Escrito Conmemorativo Dedicado a Catharose de Petri
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Prefacio Queridos amigos y amigas en todos los campos de trabajo de la Joven Fraternidad
Gnóstica:
La Dirección Espiritual Internacional siente una extraordinaria alegría al poder hacerles
llegar este escrito conmemorativo, que se ha configurado a partir de las alocuciones
pronunciadas con motivo del servicio de templo especial en memoria de nuestra Gran
Maestra, la Señora Catharose de Petri. Como introducción a estas alocuciones hemos
recogido unas breves palabras «De corazón a corazón» de la propia Señora de Petri. En
esta edición se han recogido también las alocuciones pronunciadas durante la ceremonia
de cremación que tuvo lugar el viernes 14 de Septiembre de 1990.
Este escrito conmemorativo en memoria de nuestra Gran Maestra recoge en palabras el
gran amor y agradecimiento ofrecidos por todos los alumnos a nuestra guía espiritual,
cuyo ejemplo llevamos todos, inconfundiblemente, en el corazón.
Hermanos y Hermanas, les damos las gracias por su cálida corriente de fuerzas de amor,
que ha partido de ustedes hacia nuestra Gran Maestra.
La fuerza grande, viva y dinámica del Cuerpo Viviente de nuestra Escuela Espiritual se
ha demostrado a todos durante este servicio conmemorativo que se celebró en todos los
grandes focos.
Todos nosotros percibiremos, que un poderoso derramamiento de fuerza de luz fluye
como prána del sol gnóstico a través de todo el Cuerpo Viviente. Es la fuerza de luz
maravillosa y llena de bendiciones del otro Reino, una fuerza de luz que fue liberada
ininterrumpidamente por nuestros Grandes Maestros en la Escuela Espiritual de la
Rosacruz de Oro. El séptuple Cuerpo Viviente en el presente actual, es la prueba de que
el trabajo efectuado hasta ahora se prosigue con gran fuerza.
Nuestro más íntimo ruego es, que nos encontremos todos sobre la única roca Petra, para
llevar juntos el único trabajo hacia alturas más amplias, en la fuerza y bajo la bendición
de la Fraternidad de Cristo y de nuestro Padre y Hermano Cristian Rosacruz.
En la Fuerza liberadora
de la Rosa y de la Cruz,
La Dirección Espiritual Internacional
Unas palabras de corazón a corazón de
Catharose de Petri a los alumnos de la
Joven Fraternidad Gnóstica de la
Rosacruz de Oro
Bienaventurados los limpios de corazón, pues ellos verán a Dios.
Así vemos que el alumno que está ocupado desde el primer momento en participar en la
pureza del corazón, demuestra y aplica al mismo tiempo la tan necesaria vida del
Sermón de la Montaña.
Tal alumno va con fuerza y magnificencia hacia su nacimiento de la luz, la Aurora del
«Ver a Dios». Y la eterna fiesta del nacimiento de la luz comienza.
Con votos de bendiciones para todos,
Catharose de Petri
Servicio en memoria de Catharose de Petri
Gran Maestra de la Escuela Espiritual
de la Rosacruz de Oro
en el Templo de Renova en Bilthoven,
en el Templo Van Rijckenborgh en Bad Münder,
en el Templo Christian Rosenkreuz en Calw,
en el Templo Catharose de Petri en Caux,
en el Templo del Centro de Conferencias en La Haye,
en el Templo La Licorne en Gignac,.
en el Templo Aquarius en Sao Paulo
el Miércoles 12 de Septiembre de 1990 a las 20.00 horas
Queridos amigos:
Coloquémonos con toda nuestra alma
y por ello con todo nuestro corazón
y toda nuestra cabeza
ante los siete misterios de la Gnosis universal
y expresemos la esperanza y el ruego:
Podamos ser encontrados dignos de poder atravesar los velos de estos misterios, para
comprender y asimilar todo aquello que los hierofantes de la luz deben transmitir a
todos los que son llamados.
Amén.
Hermanos y Hermanas, queremos dirigir su atención hacia un pasaje de la Fama
Fraternitatis clásica, que trata del templo funerario de Cristian Rosacruz.
«Pero queremos recordar de nuevo al lector benévolo, que todo lo que hemos llegado a
saber sobre la tumba del Hermano G, y que ahora publicamos aquí, ha sido previsto,
otorgado y permitido por Dios. Nosotros, que cumplimos sus mandatos con absoluta
fidelidad, no dudaremos en dar a conocer de forma impresa, nuestros nombres y
apellidos, nuestros encuentros y todo lo que se nos pidiera, si se acude a nosotros con
humildad y conocimiento cristiano.
Este es el verdadero relato original sobre el descubrimiento del muy iluminado hombre
de Dios, Hermano C.R.C.:
«Después de la muerte de A. en Gallia Narbonensis, le sucedió en su lugar nuestro
querido Hermano N.N. Este nos contó confidencialmente, después de unirse a nosotros
y haber prestado el solemne juramento de fidelidad y discreción, que A. le había
asegurado, que esta Fraternidad pronto ya no estaría tan oculta, sino que sería una
ayuda, una necesidad y una gloria para la patria común del pueblo de Europa, por lo que
en su estado no debería avergonzarse en absoluto.
Al siguiente año, cuando ya había finalizado su alumnado, y en una oportunidad que se
le ofreció, quiso salir de viaje con un considerable viático, o bolsa de Fortuna, pero
antes decidió, como buen arquitecto, cambiar algo en este edificio y decorarlo más
apropiadamente.
Durante estos trabajos de renovación encontró una placa conmemorativa; estaba fundida
en bronce y contenía los nombres de todos los que pertenecían a la Fraternidad, así
como otras cosas más.
El quiso llevar esta placa conmemorativa a otro lugar más apropiado, pues los antiguos
habían guardado el secreto del lugar y del momento de la muerte del Hermano C. y el
país en el que posiblemente estaba enterrado, por lo que también era desconocido para
nosotros. En esta placa conmemorativa sobresalía un clavo grande. Al extraerlo con
gran fuerza y al arrancar así un trozo bastante grande del delgado muro o del
revestimiento que cubría el muro, inesperadamente quedó liberada la puerta. Con
alegría y anhelo rompimos el resto del muro y limpiamos la puerta, en cuya parte
superior había una inscripción con letras grandes: Post centum viginti Annos Patebo
(Después de ciento veinte años me abriré) y debajo se encontraba la antigua fecha.
Dimos gracias a Dios por este hallazgo. En esta noche dejamos todo tal como estaba,
porque queríamos consultar primero nuestra rota.
De nuevo, ya por tercera vez, dirigimos su atención a la Confessio. Porque lo que aquí
revelamos es para los que son dignos de ello; pero a los indignos, gracias a Dios, no les
servirá de mucho. Pues igual que se abrió nuestra puerta de forma maravillosa después
de tantos años, también se abrirá para Europa una puerta, en cuanto desaparezcan los
muros. Esta puerta ya empieza a manifestarse y muchos la esperan con gran nostalgia.
Por la mañana abrimos la puerta, detrás de la cual se encontraba una bóveda con siete
lados y siete esquinas; cada lado medía cinco pies de ancho y ocho pies de alto. A pesar
de que esta bóveda jamás había recibido los rayos del sol, estaba claramente iluminada
por otro sol, que había aprendido esta capacidad del sol y se encontraba arriba en el
centro del techo. En el centro se encontraba, en lugar de una lápida, un altar circular con
una placa de bronce con la siguiente inscripción:
A. C.R.C.
De esta síntesis del universo he hecho para mí,
estando vivo, una tumba.
Alrededor del primer círculo se leía: jesús mihi omnia, Jesús es todo para mí.
En el centro había cuatro figuras, cada una de ellas encerrada en un círculo. Alrededor
de ellas estaba escrito:
Nequáquam Vacuum
Legis Jugum
Libertas Evangelii
Dei Gloria Intacta
No hay espacio vacío
El yugo de la ley
La libertad del Evangelio
La Gloria de Dios es intangible.
Amén.
Los primeros años de vida de estos tres enviados estuvieron amenazados por muchos
peligros, lo que seguramente comprenderán. Ellos poseían una salud extremadamente
débil y se encontraron sometidos a las más violentas agitaciones. Todo lo que podía
considerarse como oposición entraba en acción hasta los límites más extremos para
impedir la necesaria realización del trabajo, o al menos para retrasarla. No queremos
abrumarles esta tarde con las contrariedades del tiempo del comienzo. La presencia
radiante y la colaboración de los nueve miembros restantes de la Rosa Mystica
ayudaron a los tres enviados a superar todos los momentos difíciles.
Así pues, se pudo comenzar la obra el 24 de Agosto de 1924, adaptándose a la situación
mundial que reinaba por entonces, y esto a través de dos de los tres enviados de la
comunidad de la Rosa Mystica. Y al unirse la Señora Catharose de Petri el 24 de
Diciembre de 1930 a sus hermanos, estuvieron entonces completos. Juntos se
consagraron en plena actividad a la construcción de la moderna Escuela de los Misterios
gnóstica.
Una vez fue formulada la siguiente pregunta: «¿Por qué ocurrió casi siempre que los
miembros de fraternidades gnósticas ofrecieron sacrificios respecto al cuerpo, los bienes
y la vida?»
La contestación a esta pregunta debe ser: Para que lo comprendan bien hay que hacer
alusión a los ciclos de los eones. Tal como existen manifestaciones de las siete
corrientes del Espíritu Séptuple, así también son mantenidas en movimiento las
corrientes astrales del salitre corrompido. También ellas muestran una periodicidad de
sus entradas y salidas, y en sus remolinos arrastran fuerzas de odio y de amenaza a
través de desastres atmosféricos y de otros diferentes tipos de desgracias.
En el libro Aurora de Jakob Bóhme pueden leer lo que él quiere expresar con la palabra
salitre: «Del centro eterno de la naturaleza surge el otro principio, así como la luz surge
del fuego.»
Cuando los siete espíritus originales confluyen en armonía y fuerza originan una
sequedad. Y esta sequedad la denomina Jakob Bóhme el salitre divino.
«El hombre está formado de todas las fuerzas de Dios, de todos los siete espíritus de
Dios [...]. Pero dado que ahora está corrupto [...] la naturaleza humana todavía no lo
comprende.»
«Adán tenía, cuando Dios le creó, una forma celeste, antes de que Eva fuera creada de
él. Pero el salitre corrompido en Adán ha luchado contra el árbol de la vida, y Adán se
fatigó y se quedó dormido. Así sucedió que la misericordia de Dios le apoyó con la
ayuda de ella. Una mujer fue formada. Si esto no hubiese sucedido, él ahora todavía
seguiría durmiendo.»
«El Espíritu Santo, sin embargo, no se deja atar por la carne pecaminosa. El se
manifiesta no obstante como rayo, como el fuego que se desprende de una piedra al
golpear sobre ella. Pero cuando este rayo es captado en el corazón, él prosigue —a
través de los siete espíritus— hacia el cerebro. El se despliega allí como la aurora. Esto
es también el objetivo. En esta luz un espíritu ve al otro, uno huele al otro, uno examina
al otro, uno oye al otro, y para cada uno de ellos es como si toda la divinidad se
manifestara en él.» Hasta aquí las palabras de Jakob Bóhme.
Quizás comprendemos ahora, por qué lo demoníaco es arrastrado permanentemente en
las corrientes astrales. Si no actuasen las fuerzas del salitre corrompido, en un corto
espacio de tiempo la tierra se volvería inhabitable para cualquier vida racional. Pero
ustedes comprenderán, amigos, que algo, que es mantenido en movimiento, no por eso
ha desaparecido. El mal desatado por un hombre sólo puede ser eliminado parcialmente
de la zona de peligro. Sólo puede ser expulsado, y por ello se habla de una periodicidad
de afluencia y alejamiento de estas corrientes. Existen momentos, en los que se agravan
los peligros y existen momentos en los que son fuertemente reducidos. Constituyen una
especie de respiro en la vida agitada de la humanidad.
«Pero, —replica un interrogador— ¿no sería entonces útil conocer las periodicidades de
estas corrientes, para poder evitar ser atacados por ellas?»
La contestación debe ser, que una ciencia semejante jamás es enseñada por una escuela
espiritual gnóstica, porque aquellos que viven verdaderamente en la Luz de Cristo,
nunca pueden ser alcanzados por la oscuridad sin la voluntad de nuestro Padre celestial.
«¿Pero puede ser la voluntad de Dios, que tantos sean alcanzados por el sufrimiento, a
pesar de que quieran servir a la humanidad? ¿Y por qué fueron asesinados una
considerable cantidad de grandes del espíritu? ¿Por qué aportaron estos sublimes, que
viven en la luz divina, su gran sacrificio de sangre para el mundo y la humanidad?»
Pues bien, amigos, porque por su muerte y después de su muerte fueron liberadas
fuerzas tan poderosas, que olas de hombres buscadores hasta entonces no conocidas
pudieron ser elevadas sistemáticamente ha-cia la vida liberadora. La sangre derramada
de estos grandes del espíritu se convirtió así en una grande y maravillosa bendición para
toda la humanidad.
Y nosotros en nuestra Escuela Espiritual, partícipes del campo de radiación magnético
cupular, sólo podemos esperar y aspirar conscientemente —teniendo presente este
ejemplo sublime y liberador— a poder participar indisolublemente en los elevados
valores de radiación de las siete veces siete corrientes del Espíritu Santo Séptuple, y a
trabajar en la fuerza de Cristo, para que la unión creada con el campo de luz magnético
universal de Cristo jamás pueda volver a interrumpirse. Entonces la paz profunda, que
sobrepasa con mucho la común comprensión humana, nos acompañará siempre.
Puesto que nos hemos unido ahora con algunos miles de alumnos, que se encuentran en
este instante en los Templos de Renova, Bad Münder, Calw, Caux, La Haye, Gignac y
Sao Paulo, y al mismo tiempo muchos alumnos, a quienes no les es posible estar
presentes en el Templo de un foco, están en pensamiento con nosotros, múltiples
reflexiones y sentimientos hablarán en nuestro ser. Muchos de nosotros están llenos de
agradecimiento, y lo expresan también en palabras y por escrito. También hay alumnos
entre nosotros en los que predomina la aflicción. La tan complicada naturaleza del
hombre es capaz de vivificar muchas diversas reacciones, las cuales van acompañadas
con frecuencia de recuerdos de profunda meditación y orientación hacia lo
completamente diferente, hacia el mundo del estado del alma viviente, o en su caso
también de sentimientos de discordia, si es desgarrado el estado del yo.
Así intentamos unirnos, recoger lo mejor y lo más noble de nuestro ser en una unidad
que se eleva por encima de toda mediocridad, hacia una unidad basada en la armonía
indestructible de Dios. Entonces se crea un todo vibrante, el resultado del alumnado de
todos nosotros, que nos libera de toda separación. Nuestro ser natural, formado y
crecido a partir de la matriz de la dialéctica, se formó hasta convertirse en una criatura
dotada de muchas capacidades, pero a pesar de todo atada al campo materno terrestre
que la hizo surgir. A esta criatura viene desde arriba la influencia de la sobrenaturaleza,
la cual intenta tocar al alumno e impulsarle a una reacción.
Que esto sea posible depende únicamente de la conciencia del hombre. El hombre
nacido de la naturaleza tiene permanentemente la tendencia a confiar en sus múltiples
experiencias, que un sinfín de encarnaciones han acumulado en su ser. Ha habido tantas
lecciones en las incontables encarnaciones, que han dado como resultado una conciencia
rica en experiencias amargas y experiencias positivas, vividas en profundidad.
Y el amor de Dios por medio de Cristo intenta acercarse al núcleo del ser dialéctico, a la
existencia humana.
Pero el hombre y también el alumno serio quiere apoyarse con frecuencia en el hombre
inferior con sus muchas experiencias. Esto puede ser fatal, o en el mejor de los casos,
tener un efecto dilatorio. La fuerza divina, sin embargo, desciende siempre a través del
Cristo en la naturaleza de la muerte. La luz divina está presente. A todos les es ofrecida
la mano salvadora.
Esta fuerza de lo alto debe ser la base de nuestro ser y propulsarnos hacia adelante. Ella
debe gobernar la vida del alumno. Ella es la realidad de la que puede y debe vivir. Esta
realidad de vida, este principio, que posee valor de eternidad, penetra en lo temporal, lo
ataca, lo fuerza y a pesar de ello es gracia, devenir, crecimiento, liberación de los
pañales del tiempo y el atravesar las dimensiones que nos limitan.
Es la luz de la eternidad que penetra en el tiempo. Es la luz que ilumina y es a su vez la
espada que destruye.
Así, del círculo de la eternidad una cruz es plantada en el mundo, tanto en el pequeño
mundo de cada hombre que deje penetrar la fuerza de la eternidad en su vida, como en
el cosmos.
Es la bendición de la destrucción. Es la bendición de la elevación. Es la salvación de la
humanidad.
Lo más esencial, la eternidad misma, desciende constantemente en el tiempo, por
principio, ininterrumpidamente como fuerza irresistible, como luz, verdad y realidad.
Pero la inconmensurable ayuda de la jerarquía de los servidores de la Luz, cuyo sumo
sacerdote es Jesús el Cristo, está permanentemente presente. Por ello atestiguan todos
los Grandes del espíritu: «Yo puedo todas las cosas por Cristo, que me da la fuerza.»
Amigos, así queremos cerrar estos pensamientos y unirnos con las palabras, que
pertenecen a unas de las últimas que pronunció la Señora de Petri y fijarlas en nuestros
corazones, para que de nuestro ser pueda elevarse la cruz de la victoria y así podamos
desplegarnos en la unidad de los hijos de Dios. Arrojamos fuera de nosotros todo lo que
separa.
El estado de alma viviente nos une con los campos del espíritu de la eternidad y nos
permite elevarnos a ellos.
Ex Deo Nascimur,
in Jesu morimur,
per Spiritum Sanctum reviviscimus.
Amén.
Alocuciones durante la ceremonia
de cremación el Viernes
14 de Septiembre de 1990 a las 11.30 horas
en el Crematorio de Velsen
en Driehuis-Westerveld, Holanda
Alocución del Sr. A. H. van den Brul
en nombre de la Dirección Espiritual Internacional del
Lectorium Rosicrucianum y en nombre de los campos
de trabajo no mencionados por los oradores
siguientes
Señoras y señores, queridos amigos y amigas:
Como apertura de esta ceremonia les leemos un verso de la Rosa Mystica, uno de los
rayos de luz de la magia gnóstica, escrito por Catharose de Petri y Jan van
Rijckenborgh:
Así, de los Siete Rayos,
se eleva hacia Dios el Nuevo Reino.
Y de la Puerta de las Salas Supremas, resuena, llenando la bóveda del cielo, el cántico
de alabanza,
de gratitud y de gracia de los que nos precedieron por la Senda de la Victoria.
Y con regocijo,
la respuesta sube hacia la Multitud Sublime:
¡Escuchad la noticia!
De nuevo, de abajo hacia arriba,
también nosotros escalamos el Sendero.
Invocamos las Fuerzas Gnósticas.
El Hijo de la Plenitud se ha manifestado.
Y, por mil años,
estamos fuertes en el presente,
preservados de las garras de la muerte.
Amén.
Estimados asistentes, señoras y señores:
Estamos aquí reunidos como conocidos, amigos y alumnos del Lectorium
Rosicrucianum para rendir nuestros últimos grandes honores a la Señora Catharose de
Petri, Guía Espiritual y Gran Maestra del Lectorium Rosicrucianum, de la Escuela
Espiritual de la Rosacruz de Oro.
El Lunes 10 de Septiembre del presente año, la Señora Catharose de Petri, después de
una enfermedad de 17 días, pudo depositar su vestido material y elevarse al otro campo
de vida, al campo de vida de las almas inmortales. Con ello ha concluido la vida muy
intensamente activa de nuestra Guía Espiritual en este mundo material.
Pero de esta vida activa, profundamente vivida, ella nos deja una gran herencia
espiritual, desde la que nos hablará permanentemente su gran fuerza espiritual, su
sabiduría y su profunda convicción cristiana. Esta herencia la encontramos en sus
muchos escritos y en todos los aspectos de la obra mundial de la Escuela Espiritual de la
Rosacruz de Oro, a la que ha imprimido su sello hasta en los pequeños detalles.
Para todos aquellos que les ha sido permitido comprender en cierto modo la profunda
fuerza sustentadora espiritual de su trabajo al servicio de la Jerarquía de Cristo, es un
hecho, que la Señora Catharose de Petri pertenece a los grandes del espíritu y que es una
servidora de la Fraternidad de la Vida.
Por ello, para quienes viven completamente del alma-espíritu y están unidos con la
fuente de vida divina, no existe la muerte. El abandono del vestido material es para ellos
sólo un incidente. Así también la Señora Catharose de Petri seguirá viviendo, en y por
su trabajo, en los corazones de sus alumnos y en todo el cuerpo magnético viviente de la
Escuela Espiritual.
Lo que ella ha regalado a este cuerpo viviente son joyas eminentes del tesoro del Ser
espiritual. Durante 60 años estuvo unida con todo su ser y su vida con la Rosacruz
moderna. Junto con nuestro Gran Maestro, Jan van Rijckenborgh, consiguió mediante
un inconcebible esfuerzo que esta obra creciera hasta devenir el trabajo mundial de la
Joven Fraternidad Gnóstica.
Nacida en la vida material como una predestinada, tomó conciencia desde su primera
juventud de su misión espiritual en esta vida y en el año 1930, a la edad de 28 años, ella
aceptó su tarea como Guía Espiritual de la Escuela Espiritual de la Rosacruz de Oro, del
Lectorium Rosicrucianum, junto con los señores Z.W. Leene y Jan van Rijckenborgh.
En este instante se presentó como una enviada aquí en el movimiento material en el
trabajo de la Fraternidad Universal de Cristo y se consagró por completo a la obra
espiritual al servicio del mundo y de la humanidad. En esta cualidad de su vocación ella
llevó su mensaje hacia todos los que estaban dispuestos a oír, para señalarles el
verdadero objetivo de la vida en este mundo, a saber, la liberación del alma inmortal.
Este es un proceso al que debe consagrar su vida y que conduce a la liberación del
hombre por la transfiguración.
Ella no sólo ha hablado durante sesenta años sobre ello, sino que también lo ha
mostrado viviéndolo ante sus alumnos y ante todos los que entraban en contacto con
ella. Su vida en la materia estaba por completo bajo la señal del antiquísimo lema de los
auténticos Rosacruces: «Ser servicial en olvido de sí mismo, es el camino más seguro y
alegre hacia Dios.» Estas palabras fueron también las que, con insistencia, nos dirigió y
nos dio como obsequio en uno de los últimos días antes de su fallecimiento. Así la
hemos conocido hasta en sus últimos momentos: viviendo en una serviciabilidad para
con sus prójimos en olvido de sí misma e irradiando una gran fuerza de amor, la cual
fue siempre de nuevo un auténtico bálsamo para cada corazón.
Amigos, señoras y señores, así nos es permitido y podemos expresarlo con gran
agradecimiento: Su gran fuerza espiritual, que ella ha vertido ininterrumpidamente
sobre sus alumnos y en el trabajo, sigue viviendo en nosotros.
No es sólo la herencia espiritual, como la dejaron todos los grandes del espíritu, es la
poderosa fuerza del espíritu, la que ella convirtió como servidora de Cristo y de su luz
en un factor viviente en la Escuela Espiritual. Es la fuerza de luz del Espíritu Santo, que
estará con nosotros como una realidad eterna y en el que todos pueden colmarse siempre
de nuevo. Es el agua viviente que fluye de la verdadera fuente de vida, que mana
ininterrumpidamente, si la guardamos de la manera correcta y vivimos en consecuencia,
si somos fuertes como ella, fuertes como una roca en la fuerza de la Rosa imperecedera.
Por ello, amigos, no existe la muerte, sino sólo la superación de la muerte por la
transfiguración en la vida del alma inmortal.
Y aunque ahora en este instante estamos llenos de gran alegría y agradecimiento por
todo lo que la Señora Catharose de Petri ha hecho por nosotros y nos ha aportado,
también sentiremos, como hombres que aún permanecemos en la materia, su elevación a
los otros lugares de vida como una gran carencia y un lugar vacío en medio de nosotros.
Aquellos que tuvieron el privilegio de poder vivir en su entorno directo, y todos los que
fueron sus colaboradores directos, sentirán —desde el punto de vista humano— también
el duelo que está unido a cada fallecimiento.
Pero todo lo que nos ha sido permitido expresar durante esta última despedida como un
testimonio de su viva presencia entre nosotros y en nosotros, nos da el coraje, la fuerza,
la alegría, el amor y la convicción, que nos capacitan para, en su espíritu, proseguir con
el trabajo, y esto con el lema como comportamiento de vida: «El servicio al prójimo en
olvido de sí mismo es el camino más seguro y alegre hacia Dios.»
Así compensaremos la carencia con nuestra continuación en el trabajo. Y el lugar vacío
deberá ser ocupado por la fuerza de radiación del avanzar de día en día, de hora en hora,
de horizonte a nuevos horizontes en nuestra obra, al servicio de la Fraternidad.
Por ello queremos finalizar con las siguientes palabras que una vez nos dirigió la Señora
Catharose de Petri:
«La cruz de Jesucristo es la cruz de la victoria. Pero esto es sólo el comienzo. Según las
propias palabras de Jesús, fue dicho a los apóstoles: "¡Realizaréis cosas más grandes
que éstas!" Pues en el campo de radiación magnético de la joven Gnosis y en todo lo
que contiene es irradiada la idea de la liberación del alma-espíritu, además del puro plan
de Dios y su justo orden, así como finalmente la religión pura.
Pueda servir la cruz de la liberación, la cruz del amor a toda la humanidad, para una
poderosa resurrección. Con la mano del acto sobre Galaad, la roca del testimonio,
confirmamos ante todos nuestra promesa de lealtad, amor y espíritu de sacrificio ante la
Joven Fraternidad Gnóstica, la Escuela Espiritual de la Rosa-cruz de Oro, a fin de que,
para el tiempo y la eternidad, el bálsamo de la ayuda y del consuelo esté siempre de
nuevo presente en todos nosotros. Nunca nos separaremos los unos de los otros.
Rogamos por esta victoria los unos para los otros en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo.»
Amén.
Alocución del Sr. J. Schneemann
en nombre de los campos de trabajo
del norte y este de Alemania y de Dinamarca
Hermanos y Hermanas:
Nuestra Gran Maestra ha abandonado a los 88 años el campo de la materia, el aspecto
material del campo de trabajo de la Escuela Espiritual, para regresar de nuevo al seno de
la Fraternidad.
Ella ha tenido una vida realizada, tanto en lo que respecta a su persona como en su
función y mandato de Gran Maestra. El número 88 lo simboliza muy claramente.
Incluso dos veces se tocan en este número los dos mundos, el divino y el dialéctico.
Saturno es atravesado dos veces. La obra está consumada, todos los círculos están
cerrados, están trazados.
Después de que nuestro Gran Maestro nos precediera al nuevo campo de vida, la Señora
de Petri no sólo ha continuado su obra, sino que la ha completado. La estructura de la
Escuela Espiritual está depurada y se extiende por casi todo el mundo. La organización
está construida y fortificada, la construcción jerárquico-espiritual se ha profundizado.
Así ha colocado en nuestras manos los peldaños de la escalera celestial, para que
nosotros y todos los que se unan a nosotros en el tiempo venidero, podamos seguirla.
La Señora de Petri en realidad no nos abandona. Pero a pesar de todo, aquí en la
materia, indudablemente, la echaremos de menos. Ella no sólo fue una personalidad
dinámica y en todos los sentidos un ejemplo para cada colaborador, sino también la
personificación de la Gnosis misma. Tanto en privado como detrás del pódium, ella
irradiaba la Gnosis. Ella fue la personificación de la fuerza.
Quien la ha conocido más de cerca, este puede contarse realmente entre los agraciados.
Este sabe también cuan realista se encontraba ella en la vida, cuánta comprensión y
compasión tenía no sólo por las penurias de los alumnos, sino también para cada
prójimo.
Así la Señora de Petri representó la Enseñanza Universal, pero al mismo tiempo
también mostró una comprensión extraordinariamente grande por todas las cosas de la
vida. Los problemas generacionales le eran completamente ajenos. Ella era capaz de
situarse en cualquier edad, sin importar la nacionalidad. Fue una cosmopolita, según
decía ella misma.
El cuerpo de nuestra Gran Maestra ha envejecido como cada cuerpo en este mundo,
pero su ser no.
Ella ha permanecido siempre joven y abierta a cada idea o innovación.
Ella era capaz de penetrar todas las cosas y hacía prevalecer todo lo que servía a la obra,
pues ella podía todas las cosas por medio de Cristo, que le daba fuerza. Liberada de las
ataduras de la naturaleza, ella puede ahora hacer mucho más por nosotros.
Tenemos muchísimo que agradecerle. Démosle las gracias siguiéndola.
Como representante del campo de trabajo del norte de Alemania lo he prometido en su
lecho de enferma.
Amén.
Alocución del Sr. H. Albert
en nombre del campo de trabajo del
sur de Alemania, Austria y Yugoslavia
Muy estimados asistentes, queridos amigos:
También nosotros queremos testimoniar nuestro gran agradecimiento a la Señora
Catharose de Petri en nombre de los campos de trabajo de Alemania del sur, Austria y
Yugoslavia por todo lo que ha hecho en el transcurso de su vida rica en trabajo.
Calw, el centro del campo de trabajo del sur de Alemania, es una cuidad pequeña en
Baden-Württem-berg, pero una ciudad pequeña con un rico pasado espiritual. De ella y
de su entorno se extendió en el siglo 17 la idea Rosacruz por todo el mundo.
Esta se formó en el denominado círculo de Tübingen, al que pertenecía Johann Valentin
Andreae, el autor de los escritos rosacruces clásicos. Estos escritos son: Fama
Fraternitatis R.C., Confessio R.C. y Las Bodas Al-químicas de Cristian Rosacruz Año
1459. Les leemos un pequeño fragmento de la Fama:
«Después que el único Dios, sabio y misericordioso, ha derramado tan ampliamente, en
estos tiempos, su bendición y su bondad sobre la humanidad, ayudándonos así a llegar a
un conocimiento cada vez mas perfecto no sólo de su Hijo, sino también de la
naturaleza, podemos con razón dar testimonio de un tiempo feliz en el cual El no sólo
nos ha desvelado la mitad del mundo hasta ahora desconocida y oculta y nos ha
revelado muchas obras y criaturas de la naturaleza, desconocidas hasta ahora, sino que
además ha hecho aparecer hombres muy geniales e iluminados que han restablecido
parcialmente el arte corrompido e imperfecto, para que finalmente el hombre
comprenda su nobleza y su magnificencia y conciba la razón por la cual es llamado
"microcosmos" y hasta dónde se extiende su arte en la naturaleza.»
Podemos constatar con agradecimiento, que también a nosotros nos han sido revelados
muchos maravillosos misterios de la naturaleza humana. La Señora Catharose de Petri
forma parte de estos hombres geniales e iluminados. Ella ha ayudado a restablecer el
arte deformado e incompleto, para que también nosotros aprendiésemos en nuestro
tiempo moderno a comprender nuestra nobleza, aprendiésemos a comprender por qué se
nos llama «minutus mundus», pequeño mundo, microcosmos.
Como Guía Espiritual ella ha sido siempre un ejemplo para nosotros y su posición y su
mandato lo ha demostrado siempre con fuerza. Pero también en su vida privada ha sido
siempre un ejemplo para nosotros en su gran amor a la obra, en su gran disposición de
sacrificio, corrección, puntualidad y humanidad. Ella no se movía solamente en las
regiones más elevadas. Ella ha tenido en todos los sentidos una vida fructífera, que ha
cumplido hasta el final.
Para nosotros, que permanecemos en esta vida, queda el deber de seguir realizando la
idea Rosacruz. De los guías espirituales originales, ella es la última que nos abandona.
Y aunque sentimos dolor, es bueno para nosotros, y pensamos al respecto en la expre-
sión de la Biblia: «Es bueno para vosotros que yo me vaya.» Después de estas palabras
de Jesús el Señor toda la responsabilidad para el futuro desarrollo de la primera
comunidad cristiana pasó a los discípulos.
Después del fallecimiento de la Señora Catharose de Petri toda la responsabilidad para
el desarrollo ulterior de la Escuela de la Rosacruz, la realización ulterior de la idea
Rosacruz pasa ahora a nosotros.
Podamos también nosotros ser dignos, como lo fueron antiguamente los discípulos de
Jesús, de recibir la fuerza espiritual para ello. Pues sólo si culminamos lo que ella
comenzó junto con los otros dos Guías Espirituales del Lectorium Rosicrucianum y que
ha acompañado hasta nuestros días, su vida obtiene el sentido que ella siempre quiso
darle.
Nosotros hemos aceptado el compromiso de llevarlo a cabo. No las palabras, sino sólo
la realización puede eximirnos de él.
En este sentido nos despedimos de la envoltura material, en la que hemos conocido a la
Señora Catharose de Petri. Con su ser espiritual estaremos unidos permanentemente si
seguimos caminando consecuentemente por el sendero de la Rosacruz.
Amén.
Palabras del Sr. A. Lázaro durante el servicio
conmemorativo en el Templo Acuario
en Sao Paulo el 12 de Septiembre de 1990,
expresadas por el Sr. H. Zion en su nombre
y en nombre del campo de trabajo brasileño
Dioses plantaron rosas en el Jardín Edén.
Angeles regaron las rosas con agua del manantial del Agua viva.
Azules palomas, palomas de un color azul profundo, cortaron las rosas y adornaron el
velo de la esposa, que estaba en camino para encontrarse con su esposo.
Los capullos de rosa florecieron y sus pétalos se multiplicaron;
un pétalo para cada corazón que se había unido a la esposa.
Y una hermosa fragancia se elevaba de las rosas
y colmaba el éter infinito.
Era la fragancia del amor de la esposa.
Alguien preguntará: ¿Tiene olor el amor?
Sí, es la fragancia de las rosas.
Alocución del Sr. H. Zion en nombre del campo de trabajo brasileño
Nos hemos reunido aquí por un acontecimiento muy especial, a saber, para participar en
la última despedida del vestido material que nuestra Guía Espiritual, la Señora
Catharose de Petri, ha abandonado aquí para proseguir hacia los lugares de la luz de
Cristo.
Ahora, en este crematorio, el campo brasileño recoge sus pensamientos junto con los de
los demás campos de trabajo del Reino Gnóstico, para expresar lo mucho que ha sido
querida la Señora Catharose de Petri por el grupo de alumnos.
Queridos amigos, todo lo que en este valle terrestre tiene un comienzo, también tiene un
fin, por muy llenos de vida y encantadores que sean los habitantes de este valle. Así
también ha llegado la hora para nuestra querida Gran Maestra, la Señora Catharose de
Petri, de depositar su vestido material, después de haber consagrado su vida a lo más
elevado y noble que existe para un ser humano, a saber, el camino del seguimiento de
Cristo. Es el camino que Jesús el Señor nos ha mostrado cuando dijo: «¡Sed mis
seguidores!»
Todos ustedes, Hermanos y Hermanas, alumnos de la Escuela Espiritual transfigurística,
conocen más o menos profundamente la naturaleza del sendero, de este camino, que
está unido a la desaparición de algo que no estaba previsto en el plan original para la ola
de vida humana. Esta desaparición o este morir irradia en una pura luz en nuestra
Escuela Espiritual gnóstica. Lo que para la masa y sus gobernantes oficiales es un
enigma a pesar de las interpretaciones científicas y religiosas, para el alumno de la
Escuela Espiritual ya no es un enigma, sino la más grande revelación de vida.
Cuando en la Escuela Espiritual se habla del camino de vida verdadero, original, divino
y humano, del camino de la floración de fuerza en fuerza y de gloria en gloria, entonces
la base de este florecimiento es la muerte misma.
La humanidad sin embargo se ha desviado de este camino de vida original y divino,
pero la muerte sigue siendo la esencia del camino que ha elegido la humanidad de la
tierra. Pero en este camino la muerte ya no se manifiesta como un florecer de fuerza en
fuerza y de gloria en gloria, sino como negación de la vida. Y así se ha convertido en el
amargo compañero del hombre. En la experiencia de esta amargura, el hombre errante
comprende que en esta amargura no puede encontrarse la intención del amor y de la
sabiduría del Padre. Tocado por esta muerte amarga, el hombre errante es empujado
hacia la muerte regeneradora, es decir, la muerte de aquello que no estaba previsto en el
plan original de Dios.
El misterio de la muerte, ¿no es acaso maravilloso, Hermanos y Hermanas? Este
misterio fue desvelado para los alumnos de la Joven Fraternidad Gnóstica, y así todos se
orientan hacia la muerte regeneradora, la cual abre de nuevo el camino original, el
sendero que conduce de belleza en belleza y de gloria en gloria.
Pablo dijo: «¡Muero todos los días!» ¿No significa esto que la muerte amarga es
transformada diariamente en la muerte, en el camino de belleza en belleza y de gloria en
gloria, en la muerte, que es totalmente la vida, la vida verdadera?
Así cada alumno se asemeja a Pablo. Y él se encuentra en el camino hacia el momento,
en el que pueda decir junto con Pablo: «Oh muerte amarga, ¿dónde está tu victoria?»
Por ello nuestro agradecimiento ante la Gnosis es ilimitado por la revelación del mis-
terio de la muerte como un misterio de amor y sabiduría.
Y así regresamos de nuevo a nuestros dos amados Grandes Maestros, el Señor Jan van
Rijckenborgh y la Señora Catharose de Petri. Ellos nos han instruido durante años en el
misterio del desvelamiento de la muerte. El Señor Jan van Rijckenborgh depositó su
vestido material ya hace muchos años, y ahora también le ha llegado el momento a la
Señora Catharose de Petri.
De este modo ambos nos han dejado una misión, una misión para la que los dos fueron
un ejemplo, a saber, la transmutación de la muerte amarga en la muerte regeneradora.
¡Cómo les estamos agradecidos a los dos! ¡Les deseamos a ambos la alegría eterna!
¡Cómo alaba el Reino Gnóstico a los dos! Podamos unirnos en orientación inequívoca,
para poder exclamar finalmente con Pablo: «Oh muerte amarga, ¿dónde está tu
victoria?»
Amén.
Queridos amigos:
¿Es alegría, es dolor, lo que nos conmueve en este momento, al abandonarnos ahora la
última de los enviados? ¿No es más bien una sensación de indecible responsabilidad?
A nosotros, como nacidos de la naturaleza, nos es confiada la existencia y el desarrollo
de la Escuela Espiritual; esto significa, el desarrollo del grandioso plan, que para la
humanidad corriente parece una locura, a saber, el regreso de la humanidad a su estado
de gloria original.
La Escuela Espiritual es como un milagro. Y nuestro corazón está lleno de un profundo
agradecimiento ante sus fundadores, el Hermano Z. W. Leene, el Hermano Jan van
Rijckenborgh y la Hermana Catharose de Petri. Pues ellos han creado las condiciones
para el gran viaje en el arca del regreso.
Ellos se van de nosotros, pero no sin colmarnos antes con sus tesoros: con el tesoro del
conocimiento transferido, con el tesoro del edificio construido y además con el
extraordinario tesoro de su ejemplo vivo.
Ellos no sólo nos han regalado una revelación, sino también un método de la revelación.
En medio del tan complicado campo de vida dialéctico, en medio de los todavía más
complicados campos de vida de nuestras personalidades, han desplegado ante nosotros,
paso a paso, las bases del plan de Dios. Ellos han desgarrado para nosotros los velos de
los misterios y nos dejaron participar en estos misterios.
Y habiéndonos transferido una meta de vida, que sobrepasa en mucho la capacidad de
imaginación corriente, reconocemos ahora el extraordinario significado de su séptuple
construcción como método de la revelación. Por un trabajo gigantesco han creado esta
séptuple construcción, una construcción que nos permite reconocer que cada hombre
puede descubrir en sí mismo su propia revelación y realizar en sí mismo un proceso de
liberación.
Hoy nos unimos como hijos e hijas, que han abierto el testamento de sus padres
espirituales y están ocupados en hacer inventario de todo lo que ellos han legado. En
ello, estamos por una parte fascinados y por otra abrumados ante la responsabilidad
cargada sobre nosotros.
Pues todo lo que nuestros Grandes Maestros nos han legado —la Escuela, su misión, el
método, el grupo, el campo de fuerza, la gran meta— todo esto es, en el sentido más
profundo, parte de la Vida, de la gran Vida. Y a nosotros, seres espacio-temporales, ha
sido confiado este verdadero tesoro de la vida con la misión de no dejar jamás que se
pierda en el hábito y la adaptación a la vida dialéctica, sino seguir trabajando según la
ley del orden del espíritu.
Y juntos, Hermanos y Hermanas, hacemos hoy la promesa de pertenecer a aquellos que
realizarán esta misión. Pues nuestra vida sólo obtiene sentido, si nos consagramos a esta
tarea según nuestra conciencia, nuestra alma y nuestro espíritu, y esto sobre la base del
fuego del toque original, que ellos han inflamado en nosotros.
Para nosotros, seres espacio-temporales, existe una inconmensurable distancia entre
nosotros y la meta. Pero Usted, Señora Catharose de Petri, nos ha enseñado en su libro
El Sello de la Renovación, que por medio de la Gnosis existe una unión, que hace posi-
ble un contacto inmediato con la meta.
Y cuando este fuego se inflamó, el cual no nos ha soltado desde el día en que
encontramos la Escuela de Iniciación de la Fraternidad de las almas inmortales y nos ha
permitido reconocer nuestra misión de vida, ellos nos han acercado paso a paso con el
grupo y para el grupo a la comprensión de la meta fijada.
Desde entonces somos profundamente conscientes —y no podemos volverlo a olvidar
en la noche de los tiempos— que somos criaturas de Dios, que somos microcosmos en
los que vibra la idea de Dios, que debemos reconstruir nuestra conciencia, nuestro fuego
de la conciencia en su forma original, que nos es regalado todo para volver a erigir el
alma, el alma nueva que nos une con el espíritu.
Todo esto se ha vuelto realidad en el grupo de quienes se han consagrado a la Gnosis,
pues ellos nos han enseñado a trabajar con la fuerza más poderosa de que dispone el
hombre: con la chispa divina en el corazón. Ellos nos han enseñado cómo podemos libe-
rar nuestra conciencia de las ataduras del estado de ser dialéctico, cómo podemos
purificar nuestra conciencia, cómo podemos darle una dirección por medio de una
conversión de todo nuestro ser, cómo podemos respirar en la atmósfera de la
renovación, cómo podemos hacer de nuestro cuerpo un templo de renovación.
Así somos entonces colocados ante la gran tarea, para la cual la Fraternidad ha realizado
este esfuerzo, a saber, hacer que se abra la conciencia de los hombres por medio del
proceso gnóstico liberador, a las posibilidades que surgen por el quinto éter, el éter de
fuego.
El conocimiento, el método y la fuerza que la Fraternidad de las almas liberadas nos ha
transmitido a través de ellos, determinarán ahora el futuro de la humanidad. Unidos a
esta misión nos podremos mantener firmes en la unidad con todos los que han vuelto a
reconocer y a percibir la nobleza interior del hombre verdadero y sobre todo con
aquellos, que han sacado las consecuencias de ello. Todo esto se encuentra resumido en
una oración de la Rosa Mystica: «Déjanos pensar de verdad.»
Además nos han enseñado que nuestro corazón es un santuario, donde el fuego original
nos espera y que nuestra cabeza también es un santuario, donde el espíritu intenta
manifestarse. En este corazón en nosotros ellos inflamaron el anhelo hacia lo Absoluto.
Y nos enseñaron a dar nacimiento en nuestra cabeza a un pensamiento liberado.
Y por nuestra orientación hacia la gran meta, iluminados, liberados, inflamados por
nuestros diez mil santuarios de la cabeza, construimos juntos el santuario de la idea de
Jan van Rijckenborgh y Catharose de Petri.
Hermanos y Hermanas, una llama, nacida del campo de vida original, ha brillado entre
nosotros, y hoy se elevará esta llama sobre nuestra Escuela. Ella subirá al campo astral
de nuestro mundo y trazará, como la aurora boreal, una pista de líneas de fuerza. Es la
llamada de la Gnosis eterna:
«Regresad de nuevo, hijos de la luz.»
Amén.
Alocución del Señor H. Bürki en nombre del campo de trabajo suizo, español,
italiano y húngaro
Hermanos y Hermanas:
La vida de un mensajero divino no es una existencia llena de alegrías y placeres. Si
estudian el pasado de los diferentes hierofantes, sabrán cuan ardua y penosa transcurrió
su vida. Piensen en las persecuciones, detenciones, torturas y muertes en hogueras que
han tenido lugar a lo largo de los tiempos.
Nada de todo esto es ahorrado a un enviado de la Fraternidad de Cristo por parte de la
humanidad ignorante, la cual no puede comprender el mensaje de la enseñanza
universal y por ello no puede aceptarla.
Aunque hoy en día la situación es aparentemente distinta, sin embargo la vida de un
enviado transcurre con muchas fatigas, decepciones y calumnias.
Por este motivo los alumnos de Suiza, España, Italia y Hungría estamos intensamente
agradecidos por el hecho de que nuestra Gran Maestra, la Señora Catharose de Petri,
después del fallecimiento de nuestro Gran Maestro Jan van Rijckenborgh, ha dirigido
todavía durante 22 años, es decir en total 60 años, la Escuela Espiritual y ha apoyado a
sus colaboradores con sus consejos y actos.
Desde 1956 la Señora Catharose de Petri ha apoyado personalmente la obra suiza. Ella
no temía los largos viajes y venía por entonces regularmente con el Señor van
Rijckenborgh a Zurich, donde se inauguró en 1957 el primer centro. Mucho tiempo
después, en el año 1978, se pudo inaugurar en Caux el centro de conferencias y en 1989
también el nuevo Templo.
Todo esto pudo vivirlo la Señora de Petri. Lo que antaño fue planeado por el Señor van
Rijckenborgh, la creación de los siete grandes focos, esto pudo vivirlo la Señora de
Petri. Su más íntimo deseo se cumplió después de muchos años. Así en la vida de nues-
tra Gran Maestra hubo también muchas horas de alegría y agradecimiento, cuando se
mostraba éxito en la obra y los colaboradores la apoyaban con fidelidad.
Puesto que nuestro centro en Caux le ha sido permitido llevar el nombre de la Gran
Maestra, Catharose de Petri, nos esforzaremos siempre en ser auténticos y fieles
seguidores, para llevar a la Escuela Espiritual, erigida con mucho esfuerzo, hacia
ulteriores culminaciones. Esperamos seguir recibiendo en ello el pleno apoyo y la ayuda
de la Fraternidad Universal.
Somos plenamente conscientes, que sobre los sucesores de la Gran Maestra recae una
gran responsabilidad. Pero esperamos de todo corazón, que una multitud de alumnos
fieles nos ayudará a llevar el peso de nuestro trabajo con la cabeza, el corazón y las ma-
nos, de forma que no tengamos que preocuparnos por el futuro.
El arca de la nueva alianza, que no está construida de madera, sino que consiste en un
campo espiritual, nos ha acogido a todos, y esta nube de luz nos conduce seguros de
regreso a nuestra casa paterna.
Las condiciones para un viaje seguro a casa les son conocidas. Ellas son tratadas con
frecuencia en nuestra Escuela Espiritual. Son las siete llaves, con las que pueden ser
abiertas las puertas de la vida nueva, tal como se describe en las palabras del verso 89
de la Rosa Mystica.
Por ello, como sucesores de la Señora Catharose de Petri, confiamos en su inalterable
fidelidad y entrega, a fin de que la gran meta de la Fraternidad pueda ser alcanzada, para
el bien de todos los que han sido admitidos en el arca y los que todavía serán admitidos
en el futuro.
Vamos al encuentro de tiempos maravillosos y llevaremos la Escuela Espiritual hacia
nuevos horizontes, si todos ustedes caminan con nosotros llenos de confianza.
¡En este sentido nos despedimos de nuestra querida Gran Maestra, la Señora Catharose
de Petri, en lo que respecta a su vestido material, pero en el campo de vida de las almas
inmortales seguiremos estando fielmente unidos!
¡Así sea!
Amén.
Epilogo a la ceremonia de cremacion
expresado por el Señor A.H. van den Brul
Amigos y amigas:
Para finalizar, escuchamos unas palabras de la Señora Catharose de Petri:
Oh Señor de la nueva vida,
un día en Tu Templo
es mejor, sí, es más excelente que miles de otros días.
Para Ti sea el honor.
El honor sea para Tu palabra. Amén.
Ser servicial para otros en olvido de sí mismo, es el más seguro y alegre camino hacia
Dios.
Así debe comenzar el camino del alumno en la Escuela Espiritual gnóstica, del
hermano o de la hermana de la Rosacruz de Oro.
Quien sepa realizar este comienzo del camino,
purificará el corazón y posibilitará
el que la gran transfiguración,
el milagro alquímico,
sea activado hacia su realización.
Las dos corrientes de los misterios circularán entonces
por el fuego de la serpiente.
El fuego divino y el fuego del alma
están unidos entre sí.
El agua se transforma en vino.
Amén.