¿Es país para cuentistas?

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Por Miguel Antonio Chávez. Ensayo sobre el cuento ecuatoriano, s.XX y s.XXI

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Es pas para cuentistas?Miguel Antonio Chvez

Hace no poco tiempo, circula en el imaginario ecuatoriano la idea de que el Ecuador es un pas de poetas, acaso como una forma de justificar que la poesa ha tenido mayor suerte que la narrativa para trascender las fronteras. El ao en que fui Director de Artes Literarias y Narrativas en el Ministerio de Cultura y Patrimonio, durante la convocatoria literaria de los llamados Fondos Concursables 2013 en donde participaron obras inditas de poesa, novela y cuento el porcentaje de trabajos inscritos me remiti de inmediato a esta leyenda urbana: siquiera un 60% correspondieron a poemarios, 35% a novelas, y un 5% a volmenes de cuentos. Ms all de la obviedad numrica y de la ausencia de factores de medicin que no la convierten a esta en una estadstica autntica, completa y fiable, me hice las siguientes preguntas: se podra afirmar que Ecuador tambin es un pas de cuentistas? Qu est ocurriendo con el cuento: se est escribiendo y/o publicando? Y los que se publican, cuentan con la debida visibilidad? Hoy agregara la pregunta: lo estn escribiendo mis contemporneos?

Por ahora, parafraseando al Principito, dir que lo esencial es invisible a la estadsticas.

La acadmica y ensayista Alicia Ortega, en el estudio introductorio del tomo dedicado al cuento dentro de la Antologa Esencial Ecuador Siglo XX (2004), sita la historia moderna del cuento ecuatoriano entre 1920 y 1930, con la aparicin de dos libros fundacionales: Un hombre muerto a puntapis, de Pablo Palacio[footnoteRef:1] (1927) y Los que se van: cuentos del cholo i del montuvio, una coleccin de relatos de 1930, de Enrique Gil Gilbert, Demetrio Aguilera Malta y Joaqun Gallegos Lara, todos ellos (ms Alfredo Pareja Diezcanseco) integrantes del llamado Grupo de Guayaquil. Un suceso histrico acaecido en esa ciudad (la matanza de los obreros, el 15 de noviembre de 1922) y la militancia en el Partido Comunista por parte de estos escritores, fueron las causas histricas fundacionales del realismo social ecuatoriano de los aos treinta. [1: Loja 1906 Guayaquil 1947, tambin fue autor de las novelas cortas Dbora(1927) y Vida del ahorcado(1932).]

Como explica la catedrtica Cecilia Ansaldo en su antologa Cuento Contigo (1993), los autores del cuento realista parten de una bsica actitud de denuncia; sus personajes son predominantemente campesinos, en donde se destaca tanto su habla como cosmovisin segn su procedencia geogrfica, ya sea de la Costa o la Sierra. A los autores mencionados, se sum ngel Felicsimo Rojas y Jorge Icaza, este ltimo ms conocido por su novela Huasipungo. Otros autores que publicaron despus de la homognea produccin del Realismo, no pudieron o no quisieron desvincularse de este edificio literario de tan slidos cimientos. Aqu Ansaldo menciona a Eugenia Viteri, Walter Bellolio y Rafael Daz Ycaza.

El caso de Pablo Palacio merece mencin aparte, empezando por la histrica polmica que tuvo con Gallegos Lara. En un artculo de prensa de 1933, Gallegos Lara acusa al autor lojano de eludir la realidad y, en palabras de Ortega, lo considera un portador de un sentido clownesco y desorientado de la vida, propio de las clases medias, e incapaz de interpretar la realidad americana. Una cosmovisin como esta, puede darnos a entender el porqu una narrativa que no busca bucear en esa realidad sino en los intersticios de la razn: all donde estalla el absurdo, el instinto, lo onrico, el placer, la risa, el mundo de las emociones y la dinmica transgresora de la fantasa (como la palaciana), haya sido desestimada y menospreciada por aquel hombre que, pese a haber padecido de un defecto congnito en sus piernas que le impeda caminar, se eriga como el pope de la narrativa realista/ oficialista en el Ecuador de los 30. Esa regla no escrita que dictaba el deber ser de un narrador ecuatoriano: sentirse obligado al retrato de su pas con una finalidad reivindicativa, como una especie de carga muy pesada, es lo que el autor Leonardo Valencia acu como El sndrome de Falcn (convertido luego en un notable ensayo con ttulo homnimo), aludiendo no sin cierta irona a la figura de Juan Falcn, el hombre que cargaba literalmente sobre su espalda a Gallegos Lara.

Hoy, lejos de esas discusiones, conocemos el aporte de Pablo Palacio como el ms grande del vanguardista del Ecuador. Sin embargo, Palacio no estuvo solo, ya que tambin lo acompa otro contemporneo suyo, Humberto Salvador, autor del libro de cuentos Ajedrez (1929) y la novela En la ciudad he perdido una novela (1930), quien sobre todo en su primera etapa, estuvo influenciado por las teoras sicoanalticas de Freud y el desarrollo de la tcnica cinematogrfica. Ortega seala a Macedonio Fernndez, Roberto Artl, Oliverio Girondo, Felisberto Hernndez, Vicente Huidobro, Salvador Novo, Julio Garmendia y Csar Vallejo, como autores fundacionales de la narrativa vanguardista hispanoamericana y, por tanto, hermanados de alguna u otra forma con Palacio y Salvador.

Cercanos cronolgicamente con los realistas del treinta, hubo tambin otros nombres destacados como Nela Martnez, Adalberto Ortiz (ms conocido por su novela de 1942, Juyungo), Pedro Jorge Vera y Alejandro Carrin.

En la poca de los sesenta, empezaron a publicar narradores como Miguel Donoso Pareja, Alsino Ramrez Estrada, Lupe Rumazo y Carlos Bjar Portilla. Donoso Pareja, fallecido en este ao, no solo que aport al cuento, ensayo, la novela y la poesa, sino que se convirti en el baluarte de los talleres literarios en el Ecuador desde los inicios de los 80, luego de su exilio de dieciocho aos en Mxico, en donde tom a cargo el taller que diriga Augusto Monterroso y desarroll una serie de talleres en varios estados mexicanos. Autores como Juan Villoro le han profesado pblicamente su ms alta admiracin. Entre sus ms destacados libros de cuentos estn Krelko (1962) y Todo lo que inventamos es cierto (1990). El acadmico Antonio Sacoto destaca que tanto Donoso como Bjar Portilla ahondaron en la vena sicolgica de Pablo Palacio con una caracterstica clara, a viva voz: la ruptura con la literatura social que, desde luego ya era distante. Bjar Portilla con sus cuentarios Simn el mago (1969), Osa mayor (1970) y Samballah (1971) desarroll un estilo que los crticos calificaron de ciencia ficcin, aunque estuvo ms cerca de la fantasa o metafsica, sin descuidar su preocupacin por el entorno social y las relaciones humanas. No dudo en considerarlo uno de los escritores vivos ms importantes del pas, lo ms cercano a un Ray Bradbury que ha visto el Ecuador y que, lamentablemente, no ha gozado dentro de casa el reconocimiento que se merece, ms all de unos cuantos estudios crticos dedicados a su obra. En 1983 qued finalista del premio de novela Seix Barral con su novela Tribu S. Misma deuda (e incluso mayor) tiene el pas con Ramrez y Rumazo, esta ltima, una de las mujeres con narrativa ms experimental en el Ecuador del s.XX. Luego de dcadas de residir en Caracas, es poco lo que se sabe de ella, y en lo personal conseguir obras suyas es prcticamente imposible conseguir en Ecuador. Por fruto del azar, hall en una librera de viejo de Quito la nica edicin de la novela Carta larga sin final (Edime. Madrid, 1978).

En finales de los aos cincuenta se destaca un cuentario de Csar Dvila Andrade, uno de los poetas ms destacados del s.XX en Ecuador. La obra es Trece relatos (1956), que a decir de Donoso Pareja, constituye un punto de enlace entre la narrativa de Palacio, y los actuales y ms avanzados cuentistas y novelistas ecuatorianos.

La conformacin del grupo Tzntico y sobre todo la publicacin de sus revistas Pucuna (1962-69) y La Bufanda del sol (1965-69), dieron a conocer a escritores como Ivn Egez, Ral Prez Torres y Abdn Ubidia, cuya obra la ms interesante se seguira publicando en los aos venideros. En lo personal, unos de los primeros autores ecuatorianos vivos que le por cuenta propia, fuera de las obras exigidas dentro del pensum colegial, concentradas sobre todo en los treinta (Impresionante que en mi poca, y an ahora de alguna forma, el trmino literatura ecuatoriana sea asociado por los alumnos colegiales como una suerte obligado y tortuoso ritual de profanacin de tumbas de las momias de los 30, o de antes!). Destaco de Egez su libro de cuentos El triple salto (1981), en donde asistimos a un submundo de supervivientes y transhumantes, como lo describe Ansaldo. De Prez Torres, sus cuentarios Ana la pelota humana (1978), En la noche y en la niebla (1980, Premio Casa de las Amricas 1979). Y de Ubidia, Divertinventos: libro de fantasas y utopas (1989) y su continuacin, El palacio de los espejos (1996), ambos en una lnea fantstica cortazariana, que nos remite a su poca de Historias de cronopios y de famas.

A estos nombres, podra sumar muchos otros relevantes, como el de Vladimiro Rivas Iturralde tambin destacado acadmico y antologador de cuentos, radicado en Mxico; grandes outsiders como Juan Andrade Heymann y Guido Jalil; cuentistas como Aminta Buenao, Marco Antonio Rodrguez, Carlos Carrin, Elicer Crdenas, Ral Serrano, Modesto Ponce Maldonado, y Jorge Dvila Vzquez; Jorge Velasco Mckenzie y su notable cuentario marginal y srdido Desde una oscura vigilia (1992); Francisco Proao Arandi, Ivn Oate y sus inolvidables, respectivamente, Oposicin a la magia (1986) y El hacha enterrada (1986), resaltando en este ltimo el relato La supersticin de Furio; autoras como Gilda Holst, Carolina Andrade, Martha Chvez, Liliana Miraglia, Yanna Hadatty Mora, Martha Rodrguez, Elsy Santilln Flor, Mara Eugenia Paz y Mio, quienes han integrado numerosas antologas, y muchas de ellas, dedicadas tambin a la crtica literaria desde la academia; Leonardo Valencia, cuyo cuentario La luna nmada (1995) se caracteriza por ser un cuerpo nico y a la vez progresivo, debido a que nuevos relatos van nutriendo el libro con cada reedicin; cuentistas como Ernesto Torres Tern (Territorio de fantasmas, 1992), Hans Behr Martnez (Errantes embusteros, 2013), otros outsiders que ahora debido a sus premios literarios han obtenido el reconocimiento que en los noventa o inicios del milenio les fue esquivo; Juan Carlos Cucaln (Premio Nacional de cuento Luis Flix Lpez 2009 y IX Bienal de cuento Pablo Palacio), cuyos relatos estn desperdigados en antologas, al igual que los de Alfredo Noriega, ms conocido por sus novelas negras; Adolfo Macas Huerta, con cuentarios como El examinador (Premio Joaqun Gallegos Lara 2005) y sobre todo, Cabeza de turco (2011); la residente en Nueva York y prcticamente desconocida en Ecuador, Elssie Cano, con su libro La otra orilla y otros relatos (2000). Huilo Ruales Hualca, narrador, poeta y cronista, autor de Cuentos para nios perversos (2004) y de ese libro de microcuentos ingenioso y mordaz llamado Esmog: 100 grageas para morir de pie (2006), uno de los ms sobresalientes libros de microcuentos publicados en el Ecuador, sino el mejor; Sonia Manzano, poeta y narradora, autora del cuentario Flujo escarlata (1999), que aborda la soledad, y de su reciente Trata de viejas (2015), que vuelve a sorprender, esta vez con su gran carga de humor negro y picarda; Gabriela Alemn, narradora y cronista, seleccionada junto a Leonardo Valencia como parte del Bogot 39 del Hay Festival, y cuyo ltimo cuentario La muerte silba un blues (2014) obtuvo el ltimo Premio Joaqun Gallegos Lara; otro gran nombre, Ral Vallejo, cuyos mejores relatos estn repartidos en Mana de contar, antologa personal 1976-1988 (1991) y Pubis equinoccial (Premio Joaqun Gallegos Lara 2013), adems de destacado antologador; asimismo el de Javier Vsconez, acaso uno de los narradores ms conocidos fuera del Ecuador, de quien resalto los libros Ciudad lejana (1982), de donde proviene uno de sus clsicos cuentos, Angelote, amor mo, e Invitados de honor (2004), en donde desfilan homenajes a autores como Faulkner, Conrad y Nabokov, dentro de una ambientacin andina. En este ltimo, se destaca Thecla Teresina. Otro outsider y no solo eso, sino uno de los outsiders ms grandes, es Santiago Pez, cuyo cuentario Profundo en la galaxia (1994), marc un referente innegable para la ciencia ficcin en Ecuador, pas tan poco amigable para el Sci-Fi, tanto desde la creacin como en la publicacin. En senda similar, estn otros autores como Fernando Naranjo y su volumen de relatos La era del asombro, del mismo ao que el libro de Pez.

La lista se extiende si nos referimos a los cuentistas que son mis contemporneos, en especial los nacidos a partir de 1975. La mayora de ellos publicaron en la segunda mitad de la dcada del 2000. Afirma Renata Egez en el prlogo de su antologa Tiros de gracia, neoficcin ecuatoriana (2012): Su escritura no se confina a hacer gala de guios literarios, aunque los haya y de diversas fuentes, pero tampoco se empea en reproducir los vanos gestos de soberbia y parricidio. Sin padre ecuatoriano del Boom hacia quien cometer parricidio, podramos decir que son ms bien nietos de los abuelos Borges y Palacio, o sobrinos cmplices de los tos Bolao, Aira, Vila-Matas, Fogwill y acaso de los tos Bellatin y Levrero, a quienes por ser los excntricos de la familia acaso les prodigan una atencin especial.

Autores como Solange Rodrguez Pappe, Juan Fernando Andrade, Jorge Luis Cceres, Esteban Mayorga y Jos Hidalgo Pallares han publicado ms de un libro de cuentos, y probablemente sea Rodrguez Pappe quien ms tenga ms obra cuentstica y microcuentstica (ha sido una de las ms disciplinadas investigadoras en esta rea) a su haber. Destaco de estos autores, respectivamente, las obras Balas perdidas (2012), Dibujos animados (2006), Aquellos extraos das en los que brillo (2011) Musculosamente (2012), Historias cercanas (Premio Aurelio Espinosa Plit 2005). Hay otros que, ya sea con un solo libro de cuentos o con presencia en varias antologas, han empezado a labrar un camino (en unos cuantos casos, acompaados con la publicacin de una novela). Tal es el caso de Eduardo Adams, Yanko Molina, Edwin Alcars, Augusto Rodrguez (con una trayectoria mucho ms amplia como poeta, aunque su obra Adrenalina y fuego alcanz el Premio Joaqun Gallegos Lara 2011), Andrs Crdenas (Fuerzas ficticias, Premio Pichincha de cuento 2012), Diana Varas Rodrguez, Sandra Araya, Marcela Noriega, Juan Carlos Moya, Elas Urdnigo, Diana Zavala, Mara Fernanda Ampuero (, Juan Pablo Castro Rodas (reciente Premio Nacional de Literatura Luis Flix Lpez 2015, con Crueles cuentos para nios viejos) y Eduardo Varas Carvajal (adems de narrador, periodista y conocido blogger literario). Dirijo una atencin especial hacia autores como Salvador Izquierdo (heternimo de Jorge Izquierdo, con cuyo nombre de pila public su primer cuentario), Marcela Ribadeneira, Luis Alberto Bravo (junto a Eduardo Varas, dos de los tres ecuatorianos seleccionados como parte de Los 25 secretos mejor guardados de Amrica Latina, por parte de la FIL Guadalajara 2011) y Mara Auxiliadora Balladares, cuyas peras primas respectivamente Autogol (2008), Matrioskas (2014), Cuentos para hacer dormir a una nia punk (2011) y Las vergenzas (2014) han logrado con sus personajes y voces narrativas distinguirse especialmente dentro de este ltimo grupo de autores mencionados.

Con toda esta cantidad de obras citadas, sera natural que un lector latinoamericano se pregunte cmo tener acceso a ellas. Y lo cierto es que no es fcil: dentro del pas, existen graves problemas de distribucin de las publicaciones (esto ocurre tambin con novelas, poemarios y ensayos) y en ello pecan tanto las editoriales pblicas como privadas. Si bien ha habido intentos de poner a la venta algunas de estas obras en diversas ferias internacionales de libros, lo ptimo sera que hubiera ediciones en diversos pases y tambin que se promocione ms las versiones en e-book (entra aqu la discusin de la necesidad o no de contar agentes literarios para los autores ecuatorianos: de lo que conozco, apenas dos autores cuentan con el suyo).

Las revistas web especializadas en literatura tambin han sido de gran ayuda para la difusin del cuento escrito por ecuatorianos, en especial las mexicanas. Hasta donde tengo conocimiento, hay relatos en Hermano Cerdo, Punto en Lnea (UNAM) y Crculo de Poesa.

Por otro lado, las antologas internacionales siempre sern de gran ayuda para paliar de alguna forma esta gran carencia de difusin de cuento (la poesa se vali mucho antes de esto y ha logrado diseminarse con mayor xito). Vale destacar, por ejemplo, el trabajo de compilacin y estudio que realiz el reconocido crtico y acadmico peruano Julio Ortega, quien en Ecuador cuenta (Del Centro Ed. Madrid, 2014) incluy a buena parte de los cuentistas aqu mencionados y es, quiz, uno de los mayores esfuerzos recientes por dar a conocer hacia afuera los relatos escritos por ecuatorianos, como lo fueron en su momento otras publicaciones como Contemporary Ecuadorian short stories (edicin bilinge, a cargo de Vladimiro Rivas Iturralde. Paradiso Ed. Quito, 2002), Cuento: PerEcuador 19982008 (seleccin de Carlos Yushimito y Gabriela Falcon. [sic] libros y Embajada de Ecuador en Per. Lima, 2008) y Antologa de Cuento. Literatura de Ecuador (seleccin de Javier Vsconez y Mercedes Mafla. Alfaguara. Madrid, 2009).

Es Ecuador un pas para cuentistas? Esperemos a que luego de que terminen de pelear Gallegos Lara y Palacio como dos figuritas de stop-motion a lo Celebrity Deathmatch que ste lo destroce y que ambos se relajen y se tomen unas cervezas, empiecen a contar, de uno en uno, todas las antologas latinoamericanas de cuento de los ltimos cincuenta aos en las que el pas de la lnea imaginaria ha sido incluido.

Miguel Antonio ChvezGuayaquil, 1979. Narrador, gestor cultural y guionista. Autor del libro de cuentos Crculo vicioso para principiantes (2005), del texto dramatrgico La kriptonita del Sina y otras piezas breves (2013) y las novelas La maniobra de Heimlich (2010, 2013) y Conejo ciego en Surinam (2013). Realiz el prlogo y seleccin de GPS: antologa de cuentistas ecuatorianos 1975-1984 (Sed de Belleza. Santa Clara, Cuba, 2013). En Mxico DF se public una plaquette de cuentos titulada La puta madre patria (Librosampleados, CartonEra, 2014). Finalista del Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo 2007. Seleccionado por la FIL Guadalajara 2011 como uno de Los 25 secretos mejor guardados de Amrica Latina. Socio fundador de Paperback Contenidos.