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ENCUENTRO "IGUALDAD EN DERECHOS E INCLUSIÓN DE
PERSONAS CON DISCAPACIDAD: MARCO LEGAL NACIONAL Y
COMPROMISOS DE POLÍTICA PÚBLICA EN AMÉRICA LATINA"
Quito, mayo 27 / 2019
Apreciado embajador Luis Gallegos, compañero desde hace años
en esta hermosa ruta de trabajo por la discapacidad. Gracias por
sus cálidas palabras.
Apreciados miembros del World Policy Analysis Center;
distinguidos integrantes del comité de Expertos en Derechos
Humanos y Discapacidad que nos acompañan hoy desde varios
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países. Queridas autoridades, ministros de Estado, amigas y
amigos todos:
¡Realmente, resulta grato contar con el reconocimiento
internacional a nuestro gobierno! Qué grato saber que existen
centros de investigación de altísimo nivel y larga trayectoria, que
han estudiado y evalúan de manera permanente nuestras leyes y
nuestras políticas sociales.
Que cuando presentan los datos y resultados de sus estudios,
podemos comprobar que, en varios ámbitos, nos encontramos a
la vanguardia.
En febrero recibí una invitación del World Policy Analysis Center,
a participar en un evento para compartir la experiencia
ecuatoriana en el ámbito de las personas discapacidad.
Hoy, en este espacio, la doctora Jody Heymann, directora
fundadora de este centro de investigación, y el doctor Michael
Stein, director ejecutivo del proyecto sobre discapacidades de la
escuela de Derecho de Harvard, analizarán los enfoques
legislativos adoptados regionalmente, y de manera particular la
legislación de nuestro país para promover la inclusión y no
discriminación de las personas con discapacidad.
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Sé que ha sido un arduo trabajo de investigación, que contempla
la medición y mapeo de más de dos mil leyes y políticas en todos
los estados miembros de Naciones Unidas. En aquellas áreas de
alto impacto en la salud humana, el desarrollo, el bienestar y la
promoción de la igualdad de derechos.
Me place sobremanera que mañana se reúnan los representantes
de aproximadamente 40 organizaciones de la sociedad civil,
guiados por los miembros del World Policy Analysis Center, y
también del Comité de expertos en derechos humanos y
discapacidad.
Les anima dos objetivos: abordar y entender la discapacidad
desde un enfoque de derechos, y recibir retroalimentación
respecto de las condiciones de vida de las personas con
discapacidad.
Siempre he compartido con el Comité su preocupación respecto
de la ausencia de participación de las organizaciones de personas
con discapacidad, en el proceso de examen de los informes
estatales.
El momento en que firmé la Convención de los Derechos de las
Personas con discapacidad de Naciones Unidas, acompañado por
el siempre activo, inteligente y versado acerca del tema, doctor
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Luis Gallegos, recuerdo una frase que me quedó resonando:
“Nada para nosotros sin nosotros”.
La verdad es que nosotros somos muy propensos a creer que
podemos solucionar los problemas a la gente. Y es más: cada
persona tiene su proyecto de cómo cambiar y de cómo hacer un
mundo mejor.
La pregunta es: ¿por qué mejor no les preguntamos qué es lo que
quieren las personas a las cuáles estamos pensando atender? Así
evitamos que nuestros conceptos se eleven hasta las nubes, y
nunca se terrenalicen ni se conviertan en realidades palpables.
Porque no puede nunca haber una teoría que no tenga
aplicabilidad en la práctica en la vida social.
Entiendo que, para una eficiente y efectiva aplicación de la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad,
han recomendado a Ecuador contar con la participación —
constante y activa— de las organizaciones que representen a las
mujeres con discapacidad, a las personas de pueblos y
nacionalidades indígenas con discapacidad, y a las hermanas y
hermanos afrodescendientes y montubios también con
discapacidad.
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Esa recomendación es más que bienvenida. Nos sumamos a su
preocupación, porque así hemos entendido siempre la aplicación
de nuestra Convención.
De hecho, en ese sentido y en la universalización de la
Convención, trabajamos los casi tres años en los que me
desempeñé como enviado especial del Secretario General de la
ONU sobre discapacidad y accesibilidad.
Recuerdo que uno de los temas que mayormente abordamos, era
que no todos los países habían firmado la Convención por equis
razones, inclusive un país en cual hay bastante protección a las
personas con discapacidad como los Estados Unidos, porque
sentía que no podía cumplir con todos sus condicionamientos, no
lo había firmado.
Comenzamos una campaña para que lo firmen todos, porque el
objetivo tiene que ser siempre holístico, que cubra todo el
espectro, todo el abanico de posibilidades. Y casi lo logramos.
Entiendo que apenas unos cuatro o cinco países ese momento,
están todavía pendientes de firmar la Convención de los Derechos
de las Personas con Discapacidad. Ese era uno de los objetivos.
El otro objetivo era consecuencia del primero. Firmando la
Convención, un gobierno y un pueblo responsables debían
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encargarse de generar una legislación, una normativa, una
reglamentación que permita su aplicabilidad práctica. Pero, sobre
todo, ante todo y más que todo, que se conviertan en políticas
públicas de beneficio para las personas con discapacidad.
Porque si no, es letra muerta. Si no viene siendo como aquella
lámpara que mencionaba Séneca, entre muchas lámparas a las
cuales aludía y decía: “esas lámparas, tan altas, tan encumbradas,
que terminan no alumbrando a nadie.”
Por esa preocupación también diseñamos en nuestro gobierno,
junto a mi esposa aquí presente, el Plan Toda una Vida.
Algunos de ustedes recordarán la canción de Los Panchos, que
dice: “Toda una vida te estaría cuidando, te estaría mimando,
como cuido a mi vida que la cuido para ti”. Bueno, un tanto
exagerada la canción. Pero en la práctica, eso es por lo que
debemos preocuparnos.
De atender a los seres humanos. Desde el mismo momento de la
concepción hasta cuando Dios decide cerrarle los ojos. Toda una
vida, toda vida. Desde los primeros instantes de la vida, en la cual
sabemos perfectamente que la atención a la madre, la
alimentación de la madre, la salud de la madre, e inclusive la
estimulación temprana, con aplicación de estímulo musical.
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No nos olvidemos de la importancia que revierte el hecho de que,
en el torrente sanguíneo de la madre, mediante su alegría,
mediante su optimismo, mediante su complacencia, se viertan
esos neuropéptidos que permiten llevar la sensación de alegría,
de felicidad, de estar en armonía con la vida, que significan esos
neurotransmisores.
Hasta la última célula de nuestro cuerpo, y mediante el cordón
umbilical también al niño, para que empiece desde temprana
edad a sentirse feliz.
Luego, en el momento del nacimiento, una atención adecuada.
Alimentación, tamizaje neonatal para detectar alteraciones como
la galactosemia, hipercetonemia, que podrían causar la desgracia
de una madre y el niño, cuando realmente con apenas una
inversión menor a cinco dólares, solucionar completamente el
problema.
El tamizaje neonatal se lo aplica mediante un pinchacito en el
talón, se toma la muestra de sangre del niño y se pueden detectar
esas alteraciones.
De eso se trata. Luego al niño hay que empezar a inspirarlo. Hay
que hacerle que ame la naturaleza, que ame la vida. Que se
deslumbre ante la belleza de contar con una madre, con un
hermano, con un amigo, con una planta, con un animalito. Los
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arreboles de un amanecer, de un atardecer. Una luna llena. Un
cielo. Una noche estrellada. Que empiece a deslumbrarse e
ilusionarse con la vida.
Ilusionarlo, inspirarlo, hacerlo que ame el conocimiento, que ame
la ciencia, que ame los principios que rigen en la naturaleza, en la
sociedad y el pensamiento. De eso se trata.
Inspirarle en valores. Que aprenda a cultivar valores desde
temprana edad. Que aprenda a considerar un fracasado, no al que
practica valores, sino a aquel que no los practica.
Ese niño inspirado, ese niño que ama la existencia, el
conocimiento, que ame la ciencia, que se inspira en el arte. Ese
niño no necesitará jamás, estímulo de alguna sustancia externa
como para procurarse la satisfacción con respecto a la vida.
Y luego, al joven, inspirarlo e impulsarlo. Que estudie la carrera de
sus sueños. No mermarle esa posibilidad porque no puede pasar
un examen. Pues bien, ayudarlo, ayudarlo a que cumpla con la
carrera de sus sueños.
A cuánta gente le ha costado tanto tiempo llegar a ser un buen
médico. A ser un buen arquitecto, un ingeniero, un buen
administrador, etc, etc. ¿Por qué? Porque no todo el mundo
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aprende en el mismo momento y con la misma frecuencia que los
otros.
No podemos permitir, en ninguna circunstancia, que esos jóvenes
no aceptados en la universidad y con dificultad de conseguir
trabajo, vayan a pasar en la casa acostados todo el día, frente al
Ipod, frente al Ipad.
Y constituyendo la desgracia de su familia, porque el padre, a
veces un obrero que a lo mejor no pudo proporcionar la educación
de calidad, cuando llegue a su casa piense que a lo mejor ha
fracasado. Ese momento viene la bronca familiar. La esposa se
pone a favor del hijo, etc, etc. Ese cuento ya lo conocemos
bastante bien.
Debemos dar la oportunidad a todo el que quiera estudiar, que lo
haga. Con cursos propedéutico, por ejemplo. O incluyendo dentro
del tema educacional a los institutos superiores técnicos. Qué
necesidad tenemos de que abunden abogados, médicos,
ingenieros, arquitectos, cuando a lo mejor ni siquiera tienen
dónde trabajar.
En más de una ocasión no encontramos un técnico en albañilería,
un técnico en fontanería, en electricidad, en cerámica, etc. ¿No
será que lo que necesita el país son técnicos? Por eso estamos
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poniendo mucha atención a la educación técnica y al desarrollo de
potencialidades.
No olvidemos que si un niño nace con una discapacidad, que si un
joven o un adulto adquieren una discapacidad, inmediatamente
se replantea la estructura anatómica, fisiológica, neurológica, e
inclusive espiritual, y el mismo cuerpo empieza a encontrar
reemplazos para suplirlo.
Por eso las personas con discapacidad auditiva tienen una
extraordinaria atención. Y pueden cumplir, por ejemplo, con
trabajos en microbiología, o micro joyería. La filigrana que lo
hacen con exquisitez. Igual los trabajos de mecánica o de
electricidad, lo hacen extraordinariamente bien. Las personas con
discapacidad visual desarrollan extraordinariamente el oído, para
trabajar por ejemplo en atención a clientes, en ventas por
teléfono, etc, etc.
Hay un tema que siempre traigo a colación. Alguien me dijo: las
personas con discapacidad sicológica, con discapacidad mental,
¿cuál es la potencialidad? La respuesta la dio mi suegra.
Apenas me casé teníamos un departamento donde había dos o
tres muebles. Y mi suegra decidió regalarnos una planta muy
bonita que se llamaba “moneditas”. A la semana, la planta que
tenía ocho o diez años de crecer, estaba muriendo. Llamamos
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inmediatamente a la experta en el asunto, mi suegra. Y nos dijo:
“lo que pasa es que ustedes no tienen mano”.
A lo mejor el término no les es común. Pero “mano” decían
nuestros mayores, a saber cuidar un animalito, a saber cuidar una
planta. A conversarle, a hablarle, a hacerle oír música. Para esos
tiempos, un poco “materialista dialéctico” que era yo, era
imposible pensar en esa posibilidad. Pero ella venía todos los días,
le ponía agua con cariño, le acariciaba, y en 4 ó 5 días reverdeció
la planta.
Entonces, la “mano” funciona. ¿Y saben quién desarrolla la
“mano”? Las personas con discapacidad intelectual. Es gente que
tiene una extraordinaria facilidad —habilidad, aptitudes y
actitudes— para criar animalitos y cultivar plantas. Por eso en las
floricultoras se las encuentra mucho, en los sitios donde se crían
animalitos, las encuentran mucho. Lo hacen con amor, con cariño.
A veces nos espeluzna un poco a quienes no estamos
acostumbrados a recibir un abrazo de un niño con discapacidad,
que siempre está queriendo abrazarnos y pasar con nosotros.
¿Saben cuál es su potencialidad? El amor. Puede sonar medio
metafísico, pero es verdad; no es verdad que es metafísico.
Los hombres no solamente somos la parte material. Los seres
humanos somos una parte espiritual que se traslada a otras
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personas. Y tú sientes. Es como cuando te abren la puerta de una
casa, sabes si te vas a encontrar con un ambiente amable o
agresivo. Tú lo sabes.
Por eso es importante aprender a amar a los seres humanos.
Aprender de esos niños y jóvenes que tienen una extraordinaria
capacidad de amar, para nosotros también embebernos de esa
capacidad de amar. Cuánta falta hace que los seres humanos nos
amemos entre nosotros.
Tan proscrita está la palabra amar, que a la gente le da recelo decir
que ama. Y la pregunta siempre surge. Por ejemplo, ¿a tu madre,
a tu padre, hace cuánto tiempo no le llamas a decirle que le amas?
Que estás agradecido por todo lo que ha hecho por ti.
¿O estamos esperando —tal vez— que esté bajo tierra para poder
decírselo?
Así son los niños con discapacidad intelectual. Nos enseñan a
mejor amar. Nos enseñan a no acoquinarse ante el deseo de darte
un abrazo, de darte un beso cariñoso. Las personas con
discapacidad tienen potencialidades que devienen de la misma
discapacidad.
¿Qué es lo que debe hacer esa persona con discapacidad? ¿Qué
es lo que debe hacer la sociedad y el gobierno de manera
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responsable? Pues alimentar esas potencialidades. Por ejemplo,
las personas con discapacidad visual tienen una capacidad
extraordinaria de saborear y olfatear.
Por ejemplo, para diferenciar productos. En Francia es muy común
que ellos trabajen en las empresas de perfumería. Igual, catadores
de vinos, catadores de té en la China, etcétera, etcétera.
Son potencialidades que los profesores deben saber detectar. Por
eso está prohibido que un profesor no acepte en su aula a un niño
o un joven con discapacidad.
Ahora que el internet tiene tanta información, que no nos
pregunten qué es lo que puedo hacer. Y para eso son profesores
también, para que desarrollen cierto tipo de capacidades
especiales.
En un primer grado en España —por darle el nombre parecido a
lo que nosotros tenemos— había un niño con discapacidad
auditiva, que hablaba con el lenguaje de señas. El profesor
aprendió el lenguaje, e hizo que todos los alumnos aprendan el
lenguaje de señas.
¿Ustedes creen que ganaron, solamente por atender a un niño?
No. Esos niños aprendieron a razonar —el razonamiento lógico—
mucho mejor que otros niños de la escuela. Es decir, podemos
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encontrarnos en el mismo camino con muchísimos elementos
adicionales.
Nosotros planteamos en su momento la reformulación de política
pública en la Misión “Las Manuelas”. Tal vez ustedes se
preguntarán ¿por qué “Manuelas”? Porque a las Manuelas en
Ecuador les ha sucedido algo especial, que ya se vivió en la historia
del mundo:
A las mujeres libertarias, a las mujeres libres de espíritu, siempre
se trató de enterrarlas y postergarlas en la historia. Inclusive hay
muchos ejemplos de descubrimientos que muy posiblemente
fueron hechos por mujeres.
A mí me gusta mucho la pintura y me gustan mucho los cuadros
de Miguel de Santiago. Pero hay muchísimos que se nota
claramente que no es la mano de Miguel de Santiago. Pues sucede
que Miguel de Santiago tenía una hija que se llamaba Isabel de
Santiago. Su nombre no consta casi en ninguna parte.
Y así le sucedió a Manuela Espejo, igual que a Manuela Sáenz, que
fue libertaria. Al igual que a Manuela Cañizares, extremadamente
valiente al momento de arengar a los hombres del 9 de agosto,
para que hagan la revolución: “¡Hombres dignos de la esclavitud,
a qué le teméis!”. Y con ese ánimo, ellos fueron a hacer su grito
de Independencia.
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Manuela León, compañera de Fernando Daquilema, en los
tiempos autoritarios de Gabriel García Moreno. Ahí, en Riobamba,
hicieron una insurgencia de indígenas y los condenaron: ella a la
muerte en batalla y él a ser fusilado.
Esas Manuelas, más la que me refiero, que vivió en el tercer cuarto
del siglo 18 y es hermana del científico, abogado, político, filósofo,
Eugenio de Santa Cruz y Espejo.
Una mujer muy inteligente, libertaria. Le acompañaba a su
hermano Eugenio a colocar unos heraldos por Quito en la
oscuridad, que decían: “Salve Cruce Liber Esto. Felicitatem et
Gloria Consecunto”. “Al amparo de la cruz ser felices y ser libres”.
Así decía la arenga en los heraldos.
Pero no solo eso, sino que a raíz del fallecimiento de su esposo —
el gran diputado de la Corte de Cádiz, José Mejía Lequerica— ella
se dedicó a atender a enfermos en el hospital San Juan de Dios,
donde ahora es el Museo de la Ciudad. Atendía a diez, quince
personas, con una solidaridad extraordinaria.
Esa Manuela Espejo hacía trabajo de enfermería cien años antes
que la referente de las enfermeras del mundo, la famosa Florence
Nightingale.
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Con esto nos obligamos como ciudadanos, pero esencialmente
como funcionarios, aplicar esa máxima que ya la mencionó Luis y
la repetí yo: “Nada para nosotros, sin nosotros”.
Aspiramos a que cada una de las intervenciones de este gobierno
reciba de manera permanente las recomendaciones de las
personas con discapacidad, que son el centro de nuestras
acciones. “Nada para nosotros sin nosotros”, es lo que mejor
simboliza la política de gobierno del Ecuador.
Ustedes recordarán que en 1990, más o menos, el lema que
tomaron como bandera las personas con discapacidad, que
impulsaron con su aporte y conocimiento la redacción de la
Convención Internacional de los Derechos de las Personas con
Discapacidad. Una de las personas que más aportó en esa
Convención fue el embajador Luis Gallegos.
Asumimos esa frase oficialmente el día de nuestra posesión, para
explicar al país y al mundo que nuestro gobierno va a contar con
la participación completa y directa, del grupo sobre el que se
adopta una política. “Nada para nosotros sin nosotros”.
Hoy se ha convertido en una máxima que transversaliza toda
nuestra política. Gobernamos con todos y para todos. Pero
siempre con una atención urgente y preferencial para los más
pobres, para los más olvidados de la Patria.
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No nos olvidamos de que ya pasamos la etapa del diálogo. El
diálogo no necesariamente compromete. He pedido la
colaboración del extraordinario amigo vicepresidente, Otto
Sonnenholzner, para que nos ayude en esta segunda etapa, que
es la de los acuerdos nacionales.
La Misión “Las Manuelas” recoge la experiencia de nuestra
“Misión Solidaria Manuela Espejo”, emprendida a partir del 2009.
Un estudio bio-sico-social-clínico-genético, cuyo objetivo fue
conocer las necesidades de asistencia sanitaria, de ayudas
técnicas, rehabilitación y apoyo socioeconómico de las personas
con discapacidad, a fin de diseñar políticas orientadas a su
atención integral.
Todavía recuerdo cuando comenzamos la “Misión Manuela
Espejo”. Dijimos: ¿cómo lo hacemos? Un poquito a lo tecnócrata:
vamos a hacer el estudio bio-psico-social-clínico-genético de
todas las personas con discapacidad del Ecuador. Y enseguida,
después de tener los resultados, empezaremos a atenderlos.
Una hija mía, me dijo: “Papá: ¿ese estudio cuánto va a durar más
o menos?”. “Unos 2 ó 3 años más o menos”, le dije. “¿Y usted cree
que las personas con discapacidad pueden esperar tanto?, ¿no
han esperado ya demasiado?”.
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Ese momento recién entendimos que el estudio solo son los
hechos. El estudio es llevando sillas de ruedas, colchones
antiescaras, llevando cojines, bastones, pues.
Por ejemplo, a las personas que tenían terigio, inmediatamente
les hacíamos operar. A las personas que estaban viviendo en
perreras, en gallineros o en cuevas, a las cuales los parientes les
lanzaban la comida una vez a la semana.
Recuerden que las personas con discapacidad han pasado por
algunas etapas muy complejas durante la historia: La primera, la
típica del castigo divino al padre, a la madre, era que nazca un niño
con discapacidad. Luego la satanización. Se le había entrado el
diablo.
Luego se la consideró una enfermedad que merecía tratamiento.
Y ahora, después de la Convención de los Derechos de las
Personas con Discapacidad, hay que considerar que la
discapacidad no es sino parte de la maravillosa diversidad con la
que está compuesta nuestro mundo de forma particular, y
nuestro universo de forma general.
Es parte de la diversidad, porque hay diversidad de capacidades.
Así como hay diversidad de tonos de piel, de color de ojos, de color
de pelo, de altura, de ancho.
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Así como hay diversidad de climas, de flora, de fauna, de música,
de folklore, de culturas, de idiomas, etc. Diversidades de historias,
porque eso es lo que hace lindo al mundo: la diversidad. Así
también hay diversidad de capacidades.
Claro. Rara vez se ponen a comparar el folklore estadounidense
con el folklore mexicano. Pues no, yo quisiera conocer a ambos.
El folklore japonés con el chino, con el coreano, con el hindú.
¿Alguno es superior? No, no. Todo es parte de la maravillosa
diversidad de la que está formado el universo. Y la discapacidad
también es parte de esa maravillosa diversidad.
Por lo tanto, si es una maravilla, pues hay que disfrutarla, no hay
que padecerla. ¡No hay que padecerla!
¿Saben dónde está la miseria humana? En una sociedad que no
supo ir encontrando alternativas, para que esas personas también
puedan tener el derecho a ser felices, a trabajar, a recrearse, a
disfrutar del arte. Y a contar con accesibilidad para poder
trasladarse a los sitios que quiera visitar, donde quiera estudiar o
disfrutar.
Gracias a la Misión Solidaria Manuela Espejo, supimos dónde y
cómo estaban aquellas personas con discapacidad, que
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históricamente habían sido invisibilizadas. ¿Para qué? Para
devolver la dignidad.
¿A las personas con discapacidad? No, no. Las personas con
discapacidad no habían perdido la dignidad nunca. La que había
perdido la dignidad es la sociedad miserable que nos invisibilizó,
que no fue generando las alternativas para que puedan ellos tener
también el derecho a ser felices. La accesibilidad es el gran
paraguas que cobija los derechos de las personas con
discapacidad. Si hay accesibilidad, la persona con discapacidad
puede ser feliz.
Por eso reclamábamos nosotros. Y enviábamos oficios a las
empresas, a los institutos científicos y tecnológicos del mundo,
para que por favor paren un poco la producción de juguetes caros
para niños ricos. Y que empiecen a buscar alternativas para
aquellos que más necesitan.
No hemos podido desarrollar para las personas con discapacidad
física, por ejemplo, ayudas a sus desplazamientos. A una persona
que no tiene brazos, que pueda tener brazos electrónicos o
mecánicos. A cada persona que tiene discapacidad visual, que
tenga un chip en la retina para detectar definición de la realidad
que está observando. Lo mismo para las personas con
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discapacidad auditiva, etc., etc. Hay tantas cosas que se puede
hacer.
Pero tenemos que agregar una tecla más al Ipod, al Ipad, una
función más al televisor. Tenemos que ponerle un “ananai”
(adorno) nuevo al carro, que a veces pasa inadvertido y nunca
sabes para qué sirve.
¡Por primera vez en la historia, las personas con discapacidad en
Ecuador dejaron de estar escondidas y avergonzadas, para
convertirse en motivo de orgullo para sus familias! Qué
maravilloso era verlos desfilar cuadras y cuadras, padres de
personas con discapacidad con la frente en alto, a decir
orgullosos: aquí estamos y queremos ejercer el derecho a ser
felices.
Lo primero que se necesita es que la sociedad visibilice la maravilla
que es la diversidad del mundo y la diversidad de capacidades. En
este mundo nuevo, las personas con discapacidad y sus
potencialidades son motivo de orgullo para sus padres y familias,
y para todos los ecuatorianos que —solo desde entonces— nos
dignificamos.
¡Soy preciso y enfático!: ¡los ecuatorianos nos dignificamos, no las
personas con discapacidad! Porque ellos nunca perdieron la
dignidad. Fue la sociedad injusta y excluyente que la perdió, en
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una historia de maltrato y oprobio a los diferentes. Es gracias a
ellos que hoy somos una sociedad digna, que respeta y protege
los derechos de las personas con discapacidad.
Pero, sobre todo, una sociedad que ha recuperado la solidaridad,
el humanismo y —repito— la dignidad. La solidaridad, ¡qué linda
palabra! ¡Solidaridad! Seguramente debe ser el valor más
precioso. Solidaridad es algo que nos identifica con el otro. Que
hace que sintamos su dolor como el nuestro.
Ya lo decía el Che Guevara: nadie se gradúa de ser humano,
mientras no siente como propio el dolor que puede sentir
cualquier otro ser humano, en cualquier parte del mundo. Ya lo
decía también un loco hace dos mil años. Ese loco decía: amar al
prójimo como a nosotros mismos. ¿A cuál prójimo? ¿Al que
quiero, al que me cae bien? Él decía: a todos. Ese es el requisito.
El requisito para un mundo feliz, lo hizo tan fácil en una frase:
amar al prójimo como a uno mismo. Sentir las alegrías como
propias y las aventuras, los pesares, las agitaciones emocionales
como propias.
La discapacidad, queridos amigos, no es incapacidad, sino parte
de la maravillosa diversidad en que vivimos. Y la diversidad es para
disfrutarla, para vivirla. ¡No para padecerla!
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Todos somos diferentes. Pero ello, lejos de limitarnos, nos
enriquece profundamente. Por eso disfrutamos los diálogos, los
acuerdos. No existe nada más horroroso que estar
permanentemente con una persona que piensa igual a ti. Será por
eso, que —a lo mejor— los seres humanos tendemos a escoger a
una persona con distintas características físicas, fisiológicas,
sicológicas, espirituales, para hacerle nuestro compañero o
compañera de toda la vida.
Por eso la nuestra es una política pública con la que auguramos el
respeto, pero sobre todo la valoración de la diferencia.
A través de la misión “Las Manuelas” hemos dado un salto
cuantitativo enorme, pero sobre todo cualitativo. No ha sido solo
acumulación de experiencias, de casos y de datos, sino que hemos
cambiado la forma de pensar. De nada serviría un cambio
cuantitativo, sino deviene de un cambio cualitativo, de acuerdo
con la dialéctica que ustedes la conocen. Reconocemos que la
discapacidad es el resultado de la interacción entre el ser humano
y su entorno.
Hoy sabemos que la diversidad requiere de intervenciones
concretas que potencien el ejercicio de los derechos de cada ser
humano. Y que cada intervención debe contemplar los factores de
riesgo a los que está expuesta la persona con discapacidad.
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Este marco nos ha permitido diseñar mecanismos que garantizan
el acceso oportuno a servicios de salud, a educación, trabajo y
protección social, recreación, deporte, arte, y a generar un
entorno de oportunidades.
Por ejemplo, algo apoyamos a una obra preciosa que se hizo
desde la fundación El Triángulo, que se presentó en varias partes
del mundo con aplausos de pie. Es una obra teatral musical hecha
con niños y jóvenes con discapacidad intelectual. ¡Qué maravillosa
obra! Lindo vestuario, linda tramoya.
El artista ecuatoriano Osvaldo Muñoz Mariño tuvo la gentileza de
crear en su casa, acá en San Marcos, una escuela de pintura para
niños y jóvenes con discapacidad. La verdad es que todavía como
sociedad debemos muchísimo a esos aspectos de recreación,
cultura, deporte de los niños y jóvenes con discapacidad.
Tenemos el caso de Héctor Cueva, un empresario que se dedicó a
crear olimpiadas especiales en el Ecuador, y ahora tiene lleno de
medallas el local de olimpiadas especiales. Porque de lo que se
trata es de equiparar oportunidades.
El trabajo de nuestras Manuelas también fue hacia afuera:
hicimos Tumbes Accesible, Artigas sin barreras, en Uruguay.
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En Uruguay requirieron de nuestro apoyo, principalmente para
escáner, que permitía hacer con exactitud prótesis para personas
con discapacidad. Y fuimos a Honduras.
En un primer momento proceden a la elaboración, con la persona
con discapacidad y su entorno familiar, de un plan de atención y
vida. Ese plan es la base de un proceso de articulación
intersectorial. Entonces se derivan a los ministerios responsables
de la provisión de bienes y servicios, las necesidades de esa
persona con discapacidad y de su núcleo familiar.
¿Qué logramos con ello? La autonomía tan anhelada, desde dos
perspectivas: la definición de las necesidades propias de la
persona con discapacidad, y el acceso a un conjunto de servicios
que fortalecen sus capacidades.
El “Plan de atención y vida” garantizará su derecho a mantener el
control sobre su propia vida, a tomar decisiones y a elegir
conforme a su propia iniciativa, o con el soporte de su grupo de
apoyo o persona cuidadora.
Nosotros, por ejemplo, creamos la misión Joaquín Gallegos Lara,
porque se nos hacía bastante complejo, imagínense ustedes una
mamacita a cargo de los niños, jóvenes y adultos con
discapacidad. Son las mamacitas. Los padres, perdónenme, no son
muy solidarios en este aspecto.
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Es muy común que cuando nace un niño con discapacidad, la
mujer consiga otro trabajo y el esposo consiga otra mujer. La
cantidad de gente que tenemos enjuiciada porque dejaron de
atender al hogar, y no había pasado un centavo jamás. ¡Que no
me venga a decir que no hay gente que no merece la cárcel!
En agosto, Ecuador participará en Ginebra, Suiza, de un diálogo
interactivo con los miembros del Comité sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad. Vamos con confianza y con esperanza,
abiertos a recibir sus recomendaciones y ansiosos de llevarlas a la
práctica.
Es por todo ello que el encuentro con organizaciones de la
sociedad civil, que será mañana, gracias al interés despertado en
el World Policy Analysis Center, es de particular importancia para
este gobierno. Porque nos permitirá analizar las brechas aún
existentes, y sobre todo, las respuestas más adecuadas.
Por ello, ¡la bienvenida a todos!: ¡a las federaciones ecuatorianas
que representan a las personas con discapacidad intelectual,
auditiva, visual, a las personas con autismo, a las personas con
parálisis cerebral! ¡Bienvenidas las asociaciones de las diferentes
provincias!
¡Bienvenidos absolutamente todos, amigos!
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Y que este encuentro extraordinario sea muy fructífero para
obtener los resultados que las personas con discapacidad desean
obtener.
Algo que les sirva, que sea de beneficio para vivir la cotidianidad y
ejercer el derecho a vivir, a trabajar, a divertirse, a recrearse, a
aprovechar los valores espirituales, y a ser felices.
Muchas gracias.
LENÍN MORENO GARCÉS
Presidente Constitucional de la República del Ecuador