Ensayos de Política Económica Año 2012 - Biblioteca...

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Ensayos de Política Económica Año 2012 PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA Facultad de Ciencias Económicas Escuela de Economía El resurgimiento actual del debate sobre los modelos comparados de capitalismo MARCELO RESICO Efectos de la política monetaria en un modelo de precios rígidos en distintas monedas IGNACIO SCOCCIMARRO Equidad del financiamiento público de las universidades argentinas MARÍA MARTA CORIA Y MARÍA VICTORIA LACAZE ¿Cuál es y cómo se caracteriza la demanda potencial de microcréditos en la Argentina? Nuevas estimaciones MARTÍN GRANDES Y MILAGROS SATORRE La importancia de la religión para el desarrollo MARÍA SOL SARDIN Impacto inflacionario sobre los quintiles de ingreso en la Argentina para el período 2003-2012 MILAGROS SATORRE The international economic crisis from the point of view of the social market economy CONFERENCIA DE NILS GOLDSCHMIT

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Ensayos de Política Económica

Año 2012

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA Facultad de Ciencias Económicas Escuela de Economía

El resurgimiento actual del debate sobre los modelos comparados de capitalismo MARCELO RESICO

Efectos de la política monetaria en un modelo de precios rígidos en distintas monedas

IGNACIO SCOCCIMARRO

Equidad del financiamiento público de las universidades argentinas MARÍA MARTA CORIA Y MARÍA VICTORIA LACAZE

¿Cuál es y cómo se caracteriza la demanda potencial de microcréditos en la Argentina?

Nuevas estimaciones MARTÍN GRANDES Y MILAGROS SATORRE

La importancia de la religión para el desarrollo

MARÍA SOL SARDIN

Impacto inflacionario sobre los quintiles de ingreso en la Argentina para el período 2003-2012

MILAGROS SATORRE

The international economic crisis from the point of view of the social market economy CONFERENCIA DE NILS GOLDSCHMIT

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Universidad Católica Argentina Rector: Pbro. Dr. Víctor Manuel Fernández

Facultad de Ciencias Económicas Decano: Dr. Carlos G. Garaventa

Escuela de Economía Francisco Valsecchi

Director: Fernando Nicchi

Ensayos de Política Económica – Año 2012

Ensayos de Política Económica es una publicación anual de la Escuela de Economía Francisco Valsecchi de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina.

o Editores: Francisco J. Ciocchini, Ernesto A. O'Connor, Marcelo F. Resico

o Consejo Consultivo: Ferreres, Orlando González Fraga, Javier Machinea, José Luís Millán Smitmans, Patricio Nogués, Julio Prat Gay, Alfonso Tami, Felipe Villanueva, Javier

o Consejo Editorial: Caballero, Alicia Fracchia, Eduardo García Cicco, Javier Grandes, Martín Jacobo, Alejandro Monat, Pablo Montoya, Silvia Nicchi, Fernando Sabbioni, Guillermo Sánchez, Gabriel Sanchís Muñoz, Gerardo

o Asistente de edición: Carolina de Urioste

Año VI. Vol. I Nro. 6. ISSN 2313-9781 (edición impresa) ISSN 2313-979X (edición online) Esta publicación fue realizada en Diciembre de 2012.

Escuela de Economía Francisco Valsecchi Facultad de Ciencias Económicas Av. Alicia Moreau de Justo 1400, 4º piso, oficina 454, (C1107AFB), Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Teléfono: 4338-0834 Para consultar la versión electrónica: http://www.uca.edu.ar

El contenido del presente informe es responsabilidad de sus autores y no compromete la opinión de la Universidad Católica Argentina; se autoriza su reproducción citando la fuente. Los autores ceden sus derechos, en forma no exclusiva, para que se incorpore la versión digital de los artículos al Repositorio Institucional de la Universidad Católica Argentina, o a otras bases de datos que considere de relevancia académica.

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Ensayos de Política Económica - Año 2012

Índice

Editorial 6

El Resurgimiento actual del debate sobre los modelos comparados de capitalismo 7

Marcelo Resico

Efectos de la política monetaria en un modelo de precios rígidos en distintas monedas 21

Ignacio Scoccimarro

Equidad del financiamiento público de las universidades argentinas 41 María Marta Coria y María Victoria Lacaze

¿Cuál es y cómo se caracteriza la demanda potencial de microcréditos en la Argentina? Nuevas estimaciones 54

Martín Grandes y Milagros Satorre

La importancia de la religión para el desarrollo. Un análisis empírico a partir de la ecuación de Mincer 77

María Sol Sardin

Impacto inflacionario sobre los quintiles de ingreso en la Argentina para el período 2003-2012 119

Milagros Satorre

Conferencia: The international economic crisis from the point of view of the social market economy 142

Nils Goldschmit

Reseña Bibliográfica: "Zombie economics. How dead ideas still walk among us", de John Quiggin 148

Alejandro Jacobo

Reseña Bibliográfica: "Why nations fail. The origins of power, prosperity and Poverty", de Daron Acemoglu y James A. Robinson 150

Ernesto O'Connor

Presentación y selección de trabajos 153

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Ensayos de Política Económica - Año 2012

Objetivos y cobertura temática

La “Revista Ensayos de Política Económica” es una publicación de la Escuela de Economía Francisco Valsecchi de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina. Su primer número fue publicado en 2007.

La cobertura temática abarca la política económica y social, cubriendo áreas tales como macroeconomía, economía internacional, economía monetaria, economía financiera, políticas fiscales, crecimiento, desarrollo, historia de la política económica, instituciones, regulación económica, organización industrial, políticas sociales, mercado de trabajo, pobreza y distribución del ingreso, entre otros. La publicación apunta a un balance entre cuestiones positivas y normativas de la política económica, desde diversos enfoques, considerando particularmente dentro de las cuestiones normativas aquellos temas relevantes para la Doctrina Social de la Iglesia.

La Revista esta abierta a distintas colaboraciones. La selección de los trabajos se encuentra bajo la responsabilidad del Consejo Editorial, integrado por reconocidos investigadores de la Universidad y de otros Centros de Estudios. Los artículos recibidos son sujetos a un referato anónimo. Editorial - Año 2012 Con esta nueva publicación se da a conocer el sexto número de la Revista Ensayos de Política Económica. En el presente número, los artículos pueden agruparse a partir de las temáticas presentadas. Cinco de las columnas presentan análisis macroeconómicos: dos de temas monetarios, dos de distribución del ingreso y una de desarrollo económico. Un artículo trata sobre la evolución reciente del pensamiento económico. A continuación se incluye la transcripción de una conferencia del Doctor Nils Goldschmidt, profesor visitante desde la universidad de Siegen, Munich, acerca de la crisis económica internacional desde la perspectiva de la Economía Social de Mercado. La revista concluye con la sección dedicada a las reseñas bibliográficas, que analizan dos obras recientes: Zombie Economics: How Dead Ideas Still Walk Among Us, de John Quiggin, y Why Nations Fail: The Origins of Power, Prosperity and Poverty de Daron Acemoglu y James A. Robinson.

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EL RESURGIMIENTO ACTUAL DEL DEBATE SOBRE LOS MODELOS

COMPARADOS DE CAPITALISMO

Marcelo Resico*

Resumen

A partir de la crisis financiera y económica internacional, ha caido la visión del mundo unipolar (basada en la interpretación extrema del libre mercado) para dar lugar al retorno de la intervención del Estado en la economía, en un mundo multipolar en donde se da la competencia de modelos nacionales o socio-culturales de capitalismo. Este trabajo analiza los límites que presenta este sistema de capitalismo estado, y lo contrasta con La Economía Social de Mercado como sistema de ordenamiento de la economía. Este es un sistema que requiere la presencia de un marco institucional sólido que la regule y está focalizado en la equidad y la auto-superación de las personas. Se busca así analizar el funcionamiento de estos sistemas en el marco que les dio origen y analizar su efectividad y su crecimiento en el mundo en los últimos años. Finalmente, se emplea el análisis de estas teorías para el caso latinoamericano.

Palabras clave: capitalismo, pensamiento económico, economía social de mercado

Abstract

Since the international financial and economic crisis, the unipolar world view (based on the extreme interpretation of the free market) has fallen, to yield the return of state intervention in the economy, in a multipolar world where the competence of models of national or socio-cultural capitalism rules. This paper analyzes the limits of this system of state capitalism, contrasting it with the social market economy as a system of economic management. This is a system that requires the presence of a strong institutional framework to regulate it and is focused on equity and self-improvement of the people. The goal is to analyze the performance of these systems in the context that gave rise to them and analyze their effectiveness and growth in the world in recent years. The paper concludes with an analyses of these theories in the Latin American case.

Keywords: capitalism, economic thought, social market economy

JEL codes: B50, B20, B22

* Director Doctorado en Economía e Investigador UCA.

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I. Contexto actual y el renacer del debate sobre los modelos de capitalismo

Con la caída del muro de Berlín, durante los años noventa y principios de los 2000, se desplegó un mundo que se podía caracterizar como unipolar, en el que se desarrolló una interpretación extrema del libre mercado –la idea de un mercado completamente auto-regulado y por tanto de una política económica basada en la desregulación– y la confianza en un avance automático de la democracia de cuño occidental.1

La crisis financiera y económica internacional, desatada en 2007-2008, implicó, en buena medida, la caída de esta visión con respecto a los automatismos sociales en la historia. La crisis financiera, originada en términos cercanos en el colapso de una burbuja especulativa en los mercados hipotecarios, ha llevado a lo que se ha denominado la “gran recesión” de la economía internacional, poniendo de manifiesto las deficiencias de un modelo basado en un “mercado desregulado”. Bajo este paradigma se relajaron de manera seria las regulaciones de la economía, en particular la de los mercados financieros, y de la defensa de la competencia, se produjo la concentración económica de la propiedad y la riqueza, y se generó un sistema financiero vulnerable a crisis recurrentes y sistémicas.2 Como resultado, en la actualidad asistimos al deterioro de la situación social, en particular del mundo desarrollado, y al debilitamiento de los valores cívicos y democráticos en varios países.

Asimismo estos fenómenos han puesto al descubierto un proceso de largo plazo de resurgimiento de un mundo multipolar, en donde se da la competencia de modelos nacionales o socio-culturales de capitalismo. Los modelos de capitalismo están dados por combinaciones de políticas económicas, un determinado “set” de instituciones y un entramado socio-cultural dado. Asimismo estas estructuras se aplican a la realidad en el marco de un planteo estratégico, generalmente a nivel nacional, que trata de adaptar los elementos mencionados a un estado de situación de la coyuntura económica y geopolítica, a corto y mediano plazo.

La aún presente crisis económica internacional ha marcado en general la necesidad del retorno de la intervención del Estado en la economía, cosa que han implementado la gran mayoría de los países, en mayor o menor medida, (incluyendo políticas como el sostenimiento de entidades financieras y empresas a través de la participación del Estado, seguros de desempleo y políticas sociales, y el impulso al gasto público en obras de infraestructura, entre otras) Asimismo comenzó un debate en cuanto a reformular las regulaciones nacionales, y las instituciones internacionales. Las políticas anti-cíclicas de mayor intervención del estado en la economía contuvieron los peores efectos de la crisis, si bien aún no se ve “el final del túnel”, permaneciendo –a la hora de escribir este artículo la probabilidad de una recesión de dos caídas, es decir con un patrón de forma de “W”.

1 El fin de la historia y el último hombre de Francis Fukuyama (Planeta, México, 1992) impulsó esta visión. 2 Ver Marcelo Resico, (2002) “Crisis en la nueva economía”, Revista Valores, FCSE-UCA, Diciembre, No. 55.; y “La crisis financiera y el debate sobre las regulaciones,” Diario El Economista, 3 de octubre de 2008.

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En la actualidad, por otra parte, se comienzan a percibir distintos modos de interpretar las intervenciones del estado en la economía. Por un lado en la mayor parte del mundo desarrollado esto se concibe como una intervención puntual y excepcional, orientada a la recuperación de la economía del sector privado, entendido como el motor primario del crecimiento. En varios países del mundo emergente, la intervención da lugar a un nuevo modelo en el que la intervención estatal apunta a administrar desde el estado las economías por tiempo indefinido.3 Los líderes de varios países están incursionando pragmáticamente en un nuevo modelo: el “capitalismo de estado”, que algunos creen puede ayudar a superar la crisis financiera y de los “mercados des-regulados”, garantizando el crecimiento económico. En otros países se está en una situación intermedia, a la expectativa.

En el contexto de estas tendencias, que se han ido perfilando, nos parece que se definirá el debate sobre los sistemas económicos y sus políticas concomitantes de aquí en adelante. La tesis central de este artículo es que hay una tercera alternativa, entre el “capitalismo del mercado desregulado” y el “capitalismo de estado”: la “economía social de mercado”, capaz de resultar en una respuesta adecuada a los desafíos nacionales en los países de nuestra región.

II. El capitalismo de estado y sus límites

El capitalismo de estado es un sistema en el que el gobierno actúa como el actor económico dominante y utiliza los mercados básicamente para su beneficio político. Para ello puede combinar el autoritarismo político con el control estatal de los sectores claves de la economía. Los gobiernos que practican el “capitalismo de estado” saben, después de la experiencia del comunismo soviético, que sostener el crecimiento económico es esencial para mantener el monopolio del poder político.

La economía en estos países puede conservar teóricamente la propiedad privada y una apertura pragmática del comercio exterior, pero al servicio del estado y de sus líderes. El gobierno utiliza las compañías estatales o controladas por el estado, y otros actores sociales (sindicatos y movimientos sociales, como sucede en algunos países de Latinoamérica), para avanzar sus políticas. En el capitalismo de estado el éxito en los negocios depende de las relaciones cercanas entre los empresarios y los funcionarios políticos. Al tiempo que la política de expansión de las actividades y atribuciones del estado, proveen más oportunidades de condicionar a los actores económicos y sociales.

Según analistas del fenómeno, el capitalismo de estado tiene tres actores principales, las empresas de propiedad estatal (petroleras y en otros sectores relevantes), las corporaciones privadas nacionales aliadas, y los fondos financieros públicos.4 Las grandes empresas estatales suelen ser monopolios en sus sectores, gozan de mejores condiciones y cuentan con financiamiento del estado.

3 Ian Bremmer, (2009). “State Capitalism Comes of Age”, Foreign Affairs, May/Jun, Vol.88, Issue3. 4 Adaptado de Ian Bremmer, (2008). “The Return of State Capitalism”, Survival, vol. 50, no. 3, June–July, pp. 55–64., quien menciona cuatro actores.

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El gobierno usa asimismo empresas privadas seleccionadas, denominadas “campeones nacionales”, para dominar industrias claves.5 Grandes empresas privadas dependen del patronazgo del estado en forma de restricciones legales para eliminar la competencia, acceso diferenciado a contratos del gobierno, subsidios, financiamiento de largo plazo de inversiones, etc. Las compañías estatales o controladas por el estado suelen disfrutar de un rol dominante en la economía doméstica y en los mercados de exportación.

Los fondos financieros públicos apuntan a lograr un estrecho control de los proyectos de inversión más relevantes a través del poder de financiamiento de largo plazo del estado. Este último, a su vez, obtiene el capital captando reservas de divisas acumuladas gracias a las exportaciones, apropiándose de rentas de los recursos naturales y de las rentas provenientes de la operación de las grandes empresas controladas. Las motivaciones detrás de las decisiones de inversión son políticas a la par que económicas.

El gobierno controla la economía actuando como un “capitalista” (en la acepción acuñada por Kart Marx), es decir, apropiándose de “excedentes” desde la economía privada para su posterior inversión. La política de “apropiación del excedente” requiere un sistema productivo capaz de generar riqueza. En esta concepción la estrategia óptima no es la maximización de retornos de corto plazo, sino promover al sistema productivo lo máximo posible, consistente con la preservación de la posición dominante en el sistema.

Las características culturales de Latinoamérica hacen que nuestra forma predominante de “capitalismo de estado” esté colorido de un autoritarismo personalista o carismático, y el clientelismo demagógico de un estado que reparte recursos para ganar elecciones y adeptos. Esta política se está afianzando en algunos países de la región a partir de la abundancia de recursos naturales que gozan en la actualidad muy buenos precios internacionales. Sin embargo este esquema, dilapida valiosos recursos en inversiones de dudosa racionalidad económica y políticas sociales mal diseñadas, sin interés en motivar la auto-superación e independencia de las personas a las que se asiste. Su suerte dependerá del sostenimiento de las condiciones internacionales que lo hacen posible, (precios internacionales) y de que el nivel de ineficiencia y contradicciones que genera sea percibido cabalmente por la población.

Desde un punto de vista más general, el capitalismo de estado como tal es un sistema que presenta fuertes limitaciones, crecientes en el tiempo. Las decisiones económicas, tomadas por políticos y burócratas, agregan ineficiencias haciendo las economías menos competitivas, eficientes y productivas. Los mayores gastos administrativos, la ineficiencia, y la corrupción pública creciente, adicionan costos al funcionamiento de los mercados. La mezcla de negocios con gobierno anula la competencia, sumado a que el capitalismo de estado –al igual que el modelo del “mercado des-regulado”– no cree en las leyes contra los monopolios. Las distorsiones de la competencia, como desequilibrios, desajustes, cuellos de botella,

5 Para la evolución de los campeones nacionales puede consultarse Salehizadeh Mehdi, (2007). “Emerging Economies' Multinationals: Current Status and Future Prospects”, Third World Quarterly, Vol. 28, No. 6, pp. 1151-1166.

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etc., llevan a una mala asignación de los recursos que en el capitalismo de estado, generalmente, implica nuevas intervenciones, provocando un círculo vicioso.

Las empresas que maximizan objetivos políticos no suelen ser innovadoras y productivas, puesto que los criterios políticos muchas veces obstruyen la eficiencia y la empresarialidad. Las inversiones que se realizan basadas en cálculos políticos desatienden los criterios económicos poniendo en riesgo el crecimiento de las propias compañías favorecidas. Asimismo el crédito estatal para reducir riesgos se canaliza a grandes empresas, pero no llega a las pequeñas. La corrupción es mayor a medida que el estado crece, impulsando un deterioro del funcionamiento de la propia administración pública, de los servicios públicos y la infraestructura. Con el tiempo los sistemas de capitalismo de estado se erosionan.6

Por otra parte la politización de las relaciones económicas lleva a la desarmonía de intereses, manifiesta en una tensión constante y creciente. La apropiación del excedente, expande la lógica de “suma cero”, por la cual un individuo o grupo gana a expensas de otro, incentivando la escalada del conflicto entre partes. Así se puede producir una tensión al interior de la clase dominante, o entre la propia clase dominante y el resto de la sociedad.7 Por último el modelo, que contiene contradicciones crecientes, se torna inherentemente inestable en el tiempo.

El capitalismo del “mercado des-regulado”, ha llevado a la “gran recesión” actual, en base a la concentración económica, a la captura de las agencias reguladoras por parte de los grupos de interés, y a una desregulación imprudente, que causó la gran inestabilidad financiera posterior. Sin embargo su presente reemplazo por sistemas de capitalismo de estado sólo profundizarán estas deficiencias, generando una economía ineficiente y concentrada, a la par de sistemas sociales cada vez más autoritarios y opacos a la participación ciudadana, aumentando el incentivo a la corrupción.

Si bien en las últimas décadas se han cometido serios abusos en nombre de los sistemas de capitalismo descentralizado de mercado, y se ha debilitado en gran medida la vitalidad y los controles de una democracia bajo el estado de derecho, estas formas de organización, cuando la economía es orientada en función social y se establece un marco institucional sólido, recuperando la participación civil activa, continúa siendo un sistema que ha probado evitar los abusos, generando legitimidad y crecimiento económico. Aún cuando los regímenes democráticos no son inmunes a los elementos del capitalismo de estado, la democracia institucionalizada y participativa, con su estado de derecho, alternancia del poder, sociedad civil activa, prensa pluralista y libre, y otros controles al poder, siempre que sean apoyadas por el consenso para ser eficaces, dificultan en buena medida su crecimiento.

Un ejemplo de este tipo de sistema es lo que se ha denominado Economía Social de Mercado, que es una tercera alternativa entre la “economía de mercado des-

6 Walter E. Grinder, John Hagel Iii, “Toward a Theory of State Capitalism: Ultimate Decision-Making and Class Structure”, Journal of Libertarian Studies, Vr.1. I. No. I, pp. 59-79. 7 Ibid.

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regulado” que colapsó recientemente y el “capitalismo de estado” que surge en la actualidad.8

III. La Economía Social de Mercado como sistema de “ordenamiento”

La economía social de mercado es un sistema basado en la economía libre, que no se puede concebir sin la existencia al mismo tiempo de un sólido marco institucional que la regule, y un énfasis en la socialización de los resultados del crecimiento económico de forma equitativa en la sociedad, en forma de políticas sociales que fomentan la auto-superación de las personas, las familias y las comunidades.

El marco institucional en este sistema se basa en las reglas de una economía de mercado, la defensa contra las concentraciones de poder económico o defensa de la competencia, la regulación de los mercados para evitar conductas que vulneren la justicia y un sistema de competencia leal, y reglas para el uso de las políticas macroeconómicas que abren un espacio para su uso prudencial en casos de situaciones excepcionales como la crisis actual.

El conjunto de la política social se concibe en función “subsidiaria”, apoyando la auto-ayuda, y partiendo del fomento y fortalecimiento de iniciativas de la sociedad civil, con un Estado que interviene en los casos en que estas iniciativas no son suficientes. Este modelo socio-económico se complementa intrínsecamente con el sistema político de la democracia participativa, basada en el reconocimiento de derechos individuales y sociales, con alternancia del gobierno y la división de poderes para garantizarlos.9

La ESM surgió de la búsqueda de un marco económico e institucional de mediano y largo plazo que pudiera ser explícito, respetado y estable como base para la organización de un sistema económico. Los diferentes actores de la economía, como los consumidores, inversores, ahorristas, sindicatos, empresarios, requieren de un marco de referencia claro y confiable, a mediano y largo plazo, para la toma de decisiones. Esta concepción es denominada en el enfoque de la ESM: “sistema de ordenamiento de la economía”.

La Economía Social de Mercado se basa en la organización de mercados como mejor sistema de asignación de recursos, y trata de corregir y proveer las condiciones institucionales, éticas y sociales para su operatoria eficiente y equitativa. En los casos requeridos no se abstiene de compensar o corregir posibles excesos o des-balances que puede presentar un sistema económico moderno basado en mercados libres, caracterizado por una minuciosa y extensa división del

8 La ESM es una teoría completa de la economía y un modo de organización probado de la economía real. Este enfoque se desarrolló en Alemania y se aplicó con éxito luego de la segunda posguerra. Los resultados influyeron en soluciones similares en países vecinos de la época. También contribuyó en la reunificación de Alemania en 1989. Asimismo influyó tanto en el sistema económico adoptado por la Unión Europea, como así también en los países en transición y otros países en desarrollo, incluyendo Latinoamérica. 9 Resico Marcelo, (2011). Introducción a la Economía Social de mercado. Edición Latinoamericana, Río de Janeiro, SOPLA-KAS.

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trabajo, y que, en determinados sectores y bajo ciertas circunstancias, puede alejarse de una competencia leal y eficaz.10

El sistema de la ESM surge del intento consciente de sintetizar las ventajas del sistema económico de mercado: fomento de la iniciativa individual, productividad, eficiencia, tendencia a la auto-regulación, con los aportes fundamentales de la tradición social de la solidaridad y la cooperación que se basan en la equidad y la justicia en una sociedad dada. Los representantes de esta concepción trabajan en una síntesis de la tradición político-económica liberal en cuanto a los “derechos individuales,” el “republicanismo,” y el “mercado,” con la tradición del pensamiento social-cristiano que enfatiza la “dignidad humana,” la “justicia social” y la “solidaridad”.

La ESM es un sistema económico que trata de combinar las necesidades de libertad económica por un lado, con la justicia social, por otro. La “libertad económica” implica evidentemente la ausencia de coerciones que van en contra de la esfera de derechos de la persona, y desde el punto de vista económico implica la liberación de la iniciativa individual, el espíritu de empresa y la generación de innovaciones, que según la teoría económica moderna son las fuentes más importantes de la productividad y del crecimiento económico. Por otra parte la “justicia social,” implica la búsqueda en el plano económico de la igualdad de oportunidades para el despliegue de los propios talentos y se basa en la solidaridad con el resto de los ciudadanos. La justicia social es un ideal o valor social que caracteriza la convivencia humana y guía la creación de lazos sociales. De acuerdo con ella, todos los miembros de la sociedad deben participar en el bienestar, así como en la creación, multiplicación y conservación de la riqueza.11

La ESM asimismo presupone que un sistema económico que se desarrolla implica un “consenso social” que se basa naturalmente en la participación de los beneficios obtenidos en el proceso de crecimiento. Un sistema económico adecuado y productivo no puede basarse en una sociedad conflictiva, y un sistema económico productivo y eficiente genera conflictos de intereses concretos si los beneficios no se difunden de una manera amplia en la sociedad en la que se producen.

Para llevar a la realidad económica los principios socio-políticos enumerados hasta aquí, la Economía Social de Mercado se basa en una serie de principios económicos que se derivan de ellos. La primera enumeración de los mismos se debe al aporte del economista Walter Eucken, uno de los líderes de la Escuela de Friburgo, quién los clasificó en dos grupos: los denominados “principios estructurales,” que son los dedicados a garantizar el ámbito de libertad económica y los “principios

10 Esta definición de la ESM como modelo socio-económico proviene de las ideas desarrolladas por Alfred Müller-Armack, quien acuñó el concepto como una idea abierta y no como una teoría cerrada. En su obra Dirección económica y economía de mercado (Wirtschaftslenkung und Marktwirtschaft), de 1946. Basado en el artículo “Economía Social de Mercado, Introducción” por Friedrun Quaas, en Hasse Rolf H., Schneider Hermann, Weigelt Klaus (ed.), (2008). Diccionario de Economía Social de Mercado, Política Económica de la A a la Z, 3ra. Ed., Buenos Aires, Konrad Adenauer Stiftung. 11 En este sentido la “justicia de rendimiento” del mercado debe ser complementada por la “justicia de compensación” porque a la larga, el progreso y el crecimiento no son realizables en condiciones de un marcado desequilibrio social. La compensación social se alcanza especialmente a través de una política redistributiva del Estado. En la medida en que el estado impone un cierto mínimo de solidaridad indispensable, debe velar por que la política de compensación social sea medida y eficiente, para evitar que se amplifiquen ciertos efectos contraproducentes como la dilución de la auto-responsabilidad de la persona.

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reguladores” que son los que previenen los posibles abusos de esa libertad y garantizan que los beneficios generados en el mercado se difundan de manera socialmente justa.12

Los principios estructurales implican el desarrollo de una economía de mercado, que brinda, correctamente diseñada, el sistema de aliento a la producción y de organización económica más eficiente conocido. Estos son: 1. Primacía de la política monetaria para estabilizar el valor de la moneda como condición necesaria para una economía competitiva operativa en el tiempo; 2. Mercados abiertos y competitivos, es decir eliminación de restricciones en la oferta y demanda, para los productos domésticos e internacionales; 3. Libertad de establecer contratos para incrementar la competencia y restringir los abusos; 4. Propiedad privada de los medios de producción, condición necesaria para la eficiencia económica y la libertad humana; 5. Transparencia que responsabilice las acciones que van contra la competencia; 6. Políticas económicas estables y predecibles que son esenciales para las decisiones a largo plazo.

En cuanto a los principios reguladores, tienen que ver con el marco institucional y la política económica a cargo del estado, y son los necesarios para que una economía de mercado brinde los beneficios de su alta productividad al servicio de la sociedad en su conjunto: 1. Política anticíclica integral, que combata y modere la formación de alternancias pendulares de períodos de auge y recesión;13 2. Defensa de la competencia, que controle los abusos del poder económico-social en principio por medio de la competencia.14 3. Políticas sociales, para fortalecer a los grupos con desventajas y afianzar la igualdad de oportunidades.15 Según este principio la operatoria del mercado libre no resuelve por sí sola los problemas de la equidad en la distribución del ingreso y la riqueza. Se requieren impuestos y regulaciones para eliminar privilegios especiales que distorsionan los precios de mercado. Otras medidas incluyen la legislación de bienestar social, políticas industriales, etc. Todas justificadas en tanto no invalidan las condiciones competitivas, colaboran en que los precios reflejen mejor escasez, y no desalienten inversión a largo plazo; 4. Los precios deben reflejar todos los costos, es decir la legislación debe tender a internalizar en los precios de mercado lo que la teoría económica denomina “externalidades” o costos y beneficios externos, como la contaminación, las conductas depredadoras, etc.

Desde el punto de vista de la “estrategia de intervención” hemos de partir de que frente a necesidad de reacomodamiento económico existen tres posibles estrategias de la política económica: La primera es el “Laissez Faire” (por la famosa frase de los fisiócratas franceses, o como se impuso por un tiempo en el caso argentino lo que se denominó “piloto automático”), es decir no hacer nada puesto que el mercado se auto-regula por completo; esta estrategia puede conllevar en varios

12 Véase Eucken Walter, Fundamentos de Política Económica (Grundlagen der Wirtschaftspolitik), Rialp, Madrid, 1956; y Karsten Siegfried, Eucken´s Social Market Economy and its Test in Post War West Germany, American Journal of Economics and Sociology, Vol. 44, No 2, April 1985. 13 Ni la inflación ni el desempleo pueden ser objetivos aislados de política económica sino que deben ser atacados al mismo tiempo. 14 Presiones por grupos de interés son la causa principal de inestabilidad. 15 En cuanto a esta cuestión, la diferencia entre la ESM y las posturas socialdemócratas no tienen que ver con la existencia de compensaciones sociales y los impuestos a la renta sino con la magnitud de los mismos.

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casos un alto costo social. La segunda es el “control-coactivo,” que interrumpe el proceso económico del sistema de precios y por tanto conduce tarde o temprano a desequilibrios económicos en corto o mediano plazo (como se está poniendo en práctica hoy día en varios países de Latinoamérica bajo el lema de la igualdad). La tercera estrategia consiste en la “intervención-cooperativa,” la cual actúa en la dirección del proceso de ajuste moderando sus consecuencias sociales y humanas, y apoya permanentemente, de modo especial, a los grupos más débiles (como se ha puesto en práctica en los países de la región que mejores resultados sociales y económicos están obteniendo).16

Todo este conjunto de principios económicos suponen la existencia, por contraste con el liberalismo económico extremo y con el estatismo autoritario, de un estado “fuerte y limitado”. “Fuerte” para impulsar y aplicar los principios enunciados, e incluso sancionar a los individuos o grupos de presión que pretenden vulnerarlos imponiendo sus intereses particulares; y “limitado” para que no se exceda en sus funciones más allá de los principios enunciados, ni en el diseño ni en su aplicación. Asimismo la operatoria de este estado se concibe desde el punto de vista de la “subsidiariedad”, es decir en total coincidencia con la delegación de funciones y el fomento de la participación civil individual u organizada.

IV. Reflexiones para el Caso Latinoamericano

Si bien el capitalismo de estado parece estar imponiéndose en algunos países de la región como respuesta al colapso del modelo del “mercado auto-regulado” –una respuesta que ya está mostrando sus debilidades– existen hoy en Latinoamérica ejemplos de trayectorias de países que se basan en un fortalecimiento de las instituciones y estado de derecho con una economía basada en mercados que posibilitan el mejoramiento de los indicadores sociales. Así lo muestran países que más han avanzado en la región.17

En estos países se llega tanto por la influencia explicita del enfoque de la ESM, como por ensayos de prueba y error, y síntesis posterior de las mejores experiencias, a configuraciones de la política económica que manifiestan ciertos principios fundamentales coincidentes. En cuanto a la utilidad para el caso de varios países de Latinoamérica, consideramos al enfoque de la ESM como superador frente a los enfoques alternativos bajo estudio, siempre y cuando se lo aplique desde el punto de vista de su espíritu de conjunto y no sólo desde su letra, por una serie de razones:

� Pone acento tanto en los requisitos políticos (democracia institucionalizada con partidos políticos modernos), como sobre el marco institucional dentro del cual se aplican las medidas económicas específicas.

16 Backhaus, Jurgen G., Meijer, Gerrit, “City and Country: Lessons from European Economic Thought”, American Journal of Economics & Sociology, Jan 2001, Vol. 60, Issue. 17 Países como por ejemplo Chile, Brasil, Uruguay, Costa Rica, Perú. Para varios de estos casos puede consultarse la siguiente bibliografía al respecto: Ffrench Davis, Ricardo, (2003). Entre el Neoliberalismo y el crecimiento con Equidad, tres décadas de política económica en Chile, Ed. J. C. Saez.; Yañez Eugenio, (2005). Economía Social de Mercado en Chile, Mito o realidad?, Hans Seidel Stiftung, Santiago de Chile; Fontenla Montes Emilio, Guzmán Cuevas Joaquín Eds., (2005). Brasil y la Economía Social de Mercado, Ed. Cáceres, Universidad de Extremadura.

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� Pone, asimismo, el acento en el diálogo político para construir consensos y políticas de estado estables en el tiempo. La ESM no requiere coincidencia permanente de los intereses de todos los grupos, pero no puede funcionar con conflicto continuo. No se pone en duda la razón de ser del contrincante, sino la dimensión de sus intereses y en este sentido se parte de que no pueden prevalecer los intereses propios en todas sus dimensiones y magnitud, por lo que exige una disposición a buscar y aceptar consensos.

� Interrelaciona los elementos de la libertad con la justicia social, y de la solidaridad con la subsidiariedad, con lo cual constituye una base para los consensos entre las visiones más extremas.

� En un plano más concreto plantea una serie de medidas económicas que balancean los elementos positivos del mercado con una red de políticas sociales para enfrentar los cambios estructurales que se requieren y para difundir luego los beneficios de modo más amplio al conjunto de la población.

� Por último, tiene en cuenta los fundamentos éticos y culturales en los que se basan los enfoques económicos, por lo que una adecuada reforma económica implica revisar no sólo las “normas formales,” sino también las “informales,” en la forma de costumbres, tradiciones, y sistemas de creencias implícitos que afectan fuertemente el comportamiento y condicionan las políticas mejor diseñadas.

Es importante poner en claro que todo “modelo” o enfoque económico tiene implícitos principios, instituciones, y políticas concretas. Evidentemente todas ellas surgen de una cierta elaboración a partir de circunstancias históricas. Por ello en cuanto se tratan de adaptar a situaciones diversas conllevan un cierto grado de adaptación, no tanto en cuanto a los principios, que son generales, sino en parte en los marcos institucionales y más que nada en la implementación y tiempos de la aplicación de políticas concretas, que caen en mayor medida bajo el ámbito de una aplicación prudencial.

Todo esto implica el desarrollo de diagnósticos y propuestas que admiten cierta flexibilidad. Una manera de traducir las políticas de la ESM a las diversas situaciones concretas es sintetizarlas en cuatro puntos principales:18

1. Macroeconomía anti-cíclica

2. Políticas Micro e Infraestructura

3. Políticas Sociales

4. Requisitos Institucionales

1. En cuanto a la política macroeconómica a prueba de ciclos, es importante porque es un trazo característico de la mayor parte de las economías latinoamericanas hasta hace relativamente poco la sucesión inmoderada de períodos de auges y recesiones. Esta inestabilidad grave es una de las principales causas de la pobreza por lo que una economía estable es la primera medida para evitar la pobreza. Asimismo porque una economía más abierta, y con mayor

18 Este apartado sintetiza ideas de un trabajo previo, véase Resico F. Marcelo (2006): “Reformas Económicas y Modernización del Estado”, Revista Diálogo Político, Konrad Adenauer Stiftung, Año XXIII, No. 3, Septiembre.

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integración a la economía internacional, es una economía más vulnerable a lo que se denominan “shocks externos,” es decir el impacto local de cambios económicos en el resto del mundo.

2. La necesidad de una política microeconómica basada en el apoyo a las redes productivas locales, y pequeñas y medianas empresas, tiene que ver con el hecho de que la superación de la pobreza viene, desde el punto de vista económico, por la generación de mejores empleos y de mayor calidad. Esto implica un apoyo decidido a las pymes que son las que generan mayores puestos de trabajo. Asimismo esto es necesario desde un punto de vista más normativo en cuanto a incentivar especialmente a los sectores productivos más débiles. En este sentido se puede plantear, asimismo, una consideración positiva de los desarrollos de la economía social de emprendimientos solidarios y cooperativas

3. La Política social es importante para atacar urgentemente el problema de una pobreza amplia y estructural. En este sentido se plantea la responsabilidad final del estado sobre la cuestión, especialmente en aquellas situaciones o lugares donde no llegan, o no son suficientes, los emprendimientos de la sociedad civil y la responsabilidad social empresaria. Con respecto a estas iniciativas el estado debe fomentarlas y darles un marco de funcionamiento, nunca competir con ellas ni desplazarlas. Hay que tener en cuenta que las políticas sociales estatales son soluciones primarias sólo en el corto y mediano plazo, en tanto las reformas microeconómicas se fortalecen mejorando a largo plazo la inserción laboral y por tanto la calidad de vida de las familias.

4 En cuanto a la modernización del estado es necesaria, puesto que es imposible realizar correctamente las tres anteriores políticas sin un estado fuerte y limitado, eficaz y participativo, como argumentamos más arriba. Asimismo hay que tener presente que la conformación de un estado moderno, capaz e inteligente no es posible con un sistema político debilitado, donde los partidos dependen excesivamente de algunos líderes dando lugar a la concentración a-institucionalizada y, en algunos casos, autoritaria del poder.

Por último es importante el trasfondo ético y cultural que toda reforma implica, puesto que no puede ser una verdadera reforma algo que cambie meramente la forma extrínseca de políticas o instituciones si no cambian en parte y se purifican al mismo tiempo las pautas de conducta, las actitudes, los códigos implícitos, las tradiciones, etc.

Es así que las tareas pendientes en la economía de varios países de Latinoamérica son múltiples y variadas, y si no se busca una respuesta simultánea y coordinada, lo más probable es que resulten en intentos parciales, en los cuales se atiende a una coyuntura tras otra dejando de lado las cuestiones estructurales, esquemas parciales que no son capaces de constituir un sistema de crecimiento equilibrado y sustentable necesario para un verdadero desarrollo.

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EFECTOS DE LA POLÍTICA MONETARIA EN UN MODELO DE PRECIOS

RÍGIDOS EN DISTINTAS MONEDAS

Ignacio Scoccimarro*

Resumen

En un modelo dinámico, de dos países y con precios rígidos, este trabajo analiza la transmisión de la política monetaria cuando las empresas fijan sus precios en distintas monedas. Siguiendo el modelo de Betts y Devereux (2000) suponemos que las empresas pueden fijar un único precio para el mercado local y extranjero en moneda del país al cual exportan. Algunas empresas segmentan el mercado por país y otras fijan un único precio en su propia moneda o en la del país vecino. Los precios rígidos en moneda del país vecino aumentan la variabilidad del tipo de cambio y reducen los efectos positivos que la política monetaria tiene sobre el consumo y la tasa de interés real, respecto a una situación donde las empresas sólo segmentan el mercado o fijan un único precio en su propia moneda. En ausencia de segmentación de mercado, a mayor número de empresas que fijen su precio en moneda del país vecino, mayor es el efecto positivo que un shock monetario en el país extranjero tiene sobre su bienestar y el del otro, pero es menor en ambos cuando se produce en el país local.

Palabras Clave: divisa fijadora de precios, tipo de cambio, política monetaria, precios rígidos.

Abstract

In a two country dynamic model with sticky prices, this paper analyses the monetary policy transmission when firms set their prices in different currencies. Following Betts and Devereux (2000) we include an assumption that allows firms to set a unique price for local and foreign market in the currency of the importer. Some firms price to market and some firms set their prices in their own or their neighbor’s currency. The presence of sticky prices in the currency of the importer increases the volatility of exchange rate and reduces the positive effect that monetary policy has on consumption and real interest rates. In the absence of pricing to market, the bigger the number of firms that set their prices in the importer´s currency, the bigger the effect that a monetary shock, in the foreign country, has on its welfare and on its neighbor´s. However, the positive effect is lower, in both countries, when the shock occurs in the local country. Keywords: price setting currency, exchange rate, monetary policy, sticky prices.

JEL Codes: E52 F3, F4

* Licenciado en Economía UCA, Master en Economía Universidad de San Andrés. Consultor/Miembro fundador de Pryxon Global. Contacto: [email protected].

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I. Introducción19

La presencia de rigideces de precios en la economía ha dado lugar a una amplia literatura que explica por qué las empresas que operan en el mercado internacional deciden fijar sus precios en una determinada moneda (“price setting currency”). Dentro de los autores que han desarrollado este tipo de teorías se encuentran, Bacchetta y van Wincoop (2002), Friberg (1996), Donnenfeld y Zilcha (1991), Giovannini (1988) y, Devereux y Engel (2001). El grado de sustitución y heterogeneidad de los bienes, así como la variabilidad de la cantidad de dinero, son factores que tienen en cuenta las empresas cuando deciden qué moneda utilizar para fijar los precios de sus bienes. El trabajo de Goldberg y Tille (2005) demuestra empíricamente cómo actúan los factores anteriormente mencionados. Cuanto mayor es el grado de sustitución entre los bienes, las empresas exportadoras prefieren fijar sus precios en la moneda del mercado donde exportan. Esto lo hacen con el fin de reducir el efecto que una disminución de la demanda tiene sobre sus beneficios, dado que los consumidores rápidamente sustituyen un bien por otro ante la menor variación en los precios. Lo mismo ocurre cuando los bienes son homogéneos. Las empresas deciden fijar el precio en la moneda del mercado más grande, como en el caso de los commodities y metales. Finalmente, una mayor volatilidad de la política monetaria implica una mayor volatilidad en los precios, y por lo tanto, una mayor volatilidad en los beneficios de las empresas. De manera que, las empresas prefieren fijar sus precios en la moneda del país cuya estabilidad de precios es mayor. Estos resultados sugieren que en un mismo país coexisten diferentes estrategias de fijación de precios que afectan la transmisión de la política monetaria y el bienestar. Este artículo presenta un modelo de equilibrio general, dinámico, de dos países y con precios rígidos y, analiza el efecto que las diferentes estrategias de “pricing” tienen sobre la transmisión de la política monetaria y el bienestar. Sin embargo, en el modelo la decisión de “pricing” es exógena. Existe un continuo de empresas y, dentro de este continuo, se encuentran aquellas empresas que segmentan el mercado (PTM)20 y aquellas que deciden fijar un único precio para el mercado local y extranjero. Friberg (1997) analiza el efecto que las diferentes estrategias de “pricing” tienen sobre la transmisión de la política monetaria en el marco de un modelo estático. Algunas de las conclusiones encontradas por Friberg no se cumplen en un contexto dinámico. Betts y Devereux (2000) han desarrollado un modelo dinámico que incluye segmentación de mercado y la posibilidad de que las empresas fijen un único precio para el mercado local y extranjero. Sin embargo, para esta última estrategia, las empresas sólo pueden fijar su precio en moneda del productor (PCP)21. El modelo aquí presentado incluye un supuesto mediante el cual las empresas también tienen la opción de fijar un único precio en moneda del país al cual exportan (LCP)22. Para muchas empresas, los mercados externos toman una relevancia mayor en sus ingresos, ya sea por su tamaño u otros motivos. Por lo

19Este trabajo se basa en mi Tesis de Maestría presentada en la Universidad de San Andrés, Argentina. Agradezco al profesor Dr. Enrique L. Kawamura que ha sido mi director de tesis, y al profesor Dr. Francisco J. Ciocchini, cuyas notas me han sido de gran ayuda para desarrollar el modelo. 20 Utilizamos las siglas PTM, “Pricing to Market”, para denominar a las empresas que segmentan el mercado. 21 Utilizamos las siglas PCP, “Producer Currency Pricing”, para denominar a las empresas que fijan un único precio en la moneda del productor, por lo tanto, en su propia moneda. 22 Utilizamos las siglas LCP, “Local Currency Pricing”, para denominar a las empresas que fijan un único precio en moneda del país al cual exportan.

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tanto, fijar un único precio denominado en moneda del país vecino tiene un efecto directo sobre los beneficios. Tanto en el mercado de las joyas, en el de insumos para la agricultura, como en el de los fertilizantes e insecticidas, los precios suelen estar denominados en dólares americanos, a pesar que esos productos son producidos y vendidos local e internacionalmente por empresas que se encuentran fuera de los Estados Unidos. A su vez, las uniones económicas crean mercados suficientemente importantes como para que las empresas que no pertenecen a dichas uniones, pero que exportan sus productos a países miembros de la unión, adopten su moneda para fijar sus precios. Este es el caso de la Unión Europea y los países de sus alrededores, Estados Unidos y sus más importantes socios comerciales y, la UE y USA.

Las estrategias de “pricing” tienen una justificación bajo un contexto de precios rígidos (“sticky prices”). Cuando los precios están rígidos y no pueden ajustar a la misma velocidad que lo hace el tipo de cambio, se producen desviaciones de la ley de un solo precio23. Esto produce además que haya desviaciones de la PPP24. Por este motivo, la decisión de qué moneda elige la empresa para fijar su precio deja de ser trivial. Por lo tanto, los beneficios de las empresas están sujetos al tipo de moneda en la cual están fijos sus precios. De esta manera, las diferentes estrategias afectan el consumo, el producto, los términos de intercambio, la tasa de interés real y los ingresos.

El artículo analiza los efectos que un shock monetario, un aumento en la cantidad de dinero, tiene sobre las variables mencionadas anteriormente cuando existen diferentes estrategias de “pricing”. Además, se determinan los efectos que el shock monetario tiene sobre las variables del resto del mundo. Algunos de los resultados encontrados contrastan con los encontrados por otros autores, sin embargo, otros se refuerzan.

Tanto la presencia de segmentación de mercado (“pricing to market”) como la presencia de precios fijos en moneda del país vecino, aumenta la variabilidad del tipo de cambio ante un aumento en la cantidad de dinero, respecto al caso donde las empresas sólo fijan un único precio en su propia moneda para ambos mercados. Con la inclusión de este supuesto, a medida que más empresas deciden fijar su precio en moneda del país vecino, mayor es la variabilidad del tipo de cambio ante un shock monetario positivo. Además, encontramos que, en ausencia de “pricing to market”, un shock monetario positivo aumenta el bienestar del país donde se generó el shock y el bienestar del país vecino. Sin embargo, a mayor cantidad de empresas locales que fijen su precio en moneda del país al cual exportan, menor el efecto positivo que tiene sobre ambos países un shock monetario doméstico. En presencia de “pricing to market”, la política monetaria tiene un efecto positivo sobre el bienestar del país donde se produjo el shock, pero tiene un efecto ambiguo sobre el país vecino. Sin embargo, con la inclusión del supuesto ya mencionado, el efecto positivo que un shock monetario originado en el país extranjero tiene sobre el bienestar, se refuerza a medida que más empresas locales fijan su pecio en moneda del país vecino. Estos resultados contrastan con los encontrados por Betts y Devereux (2000), ya que en su modelo las empresas no tienen la opción de adoptar la moneda del país vecino

23 El precio del bien �(�) es igual al tipo de cambio �, multiplicado por el precio del mismo bien expresado en moneda extranjera �(�) : ����(�) = ��(�). 24 “Purchasing Power Parity”. El cociente entre los índices de precios de cada país es igual al tipo de cambio nominal:

��∗ = ��.

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para fijar sus precios. En este modelo, todos los bienes son transables, por lo tanto, las desviaciones de la ley de un sólo precio son producto de la presencia de “pricing to market”.

El trabajo se divide en las siguientes partes: primero se presenta el modelo y luego se analiza la transmisión del shock monetario. Posteriormente, se encuentra el análisis de bienestar, y finalmente, se encuentra la conclusión.

II. El Modelo

EL modelo está estructurado en base a los trabajos de Obsfeld y Rogoff (1995), Betts y Devereux (2000) y, Friberg (1997), centrando su estructura básica en el modelo de “pricing to market” presentado en el capítulo nueve del libre de Mark (2000). Es un modelo de economía abierta con dos países: las variables del país extranjeros serán denotadas con un asterisco (∗). Hay consumidores en el país local y 1 − consumidores en el país extranjero. Las familias consumen un conjunto de bienes diferenciables, cuya suma resulta en la unidad. Existen empresas en el país local que producen bienes y, 1 − empresas en el país extranjero que producen 1 − bienes. Indexamos los bienes locales con 0 < � ≤ y los bienes extranjeros con < �∗ ≤ 1. Utilizamos la letra � (0 ≤ � ≤ 1) como índice que agrega los bienes locales y extranjeros.

Cada bien es vendido en el mercado local y exportado por una empresa que fija su precio de acuerdo a una de las siguientes estrategias: segmenta el mercado (PTM), fijando el precio en la moneda del mercado en el cual vende su producto, fija un único precio en moneda del productor (PCP) o fija un único precio en moneda del país al cual exporta (LCP).

Las empresas fijan su precio antes de conocer el shock monetario y, los precios permanecen rígidos por un período. Por lo tanto, en � − 1 las empresas eligen su precio, en � acontece el shock monetario y los precios permanecen rígidos y, en � + 1 los precios vuelven a ser flexibles y ajustan al shock monetario.

II.1 Las familias

Las familias eligen óptimamente el consumo en el tiempo de cada variedad. La canasta de consumo de un consumidor representativo está dada por el siguiente índice de consumo25.

(1) �� = �� (��(�)) ���� ���� ����

Aquí ! > 1 representa la elasticidad de sustitución entre variedades. La función de utilidad del consumidor está representada por la siguiente ecuación26.

25 Para el consumidor extranjero el índice es:

��∗ = #$ (��∗(�)) %%&� ���� ' %%&�

26 La ecuación (2) representa la utilidad del consumidor local. Para el consumidor extranjero la función de utilidad es:

(�∗ = ) *+∞

+,� -ln ��0+∗ + 11 − 2 34�0+∗5�0+∗ 6�&7 − 82 :ℎ�0+∗ <=(�∗)>

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(2) (� = ∑ *+∞+,� #ln ��0+ + @�&7 AB�CD�CD E�&7 − F= :ℎ�0+<=(�)' Aquí � representa el índice de consumo, 4 representa el stock per cápita de dinero, 5 es el índice doméstico de precios y, ℎ(�) representa las horas de trabajo del individuo. 1 y 8 son constantes, * es el factor de descuento (0 < * < 1) y, G ≥ 1 es la inversa de la elasticidad consumo de la demanda de dinero.

Los índices de precios están representados por las siguientes ecuaciones.

(3)

5� = [� ��(�)�&%�� + � (���(�))�&∅�� + � ��(�)�&%�� + � ��∗(�∗)�&%��∗K0(�&K)LKKKL0KM(�&L)KL0KM(�&L)KLKL� +

+ $ ��∗(�∗)�&%��∗ + $ :����∗(�∗)<�&%��∗�K0(�&K)L0(�&K)(�&L)N

K0(�&K)L0(�&K)(�&L)NK0(�&K)L ] ��&%

(4)

5�∗ = [$ ��(�)�&%��KL� + $ :��(�)<�&%�� + $ A��(�)�� E�&% �� + $ ��∗(�∗)�&%��∗K0(�&K)L

KK

KL0KM(�&L)KL0KM(�&L)

KL

+ $ A��∗(�∗)�� E�&% ��∗ + $ :��∗(�∗)<�&%��∗�K0(�&K)L0(�&K)(�&L)N

K0(�&K)L0(�&K)(�&L)NK0(�&K)L ] ��&%

En este caso ��(�) representa el precio del bien � en moneda local al momento � y, ��(�) representa el precio del bien � en moneda extranjera al momento �. Identificamos a los países como local o doméstico y extranjero. Análogamente, ��∗(�∗) y ��∗(�∗) representan el precio del bien extranjero �∗, que fija la empresa extranjera, en moneda del país extranjero y en moneda del país doméstico. Existen P empresas en el país doméstico que segmentan el mercado y 1 − P que venden a un único precio. De las 1 − P empresas, Q empresas domésticas deciden fijar su precio en moneda del país al cual exportan y, 1 − Q empresas domésticas deciden fijar el precio en su propia moneda. Lo mismo ocurre en el país extranjero, con la salvedad de que en aquél existen R empresas que deciden fijar su precio en moneda del país al cual exportan y, 1 − R empresas que deciden fijar el precio en su propia moneda. El cuadro que se encuentra a continuación detalla la relación entre los parámetros P y Q (R para el caso del país extranjero), y la existencia de PTM, PCP y LCP. Q = 0 Q ∈ (0,1) Q = 1 P = 0 PCP PCP y LCP LCP P ∈ (0,1) PTM, PCP PTM, PCP, LCP PTM, LCP P = 1 PTM PTM PTM El trabajo de Betts y Devereux (2000) se ubica en la posición (2,1) (PTM, PCP), y nuestro trabajo se encuentra en la posición (2,2) (PTM, PCP, LCP).

El supuesto incluido permite a las empresas utilizar la moneda del país al que exportan para fijar sus precios, y además, permite que la cantidad de empresas de cada país que adoptan esta estrategia sea distinta (Q ≠ R). Este aspecto del supuesto

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nos da la posibilidad de analizar los efectos de la política monetaria para diferentes grados de LCP en cada país. En el modelo desarrollado por Goldberg y Tille (2005), las empresas que operan en el mercado internacional pueden fijar sus precios en moneda del importados, del exportador o en una tercera moneda. Los autores utilizan este modelo para contrastar empíricamente las razones, ya mencionadas en la introducción de este trabajo, por las cuales las empresas deciden la elección de una determinada moneda.

Los consumidores enfrentan las siguientes restricciones presupuestarias.

(5) 4� + V�W� = X�ℎ�(�) + Y�(�) + 4�&� + W�&� − 5��� − 5�Z� (6) 4�∗ + V� [�∗\� = X�∗ℎ�∗(�∗) + Y�∗(�∗) + 4�&� + [���∗\� − 5�∗��∗ − 5�∗Z�∗ X representa el salario, Y los beneficios de la empresa y Z los impuestos. Los consumidores toman los precios y beneficios de las empresas como dados y eligen �� , W� , 4� y ℎ�. W es un bono nominal denominado en moneda del país doméstico. El bono es vendido a su valor de descuento y tiene un valor nominal de 1 expresado en moneda doméstica. El mercado de activos se encuentra en oferta neta nula, por lo tanto, W� + (1 − )W�∗ = 0. El precio del bono está dado por la siguiente ecuación. (7) V� ≡ ��0^� La tasa de interés nominal se comporta según la ecuación de la paridad de interés.

(8) 1 + _�∗ = (1 + _�) \�\�C� Los consumidores locales maximizan la función de utilidad (2) sujeta a la restricción presupuestaria (5)27. Análogamente, lo hacen los consumidores del extranjero. Las condiciones de primer orden están dadas por las siguientes ecuaciones.

(9) V�5�0���0� = *5��� (10) V�5�0�∗ ��0�∗ `\�C�\� a = *5�∗��∗ (11) B�� = ` @b��&c�a�d

(12) B�∗�∗ = 3 @b�∗�&c�e�C�e� 6�d

(13) ℎ�(�) = �F f�� �b� (14) ℎ�∗(�∗) = �F f�∗�∗

�b�∗ Del problema de maximización de la ecuación (1) se deriva la función de demanda doméstica del bien local � y del bien extranjero �∗28. (15) ��(_) = `h�(^)� a&% �� Aquí _ = �, �∗ y i�(_) = ��(�), ����(�), ��∗(�∗), ����∗(�∗). 27 Para ver la resolución completa del problema intertemporal del consumidor ver el apéndice 2. 28 Para ver la derivación de la función de demanda ver el apéndice 2.

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La demanda extranjera de la variedad local � y de la variedad extranjera �∗ está caracterizada por la siguiente función.

(16) ��∗(_) = `h�(^)�∗ a&% ��∗ Siendo _ = �, �∗ y i�(_) = ��(�), ����(�), ��∗(�∗), ����∗(�∗). II.2 Las Empresas

Tanto las empresas locales como extranjeras utilizan la misma tecnología para producir y el empleo como único factor de producción. Las funciones de producción son lineales. Luego. j�(�) = ℎ�(�) j�∗(�∗) = ℎ�∗(�∗) Cada empresa maximiza sus utilidades. Existen P empresas que segmentan el mercado, fijando el precio en la moneda del mercado al cual exportan. Venden k(�) unidades en el país local y exportan l(�) unidades. En este caso y, dado que los precios están fijos en el corto plazo, existe la posibilidad de que no se cumpla la ley de un solo precio. Las 1 − P empresas restantes deciden no segmentar el mercado y vender a un único precio. De éstas, un total de 1 − Q empresas fijan su precio en moneda del productor, vendiendo una cantidad total de m(�); Q empresas eligen la moneda del mercado al cual exportan, produciendo un total de n(�) unidades. Para estos dos últimos casos y dado que la elasticidad de sustitución entre las variedades es idéntica entre los países, se cumple la ley de un solo precio en todo momento. Por lo tanto, los beneficios de la empresa doméstica resultan de la siguiente manera29.

(17) Y�(�) = ��(�)k�(�) + ����(�)l�(�) − X�ℎ�(�) (18) Y�(�) = ��(�)m�(�) − X�ℎ�(�) (19) Y�(�) = ����(�)n�(�) − X�ℎ�(�) Análogamente, para la empresa extranjera los beneficios quedan determinados de la siguiente manera. De las 1 − P empresas que no segmentan el mercado, 1 −Rempresas fijan el precio en moneda del productor y R empresas fijan el precio en moneda del país al cual exportan.

(20) Y�∗(�∗) = ��∗(�∗)k�∗ + o�∗\� l�∗(�∗) − X�∗ℎ�∗(�∗) (21) Y�∗(�∗) = ��∗(�∗)m�∗ − X�∗ℎ�∗(�∗) (22) Y�∗(�∗) = o�∗\� n�∗(�∗) − X�∗ℎ�∗(�∗) Los precios permanecen rígidos por un período. Las empresas fijan sus precios antes de conocer el shock monetario y lo determinan siguiendo la ley de un solo precio. Como operan en un mercado de competencia imperfecta las empresas eligen un precio que está por encima del costo marginal. Los precios óptimos resultan de la maximización de las ecuaciones (17) a (22)30.

(23) ��(�) = ����(�) = X� ` %%&�a 29 La solución completa del problema de la empresa se encuentra en el apéndice 3. 30 Para la resolución completa de los precios de la empresa ver el apéndice 3.

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(24) ��∗(�∗) = o�∗(p∗)\� = X�∗ ` %%&�a Por las ecuaciones (23) y (24) podemos reescribir los índices de precios (3) y (4) de la siguiente manera.

(25) 5� = [ P��(�)�&% + Q (1 − P)(����(�))�&% + (1 − Q)(1 − P)��(�)�&% + (1 − )P��∗(�∗)�&% + +(1 − )(1 − P)(1 − R)(����∗(�∗))�&% + (1 − )(1 − P)R��∗(�∗)�&%] ��&%

(26) 5�∗ = [ P��(�)�&% + Q (1 − P)��(�)�&% + (1 − Q)(1 − P) `o�(p)\� a�&% + (1 − )P��∗(�∗)�&% + +(1 − )(1 − P)(1 − R)��∗(�∗)�&% + (1 − )(1 − P)R A��∗(�∗)�� E�&%] ��&%

II.3 El Gobierno

La restricción presupuestaria del gobierno está representada por las siguientes ecuaciones.

(27) 5�q� = 5�Z� + 4� − 4�&� (28) 5�∗q�∗ = 5�∗Z�∗ + 4�∗ − 4�&�∗

Por lo tanto, el gobierno deriva sus ingresos de los impuestos y el señoreaje. q representa el consumo del gobierno.

II.4 Equilibrio

Para describir el equilibrio es necesario primero consolidar la restricción presupuestaria del consumidor y el gobierno. Para ello reemplazamos las ecuaciones de beneficios (17)-(22) y las restricciones del gobierno (27)-(28) en las restricciones del consumidor (5)-(6).

(29) 5��� + 5�q� + V�W� = P[��(�)k�(�) + ����(�)l�(�)] + (1 − P)[(1 − Q)��(�)m�(�) +Q����(�)n�(�)] + W�&� (30) 5�∗��∗ + 5�∗q�∗ + V� [�∗\� = P r��∗(�∗)k�∗(�∗) + o�∗(p∗)\� l�∗(�∗)s + (1 − P) r(1 − R)��∗(�∗)m�∗(�∗) +R o�∗(p∗)\� n�∗(�∗)s + [���∗\� Suponemos que W�&� = W�&�∗ = 0, lo cual implica que no existe endeudamiento en el estado inicial. Por lo tanto, el mercado de bienes tiene que estar en equilibrio. En este modelo la producción en el corto plazo está determinada por la demanda. Siendo que nuestro interés es analizar los efectos de la política monetaria, supondremos a lo largo de este trabajo que, q� = q�∗ = 0 para todo �. Luego. (31) j�(�) = P(k�(�) + l�(�)) + (1 − P)(1 − Q)m�(�) + (1 − P)Qn�(�) (32) j�∗(�∗) = P(k�∗(�∗) + l�∗(�∗)) + (1 − P)(1 − R)m�∗(�∗) + (1 − P)Rn�∗(�∗) (33) k�(�) = `o�(p)� a&% �� (34) k�∗(�∗) = `t�∗(p∗)�∗ a&% (1 − )��∗ (35) l�(�∗) = `t�(p)�∗ a&% (1 − )��∗ (36) l�∗(�∗) = `o�∗(p∗)� a&% ��

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(37) m�(�) = `o�(p)� a&% �� + `o�(p)\��∗ a&% (1 − )��∗ (38) m�∗(�∗) = `\�t�∗(p∗)� a&% �� + `t�∗(p∗)�∗ a&% (1 − )��∗ (39) n�(�) = `\�t�(p)� a&% �� + `t�(p)�∗ a&% (1 − )��∗ (40) n�∗(�∗) = `o�∗(p∗)� a&% �� + `o�∗(p∗)\��∗ a&% (1 − )��∗ El equilibrio está caracterizado por las ecuaciones de Euler (9)-(14) y las ecuaciones (29)-(40). Para precios nominales y valores en � + 1 dados, el sistema de ecuaciones que describe el equilibrio está compuesto por 18 ecuaciones con 17 variables desconocidas (�� , ��∗, �� , V� , W� , ℎ� , ℎ�∗, j�(�), j�∗(�∗), k�(�), k�∗(�∗), l�(�), l�∗(�∗), m�(�), m�∗(�∗), n�(�), n�∗(�∗)). II.5 0-estado estacionario

Llamamos 0-estado estacionario a la solución del modelo en estado estacionario asumiendo que q� = q�∗ = W� = 031. Siendo que W� = 0, no existe endeudamiento, por lo tanto, el consumo de cada país es equivalente al ingreso del mismo.

(41) �� = j�(�) (42) ��∗ = j�∗(�∗) Dadas estas condiciones y utilizando las ecuaciones de los precios (23) y (24), concluimos que se cumple la ley de un solo precio, ��(�) = ����(�) = ��∗(�∗) = ����∗(�∗). También se cumple la PPP (Purchasing Power Parity), 5� = ��5�∗. De las condiciones de optimalidad del consumidor (13) y (14) y sabiendo que, �� = j�(�) = ℎ�(�) y que, ��∗ = j�∗(�∗) = ℎ�∗ (�∗); el valor del consumo, la producción y las horas trabajadas en 0-estado estacionario resulta.

(43) �� = ��∗ = j�(�) = j�∗(�∗) = ℎ�(�) = ℎ�∗ (�∗) = r%&�F% s�v De las ecuaciones de demanda de dinero (11) y (12) y, sabiendo que en el 0-estado estacionario se cumple la PPP, obtenemos el tipo de cambio de 0-estado estacionario.

(44) �� = BwBw∗ II.6 Aproximación log-lineal alrededor del 0-estado estacionario

En esta sección transformamos el modelo anterior en un modelo log-lineal. Esto nos permite analizar las desviaciones del estado estacionario en el corto plazo, cuando existen rigideces de precios, y en el largo plazo, cuando los precios son flexibles. Las variables que contienen encima el símbolo xy, representan la desviación de la variable respecto al 0-estado estacionario. Matemáticamente, para cualquier variable xy� ≡ �x� x�⁄ = {�&{w{w ≅ i `{�{wa. Sin embargo, esta definición no aplica para W�, dado que hemos supuesto que W� = 0. El procedimiento consiste en convertir a una forma log-lineal alrededor del 0-estado estacionario las ecuaciones que forman el equilibrio.

31 Para la resolución completa del 0-estado estacionario ver el apéndice 4.

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Log-linealizamos las funciones de demanda de dinero (11) y (12) y obtenemos.

(45) 4� − 5� = �7 �� + �7 }�&} V~� (46) 4�∗ − 5�∗ = �7 ��∗ + �7 }�&} (V~� + �̂�0� − �̂�) Log-linealizamos las restricciones presupuestarias (29) y (30), teniendo en cuenta que q� = q�∗ = W�. (47) �~� = P :�̂�(�) + k��(�) − 5y�< + (1 − )P:�̂� + ���(�) + l��(�) − 5y�∗< +

+(1 − Q)(1 − P):�̂�(�) + m��(�) − 5y�< + (1 − P)Q:�̂� + ���(�) + n��(�) − 5y�< + *5� �y� (48) �~�∗ = P(1 − ):���∗(�∗) + k��∗(�∗) − 5y�∗< + P:�̂�∗(�∗) + l��∗(�∗) − �̂� − 5y�∗< +

+(1 − R)(1 − P):���∗(�∗) + m��∗(�∗) − 5y�∗< + (1 − P)R:�̂�∗(�∗) + n� �∗(�∗) − �̂� − 5y�∗< + *5� 1 − �y�

Log-linealizamos alrededor del 0-estado estacionario las ecuaciones (31)-(40).

(49) j��(�) = P: k��(�) + (1 − )l��(�)< + (1 − P)[(1 − Q)m��(�) + Rn��(�)] (50) j��∗(�∗) = P:(1 − )k��∗(�∗) + l��∗(�∗)< + (1 − P)[(1 − R)m��∗(�∗) + Rn� �∗(�∗)] (51) k��(�) = −!:�̂�(�) − 5y�< + �~� (52) k��∗(�∗) = −!:���∗(�∗) − 5y�∗< + �~�∗ (53) l��(�) = −!:���(�) − 5y�∗< + �~�∗ (54) l��∗(�∗) = −!:�̂�∗(�∗) − 5y�< + �~� (55) m��(�) = :!�5y� − �̂�(�)� + �~�< + (1 − ):!�5y�∗ + �̂� − �̂�(�)� + �~�∗< (56) m��∗(�∗) = :!�5y� − ���∗(�∗) − �̂�� + �~�< + (1 − ):!�5y�∗ − ���∗(�∗)� + �~�∗< (57) n��(�) = :!�5y� − ���(�) − �̂�� + �~�< + (1 − ):!�5y�∗ − ���(�)� + �~�∗< (58) n��∗(�∗) = :!�5y� − �̂�∗(�∗)� + �~�< + (1 − ):!�5y�∗ + �̂� − �̂�∗(�∗)� + �~�∗< A continuación log-linealizamos las ecuaciones de oferta de trabajo (13) y (14).

(59) j��(�) = �̂�(�) − 5y� − �~� (60) j��∗(�∗) = ���∗(�∗) − 5y�∗ − �~�∗ Finalmente log-linealizamos las ecuaciones de Euler (9) y (10).

(61) V~� + 5y�0� + �~�0� = 5y� + �~� (62) V~� + 5y�0�∗ + �~�0�∗ + �̂�0� − �̂� = 5y�∗ + �~�∗ II.7 Respuesta en el Largo Plazo

La solución de largo plazo se resuelve tomando las ecuaciones log-linealizadas alrededor del estado estacionario y evaluándolas en estado estacionario32. Dado que las ecuaciones log-linealizadas alrededor del 0-estado estacionario se cumplen para todo �, entonces también se cumplen en estado estacionario. De esta manera,

32 Para la resolución completa de la respuesta de largo plazo ver el apéndice 6.

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encontramos cuál será la respuesta del sistema en el largo plazo cuando los precios son completamente flexibles.

De las ecuaciones (61) y (62) obtenemos que V~� = 0. Las variables en estado estacionario están denotadas sin el índice �. La solución del sistema está representada por las siguientes ecuaciones.

(63) j�(�) = �&}=w �y (64) j�∗(�∗) = �&}=w K�&K �y (65) �̂(�) − 5y = �&}%=w �y (66) ��∗(�∗) − 5y∗ = − �&}%=w ` K�&Ka �y (67) �~ = �&}=w `�0%% a �y (68) �~∗ = − �&}=w ` K�&Ka `�0%% a �y La respuesta en el largo plazo del tipo de cambio queda determinada por la siguiente ecuación33.

(69) �̂ = 4� − 4�∗ − �7 ��~ − �~∗� La ecuación anterior no es la solución del tipo de cambio de largo plazo dado que aún resta conocer el valor de �~ − �~∗. II.8 Ajuste ante un shock monetario bajo precios rígidos

Al igual que se presenta en el libro de Mark (2000) consideramos un shock monetario no anticipado y permanente en el tiempo �. Entonces, 4�� = 4� y 4��∗ = 4�∗. El nuevo estado estacionario se alcanza en � + 1, por lo tanto, �̂�0� = �̂�, 5y�0� = 5y y 5y�0�∗ = 5y∗. Se asume que en � los precios permanecen fijos, por lo tanto, �̂�(�) =���(�) = �̂�∗(�∗) = ���∗(�∗) = 0. De esta manera, los índices de precios resultan.

(70) 5y� = (1 − P)[Q + (1 − )(1 − R)]�̂� (71) 5y�∗ = −(1 − P)[ (1 − Q) + (1 − )R]�̂� A continuación se encuentran las ecuaciones que describen la desviación del 0-estado estacionario en el corto plazo34.

Utilizando las ecuaciones (70) y (71), las funciones (45) y (46) quedan caracterizadas en el corto plazo de la siguiente manera.

(72) 4� − (1 − P)[Q + (1 − )(1 − R)]�̂� = �7 �~� + �7 }�&} V~� (73) 4�∗ + (1 − P)[ (1 − Q) + (1 − )R]�̂� = �7 �~�∗ + �7 }�&} :V~� + �̂ − �̂�< Restando las ecuaciones (72) y (73) obtenemos.

(74) 4� − 4�∗ − (1 − P)�̂� = �7 :�~� − �~�∗< − �7 }�&} (�̂ − �̂�) 33 Para la solución del tipo de cambio de largo plazo ver el apéndice 6. 34 Para la resolución completa de la respuesta en el corto plazo ver el apéndice 7.

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En � + 1 se cumple la PPP, por lo tanto, 5y = 5y∗ + �̂, lo cual implica que utilizando la versión de corto plazo de las ecuaciones (61) y (62) podemos alcanzar la siguiente conclusión.

(75) �~� − �~�∗ − P�̂� = �~ − �~∗ Sustituyendo la ecuación (75) para eliminar �~ − �~∗ y, la ecuación de la respuesta del tipo de cambio en el largo plazo (69) en la ecuación (74), obtenemos.

(76) `1 + �7 }�&}a :4�� − 4��∗< = �7 `1 + �7 }�&}a :�~� − �~�∗< + ` �7v }�&} (2 − P) + (1 − P)a �̂� Ahora, utilizando la versión de corto plazo de las ecuaciones (49)-(58), encontramos la versión de corto plazo de las ecuaciones (47) y (48). Luego, reemplazando el resultado obtenido y la ecuación (75) en la ecuación (74), obtenemos un primer resultado del tipo de cambio de corto plazo.

(77) �̂� = b~�&b~�∗0 ��w �����y�L0(�&L)(%&�)(�&M&N) Para obtener el valor de �y�, reemplazamos las ecuaciones (67) y (68) en la ecuación (75).

(78) �y = ` =w%(�&K)(�&})(�0%)a ��~� − �~�∗ − P�̂�� �y� = �y, la tenencia de activos ajusta en forma instantánea. Luego, reemplazamos (78) en (77) y obtenemos.

(79) �~� − �~�∗ = rP + (1 − P)(! − 1)(1 − Q − R) ` (�&})(�0%)%(�0})0(�&})as �̂� Para encontrar el tipo de cambio de corto plazo sustituimos (79) en (77). Definiendo � = (�&})(�0%)%(�0})0(�&}), llegamos a la proposición 1.

Proposición 1.

(80) �̂� = [7(�&})0}](B��&B��∗)(�&L)[70(%&�)(�&M&N)�]r�(���)C�� s0L

A diferencia del modelo de Betts y Devereux (2000), aquí el tipo de cambio de corto plazo también es afectado por los parámetros Q y R. Por lo tanto, cuanto más altos sean los valores de Q y R, el tipo de cambio mostrará una mayor volatilidad en el corto plazo. Cuando Q = R = 0, el tipo de cambio coincide con el resultado encontrado por Betts y Devereux (2000). Un mayor valor de Q se traduce en un mayor número de bienes domésticos fijos en moneda extranjera. Por lo tanto, un aumento de 4 implica un incremento en la demanda de bienes, lo cual conduce a un aumento en la demanda de moneda extranjera que permite comprar aquellos bienes cuyos precios están fijos en esa moneda, que a su vez lleva a un mayor aumento del tipo de cambio. Un mayor valor de R refuerza este efecto de aumento. A mayor valor de R, un mayor número de empresas extranjeras deciden fijar sus precios en moneda doméstica. Por lo tanto, cuando las empresas extranjeras repatrían ganancias, aumenta la demanda de moneda extranjera presionando a un aumento del tipo de cambio.

Cuando (Q + R) → 1, entonces �̂� → [7(�&})0}](B��&B��∗)(�&L)[7(�&})0}]0L .

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III. Análisis de la transmisión del shock monetario

En esta sección utilizamos el modelo desarrollado anteriormente para ver el efecto que tiene un shock monetario sobre el consumo, el producto, la tasa de interés real35 y los términos de intercambio36.

Definimos el tipo de cambio real.

(81) �� = \��∗� Y su desviación en el corto plazo está representada por la siguiente ecuación.

(82) �y� = P�̂� Por lo tanto, el tipo de cambio nominal y real de corto plazo no están perfectamente correlacionados. Sólo lo estarán en caso de que P = 1, cuando todas las empresas deciden segmentar el mercado.

Sustituyendo la ecuación (79) en (78) obtenemos el valor de �y. (83) �y = =w%(�&K)(�&L)(%&�)(�&M&N)%(�0})0(�&}) �̂� Para obtener los valores de la respuesta en el largo plazo del consumo doméstico y extranjero, reemplazamos la ecuación (83) en las ecuaciones (67) y (68).

(84) �~ = (1 − )(1 − P)(! − 1)(1 − Q − R)��̂� (85) �~∗ = − (1 − P)(! − 1)(1 − Q − R)��̂� Cuando todas las empresas deciden segmentar el mercado (P = 1), el dinero es neutral. Para 0 < P < 1, el consumo de largo plazo se ve afectado por las estrategias de fijación de precio que sigan tanto las empresas locales como las extranjeras. Un shock monetario aumenta el consumo del país donde se produjo el shock. Sin

embargo, cuando 0 < P < 1 y 2 < ��&K, cuantas más empresas locales y/o extranjeras

fijen sus precios en moneda del otro país (un mayor valor de Q y R), el efecto positivo del shock monetario doméstico sobre el consumo doméstico, disminuye. Y,

cuando 0 < P < 1 y 2 < �K, mayores valores de Q y R tenderán a reducir el efecto positivo que un aumento en 4∗ tiene sobre �~∗. Un aumento en 4 tiene un efecto negativo sobre �~∗, y un aumento en 4∗ tiene un efecto negativo sobre �~. Sin embargo, cuando 0 < P < 1 y 2 < ��&K, mayores valores de Q y R tenderán a reducir el efecto negativo que un aumento en 4∗ tiene sobre �~. Lo mismo ocurre con el

consumo extranjero ante un aumento en 4, cuando 0 < P < 1 y 2 < �K. Reemplazando (83) en (63) y (64), obtenemos la respuesta de largo plazo del producto de ambos países.

(86) j��(�) = − �%(�&K)(�&L)(%&�)(�&M&N)�0% �̂� (87) j��∗(�∗) = �%K(�&L)(%&�)(�&M&N)�0% �̂� Cuando P = 1, un shock monetario no tiene efecto sobre el producto de ambos países. Sin embargo, cuando 0 < P < 1, una devaluación impacta en forma negativa

35 Para la resolución completa de la transmisión del shock monetario cer el apéndice 8. 36 La solución de los términos de intercambio se encuentra en el apéndice 9.

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sobre el producto. Pero, cuando 0 < P < 1 y 2 < �0%%(�&K), un mayor valor de Q y R reduce el impacto negativo que un aumento de 4 tiene sobre j�(�). Y, cuando 0 < P < 1 y 2 < �0%%K , mayores valores de Q y R disminuyen el efecto negativo que un aumento de 4∗ tiene sobre j�∗(�∗). Un aumento de 4∗ tiene un efecto positivo sobre el producto del país doméstico y, un aumento de 4 tiene un efecto positivo sobre el producto del

país extranjero. Sin embargo, cuando 0 < P < 1 y 2 < �0%%(�&K), mayores valores de Q y R reducen el efecto positivo que un aumento de j�(�). Y, cuando 0 < P < 1 y 2 < �0%%K , mayores valores de Q y R disminuyen el efecto positivo que un aumento de 4 tiene sobre j�∗(�∗). En el caso que P = Q = R = 0, estaríamos balo la misma estructura de fijación de precios que Obsfeld y Rogoff (1995). Bajo este supuesto, el consumo y el producto en el largo plazo se comportarían en forma similar a como lo hacen en su trabajo, salvaguardando las diferencias en el mercado de activos.

Reemplazando las ecuaciones (84) y (85) en la ecuación del tipo de cambio de largo plazo (69) obtenemos.

(88) �̂ = 4� − 4�∗ − �7 (! − 1)(1 − P)(1 − Q − R)��̂� Si reemplazamos 4�� − 4��∗ por 4� − 4�∗ en la ecuación del tipo de cambio de corto plazo (80), podemos derivar la siguiente relación.

(89) �̂ − �̂� = −P (7&�)(�&})7(�&})0} �̂� La desviación del tipo de cambio de corto plazo excede la desviación del tipo de cambio de largo plazo (“Overshooting”), si la elasticidad de consumo de la demanda de dinero es menor a la unidad: 1 2⁄ < 1. Este resultado coincide con el resultado encontrado en el modelo de Betts y Devereux (2000). La diferencia entre los desvíos de largo y corto plazo está afectada por P y, Q y R. Cuando P = 1, llegamos al mismo resultado encontrado en el modelo de “pricing to market” del libreo de Mark (2000).

Resolviendo la ecuación (72)37 obtenemos el valor de V~�. (90) V~� = (2 − 1)(1 − *)4� − (2 − 1)(1 − *)(1 − P) r(Q + (1 − )(1 − R)) + (1 − )(1 − Q −R) �(%&�)7 s �̂� Reemplazando �̂� en la ecuación anterior llegamos a la siguiente expresión38.

Proposición 2.

(91) V~� = (2 − 1)(1 − *)�(1 − �)4� + �4�∗� Aquí.

0 < � = �(1 − P)(2(1 − *) + *) AQ + (1 − )(1 − R) + (1 − )2 (! − 1)(1 − Q − R)�E(1 − P)(2 + (! − 1)(1 − Q − R)�) A2(1 − *) + *2 E + P � < 1

Afirmamos que la desigualdad anterior se cumple siempre que Q + R ≤ 1. A efectos de este trabajo, supondremos que en todo momento Q + R ≤ 1. Si Q + R > 1, los resultados encontrados podrían revertirse. Este supuesto podría ser levantado a

37 Para la resolución de esta ecuación ver el apéndice 8. 38 La solución de esta ecuación se encuentra en el apéndice 8.

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efectos de analizar cuáles son las consecuencias de la política monetaria de un país, sobre el país vecino, si este último adopta la moneda del primero como única. En este trabajo no intentamos analizar este aspecto. V~� es proporcional a un promedio ponderado de las ofertas monetarias de ambos países, donde su ponderador � está afectado por los parámetros Q y R. Este último detalle diferencia nuestro modelo del de Betts y Devereux (2000), donde V~� no se ve afectado por los parámetros Q y R. De manera que, un mayor valor de Q reduce el impacto positivo que un aumento de 4 tiene sobre el precio del activo. � puede ser reexpresado de la de la siguiente manera.

� = (1 − P)((2(1 − *) + *) #Q A1 + (! − 1)�2 E + (1 − R) 3(1 − ) − (! − 1)�2 6' − P + ��

Aquí. � = (1 − P)(2 + (! − 1)(1 − Q − R)�) 32(1 − *) + *2 6 + P Cuando 0 < P < 1, un aumento de Q incrementará el valor de �, sin embargo, un aumento de R tiene un efecto ambiguo sobre �. Esta ambigüedad en el efecto de R sobre � es consecuencia de que el precio del activo esté denominado en moneda del país local. A su vez, un aumento de P disminuye el valor de �. Cuando P → 1, � → 0. Efecto Liquidez. Siendo, 1 + _� = (1 + ��) �C�� , reemplazamos la ecuación del precio del

activo (7) y obtenemos la tasa de interés real doméstica bruta.

(92) 1 + �� = �c� ��C� En 0-estado estacionario la tasa de interés real doméstica resulta. �� = 1 − ** ≡ _� Log-linealizamos la ecuación (92) y la ecuación de la paridad de la tasa de interés (8) y, utilizando la ecuación (90), obtenemos las tasas reales de interés de corto plazo.

Proposición 3.

(93) �̂� = `7(�&})&}�&} a �(1 − �)4� + �4�∗� (94) �̂�∗ = `7(�&})&}�&} a �(1 − �)4� + �4�∗� + L�&} �̂� La tasa de interés real doméstica es proporcional a un promedio ponderado de las ofertas de dinero y, la tasa de interés real extranjera es igual a la suma de dos términos: el primer término es proporcional a las ofertas de dinero y, el segundo, es proporcional a la desviación del tipo de cambio de corto plazo. Un aumento de 4 provoca una disminución en la tasa de interés real doméstica, sin embargo, tiene un efecto ambiguo sobre la tasa de interés real extranjera. Un aumento de 4∗ reduce la tasa de interés real doméstica y extranjera. Esto se debe a que el precio del bono está denominado en moneda local. Mayores valores de � reducen el efecto que un shock monetario doméstico tiene sobre la tasa de interés real doméstica. Cuanto mayor es Qmayor es el valor de �. Por lo tanto, la disminución en la tasa de interés real doméstica por un aumento en 4 es menor. A medida que más empresas locales decidan fijar su precio en moneda extranjera, mayor será el aumento en el tipo de cambio y en el nivel de precios local, por lo tanto, los consumidores en el país local

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necesitarán de más moneda local para comprar una unidad de moneda extranjera, y de esta manera el efecto liquidez será menor. Los efectos que Q y R tienen sobre las tasas de interés son una de las importantes diferencias que nuestro modelo tiene con el trabajo de Betts y Devereux (2000), ya que en su modelo, un aumento de 4 siempre genera la misma disminución en la tasa de interés local. En nuestro modelo es disminución está limitada por el valor de Q y R. La diferencia entre las tasas de interés real resulta.

(95) �̂� − �̂�∗ = − L�&} �̂� Términos de Intercambio39. Los términos de intercambio del país doméstico quedan determinados de la siguiente manera. Z�yZ� = [P − (1 − P)(1 − Q − R)]�̂� Por lo tanto, para 0 < P < 1, un mayor valor de Q y R aumenta los términos de intercambio del país local. Cuando P = 1, los términos de intercambio se mueven igual que el tipo de cambio nominal.

Buscamos los valores de �~� y �~�∗ para obtener el consumo relativo. Reemplazando la ecuación (90) en (72) obtenemos �~�, y reemplazando las ecuaciones (90) y (88) en (73) obtenemos �~�∗, y luego restando dichas ecuaciones obtenemos.

(96) �~� − �~�∗ = [(1 − P)(! − 1)(1 − Q − R)� + P]�̂� Para el caso donde, P = 0 y 2 = 1, la respuesta ante un shock monetario del consumo relativo de corto plazo, según vemos en la ecuación (96), es menor a medida que Q y R aumentan. Cuando hay un aumento de 4 la moneda local se devalúa y, dado que los precios están rígidos, aquellos bienes cuyos precios están denominados en moneda extranjera ( Q bienes) aumentan de valor, reduciendo el consumo de los mismos y, por lo tanto, el ingreso que las empresas locales reciben por la venta de esos productos. Parte del consumo se desvía a los productos que están fijos en moneda local. La porción (1 − )R de estos productos son importados, por lo tanto, las empresas extranjeras reciben un mayor ingreso y, al repatriar esos ingresos impulsan una mayor devaluación. Lo mismo ocurre en el país extranjero ante un aumento de 4∗. Por lo tanto, a mayores valores de Q y R, la respuesta de corto plazo del consumo relativo ante un shock monetario es menor. Cuando todas las empresas segmentan el mercado, P = 1, el consumo relativo se comporta igual que el tipo de cambio de corto plazo.

Utilizando las ecuaciones (45), (46), (90), (70), (71), (80) y (88), obtenemos la respuesta del consumo en el corto plazo40.

Proposición 4.

(97) �~� = (2(1 − *) + *)�(1 − �)4� + �4�∗� − (1 − )(1 − P)(! − 1)(1 − Q − R)��̂� (98) �~�∗ = (2(1 − *) + *)�(1 − �)4� + �4�∗� − (1 − P)(! − 1)(1 − Q − R)��̂� − P�̂� Un shock monetario aumenta el consumo del país donde se generó el shock. Para 0 < P < 1, si el shock es provocado por el país local, mayores valores de Q reducirán el efecto positivo que tiene el shock monetario sobre el consumo doméstico y tendrá un efecto ambiguo sobre el consumo del país extranjero. Mayores valores de Q 39 Para la resolución de los términos de intercambio ver el apéndice 9. 40 La solución completa de la respuesta del consumo en el corto plazo se encuentra en el apéndice 8.

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implican una menor reducción de la tasa de interés real doméstica y un aumento de los precios que los consumidores locales pagan por los bienes locales denominados en moneda extranjera. Estos dos efectos provocan que el efecto positivo del shock monetario sea reducido en el país local. Esta conclusión contrasta con el resultado encontrado por Betts y Devereux (2000), ya que en su modelo Q = R = 0, y por lo tanto, un shock monetario positivo aumenta el consumo del país local y reduce el efecto positivo que el shock monetario tiene sobre el consumo del país extranjero a medida que P aumenta. Un shock monetario en el país extranjero aumenta su consumo y tiene un efecto ambiguo sobre el país local. Sin embargo, mayores valores de Q o R tienen un efecto ambiguo sobre el consumo extranjero, pues si bien, un mayor valor de Q aumenta el valor de �, por otro lado también reduce el efecto positivo que tiene el tipo de cambio sobre el consumo. Para el caso especial donde 2 = 1 y P = 0, un shock monetario incrementa el consumo del país donde originó el shock. Este resultado coincide con el encontrado por Betts y Devereux (2000). A pesar de ello, cuando el shock se genera en el país local el efecto sobre el país extranjero es ambiguo. No así cuando el shock se genera en el país extranjero. Este tiene un efecto positivo sobre el consumo doméstico. Además, este último resultado se refuerza para mayores valores de Q. Por lo tanto, para el caso donde 2 = 1 y P = 0, mayores valores de Q aumentan el consumo del país local cuando aumenta 4∗. Para P = 1, el consumo del país donde el shock monetario se generó aumenta. Sin embargo, los efectos del shock no se transmiten al otro país.

Multiplicando por la ecuación (97) y, por 1 − la ecuación (98), y luego sumando ambas ecuaciones, encontramos el consumo mundial �~�� de corto plazo. �~�� = (2(1 − *) + *)�(1 − �)4� + �4�∗� − P(1 − )�̂� Utilizando el consumo mundial y las ecuaciones (49)-(58) encontramos el producto de corto plazo.

Proposición 5.

(99) j��(�) = �~�� + !(1 − )(1 − P)(1 − Q − R)�̂� (100) j��∗(�∗) = �~�� − ! (1 − P)(1 − Q − R)�̂� Un shock monetario aumenta el producto del país donde se produjo el shock. Cuando 0 < P < 1, un aumento de la oferta monetaria incrementa el producto del país donde se provocó dicho aumento, sin embargo, tiene un efecto ambiguo sobre el país vecino. Para el caso donde, P = 0 y 2 = 1, un aumento de 4 tiene un efecto positivo sobre el producto del país local y un efecto ambiguo sobre el producto del país extranjero. Un aumento de 4∗ tendrá un efecto positivo sobre el producto del país extranjero y un efecto negativo sobre el producto del país local. Cuando P = 1, el producto de ambos países resulta j��(�) = j��∗(�∗) = (2(1 − *) + *)4��, definiendo 4�� = 4� + (1 − )4�∗. Luego, un shock monetario aumenta el producto del país donde se produjo el shock y el producto del país vecino en la misma proporción.

IV. Análisis de Bienestar

Esta sección presenta el análisis de bienestar41. En este modelo el equilibrio no es un óptimo de Pareto dado que las empresas compiten en un mercado de competencia imperfecta y, por lo tanto, fijan su precio por encima del costo marginal. Aún así, es

41 El desarrollo del análisis de bienestar se encuentra en el apéndice 10.

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posible analizar si el shock monetario afecta en forma positiva o negativa la utilidad de los consumidores.

Siendo que, el consumo, el trabajo y los saldos monetarios reales, entran en la función de utilidad periódica de manera aditiva, la utilidad en � puede ser descrita como la suma de las utilidades de cada una de las variables. (� = (�� + (�� + (�� (�∗ = (�∗� + (�∗� + (�∗�

Siendo que, el dinero en la función de utilidad es un “shortcut” para obtener las funciones de demanda de dinero (formalmente 1 → 0), el efecto de los saldos monetarios sobre la utilidad no es significativo42. Por lo tanto, sólo debemos concentrarnos en los componentes del consumo y el trabajo de la función de utilidad. (� ≅ (�� + (�� (�∗ ≅ (�∗� + (�∗�

Por lo tanto, la variación de la utilidad en � está determinada por ∆(� = (� − (�&�. Luego, de las funciones anteriores concluimos. ∆(� ≅ ∆(�� + ∆(�� ∆(�∗ ≅ ∆(�∗� + ∆(�∗�

Utilizando los resultados de las secciones anteriores y tomando una aproximación lineal, la suma de las variaciones de la utilidad del consumo y del producto resulta.

(103) ∆(�� + ∆(�� ≅ �% �~�� + (1 − )P�̂� (104) ∆(�∗� + ∆(�∗� ≅ �% �~�� − P�̂� Los resultados (103) y (104) son similares a los encontrados por Betts y Devereux (2000), sin embargo, en este modelo el tipo de cambio de corto plazo y el consumo mundial están afectados por los coeficientes Q y R. Para 0 < P < 1, un shock monetario aumenta el bienestar del país donde se generó el shock, pero el efecto sobre el país vecino es ambiguo. Por otra parte, un aumento de 4∗ genera un aumento en �� y una disminución de ��, provocando de esta manera un aumento en la utilidad del país extranjero. Para P = 0, los efectos positivos de un shock monetario son transmitidos al país vecino. El shock monetario aumenta la utilidad del país donde se generó el shock y la utilidad del país vecino. Este resultado concuerda con los resultados encontrados por Betts y Devereux (2000) y Friberg (1997). En ausencia de “pricing to market” los efectos positivos de la política monetaria se transmiten al otro país. Un mayor valor de Q implica una mayor

42 Ver Obsfeld y Rogoff (1995). A pesar de que el efecto de los saldos monetarios sobre la utilidad no es significativo, a continuación describimos la variación de la utilidad de los saldos monetarios.

(101) ∆(�� = 1 `Bww a�&7 r(1 − �)4� + �4�∗ + �7(�&}) (1 − )(1 − P)(! − 1)(1 − Q − R)��̂�s (102) ∆(�∗� = 1 `Bww a�&7 r(1 − �)4� + �4�∗ − �7(�&}) (1 − P)(! − 1)(1 − Q − R)��̂� − L7(�&})0} �̂�s Cuando 0 < P < 1 la utilidad del país donde se generó el shock monetario aumenta, sin embargo, los efectos sobre la utilidad del país vecino son ambiguos. Para el caso donde P = 0, la utilidad aumenta en el país donde se produjo el shock monetario y en el país vecino el efecto es ambiguo. Si P = 1, entonces la utilidad de los saldos monetarios resulta: (�� = (2(1 − *) + *)4� y (�∗� = (2(1 − *) + *)4�∗. Por lo tanto, un aumento en la cantidad de dinero, aumenta el bienestar del país donde se generó el aumento y no afecta la utilidad del país vecino.

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bienestar para el país local y extranjero, cuando el shock se produce en este último. Sin embargo, cuando el shock se produce en el país local, mayores valores de Q tienen un efecto negativo sobre el bienestar del país local y del país vecino. Para diferentes valores de R, el efecto sobre el bienestar de ambos países es ambiguo. Estos últimos resultados se contradicen con los resultados encontrados por Friberg (1997), donde un mayor valor de Q tiene un efecto positivo sobre el bienestar del país local y el país extranjero cuando hay un shock monetario doméstico. Friberg (1997) también establece que mayores valores de Q tienen un efecto negativo sobre la utilidad doméstica cuando hay un aumento de 4∗. La diferencia con los resultados encontrados por Friberg es consecuencia del modelo estático que utiliza. Friberg no tiene en cuenta el efecto de Q sobre la tasa de interés real cuando hay un shock monetario. Un aumento de 4 genera una menor reducción de las tasas de interés local y extranjera a medida que el valor de Q aumenta. Si el shock se produce en el país extranjero, las tasas de interés local y extranjera se reducen más para mayores valores de Q. Cuando P = 1 el bienestar del país donde se generó el shock monetario aumenta. Sin embargo, el shock monetario transmite un efecto negativo sobre el bienestar del país vecino. Por lo tanto, el aumento de la cantidad de dinero de un país perjudica al otro.

V. Conclusión

En presencia de “pricing to market” y de precios fijos en moneda del país vecino, la volatilidad del tipo de cambio tiende a ser mayor a medida que más empresas fijan sus precios en moneda del país al cual exportan. Cuando 0 < P < 1, un shock monetario positivo aumenta el consumo, el producto y el bienestar del país donde se produjo el shock. Sin embargo, la transmisión de los efectos del shock sobre el país vecino son ambiguos. Cuando el shock se genera en el país doméstico y, a medida que más empresas domésticas fijan sus precios en moneda extranjera (mayor Q), el efecto positivo que el shock tiene sobre el consumo es menor. Para el caso donde todas las empresas deciden fijar sus precios siguiendo la estrategia de “pricing to market” (P = 1), un shock monetario positivo aumenta el consumo, producto y bienestar del país donde se produjo el shock. Sin embargo, la transmisión del shock tiene un efecto negativo sobre el bienestar del país vecino. En ausencia de “pricing to market” (P = 0), un shock monetario aumenta el bienestar del país donde se generó el shock y el bienestar del país vecino. Para un aumento de 4∗, mayores valores de Q incrementan el efecto positivo del shock en ambos países, sin embargo, cuando hay un aumento en 4, mayores valores de Q reducen el efecto positivo del shock en ambos países. Para el caso especial donde P = 0 y 2 = 1, mayores valores de Q incrementan el efecto positivo que un shock monetario en el país extranjero tienen sobre el consumo doméstico. En conclusión, la inclusión del supuesto que permite a las empresas utilizar la moneda del país vecino para fijar sus precios, impacta directamente sobre la volatilidad del tipo de cambio, aumentándola a medida que más empresas adoptan la moneda del país al cual exportan y, sobre el consumo y el bienestar, estimulando o reduciendo el impacto positivo que de un shock monetario.

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EQUIDAD DEL FINANCIAMIENTO PÚBLICO DE LAS UNIVERSIDADES

ARGENTINAS

María Marta Coria* y María Victoria Lacaze**

Resumen

En este trabajo se analiza la evolución del financiamiento público por estudiante otorgado a las universidades argentinas de gestión estatal con el fin de evaluar la equidad de la distribución de los fondos. Se calculan cuatro indicadores de distribución (rango, coeficiente de variación, coeficiente de Gini e índice de Mc Loone) para cada año del período 1999-2009 y se construye un ranking de las universidades para estudiar la situación relativa de cada una en la distribución. Los resultados muestran un nivel de desigualdad elevado en la distribución y con tendencia creciente desde el año 2005. Además, se observan importantes cambios en las posiciones relativas de cada universidad en la distribución, la que tendió a favorecer a las universidades más grandes en detrimentos de algunas más pequeñas.

Palabras clave: financiamiento, universidades, equidad, coeficiente de Gini, índice de Mc Loone

Abstract

This work analyzes the evolution of public financing per student, given to state-managed argentine universities, with the objective of evaluating fund distribution equity. Four distribution indicators are calculated (range, coefficient of variation, Gini coefficient and Mc Loone index) for each year in the 1999-2009 period and a university ranking is constructed so as to study the relative situation of each in the distribution. The results show a high level of inequality in the distribution with an increasing tendency since the year 2005. Moreover, important changes in the relative positions of each university within the distribution are observed, which tended to favor bigger universities against some of the smaller ones.

Keywords: financing, universities, equity, Gini coefficient, Mc Loone index.

JEL codes: D92, D63, I22, I24

* Docente de la Pontificia Universidad Católica Argentina y consultora independiente. Alumna del doctorado en Economía – UCA. [email protected] ** Docente investigadora de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Alumna del doctorado en Economía – UCA. [email protected]

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I. Introducción

En los últimos 20 años, el sistema universitario argentino ha mostrado un importante crecimiento en la cantidad de instituciones universitarias43, así como de estudiantes matriculados. El sistema está compuesto en la actualidad por 47 universidades de gestión estatal, 46 universidades de gestión privada, 7 institutos universitarios de gestión estatal, 12 institutos universitarios de gestión privada, 1 universidad provincial, 1 universidad extranjera y 1 universidad internacional, es decir, 115 instituciones donde estudian 1,65 millones de estudiantes (Ministerio de Educación 2009). Al ritmo al que fue aumentando la cantidad de estudiantes y de instituciones de gestión estatal, fueron incrementándose también las partidas presupuestarias del Tesoro Nacional destinadas a financiar sus actividades.

El 41% del total de instituciones que conforman el sistema universitario argentino -es decir, las 47 universidades de gestión estatal- se financian principalmente a través de partidas provenientes del Tesoro Nacional. En promedio para todas las universidades de gestión estatal y para el decenio 1999-2009, el 80% de la ejecución presupuestaria total proviene de esta fuente.

En valores constantes, el gasto público en educación superior se cuadruplicó entre 1990 y 2009, pasando de $1.079 millones a $5.384 millones (Ministerio de Economía, 2011). Sin embargo, una característica del sistema universitario argentino es la importante heterogeneidad del nivel de fondos por estudiante aportados por el Tesoro Nacional que reciben las universidades de gestión estatal. Dichas disparidades obedecen, principalmente, a la modalidad que adopta la distribución de fondos, basada en un esquema inercial histórico, con variaciones periódicas, asociadas a factores de tipo político (Delfino y Gertel, 1996; Becerra et al., 2003; Piffano, 2007).

Siguiendo la tendencia de transformaciones en el financiamiento de las instituciones universitarias de principios de la década de 1980 (García de Fanelli, 1998), en el año 1992 se realizaron los primeros intentos para modificar el esquema distributivo existente, creándose un sistema de transferencias globales a las universidades y programas específicos de financiamiento. La Ley de Educación Superior N° 24.521/95 procuró un nuevo avance, al establecer el uso de indicadores de eficiencia y equidad para la distribución de fondos. Finalmente, en 2003, los rectores de las universidades de gestión estatal acordaron un modelo de asignación de fondos basado en la cantidad de estudiantes, la complejidad de la oferta académica, la presencia de economías de escala y la aplicación de índices de rendimiento.

Habiendo ya transcurrido 20 años desde que se implementaron los primeros cambios para mejorar la distribución de fondos destinados a las universidades de gestión estatal, cabe preguntarse cuál fue el impacto de estas reformas. ¿Se volvió más equitativa la distribución de fondos públicos por estudiante a partir de la implementación del nuevo modelo de asignación de fondos, o, por el contrario, prevaleció la inequidad histórica característica del sistema? En tal caso, ¿se vieron

43 La Ley de Educación Superior N° 24.521 distingue dos tipos de instituciones universitarias: universidades e institutos universitarios. Las universidades son instituciones que desarrollan su actividad en una variedad de áreas disciplinarias no afines, orgánicamente estructuradas en facultades, departamentos o unidades académicas equivalentes, mientras que los institutos universitarios son aquellas instituciones que circunscriben su oferta académica a una sola área disciplinaria.

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favorecidas las universidades que históricamente tenían mayores recursos o se generaron ventajas en favor de otras instituciones?

Este trabajo se plantea como objetivo analizar la evolución de las diferencias observadas en la distribución de fondos públicos por estudiante, asignados a las universidades argentinas de gestión estatal, con el fin de evaluar si esta distribución se volvió más equitativa. En particular, se consideran los Créditos del Tesoro Nacional (CTN), los que representaron, en promedio para el decenio 1999-2009, el 90% de los fondos totales girados a las universidades por el Tesoro Nacional.

El propósito último del trabajo es detectar elementos que podrían dar cuenta del grado de equidad en la distribución y enfatizar elementos clave para pensar en un posible rediseño del sistema de asignación de fondos. El estudio retoma una importante investigación realizada para la Oficina regional del Banco Mundial (Becerra et al., 2003) con la pretensión de cotejar algunos resultados de ese estudio -cuyo horizonte temporal finaliza en 2002- con los hallados en este trabajo, referidos al período 2000-2009.

El documento se organiza de la siguiente manera. Seguidamente, se describen la metodología y fuentes de información utilizadas. A continuación, se analiza la evolución del indicador CTN (Créditos del Tesoro Nacional) por estudiante, así como las diferencias entre instituciones y su relación con otras variables de interés, como el tamaño de las mismas y su antigüedad en el sistema. Finalmente, se presentan las conclusiones y reflexiones finales.

II. Metodología e información utilizada

En este trabajo se analiza la distribución de fondos públicos a las universidades y, dado que únicamente las instituciones universitarias de gestión estatal reciben fondos públicos para financiar sus actividades, sólo se consideran estas instituciones en el trabajo. De las 47 universidades de este tipo existentes, se estudian únicamente las 40 creadas antes del año 2009, puesto que de las 7 creadas entre 2009 y 2010 no se dispone de información.

Los Anuarios Estadísticos de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) del Ministerio de Educación de la Nación constituyen la fuente de información del trabajo. Los Anuarios se publican en formato papel y en la página web del organismo (http://www.me.gov.ar/spu) y están disponibles para los siguientes años: 1996, 1998, 1999-2000, 2003 a 2009 (último disponible).La elaboración de los anuarios es responsabilidad del Departamento de Información Universitaria dependiente de la Dirección Nacional de Presupuesto e Información Universitaria de la SPU. Estos anuarios constituyen la fuente principal de información del sistema universitario argentino y se confeccionan sobre la base de la información que proveen las propias instituciones universitarias y que son sistematizados por el mencionado Departamento.

El grado de equidad en la distribución de fondos públicos se evalúa mediante cuatro indicadores: el rango, el coeficiente de variación, el coeficiente de Gini y el índice de McLoone. Estos indicadores son las más comúnmente utilizadas para evaluar la equidad horizontal de una distribución (Formichella y London, 2010; Morduchowicz, 2003).

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El rango mide la relación entre el mínimo y máximo valor de los fondos asignados por estudiante, por lo que un valor más alto indica un mayor grado de desigualdad en la distribución. El coeficiente de variación muestra la relación entre el desvío estándar y el promedio de la distribución, mientras que el coeficiente de Gini mide el grado de inequidad en la distribución comparando la distribución real con una teórica igualitaria. Al igual que en el caso del coeficiente de variación, un valor más alto del indicador representa un mayor nivel de desigualdad. El último indicador propuesto, el índice de Mc Loone, mide el grado de equidad de la distribución por debajo de la mediana; se calcula dividiendo la media de las observaciones por debajo de la mediana respecto del valor de la mediana de la distribución. Los valores del índice oscilan entre 0 y 1, indicando una distribución más equitativa cuanto mayor sea el valor del índice.

Además, para analizar si hubo universidades o grupos de universidades que se vieron más o menos favorecidas en la distribución de fondos se realiza un ranking donde se ordena a las instituciones de menor a mayor según la cantidad de fondos por estudiante que reciben. Para realizar el agrupamiento de universidades se sigue la clasificación de instituciones presentada porGarcía de Fanelli (2005), que emplea dos variables: cantidad de estudiantes y cantidad de inscriptos en el año 2000. Las universidades se clasifican utilizando el método de agrupamiento de datos de clúster, empleando las variables cantidad de estudiantes y cantidad de inscriptos en el año 2000. Los grupos quedan conformados de la siguiente manera. En el Grupo 1 se incluye la Universidad de Buenos Aires, en el Grupo 2, las Universidades Nacionales de Córdoba y La Plata; en el Grupo 3, las Universidades Nacionales de Rosario, Nordeste y Tucumán y la Universidad Tecnológica Nacional; en el Grupo 4, las Universidades Nacionales de Lomas de Zamora, Litoral, Comahue, Mar del Plata y Cuyo; en el Grupo 5 se incluye al resto.

Cabe destacar que Becerra et al. (2003) emplean otro criterio de clasificación con variables: gasto por estudiante, gasto total, gasto en personal y recursos propios generados por la institución. Cada variable queda definida como la relación entre el valor correspondiente a cada institución en el año 2000 y el valor promedio del conjunto de instituciones (de gestión estatal). Considerando estas variables, establecen 5 tipos de instituciones: grandes, chicas, de elevado gasto medio, de nueva generación y de tamaño medio, según la forma que adquiere, para cada institución, la representación gráfica de las variables de clasificación empleadas. Si bien esta clasificación toma en cuenta un número mayor variables que las empleadas por García de Fanelli consideramos que, a los fines de nuestro trabajo, esta última se adapta mejor para analizar la evolución de la distribución de los CTN por estudiante. Por un lado, la clasificación de García de Fanelli agrupa a las instituciones de acuerdo a su tamaño (medido en función de la matrícula), de manera tal que queda disociado el criterio de agrupamiento de la variable bajo análisis. Por otro lado, la clasificación empleada resulta excluyente, lo cual no es cierto siguiendo la clasificación alternativa, a partir de la cual una institución puede, por ejemplo, ser considera “chica” y, al mismo tiempo, “de nueva generación”.

La situación de cada universidad es analizada en términos relativos a los efectos de advertir qué instituciones se vieron más o menos favorecidas por la tendencia progresiva o regresiva de la distribución de CTN por estudiante. Para ello, se elabora un ranking anual que ordena a las universidades según el valor de los CTN

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por estudiante, de modo tal que una posición más alta en el ranking implica un valor de CTN por estudiante más alto.

III. Evolución de los Créditos del Tesoro Nacional por estudiante

Para todas las universidades y entre 1999 y 2009, en promedio el 80% de la ejecución presupuestaria anual total proviene del Tesoro Nacional en forma de CTN. En el año 2009 las universidades de gestión estatal recibieron CTN por un monto de 9.334 millones de pesos44 y casi 1,3 millones de estudiantes (Ministerio de Educación, 2009), que representa un gasto promedio por estudiante de $9.035 en valores corrientes y $2.979 en valores constantes45.

Otras fuentes de financiamiento, de disímil importancia entre las diversas instituciones, no sólo en términos de la significatividad de los montos disponibles sino además por su fuerte variabilidad interanual, son los recursos propios y los remanentes disponibles de ejercicios anteriores. Un especial interés reviste un conjunto de recursos con que cuentan las instituciones, girados anualmente por el Tesoro Nacional a través de los programas específicos de financiamiento, orientados a la promoción de la igualdad de oportunidades para sectores menos favorecidos, la articulación de los diferentes niveles del sistema educativo, el fortalecimiento de las carreras consideradas prioritarias para el desarrollo del país, el fomento del proceso de integración regional, entre otros. Entre ellos los programas más importantes se encuentran el Programa de Financiamiento de Inversiones en Infraestructura, el Programa de Apoyo y Desarrollo de las Universidades Nuevas, el Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria; una descripción detallada de los mismos puede ser consultada en Becerra et al. (2003). Más recientemente deben agregarse a estos programas los vinculados con el financiamiento de proyectos especiales vinculados con las carreras sujetas a procesos de evaluación y acreditación de la calidad. En 2009 los montos asignados por estos programas especiales representaban el 14,5% del total del presupuesto ejecutado por las universidades de gestión estatal.

Los CTN por estudiante crecieron un 64% en términos reales entre 2001 y 2009 (Gráfico 1). Al interior del período se observa un primer sub-período decreciente y un segundo sub-período, a partir de 2004, creciente. Así, se revierte la tendencia decreciente observada entre 1980 y 2001, período para el cual Becerra et al. (2003) verifican una caída real del 61,7%. Si se analiza el sub-período 2004 a 2009, el crecimiento real fue del 177,5%, aunque los valores siguen siendo menores que los observados en otros países de Latinoamérica (CINDA, 2007).

44 El valor corresponde a la suma de los créditos a las instituciones de gestión estatal, excepto los asignados a la Universidad Tecnológica Nacional, que no informó el dato de ese año. 45 La conversión de los datos nominales a valores constantes se realizó deflactándolas por un índice de precios combinados, tal como fuera utilizado por Becerra et al. (2003) y que se construye con los niveles generales del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y del Índice de Precios Mayoristas (IPIM), utilizando una ponderación de 0,50 en ambos casos. Ambos índices son calculados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

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Gráfico 1. Créditos del Tesoro Nacional (en miles pesos constantes de 1993)

Fuente: Ministerio de Educación. Valores deflactados con un índice de precios combinados

(50% del Nivel General del IPC y 50% del Nivel General del IPIM)

El Gráfico 2 muestra el promedio de CTN por estudiante para todas las universidades consideradas y para cada grupo, siguiendo la clasificación de universidades de acuerdo con su tamaño (García de Fanelli 2005). En todos los años considerados, las universidades más pequeñas (Grupos 4 y 5) recibieron, en promedio, mayores CTN por estudiante que las más grandes (Grupos 1 y 2).

Gráfico 2. Créditos del Tesoro Nacional por estudiante (promedio en pesos constantes de 1993)

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Educación. Valores deflactados con un índice de precios combinados (50% del Nivel General del IPC y 50% del Nivel General del IPIM)

Distribución de los CTN por estudiante

La Tabla 1 reporta los valores de los 4 indicadores considerados para evaluar la equidad de la distribución de CTN por estudiante: el rango, el coeficiente de variación, el coeficiente de Gini y el índice de Mc Loone. Los valores corresponden a los años 1999 a 2009.

0

20000

40000

60000

80000

100000

120000

140000

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

0

500

1000

1500

2000

2500

3000

3500

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Promedio Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3

Grupo 4 Grupo 5

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En relación con el rango, que muestra la relación entre el valor máximo y mínimo de los CTN por estudiante, se observa que en 2009 la universidad con mayor transferencia en concepto de CTN por estudiante recibía casi 8 veces más que la institución menos favorecida. Esta relación era de casi 12 veces en el año 1999 y mostró una tendencia decreciente hasta 2003 (año en que se registra una relación de 4 a 1) para luego volver a crecer.

Los valores del coeficiente de variación y del coeficiente de Gini oscilan entre 0,35 y 0,67 y entre 0,2 y 0,28, respectivamente, los cuáles son elevados de acuerdo con el criterio de Odden y Picus citado por Morduchowicz (2004)46. Además, se evidencia una tendencia creciente entre 2005 y 2009 aunque, para todos los casos, los valores delos coeficientes resultan inferiores al correspondiente a 1999, el año de mayor desigualdad de acuerdo los coeficientes calculados.

Tabla 1. Coeficiente de Gini de la distribución de los CTN por estudiante

Año Relación

Máximo/Mínimo Coeficiente de Variación

Coeficiente de Gini

Índice de Mc Loone

1999 11,7 0,67 0,28 0,74 2000 7,4 0,49 0,24 0,78 2001 6,1 0,43 0,23 0,78 2002 5,5 0,41 0,22 0,78 2003 4,0 0,35 0,20 0,80 2004 4,3 0,38 0,21 0,79 2005 4,2 0,36 0,20 0,80 2006 5,0 0,38 0,22 0,78 2007 4,6 0,40 0,22 0,76 2008 5,2 0,42 0,23 0,75 2009 7,8 0,46 0,25 0,80

Fuente: Elaboración propia sobre la base de la información del Ministerio de Educación

En relación con el índice de Mc Loone, los valores son inferiores al valor de referencia de Odden y Picus47, mostrando una distribución inequitativa de los CTN por estudiante. Dado que el índice evalúa la equidad de las observaciones por debajo de la mediana, los años a los que corresponden valores más altos del índice dan cuenta de años donde se volvió más equitativa la distribución entre las que menos CTN por estudiante reciben. Cabe destacar por ejemplo el caso del año 2009 donde, al considerar todas las instituciones se concluye que la distribución se volvió más inequitativa, según el coeficiente de variación y el de Gini, pero mejoró la distribución entre las instituciones que menos fondos reciben.

Considerando el coeficiente de Gini, cabe aclarar que éste sólo mide la desigualdad global para el conjunto de instituciones involucradas. Por lo tanto, la comparación de los coeficientes para los diferentes años permite concluir si la distribución se hizo más o menos igualitaria pero resulta imposible captar, por ejemplo, qué universidad o grupo de universidades se vio más o menos favorecido debido a la mayor progresividad o regresividad en la distribución de los CTN por estudiante.

46 Los autores establecen que una distribución deseable es aquella en la que los valores del coeficiente de variación y del coeficiente de Gini son de 0,1 (Morduchowicz, 2004). 47 Los autores fijan un valor deseable para el índice de 0,9 (Morduchowicz, 2004).

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Para profundizar el análisis de esta cuestión se tiene en cuenta el criterio de clasificación de García de Fanelli (2005) y un ranking que ordena a las universidades, de menor a mayor, según el valor de los CTN por estudiante (Gráfico 4).

Gráfico 4. Ranking de universidades por CTN por estudiante

Fuente: Elaboración propia sobre la base de la información del Ministerio de Educación. Datos en precios constantes de 1993

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Referencias:

UBA U. Nacional de Buenos Aires UNL U. Nacional del Litoral

UNCA U. Nacional de Catamarca UNLZ U. Nacional de Lomas de Zamora

UNICEN U. Nacional del Centro Prov. de Bs Aires UNLU U. Nacional de Luján

UNCAUS U. Nacional del Chaco Austral UNMDP U. Nacional de Mar del Plata

UNDEC U. Nacional de Chilecito UNAM U. Nacional de Misiones

UNCOMA U. Nacional del Comahue UNNE U. Nacional del Nordeste

UNC U. Nacional de Córdoba UNNOBA U. Nacional del Noroeste de la Prov de Bs Aires

UNCU U. Nacional de Cuyo UMPA U. Nacional de la Patagonia Austral

UNER U. Nacional de Entre Ríos UNP U. Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

UNF U. Nacional de Formosa UNQ U. Nacional de Quilmes

UNGSAM U. Nacional de Gral. San Martín UNRC U. Nacional de Río Cuarto

UNGS U. Nacional de Gral. Sarmiento UNRN U. Nacional de Río Negro

IUA Instituto Universitario del Arte UNR U. Nacional de Rosario

UNJU U. Nacional de Jujuy UNSA U. Nacional de Salta

UNLM U. Nacional de La Matanza UNSJ U. Nacional de San Juan

UNLPAM U. Nacional de La Pampa UNSL U. Nacional de San Luis

UNLP U. Nacional de La Plata UNSE U. Nacional de Santiago del Estero

UNLR U. Nacional de La Rioja UNS U. Nacional del Sur

UNLA U. Nacional de Lanús UTN U. Tecnológica Nacional

Entre 1999 y 2009 la universidad que integra el Grupo 1 mejoró considerablemente su situación relativa, pasando de ocupar el 3° lugar en 1999 al 15° lugar en 2009 y verificándose una mejora continua desde el año 2007. Así, en el decenio evaluado la universidad que integra este grupo pasó del 1° al 2° quintil.

Las universidades del Grupo 2 también mejoraron su situación relativa, pasando de los puestos 4° y 5° en 1999 (1° quintil de la distribución) a 17° y 18° en 2009 (3° quintil). La mejora se verifica de manera casi continua en todo el período, aunque se acentúa notablemente a partir del año 2008.

En el Grupo 3 también se evidencian mejoras en la distribución. Dos universidades acusan significativas mejoras, pasando del 7° y 9° lugar en 1999 al 19° (en 2009) y al 29° lugar (en 2007, último dato disponible), respectivamente. Las otras dos instituciones muestran mejoras más moderadas que no les permitieron cambiar de quintil de ingresos.

Al considerar las instituciones que integran el Grupo 4 vuelven a observarse mejoras en la distribución entre los años 1999 y 2009 aunque, en general, éstas son moderadas y las instituciones se mantuvieron en el mismo quintil de la distribución.

El Grupo 5 es el más numeroso (29 universidades) y al analizar las posiciones en los rankings entre 1999 y 2009, se observa una evolución heterogénea. Por un lado, cabe destacar que en este grupo hay dos universidades que comenzaron a funcionar en 2009, por lo que no es posible efectuar comparaciones intertemporales. No obstante, debemos decir que, ese año, una de ellas ocupa el 1° lugar en la distribución (es la institución con el menor valor de CTN por estudiante)

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y la otra ocupa el lugar 40° (es la institución con el mayor valor de CTN por estudiante).

De las 27 universidades del Grupo 5 que cuentan con datos para más de dos años, se observa que 11 instituciones empeoraron su posición relativa en la distribución de CTN por estudiante, mientras que las 16 restantes la mejoraron. Entre las primeras llama la atención los casos de universidades que pasaron de las posiciones 32°, 29°, 23° y 33° en 1999, a los lugares 6°, 5°, 7° y 12° en 2009, respectivamente. Entre las que más mejoraron su posición, se encuentran dos universidades ubicadas en la región sur del país, que pasaron de las posiciones 24° y 28° en 1999 a las 36° y 38° en 2009.

En síntesis, siguiendo la clasificación presentada, entre 1999 y 2009 se observa que las universidades más grandes (por cantidad de estudiantes) mejoraron su situación respecto de los CTN unitarios en relación al resto. Las universidades de los grupos 1 y 2 pasaron del 1° quintil de la distribución de 1999 al 2° y 3° quintil, respectivamente, en 2009. Por su parte, la evolución de las universidades más pequeñas (Grupo 5) es marcadamente heterogénea: mientras que algunas universidades, en particular muchas ubicadas en el Gran Buenos Aires, empeoraron su posición relativa en relación con las demás, otras experimentaron una mejora de la posición relativa.

CTN por estudiante en las universidades de reciente creación

De las 47 universidades de gestión estatal, el 45% fueron creadas en los últimos 25 años: 3 entre 1988 y 1989; 7 entre 1992 y 1995; 4 entre 2002 y 2007 y 7 entre 2009 y 2010. En este apartado se analizan las características de financiamiento por estudiante de estas instituciones, aunque se excluyen del análisis las creadas entre 2009 y 2010, de las que no se dispone de información.

Este grupo de universidades de reciente creación está conformado por dos subgrupos. Por un lado, las universidades creadas entre 1988 y 1995, las que presentan algunas características diferenciales. En particular, aspectos vinculados con su estructura institucional, que incorpora importantes recursos propios (Becerra et al., 2003), provenientes de actividades de formación de posgrado, formación a distancia y vinculación con el medio. De las 10 universidades creadas en este período, 6 se ubican en el área geográfica del Gran Buenos Aires. Por otro lado, las 4 instituciones creadas entre 2002 y 2007 surgen como respuesta a la necesidad de ampliar o consolidar la oferta educativa universitaria en ciertos territorios, ubicándose en 4 provincias argentinas notablemente diferentes (La Rioja, Chaco, Buenos Aires y Río Negro)48.

Las 14 universidades creadas entre 1988 y 2007 quedan comprendidas en el Grupo 5 de la clasificación de García de Fanelli (2005) por tratarse de instituciones pequeñas en términos de la cantidad de estudiantes. En efecto, en 2009 contaban con menos de 15.000 estudiantes cada una. En promedio, estas instituciones

48 Las instituciones comprendidas en este grupo son las Universidades Nacionales de Chilecito, Noroeste de la Provincia de Buenos Aires, Chaco Austral y Río Negro. Las dos primeras instituciones surgen a partir de las sedes o extensiones áulicas de otras universidades (La Rioja en el caso de Chilecito y Buenos Aires, La Plata y Rosario en el caso de la del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires). La Universidad Nacional del Chaco Austral surge a partir de la Facultad de Agroindustrias de la Universidad Nacional del Nordeste, la que pasó a formar parte de la nueva institución desde el momento de su creación. La Universidad Nacional de Río Negro surge para subsanar una carencia de oferta universitaria en las ciudades donde se instalaron sus sedes, distribuidas en todo el territorio provincial.

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recibieron mayores CTN por estudiante (en valores constantes) que las demás instituciones, entre los años 1999 y 2005. Sin embargo, la brecha fue haciéndose más pequeña, de modo que en el año 2006 tanto las universidades creadas antes de 1987 como las creadas después ese año recibieron casi el mismo monto en concepto de CTN por estudiante ($2.183 y $2.195, respectivamente). A partir del año 2007, las universidades creadas antes de 1987 comenzaron a recibir, en promedio, mayores CTN por estudiante que las creadas después. Si se tiene en cuenta las universidades creadas entre 1988 y 1995, el descenso de los CTN por estudiante a partir del año 2007 fue mayor.

Tabla 2. CTN por estudiante. Valores promedio, en pesos y en valores constantes

Año Universidades creadas

antes de 1987 Universidades creadas

después de 1987 Universidades creadas entre 1988 y 1995

1999 2059 3457,5 3457,5

2000 1913,3 2444,9 2444,9

2001 1774,9 2015,6 2015,6

2002 1086,5 1175,6 1175,6

2003 1051,6 1143,3 1143,3

2004 1021,3 1226,5 1181,2

2005 1305,5 1419,8 1348,9

2006 2182,6 2195,2 2043,3

2007 2122,7 2053,8 1911,8

2008 2569,3 2361,5 2161,2

2009 3165,2 2700 2526,9

Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos del Ministerio de Educación. Valores deflactados con un índice de precios combinados (50% del Nivel General del IPC y 50% del Nivel General del IPIM)

Esta reducción de los CTN promedio en las universidades creadas a partir de 1988, en relación con las de mayor antigüedad, puede observarse también en la posición relativa que ocupan estas instituciones en el ranking de instituciones mencionado anteriormente. En particular, comparando los rankings de los años 2004 y 2009, sólo una institución logró mejorar su posición, pasando del 1º al 2º quintil; 3 instituciones se mantuvieron en mismo quintil de la distribución; y las 8 universidades restantes empeoraron su posición quintílica.

Asimismo, cabe destacar que, de las 14 universidades creadas a partir de 1987, 6 se ubican en el quintil con peor CTN por estudiante en el año 2009, mientras que 3 se ubican en el 2º quintil de la distribución. Por su parte, 2 instituciones se ubican en el 5º quintil, posición que también ocupaban en el año 2004.

Cabe destacar que, durante todo el período considerado en este trabajo, estuvo vigente un programa especial del Ministerio de Educación destinado a universidades de reciente creación cuyo objetivo es financiar la puesta en marcha de dichas instituciones49. Entre 1999 y 2009 los fondos del programa ascendieron a los 46,7 millones de pesos (en valores corrientes) y resultaron beneficiadas 8 instituciones50.

49 Agradecemos el comentario realizado por un evaluador anónimo que señaló la importancia de esta fuente de recursos para las universidades nuevas. 50Las instituciones beneficiadas dependen del año considerado. Las 8 instituciones que recibieron fondos por este programa, en al menos un año del período 1999-2009 son las universidades nacionales de

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Al comparar los fondos correspondientes a los CTN y los del programa mencionado se observa que el peso relativo de este programa es mínimo, no afectando la posición de las instituciones en el ranking51.

IV. Conclusiones

En este trabajo se analiza la evolución de la distribución del financiamiento público por estudiante, entre las universidades argentinas de gestión estatal, utilizando el indicador CTN por estudiante, principal fuente de financiamiento de las universidades de gestión estatal. Se ha efectuado este análisis para evaluar el grado de equidad en la distribución, a la luz de los cambios que acontecieron en los últimos veinte años en las modalidades de distribución de esos fondos, pasando de un esquema basado en criterios históricos a uno pautado en torno a indicadores vinculados con el tamaño y oferta académica de las instituciones.

Los resultados encontrados dan cuenta de un nivel de desigualdad alto, según los valores de referencia, en la distribución, medida a través de coeficientes de variación, de Gini y el índice de Mc Loone entre 1999 y 2009, y con cierta tendencia creciente desde el año 2005. Esto se verifica en un contexto de crecimiento de los CTN por estudiante en el período bajo análisis que revirtió la tendencia observada en períodos anteriores.

Al analizar la situación de cada universidad y grupo de universidades se observa un mejoramiento relativo de la distribución de CTN por estudiante a favor de las universidades más grandes del sistema. Asimismo, se observa en el período considerado un empeoramiento relativo de la distribución hacia las universidades más pequeñas y en especial las creadas entre 1988 y 1995 ubicadas en la región del Gran Buenos Aires.

Estos resultados nos permiten concluir que existirían indicios que muestran que el cambio en la modalidad de distribución de fondos no logró revertir totalmente el patrón inercial que tenía la distribución antes de las reformas. La confirmación de este resultado requeriría realizar un análisis más profundo de los cambios interanuales de la evolución de los CTN por estudiante para todas las instituciones.

El trabajo constituye un aporte a la discusión de esta temática tan relevante sin pretender agotar la cuestión con los aspectos analizados. Por una parte, próximos avances estarán focalizados en el análisis de los fondos del Tesoro Nacional por programas específicos, con el fin de realizar una evaluación global del financiamiento público de las universidades de gestión estatal. En particular, resulta interesante analizar si los fondos por estos programas específicos contribuyen a hacer más equitativa la distribución o si, por el contrario, la vuelven más desigual. Por otra parte, consideramos necesario un análisis más profundo de las funciones de producción y costos de las universidades a fin de mejorar la política de asignación de fondos públicos y así propender a los logros de los objetivos del sistema universitario de gestión estatal.

Chilecito, Noroeste de la Provincia de Buenos Aires, Lanús, Tres de Febrero, Villa María, General San Martín, General Sarmiento y Patagonia Austral. La universidad que más fondos recibió fue la Universidad Nacional de Lanús (8,2 millones de pesos entre 1999 y 2009). En el año 2009 sólo recibieron fondos por este programa las universidades nacionales de Chilecito y Noroeste de la Provincia de Buenos Aires. 51 En los años considerados, la participación de los fondos provenientes del PROUN – Programa de Universidades Nuevas, respecto del total de CTN es inferior al 10%.

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V. Bibliografía

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CINDA (2007): “Educación Superior en Iberoamérica. Informe 2007”. Centro Interuniversitario de Desarrollo.

DELFINO, J Y GERTEL, H (1996): “Nuevas direcciones en el financiamiento de la Educación Superior. Modelos de asignación del aporte público”. Serie Nuevas Tendencias. Ministerio de Cultura y Educación.

FORMICHELLA, M Y LONDON, S (2010): “Equidad educativa: una propuesta para cuantificarla”. XLV Reunión Anual de la Asociación Argentina de Economía Política.

GARCÍA DE FANELLI (1998): “Gestión de las Universidades Públicas. La experiencia internacional”. Serie Nuevas Tendencias. Ministerio de Cultura y Educación.

GARCÍA DE FANELLI, A (2005): “Universidad, organización e incentivos” Fundación OSDE Miño y Dávila Editores.

Ley de Educación Superior Nº 24.521.

MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN (2011): “Anuarios de Estadísticas Universitarias”. Varios Números. Departamento de Información Universitaria - Secretaría de Políticas Universitarias.

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MORDUCHOWICZ, A (2003) “Discusiones de economía de la educación” Editorial Losada.

PIFFANO, H (2007) “El encuadre normativo económico-financiero de las Universidades Nacionales durante los 50 años de vida de la AAEP”. XLII Reunión Anual de la Asociación Argentina de Economía Política.

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¿CUÁL ES Y CÓMO SE CARACTERIZA LA DEMANDA POTENCIAL DE MICROCRÉDITOS EN LA ARGENTINA? NUEVAS ESTIMACIONES

Martín Grandes* y Milagros Satorre**

Resumen En este trabajo se estiman y caracterizan los perfiles de la demanda potencial de microcréditos en Argentina según distintos atributos socioeconómicos y demográficos en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) de la Pontificia Universidad Católica Argentina, con datos de la onda 2010 para 5682 hogares estratificados en la Argentina. Se intenta así proveer de una herramienta útil a las instituciones microfinancieras, al sector público y académico aportándoles a partir de este año y en forma anual, de acuerdo a la actualización periódica de la EDSA, información del potencial demandante de microcrédito con el fin de fortalecer la expansión de la oferta de microcréditos. Los principales resultados del estudio arrojan que habría entre 661,000 y 919,000 demandantes potenciales de microcrédito, mayormente ocupados cuentapropistas e informales, la mitad de ellos en un rango de 30 a 49 años, más de 60% de sexo masculino, no bancarizados hasta un 70% y que habitan en el Conurbano Bonaerense Sur, Oeste, Córdoba, Conurbano Norte, Rosario y Mendoza en ese orden de importancia.

Palabras clave: microfinanzas, créditos, sociedad, Argentina.

Abstract The purpose of this paper is to estimate and characterize the profiles of the potential demand for microcredit in Argentina, according to a number of socioeconomic and demographic attributes. Our estimates are based on a survey conducted annually by the Pontifical Catholic University of Argentina spanning data from 5682 stratified households in Argentina for 2010. The paper provides a useful tool and fresh empirical evidence for microfinance institutions; Government, international organizations, donors and the academic community on the potential demand of microcredit on an annual basis from now onwards with the aim of strengthening and informing the supply of microcredit. We estimate a potential demand of about 661.000 to 919.000 potential consumers depending on the poverty line assumptions used. These potential consumers are mostly self-employed and informal, half of them within the range of 30 to 49 years, over 60% male, 70% without access to banking services and living in the Southern Greater Buenos Aires, the Western Greater Buenos Aires, Córdoba, the Northern Greater Buenos Aires, Rosario and Mendoza, in that order of importance. Keywords: microfinances, credit, Argentina, society. JEL Classification: G17, G21, Z13

* Director del Centro de Investigación Aplicada, Escuela de Negocios, Pontificia Universidad Católica Argentina e investigador del CONICET. [email protected] ** Escuela de Negocios, Pontificia Universidad Católica Argentina. [email protected]

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I. Introducción

Las microfinanzas han demostrado constituir una herramienta eficaz de reducción de la pobreza y fomento de la inclusión social bajo ciertas condiciones (Morduch, 1998; Quibria, 2012).

En lo que respecta en particular al mercado microfinanciero argentino, se halla subdesarrollado y limitado al microcrédito52. A nuestro entender este hecho se ve motivado por la existencia de ciertos obstáculos que limitan la expansión de la oferta 53 y la demanda 54, entre los que se encontrarían: los problemas de información asimétrica, la falta de fondeo, el tratamiento impositivo a los microprestatarios (especialmente a los pertenecientes al sector informal de la economía), los elevados costos laborales, la escasa o nula regulación de las entidades que operan en el sector (IMFs de aquí en adelante), la ausencia de colateral o garantías, y los altos costos operativos que incurren las IMFs al monitorear los préstamos.

Es importante además destacar que la información que se tiene sobre el verdadero tamaño del mercado microfinanciero es escasa, debido a un limitado conocimiento de la demanda. Si bien otros estudios han intentado aportar datos sobre la misma, el último que conocemos data del año 200755 con observaciones del año 2006 y limitado al Gran Buenos Aires. Éste y otros estudios precedentes se han discontinuado en el tiempo y presentan ciertas deficiencias que detallaremos en la sección II del trabajo. Más aún, en numerosas ocasiones la falla de las IMFs se debió a la falta de conocimiento de la demanda potencial y actual que enfrentaban.

Es por ello que intentar estimar y caracterizar los perfiles de la demanda potencial de microcréditos representaría un paso muy importante para apoyar el desarrollo del sector dado que, focalizada e identificada aquella, la oferta podría expandirse de manera más efectiva y mejorar así las oportunidades de crecimiento de la actividad. En el presente trabajo se pretende entonces cuantificar y caracterizar, según distintos atributos socioeconómicos y demográficos, la demanda potencial de microcréditos en la Argentina en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) de la Pontificia Universidad Católica Argentina.

El trabajo se divide en seis secciones. En la segunda se presentan los antecedentes de nuestro estudio, a saber otras estimaciones de la demanda potencial de microcrédito en la Argentina realizadas con anterioridad: sus ventajas y desventajas. La tercera sección introduce la metodología de nuestro trabajo. En cuarto lugar, precisamos qué se entiende por demanda potencial de microcrédito y cómo delimitamos la misma en el marco de la EDSA. La sección quinta muestra los resultados del estudio en términos del número de potenciales demandantes de microcrédito y sus características. Finalmente, la sección sexta ofrece algunas conclusiones y perspectivas del trabajo.

52Véase “Microfinanzas en América Latina y el Caribe” BID, 2006 ; “Microscopio global sobre el entorno de negocios par a las microfinanzas” The Economist Intelligence Unit, 2010. 53 “¿Por qué las microfinanzas no se desarrollan con más éxito en Argentina?” Crouzel, 2009. 54 “¿Y donde está la demanda? Una nueva metodología para cuantificar y caracterizar la demanda potencial por microcréditos en Argentina”, Grandes et al., 2010. 55 “Demanda potencial por microcréditos en el Conurbano Bonaerense”. Fundación Andares, 2006.

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II. Antecedentes

Varios intentos se han realizado en pos de determinar la demanda potencial de microcréditos en la Argentina o la inclusión financiera de los hogares más ampliamente entendida. Entre ellos destacamos los estudios del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2005), el Banco Interamericano de Desarrollo (Navajas, S. y Tejerina, L., 2006) la Fundación Andares (Curat, Lupano y Gineste, 2006), y un trabajo reciente del Banco Central de la República Argentina (BCRA, 2011).

En primer término, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2005) estimaba la demanda potencial de productos microfinancieros en Argentina y su grado de satisfacción. En particular abarcaba los microcréditos vinculados a emprendimientos productivos a partir de las Encuestas Permanentes de Hogares de Argentina (EPH) realizadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. PNUD (2005) estimaba que los potenciales clientes para 2001 eran 1.305.818; 1.273.082 para 2003 y 1.310.005 para 2004. El monto promedio por microcrédito según estas estimaciones era de $1.227 y el monto potencial demandado por microemprendedores era estimado en $1.602 millones para 2001, $1.560 millones para 2003 y $1.607 millones para 2004. No obstante, las conclusiones son inferencias o extrapolaciones de la EPH (asumiendo propensión a tomar un crédito igual a 50%), sólo toma la definición estricta de microcréditos, que refiere a crédito con fines productivos y no incluye preguntas prospectivas a la población objetiva.

Un segundo informe relevante es el producido por el BID, “Microfinance in Latin America and the Caribbean: Connecting Supply and Demand”, (Navajas y Tejerina, 2006). Su objetivo era ofrecer información actualizada sobre el acceso de la población a servicios financieros en América Latina y el Caribe, incluyendo microemprendedores. El principal hallazgo es que cerca de 5.400.000 de personas emprendedoras tendrían acceso a microcréditos. Sin embargo, los autores encuentran una gran diversidad en la forma en que se miden las microfinanzas. Más aún, no estima demanda potencial, sino actual, no distingue cuántos microcréditos corresponden a la Argentina y parte de la información proviene de la EPH argentina, a causa de lo cual adolece del mismo problema que el estudio del PNUD (2005).

El estudio de Curat, Lupano y Gineste. (2006) tuvo el propósito de estimar la demanda potencial de microcréditos en el Conurbano Bonaerense y el volumen promedio que esa demanda podía alcanzar. Entre sus principales hallazgos se destacan que el mercado microfinanciero bonaerense contaba con 24.000 clientes actuales y que la demanda potencial de microcréditos con fines productivos se elevaba a 440.000 individuos. Por otra parte, el monto de la demanda potencial total podía alcanzar los 574 millones de pesos de 2006 y la oferta, al momento en el que se realizó el estudio, solo satisfacía el 5% de la demanda potencial. Los inconvenientes de este relevamiento son su limitación al Gran Buenos Aires en un único período (la encuesta no se repitió, y sospechamos que la demanda es dinámica) y que utiliza, al igual que el estudio del PNUD, únicamente la definición más estricta de microcrédito: crédito de bajo monto con fines productivos.

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Un último trabajo, pero que no constituye en sí un trabajo que intente estimar la demanda potencial de microcréditos sino que sirve para caracterizar la probabilidad de un individuo de demandar un crédito (no específicamente microcrédito) es el del BCRA (2011): “El uso simultáneo del crédito formal, informal y el desahorro: Explorando el comportamiento financiero de los hogares argentinos”. Utilizando información contenida en la EPH para analizar el acceso y la utilización de servicios financieros de los hogares argentinos, el trabajo concluye, entre otros aspectos, que la mayor probabilidad de recurrir a préstamos financieros se halla en hogares con un ingreso per cápita de $2300 (es decir hogares de bajos ingresos, próximos al salario mínimo o a la línea de pobreza), que en ambos extremos de la distribución del ingreso la probabilidad de recurrir a préstamos de entidades financieras es baja y crece cuando nos acercamos a los hogares de ingresos medios, y que los comportamientos relacionados con la solicitud de préstamos a bancos y financieras alcanza su probabilidad máxima en individuos demandantes próximos a los 50 años y niveles de educación medios.

Todos estos estudios tienen tanto el problema de la limitación temporal y la restricción de la muestra como la discontinuidad o problemas metodológicos asociados a la encuesta que utilizan o bien diferencias de objetivos respecto a nuestro trabajo. Como veremos en la sección 3, nuestra metodología se basa en una encuesta anual, basada en una muestra estratificada de los principales aglomerados urbanos de la Argentina e incluye preguntas prospectivas que luego son cruzadas con características socioeconómicas y demográficas de los hogares para delimitar los perfiles de la demanda potencial de microcréditos.

III. Metodología

Nuevo Bloque de Inclusión Financiera en la EDSA

En este trabajo inédito proponemos una nueva metodología para el cálculo de la demanda potencial de microcréditos y su caracterización, basándonos en la información que arroja el bloque de Inclusión Financiera dentro del Módulo Individuo de la EDSA 2010, elaborada por el Observatorio de la Deuda Social Argentina, UCA. 56

La EDSA se realiza anualmente desde 2004 y representa a la población urbana del país mayor a 18 años con una muestra estratificada y proporcional 57. El área cubierta es una muestra representativa de dos tipos de conglomerados: el Área Metropolitana y Gran Buenos Aires y Áreas Metropolitanas de las provincias (por ejemplo Gran Rosario, Gran Córdoba, Gran Mendoza, con áreas de más de 200.000 habitantes, incluyendo a partir de la onda 2010 áreas con menos de 200.000 y más de 80.000 habitantes. En 2010 se relevaron 5.682 individuos. El entrevistado coincide generalmente con el jefe de hogar aunque en ocasiones se pueden entrevistar a más de una persona por hogar. El Cuadro 1 muestra las preguntas incluidas en este bloque y su interconexión.

56 También véase para un estudio de presentación de esta nueva metodología “¿Y dónde está la demanda? Una nueva metodología para cuantificar y caracterizar la demanda potencial por microcréditos en Argentina” Grandes, Martiarena y Fariña (2010). 57 http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo68/files/EDSA_2010.pdf

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Cuadro 1: Bloque de Inclusión Financiera de la EDSA 2010

Fuente: Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010).

A través del nuevo bloque de inclusión financiera se intenta observar:

� Si el entrevistado ha demandado un crédito en los últimos 12 meses.

� En caso de que el entrevistado haya tomado un crédito en los últimos 12 meses se intenta detectar el origen, destino (emprendimiento productivo, consumo o vivienda) y monto obtenido.

� En caso de que el entrevistado no haya solicitado un crédito, no poseemos las razones de dicho comportamiento, pero éstas estarán presentes en el bloque en la encuesta 2011 que viene de realizarse entre julio y agosto, donde el entrevistado mencionará, si las conoce, las causas por las que no demandó.

� Finalmente, se busca también hallar el deseo de obtener un crédito en el año venidero. Y se trata de determinar qué destino se le daría a dicho crédito: un fin productivo o para consumo y/o vivienda. Esta pregunta es el cimiento para la construcción de la demanda potencial de microcréditos en el presente trabajo ya que es prospectiva, no está sesgada y generalmente se le formula al jefe de hogar de una muestra representativa.

IV. Hacia la demanda potencial de microcréditos

Para poder determinar y caracterizar la demanda potencial de microcréditos es menester: 1) dar nuestra definición de un microcrédito, 2) precisar quiénes son sujetos de microcrédito, y 3) establecer las etapas para calcular y luego calificar dicha demanda potencial. Esta sección cubre precisamente estos interrogantes.

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IV.1. ¿Qué es un microcrédito?

Un microcrédito es un crédito de bajo monto tomado por personas de bajos recursos, que tiene como principal destino ser invertido en un emprendimiento productivo (PNUD, 2005; Curat et al., 2006). Sin embargo, se puede expandir dicha definición con el fin de abarcar también a aquellos créditos pequeños tomados para consumo o vivienda (notoriamente refacción de viviendas). Según la Comisión Nacional de Microcrédito del Ministerio de Desarrollo Social de la Argentina, un microcrédito es un financiamiento a un individuo/hogar que no supere 12 salarios mínimos pero no se limita exclusivamente a microemprendimientos (Art.2 Ley 26.117). Ya que ciertos créditos para vivienda terminan teniendo un fin productivo o incluso algunos para consumo mejoran el bienestar de un hogar hemos decidido incluirlos como posibles microcréditos potenciales.

IV.2. ¿Quiénes constituyen la demanda de microcréditos?

Una vez obtenidas las respuestas a las preguntas del Bloque de Inclusión Financiera, y antes de caracterizar a los individuos respondentes, es necesario para definir a la demanda de microcréditos conjugar tres categorías: ingresos, status de la categoría ocupacional en relación a la seguridad social (incluyendo formalidad/informalidad) y destino a cubrir con el microcrédito.

Serán entonces considerados relevantes para nuestro trabajo aquellos individuos que reporten:

1) Pertenecer al sector formal/informal de la economía o ser desocupado. En particular, como veremos en la sección 5, la gran mayoría de los sujetos pasibles de microcrédito son informales.

2) Poseer ingresos “bajos”: nos pareció apropiado para este propósito considerar solo aquellos individuos que declaren ingresos inferiores a una o dos líneas de pobreza o salarios mínimos (que rondan los $2000/$4000 respectivamente, al año 2010). La motivación para este análisis de sensibilidad está en abordar el problema de la subdeclaración o sobredeclaración de ingresos. Es decir, un individuo que obtiene 2000 pesos puede estar declarando e.g. la mitad de sus ingresos actuales, así como uno que declara 4000 puede estar sobreestimándolos al confundir ingresos con ventas.

3) Para el caso de los desocupados solo nos ocuparán aquellos casos donde el ingreso familiar no supere los $4000.

4) Demandar microcrédito con fines productivos o bien para consumo o vivienda (categorías que no podemos separar dado que así fueron determinadas en la encuesta, pero que ya fueron desagregadas en la EDSA 2011). Esto implica que hemos decidido trabajar sobre la definición más laxa de microcréditos, con la que han coincidido distintas organizaciones de la sociedad civil o instituciones del sector público en consultas informales.

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Estos hogares totalizan 576 individuos respondentes en los hogares relevados y se agregan a otros 831 que responden que no tomarían crédito porque piensan que no podrían pagarlo y que podrían constituir una demanda potencial de microcrédito.

IV.3. En busca de la demanda potencial caracterización y análisis de la demanda potencial de microcréditos: etapas en la identificación,

1. Se procedió a distribuir a la población encuestada según si solicitó o si solicitaría crédito. Se analizó en particular la respuesta de aquellos que obtuvieron crédito en el último año, ante la posibilidad de volver a demandar en el futuro.

2. Se determinó el grado de bancarización de los solicitantes de crédito.

3. Se buscó distribuir a la población encuestada que solicitaría crédito y cuyos ingresos fueron inferiores a $4000, según características ocupacionales (asalariados, cuentapropistas, patrones, etc.).

4. Se realizó un análisis de sensibilidad de trabajadores formales e informales con ingresos menores a $2000 o menores a $4000 respectivamente.

5. Se identificaron los desempleados que declaran ingresos familiares menores a $4000 según el tipo de crédito que tomarían.

6. Se agrupó a trabajadores formales, informales58 y desocupados que demandarían crédito y cumplen con los requisitos de ingresos de un demandante de microcrédito y se llegó a construir la demanda potencial de microcréditos.

7. Finalmente, se buscó calificar esa demanda potencial de microcréditos caracterizándola según: ocupación, aglomerados donde residen, nivel de inclusión financiera, sexo, edad y por último su acceso a algún plan social (este último atributo suele tomarse a priori como desmotivador de la actividad microemprendedora).

V. Resultados

En esta sección determinamos cuantitativa y cualitativamente la demanda potencial de microcréditos en siete etapas, como fue señalado más arriba. El objetivo es, partiendo de la población total relevada en la EDSA, cernir aquel subconjunto que reúne las condiciones para constituirse en un potencial demandante de microcréditos o, más generalmente, de microservicios financieros, aunque en Argentina éstos equivalen prácticamente a microcréditos.

En primer lugar mostramos la distribución de la población encuestada según si solicitó crédito en los últimos 12 meses y su postura frente a solicitar en los próximos 12 meses. Luego nos focalizamos en particular en aquellos individuos que

58 Es dable aclarar que el criterio de informalidad supone un piso a la estimación que hacemos por cuanto es muy estricto al considerar informal a trabajadores que no tienen descuentos jubilatorios, no hacen aportes a la obra social y/o no tienen aportes al monotributo o autónomos. Es decir, relajando el criterio de informalidad, por ejemplo al considerar que un formal con pleno empleo podría ser un trabajador que responde sólo e.g. aportar a la obra social, aumentaría la cifra de la demanda potencial.

solicitaron en los últimos 12 meses y que volveaño siguiente:

Distribución de la población encuestada (5682 individuos) de acuerdo a su posición frente al crédito en los últimos 12 meses (respuestas a la p316).

Fuente: elaboración propia en base a la Encu

Distribución de los individuos que obtuvieron crédito en los últimos 12 meses según el destino que se le dio al mismo.

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social

Los Gráficos 5.1. y 5.2. nos permiten apreciar que el 83% de los entrevistados por la EDSA (total) no demandó crédito en los últimos 12 meses. Lamentablemente, en esta versión de la encuesta no podemos determinar las razones detrás de ell(entre las que podrían encontrarse por ejemplo: desinterés, desconocimiento, requisitos no acordes a su situación económica, falta de garantías, montos

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C solicitaron en los últimos 12 meses y que volverían a demandar un crédito en el

Gráfico 5.1. Distribución de la población encuestada (5682 individuos) de acuerdo a su posición

frente al crédito en los últimos 12 meses (respuestas a la p316).

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Gráfico 5.2. Distribución de los individuos que obtuvieron crédito en los últimos 12 meses

según el destino que se le dio al mismo.

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Los Gráficos 5.1. y 5.2. nos permiten apreciar que el 83% de los entrevistados por la EDSA (total) no demandó crédito en los últimos 12 meses. Lamentablemente, en esta versión de la encuesta no podemos determinar las razones detrás de ell(entre las que podrían encontrarse por ejemplo: desinterés, desconocimiento, requisitos no acordes a su situación económica, falta de garantías, montos

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rían a demandar un crédito en el

Distribución de la población encuestada (5682 individuos) de acuerdo a su posición frente al crédito en los últimos 12 meses (respuestas a la p316).

esta de la Deuda Social Argentina (2010)

Distribución de los individuos que obtuvieron crédito en los últimos 12 meses

Argentina (2010)

Los Gráficos 5.1. y 5.2. nos permiten apreciar que el 83% de los entrevistados por la EDSA (total) no demandó crédito en los últimos 12 meses. Lamentablemente, en esta versión de la encuesta no podemos determinar las razones detrás de ello (entre las que podrían encontrarse por ejemplo: desinterés, desconocimiento, requisitos no acordes a su situación económica, falta de garantías, montos

insuficientes, altas tasas, entre otros).crédito, y su aplicación fue, en el 83% de los casos, consumo y/o refacción de vivienda, mientras que casi un 3% fuesolicitó crédito pero no obtuvo financiamiento, y el 1% restante no responde.

Cuando se les pregunta a los individuos actualmente, un 56% muestra desinterés (Gráfico 5.3.), aunque quizás se esconda en ese desinterés otro tipo de razones, por ejemplo, que la gente por falta de conocimiento considera que el acceso al crédito no eseconomía personal. Por su parte, un 24% de los encuestados optaría por no demandar un crédito porque considera que no podría repagarlo. Estos respondientes, junto con una parte de aquellos que dicen no tener interés, deberían ser foco de atención para los analistas del mercado microcrediticio pues podría tratarse, en muchos casos, de una población mal informada que necesita educación financiera y así conocer las distintas opciones crediticias a las que podrían acceder.

El Gráfico 5.3. también muestra que epara un emprendimiento productivo, cifra que se eleva al 11% para consumo y/o vivienda. Recordamos que en esta EDSA no pudo desglosarse el fin de consumo del de vivienda o refacción de vivienda. Suele ocurrir que la refacción de vivienda tiene por destino mejorar la productividad de un emprendimiento.

Distribución de la población encuestada (5682) según su posición frente a la opción de solicitar crédito en los próx. 12 meses (respuestas a p.319)

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Finalmente, se observa aquí que el el último año, están dispuestos a sacar otroproductivos). Sin embargo un 21% de los individuos que obtuvieron un crédito con anterioridad, hoy creen que no estarían en condicioque equivale a un deterioro o a la creencia de un deterioro de su situación

59 Sin embargo, en la onda 2011, a

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C insuficientes, altas tasas, entre otros).59.Solo un 14% de los entrevistados obtuvo

ación fue, en el 83% de los casos, consumo y/o refacción de vivienda, mientras que casi un 3% fue para emprendimientos productivos. Un 2% solicitó crédito pero no obtuvo financiamiento, y el 1% restante no responde.

Cuando se les pregunta a los individuos acerca de la opción de solicitar un crédito actualmente, un 56% muestra desinterés (Gráfico 5.3.), aunque quizás se esconda en ese desinterés otro tipo de razones, por ejemplo, que la gente por falta de conocimiento considera que el acceso al crédito no es algo factible para su economía personal. Por su parte, un 24% de los encuestados optaría por no demandar un crédito porque considera que no podría repagarlo. Estos respondientes, junto con una parte de aquellos que dicen no tener interés, deberían

o de atención para los analistas del mercado microcrediticio pues podría tratarse, en muchos casos, de una población mal informada que necesita educación financiera y así conocer las distintas opciones crediticias a las que podrían acceder.

también muestra que el 5% de los encuestados solicitaría crédito para un emprendimiento productivo, cifra que se eleva al 11% para consumo y/o

. Recordamos que en esta EDSA no pudo desglosarse el fin de consumo del de vivienda o refacción de vivienda. Suele ocurrir que la refacción de vivienda tiene por destino mejorar la productividad de un emprendimiento.

Gráfico 5.3. población encuestada (5682) según su posición frente a

la opción de solicitar crédito en los próx. 12 meses (respuestas a p.319)

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Finalmente, se observa aquí que el 40% de los individuos que obtuvieron crédito en el último año, están dispuestos a sacar otro (en un 11% de los casos, con fines productivos). Sin embargo un 21% de los individuos que obtuvieron un crédito con anterioridad, hoy creen que no estarían en condiciones de repagar un crédito, lo que equivale a un deterioro o a la creencia de un deterioro de su situación

Sin embargo, en la onda 2011, a publicarse en 2012, se incluirán preguntas al respecto.

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.Solo un 14% de los entrevistados obtuvo ación fue, en el 83% de los casos, consumo y/o refacción de

para emprendimientos productivos. Un 2% solicitó crédito pero no obtuvo financiamiento, y el 1% restante no responde.

acerca de la opción de solicitar un crédito actualmente, un 56% muestra desinterés (Gráfico 5.3.), aunque quizás se esconda en ese desinterés otro tipo de razones, por ejemplo, que la gente por falta de

algo factible para su economía personal. Por su parte, un 24% de los encuestados optaría por no demandar un crédito porque considera que no podría repagarlo. Estos respondientes, junto con una parte de aquellos que dicen no tener interés, deberían

o de atención para los analistas del mercado microcrediticio pues podría tratarse, en muchos casos, de una población mal informada que necesita educación financiera y así conocer las distintas opciones crediticias a las que podrían acceder.

l 5% de los encuestados solicitaría crédito para un emprendimiento productivo, cifra que se eleva al 11% para consumo y/o

. Recordamos que en esta EDSA no pudo desglosarse el fin de consumo del de vivienda o refacción de vivienda. Suele ocurrir que la refacción de vivienda tiene

población encuestada (5682) según su posición frente a la opción de solicitar crédito en los próx. 12 meses (respuestas a p.319)

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

de los individuos que obtuvieron crédito en (en un 11% de los casos, con fines

productivos). Sin embargo un 21% de los individuos que obtuvieron un crédito con nes de repagar un crédito, lo

que equivale a un deterioro o a la creencia de un deterioro de su situación

respecto.

patrimonial. Asimismo, un 31% no demuestra interés en volver a solicitar un crédito futuro.

Distribución de los individuos que obtuvieronrespuesta frente a la opción de solicitar crédito en el próximo año

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

En segundo lugar, observamos el nivel de bancarización de la poblacióny en particular de aquellos que obtuvieron crédito, aquellos que solicitaron y no obtuvieron, aquellos que solicitarían y los que no solicitarían porque creen que no podrán repagar. El Cuadro 2 resume los resultados.

Bancarización de la población encuestada según su posición frente al crédito

Para todos los encuestados

Tiene

No tiene Para todos los encuestados

Tiene tarjeta de crédito

No tiene tarjeta de crédito

Cuenta bancaria

Obtuvo crédito

Tiene 36%

No Tiene 64%

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta

60 Esto no suma 100% dado que no se incluyeron aquellos casos donde los encuestados responden No Sabe/ No contesta.

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C patrimonial. Asimismo, un 31% no demuestra interés en volver a solicitar un

Gráfico 5.4. Distribución de los individuos que obtuvieron crédito en el pasado según su

respuesta frente a la opción de solicitar crédito en el próximo año

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

En segundo lugar, observamos el nivel de bancarización de la poblacióny en particular de aquellos que obtuvieron crédito, aquellos que solicitaron y no obtuvieron, aquellos que solicitarían y los que no solicitarían porque creen que no podrán repagar. El Cuadro 2 resume los resultados.

Cuadro 2: la población encuestada según su posición frente al crédito

Cuenta bancaria Tarjeta de crédito

28% 41%

69% 57%

Tiene Cuenta bancaria No tiene cuenta bancaria

22% 19%

No tiene tarjeta de crédito 7% 52%

Obtuvo

Solicitó y no obtuvo Solicitaría No solicitaría porque no puede pagarlo

27% 29%

73% 71%

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Esto no suma 100% dado que no se incluyeron aquellos casos donde los encuestados responden No

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patrimonial. Asimismo, un 31% no demuestra interés en volver a solicitar un

crédito en el pasado según su respuesta frente a la opción de solicitar crédito en el próximo año

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

En segundo lugar, observamos el nivel de bancarización de la población encuestada y en particular de aquellos que obtuvieron crédito, aquellos que solicitaron y no obtuvieron, aquellos que solicitarían y los que no solicitarían porque creen que no

la población encuestada según su posición frente al crédito60

Tarjeta de crédito

41%

57%

No tiene cuenta bancaria

19%

52%

No solicitaría porque no puede pagarlo

16%

84%

de la Deuda Social Argentina (2010)

Esto no suma 100% dado que no se incluyeron aquellos casos donde los encuestados responden No

Estimamos que el grado de sustituibilidad de las tarjetas de crédito y el microcrédito es muy bajo porque 71% que desearían un microcrédito en los próximos 12 meses según la EDSA no tiene ni cuenta bancaria y por ende tde crédito. Es sabido que en la Argentina para acceder a una tarjeta de crédito se necesita abrir una cuenta bancaria, de ahorro como mínimo.

El 69% de los encuestados no tienen cuenta bancaria, hecho coincidente con otras encuestas previas que encuargentina está bancarizada. No obstante, el acceso a tarjeta de crédito es mayor, llegando al 41% de los encuestados, quizás por el hecho de que existen tarjetas de crédito como la Naranja que no obligan al inden un banco. Combinando ambos servicios financieros vemos que sólo un 22% de la masa encuestada cuenta con tarjeta de crédito y cuenta bancaria. Si nos concentramos en el estudio de aquellos que obtuvieron crédito en losmeses, vemos que únicamente el 36% tiene cuenta bancaria. Para el caso de los que solicitaron y no obtuvieron, solo el 27% tiene cuenta bancaria, lo cual es lógico y se correlaciona perfectamente con el hecho de no haber obtenido financiaciónprobablemente tampoco acceso a un banco. En el caso de aquellos que no demandarían porque creen no poder repagarlo, esta cifra baja al 16%.

Por su lado, el 71% de los que solicitarían crédito futuro no tiene cuenta bancaria. Es muy interesante y relevanbancaria, porque uno de los grandes problemas en la expansión de las microfinanzas es la indisponibilidad de la cantidad de fondos necesarios que las sustenten. Permitirles a esos individuos ahorrar depobeneficiaría tanto al público como al desarrollo y expansión de la actividad.

En tercer lugar, nos concentramos en la distribución de los individuos que demandarían crédito a futuro según su nivel de ingresos, tipo de ocupación y condición laboral vis a vis

5.5. Distribución de los individuos que demandarían crédito en los próximos 12 meses, según ocupación

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social

61 Se distinguió entre aquellos jubilados o amas de casa que están buscando trabajo jubilados y amas de casa que no lo buscan (a estos últimos se los incluyó en la categoría inactivos). Socio-patrón solo aquellos con menos de 5 empleados.

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C Estimamos que el grado de sustituibilidad de las tarjetas de crédito y el microcrédito es muy bajo porque 71% que desearían un microcrédito en los próximos 12 meses según la EDSA no tiene ni cuenta bancaria y por ende tde crédito. Es sabido que en la Argentina para acceder a una tarjeta de crédito se necesita abrir una cuenta bancaria, de ahorro como mínimo.

El 69% de los encuestados no tienen cuenta bancaria, hecho coincidente con otras encuestas previas que encuentran que entre el 30% y 40% de la población argentina está bancarizada. No obstante, el acceso a tarjeta de crédito es mayor, llegando al 41% de los encuestados, quizás por el hecho de que existen tarjetas de crédito como la Naranja que no obligan al individuo a tener una cuenta o paquete en un banco. Combinando ambos servicios financieros vemos que sólo un 22% de la masa encuestada cuenta con tarjeta de crédito y cuenta bancaria. Si nos concentramos en el estudio de aquellos que obtuvieron crédito en losmeses, vemos que únicamente el 36% tiene cuenta bancaria. Para el caso de los que solicitaron y no obtuvieron, solo el 27% tiene cuenta bancaria, lo cual es lógico y se correlaciona perfectamente con el hecho de no haber obtenido financiaciónprobablemente tampoco acceso a un banco. En el caso de aquellos que no demandarían porque creen no poder repagarlo, esta cifra baja al 16%.

Por su lado, el 71% de los que solicitarían crédito futuro no tiene cuenta bancaria. Es muy interesante y relevante este segmento de la población sin acceso a cuenta bancaria, porque uno de los grandes problemas en la expansión de las microfinanzas es la indisponibilidad de la cantidad de fondos necesarios que las sustenten. Permitirles a esos individuos ahorrar depositando en una IMF beneficiaría tanto al público como al desarrollo y expansión de la actividad.

En tercer lugar, nos concentramos en la distribución de los individuos que demandarían crédito a futuro según su nivel de ingresos, tipo de ocupación y

la seguridad social (formalidad e informalidad). 5.5. Distribución de los individuos que demandarían crédito en los

próximos 12 meses, según ocupación61

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Se distinguió entre aquellos jubilados o amas de casa que están buscando trabajo

jubilados y amas de casa que no lo buscan (a estos últimos se los incluyó en la categoría inactivos). patrón solo aquellos con menos de 5 empleados.

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Estimamos que el grado de sustituibilidad de las tarjetas de crédito y el microcrédito es muy bajo porque 71% que desearían un microcrédito en los próximos 12 meses según la EDSA no tiene ni cuenta bancaria y por ende tarjeta de crédito. Es sabido que en la Argentina para acceder a una tarjeta de crédito se

El 69% de los encuestados no tienen cuenta bancaria, hecho coincidente con otras entran que entre el 30% y 40% de la población

argentina está bancarizada. No obstante, el acceso a tarjeta de crédito es mayor, llegando al 41% de los encuestados, quizás por el hecho de que existen tarjetas de

ividuo a tener una cuenta o paquete en un banco. Combinando ambos servicios financieros vemos que sólo un 22% de la masa encuestada cuenta con tarjeta de crédito y cuenta bancaria. Si nos concentramos en el estudio de aquellos que obtuvieron crédito en los últimos doce meses, vemos que únicamente el 36% tiene cuenta bancaria. Para el caso de los que solicitaron y no obtuvieron, solo el 27% tiene cuenta bancaria, lo cual es lógico y se correlaciona perfectamente con el hecho de no haber obtenido financiación y probablemente tampoco acceso a un banco. En el caso de aquellos que no demandarían porque creen no poder repagarlo, esta cifra baja al 16%.

Por su lado, el 71% de los que solicitarían crédito futuro no tiene cuenta bancaria. te este segmento de la población sin acceso a cuenta

bancaria, porque uno de los grandes problemas en la expansión de las microfinanzas es la indisponibilidad de la cantidad de fondos necesarios que las

sitando en una IMF beneficiaría tanto al público como al desarrollo y expansión de la actividad.

En tercer lugar, nos concentramos en la distribución de los individuos que demandarían crédito a futuro según su nivel de ingresos, tipo de ocupación y

la seguridad social (formalidad e informalidad). 5.5. Distribución de los individuos que demandarían crédito en los

Argentina (2010)

Se distinguió entre aquellos jubilados o amas de casa que están buscando trabajo de aquellos jubilados y amas de casa que no lo buscan (a estos últimos se los incluyó en la categoría inactivos).

Del análisis de la situación ocupacional de aquellos que demandarían crédito, se desprende que la primera mayoría la constituyen asalariados (39%). Esto responde probablemente a la relativa estabilidad de sus salarios y empleos. Por su painactivos y cuentapropistas conforman la segunda mayoría. Haciendo foco particularmente sobre los inactivos que responden querer demandar un crédito en el futuro año, intuitivamente uno podría suponer que se tratará de créditos para consumo, pues es una parte de la población que no trabaja ni desea hacerlo; analizando la base de datos, efectivamente eso es

Haciendo caso omiso de todos aquellos casos que superan los $4000 en concepto de ingresos individuales por mes, nos encontramosocupación e ingresos inferiores a $4000 como describe el Gráfico 5.6.:

5.6. Distribución de los individuos cuyos ingresos no superan los $4000 y que demandarían crédito en los próximos 12 meses, según ocupación

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Hallamos que el 47% de los individuos con ingresos que no superan los $4000 son asalariados mientras que un 22% son cuentapropistas y 9% trabajadores temporarios. Esto nos aproxima a la demanda potencial de microcréditos en tanto la restricción de ingresos sea una limitante para definir la categoría de sujeto de microcrédito según el salario mínimo o la línea de pobreza. De hecho, cuando descomponemos esta población según fque está distribuida en los distintos rangos de ingreso de forma bastante uniforme, habiendo una menor proporción de ocupados en el rango $2500remarcable es que el 81% de estos individuos declaran ganar (Gráfico 5.7.) hecho consistente de algún modo con el estudio del BCRA (2011) que muestra que la mayor propensión a tomar un crédito se halla en promedio en la población con ingresos medios de 2500 pesos.

62 Se distinguió entre aquellos jubilados o amas de casa que están buscando trabajo de aqujubilados y amas de casa que no lo buscan (a estos últimos se los incluyó en la categoría inactivos). Socio-patrón solo a aquellos con menos de 5 empleados.

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C Del análisis de la situación ocupacional de aquellos que demandarían crédito, se desprende que la primera mayoría la constituyen asalariados (39%). Esto responde probablemente a la relativa estabilidad de sus salarios y empleos. Por su painactivos y cuentapropistas conforman la segunda mayoría. Haciendo foco particularmente sobre los inactivos que responden querer demandar un crédito en el futuro año, intuitivamente uno podría suponer que se tratará de créditos para

na parte de la población que no trabaja ni desea hacerlo; analizando la base de datos, efectivamente eso es lo que encontramos.

Haciendo caso omiso de todos aquellos casos que superan los $4000 en concepto de ingresos individuales por mes, nos encontramos con una distribución por tipo de ocupación e ingresos inferiores a $4000 como describe el Gráfico 5.6.:

5.6. Distribución de los individuos cuyos ingresos no superan los $4000 y que demandarían crédito en los próximos 12 meses, según ocupación

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Hallamos que el 47% de los individuos con ingresos que no superan los $4000 son asalariados mientras que un 22% son cuentapropistas y 9% trabajadores

aproxima a la demanda potencial de microcréditos en tanto la restricción de ingresos sea una limitante para definir la categoría de sujeto de microcrédito según el salario mínimo o la línea de pobreza. De hecho, cuando descomponemos esta población según franjas de ingreso hasta $4000 descubrimos que está distribuida en los distintos rangos de ingreso de forma bastante uniforme, habiendo una menor proporción de ocupados en el rango $2500remarcable es que el 81% de estos individuos declaran ganar menos de $2500 (Gráfico 5.7.) hecho consistente de algún modo con el estudio del BCRA (2011) que muestra que la mayor propensión a tomar un crédito se halla en promedio en la población con ingresos medios de 2500 pesos.

Se distinguió entre aquellos jubilados o amas de casa que están buscando trabajo de aqu

jubilados y amas de casa que no lo buscan (a estos últimos se los incluyó en la categoría inactivos). patrón solo a aquellos con menos de 5 empleados.

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Del análisis de la situación ocupacional de aquellos que demandarían crédito, se desprende que la primera mayoría la constituyen asalariados (39%). Esto responde probablemente a la relativa estabilidad de sus salarios y empleos. Por su parte, inactivos y cuentapropistas conforman la segunda mayoría. Haciendo foco particularmente sobre los inactivos que responden querer demandar un crédito en el futuro año, intuitivamente uno podría suponer que se tratará de créditos para

na parte de la población que no trabaja ni desea hacerlo; lo que encontramos.

Haciendo caso omiso de todos aquellos casos que superan los $4000 en concepto con una distribución por tipo de

ocupación e ingresos inferiores a $4000 como describe el Gráfico 5.6.:

5.6. Distribución de los individuos cuyos ingresos no superan los $4000 y que demandarían crédito en los próximos 12 meses, según ocupación62

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Hallamos que el 47% de los individuos con ingresos que no superan los $4000 son asalariados mientras que un 22% son cuentapropistas y 9% trabajadores

aproxima a la demanda potencial de microcréditos en tanto la restricción de ingresos sea una limitante para definir la categoría de sujeto de microcrédito según el salario mínimo o la línea de pobreza. De hecho, cuando

ranjas de ingreso hasta $4000 descubrimos que está distribuida en los distintos rangos de ingreso de forma bastante uniforme, habiendo una menor proporción de ocupados en el rango $2500-$2999. Lo

menos de $2500 (Gráfico 5.7.) hecho consistente de algún modo con el estudio del BCRA (2011) que muestra que la mayor propensión a tomar un crédito se halla en promedio en la

Se distinguió entre aquellos jubilados o amas de casa que están buscando trabajo de aquellos jubilados y amas de casa que no lo buscan (a estos últimos se los incluyó en la categoría inactivos).

Gráfico 5.7. Distribución de los i$4000 y que demandarían crédito, según ingresos

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Ahora bien, cuando descomponemos a los ocupados de menos de $4000 según sean formales o informales, entendiendo a éstos últimos como ocupados sin aportes o descuentos jubilatorios, sin obra social y acceso a seguro de desempleo, nos aproximamos a la población pasible de ser sujeto de un potencial microcrédito.

La distribución de la población que demandaría créditos en los próximos 12 meses según la EDSA y declara ingresos inferiores a los $4000 es, en el 85% de los casos, informal, una característica consistente con la definición de potencial microprestatario (Grandes microfinanzas pueden constituir una herramienta muy efectiva para que el ocupado devenga formal pues, por ejemplo, mediante un emprendimiento productivo los demandantes pueden llegar a obtener ingresosencontrar una proporción mayúscula de informales dentro de la encuesta cumplirían con las condiciones básicas de demandante de microcréditodato menor y debe ser tenido en cuenta por la política pública or

Gráfico 5.8. Distribución de los individuos que percibieron menos de $4000 el último mes y que demandarían crédito, según condición laboral

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C Gráfico 5.7. Distribución de los individuos que percibieron menos de

y que demandarían crédito, según ingresos, en el último

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Ahora bien, cuando descomponemos a los ocupados de menos de $4000 según sean formales o informales, entendiendo a éstos últimos como ocupados sin aportes o descuentos jubilatorios, sin obra social y acceso a seguro de desempleo, nos aproximamos a la población pasible de ser sujeto de un potencial microcrédito.

La distribución de la población que demandaría créditos en los próximos 12 meses según la EDSA y declara ingresos inferiores a los $4000 es, en el 85% de los casos, informal, una característica consistente con la definición de potencial

Grandes et al., 2010). Hay que tener en cuenta que las microfinanzas pueden constituir una herramienta muy efectiva para que el ocupado devenga formal pues, por ejemplo, mediante un emprendimiento productivo los demandantes pueden llegar a obtener ingresos estables, con lo cual el hecho de encontrar una proporción mayúscula de informales dentro de la encuesta cumplirían con las condiciones básicas de demandante de microcréditodato menor y debe ser tenido en cuenta por la política pública orientada al sector.

Gráfico 5.8. Distribución de los individuos que percibieron menos de $4000 el último mes y que demandarían crédito, según condición laboral

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

85%

15%

Informales coningresos<$4000

Formales coningresos<$4000

A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

66

ndividuos que percibieron menos de , en el último mes:

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Ahora bien, cuando descomponemos a los ocupados de menos de $4000 de ingreso según sean formales o informales, entendiendo a éstos últimos como ocupados sin aportes o descuentos jubilatorios, sin obra social y acceso a seguro de desempleo, nos aproximamos a la población pasible de ser sujeto de un potencial microcrédito.

La distribución de la población que demandaría créditos en los próximos 12 meses según la EDSA y declara ingresos inferiores a los $4000 es, en el 85% de los casos, informal, una característica consistente con la definición de potencial

2010). Hay que tener en cuenta que las microfinanzas pueden constituir una herramienta muy efectiva para que el ocupado devenga formal pues, por ejemplo, mediante un emprendimiento productivo los

estables, con lo cual el hecho de encontrar una proporción mayúscula de informales dentro de la encuesta -que cumplirían con las condiciones básicas de demandante de microcrédito-, no es un

ientada al sector.

Gráfico 5.8. Distribución de los individuos que percibieron menos de $4000 el último mes y que demandarían crédito, según condición laboral

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

67

En cuarto término, efectuamos un breve análisis de sensibilidad entre ocupados formales e informales según ingresos. Más adelante construiremos dos demandas potenciales de microcréditos: la primera de ellas sólo considerará formales e informales que declaran ingresos inferiores a los $2000, mientras que la segunda ampliará el rango hasta los $4000. Por el momento, solo nos limitaremos a decir que del total de informales que demandarían un crédito y declaran ingresos inferiores a los $4000, el 74% se ubica en el rango de los $0.-$2000. Este porcentaje desciende al 47% para el caso de los formales y esto resulta lógico puesto que prevalecen los asalariados en blanco.

En quinto término, obtenemos la distribución de los desempleados que demandarían crédito y declaran ingresos familiares que no superan los $4000, según el tipo de crédito que tomarían. Esto es importante y es tenido en cuenta por el trabajo del PNUD (2005), puesto que un desempleado puede devenir un potencial asalariado o cuentapropista si regresa a la fuerza de trabajo y lo hace a través de un crédito especialmente productivo que, según el Gráfico 5.9., sería un no despreciable 45% del total de desempleados en esas condiciones de ingresos por hogar. El límite de 4000 pesos por hogar es subjetivo pero ejercicios de sensibilidad nos muestran que la descomposición por finalidad del crédito no se altera significativamente.63

Gráfico 5.9. Distribución de los desempleados con ingreso familiar<$4000 que demandarían crédito según finalidad

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

En sexto término, finalmente estamos en condiciones de cuantificar la demanda potencial de microcréditos en la Argentina según la EDSA 2010. Algunas consideraciones preliminares son necesarias antes de explicitar los resultados de nuestras estimaciones.

1- Fue necesario ponderar cada individuo de la muestra para ver su representatividad a nivel país. (Variable Pondera _ país_10, construida por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA). Esta ponderación

63 Estos ejercicios están disponibles a pedido del lector.

Para consumo55%

Para emprendi-

miento productivo

45%

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

68

expande la muestra a la población según su participación en cada región o aglomerado urbano64.

2- Se estima la demanda potencial de microcréditos tomando en cuenta en primer lugar ocupados formales e informales con ingresos menores a $2000, y luego se relaja dicha restricción, al expandir la demanda para todos aquellos formales e informales con ingresos menores a $4000. Esto corrige implícitamente un posible sesgo a la sub o sobre declaración de ingresos, i.e. un individuo que declare $2000 podría con cierta probabilidad obtener uno de $4000 y otro que percibe $4000 pero está sobreestimado porque, por ejemplo, confunde ventas con ingresos netos, podría con cierta probabilidad obtener uno equivalente a la mitad.

3- Desempleados: solo se consideran relevantes aquellos donde el ingreso familiar es menor a $4000. Se omite entonces aquellos casos donde el ingreso familiar supera los $4000.

Los cuadros 3 y 4 muestran la demanda potencial de microcréditos en Argentina 2010 según el rango de ingresos considerado. Denominamos “Escenario 1” al de ingresos hasta $2000 y “Escenario 2” al de ingresos hasta $4000. Esto indica que dicha demanda estaría situada entre 660,000 y 910,000 individuos aproximadamente. Vale la pena aclarar que estas cifras no tienen en consideración aquel segmento de la población que responde que no tomaría un crédito porque no sabe si podrá repagarlo. Investigar este fenómeno será sujeto de un próximo trabajo de investigación.

Por otra parte, se observa en ambos cuadros que aproximadamente un tercio de los microcréditos potenciales serían para fines de consumo y otros dos tercios para consumo y/o vivienda. Finalmente, ligeramente más de la mitad son ocupados informales y casi el 10% desempleados, lo que habla de la precariedad de las personas que posiblemente tomarían un microcrédito.

Cuadro 3: Demanda potencial de microcréditos en 2010 con ingresos (Y) menores a $2000 mensuales

Informales de Y <2000 que demandarían crédito para emprendimiento 171.975

Informales de Y <2000 que demandarían crédito para consumo 361.253

Formales de Y <2000 que demandarían crédito para emprendimiento 11.294

Formales de Y <2000 que demandarían crédito para consumo 27.034

Desempleados con Y familiar <4000 que demandarían crédito para

emprendimiento 50.183

Desempleados con Y familiar <4000 que demandarían crédito para consumo 39.162

DEMANDA POTENCIAL DE MICROCREDITOS (Escenario 1) 660.901

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

64 Los cálculos presentados con anterioridad no hacen uso de la ponderación a nivel país, sin embargo se trabajó con dichas ponderaciones en un trabajo paralelo llegando a resultados muy similares a los hasta aquí presentados.

Cuadro 4: Demanda potencial de microcréditos en 2010 con ingresos (Y)

Informales de Y <4000 que demandarían crédito para emprendimiento

Informales de Y <4000 que demandarían crédito para consumo

Formales de Y <4000 que

Formales de Y <4000 que demandarían crédito para consumo

Desempleados con Y familiar <4000 que demandarían crédito para emprendimiento Desempleados con Y familiar <4000 que demandarían

DEMANDA POTENCIAL DE MICROCREDITOS (Escenario 2)

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010) Finalmente, en la última parte de esta sección nos ocupamos de presentar los perfiles de la demanda potencial estimada bajo el escenario 2 según diversos aspectos cualitativos de la demanda potencial de microcréditos, a saber, tipo de ocupación, aglomerado de residencia, inclusión financiera (i.e. bancarización), sexo, edad y la recepción de planes sociales.

a) Según actividad laboral y formalidad o informalidad:

Cuadro 5: Distribución de los ocupados informales con ingresos menores a $4000, que demandarían crédito en el próximo año

Asalariados del sector público

Asalariados del sector privado

Total Asalariados

Cuentapropista profesional

Cuentapropista no profesional

Total Cuentapropistas

Trabajador doméstico

Trabajador temporario

Trabajador sin salario

Plan de empleo

Total informales con ingreso<$4000, que demandarían crédito

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

La mayor proporción de informales se halla en el rubro cuentapropistas, lo cual es completamente lógico, pues evitar formalidad en ese sector es bastante sencillo.

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C Demanda potencial de microcréditos en 2010 con ingresos (Y)

menores a $4000 mensuales Informales de Y <4000 que demandarían crédito para emprendimiento

Informales de Y <4000 que demandarían crédito para consumo

Formales de Y <4000 que demandarían crédito para emprendimiento

Formales de Y <4000 que demandarían crédito para consumo

Desempleados con Y familiar <4000 que demandarían crédito para

Desempleados con Y familiar <4000 que demandarían crédito para consumo

DEMANDA POTENCIAL DE MICROCREDITOS (Escenario 2)

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Finalmente, en la última parte de esta sección nos ocupamos de presentar los perfiles de la demanda potencial estimada bajo el escenario 2 según diversos aspectos cualitativos de la demanda potencial de microcréditos, a saber, tipo de ocupación, aglomerado de residencia, inclusión financiera (i.e. bancarización), sexo,

cepción de planes sociales.

Según actividad laboral y formalidad o informalidad:

Cuadro 5: Distribución de los ocupados informales con ingresos menores a $4000, que demandarían crédito en el próximo año

Asalariados del sector público

del sector privado

Cuentapropista profesional

Cuentapropista no profesional

Total informales con ingreso<$4000, que demandarían crédito

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

La mayor proporción de informales se halla en el rubro cuentapropistas, lo cual es completamente lógico, pues evitar formalidad en ese sector es bastante sencillo.

A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

69

Demanda potencial de microcréditos en 2010 con ingresos (Y)

Informales de Y <4000 que demandarían crédito para emprendimiento 250.639

471.356

demandarían crédito para emprendimiento 22.464

75.878

Desempleados con Y familiar <4000 que demandarían crédito para 50.183

crédito para consumo 39.162

909.685

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Finalmente, en la última parte de esta sección nos ocupamos de presentar los perfiles de la demanda potencial estimada bajo el escenario 2 según diversos aspectos cualitativos de la demanda potencial de microcréditos, a saber, tipo de ocupación, aglomerado de residencia, inclusión financiera (i.e. bancarización), sexo,

Cuadro 5: Distribución de los ocupados informales con ingresos menores a $4000, que demandarían crédito en el próximo año

2,00%

20,00%

22,00%

1,00%

44,00%

45,00%

11,50%

19,00%

1,00%

1,50%

Total informales con ingreso<$4000, que demandarían crédito 100,00%

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

La mayor proporción de informales se halla en el rubro cuentapropistas, lo cual es completamente lógico, pues evitar formalidad en ese sector es bastante sencillo.

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

70

Cuadro 6: Distribución de los ocupados formales con ingresos menores a $4000, que demandarían crédito en el próximo año

Socio patrón 2,94%

Asalariados del sector público 26,47%

Asalariados del sector privado 55,88%

Total Asalariados 82,35%

Cuentapropista profesional 0,00%

Cuentapropista no profesional 5,88%

Total Cuentapropistas 5,88%

Trabajador doméstico 2,94%

Trabajador temporario 5,88%

Trabajador sin salario 0,00%

Plan de empleo 0,00%

Total formales con ingresos<4000, que demandarían crédito el próximo año 100,00%

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Como era previsible encontrar, los demandantes potenciales de microcrédito formales se ubican en su gran mayoría como asalariados.

Luego, agrupando ocupados formales e informales se obtiene la siguiente distribución, en el Cuadro 7. De este cuadro concluimos entonces que la primera mayoría de potenciales demandantes de microcrédito la constituyen cuentapropistas, seguidos por asalariados y trabajadores temporarios o domésticos. Los patrones son los que menos solicitarían crédito.

Cuadro 7: Distribución de los formales e informales con Y<$4000, que demandarían crédito, según ocupación

Socio patrón 0,43%

Asalariados del sector público 5,56%

Asalariados del sector privado 25,21%

Total Asalariados 30,77%

Cuentapropista profesional 0,85%

Cuentapropista no profesional 38,46%

Total Cuentapropistas 39,32%

Trabajador doméstico 10,26%

Trabajador temporario 17,09%

Trabajador sin salario 0,85%

Plan de empleo 1,28%

Total formales e informales con ingresos<4000 que demandarían

crédito en el próximo año 100,00%

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

b) Según aglomerados donde reside la demanda potencial de microcréditos:

Distribución de la demanda potencial de microcréditos por aglomerados

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda

El Gráfico 6.1 arroja que la demanda potencial de microcréditos se concentra, de forma realmente pronunciada, en el Conurbano Sur (26,96%), seguido del Conurbano Oeste (12,61%), Córdoba (11,88%), Conurbano Norte (7,48%), Rosario (6,32%) y Mendoza (6,03%). La importancia de la potencial demanda en el interior del país sugiere la necesidad de federalizar la oferta y de que las políticas públicas acompañen en tal dirección (el FONCAP y la CONAMI ya vienen trabajando en este sentido).

c) Según nivel de inclusión financiera:

Gráfico 6.2. Nivel de inclusión financiera de los demandantes potenciales

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

0

100000

200000

300000

400000

500000

600000

700000

800000

900000

1000000

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C Según aglomerados donde reside la demanda potencial de microcréditos:

Gráfico 6.1. Distribución de la demanda potencial de microcréditos por aglomerados

urbanos

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

El Gráfico 6.1 arroja que la demanda potencial de microcréditos se concentra, de forma realmente pronunciada, en el Conurbano Sur (26,96%), seguido del Conurbano Oeste (12,61%), Córdoba (11,88%), Conurbano Norte (7,48%), Rosario ,32%) y Mendoza (6,03%). La importancia de la potencial demanda en el interior

del país sugiere la necesidad de federalizar la oferta y de que las políticas públicas acompañen en tal dirección (el FONCAP y la CONAMI ya vienen trabajando en este

egún nivel de inclusión financiera:

Gráfico 6.2. Nivel de inclusión financiera de los demandantes potenciales de microcrédito.

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

5855

124713

153604

616449

9064

Ns/Nr

Ni cuenta bancaria ni tarjeta de crédito

Cuenta bancaria y tarjeta de

cred.

Tarjeta de crédito

unicamente

Cuenta bancaria unicamente

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Según aglomerados donde reside la demanda potencial de microcréditos:

Distribución de la demanda potencial de microcréditos por aglomerados

Social Argentina (2010)

El Gráfico 6.1 arroja que la demanda potencial de microcréditos se concentra, de forma realmente pronunciada, en el Conurbano Sur (26,96%), seguido del Conurbano Oeste (12,61%), Córdoba (11,88%), Conurbano Norte (7,48%), Rosario ,32%) y Mendoza (6,03%). La importancia de la potencial demanda en el interior

del país sugiere la necesidad de federalizar la oferta y de que las políticas públicas acompañen en tal dirección (el FONCAP y la CONAMI ya vienen trabajando en este

Gráfico 6.2. Nivel de inclusión financiera de los demandantes potenciales

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

En conformidad con lo hallado más arriba individuos que constituyen la demanda potencial de microcréditos no tienen acceso a una cuenta bancaria ni, peor aún, a una tarjeta de crédito. Es decir, que su nivel de inclusión financiera es muy bajo o casi nulo, lo cualas IMFs para cubrir esa brecha. Sólo el 16,9% de los potenciales demandantes de microcrédito cuentan con tarjetas de crédito y cuenta bancaria. El 13,71% únicamente con tarjeta de crédito. Y el 0,64% posee únicamente cuenEsto confirma la teoría de que es necesario llegar a los más pobres con una oferta de servicios financieros.

d) Según edad

Gráfico 6.3. Distribución de la demanda potencial de microcréditos según

Fuente: elaboración propia e

Prácticamente la mitad de la demanda potencial de microcréditos se halla en el rango comprendido por: 30el período de mayor actividad laboral deendeudarse.

e) Según sexo

Gráfico 6.4. Distribución de la demanda potencial de microcréditos por

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010).

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C En conformidad con lo hallado más arriba (ver página 12)., el 67,8% de los individuos que constituyen la demanda potencial de microcréditos no tienen acceso a una cuenta bancaria ni, peor aún, a una tarjeta de crédito. Es decir, que su nivel de inclusión financiera es muy bajo o casi nulo, lo cual justificaría la intervención de las IMFs para cubrir esa brecha. Sólo el 16,9% de los potenciales demandantes de microcrédito cuentan con tarjetas de crédito y cuenta bancaria. El 13,71% únicamente con tarjeta de crédito. Y el 0,64% posee únicamente cuenEsto confirma la teoría de que es necesario llegar a los más pobres con una oferta

Gráfico 6.3. Distribución de la demanda potencial de microcréditos según el rango de edad.

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Prácticamente la mitad de la demanda potencial de microcréditos se halla en el rango comprendido por: 30-49 años. Lo cual es completamente lógico, pues abarca el período de mayor actividad laboral de los individuos y la mayor propensión a

Gráfico 6.4. Distribución de la demanda potencial de microcréditos por sexo

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010).

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(ver página 12)., el 67,8% de los individuos que constituyen la demanda potencial de microcréditos no tienen acceso a una cuenta bancaria ni, peor aún, a una tarjeta de crédito. Es decir, que su nivel

l justificaría la intervención de las IMFs para cubrir esa brecha. Sólo el 16,9% de los potenciales demandantes de microcrédito cuentan con tarjetas de crédito y cuenta bancaria. El 13,71% únicamente con tarjeta de crédito. Y el 0,64% posee únicamente cuenta bancaria. Esto confirma la teoría de que es necesario llegar a los más pobres con una oferta

Gráfico 6.3. Distribución de la demanda potencial de microcréditos según

n base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010)

Prácticamente la mitad de la demanda potencial de microcréditos se halla en el 49 años. Lo cual es completamente lógico, pues abarca

los individuos y la mayor propensión a

Gráfico 6.4. Distribución de la demanda potencial de microcréditos por

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010).

Aquí observamos que, si bien la demanda potencial de microcréditos está constituida por una mayoría de hombres, el rol de la mujer como solicitante futuro y prospectivo de este tipo de créditos no es menor; de todas formas esta información está en consonanlaboral, donde tienden a corroborarse estas proporciones de hombres y mujeres ocupados (ver Barómetro de la Deuda Social Argentina, UCA, 2011).

f) Según tipo de plan social que recibe

¿Por qué consideramos relecon la propensión a tomar un microcrédito en el futuro? Pues porque suele argumentarse que la presencia de planes sociales actúa como desmotivador del desarrollo de una conducta emprendedora entre sin embargo, se observa que sólo el 13% de los demandantes potenciales de microcrédito reciben alguno de estos beneficios sociales. Y entre los beneficiarios, es decir en ese 13%, es destacable la Asignación Universal polleva el 82% del total como muestra el Gráfico 6.5.

Gráfico 6.5. Distribución de la demanda potencial de microcréditos que accede a algún plan social, según el plan al que tiene acceso.

Fuente: elaboración propia en base a la Encuest

Por ello, también es importante analizar si entre los factores por los cuales a los individuos no les interesaría demandar un crédito, i.e. en la población total, está el hecho de recibir la asistencia de algún plan sde individuos que respondieron no estar interesados en demandar un crédito en los próximos 12 meses, solo el 21% recibe alguno de estos planes sociales. Y de este 21%, el 88% recibe la Asignación Universal por Hijo. Coo motivación debe buscarse en otros factores tales como el costo, la cantidad o las barreras de acceso al crédito, pues no alcanza a ser explicada simplemente por la presencia de planes sociales. Más aún, la AUH sería un incencomenzar una actividad laboral, por ejemplo a través de un microcrédito.

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C Aquí observamos que, si bien la demanda potencial de microcréditos está constituida por una mayoría de hombres, el rol de la mujer como solicitante futuro y prospectivo de este tipo de créditos no es menor; de todas formas esta información está en consonancia con las características propias del mercado laboral, donde tienden a corroborarse estas proporciones de hombres y mujeres

(ver Barómetro de la Deuda Social Argentina, UCA, 2011).

Según tipo de plan social que recibe

¿Por qué consideramos relevante investigar el acceso a planes sociales y su relación con la propensión a tomar un microcrédito en el futuro? Pues porque suele argumentarse que la presencia de planes sociales actúa como desmotivador del desarrollo de una conducta emprendedora entre los individuos. En nuestro trabajo, sin embargo, se observa que sólo el 13% de los demandantes potenciales de microcrédito reciben alguno de estos beneficios sociales. Y entre los beneficiarios, es decir en ese 13%, es destacable la Asignación Universal por Hijo (AUH) que se lleva el 82% del total como muestra el Gráfico 6.5.

Gráfico 6.5. Distribución de la demanda potencial de microcréditos que accede a algún plan social, según el plan al que tiene acceso.

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010).

Por ello, también es importante analizar si entre los factores por los cuales a los individuos no les interesaría demandar un crédito, i.e. en la población total, está el hecho de recibir la asistencia de algún plan social. Podemos observar que del total de individuos que respondieron no estar interesados en demandar un crédito en los próximos 12 meses, solo el 21% recibe alguno de estos planes sociales. Y de este 21%, el 88% recibe la Asignación Universal por Hijo. Con lo cual la falta de interés o motivación debe buscarse en otros factores tales como el costo, la cantidad o las barreras de acceso al crédito, pues no alcanza a ser explicada simplemente por la presencia de planes sociales. Más aún, la AUH sería un incentivo a tomar prestado y comenzar una actividad laboral, por ejemplo a través de un microcrédito.

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Aquí observamos que, si bien la demanda potencial de microcréditos está constituida por una mayoría de hombres, el rol de la mujer como solicitante futuro y prospectivo de este tipo de créditos no es menor; de todas formas esta

cia con las características propias del mercado laboral, donde tienden a corroborarse estas proporciones de hombres y mujeres

vante investigar el acceso a planes sociales y su relación con la propensión a tomar un microcrédito en el futuro? Pues porque suele argumentarse que la presencia de planes sociales actúa como desmotivador del

los individuos. En nuestro trabajo, sin embargo, se observa que sólo el 13% de los demandantes potenciales de microcrédito reciben alguno de estos beneficios sociales. Y entre los beneficiarios,

r Hijo (AUH) que se

Gráfico 6.5. Distribución de la demanda potencial de microcréditos que

a de la Deuda Social Argentina (2010).

Por ello, también es importante analizar si entre los factores por los cuales a los individuos no les interesaría demandar un crédito, i.e. en la población total, está el

ocial. Podemos observar que del total de individuos que respondieron no estar interesados en demandar un crédito en los próximos 12 meses, solo el 21% recibe alguno de estos planes sociales. Y de este

n lo cual la falta de interés o motivación debe buscarse en otros factores tales como el costo, la cantidad o las barreras de acceso al crédito, pues no alcanza a ser explicada simplemente por la

tivo a tomar prestado y comenzar una actividad laboral, por ejemplo a través de un microcrédito.

Gráfico 6.6. Distribución de los individuos que no demandarían crédito porque no les interesa y reciben algún plan social, según el plan que

Fuente: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010).

VI. Conclusiones

En este trabajo nos propusimos identificar la demanda potencial de microcréditos en la Argentina así como también la caracterización de sus perfiles bajo diferentes aspectos cualitativos, tanto socioeconómicos como demográficos. Conocer la demanda potencial puede resultar de gran valor para el sector, las IMFs, los hacedores de política y organizacioel desarrollo sectorial. Como se mencionó, las microfinanzas aún están subdesarrolladas en la Argentina y el clima de negocios para el sector no es el más propicio.

Los resultados más salientes del estudio son

La demanda potencial de microcréditos en Argentina oscilaría entre 660.901 y 909.685 individuos, según el rango de ingresos considerado como referencia en el análisis y la distribución ocupacional de los encuestados.

La demanda potencial de microcréditos, tomando la versión expandida (ingresos individuales de hasta $4000), está constituida por un 39,32% de cuentapropistas, 30,77% de asalariados, 17,09% de trabajadores temporarios, 10,26% trabajadores domésticos, 1,28% individuos con planes salario y por último 0,43% socios o patrones. Esta población es un 85% informal, es decir no cuenta con aportes ni descuentos jubilatorios, obra social ni acceso a un seguro de desempleo en caso de perder el empleo. Es desaproximadamente un 10% de los potenciales demandantes son desempleados.

Dentro de la demanda, aquella para vivienda o consumo supera la de fines productivos, siendo de 70% contra 30% respectivamente. Sospechamos que ello puede explicarse por el comportamiento de los hogares en 2010, año caracterizado por un boom de consumo en la Argentina y porque podría ocurrir que numerosas personas que tomarían un crédito para vivienda no lo considerarían productivo a

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C Gráfico 6.6. Distribución de los individuos que no demandarían crédito porque no les interesa y reciben algún plan social, según el plan que

reciben:

: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010).

En este trabajo nos propusimos identificar la demanda potencial de microcréditos así como también la caracterización de sus perfiles bajo diferentes

aspectos cualitativos, tanto socioeconómicos como demográficos. Conocer la demanda potencial puede resultar de gran valor para el sector, las IMFs, los hacedores de política y organizaciones internacionales interesadas en promocionar el desarrollo sectorial. Como se mencionó, las microfinanzas aún están subdesarrolladas en la Argentina y el clima de negocios para el sector no es el más

Los resultados más salientes del estudio son los siguientes:

La demanda potencial de microcréditos en Argentina oscilaría entre 660.901 y 909.685 individuos, según el rango de ingresos considerado como referencia en el análisis y la distribución ocupacional de los encuestados.

e microcréditos, tomando la versión expandida (ingresos individuales de hasta $4000), está constituida por un 39,32% de cuentapropistas, 30,77% de asalariados, 17,09% de trabajadores temporarios, 10,26% trabajadores domésticos, 1,28% individuos con planes de empleo, 0,85% trabajadores sin salario y por último 0,43% socios o patrones. Esta población es un 85% informal, es decir no cuenta con aportes ni descuentos jubilatorios, obra social ni acceso a un seguro de desempleo en caso de perder el empleo. Es destacable también que aproximadamente un 10% de los potenciales demandantes son desempleados.

Dentro de la demanda, aquella para vivienda o consumo supera la de fines productivos, siendo de 70% contra 30% respectivamente. Sospechamos que ello

e por el comportamiento de los hogares en 2010, año caracterizado por un boom de consumo en la Argentina y porque podría ocurrir que numerosas personas que tomarían un crédito para vivienda no lo considerarían productivo a

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Gráfico 6.6. Distribución de los individuos que no demandarían crédito porque no les interesa y reciben algún plan social, según el plan que

: elaboración propia en base a la Encuesta de la Deuda Social Argentina (2010).

En este trabajo nos propusimos identificar la demanda potencial de microcréditos así como también la caracterización de sus perfiles bajo diferentes

aspectos cualitativos, tanto socioeconómicos como demográficos. Conocer la demanda potencial puede resultar de gran valor para el sector, las IMFs, los

nes internacionales interesadas en promocionar el desarrollo sectorial. Como se mencionó, las microfinanzas aún están subdesarrolladas en la Argentina y el clima de negocios para el sector no es el más

La demanda potencial de microcréditos en Argentina oscilaría entre 660.901 y 909.685 individuos, según el rango de ingresos considerado como referencia en el

e microcréditos, tomando la versión expandida (ingresos individuales de hasta $4000), está constituida por un 39,32% de cuentapropistas, 30,77% de asalariados, 17,09% de trabajadores temporarios, 10,26% trabajadores

de empleo, 0,85% trabajadores sin salario y por último 0,43% socios o patrones. Esta población es un 85% informal, es decir no cuenta con aportes ni descuentos jubilatorios, obra social ni acceso a un

tacable también que aproximadamente un 10% de los potenciales demandantes son desempleados.

Dentro de la demanda, aquella para vivienda o consumo supera la de fines productivos, siendo de 70% contra 30% respectivamente. Sospechamos que ello

e por el comportamiento de los hogares en 2010, año caracterizado por un boom de consumo en la Argentina y porque podría ocurrir que numerosas personas que tomarían un crédito para vivienda no lo considerarían productivo a

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pesar de que podría serlo en caso de que la refacción de la vivienda tenga como fin último mejorar la productividad/rentabilidad de un negocio hogareño.

Geográficamente, la demanda potencial se concentra en el Conurbano Bonaerense Sur, Conurbano Bonaerense Oeste, Córdoba, Conurbano Bonaerense Norte, Rosario y Mendoza, en ese orden.

De los 909.685 individuos que constituyen la demanda potencial de microcrédito, 269.236 demandaron crédito en el pasado (245.453 de hecho lo obtuvieron). En otras palabras, 73% de la demanda potencial restaría insatisfecha. Un sexto de esos 909.685 tiene acceso a cuenta bancaria y tarjeta de crédito, lo que denota un bajísimo grado de bancarización en la población objetivo.

Asimismo, la demanda potencial de microcréditos está constituida por un 61% de individuos ocupados (o desempleados) de sexo masculino cuya participación por rango etáreo es la siguiente: 30% de individuos en la franja 18-29 años; 49% de individuos entre 30-49 años; y por último, 21% de individuos con 50 años o más.

Finalmente, de los 909.685 demandantes potenciales de microcrédito, 119.069 (13% de la demanda potencial de microcréditos) reciben alguno de los siguientes planes sociales: Asignación universal por hijo (82%); Seguro de capacitación y empleo (12%); Plan jefes y jefas (2%); Argentina trabaja (3%); Jóvenes Más y Mejor Trabajo (2%). Y de los individuos que NO demandarían crédito porque no les interesa en la población total relevada por la EDSA solo el 21% recibe alguno de los siguientes planes sociales en el siguiente orden: Asignación universal por hijo (88%); Programa Familia (1%); Seguro de capacitación y empleo (5%); Plan jefes y jefas (3%); Argentina trabaja (3%); Jóvenes Más y Mejor Trabajo (1%). Esto demuestra que los planes sociales no son un desincentivo a tomar un crédito en el futuro ya sea para fines productivos, consumo o vivienda.

Nuestros resultados nos son comparables con los estudios reseñados en la sección 2 por cuanto la muestra no es idéntica, o aquéllos estudios sólo registraron encuestas en el Gran Buenos Aires o se hicieron extrapolando datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC u otras en América Latina. Si bien esto es una limitante del presente trabajo, la continuidad de la encuesta en 2011 permitirá ver en futuros trabajos la dinámica de la demanda potencial de microcrédito en Argentina a partir de una misma fuente.

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VII. Bibliografia

CROUZEL, R. (2009), “¿Por qué las microfinanzas no se desarrollan con más éxito en Argentina?”, IDLO Microfinance Research Paper, May.

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DENES, A., MAYA, C., REPETTO, G. y GROSMAN, N. (2011), “El uso simultaneo del crédito formal, informal y el desahorro: Explorando el comportamiento financiero de los hogares argentinos”. Banco Central de la República Argentina.

GRANDES, M., MARTIARENA, A., FARIÑA, F. (2010), “¿Y dónde está la demanda? Una nueva metodología para cuantificar y caracterizar la demanda potencial por microcréditos en Argentina”. Documento de Trabajo de la Escuela de Negocios de la UCA 5.

MORDUCH, J., (1998), “Does Microfinance Really Help the Poor? New Evidence from Flagship Programmes in Bangladesh”. Mimeo. New York University, Department of Economics.

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QUIBRIA, M.G., (2012), “Microcredit and Poverty Alleviation: Can microcredit close the deal?” UNU WIDER Working Paper No. 2012/78.

Pontificia Universidad Católica Argentina, (2011), Barómetro de la Deuda Social Argentina, Educa.

The Economist Intelligence Unit, (2010), “Microscopio global sobre el entorno de negocios para las microfinanzas”, www.eiu.com

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LA IMPORTANCIA DE LA RELIGIÓN PARA EL DESARROLLO. UN ANÁLISIS EMPÍRICO A PARTIR DE LA ECUACIÓN DE MINCER

María Sol Sardin*

Resumen

El documento estudia, mediante una versión ampliada de la ecuación de Mincer que incorpora la religión (credo y nivel de práctica religiosa), la incidencia de la religión y la religiosidad sobre el desarrollo económico y bienestar de las personas en Argentina. Se realizaron tres modelos distintos con el fin captar qué sucede al ampliar la definición de desarrollo a través del ingreso, de las condiciones de vida y del bienestar general. Para el ingreso ser muy religioso, ser judío o ser poco practicante de otras religiones tiene un efecto negativo. Ser practicante tiene un efecto positivo. La religión y religiosidad tienen menor efecto sobre el índice de subsistencia. Ser practicante en la mayoría de las religiones se asocia con un mejor índice de satisfacción. Dadas las especificaciones y metodología aplicada no se ha podido concluir fehacientemente si ser ateo o creyente es una distinción relevante al bienestar. Futuras investigaciones y profundizaciones de este tópico serán realizadas y se recomiendan.

Palabras clave: Economía, desarrollo humano, bienestar, religión, religiosidad

Abstract

The document studies, through an amplified version of the Mincer equation that incorporates religion (belief and level of religious practice), the incidence of religion and religiosity on economic development and the well-being of people in Argentina. Three different models were made to capture what happens when the definition of development is amplified through income, living conditions and general well-being. Being very religious, Jewish, or practicing, even a little, other religions, has a negative effect. Being a practitioner has a positive effect. Religion and religiosity have less effect on the subsistence index. Being a practitioner is associated, in most religions, with a better satisfaction index. Given these specifications and applied methodology it has not been possible to determine whether being an atheist or a believer is a relevant distinction to well-being. Future in-depth investigations will be made and are recommended.

Keywords: Economy, human development, welfare, religion, religiosity.

JEL Classification: Z12

* Licenciada en Economía (UCA). Asistente de Investigación en la Universidad Católica Argentina.

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I. Introducción

En su estudio sobre la importancia de las instituciones para el desarrollo económico, Douglass North65 plantea una cuestión importante ¿será positiva para la sociedad una religión que mire favorablemente sólo la acumulación de riqueza? ¿O acaso será aquella que nos brinde el sustento de honestidad, ética y moral necesario para que el sistema económico opere sin oportunismo?

El primer objetivo de este trabajo será aproximar una respuesta a estas preguntas, intentando determinar si la religión influye sobre la economía, y analizando si el resultado podría ser distinto en las diferentes religiones.

El estudio del desarrollo económico y su vinculación con la religión ha tomado mayor influencia en los últimos años, especialmente el impacto de la religión sobre la economía en su conjunto, las comparaciones suelen realizarse entre países. Por este motivo el núcleo de este documento será un análisis a nivel individual. ¿Ven las personas su desarrollo económico de alguna manera condicionado por su fe? ¿Es el catolicismo o alguna religión una fuente de rezago para el desarrollo? ¿O potencia el crecimiento? Entonces, si la religión tiene algún efecto sobre la economía, el hecho de pertenecer a una u otra fe podría tener consecuencias distintas, quizás el resultado sea el mismo, pero el canal sea otro.

La herramienta analítica para realizar la estimación del impacto de la religión sobre el bienestar de cada individuo, será una versión ampliada de la ecuación de Mincer66 mediante la incorporación de la religión (credo y práctica religiosa).

Un objetivo fundamental es ver si la importancia de la religión aumenta a medida que se deja de lado la consideración del desarrollo económico como simple crecimiento del producto interno bruto (PIB) y se incorporan factores cualitativos, privaciones en las posibilidades de las personas, satisfacción personal, etcétera. En este sentido, se estudiará si los resultados del efecto de la religión sobre la economía cambian al ampliar la definición de desarrollo. ¿Aumenta la importancia de la religión a medida que el desarrollo se aleja de una visión estrictamente económica? ¿Tiene la religión alguna influencia sobre el bienestar de las personas?

Con el fin de capturar los distintos niveles de desarrollo se realizarán tres mediciones usando tres variables dependientes diferentes: logaritmo del ingreso laboral, índice de subsistencia (salud, vivienda, entre otras variables que amplían la definición anterior), y un índice de bienestar subjetivo que se corresponde con una visión integral de desarrollo, considera que el desarrollo humano abarca las otras, además de incluir la satisfacción de las personas con distintos aspectos de su vida. Luego se compararán los coeficientes que arrojen estas tres estimaciones para tratar de establecer las conclusiones.

Las fuentes teóricas centrales serán cuatro investigaciones que fueron de suma importancia en el tópico: Religion and Economic Growth y Religion and Political Economy in an International Panel, ambos escritos por Robert J. Barro y Rachel M. McCleary para tratar el tema de economía y religión en general. People’s opium?

65 North, Douglass, Institutions, Institutional Change and Economic Performance, Cambridge University Press, 1990. 66 Esta ecuación establece al salario/ingreso como función del nivel educativo y la experiencia (stock acumulado de capital humano). Se han incorporado la religión y la religiosidad, medidas de distintos modos, para analizar la existencia y el sentido de la relación.

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Religion and economic attitudes de Luigi Guiso, Paola Sapienza y Luigi Zingales, y Returns to education in Greater Buenos Aires 1986-1993: from hyperinflation to stabilization de Carola Pessino para tratar de estimar en qué medida la religión tiene influencia sobre el bienestar, si la tuviera, y si existen diferencias entre denominaciones.

El documento estará dividido en dos bloques. Uno descriptivo, en base a la bibliografía consultada, de la religión, la economía, el desarrollo económico y la relación entre ambas.

El segundo bloque será más analítico donde se expondrán las estimaciones y los resultados. Para ello, las estimaciones se realizarán en tres niveles distintos de acuerdo con la definición de desarrollo. Se realizarán sobre la base de datos Encuesta de la Deuda Social Argentina del año 2004 relevada por el observatorio de la Deuda social argentina.

II. Marco Teórico

II.1 Relación entre economía y religión

El presente documento tiene como finalidad analizar empíricamente si la religión y la religiosidad, y la economía tienen alguna relación a nivel individual a través del análisis de una ampliación de la ecuación de Mincer. Por este motivo es importante comenzar por comprender la relación entre economía y religión como ciencias.

De acuerdo con Welch y Mueller (2011), que la economía y la religión son muy importantes en la formación de la conducta humana y la organización de la sociedad, ya casi ni se debate. En lo que no hay acuerdo, es en la forma en que estas se vinculan. Según los autores hay cuatro formas de entender la correspondencia entre ambas.

El primer modo es considerar a la economía completamente separada de la religión, algunas veces supone algún grado de hostilidad entre las dos67. La primera es una ciencia social y la segunda tiene que ver con lo privado y personal alejada del ámbito social, por lo tanto no habría conexión de ningún tipo. Al mismo tiempo, cabe señalar que desde lo metodológico tienen algo en común: las dos parten de supuestos y asumen que las personas son racionales de manera que toman decisiones y actúan en pos a la consecución de un fin determinado: el bienestar y la salvación. También comparten la característica que ambas dan reglas, que suelen ser normas universales, para lograr ese fin.

La segunda forma de ver su relación es que la economía esté al servicio de la religión68. Esto sucede cuando algunas acciones económicas son necesarias para alcanzar objetivos religiosos. El vínculo nace ya que la religión afecta las preferencias de las personas y por lo tanto tiene impacto sobre el comportamiento de mercado. La economía queda subordinada por la religión. Esta visión llevada al extremo muestra una falacia importante: que la economía esté al servicio de la religión elimina la posibilidad de que la economía exista por sí misma.

67 Welch y Mueller citan entre otros autores a Marx, Bohm Bowerk, von Mises, Knight, Nelson como representantes de esta postura. 68 Los autores citan a Polanyi, Waterman y Robbins como referentes de esta postura.

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La tercera manera de vincularse es que la religión esté al servicio de la economía69. En contraposición a la visión anterior, las creencias religiosas estarían formadas para lograr objetivos económicos. Es decir, el vínculo está centrado en la argumentación que hace la religión para dar validez a factores que permiten la existencia de una economía de mercado (especialmente la confianza) o la utilización de creencias religiosas como fundamento de ciertas decisiones económicas individuales o sociales.

El cuarto y último modo no las considera como ciencias separadas sino que están unidas70, son compatibles entre ellas y se contribuyen mutuamente. Esta acepción es la que toma la Iglesia Católica. La economía influye sobre el accionar de las personas y la religión reconoce que las creencias tienen un impacto sobre el normal desarrollo de la economía. Ambas impulsan al hombre a ser lo mejor posible y esto solamente puede ocurrir en sociedad. Desde la óptica de las necesidades también se puede argumentar el vínculo, los hombres no sólo desean satisfacer su hambre, necesidad de vivienda (economía), entre otras cosas, tienen necesidades más altas como, por ejemplo, la trascendencia (religión). Esta forma de relacionarse entre ambas es la que se supone a lo largo del trabajo.

Una vez planteado el vínculo entre ambos saberes, es necesario resaltar que, es evidente que hay controversia en torno a cómo se relacionan estos saberes, esto ha sido un motor importante para intentar estimar empíricamente la relación y cómo es esta, si se puede determinar, y si hay diferencias entre las distintas denominaciones. A priori, la relación entre ambas ciencias pareciera ser de cooperación entre si y respeto por la independencia de cada una.

II. 2 Desarrollo económico

El fin de la economía pareciera ser el bienestar: lograr alcanzar el mejor estado posible, dadas todas las restricciones que enfrenta el hombre. Por lo tanto la pregunta central es si la religión y la religiosidad tienen algún tipo de influencia sobre este objetivo.

Se comienza por analizar si el hecho de tener algún tipo de creencia religiosa y el nivel de práctica de la misma impactan sobre el concepto más sencillo de bienestar económico medido a través del ingreso. El objetivo final es ver si a medida que se amplía la definición de desarrollo económico, la religión y religiosidad tienen mayor peso. Esto se realiza mediante otros dos indicadores que incluyen dimensiones cualitativas del desarrollo económico: un índice de subsistencia y un índice de satisfacción general de las personas. En este sentido, el concepto utilizado corresponde a una enunciación de desarrollo económico lo más amplia posible, es decir, no agotándose en el PIB per cápita.

La formación de capital tiene un rol central: cuando una nación no puede crecer puede ser debido a la incapacidad de generar ahorro, lo que imposibilita la inversión productiva. Pero de un modo amplio no solamente capital material, sino que tiene importancia el capital humano, las instituciones, el rol del Estado. Aumentar el ingreso, pero apuntando a reducir la pobreza, la desigualdad y el

69 Los autores citan a Meeks, Bastiat y Hobbes como referentes de esta postura. 70 Los autores citan a Juan Pablo II, Dempsey, Pigou entre otros.

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desempleo. Deberían mejorar los indicadores de pobreza, educación, salud, en definitiva la integridad de la persona.

En este sentido entran en juego variables sociales, antropológicas, psicológicas, teológicas, etcétera. Por lo tanto cabe preguntarse si la religiosidad y la religión son otra dimensión del desarrollo humano.

Tanto metodológica como teóricamente es importante delimitar claramente el concepto de religión. ¿Qué sucede si se la considera como una institución? ¿qué impacto tendría, entonces, sobre el desarrollo económico? De acuerdo con la literatura denominada el “Nuevo Enfoque Institucional sobre el Desarrollo Económico”71 es complejo encontrar una relación causal entre instituciones y desarrollo económico (debido a que las instituciones son el resultado de una economía pasada). Es decir, si se considera a la religión como una institución, la relación entre desarrollo económico (en cualquiera de las dimensiones definidas en este documento) y la religión puede presentar endogeneidad, por lo tanto los resultados de las estimaciones son correlaciones y no necesariamente relaciones causales.

Es importante, entonces, establecer que en este documento, debido a que el análisis es sobre las personas, se considera a la religión como un conjunto de valores, de conductas, como una búsqueda hacía fin determinado, pero especialmente como un fenómeno intrínseco a cada persona, que se nuclean bajo una denominación religiosa, pero no necesariamente se confunde con una institución. En este sentido, se considera a la religión como algo espiritual que hace a cada uno, que es visible, entre muchas formas, mediante una institución como puede ser la Iglesia para el catolicismo, por ejemplo. Pero es más que una institución, es una trama compleja de valores que configuran los actos humanos. Por este motivo se ha optado por resaltar esto, pero no se han hecho ajustes sobre las estimaciones considerando la posible doble causalidad porque se supone a la religión como una entidad que incluye a las instituciones, pero que en algún sentido las supera.72

La religión impacta sobre las personas, sobre su visión del mundo, sobre su toma de decisiones, sobre su educación y formación, sobre su ética y valores. Cada denominación transmite determinados valores y enseñanzas distintivos: la caridad, la visión del pobre, del trabajo, del cielo, del infierno, del esfuerzo personal, del pecado, sobre las personas, los hombres y las mujeres, sobre la propiedad, incluso se da una visión de Dios diferente entre credos. ¿Estas enseñanzas salientes de cada culto tienen impacto diferente? Las religiones en general transmiten valores que deberían redundar en mejores instituciones, en mayor respeto, menores niveles de corrupción, una mayor ética en el trabajo, mayor confianza, entre otros elementos para una mejor sociedad y cultura. En definitiva se debería esperar un mayor desarrollo económico.

71 North (1990), Acemoglu et al. (2005) y Besley y Ghatak (2010) son los autores más destacados de esta literatura. 72 En caso de considerar a la unidad de análisis a los países, la definición de religión coincidiría con la de Iglesia, es decir, la religión como institución sería un concepto más acabado y serían necesarios ajustes sobre las estimaciones.

II.3 El catolicismo en el mundo

La religión católica a nivel de las personas es objeto de estudio principal en este trabajo, se ahonda en datoscatólicos, lo que significa que el 17,5 por ciento de la poblacife católica74. Se caracterizan por estar diseminados a lo largo de todo el globo. Véase el gráfico 1 para ver la distribución geográfica de los feligreses.

Distribución de bautizados católicos en el mundo, en porcentaje

Fuente: elaboración propia con datos del Informe 2010 sobre la Libertad Religiosa

Es importante distinguir el fenómeno de la religiosidad. Los datos son rotundos. Los porcentajes recién expuestos corresponden a la población católica oficial (bautizados), esto es, no todas estas personas son practicantes. Del total de católicos el 90 por ciento está alejado y solo el resto son comprometidos. De la población mundial el 16 por ciento son cristianos alejados y el dos por ciento son comprometidos.

A nivel mundial, se postula en la actualidad y desde hace algunos años un proceso de secularización. Pareciera que las personas son menos religiosas que antes y a medida que tienen mayor ingreso. Lo que sucede es que hoy hay mayor libertad religiosa, que conduce al crevalor importante el derecho a la diferencia, a pensar y creer de modos distintos. En este sentido, el fenómeno en la actualidad no sería de una menor religiosidad, sino que se observa que las personas nosino que se mudan hacía religiones no “formales” (nuevas), pero creen en la existencia de algún tipo de Dios.

Con respecto a si las personas son o no más religiosas y de qué depende que sean creyentes o no, varios economistas han estudiado la demanda por religión. Iannaccone y Everton (2004) adaptaron la ley de demanda al hecho religioso. Lo que ellos descubrieron y posteriores estudios lo ratificaron, es que la religiosidad de las personas (el tiempo dedicado acosto de oportunidad del tiempo que se le dedica a las actividades pertinentes. Está relacionada con las oportunidades personales y no tanto con las creencias de fondo de las personas. Por esta razón se suemás ricos, más desarrollados, las personas se vuelven menos religiosas, es decir,

73 De acuerdo con el Informe 2010 sobre Libertad Religiosa en el Mundo.74 Cabe resaltar que se refiere a la cantidad personas católicas, no la cantidad de países católicos.

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E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C El catolicismo en el mundo

La religión católica a nivel de las personas es objeto de estudio principal en este trabajo, se ahonda en datos73 que la describen. En el mundo hay 1 151 876 520 de católicos, lo que significa que el 17,5 por ciento de la población mundial profesa la

. Se caracterizan por estar diseminados a lo largo de todo el globo. Véase el gráfico 1 para ver la distribución geográfica de los feligreses.

Gráfico 1 Distribución de bautizados católicos en el mundo, en porcentaje

Fuente: elaboración propia con datos del Informe 2010 sobre la Libertad Religiosa

Es importante distinguir el fenómeno de la religiosidad. Los datos son rotundos. Los porcentajes recién expuestos corresponden a la población católica oficial

sto es, no todas estas personas son practicantes. Del total de católicos el 90 por ciento está alejado y solo el resto son comprometidos. De la población mundial el 16 por ciento son cristianos alejados y el dos por ciento son

al, se postula en la actualidad y desde hace algunos años un proceso de secularización. Pareciera que las personas son menos religiosas que antes y a medida que tienen mayor ingreso. Lo que sucede es que hoy hay mayor libertad religiosa, que conduce al crecimiento de la diversidad y a que se respete como un valor importante el derecho a la diferencia, a pensar y creer de modos distintos. En este sentido, el fenómeno en la actualidad no sería de una menor religiosidad, sino que se observa que las personas no dejan de pertenecer a alguna denominación, sino que se mudan hacía religiones no “formales” (nuevas), pero creen en la existencia de algún tipo de Dios.

Con respecto a si las personas son o no más religiosas y de qué depende que sean os economistas han estudiado la demanda por religión.

Iannaccone y Everton (2004) adaptaron la ley de demanda al hecho religioso. Lo que ellos descubrieron y posteriores estudios lo ratificaron, es que la religiosidad de las personas (el tiempo dedicado a la práctica religiosa) depende especialmente del costo de oportunidad del tiempo que se le dedica a las actividades pertinentes. Está relacionada con las oportunidades personales y no tanto con las creencias de fondo de las personas. Por esta razón se suele observar que cuando los países se vuelven más ricos, más desarrollados, las personas se vuelven menos religiosas, es decir,

el Informe 2010 sobre Libertad Religiosa en el Mundo.

Cabe resaltar que se refiere a la cantidad personas católicas, no la cantidad de países católicos.

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La religión católica a nivel de las personas es objeto de estudio principal en este que la describen. En el mundo hay 1 151 876 520 de

ón mundial profesa la . Se caracterizan por estar diseminados a lo largo de todo el globo.

Véase el gráfico 1 para ver la distribución geográfica de los feligreses.

Distribución de bautizados católicos en el mundo, en porcentaje

Fuente: elaboración propia con datos del Informe 2010 sobre la Libertad Religiosa

Es importante distinguir el fenómeno de la religiosidad. Los datos son rotundos. Los porcentajes recién expuestos corresponden a la población católica oficial

sto es, no todas estas personas son practicantes. Del total de católicos el 90 por ciento está alejado y solo el resto son comprometidos. De la población mundial el 16 por ciento son cristianos alejados y el dos por ciento son

al, se postula en la actualidad y desde hace algunos años un proceso de secularización. Pareciera que las personas son menos religiosas que antes y a medida que tienen mayor ingreso. Lo que sucede es que hoy hay mayor libertad

cimiento de la diversidad y a que se respete como un valor importante el derecho a la diferencia, a pensar y creer de modos distintos. En este sentido, el fenómeno en la actualidad no sería de una menor religiosidad, sino

dejan de pertenecer a alguna denominación, sino que se mudan hacía religiones no “formales” (nuevas), pero creen en la

Con respecto a si las personas son o no más religiosas y de qué depende que sean os economistas han estudiado la demanda por religión.

Iannaccone y Everton (2004) adaptaron la ley de demanda al hecho religioso. Lo que ellos descubrieron y posteriores estudios lo ratificaron, es que la religiosidad de

la práctica religiosa) depende especialmente del costo de oportunidad del tiempo que se le dedica a las actividades pertinentes. Está relacionada con las oportunidades personales y no tanto con las creencias de fondo

le observar que cuando los países se vuelven más ricos, más desarrollados, las personas se vuelven menos religiosas, es decir,

Cabe resaltar que se refiere a la cantidad personas católicas, no la cantidad de países católicos.

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tienen más opciones y su tiempo es más valioso. Esto se puede trasladar a las personas a nivel individual.

Pedro Pita Barros y Nuno Garoupa (2002) han estudiado el fenómeno de la reducción de la religiosidad debido a que observaron una gran caída en la práctica religiosa en Irlanda y Polonia en la década de 1990. Relacionaron las preferencias de las personas por religión en función a cuán conservadoras son las instituciones o la dureza de las mismas. Concluyen que las Iglesias pueden elegir cuán conservadoras ser de modo que tengan una mayor cantidad de adeptos. Esto es lo que la Iglesia católica y otras tradicionales parecieran tener que enfrentar: por un lado la mayor secularización y por el otro la mayor variedad de movimientos religiosos, sectas y nuevas cuasi-religiones. Ante las demás religiones deberían volverse más liberales y frente a las sectas deben mantenerse conservadoras.

En América, el continente con mayor cantidad de católicos en el mundo, se está observando un avance de las Iglesias evangélicas, protestantes y nuevos movimientos religiosos amenazando con la hegemonía de la fe católica. Las razones que se esbozan para explicar este fenómeno es que la Iglesia protestante ofrece más libertades, los evangélicos le dan un lugar socialmente más fuerte a la mujer y por el avance de la tecnología, en general el catolicismo no incorpora los nuevos medios de comunicación masivos.

II.4 Religión y crecimiento económico

El estudio del impacto de la religión sobre la economía ha estado marginado durante mucho tiempo, cada vez toma mayor importancia la religión como una explicación para el desarrollo y es objeto de estudio de varios economistas. Uno de los primeros en estudiar el tema fue Weber en su libro la Ética protestante y el Espíritu Capitalista donde concluyó que la religión y sus prácticas tienen grandes consecuencias en la economía, concretamente la Reforma Protestante disparó un cambio en la mentalidad que dio lugar al capitalismo. La tesis de Weber (1905) fue comprobada varias décadas después: los estados protestantes se desarrollaron 35 años antes y de modo más sólido que los católicos debido a la creencia protestante en el valor del poder económico, transformando a los individuos en mejores emprendedores.75 Sin embargo, persiste el debate sobre esta teoría.

Barro y McCleary (2002) estudiaron cómo la religiosidad influye sobre el desempeño económico en una de sus primeras publicaciones en relación a este tópico y luego estudiaron como el crecimiento económico afecta la religiosidad de las personas.

Ellos midieron la creencia en un Dios, en una vida después de la vida y la asistencia a los cultos y práctica religiosa para 59 países. Los resultados centrales son que el desarrollo económico se ve favorecido por la religiosidad, pero a mayores niveles de desarrollo, es decir, ingreso, menor es la religiosidad de las personas. Esto último corresponde a la teoría de la secularización.

Según Barro y McCleary el crecimiento económico, medido a través del PIB per cápita, responde positivamente a las creencias religiosas, especialmente cuando existe la creencia en el cielo o en el infierno y en la vida después de la muerte. Pero

75 Investigación de la Nueva Universidad de Lisboa y la Universidad de Illinois

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el crecimiento responde negativamente a la asistencia a la Iglesia. Por esta razón es importante distinguir entre los católicos comprometidos en el mundo y analizar los determinantes de la asistencia o no a la Iglesia. Aún más en su documento los autores muestran que el catolicismo es una de la religiones que tiene mayor asistencia. El crecimiento económico tiene una correlación más fuerte para la creencia en el infierno, también lo tiene la creencia en el cielo, la fe en Dios por sí sola no tiene un impacto tan importante. Aún más, la religión tiene un papel en el desarrollo y en el comportamiento financiero de las personas más fuerte si existe una creencia en el infierno.

La religiosidad influye también sobre la educación, la urbanización, expectativa de vida, fertilidad, etcétera. Religiosidad y educación tienen una relación positiva, las personas más educadas tienden a participar más en todo tipo de actividades esto incluye la religión76. La relación entre urbanización y religiosidad es negativa: mayor urbanización implica una caída en la religiosidad, esto podría estar explicado porque a medida que el país se va desarrollando más y se vuelve más rico la urbanización aumenta y porque las personas que viven en las ciudades tienen mayores opciones para ocupar su tiempo libre que la gente que vive en zonas rurales, por lo tanto en las ciudades la religión compite con más actividades que en zonas más rurales y es más cara.

La correlación positiva entre PIB y religión funciona mejor para países en desarrollo. En una economía que no es muy sólida un sistema de premios y castigos se vuelve más importante. Una economía fuerte le hace pensar al individuo que su esfuerzo personal le gana al cielo o al infierno, como se siente muy productivo no va tanto a la Iglesia para no desperdiciar su tiempo, cuando se siente más inútil va más, simplemente porque el costo de oportunidad del tiempo es menor, es decir, el precio de la religión es más bajo.

La religión influye sobre el crecimiento económico no de modo directo sino indirectamente a través de sus enseñanzas llevando a los individuos a tener valores esenciales para garantizar un sistema económico sano: honestidad, ética de trabajo fuerte, respeto, tolerancia, apertura con el otro, etcétera. En este sentido las religiones que creen en un Dios más castigador el impacto es mayor, lo mismo para aquellas religiones donde el mérito para llegar al cielo es de las personas. Específicamente el catolicismo en este aspecto desde sus creencias atenúa todas estas variables debido a que el énfasis está puesto en el cielo y no en el infierno, incluso es más fácil que un camello pase por el agujero de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos (Mt 19,24)77, el católico está salvado desde siempre por Jesús en la Pascua, a diferencia de otras religiones, como el protestantismo donde el individuo debe esforzarse para ganarse el cielo. Se podría interpretar erróneamente que en el catolicismo las personas están llamadas a hacer nada, si

76 Otros resultados muestran cierta ambigüedad en la relación entre religión y educación. Por un lado se observa que una menor educación favorece la posibilidad de creer en algo. Pero por otro lado cuanto más educada es una persona tiene mayor capacidad de abstracción, capacidad que se requiere para la teología. 77 La cita de Mateo está puesta con el sentido de ejemplificar que el hecho de que los católicos, a diferencia de otras religiones, tengan la posibilidad de interpretar las escrituras puede dar lugar a muchas acepciones de rico. La verdadera interpretación que se le debe dar no es el rico que tiene mucho dinero, sino el avaro o pobre de corazón. Creer que Dios prefiere a los pobres, o que ser pobre, es un requisito para entrar en el Reino de los Cielos es una falacia que puede llevar a actitudes que no cooperen al crecimiento, sino todo lo contrario.

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bien hay una enseñanza de lo bueno y lo malo, ante todo está el perdón78. Algunas religiones enseñan que el éxito en la tierra está íntimamente relacionado con la vida después de la muerte, esto impulsa al individuo a tratar de ser más productivo y cosechar todo lo que pueda. El tipo de Dios influye sobre las personas: si es un Dios bondadoso y compasivo desincentiva a respetar la ley, en cambio si es un Dios vengativo y duro el comportamiento de las personas tenderá a ser más disciplinado.

El aumento del producto disminuye la religiosidad pero al mismo tiempo está afectando a otras variables: urbanización, educación, expectativa de vida, salud, fertilidad. Esto es, si se miran los determinantes del desarrollo por separado la relación es distinta: relación positiva con educación y presencia de niños, está negativamente relacionado con urbanización. Un aumento en la esperanza de vida tiende a reducir la religiosidad de las personas (se corresponde con la hipótesis de que cuando las personas toman consciencia de su muerte se preocupan por lo que vendrá después y se vuelven más religiosas).

La relación entre la salud y la religiosidad es que las personas se vuelven más religiosas hacia el final de su vida, si aumenta la esperanza de vida se debería esperar que baje la religiosidad por lo tanto es razonable que los países desarrollados tengan menos religiosidad o que a medida que aumente el ingreso se espere menos religiosidad.

Suele haber una relación positiva entre la educación y la asistencia, esto descarta la idea que las naciones más desarrolladas sean más religiosas porque sean más educadas79. El activismo religioso puede ser bueno para el bienestar y la educación, porque las personas tienden a pertenecer a distintos grupos y de esto modo agrandar sus vínculos personales y sus posibilidades.

II. 5 Catolicismo y crecimiento económico80

La religión y la religiosidad tienen influencia sobre la economía, cabe la pregunta si hay diferencias entre credos. ¿Qué ocurre entonces con el catolicismo? La religión favorece el desarrollo pero al mismo tiempo mayores niveles de ingreso hacen reducir la religiosidad. Guiso, Sapienza y Zingales (2002) estudiaron la relación entre el grado de religiosidad y el tipo de religión sobre actitudes sociales positivas

78 El hecho de que exista el perdón es positivo porque invita a la tolerancia. Refiere a que las personas no deben ganarse el cielo sino que pueden tener actitudes no correspondientes con las descriptas hasta el momento en que perciben que su vida está llegando a su fin y cambiar. De hecho la asistencia, la creencia en Dios y la importancia de la fe, suele aumentar a medida que las personas se hacen más adultas. Weber habla de que el catolicismo tiene un ciclo de pecado y perdón y que esto lo diferencia del protestantismo, hay que ganarse la salvación a lo largo de la vida. 79 Cuestiona la hipótesis de que las personas recurren a Dios porque su falta de educación y es su única forma de conocer el mundo. 80 Los católicos y protestantes se diferencian por la lectura bíblica y por la diferencia entre salvación y justificación. Las Sagradas Escrituras contienen elementos económicos y de ellas se desprenden muchos de los valores. Es importante remarcar que distingue a los católicos de los protestantes luteranos la interpretación de la Biblia. Estos últimos la “interpretan” de modo literal, mientras que los católicos hacen exégesis bíblica, dando lugar a distintas interpretaciones por lo tanto a distintas actitudes. Otro elemento que separa a unos de otros es la necesidad de salvarse uno mismo por parte de los protestantes, mientras que los católicos están salvados sin importar lo que hagan (mediante el perdón). Al extremo: el protestante debe acumular buenos actos a lo largo de toda su vida para salvarse, mientras que el católico se puede arrepentir en último minuto y salvarse, obtienen el mismo resultado. Este ejemplo sencillo trae una connotación económica sobre todo hacía actitudes que tienen que ver con los incentivos, los protestantes se destacan por sobre los católicos.

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que favorecen el desarrollo. También encontraron una relación positiva entre las creencias religiosas y el crecimiento, concretamente las creencias están asociadas a actitudes económicas positivas que llevan a mayor ingreso. Estos efectos son distintos a lo largo de las religiones. Las religiones cristianas, en general, son las que tienen actitudes que llevan a mayor crecimiento. Por ejemplo, la fe impulsa el PIB porque da confianza en el país y en su sociedad. Además enseña valores que ayudan a una menor corrupción y al respeto por los valores.

Las actitudes que analizaron son: la cooperación, el rol de la mujer, gobierno, leyes, la economía de mercado, justicia del mercado y el ahorro. Los resultados obtenidos fueron que las personas religiosas tienen mayores actitudes que llevan a mercados justos y mejores instituciones, tienen mayor confianza en las personas, el gobierno y tienen menos incentivos a romper las reglas. Tienen una mayor consciencia de las injusticias del mercado.

Pero los efectos son distintos según las religiones. La confianza solo aumenta para las personas cristianas, en menor medida para los católicos. Los católicos son menos tolerantes que el resto de los cristianos, pero más que los musulmanes e hindúes. En general, las personas religiosas confían más en el gobierno que los ateos, pero esto es más débil en los católicos (igual que los protestantes). Todas las religiones son muy conservadoras en relación a la mujer (por eso las religiones que ofrecen una mayor participación en este sentido suelen tener más adeptos). Dentro de los incentivos a no hacer trampa, el catolicismo está tercero junto con los hindúes, superados por el protestantismo y el judaísmo. Pero en relación a aceptar un soborno los católicos son los que menos rechazan esta actitud. En relación a la propiedad privada los católicos la defienden en primer lugar muy por encima de las otras religiones. En relación a los pobres salvo los budistas todas las religiones creen que son vagos y que no tienen voluntad, esto es más fuerte en el protestantismo que en el catolicismo. En términos generales las religiones cristianas tienden a favorecer más las actitudes pro crecimiento. Dentro del cristianismo el catolicismo está más a favor de la propiedad privada y favorece la competencia. Mientras que los protestantes confían más y están a favor de los incentivos.

El catolicismo tiene un efecto negativo sobre la confianza y las instituciones. Para medir si esto es algo específico del catolicismo o de las culturas en que está circunscripta esta religión analizaron a las personas antes y después del Concilio Vaticano II (1962), encontraron que representó un gran cambio en la religión y su enseñanza.

El Concilio Vaticano II es un punto de inflexión en el comportamiento de los creyentes educados antes y después del mismo. Antes las personas eran menos abiertas a otras personas y más intolerantes, no aceptaban los derechos de la mujer, quebrantaban más las leyes, mayor aprecio al libre mercado, la propiedad privada y la competencia, tenían una menor creencia de que la pobreza tuviera origen en aspectos sociales. Después del Concilio las personas son más abiertas a otras personas y más tolerantes; reconocen más los derechos de la mujer; tienden a respetar más las leyes; tienen menor aprecio al libre mercado, la propiedad privada y la competencia, tienen una mayor creencia de que la pobreza tiene orígenes en aspectos sociales. Para los autores esto es prueba de que el catolicismo no es un obstáculo para el crecimiento y refutan la tesis de Webber.

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III. Marco Analítico

Sobre la base de lo expuesto hasta el apartado anterior, desde este punto se exponen la metodología y fuente, los cálculos y estimaciones que buscan analizar el vínculo entre el bienestar y religión y el nivel de práctica religiosa y las conclusiones.81

Se realizó un análisis a nivel individual para medir los efectos de la religión y la religiosidad sobre el bienestar de las personas. La definición de bienestar se determinó de tres modos distintos uno más amplio que el anterior. Esto da lugar a tres modelos distintos con el fin de examinar si a medida que las personas van cubriendo sus necesidades más elementales y las sus capacidades aumenta la relación entre religión y desarrollo humano.

Ecuación de Mincer ampliada, el efecto de la religión en el bienestar individual

III.1 Fuente

Para las regresiones y estimaciones a nivel de las personas los datos utilizados fueron extraídos de la base de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) llevada a cabo en junio del año 2004 por el Programa Observatorio de la Deuda Social del Departamento de Investigación Institucional de la Universidad Católica Argentina82. Como el objetivo del análisis es estudiar la relación entre la religión y la religiosidad y el nivel de ingreso, las condiciones de vida y el nivel de satisfacción general de la personas, la elección del año se debe a que se consideró con mayor importancia el hecho de que sea la versión de la encuesta que mayor información releva sobre la religión y la religiosidad de las personas, por sobre proximidad al corriente año de la encuesta.

La EDSA consiste en una muestra aleatoria de 1100 casos integrada por residentes, mayores de 18 años, en aglomerados urbanos de más de 200 mil habitantes. Las personas encuestadas pertenecen a sectores con alto probabilidad de sufrir privaciones o que se encuentran frente a un alto riesgo socioeconómico, se incluyen también personas con muy bajo riesgo social con el fin de poder realizar comparaciones (ODSA, 2005).

Se han seleccionado los casos correspondientes a las personas que se encontraban trabajando en el 2004 y que percibían un ingreso laboral positivo (es decir, se excluyeron aquellas personas desocupas o que tengan ingresos no laborales exclusivamente y aquellos que trabajan pero no tienen un ingreso monetario) a modo replicar la ecuación de Mincer con la mayor fidelidad posible. Por la misma razón, en la variable dependiente logaritmo del ingreso solamente se consideran los ingresos laborales de la persona.

81 Durante la investigación teórica no se han encontrado documentos que vinculen el ingreso individual con la religión para Argentina. Tampoco se hallaron trabajos que incluyan la religión en esta ecuación. La mayoría de los estudios como se ha enunciado en la parte teórica relacionan el ingreso total de los países con la religión. El vinculo a nivel individual se encuentra poco desarrollado. 82 La autora se desempeñó en Observatorio durante los meses de julio a octubre del año 2008 como pasante. Durante ese tiempo sus tareas consistieron en realizar análisis estadístico con las bases de datos de los años 2004 a 2008.

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Las encuestas como fuente de datos presentan varios problemas, los más importantes que podrían tener impacto sobre los resultados de este trabajo son esencialmente dos. Por un lado las personas tienden a sub-declarar ingresos y bienes materiales, especialmente podrían sesgar los resultados de los primeros dos modelos, el que toma como variable a explicar el ingreso laboral y el que explica las condiciones materiales de vida de las personas. El segundo inconveniente que presentan las encuestas tiene influencia sobre todas las estimaciones y cálculos realizados, esto es no se puede saber con exactitud si las personas hacen efectivamente lo que dicen que hacen. Por lo tanto, una persona podría decir que es muy practicante pero en realidad no lo es, o al mismo tiempo alguien muy practicante podría decir que no lo es. Del mismo modo no existe un parámetro objetivo para determinar el grado de religiosidad de las personas, sino que es una percepción individual que podría llevar a definir a dos personas como muy practicantes con un nivel de religiosidad completamente diferente. También podría no ser totalmente sincera cuando se cuestiona sobre actitudes y valores que promueven el bienestar, por ejemplo, una persona puede decir que nunca cedió ante un soborno habiéndolo hecho o podría decir que tiene una actitud de respeto hacia las mujeres y en verdad no tenerla.

A pesar de estas limitaciones son una fuente de información muy valiosa para este tipo de análisis y la mayoría83 de los estudios las utilizan dado que es muy difícil captar de otra manera las creencias de la gente y su práctica religiosa.

III.2 Denominaciones religiosas y religiosidad en Argentina

Alejandro Diaz-Domínguez (2009) recomienda tener especial cuidado al momento de clasificar las denominaciones religiosas y especialmente la afiliación de las personas a las distintas religiones debido a que no siempre es tan clara la clasificación de algunos credos específicos. Es muy importante determinar la afiliación religiosa de las personas para poder analizar los efectos de las religiones sobre el desarrollo económico, las condiciones de vida de las personas o el nivel de satisfacción de las mismas para evitar estimaciones erróneas. Del mismo modo es necesario reconocer la dificultad de lograrlo y la limitación que representa. Para poder determinar si las distintas denominaciones tienen diferentes efectos sobre la economía, política, cultura, sociedad o cualquier ámbito una condición necesaria es clasificar a las personas de acuerdo con su religión real debido a que se quiere evaluar si las diferencias religiosas fundamentan o no distintas capacidades para estimular el desarrollo económico, el bienestar material o la satisfacción general. Una mala clasificación de la pertenencia religiosa o de las religiones podría llevar a conclusiones erróneas. Argentina es un país predominantemente católico, por lo tanto para que el resto de las religiones tengan una proporción demostrativa se ha decidido agruparlas.

Para estimar las denominaciones religiosas de Argentina sobre la base de los datos seleccionados se ha utilizado una recodificación de la pregunta sobre la religión de las personas que se incurre directamente por la denominación a la que pertenece. Se incluyen las siguientes religiones: católica, judía, evangélica, protestante, otra o

83 Un estudio pionero que no toma encuestas para medir la relación entre la religión y el desarrollo, por ejemplo, es el estudio realizado por Robin Grier (1997) en el cual el crecimiento económico de 63 países que fueron colonias es función del PIB per cápita inicial, una variable categórica de acuerdo al país colonizador, el crecimiento poblacional, la inflación y el consumo de gobierno.

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ateo. Como la religión dominante de Argentina es el catolicismo, el 78 por ciento de los argentinos que trabajan y perciben algún ingreso laboral son católicos como se observa en el gráfico 2, que muestra las proporciones de las religiones agrupadas. Seguidos por los ateos. Las restantes denominaciones religiosas son muy variadas y con pocos adeptos en relación a la religión principal por lo tanto para el análisis se han agrupado las religiones en católicos, otros cristianos (evangélicos y protestantes), judíos, otras (testigos de Jehová, africanista, universal y quienes respondieron otra).

Gráfico 2 Distribución de la población ocupada por denominación religiosa

Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

Por otro lado se busca determinar si el nivel de práctica religiosa tiene algún efecto sobre el bienestar de las personas. El gráfico 3 muestra la religiosidad de las personas que se encontraban ocupadas en el 2004 en Argentina. La mayor proporción de la población ocupada es nada o poco practicante, solamente aproximadamente el 30 por ciento es practicante o muy practicante. Cabe señalar que se ha decidido utilizar este nivel de desagregación para la religiosidad porque como menciona Evelyn L. Lehrer (2009) ser muy practicante tiene efectos diferentes a ser practicante. Cuando la persona es muy practicante muchas veces al dedicar tanto tiempo a la religión deja de lado cuestiones que también son importantes para el desarrollo humano y redunda en un efecto negativo. No debe interpretarse así la diferencia entre nada y poco religioso, lo que distingue a unos de otros es semántico, en la práctica no se observan demasiado disimilitudes entre ambos niveles de religiosidad.

Gráfico 3 Distribución porcentual de las personas ocupadas según nivel de religiosidad

Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

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Ahora bien, ¿quiénes son más religiosos? Como se ve en el gráfico 4, los que profesan otras religiones son los más practicantes. Aproximadamente el 80 por ciento de los fieles tiene un nivel religiosidad alto (muy practicantes y practicantes). Solamente el 21 por ciento no participa. En el otro extremo los católicos cerca del 80 por ciento es poco o nada practicante. Los cristianos tienen un alto nivel de muy practicantes entre sus feligreses, pero en suma los judíos son más practicantes que los cristianos (un poco más del 60 por ciento de los judíos tiene algún grado participación religiosa).

Gráfico 4 Distribución de la población ocupada por religiosidad según denominación religiosa

Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

Del total de la muestra el 58,5 por ciento de las personas son hombres y el restante 41,5 por ciento mujeres. Es coincidente que en ambos sexos que el catolicismo es la religión principal, 74,5 por ciento de los hombres son católicos y el 83,1 por ciento de las mujeres pertenece a esta denominación. El gráfico 5 muestra la composición varones y mujeres de cada religión, mientras que las mujeres solo son mayoría (en proporción a los hombres) en otras religiones, ellos tienen mayor presencia en el resto de los credos.

Gráfico 5 Distribución de la población ocupada por denominación religiosa según sexo

Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

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De los ateos el 76,9 por ciento son hombres. Además al observar la distribución de las religiones por sexo esta conclusión se ratifica: el 16,9 por ciento de los hombres son ateos contra solo el 7,1 por ciento de las mujeres. Los hombres son más ateos que las mujeres. Aún más, si se analiza la religiosidad de las personas que en el año 2004 se encontraban trabajando y percibían un ingreso laboral, reitera esta tendencia, las mujeres son más religiosas que los hombres, no sólo porque son menos ateas, sino porque son más practicantes (véase el gráfico 5) la proporción de hombres va aumentando a medida que se disminuye el nivel de práctica religiosa.

Gráfico 1

Distribución de la población ocupada por religiosidad según sexo

Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

Desde distintas ciencias se trata de explicar esta característica, las mujeres tienden a ser más religiosas que los hombres. De acuerdo con R. Elisabeth Comwell (2009) la explicación no tiene una sola causa, se debe a factores biológicos, culturales, históricos, por seguridad, por razones de fertilidad, por motivos sociales y de integración entre otras causas. Lo interesante y paradójico es que las mujeres tienden a ser más religiosas, a participar más en un lugar donde muchas veces son claramente desfavorecidas.

Es importante reiterar que la muestra considera a las personas que están empleadas por lo tanto tener más tiempo libre no es una explicación válida para esta estimación, no es que las mujeres son más religiosas porque no trabajan es decir y tienen más tiempo libre y por lo tanto el costo de oportunidad del tiempo dedicado a la religión sería más barato para las mujeres. En este caso como ambos ocupan parte de su tiempo trabajando, la religión para los dos tiene un alto costo de oportunidad. Esto último podría ser una explicación de porqué para ambos sexos el mayor porcentaje está representado por los que son nada practicantes (los hombres, otra vez, son notoriamente más menos practicantes que las mujeres: 49,2 por ciento contra 34,1 por ciento). Como se observa en el gráfico 6 solo aproximadamente el 17 por ciento de los hombres es practicante o muy practicante. Para las mujeres en cambio ese porcentaje corresponde aproximadamente al 35 por ciento.

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Gráfico 2 Distribución de la población ocupada por sexo según religiosidad

Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

La edad es un elemento determinante en la religión, pero especialmente en la religiosidad de las personas. Cabe la aclaración que normalmente la religión resulta heredada, pero el nivel de práctica religiosa tiene una alta relación con edad, además de otros factores.

La tabla 1 muestra la distribución de los ocupados por religión según grupos de edad. Los ateos presentan una tendencia decreciente a medida que aumenta la edad tal como se espera que suceda. Los cristianos no católicos son los fieles más jóvenes. Muy pequeña es la proporción de judíos menor de 31 años, pareciera observarse una disminución de esta religión si esta disposición continúa. Que los fieles cristianos y de otras religiones prácticamente no sean mayores a 56 años indicaría la tendencia contraria, una especie de surgimiento de estos cultos.

Tabla 1 Distribución de la población ocupada por religión según grupo de edad

Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

La edad es tiene especial influencia sobre la religiosidad. En general se espera que los niños y las personas más viejas sean más religiosos que los jóvenes y adultos. En el caso de los niños la educación, la integración, la iniciación en las religiones están asociadas a esta mayor práctica religiosa. Por el lado de los ancianos la cercanía a la muerte y no saber que hay más allá de la vida suele hacer que estas personas se vuelvan más religiosas, hay que tener en cuenta que no necesariamente aumenta la práctica religiosa porque a veces se les es difícil trasladarse a los lugares de culto. La tabla 2 muestra cómo se distribuyen las personas de acuerdo con su nivel de práctica religiosa por su grupo de edad. Los menores niveles de religiosidad son mayores para los grupos más jóvenes (el 43

18-30 años 31-55 años 56 o másCatólicos 32,2% 52,7% 15,1%Otros cristianos 51,4% 48,6% -Judíos 15,1% 74,7% 10,3%Otras 35,3% 63,3% 1,3%Ateos 48,2% 46,5% 5,3%

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por ciento de los nada practicantes y aproximadamente el 32 por ciento de los poco practicantes tienen menos de 31 años). Solamente 12 por ciento de la población menor a 31 años es muy practicante. Se observa que el grado de religiosidad aumenta conforme aumenta la edad.

Tabla 2

Distribución de la población ocupada por religiosidad según grupo etario

Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

Por otra parte, como ya fue explicado las personas en edad laboral tienen menor tiempo de ocio y por lo tanto la religión en algún sentido compite con muchas más actividades y por lo tanto se espera que el nivel de práctica religiosa sea menor. La tabla 3 muestra la edad promedio de los adeptos a las distintas denominaciones religiosas según su nivel de religiosidad. Dada la selección de la muestra solamente hay personas mayores a 18 años y la edad promedio es 40 años. Ser nada practicante tiene un promedio por debajo de la media, y esto es lo que se espera, solamente los católicos poco practicantes tienen la edad promedio esperada.

Tabla 3 Edad promedio de las denominaciones religiosas según el nivel de religiosidad

Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

III.3 Metodología84

El fin de este trabajo no es únicamente intentar responder si la religión tiene algún efecto sobre el ingreso como medida de felicidad de los individuos. El objetivo principal es analizar qué sucede a medida que se define el bienestar de las personas de manera que sea un concepto extenso e incluya todas las variables que determinan la capacidad de desarrollarse para alcanzar el nivel más alto de bienestar posible. ¿Es la religión un factor clave para el desarrollo humano de cada individuo? Si lo es, ¿es más importante como determinante de la satisfacción general que como determinante del ingreso y las condiciones de vida?

Metodológicamente para intentar dar respuestas a estos interrogantes se realizaron tres modelos con distintas variables dependientes que capturan tres niveles de

84 El análisis exploratorio de datos sugiere conocer la distribución de las variables para tener un conocimiento más profundo de los datos y fenómenos antes de realizar las estimaciones. En el anexo metodológico se incluyen los principales estadísticos descriptivos de las variables regresadas con este fin. También se analizó la multicolinealidad, la normalidad y homocedasticidad de los residuos para evaluar la eficiencia de los estimadores obtenidos.

18-30 años 31-55 años 56 o másMuy practicantes 12,5% 76,6% 10,8%Practicantes 24,8% 59,7% 15,5%Poco practicantes 31,7% 58,1% 10,2%Nada practicantes 42,9% 43,2% 13,9%

Muy practicante Practicante Poco practicante Nada practicanteCatólicos 45,09 43,52 37,96 38,52Otros Cristianos 29,36 30,76 43,00 33,99Judíos 47,20 44,01 54,10 30,00Otras 39,59 36,16 - 36,53Ateo - - - 34,43

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bienestar diferentes. El primero está definido porque la variable a explicar representa el nivel más simple de bienestar, el logaritmo del ingreso laboral. En el segundo la variable dependiente es un índice de condiciones materiales de vida que intentar incluir más aspectos del desarrollo de las personas considerando que el ingreso resulta insuficiente para reflejar el bienestar. El tercer y último modelo encierra la definición más amplia de bienestar a través de un índice de satisfacción personal global que abarca una gran cantidad de aspectos importantes para la felicidad.

El estudio de la religión y la economía es muy vasto especialmente a nivel nacional e internacional, pero son escasas las estimaciones sobre esta relación a nivel de las personas. A fin de analizar si existe algún vinculo entre la economía y la religión o la religiosidad a nivel individual se utilizará una versión ampliada de la ecuación de Mincer, donde el logaritmo de los ingresos es una función de la escolaridad y de la experiencia laboral (Pessino, 1996)

Ecuación 1 ln �^ = ln �� + *�P^ + *=x^ + *�x + �^ Donde ln �^ es el logaritmo natural de los ingresos o salarios del individuo i, P^ es la medición de los años de la escolaridad, x^ es el stock de capital humano que se

acumula por la experiencia, y �^ es el término de perturbación y representa todas aquellas variables no observables que no están explícitamente incorporadas en la ecuación y que afectan los ingresos de los individuos.

Se realizaron tres versiones de acuerdo con tres variables dependientes distintas, en el primer modelo la variable a explicar es el logaritmo del ingreso

laboral, que es una función de los logros académicos (P^), de la edad (x^) a fin de representar la experiencia, el sexo de individuo (α), la religión a la que dice

pertenecer la persona y el nivel de religiosidad o práctica religiosa (8). Ecuación 1 a i �^ = *�P^ + *=x^ + *�x + * � + *¡¢ + *£8 + �^

El primer modelo estima el bienestar de las personas solamente medido por el ingreso monetario laboral (logaritmo). La variable dependiente es el logaritmo del ingreso laboral de las personas que trabajaban en Argentina en el 2004. Del total de la muestra 1100 casos, se seleccionaron los casos de las personas empleadas y se redujo a 482 casos. Para intentar replicar con la mayor exactitud posible la ecuación de Mincer, se excluyeron las personas que recibieron ingresos no laborales o aquellos encuestados que no trabajaban pero en el hogar había ingresos por el trabajo de otro miembro.

El ingreso como medida del desarrollo o bienestar de la persona es insuficiente para capturarlo en todas sus dimensiones y extensión. El desarrollo humano implica un conjunto de condiciones y capacidades. Ante esta limitación del ingreso se han

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utilizado dos variables que buscan ampliar el concepto e incluir esta característica esencial del desarrollo: que es multidimensional85.

En el segundo modelo se trata de estimar si la religión y la religiosidad influyen

sobre un índice de subsistencia (_Pm�04) a modo de abarcar una versión más amplia de desarrollo económico y tratar de capturar mejor el bienestar de las personas.

Ecuación 1 b _Pm�04 = *�P^ + *=x^ + *�x + * � + *¡¢ + *£8 + �^ Para ello en el segundo modelo la variable dependiente es un índice de subsistencia86 (Isub04) extraído del Observatorio de la Deuda Social Argentina. Se ha decido utilizar ese indicador porque fue construido en una base teórica concordante con la intención de este modelo, medir si la religión impacta sobre una visión del desarrollo humano que abarque varios aspectos de la vida humana87.

De acuerdo con el libro publicado en el 2005 por el Observatorio este indicador es un índice integrado de capacidades de subsistencia construido a partir de una selección de indicadores severos de privación o de carencia forzada en cuanto a recursos y logros específicos que afectan de manera directa la extensión y calidad de vida de las personas. Fue construido con el fin de evaluar las capacidades de subsistencia, es decir, con la posibilidad de vivir una vida saludable y no morir prematuramente. Se sostiene que la plena consecución del desarrollo supone ciertas necesidades básicas relacionadas con la vivienda, el resguardo, la salud física y psíquica, la alimentación, la salud reproductiva y la seguridad personal para poder realizar y preservar la vida humana. El índice debe interpretarse como una privación, es decir, se compone de ciertas condiciones materiales (vivienda, alimentación, salud y protección de la salud y autonomía, seguridad e integridad corporal88) cuya no realización o acceso implica un riesgo o grave daño a la vida (ODSA, 2005).

En el tercer modelo un índice de satisfacción global personal (_ ¥_��PQ�_P�) estará en función de la educación, la edad, el sexo, la religión y la religiosidad.

Ecuación 1 c ¦§¨¦©ª«¬­¦«® = ¯°«¦ + ¯±²¦ + ¯³² + ¯´µ + ¯¶· + ¯¸¹ + º¦ Una vez satisfechas las necesidades más básicas y fundamentales para garantizar un mínimo esencial para vivir dignamente, el tercer modelo propone una variable dependiente que supone un conjunto de satisfacciones personales con distintos aspectos clave de la vida humana y para el buen desarrollo de la misma. El índice de satisfacción está formado por doce preguntas acerca del nivel de satisfacción en distintos ámbitos de la vida de las personas. Se han recodificado las respuestas de 85 ODSA, 2004 86 Implica la capacidad de subsistencia. Fija umbrales absolutos de privación sin tener en cuenta ingresos monetarios. 87 Otra razón para incorporar el índice en este análisis es que la autora de este trabajo ha colaborado en la construcción del mismo índice para el año 2008 y por lo tanto es conocido por ella. 88 Véase anexo metodológico para mayor detalle.

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modo que aquellos que están muy satisfechos o satisfechos toma 1 como valor y aquellos que están insatisfechos o nada satisfechos el valor es 0. Luego se han sumado estas recodificaciones para lograr una variable categórica con 13 categorías, el cero indica que la persona se encuentra insatisfecha o muy insatisfecha en todos los ámbitos de su vida y contrariamente el 12 indica que la persona se encuentra totalmente muy satisfecha o satisfecha89.

La religión y la religiosidad, especialmente esta última, suponen cierto grado satisfacción de las necesidades más básicas del hombre. Una persona que no puede comer o no tiene donde vivir, con mucha probabilidad su prioridad en la vida será lograr esas metas, cubrir sus necesidades físicas, una vez que lo consiga se empezará a preocupar por otras cosas que no sean materiales, entre ellas la religión o deseo de trascendencia. En otras palabras quien no tiene sus necesidades materiales cubiertas difícilmente pueda pensar en el futuro o más allá de salvar su carencia presente que no le permite vivir plenamente. Dado que la religión y religiosidad corresponden a la satisfacción de necesidades más espirituales se espera que este índice esté mayormente relacionado con las mismas que los anteriores. Estar plenamente satisfecho en la vida y no estar tan preocupado por lograr las necesidades materiales con lo justo suponen la posibilidad de ocuparse por otros temas más allá de lo material.

III.4 Estimación de las regresiones90

Se realizaron para este documento distintas versiones de cada una de las ecuaciones presentadas. La primera versión y más simple no incluye la religiosidad y busca ver si ser religioso o ateo tiene incidencia sobre el ingreso, sobre las condiciones de vida o sobre el bienestar general de la persona. Luego se amplían las categorías y se incluyen las distintas denominaciones religiosas. Al mismo tiempo se realizó una regresión que solo incluye la religiosidad como variable explicativa. Por último, la regresión incluye a ambas.

Todas las ecuaciones para todos los modelos tienen variables regresoras en común: edad, edad al cuadrado, sexo y el nivel máximo nivel de educación alcanzado. La edad, edad al cuadrado y el nivel educativo se incorporan a todas las regresiones porque son las variables originales de la ecuación de Mincer. El sexo se agrega como variable explicativa dada la importancia que tiene el sexo en la religión.

Se espera que la edad y la edad cuadrado para el logaritmo del ingreso y el índice de condiciones materiales se comporten de la misma manera. Esto es el coeficiente de la edad debería ser significativo y positivo, pero que la edad al cuadrado sea significativa pero el coeficiente sea negativo. Generalmente al comienzo de la etapa laboral se perciben menores ingresos, aumentan con el tiempo hasta un punto donde empiezan a caer otra vez (cerca de la jubilación). Lo mismo debería suceder con las condiciones materiales de vida.

Pero para el índice de satisfacción debería pasar exactamente lo contrario, cuando las personas son más jóvenes tienden a estar más conformes con la vida, a medida que las responsabilidades aumentan y la vida se va complejizando el hombre se

89 Las preguntas incluidas en el índice de satisfacción se encuentran en el anexo. 90 Como no se ha considerado a la religión como una institución, no se fueron necesarios desarrollos econométricos más elaborados, para incorporar la posible doble causalidad.

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encuentra a si mismo más disconforme y más preocupado. Al pasar los años se vuelve a recuperar la satisfacción y la capacidad de disfrutar.

En lo que concierne a la educación, se incorporó a las ecuaciones mediante un conjunto de variables dicotómicas para el nivel alcanzado91. Las categorías son: educación primaria incompleta, educación primaria completa, educación secundaria incompleta, educación secundaria completa, educación universitaria incompleta, educación universitaria. La categoría omitida es primaria incompleta. Por lo tanto, para las tres variables dependientes se espera todas las categorías incluidas den significativas y positivas. Es decir, a mayores logros educativos, mayores ingresos, mejores condiciones materiales de vida y mayor satisfacción de la persona. Aunque cabe una expectativa más laxa para la satisfacción dado que la evaluación es subjetiva.

III.4.a Regresiones para el logaritmo del ingreso laboral

Los resultados para las cuatro regresiones se exponen en la tabla 4.

En la primera regresión (1) el logaritmo del ingreso se encuentra en función de la edad, la edad al cuadrado, el sexo, los logros académicos y la afiliación religiosa de la persona. Esta última variable se incluye en la regresión mediante variables dicotómicas para las distintas categorías (católicos, cristianos, judíos, otras religiones y ateos). La categoría omitida es el catolicismo.

Tanto la edad como la edad al cuadrado son estadísticamente significativas92. El coeficiente de la edad, recuérdese a mayor edad más experiencia laboral por lo tanto se espera un mejor salario, tal como se esperaba es positivo. Todo lo demás constante si aumenta la experiencia aumenta el salario. La edad al cuadrado arroja un coeficiente negativo, como era previsto, al comienzo de la carrera laboral el salario va incrementándose hasta un máximo y luego comienza a caer a medida que las personas se van acercando a la jubilación o el final de su carrera profesional.

El sexo también resultó estadísticamente significativo y el coeficiente es negativo. Esto significa que las mujeres tienen un salario medio menor al de los hombres ceteris paribus todo lo demás.

a categoría omitida en educación, es primaria incompleta. Por lo tanto todas las categorías se contrastan frente a los que tienen entre cero y seis años de escolaridad o ningún título académico. Todos los coeficientes resultaron significativos a excepción de las personas que tienen primaria completa. El salario medio de las personas que tienen secundaria incompleta es mayor al salario promedio de los no educados. En promedio es incluso más alta para los que completaron la secundaria. En comparación con las personas que no terminaron el

91 Se utilizaron las mismas variables categóricas que usa Pessino (1996). 92 Se toma un diez por ciento de significatividad para todos los coeficientes.

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primario, los universitarios tienen el salario medio más alto. Los resultados indican que a medida que se incrementan los logros educativos el ingreso medio también aumenta, pero en promedio ganan más quienes completaron algún nivel. Es decir, los que tienen nivel universitario incompleto ganan proporcionalmente menos que los que terminaron el secundario, puede estar ocurriendo que estas personas estén estudiando y por lo tanto trabajen menos horas que los que terminaron el secundario e ingresaron directo en el mercado laboral sin continuar los estudios.

Estos resultados, como se observa en la tabla, se repiten para las otras tres ecuaciones, con alguna variación en el valor de los coeficientes, especialmente para la regresión (4).

Con el objetivo de intentar responder si todo lo demás constante, la denominación religiosa o ser ateo explica de algún modo el ingreso laboral de las personas, la ecuación (1) solamente incluye la afiliación religiosa de la persona. La categoría omitida es la denominación católica. Se observa que los judíos, teniendo en cuenta la edad, la educación y el sexo, perciben un ingreso laboral promedio, menor al ingreso medio de los católicos. El resto de las denominaciones o ser ateo en comparación con ser católico no tiene relevancia sobre el salario percibido.

La práctica religiosa tiene, a priori, impactos distintos en la vida humana que ser de una religión. Concretamente, se puede estar bautizado, pero no haber practicado nunca la religión católica. Por lo tanto, la religión en realidad es neutral a la persona. En otras palabras, para que la religión tenga algún efecto concreto sobre los individuos necesariamente tiene que incluir algún nivel de participación (haber sido educado en valores religiosos, participar en los cultos, por ejemplo). No es lo mismo, ni tiene las mismas implicancias, decirse adepto a algún credo, que verdaderamente ser, pertenecer y participar de la religión. Esto último tiene costos y beneficios que ya fueron explicitados, pero que se deben tener en cuenta.

Por este motivo se ha hecho una regresión (2) que solo incluya el nivel de práctica religiosa. Tiene cuatro categorías: muy practicante, practicante, poco y nada practicante. Recuérdese que la distinción relevante es entre muy practicante, practicante y nada practicante. Esto es, ser muy practicante tiene muchos más costos (tiempo y costo de oportunidad) que ser practicante y mucho más que ser poco practicante. Pero ser nada practicante en la realidad no tiene demasiadas diferencias con algún grado de religiosidad (por ejemplo, no ir a la Iglesia en absoluto o concurrir sólo algunas veces al año no representa en realidad grandes diferencias). La categoría omitida (de comparación) es nada practicante.

Los resultados en cuanto al sexo, la experiencia (edad) y nivel educativo no presentan grandes alteraciones al incorporar la religiosidad y eliminar la denominación religiosa. Por lo tanto se omite su análisis. Es notorio, que dados la religiosidad de las personas, el sexo y la experiencia (capital humano acumulado) tener educación universitaria completa representa retornos económicos medios aún mayores que tener primaria incompleta que en la regresión (1).

¿La religiosidad tiene algún efecto sobre el ingreso laboral? Las personas que son practicantes, todo lo demás constante, ganan un sueldo medio mayor que las personas que son nada practicantes. Ser muy practicante no presenta diferencias

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en comparación con ser nada practicante y tal como se esperaba ser poco practicante, ceteris paribus el resto, es irrelevante frente la no religiosidad.

Cabe preguntarse qué sucede al combinar estos dos fenómenos de la vida religiosa en una misma regresión. La ecuación (3) regresa el ingreso en función de la experiencia, del sexo, del nivel educativo, de la denominación religiosa y de la religiosidad de las personas. Los resultados se replican. En comparación con los católicos considerando la educación, el sexo, la edad y la religiosidad, los judíos tienen un salario medio más bajo (como se observa en la tabla incluso los coeficientes son parecidos). Al mismo tiempo, quienes son practicantes (ceteris paribus todo lo demás) en promedio tienen un mayor ingreso que los nada practicantes teniendo en cuenta la religión de afiliación.

Al incorporar juntar religión y religiosidad de forma aditiva, se podría estar perdiendo notar los matices que puede haber entre una persona católica practicante (ser practicante arrojó resultados positivos en comparación o los nada practicantes en las regresiones anteriores) y una judía practicante por ejemplo. De los que son practicantes, alguno se beneficiará más que otro. El ingreso medio de un judío nada practicante tal vez sea más alto que el de un judío practicante. La cuarta y última regresión para el ingreso (4)93 incluye de forma multiplicativa una interacción entre la religión y la religiosidad con el objetivo de intentar distinguir conjuntamente qué con cada denominación religiosa y el nivel de práctica.

El ingreso está expresado en función de: la edad, la edad al cuadrado, sexo y nivel educativo, por un lado, como en todas las regresiones anteriores. Además se encuentra en función de las siguientes categoría de variables dicotómicas: ser católico muy practicante, practicante, poco o nada practicante; ser cristiano muy practicante, practicante, poco o nada; ser judío muy practicante, practicante, poco o nada practicante; pertenecer a otra denominación muy practicante, practicante o nada practicante (no hay personas que profesan otros credos y sean poco practicantes) y ser ateo. La categoría omitida son los católicos nada practicantes.

Dados la experiencia, el sexo y el nivel educativo los trabajadores católicos muy practicantes tienen un ingreso laboral promedio inferior a la población ocupada católica nada practicante. No hay diferencias con el resto de los católicos conforme su nivel de religiosidad. Que los muy practicantes perciban menores ingresos medios que los no practicantes de una misma fe, se puede explicar porque si bien quienes son muy religiosos tienen muchos beneficios que se desprenden de la religión, al mismo tiempo al estar tan abocados a ella, tienen menos tiempo para trabajar y para otras cuestiones importantes. Un exceso de religiosidad puede llevar a un descuido del resto de las cosas. Para citar un ejemplo diferente (que no se relacione con el costo de oportunidad del tiempo para el trabajo) una madre muy religiosa podría estar agotando sus recursos en la Iglesia en desmedro de su familia.

Ceteris paribus todo lo demás ser ateo o cristiano practicante, poco o nada practicante no da diferencias en los ingresos medios con respecto a los de los católicos nada practicantes. Los cristianos muy practicantes tienen ingresos medios

93 Se ha probado una variación más de la ecuación original incorporando una interacción multiplicativa entre la religiosidad y el sexo, con el objetivo de intentar mejorar la significatividad de los coeficientes y los resultados, sin encontrar diferencias robustas.

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mayores a los trabajadores nada practicantes católicos. Esta diferencia podría estar dada por la denominación religiosa, muchos cristianos son protestantes y esta religión enfatiza mucho sobre los logros personales y el mérito (el trabajo es extremadamente importante y rechazo por el pobre también), por lo tanto es probable que esta actitud se refleje en este mejor ingreso medio de los cristianos muy practicantes.

De los judíos, que considerando en forma aditiva la denominación y la religiosidad tienen ingresos medios más bajos que los católicos, al incorporar la interacción multiplicativa se observa que son los judíos poco practicantes los que se encuentran en una peor situación que los católicos no practicantes. El resto de los judíos no presentan diferencias con los católicos no religiosos, dado todo lo demás.

La población ocupada afiliada a otra religión nada practicante, todo lo demás constante, en relación a los católicos nada practicantes, perciben un menor salario medio. Una posible explicación es el auge de las nuevas religiones en zonas más pobres o rurales en comparación con las personas de mismo nivel de práctica religiosa pero de la religión más tradicional de Argentina. Los católicos nada practicantes que están “conformes” con su vida en todos los ámbitos no encuentran la necesidad de cambiar o probar religiones nuevas, en cambio, las personas que están mal en el afán lógico de estar mejor hacen todo lo posible por conseguirlo, eso podría incluir aceptar mudarse de “religión” hacia aquellas que prometen soluciones. Por otra parte los practicantes de otras religiones, en promedio perciben ingresos más altos que los católicos nada practicantes. Contrariamente en este grupo podrían estar aquellos que están muy bien y por lo tanto empiezan a buscar satisfacer demandas más espirituales y se inclinan hacia las religiones que están “de moda” como las budistas, hindúes o aquellas que promueven la meditación y la paz interior. Los muy practicantes de otras religiones no muestran diferencias con la categoría omitida.

De las cuatro regresiones, esta última tiene el R cuadrado más alto. Para la edad, sexo, y nivel educativo al incorporar las interacciones, en comparación con las demás ecuaciones los resultados no solo se mantienen sino que aumenta la significatividad de los coeficientes y para la educación, todo el resto constante, tener educación primaria completa incompleta implica menores ingresos medios que educación secundaria incompleta y completa, educación universitaria completa e incompleta, pero las discrepancias promedio son aún mayores que en las otras regresiones.

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Tabla 4

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Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

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III.4.b Regresiones para el índice de subsistencia

La tabla 5 muestra los resultados para todas las regresiones donde la variable dependiente es el índice de subsistencia.

Tabla 5

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Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

A diferencia del primer modelo, donde la variable regresada es el ingreso laboral. El sexo no es significativo para las cuatro regresiones. Esto significa que no existen diferencias entre los hombres y las mujeres en las privaciones que podrían limitar las capacidades de vivir sana y dignamente, ceteris paribus todo lo demás. Tampoco influyen la edad y la edad cuadrado (capital humano) sobre el índice de subsistencia teniendo en cuenta todas las demás variables94.

En las cuatro ecuaciones teniendo en cuenta, el sexo, la edad y todas las variables categóricas de religión y religiosidad que incorporan cada una de ellas, a mayor nivel educativo mejores capacidades de subsistencia. Concretamente, al igual que en el modelo anterior no hay diferencia entre haber completado la escuela primaria o no. Pero quienes tienen secundaria incompleta en promedio tienen menores privaciones que los que tienen primaria incompleta. Lo propio sucede con los que

94 En la regresión que incorpora la interacción multiplicativa de la religión y la religiosidad, la edad es significativa pero al 9,5% y con un coeficiente muy bajo, por lo tanto se ha decido omitir su análisis.

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tienen secundaria completa, educación universitaria incompleta y completa en un promedio más alto para cada logro académico mayor.

Se presenta entonces, una discrepancia con el modelo anterior, donde quienes tienen secundaria completa ganan un salario medio más que los que tienen nivel universitario incompleto en comparación con quienes no tienen ninguna instrucción. Es razonable en el sentido que el índice de subsistencia no mide el ingreso absoluto de las personas (si está estudiando posiblemente tenga un menor ingreso promedio que alguien que tiene disponibilidad para trabajar todo el día), sino que evalúa la situación subjetiva de cada individuo (el tiempo o el ingreso absoluto dejan de ser el factor clave) donde lo fundamental es la capacidad que tiene la persona de vivir una vida larga, saludable, protegido, etc. Es decir, el primer modelo mide el ingreso absoluto de las personas, mientras que este modelo evalúa a situación de cada uno, cómo se vive con lo que se tiene.

¿Qué sucede con cada regresión en particular cuando se incluye la denominación religiosa y la religiosidad?

En la ecuación (1) ocurre lo mismo que en el modelo anterior. Teniendo en cuenta la edad, el sexo y la educación los judíos sufren en promedio mayores privaciones en el índice de subsistencia que los católicos (el coeficiente es mayor, por lo tanto están peor). Para el resto de las denominaciones no hay diferencias significativas.

El grado de práctica religiosa dados el sexo, el capital humano y el nivel educativo no presenta diferencias significativas sobre el índice de subsistencia en comparación con ser nada practicante. Es decir, la religiosidad sola, ceteris paribus el resto, no es un factor explicativo de sobre el índice de subsistencia. Se puede trasladar el mismo razonamiento que se aplicó sobre la educación. La religiosidad excesiva pareciera ir en detrimento del ingreso absoluto por el costo de oportunidad que representa. El índice de subsistencia no presenta este costo de modo tan directo. Igualmente las implicancias positivas que se desprenden de ser religioso (valores, ahorro, respeto por las instituciones y el prójimo) tampoco parecieran tener una relación tan clara y directa sobre la capacidad de satisfacer las necesidades primarias y básicas del hombre (más materiales, que espirituales). Recién al cubrir todas las insuficiencias que garantizan un desarrollo físico normal se suelen escuchar los deseos de trascendencia.

En ecuación (3) donde denominación religiosa y religiosidad de conjugan de forma aditiva se mantienen los resultados de las regresiones (1) y (2) para todas las variables incluidas. Tampoco presentan grandes cambios los coeficientes, si se observa un empeoramiento relativo a la regresión (1) de las capacidades de subsistencia medias de los judíos. La práctica religiosa no es determinante.

En cambio la interacción multiplicativa de la religión y religiosidad en la ecuación (4) sí muestra diferencias en relación a las regresiones anteriores (los coeficientes de educación y la no significatividad del sexo y la edad se mantienen).

Dados el sexo, la edad y la educación los católicos muy practicantes tienen un índice de subsistencia promedio menor que los católicos nada practicantes. Para la misma denominación religiosa no resulta irrelevante el grado de religiosidad para el índice de subsistencia. Se observa, al igual que en el modelo anterior, que un exceso de religiosidad repercute de forma negativa en los aspectos materiales de la

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vida del hombre95. El resto de los católicos no presentan diferencias de acuerdo a su grado de religiosidad en comparación con lo no practicantes de esta fe. Asimismo, las personas ocupadas cristianas, cualquiera sea su nivel de participación, no tienen diferencias significativas con los católicos no activos siendo todo lo demás constante.

Los resultados de esta regresión muestran un patrón similar al de la ecuación (4) del primer modelo en lo que concierne a los judíos y los que profesan otra fe. Tanto los coeficientes de judíos muy practicantes como los de practicantes y nada practicantes no son significativos. Considerando la edad, sexo y educación de los judíos poco religiosos, ellos tienen un índice promedio peor que los católicos nada practicantes. Es decir, que el coeficiente negativo y significativo de la regresión (1) para los judíos estaría explicado por los judíos que casi ni participan. En comparación al primer modelo el coeficiente es más alto, por lo tanto están peor que los católicos no religiosos. En cuanto a la religiosidad de los que profesan otras religiones el patrón es el mismo que en el modelo anterior, con una diferencia, no son los practicantes quienes se encuentran en una mejor situación que los católicos no practicantes, sino los muy religiosos. También los nada practicantes tienen un índice promedio bastante más bajo que los católicos con el mismo nivel de práctica.

III.4.c Regresiones para el índice de satisfacción global

En el tercer modelo las variables explican un índice de satisfacción global96 a fin de intentar determinar si el bienestar y el desarrollo humano subjetivo se encuentran influidos por la religión y la religiosidad y si lo están si hay diferencias entre credos o participación. Los resultados se exponen en la tabla 5.

Para las cuatro regresiones teniendo en cuenta la edad y edad al cuadrado, nivel educativo y las variables categóricas de religión, no hay diferencias en la satisfacción global de las mujeres y de los hombres. De los tres modelos en el único que las mujeres se encuentran en inferiores condiciones es en relación a los ingresos.

En cuanto a la educación, los resultados muestran dos diferencias importantes en cuanto a los otros modelos. Para las cuatro regresiones, ceteris paribus el resto, haber terminado la primaria (es significativo y positivo) implica un índice medio más alto que aquellos que no la completaron. Considerando que se trata de la satisfacción subjetiva este resultado es razonable, se espera que a medida que se vayan obteniendo logros educativos los individuos estén más satisfechos con ellos mismos. Esto es lo que sucede para todos los logros académicos, en comparación con la categoría omitida (primaria incompleta) todos los niveles educativos tienen coeficientes positivos y significativos. Cada coeficiente es mayor de acuerdo al logro más alto con una excepción, aquellos que no terminaron la universidad presentan un coeficiente mayor que los que la completaron. Se debe tener en cuenta que la

95 Una diferencia entre la ecuación (4) de primer modelo y el segundo. Es que en el primer caso al evaluar qué sucede con el ingreso medio de las personas muy religiosas cristianas y católicas, mientras que los últimos reciben menores ingresos medios, los primeros tienen uno mayor en comparación con los católicos practicantes. En la regresión de este modelo no hay diferencias entre los no practicantes católicos y los muy religiosos cristianos, parece reforzarse la importancia del trabajo, del esfuerzo y del mérito en los protestantes. 96 El término global se refiere a que consiste en un índice que tiene la finalidad de abarcar la mayor cantidad de determinantes del bienestar de las personas.

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pregunta incluida sobre la satisfacción con la educación indaga sobre la educación recibida durante la etapa escolar. Al mismo tiempo varias de los ítems que componen el índice requieren una compresión de la realidad profunda, es posible que los universitarios tengan un juicio más duro a la hora de evaluar la realidad y a sí mismos.

Otra divergencia de este modelo con los anteriores radica en el impacto que tiene la edad sobre la satisfacción personal. Tal como se explicitó en apartados anteriores se espera que la edad tenga relación negativa con la satisfacción cuando todo lo demás está dado y que la edad al cuadrado tenga un coeficiente significativo positivo, lo que significa que la “trayectoria” de satisfacción durante la vida tiene forma de “u”. En las regresión (1) y (4) mientras que, todo lo demás constante, la edad tiene un coeficiente significativo y negativo, la edad al cuadrado no tiene injerencia. A medida que las personas crecen se vuelven menos satisfechas. Recuérdese que la muestra incluye a los trabajadores, es decir, excluye las personas que siendo adultas están jubiladas por lo tanto no se incorpora la población grande con mayores posibilidades de estar satisfecha (la suposición detrás es que una vez que la persona se retira, tiene mayores posibilidades de alocar el tiempo en actividades que le generen más satisfacción que trabajar y por lo tanto estarían más felices). En las regresiones (2) y (3) los resultados se corresponden con lo que se esperaba ex ante.

¿Qué dicen los resultados de estas regresiones sobre el efecto de la religión y la religiosidad sobre la satisfacción global?

En la ecuación (1) que sólo incorpora la religión mediante variables categóricas dicotómicas, no hay diferencias entre ser ateo y ser católico, dadas la educación, edad y sexo de la persona. Pero tampoco hay diferencias entre las demás religiones y los católicos sobre la satisfacción. Es decir, de los tres modelos en este es el único caso donde ser judío no representa una desventaja. Lo relevante para la satisfacción general debería ser si se es religioso o no, si se pertenece a una denominación religiosa o no, no qué religión se profesa. Los resultados para esta regresión muestran que es irrelevante tener una religión de pertenencia o ser ateo, dado todo lo demás.

Pero, ¿qué pasa si se considera solo la religiosidad? Se espera que asumiendo todo lo demás constante ser religioso redunde en un mayor índice medio de satisfacción que alguien que no lo sea, mientras que el efecto sobre quienes son muy religiosos no se puede determinar de antemano (no se puede establecer qué pesa más, si los costos de ser muy practicante o los beneficios). La regresión (2) tomando en consideración la educación, la edad y el sexo de las personas ocupadas indica que la media de aquellos que son practicantes se perciben más satisfechos que los que no lo son. Ser muy religioso o poco religioso no tiene diferencias en comparación a los nada practicantes. Al juntar ambas variables categóricas de forma aditiva en una regresión (3) hubo modificaciones, lo único relevante, ceteris paribus el resto, es que los practicantes están en promedio más satisfechos que los nada practicantes.

¿Tiene algún impacto incorporar estas variables interactuando de forma multiplicativa? La regresión (4) muestra que sí. En un primer análisis más general, ser ateo no presenta diferencias con ser católico nada practicante. Tomando en

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cuenta las denominaciones religiosas pareciera que es lo mismo ser cristiano, católico, ateo, judío o cualquier otra religión en pos de la satisfacción. Pero el grado de práctica religiosa, como se espera, indicaría alguna influencia sobre el bienestar general.

Tomando en cuenta la educación, edad y sexo de la persona, los católicos practicantes tienen un índice de satisfacción mayor a los no practicantes. Lo mismo ocurre con los cristianos practicantes. Estas estimaciones son diferentes a las de los modelos anteriores porque lo significativo y positivo es ser practicante, no ser muy practicante es negativo en comparación con ser nada practicante. Efectivamente estas estimaciones se ajustan un poco más a lo que se espera ex ante, pareciera que se tienen más indicios para decir que la medida justa de práctica religiosa tiene aparejada mayor satisfacción. Pero no es tan claro para los muy practicantes si los beneficios son mayores o menores que los costos. Retomando el ejemplo citado en otro apartado, una mujer muy religiosa podría descuidar su familia, la educación de sus hijos, su trabajo, su marido, pero en última instancia es difícil determinar qué lo más importante en la determinación subjetiva de la satisfacción personal.

Tabla 6

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Fuente: elaboración propia con datos de la EDSA 2004

Todo lo demás constante ser judío nada practicante conlleva una satisfacción media global mayor que la de los católicos nada practicantes. Esta estimación es contraria a la de los otros modelos que establecen que para las condiciones materiales y monetarias los judíos poco practicantes se encuentran en peor situación que los católicos que no participan. Se deberían estudiar las diferencias entre ambas religiones para intentar estudiar la causa (si es que la tiene). ¿Por qué los católicos no practicantes en un nivel material están mejor que los judíos poco practicantes y porque se revierte esta relación en consideración de la satisfacción? ¿Esto es un fenómeno solamente argentino? ¿O será una estimación que se dio por las características de la muestra y la especificación de las variables? Son preguntas que se dejan planteadas para futuras investigaciones.

Las estimaciones para otras religiones son las mismas que lo ocurrido en los otros modelos. Por lo tanto no habría diferencias entre el bienestar material, “espiritual” y las capacidades materiales de las personas.

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IV. Conclusión

Luego de haber estudiado con profundidad el complejo fenómeno de las religiones y la religiosidad en Argentina, y su interacción con la economía, especialmente con el bienestar de los individuos. Quedan varias preguntas por responder y una gran motivación a seguir investigando el tema.

Cabe resaltar que dadas las especificaciones y metodología aplicada no se ha podido concluir fehacientemente si ser ateo o creyente es una distinción relevante al bienestar.

Tras haber realizado las estimaciones a nivel individual no se puede afirmar que ser ateo tenga impacto positivo o negativo en comparación con no serlo. Después de haber realizado las 12 regresiones con distintas variables explicativas, se concluyó que la interacción multiplicativa es la forma en la que se encuentran más resultados.

Para el ingreso ser muy religioso, ser judío, ser poco practicante de otras religiones tiene un efecto negativo sobre el mismo. Contrariamente ser practicante tiene un efecto positivo. La religión y religiosidad tienen menor efecto sobre el índice de subsistencia. Ser practicante en la mayoría de las religiones se asocia con un mejor índice de satisfacción.

Dada la complejidad de ambas ciencias y de las relaciones de causalidad, todas las estimaciones y conclusiones del presente trabajo son solo el comienzo o la punta del ovillo de un tema vasto y complejo.

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Fondo Monetario Internacional

Banco Mundial

Naciones Unidas

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VI. Anexo Metolodógico

A continuación se presentan los principales estadísticos descriptivos de las variables dependientes a fin de conocer su distribución. Todas estas características fueron tenidas en cuenta al momento de especificar las regresiones.

Se mencionan solamente las características más salientes de las variables. El logaritmo del ingreso y el índice de satisfacción tienden hacia la normalidad. Los dos índices tienen un máximo, por este motivo el índice de subsistencia es asimétrico por derecha porque la tendencia es hacia el máximo.

Estadísticos descriptivos

Rango Mínimo Máximo Media Desv. típ. Varianza Logaritmo 5.81 3.40 9.21 6.1639 .86040 .740 Indicesatisf 10.00 2.00 12.00 7.5551 2.43058 5.908 ISUB04 10.00 .00 10.00 6.7292 2.92085 8.531

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El análisis de la bondad de los estimadores tuve en cuenta la multicolinealidad, la normalidad de los residuos y la heteroscedasticidad. Se cumple con la no multicolinealidad. Los residuos se presentan a continuación y tienden a la normalidad. La evaluación de la homocedasticidad no se pudo realizar completamente para todas las regresiones porque los grados de libertad no fueron suficientes para realizar la prueba de White, en futuros trabajos se deberían hacer pruebas más específicas. Los resultados obtenidos para la prueba de White para las dos primeras regresiones indican que los residuos de las regresiones de las variables dependientes logaritmo y indicesatisf tienen varianzas parecidas, en cambio los residuos de la regresión con la variable dependiente isub04 presenta heteroscedasticidad. Para la segunda regresión solamente los residuos de la regresión del logaritmo presentan varianzas iguales. En futuros se deberían cambiar las especificaciones de las regresiones a fin de obtener estimadores MELI.

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Residuos de la regresión (1): logaritmo, isub04 e indicesatif:

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Residuos de la regresión (2): logaritmo, isub04 e indicesatif:

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Residuos de la regresión (3): logaritmo, isub04 e indicesatif:

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Residuos de la regresión (4): logaritmo, isub04 e indicesatif:

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IMPACTO INFLACIONARIO SOBRE LOS QUINTILES DE INGRESO EN LA ARGENTINA PARA EL PERÍODO 2003-2012

María de los Milagros Satorre*

Resumen

El presente artículo intenta analizar el impacto distributivo de la inflación para la sociedad argentina en el período comprendido entre el año 2003 y abril de 2012. Se pretende así ver qué estrato de la sociedad se ha visto más perjudicado por el aumento inflacionario de la última década y principalmente de los últimos años. El estudio llevado a cabo tiene en cuenta las diferencias en las canastas de consumo de los distintos quintiles así como las diferencias en las mediciones del índice general de precios entre las consultoras privadas y las elaboradas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Para tales propósitos, se construirá un Índice General de Precios por quintil y mediante un análisis econométrico se analizará la persistencia de un shock inflacionario sobre cada quintil.

Palabras clave: Nivel general de precios, distribución del ingreso, cesta de consumo

Abstract

This article attempts to analyze the distributional impact of inflation in Argentina between 2003 and April 2012. The aim is to see what stratum of society has been hardest hit by rising inflation in the last decade and especially in recent years. The study takes into account the differences in consumption baskets of different quintiles and the differences in measures of general price index between private consultants and those built by the National Institute of Statistics and Census. For such purposes, we will construct a general price index by quintile and analyze the persistence of an inflation shock on each quintile through an econometric analysis.

Keywords: General Price Level, income distribution, consumer basket

JEL Code: E31, C50

*Pontificia Universidad Católica Argentina.

Agradezco muy especialmente a Javier García-Cicco por la gran ayuda brindada durante la preparación de este trabajo; agradezco también a Fausto Spotorno y Leonardo Gasparini por sus colaboraciones. Contacto: [email protected]

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I. Introducción

Los Estado Nacionales deben velar por mejorar la distribución del ingreso en su territorio, pues cuando existe una elevada desigualdad del ingreso en un país, se tiene, en la mayoría de los casos, una alta tasa de pobreza que determina una baja calidad en salud, educación y nutrición, que a su vez conducen a un pobre capital humano. Asimismo, la desigualdad es propensa a crear tensiones políticas y sociales que comprometan el desarrollo de largo plazo97.

La importancia que tiene entonces la distribución del ingreso ha motivado el estudio y análisis de las variables que impactan en mayor medida sobre ella para que, al tratarlas, se logre combatir la desigualdad. Es así que se ha puesto gran énfasis en el estudio de la inflación como variable que impacta de forma directa sobre la distribución del ingreso.

La literatura clásica explica respecto al impacto distributivo de la inflación que la acumulación de saldos nominales para mantener los saldos monetarios reales estables ante la presencia de inflación se logra sacrificando consumo y en consecuencia constituyen un pago equivalente al de un impuesto, que se percibe sobre la tenencia de saldos monetarios y que recauda el emisor de moneda. A medida que el ingreso de los agentes económicos crece, estos mantienen menos saldos monetarios reales en proporción a su ingreso. Los más perjudicados por la inflación son entonces los pobres que no pueden proteger sus ingresos y riqueza en contra de la inflación. En los países menos equitativos en términos de la distribución del ingreso, la inflación genera impactos más significativos sobre la desigualdad del ingreso que en los países más equitativos, dado que los habitantes de los países más inequitativos tienen un acceso más diferenciado a activos que permiten protegerse de los efectos de la inflación.98

I.1 La economía argentina y su experiencia inflacionaria:

La economía argentina, con una experiencia inflacionaria de casi medio siglo, alcanzó las tasas de variación de precios más altas durante la década de los años ochenta, junto con 2 episodios hiperinflacionarios en 1989 y 1990. A partir de 1991 con la implementación de una caja de conversión y un programa de reformas estructurales, la Argentina logró estabilizar el nivel de precios. Con la caída en la convertibilidad en el año 2002 la inflación trepó al 41%, pues los precios se elevaron por causa directa del tipo de cambio; en el año 2003 la inflación no supero el 3,6% y en el año 2004 el 6,4%. La inflación anual del 2005 duplicó la de 2004 y fue la segunda más alta desde la devaluación. En el año 2007 las estimaciones privadas de inflación pasan a diferir ampliamente de las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) (que publicó una inflación del 8,4% mientras que la inflación según estimaciones privadas habría rondado el 18%). En el año 2009 la caída en el nivel de actividad provocó una baja de casi el 50% en el nivel de inflación, que había llegado a ser del 25% en septiembre de 2008 (según dan cuenta las consultoras económicas), para volver a crecer en el

97Véase en Aparicio, Carlos y Araujo, Raquel (2011) 98 Estas conclusiones pueden extraerse, por ejemplo, de los trabajos de Ahumada, Canavese y González, Alvaredo (2000); Hongyi Li y Heng-Fu Zon (2002); y Andrés Erosa y Gustavo Ventura (2002).

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año 2010 (año en el que habría rondado entre el 23% y 27%)y seguir siendo pronunciada de ahí en adelante.

El escenario actual de la economía argentina está caracterizado por alta inflación (que rondaría el 24% para el año 2012), descenso de la actividad económica, incremento brusco de la brecha entre el mercado oficial y paralelo del dólar, restricción a las importaciones, tarifas subsidiadas e intervencionismo oficial en la determinación de determinados precios. La conjunción de estas medidas lleva a la sociedad a convivir por ejemplo con altos precios en ropa, calzado (estos 2 rubros registraron en el 2011 un aumento del 27% aproximadamente), electrodomésticos y artículos importados, al mismo tiempo que acceden al transporte público, gas y electricidad baratos (si bien el rubro “ Vivienda” aumentó alrededor de un 17%,esta suba responde casi exclusivamente al aumento del subcapítulo “ alquiler de viviendas” , del orden del 25,7%, mientras que en lo que respecta al subcapítulo “Servicios básicos y combustibles para el hogar” no se registraron alzas).

En el presente trabajo se estudia el fenómeno inflacionario en la ultima década argentina (2003 en adelante) intentando analizar qué estratos sociales sufrieron un mayor impacto inflacionario y en cuáles un shock inflacionario tiene más persistencia.

El hecho que motivó este análisis fue la simple percepción de que los bienes que consumen los distintos quintiles de la sociedad argentina están afectados en forma muy diferenciada por la inflación, e incluso acceden en algunos casos a los mismos bienes o servicios pero a precios distintos (es el caso por ejemplo de la educación, pues en el subcapítulo del IPC “Servicios Educativos” las consultoras privadas registraron durante el año 2011 un aumento aproximado del 32%, mientras que se puede acceder al mismo servicio de forma gratuita).

II. Antecedentes

Abundante es la literatura que estudia el impacto distributivo de la inflación, es por ello que en este punto he decidido hacer mención de aquellos que tratan el tema pero desde distintas perspectivas: en primer lugar estudiamos el trabajo de Aparicio y Araujo(2011) que analiza la relación entre la desigualdad del ingreso y la inflación; luego analizamos los efectos económicos agregados de un shock inflacionario en el trabajo de Doepke y Schneider (2006a); el análisis del impuesto inflacionario, en los estudios de Erosa y Ventura (2002), y de Canavese, Sosa Escudero y González Alvaredo (1999); y por último analizamos el trabajo de Giraldo y Trivellato (2003), que plantea un enfoque muy similar al que llevo a cabo en este documento.

Aparicio y Araujo (2011) buscan evidencia empírica para demostrar que en los países menos equitativos la inflación genera impactos más significativos sobre la desigualdad del ingreso ya que sus habitantes tienen un acceso diferenciado a activos que les permiten protegerse de los efectos de la inflación.

Construyen un modelo de panel de datos. La variable dependiente utilizada es el coeficiente de Gini, mientras que entre las variables explicativas están: inflación, PBI per cápita, volatilidad del tipo de cambio, tasa de desempleo y gasto del

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gobierno. La información se recolectó de 34 países, 19 latinoamericanos y 15 de la OECD.

Los autores encuentran evidencia que respalda una relación no-monotónica entre la inflación y la desigualdad del ingreso. Concluyen que una inflación baja y estable permite contribuir a una reducción en la desigualdad del ingreso, mientras que los choques inflacionarios traerían consecuencias regresivas. Solo durante eventos hiperinflacionarios la relación entre inflación y desigualdad se torna relevante.

Por su parte Doepke y Schneider (2006a) buscan mostrar que los shocks redistributivos, como el que genera un shock inflacionario no esperado, pueden tener efectos persistentes en los agregados económicos. Para fundamentarlo construyen un modelo de ciclo de vida. Dependiendo la edad de la persona será su reacción, pues como indica un modelo de ciclo de vida el individuo tratará de suavizar el consumo a lo largo de toda su vida.

Los autores encuentran que una redistribución de la riqueza de suma cero puede tener efectos agregados persistentes, que aparecen porque hay asimetrías en las reacciones de ganadores y perdedores a los cambios en la riqueza, por los distintos momentos de su vida en que reciben el shock.

En el trabajo de Erosa y Ventura (2002)los autores se proponen estudiar el efecto distributivo de la inflación.

Para ello construyen un modelo de crecimiento monetario teniendo en cuenta la heterogeneidad en materia de patrones de transacción y cartera de valores entre los hogares para captar el efecto distributivo de la inflación. Encuentran ciertas características o patrones transaccionales en los hogares de Estados Unidos:

1. Los individuos de mayores ingresos usan una menor proporción de efectivo respecto del total de sus transacciones.

2. La proporción de riqueza de los hogares conservada en activos líquidos decrece con los ingresos y la riqueza.

3. Una fracción no trivial de hogares no poseen una cuenta corriente y/o no tienen o usan tarjeta de crédito para operar.

En presencia de economías de escala en compras a crédito, aquellos individuos con mayores niveles de consumo enfrentan menores costos transaccionales. Como resultado, el costo de bienestar de la inflación seria sustancialmente más alto para individuos de bajos ingresos relativo a las contrapartes de mayores ingresos. De esta forma, la inflación funcionaria como un impuesto no linear al consumo.

Canavese, Sosa Escudero y González Alvaredo (1999) estudian los efectos del impuesto inflacionario a partir de intentar hallar las distintas tasas que afectaron a los diferentes quintiles de la distribución del ingreso en el período de alta inflación e hiperinflación que comprende la década de 1980-1990 en Argentina.

Se calcularon el señoreaje y el impuesto inflacionario mensuales en términos absolutos. Para el cálculo del impuesto inflacionario se tomó a M1 como agregado monetario adecuado. Por su parte, la tasa de inflación se estimó en base al índice de precios al consumidor. Finalmente, se hizo el mismo estudio pero por quintil.

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Se ve claramente que el impuesto inflacionario ha alcanzado magnitudes importantes durante toda la década, representando alrededor del 12% del PBI trimestral durante los episodios hiperinflacionarios de 1989 y 1990. El señoreaje llega a valores máximos en los mismos meses, pero también toma niveles importantes durante la segunda mitad de 1982, debido fundamentalmente a la monetización de la deuda interna. Cuando se hace el análisis por quintil se verifica una alta regresividad del impuesto inflacionario, tanto en el largo y corto plazo los más pobres tributaron el doble que los más ricos.

En el trabajo de Giraldo y Trivellato (2003)se intenta proveer evidencia empírica de los efectos que la inflación tuvo en hogares italianos con diferentes estructuras de consumo, dependiendo de su nivel de gasto de consumo per cápita, para el período 2000-2002. La principal conclusión a la que abordan los autores es que la inflación en el período 2000-2001 fue mayor para los hogares de menor consumo, mientras que en el período 2001-2002 la inflación fue mayor para hogares de mayor gasto en consumo. Para llegar a esas conclusiones se valieron de la Encuesta de Precios al Consumidor (EPC) y la Encuesta de Gasto Familiar (EGF).

La metodología que siguen consiste en elaborar un índice valuando los productos y servicios revelados en la Encuesta de Gasto Familiar basándose en el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Los pasos de construcción del índice fueron los siguientes:

1. Armonización de la canasta de productos entre la Encuesta de Precios al Consumidor (EPC) y el Índice de Precios al Consumidor (IPC).

2. Conciliar los productos de la EGF y el IPC hasta obtener un índice de precios para 189 productos y su ponderación apropiada - porcentajes de gasto de consumo per cápita equivalente para cada uno de los 189 productos -. El agrupamiento de los hogares se realiza teniendo en cuenta los deciles de la distribución del gasto per cápita en consumo equivalente.

3. Armar Índice de Precios para cada decil de acuerdo a su correspondiente estructura de consumo.

III. Metodología

Es lógico suponer que el incremento en el nivel general de precios no tiene el mismo impacto en hogares con diferentes estructuras de consumo dado que: en primer lugar, hay diferencia en las canastas de bienes consumidos – a modo de ejemplo: el quintil más rico de la Argentina destina, en promedio, el 5% del total de su consumo al consumo, en específico, de “Enseñanza”, mientras que el quintil más pobre solo le destina el 2,6% del total consumido; por su parte para este último, el rubro “Alimentos y Bebidas” representa el 33,7% de su consumo, porcentaje que se reduce al 23,7% para el quintil más rico99-. Y en segundo lugar, el precio al cual distintos hogares compran el mismo producto puede diferir.

El propósito de este trabajo es proveer una evidencia empírica de cuál es el impacto que tiene la inflación sobre hogares con distintas estructuras de consumo. Dicho de

99 Datos provenientes de la ENGH 2004-2005 para la ciudad de buenos aires, cifras por hogar

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otra forma, ¿cuál es el grado de exposición de los distintos estratos sociales a la inflación? Para ello nos valdremos de:

-La Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares 2004/2005 (ENGH) para la Ciudad de Buenos Aires, de donde se obtiene las características de consumo del hogar y per cápita. A partir de ella se divide a la población muestral en quintiles de acuerdo al nivel de gasto de consumo que tengan y se establecen las ponderaciones atribuidas a cada uno de los rubros de consumo(Alimentos y bebidas; Indumentaria; Vivienda y Servicios Básicos; Equipamiento y Mantenimiento del Hogar; Atención Médica y Gastos para la Salud; Transporte y Comunicación; Esparcimiento; Educación; Otros Bienes y Servicios) en el consumo total de cada quintil.

-El IPC-GBA construido por el INDEC. Mide la evolución de los precios de un conjunto de bienes y servicios representativos del gasto de consumo de los hogares residentes en la Ciudad de Buenos Aires y los 24 partidos del Gran Buenos Aires. Se desagrega en 9 capítulos, 24 divisiones, 54 grupos, 94 subgrupos, 132 productos y 440 variedades.

- Inflación desagregada por capítulos, según estimación de la consultora económica que llamaremos OFA de aquí en adelante.

III.1 Pasos a Seguir

1° Cálculo del nivel general de precios por quintil según estadísticas del INDEC

En un primer paso, se recurre al IPC-GBA desagregado por capítulos para valuar las estructuras de consumo de cada quintil, llegando así a un Índice General de Precios para cada estrato.

Ahora bien, la elaboración de estos Índices de Precios contiene ciertas deficiencias: por un lado la correspondencia entre los artículos de la ENGH y las variedades del IPC-GBA no es exacta dado que el IPC solo trabaja con 440 artículos mientras que la ENGH lo hace con más de 1600 y, además, las ponderaciones de cada uno de los productos que conforman el IPCse realizan de acuerdo a los gastos revelados por la población muestral, que difiere de la que utiliza la ENGH. En segundo lugar, y he aquí la mayor deficiencia, estamos trabajando con estadísticas elaboradas por el INDEC, las cuales difieren ampliamente de estimaciones privadas desde el año 2007 y no pueden ser consideradas relevantes para un análisis válido del impacto inflacionario.

Esto motiva un segundo análisis, no ya con las cifras que provee el INDEC sino con estimaciones de inflación del sector privado.

2° Cálculo del nivel general de precios por quintil según precios relevados por OFA. Seguidamente, análisis comparativo con los IPC por quintil del INDEC.

3° Análisis econométrico para evaluar la persistencia de un shock inflacionario sobre los distintos quintiles, tanto para el IPC INDEC como para IPC OFA.

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125

IV. Resultados

IV.1 Inflación por quintil según IPC publicado por INDEC

Para calcular la tasa de variación de precios que enfrentó cada estrato de ingreso se ponderó la estructura de gasto de cada quintil por la primera apertura del Índice de Precios al Consumidor, que consta de 9 capítulos. La estructura de gasto de cada quintil se obtuvo del cuadro “Características de las unidades de gasto y composición porcentual del gasto ordenadas por ingreso mensual per cápita” de la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares 2004/2005 para la Ciudad de Buenos Aires100, que se muestra a continuación:

CUADRO I. – Características de las unidades de gasto y composición porcentual del gasto, por ingreso mensual per cápita.

Se llega así a la constitución de un índice de precios mensual para cada quintil para el período comprendido entre enero 2003 a abril de 2012. Se consideró desde el año 2003 en adelante para evitar que las estructuras de gasto por quintil reveladas por la ENGH2004/2005 pierdan consistencia para años anteriores. Los IPC por quintil para cada uno de los años se encuentran en el ANEXO I.

A continuación se muestra la evolución del IPC por quintil, en porcentaje, respecto del mismo mes del año anterior, para los años bajo análisis, es decir:

3 ¼5��½n�Q�¼5��½n�Q�&� − 1 6 × 100

Donde:

¼5��½n�Q� ∶ IPC quintil (1 al 5) del mes t (1 al 12) del año y (2003 a 2012)

100 Utilizamos la ENGH 2004/2005 para la Ciudad de Buenos Aires porque no nos fue posible conseguir la Nacional.

1° 2° 3° 4° 5°

Alimentos y bebidas 34,4 33,2 29,5 26,0 22,4

Indumentaria y calzado 6,3 6,2 6,5 7,0 7,8

Propiedades, combustibles, agua y electricidad 16,0 14,3 14,0 13,5 12,0

Equipamiento y mantenimiento del hogar 5,9 5,7 6,3 7,5 9,7

Salud 7,7 8,3 11,0 9,8 9,9

Transporte y comunicaciones 12,3 13,0 14,9 14,9 16,9

Esparcimiento 7,0 8,8 7,9 10,7 12,0

Enseñanza 3,7 3,8 3,6 4,5 3,9

Bienes y servicios varios 6,7 6,8 6,4 6,1 5,5

Nota: en algunas columnas la suma de los parciales no totaliza exactamente el cien porciento por la aproximación decimal.

La distribuión del ingreso es de la provincia.

Fuente: INDEC, Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 2004-2005. Ciudad de Buenos Aires

Finalidad del GastoQuintil de ingreso neto mensual per cápita

ESTRUCTURA PORCENTUAL DEL GASTO SEGÚN QUINTILES DE UNIDADES DE GASTO ORDENADAS POR INGRESO MENSUAL PER

CÁPITA

Fuente: Elaboración propia en base a cifras publicadas por el

Este estudio permitió ver que desde el año 2003 al 2007 y en el 2010, los hogares de menores ingresos habrían sufrido el impacto de una mayor inflación interanual, mientras que en los años 2008, 2009 y por sobre todo en el año 2011, los hogares de mayores recursos fueron los más afectados por la inflación; en lo que respecta a los primeros meses de 2012, se observa un gran impacto inflacionario nuevamente sobre los quintiles más altos de la sociedad. En el por quintil para los años 2008, 2009, 2011 y 2012 para poder observar con más claridad que en el Gráfico I la mayor presión inflacionaria que sufrieron los quintiles de mayores ingresos en esos años en particular.

IV.2 Inflación por quintil según IPC elaborado por consultora privada

Como es de suponer la evolución de las series de inflación construidas a partir de estadísticas no oficiales difiere mucho, a partir del año 2007, de las construidas con cifras del INDEC.

Lo vemos por ejemplo para el caso de la inflación mensual que sufre el primer quintil:

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C Gráfico I

Fuente: Elaboración propia en base a cifras publicadas por el INDEC

Este estudio permitió ver que desde el año 2003 al 2007 y en el 2010, los hogares de menores ingresos habrían sufrido el impacto de una mayor inflación interanual, mientras que en los años 2008, 2009 y por sobre todo en el año 2011, los hogares de mayores recursos fueron los más afectados por la inflación; en lo que respecta a los primeros meses de 2012, se observa un gran impacto inflacionario nuevamente sobre los quintiles más altos de la sociedad. En el ANEXO II se muestra la inflación interanual por quintil para los años 2008, 2009, 2011 y 2012 para poder observar con más claridad que en el Gráfico I la mayor presión inflacionaria que sufrieron los quintiles de mayores ingresos en esos años en particular.

Inflación por quintil según IPC elaborado por consultora

Como es de suponer la evolución de las series de inflación construidas a partir de estadísticas no oficiales difiere mucho, a partir del año 2007, de las construidas con

vemos por ejemplo para el caso de la inflación mensual que sufre el primer quintil:

A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

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INDEC

Este estudio permitió ver que desde el año 2003 al 2007 y en el 2010, los hogares de menores ingresos habrían sufrido el impacto de una mayor inflación interanual, mientras que en los años 2008, 2009 y por sobre todo en el año 2011, los hogares de mayores recursos fueron los más afectados por la inflación; en lo que respecta a los primeros meses de 2012, se observa un gran impacto inflacionario nuevamente sobre

se muestra la inflación interanual por quintil para los años 2008, 2009, 2011 y 2012 para poder observar con más claridad que en el Gráfico I la mayor presión inflacionaria que sufrieron los quintiles de

Inflación por quintil según IPC elaborado por consultora

Como es de suponer la evolución de las series de inflación construidas a partir de estadísticas no oficiales difiere mucho, a partir del año 2007, de las construidas con

vemos por ejemplo para el caso de la inflación mensual que sufre el primer quintil:

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

127

Gráfico II

Fuente: Elaboración propia según cifras publicadas por el INDEC y OFA

Las mayores diferencia de valuación se registra en los rubros: “Alimentos y bebidas” en primer lugar, “Vivienda” y en “Otros Bienes y Servicios”.

Analizando en particular la inflación acumulada desde enero a abril 2012 por capítulo se observan las siguientes diferencias de medición:

-Inflación acumulada en el rubro “Alimentos” es un 132% mayor en las estadísticas de OFA (9,96% versus 4,3%).

-Inflación acumulada en el rubro “Vivienda” es 8 veces superior bajo mediciones de OFA (16,19% versus 2,23%).

- Por su parte el rubro “Otros Bienes y Servicios” registra una inflación acumulada del 13,33% entre los meses de enero y abril para el caso de OFA, mientras que el mismo rubro solo acumularía un 2,79% de inflación según el Indec.

Dadas estas evidentes diferencias de valuación y el aumento de la desconfianza que generaron las cifras publicadas por el Indec, nos vemos en la necesidad en este punto de realizar un ejercicio similar al que se hizo anteriormente pero ahora basándonos en estadísticas privadas. Se vuelve a trabajar con el cuadro “Características de las unidades de gasto y composición porcentual del gasto ordenadas por ingreso mensual per cápita” de la ENGH 2004/2005 para la Ciudad de Buenos Aires,pero ahora se ponderan las mismas de acuerdo a estimaciones de inflación por cada uno de los capítulos elaborados por la consultora económica OFA.

En el ANEXO III se presentan los IPC por quintil de acuerdo a las estimaciones de inflación de OFA.

A continuación mostramos la variación interanual del IPC por quintil:

-1,00%

-0,50%

0,00%

0,50%

1,00%

1,50%

2,00%

2,50%

3,00%

3,50%

4,00%

4,50%

en

e-0

3

ago

-03

mar

-04

oct

-04

may

-05

dic

-05

jul-

06

feb

-07

sep

-07

abr-

08

no

v-0

8

jun

-09

en

e-1

0

ago

-10

mar

-11

oct

-11

q1 no oficial

q1 INDEC

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Gráfico III

Fuente: Elaboración propia según estimaciones de OFA

Análisis Comparativo de los resultados: IPC Indec versus IPC OFA

Analizando comparativamente los gráficos de IPC interanual se observa que, diferencia de lo que ocurrió cuando valuamos las estructuras de consumo de cada quintil por el índice de precios publicado por el INDEC, para las mediciones de OFA en todos los años bajo estudio los quintiles más bajos habrían sido los que experimentaron la mayor inflación interanual. En el ANEXO IV lo mostramos para algunos años en particular para que se pueda apreciar con mayor claridad que en el gráfico II. Este no es un dato menor, pues si la inflación impacta más severamente en los hogares de bajo consumo, esto puede generar un incremento de la inequidad.

Resulta útil además mostrar, como se hace en la tabla I y II, la inflación anual desde el año 2003, para cada uno de los quintiles, basadas en estimaciones del Indec y de OFA respectivamente.

TABLA I

IPC Anual INDEC

q1 q2 q3 q4 q5

2003 3,86% 3,83% 3,68% 3,63% 3,47%

2004 6,25% 6,28% 6,16% 6,24% 6,19%

2005 12,50% 12,32% 12,09% 11,91% 11,57%

2006 9,91% 9,87% 9,72% 9,84% 9,72%

2007 8,55% 8,45% 8,58% 8,33% 8,18%

2008 7,30% 7,39% 7,48% 7,65% 7,67%

2009 7,34% 7,42% 7,65% 7,73% 7,89%

2010 10,81% 10,89% 10,71% 10,75% 10,72%

2011 9,73% 9,85% 10,04% 10,31% 10,55%

Ene-Abril 2012 3,37% 3,43% 3,35% 3,39% 3,34%

Fuente: Elaboración propia según estimaciones del INDEC

0,00%

10,00%

20,00%

30,00%

40,00%

50,00%

en

e-0

3

jul-

03

en

e-0

4

jul-

04

en

e-0

5

jul-

05

en

e-0

6

jul-

06

en

e-0

7

jul-

07

en

e-0

8

jul-

08

en

e-0

9

jul-

09

en

e-1

0

jul-

10

en

e-1

1

jul-

11

en

e-1

2

Var

iaci

ón

inte

ran

ual

de

l IP

CIPC interanual por quintil

q1

q2

q3

q4

q5

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

129

TABLA II

IPC Anual OFA

q1 q2 q3 q4 q5

2003 3,98% 3,95% 3,82% 3,76% 3,60%

2004 6,37% 6,40% 6,30% 6,38% 6,34%

2005 12,68% 12,51% 12,28% 12,08% 11,74%

2006 9,98% 9,94% 9,81% 9,93% 9,82%

2007 18,69% 18,63% 18,56% 18,10% 17,70%

2008 22,55% 22,41% 21,88% 21,67% 21,01%

2009 15,03% 15,02% 14,84% 14,78% 14,67%

2010 29,73% 29,43% 28,55% 27,74% 26,69%

2011 23,52% 23,49% 23,16% 23,13% 22,90%

Ene-Abril 2012 8,93% 8,79% 8,52% 8,27% 7,90%

Fuente: Elaboración propia según estimaciones de OFA

Según se puede apreciar en la Tabla I, la mayor inflación anual se percibió en el año 2005 para todos los quintiles, siendo el primer quintil el que recibió el impacto de una mayor inflación (del 12,5% anual), versus el quinto quintil que sería el menos afectado por la inflación en ese año (11,57%). La mayor inflación en este año estuvo en los capítulos: Alimentos y Bebidas (15,7% de inflación anual), Vivienda (14,92%) y Educación (15,72%). Además se observa con claridad una reversión del impacto inflacionario a partir del año 2008 donde deja de impactar en los sectores de menores ingresos de la sociedad para pasar a impactar en los sectores de más altos ingresos (a excepción del año 2010).

En lo que va del año 2012 el segundo quintil seria el que acumuló una mayor inflación (del 3,43% de enero a abril de 2012), mientras que el quintil cinco sería el que menos se vio afectado por la misma (3,34%); con lo cual la brecha inflacionaria entre el que percibió la mayor y la menor inflación es muy pequeña (solo 9 puntos básicos entre uno y otro).

En cambio, bajo las estadísticas de OFA, como se observa en la Tabla II, la mayor inflación anual se encuentra para todos los quintiles en el año 2010, siendo el primer quintil el más afectado (29,73% anual) y el menos afectado el quinto (26,69%). Los rubros que experimentaron la mayor inflación en este año fueron: “Alimentos y Bebidas” (40,47%) – registrando las mayores subas en Carnes (67,66%), Frutas (44,47%) y Comida para llevar (36,58%) – “Vivienda” (26,66%) y “Atención Médica y Gastos de Salud” (25,37%).

Para todos los años bajo análisis se sigue esta relación donde a medida que crecemos en ingresos el grado de exposición a la inflación es menor, salvo por el año 2004 donde el segundo quintil se expone a la mayor inflación que el primer quintil.

En lo que va del 2012, nuevamente el primer quintil acumula la mayor inflación (8,93% desde enero a abril), registrándose los mayores aumentos en: “Vivienda” (16,19%)- subcapítulo: servicios básicos y combustibles para el hogar (40%)-, “Bienes y servicios varios” (13,33%)- cigarrillos: 17,1%- , “Alimentos y Bebidas” (9,96%) – Frutas: 31,46% y Verduras: 28,29%-. El quinto quintil por su parte se habría visto afectado por una inflación acumulada entre enero y abril del 7,9%, 1,03 puntos porcentuales inferior a la del primer quintil.

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130

IV.3 Análisis econométrico de las series de tiempo

A continuación analizaremos sobre qué quintil cualquier shock inflacionario es más persistente. Para ello nos valdremos de la aplicación de modelos AR (1).101

Los resultados de aplicación del modelo fueron los siguientes:

101 Se llevaron a cabo los test apropiados para su aplicación.

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

131

A la hora de sacar conclusiones sobre el impacto redistributivo de la inflación habrá que considerar no solo el porcentaje de inflación que padece un sector social sino también la persistencia que tiene cualquier shock inflacionario que los golpee.

Trabajando con las series construidas a partir de las estadísticas del Indec se puede apreciar que el impacto de un shock inflacionario sería más persistente para el primer y tercer quintil. En el ejercicio anterior se había llegado a la conclusión que en los últimos años los sectores de mayores ingresos habrían sufrido una mayor inflación, pero este carácter progresivo que se podría deducir de aquella conclusión se ve contrarrestado por una mayor persistencia de cualquier shock inflacionario sobre los sectores de menores ingresos, con lo cual no podría decirse de forma univoca que el impacto final de la inflación en los últimos años haya sido progresivo.

Por su parte, trabajando con las series construidas a partir de los datos de inflación de OFA, sí se llega a una única respuesta, pues no solo que los individuos del quintil más bajo habrían sufrido una mayor inflación sino que además cualquier shock inflacionario impactaría en ellos con más permanencia (como el coeficiente de autorregresivo demuestra), con lo cual el carácter final de la inflación habría sido regresivo.

Ahora vamos a cuantificar la persistencia de un shock inflacionario sobre los distintos quintiles con un segundo método que consisten en calcular la vida media del shock inflacionario, es decir cuánto tarda un shock a la inflación en reducir el aumento inflacionario que generó a la mitad102.

A continuación se presentan los resultados aplicados a las estadísticas del INDEC y OFA

INDEC OFA

q1 q2 q3 q4 q5 q1 q2 q3 q4 q5

ln (0,5) -0,69 -0,69 -0,69 -0,69 -0,69 ln (0,5) -0,69 -0,69 -0,69 -0,69 -0,69

b 0,60 0,58 0,60 0,57 0,56 b 0,73 0,72 0,72 0,71 0,70

ln b -0,52 -0,54 -0,52 -0,56 -0,58 ln b -0,32 -0,32 -0,33 -0,35 -0,36

h 1,34 1,28 1,34 1,24 1,19 h 2,18 2,15 2,08 1,99 1,92

Con lo cual, para el caso del INDEC, el shock a la inflación tarda en deshacerse a la mitad alrededor de 40 días para el primer y tercer quintil. En el quinto quintil se reduce a la mitad en 36 días.

Para las estadísticas del OFA la vida media del shock inflacionario sobre cualquier quintil es superior a la correspondiente bajo las estadísticas del INDEC; encontramos por ejemplo que la vida media del shock inflacionario es de 2,18 meses para el primer quintil, es decir prácticamente 25 días más que lo que tarda

102Para el caso de un proceso AR(1) el cálculo consiste en: ℎ = ÀÁ(�.¡)ÀÁ �

donde ℎ: Vida media y �: Coef. de regresión

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

132

bajo las cifras del INDEC. En el quinto quintil esto mismo ocurre en alrededor de 58 días (22 días más tarde que bajo las cifras oficiales).

V. Conclusión

La medición de la inflación en Argentina ha estado en el centro de un largo debate en lo que se refiere a su tamaño y sus efectos distributivos entre hogares con diferentes niveles de consumo, sobre todo dada la aceleración que tuvo en los últimos años y la aparición cada vez mayor de cifras extra oficiales.

El efecto que la inflación tiene en el estándar de vida de los hogares no es un tema menor, pues si la inflación golpea sobre los hogares de bajo consumo más severamente, esto podría generar un incremento en la inequidad.

El objetivo de este trabajo ha sido proveer evidencia empírica de los efectos que la inflación tuvo en los hogares argentinos con diferentes estructuras de consumo para el periodo 2003-2012 y hemos arribado a los siguientes resultados:

Basándonos en las estadísticas de OFA, la inflación en el periodo bajo estudio habría sido altamente regresiva, pues no solo enfrentan la mayor inflación sino que cualquier aumento inflacionario tiene un impacto más durable en el tiempo sobre ellos.

Muy distinto es el resultado al que se arriba bajo las estadísticas del Indec, donde la persistencia de cualquier shock inflacionario también sería mayor sobre los quintiles más bajos, pero en lo que refiera al nivel de inflación que enfrentaron bajo el periodo bajo estudio, sería sobre el mayor quintil el que percibió en los últimos años la mayor inflación.

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133

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134

ANEXO I

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2003. IPC INDEC. BASE 2008=100

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2004. IPC INDEC. BASE 2008=100

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

I 66,121 66,333 66,657 66,848 67,4537

I 68,069 68,275 68,516 68,69 69,214

II 66,512 66,701 67,021 67,154 67,7279

II 68,148 68,34 68,58 68,721 69,217

III 66,964 67,105 67,428 67,508 68,0477

III 68,645 68,781 69,094 69,164 69,647

IV 67,028 67,158 67,502 67,594 68,16

IV 69,246 69,389 69,68 69,77 70,263

V 66,79 66,925 67,285 67,403 67,9892

V 69,833 69,935 70,222 70,271 70,725

VI 66,8 66,92 67,298 67,425 68,0074

VI 70,222 70,334 70,605 70,664 71,12

VII 67,093 67,267 67,604 67,784 68,3677

VII 70,502 70,691 70,925 71,089 71,585

VIII 67,157 67,308 67,631 67,752 68,2847

VIII 70,736 70,89 71,118 71,215 71,667

IX 67,207 67,336 67,66 67,754 68,2723

IX 71,218 71,357 71,582 71,686 72,145

X 67,599 67,713 68,003 68,073 68,5605

X 71,49 71,637 71,869 72 72,48

XI 67,754 67,868 68,147 68,204 68,6765

XI 71,499 71,644 71,891 72,027 72,521

XII 67,858 68,012 68,285 68,406 68,9151

XII 72,098 72,283 72,493 72,674 73,181

Promedio 67,07 67,22 67,54 67,66 68,21

Promedio 70,14 70,3 70,55 70,66 71,15

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2005. IPC INDEC. BASE 2008=100

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2006. IPC INDEC. BASE 2008=100

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

I 73,153 73,404 73,594 73,851 74,3825 I 81,993 82,181 82,217 82,405 82,776

II 73,869 74,086 74,253 74,449 74,9248 II 82,307 82,471 82,509 82,633 82,964

III 75,041 75,2 75,35 75,488 75,9089 III 83,372 83,465 83,516 83,606 83,873

IV 75,441 75,575 75,747 75,884 76,3245 IV 84,235 84,331 84,387 84,526 84,834

V 75,974 76,078 76,265 76,395 76,8129 V 84,731 84,798 84,895 85,045 85,362

VI 76,813 76,869 77,028 77,143 77,5077 VI 85,162 85,221 85,308 85,456 85,768

VII 77,55 77,636 77,745 77,896 78,2447 VII 85,709 85,789 85,841 86,07 86,361

VIII 77,922 77,949 78,052 78,098 78,3788 VIII 86,192 86,253 86,319 86,509 86,753

IX 78,77 78,784 78,855 78,848 79,1088 IX 87 87,055 87,119 87,337 87,613

X 79,393 79,425 79,512 79,56 79,8583 X 87,727 87,783 87,821 88,042 88,328

XI 80,32 80,345 80,39 80,407 80,667 XI 88,331 88,374 88,391 88,57 88,831

XII 81,108 81,189 81,26 81,329 81,6454 XII 89,148 89,2 89,158 89,335 89,582

Promedio 77,11 77,21 77,34 77,45 77,81

Promedio 85,49 85,58 85,62 85,79 86,09

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2007. IPC INDEC. BASE 2008=100

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2008. IPC INDEC. BASE 2008=100

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

I 90,11 90,18 90,09 90,23 90,43

I 97,61 97,61 97,69 97,68 97,83

II 90,41 90,44 90,33 90,43 90,61

II 98,07 98,06 98,09 98,03 98,10

III 91,19 91,15 91,06 91,09 91,23

III 99,15 99,14 99,14 99,14 99,16

IV 91,94 91,86 91,79 91,79 91,91

IV 100,02 100,00 100,00 99,99 100,00

V 92,34 92,26 92,21 92,22 92,36

V 100,55 100,54 100,57 100,58 100,56

VI 92,76 92,69 92,64 92,67 92,81

VI 101,23 101,21 101,25 101,26 101,23

VII 93,18 93,12 93,06 93,10 93,24

VII 101,72 101,76 101,85 101,97 102,05

VIII 93,72 93,62 93,56 93,51 93,56

VIII 102,22 102,27 102,37 102,51 102,62

IX 94,47 94,37 94,32 94,27 94,33

IX 102,75 102,78 102,90 103,02 103,11

X 95,11 95,01 94,96 94,93 95,02

X 103,12 103,19 103,33 103,47 103,62

XI 95,91 95,83 95,84 95,83 95,98

XI 103,47 103,52 103,68 103,81 103,95

XII 96,77 96,74 96,81 96,78 96,91

XII 103,83 103,89 104,05 104,18 104,34

Promedio 93,16 93,11 93,06 93,07 93,20

Promedio 101,15 101,16 101,24 101,30 101,38

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

135

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2009. IPC INDEC. BASE 2008=100

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2010. IPC INDEC. BASE 2008=100

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

I 104,29 104,38 104,65 104,83 105,10

I 112,62 112,79 113,18 113,42 113,76

II 104,62 104,76 105,11 105,34 105,71

II 113,96 114,10 114,42 114,59 114,85

III 105,26 105,38 105,79 105,99 106,32

III 115,18 115,31 115,59 115,72 115,93

IV 105,62 105,76 106,20 106,41 106,76

IV 116,10 116,20 116,48 116,58 116,78

V 105,94 106,07 106,53 106,77 107,11

V 116,94 117,04 117,32 117,45 117,64

VI 106,37 106,50 106,96 107,21 107,56

VI 117,80 117,90 118,16 118,33 118,54

VII 107,01 107,15 107,64 107,90 108,29

VII 118,82 118,98 119,20 119,47 119,75

VIII 107,92 108,05 108,56 108,77 109,14

VIII 119,76 119,92 120,22 120,43 120,70

IX 108,69 108,82 109,33 109,54 109,90

IX 120,64 120,82 121,09 121,36 121,64

X 109,55 109,67 110,16 110,38 110,73

X 121,55 121,72 121,96 122,19 122,44

XI 110,46 110,57 111,05 111,27 111,60

XI 122,43 122,61 122,86 123,09 123,36

XII 111,45 111,59 112,01 112,24 112,58

XII 123,50 123,74 124,00 124,31 124,64

Promedio 107,27 107,39 107,83 108,05 108,40

Promedio 118,27 118,43 118,71 118,91 119,17

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2011. IPC INDEC. BASE 2008=100

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2012. IPC INDEC. BASE 2008=100

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

I 124,52 124,82 125,16 125,54 125,959

I 136,55 137,03 137,61 138,37 139,13

II 125,54 125,9 126,23 126,74 127,25

II 137,7 138,18 138,71 139,4 140,06

III 126,5 126,84 127,18 127,72 128,213

III 139,01 139,52 139,98 140,77 141,41

IV 127,55 127,89 128,27 128,82 129,316

IV 140,15 140,64 141,08 141,83 142,45

V 128,49 128,85 129,25 129,87 130,375

VI 129,41 129,76 130,18 130,82 131,351

VII 130,45 130,81 131,2 131,89 132,45

VIII 131,61 131,99 132,5 133,14 133,729

IX 132,72 133,11 133,64 134,29 134,905

X 133,57 133,94 134,45 135,12 135,731

XI 134,34 134,7 135,19 135,85 136,47

XII 135,52 135,92 136,45 137,13 137,786

Promedio 130 130,4 130,8 131,4 132

ANEXO II

VARIACION EN PORCENTAJE DEL IPC RESPECTO DEL MISMO MES DEL AÑO ANTERIOR. AÑO

2008

VARIACION EN PORCENTAJE DEL IPC RESPECTO DEL MISMO MES DEL AÑO ANTERIOR. AÑO

2009

0,00%

2,00%

4,00%

6,00%

8,00%

10,00%

12,00%

IPC INTERANUAL Q1

IPC INTERANUAL Q2

IPC INTERANUAL Q3

IPC INTERANUAL Q4

IPC INTERANUAL Q5

0,00%

1,00%

2,00%

3,00%

4,00%

5,00%

6,00%

7,00%

8,00%

9,00%

IPC INTERANUAL Q1

IPC INTERANUAL Q2

IPC INTERANUAL Q3

IPC INTERANUAL Q4

IPC INTERANUAL Q5

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

137

VARIACION EN PORCENTAJE DEL IPC RESPECTO DEL MISMO MES DEL AÑO ANTERIOR. AÑO 2011

VARIACION EN PORCENTAJE DEL IPC RESPECTO DEL MISMO MES DEL AÑO ANTERIOR. AÑO 2012

9,00%

9,20%

9,40%

9,60%

9,80%

10,00%

10,20%

10,40%

10,60%

10,80%

11,00%

IPC INTERANUAL Q1

IPC INTERANUAL Q2

IPC INTERANUAL Q3

IPC INTERANUAL Q4

IPC INTERANUAL Q5

9,20%

9,40%

9,60%

9,80%

10,00%

10,20%

10,40%

10,60%

ene-12 feb-12 mar-12 abr-12

IPC INTERANUAL Q1

IPC INTERANUAL Q2

IPC INTERANUAL Q3

IPC INTERANUAL Q4

IPC INTERANUAL Q5

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

138

ANEXO III

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2003. IPC CONSULTORA PRIVADA

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2004. IPC CONSULTORA PRIVADA

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

I 139,419 139,842 139,073 138,970 139,362

I 143,693 144,106 143,132 142,978 143,187

II 140,282 140,652 139,862 139,629 139,943

II 143,836 144,222 143,242 143,016 143,165

III 141,316 141,583 140,792 140,438 140,678

III 144,895 145,160 144,325 143,945 144,065

IV 141,444 141,690 140,947 140,621 140,920

IV 146,213 146,490 145,600 145,256 145,390

V 140,889 141,146 140,447 140,183 140,534

V 147,425 147,620 146,713 146,279 146,328

VI 140,783 141,017 140,363 140,126 140,482

VI 148,285 148,502 147,552 147,134 147,182

VII 141,422 141,772 141,029 140,904 141,261

VII 148,860 149,243 148,216 148,024 148,158

VIII 141,598 141,898 141,119 140,863 141,106

VIII 149,399 149,705 148,653 148,308 148,339

IX 141,743 141,994 141,217 140,902 141,113

IX 150,465 150,736 149,672 149,339 149,381

X 142,673 142,890 142,033 141,656 141,794

X 151,035 151,326 150,272 149,995 150,083

XI 143,035 143,251 142,365 141,958 142,060

XI 151,039 151,324 150,307 150,040 150,157

XII 143,236 143,539 142,640 142,371 142,554

XII 152,361 152,732 151,625 151,453 151,591

Promedio 141,487 141,773 140,991 140,718 140,984

Promedio 148,126 148,430 147,443 147,147 147,252

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2005. IPC CONSULTORA PRIVADA

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2006. IPC CONSULTORA PRIVADA

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

I 154,529 155,047 153,881 153,868 154,056

I 173,542 173,9245 172,2468 171,994 171,737

II 156,066 156,514 155,281 155,133 155,190

II 174,234 174,5649 172,8753 172,4805 172,126

III 158,689 159,004 157,710 157,414 157,336

III 176,5373 176,7108 175,0321 174,5423 174,0461

IV 159,539 159,801 158,547 158,243 158,203

IV 178,3646 178,5477 176,8728 176,4867 176,0783

V 160,556 160,762 159,538 159,217 159,135

V 179,2656 179,3968 177,8093 177,4507 177,073

VI 162,209 162,327 161,038 160,683 160,496

VI 180,1759 180,2931 178,6765 178,3087 177,916

VII 163,745 163,934 162,522 162,239 162,012

VII 181,1775 181,3502 179,6586 179,463 179,0361

VIII 164,572 164,632 163,193 162,673 162,287

VIII 182,1889 182,3197 180,6456 180,3573 179,8251

IX 166,618 166,636 165,101 164,452 163,996

IX 183,9557 184,0734 182,383 182,1513 181,6803

X 167,919 167,978 166,472 165,938 165,565

X 185,5864 185,7027 183,944 183,7071 183,2452

XI 170,016 170,054 168,437 167,823 167,351

XI 186,9511 187,0353 185,2141 184,8802 184,3494

XII 171,676 171,832 170,247 169,744 169,381

XII 188,8109 188,9114 186,9438 186,5912 186,0139

Promedio 163,011 163,210 161,830 161,452 161,251

Promedio 180,899 181,069 179,36 179,03 178,594

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2007. IPC CONSULTORA PRIVADA

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2008. IPC CONSULTORA PRIVADA

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

I 192,566 192,924 191,082 190,743 190,166 I 228,448 228,728 226,104 225,074 223,779

II 193,504 193,782 191,875 191,418 190,747 II 234,760 234,621 231,359 229,366 227,190

III 196,282 196,347 194,395 193,726 192,833 III 243,781 243,455 239,528 237,215 234,358

IV 199,026 198,967 196,904 196,036 194,964 IV 247,482 247,094 243,060 240,665 237,756

V 201,768 201,646 199,467 198,544 197,380 V 250,646 250,292 246,301 244,166 241,169

VI 204,952 204,754 202,356 201,294 199,928 VI 254,152 253,751 249,705 247,473 244,418

VII 208,780 208,612 205,973 204,920 203,481 VII 257,592 257,361 253,226 251,222 248,311

VIII 212,337 212,148 209,280 208,093 206,435 VIII 262,147 261,926 258,101 255,857 252,807

IX 215,389 215,151 212,232 211,034 209,412 IX 264,455 264,024 260,271 257,712 254,429

X 218,373 218,118 215,057 213,849 212,200 X 268,656 268,182 264,352 261,966 258,775

XI 220,677 220,452 217,492 216,311 214,799 XI 271,651 271,216 267,351 264,979 261,796

XII 224,108 224,108 221,634 220,359 218,932 XII 274,651 274,321 270,127 268,118 264,922

Promedio 207,3136 207,251 204,812 203,861 202,606 Promedio 254,868 254,581 250,79 248,65 245,809

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2009. IPC CONSULTORA PRIVADA NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2010. IPC CONSULTORA PRIVADA

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

I 278,648 278,431 274,183 272,459 269,587 I 324,219 323,982 318,694 316,270 312,173

II 282,363 282,142 277,923 276,104 272,979 II 336,886 336,311 329,997 326,957 321,812

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

139

III 285,180 284,669 280,244 278,070 274,601 III 347,719 346,782 339,974 336,311 330,260

IV 288,740 288,141 283,941 281,462 277,854 IV 352,372 351,203 344,133 340,085 333,783

V 291,993 291,423 286,988 284,552 280,825 V 357,848 356,680 349,820 345,561 339,203

VI 294,431 293,920 289,389 287,039 283,372 VI 363,793 362,601 355,259 350,717 344,065

VII 296,471 296,229 291,636 289,781 286,375 VII 370,438 369,535 361,827 357,721 351,165

VIII 300,733 300,373 295,787 293,659 290,050 VIII 377,052 375,887 368,389 363,475 356,436

IX 303,534 303,041 298,390 295,893 292,029 IX 384,433 382,979 375,016 369,611 362,070

X 306,941 306,447 301,583 298,940 294,932 X 392,682 391,303 382,673 376,967 369,053

XI 311,190 310,588 305,601 303,005 299,060 XI 401,451 400,017 390,872 385,017 376,860

XII 315,924 315,518 310,223 307,752 303,791 XII 409,855 408,388 398,797 393,131 384,878

Promedio 296,346 295,910 291,324 289,060 285,455 Promedio 368,229 367,139 359,621 355,152 348,480

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2011. IPC CONSULTORA PRIVADA

NIVEL GENERAL DE PRECIOS POR QUINTIL. AÑO 2012. IPC CONSULTORA

PRIVADA

MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5 MES Q1 Q2 Q3 Q4 Q5

I 419,662 418,270 407,908 402,340 393,603 I 513,997 512,6146 499,0614 492,6078 481,8621

II 427,030 425,772 415,191 409,864 400,664 II 530,0906 528,1774 513,9495 506,4175 494,5279

III 433,719 432,410 421,761 416,249 406,786 III 541,9646 539,2694 524,1915 515,4914 502,3213

IV 443,076 441,514 430,321 424,293 414,310 IV 552,9419 550,078 534,3539 525,3155 511,4849

V 447,507 445,752 434,875 428,851 418,842

VI 453,790 451,964 440,912 434,919 424,906

VII 463,337 461,773 450,150 444,600 434,898

VIII 472,870 471,018 459,496 453,000 442,667

IX 482,201 480,106 467,983 460,923 450,097

X 490,564 488,584 476,143 469,174 458,249

XI 498,322 496,278 483,583 476,477 465,498

XII 506,253 504,314 491,176 484,061 473,007

Promedio 461,528 459,813 448,292 442,063

431,961

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

140

ANEXO IV

VARIACION EN PORCENTAJE DEL IPC RESPECTO DEL MISMO MES DEL AÑO ANTERIOR. AÑO 2003

VARIACION EN PORCENTAJE DEL IPC RESPECTO DEL MISMO MES DEL AÑO ANTERIOR. AÑO 2005

VARIACION EN PORCENTAJE DEL IPC RESPECTO DEL MISMO MES DEL AÑO ANTERIOR. AÑO 2007

0

0,05

0,1

0,15

0,2

0,25

0,3

0,35

0,4

0,45

ene-03 feb-03 mar-03 abr-03 may-03 jun-03 jul-03 ago-03 sep-03 oct-03 nov-03 dic-03

q1

q2

q3

q4

q5

0

0,02

0,04

0,06

0,08

0,1

0,12

0,14

ene-05 feb-05 mar-05 abr-05 may-05 jun-05 jul-05 ago-05 sep-05 oct-05 nov-05 dic-05

q1

q2

q3

q4

q5

0

0,02

0,04

0,06

0,08

0,1

0,12

0,14

0,16

0,18

0,2

ene-07 feb-07 mar-07 abr-07 may-07 jun-07 jul-07 ago-07 sep-07 oct-07 nov-07 dic-07

q1

q2

q3

q4

q5

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

141

VARIACION EN PORCENTAJE DEL IPC RESPECTO DEL MISMO MES DEL AÑO ANTERIOR. AÑO 2010

VARIACION EN PORCENTAJE DEL IPC RESPECTO DEL MISMO MES DEL AÑO ANTERIOR. AÑO 2012

0

0,05

0,1

0,15

0,2

0,25

0,3

0,35

ene-10 feb-10 mar-10 abr-10 may-10 jun-10 jul-10 ago-10 sep-10 oct-10 nov-10 dic-10

q1

q2

q3

q4

q5

0,21

0,215

0,22

0,225

0,23

0,235

0,24

0,245

0,25

0,255

ene-12 feb-12 mar-12 abr-12

q1

q2

q3

q4

q5

E N S A Y O S D E P O L Í T I C A E C O N Ó M I C A – A Ñ O 2 0 1 2

142

THE INTERNATIONAL ECONOMIC CRISIS FROM POINT OF VIEW OF

THE SOCIAL MARKET ECONOMY

Prof. Dr. Nils Goldschmidt*

Conferencia dictada el día miércoles 8 de agosto de 2012 como parte de la Cátedra Konrad Adenauer, “Escuela de Economía Francisco Valsecchi” de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA).

“Ladies and Gentlemen,

It is my honor and my pleasure to talk to you on “The international economic crisis from the Social Market Economy point of view”. The title sounds good and promising – but I am afraid my remarks will disappoint you, at least a little bit. I am not able to present a clear solution for the crisis and I have no concrete arguments which were not said before, but my talk might shed a different light on the current crisis.

I will begin by stating my main proposition: We will not solve the crisis with "solidarity" and this term “solidarity” isn't of much help in the current discussion. What we are politically dealing with or should deal with are mostly issues related to justice and fairness. Establishing this distinction is not merely a semantic exercise on my part, quite the contrary. I believe it has wide-reaching consequences on the academic and political discourse in times of crises. Allow me to elaborate more on this and what it means for the current political situation.

The public perception of the current economic and financial crisis is ambivalent. On the one hand, the premise according to which events on the market are systemic is now largely assumed, and rare are those who challenge that assumption. Many believe that "the markets", with their own logic and dynamics, are to blame for recent crises. The computer-based, depersonalized transactions on the financial market have come to symbolize an economic driving force that the individual cannot escape. On the other hand, and at the same time, this systemic premise is being questioned in the current crisis and the blame is being put on individuals instead. Of course, the claim according to which it is the speculators, the managers and the businessmen with their greed who are responsible for the world financial and economic volatility and the ensuing political woes is far easier to sell, especially for the media, than the abstract representation of systemic demands to which the businessman on the market or the trader on the floor is subordinated to. From this perspective, the wrongdoings of some individuals have caused - or helped cause - the crisis. Morality, virtue, solidarity are being called upon to form the foundation of economic and political activity.

With this background in mind, I believe it is worthwhile to once again examine in detail the issue of the joint responsibility of individuals (in other words, solidarity) involved in economic relations.

First: The market indeed does have its own logic - and this logic can easily be defined. It is all about making profits. A businessman who doesn't make a profit

* Siegen University, Munich.

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143

hasn't reached his goal. Thus, the market - in line with German sociologist Niklas Luhmann - from the viewpoint of systems theory, must be understood as a closed functional entity following the principle of profitability. What is relevant here, a social and ethical perspective is that if I follow this principle, I will remain part of the market, but if I reject this logic (or if I underperform according to this logic), I will sooner or later be excluded from the system. A business that doesn't make any profits on the market will eventually go bankrupt. Let me quote Milton Friedman who, in his famous phrase, stated the fact with no detour: “The social responsibility of business is to increase its profits” - or in other words: “The business of business is business”. And indeed, no one can dispute the fact that market (capitalist) society, with its focus on profits, has brought about prosperity in a way that has never before been experienced in the history of mankind. The market economy and the principle of profitability is a winning concept. And there is also no ethical objection to society relying on such a mechanism. Being guest at a Catholic University let me quote Pope John Paul the Second, who in his social encyclical "Centesimus annus" presents the principle of profitability as a guideline to good business management: "The Church acknowledges the legitimate role of profit as an indication that a business is functioning well. When a firm makes a profit, this means that productive factors have been properly employed and corresponding human needs have been duly satisfied." (CA 35) This doesn't mean - if you'll allow me this remark - that businesses should solely focus on generating profits, as stated by Milton Friedman almost 50 years ago. I would argue instead that the conditions under which businesses operate today have fundamentally changed since then. Developments such as the increasing inability of the state to impose taxes, globalization without sufficient political order, the interaction with other cultures and values as well as the significance of employment as a means of integrating individuals into society, just to name the most important factors - all of this points to the fact that it is critical for businesses to take on more responsibility - by all means in their own interest - in order to be able to fulfill their primary role under these new circumstances: namely, to supply people with quality, reasonably-priced and innovative goods and services. A detailed discussion of this issue will have to be reserved for another time.

But let me come back to the fundamental logic of the market and the necessity of making profits: this logic still holds in this time of economic and financial crisis. It is absurd to hold a bank (and those it employs) responsible for the financial crisis just because they sold high-risk products with the aim of generating profits or they strove to achieve a high return on equity. Indeed, businessmen, managers and employees are themselves constrained by the system, and generally, the only "choice" they have is to either follow the market logic (and pursue the system's target of generating profits) or, in extreme cases, to simply be completely excluded from the system.

Nevertheless, accepting and recognizing that the market has its own systemic logic does in no way mean that all societal problems can be solved through this logic. More often than not, the market doesn't solve problems but creates them. And that is due precisely to its systemic nature. The only interests that can be realized on the markets are those that are compatible with the principle of profit making. In our modern society, the income generated on the market is an indispensable prerequisite to leading a meaningful life - without it, it is all but impossible to ensure participation in society. However, the many differing interests of individuals

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will only find their way on the market if they obey the market's logic. Interests such as health or education must be satisfied beyond the market, that is, resources need to be captured from the market in order to satisfy these goals. Regardless of one's precise opinion on the matter, in our modern market-based society the following conclusion can hardly be refuted: If, as a consequence of the market's functional logic, those who are excluded from the market form the blind spot of the market itself, and if at the same time we demand that in our modern enlightened society it be not the market but individual participation in society and the possibility to lead a meaningful life that be the regulative principle of our society, then it is necessary to set up a political framework to regulate the market and competition, and for the state to socially support those who are excluded from the market. In this sense, the shaping of the general economic framework is subjected to the logic of the political system and is the result of democratic decision-making processes.

These observations and arguments lead us directly to the Social Market Economy. “Soziale Marktwirtschaft” (Social Market Economy) is not a precisely outlined theoretical system but more a "mélange" of socio-political ideas for a free and socially just society. It is that economic order that was established in Western Germany after 1945. Despite its vagueness, Social Market Economy is a decidedly liberal concept, based on individual freedom and the conviction that well-functioning markets and competition result in economic efficiency and hence in economic development (or, in the case of Germany, recovery) as well as social improvement. Yet in sharp contrast to the harmonious world of the "invisible hand" as we know it from Adam Smith, the "founding fathers" of the post-war economic order in Germany were convinced that the economic system must be guided by an "economic constitution" provided by the state.

This does not mean central planning or state interventionism but rather the design of a legal framework and the formulation of a few general principles of economic policy, to which politicians have to adhere and which should be safeguarded by the state. Consequently, the role of the state in a Social Market Economy is not that of the “night watchman” (minimal state) ascribed to laissez-faire liberalism – a state that would be primarily concerned with the protection of its constituents life and property – but that of a “strong state"” powerful enough to protect workable markets from the threat of monopolistic power and privilege-seeking.

Theoreticians and practitioners of the Social Market Economy were confident that by shaping a legal-institutional framework for a well-functioning market order it would be possible to fulfill the 19th century liberals' project. And they were confident that the principles that govern and maintain a well-functioning economic system over time would also provide the solution of the “social question”.

You might not be surprised that – for a German being guest in Argentina – the perfect analogy for the Social Market Economy can be found in the field of football, of soccer. The idea is that the economy needs a framework of rules which safeguards the “economic game” and which is functioning in the sense of providing economic efficiency as well as fairness in the sense of social justice.

Like in the soccer game where you have some fundamental rules – e.g. offside, only the goal-keeper is allowed to put up the ball with the hands and so on – you need some basic rules for a good game in economics. If you have defined the rules in the beginning, and if you have agreed on these rules as fair rules, then you can

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assume that the outcome is fair. To come back to the analogy of soccer: Even though I had whished for Germany to win the Euro championship last month I do have to accept the result that Spain had won, because their games had been fair games, that means it was played along the given framework of rules. And there is a second consequence of the analogy: If you accept the framework of rules, then there is no necessity to intervene directly in the game -- except if there is something happening that is against the rules of the games – for example when the referee presents the red card because of an assault.

However: Defining the rules of the games means on the one hand that direct interventions into the system (in our case into the market system) are allowed only if there are clear offences against the rules of the game and that on the other hand players – that means in our case economic actors – do not have to think about the “fairness” of the rules. They only have to focus on their performance, that means how a given game can be played better, more successfully.

To put it differently: The crucial aspect of the Social Market Economy is the focus put on the common good, which leads to imposing restraints on the market and offering assistance to those who do not take part in the market. In his social encyclical "Caritas in veritate", Pope Benedict the 16th clearly formulates this: "Economic activity cannot solve all social problems through the simple application of commercial logic. This needs to be directed towards the pursuit of the common good, for which the political community in particular must also take responsibility. ... The economic sphere is neither ethically neutral, nor inherently inhuman and opposed to society. It is part and parcel of human activity and precisely because it is human, it must be structured and governed in an ethical manner." (CiV 36)

Now that we have dealt with political structures and institutions, we can now move on to addressing the issue of individual responsibility and the significance of solidarity in economic affairs. However unfortunate, there is a constant call, especially in times of crisis, on market actors to do business in an ethical and social fashion - in other words, a call for solidarity. Given the market's systemic process such as I exposed it previously, and the demands that this process imposes on the actions of market actors, I believe that a principle of "ethical prudence" should be applied when addressing the solidarity issue. Social problem areas and injustices arising on the market and in a globalized society can hardly be tackled in a systematic and lasting way by simply hoping that individual actors will become more virtuous and ethical and exhibit more solidarity. Not only would any individual be out of his depth trying to act in such a way, but all his actions would be doomed from the start in the face of the market system if he were to be required, again and again, to counter the logic of the market through his "be-good" attitude. The ancient principle "ultra posse nemo obligatur" - no one is obligated beyond what he is able to do - applies here as well. The principle of ethical prudence is thus translated as: Do not expect a member of society to durably take position against his own (economic) interests for the good of society, be it locally or globally.

To better understand this principle of ethical prudence, it helps to establish a distinction between individual morality (individual or virtue ethics) and its derived solidarity on the one hand, and social justice (social ethics) on the other. The respective moral actions of the individual (or individuals) cannot be the primary building blocks in constructing society, especially not in a globalized world. Instead,

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society's structures need to be aligned with the social ethical imperatives of justice (and namely not with its individual ethical imperatives).These claims for justice, aimed at a civilized society, must be supported politically and find their way into legislation - however difficult this might be in a globalized world. In the same way it would be disastrous, faced with the threat of financial crises, to depend on managers' virtue rather than on the efficiency and the organizational potentials of political imperatives.

This doesn't mean - and I insist on this point - that managers (and politicians as well, of course) should not be good people, and it certainly doesn't mean that society can afford not to educate its members and do without responsible citizens. The principle of ethical prudence simply reminds us of the fact that we, as a society, shouldn't start from the "wrong side" when addressing the issue of a just society. There is a hierarchy of accountability when it comes to ethical responsibility.

Establishing a political framework allowing for the creation of fair conditions, even in a globalized market economy, is and remains society's primary mission and the fundamental undertaking of any political system founded on individual consent. The demand for justice that is consequently issued towards the state and international organizations is founded in the democratic identity of modern societies and is a responsibility that must constantly be embraced anew. This is particularly true in the current situation. Pope Benedict writes in "Caritas in veritate": "The current crisis obliges us to re-plan our journey, to set ourselves new rules and to discover new forms of commitment, to build on positive experiences and to reject negative ones. The crisis thus becomes an opportunity for discernment, in which to shape a new vision for the future." (CV 21)

Nevertheless, in a democratically legitimate market economy it is the duty of each and every citizen - and this is a genuine individual ethical responsibility - to constantly ask him or herself questions about their own social responsibility as well as about local and global solidarity - even though from a social point of view this responsibility will always remain secondary. Acting with civil society and solidarity in mind can be viewed as a by-product of virtue ethics and may, here and there, take on social meaning and occasionally influence political processes. However, such virtue ethics - or solidarity, as you prefer - can only be viewed as complementing a politically legitimate moral economy based on structural justice, primarily grounded in social ethics.

Having heart all these theoretical considerations you might think now: Ok, that sounds nice, but are these considerations not mere academic gimmicks, which have nothing to do with the problems we face in regard to the present economic crisis? Let us take the example of the European Union1. The current discussion on the European Stability Mechanism, which going to replace the existing temporary funding programs, the European Financial Stability Facility (EFSF) and the European Financial Stabilization Mechanism (EFSM), is a perfect example for the confusion we can find in the political and public debate. The question which is actually debated is the question how much financial assistance to members of the Eurozone in financial difficulty should be granted. The “solidarity” with the member states in trouble

1 See: Wirtschaftsverfassung statt Wirtschaftsregierung. Frankfurter Aufruf für eine ordnungspolitische Weichenstellung in Europa, http://www.jenaerallianz.de/

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seems to be out of question and it seems that most European politicians are convinced that there should financial help without any limit. The “intervention” into the market seems to be legitimated because the world is set on fire. Seemingly, we need politicians to rescue the world and therefore we need rescue funds, endowed with more and more capital.

From the point of view of a Social Market Economy, understood as an economy guided by clear rules, this is the wrong way: Europe would be on a better way, if we would have contracts that would be observed and which were not broken again and again – let me just mention the keyword “no bail out”. In my opinion – and I think that holds true for the majority of German economists – we do not need one Eurozone bailout fund after the other and drifting toward a breakdown of incalculable costs – whether in the name of solidarity or not – but we need clear and just rules that give incentives to the European states to reduce their budget deficit in an economically reasonable and long lasting way. There are some good ideas how to manage this, which I cannot discuss here in detail. However, for example, the German Council of Economic Experts favors to provide progressively a guarantee on the legacy debt for countries pursing adequate fiscal adjustment under the EU excessive deficit procedure. To provide the right incentives this would take the form of a guarantee on new debt issuance up to a pre-agreed threshold. However, at least we need five principles that might help bring back the European economies on a promising way: first, as I just said, we need a way how we can establish a brake on debt in all European countries. Second, and this goes along with the idea of the German Council of Economic Experts, we need clear debt redemption schedules in all European countries. Third, we need political implemented sanction rules for those countries, which violate their obligations, that work automatically and which could not be exposed. Fourth, we need an insolvency law for states. Fifth, the European Central Bank should come back to its original mandate, that is the sole orientation on the stability on money instead of becoming more and more a semi-political institution and instrument.

It still holds true, even or better: especially in this time of crisis what Ludwig Erhard, Germany’s first minister of economic affairs, has said with regard to the Social Market Economy: “I believe that, as the referee is not allowed to take part in the game, so the State must not participate. In a good game of football it is to be noted that the game follows definite rules; these are decided in advance. What I am aiming at with a market economy policy is – to continue with the same illustration – to lay down the order and the rules of the game.”

Let me conclude in one sentence: what markets and societies require first and foremost are just and fair rules, not fragile political solidarity.”

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RESEÑA BIBLIOGRÁFICA: QUIGGIN, JOHN (2012) ZOMBIE

ECONOMICS. HOW DEAD IDEAS STILL WALK AMONG US, PRINCETON UNIVERSITY PRESS.

Por Alejandro D. Jacobo*

El término “zombie” ha pasado a la literatura como sinónimo de “muerto viviente”. Específicamente, la expresión proviene del ritual vudú mediante el cual el hechicero resucita al muerto, quedando éste sometido a la voluntad de la persona que le devuelve la vida y transformado así en zombie.

John Quiggin, quien es profesor de economía en la australiana University of Queensland, quizás, al igual que muchos de los lectores, no es afecto a estos hechizos ni se dedica a este tipo de sortilegio, pero ha utilizado el término referido para designar a un

muerto resucitado por medios mágicos: las ideas económicas. En su libro, se esfuerza por explicar cómo muchas de estas ideas revividas aún circulan y dominan el pensamiento, y en señalar que se debe encontrar una manera efectiva de matarlas si se desea evitar una crisis como la actual.

Sucede que la reciente crisis financiera mundial ha puesto al descubierto muchas ideas que yacen detrás del denominado “liberalismo de mercado”, en virtud de las cuales las soluciones que éste proporciona son siempre las mejores, independientemente del problema, y ha creado un sistema con una fe irracional en aquéllas, que ha llevado a percibir a todo riesgo como algo calculable y predecible, incluso a las inversiones especulativas.

A juicio de Quiggin, aún cuando muchas de estas ideas han probado por sí mismas estar equivocadas, ser peligrosas y provocar la crisis financiera, son duras de matar; o si la evidencia las ha matado, parecen venir nuevamente. No son ideas vivas, pero tampoco están muertas. Como lo señala Paul Krugman, son ideas “no muertas” o ideas “zombie”; señalamiento que da lugar al título del libro que el autor reconoce deber al Nobel (p. 1).

El libro se ocupa de seis ideas que han jugado un papel en la crisis: (1) que el período que comenzó en 1985 fue de una estabilidad macroeconómica impar; (2) que los precios generados por los mercados financieros representan, siempre, la mejor estimación del valor de cualquier inversión; (3) que el análisis macroeconómico robusto debería derivarse de modelos microeconómicos; (4) que las políticas que benefician a los adinerados ayudarían a todo el mundo; (5) que cualquier decisión que adopte el gobierno podría ser hecha mejor por agentes privados; y (6) que la respuesta más atinada a una crisis es que los gobiernos equilibren sus cuentas y esperen que el sector privado se recupere.

El autor describe el nacimiento de cada una de las ideas mencionadas, la vida de éstas (con especial atención a sus implicaciones teóricas y de política económica), su muerte (debido a la crisis global, aunque también como consecuencia de una debilidad anterior), su reanimación y lo que viene después, luego de transformarse en zombies. El libro lleva así al lector a través de los orígenes, consecuencias e implosión de un sistema de ideas cuyo tiempo final parece haber llegado.

Ahora bien: ¿Cómo se acaba con ideas que deberían haber muerto hace tiempo pero aún siguen caminando? Debido a que nunca morirán a menos que haya una alternativa, el libro mira hacia adelante atendiendo a lo que podría reemplazar al

* Pontificia Universidad Católica Argentina y Universidad Nacional de Córdoba, profesor- investigador.

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liberalismo de mercado, con el argumento de que un simple retorno a la economía keynesiana tradicional y a la política del Estado de bienestar no será suficiente. Es necesario desarrollar teorías y políticas económicas que respondan a las realidades del siglo XXI, pues si las ideas en cuestión no se matan provocarán más daño la próxima vez.

Sin duda alguna, el libro de Quiggin es un libro ameno, entretenido, que posee una dosis apropiada de teoría. No obstante, a pesar de estas ventajas, su lectura puede resultar poco recomendable para quienes la convivencia con zombies sea una experiencia aterradora.

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RESEÑA BIBLIOGRÁFICA: DARON ACEMOGLU AND JAMES A. ROBINSON (2012). WHY NATIONS FAIL. THE ORIGINS OF POWER, PROSPERITY AND POVERTY. CROWN PUBLISHERS, THE CROWN

PUBLISHING GROUP, A DIVISION OF RANDOM HOUSE, INC., NEW

YORK, U.S.A.

Por Ernesto O’Connor*

Acemoglu y Robinson son dos notables economistas que hace tiempo vienen estudiando los problemas del crecimiento y del desarrollo de las naciones.

En este libro, de amena lectura y al alcance de muchos lectores, plantean el histórico debate en torno a las causas del desarrollo (y subdesarrollo) de las naciones, que se encuentra en los orígenes de la economía, desde Adam Smith. Los autores realizan una contribución relevante al hoy actualizado debate acerca de las causas de la divergencia en el desarrollo entre naciones.

Metodológicamente, el análisis abunda en ejemplos históricos de diversos países y regiones, que sirven, a juicio de los autores, para demostrar que el desarrollo de particulares instituciones ha sido decisivo en la explicación de las brechas de desarrollo en el largo plazo.

El argumento central sostiene que las instituciones políticas “inclusivas”, en conjunto con instituciones económicas “inclusivas”, son el camino a la prosperidad. En cambio, instituciones definidas como “extractivas” no son favorables al desarrollo ni a la reducción de la pobreza en el largo plazo.

Los autores definen como “instituciones extractivas” a aquellas en las que una élite de poder político se beneficia de su posición. Estas élites suelen concentran el poder bajo suaves restricciones. No sólo se trata de las dictaduras, sean de izquierda o de derecha, sino también de algunos regímenes democráticos en aquellos casos en que la división de poderes típica de las democracias republicanas es limitada. Los autores muestran –con ejemplos históricos- como las élites del poder acomodan las reglas en beneficio propio, en lugar de buscar el bienestar general.

También suele darse el caso que las “instituciones extractivas” organizan la economía en torno a la explotación de los recursos naturales. Este esquema en definitiva no promueve incentivos para la nueva inversión, la innovación, el entrepreneurship y la productividad, que son fuentes genuinas del crecimiento, tal como lo demuestran los estudios teóricos y empíricos de los últimos setenta años de historia de esta rama de la economía. La aplicación de “instituciones extractivas” termina ahogando las capacidades de los agentes económicos, y sólo promueve a las élites.

* Doctor en Economía, UCA. Profesor de Crecimiento y Desarrollo Económico e Investigador, Departamento de Economía, UCA.

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El crecimiento bajo instituciones extractivas tiene antecedentes disímiles históricamente como la revolución neolítica y su organización social con el comienzo de la agricultura, la U.R.S.S. de Stalin, y la economía de los mayas, que tenían muchos aspectos en común. La lista incluye nada menos que a la Argentina del siglo XX, que tiene otra explicación en este trabajo acerca de su errático derrotero de largo plazo. Para los autores, en una hipótesis por lo menos atrevida, esto explica porqué el actual crecimiento económico de China no puede perdurar. Así, las “instituciones extractivas” no generan un desarrollo en el largo plazo.

En cambio, las “instituciones inclusivas” garantizan la prosperidad para las naciones y, fundamentalmente, para los más pobres, llevando a un crecimiento sostenido con reducción de la pobreza. Para los autores, el punto de inflexión histórico ocurrió a fines del siglo XVII en Inglaterra, cuando la revolución política de 1688 cambió las instituciones y sentó las bases institucionales para la revolución industrial.

Luego, los países de colonización británica, en general, heredaron estas instituciones y avanzaron hacia patrones de desarrollo y baja pobreza. En cambio, los efectos de la colonización europea continental sobre el subdesarrollo fueron menos favorables: esta colonización empobreció a gran parte del mundo, sobre todo la encabezada por España y Francia. Unos pocos países cambiaron su trayectoria modificando sus instituciones, como Botswana, en otra afirmación atrevida de los autores.

Para comprender la prosperidad y la pobreza, los autores otorgan un determinismo decisivo a la historia. En ese sentido, la colonización de América del Norte, en las colonias del este, no encontró aborígenes ricos en torno a recursos naturales, y los aventureros británicos tuvieron que ingeniárselas para generar riqueza, siendo la base de los empresarios profit seeking de los siglos siguientes. En cambio, en la América hispánica, el oro y la plata de las grandes naciones aztecas, mayas e incas fueron presa de la ambición de los conquistadores, quienes combinaron la propiedad de los recursos naturales con la esclavitud de los aborígenes, generando a lo largo de los siglos una empresarialidad del tipo rent seeking.

El mundo pudo haber sido distinto, pues la mayoría de los intentos por reducir la pobreza fracasaron, si la mayoría de los países hubiera tenido instituciones “inclusivas” en lugar de “extractivas”.

Daron Acemoglu y James Robinson vuelven a abrir el debate acerca de la brecha de desarrollo entre naciones, a partir del postulado de buenas instituciones políticas. Su postura acerca del determinismo de las instituciones políticas correctas (al estilo británico) es atrevida y excluyente a otras explicaciones del desarrollo.

El peso de la economía en la explicación del subdesarrollo pierde bastante fuerza, pues para los autores la clave son las instituciones políticas de largo plazo. Por eso muchas naciones fallan en el desarrollo. La relevancia de otras fuentes del crecimiento y el desarrollo, como la dotación de factores, la historia o la geografía, incluso la cultura, es minimizada en comparación con cierto sendero determinista atribuido a las instituciones políticas, siguiendo la línea sintetizada por Douglass North. Las naciones crecerán cuando pongan en marcha instituciones políticas correctas, y no lo lograrán cuando esas instituciones son negativas.

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El debate en torno a las instituciones correctas sigue en pie, máxime si se trata de las instituciones del tipo británico, tan particulares en las naciones de colonización inglesa, y tan diferentes y de difícil replicación en naciones emergentes o en desarrollo que tuvieron otro tipo de colonización.

El reciente desarrollo de las naciones del sudeste asiático, el único lugar del mundo donde se ha reducido sistemáticamente la pobreza – y ha habido genuino crecimiento- en las últimas cuatro décadas, no es revisado suficientemente, dado que este despegue ha sido logrado sin instituciones políticas del tipo “inclusivas”, tal se definen en este trabajo.

El trabajo también deja poco margen para las políticas económicas de desarrollo: si no se optimizan las instituciones políticas, no hay esperanzas en el desarrollo y en la reducción de la pobreza. Una hipótesis que para América Latina genera, sin dudas, alta sensibilidad.

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Presentación y selección de trabajos

A. Información general

La “Revista Ensayos de Política Económica” es una publicación de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina. Su primer número fue publicado en 2007, y tiene una periodicidad anual. La Revista esta abierta a distintas colaboraciones, en el ámbito de la política económica y social cubriendo áreas como ser macroeconomía, economía internacional, economía monetaria, economía financiera, politicas fiscales, crecimiento, desarrollo, instituciones, regulaciones, organización industrial, politicas sociales, mercado de trabajo, demografía y distribución del ingreso, entre otros.

La selección de los trabajos publicados en la “Revista Ensayos de Política Económica” se encuentra bajo la responsabilidad de un Consejo Editorial, integrado por reconocidos investigadores de la Universidad y de otros Centros de Estudios. El Consejo Editorial cumple la función de realizar referatos anónimos de los trabajos presentados.

B. Instrucciones para la presentación de los trabajos

Los trabajos con pedido de publicación deben ser enviados en versión digital vía email a:

[email protected] o [email protected]

Los considerandos de los Ensayos son los siguientes:

1.- Se consideran trabajos tanto en idioma español como en idioma inglés.

2.- El manuscrito será escrito de la siguiente manera:

En primera hoja:

Título del artículo

Nombre y Apellido del autor

Resumen (en español e inglés) Caracteres con espacio, máximo 700.

Palabras clave.

Clasificación JEL.

Dirección de contacto: con asterisco (*) en el nombre del autor, al final de la hoja, pertenencia institucional, dirección, teléfono, email.

Extensión máxima: 35 páginas.

Caracteres con espacio: 50.000 (máximo).

Letra: Verdana 10.

Interlineado: 1,15

Espaciado: 12 pto

Gráficos y cuadros: sin restricción, incluidos dentro de las 35 páginas.

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Bibliografía

Al final del trabajo, incluida dentro de las 35 páginas, ordenada alfabéticamente por apellido y nombre del autor:

Artículos: nombre del artículo entre comillas, seguido del nombre de la publicación donde está incluido en itálica, volumen, número, año y páginas.

Libros: nombre del libro en itálica, lugar de edición, editorial y año.

Ejemplos:

R. Dornbusch; S. Fischer; P. A. Samuelson, “Comparative Advantage, Trade, and Payments in a Ricardian Model with a Continuum of Goods”, The American Economic Review, Vol. 67, N°. 5, Dec. 1977 , pp. 823-839

Aghion, Philippe; Howitt, Peter, Endogenous Growth Theory, Cambridge, Massachusetts, The MIT Press, 1998

3.- No se admiten modificaciones ni agregados una vez iniciado el proceso de edición.

4.- La Revista no se hace responsable por trabajos originales no publicados ni por su devolución en caso de no ser solicitados.