En Contra Dela Anhypóstasis

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A. EN CONTRA DELA ANHYPÓSTASIS. Antes de proseguir el desarrollo del tema, definamos tres términos fundamentales para la comprensión de dicho problema. Hypóstasis o Supósito: etimológicamente significan lo que está puesto debajo, como fundamento. Son definidos como un sujeto, completo en sí mismo, distinto de los demás de una misma naturaleza y de la cual se predican todas las perfecciones que posee, porque todas descansan en él como en su último fundamento. Persona o (prósopon) añade al concepto de Supósito el ser un sujeto que posee la naturaleza más perfecta, es decir, un sujeto o Supósito de naturaleza racional. Anhypóstasis: es una naturaleza humana sin persona humana. Enhypóstasis: es la subsistencia de la naturaleza humana de Cristo en la Hypóstasis (persona), divina 1 . Todo este problema surge a partir del concilio de calcedonia a pesar que en él no se dice que la naturaleza de Cristo sea «Anhypóstasis» 2 . Sino que afirma que es la persona del Verbo como «sujeto gestor de una naturaleza» 3 , la humana. Leoncio de Bizancio y Leoncio de Jerusalén hablan de Enhypóstasis: «la humanidad de cristo subsiste de forma hipostática en la hypóstasis del Verbo en el sentido de que encuentra en ella la subsistencia» 4 . Así, pues, «fue Leoncio de Jerusalén el que claramente hablo de que la única hypóstasis de cristo es la del logos preexistente. También Juan Damasceno va por ese camino» 5 . *Según el neocalcedonismo en cristo no se puede hablar de una persona humana. He aquí el problema, en la teología actual, en cierto modo, se critica esto último, diciendo: que a Cristo se le niega en su naturaleza humana un acto de ser humano, una ontología propia. En consecuencia, ya no es Jesucristo un hombre. 1 MATEO-SECO, Lucas Francisco; Dios Uno y Trino; EUNSA, 2 2005 pp. 512-513. 2 SAYES, José Antonio; cristianismo y filosofía; EDICEP, 2002, p. 193. 3 SAYES, José Antonio; Señor y Cristo; EUNSA, 1995, p.351. 4 Loc. Cit. 5 SAYES, J. Antonio; cristianismo y filosofía, pp. 193-194.

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A. EN CONTRA DELA ANHYPÓSTASIS.

Antes de proseguir el desarrollo del tema, definamos tres términos fundamentales para la comprensión de dicho problema.

Hypóstasis o Supósito: etimológicamente significan lo que está puesto debajo, como fundamento. Son definidos como un sujeto, completo en sí mismo, distinto de los demás de una misma naturaleza y de la cual se predican todas las perfecciones que posee, porque todas descansan en él como en su último fundamento. Persona o (prósopon) añade al concepto de Supósito el ser un sujeto que posee la naturaleza más perfecta, es decir, un sujeto o Supósito de naturaleza racional.

Anhypóstasis: es una naturaleza humana sin persona humana.

Enhypóstasis: es la subsistencia de la naturaleza humana de Cristo en la Hypóstasis (persona), divina1.

Todo este problema surge a partir del concilio de calcedonia a pesar que en él no se dice que la naturaleza de Cristo sea «Anhypóstasis»2. Sino que afirma que es la persona del Verbo como «sujeto gestor de una naturaleza»3, la humana.

Leoncio de Bizancio y Leoncio de Jerusalén hablan de Enhypóstasis: «la humanidad de cristo subsiste de forma hipostática en la hypóstasis del Verbo en el sentido de que encuentra en ella la subsistencia»4.

Así, pues, «fue Leoncio de Jerusalén el que claramente hablo de que la única hypóstasis de cristo es la del logos preexistente. También Juan Damasceno va por ese camino»5.

*Según el neocalcedonismo en cristo no se puede hablar de una persona humana.

He aquí el problema, en la teología actual, en cierto modo, se critica esto último, diciendo: que a Cristo se le niega en su naturaleza humana un acto de ser humano, una ontología propia. En consecuencia, ya no es Jesucristo un hombre.

Lo que no es asumido no es salvado, diría shonemberg. Además, schillebeeckx, todo comienza con la tradición neocalcedónica (que hablo de una Anhypóstasis) en el sentido de que el hombre Jesús no es una persona humana (cosa que nunca afirma el dogma de calcedonia, el cual habla solo de “una persona”), sino exclusivamente una persona divina con “una naturaleza humana y otra divina”6

B. PERSONA COMO AUTOCONCIENCIA.

K. Rahner, principal propulsor de tal doctrina7. Hemos de pensar en el hombre Jesús como el hombre que, en el ejercicio de su intelecto, se caracteriza por su tendencia al infinito. Esta conciencia del hombre Jesús se abre al mismo tiempo a la libre autodonación

1 MATEO-SECO, Lucas Francisco; Dios Uno y Trino; EUNSA, 22005 pp. 512-513.2 SAYES, José Antonio; cristianismo y filosofía; EDICEP, 2002, p. 193.3 SAYES, José Antonio; Señor y Cristo; EUNSA, 1995, p.351.4 Loc. Cit.5 SAYES, J. Antonio; cristianismo y filosofía, pp. 193-194.6 Loc. Cit.7 SAYES, José Antonio; Señor y Cristo; EUNSA, 1995, pp.366-368.

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del Padre, de modo que Jesús es la presencia histórica de la autoconciencia de Dios, y en este sentido es el mediador absoluto de la salvación.

«De la obediencia total al padre, deriva toda su realidad humana de Jesús. De este modo, Jesús, por autoconciencia, es el que recibe constantemente su ser del Padre siempre y sin reservas en todas las dimensiones de su existencia»8.

En pocas palabras podemos decir que: “en esta autocomunicación de Dios al hombre Jesús se decide la salvación”.

Además, hay que señalar que el concilio de calcedonia presenta en Cristo un solo sujeto, mas no se plantea el problema de Cristo desde la perspectiva de dos sujetos.

Pues esto de dos sujetos ya lo planteaba Teodoro de Mopsuestia, Nestorio lo cual fue reprobado. Ya que, cuando se dice el uno y el mismo, el Señor Jesucristo, es a un tiempo Dios y hombre, es decir, una única persona como sujeto único de dos naturalezas.

El enorme peligro que encierra definir la persona como conciencia es afirmar que, puesto que Cristo tiene conciencia humana, es persona humana. Y una vez hecha esta afirmación, se concibe la persona humana de Cristo como llena de Dios, de la autocomunicación de dios. Esto es que Cristo no es Dios, sino que es Dios quien actúa en Cristo. “yo soy mi conciencia”.

C. O. GÓNZALES DE CARDEDAL Y LA UNION HYPOSTÁTICA.

Comienza afirmando que no se puede excluir de cristo nada de lo que pertenece al hombre. Por tanto, si Cristo no es persona humana, es que le falta lo esencial lo que constituye al hombre en cuanto tal.

Según esto el habla de categorías relacionales, en el fondo, sigue el mismo comino de Rahner.

La naturaleza humana tiene capacidad receptiva obediencial para dar ese salto al límite y recibir ese salto del límite.

En el fondo Olegario habla en cristo de dos personas: la persona del hombre Jesús, que participa de la filiación de la persona del Verbo.

En definitiva, en cristo hay un único sujeto, la persona del Verbo, que asume y gestiona, desde la encarnación, una naturaleza humana. Tal perspectiva está implícita en el concilio de Éfeso y calcedonia; contra «Nestorio y Teodoro de Mopsuestia»9.

Del mismo modo el catecismo de la Iglesia Católica, «afirma que en Cristo no hay más sujeto que la persona divina del Hijo de Dios. Por tanto, no admite que en Cristo se pueda dar una persona humana»10.

8 SAYES, J. Antonio; cristianismo y filosofía, p. 197.9 F. OCARIZ- L. F. MATEO SECO J. A. RIESTRA; El misterio de Jesucristo; EUNSA, 21993 (primera reimpresión), p. 152.10 SAYES, J. Antonio; cristianismo y filosofía, p. 201.