu sentidos remite entonces la nocin de

    comunidad a la que apelan los usuarios y desarrolladores de los Grupos de Usuarios de

    Software Libre. Pablo Vannini (2008) reflexiona sobre el software libre en tanto nueva

    comunidad. De ah que lo que sigue se base, en gran medida, en las consideraciones de

    este joven socilogo.

    En principio, hablar de comunidad de software libre es una paradoja. Estar frente a una

    computadora, uno de los actos ms solitarios e individuales del hombre es, al mismo

    tiempo, el punto de partida para la construccin de nuevos lazos sociales que adquieren la

    forma de una comunidad. La tecnologa digital, condicin necesaria de las actuales

    transformaciones de la economa capitalista, es el eje en torno al cual se ha ido

    construyendo, al mismo tiempo, una comunidad que, en gran medida, confronta

    tendencias predominantes de las sociedades capitalistas.

    11

    De modo ms preciso, el software libre refiere a cuatro libertades de los usuarios de software:

    La libertad de usar el programa, con cualquier propsito (libertad 0).

    La libertad de estudiar cmo funciona el programa y adaptarlo a las propias necesidades (libertad 1). El

    acceso al cdigo fuente es una condicin previa para esto.

    La libertad de distribuir copias, con lo que se puede ayudar a otros (libertad 2).

    La libertad de mejorar el programa y hacer pblicas las mejoras a los dems, de modo que toda la

    comunidad se beneficie (libertad 3). El acceso al cdigo fuente es un requisito previo para esto.

    Fuente: www.gnu.org/philosophy/free-sw.es

  • En primer lugar, la nocin de comunidad remite a un inters compartido. Los Grupos de

    Usuarios de Software Libre se estructuran en torno a un conjunto de motivaciones

    comunes: la fascinacin por la tecnologa, el inters por la idea del conocimiento libre y

    la reflexin por los usos sociales o educativos de la tecnologa. Antes que el fin de lucro,

    antes que una racionalidad de medios y fines, lo que nuclea a sus integrantes es un placer

    por el hacer tecnolgico en s mismo.

    Pero no slo intereses se comparten en Grupos de Usuarios de Software Libre. Tambin

    se comparten y se construyen- cdigos, smbolos y lenguajes. Por ejemplo, la

    resignificacin y la creacin de palabras es una constante en la historia del software libre.

    As, los usuarios suelen pelear por los sentidos de palabras como hacker, free y la misma

    nocin de comunidad. Pero, como seala Vannini, si bien la comunidad es un grupo

    abierto, sus cdigos, lenguajes y reglas generan cierto grado de hermetismo, una

    extraeza para los externos, quiz proporcional al grado de pertenencia que generan

    por otro lado: las frreas prcticas que unen, al mismo tiempo generan una separacin

    del otro. De esto se deriva una tensin entre, por un lado, la necesidad de difundir las

    ideas del software libre ms all de los usuarios geek y techy12

    y, por otro lado, la

    preocupacin por perder las caractersticas que le dan identidad al grupo por acercarse a

    un pblico ajeno a la tecnologa.

    Asimismo, la idea de comunidad implica la construccin de lazos de confianza y,

    tambin en muchos casos, de amistad. Vannini describe que el grupo de usuarios de

    software libre de Capital Federal13

    , denominado CaFeLUG, es un grupo de trabajo y de

    amigos: las reuniones se realizan los das sbados y distan de ser reuniones de trabajo en

    el sentido formal del trmino. Son, antes que nada, espacios de encuentro entre pares y

    espacios de distensin aunque, muchas veces, con una agenda apretada de temas.

    Tal vez la significacin ms importante de la nocin de comunidad a la que apelan los

    usuarios de software libre sea la de trabajo cooperativo y colaborativo. Cooperacin y

    12

    Los trminos geek y techy refieren a las personas que tienen fascinacin por la tecnologa y, en

    consecuencia, llevan un estilo de vida muy apegado a lo tecnolgico. 13

    En referencia a la Ciudad Autnoma de Buenos Aires.

  • colaboracin se exaltan y recuperan como oposicin a la atomizacin y la

    individualizacin del mundo. Los Grupos de Usuarios de Software Libre pretenden

    volver o mejor, continuar- a ese modo de trabajo que fue caracterstico de los inicios del

    mundo digital y que, tal como se seal, fue asediado por las estrategias de las empresas.

    Lo primero que hacen los integrantes de un grupo frente a una duda o un problema es

    postear14

    su consulta con la seguridad de que ser respondida por algn otro miembro.

    (Vannini, op.cit.) En este sentido, comunidad es, tambin, inteligencia colectiva. La

    principal motivacin detrs de las acciones de los grupos de software libre es la bsqueda

    y la socializacin del conocimiento por s mismo, ms all de la bsqueda del dinero. O,

    en otras palabras, la tica hacker (Himanen, 2002).

    Por ltimo, la idea de comunidad est orientada por un fuerte espritu libertario. Los

    Grupos de Usuarios de Software Libre pretenden recuperar la libertad de los primeros

    aos de desarrollo de la informtica y el mundo virtual. Esto los llevar a construir una

    agenda de temas que ponen en cuestin las principales categoras derivadas del

    capitalismo en la sociedad digital: la propiedad comunitaria versus la propiedad privada

    (y privativa); el copyleft versus el copyright. Como seala Vannini, la virtud de la

    libertad no es slo del software (que sigue siendo un plan de accin para una

    computadora) sino que est dada por la propiedad comunitaria y la posibilidad

    transformadora de los usuarios.

    Radios comunitarias

    Volvamos al inicio. La motivacin que dio origen a este trabajo es la intencin de

    comprender la referencia a la nocin de comunidad que cientos de radios en Amrica

    Latina ponen en juego en el momento de nombrarse a s mismas como proyectos de

    comunicacin transformadores. Pero, como vimos hasta aqu, al hablar de comunidad

    estamos lejos de referirnos a un concepto claramente delimitado en su significado. Muy

    14

    Poner una nota en un foro.

  • por el contrario se trata de una nocin en disputa. De un extremo, la publicidad hace uso

    del trmino para promover el consumo de bienes y servicios, vaciando gran parte de sus

    sentidos posibles. Las urbanizaciones cerradas recurren a la misma palabra para nombrar

    un refugio amurallado al que se desea huir para amortiguar la incertidumbre y el temor a

    la presencia de un Otro amenazante en el espacio urbano. En el otro extremo, la

    comunidad que constituyen los usuarios de software libre se erige como reaccin y

    oposicin a la privatizacin del conocimiento en el nuevo mundo digital. En este contexto

    tambin se torna necesario reflexionar acerca de los sentidos que se ponen en juego

    cuando un conjunto de medios de comunicacin se identifican a s mismos como

    comunitarios.

    En la dcada de los 80 comenz en toda Amrica Latina una etapa de creacin de cientos

    de radios comunitarias. Las experiencias de comunicacin alternativa no eran nuevas en

    el continente. Sin alejarnos de las experiencias especficamente radiofnicas, los ltimos

    aos de las dcadas de los 40 y los aos 50 vieron nacer a las radios mineras bolivianas.

    Los aos 70 fueron momentos frtiles para la emergencia de las radios populares en

    Bolivia y Ecuador, en Colombia y en Venezuela, en Per y en Centroamrica. El

    Salvador y Nicaragua fueron testigos del surgimiento de las radios insurgentes a fines de

    los 70. Pero fue en los aos 80 cuando la nocin de comunidad apareci fuertemente

    ligada a la radiofona. Desde entonces, el calificativo comunitario fue el que adoptaron la

    mayora de las radios que confrontan con los medios de comunicacin orientados por el

    fin de lucro, teniendo como horizonte la construccin de una sociedad ms democrtica.

    Cmo entender entonces la emergencia y el predominio de la nocin de comunidad para

    nombrar a este tipo de emisoras? A qu hacen referencia?

    Comunidad significa, en primer lugar, la reconstruccin de lazos sociales. Entre los aos

    70 y 80 la mayora de los pases latinoamericanos padecieron dictaduras militares que

    ejercieron el terrorismo de estado con el propsito de desarticular los lazos sociales y

    polticos de sindicatos, agrupaciones polticas, iglesias inspiradas en la Teologa de la

    Liberacin, movimientos estudiantiles y organizaciones territoriales. Se trat de polticas

    del terror orientadas a desandar gran parte de las conquistas sociales de los trabajadores y

  • de las acumulaciones de los movimientos populares para, finalmente, facilitar la

    implementacin de polticas econmicas neoliberales. En general, las radios comunitarias

    no emergieron sino despus de finalizados estos perodos dictatoriales. En este contexto,

    lo comunitario hizo referencia a la reconstruccin de los lazos sociales resquebrajados

    luego de aos de dictaduras. Y la comunicacin fue considerada una estrategia

    fundamental para encarar esa tarea.

    Pero lejos de recomponerse, los lazos sociales continuaron debilitndose. A la

    desestructuracin operada por las dictaduras militares se sum, inmediatamente despus,

    la fuerza individualizadora caracterstica del capitalismo tardo. A la flexibilizacin de los

    vnculos en el mundo del trabajo le correspondi el debilitamiento de los compromisos y

    de los lazos en casi todas las esferas de lo social. Como lo describe Bauman (2001),

    cuando el empleo ha pasado a ser a corto plazo, una vez despojado de perspectivas

    slidas (y mucho menos garantizadas) y, por lo tanto, convertido en episdico, y cuanto

    casi todas las reglas que ataen al juego de promociones y despidos se han abolido o

    tienden a ser alteradas mucho antes de que el juego haya terminado, hay poca

    oportunidad para que surjan y echen races la lealtad mutua y el compromiso. Proyectar

    trayectorias vitales de largo plazo en torno a la profesin, la vocacin o el oficio se ha

    vuelto difcil. Nada a largo plazo, dice Sennet, es el principio que corroe la confianza,

    la lealtad y el compromiso mutuos. En este contexto, para estas radios la idea de

    comunidad en tanto construccin de lazos sociales slidos no ha perdido vigencia. En

    torno al propsito de democratizar las comunicaciones para democratizar las sociedades,

    las radios recuperan la idea de proyecto sostenido en el tiempo y, en consecuencia, la idea

    de futuro. Proyecto y futuro se convierten, entonces, en los motores en torno a los cuales

    reunir y fundar intereses comunes, voluntades y compromisos de orden colectivo. A su

    modo, construyen comunidad.

    En segundo lugar, en muchos casos la comunidad a la que aluden las radios comunitarias

    refiere a un territorio. Pero no se trata de cualquier territorio. Paralelamente a los centros

    de poder econmico de las ciudades globales existen vastos territorios caracterizados por

    la marginacin y la pobreza, excluidos de los principales procesos que alimentan el

  • crecimiento de la nueva economa global (Sassen, 1999). Lugares donde se arraigan,

    ferozmente, las consecuencias del capitalismo actual. Localidades invadidas de cianuro o

    pesticidas. Regiones despojadas de sus forestaciones originarias para cultivar soja.

    Poblaciones sin centros de salud ni espacios recreativos, con viviendas precarias y escasa

    infraestructura. La contracara de las elites globales cada vez ms mviles y emancipadas

    de las restricciones del espacio es el confinamiento de gran parte de la humanidad a estos

    territorios. Muchas radios comunitarias, junto a otras organizaciones sociales, surgieron

    como consecuencia de la organizacin de hombres y mujeres que habitan estos espacios.

    En estos contextos, las intervenciones poltico culturales de estas emisoras pretenden

    recuperar la dignidad de las vidas que all transcurren. Procuran la construccin de relatos

    que ubiquen en una red de actores, de causas y de consecuencias sociales y polticas,

    aquello que es vivido como desgracia individual. El territorio deja de ser, entonces, mero

    territorio para devenir en una comunidad en la que se vive y por la que se lucha con

    ciertos niveles de organizacin. Por agua potable o por espacios verdes recreativos,

    contra la trata de personas o la explotacin minera contaminante. Se trata de comunidades

    que logran dar vuelta el estigma propio de la periferia y construir, de este modo,

    compromisos e identidad.

    Martn Hopenhayn (2001) y Saskia Sassen (1999) se han referido al debilitamiento de las

    fuentes tradicionales dadoras de identidad como la nacin y la clase que acompa a las

    transformaciones del capitalismo de las ltimas dcadas. Este desanclaje en el proceso de

    formacin de la identidad crea, al mismo tiempo, nuevas nociones de comunidad de

    pertenencia y de titularidad de derechos. Nuevos actores y movimientos emergen en la

    escena social y poltica. Los grandes relatos han entrado en crisis a medida que se

    visibilizan mltiples y diversos relatos acerca de la desigualdad. La globalizacin

    econmica configura, al menos en parte, la aparicin de nuevas reivindicaciones. En este

    contexto, las radios comunitarias emergen como espacios donde las voces de este

    conjunto de resistencias y disputas se hacen audibles. En cuarto lugar, la nocin de

    comunidad refiere, entonces, aunque un poco imprecisamente, a estos nuevos agregados

    de individuos que no caben en las categoras ms tradicionales y ms claramente

    delimitadas como la clase y el pueblo.

  • La construccin de democracia en su sentido profundo -lejos del sentido restringido que

    la limita a una institucin o una forma de gobierno- requiere de la constitucin de un

    espacio pblico de deliberacin acerca las condiciones de convivencia en sociedad. Un

    espacio desde el cual se ejerza presiones sobre el sistema poltico y se motorice el

    cambio. No obstante, cada vez ms asistimos al debilitamiento del espacio pblico. Como

    seala Bauman (2001), lo pblico es colonizado por lo privado; el inters pblico

    es reducido a una curiosidad por la vida privada de las figuras pblicas, rebajando el arte

    de la vida pblica a una exposicin pblica de asuntos privados y a unas confesiones

    pblicas de sentimientos privados. Simultneamente, las presiones democrticas se

    debilitan, crece la incapacidad para actuar polticamente y se produce una salida masiva

    de la poltica de la ciudadana responsable. Contra esta tendencia, es posible ligar la idea

    de comunidad que muchas radios ponen en juego a la intencin de reconstruir un espacio

    pblico erosionado y una cultura poltica perdida. En este sentido, la comunidad puede

    ser entendida, por ltimo, como una comunidad poltica que se resiste a abandonar el

    intento por intervenir activamente en la definicin de las condiciones en las que viven

    hombres y mujeres. Una comunidad poltica que se expresa, delibera y presiona con el

    propsito de profundizar la democracia. La comunicacin meditica es, para ello, una

    decisin por dems estratgica.

    Ms que en los orgenes, es posible encontrar el sentido de las radios comunitarias en sus

    propsitos. Gestados por la iniciativa de colectivos y organizaciones, estos medios de

    comunicacin se proponen, entre otros objetivos, construir comunidad. Esto implica

    fortalecer lazos, compromisos, proyectos a largo plazo, identidades, participacin

    poltica, resistencias, espacio pblico. Negarse al habitar de la incertidumbre, del puro

    presente y de la soledad. En fin, construir la comunidad perdida. O, al menos, intentarlo.

  • Bibliografa

    Arizaga, Mara Cecilia (2005). El mito de comunidad en la ciudad mundializada. Estilos

    de vida y nuevas clases medias en urbanizaciones cerradas. Ediciones El cielo por asalto,

    Buenos Aires. (Tesis de Maestra en Ciencias Sociales, FLACSO).

    Baudrillard, Jean (1987). Crtica de la economa poltica del signo. Siglo Veintiuno

    Editores, Mxico.

    Bauman, Zygmunt (2000). Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Gedisa Editorial,

    Buenos Aires.

    Bauman, Zygmunt (2001). La sociedad individualizada. Ctedra, Madrid.

    Bauman, Zygmunt (2003). Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Siglo

    XXI, Espaa.

    Ewen (1993). Todas las imgenes del consumismo. Grijalbo, Mxico.

    Featherstone, Mike (2000). Cultura del consumo y posmodernismo. Amorrortu, Buenos

    Aires.

    Himanen, Pekka (2002). La tica del hacker y el espritu de la era de la informacin.

    Ediciones Destino, Barcelona.

    Hobsbawm, Eric (1995). Historia del Siglo XX (1914-1991). Crtica, Barcelona.

    Hopenhayn, Martn (1999). Vida insular en la aldea global. Paradojas en curso. En

    Barbero, Jess Martn y otros (eds.). Cultura y globalizacin. CES / Universidad

    Nacional, Bogot.

  • Lash, Scott y Urry, John (1997). Economas de signos y espacios. Amorrortu, Buenos

    Aires.

    Maffesoli, Michel (1986). El tiempo de las tribus. Barcelona, Icaria.

    Sassen, Saskia (1999). La ciudad global. Nueva York, Londres, Tokio. Eudeba, Buenos

    Aires.

    Sennet, Richard (2000). La corrosin del carcter. Las consecuencias personales del

    trabajo en el nuevo capitalismo. Anagrama, Barcelona.

    Vannini, Pablo (2008). La comunidad del siglo XXI. En Urresti Marcelo (editor) (2008).

    Ciberculturas juveniles. La Cruja, Buenos Aires.

    Williams, Raymond (1997). Marxismo y literatura. Ediciones Pennsula, Barcelona.

    Sitios web:

    http://alc.amarc.org

    http://es.wikipedia.org/wiki/Cdigo_libre

    http://www.gnu.org/philosophy/use-free-software.es.html