Esbozos para una Epistemología de los Sujetos y Movimientos Sociales

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    Esbozos para una Epistemologa de los Sujetos y Movimientos Sociales

    Martn Retamozo ([email protected]). Universidad Nacional de La Plata(Argentina)

    Abstract

    This article presents a reflection and an epistemological proposal for the research ofcollective subjects and social movements. The work proposes a journey from questionsof ontology, critical epistemology, towards the construction of methodological viewsfor the study of social subjects. The article advances in a proposal centered at the sametime in the notion of collective subjectivity that tries to contribute to the overcoming ofdifficulties presented in the paradigms for social movements research, powering the

    possibilities of a rigorous treatment of the topic, that with enough plasticity can giveaccount of its complexity in the contemporary world and in Latin America in particular.

    Key words: epistemology, subjects and social movements, social researchmethodology.

    Resumen

    Este artculo presenta una reflexin y una propuesta epistemolgica para lainvestigacin de los sujetos colectivos y los movimientos sociales. El trabajo proponeun recorrido desde cuestiones de ndole ontolgica, pasando por la epistemologacrtica, hacia la construccin de miradas metodolgicas para el estudio de los sujetossociales. El artculo avanza en una propuesta centrada en la nocin de subjetividadcolectiva que busca contribuir a la superacin de dificultades presentadas en los

    paradigmas para la investigacin de los movimientos sociales, potenciando lasposibilidades de un tratamiento riguroso del tema, a la vez que con la suficiente plasticidad para dar cuenta de su complejidad en el mundo contemporneo y enAmrica Latina en particular.

    Palabras claves: epistemologa, sujetos y movimientos sociales, metodologa de lainvestigacin social.

    Recibido el 11 Jun 2006

    Aceptado el 23 Jul 2006

    La ciencia es una estrategia, es una forma de atar la verdad que es algo ms que materia,pues el misterio se oculta detrs (De Paso, Lus Eduardo Aute)

    Introduccin: repensar los sujetos sociales

    Luego de una etapa del siglo XX dominada por distintas variantes tericas delestructuralismo y el funcionalismo, por un lado, y de versiones epistemolgicas del

    positivismo, por el otro, la tarea de enfocar la atencin en las formas de construccin deconocimiento cientfico-social supone un desafo y un imperativo para el pensamiento

    social crtico. En particular, porque muchas de las pticas propuestas para la

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    investigacin social tradicional implicaron, frecuentemente, la adopcin de limitacionesal pensamiento y no instrumentos propios para su direccin y potencialidad heurstica.

    Una de las principales consecuencias a la que condujo este obstruccionismo epistmicofue el abandono del estudio de los sujetos colectivos, reabrir este campo al estudio

    supone atender a un desafo en esos dos planos: terico y epistmico. Pero adems,implica tambin un posicionamiento poltico sobre el lugar de las ciencias socialescontemporneas en la produccin de conocimiento y en la bsqueda de alternativassociales. En este sentido, la urgencia de comprender los avatares que se suceden en losdistintos rincones de Amrica Latina, mas an desde la perspectiva de los sujetos ymovimientos sociales, no puede considerarse slo un trabajo de contribuir al saberacumulado, sino que alcanza un nivel propio del saber poltico preocupado por el futurode las sociedades en la regin.

    En esta perspectiva, la pregunta por las subjetividades colectivas y los movimientossociales no slo busca recuperar la perspectiva del sujeto frente a su aniquilacin en

    visiones deterministas. Adems supone avanzar, al menos, en tres planos. Primero en untema clsico de la teora sociolgica al ofrecer una particular mirada a la relacin entreestructura y accin (1). Segundo, porque desde la pregunta por los sujetos colectivos es

    posible pensar la conformacin del orden social y su cambio. De esta manera, abordarlas dimensiones de un sujeto supone encontrar aspectos que orientan en la comprensinde los procesos de constitucin de las sociedades. Esto, porque es posible entender a lossujetos como condensadores de historicidad con potencialidades de futuro (Zemelmany Valencia 1990; Zemelman 1995 y 1997; Len 1997). Tercero, avanzar desde unenfoque tematizador de la subjetividad colectiva puede brindarnos umbrales para salirde cierto atolladero (terico y epistemolgico) en el estudio de los movimientos socialesen la regin. En este punto, los aportes de los llamados por J. L. Cohen (1985)

    paradigma orientado a la identidad (2) y paradigma orientado a la estrategia (3),como tambin el enfoque de los Nuevos Movimientos Sociales (4), deben ser sometidosa una profunda revisin para identificar sus potencialidades y limitaciones en el anlisisde los casos particulares en Amrica Latina. En este aspecto, una problematizacin delcampo de la subjetividad colectiva y los sujetos sociales puede ofrecer perspectivasadecuadas para superar dificultades tericas, pero fundamentalmente epistemolgicas,en la comprensin de los movimientos sociales. Del mismo modo, esta mirada puedeayudar para trabajar de manera ms rica los temas de accin colectiva que encuentran

    puntos ciegos, tanto en la pregunta por la conformacin del sujeto involucrado, comopor la implicancia de la accin en la subjetividad y el orden social.

    En consecuencia, lo anterior nos obliga a una reflexin epistemolgica a la altura deinvestigar las subjetividades colectivas, los sujetos y los movimientos sociales desdeuna perspectiva abierta a la complejidad y dinamismo del mundo social, a la vez querigurosa y orientada hacia el conocimiento histrico-poltico. Esto instituye una relacinentre epistemologa y poltica al incluir una mirada que recupera la dimensin del

    porvenir como constitutivo del conocimiento histrico-poltico (Zemelman 1992). As,el anlisis de los sujetos sociales brinda la capacidad de pensar rdenes sociales futuros

    posibles-deseables (De la Garza 2001b).

    El objetivo del presente trabajo es presentar un enfoque epistemolgico para el estudio

    de las subjetividades, sujetos y movimientos sociales. De este modo procuraremosrecuperar algunos de los debates que en el campo de estudio de los movimientos

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    adquirieron mayor relevancia para proponer un enfoque integral que habilite mejores posiciones para la comprensin del fenmeno. El artculo, en lo que sigue, estestructurado de la siguiente manera. Primero haremos algunas referencias a los aspectosontolgicos y su relacin con la concepcin propuesta, all ahondaremos sobrecuestiones pertinentes a la epistemologa crtica, sus rupturas, ejes problemticos y

    campos necesarios de desarrollar. La segunda seccin la dedicaremos a tematizar lanecesidad de reconsiderar la estructura de las teoras cientficas en ciencias sociales paraponerlas en concordancia con la epistemologa crtica. La tercera seccin est orientadahacia el avance en una concepcin que, argumentamos, ayuda a construir programas deinvestigacin sobre los movimientos sociales: la perspectiva de la subjetividadcolectiva. En el cuarto apartado avanzamos en el debate de la conformacin de una

    perspectiva metodolgica congruente con la ontologa y la epistemologa de los sujetossociales propuesta. La quinta parte est dedicada al aspecto ms concreto de la

    perspectiva presentada, all se esbozan aspectos para la construccin de instrumentos deinvestigacin social de acuerdo al enfoque en cuestin. Finalmente, a modo de cierre,recuperamos lo expuesto para plantear campos de reflexin relevantes para superar el

    obstruccionismo epistemolgico vigente.

    Ontologa y epistemologa crtica para el estudio de los sujetos sociales

    Como sostiene Charles Taylor (1997), muchos de los equvocos que aparecen en losdebates actuales de la teora social se originan por confusiones en el plano ontolgico.Anthony Giddens (1995), desde una perspectiva diferente pero con la misma

    preocupacin, defiende la idea de la imperiosa necesidad de pensar una ontologa socialpara las propuestas que buscan dar cuenta de la constitucin del orden social, sumantenimiento y su transformacin. Si bien no podemos detenernos con detalles enasuntos de ndole ontolgica, es preciso reparar en la importancia de incorporar unaconcepcin en este plano que favorezca la investigacin de los sujetos sociales. Ladisquisicin filosfica en el mbito de las ciencias sociales no tiene un fundamentomeramente erudito, por el contrario tiene una incidencia prctica fundamental al brindar

    bases slidas para la investigacin social. Esto no quiere decir que cada investigacintenga que iniciar con explicitaciones ontolgicas, sino que recuperar en el contexto de

    produccin claridad en este punto permitira mejores perspectivas para la actividadinvestigativa como coherencia a la hora de presentar resultados propios del quehacercientfico. En este punto los enfoques ms lcidos del pensamiento social hancontribuido con notables avances, frecuentemente descuidados, para situar aspectos deontologa social. Las lecturas de la Escuela de Frankfurt, las elaboraciones

    hemenuticas (Heidegger, Ricoeur), Foucault, las reflexiones de Lefort y Castoriadis,los aportes del postestructuralismo, Derrid, Laclau, Badiou, Ranciere, y en nuestromedio la filosofa de la liberacin de Enrique Dussel y la perspectiva epistemolgicazemelmaniana, son algunos de los aportes que es necesario recuperar desde una

    perspectiva sinttica y creativa. Avanzar en este aspecto es una tarea de construccin delugares y formas para investigar los procesos socio-histricos en Amrica Latina.

    En general es necesario recuperar, y hacer presente, rupturas que se sitan en el planoontolgico. En particular, para el estudio de los procesos socio-histricos queinvolucran a sujetos y movimientos es bsico apartarse de las versiones positivistas quesostienen implcitamente un realismo ontolgico ingenuo (5). Es decir, como primer

    paso a la investigacin, es imprescindible reemplazar una visin que suponeaproblemticamente la existencia de un mundo dado, exterior al sujeto (objetiva) y

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    factible de una explicacin mensurable y legaliforme, por una concepcin que incorporela construccin, la contingencia, el movimiento y la productividad de los sujetossociales en cuanto al orden social. El constructivismo puede incorporar un nivelontolgico que se vincula al supuesto de la heterogeneidad e infinitud de lo social(Laclau 1990 y 2005) y a la idea de que el mundo social es un proceso nunca acabado

    de construccin (Lefort 1991), que en otro registro intelectual han elaborado estosautores.

    Esta primera ruptura permite poner en cuestin consideracin de lo real como un datoobjetivo, exterior e independiente del sujeto, mientras abre la posibilidad de considerarque la dinmica del mundo social no puede comprenderse si no se lo considera comouna construccin social (Berger y Luckmann 1968, Searle 1997) que requiere de unesfuerzo de pensamiento y una tarea epistemolgica acorde a esa totalidad (De la Garza1988, Zemelman 1987b:9-10, 1987c:54-55, 1992) que no se copia mimticamente en el

    pensamiento, pero que puede reconstruirse a partir de una intervencin intelectual,racional aprehensiva. Concebir la realidad social en su carcter procesal (en

    movimiento), contingente, condensando historicidad (pasado-presente-futuro), comouna multiplicidad de temporalidades, como un campo embebido de poder y sinfundamentos trascendentes, nos sita, creemos, en mejores condiciones para unareconstruccin del proceso histrico.

    Este es uno de los pilares fundamentales de una epistemologa crtica: virarontolgicamente desde una nocin de realidad esttica, mensurable y objetiva hacia laconcepcin de realidad en movimiento (De la Garza 1988, Zemelman 1987, 1992 y1997), donde el devenir histrico no est determinado sino que es una resultante dediferentes procesos en que tanto los sujetos como las estructuras tienen un lugar.

    Dadas las caractersticas del objeto de investigacin, hay algunas de las consideracionesontolgicas antes expuestas que adquieren especial relevancia. La primera es el lugar delos sujetos en la produccin de la historia. Deleuze (Hardt 2004) identifica en Spinozalos comienzos de una verdadera ontologa materialista que se atreve a incorporar laindeterminacin en su nocin de objetividad. Ms all del apego al texto, lo que nosinteresa aqu es remarcar la necesidad (y las dificultades) de una nocin ontolgica del

    proceso social que recupere el lugar de la creacin humana y cmo esta idea puedeaprovecharse en el nivel epistemolgico. Evidentemente la inclusin de los sujetossociales y su productividad no puede incorporarse desde un lugar histricoincondicionado (que recaera en formas del voluntarismo), sino en la factibilidad de

    indagar en las formas histricas de construccin del presente y las potencialidades delpresente para pensar los horizontes futuros. Este primer aspecto ontolgico tiene unacorrespondencia en la relevancia epistemolgica de los sujetos sociales. El segundo ejeontolgico que nos interesa sealar es la consideracin sobre la multitemporalidad de larealidad social y su impacto en el estudio de los sujetos sociales capaces de accincolectiva como son los movimientos. Aqu es destacable el no perder de vista que en losmomentos de investigacin es posible situarse en esas coordenadas espacio-temporalesespecficas. Por ejemplo, la temporalidad construida en una accin directa de protesta

    es radicalmente distinta a la que opera en una asamblea de una organizacin o un cursode formacin. Es precisamente aqu donde se requiere, si se pretende reconstruir ladinmica de un movimiento social, elaborar mejores herramientas para investigar, algo

    que es indisociable de las tcnicas con las que se realiza la tarea. No se trata de elegirentre un arsenal de recetas enumeradas, sino de trabajar en el diseo de los propios

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    instrumentos especficos para los casos histricos concretos que se pretendecomprender. Lo anterior nos sirve para mostrar que la dimensin ontolgica seinvolucra con el nivel metodolgico a travs de lo epistemolgico. Por lo tanto si

    pretendemos hacer ciencia social desde esta perspectiva, es necesario construir puentesque permitan transitar desde la ontologa hacia la epistemologa, la metodologa y las

    tcnicas. En otro registro, se trata de plantear las posibilidades de recorridos y amarresentre filosofa, teora y sociologa poltica para integrarlas en perspectivas densas ymultidimensionales de investigacin. Lo anterior nos conduce directamente a lanecesidad de elaborar enfoques integrales, multi, inter y transdisciplinarios que no seanla suma de cada disciplina sino que apuntes a horizontes de enriquecimiento superador,construyendo prismas mviles para la investigacin social comprometida, seria y decalidad.

    De esta manera se justifica nuestra preocupacin por la conformacin de los sujetossociales, en especial por la concepcin que este enfoque crtico tiene de los mismos entanto producto-productores de la sociedad y el status que les concede como

    condensadores-constructores de historia permite situarlos en un lugar privilegiado deestudio. La necesidad de investigar procesos contemporneos que se conjugan entiempos dado-dndose nos obliga a trascender el mbito terico explicativo parasituarnos en un contexto de conocimiento histrico-poltico (Zemelman 1992). De estemodo, el estudio del presente dndose como en el caso de los sujetos socialescontemporneos nos enfrenta con lo actual y las potencialidades de futuro nocaptables (pensables) por medio de sistemas hipotticos-deductivos, ni sujetos a unacontrastacin clsica (6). Esto supone que el esfuerzo de investigacin se ancla en lareconstruccin terica a partir de lo concreto y que, en un proceso de abstraccin, puedaconsiderar relaciones y posibles historicidades de los mecanismos de constitucin desujetos y subjetividades. Para pensar la realidad multidimensional, compleja y enmovimiento, la manera de investigacin tiene que tener la capacidad de ser mvil yadaptable. En efecto, la epistemologa crtica busca la aprehensin problematizadoracomo forma de reconstruir y abordar los procesos sociales que nos permiten encontrarsentidos y las potencialidades del dado-dndose (7). Pero adems enfoca su atencin,especialmente, en la construccin de sujetos sociales capaces de accin transformadorade la historia (De la Garza 2001b:118).

    Esta preocupacin por el horizonte futuro en la prctica cientfico-social conlleva unaruptura de la epistemologa crtica con respecto al positivismo, en especial en lo querefiere al tratamiento del inters y los valores en la praxis de investigacin. A diferencia

    de un inters tcnico-instrumental, la epistemologa crtica se interesa por latransformacin de la realidad, pero no cualquiera o como simple observacin delcambio, sino aquella que siendo deseable sea viable para constituir un mundo mejor

    para todos (De la Garza 2001b:110). En tal sentido, introduce una dimensinnormativa vinculada a las potencialidades del futuro (8). Ms all de que le llamemos laintroduccin de la dimensin utpica (Zemalman 1992) o la bsqueda de la eutopa, o,con Deleuze, la actualizacin de las confabulaciones (Hardt 2004), lo cierto es que laepistemologa crtica concibe la dimensin del futuro como horizonte relevante en la

    prctica cientfica social. La epistemologa crtica abandona el inters por el control y laprediccin y lo sita en una bsqueda de conocimiento emancipatorio (Habermas 1995).Por lo tanto, introduce aspectos normativos y valores en lugar de la pretendida

    neutralidad del cientfico postulada por el positivismo. As, siguiendo a Zemelman estaconcepcin crtica concibe que conocer constituye cada vez ms un arma de la lucha

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    para imponer y consolidar opciones que sean las puertas de entrada para hacer de lahistoria un espacio de gestacin de proyectos (1992:9). La idea del conocimiento, lainvestigacin y la ciencia como un elemento poltico es central para la epistemologacrtica. Esto se sita en concordancia con nuestra preocupacin por los sujetos sociales:en tanto stos hacen la historia, la aproximacin a su constitucin es una forma de

    entrada al proceso social (la reconstruccin de la totalidad), su constitucin y su cambio.Para ello es necesario revisar las concepciones de teoras sociales, tanto las que dominancomo las que son necesarias en una orientacin signada por la crtica.

    Nuevas formas de teoras

    La complejidad del desafo de pensar los sujetos sociales tiene un correlato en lanecesidad de reconsiderar las formas y los modos de hacer teora social en perspectivade investigacin emprica. En efecto, es imprescindible avanzar una nueva manera deconcebir la manera de hacer teora que pueda funcionar como alternativa al sistemaaxiomtico conocido y en una nueva funcin en la investigacin social. De este modo,

    la teora podra dejar de ser un esquema cerrado escindido que se aplica en un casoconcreto para ser parte misma de la tarea de la investigacin en ciencia social. Estosupone poner en cuestin dicotomas heredadas del positivismo como niveles delenguaje (algo advertido por Carnap) y el problema de los observables/inobservbles, a lavez de rever la vinculacin ontologa-teora-epistemologa-metodologa-tcnicas.

    Esta preocupacin por elaborar nuevas formas de teora llev a Enrique de la Garza aproponer el concepto de teora como configuracin (De la Garza 2001b) que avanza enla consideracin del esquema terico como una red o rbol en cuyo centro se ubican losconceptos vertebrales, lgicamente ms consistentes pero que en sus ramificaciones

    puede aceptar discontinuidades. Esta concepcin, por ejemplo, propone retomar la ideade un continium entre observables e inobservables considerando niveles deabstraccin diferentes (De la Garza 2001b). Concebir la teora como una configuracinnos habilita para abandonar formas estndares vinculados a sistemas axiomticosdeductivos rgidos y proponer nuevas articulaciones, incorporando diferentes niveles delenguajes y claridad en los conceptos. Por lo tanto, permite una investigacin muchoms plstica que se reconfigure en el mismo proceso (algo fundamental cuando nosocupamos de realizar reconstrucciones de sentidos de grupos sociales involucrados enacciones colectivas, como veremos luego). Esta visin abre la posibilidad de que el

    proceso de investigacin emprica reconfigure aspectos tericos, contribuya a replanteosen diferentes niveles (desde ontolgicos hasta metodolgicos y tcnicos).

    En definitiva de lo que se trata es de poner en cuestin la omnipresencia del sistemaaxiomtico (hipottico-deductivo) que conlleva el diseo de investigacin que

    privilegian lo explicativo por sobre lo comprensivo.

    La perspectiva de la subjetividad para el estudio de los movimientos sociales

    Hasta aqu hemos expuesto sucintamente algunos ejes que son importantes atender paraavanzar sobre el obstruccionismo epistmico imperante. Luego de los breves recorridosontolgicos y epistemolgicos, y de haber defendido la relevancia en esta perspectivadel estudio de los sujetos sociales, es tiempo de profundizar nuestra preocupacin por

    los modos de abordar este fenmeno para construirlo en objeto de investigacin. En este punto sostenemos que en la investigacin particular de los sujetos y movimientos

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    sociales es imperioso volver sobre una teora de la subjetividad colectiva involucrada enla construccin del sujeto social. En este plano, una nocin de subjetividad colectiva

    puede permitirnos construir formas de investigacin de ese campo fundamental para laaccin colectiva que se vincula a la produccin de identidades colectivas, demandassociales, proyectos histricos, formas de accin, etc. Si bien no podemos explayarnos

    con el debido detenimiento en la concepcin de subjetividad que particularmente hemosconstruido para estudios de casos (Retamozo 2006), es posible avanzar sobre algunascuestiones bsicas que pueden servir de horizonte en una reflexin exhaustiva sobre unateora de los sujetos sociales.

    Una cuestin fundamental, en este sentido, es de ndole de enfoque: no confundirniveles de anlisis, que en este caso supone distinguir movimientos sociales, de sujetossociales, de subjetividad colectiva, de subjetividad individual, de organizacin delmovimiento, etc. Como ejemplo de lo anterior proponemos tratar a continuacin unatrada conceptual que tiende a confundirse en los estudios sociales (subjetividadcolectiva, sujeto social y movimiento social); precisarlos con claridad analtica es un

    paso importante en mejores lugares para pensar los procesos de movilizacin social yaccin colectiva.

    La idea de subjetividad colectiva la retomamos a partir de los trabajos de Enrique de laGarza (2001), quien propone la idea de estudiar las configuraciones subjetivas para darsentido. En otras palabras, la subjetividad colectiva es pensada como un proceso dedotar de sentido a situaciones compartidas a partir de movilizar cdigos que pueden

    provenir de diferentes campos (cognitivo, emotivo, tico, esttico). Esto lleva a dospreocupaciones factibles de ser estudiadas empricamente. Por un lado, las formas enque se construyen esos sentidos y, por otro, las maneras de conformar sentido(articulacin de cdigos discursivos) y de operar en el razonamiento cotidiano. El

    primero se vincula al concepto de cultura como un proceso de acumulacin,sedimentacin, y disputa por sentidos. Evidentemente esto tiene una referencia enGramsci (1977) y su nocin de hegemona, puesto que desde esa perspectiva es posibleestudiar los modos de dominacin simblica e ideolgica, al mismo tiempo que lasresistencias, en especial al reconstruir procesos histricos para el estudio del presente.En efecto, una nocin de cultura que admita sentidos dominantes (pero tambin la

    persistencia de estratos semnticos subalternos), conllevar una mejor ubicacin parapensar la construccin de discursos y acciones tendientes a poner en cuestin el ordensocial a partir de un estudio histrico-social de las subjetividades subalternas. Elsegundo campo a estudiar en la subjetividad involucrada en el movimiento social est

    compuesto por las formas de articular los cdigos provenientes de la cultura y la produccin de razonamientos que pueden tener como conclusin algo propio delsilogismo prctico aristotlico: la accin. En este punto es preciso sealar que nonecesariamente el procedimiento de razonamiento que habilita la accin debe respetarcriterios lgico-formales; antes bien su origen y validacin procede de una multiplicidadde mecanismos presentes en el sentido comn.

    Aqu se destacan dos cuestiones: en primer lugar que la configuracin de la subjetividadcolectiva es altamente mvil y puede ser pensada con altos grados de contingencia,adems la articulacin de cdigos provenientes de diferentes campos produce unaresemantizacin del conjunto, a la manera de los elementos del discurso. En otras

    palabras, los cdigos no son cerrados, si no que se modifican al ser movilizados juntoscon otros por su carcter indexal(9). Esto nos lleva a otro de los ejes importantes para

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    el estudio de las subjetividades: los modos del razonamiento en la vida cotidiana. Enefecto, la vuelta al mundo de la vida (o los mundos) supone un desplazamiento tericoque la hermenutica, la fenomenologa y el interaccionismo comparten (10). En estecaso es importante recuperar los aportes de Alfred Schtz y Agnes Heller, quienesdesarrollaron importantes categoras para estudiar las formas de razonamiento en la vida

    cotidiana y la construccin de los sentidos comunes como la idea de tipificacin (Schtzy Luckmann 1997:35), analoga o hipergeneralizacin (Heller 2002).

    Esto en cuanto el estudio de las subjetividades colectivas. Ahora bien, nuestrapreocupacin rebasa la atencin por stas y se enfocan en los sujetos sociales. Aqu lamisma etimologa de sujeto (como traduccin moderna del hypokimenon griego) nosorienta en los lugares donde establecer la distincin entre las subjetividades colectivas ylos sujetos sociales. La conformacin de un sujeto, si recuperamos la tradicinfilosfica, sugiere la permanencia dinmica de una entidad. En el caso de los sujetossociales, podemos referirlos a la persistencia de la movilizacin de estas subjetividadescolectivas, la conformacin de una memoria histrica y la constitucin de una identidad.

    Con esto podemos avanzar en la deteccin de campos frtiles para el estudio empricode los sujetos sociales a partir de su historicidad y su universo simblico. En este puntoreconstruir los sentidos colectivos aglutinantes, las miradas de autocomprensin y laelaboracin de las alteridades son elementos de suma importancia y densidadepistemolgica.

    Ahora bien, es necesario destacar que en nuestra perspectiva no basta con la formacinde un sujeto social para hablar de movimiento sociales. En este punto podramossintetizar que aunque todo movimiento social supone uno o varios sujetos sociales, es

    posible encontrar sujetos sociales sin capacidad de movilizacin. En efecto, urge comouna de las tareas ms acuciantes en la epistemologa de los sujetos sociales el identificaraspectos, categoras, situaciones, cualidades y elementos que permitan pensar larelacin de un sujeto con un movimiento social. Hugo Zemelman (1987a) profundiza elconcepto gramsciano de voluntad colectiva con el fin de hacerlo de mayoroperatividad para la investigacin emprica y podemos incorporarlo como un mbitoclave para indagar tanto la capacidad de accin colectiva como sus alcances ylimitaciones en la disputa por el horizonte de la sociedad. En tanto la voluntad colectivaremite a una disposicin para la accin es un eje clave para la investigacin de losmovimientos sociales. Este momento estrechamente vinculado a la decisin, comoseala Emilio de pola (2000), fue marginado por las teoras de la accin y resulta unavance recuperarlo. Adems de la voluntad colectiva podemos sealar tres espacios

    analticos importantes para el estudio de los sujetos sociales capaces de accin colectiva(los movimientos sociales) que involucran al plano de la subjetividad colectiva: elprimero es la construccin de la demanda social (Laclau 2005) sobre la que se erigeny amalgaman otras demandas, el segundo son las formas de accin colectiva (repertoriosegn Tilly 1978) que los sujetos construyen para movilizarse y articular la protestasocial, el tercero es el proyecto (perspectiva de futuro) que los sujetos elaboran comoforma de imaginar un horizonte diferente al presente. Estos tres tpicos son centrales ysumamente densos para la investigacin social, no obstante es necesario pensar lasdificultades metodolgicas devenidas de identificar estos espacios como centrales en lainvestigacin de los movimientos sociales (11).

    Notas metodolgicas para el estudio de los sujetos y movimientos sociales

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    necesario reflejar estos aspectos en la metodologa utilizada en la investigacin. Lasestrategias y esquemas metodolgicos deben ser acordes a una forma de pensar los

    procesos sociales de manera abierta y a la vez rigurosa que permite desbloquear elanlisis de los sujetos (Zemelman 1995:15). Es decir, es preciso contribuir a una formade aproximarnos a nuestro objeto construido sin atarnos a postulados que impidan una

    reconstruccin de los complejos procesos sociales, a la vez permita someternos a lacompetencia intersubjetiva. Ese desafo es relevante puesto que la construccinmetodolgica ha sido, frecuentemente, descuidada en opciones crticas de pensamientosocial, con lo que el diseo del instrumental para trabajo de campo no fuesuficientemente desarrollado. No obstante, tanto la metodologa como las tcnicas einstrumentos particulares de trabajo para construir datos e informacin son un espacioclave para la investigacin social crtica. Lo que sigue no pretende ser un recetario demetodologa. Por el contrario supone apenas unas orientaciones particulares tendientes aabrir el debate en el mbito de la metodologa en el estudio de las subjetividadescolectivas, los sujetos y los movimientos sociales desde esta perspectiva.

    Con lo dicho hasta aqu resulta evidente que el campo de los sentidos socialmenteconstruidos se constituye en un mbito de investigacin relevante para estudiar lassubjetividades sociales. Asimismo, emerge la importancia de indagar en las formas enque los sujetos colectivos se construyen a partir de articular subjetividades colectivas,en particular aquellas que permiten la accin y habilitan la concrecin de movimientossociales. En esta lnea, para enfocar la atencin en los sentidos construidos socialmente

    para conseguir la accin colectiva y analizar las potencialidades que estos tienen en loque se refiere al orden social, son necesarios diseos metodolgicos orientados areconstruir esos complejos procesos de dar sentido mentando subjetivamente (Weber1980, Schtz 1995:82). Un campo que resulta frtil para el estudio debe recuperar losaportes de distintas vertientes que sustentaron, bsicamente, tcnicas de investigacincualitativas. Para una observacin-reconstruccin de las configuraciones subjetivas-colectivas es destacable el intento por articular y complementar un andamiajemetodolgico construido sobre dos concepciones:

    (a) Por un lado, a partir del rescate de las preocupaciones del interaccionismo simblico,el cual ha defendido que los sentidos se realizan (actualizan) en la interaccin en undevenir asociado a la conformacin de la intersubletividad. Por lo tanto, no habra

    posibilidad de concebir sentidos propios de la conciencia (en tanto esta sera de algnmodo inaccesible) y la forma de acceder a ellos se ubica en las interacciones socialesfcticas. De este modo, para que un sentido se convierta en social, debe darse en la

    interaccin y como forma intersubjetiva. De esta condicin es necesario construirobservables en el propio trabajo de campo. Aqu resaltan como principales tareas laobservacin sistemtica y la interpretacin de las situaciones, acciones, interacciones,discursos, formas dialgicas, expresiones corporales, debates, formas de movilizacincon el objeto de construir indicadores (en tanto signos reconocibles). Estos signos-indicadores no son necesariamente unvocos ni factibles de cuantificar (aunque comotarea de investigacin es posible precisarlos y cuantificarlos), pero nos permitirnrealizar las interpretaciones (atribuciones de sentido por el investigador a partir deinterpretar el signo).

    (b) Por otro lado, algunas corrientes han defendido la capacidad de reflexividad de los

    sujetos, en tanto dotados de conciencia estos pueden dar cuenta de sus propios actos ymotivaciones, aunque estas sean mediadas por juegos de olvido/memoria, represin,

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    articulacin, resemantizacin, etc. Si la posicin desde el interaccionismo tiene comocmplice metodolgico a la observacin, el reconocimiento de la conciencia vieneamarrado a la entrevista (en sus distintas variantes de acuerdo al caso) en torno a lossentidos atribuidos por los sujetos (individuos y grupos). Este elemento agrega una

    particular mirada para indagar en los diferentes significados mentados a situaciones

    particulares en la bsqueda de una reconstruccin de los procesos de dar sentido.

    En efecto, el cruce de tcnicas en el trabajo de campo es fundamental como forma deiluminar diferentes aspectos del proceso histrico objetivado. En efecto, por un ladomediante observacin es posible realizar reconstrucciones de los sentidos a partir de lossignos (creacin, movilizacin, reproduccin puestos en juego en las interacciones enespacios sociales). Mientras que, por otro lado, a travs de diferentes tcnicas deentrevistas es posible buscar una reconstruccin del sentido atribuido por los propiossujetos.

    En este aspecto, es imprescindible construir tcnicas particularmente mviles y posibles

    de reconfigurar, ajustar o de plano descartar en el transcurrir de la investigacin. De estemodo la tarea de campo debe sintonizarse a los postulados ontolgicos de lacontingencia y la apertura. Tanto las formas de observacin (participante, no

    participante, etc.) como los lugares, tiempos, modos deben ser adecuados al problemade investigacin y capaces de readaptarse en el transcurrir de la tarea de investigacin.Las pautas y guiones pueden ayudar de mucho para sistematizar la informacin pero altratar de estudiar sujetos y movimientos sociales es preciso poner en prctica unavigilancia etnogrfica para identificar situaciones que puedan brindar material para unamejor comprensin. Algo similar sucede con las entrevistas. Es cierto que el prolijotrabajo de construccin de pautas y guiones de entrevistas (sean estas cerradas, abiertas,en profundidad, individuales, grupales, etc.) es una tarea importante en la investigacin.Pero adems, la flexibilidad en las entrevistas puede ofrecer mejores perspectivas,mediante la tarea de ajustar nuestros instrumentos de construccin de informacin.

    Reflexiones finales: caminos abiertos y tareas pendientes

    En este artculo hemos planteado una serie de asuntos que ms que procurar cerrar eldebate, propone ordenarlo desde una perspectiva particular y orientada hacia laconstruccin de una epistemologa crtica para el estudio de los sujetos sociales. En el

    plano ontolgico hemos argumentado sobre la necesidad de una profunda reflexin queincorpore los principales aportes en esta temtica desde la filosofa poltica y la teora

    social. La frecuente omisin y desatencin a este mbito ha conducido a aporas en lainvestigacin de los sujetos y movimientos sociales que es necesario superar con unserio replanteo del tema. En este punto es imprescindible profundizar las reflexionessobre ontologa social y filosofa de la historia para un sustento ms slido de lasinvestigaciones empricas en un nuevo paradigma al situarlas en una perspectiva msabarcadora.

    En lo que concierne al planteamiento de la epistemologa crtica es imprescindibletematizar aspectos propios del quehacer cientfico-social desde esta perspectiva.Aspectos diversos como la formulacin de teoras, la analtica del lenguaje, los procesosde validacin, junto a las implicancias polticas de las teoras y las epistemologas son

    temticas que requieren de un esfuerzo intelectual por parte de los cientficos socialescomprometidos en esta corriente.

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    Por su parte, la reflexin metodolgica, en este marco conceptual requiere de laelaboracin de programas conjuntos para elaborar andamiajes (acordes a lasdimensiones ontolgicas y epistemolgicas) destinados a la comprensin de los sujetossociales. Vinculado a lo anterior, encontramos como una de las tareas msdeterminantes es el trabajo sobre las estrategias, las tcnicas y los instrumentos de

    investigacin en el plano que nos ocupa para mejorar las posibilidades de realizarinvestigaciones empricas.

    El momento histrico de Amrica Latina, por un lado, y de las ciencias sociales, por elotro, nos ubica en coordenadas propicias para una verdadera ruptura delobstruccionismo epistmico al que el agotamiento de algunos paradigmas, laextrapolacin acrtica de otros y el dogmatismo en algunos casos nos han conducido enla investigacin social latinoamericana. Asumiendo la tarea de realizar investigacinsocial del presente en un horizonte de futuro y bajo el compromiso tico-poltico, eshora de retomar los mejores y ms fructferos caminos en la tarea de ubicar la

    preocupacin del quehacer cientfico en consonancia con el pensar rdenes sociales

    alternativos, justos e igualitarios. Algunos intentos en este sentido se vienendesarrollando, avanzar en la conformacin de una epistemologa de los sujetos sociales,en tanto condensadores de historicidad y productores de historia, es una tarea urgente eneste camino.

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    Notas

    (1) En este eje se juega la posibilidad del enfoque de superar la dualidad micro-macro ysubjetivo-objetivo para integrarlos sintticamente en la teora.

    (2) Especialmente se refiere a los trabajos de Alain Touraine (1978, 1987, 1997) yAlberto Melucci (1994 y 1999).

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    (3) En este paradigma se incluyen desde los trabajos de la Teora de la Movilizacin deRecursos original de Mc Charty y Zald (1977), hasta trabajos ms recientesenmarcados en preocupaciones por el llamado proceso poltico (Tilly 1978; McAdams 1994; Tarrow 1994).

    (4) En esta corriente se destacan los trabajos de Claus Offe (1985 y 1988).

    (5) Gan parte de la ciencia poltica positiv(ist)a contempornea hace caso omiso aldebate ontolgico, de esta manera recaen en una naturalizacin del mundo social.

    (6) Adems las formas de validacin del conocimiento rgidas del tipo contrastacinfunciona como un criterio de demarcacin entre ciencia y no ciencia que conduce a

    posiciones poco fructferas. Con esto no descalificamos a priori formas de investigacinde este tipo, como tampoco entradas eminentemente cuantitativas en la investigacinsocial, por el contrario de lo que se trata es de construir en cada caso las mejores formasy categoras para pensar los problemas sociales y trabajar en sus soluciones. En un

    programa de investigacin integral y multidisciplinario es factible conceder que habrfases de trabajo ms duras con base en mtodos cuantitativos tiles para construir ysistematizar grandes caudales de informacin.

    (7) Evidentemente la investigacin puede dar con ciertas regularidades, pero stas debenser entendidas como potencias que se actualizan en la prctica social y que, por lo tantoen ltima instancia son contingencias.

    (8) En tal perspectiva, uno de los problemas tiene que ver con la propia subjetividad delinvestigador que atribuye sentidos a las acciones de los sujetos. Si bien creemos que laatribucin de sentido es constitutiva del orden social y que es necesario alejarse de lastesis realistas ingenuas que pretenden dar cuenta de la realidad con una ideaisomrfica del conocimiento, tambin consideramos que es necesario mantener unaalerta intelectual para abordar los fenmenos histricos con rigurosidad. Este aspectoconlleva un problema tico-poltico cuidarse de no imponer interpretaciones

    particulares de la realidad que despiertan apetencias por un determinado futuro, peroque no se contienen ni siquiera potencialmente en el sujeto (Zemelman 1997:23). Talvez la nocin de vigilancia epistemolgica que ha desarrollado Bourdieu pueda

    prevenirnos contra la sobreatribucin de sentido a partir de las expectativas que comosujeto tiene el investigador.

    (9) Por ejemplo: quien observa un automovilista que se pasa un semforo en rojo,moviliza para significar esa situacin elementos cognitivos -el rojo como indicador dealto- y emotivos -indignacin por la violacin de una norma y el consiguiente peligro

    para el transente. Ninguno de esos signos aislados alcanzan para producir un sentidoparticular a esa situacin: el sentido es una produccin de los cdigos que se articulan yde las formas en que se lo hace.

    (10) Autores como Melucci (1994 y 1999) han recuperado el espacio de la vidacotidiana como una de las claves para el estudio de los movimientos sociales. Noobstante, la incorporacin que proponemos del mundo de la vida se orienta en unadireccin -aunque complementaria- algo diferente: la pregunta por la construccin de

    subjetividades con umbral de accin colectiva.

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    (11) Es evidente que muchos de los estudios empricos sobre movimientos sociales hanincorporado estas dimensiones. Para el caso de Amrica Latina estos mbitos sonrecurrentes y pueden rastrarse desde estudios clsicos promovidos por CLACSO yFLACSO en la dcada del ochenta (i.e. Caldern 1986) hasta los trabajos recientes (i.e.Lpez Maya 1999), no obstante es difcil afirmar que existe una perspectiva terica

    heurstica para el estudio de los sujetos y movimientos sociales en Amrica Latina.

    (12) La articulacin busca reconstruir la situacin concreta desde la perspectiva de unrazonamiento que no obedece a relaciones terico-hipotticas, sino al supuestoepistemolgico de que la realidad es una unidad compleja (Zemelman 1992:231).