Ensayo sobre “Las imágenes y la esfera pública”

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Medina Ramírez Rocio del Carmen 17/04/2015 Comunicación, Sentido y Poder Reporte de lectura MITCHELL, W.J. T. (2009). “Las imágenes y la esfera pública” en Teoría de la imagen. Akal: Madrid: 316-365. “¿Qué formas de resistencia podrán ser eficaces en una época en que la oposición tradicional (vanguardia contra cultura de masas, arte contra kitsch, privado contra público) ya no parece tener ningún peso cultural ni político?” Mitchell W. (2009) Dos recuerdos me surgieron al leer esta lectura. El primero tiene que ver con mi infancia en mi pueblo de origen, Sayula, Jalisco, en donde durante muchos años estuvo colocado un “busto” de Marcelino García Barragán, quien tenía una hacienda en el pueblo. Este busto, cada 2 de octubre amanecía pintado de grafiti rojo simulando sangre, hasta que uno de estos días, fue cortada la cabeza de la escultura y se decidió no ponerla de nuevo. El segundo ejemplo, también en mi pueblo tiene que ver con una leyenda del lugar, “el ánima de Sayula”, un fantasma creado en la literatura, que entre sus principales características tiene: robar dinero y ser homosexual. El ánima de Sayula ha dado muchas posibilidades de promoción turística al municipio, sin embargo no fue hasta hace menos

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MITCHELL, W.J. T. (2009). “Las imágenes y la esfera pública” en Teoría de la imagen. Akal: Madrid: 316-365.

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Medina Ramírez Rocio del Carmen 17/04/2015

Comunicación, Sentido y Poder

Reporte de lectura

MITCHELL, W.J. T. (2009). “Las imágenes y la esfera pública” en Teoría de la imagen. Akal: Madrid: 316-365.

“¿Qué formas de resistencia podrán ser eficaces en una época en que la

oposición tradicional (vanguardia contra cultura de masas, arte contra kitsch,

privado contra público) ya no parece tener ningún peso cultural ni político?”

Mitchell W. (2009)

Dos recuerdos me surgieron al leer esta lectura. El primero tiene que ver con mi

infancia en mi pueblo de origen, Sayula, Jalisco, en donde durante muchos años

estuvo colocado un “busto” de Marcelino García Barragán, quien tenía una

hacienda en el pueblo. Este busto, cada 2 de octubre amanecía pintado de grafiti

rojo simulando sangre, hasta que uno de estos días, fue cortada la cabeza de la

escultura y se decidió no ponerla de nuevo.

El segundo ejemplo, también en mi pueblo tiene que ver con una leyenda del

lugar, “el ánima de Sayula”, un fantasma creado en la literatura, que entre sus

principales características tiene: robar dinero y ser homosexual. El ánima de

Sayula ha dado muchas posibilidades de promoción turística al municipio, sin

embargo no fue hasta hace menos de 10 años que se construyó una escultura que

representara la obra. Durante las fechas cercanas a su instalación, se formó un

grupo de “vecinos” que promovían el cuidado de “os valores tradicionales” y se

oponían de manera tajante a que la escultura fuera colocada, pues eso podría

significar que “todos los hombres de Sayula, también eran jotos”. Durante más de

un mes, la escultura fue resguardada día y noche por policías hasta que

finalmente se dejó en el lugar y se ha mantenido intacta hasta la fecha.

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Las estructuras que definen el arte que puede representarse en la esfera pública

juegan al mismo tiempo, desde mi punto de vista un mensaje de doble vínculo, por

un lado nos dan una aparente libertad y por otro lado, esta libertad solo puede

mostrarse hasta los límites previamente impuestos.

Cuando esta lectura retoma como elemento central “la esfera pública” y lo

recupera como “la imagentexto teatral/arquitectónica, un lugar o escenario

abiertamente visible en el que todo puede ser revelado, todo el mundo puede ver y

ser visto y en el que todo el mundo puede hablar y ser escuchado” lo primero que

pienso es en las enormes implicaciones que esta aseveración contiene. Si bien

esta utopía en donde todos pueden hablar y ser escuchados representa un

máximo de libertad individual dentro de lo colectivo, lo cierto es que las estructuras

de poder han generado ya una preconcepción simbólica para discernir, nombrar,

significar lo que la experiencia sensorial brinda.

Al iniciar esta lectura, me acerqué a identificar el término de “regímenes

escópicos” y esta búsqueda me llevo a una serie interminable de conceptos, cual

rompecabezas, que poco a poco intenté ordenar para escribir el presente

documento. Entre las búsquedas aparecía: ciberestética, regimenés escópicos,

renacimiento, parresía visual, etc.

La primera definición, de régimen escópico la encontré en un documento de

Hernández (2006)1 y es recuperada de Antonio Somaini recopilando a Jay: “un

régimen escópico presupone que junto al estudio fisiológico del funcionamiento de

la visión, junto al análisis fenomenológico de la conciencia de imagen y a la

descripción de la estratificación del fenómeno visual, junto en definitiva al análisis

del complejo entramado de esquemas perceptivos, memorias y expectativas que

constituye el papel activo y constructivo del espectador, se desarrolla una reflexión

sobre la multiplicidad de los factores culturales, sociales y tecnológicos que

estructuran el proceso del ver, subrayando como dicho ver tiene siempre lugar en

referencia a un sinfín de formas de representación, a una red de creencias y

1 Tomado del primer capítulo del libro El archivo escotómico de la modernidad. Pequeños pasos para una cartografía de la modernidad, Alcobendas, Colección de Arte Público, 2006. Recuperado en scribd.com/la-configuración-del-ver

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prácticas interpretativas socialmente compartidas, a un entrecruzamiento con la

esfera del placer y el deseo, y en el interior de determinadas posibilidades de

visión que son configuradas por la acción de los instrumentos y los aparatos que

regulan la producción y el disfrute de las imágenes”.

Si las estructuras de poder institucional, son capaces de alterar el significado que

damos a la representación en la esfera pública de algo ¿cuál es la alternativa para

verdaderamente “mirar”? Considero que las críticas y reflexiones que hacemos al

respecto de lo que acontece permitirán descubrir el fondo, lo único que dejo como

reflexión es que la misma posibilidad de acceso a la crítica de la mirada no es

abierta, y que depende también de estructuras educativas institucionalizadas y en

ocasiones elitistas.