En Manos de La Usura

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Reportaje periodistico acerca de la usura en el estado de Michoacán publicada en Cambio de Michoacán (Febrero de 2011)

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En Manos de la Usura

Cambio de Michoacán – domingo 13 de febrero de 2011

Francisco Lemus | Morelia

El difícil acceso al crédito para aquellos más desprotegidos trae como consecuencia que caigan en

manos de empresas que al hacer préstamos de alto riesgo elevan su costo de manera que puede

volver impagable para muchos de los deudores, prueba de ello es que en los casos más

transparentes el pago representa prácticamente el doble del préstamo original.

En esta capital abundan letreros y anuncios radiofónicos que invitan a quienes tiene problemas

financieros a, con una simple llamada, hacerse de ese dinerito que tanta falta hace en estos días

críticos, pero precisamente cuando hay urgencia es cuando menos racionales llegan a ser las

decisiones, lo que sumado a la poca información, puede acabar endeudando a una persona sin

salidas legales.

Así mismo grandes empresas con presencia nacional muestran accidentes chuscos en los que se

intuye el protagonista va a requerir de ayuda monetaria, así que tan fácil como ir a visitar estas

tiendas-banco, el desafortunado sale con un abanico de billetes y se anuncia cuánto hay que pagar

semanalmente pero no en cuánto tiempo y el costo total.

En la entidad ya hay quienes se han decidido enfrentar a estos prestamistas, grandes y chicos,

como un grupo de colonos de Uruapan, convertidos en deudores y que han tenido relativo éxito.

Ahora exigen a los gobiernos locales, estatal y federal, tomen cartas en el asunto y hagan lo que

está en sus manos: evitar que estas empresas proliferen.

El delito de usura

En Michoacán la usura ha sido tipificada como un delito concerniente ya no al código civil sino al

penal desde 2008, cuando fue reformado a propuesta de la fracción priísta y que señala que

aquella persona que le preste dinero con un interés superior al dos por ciento mensual será

sancionada con ocho años de cárcel.

Sin embargo, como aclara el diputado local Wilfrifo Lázaro, los negocios dedicados al préstamo no

están dentro de esta legislación debido a que “tienen que ver con el código mercantil, es un

‘resorte’ del Congreso de la Unión, no puede ser tocado por los estados y ahí es donde tenemos el

problema”.

“Lo hemos comentado con el grupo parlamentario del PRI a nivel federal para que sea tocado en el

Congreso de la Unión, ya que este tipo de negocios han crecido mucho en el país a partir de la

crisis global, de la necesidad de la gente, del desempleo, pues la gente acude a este tipo de casas”.

Así mismo el diputado fue enfático al advertir que en este tipo de negocios, incluyendo a las casas

prendarias, “están robando a la gente. Pero además de interesas altísimos, la gran mayoría pierde

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sus pertenencias. Desde que aquí se aprobó lo de la usura, hicimos un exhorto a la federación para

que tocara ese tema, porque es muy sensible y ha crecido de manera exponencial en el país”.

Usura legal en términos mercantiles

Ángel Alanís, asesor jurídico de Colonias Marginadas de Uruapan, explica al respecto, “el código

civil del estado en uno de sus capítulos se ocupa del contrato de mutuo, que puede ser simple o

con intereses. Ese mismo capítulo establece que es usurario el interés que exceda del dos por

ciento mensual”.

“A su vez el código penal del estado, tipifica y sanciona la usura, que consiste en cobrar intereses

más elevados de los que permite la ley, aprovechando la ignorancia o la inexperiencia de las

personas”.

Pero eso aplica nada más para contratos de mutuo, no para pagarés y otros documentos de

crédito, pues estos se rigen por el código de comercio que es una ley federal. Por ello Alanís

explica que “si existe usura y agiotismo, pero están legalmente permitidas en cuestiones

mercantiles”, que es el caso de muchos establecimientos de crédito.

Altos intereses para “ayudar a la gente”

Desde luego los intereses que se cobran en la mayoría de las instituciones están lejos de ser del

dos por ciento mensual, un ejemplo bastante fácil de obtener es el de Provident que tiene un

romántico slogan: “gente ayudando a la gente”. Sus préstamos iniciales van de los mil a los cinco

mil 500 pesos, los cuales seguramente sólo sirven para sacar de apuros muy básicos.

En caso de obtener el préstamo más alto, el beneficiario (si se le puede llamar de este modo),

acaba pagando en 41 semanas, ni siquiera las 52 del año, un total de diez mil 890 pesos, poco

menos del doble. Eso sin contar que semana a semana hay que garantizar un pago de 264 pesos,

lo que significa que en un mes ya se habrán desembolsado mil 56 pesos.

Desde luego quienes contratan este tipo de créditos tienen la opción de abonar a capital y reducir

el tiempo de la deuda, pero si una persona tiene tal necesidad de solicitar un préstamo de cinco

mil 500 pesos a una tasa tan elevada, ¿cómo se espera que pueda solventar un pago de más de mil

pesos mensuales? Más aún si gana menos de seis mil pesos mensuales.

Prestamos por doquier

En la ciudad se pueden encontrar letreros que anuncian “Prestamos (sic) sin aval”, en su mayoría

son realizados con plumón o pintura y en algunos casos son fotocopias con anuncios muy

rudimentarios, pero el número telefónico repetido a lo largo del margen, una y otra vez, por

aquello de que le quiten un pedazo a la hoja.

Hay un letrero en particular que es fácil de encontrar en distintas zonas de Morelia, pero más en el

norte, por ejemplo en frente de la central de autobuses, donde hay por lo menos dos de ellos en

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los postes de luz o en faroles. El letrero está hecho a mano con pintura roja, tal vez

impermeabilizante y anuncia “Prestamos sin aval” y el número de celular 443 273 1023.

El letrerito es de plástico, tal vez el retazo de los canceles para el baño y está amarrado con dos

alambres y también se le puede encontrar cerca del centro sobre la calle Cuautla, pero se

presencia se acentúa en el libramiento norte y en la avenida Pedregal.

Justamente en la avenida Pedregal y muy cerca de una iglesia se pueden encontrar otros anuncios

de préstamos, unos más antiguos que otros. El primero tiene la palabra DINERO en letras grandes,

que sin duda ayuda bastante a ubicarlo aún viajando en la combi, y advierte que le presta a todo

tipo de trabajadores: afiliados al IMSS o al ISSSTE, pensionados, taxistas, carpinteros, todos.

“Y si eres mamá, también te prestamos”, anuncia. Sólo hay que llamar al número 278 2428, un

número de Nextel seguramente, pero además da un par de opciones más un celular y un número

local.

Enfrente en otro poste además de este anuncio repetido está uno en una nada pretenciosa

cartulina amarilla y realizado con un plumón y letras nada uniformes, “Prestamos sin aval” 278

2461, un número de Nextel también.

¿Quién está detrás del teléfono?

Al llamar al primer número (el de los letreros de plástico) una mujer contesta con dificultades pues

se escucha el llanto de un pequeño que tal vez carga en sus brazos, pide que se le permitan unos

segundos y luego ya sin llanto de fondo responde. Una vez explicado el interés en el préstamo

inicia advirtiendo que son préstamos de cantidades pequeñas.

“Son préstamos de mil a cuatro mil pesos nada más. ¿Cuánto ocupaba?”. Explica que el préstamo

se entrega a domicilio y lego hay que pagarlo semanalmente, pero evita dar mucha información.

“Me manda su dirección en un mensaje y ya vemos el día lunes”.

Ante la insistencia por saber sobre el costo del crédito o cualquier cosa más, la mujer apura la

charla (tal vez debe regresar por el niño que lloraba) y dice cortante: “Mire si quiere ya el lunes y

ya platicamos, me manda su dirección y la hora en que está”.

En el segundo número, contesta un hombre, seguramente el mismo que sacó las fotocopias y las

pegó en el poste, viaja en combi y pide que le den un segundo para bajarse y poder escuchar al

cliente potencial, rápidamente explica que los préstamos pueden ser de hasta 20 mil pesos,

siempre y cuando se tenga IMSS o ISSSTE.

Si no es así, el préstamos máximo puede ser de cuatro mil 800 pesos, pero si se necesita más,

“puede contratar dos créditos. ¿Usted está casado? Si es así, que su esposa pida un préstamo por

otros cuatro mil 800 pesos, siempre y cuando trabaje aunque sea vendiendo Avon. (…) ¿Tiene por

lo menos un hijo menor de 18 años?” Sin hijos no hay préstamo, ni el mínimo de mil 800 pesos.

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De igual modo el ejecutivo es cauteloso de decir cualquier información acerca de quién es el que

financia, pero señala que el crédito que pide que la mujer tenga hijos se llama Credimamá; lo que

indica que esta persona trabaja para Financiera Independencia que se caracteriza por utilizar

caricatura de una familia como anuncio.

Los plazos son de 20 a 40 semanas, explica. Se paga un mínimo al máximo de tiempo, por lo que se

puede pagar en menos tiempo. Sólo pide presentar la credencial del IFE con tres copias,

comprobante de domicilio reciente y tres referencias, que una vez corroboradas permiten que el

préstamo se resuelva “de un día para otro” o máximo dos.

Financiera Independencia al parecer ha encontrado más eficaz hacer este tipo de préstamos a

través de personas que trabajan por su cuenta; así mismo recomienda a sus clientes que inviten a

otras personas a pedir créditos y ellos recibirán un descuento; finalmente muestra de que la

empresa ha dejado de existir físicamente es que los pagos se realizan ahora en Oxxo.

El segundo número de Nextel, anunciado en la cartulina amarilla, es de una mujer que también

trabaja el mismo esquema, de forma muy amable ofrece el límite de cuatro mil 800 pesos con la

posibilidad de acceder al doble si la pareja tiene algún ingreso monetario por irregular que éste

pueda ser.

De igual modo por el ruido que hay en el fondo, todo parece indicar que está en cualquier lugar

menos en una oficina. Ella explica que el plazo más largo es de 40 semanas pagando 172 pesos a la

semana, lo que implica pagar seis mil 880 pesos, el 43 por ciento de lo prestado en tan sólo diez

meses.

“Piénselo bien y me llama, porque muchos hacen cuentas del dinero con intereses y se les hace un

chorrarraral, pero si paga más a capital puede cubrir la deuda en menos tiempo”, aclara la mujer

de voz joven, así mismo comenta que si es necesario “nos podemos ver en su casa o en el centro,

donde lo prefiera”.

Préstamos a trabajadores formales

Llama la atención que la mayoría de estos préstamos están dirigidos a profesores, trabajadores y

funcionarios públicos, como es el caso de Paguitos, que es exclusivo para este tipo de trabajadores

y anuncia un Costo Anual Total (CAT) del 75.16 por ciento, con una tasa promedio de 43.34 por

ciento.

Paguitos al igual que muchas otras empresas financieras se encuentran en las inmediaciones de la

Secretaría de Educación del Estado (SEE), que es la dependencia que aglutina la mayor cantidad de

funcionarios, a los que habría que sumar a todos los profesores afiliados al sindicato.

Algunos de estos negocios explican desde que una persona entra, que sus préstamos están

dirigidos a estos trabajadores, por lo que si no sé es parte, recomiendan buscar otras opciones de

créditos con descuento en nómina, ya sea en los bancos u otras instituciones de crédito.

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Crédito Familiar, ubicada en Siervo de la Nación 1050, es una de las empresas que acepta a

cualquier persona, sin importar para quién trabaje o si trabajan por su cuenta, con un límite de 70

mil pesos, pero desde luego éste está sujeto a previa aprobación, pues como señala el ejecutivo

“no se trata de sobre endeudar al cliente”.

De acuerdo con él, sus tasas son las más bajas del mercado, que van del dos al cinco por ciento,

dependiendo del monto y el plazo, pero no especifica un costo total que pueda tener un crédito,

por ejemplo de 20 mil pesos, que seguramente le permitiría a un trabajador poder acceder a

comprar un automóvil.

De acuerdo con una pequeña hoja que entrega esta empresa a quienes asisten en busca de un

crédito, los primeros meses se paga casi todo a interés y prácticamente nada a capital, situación

que se invierte, para que en los últimos meses sea el capital el que reciba un mayor porcentaje del

pago mínimo.

“Una ventaja que tienes es que si tú duras pagando hasta el sexto mes tus mensualidades intactas,

que no te atrases, suponiendo que de los 20 mil ya llevas diez mil pagados y ocupas otros 25 mil,

se le restan estos diez y se te entregan otros quince mil pesos, esto se borra automáticamente y

empiezas desde el principio, tu tasa baja y se resuelve más rápido, nada más con tu IFE”, explica.

El crédito se resuelve en dos días, no requiere aval o garantía, pero la empresa hace una

evaluación para ver quién puede recibirlo y por cuánto, ya que el empleado asegura que no

siempre se abre el crédito por lo que el solicitante requiere.

Más préstamos pequeños

Don Crédito, tiene como logotipo a una confiada rana con un fajo de billetes, es uno de esos

negocios que aparecen como establecimientos mercantiles y de igual modo presta un máximo de

cinco mil pesos para quienes no laboren en dependencias gubernamentales o estén afiliados al

IMSS o al ISSSTE.

Aunque la persona de la sucursal de avenida Lázaro Cárdenas dio una explicación bastante

complicada señaló que por los cinco mil pesos, habría que hacer 36 pagos quincenales de 341

pesos, lo que implicaría un pago final de doce mil 276 pesos, mucho más del doble en un año y

medio.

Sin embargo la publicidad señala que los pagos por un préstamo de cuatro mil pesos son de 254

pesos en 26 semanas; por tres mil 500, 222 pesos semanales; por tres mil, 190 pesos, y por dos

mil, un pago semanal de 127 pesos. Éste último significa pagar tres mil 302 pesos, 65 por ciento de

interés en un lapso de seis meses.

La regulación

Don crédito es el tipo de establecimientos que no se regulan por la Comisión Nacional para la

Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), pues como explica su

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delegado en la entidad, Carlos Guzmán Guerrero, estos negocios no trabajan como entidades

financieras sino como sociedades mercantiles.

El funcionario explica que este tipo de empresas al tener un mayor riesgo, implican un costo más

alto en términos de intereses y por lo regular son el tipo de establecimientos a los que recurre una

persona cuando tiene una necesidad urgente, por lo que a veces no ponen atención en los

términos de los contratos.

Lo mismo sucede en estos lugares en algunos bancos “populares” o caja de ahorro, que si se

encuentran dentro de la regulación de Condusef, que como explica el delegado también son más

accesibles que los bancos, pero más costosas.

Y aunque sus contratos se encuentran verificados por la institución, muchas veces las personas por

la premura no ponen la atención suficiente en este trámite legal y por ende pueden meterse en un

lío del que difícilmente se podrá salir. “El resolver comodidades o urgencias y correr un riesgo con

el dinero, tiene que tener un precio”, por ello el delegado considera justificable que haya un

interés.

Sin embargo acepta que en algunos casos el beneficio que se recibe y su costo pueden ser

desproporcionados.

Empresas grandes también participan

Bancos como Azteca de Elektra, Famsa, de esta misma tienda; Coppel, entre otros, de igual modo

llegan a ofrecer créditos semanales o quincenales, ya no sólo en los productos que venden, sino

también en dinero en efectivo que se va liquidando también en este tipo de “pagos chiquitos”.

En el caso de Banco Azteca que anuncia su crédito para resolver emergencias como accidentes y

que puede ser hasta por 70 mil pesos, tiene un CAT variable que contradictoriamente es más alto

entre menor sea el monto del préstamo y menor sea el tiempo de pago.

Por medio de un simulador que se ofrece en la página web del banco, el pedir un prestamos de

cinco mil pesos a 52 semanas tendría un CAT del 145 por ciento; pero si reduce a la mitad del

tiempo (seis meses) el CAT sube a 150 por ciento, pagando 250 pesos semanales y un supuesto

total de seis mil 500 pesos.

La defensa social

Como en cualquier banco, la morosidad puede resultar seriamente costosa, como da fe Ángel

Alanís, quien inició su trabajo en la organización Colonias Marginadas de Uruapan, apoyando a la

escrituración de casas, sin embargo la realidad lo fue llevando a poner en práctica sus

conocimientos legales en el tema de los deudores.

Al ser abogado, las personas se acercaban a solicitarle apoyo, debido a que tenían problemas

tanto con casas de préstamo como de empeño y bancos y tiendas de abonos chiquitos. Es así que

Alanís ha sido testigo de situaciones estremecedoras.

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“En las reuniones tenemos mujeres que a veces se desmayan porque no han podido si quiera

comer lo indispensable, otros casos son los de mujeres con cáncer que tienen que decidir entre

tratarse o pagar sus deudas. Esa es la gente que tiene estos problemas”.

Pero como señalan tanto Alanís, como el delegado de Condusef, Guzmán Guerrero, nunca han

sabido de que estas personas, las más humildes, buscan apoyo para no pagar, por el contrario lo

que buscan es pagar, pero las deudas se han vuelto inmensas.

“Por ejemplo, hay personas que sacan un crédito que van pagando y por alguna razón se atrasan,

no pueden actualizarse porque las mismas empresas les ponen trabas: les cobran intereses

moratorios y ordinarios al mismo tiempo, gastos de cobranza, algunas cobran hasta 100 o 150

pesos por visita, a lo que le suman el IVA”, reseña Alanís.

“Son obstáculos que las mismas empresas les ponen para que caigan en mora y cuando los

demandan lo hacen por el total del pagaré, sin importar lo que ya han pagado”. Como si esto fuera

poco, es normal que estas instituciones a la hora de negociar una restructuración, los hagan firmar

documentos por nuevas deudas todavía más altas.

El jurista tiene en su poder pruebas de todas estas situaciones que para él tienen consecuencias

que van más allá de lo económico, pues muchas veces las familias acaban separándose a causa de

las deudas.

Agresiones hacia los deudores

Su organización empezó con la nada módica cantidad de 300 personas con problemas de este tipo

y actualmente aglutinan a más de tres mil, solamente en Uruapan, pero además se han extendido

a otras comunidades de la meseta purépecha como Paracho, Nahuatzen, Cherán, Villa Escalante y

Páztcuaro.

Esto debido a que en estos lugares las prácticas de cobranza son ofensivas en contra del deudor,

pues como él atestigua ha habido casos en donde “trabajadores de estas empresas ostentándose

como jueces, actuarios o secretarios de un juzgado, entran a los domicilios de los deudores y los

embargan”, situación totalmente ilegal.

Pero además “las prácticas de cobranza van desde pegar cartelones en la casa del deudor con

leyendas como ‘si no ibas a pagar, por qué sacaste crédito, mejor paga no seas rata’, con una

imagen de este animal de fondo. Así como ‘si si quieres pagar, ponte a vender tamales o atole,

pero paga’”. Lo que afecta la imagen del deudor y de toda su familia.

“Empresas como Elektra, por la vía legal exige pagos de hasta el 19.5 por ciento de interés

mensual. Si todo esto no es ilegal o ilegitimo, qué alguien nos explique qué está pasando”,

pregunta con un tono de gravedad.

La movilización como solución

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Un logro que ha tenido la organización es que se pague solamente el capital, pero también de

forma que sea factible para las personas. “Por eso le tengo mucha confianza a la movilización de la

gente, pero para ello nos ha tocado tener que bloquear esas empresas, hacer que los superiores

vengan y dialoguen con nosotros para lograr un mecanismo de pago favorable a la gente”,

comenta Alanís.

Esto ha pasado con empresas nacionales como Elektra, Famsa y las cajas Morelia-Valladolid y

Libertad, entre otras, que pudieran parecer invencibles pero que han tenido que negociar ante la

presión popular.

Demandas ante gobierno

Alanís recuerda que los ayuntamientos tienen un régimen autónomo para ejercer sus funciones,

“entre estas atribuciones y funciones está la de velar por la seguridad y bienestar de sus

habitantes. Evidentemente tienen la facultad de conceder o negar licencias municipales para que

trabajen cualquier giro”.

Por ello la organización está exigiendo de manera conjunta en los ayuntamientos de Nahuatzen,

Paracho, Uruapan y Pátzcuaro, que ya no se resellarán las licencias municipales de negocios de

préstamos prendarios o de cualquier otro tipo, sin un estudio de impacto financiero, así como se

exigen los estudios de impacto ambiental.

Aunque Alanís acepta que el camino es lento, ya se han logrado avances considerables en estos

lugares. Así mismo esperan pronto poder llegar a Morelia, pues saben que aquí también abundan

estos problemas, pero los pocos recursos de la organización que a veces hasta cubre las deudas de

quienes de verdad no tienen capacidad de pago, no se los ha permitido.

Opciones de préstamo para trabajadores

Una de las mejores opciones con las que cuenta en este momento la clase trabajadora para un

crédito en caso de emergencia es la que ofrece Fonacot, a la que prácticamente todo trabajador

puede acceder simplemente con que su patrón se registre ante el instituto, sin que esto implique

que tenga que hacerse solidario con las deudas de sus empleados.

Como señala el delegado de Fonacot para Michoacán, Gerardo Correa Cosío, este tipo de crédito

ha tenido un gran éxito y ya se ubica cerca de representar la mitad del total de créditos que hace

este instituto y que en menos de dos meses registró cerca de mil 100 solicitudes y al primer mes

de 2011 ha superado la meta de salida con más del 70 por ciento.

Este préstamo que se hace en función al salario del trabajador, evitando que se les descuente más

del 20 por ciento de su ingreso mensual, pues de otro modo, como advierte el delegado, puede

empezar a tener problemas para realizar el pago. En la entidad el promedio de este tipo de

préstamos se ubica entre los diez y doce mil pesos.

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Pero además de señalar el CAT desde el momento en que se va a contratar el crédito, el cual es del

43.5 por ciento; este crédito ofrece un apoyo que difícilmente podrían obtener de otra parte, ya

que el instituto se hace cargo del 30 por ciento de la deuda en caso de que la persona pierda su

trabajo, lo que no implica ser boletinado o no poder acceder de nueva cuenta a un crédito con

Fonacot.

“Este es el aspecto social que persigue el instituto, que si una persona llega a perder su trabajo, no

tenga problemas con los acreedores, que le estén llamando o exigiéndole un pago que se vuelva

más grande”, afirma Correa Cosío.

Testimonio

En la zona noroeste de esta capital, del otro lado del libramiento donde se encuentran colonias

populares como la Tercera Esperanza es famoso un hombre que actualmente se dedica a

recolectar fierros entre los vecinos para ganarse la vida. Hace algún tiempo tuvo una casa pero la

perdió por ser aval en un crédito de abonos chiquitos.

La historia puede sonar exagerada pero Ángel Alanís da cuenta de que esto es una realidad, pues

entre los casos que lleva la organización, está el de un joven que compró una motocicleta a crédito

en una de estas tiendas-banco, poniendo a su madre como aval, pero debido a la enfermedad de

un familiar tuvo que elegir entre pagar la semanalidad o apoyar a su familia.

Actualmente la deuda por esa moto llega ya a los 200 mil pesos y la casa de la madre del joven ha

sido embargada, gracias a la organización han evitado en dos ocasiones que sea rematada.

Otro de los casos que para Alanís es revelador de lo que sucede con estas empresas de crédito

está en una pareja de ancianos que viven en un cuarto de madera y techo de cartón. El hombre de

avanzada edad trabaja en una tabiquera ganando 250 pesos semanales, a veces, porque en

ocasiones no le pagan.

“Ellos debían y estaban amenazados de ser embargados, yo no sé que les iban a embargar, pero se

acercaron a nosotros”, no sólo les ayudaron a arreglar el problema, incluso haciéndose cargo de la

deuda como organización, sino que también han buscado la forma de ayudarles a mejorar las

condiciones de su casa.