En El Mes Del Maestro

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En el mes del maestro Como en los grandes equipos de futbol, los mejores jugadores del planeta en manos de un mal técnico Por: Francisco Cajiao 6:18 p.m. | 5 de mayo de 2014-El Tiempo Foto: Francisco Cajiao En el marco del proceso electoral y a causa de los malos resultados obtenidos en las últimas pruebas Pisa, la Educación comienza a tener un protagonismo que hace mucho no se veía. En estos días se han programado decenas de foros públicos sobre el tema y todos los candidatos parecen estar entendiendo que se trata de algo importante. El riesgo de esta euforia es caer en lugares comunes marcados por el facilismo. Uno de ellos es poner la lupa sobre los maestros. Es verdad que no hay buena educación sin buenos maestros. También es cierto que no habrá buenos maestros si no se dan las condiciones laborales y salariales que estimulen a muchos jóvenes talentosos para orientar sus expectativas de vida al servicio de la educación. Y, más allá, no serán suficientes los más altos salarios si no hay un cambio cultural que permita valorar

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En el mes del maestroComo en los grandes equipos de futbol, los mejores jugadores del planeta en manos de un mal tcnicoPor: Francisco Cajiao6:18 p.m. | 5 de mayo de 2014-El TiempoFoto:Francisco CajiaoEn el marco del proceso electoral y a causa de los malos resultados obtenidos en las ltimas pruebas Pisa, la Educacin comienza a tener un protagonismo que hace mucho no se vea. En estos das se han programado decenas de foros pblicos sobre el tema y todos los candidatos parecen estar entendiendo que se trata de algo importante.El riesgo de esta euforia es caer en lugares comunes marcados por el facilismo. Uno de ellos es poner la lupa sobre los maestros. Es verdad que no hay buena educacin sin buenos maestros. Tambin es cierto que no habr buenos maestros si no se dan las condiciones laborales y salariales que estimulen a muchos jvenes talentosos para orientar sus expectativas de vida al servicio de la educacin. Y, ms all, no sern suficientes los ms altos salarios si no hay un cambio cultural que permita valorar esta profesin como una de las ms prestigiosas de una sociedad. Tampoco se habr hecho mayor cosa si las facultades de educacin no se convierten en las mejores escuelas de cultura del sistema de educacin superior.Para comenzar a cambiar la orientacin de los anlisis, vale la pena tener en cuenta que quienes al final se ocupan de los millones de nios que asisten hoy a los colegios del pas son precisamente los maestros, entre los cuales hay un altsimo porcentaje de profesionales entregados de cuerpo y alma a su labor, muchas veces en las condiciones ms desfavorables. Lo curioso es que cuando al pas le va mal en los resultados acadmicos la responsabilidad recae sobre ellos, pero cuando se exhiben los resultados de progreso, que tambin los hay, el mrito es de los gobiernos.Tal vez algunas cosas se pueden ver al revs. Como en los grandes equipos de futbol, los mejores jugadores del planeta en manos de un mal tcnico y de unos dirigentes despistados pueden convertirse en el mayor fracaso deportivo. Si la comparacin vale, tendramos que pensar mejor cmo aprovechar la experiencia, los conocimientos y la consagracin de los miles de educadores de muy alta calidad con los que contamos. Habr que analizar si las administraciones locales proveen oportunamente los recursos educativos, si se asigna la gente apropiada a cada institucin, si los rectores son verdaderos lderes pedaggicos, si se les da la autonoma necesaria y si tienen la capacidad de ser los orientadores adecuados para cada comunidad educativa.Se ha venido insistiendo en que se debe motivar a los mejores bachilleres para que sigan la profesin de maestros. Es un propsito loable, pero no es sencillo. Primero, porque las facultades de educacin, en general, no gozan de buena imagen: en muchos casos, parecen centros de pauperizacin en vez de ser los grandes centros de ciencia y cultura que fueron en el pasado las Escuelas Normales Superiores. En estos centros educativos no se respira la dignidad que se quisiera para la profesin, ni circula la experiencia de quienes se han hecho ejerciendo la pedagoga en las aulas de primaria y secundaria.De otra parte, los jvenes de mejores condiciones acadmicas suelen provenir de estratos altos y all no prolifera la generosidad que se requiere para profesiones cuya satisfaccin central no es la econmica, sino el servicio a los dems. A las familias de los jvenes ms destacados no les atrae la idea de que sus hijos e hijas terminen siendo maestros. Por eso el desafo para el sistema universitario es enorme, pues all es donde se deben potenciar las capacidades y valores ticos de quienes inician sus estudios de pedagoga, a fin de llevarlos hacia ideales personales y ticos cada vez ms altos.Me pregunto si quienes hoy prometen mejorar la calidad de la educacin en sus hipotticos gobiernos tienen claro qu harn para que confluyan todos los astros en vez de recitar el discurso del buen maestro aislado como la panacea [email protected] Cajiao