N°4/Mayo 2011

EL ESQUIZOIDE

Especial Semana de la Cultura...

Perro.

Editores: Pablo Oyarzo, Joaquín Grez

Mansilla. Colaboradores: Constanza Retamal, Colombo, Julio Farías, Álvaro Sánchez Serrano, Nicolás Copano, Cristián Iturriaga Sequel, Cami Carvallo, GLB, Pancho Martínez, Sócrates o quizás Homero.

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Estimados lectores: Queremos hacer algunas aclaraciones. Sabemos el enorme impacto que han generado nuestras publicaciones de los meses anteriores, no desconocemos las toneladas de correspondencia que recibimos de nuestros fans, tenemos conciencia del amor de nuestro público. Nos hacemos cargo de nuestra fama, pero es necesario dejar en claro que no somos sólo caras bonitas y también tenemos la obligación de decir cosas importantes. Hoy está quedando la cagá. Y ya era hora. El mundo ciudadano, vehemente, está expresando una disconformidad que no se reduce a una o dos situaciones específicas como algunos tienden a pensar. Su exaltación da cuenta de un descontento generalizado, que venía gestándose quién sabe desde hace cuanto tiempo, para con la forma en que se abordan y han abordado sistemáticamente las cuestiones en nuestro país (y más ampliamente, en la sociedad mercantil). Las recientes marchas contra el proyecto energético en la Patagonia, así como las expresiones estudiantiles y sociales respecto a una educación superior subsumida bajo el yugo de la lógica del lucro, parecen ser, bajo el punto de vista de estos quizás rezagados editores, manifestaciones sintomáticas de una crisis de un mayor calibre, relacionada con la estructura social tal cual ha sido, y está siendo. El disgusto generalizado da cuenta de otra situación acaso más encomiable: estamos comprendiendo que vivir en una democracia no tiene que ver solamente con el depósito, de cuando en vez, de un papel confort en una urna política. No, la participación democrática es la libre expresión de voces sobre cualquier tema que las involucre, y nosotros, ya sea de manera tranquila o exaltada, no hacemos más que ejercer nuestro derecho (y deber) a decir lo que pensamos sobre cuestiones tan vergonzosas como las que actualmente están ocurriendo. Esto es cultura, y esto es lo que tenemos que celebrar esta semana. Un pueblo empoderado no es algo que se vea todos los días, y cada vez que sucede debemos valorarlo. Una sociedad que se hace cargo de sí misma y es capaz de ser crítica con sus instituciones es el primer paso al desarrollo que tanto anhelan todos, o quizás no todos. Es de esperar que existan resistencias frente a movilizaciones de este tipo, es natural que haya más de un interés contrario a la mayoría, pero no debemos dejar que sea el miedo el que gobierne el actuar del pueblo. Hay tiempos en los que se da la oportunidad de hacer algo distinto, y somos nosotros, las generaciones jóvenes las que tienen que atreverse a dar el paso para romper con la inercia del sistema desgastado que heredamos. Sólo así hacemos cultura de verdad.

Güisín y Llandel.

editorial ¿Y qué hubiera dicho Pericles? “Ya cabros! quien dice que si? 20, ya perfect, vayan. Quien dice que no? 10,

perfect se quedan! Asi es la democracia po…” jajaja en fin.

Todos los seres: seres racionales, seres sociales, seres recursivos, seres

sexuales, seres gregarios, seres corporeizados (le tinimo’ de to’) y a la hora de

la democracia, calabaaza, seres egoístas y/o/u (des)interesados. En fin…

marchar o no marchar, esa es la pregunta. Y sí y no po, si todo es relativo.

Estamos llegando a pensar que muchos de los psicólogos se quedaron en el

metro, el 12 de mayo a las 11:30 am porque, en tanto seres intencionales,

pensaban ir a la marcha, pero en tanto psicólogos se quedaron pensando dos

horas y media los pro y los contra de ir o no ir; la complejidad, lo cosa y que la

representación en vez de la enacción, y quien sabe po; tal vez Pericles.

Ya po Pericles, tu qué hubieras hecho?

Pericles: Ό νους εςτιν αυλοςνουςεςτιν αυλος ους εςτ αυλοςους εςτιν

αυλοςςεςτιναυ. Γιε μ', που 'σουν χτες, πού 'σουν προχτές, που 'σουν την

άλλην νύχτα; Μήνα με τ άστρι μάλωνες, μήνα με το φεγγάρι, μήνα με τον

αυγερινό, που 'μεστ' αγαπημένοι; - Μήτε με τ' άστρι μάλωνα, μήτε με το

φεγγάρι,μήτε με τον αυγερινό,

Bueeena!

Sócrates…. O quizás Homero.

MARTES

Inicio con radio CEPS "Música latinoamericana" y almuerzo entretenido. MIERCOLES

Charla de Gissi a las 13.00 hrs en la N12 sobre psicología y cultura JUEVES

Festival de sociales "Violeta Parra" a partir de las 16hrs en renzolandia

Itinerario Cultural:

Cultura en 100 palabras.

El deber de la opinión

Nadie ignora la convulsión social que se ha gestado durante las últimas

semanas en relación a diversos temas de la coyuntura nacional. Lo más

probable es que muchas de las páginas aledañas a este escrito también

tengan por contenido alguna reflexión relacionada, y a raíz de esto,

algunos piensen en lo tediosa que resultó

ser esta edición del Esquizoide por

monotemática, roja, seria o cualquier otro

argumento. Quizás sea cierto, quizás

sólo estemos replicando el pataleo

generalizado de una sociedad que no

sabe lo que le conviene y se entretiene

hinchándole las pelotas a los que sí lo

saben. Cualquiera sea el caso, sepamos

o no lo que estamos haciendo, tengamos

la razón, o estemos siendo cómplices de

la destrucción de Chile, es nuestra

obligación manifestarnos y decir lo que

pensamos. La opinión no debe ser derecho exclusivo de “los que

saben”, después de todo… ¿Quiénes son ellos? ¿Políticos que

someten la eticidad de sus acciones a la conveniencia electoral?

¿Tecnócratas alienados sin noción de la profundidad humana de las

crisis? ¿Académicos con pánico a la política? ¿Famosillos lo

suficientemente informados para escribir columnas de opinión o en

algún blog? No, la opinión es un deber de todos los involucrados, nadie

debe dejarse amedrentar por los criterios de validez de una elite

intelectual desgastada y pasada a caca. Después de todo, esa es la

gracia de la democracia: la relevancia fáctica de la voluntad colectiva.

Sabemos bien que la mayoría de los chilenos no está conforme con la

manera en que se están haciendo las cosas. Es, entonces, éste el

momento en que debemos reafirmar los profundos valores

democráticos de los que nos jactamos. Levantar la voz de la mayoría

maleducada y disconforme de Chile para, no sólo hacer valer nuestros

derechos, sino cumplir con nuestros deberes como ciudadanos. La

pasividad es a la larga una complicidad con las decisiones equivocadas

que se toman y con las que no se toman pero deberían. El silencio es

sólo otra manera de evadir responsabilidades. Nuestra carrera no

puede seguir inmóvil, como estudiantes de Psicología tenemos cosas

que decir y aportar, no dejemos que se nos pase esta oportunidad de

generar un cambio de peso en el país y en nuestra propia universidad.

Pablo Oyarzo.

Crónica de la Muerte de un Clínico

Desde que comencé a hacer la práctica, me empecé a sentir un tanto decepcionado de

mi profesión. Nada que tenga que ver con el ejercicio de la psicología clínica o la

frustración del poco avance de los pacientes, sino que una decepción del sistema en el

que nos encontramos. En mi lugar de práctica me di cuenta de cómo el sistema se

sustenta de psicólogos en práctica para tratar a la enorme cantidad de pacientes que

acuden a la salud pública, y para hacer psicodiagnósticos (los cuales, los profesionales

del lugar no se dignan a hacer). ¿Y cuál es el problema?, hay un problema económico

de oferta y demanda. Existen TANTOS psicólogos, que el sistema da para que los

Hospitales, COSAM y Consultorios tengan una rotación de practicantes, y contraten la

menos cantidad posible de profesionales (lo que significa menos posibilidades de

trabajos después de egresar).

Y posteriormente a eso, está el mayor insulto de todos: no sólo existen múltiples

asociaciones que te invitan a trabajar gratis. Sino que existen las “pasantías”, que no es

nada más ni nada menos que pagar por trabajar en un lugar. Sí, exactamente, la oferta

de psicólogos es tan grande que la gente está dispuesta a pagar en vez de que le

paguen por trabajar. A mi parecer, y con el espíritu de una persona que pasó por

ingeniería comercial en el cuerpo, me parece UN INSULTO.

Al comentar en supervisión aquella situación, me encontré con mi supervisora y mi

compañera de supervisión avalando este sistema. Ella se ponía bajo el argumento: “Si

yo no tengo experiencia como terapeuta, no podría cobrar por mi trabajo”. En mi opinión,

y con todo respeto hacia ella, a mí me parece que eso es no valorar el propio trabajo, y

por ende, no valorarse a sí mismo. He estudiado varios años para ser psicólogo, he ido

yo mismo a terapia, he dedicado los años de mi vida a entender cómo funciona el ser

humano, desde el romanticismo más profundo con Freud y Schopenhauer, siendo

guiados por fuerzas que no podemos controlar, hasta la visión empoderada del ser

humano autorrealizado en Maslow y el superhombre de Nietzsche.

Y he contactado con los pacientes, se han generado cambios en los pacientes, los

cuales no me adjudico, pero el trabajo terapéutico ha ayudado a que se produzca.

Dado todo lo anterior, estando en un sistema tan falto de respeto hacia el terapeuta,

pensé: “Esto fue un gran error, debería haberme ido a laboral”. Sin embargo, no me

arrepiento de hacer hecho la mención clínica, ha sido una gran experiencia. Pero la

política de que “es una experiencia impagable”, no me deja conforme.

¿Cuál es la luz de esperanza de este escrito?, hoy al comentar con una persona de

Magister, que egresó hace varios años de pregrado, me contó que se desarrolló como

clínico, y que pudo conseguir efectivamente trabajar en un lugar pagado, al tiempo que

trabajaba en un lugar sin paga, pero ganando experiencia y haciendo contactos.

Pero como dijera Nietzsche con respecto al mito de Pandora: “La esperanza es el peor

de los males, pues prolonga el tormento de los hombres”.

GLB

Si usted me cuestiona por ello, yo le invitaría a dar un paseo por las

calles de la ciudad. Lo instaría a echar un vistazo alrededor y apreciar

los edificios, sus anuncios coronándolos, los motores creando el

trasfondo que resuena en nuestros oídos y las personas que

protagonizan esta obra. En primer lugar, le indicaría el asfalto que nos

sustenta y separa nuestros pies de la tierra y, a su vez, la suela de

cuero que separa nuestros pies del asfalto. ¿Le apetece un café?

Recaigamos e instalémonos en un rincón de la avenida, junto al

azucarero, a los cubiertos metálicos y ese aroma que pertenece a otras

latitudes, esas de las fotografías y la televisión; porque sí, lo único que

hicimos fue cambiar un papel y unas monedas por esto, y por una

conversación sobre economía, literatura, ciencias y arte. Pero ¡vamos,

no nos quedaremos en esto! Ni los coats ni todo lo gentleman evitarán

que nos embriaguemos, estableciendo compadrazgo por doquier, sin

miramientos de esto o estotro, por que en el trago somos quienes

somos.

Ahora, que estamos en confianza, le invitaré a dar un paseo por los

caminos que hay allende de la ciudad, en donde la urbe imprecisa sus

límites acercándose al horizonte y el cielo se torna de otro color.

Afírmese de mí, ya que podrá apreciar que no hay asfalto ni zapato que

nos impida sentir la humedad de la tierra y las cosquillas del pasto; aquí

no hay edificios, hay cerros y cerros que conforman las vértebras de Los

Andes, de norte a sur, coronados por cóndores y sigilosas nubes, en

donde el viento ulula creando el trasfondo que resuena en nuestros

oídos. Acá no hay protagonistas, porque no hay obra. No podemos

moler este grano ni esta caña para beber café; porque sí, bote sus

billetes y monedas que acá no hay ni economía, literatura, ciencia ni

arte para platicar. Como ya estará pensando, incluso es imposible que

usted y yo estemos realmente aquí…

¿Que me reitera la pregunta inicial? Aquí hay un espejo. Aprecie su

imagen. Aprecie la mía. ¿Nota la diferencia entre mis largos e

imbricados cabellos y los suyos, escasos, casi imberbe? ¿Advierte

usted que ser mamífero es llevar un par de pechos a la vista y no aquel

sostén o camiseta? ¿Se da cuenta de que mis manos son distintas, de

que difícilmente puedo caminar en dos patas y que no conozco aquello

que llaman “voluntad”?

Es más, ¿se ha preguntado siquiera cómo es que puedo estar

hablándole?

Pero después de todo esto, por favor nunca piense que un mejor mundo

érase antes de que se irguiera, alzara la vista y conquistara las

praderas, los mares y las montañas; domeñara a sus pares y

domeñárase a sí mismo. Nunca piense que en este mundo existía la

justicia, el amor, la belleza y la bondad. Nunca piense que todo este

pasado fue un bello sueño al que le sobrevino un repentino despertar,

acaecido el día en que en un planeta lejano, en un ínfimo momento del

Universo, una criatura se alzó y se llamó a sí misma “hombre”.

No, porque jamás nada de eso existió y no vio su llegada al mundo si no

cuando usted mismo llegó a este; ya que usted llegó a valorar y nombrar

las cosas: en el pasado no fue el paraíso, tiempo futuro fue mejor, así

que…

Entonces al despertar se me vinieron a la mente las palabras del poeta:

“La moda pasa de moda, pero el hombre seguirá desnudo, como al

principio de los tiempos”

A las cuales contesté: “sin moda, no hay hombre”...

Colombo.

Mi Malestar en la Cultura ¿Qué es la cultura?

Cagazo Evolutivo

Estimados y estimadas, hagamos un ejercicio imaginativo:

Imaginemos que existe cierta especie animal en la naturaleza a la cual

llamaremos “Homo aweonadus”. Al observar su comportamiento, nos

damos cuenta de que tiene características muy particulares. Lo primero

que salta a la vista es que esta especie parece haber encontrado la

manera de reproducirse en cantidades estúpidas. Lo segundo es que

los weones que integran esta especie viven en forma cada vez más

pajera, gastando menos energía suya y más de la naturaleza.

Sin embargo, lo que más llama la atención es que, a pesar de que el

lóbulo frontal de estos especímenes indica que poseen pensamiento

racional, pareciera que los weones no se han dado cuenta de que, para

lograr esas dos cosas que dijimos antes, han hecho bolsa el planeta.

Ahora bien, esta wea ha pasado por distintos niveles de imbecilidad.

Hubo un tiempo en el cual por lo menos eran activos los weones y

cuando se piteaban los recursos naturales de un lugar, se movían a

otro, dejando que los que se habían piteado se recuperaran un poquito.

En cambio, desde hace unos cuantos miles de años (no sé cuantos y se

me acabó el tiempo para averiguarlo porque tenía que entregar el

artículo), el Homo aweonadus se avispó; se dieron cuenta de que

asentándose en un lugar y agotando los recursos de los alrededores

podían vivir más y mejor (pa eso sí usaron el lóbulo frontal).

Entonces, ¿Qué se puede pensar de esta especie tan particular que nos

hemos imaginado? Lo primero que viene a la mente es que es una

especie más desadaptada que la cresta, porque usan su inteligencia

para construir cosas para vivir más, como centrales hidroeléctricas en

zonas naturales de países “en vías de desarrollo”, pero no se dan

cuenta que, con ese ritmo, no van a durar ni ellos ni su ecosistema (que,

para efectos prácticos, es todo el mundo).

¿Qué pasó acá Darwin? A raíz de todo lo que hemos dicho (y de un

montón de otras weas que por espacio no se puede poner aquí) se

puede concluir que, si la existencia del Homo Aweonadus no fuera parte

de nuestro ejercicio imaginativo, entonces sería un CAGAZO

EVOLUTIVO.

Por Pancho Martínez.

Gases lacrimógenos en Chile

Con un tema tan en boga es necesario que quienes sabemos de ello, lo

comentemos con los menos iluminados para hacer información contra la

desinformación que nos entregan los medios.

El gas lacrimógeno que se usa en Chile no es un secreto, se compone de 4

tipos de gases, los llamados CS, CN, CR y gas pimienta. Los tres primeros

tienen una toxicidad creciente, clorobenzilideno malononitrilo (CS), 2-

clorobenzalmalononitrilo (CN) y dibenz[b,f][1,4]oxazepina (CR), además de

tener nombres terroríficos, causan desde irritación en las mucosas, ceguera

temporal y hasta la muerte en altas dosis. Estos son polvos que pueden

permanecer hasta un mes en el suelo y por ser órgano clorados tienen una vida

media de 60 días, o sea se excreta la mitad del compuesto químico recién a los

dos meses desde la exposición. Estos compuestos no pueden ser usados en la

guerra por los tratados de ginebra y no están certificados por la OMS (como

algún carabinero de rango les acostumbra decir a los periodistas). Sus

mecanismos de acción son principalmente dos, por un lado, penetran fácilmente

la barrera hematoencefálica (entran al cerebro) estimulando directamente al

nervio trigémino que está encargado de la sensibilidad de las mucosas y la

cara, nos hacen llorar por acción sistémica y no por contacto. Por otra parte

estos químicos son asfixiantes, provocando una liberación exacerbada de

adrenalina, lo que genera confusión,

desorientación, dolor de cabeza,

angustia, mareo, entre otros

síntomas. Se ha demostrado

que estos químicos también

Provocan detención del ciclo

celular e inducen un proceso de

suicidio celular llamado apoptosis

a muy bajas dosis. También está

demostrado que generan abortos

espontáneos. Como muchos

químicos, los efectos sobre nuestro

cuerpo están poco explorados, pero se puede presumir que provocan

enfermedades neurodegenerativas como el párkinson y alzhéimer, infertilidad,

cáncer pulmonar, detención del desarrollo del sistema nervioso fetal,

inmunosupresión y se pueden imaginar lo traumático que es para la psique

exponerse a cambios físicos tan brutales. Aunque algunos piensan que el limón

puede ayudar y el amoníaco despejar las vías pulmonares, no existe un

antídoto para la intoxicación por lacrimógenos.

Esperando que la suspensión de estos gases pase a ser eliminación total de su

uso, se despide atentamente:

Julio Farías Jara

Estudiante de Química y Farmacia 5to año.