Especial Internacional 31-01-15

4
CUBA, LA DIGNA SÁBADO 31 de enero de 2015 / Año 2 / N° 96 AFP El pueblo cubano ha tenido su fuerza en sus posiciones de principios inclaudicables, siempre firme en apoyo a su revolución.

description

 

Transcript of Especial Internacional 31-01-15

Page 1: Especial Internacional 31-01-15

CUBA, LA DIGNA

SÁBADO 31 de enero de 2015 / Año 2 / N° 96

AFP

El pueblo cubano ha tenido su fuerza en sus posiciones de principios inclaudicables, siempre firme en apoyo a su revolución.

Page 2: Especial Internacional 31-01-15

CUBA, LA DIGNAINTRODUCCIÓNLos días 28 y 29 de este mes se celebró en Cos-ta Rica la III Cumbre de la Comunidad de

Estados Latinoamericanos y Caribe-ños (Celac), que agrupa a todos los Estados de nuestro hemisferio me-nos Canadá y Estado Unidos.

A partir de la Segunda Guerra Mun-dial, la Organización de Estados Ame-ricanos (OEA) se convierte en el ins-trumento que marca la hegemonía de EEUU en nuestros países. A la distancia de un par de años del triunfo de la Re-volución Cubana en 1959, la presión de EEUU sobre nuestros Gobiernos en aquel entonces fue suficiente para que accedan a la expulsión de la isla mayor de las Antillas del organismo regional y romper relaciones con La Habana (con la honrosa excepción de México).

Entre un momento y otro, entre una organización regional y la otra, median enormes diferencias que con-densan no sólo la heroica lucha, resis-tencia y sacrificios del pueblo cubano, sino los del conjunto de los pueblos de nuestro continente, que han ido cam-biado el aislamiento de la digna isla y su revolución en otro aislamiento, el de EEUU en nuestro continente.

Pero las diferencias van más allá aún. América Latina y el Caribe deja-ron de ser el ‘patio trasero de EEUU’, ya son el floreciente jardín de nues-tros pueblos, donde han podido crear y desarrollar el ALBA, potenciar el Mercosur, crear Unasur y la Celac.

Redacción internacional

2 31 de enerode 2015 331 de enero

de 2015

A lo largo del último medio siglo, EEUU realizó varios intentos de de-rribar el régimen revolucionario de la isla, como acometió centenares de intentos de asesinar al líder revolucio-nario Fidel Castro, que aún vive y se mantiene firme, igual que su pueblo, en sus convicciones y principios por los cuales luchó. Pero además no sólo Fidel, sino todo su pueblo y los nues-tros son ahora testigos de la confesión del mandatario de la más poderosa potencia imperial de que su bloqueo criminal y sus políticas de agresión contra el pequeño Estado socialista han fracasado y tiene que ir buscando otras alternativas.

De este modo, el presidente de EEUU, Barak Obama, y el de Cuba, Raúl Castro, anunciaron simultánea-mente en diciembre la intención de reanudar los contactos, con el fin de restaurar las relaciones bilaterales.

La III Cumbre de la Celac, donde está ausente EEUU, sirvió para que Raúl Castro ponga en claro la falta de sentido de reanudar relaciones con EEUU si este hecho no implica el fin total del bloqueo criminal que ejerció Washington contra Cuba desde 1962.

Es nuestra intención examinar la política imperialista de EEUU contra Cuba y contra nuestro continente du-rante la Guerra Fría, sus éxitos coyun-turales y su fracaso actual, que puede ser definitivo si acertamos la conduc-ción de nuestras políticas a favor de la satisfacción de las necesidades y del desarrollo de nuestros pueblos.

GUERRA FRÍA E INTERVENCIONES DE EEUU

BLOQUEO: ¿QUIÉN AÍSLA A QUIEN?

La Guerra Fría implicó que las dos superpotencias, EEUU y la URSS, no podían ganar ningún enfrenta-miento directo entre ambas, así, si no se podía ganar un choque en Moscú, Berlín o Washington, se puede chocar a la sombra de regiones más periféricas. Truman, el primer presidente de EEUU al terminar la conflagración mundial en 1945, no tuvo éxito en sus operaciones militares encubiertas, en cambio bajo Eisenhower dos de las tres operaciones para derrocar gobiernos tuvieron éxito: en Irán en 1953 y Guatemala en 1954. Estos dos éxitos realzaron el prestigio de la CIA. El fracaso de la agencia para derrocar al gobierno de Indonesia en 1957-1958 no atenuó su brillo.El derrocamiento de Árbenz aseguró a la administra-ción de Eisenhower que el hemisferio era seguro hasta 1959, cuando Fidel Castro tomó el poder en Cuba. Los Estados Unidos respondieron al desafío de Castro en

la forma en que siempre trató las molestias en su patio trasero: con violencia.Por órdenes de Eisenhower, la CIA comenzó a tramar el derrocamiento de Castro. En abril de 1961, tres meses des-pués del inicio de la presidencia de John Kennedy, 1.300 insurgentes entrenados por la CIA irrumpieron en la Playa Girón. Sólo para rendirse en masa.La derrota de Washington en Playa Girón fue acompañada por la oferta de Castro de negociar mutuamente un modus vivendi entre ambas partes, basada en el respeto mutuo dentro de las notables diferencias entre ambas partes. Atormentados por el temor a una segunda Cuba, los gobiernos de Kennedy y Johnson participaron en ope-raciones encubiertas en varios otros países de América Latina para socavar grupos o gobiernos que consideraban comunistas. Para el final de la administración de Johnson, el espectro de una segunda Cuba en el hemisferio se ha-

bía desvanecido, pero luego, en 1970, Salvador Allende ganó las elecciones presidenciales de Chile. Allende fue un demócrata sincero, pero él era socialista y encabezó una coalición que incluyó al Partido Comunista, y era amigo de Fidel Castro. Para el presidente Richard Nixon y para Henry Kissinger su ascenso a la presidencia fue una bofetada a los Estados Unidos y un terrible ejemplo para América Latina. Ambas actuaron para hacer viable el golpe de Estado fas-cista de Pinochet el 11 de septiembre de 1973.La otra operación paramilitar importante fue en 1975 en Angola, donde Pretoria y Washington trabajaron juntos para aplastar un movimiento de izquierda. Con la connivencia de Washington, las tropas sudafricanas invadieron el país y casi tuvieron éxito en la instalación de los líderes amistosos en Luanda, pero luego 36.000 soldados cubanos inundaron Angola y empujaron a las tropas sudafricanas hacia afuera.

Si el bloqueo fue concebido como una forma de aislar a Cuba, el que terminó aislado fue Estados Unidos, y quien tuvo que aceptar sentarse a la mesa de negociaciones fue Washington, a pesar de haber rechazado esa invitación que le formulara el Gobierno cubano durante medio siglo a partir del fracaso de su intervención en Playa Girón.Además, para colmo de males, el bloqueo no sirvió, como lo reconocieran Obama y el secretario de Estado John Kerry, y enrareció la relación de Washington con sus cada vez más independistas vecinos del sur e inclusi-ve con países europeos afectados, como recientemente ocurriera con Francia y Alemania, por las absurdas san-ciones económicas de una legislación extraterritorial como la Ley Helms-Burton diseñada para perjudicar a Cuba, pero que produce significativos ‘daños colaterales’ en la economía de terceros países.De acuerdo con Carlos Fazio, la diplomacia cubana forzó el entierro de la lógica de guerra fría impulsada por diez sucesivas administraciones de la Casa Blanca, de Dwight Eisenhower a George W. Bush. Y lo hizo sin bajar la guardia.

Obama pasó un mal rato durante la Sexta Cumbre de Las Américas, en Cartagena, Colombia, cuando varios jefes de Estado latinoamericanos insistieron en la necesidad de un cambio en las relaciones bilaterales entre EEUU y Cuba, con eje en principios diplomáticos tan caros como la no injerencia, la autodeterminación y la soberanía de los pueblos y la solución pacífica de las controversias. Es menester recordar que la fortaleza de la Revolución Cubana no radica en su economía, sino en su cultura y su política, y que si resistió sin desmoronarse luego de la desintegración de la Unión Soviética y más de medio siglo de bloqueo no fue por la salud de su eco-nomía, sino por la formidable solidez de una tradición político-ideológica que hunde sus raíces en la guerra de la independencia contra España, en el luminoso magisterio de Martí y en la extraordinaria obra políti-co-pedagógica de Fidel. Pero también cabe señalar que la enorme y sincera solida-ridad de nuestros pueblos y ahora de nuestros gobiernos progresistas con la revolucionaria y digna isla es otro de los factores de fuerza que tiene la Revolución Cubana.

La OEA incluía todos los países de la región menos la isla revolucionaria. La actual Celac comprende todos los países de la región menos EEUU y Canadá. Éste es el gran trayecto que transitaron nuestros pueblos en el camino combativo por su libertad.

Desde el triunfo revolucionario de Playa Girón, Fidel Castro apostó por negociar un modo de convivencia con EEUU que respete las diferencias. Durante medio siglo Washington se negó. Ahora reconoce su fracaso en doblegar a la Revolución Cubana.

Fidel Castro y Nelson Mandela. La solidaridad entre los dos pueblos combatientes es un factor a favor de su fuerza.

rai.tv

AFP

adjete.com

Page 3: Especial Internacional 31-01-15

CUBA, LA DIGNAINTRODUCCIÓNLos días 28 y 29 de este mes se celebró en Cos-ta Rica la III Cumbre de la Comunidad de

Estados Latinoamericanos y Caribe-ños (Celac), que agrupa a todos los Estados de nuestro hemisferio me-nos Canadá y Estado Unidos.

A partir de la Segunda Guerra Mun-dial, la Organización de Estados Ame-ricanos (OEA) se convierte en el ins-trumento que marca la hegemonía de EEUU en nuestros países. A la distancia de un par de años del triunfo de la Re-volución Cubana en 1959, la presión de EEUU sobre nuestros Gobiernos en aquel entonces fue suficiente para que accedan a la expulsión de la isla mayor de las Antillas del organismo regional y romper relaciones con La Habana (con la honrosa excepción de México).

Entre un momento y otro, entre una organización regional y la otra, median enormes diferencias que con-densan no sólo la heroica lucha, resis-tencia y sacrificios del pueblo cubano, sino los del conjunto de los pueblos de nuestro continente, que han ido cam-biado el aislamiento de la digna isla y su revolución en otro aislamiento, el de EEUU en nuestro continente.

Pero las diferencias van más allá aún. América Latina y el Caribe deja-ron de ser el ‘patio trasero de EEUU’, ya son el floreciente jardín de nues-tros pueblos, donde han podido crear y desarrollar el ALBA, potenciar el Mercosur, crear Unasur y la Celac.

Redacción internacional

2 31 de enerode 2015 331 de enero

de 2015

A lo largo del último medio siglo, EEUU realizó varios intentos de de-rribar el régimen revolucionario de la isla, como acometió centenares de intentos de asesinar al líder revolucio-nario Fidel Castro, que aún vive y se mantiene firme, igual que su pueblo, en sus convicciones y principios por los cuales luchó. Pero además no sólo Fidel, sino todo su pueblo y los nues-tros son ahora testigos de la confesión del mandatario de la más poderosa potencia imperial de que su bloqueo criminal y sus políticas de agresión contra el pequeño Estado socialista han fracasado y tiene que ir buscando otras alternativas.

De este modo, el presidente de EEUU, Barak Obama, y el de Cuba, Raúl Castro, anunciaron simultánea-mente en diciembre la intención de reanudar los contactos, con el fin de restaurar las relaciones bilaterales.

La III Cumbre de la Celac, donde está ausente EEUU, sirvió para que Raúl Castro ponga en claro la falta de sentido de reanudar relaciones con EEUU si este hecho no implica el fin total del bloqueo criminal que ejerció Washington contra Cuba desde 1962.

Es nuestra intención examinar la política imperialista de EEUU contra Cuba y contra nuestro continente du-rante la Guerra Fría, sus éxitos coyun-turales y su fracaso actual, que puede ser definitivo si acertamos la conduc-ción de nuestras políticas a favor de la satisfacción de las necesidades y del desarrollo de nuestros pueblos.

GUERRA FRÍA E INTERVENCIONES DE EEUU

BLOQUEO: ¿QUIÉN AÍSLA A QUIEN?

La Guerra Fría implicó que las dos superpotencias, EEUU y la URSS, no podían ganar ningún enfrenta-miento directo entre ambas, así, si no se podía ganar un choque en Moscú, Berlín o Washington, se puede chocar a la sombra de regiones más periféricas. Truman, el primer presidente de EEUU al terminar la conflagración mundial en 1945, no tuvo éxito en sus operaciones militares encubiertas, en cambio bajo Eisenhower dos de las tres operaciones para derrocar gobiernos tuvieron éxito: en Irán en 1953 y Guatemala en 1954. Estos dos éxitos realzaron el prestigio de la CIA. El fracaso de la agencia para derrocar al gobierno de Indonesia en 1957-1958 no atenuó su brillo.El derrocamiento de Árbenz aseguró a la administra-ción de Eisenhower que el hemisferio era seguro hasta 1959, cuando Fidel Castro tomó el poder en Cuba. Los Estados Unidos respondieron al desafío de Castro en

la forma en que siempre trató las molestias en su patio trasero: con violencia.Por órdenes de Eisenhower, la CIA comenzó a tramar el derrocamiento de Castro. En abril de 1961, tres meses des-pués del inicio de la presidencia de John Kennedy, 1.300 insurgentes entrenados por la CIA irrumpieron en la Playa Girón. Sólo para rendirse en masa.La derrota de Washington en Playa Girón fue acompañada por la oferta de Castro de negociar mutuamente un modus vivendi entre ambas partes, basada en el respeto mutuo dentro de las notables diferencias entre ambas partes. Atormentados por el temor a una segunda Cuba, los gobiernos de Kennedy y Johnson participaron en ope-raciones encubiertas en varios otros países de América Latina para socavar grupos o gobiernos que consideraban comunistas. Para el final de la administración de Johnson, el espectro de una segunda Cuba en el hemisferio se ha-

bía desvanecido, pero luego, en 1970, Salvador Allende ganó las elecciones presidenciales de Chile. Allende fue un demócrata sincero, pero él era socialista y encabezó una coalición que incluyó al Partido Comunista, y era amigo de Fidel Castro. Para el presidente Richard Nixon y para Henry Kissinger su ascenso a la presidencia fue una bofetada a los Estados Unidos y un terrible ejemplo para América Latina. Ambas actuaron para hacer viable el golpe de Estado fas-cista de Pinochet el 11 de septiembre de 1973.La otra operación paramilitar importante fue en 1975 en Angola, donde Pretoria y Washington trabajaron juntos para aplastar un movimiento de izquierda. Con la connivencia de Washington, las tropas sudafricanas invadieron el país y casi tuvieron éxito en la instalación de los líderes amistosos en Luanda, pero luego 36.000 soldados cubanos inundaron Angola y empujaron a las tropas sudafricanas hacia afuera.

Si el bloqueo fue concebido como una forma de aislar a Cuba, el que terminó aislado fue Estados Unidos, y quien tuvo que aceptar sentarse a la mesa de negociaciones fue Washington, a pesar de haber rechazado esa invitación que le formulara el Gobierno cubano durante medio siglo a partir del fracaso de su intervención en Playa Girón.Además, para colmo de males, el bloqueo no sirvió, como lo reconocieran Obama y el secretario de Estado John Kerry, y enrareció la relación de Washington con sus cada vez más independistas vecinos del sur e inclusi-ve con países europeos afectados, como recientemente ocurriera con Francia y Alemania, por las absurdas san-ciones económicas de una legislación extraterritorial como la Ley Helms-Burton diseñada para perjudicar a Cuba, pero que produce significativos ‘daños colaterales’ en la economía de terceros países.De acuerdo con Carlos Fazio, la diplomacia cubana forzó el entierro de la lógica de guerra fría impulsada por diez sucesivas administraciones de la Casa Blanca, de Dwight Eisenhower a George W. Bush. Y lo hizo sin bajar la guardia.

Obama pasó un mal rato durante la Sexta Cumbre de Las Américas, en Cartagena, Colombia, cuando varios jefes de Estado latinoamericanos insistieron en la necesidad de un cambio en las relaciones bilaterales entre EEUU y Cuba, con eje en principios diplomáticos tan caros como la no injerencia, la autodeterminación y la soberanía de los pueblos y la solución pacífica de las controversias. Es menester recordar que la fortaleza de la Revolución Cubana no radica en su economía, sino en su cultura y su política, y que si resistió sin desmoronarse luego de la desintegración de la Unión Soviética y más de medio siglo de bloqueo no fue por la salud de su eco-nomía, sino por la formidable solidez de una tradición político-ideológica que hunde sus raíces en la guerra de la independencia contra España, en el luminoso magisterio de Martí y en la extraordinaria obra políti-co-pedagógica de Fidel. Pero también cabe señalar que la enorme y sincera solida-ridad de nuestros pueblos y ahora de nuestros gobiernos progresistas con la revolucionaria y digna isla es otro de los factores de fuerza que tiene la Revolución Cubana.

La OEA incluía todos los países de la región menos la isla revolucionaria. La actual Celac comprende todos los países de la región menos EEUU y Canadá. Éste es el gran trayecto que transitaron nuestros pueblos en el camino combativo por su libertad.

Desde el triunfo revolucionario de Playa Girón, Fidel Castro apostó por negociar un modo de convivencia con EEUU que respete las diferencias. Durante medio siglo Washington se negó. Ahora reconoce su fracaso en doblegar a la Revolución Cubana.

Fidel Castro y Nelson Mandela. La solidaridad entre los dos pueblos combatientes es un factor a favor de su fuerza.

rai.tv

AFP

adjete.com

Page 4: Especial Internacional 31-01-15

4 31 de enerode 2015

LOS PROBLEMAS DE LA REANUDACIÓN DE RELACIONES

Creemos no equivocarnos si decimos que Estados Uni-dos es el único país del mundo que tiene no una sino dos políticas migratorias: una exclusiva para Cuba —regida por Ley de Ajuste Cubano y la política ‘pies se-cos, pies mojados’— y otra para el resto de los países.‘Pies Secos’ quiere decir que el cubano que emigra clandestinamente desde la isla hacia EEUU y toca tierra (‘Pie Seco’) es bien recibido y obtiene todas las venta-jas legales para residir en EEUU. En cambio, si es de-tenido en el mar (‘Pie Mojado’) es deportado a la isla. La otra política se aplica a todos los países, que en el caso de los migrantes centroamericanos, mexicanos y caribeños, es de una extrema crueldad, no sólo que no se los recibe como a los cubanos, sino que se los per-sigue como a bestias feroces —aun en el caso de los niños, como nos hemos enterado recientemente— y si llegan a entrar a Estados Unidos, en cuanto se los des-cubre se los deporta sin más contemplaciones.Otro hecho apremiante es la eliminación de Cuba de la lista de países que patrocinan al terrorismo y que año tras año publica el Departamento de Estado. La inclusión de Cuba en esa lista es una maniobra incalifi-cable porque ha sido un país que ha combatido como muy pocos al terrorismo y por otra parte uno de los que más ha sufrido a causa de ese flagelo desde los primeros días de la revolución. Por haber ido a luchar contra esta peste en su madriguera de la Florida, cinco de sus hijos purgaron largos años de injusta prisión en Estados Unidos. No deja de ser una cruel ironía que el que elabora puntualmente esa ‘lista negra’ sea, a jui-cio de algunos insignes norteamericanos como Noam Chomsky, el gobierno de un país que con el paso del tiempo se convirtió en el principal terrorista del pla-neta y santuario y refugio de criminales como Orlando Bosch, Luis Posada Carriles y tantos otros, apañados y protegidos por importantes figuras del Establishment político norteamericano.Pero los problemas son ingentes para esta reanuda-ción de relaciones. Están todos los problemas econó-micos, financieros, el intercambio de tecnologías, me-dicamentos, alimentos, viajes, turismo, etc., etc.

CONCLUSIONESFidel Castro fue muy claro al declarar: “No confío en la política de Estados Uni-dos ni he intercambiado una palabra con ellos sin que esto signifique, ni mu-cho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos o peligros de guerra. Defender la paz es un deber de todos. Cualquier solución pacífica y ne-gociada a los problemas entre Estados Unidos y los pueblos o cualquier pue-blo de América Latina, que no impli-que la fuerza o el empleo de la fuerza, deberá ser tratada de acuerdo con los principios y normas internacionales.El presidente de Cuba, Raúl Castro, urgió a Washington, en la cumbre de la Celac en Costa Rica, que ponga fin al bloqueo económico aplicado hace más de 50 años contra la isla, advirtió que de lo contrario el restablecimien-

to de relaciones diplomáticas “no ten-dría sentido”Señaló que en las pláticas en la capital cubana se pudo avanzar “porque nos tratamos recíprocamente con respeto, como iguales. Para seguir avanzando, tendrá que ser así”.Castro dijo que Cuba desea tener una “convivencia civilizada” con Estados Unidos, basada en el respeto a las di-ferencias y en la cooperación, pero sin que ello signifique “negociar aspectos de nuestros asuntos internos absoluta-mente soberanos”.“Esto no será posible mientras exista el bloqueo, no se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la base naval de Guantánamo, no cesen las transmi-siones radiales y televisivas (de Radio Martí) y no haya una compensación

justa a nuestro pueblo por los daños humanos y económicos que ha sufri-do”, subrayó.Castro se refirió a las medidas anuncia-das por el presidente Barack Obama respecto de la isla, a las que calificó de “limitadas”, ya que persisten prohibi-ciones a Cuba sobre los créditos y en el uso del dólar en las transacciones financieras internacionales.También se impiden los viajes turísticos de norteamericanos a Cuba, los viajes por vía marítima y se prohíbe adquirir en otros mercados equipos y tecnolo-gías con más del 10 por ciento de com-ponentes norteamericanos, resaltó el gobernante.Como se ve, la lucha continúa, pero ya a otro nivel y con otras herramientas menos violentas.

Fidel Castro junto con el fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez. Ambos impulsaron la fundación de instituciones de ayuda y cooperación entre países latinoamericanos.

Fidel Castro dirigió con éxito la primera revolución del continente. Con el surgimiento de nuevos procesos revolucionarios, Fidel fue compañero y fiel consejero para los nuevos dirigentes revolucionarios.

sensusno

vus.ru

AFP