Escribir en la escuela: qué, cómo y para quién · PDF...

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  • Escribir en la escuela: qu, cmo y para quin

    Ana Mara Kaufman* Introduccin Liliana, maestra de sexto grado, anuncia a sus alumnos que deben buscar en el diccionario los significados de los trminos abstracto, abstencin, abstemio, obstruccin, obstculo y obstetra, copiarlos en la carpeta y escribir una oracin usando cada una de las palabras.

    Luca, en su casa, hace la tarea. En determinado momento le pregunta a su mam qu quiere decir abstracto. La madre, profesional de clase media, relee con su hija lo que dice el diccionario e intenta explicar la definicin de otra manera. La nia insiste en que no entiende. Hasta que finalmente consuela a su madre dicindole: No te preocupes. Ya s lo que voy a hacer. Toma su carpeta y escribe la siguiente oracin: Me dio mucho trabajo encontrar en el diccionario la palabra abstracto. El problema est resuelto. Al da siguiente entrega la tarea y recibe como contrapartida un esplndido Muy Bien.

    Valdra la pena preguntarse qu es lo que estuvo muy bien en esa

    situacin que, lamentablemente, nos resulta familiar por su aparicin frecuente en las aulas de tantas escuelas.

    Lo ms interesante es que la misma Liliana no tena claro, por qu ni

    para qu haba planteado ese trabajo. Con la intencin de que la docente pudiera reflexionar acerca de su propia prctica, considerando cules eran los principios pedaggicos, psicolgicos y lingsticos que sustentaban su ingenua propuesta, tuvimos con ella el siguiente dilogo:

    AMK: Para qu les diste esa tarea a los chicos? L: Y... supongo que sirve para que aprendan esa regla ortogrfica, no?.

    AMK: Pero les pediste que buscaran el significado en el diccionario... L: Ah, s! Eso era para que ampliaran su vocabulario y conocieran el significado de los trminos.

    AMK: Aj... Y para qu les pediste que escribieran una oracin con cada una?

    L: (Se re con un poco de nerviosismo) La verdad es que no s... Ser porque siempre se hace...

    AMK: Y por qu se har siempre? L: La verdad es que no s. AMK: Quers que yo te lo diga? L: (Sonre) S. AMK: Habitualmente eso se hace porque se considera que es una alternativa vlida para evaluar si entendieron el significado que figura en el diccionario.

    L: Es verdad... Para eso. * Licenciada en Ciencias de la Educacin, investigadora, profesora universitaria y asesora de Lengua.

  • AMK: Mir esta oracin que escribi Luca (le muestro la oracin que contiene la palabra abstracto). Vos le pusiste Muy Bien. Qu es lo que estuvo muy bien?

    L: Y... la oracin... AMK: Claro, esa oracin estuvo bien, pero ella saba construirla desde antes de entrar a la escuela primaria. Qu aprendizaje evaluaste vos ah?

    L: Me parece que ninguno... Estoy muy confundida... Y Liliana tena motivos para estar confundida. Cuando curs el

    profesorado (se haba recibido de maestra cinco aos antes de la conversacin que se transcribe ms arriba), no le haban explicitado cul es la concepcin de aprendizaje que subyace a las actividades similares a la que ella encarg a sus alumnos. Tampoco supo desde cul teora lingstica estaba encarando su labor al considerar que las mayores unidades con las que debe trabajarse en la hora de Lengua son las oraciones.

    Sabemos que en toda situacin de enseanza-aprendizaje hay una

    trada insoslayable: el alumno que aprende, el maestro que ensea y el contenido que se quiere transmitir, cuyas interacciones e implcitos fueron analizados por G. Brousseau e I. Chevallard a travs de la nocin del contrato didctico (G. Brousseau, 1986). Nuestra maestra, Liliana, slo haba sido informada acerca de ciertos aspectos relativos al contenido algunas nociones de gramtica oracional, reglas ortogrficas, una confusa clasificacin de textos y, en relacin con su propio accionar como enseante, termin la carrera muida de un largusimo listado de actividades y ejercicios que luego sus alumnos realizaran.

    La experiencia de Liliana es equivalente a la de muchos colegas,

    maestros para quienes la hora de Lengua consiste en ensear regularmente reglas ortogrficas, anlisis sintctico de oraciones, clases de palabras y solicitar ms espordicamente lectura en voz alta y redacciones...

    Hasta aqu podramos esbozar una sonrisa, recordando la propia

    historia escolar de nuestra infancia y adolescencia. Pero la sonrisa se nos congela cuando nos encontramos, en las aulas primarias, secundarias y universitarias, con tantos nios y jvenes que no saben leer ni escribir. No se trata, claro est, de analfabetos que no conozcan las caractersticas bsicas de nuestro sistema de escritura, sino de personas que desconocen datos importantes del lenguaje escrito, desconocimiento que redunda en dificultades de comprensin lectora y en la produccin de textos pobres, confusos, no pertinentes... en suma: ineficaces.

    En nuestra experiencia de ms de una dcada realizando trabajos de

    capacitacin de docentes en servicio, hemos detectado numerosos problemas que intentamos encarar, algunos de tipo ms general y otros vinculados con carencia de conocimientos de dominios especficos.

    Los de tipo ms general suelen ser de lenta y trabajosa resolucin. Me

    estoy refiriendo a las dificultades que engendra la transformacin del rol docente, del trnsito que debe recorrer un maestro conductista para encarar

  • situaciones de enseanza-aprendizaje de tipo constructivista. Aunque en esta ponencia no me voy a ocupar detalladamente de este tema, quisiera remarcar que la variable que parece presentar mayores escollos corresponde a la intervencin docente en lo que respecta al suministro de la informacin y a la intervencin frente al error. Para decirlo en forma sencilla: muchos maestros pasaban de una alternativa en la que informaban todo permanentemente y corregan todos los errores sistemtica y automticamente a otra en la que prcticamente no daban informacin y no corregan nada. En suma: el trnsito era de una postura conductista a otra laissez-faire, sin llegar a encontrar el sendero de ensear y corregir crticamente, generando situaciones que contemplasen la posibilidad de aproximaciones sucesivas a los contenidos lingsticos, con explicitacin y confrontacin de las ideas de los nios, contacto con diferentes modelos textuales, etc.

    Muy vinculadas con la problemtica expuesta en el prrafo anterior,

    mencionaremos ciertas dificultades atingentes a la carencia o distorsin de conocimientos de dominios especficos. En nuestra experiencia detectamos tres cuestiones que considero pueden constituirse en obstculos para una adecuada enseanza de la lectura y la escritura:

    No todos los docentes tenan un conocimiento apropiado de las caractersticas peculiares de los distintos tipos de texto de circulacin social que deban leer o producir sus alumnos. En los grados medios y superiores de la escuela primaria, la

    enseanza de nociones de gramtica oracional, desvinculada absolutamente de los textos, resultaba ajena y a veces distractora de la tarea de aprender a leer y a escribir. Las actividades de escritura que se realizaban en la escuela solan

    carecer de destinatarios reales, a partir de lo cual, el tiempo de las reescrituras y revisiones era habitualmente insuficiente y desvalorizado.

    En funcin de lo expuesto:

    I. Presentaremos una propuesta de clasificacin y caracterizacin de los diferentes textos de circulacin social con los que se trabaja en la escuela;

    II. mencionaremos ciertos aspectos esenciales vinculados con la realizacin de proyectos didcticos de produccin de textos completos, incluidos en situaciones comunicativas especficas, con destinatarios reales, que articulan nociones de lingstica textual y gramtica oracional;

    III. expondremos el desarrollo de un proyecto de este tipo.

    I) Seleccin y clasificacin de textos

    La clasificacin de textos que propondr a continuacin fue publicada en un libro de reciente aparicin que escribimos con Mara Elena Rodrguez (Kaufman y Rodrguez, 1993). En realidad, dicho libro fue el resultado de una tarea encarada interdisciplinariamente: Mara Elena aport los datos lingsticos y me correspondi a m incluir los elementos didcticos, pero todo el material

  • fue puesto a prueba en una mini-investigacin realizada con todos los docentes del Colegio Los Pinitos, de El Palomar, provincia de Buenos Aires.

    En realidad, esta propuesta tuvo su origen en la confusin que

    provocaban las distintas (y, en muchos casos discrepantes) clasificaciones y caracterizaciones de textos que manejaban los docentes, quienes consideraban que existan textos apelativos o informativos o narrativos o argumentativos... pero: una noticia periodstica, no es informativa y narrativa?; un aviso publicitario, no puede ser apelativo y argumentativo?

    En funcin de este tipo de dificultades encaramos la tarea de

    seleccionar aquellos textos de circulacin social que la escuela no debe soslayar. Como seala Ana Teberosky: Si no trabajamos con una variedad de textos y de operaciones cuando los nios son pequeos, luego en los cursos superiores o en el bachillerato suele ocurrir que los alumnos no han tenido la oportunidad de especificar o manipular la organizacin discursiva interna de los textos que han aprendido y se les presentan los nuevos textos como productos terminados, con una estructura discursiva demasiado sofisticada, elaborada y, por lo tanto, enajenada como para que ellos puedan comprenderlos, reproducirlos o relacionarlos. Esto es lo que Paulo Freire reclamaba para el pueblo: que recupere su voz alienada tambin en la escritura (Teberosky, 1992).

    Los textos seleccionados fueron los siguientes:

    a) Textos de informacin cientfica: Monografa - Biografa -

    Relato histrico - Definicin - Nota de Enciclopedia - Informe de Experimento.

    b) Textos literarios: Cuento -