En un frío día de invierno, Oso saca sus pinturas del olvido y … · 2020. 4. 10. · Es pleno...
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En un frío día de invierno, Oso saca sus pinturas del olvido y organiza todo para tener una tarde a pura creación. Masha no
puede quedar afuera: ella también quiere ser una artista. Entre sus amigos encuentra los mejores modelos, pero a veces eso no
basta. Así que los pinceles van a volar por todo el bosque y la estación más fría del año se volverá la más colorida.
© 2008 - 2017 Animaccord LTD. All trademarks are owned by Animaccord LTD.www.mashabear.com
ISBN: 978-84-17019-72-3
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Título original: Picture PerfectSerie creada por: O. Kuzovkov
Director de arte: I. Trusov© 2017 versión en español por Luppa Solutions S.L.
1a edición: noviembre de 2017
Desarrollo editorial: almaceneditorial.com
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Es pleno invierno y afuera hace mucho frío. Oso decide que es un
buen momento para sacar sus elementos de pintura. Busca sus
óleos, su caballete, sus pinceles y todo lo que necesita para ser un
gran artista. ¡Qué buena idea tuvo!
Mientras tanto, Masha pasea por el bosque, bien abrigada. El suelo
cubierto de nieve es como una hoja en blanco: con un palito traza
sus dibujos y sigue caminando. Cuando ella se aleja, las Ardillas y la
Liebre aparecen para mirar de qué se trata. Atrás de ellas llega un
Lobo y, al ver lo que hizo Masha, aúlla llamando a su compañero. Al
otro lado del bosque, el otro Lobo está escuchando.
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Oso acomoda unas frutas dentro de una fuente y las ubica sobre
una mesa. Empieza a pintar, pero cuando les vuelve a dar una
mirada, las encuentra todas mordidas. En ese momento, descubre
a Masha junto a su sillón. Oso se toma la cabeza con resignación...
Saca las frutas mordidas y esta vez ubica sobre la mesa algunos
ajos y cebollas, mientras le advierte a Masha que no debe tocarlos.
Masha huele los ajos y frunce su nariz.
—¡Ewww! —dice. Luego mira el cuadro de Oso y declara:
—¡Muy aburrido!
Entonces Masha decide cambiar el arreglo de Oso y coloca sobre
la mesa unas salchichas, unos embutidos, bananas, latas... A Oso
no le queda otra opción que volver a guardar todo en la heladera.
Mientras, Masha ubica un lienzo pequeño sobre el caballete.
—¡De un brochazo, seré Picasso! —dice.
—¡Oso! —llama Masha—. ¡Mira esto! —y le muestra su pintura: es un
retrato de su amigo.
—¿No pareces tú? —le pregunta. ¡Claro que sí! Oso le muestra su
pulgar hacia arriba.
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—Entonces, para mi gran obra, ¿qué puede servir? —se cuestiona
Masha. Oso le sugiere salir al bosque a pintar. ¡Ahí está el Lobo!
—¡Te pinto! ¡Te pinto! ¡Te pinto! ¡Te pinto! —le grita. Pero el Lobo sale
corriendo y se encierra junto con su compañero dentro de la vieja
ambulancia.
—¡Los pinto! ¡Los pinto! ¡Los pinto! —exclama la niña. A través de la
ventana les muestra el retrato que hizo de Oso.
—¡Vamos, chicos! ¡Los voy a pintar, nada más! ¡Un retrato! —dice
Masha. Los Lobos se convencen y posan para la artista.
En ese momento, aparece la Liebre.
—¡Tú también! ¡Ven! ¡Posen para mí! —le dice Masha mientras la ubica
junto a los Lobos.
—¡Más cerca! ¡Más cerca!
Las Ardillas se asoman desde la rama de un pino. Masha le da un
empujón y las hace volar, para caer con gracia junto a los Lobos.
—¡Bien! —dice Masha con una sonrisa.
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Pronto se acerca también el Erizo y decide posar para el retrato.
Masha trabaja seriamente, mezclando colores y observando con
atención a sus modelos. Mueve su pincel de aquí para allá, y cada
tanto se aleja para mirar su obra.
Finalmente, decide que está terminada. ¡Qué cansancio! Ser una
artista es un trabajo duro. Es momento de mostrar su creación.
Cuando Masha da vuelta su cuadro para que lo puedan ver, los
Lobos, las Ardillas, la Liebre y el Erizo no parecen muy convencidos.
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A los modelos no les gusta el cuadro: todos dicen que no, moviendo
las cabezas de un lado a otro. No, no y no. Masha vuelve a observar
su obra y se queda pensativa. ¿Qué cambios necesitará hacer?
Masha mira la pintura, luego a los modelos, otra vez la pintura... ¡Ya
lo tiene! Se acerca a los animalitos y pasa su pincel sobre la liebre.
¡Ahora sí está igual que en el retrato! Enseguida es el turno del lobo:
rosa y blanco para él.
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Masha pasa su pincel sobre la espalda del erizo, pero él no se
conforma y decide acostarse directamente sobre la paleta repleta
de pintura. ¡Ahora sí quedó perfecto! Es un erizo multicolor.
Es el turno de las liebres. Eligen pasarse el pincel una a la otra. Sobre
un fondo anaranjado, se marcan rayas y lunares de color violeta. El
pelaje se vuelve cada vez más divertido.
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Los Erizos se dan los toques finales antes de quedar perfectos.
Las Ardillas pasan sus colas peludas por la paleta repleta de colores
y las usan de pinceles. ¡Están divinas! Suben a un pino y van dejando
trazos verdes y azules hasta la punta.
Los árboles quedaron tan lindos que Masha se pone a pintarlos a
todos. Con su pincel reparte rosa, amarillo, rojo, azul, celeste... ¡El
bosque se viste de colores en pleno invierno!
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Mientras tanto, Oso cuelga su pintura sobre la pared. En ese instante,
entran Masha y sus amigos a mostrarle su obra terminada: el cuadro
y los animalitos repletos de colores.
—¡Oso! ¡Mira qué colorifloridísimo! —dice Masha. Pero ahí mismo se da
cuenta de que falta algo. —¡Ah! ¡Se nos olvidó colorearte a ti! Ven, ven,
ven, ven, ven, ven, ven, ¡ven!
¡Ah, no! Oso no tiene ninguna intención de dejarse pintar. Así que sale
corriendo, con todos los animalitos y Masha detrás.
—¡Píntenlo bien, chicos! —grita la artista.