Enseñanzas del papa francisco no. 103
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Enseñanzas del Papa Francisco. No.103
El 4 de mayo el Papa Francisco dijo en parte de su homilía: "Una palabra que Jesús repite a menudo es "permanezcan en
mí". Y precisamente la vida cristiana significa permanecer en Jesús.
Y Él, para explicarnos bien lo que significa utiliza la figura hermosa de la vid. Cada rama que no está unida a la vida
muere, no da fruto. Los sarmientos unidos a la vid reciben el jugo de la vida y así crecen y dan fruto. Una sencil la imagen, permanecer en Jesús es unirse a Él para recibir la vida, el amor, el Espíritu Santo".
"Todos somos pecadores, pero si permanecemos en Jesús el Señor
viene, nos poda un poco para que podamos dar fruto: Él siempre cuida de
nosotros, pero si nos separamos de Él no somos más que cristianos de palabra, pero no
de vida, somos cristianos muertos porque no
damos fruto".
"permanecer en Jesús, que quiere decir tener el deseo de
recibir su vida, su perdón. Significa buscar a
Jesús, rezar, significa acercarse a los sacramentos, hacer lo que
hizo Jesús, tener su mismo comportamiento: entonces
cuando nosotros chismeamos no permanecemos en Él, cuando
engañamos con negocios sucios que están al alcance de todos
somos como sarmientos muertos. Permanecer en Jesús es hacer el bien, rezar, ayudar a los pobres y los enfermos, tener la alegría
del Espíritu Santo".
Preguntémonos: "¿Yo permanezco en Jesús? ¿Soy lejano a Jesús? Hay quienes se dejan ver como sus discípulos, y luego hacen lo
contrario: son los sarmientos hipócritas. Quizá van el domingo a Misa,
hacen ver una imagen pía, pero después viven como paganos. Jesús los l lama hipócritas.
Jesús es bueno y los invita a
permanecer en Él. Si resbalamos en el pecado nos perdona porque es
misericordioso. Quiere que permanezcamos en Él
y que no seamos hipócritas. Y con esta la vida cristiana puede
continuar".
"Si permanecemos en Él tendremos eso que pedimos.
Hace falta fortaleza en la oración. Si la oración es
débil, no da frutos porque el sarmiento no está unido a la vid. Si en cambio va unido a
la oración se hace omnipotente, y esta
omnipotencia proviene del permanecer en Jesús. ¡Que el Señor nos done esta gracia!"
El 5 de Mayo dijo en parte de su homilía, meditando en tres palabras: Tribulaciones, entrega y paz;
San Pablo es perseguido a causa de la fe y vive "momentos oscuros, momentos difíciles", sufrir las tribulaciones con coraje "no es una actitud sadomasoquista", sino que es "la lucha cristiana" contra el
demonio que busca separar a los creyentes "de la Palabra de Jesús, de la fe, de la esperanza".
La palabra "soportar" es más que "tener paciencia, es l levar sobre los hombros, l levar el peso de las tribulaciones. Y también la vida
del cristiano tiene momentos así. Pero Jesús nos dice: ‘Tengan coraje en aquel momento. Yo he vencido, también ustedes serán vencedores '. Esta primera palabra nos i lumina para ir adelante en
los momentos más difíciles de la vida, aquellos momentos que también nos hacen sufrir".
La segunda palabra: "entregarse". "Un cristiano puede llevar adelante las tribulaciones
y también las persecuciones encomendándose al Señor". Sólo Él "es capaz de darnos la fuerza, darnos la perseverancia
en la fe, darnos la esperanza".
….Cuando una persona "hace esta oración", desde el corazón entonces siente que está encomendada al Señor, se siente
segura: "Él no defrauda jamás". La tribulación hace sufrir, pero "el hecho de encomendarnos al Señor te da esperanza
y de aquí surge la tercera palabra: la paz".
Jesús dice, como "despedida", a sus discípulos:
"les dejo la paz, les doy mi paz".
Y puso de manifiesto que "no se trata de una sencilla
tranquilidad", sino de una paz que "va
adentro, una paz que te da la fuerza,
que refuerza lo que hoy hemos pedido al Señor: nuestra fe
y nuestra esperanza":
"Tres palabras: tribulaciones, entrega y paz. En la vida debemos ir por caminos de tribulación pero es la
ley de la vida. Y en aquellos momentos encomendarse al Señor y Él nos responde con la paz. Este Señor que es Padre
nos ama tanto y jamás decepciona".
Recemos al Señor para "que refuerce nuestra fe y nuestra esperanza, pidiendo que nos dé confianza para vencer las
tribulaciones porque Él ha vencido al mundo, y que nos dé a todos su paz".
El 6 de mayo dijo en su catequesis referente a la familia:
"…la belleza del matrimonio cristiano, no es simplemente una ceremonia que se hace en la Iglesia, con las flores, el vestido, la foto…El matrimonio cristiano es un sacramento que tiene
lugar en la Iglesia y que también hace a la Iglesia, dando comienzo a una nueva comunidad familiar.
...Pablo afirma que el amor entre los cónyuges es imagen
del amor entre Cristo y la Iglesia.
¡Una dignidad impensable! ¡Pero, en realidad, está
inscrita en el designio creador de Dios,
y con la gracia de Cristo innumerables parejas
cristianas, aún con sus límites, sus
pecados, la han realizado!
San Pablo, hablando de la nueva vida en Cristo, dice que los cristianos - todos - están llamados a amarse como Cristo los ha amado, es decir, "sometidos los unos a los otros, que significa
al servicio los unos de los otros.
Y aquí introduce la analogía entre la pareja marido-mujer y aquella de Cristo-Iglesia. Es claro que se trata de una analogía
imperfecta, pero debemos captar el sentido espiritual que es altís imo y
revolucionario y, al mismo tiempo, simple, al alcance de todo hombre y mujer que se
confían a la gracia de Dios.
El marido - dice Pablo - debe amar a la esposa "como el propio cuerpo";
amarla como Cristo "como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella".
¿Pero ustedes maridos que están aquí presentes, entienden esto? Amar a la propia mujer como Cristo ama a la Iglesia.
¡Éstas no son bromas, es serio! El efecto de este radicalismo de la dedicación pedida al hombre, por el amor y la dignidad de la
mujer, sobre el ejemplo de Cristo, debe haber sido enorme, en la misma comunidad cristiana.
Este germen de la novedad evangélica, que restablece la originaria reciprocidad de la dedicación y del respeto, ha madurado lentamente en la
historia, pero al final ha prevalecido.
El sacramento del matrimonio es un gran acto de fe y de amor: testimonia el coraje de creer en la belleza del acto creador de Dios
y de vivir aquel amor que empuja a seguir adelante siempre más allá, más allá de sí mismos y también más allá de la misma familia. La vocación cristiana a amar sin reservas y sin medida es lo que está
en la base también del l ibre consentimiento que constituye el matrimonio.
La misma Iglesia está plenamente involucrada en la historia de todo
matrimonio cristiano: se edifica en sus logros y padece
en sus fracasos. Pero debemos interrogarnos son seriedad:
¿aceptamos completamente, nosotros mismos, como creyentes
y como pastores también, este vínculo indisoluble de la
historia de Cristo y de la Iglesia con la historia del matrimonio y de la familia humana? ¿Estamos
dispuestos a asumirnos seriamente esta responsabilidad, es decir, que todo matrimonio va en el camino
del amor que Cristo tiene a la Iglesia? ¡Esto es grande!
En esta profundidad del misterio de lo creatural, reconocido y restablecido en su pureza, se abre un segundo gran horizonte
que caracteriza el sacramento del matrimonio.
La decisión de "casarse en el Señor" contiene también una dimensión misionera, que significa tener en el corazón la
disponibil idad a hacerse intermediario de la bendición de Dios y de la gracia del Señor para todos. En efecto, los esposos
cristianos participan, como esposos, en la misión de la Iglesia.
¡Y se necesita coraje para eso, eh! Por esto cuando yo saludo a los flamantes esposos, digo: "¡He aquí los valerosos!"
Porque se necesita coraje para amarse así como Cristo ama a la Iglesia.
La celebración del sacramento no puede dejar afuera esta corresponsabil idad de la vida familiar con respecto a la gran misión
de amor de la Iglesia. Y así, la vida de la Iglesia se enriquece cada vez con la belleza de
esta alianza nupcial, como también se empobrece cada vez que ésta es desfigurada.
¡La Iglesia, para ofrecer a todos los dones de la fe, del amor y de la esperanza, tiene necesidad también de la
valerosa fidelidad de los esposos a la gracia de su sacramento!
El pueblo de Dios tiene necesidad de su cotidiano
camino en la fe, en el amor y en la esperanza,
con todas las alegrías y las fatigas que este camino comporta en un matrimonio
y en una familia.
La ruta así está marcada para siempre, es la ruta del amor: se ama como ama Dios, para siempre. Cristo no cesa de cuidar a
la Iglesia: la ama siempre, la cuida siempre, como a sí mismo.
Cristo no cesa de quitar del rostro humano las manchas y las arrugas de todo tipo. Es conmovedora y tan bella esta
irradiación de la fuerza y de la ternura de Dios que se transmite de pareja a pareja, de familia a familia.
Tiene razón San Pablo: ¡esto es realmente un "gran misterio"! Hombres y mujeres, suficientemente valientes para llevar este tesoro
en los "vasos de barro“ de nuestra humanidad. Estos hombres y mujeres, que son así
valientes son un recurso esencial para la Iglesia, también para todo el mundo.
¡Dios los bendiga mil veces por esto! Gracias.
Al finalizar su catequesis dijo:
"Un pensamiento particular dirijo a los jóvenes,
a los enfermos y a los jóvenes esposos. El viernes pasado
hemos iniciado el mes mariano. Que la Madre de Dios,
queridos jóvenes, sea su refugio en los momentos más difíciles;
que los sostenga, queridos enfermos, para afrontar con
coraje su cruz cotidiana, y sea su referencia,
queridos jóvenes esposos, para que su familia sea un hogar
doméstico de oración y recíproca comprensión".
"En los próximos días se conmemorará en algunas capitales
el 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en
Europa. En esta ocasión confío al Señor, por la intercesión de
María, Reina de la Paz, el deseo de que la sociedad humana aprenda de
los errores del pasado y que también frente a los conflictos actuales que desgarran algunas regiones del mundo, todos los
responsables civiles se comprometan en la búsqueda del bien común y en la promoción de
la cultura de la paz"
El 7 de mayo el Papa Francisco dijo en parte de su homilía: "En el Evangelio del día Jesús "nos pide que permanezcamos en su amor". "Hay dos criterios que nos ayudarán a distinguir
el amor verdadero del no verdadero".
El primer criterio es que el amor está "más en los hechos que en las palabras": no es "un amor de telenovela", "una fantasía", historias que "hacen que el corazón palpite un poco, pero nada
más". Está "en los hechos concretos". "Jesús prevenía a los suyos:
‘No aquellos que dicen ‘¡Señor! ¡Señor!' entrarán en el Reino de los Cielos, sino aquellos que han hecho la voluntad de mi
Padre, que han observado mis mandamientos'".
"el verdadero amor es concreto, está en las obras, es un amor constante. No es un simple entusiasmo".
"Incluso, muchas veces es un amor doloroso: pensemos en el amor de Jesús l levando la cruz. Pero las obras del amor son aquellas que Jesús
nos enseña en el pasaje del capítulo 25 de San Mateo. Pero quien ama hace esto: el protocolo del juicio. Tenía hambre, me diste de comer, etc. Concreción. También las bienaventuranzas, que son el
‘programa pastoral ' de Jesús, son concretas".
"una de las primeras herejías en el cristianismo fue la del pensamiento agnóstico" que hablaba de un "Dios lejano… y
carecía de concreción". En cambio, el amor del Padre "fue concreto,
envió a su Hijo… hecho carne para salvarnos".
El segundo criterio del amor es que "se
comunica, no permanece aislado. El amor da de sí mismo
y recibe, se hace esa
comunicación que existe entre el Padre
y el Hijo. Comunicación que es obra del Espíritu
Santo".
"No existe el amor sin comunicarse, no existe el amor aislado.
Pero alguno de ustedes podría decirme: ‘Pero Padre, los monjes y las monjas de
clausura están aislados'. Pero comunican... y tanto: con el
Señor,también con quienes van a encontrar
una palabra de Dios… El verdadero amor no puede aislarse.
Si está aislado, no es amor. Es una forma espiritualista de egoísmo, de permanecer encerrado en sí mismo,
buscando el propio beneficio… Es egoísmo".
"permanecer en el amor de Jesús significa hacer" y "capacidad de comunicarse, de diálogo, tanto con el Señor como con nuestros
hermanos".
"Es tan simple esto. Pero no es fácil. Porque el egoísmo, el propio interés nos atrae, y nos atrae para
no hacer, y nos atrae para no comunicarnos.
¿Qué dice el Señor de aquellos que permanecerán en su amor?
‘Les he dicho estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena'. El Señor que
permanece en el amor del Padre es gozoso,
‘y si ustedes permanecerán en mi amor, su alegría será plena ': una
alegría que tantas veces viene junto a la cruz".
"Pero aquella alegría -Jesús mismo nos lo ha dicho- nadie nos la podrá quitar".
"Señor danos la gracia de la alegría, aquella alegría que el mundo no puede dar".
El 10 de mayo el Papa Francisco dijo en sus palabras previas al rezo del Regina Coeli:
"Son tantos pequeños y grandes gestos que obedecen al mandamiento del Señor: ‘Amaos los unos a los otros como yo os
he amado'.
Gestos pequeños, de todos los días, gestos de cercanía a un anciano,
a un niño, a un enfermo, a una persona sola y en dificultad, sin casa, sin trabajo, inmigrante, refugiado.
Gracias a la fuerza de esta palabra de Cristo cada uno de nosotros puede hacerse próximo hacia el hermano y la hermana
que encuentra. Gestos de cercanía, de proximidad" donde
"se manifiesta el amor que Cristo nos ha enseñado".
"Jesús ha dado la vida por sus amigos.Amigos que no lo habían entendido, que en el momento
crucial lo abandonaron, traicionado y renegado".
Así, "Jesús nos muestra el camino para seguirlo, el camino del amor.
Su mandamiento no es un simple precepto, que tiene algo de abstracto
o de exterior respecto a la vida. El mandamiento de Cristo es nuevo porque Él lo ha realizado primero, le ha dado carne, y así la ley del amor fue escrita de una vez para siempre en el
corazón del hombre".
El mandamiento de Cristo, está escrito "con el fuego del Espíritu Santo. Y con este mismo
Espíritu, que Jesús nos dona, podemos caminar también nosotros
en este camino".
Pero se trata de "un camino concreto, un camino que nos lleva a salir de nosotros mismos para ir hacia los demás. Jesús nos ha mostrado que el amor de Dios se realiza en
el amor al prójimo. Los dos van juntos. Las páginas del Evangelio están llenas de este amor: adultos y niños, cultos e ignorantes, ricos y
pobres, justos y pecadores tienen acogida en el corazón de
Cristo".
"esta palabra del Señor nos l lama a amarnos los unos a los otros, también si no nos entendemos, no siempre estamos de
acuerdo… pero es precisamente ahí donde se ve el amor cristiano".
Este, es "un amor que se manifiesta también si hay diferencias de opinión o de carácter, pero el amor es más grande que estas
diferencias".
Se trata de "un amor redentor, l iberado del egoísmo. Un amor que dona a nuestro corazón la alegría, como dice Jesús
mismo: ‘Os he dicho estas cosas para que mi alegría sea en vosotros
y vuestra alegría sea plena'".
El Papa Francisco dijo al finalizar el rezo del Regina Coeli:
…"hoy en muchos países se celebra la fiesta de la madre: recordamos con agradecimiento y afecto a todas las
madres".
"Ahora me dirijo a todas las madres …"Un aplauso para ellas, … y que este aplauso abrace a todas las madres, todas nuestras
queridas madres: aquellas que viven fís icamente con nosotros, pero también
aquellas que viven con nosotros espiritualmente".
"el Señor las bendiga a todas, y la Virgen, a la que está dedicado
este mes, las proteja".
“Es importante colaborar juntos para promover y defender la vida",
en referencia a la Marcha por la Vida celebrada en Roma hoy,
y que congregó a miles de personas.
En twitter dijo:Nos viene bien estar un rato ante el Sagrario, para sentir sobre nosotros la mirada de Jesús.
Cuando no es posible ganarse el pan, se pierde la dignidad.
Es un drama en nuestros días, especialmente para los jóvenes.
Aprendamos a ser amables, a tratar bien a todos, incluso a aquellos que no nos corresponden.
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Servicio Gratuito. Que Dios te llene de bendiciones.
Y que permanezcamos unidos en el amor a Jesús.