Entre la autonomía y la institucionalización: Dilemas del movimiento negro colombiano

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Entre la autonomia y la institucionalizacion: Dilemas del movimiento negro colombiano abstract Among the various trends of the black movement in Colombia, with diverse claims, it is the peasant movement of the Pacific—whose territorial struggle has been presented as ethnic vindication—with the most initiative and the greatest accom- plishments. The so-called "black communities" Law 70 of 1993, the result of the mobilization of heterogeneous black organizations, centers on the creation of collec- tive territories in the Pacific, but has marginalized other aspects of the black move- ment and has caused it a decrease in political initiative, as well as considerable insti- tutionalization. This, along with particular identitary proposals and organizing styles, has favored local organizations tied or aspiring to collective territories, but has also generated increasing fragmentation of other black organizations. Recently, armed conflict has burst violently into areas of rural black organizations. This article analizes this situation in the last decade, in light of theoretical reflections on identity, ethnicity, race, and social movements. Movimientos sociales, identidades, estrategias y oportunidades en el Pacifico Este articulo reflexiona sobre la situacion del movimiento negro en Co- lombia entre 1993 y 2000, despues de la expedicion de la Ley 70 1 de 1993 sobre comunidades negras 2 Para ello se presentan brevemente aspectos del movimiento negro antes y despues de la vigencia de dicha ley. Estos hechos son discutidos a la luz de algunas reflexiones mas generales sobre politicas de la alteridad, identidad, etnicidad, roles del estado y movimientos sociales. Son tres las tesis centrales de este escrito. La primera, que los desarrollos de esta ley han sido el marco de notables avances hacia el reconocimiento de los derechos de un sector importante de la poblacion negra colombiana—los pobladores riverinos de los bosques del Pacified'—pero no se han proyectado hacia otros aspectos del espectro de reivindicaciones de las gentes negras del resto del pai's, particularmente de aquellas por fuera de las areas rurales del Pacffico. Los logros de este sector del movimiento social se explican por un lado gracias a la consistencia de su organizaci6n, su manejo de recursos y la acertada forma de plantear identidades y reclamos, y por otro lado debido a The Journal of Latin American Anthropology 7(2):60-85 copyright © 2002, American Anthropological Association 60 Journal of Latin American Anthropology

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Entre la autonomia y la institucionalizacion:Dilemas del movimiento negro colombiano

abstractAmong the various trends of the black movement in Colombia, with diverse

claims, it is the peasant movement of the Pacific—whose territorial struggle has beenpresented as ethnic vindication—with the most initiative and the greatest accom-plishments. The so-called "black communities" Law 70 of 1993, the result of themobilization of heterogeneous black organizations, centers on the creation of collec-tive territories in the Pacific, but has marginalized other aspects of the black move-ment and has caused it a decrease in political initiative, as well as considerable insti-tutionalization. This, along with particular identitary proposals and organizing styles,has favored local organizations tied or aspiring to collective territories, but has alsogenerated increasing fragmentation of other black organizations. Recently, armedconflict has burst violently into areas of rural black organizations. This article analizesthis situation in the last decade, in light of theoretical reflections on identity, ethnicity,race, and social movements.

Movimientos sociales, identidades, estrategias yoportunidades en el Pacifico

Este articulo reflexiona sobre la situacion del movimiento negro en Co-lombia entre 1993 y 2000, despues de la expedicion de la Ley 701 de 1993sobre comunidades negras2 Para ello se presentan brevemente aspectos delmovimiento negro antes y despues de la vigencia de dicha ley. Estos hechosson discutidos a la luz de algunas reflexiones mas generales sobre politicas dela alteridad, identidad, etnicidad, roles del estado y movimientos sociales.

Son tres las tesis centrales de este escrito. La primera, que los desarrollosde esta ley han sido el marco de notables avances hacia el reconocimiento delos derechos de un sector importante de la poblacion negra colombiana—lospobladores riverinos de los bosques del Pacified'—pero no se han proyectadohacia otros aspectos del espectro de reivindicaciones de las gentes negras delresto del pai's, particularmente de aquellas por fuera de las areas rurales delPacffico. Los logros de este sector del movimiento social se explican por unlado gracias a la consistencia de su organizaci6n, su manejo de recursos y laacertada forma de plantear identidades y reclamos, y por otro lado debido a

The Journal of Latin American Anthropology 7(2):60-85 copyright © 2002, American Anthropological Association

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Mauricio PardoInstituto Colombiano deAntropologfa e Historia

la receptibilidad coyuntural en el piano nacional e internacional a agendasetnicas y ambientales. Este caso parece ejemplificar el caracter ambiguo quetienen algunas polfticas estatales frente a ciertos reclamos en el contextocontemporaneo. El estado neoliberal da curso a demandas sobre el medioambiente y sobre la promoci6n de minon'as y estos topicos pueden encajar ensu propia agenda de legitimation, de delegation de funciones administrativas,de inclusi6n de sujetos sociales y de institucionalizacion de la naturaleza(Agudelo 2000b; Gros 2000:103-06; Escobar 1996). Los logros alcanzadospor los movimientos negros de las selvas del Pacifico han sufrido un serioreves al haberse extendido la guerra entre guerrillas, paramilitares y ejercito aestas zonas, afectando los procesos de organization y de manejo de los territorioscolectivos.

En segundo lugar se plantea que la institucionalizacion de procedimientosy el flujo de recursos gubernamentales hacia organizaciones de movimientossociales origina complejos escenarios en los que se ponen en juego la autonomiade los movimientos, la intensidad de su proyeccion politica y la radicalidad desus planteamientos (Foweraker 1995; Tarrow 1994; McAdam, McCarthy yZald 1996). La Ley 70 y sus implementaciones institucionales han ocasionadoconstriction de la iniciativa politica, de las propuestas ideologicas delmovimiento negro y de su avance organizativo. Esta es una situation diferentea la que se presento durante la movilizacion en pro de la inclusion de losderechos negros en la constituyente y durante la discusion que condujo a lapromulgaci6n de la Ley 70. Los recursos y accesos a la actividad institutionalcreados por la Ley 70 se han convertido en factores de tensi6n entre lasorganizaciones y otros actores-del movimiento negro. Al haber previsto la Ley70 el establecimiento de territorios colectivos en el Pacifico administrados porconsejos comunitarios, las localidades con titulos territoriales o en proceso detitulaci6n frecuentemente terminan prefiriendo interlocutar directamente conel gobierno y con las instituciones y se desligan de coordinaciones regionalescon sede urbana del movimiento social.

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Y como tercera tesis, se afirma que los desarrollos de identificaciones ydelimitaciones de la etnicidad que estin en juego en las situaciones arribamencionadas, han atravesado por cambios de curso accidentados, con avancesen ciertas direcciones y subsecuentes retrocesos. Previas apelaciones a lapoblaci6n negra a ventilar reclamos sociales desde posiciones de especificidadcultural o de repudio a la discriminaci6n racial no traspasaron limitados gruposde activistas. Biisquedas identitarias basadas en el pasado africano promovidasdesde la academia han encontrado aiin mis reducidas audiencias. Fue s6locuando un esfuerzo de organizaci6n y de reclamaciones territoriales en el centrodel Choco cal6 en un sector de la poblaci6n rural negra, que surgi6 por vezprimera un movimiento con apoyo de base significativo, y que se consolid6 laformation de identidades efectivas basadas en una discursividad e*tnica. Elmodelo antropol6gico de comunidad nativa, que de manera esporadica habiavenido siendo ensayado para "leer" la poblaci6n negra, encontr6 felizmente suconcreci6n cuando fue adoptado por la organization campesina (Villa 1998;Restrepo 1998). Este modelo sin embargo, en situaciones especificas, puedeentraiiar tanto retos importantes a las culturas politicas dominantes (Alvarez,Dagnino y Escobar 1998), como procesos autolimitantes que previenen eldesarrollo y la ampliation de la agenda politica y la consolidation de alianzas(Foweraker 1995:61). El contenido de las identidades etnicas no es determinadopor criterios de verdad o de autenticidad sino por motivaciones politicas queensamblan conjuntos simbolicos y discursivos asociados a unos on'genescomunes (Hall 1992; Levine 1999:177).

El caso de este movimiento social sugiere que en ausencia de concisosobjetivos politicos a largo plazo, despues de un proceso de negotiation con elestado, los actores y organizaciones de un movimiento social, en este caso elmovimiento social negro colombiano, pueden verse abocados a competir en-tre si por recursos, a administrar logros economicos para satisfacer a susmiembros, y a entrar en un proceso de institucionalizacion. Ante la falta deflexibilidad organizativa y de consistencia ideologica, los resultados obtenidospor el movimiento en el piano institutional pueden frenar su desarrollo eincluso revertirlo. (Foweraker 1995:65-82; Tarrow 1994; McAdam, McCarthyyZald 1996).

En un reciente trabajo que examina los movimientos sociales colombianosdurante las cruciales de'cadas de los setenta y los ochenta, Leopoldo Miineraanota que sucesivas escuelas enfocadas en el estudio de los movimientos socialesal concentrarse en aspectos tales como el componente emotivo de las inicialesaproximaciones de cariz psicol6gico, en la toma racional de decisiones de latendencia de movilizaci6n de recursos, o en los procesos identitarios de losestudios sobre los "nuevos" movimientos sociales, han tratado temas que estinpresentes en distintos grados de desarrollo de los movimientos (Miinera

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1998:471-473). Acciones y actitudes de las organizaciones negras en los liltimosafios—en las que las posiciones y acciones para acceder a recursos y ainterlocuci6n con el estado han tenido frecuente primacfa frente a la busquedade ampliaciones de objetivos estrate'gicos y de convergencia—sugieren laprevalencia de actitudes emotivas y pragmaticas individuales de lasorganizaciones.

El movimiento negro en Colombia es un caso sugerente sobre procesos deconstrucci6n y transformacidn de identidades sociales, de dinamicas raciales yde la etnicidad. La activacion polftica de identidades e'tnicas, es decir, lapolitizaci6n de la etnicidad, es frecuentemente la expresi6n de agitaci6n socialen contextos politicos amplios, los cuales usualmente refieren a crisis en losestados nacion, y en los que se debilitan los mecanismos de inclusion social(Nash 1989:17). La forma en que los recursos institucionales se intersectancon el nivel de desarrollo del movimiento social constituye un factordeterminante en las proyecciones estrategicas de los movimientos sobre actitudesde corto plazo o en el alcance de sus configuraciones ideologicas.

Los procesos de modernizacion y globalizaci6n, y las crisis que ellos hanacarreado en el piano nacional, han provocado la elaboration de identidadese'tnicas instrumentales y performativas que se alejan de las representacioneslocales sedimentadas (Laclau 1994:3-4) o engendradas por una tradition noreflexiva (Gros 2000:111; Hall 1992; Wade 1997b:96). fistas ultimas sonrepresentaciones a traves de las cuales los pobladores negros por ejemplo,mayormente rurales, mayormente pobres, daban sentido a sus experienciasvitales y a sus intercambios con sectores de las poblaciones indigenas y mestizascircundantes. Este tipo de representaciones son tambien aquellas a trave's delas cuales sectores urbanos o personas con ciertos niveles de escolaridad sesumfan en la cotidianeidad enmarcada en las practicas politicas tradicionales.Ante el desgaste de los estilos politicos tradicionales y su cuestionamiento enel ambito nacional asi como de la erosion de la predominancia de los referentessociales locales, procesos heterogeneos de politizacion de las identidades socialescomienzan a generarse (Agier 1999:197-198).

Dichos contextos de modernizacion y globalization sitiian los procesosidentificatorios en ambitos mas amplios con referencia al estado nacion, y aconceptos, algunos homogenizantes, otros diferenciadores, no exentos decontradicciones entre si, como los de ciudadania, discrimination y derechos.Tambien los conectan con imaginarios y campos de tension mas recientescomo los de derechos etnicos, medio ambiente, biodiversidad, territorialidadancestral, produccion sostenible, y otros. Las dinamicas globalizantes engendrantambie'n desarrollos identitarios de diferenciacion en tanto situados enlocalidades resignificadas (Eriksen 1994:307-308; Friedman 1990). Losresultados de estos cursos de accion dependen tambien en buena parte de lasintersecciones espeefficas, de relaciones en red entre distintas fuentes discursivas:

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activistas del movimiento, ONGs nacionales e internacionales, misioneros,acade'micos (Escobar 1999:154; Pardo 1997).

Vertientes diferentes de la movilizaci6n colectiva negra en Colombia hanapelado a variados reclamos y en ocasiones se han dado superposicioncsdiscursivas y de marcos de referencia en los que entran reivindicaciones eidentificaciones econ6micas, polfticas, raciales y e'tnicas. Convocatorias desdeuna posici6n racial enfrentando la discriminaci6n en sus diversasmanifestaciones, o desde posiciones de dase en contra de la explotaci6n y lapobreza, no han trascendido reducidos circulos de activistas ante la ubicuidady efecto desmovilizador de procedimientos politicos hegem6nicos como elclientelismo y el blanqueamiento4 (Agudelo 1999; Hoffmann 1999; Wade1997a; Villa 2000). Sin embargo, reclamos de etnicidad se han integrado amovimientos en alza de campesinos negros pobres en procura de seguridadterritorial. Ante el surgimiento de una valiosa oportunidad politica, con lainiciativa de dichas organizaciones rurales, distintos movimientos negros hanconvergido efimeramente bajo un presupuesto de solidaridad racial, parapresionar ultimamente por el avance de la agenda campesina etnizada ante laausencia de otros discursos con mayores apelaciones de legitimidad.

Un proceso de conformacion identitaria no genera por si mismo unmovimiento social efectivo. Necesita ademas contar con unas formasorganizativas eficientes, acceso a distintos tipos de recursos y habilidades parasacar ventajas de los contextos politicos circundantes (McAdam, McCarthy yZald 1996). La combination de estos factores probo ser muy favorable para laconsolidacion de organizaciones campesinas negras en lucha por el control desus territorios y por el reconocimiento de su proclamada particularidad etnica.Pero el mencionado conjunto de factores tambie'n explica la ausencia de accioneshacia la consolidacion en el nivel nacional de convergencias entre otrastendencias y organizaciones del movimiento negro.

Ademas de estos anteriores, la perspicacia para impulsar agendas polfticas,la extension de la base poblacional que esta intentando movilizar, y sobre todola fuerza de su convocatoria para mantener el interes y la participation de susafiliados, son topicos cruciales para la continuidad de un movimiento social(McAdam, McCarthy y Zald 1996). En la particular evolution de unmovimiento de base el aporte de los aliados y las redes es crucial para accedera recursos de distinto tipo, de otra forma inaccesibles desde la esfera local(Alvarez, Dagnino y Escobar 1998:14-16; Pardo 1997).

Los planteamientos de los movimientos implican visiones sobre el mundoy propuestas respecto de diversas dimensiones de la construction, priorizaci6n,o rechazo de constituciones de la vida social y especialmente de la manera enque &tas son agenciadas por el estado (Wade 1998; Agier 1999:197-204). Los

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movimicntos entonces se sitiian en un campo de disputa sobre polfticasculturales y los estilos en que esas polfticas se agencian desde los estamentosque detentan el poder (Alvarez, Dagnino y Escobar 1998). Los planteamientosde las organizaciones negras incluyen visiones sobre el medio ambiente, sobrela diversidad cultural y biol6gica, sobre los patrones culturales de asentamientoy de uso de los recursos naturales, que se contraponen a los imaginarios deldesarrollo basados en el lucro, la acumulaci6n y la expoliaci6n de las poblacioneslocales y el medio ambiente (Villa 1998:443-444).

Estos hechos muestran la forma selectiva en que la etnicidad ha sidointegrada al discurso politico, y por lo tanto a las identidades politicas delmovimiento rural negro: la integration de fragmentos provenientes del medioacade'mico, del discurso indfgena y de enunciados ambientalistas (Villa2000:226; Wade 1996) para configurar el sujeto negro etnico rural sostenibleque no pretende abarcar otros campos de "lo negro" en su proyeccion politica.Muestran tambie'n el debil estatus de convocatorias de impronta racial entre lapoblacion negra colombiana, para la que la condition de negritud por si mismano genera resonancias con contundencia politica. Pero aiin asi muestran queestas reclamaciones etnico rurales no tienen ni mucho menos una receptividadinmediata entre los pobladores de los asentamientos fluviales del Pacifico sinoque requieren de consistentes practicas organizativas como se ha de mostrarmas adelante en este texto.

Los movimientos en cuestion no solamente requieren de la importationde representaciones sino tambien de la impronta de recursos estratdgicos yorganizacionales provistos por aliados externos, como lo han sido los misioneros(Pardo 1997). Este hecho aparece evidente cuando se aprecia la importancia,extension y proyeccion de las federaciones rurales en el Atrato y en el Patia5

que son las que han contado con el empefio decidido y constante de laspastorales catolicas (Khittel 2000; Rivas 2000; Wouters 2000) en comparacioncon la dispersion de la mayon'a de las otras asociaciones campesinas en elPacifico. Otros reclamos de sectores negros, entonces, han adquirido visibilidadcuando han figurado en los escenarios nacionales generados por el movimientocampesino, que entonces aparece etnizado como de "comunidades negras",pero han retornado a sus ambitos particulares cuando las organizaciones ruralesse han vuelto a concentrar en su restringida agenda; agenda esta que a su vezha sido seriamente afectada por la llegada y escalamiento de la guerra entreeje'reito, guerrilla y paramilitares a las selvas del Pacifico. Las organizacioneshan tenido que concentrarse en la situation de gentes desplazadas, amenazadas,sitiadas e incluso asesinadas y de esta forma han debido desviar su atenci6n deesfuerzos por consolidar la organizacion y por avanzar en sus proyectos demanejo del territorio.

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Pre-1991: La gestacidn del movimiento negro contemporaneo

La erosi6n de la legitimidad del estamento polftico colombiano Ilev6 alreplanteamiento constitucional de 1991. Pero aiin en este marco decuestionamiento, no aparecfa una disposici6n para aceptar la especificidad dereclamos de la poblaci6n negra (Arocha 1992; Arocha y Friedemann 1993).Con anterioridad a la promulgaci6n de la nueva constituci6n de 1991 elmovimiento negro colombiano se hallaba disperso en esos varios frentes condiferentes antecedentes y procesos en lo ideol6gico y en lo organizativo y nohabia encontrado escenarios de visibilidad o de encuentro de alcance nacionalo por lo menos regional (Wade 1996).

En 1976 nacio en Pereira, una capital provincial en la region cafetera, elCirculo de Estudios de la Problematica de las Comunidades Negras de Co-lombia, Soweto, un grupo de universitarios que se proponian cualificarse comoconferencistas para denunciar el racismo. En 1982 se creo un capitulo enBuenaventura, la principal ciudad y puerto en el Pacifico, y a finales de eseafio se constituy6 como el Movimiento Nacional por los Derechos de lasComunidades Negras, Cimarron. Mis tarde se crearian filiales en la principalesciudades colombianas: Cali, Bogota, Medellin, Barranquilla y Cartagena; y enalgunas de las poblaciones del Choco: Condoto, Tado, Quibdo, Andagoya yen Puerto Tejada en el norte del Cauca. Desde 1989 ha impulsado la creacionde algunas pequefias organizaciones de base en barrios pobres o en lugaresrurales del Pacifico o el Caribe (Jaramillo 2000:193-195). Las referenciasidentitarias de Cimarron se estructuraron a lo largo del eje racial, comorespuestas a la discriminacion impuesta a los portadores del fenotipo africano,herencia del orden de explotacion colonial. (Wade 1996, 1997b).

Activistas negros y personas interesadas en propiciar reivindicaciones dela poblacion negra, incluso misioneros, tuvieron en los afios setenta y ochentaen Cimarron la referencia y lugar para una militancia radical. Esta importanciase hace manifiesta, por ejemplo, al considerar el hecho de que esta organizationfuera invitada como testigo de excepci6n a la firma del acuerdo de Buchadoen 1987 en el Choco que, como se ve en el siguiente parrafo, constituy6 unhito importantisimo en la definition del terreno politico y del futuro delmovimiento negro rural. Los jovenes negros que, en los afios setenta y ochenta,de sus regiones iban a las universidades de las urbes, tuvieron sus primerosreferentes acerca de una inquietud social y politica especificamente negra atrave's de Cimarron, gracias a que se distanciaba claramente de la politicatradicional y del establecimiento economico y politico.

De un grupo de estos estudiantes surgi6 un niicleo de activistas y lideres,muchos de ellos oriundos de Palenque6 y hoy en su mayorfa afiliados al Procesode Comunidades Negras, PCN (ver adelante) que se han mantenido al frentede los procesos del movimiento negro en la costa Atlantica centrado

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principalmente en Cartagena (Cassiani 1999). Pero esta organizaci6n no halogrado constituir una significativa base de apoyo entre la poblaci6n negra. Suimportancia reside en haber sido la voz mis articulada por fuera delbipartidismo oficial7, tal vez la linica, en proponerle a la poblaci6n negra unalucha en contra de la discriminaci6n racial en sus diversas expresiones.

Hace unos tres lustros comenz6 a surgir una organizaci6n campesina enel curso medio del rfo Atrato, departamento del Choco. Inicialmente comogrupos de base promovidos por misioneros cat6licos que propusieronreflexiones sobre sus condiciones de existencia. En la region operan grandesmadereras que degradan la selva y explotan el trabajo de los pobladores nativos.Tiempo despues se convirtieron en organizacion campesina y reclamaron algobierno cesar las licencias a las madereras y permitir a los habitantes de laregi6n acceder al control sobre los recursos naturales. A traves de un procesode varios afios de gran constancia por parte de los misioneros y de cooperacioncon algunos lideres de los asentamientos negros entre ellos algunos maestrosde escuela, hacia 1987 ya se habia consolidado solidamente la ACIA, AsociacionCampesina Integral del Atrato, con 35 localidades asociadas y que planteabaene"rgicamente sus reivindicaciones en el nivel departamental y el nacional.Ese afio ACIA obtuvo en un hecho sin precedentes, reconocimiento estatalsobre los derechos de los asentamientos negros sobre el territorio y los recursosnaturales en una memorable reunion con varias agencias gubernamentales enla poblacion chocoana de Buchado (Pardo y Alvarez 2000:237).

Poco despue"s el ejemplo de ACIA se extendia en el Choco y se formabanotras organizaciones campesinas: OCABA, ACADESAN, ASOCASAN yACABA8. En la conformacion de estas asociaciones y de sus reclamaciones fueimportante el antecedente de los indigenas con la Organizacion RegionalEmbera Wounan del Choco, OREWA9 (Pardo 1997; Wade 1996). Paraentender el exito del estilo de organizacion federativo campesino, hay queconsiderar la asesoria estrecha y continua de los grupos misioneros, palpableen las dos mencionadas federaciones de mayor consolidation: la ACIA en elrio Atrato y la ACAPA en el n'o Patia10 (Rivas 2000). Este acompaiiamientopor varios aiios permitio la capacitacion de lideres nativos, la consolidaci6n depracticas organizativas, la sedimentation de discursos, el establecimiento derelaciones y el conocimiento de fuentes de recursos, factores estos de dificilalcance para una asociacion de pobladores en una selva alejada de los circuitosnacionales.

La movilizacion colectiva en el resto del Pacifico, en los tres departamentosdel sur de la regi6n—Valle, Cauca y Narino—por aquella epoca presentabadiversas facetas. Entre ellos estaban algunas organizaciones para el progresoregional como en Guapi en el Cauca, asociaciones gremiales (agricultores,carboneros, pescadores) y culturales (grupos de danza y teatro), e incipientes

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organizaciones de campesinos en unas 20 localidades (seis en el Vallc, tres enCauca y diez en Narino) algunos de ellos producto de los trabajos de acci6nsocial por parte de los programas de pastoral social cat6lica (Pardo 1997).Salida del activismo estudiantil, la Fundaci6n Litoral Siglo XXI enBuenaventura y en Cali buscaba la conformaci6n de un proyecto radicalindependiente para la reivindicaci6n de la poblaci6n negra colombiana(Cassiani 1999).

En teVminos de patrones de liderazgo, las organizaciones campesinas suelenconformar sus cuerpos directivos con personas de base oriundas de las areasrurales y con algunos maestros, mientras que intelectuales de clase media seagrupan en pequefias ONGs, ejercen activismo individual, o tratan, sin muchoexito dada la tendencia centrffuga de la organizaci6n etnico territorial, deimpulsar procesos regionales que cobijen diferentes organizaciones (Pardo1998).

Sobresale tambie'n entre las organizaciones campesinas un estiloorganizativo federativo y concentrico mediante el cual todas las localidadesestan afiliadas y eligen un sector directivo mediante una asamblea general. Elintento analogo entre habitantes de empobrecidos sectores urbanos, de laOrganizacion de Barrios Populares, OBAPO11, que exhibio un auspiciosocomienzo en Quibdo y que tuvo destacado protagonismo en el proceso decreacion de la Ley 70, se estanco por la aparicion de practicas personalistas desus dirigentes y la prematura insercion de estos en la politica electoral (Agudelo1999).

El reclamo territorial por si solo, aiin con componentes ambientales enun pai's de campesinos sin tierra, como otro sector mas aunado al coro depeticiones, presentaba poca contundencia. Con el antecedente de los indfgenasy de una normatividad internacional favorable, estas poblaciones campesinasnegras apelaron a la reclamation dtnica. Diferencias culturales cimentadashistoricamente eran argumentos que se situaban en discusiones de actualidadsobre los derechos culturales y que tenian mas potencial de receptividad queuna demanda por tierra (Hoffmann 1999). De esta forma la organizacionrural en el Choco abordo por primera vez entre los negros colombianos unaetnicidad instrumentalizada politicamente dirigida a una significativa audienciaen las localidades riverinas, y Iogr6 asi configurar una propuesta identitariaexitosa frente a las propuestas de perfil racial que habfan quedado constrenidasen unos sectores intelectuales y activistas (Wade 1996).

Ninguna otra organizaci6n negra en Colombia tuvo antes de la Ley 70niveles semejantes a los de la ACIA en militancia, membrecia y solidezideol6gica. El resto de organizaciones no trascendfan limitados imbitos lo-cales y no lograron articular sus reclamaciones a escenarios polfticos misamplios. La unica excepci6n era la de Cimarr6n, que habfa logrado dar una

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dimensi6n nacional a su actividad, pero su impronta organizativa mis orientadaa la formaci6n de grupos de activistas en las principales ciudades que a laorganizaci6n de base, y su mensaje centrado en una crftica amplia a ladiscriminaci6n, no le posibilitaban ensanchar su audiencia y su impacto polfticodada la falta de radicalidad de las clases medias negras hacia las que se dirigfael discurso, asf su influencia fuera innegable entre el conjunto de pequefiosniicleos de activistas negros.

Este ultimo t6pico se enmarca en otra de las dimensiones claves queinfluencian el desempefio de los movimientos sociales como es el de loscontextos politicos (McAdam, McCarthy y Zald 1996). En el Pacifico, dadala predominancia de agricultura de subsistencia o de empresas extractivas enel area rural y la escasa infraestructura productiva en el medio urbano y elpredominio del sector comercial controlado mayormente por mestizos deprocedencia andina, las posibilidades de empleo para los sectores mas educadosde la poblacion negra se dan principalmente en el sector gubernamental. Lasoportunidades de ascenso social para las clases medias pasan mayormente porla vinculacion a alguna de las clientelas partidistas. El estado en sus nivelesdepartamental y municipal es el mayor empleador y uno de los actoreseconomicos mas importantes. Esto es en parte resultado de un movimiento delos primeros profesionales negros a mediados de siglo quienes veian en el accesoal aparato estatal un logro fundamental para el ingreso de la poblacion negra alos beneficios de la ciudadania y la modernidad. Sin embargo, la precariedadde la insercion politica y economica de la regi6n en un concierto nacional a suvez precario, result6 en unas practicas de completa expoliacion de lo piiblicopara el beneficio personal y faccional (Agudelo 1999; Villa 2000). Esta situaciones fundamental para entender como las organizaciones negrasantidiscriminatorias primero, y las etnicas despues no encontraron eco ni aliadosentre las clases medias urbanas de la region y tuvieron que buscar apoyo en elmovimiento indigena y en sectores academicos del centro del pai's.

En este punto se revela como, a pesar de que el movimiento rural decampesinos pobres no ha expresado una ideologia ni unos procedimientospoliticos clasistas—prefiriendo resaltar los carices dtnicos y ambientales—lasactitudes politicas de la poblacion negra, en su conjunto estan atravesadas porsubyacentes motivaciones de clase (cf. Hall 1986: 9-20). El desden con el quela inmensa mayorfa de los cuadros de la dirigencia politica tradicional y los yamencionados sectores medios de la region han mirado a la acci6n colectivacampesina, atribuyendole incluso la intenci6n de instituir un tipo de apart-heid^ entraiia unas posiciones de clase en las que estratos mis acomodadosmenosprecian las acciones y consignas que reivindican practicas productivasverniculas negras, las mismas que en visiones dominantes han sido consideradasmodelos de atraso y marginamiento12.

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La regi6n Caribe que comprende no s6lo el litoral Atlantico sino la extensaplanicie aledafia, exhibe marcada aunque dispersa influencia y presencia de lapoblaci6n negra. Existen importantes sectores de esta poblaci6n en las dosmayores ciudades, Barranquilla y Cartagena, y hay otras algunas pequefiospoblados de poblaci6n predominantemente negra. En el conjunto de lapoblaci6n regional es notorio el componente fenotipico africano. Sin em-bargo en el orden racial en Colombia, como lo ha subrayado Wade (1997a), elmestizaje, o mulataje, coloca a las personas en la categorfa mestiza, la cual entirminos ideologicos esti en el polo "bianco" del espectro. En esta regi6n elmovimiento negro ha estado a cargo de los activistas que se iniciaron en losgrupos estudiantiles en los ochenta, destacindose militantes de origenpalenquero13 quienes pasaron por Cimarron y desde aquella epoca impulsaronalgunos procesos de organization en unas pocas poblaciones y en los barriosde mayor poblaci6n negra en Barranquilla y Cartagena (Cassiani 1999).

En las islas de San Andres y Providencia14 en el Caribe, la poblacion negraestablecida hace cerca de tres siglos se ha visto asediada desde mediados delsiglo XX por la entrada masiva de poblacion mestiza del continente. El medioambiente se ha deteriorado y la poblacion nativa ha quedado marginada de lasposiciones de dominancia economica y politica. Entre los negros sanandresanosha surgido un movimiento muy activo exigiendole al gobierno la promulgationde un "estatuto raizal" que devuelva a los islefios el control de los asuntospiiblicos y solucione el exceso poblacional de inmigrantes. Es un movimientoque no ha estado en la agenda de los partidos tradicionales ni conectado con elresto del movimiento negro, pero que cuenta con considerable apoyo local.

Movilizacion negra, reforma constitucional y el libreto de laLey 70

El llamado para la expedition de una nueva constitution politica sacudioel panorama de dispersion de las expresiones del movimiento negro. Estacircunstancia constituye un caso notable de oportunidad politica, uno de losfactores primordiales que algunos analistas atribuyen al avance de losmovimientos (McAdam, McCarthy y Zald 1996). La convocatoria de laconstituyente abri6 la posibilidad de participar en la politica nacional porfuera de los dos partidos politicos tradicionales. No obstante, cabe recordarque esta apertura politica funciona en mis de un sentido. Gros (1997, 2000)ha insistido en que los logros de la descentralizacion administrativa y dereconocimiento de minorias a traves del multiculturalismo no solamente cubrenalgunas aspiraciones democriticas sino que tambie'n encajan con las tendenciasneoliberales de reducci6n del estado y de delegation de las responsabilidadesen politicas piiblicas.

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Las organizaciones negras inician contactos a nivel nacional con el objetode postular candidatos unificados a la constituyente. En Cali, en el EncuentroPreconstituyente de Comunidades Negras de 1990, participaron desdeentidades oficiales hasta partidos de izquierda pasando por misioneros cat6licosy miembros de los partidos tradicionales y ONGs, mientras que lasorganizaciones chocoanas15 se mantenfan un tan to al margen y con ciertoescepticismo frente a los grupos de activistas e intelectuales que participabanen el movimiento sin pertenecer a organizaciones de base. Como resultado deeste encuentro se crc6 la Coordinadora Nacional de Comunidades Negras,CNCN, de frigil cohesi6n pues sus miembros no lograron unificar candidatosa la asamblea constituyente: los sectores del partido liberal presentaron doslistas, Cimarron apoy6 unas listas de izquierda, y los sectores masindependientes fueron con otro candidato, mientras que las organizacionesdel Choco apoyaban a uno de los candidatos indigenas que a la postre resultoelegido (Agudelo 1998; Cassiani 1999; Grueso, Rosero y Escobar 1988:199).

Fue este constituyente indfgena, Francisco Rojas Birry, quien llevo la vocerfade los sectores negros. Activistas negros de pequenas y dispersas organizacionesjunto con los miembros de organizaciones de mayor cubrimiento, por primeray tal vez unica vez, concertaron esfuerzos y a traves de manifestaciones callejerasy otros actos piiblicos por la inclusion de los reclamos negros en la constitution.Asi, logran a ultimo momento la aprobacion del Articulo Transitorio 5516

(Agudelo 1998, 2000b).Las regiones nombraron sus delegados, y representantes de las regiones

del Caribe y del Pacifico, de las islas de San Andres y Providencia y de gruposnegros asentados en las grandes capitales andinas pudieron estar reunidos enla comision especial como nunca antes habian estado, para vocear susmemoriales de agravios frente a representantes del gobierno, de las institucionesy de la academia. Fue la primera oportunidad en la historia de Colombia en lacual se presento reunido y deliberante un movimiento negro de alcancenacional, asi fuera de manera pasajera (Arocha y Friedemann 1993).

En el contexto de elaboration de propuestas para dicha ley se convoco auna primera Asamblea Nacional de Comunidades Negras en Tumaco en juliode 1992, en la que participaron delegados de organizaciones de los cuatrodepartamentos incluyendo la ACIA del Choco, la Organizacion deComunidades Negras que agrupaba a los sectores independientes que estuvieronen la CNCN y unas diez organizaciones de rios de los departamentos del sur,ademas de organizaciones de mujeres, culturales y gremiales. En la segundaasamblea realizada en Bogota, en mayo de 1993, participaron tambiendelegados de la costa Atlantica (Cassiani 1999; Grueso, Rosero y Escobar1988:201).

En estas asambleas se discutia la creaci6n de una organizacion nacional.Las organizaciones del Choc6—en especial ACIA y ACADESAN, en aquel

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momento las mis consolidadas del Pacffico en teVminos de reclamos territorialesy de niimero de localidades afiliadas—vefan con desconfianza una organizaci6ntal en la que organizaciones sin respaldo de base, se sentian en igualdad decisoriafrente a ellas que representaban la masa campesina negra mis importante delPacffico. La posici6n de estas organizaciones chocoanas impediria laconsolidaci6n de un movimiento negro de caricter nacional y anticiparia ladesagregaci6n de las organizaciones de rio de sus organizaciones regionales enlos departamentos del sur del Pacffico.

La Ley 70 fue aprobada por el Congreso en agosto de 1993 y en ella seestablecio la vigencia temporal de una circunscripcion para dos representantesa la Camara por las comunidades negras (Agudelo 1999). La discusion sobrelos posibles candidatos afiadio tensiones extras al panorama nacional deorganizaciones negras, pues las organizaciones chocoanas quen'an presentarsus propios candidatos y no someterlos a la consulta con el resto de lasorganizaciones.

Las organizaciones chocoanas no asistieron en noviembre de 1993 a latercera Asamblea Nacional de Comunidades Negras en la que se conformo elProceso de Comunidades Negras, PCN, una organizacion de caracter nacionalcon la participation de practicamente todas las otras organizaciones que habianvenido participando en las comisiones consultivas departamentales y en lacomision especial establecidas por el gobierno para el estudio y redaction delproyecto de ley de comunidades negras (Cassiani 1999).

Las identidades de los movimientos no son fijas sino el producto de losprocesos politicos en los que los sujetos colectivos en cuestion se involucran(Mato 1996:64). En una compleja interaction de reclamos andados en politicasde la diferencia (Hall 1992), unas organizaciones negras con objetivosestrategicos de base territorial, estructurando parte de su ideario en la formade un discurso etnico y ambiental, lograron convocar bajo un paraguas deraza—"los negros colombianos"—a diversas organizaciones. Una vez logradaslas concesiones centrales -territorios colectivos y gobiernos locales—estasorganizaciones rurales, o ahora "etnico territoriales", siendo los actores masfuertes del movimiento, regresaron a sus luchas y escenarios particulares yabandonaron las alianzas en el piano nacional.

La Ley 70 ha ocasionado importantes cambios en la vida de las gentesnegras del Pacffico; provoc6 tambien la actividad de movimientos negros en elcontexto nacional y tambien cierta institucionalizacion de estos movimientos.Sin embargo los potenciales efectos de la ley, y el avance de los movimientoshan sido tragicamente frenados por la irrupci6n del conflicto armado en laselva Pacffica. El territorio de la ACIA es, desde 1996, centro de despiadadosenfrentamientos entre la guerrilla y los paramilitarcs. Los dos principalespoblados de este territorio, Bellavista y Vlgfa del Fuerte, fueron destruidospor ataques guerrilleros en 2000; de esta manera, la labor de la asociati6n se

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limita mayormente a la supervivencia ffsica. El conflicto se ha extendido aimportantes dreas del Pacffico narifiense, y mis recientemente ha surgido en elarea dc Buenaventura y amenaza tambie'n la costa caucana. Los puntos que sediscuten adelante deben ser lefdos con el trasfondo de esta guerra que haincidido profundamente en ellos (Agudelo 2000a; Wouters 2000).

Para la comisi6n especial que discuti6 el texto de la Ley 70 fue un problemala inclusi6n amplia de la poblaci6n negra colombiana dadas las restriccionesque imponia el Artfculo Transitorio 55 sobre los pobladores riverinos delPacffico. Aunque el texto defmitivo trata de ser inclusivo de toda la poblacionnegra colombiana, mas que una ley sobre las poblaciones negras colombianas,es una norma que atafie a dichos pobladores negros de los bosques del Pacffico.

De la ley se derivan escenarios y recursos institucionales que se han venidoa constituir un gui6n para el accionar del movimiento negro. Esta circunstanciaha mermado la iniciativa de las organizaciones negras y su capacidad de innovarparametros ideologicos y organizativos. Ademas, la tradicional dependenciaen la region del Pacffico de los recursos estatales para el accionar politico hainfluido en el estilo organizativo del movimiento negro, lo cual lo llevafrecuentemente a priorizar la obtencion de recursos oficiales sobre la ampliaciondel alcance de la agenda politica (Pardo 2000).

Como consecuencia de la Ley 70 hay en la actualidad miembros de lasorganizaciones o individuos respaldados por ellas en las juntas directivas decorporaciones regionales y del Instituto de Investigaciones Ambientales delPacffico, o como empleados y contratistas en los anteriores organismos; y enel Plan Pacffico, en el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria, en laDireccion de Comunidades Negras de Ministerio del Interior; en el Ministeriode Educacion, en el Ministerio de Minas, en el Ministerio del Ambiente; ademasson miembros de las comisiones consultivas departamentales y nacional yquienes integran cada cuatro anos la Comision del Plan de Desarrollo paraComunidades Negras.

Conclusiones

La participacion de las organizaciones y personas negras en la planificaciony gestion concernientes a la poblacion negra, derivada de la Ley 70 y susterritorios, ha acentuado el faccionalismo y disminuido el dinamismoorganizativo al entrar las organizaciones en competencia por el protagonismoy reconocimiento oficial, y haberse debilitado los escenarios de coordinaci6ndel movimiento negro a nivel subregional, departamental y nacional.

El proceso de discusion e implementaci6n inicial de la Ley 70 origino dosestilos organizativos y de estrategias de representaci6n de las comunidadesnegras rurales del Pacffico. De un lado se ha constituido un estilo polftico-cultural en el que la convocatoria identitaria e ideologica gira alrededor de los

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reclamos territoriales apoyados en imigenes de una cultura ambiental sosteniblevernicula y en un modelo organizacional federativo a partir de los asentamientoslocales, fistas son organizaciones chocoanas pioneras, anteriores a la Ley 70,arraigadas en el territorio y directas protagonistas de los procesos de titulaci6n17

De otro lado, en los tres departamentos del Pacffico al sur del Choc6—enValle, Cauca y Narifio—cuando se expidi6 la Ley 70, las organizaciones ruralesestaban muy poco consolidadas. El activismo negro, en buena parte originadoa partir del proceso mismo de planeaci6n y divulgaci6n de la Ley 70, seconcentraba en los niicleos urbanos de Tumaco, Guapi y Buenaventura. Enestos departamentos la estrategia que predominaba tres afios despue's depromulgada la Ley 70, impulsada por el bloque organizativo Proceso deComunidades Negras, PCN, era la de federaciones departamentales, llamadaspalenques, de todas las organizaciones etnicas negras18, las cuales indufan gruposculturales, gremiales y las organizaciones rurales. El PCN proponia entrar enun proceso de discusion para encontrar elementos culturales e identitarios,ademas de los de la ancestral pertenencia y manejo territorial, que pudieranconvocar amplios sectores de la poblaci6n negra (Grueso, Rosero y Escobar1998:205-209). Este planteamiento programatico se extendia en buena medidaa los activistas negros de la costa Atlantica entre los que es significativa lainfluencia del PCN.

El primer estilo basado en federaciones de organizaciones territoriales lo-cales iniciado en las cuencas fluviales chocoanas, durante los siete anos siguientesa la expedition de la ley, ha ido extendiendose por el Pacffico en detrimento dela propuesta de coaliciones e identificaciones mas amplias del PCN. Dadoque la Ley 70 ha establecido que para solicitar la adjudication de territorioscolectivos la comunidad interesada debera designar un consejo comunitarioque enviara information sobre el territorio, la demograffa, la historia y laspracticas productivas, las organizaciones e*tnico territoriales han idogeneralizandose por todas las areas rurales del Pacffico, creandose asf unadistancia con organizaciones etnicas de otro tipo—ya sea cultural, gremial,ambiental o de explfcita proyeccion polftica, y especialmente con las basadasen las grandes ciudades. En tanto avanzan los procesos de titulacion, confinanciacion gubernamental para que los consejos comunitarios hagan lapropuesta de territorio colectivo, las organizaciones de los rfos se han dadocuenta que no necesitan de intermediarios para dialogar y acceder a los recursosdel estado.

Asi, aunque no ha habido una ruptura formal de los palenques comoforma federativa en los departamentos del sur, se da entonces de hecho unaescisi6n entre una dirigencia campesina al frente del proceso de los territorioscolectivos y una dirigencia de caricter urbano que sigue teniendo presencia enlos espacios de interlocucirin con el gobierno pero que va viendo disminuir

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sus bases. Dc hecho en Narifio ha surgido una reagrupaci6n de los consejoscomunitarios: algunos continiian organizados en torno al palenque, pero variasotras deccnas de consejos han establecido otra asociaci6n. En el Pacffico caucanolas organizaciones riverinas han conformado una asociaci6n, y algunasorganizaciones de mujeres rurales y urbanas han constituido otro grupo, lascuales ahora canalizan recursos por fuera del niicleo que anteriormente desdeel palenque en Guapi llevaba la vocerfa departamental. Similarmente en lacosta del departamento de Valle, perteneciente toda al municipio deBuenaventura, varios de los consejos comunitarios que han ido surgiendoempiezan a adoptar un manejo aut6nomo de su representaci6n y deinterlocuci6n institucional apartandose de la coordinacion de los activistas dela cabecera municipal de Buenaventura.

En la regi6n del Caribe, en la parte norte del pai's, las dispares organizacioneshan sido promovidas por nucleos de activistas e incluyen pequefias asociacionesrurales, gremiales, culturales y grupos de estudio sin que hayan podidoproyectarse como un movimiento regional significativo. La Ley 70 no ha tenidomayores repercusiones en los discretos grupos de base aunque la actividadinstitucional motivada desde la constituyente ha proyectado a algunos de susdirigentes quienes han ocupado posiciones en el nivel nacional en el Ministeriode Educacion o en la Direccion de Comunidades Negras del Ministerio delInterior.

En las islas de San Andres y Providencia las acciones colectivas para retomarel control de los asuntos piiblicos y enfrentar la seria situacion demografica yambiental, no obstante la gravedad de la situacion y la energia del movimiento,no han motivado ninguna accion o estrategia de coordinacion con otros sectoresdel movimiento negro colombiano. Aqui la brecha identitaria parece insalvableentre estos grupos negros que se consideran parte del Caribe anglofono,compartiendo una historia comiin mucho mas con el litoral anglofono enCosta Rica, Nicaragua y Honduras e incluso con Jamaica, que con los distintossectores de poblaci6n negra en la parte continental colombiana.

A finales de 1996 los grupos paramilitares comenzaron a entrar en el ri'oAtrato en donde por afios la guerrilla de las FARC habia circulado ytransportado pertrechos aprovechando la total ausencia del estado. Sedesencadeno entonces una guerra intensa que desplazo a la mayon'a de lapoblacion rural del bajo Atrato y a la totalidad de la dirigencia de la OCABA19,liquidando asi a esta organization que poco antes habfa recibido el primertftulo colectivo en marzo de 1997 Luego la guerra se extendio ri'o arriba haciael territorio de la ACIA con sus consecuencias de muerte y desplazamiento.En los liltimos tres aiios una gran porci6n de las actividades de la ACIA hangirado en torno a la violencia y a la atenci6n a desplazados. Problemas similares

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de violencia se vienen presentando hace algunos anos en el Pacffico narifiensey mis recientemente en el Valle y amenazan con generalizarse al Cauca tambie'n.La regi6n entera presenta la sombrfa perspectiva de verse cada vez mis envueltaen el conflicto armado, y los movimientos sociales de ver sus actividadcsdisminuidas o paralizadas (Agudelo 2000a; Wouters 2000).

Las distintas expresiones del movimiento negro no se han encontrado conuna iniciativa que plantee de forma plausible la construcci6n de escenariosdiscursivos y estrategicos comunes e incluyentes. Para la mayorfa de lasorganizaciones la perspectiva unitaria ni siquiera es un tema a considerar. Seevidencia entonces el caracter autolimitante (cf. Foweraker 1995:61) de lasidentidades propuestas por las distintas facciones, percepcion que se acentuaaiin mis con el hecho de que ni siquiera sectores anilogos entre si como lasagrupaciones de consejos comunitarios, han disefiado procedimientos deconvergencia mis alii de imbitos subregionales reducidos.

Es ironico que ahora espacios institucionales, definidos por la Ley 70como terrenos en los que deberian encontrarse los representantes de la poblacionnegra y los del gobierno para discutir el diseno y aplicaci6n de politicas referentesa la poblacion negra—las comisiones consultivas departamentales y lanacional—sean los linicos escenarios de encuentro entre las organizacionesnegras. Estas comisiones consultivas se han convertido basicamente en unarevision burocritica de las actividades de las distintas instituciones previstasen la Ley 70, con pocos y excepcionales momentos de discusion de temas quetraten de manera productiva las grandes necesidades y reivindicaciones de lapoblacion negra colombiana.

La ubicua situacion de dependencia de los puestos y recursos piiblicospara la promocion y el ascenso social en Colombia, que de manera intensaintegra en una telarana clientelar toda la geografia del Pacifico,. ademis deanular en buena parte la posibilidad de radicalizacion de sectores de las clasesmedias negras, ha provisto un telon de fondo del que no han escapado deltodo activistas y organizaciones del movimiento social negro. Muchos de elloshan tenido poca cautela, e incluso abierta ambicion, para acceder a los recursosy empleos piiblicos en detrimento de su crecimiento como lideres por fueradel aparato institucional con las consecuencias de faccionalismo,atemperamento y cooptacion de la iniciativa polftica.

Las luchas y la movilizaci6n colectiva de las poblaciones negras en Co-lombia de los liltimos aiios han puesto de relieve mis las diferencias que lasconvergencias entre los sectores de estos movimientos sociales. Los procesosen curso han senalado tendencias centrffugas no s6lo entre organizaciones dedistinto caricter sino entre aquellas de similar vocaci6n. Si las identidadese*tnicas no se colocan dentro de perspectivas amplias de solidaridad y dedemocracia, ficilmente actiian como factores excluyentes (Bloul 1999). En

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efecto, no sdlo no se han gcncrado espacios de encuentro o coordinaci6n sinoque las asociaciones territoriales se han ido desagregando de coordinacionesrcgionales. Factores importantes a este respecto son la heterogeneidad de lasidentidades, la fragmentaci6n que las afiliaciones y motivaciones de clasepropician, las inmersiones parciales de los movimientos en el juego hegemonicodel estado (Dagnino 1998:46-49), el papel divisivo de los recursos estatales yla ambivalente I6gica neoliberal que concede reivindicaciones pero impide laconsolidacion de alianzas amplias y de identidades envolventes entre losdistintos sujetos polfticos colectivos y sus agendas radicales (Gros 2000). Peroincluso los proyectos asf limitados de accion colectiva negra, particularmenteel movimiento territorial, estln amenazados en su existencia misma por ladepredadora guerra que asola al pafs.

Notas

Agradecimientos. Este articulo hace parte del proyecto Poblaciones Negrasy Modernidad patrocinado por el Instituto Colombiano de Antropologia eHistoria y Colciencias. He efectuado trabajo de campo sobre este topico du-rante varios meses desde 1995 en Quibdo, Buenaventura, Guapi, Tumaco,Medellfn, Cali y Bogota asi como investigation documental y numerosasentrevistas. Agradezco al profesor Arturo Escobar su apoyo para el primerviaje de trabajo de campo. Una version inicial de este articulo fue presentadaen el simposio "Black Populations, Social Movements and Identities in LatinAmerica" (Universidad de Manchester, 1999). Mis reconocimientos al profesorPeter Wade, quien organizo el simposio e impulso con admirable paciencia lapublication de las ponencias. Agradezco los comentarios y sugerencias de treslectores anonimos referidos por el JLAA. Cualesquiera sean los aciertos de estearticulo, se han beneficiado de las conversaciones con mis compaiieros delproyecto ICANH-Colciencias, particularmente con Eduardo Restrepo, y delsimposio en Manchester. La responsabilidad por el contenido es enteramentemia.

1. En 1991 se eligio en Colombia una asamblea que expidio nuevaConstitution en la que se incluy6 el Articulo Transitorio 55 que ordenabaconstituir una comision especial para proponer una ley para la protecci6n delterritorio y la cultura de las comunidades negras riverinas del Pacifico y otraspoblaciones de caracteristicas similares. La Ley 70 se aprobo en 1993 y constade ocho capftulos con 68 artfculos. Esta ley estableci6 los procedimientos parareconocerles territorios colectivos a las comunidades negras que ocupen yusufructiien territorios selvaticos, se organicen en consejos comunitarios ysoliciten la titulaci6n. La ley ordena un manejo concertado y sostenible dedichos territorios, otorga derechos especiales a las comunidades negras en la

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actividad minera, e instaura medidas para la protecci6n cultural y la promocidnsocial y econ6mica de la poblaci6n negra colombiana. Cre6 la Direcci6n deComunidades Negras en el Ministerio del Interior y las comisiones consultivasdepartamentales y nacional para concertar polfticas de los representantes dclas comunidades negras y las instituciones estatales.

2. La poblaci6n colombiana tiene un componente importante de poblaci6nnegra, la tercera de las Americas despue's de la de Estados Unidos y la de Brasil:los estimativos oscilan entre el diez por ciento y el 25 por ciento o sea entrecuatro y diez millones de personas negras. Los esdavizados africanos fueronllevados a las minas de oro del occidente colombiano y a las haciendas en elValle del Cauca y en las sabanas caribefias. Desde la colonia ha habido unproceso de mixtura racial entre los componentes amerindio, africano y espafiol.En la region del litoral Caribe el componente negro de la poblacion mestiza esmuy notorio. La regi6n del Pacffico es una de las zonas mis extensas en Americacon poblacion mayoritariamente negra. En la ciudad de Cali, la tercera delpai's, con mas de un millon de habitantes un cuarto de la poblaci6n es negra,y en las otras principales ciudades colombianas hay importante poblacion negra.

3. El Pacifico colombiano es una franja selvatica de aproximadamente1.000 kilometros de largo y unos 100.000 kilometros cuadrados que se extiendede norte a sur entre Panama y Ecuador, limitada al oriente por los Andes.Comprende cuatro departamentos: al norte, el Choco (capital Quibdo),contiene la frontera con Panama y esta enteramente en la llanura del Pacifico,mientras los otros tres departamentos al sur tienen buena parte de su territorioy sus capitales en las montaiias y valles interandinos (Valle, Cauca y Narinocon Buenaventura, Guapi y Tumaco respectivamente como sus centros urbanosprincipales). La poblacion del Pacifico es de cerca de un millon de habitantes;de ellos la mitad vive en los centros urbanos. La poblacion negra es el 85 porciento, la mestiza el diez por ciento, y la indigena el cinco por ciento.

4. El fenomeno del clientelismo es especialmente agudo en la region delPacifico en donde el estado es el principal empleador. En la particularconstitucion racial en Colombia, las caracteristicas de las culturas negrasvernaculas son juzgadas por el estamento dominante negro como atrasadas eincultas. Algunos autores han llamado entonces "blanqueamiento" a la adoptionde las maneras y actitudes de las clases medias y altas mestizas, incluyendo labiisqueda de conyuges mestizos y la residencia entre poblaci6n mestiza porparte de personas negras como mecanismo para ascender socialmente (Wade1997).

5. El Atrato es el principal rfo del departamento del Choc6. El Patfa es unrfo del departamento de Narino, el departamento situado mis al sur de laregion. Siguiendo el modelo iniciado en el Atrato por la ACIA a medidos delos ochenta, las organizaciones campesinas se dan en un drea fluvial, es decir

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en un rfo principal y sus afluentes. En estos dos rfos se han constituido lasorganizaciones campesinas mis pujantes gracias al constante apoyo de equiposmisioneros cat6licos; en el Patfa la Asociaci6n Campesina del Patfa, ACAPA,ha atravesado por siginificativo crecimiento desde mediados de los anosnoventa.

6. San Basilio de Palenque es una poblaci6n cerca de Cartagena, de grannotoriedad hist6rica y cultural. En los tiempos coloniales, fue un "palenque"muy famoso, es decir un centro de esclavos fugados el cual no se sometio a laautoridad espafiola. Es la localidad en la regi6n Caribe con mayor vigencia deexpresiones socioculturales especificamente negras. Palenquero es el gentiliciocorrespondiente.

7- La polftica colombiana ha estado dominada por los partidos liberal yconservador desde el siglo XDC. En las d&adas de los cincuenta y sesenta delsiglo XX los dos partidos libraron una sangrienta guerra en areas rurales delcentro del pai's. Un acuerdo entre ellos para terminar la guerra y alternarse enla presidencia de la repiiblica, cerro aiin mas la posibilidad para la participationde otras fuerzas polfticas. Esta situation trato de cambiarse con la Constitutionde 1991 pero poco despuds las viejas fuerzas dominaban de nuevo la polfticanacional.

8. En el Choco desde mediados de los setenta se dan intentos de fundarorganizaciones campesinas; en 1974 a instancias del parroco de Riosucio sefundo la Organizacion Campesina del Bajo Atrato, OCABA, principalmentepara organizar trabajos colectivos, y diez aiios despue's surgio la ACIA (vernota 5, arriba) como la primera organizacion exitosa en cuanto a movilizacionpolftica y trabajo de base. Se crearon luego la Asociacion Campesina del SanJuan, ACADESAN, la cual es la segunda organizacion en empezar a reclamarterritorios colectivos; la Asociacion Campesina del Baudo, ACABA; laOrganizacion Popular Campesina del Alto Atrato, OPOCA; y la AsociacionCampesina del Alto San Juan, ASOCASAN.

9. En 1982 se constituyo la Organizacion Regional Embera Wounan,OREWA, de los indfgenas chocoanos. Comenzo gracias al trabajo de un equipomisionero catolico con un grupo de estudiantes indfgenas. En poco tiempo seconvirtio en una federation que habfa agrupado los 30.000 indfgenas deldepartamento, erigiendose como un protagonista principal de la polftica re-gional, constituyendo mas de un centenar de cabildos (juntas de gobiernoindfgenas) y obteniendo del gobierno cientos de miles de hecta*reas tituladasen resguardos (territorios colectivos inalienables) previstos en la ley colombianapero nunca antes implementados en el Choco.

10. Ver nota 5.11. La Organizacion de Barrios Populares, OBAPO, comenzo en Quibd6

a finales de los ochenta como un movimiento de los sectores pobres urbanos.

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Constituy6, junto con la ACIA y ACADESAN, el grupo de organizacioncsmis activas e influyentes para lograr la expedici6n del Artfculo Transitorio 55y la Ley 70.

12. Las clases medias urbanas negras y en especial sus sectores dirigentesnunca se han identificado con los objetivos del movimiento social negro,manifestando incluso abierta oposici6n a el. Los dirigentes polfticos negros delos partidos oficiales han expresado en numerosas ocasiones que los reclamoscampesinos sobre territorios colectivos y sobre Iegislaci6n especial parapoblaciones negras son intentos para enclaustrar a los negros pobres entradiciones retardatarias y aislacionistas.

13. Ver nota 7-14. El departamento de San Andres y Providencia, archipielago situado

cerca a la costa nicaragiiense, ha estado bajo jurisdiccion colombiana desdetiempos coloniales. Poblado desde hace mis de tres siglos por negros angl6fonoscomo en toda la regi6n caribena circundante, se constituy6 en puerto libredesde los afios cincuenta, originandose una ola de inmigraci6n mestiza paraexplotar el comercio y el turismo.

15. Vernotas8y 10.16. Ver nota 1.17- Ver nota 5.18. Ver nota 7-19. Ver nota 8.

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