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Estado, globalidad o comunidad:
unto de encuentro con el siglo xxt
Pero el entendimiento, vencido por la inmensa cantidad de imágenes y de sus múltiples especies,
se siente pobre en la abundancia, se mueve sin saber elegir un rumbo fijo, y nada ve por mirarlo todo.
KARL VOSSLER
En la tra nsición entre siglos es posible identificar las formas sociales que entrarán en juego. Al iniciarse el siglo XIX era
vis ible la obsolescencia del antiguo régimen absolutista, la república aparecía en romo a las nuevas naciones que habían surgido desde fi nales del siglo XV III , mientras que otras comenzaban su vida independiente brotando desde las entrañas de imperios en decadencia, rodas co n un a tarea común: la co nstrucción de un Es tado nacional.
El paso rumbo al siglo XX fue también de defini ciones . En 1901 muere la rei na Vicroria, nueve años después fa llece también su sucesor Eduardo VII . Para ambos sepelios se convocó a toda la realeza, siendo los últimos momentos de una nobleza agóni ca, puesto que después de las exequias las testas coronadas caerían en su mayoría tras la Gran Guerra o quedarían subordinadas al parlamento y al nuevo orden constirucio nal. Por fin aires republicanos conformaba n al nuevo Estado, adyacente a las ideologías que lo acompaña rían co mo las teo logías civ iles que darían apellido a los nuevos regímenes que se habrían de in staurar. En es ta línea en 1936 Karl Mannheim ya apuntaba en torno a las corrientes histó-
* Profesor titu lar del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana-lztapalapa. Becario en el Centerfor Latín American Studies, University of Pittsburgh.
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rico políticas del siglo XX: el conservadurismo burocrático, el h istoricismo conservador, la democracia liberal y el fascismo, a las que habría que agregar el marxismo soviético. 1
En este cri so l avanzaron tres grandes expresiones polít ico económicas : el imperialismo, los es tados nacion ales y el colonialismo . El primero se ría el acto r dominante y su costo se expresa ría en dos guerras mundi ales y un largo periodo de guerra fría . En medio de es tas situaciones los nuevos estados nacionales quedaban sometidos a los vaivenes del exterior, mientras que las colonias co nstituidas al margen de su compos ición culrural se dist ribuían de acuerdo co n las fronteras de las áreas de influencia de las potencias dominantes, las cuales jamás entendieron las identidades y las contradi cciones contenid as en la geopolítica que habían impuesto.
El inicio del siglo XXI no está exento de las form as sociales que dominaron el siglo pasado, las cuales guardan relación de continuidad y discontinuidad: el viejo imperialismo ha derivado en globalidad, pero no bajo la dirección del Es tado, sino bajo el dominio del mercado que impone formas de integración multinacional y reglas más allá de los límites de lo estata l.
El estado del bienes tar, producto de las crisis capitalistas y de la posguerra bajo la divisa del desa rro llismo, ha declinado por el peso del es tanca miento, resultado de la cri sis fi sca l del Estado, la imposibilidad de cumplir las promesas populistas, la pérdid a de potestad de l apa rato de dominación sobre su propi a población cada vez más plu ra l, la emergencia de
1. Karl Mannheim, Jdeo/ogy and U tapia, Harvest Books, Nueva York, 1936, pp. 192-248.
sus identidades y, por tanto , cada vez representando menos
y con una racionalidad más limitada , pa ra controlar el pre
sente y garantizar su continuidad futura.
Hoy el mundo colonial se ha extinguido, pero sus con
secuencias son plenamente vigentes. El colonialismo buscó
borrar toda cultura ajena al occidente dominante nega ndo
las identidades, excluyendo la pertenencia, imponiendo otras
creencias y reprimiendo a quienes plantea ron la resistencia.
El punto de ruptura estuvo a mediados del siglo XX cuando,
con el triunfo aliado, la idea de libertad se transformó en in
dependencia; se trató de un proceso radical de recuperación
y la fuerza de es tos movimientos se tradujo en violencia. En
este sentido, Jean Paul Sartre escribió en 1961:
Mientras ex istió la condición de indígena la impostura no se
descubrió ; se encontraba en el género humano una abstracta
formulación de universalidad que servía para encubrir prácticas
más realistas: había, del otro lado del mar, una raza de subhom
bres que gracias a nosotros en mil años quizá alca nzarían nues
tra condición. En resumen se confundía el género con la elite
[ ... ]Nosotros hemos sembrado el viento, él es la tempestad .
Hijo de la violencia, en ella encuentra a cada instante su hu
manidad: éramos hombres a sus expensas, él se hace hombre a
expensas nuestras . Otro hombre: de mejor calidad. 2
Sin embargo, el mito del hombre de mejor calidad no fue
lo que trajo consigo la violencia , porque la que se empleó para
alcanzar la independencia no se tradujo en libertad , sino en
expresiones terribles de autoritarismo. El nuevo Estado no lo
gró plantearse la democracia, sino que derivó en autocracias
que las viejas metrópolis aceptaron como intermediación para
la permanencia de sus intereses. La corrupción se enseñoreó.
La participación social se diluyó en demagogia. El anhelo de
un nuevo orden no cuestionó la exigencia de que fuera un or
den justo. La extrema concentración de la riqueza de la nueva
élite ignoró la miseria evidente de las grandes mayorías, y la
intolerancia unida a los viejos agravios se sumó hasta derivar
en emigraciones masivas en busca de pan y oportunidades.
En ese entorno, el nuevo siglo penetra en busca de las for
mas que han de prevalecer, y tanto la globalidad como el Es
tado o las comunidades se concentran sobre el presente y lo
desgarran, pues no encuentran ángulo de compatibilidad.
La primera opción busca una relación de presente a futuro
según mecanismos de integración, con una cultura común y
formas de dominación que irían más allá de los mecanismos
estatales. El Estado busca restaurar la potestad de sus mejo
res tiempos, por lo que incluso acude a los aventureros de la
política con sus mitos de co rte populista, y las comunidades
2. Jean Paul Sartre, "Prefacio", en Frantz Fa non, Los condenados de la Tierra, Colección Popular, Fondo de Cultura Económica, México, 1965, pp. 22-24.
van al reencuentro de un pretérito muchas veces milenario,
en el que, por negac ión a l presente, se idea liza el pasado.
Pero en los tres casos los procesos avanzan de manera si
multánea en direcciones opuestas, contradictorias entre sí,
con medios y métodos distintos (véase la figura).
CONJUNTO S QUE ACTÚAN SOBRE EL PRE SENTE
Global1dad
Estado Comunidad
En sí, cada opción busca generar su propia dinámica y com
prometer a sus actores; sin embargo, una característica propia
de es te tiempo es la existencia de una vasta mayoría expectante
que no pa ,·ece interesada en opción alguna, que mantiene su
cotidianeidad como si ésta fuera perdurable, y busca en medio
de un presente vertiginoso operar en forma reactiva , lo que la
lleva a no tener más idea del futuro que la continuidad del pre
sente. El punto central es que mientras las minorías intensas
y las élites buscan garantizarse en estas vías su visión de futu
ro, aun dentro de la idea comunitaria, la mayoría expectante
parece estar de espaldas al pasado y al futuro.
De la figura se derivan los conjuntos globalidad, Estado y
comunidad que actúan sobre el presente , representado por la
intersección de los tres círculos. La relación entre el Estado y
la globalidad aparece mediada por una situación que va des
de la negociación entre actores estatales con las corporaciones
transnacionales, hasta el enfrentamiento entre estos dos entes.
La intersección entre el Estado y la comunidad va desde los
mecanismos de integración de minorías hasta la resistencia al
Estado por una postura radical de defensa de la identidad. Fi
nalmente , la relación entre comunidad y globalidad va desde
la marginalidad hasta la violencia terrorista . En cada caso las
intersecciones representan formas de violencia que van desde
el ámbito simbólico hasta el enfrentamiento radical.
En sí, el conflicto parte de las contradicciones entre élites
frente a minorías intensas. Por un lado los grupos reclaman
una sobredemanda al Estado, el cual tiene una limitada oferta
institucional. La globalidad se muestra cada vez más selectiva
frente a sus posibles beneficiarios en materias como empleo,
ingreso, acceso a la información y capacidad de decisión . Y por otra parte, el mundo comunitario busca escindirse no sólo
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de la modern idad, a la cua l opone los mitos de su n·adición,
sino que desde la misma marginalidad genera sus respues tas
de rechazo pleno. Todo esto corre simultáneo a una cada vez
más creciente masa expec tante que no parece identifica rse y
menos comprometerse con ninguno de los ex tremos, por lo
que la opción de los radicales es incluir al indiferente en el nú
cleo de sus enemigos, pues en esa lógica nadie es inocente, sino
responsable directo o indirecto de sus infortunios.
A partir de lo anterior, la lucha corre en los márgenes en
tre la modernidad y la tradición, y la defensa de los espac ios
va paralela a los procesos que cada una de estas instancias
desa rrolla en su interior y que, para su mejor comprensión,
ex igen un análisis por separado.
EL ESTADO
El poder es la capacidad de obtener los resultados que uno quiere, y en caso necesario, de cambiar
el comportamiento de otros para que esto suceda JOS EPH NYE
El Estado fue pa ra los siglos XIX y XX no sólo la platafor
ma institucional de dominación, si no el representante y
contenedor del mundo social, a ta l grado que en más de un
momento el inte rés del Estado se impuso no sólo sobre el individuo, sino sobre el conjunto social, teniendo como más
sólida expresión la razón de Estado y, después de la segunda
guerra mundial , la seguridad nacional.
Hoy en día la transición de la pluralidad, inherente a
toda sociedad, obliga el paso al pluralismo, que supone una
adhesión a la diversidad, derivando a dos vertientes: la pri
mera supone un nuevo pacto social de tolerancia e igualdad
jurídica bajo formas incluyentes y organizaciones no guber
namentales, con gra n capacidad de aglutinar demandas y
reclamar autonomías ; la segunda se aproxima m ás al recla
mo y a recuperar su tradición e identidad .
En este punto cabe destacar la nueva concepción de lo pú
blico, categoría que fue durante el siglo XIX, y parte importan
te del XX, esfera exclusiva de lo es tatal, que bajo la exigencia
de control sobre un Estado cada vez más complejo reclamó la
idea misma de su tecnificación, llevándola simultáneamente
a separar de sí sus instancias deliberativas, pues su exigencia
funcional reclamaba decisiones cotidianas e inmediatas. 3
En ese marco deliberativo se enmarca hoy el espacio de
la sociedad civil, que rápidamente transforma en una visión
ampliada a lo público, entendido como el espacio común de
3. Iris Marion Young, " Teoría política : una vis ión general", en Nuevo manual de ciencia política, tomo 1, Ediciones Istmo, Madrid, 2001 , p. 713.
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lo soc ial, por lo que las organizaciones no gubern amenta les
(ONG) se generalizan y plantean como demandantes del Es
tado , abriendo con ello un cuestionamiento que comienza en
los recla mos ciudadanos y va trascendiendo hasta la crítica
del proceso mismo de gestión esta tal. Todo ello lleva a exigir
la transparencia, pero también dificulta generar acuerdos y
decisiones con los actores de la globalidad. Esto a su vez trae
consigo el propósito de quienes dirigen las ONG de transformar
lo no gubernamental en plataforma para aspirara la dirección
del Estado. Ya que desconocen és te, en un eventual arribo de
estas fuerzas al gobierno no queda claro si podrán cumplir con
sus compromisos mediante el aparato estatal tan tecnificado,
pues fue construido en torno a otras finalidades.
Del paso de una sociedad tradicional a la modernidad y
la transformación de la cultura de pluralidad a pluralista se
derivan las formas actuales de Es tado y su idea de seguridad,
las cuales parecen ubicarse en torno a los cuatro ejes que se
ilustran en el recuadro.
A cada forma de Estado corresponde un tipo particular
de dominación y por tanto una idea de aseguramiento de su
permanencia que se presenta como una doctrina de la segu
ridad nacional. Sin embargo, no obstante todas las medidas
que cada forma estatal plantee, el hecho es que el nuevo siglo ha introducido factores de entropía en rodas las formas que
se han traducido en su decadencia y cuestionamiento, sin
que parezca haber mecanismos de retorno al pasado u op
ciones de mejoramiento futuro. Ello plantea el dilema hacia
la idea de comunidad o globalidad como formas antitéticas
que se mues tran como opciones frente al probable colapso
del Estado nacional tal como hoy se conoce.
Es importante partir de la idea de que la decadencia de lo
estatal se vincula a formas de violencia, tanto por parte de las
fuerzas que buscarían la conservación de las viejas estructu
ras sociales, como aquellas que buscan su restauración. As u
vez las fuerzas que niegan la dominación van más allá de la
resistencia pasiva y se enfrentan a las formas impuestas, no
en busca de una negociación o arreglo, sino en la afirmación
de una identidad, o bien en la búsqueda de incorporación y
reconocimiento en las sociedades globalizadas donde lacre
ciente emigración las ha conducido.
Para el caso de las sociedades que no rebasa ron la plu
ralidad y por tanto no alcanzaron el pluralismo, 4 la única
forma de enfrentar la diversidad fue ofrecer una opción au
toritari a y vertical que permitía incluir a todos como subal
ternos y sujetos a la tutoría de hombres o instituciones; pero
al entrar en el nuevo siglo y estar expuestas a la apertura de
4. Giovanni Sartori, Teoría de la democracia, Alianza Ed itorial, México, 1991, pp. 133-138.
LAS FORMAS DE ESTADO EN LA TRANSICIÓN AL SIGLO XXI Y SU IDEA DE LA SEG URIDAD NACIONAL
Sociedad Cultura Pluralidad Tradicionalismo Modernidad
Existencia de una diversidad social bajo un modelo muy rígido en su diferenciación yen la verticalidad autoritaria de sus ordenanzas, donde los actores centrales son el Estado nacional y las figuras que detentan su dirección, por lo que la decisión es exclusiva de las élites.
Alianza entre élites en torno al caudillo o a un presidencialismo despótico, por lo que la seguridad nacional es tan só lo la defensa de una alianza de las figuras que giran en torno a la figura dominante; de ahí que incluso el disidente sea visto como un actor que ha de combatirse. El peligro se presenta cuando esta forma de ejercicio del poder unipersonal cae en crisis.
En este periodo se plantea una modernización del autoritarismo . El concepto de seguridad nacional gira en derredor del ambiente que priva en el marco internacional, y en el ámbito de las fuerzas armadas se estructura una renovación en el plano de la organización y la tecnología, no afectando la base doctrinaria ni el sistema de alianzas que tan sólo incorpora a los sectores modernizantes emergentes, por lo que su base de sustento es un pacto político mi litar. En esta visión la seguridad nacional se entiende como situaciones que rebasan la capacidad institucional, por lo que deriva en restauración.
Pluralismo Reconocimiento de la diversidad y adhesión a la misma, lo que ob liga a que la fase deliberativa y de negociación que antes se ventilaba sólo dentro del Estado tenga que hacerse ahora entre las diferentes instancias, lo que lleva a que se vuelva más compleja y por tanto rebase los limites de lo estatal y se coloque en el marco de la sociedad civil, al tiempo que aparece un vasto sistema de acuerdos tendientes a la igualación de privilegios de las grandes corporaciones en materia energética, fiscal, laboral, de telecomunicaciones, comercio y tecnologías, lo cual genera profundas contradicciones entre sociedad civil, Estado y globalidad.
Este periodo de transicrón se ca rac teri za por el ascenso de una nueva clase pol ítica muy dividida, pero el aparato institucional se mantiene en el pasado por lo que no hay correspondencia entre intencionalidad y viabilidad, ni entre dirección y ejecución. En este momento no hay claridad plena en los referentes de la seguridad nacional, y las fuerzas armadas actúan como espectadores, con el riesgo de ser rebasadas por coyunturas que pueden afectar la gobernabilidad; todos los pactos en este periodo son coyunturales. El énfasis en este periodo es la exigencia de reconci liación entre actores irreconciliables y la exigencia de perdón como olvido del pasado.
La democracia supone pactos entre fuerzas e intereses que se traducen en acuerdos de corto plazo, lo que representa una complejidad creciente para definir constantemente el nuevo punto de equilibrio que defina el concepto de seguridad. En éste las fuerzas armadas participan no sólo en un proceso acelerado de cambios que se inician a pa rtir de un pacto cívico mili tar en defensa del nuevo régimen, sino que se ven involucradas en las consecuencias derivadas de los conflictos en tre sociedad civil y Estado, entre sociedad civil y resistencia a la globalidad y entre Estado y globali zación.
Fuente: elaboración del autor.
nuevas influencias se colapsan por su incapacidad de generar una propuesta al tern ativa o evolucionar a formas de ma
yor complejidad. En el caso de la relación entre tradición y pluralidad , el
factor de cohes ión es la figura auto ritari a y al carecer de ella,
las élites se dividen, la cohes ión social sometida por la verticalidad pierde su punto de equilibrio y la violencia apare
ce como único mecanismo de imposición de una voluntad. Sin embargo, aun bajo la violencia extrema la capacidad de control está perdida, los antiguos dominadores han sido re
basados, los vencedores ti enen que admitir que se comienza a reinar sobre la nada , por lo que el refugio frente a la tradi
ción perdida es la búsqueda de un pasado idea lizado, tanto el de un Estado y un presidencialismo fuertes, como la visión comunitaria utópica y lejana que carece de referentes.
Para los que buscaron el camino de la modernización del autorita ri smo, tienen ante sí el dilema de res taurar lo que alguna vez combatieron o asumir sus acciones has ta las últi
mas consecuencias, pues aun reconociendo que su papel fue funcional frente al mundo externo al que se querían aproxim ar, éste era la negación misma de sus orígenes, al comba
tir la tradición y el arribo a los límites de la modernidad se
quedó en la espe ra. Al eliminar las fuerzas de que en muchos casos había n sido víc timas de la inerci a, quedaron en cir-
cunstancias en que la globalidad no requería arriesgar nada en beneficio de una élite que había perdido el control de sus
subalternos, por lo que se cumplió en ellos la máxima de que el des tino de los profetas es se r lapidado, tanto si se cumple la profecía, como si és ta no se confirma.
Si lo anterior es el caso de las élites que rebasaron los límites de su propio proyecto, lo más visible es el de las fuerzas
sociales que alcanzaron el pluralismo y por tanto reclamaron el arribo al poder del Estado; pero és tas encontraron sólo el viejo aparato tradicional , con su vieja mecánica, su
lógica autoritaria y su visión limitada hacia el pasado. Así, la intención de transformarlo choca con instituciones en crisis, pero con amplias posibilidades de res istencia, pues
tanto el viejo personal político como las fuerzas del antiguo régimen emplearán toda su capacidad ya no en restau rar el viejo orden, sino en oponerse a su relevo, dejando só lo el camino abierto a la demagog ia y finalm ente al enfrentamien
to y la violencia . En cuanto a las sociedades que alcanzaron la democra
cia med iante el plurali smo y la modernidad, se en frenta n también a una vasta problemática . La globalidad las obliga
a entrar en un proceso ampliado de integración en el que sus niveles de apertura contrastan con la idea de una evolu
ción lineal hacia la globalidad. Estas sociedades de pronto
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tienen que reconocer a minorías que , como en el caso de los
musulmanes o los indígenas, no admiren la trasgresión de sus
va lores, por lo que la libertad tiene que ser acotada desde paí
ses lejanos , pero cuyos reclamos les afecta n .
A su vez los emigrantes que estaba n confinados a los ba
rrios marginales reclaman el acceso indiscriminado a las
oportu nid ades, privilegio perteneciente só lo a los ci uda
danos de o rigen; la ig ua ld ad jurídica de las in st itu cio nes
contrasta d e inm ediato con las crec ientes expectat ivas que
se sem braron en la población , tanto integrad a, como mar
gin al, con la limitada oferta institucional para sa ti sfa ce r sus
demandas. En esas condiciones se recurre de nuevo a la vio
lenc ia, pero ampliada en la forma de resistencia hasta el te
rrorismo, no co mo so lución , si no co mo respuesta irrac iona l
que cuestiona a todo el aparato democrático.
En sí el Estado se ha puesto en el banquillo, tanto en su
versión autoritar ia como democrática, y las transiciones ha
cia la restauración o hacia la democracia hacen frente tanto al
cuestiona miento como a la indeferencia de la mayoría que no
responde a convocatoria alguna, lo que se deriva en indiferen
cia, abstencionismo, inacción, como si ese mundo de represen
raciones les fuera ajeno . La falta de respuesta frente al interés
público se compensa con el mundo de espectáculos de masas
que son el punto concurrente del interés colect ivo.
Las afirmaciones anteriores reclaman ejemplos. El caso
m ás drástico de las soc iedades que se quedaron en medio
del autoritarismo y sin acceso a la promesa democrática y de
bienestar lo const ituyen los ll amados estados fallidos (fai!ed states). E n un aná lisi s riguroso realizado por el Foreing
Policy Fund for Peace sobre 60 países problemáticos, que
representan casi un tercio del mundo, se identifica un riesgo
inminente de co lapso al menos en 20 de ellos, de acuerdo con
12 indicadores sociales, económicos, políticos y militares,
incluidas, ade más, la declinación económica , la desigual
dad polar izada, las presiones demográficas, la persistencia
de guerra en su territorio y la corrupción.
De acuerdo con es ta clasificación, en mayor riesgo figu
ran Costa de Marfil, la República Democrática del Congo,
Sudán, Ira k, Som alia, Sierra Leona, C had, Yemen, Liberia,
Haití, Afgani srán, Ruanda, Corea del Norte, Colombia,
Z imbabue, G uinea, Bangladesh, Burundi y las repüblicas
Dominicana y Centroafrica na. Se trata de 12 países africa
nos, cinco asiáticos y tres lati noa mericanos. El punto de re
flexión, sin embargo, no radica en lo inmediato, sino en que
es ta probabilidad se extienda a un número m ayor de estados
en los próximos años. 5
5. Time Almanac with lnformation Please, 2006, Pearson Education, Boston, 2005, p. 71 5.
766 ESTADO. GLOBALIDAD O COMUNIDAD
En mayor o menor medida el Estado se enfrenta en la actua
lidad a riesgos y amenazas no conocidos antes, pues a diferencia
del pasado cuando el autoritarismo era sinónimo de certeza y capacidad de decisión, hoy lo es de debilidad e inseguridad. A
su vez, la ventaja de los es tados rota lirarios fue la capacidad de
recuperación en el cono plazo, aun cuando después condujera
a la destrucción misma de la nación en su conjunto. En contras
te, el to talitar ismo es act ualmente la negación misma de toda
posibilidad de crecimiento, como lo fue en el caso soviético. El
líder mesiánico ha sido sustituido por los aventureros de lapo
líri ca. Es ros sujetos de turbio pasado llegan en medio del vacío
de liderazgos rea les con un di scurso contra el sistema, sin más
ideología que el cinismo y la irresponsabilidad en cuanto a las
consecuencias de sus propias decisiones.
La fuerza de los partidos y su capacidad de convocatoria
grac ias a sus programas se ha sustituido por la mercadotecnia
fácil, que a nada compromete, y por el clientelismo interesado.
Estas expresiones son consecuencia y no origen, pues se derivan
de fuerzas ajenas a lo esta tal y por tanto no están comprome
tidas con su lógica ni conocen el manejo de las instituciones.
Así, la idea de convertirse en aprendices de bruj o los lleva a la
larga a presidir las instituciones que les son ajenas y por tanto
desde ellas seguirán actuando como demandantes del poder y
no como rectores del mismo. En síntesis, las recetas de ayer no
tienen nada que ver con la visión de reconstrucción del Estado
de hoy; de ahí que lo que fue la encarnación institucional del
poder tenga que admitir qué tanto el poder puede.
LA GLOBALIDAD
Detente momento: eres tan hermoso J.W. GOETHE, FAUSTO
Si al parecer el Estado no será el punto central y el conte
nedor del mundo soc ial en este siglo , la atención recae en
los otros dos procesos que corren en paralelo. Entenderlos
supo ne comprender el ámbito de la posmodernid ad. Sin
pretender aborda rlo en roda su complejidad , una idea que
permite su comprensión se resume en la frase de Raül Corra l:
"La diferencia básica entre modernidad y la posmodernidad
radica en que la primera se sustenta en el principio del sentido
de la libenad, mientras que la pos modern idad parte de que la
libertad no tiene sentido". 6 En efecto frente a la racionalidad
que busca ron imponer a la libertad terminaron negá ndola ,
pues a fin de cuentas ésta terminó reducida no a la capacidad
6. Raúl Corral Quintero, "Desarrollo sustentable o desenvolvimiento sustantivo", Revista del Senado de la República, enero-marzo de 1997, vol. 3, núm. 6, México, p. 177.
d el ejercic io de la vo luntad, sino que se le aco tó a la acep ta
ción del deber, por lo que la libertad só lo podría opera r en el
est recho margen de los límites previamente impues tos. Por
el contra rio , si la libertad niega la noción mi sma de límite, la
vo luntad humana queda exa ltada y frente al espacio ilimita
do que se a lza el problema centra l es la elección de lo que se
desea, no como límite o sentido predeterminado, sino como
afi rmación de su capacidad de decisión.
La idea de un mundo ilimitado es el horizonte en el que se
inscriben los procesos que impulsa n la globalidad; en ellos no
hay determinaciones, sino facto res de posibilidad . El mundo
de m erca ncías a l que Marx se refería es tá hoy des tinado a un
consumo inmediato y el periodo de vida de un producto es
efímero, lo que ocasiona una secuencia verti ginosa de bienes
en la que el nuevo desplaza al anterio r, por lo que el uso y no
la propied ad sobre el objeto es lo que prim a.
Pero en es ta misma línea es conveniente intentar siquiera
colocar límites a los procesos que se desenvuelven en torno de
la globalidad . Imaginar hasta qué momento podría parar la
revolución científica técnica que en menos de tres decenios ha
cambiado todos los conceptos es el inicio de ca mbios n·ascen
dentes de materi as tales como energía, genética, telecomuni
caciones , sistemas de transporte, sistemas de fin anciamiento ,
etcétera. Estos cambios que no parecen detenerse es tán modi
ficando de modo radical los conceptos de educación, la idea
misma de empleo, la relación del hombre con instrumentos ,
la división del trabajo y sus formas de comunicación.
La idea misma de los movimientos sociales no está reduci
d a al ca mpo de las reivi ndicac iones de clase; hoy en día apare
cen movimientos de identidades, género, derechos humanos,
eco logía, paz, minorías, seguridad , reli gión , y un ilimitado
nümero de ex igencias que se traducen en movimientos ca
paces de ac tivarse y desactivarse en plazos muy cortos; ello
amplía la visión de lo püblico no es tata l, y la idea de lo polí
ti co no es ya espacio exclusivo de la ges tión es tatal.
E n el pasado fue el Estado moderno; en el presente siglo
son las co rporaciones transnacionales los espacios de gestión
que van más allá del limitado espec tro de la función estatal.
Al mismo tiempo aparecen variables que es tán construyendo
el entorno y que no están sometidas a la voluntad individu al
o es tatal , sino que se refieren a los recursos y fundamentos
del nuevo proceso civi lizatorio que hoy se enfrenta a dilemas
y encrucijadas en muchos casos ca tas tróficos, por lo que las
más signifi ca ti vas requieren el anál isis de sus tendencias.
Es tas tendencias se pued en ag rupa r en tres conjuntos
de variables: las tres primeras, agua, a limentos y ecología,
co rresponden a la relación del hombre con la naturaleza; a
co ntinuación se presentan las líneas de desa rrollo más sig
nifi cat ivas de la revo lución científi co técnica que modifica n
la forma de vid a y la cultura a l ca mbia r la noción de energía,
genéti ca, biotecnología, informát ica y telecomunicaciones;
por ültimo, los factores sociales, es decir, la demografía, el tra
bajo y el consumo. Estas 11 va ri ables interactüan simultánea
mente y ofrecen el marco de desar rollo de la globa lidad.
Agua
El di lema actual con relación al agua va de la exigencia de con
siderar ésta como patrimonio de la humanidad, lo cual supone
un acceso ilimitado a un bien limitado , o privatizar su acceso, lo
que redunda en una selectividad extrema, pues un bien püblico
sólo sería accesible de acuerdo con su valor en el mercado.
E l problema no concluye ahí; la pérdida del recurso es
progres iva por los altos niveles de contaminación , lo que hace
prever a lta demanda e insuficiente oferta del líquido para
los próx imos decenios. Representa un punto en que las tec
nologías tendrán que d arse cita con la capacidad de generar
propues tas y políticas de distribución .
Sólo se is países (Brasil, Rusia, Ca nadá , Indonesia, China
y Colombia) tienen 50% del suministro mundial de agua
dulce. Al mismo tiempo China dispone de 7% del agua, pero
tiene 21 o/o de la población mundi al. Por si fuera poco 1 100
millones de personas en el mundo en desa rrollo no disponen
del recurso acuífero en su mínima proporción de 20 litros
di arios y a una distancia no mayo r de un kilómetro. Las re
giones críticas en materia de ag ua son África, donde 36% no
dispone del líquido con ca lidad , seguida de As ia con 19 % y América Latina con 13 por ciento.
En cuanto a las 263 cuencas fluviales que comparten dos o
más países, es previsible que se estén constituyendo en fuentes de
conflicto para el40 o/o de la población mundial que habita estos
lugares. No es de menor importancia el aprovechamiento real del
li quido, el cual sufre pérdidas en las redes de agua potable que
van de 75% en el caso de Alban ia hasta 2% en Dinamarca,
que cuenta con una cu ltu ra de preservac ión del agua. 7
Alimentos
Al igual que el agua, los víve res de consumo están afectados
por dos líneas de alto ri esgo. La pr imera es la extensión y la
magnitud del hambre íntimamente ligada a la pobreza ex
trem a, y la segunda se relaciona con la calidad de los ali
mentos. E n el primer rubro es imposible soslayar que África
como continente está siendo arrasada por el hambre. De acuer
do con el Programa de Alimentos para el Mundo se consignó en
7. Wor ldwa tch lnstitute, La situación del mundo, 2004. La sociedad de consumo, Ica ria, Barcelona, 2004, pp. 105-14 1.
COMERCIO EXTERIOR, SEPTIEMBRE DE 2006 767
diciembre de 2002 el riesgo de que 40 millones de afri ca nos
perecieran por inanición , además de q ue o tras regiones del
mundo no so n en modo alguno aje nas a es te fenómeno. 8
Al ti empo que en la perifer ia persiste la m argin alid ad , en los países cemrales t iend en a concen tra rse los a limen
tos en m ag ni tud mayo r a la sa ti sfacción na rural. D e acuerdo
con un experto del Centro de Cooperación Internacional en
Investigación Ag ronómica para el Desa rrollo, la producción
de ce rea les en el mundo ha reducido su superficie de culti vo
y mues tra tendencia al alza, lo que implica que la m ayo ría
de la población no es té en condiciones de cubri r sus costos .
D e hecho, ci nco países (China, Estados Unidos, la Indi a,
Rusia y Francia) producen 52.6% de los cerea les, 2 029.4
millones de to nelad as. A l mism o tiempo China, la Indi a,
Indonesia , Paki srán, Bangladesh y Japó n concenrran la mi
rad de la población mundial con alta densidad y bajos nive
les de consu mo de alimentos. 9
Sobre la calidad de los alimentos hay dos riesgos principa
les : los niveles de contaminación por fum igaciones y plagas
y el consumo creciente de productos que se expenden sin los
mínimos niveles nurricionales y de higiene, lo que es causa
de desnutrición común en los primeros años de vida y la pro
liferación de enfer medades gast rointest inales.
Ecología, cambio climático y efecto de invernadero
El siglo XX represen tó la más amplia devastación de la ecología
que el mundo haya sufrido desde que la especie humana está
en el planeta. Por igual países centrales y periféricos han sido
afectados. La contaminación extrema derivada de las revolu
ciones industri ales o la devastación de los recursos naturales y
de la biodiversidad está presente en el mundo. Las consecuen
cias son ya previsibles debido al calentamiento global.
En otra línea de catás trofe es tá el efec to de inve rnadero
derivado del vapor de agua y gases como el dióxido de ca rbo
no que, al operar como cubierta atmosférica, bloquea parte
de la radiación recibida por la T ierra, ocasionando un des
censo de temperatu ra que impediría la vida.
El dilema político radica en la negativa de Estados Unidos de
firmar el Protocolo de Kioto, que plantea una drástica reducción
de gases tóxicos y entraña una reconversión industrial, para la cual
tanto países centrales como los periféricos carecen de recursos.
Las consecuencias están a la vista. En 2005 se produjo el mayor
número de huracanes, al grado en que se agotaron los nombres
previstos para estos fenómenos meteorológicos. En los próximos
años, de continuar el calentamiento de los océanos, es posible que
8.1bid, p. 30. 9. El estado del mundo, 2004, Akal, Madrid, 2004, pp. 82-84 .
768 ESTADO. GLOBALIDAD O COMUNIDAD
se derri ta n glaciares milenarios, lo que puede aumentar el nivel
promed io del mar hasta en 88 centímetros.
Además, el incremento del ca lor reducirá la productividad
agrícola y pesquera como consecuencia de la erosión, la dismi
nución de superfic ies boscosas, la extinción deespeciesa nimales
y vegetales y el re tiro de los cardúmenes por el ca lentamiento de
las corrientes marinas. Todo ello se traducirá en una disminución
significativa de la biodiversidad. Es ta situación afectará de ma
nera distinta a cada hemisferio: a los países costeros y a los ubica
dos a grandes alturas, ramo por inu ndaciones como por sequ ías
prolongadas. El otro límite es que el llamado aguj ero de ozono
sobre la Anrá rrida ha alcanzado una superficie de 26 millones
de kilómetros cuadrados, y podría extenderse más, lo que tal vez
genera ría para muchos países la exigencia de redistribuir supo
blación y redefinir su espacio geográfico.
Genética y salud
La genética es quizá una de las ciencias que pa rece d ominar
el nuevo siglo. Por su naturaleza tendrá que incidir lo mismo
en la prevención de enfermedades que en la modificación d e
los patrones de la ex istencia humana, y en nuevas especies
animales y vegetales.
En abril de 2003 se anunció que se había descifrado el có
digo genético humano. Tal descubrimiento sign ifica la po
sibilidad de determinar la sensibilidad para enfer med ades,
el periodo rea l de la vida humana y la capacidad de aplicar la
ingeniería genética pa ra preservar la salud. Las consecuencias
éticas está n vinculad as a la ruptu ra de va lores trad icionales
y a formas de vida, frente a la pos ib ilidad de clones, sem illas
transgénicas y nuevas especies animales.
Fuentes alternativas de energía
Las revoluciones industriales han estado presididas por el cambio
en el patrón de energía, como los casos del vapor, los hidrocarburos
y la electricidad. Actual m en re, el pun ro central está asociado a las
formas de generación, transmisión y conservación de energía.
Las energías alte rnativas han hecho ac to de prese ncia en
el mundo, tanto por las di fic ul tades que representa la escasez
de recursos hidráulicos, com o por la contaminac ión de las plantas carbon íferas o que utili zan hidrocarbu ros, adem ás
de los riesgos del uso de la energía nuclear.
Frente a lo anterior se proponen energías como la eólica,
la sola r y la llam ad a renovable, tanto por su ca rácter no con
taminante como por su pos ibilidad de aumentar el abas to
act ual sobre todo en países donde es tos recursos pueden ser
abundantes y de bajo costo , sa lvo la tecnología que se requie
re para su explo tación.
En otra línea estarían los superconductores que serán los
transmisores de energía del futuro inmediato, pues evitan las
mermas y pérdidas de energía que hoy se presentan, para d ar
uso óptimo a la electricidad y crea r computadoras y máquinas
muy veloces capaces de realizar trabajos que sin duda modifi
ca rán la vida co tidiana. Al mismo tiempo volverán obsoletas
las tecnologías actuales de alto consumo de energía .
Biotecnología
H ace más de dos decenios los biólogos lanzaron un desafío
frente a la visión que parecía apostarle todo a la electrónica. En
efecto , los seres vivos incluidos los microscópicos se utilizarían
para la resolución de problemas cotidianos que van desde la
purificación de aguas contaminadas a partir de microorganis
mos has ta la generación de es tructuras vivas inteligentes que
superen los sistemas de cómputo más complejos.
En muchos casos las tecnologías están disponibles, sobre todo
la de uso de microorganismos, yen otros casos hay resistencia cul
tural para admitir la posibilidad de interactuar con seres vivos e
intercambiar información e incluso compartir códigos. Es toda
vía difícil imaginar la posibilidad de almacenar información en un tejiJo neuronal, aun cuanJo cualquier ser humano lo hace.
H abría que prever también la capacidad de respuesta para interac
tuar con otras especies y formas inteligentes. Resolver problemas
éticos para la explotación de seres vivos y dar usos prácticos al co
nocimiento de la vida en sus diversas manifestaciones.
Informática y sociedades de la información
Se habla desde hace buen tiempo de las sociedades de la infor
mación. A pesar de ser difícil encontrar una definición precisa,
una noción señala que se refiere al tratamiento racional de la
información como soporte de los conocimientos y las comuni
caciones. Si al mismo tiempo se considera que la información
es la base de la toma de decisiones, se puede deducir que ella es
el soporte mismo de la modernidad, pues ningún campo del
saber ha quedado al margen de es ta actividad.
A l mismo tiempo la electrónica, que proporciona el fun
d amento para la informática , es la industria con m ayo r crecim iento del mundo ; baste decir que de 1988 a 2002la
cantidad de computadoras personales pasó de 105 millones
a 500 millones, lo que no deja de so rprender. Sin embargo,
es pos ible advertir que dada la revolución en esta materia, a
partir de 2005 cada nueva computadora fabricada represen
tará la obso lesce ncia de todas las producidas anres. 10
10. Worldwatch lnst itute, op. cit , p. 102.
Esto implica una paradoja difícil de remontar: por un lado
el ha rdware y el softwa re han avanzado hasta límites impre
vistos, lo que significa mayor velocidad y máxima capacidad
de almacenamienro, lo que permite usos y aplicaciones incon
cebibles has ta hace poco. Ello ha generado la caída vertiginosa
de los precios de las computadoras. Las que quedan rezagadas
constituyen una monraña de basura electrónica de la cual no
se sabe aún como deshacerse, pues no hay posibilidad de re
ciclaje y los materiales son muy conraminantes.
De continuar esta tendencia que combina desarrollo y obso
lescencia en plazos cortos, se sustituirá la compra por el alquiler,
la idea de usuario por la de un sujeto sometido a educación per
manente. Al mismo tiempo, el valor de la información tendrá
una vigencia breve, por lo que la educación en cualquier rama del
saber estará en función de la vigencia de la información apren
dida, perdiendo su carácter vitalicio o de largo plazo.
Telecomunicaciones
Sin apenas advertirlo pasamos de la telefonía a las telecomu
nicaciones, del mundo de conexiones mediante redes alám
bricas a inalámbricas, de sistemas analógicos a digitales , de
usos limitados de las frecuencias antes operados sólo para
radio , televisión y telefo nía a integraciones complejas que
permiten que dentro de un mismo espec tro se pueda pro
cesar, enviar y recibir informació n e imágenes sin límite de
ti empo ni distancia y a costos cada vez menores , posibilitan
do el uso creciente de es tas tecnologías.
La tendencia en esta materia es evidente; quien controle las
redes de telecomunicaciones dispondrá de un poder y rique
za mayores al cumplirse el principio de que la información es
poder, en la medida que está vinculada a la toma de decisio
nes. Pero la capacidad de decidir de unos cuantos significará
la pérdida del poder de decisión de las grandes mayorías, cum
pliéndose la definición de Jacob Burckhardt sobre las élites como: "todo aquello que nosotros no somos". En efecto , en la
la revista Forbes se consigna entre los tres hombres más ricos
del mundo a Bill Gates , dueño de la próspera Microsoft, y a
Carlos Slim, dueño de grandes empresas de telecomunicacio
nes, las cuales en 1980 no tenían la menor relevancia. '' La rama de las telecomunicac iones con telefonía celular
integra hoy imagen y sonido, además de la capacidad para
almacenar información y enviarla. La cobertura de los ce
lula res ha crecido de 1992, cuando sólo 1% de la población
mundial disponía de este medio; 10 años después 18 % de la
población di spone del mismo, lo que representa a 1 140 mi-
11. Jacob Burckhardt , Forceand Freedom, Pantheon Books, Nueva York, 1943, p. 303, y Forbes. 2 de abril de 2006.
COMERCIO EXTERIOR, SEPTIEMBRE DE 2006 769
llones de usuarios , freme a 1 100 millones que aún lo combina n en su mayo ría con la telefonía fij a co nvencional.
Además de las vemajas que ofrece su versatilidad, ubicuidad del usuario y capacidad de cransmisión de información, los celulares posibilitan el uso de imernet y los mensajes de texco (en las Filipinas contribuyeron en gran medida a la ca ída del presideme Joseph Estrada) . Al mismo tiempo, los riesgos para la salud son evidemes, pues sus componemes son muy tóxicos, y cominúa la inves tigación que busca establecer las relaciones emre el cáncer de cuello y de cabeza con el uso de celulares. Además, al igual que coda pieza eleccrónica, es fácilmeme sustituible por una nueva generación que deja en la obsolescencia a los modelos ameriores.
Demografía y movimientos de población
A parcir del fin de la segunda guerra mundial el crecimienco demográfi co se incrememó de modo considerable, sobre codo en los países en desarrollo: la población pasó de 2 550 millones en 1950 a 6 100 millones en 2000 . En co n eras te, el siglo XXI no parece seguir la misma tendencia; por el concrario , en 2020 los países con mayoría de jóvenes iniciarán su etapa de envejecimiemo, sin que la población de menores y jóvenes se incremente en la misma proporción. Lo anterior, unido a un crecimienco notable de la expectativa de vida, traerá como consecuencia la inversión, ese mismo año, de la pirámide de edades, cuando la población llegue a 7 500 millones. 12
Los efeccos de la natalidad en un mundo cuyo crecimiemo poblacional amenazaba con cumplir las profecías de Malthus han desaparecido, aun cuando la población mundial superó en mucho cualquier expectativa. La propagación de la prevención de enfermedades, el avance de la medicina y la tendencia al bienestar han sido factores asociados a esta disminución. Sin embargo, esta situación no se puede generaliza ra todo el planeta. En África, Asia y América Latina las hambrunas, epidemias, matanzas y guerras han generado una masa de refugiados fuera de la capacidad de cualquier país o grupo de éscos para absorberla.
A su vez, la ausencia de oporcunidades impulsa corrientes migraco ri as de la periferia al centro , donde en poco tiempo los recién llegados de modo ilegal se convien en en millones que al unísono reclaman amnistía y reconocimienco lega l, lo cual provoca una fuerte reacción en las sociedades recepcoras en materi a de empleo, oportunidades, competencia y nivel de vida. Esta situación se profundi za en el caso de los hijos de inmigrantes de la segunda generación, pues a pesar de que ya están reconocidos como ciudadanos, mantienen el es tigma de origen y son causa de exclusión, como los participantes de las revueltas de diciembre de 2005 en París.
12. TimeAimanac 2006 ... , op. cit , p. 704.
770 ESTADO. GLOBALIDAD O COMUNIDAD
La respues ta institucional freme a las corriemes migratori as por paree de la Unión Eu ropea y Estados Unidos se ori ema a la selec ti vidad de los inmigrames. En es te semi do las polít icas son explícitas : desalentar al inmigrante il egal ce rrándole la entrada al sistema institucional. As imismo, se instrumeman prog ramas de re corno de inmigrantes il ega les a su país de ori gen; de empleo temporal, sin es tancia prolongada ni derecho a la inmigración definiti va con forme a requisicos es trictos; de regulari zación por excepción de los casos con periodos de estancia prolongada y capac idad demostrada de integración de idioma, acceso a niveles de educación, va lores, usos y costumbres. Una política de es ta naturaleza excluye de inmediaco a la mayoría de ilegales, quienes no reúnen escos arribucos .
Pero si es ta situación es en sí dramática, el caso más críti co lo constituye el desplaza miento desde países en guerra hac ia países en condiciones semejantes, donde los expulsados no tienen otra opción que los ca mpos de concentración, que aloj an hoy día a poco más de 10 millones de personas en Pales tina, Afga nistá n, Sud án, Mya nmar, Burundi , la República Democrática del Congo, Ira k y Liberi a.
En otro renglón es tarían los despl azados que no es tán protegidos por el estatus de refu giados, pero que han tenido que huir por la violencia ex trema; tan sólo cinco países acumulan más de 14 millones de desplazados de es te tipo , comenzando por Sudán, Colombia, la República Democráti ca del Congo, Uganda e Ira k. u
Trabajo y empleo
En 1987 Pe ter Drucker publicó un artículo visionario en el que plantea dos tesis básicas que afectan la continuidad del mundo laboral. 14 Señala el aucor que la economía de la posguerra se ha desacoplado. En efecto, ésta operaba con principios que hasta ese momenco comenzaron a modificarse. El primer desacoplamienco es la relación directa que había entre el crecimiento de la producción industrial y el del mercado tradicional de materias primas. La segunda tes is es que el crecimiento de la producción industrial se correspondía con el del empleo.
Es cos dos principios se han quebrado y la relación en ambos casos es hoy inve rsamente proporcional. En efecco, la producción industri a 1 puede crecer y el mercado tradicional ser desplazado. A su vez, puede crecer la producción industrial y disminuir el empleo. En ambos casos influyen diversas va riables . En el primer caso nuevos componentes sustimyen a las materi as primas tradicionales , como la telefonía en que
13. /bid, p. 715. 14. Pe ter Drucker, Las fronteras de la administración, Editori al Hermes, Buenos
Aires, 1994, p. 27.
el cable de cobre fue sustituido primero por la fibr a óptica y
más ta rde por los sistemas inalámbricos, llevando a la ruina
a la producción de es te metal.
En la otra tes is la va ri able que interviene es la auto matiza
ción, que lleva a la revisión profunda de los ritmos de trabajo
y las condiciones de selección, contratación y duración de la
jornad a. En es tas condiciones el perfi l laboral ca mbia d rás
ticamente y se considera contrario a la rigidez jurídica que
antes privaba en materi a de contratación y empleo.
En es ta idea ent ra la ll am ad a fl ex ibilidad laboral , que se
ca racteriza por el paso de la contratación colectiva a la indivi
dual; el sa lario determinado por tiempo, obra y complejidad ;
el ca rác ter no permanente de la rel ación empleador-emplea
do; la no mediación sindical en el proceso; la responsabilidad
de la seguridad social por parte del trabajador en m aterias
como seguro médico, fondo de retiro, pagos fi sca les y otras
pres taciones que antes correspondían al Es tado y a la empre
sa. En síntesis, esto representa el fin de las viejas burocrac ias
sindicales y las relaciones laborales tuteladas por el Estado.
En 1996 Jeremy Ri fkin hizo un plantea miento por de
m ás provocador en El fin del trabajo. 15 El autor enlazaba la
tendencia al desempleo de las nac iones desa rroll adas con el ava nce vertiginoso de las nuevas tecnologías automati zadas.
La propuesta preveía que tanto el sector público como el pri
vado ofrecía n cada vez m enos oportunidades de consegui r
un empleo bien remunerado y permanente, por lo que había
que es tablecer las bases de un nuevo contrato social que re
cuperara a un te rce r sector que él denomina social. En el fondo es la idea de lo público no es tatal, pero como
agente económico, por lo que ante el desempleo, la comuni
dad podría absorber el potencial productivo para ac tividades
que el Es tado iría cediendo a la esfe ra social con fondos de los
o tros sectores económicos para ga rantizar su financiamiento.
E l espacio laboral tradicional se ve rá inundado por la auto
m ati zación ; el desempleo afec ta rá a la producción misma al
no tener los consumidores ingresos suficientes.
Más allá de la viabilidad de la propues ta, si es tas orga
nizaciones no ceden al fácil oportunismo de las posiciones
político-cl ientela res de los partidos y a las tentaciones y pri
vilegios que les puedan ofrecer los sec tores público y privado, constituirían un a nueva vers ión de la soc ied ad civil que
podría imponer nuevas modalidades al siglo XXI.
Consumo
Si en algún pun to co nve rgen los co ntras tes de las socieda
des es en el consumo. A pesa r de ello, só lo 1 700 millones de
15. Jeremy Rifkin, El fin del trabajo, Paidós, México, 1996, pp . 261 y siguientes.
personas pertenecen a la sociedad de co nsumidores, que re
presenta 27% de la humanidad . En el polo co ntrario es tán
2 800 millones de personas que subsisten a duras penas co n
m enos de dos dólares por día. 16
El consumo representa también un a forma de diferen
ciac ión del propio consumidor, pues un mism o producto
puede prese nta rse con di fe rentes ca lidades y es tar dirigido
a compradores d istintos. El punto central es incorpora r en
la lógica del consumo a es t ra tos diferentes. En ese sentido se
explica por qué la radio y la telev isión se han ex tendido, as í
como los aparatos complementarios, y por qué la sociedad
act ual permanece más tiempo en los centros comerciales que
los aldeanos del medioevo dentro de los templos.
En cuanto a su di stribución , 60. 2% del consumo privado
mundial se concentra en Es tados U nidos, Canad á y los países
de Europa occidental, aun cuando representan 11. 6% de la
población ; con 15% de la población, África y el medio oriente
consumen apenas 2.6%. M ás aún , en los países industriales
80 % de la población tiene acceso al consumo; en los que es
tán en desarrollo sólo 17% ti ene esa pos ibilidad .
En esta lista de las 11 variables de la globalización es tá el en
torno, que hace posible la nueva vinculación del hombre con la naturaleza; las líneas de inves tigación más signi fica tivas por
las cuales avanza la revolución científico técnica, y el fac tor hu
mano asociado al trabajo y consumo, pero el liderazgo de los
procesos no depende de éstos, sino de un tercer fac tor: las cor
poraciones multinacionales, actores en los planos económico
y político y bajo cuya d irección los procesos interactúan y dan
origen a nuevos fenómenos que se dan cita en el mercado.
LA COMUN IDAD
Advertimos que vivimos en tiempos de grandes decisiones, y sabemos que no tomamos ninguna .
C. W MILLS
El retorno a la vi sión co munita ri a es a lgo m ás que un a
as piración del romanticismo del siglo XIX, cuando se
añoraban los ti empos pasados. La hi stori a huma na de
mues tra que cuando el hombre cree que va en una dirección definida , la posibilidad d e encontra r ca minos a lternos se
v uelve no sólo p os ible, sino necesar ia. Bas ta reco rd ar el
mito del ineluc table ca mino hac ia el socia li sm o y la des
trucción inminente del cap ital, idea que sólo perdura en
los nos tá lgicos que no aprenden de la hi stori a .
Si el presente se aleja del pasado inmediato , hay que admiti r
que la idea de construir un mundo por completo diferente al de
16. Worldwatch lnstitute, op. cit., pp . 23-24 .
COMERCIO EXTERIOR, SEPTI EMBRE DE 2006 771
la modernidad no es del todo descabellada; a fin de cuemas tra
dición y modernidad son polos de un mismo proceso. A la ca ída
de Roma en el siglo V siguió el mundo feudal que fue un modo de
visión comunitaria. El mundo árabe volvió a los desiertos al en
trar en decadencia los califatos. Los grandes imperios como los
llamó el conquistador español y portugués quedaron reducidos
a aldeas en los tres cominemes sometidos a coloniaje. ¿Dónde
queda el mito de un solo sentido hacia el progreso?
Al igual que en otros momentos, la idea dominante de la
modernidad vuelve a toparse con la tradición. Por tanto, el
talón de Aquiles de la globalidad no está en las fuerzas que
lo impulsan, sino en aquellas que desde la tradición y bajo los
mitos se le resisten. Por ello no es casual que estas fuerzas idea
licen su pasado, su creencia se oponga al saber científico y el
sentimiento rechace la razón. A fin de cuentas el mito no es
un enredo de mentiras , sino un modo de comprender.
En este sentido el mundo actual surge elll de septiembre de
2001. Las catedrales del poscapitalismo del World Trade Center
caían derrumbadas, la fe había hundido a la impiedad. En la otra
interpretación la pregunta que se hacía el pueblo estadouniden
se era: ¿Cómo puede haber personas que nos odien tanto ? En
medio del caos nadie hacía análisis, todo fue sentir.
La idea de los nuevos kamikazes retornó incompleta a la me
moria, pues frente a los adjetivos comunes de fanáticos, ignoran
tes, locos y suicidas, se olvidó lo que habían sido estos personajes
en el Japón de la segunda guerra. No eran fanáticos y menos ig
nOt·antes; habían recibido una educación refinada y con apego
a sus valores tradicionales, entre ellos el honor. Sus capacidades
físicas e intelectuales les permitían volar aviones de vanguardia
tecnológica y hacer blanco en los poderosos portaviones y des
tructores estadounidenses, causando con esto el mayor daño
posible y mermando la moral de las tropas enemigas.
De manera semejante, quienes perpetraron los atentados
del11 de septiembre se habían formado en la tradición islá
mica y estudiado en Europa y Estados Unidos. Conocían de
antemano su muerte inminente y pensaban que ese mismo
día estarían en el paraíso.
La plataforma ideológica de estos núcleos fundamentalistas
sólo puede comprenderse en la base misma de su discurso. No son
actores estatales, pues el islam condena la idea misma de Estado
y límites fronterizos y la sustituye por una creencia común que
une las diferencias, según los principios de autoridad y justicia
derivados del libro sagrado del Corán. No comparte la idea de la
concentración excesiva de la riqueza, y obliga a entregar una por
ción de la misma a entidades religiosas. La educación se rige por
su visión religiosa y por tanto su socialización es parte de su propia
cultura enraizada en valores, familia y comunidad. 17
17. Gilles Kepel, La yihad, Ediciones Península, Barcelona, 2000, pp. 94 y siguientes.
772 ESTADO. GLOBALIDAD O COMUNIDAD
No se tiene la idea occidental del pecado , menos la de con
fesión ; el islam es quizá demasiado humano como para ad
mitir sus debilidades. Su idea abstracta e irrepresentable es la
de Dios y hay un profundo res peto hacia el Profeta y quienes siguen e interpretan sus enseñanzas; muestran una ca ligrafía
artística como represem ación de la palabra divina. Su forma
de vida inicia con los rezos de los minaretes, continúa a media
tarde en la oración y cierra de nuevo con la lectura que desde
los templos se hace de las palabras del Profeta . En todo esto
no hay espacio para bromas, como las caricaturas del Profeta
publicadas en Dinamarca; la ofensa a la fe es más grave que
aquella que se inflinge de persona a persona .
Es curioso observar también que al recuperar la riqueza
con el petróleo, la primera intención fue occidenta liza r al
mundo islámico ; sin embargo, la fut ilidad del mundo occi
dental terminó por a pegarlos más a sus creencias originales.
De hecho Huntingron reconoce que el islam está en expan
sión, pues en 2000 aglutinó a 20% de los creyentes y para
2025 será 31%, casi la tercera parte de la feligresía de los cre
dos en el mundo, aun cuando haya divisiones entre chiítas
y sunitas y otras interpretaciones del Corán. 18
Pero no todo fundamentalismo es islámico. En América Latina muchos movimientos sociales fueron precedidos por
la teología de la liberación y muestras de ello están en roda
Centroamérica y en el Movimiento Zapatista de Liberación
Nacional. En ellos reposa la idea de un mundo indígena que
recupera su pasado prehispánico y reivindica la idea de la
comun idad frente al Estado. Muchas utopías se fundan en
la negación, como la de los globalofóbicos, pero también las
hay arraigadas en la etnia y la comunidad, como en el caso
de Mandela, o bien reivindicaciones de los pueblos africanos
sometidos por potencias coloniales. También se deben con
siderar los movimientos nacionalistas europeos, como los
de irlandeses, vascos, catalanes, serbios, croatas, eslovenos,
o los euro-asiáticos, kurdos, chechenios, etcétera .
El punto común de todos estos movimientos es la recupe
ración de la identidad y la pertenencia. Identidad que repre
senta la identificación con una cultura que es a fin de cuentas
una forma de sentir que a su vez se traduce en modo de vida
y pertenencia a un lugar vinculado a quienes comparten sus
va lores en comunidad. En esta idea no hay negociación posible ni punto a ceder pues es la vida misma y su sentido. El
problema centra l es que a l polariza rse las cu lturas con re
lación a occidente sólo hay dos frentes: el propio y el de los
otros, que se niega como alguna vez lo hicieron ellos.
La radicalidad del planteamiento no tiene fondo y occi
dente no lo ha podido asimi lar. Su cultura es muy incluyente,
18. Samuel Huntington, El choque de civilizaciones, Paidós, México, 1996, p. 139.
como la de todo imperio. Roma, en su momento, fue capaz de absorber costumbres y transformarlas en derecho propio;
así, educaron a sus dirigentes criollos y les enseñaron latín; éstos adaptaron su modo de vida y terminaron pereciendo con Roma; valores y lengua parecieron olvidarse y en el medioevo y renacimiento ya hablaban una nueva lengua que era
más que una combinación de la autóctona y del latín. En el largo periodo medieval se gestaron las naciones cuyo origen fue el previo retorno a la comunidad.
REFLEXIÓN FINAL
El arte nos ofrece una unidad de intuición, la ciencia una unidad de pensamiento y el mito
una unidad de sentimiento e identidad ERNEST (ASSIRER
En distintos periodos el hombre ha cambiado la relación entre arte, ciencia, religión y mito. En la época de la Grecia
clásica el todo se fundía en la filosofía y en el encuentro de
saberes la razón imperaba en la explicación. En el mundo del medioevo el conjunto de saberes concurría en el ethos religioso, la explicación de la ciencia se fundaba en la doctrina,
el arte era la representación de lo divino, y el poder mismo fue sometido al arbitrio pontificio.
El renacimiento devolvió al hombre sus saberes, la refor
ma transformará la relación del hombre con Dios por medio de su palabra y la libre interpretación. La intuición fue
la base para fundamentar el arte de la guerra y la política en Maquiavelo. Mientras, la ciencia y el arte se unieron en la estética en figuras como Leonardo. La revolución francesa transformó a la razón en diosa, para dar fundamento al po
der del Estado mediante el mito que termina encarnado en Bonaparte. La religión dio durante todo el siglo XIX la ba
talla por permanecer en un mundo que se le iba de las manos y la ciencia amplió su explicación más allá de los hechos físicos, abarcando al hombre.
El siglo XX es de grandes cambios: la intuición se transforma en liderazgos totalitarios capaces de manipular a grandes poblaciones a las que terminaron conduciendo a su destrucción. La ciencia se volvió servil al Estado; el arte mismo quedó reducido a mercancía de intercambio en las subastas .
En el fin del siglo pasado y el inicio del presente milenio
arte, ciencia, religión y mito parecen ir en direcciones diversas y aún opuestas . La intuición sobre el arte de gobernar en nada proporciona una respuesta a los problemas de la
gestión estatal. La ciencia ofrece más dudas que respuestas definitorias y su relación con el poder se vuelve ríspida al no pronosticar el futuro de los actores. Las religiones crecen
cuantitativamente, pero son incapaces de poner en prácti
ca su propia enseñanza. En sí, creencia, ciencia y poder encuentran sus propias fronteras al reconocer cada una de ellas
su propio camino, pero el todo se aleja y la razón deviene en sentimiento, y los tres actores del inicio del siglo -el Esta
do, la globalidad y la comunidad- más que buscar un punto de reencuentro, el inicio de una nueva relación, caminan en direcciones opuestas.
Hoy, occidente es cuestionado en su propuesta de globa
lidad, consecuencia del hecho ya observado por Lipovetsky: "Al poscapitalismo se le olvidó crear sus propios valores y
optó de modo pragmático en mantener los anteriores, sobre una base individualista". 19 La respuesta frente a ellos es evi
dente: los viejos valores son negados en su práctica, pues a fin de cuentas la propiedad la sustituyó por el control; lasa
tisfacción de necesidades por el consumismo; el sentido por la continuidad; el trabajo por la automatización; el esfuerzo humano por la energía; los alimentos por la ingeniería de los
mismos; la naturaleza por una escenografía virtual; la ideología por la mercadotecnia; el consenso por la propaganda; la satisfacción de expectativas por el endeudamiento a crédito;
la capacidad de elegir por tendencias de opinión. En síntesis, se ha sustituido al ser por la ilusión de tener.
La encrucijada está planteada. El mundo parece sometido a tres fuerzas que jalan cada una en su propia dirección autoritaria, sin dar ninguna importancia a las otras. Para el fundamentalista que recurre al extremo del terrorismo el otro no existe; sólo el mito que le da sentido, su fe y su arraigo comunitario. Para el Estado sólo cuenta su capacidad de ejer
cicio del poder y éste sólo se produce en presente, pues en pasado es nostalgia y en futuro especulación, y para el caso de la globalidad sorprende su fragilidad; sólo viendo caer las
torres gemelas como castillos de naipes puede uno captar la carencia de certeza y lo difuso del futuro. La referencia es
pacio tiempo no responde a la idea de poder compartir todas las realidades que están vigentes, sino aquellas que están al alcance, y en la mayoría de los casos casi nadie quiere arries
gar su decisión de antemano. Esto recuerda a sor Juana Inés de la Cruz, quien en sus tiempos decía:
No es saber, saber hacer discursos sutiles vanos;
que el saber consiste sólo en elegir lo más sano.
Especular las desdichas y examinar los presagios,
sólo sirve de que el mal crezca con anticiparlo.
19. Gil les Lipovetsky, La era del vacío, Anagrama, Barcelona, 1986, p. 13.
COMERCIO EXTERIOR, SEPTIEMBRE DE 2006 773