Di NO, sin culpa!

Escrito por AdministratorJueves, 13 de Noviembre de 2014 16:56

Utilizar la palabra “No” en nuestro vocabulario, podemos decir, que se encuentra “rechazado”, por el simple y sencillo hecho de no defraudar y querer agradar a todos. A muchos de nosotros, no nos gusta decirle “No” a un colega, a nuestro jefe, o a un cliente. Por poner un ejemplo, cuando el jefe solicita concluir el proyecto en una fecha anticipada, o cuando alguien de nuestro equipo de trabajo solicita más tiempo para  concluir alguna tarea, es muy seguro que nos cuesta poner límites, como decir "no puedo", "no quiero", "no estoy de acuerdo"; porque nos preocupa dañar la relación.

Esto se debe a que a menudo, decir “No”,  lo vemos como sinónimo de confrontación, según nos comenta Susan David de Harvard Business en su artículo “El arte de saber decir No, sin romper los puentes!” y argumenta que, ya sea que usted sea una persona aversiva a los conflictos, o sea de las personas que siempre están listos para el conflicto, su contraparte podría no siempre escuchar las cosas de forma adecuada, o al menos, no de la manera en que usted esperaba.

Habrá ocasiones, en que el interlocutor, intentará invertir a “Si” el “No”, aún y cuando se esté esperando una fricción mínima, debido a que hemos aprendido a no aceptar un “No” por respuesta y si se acepta un “No” se puede  llegar a sentir como un rival débil. O quizás, el interlocutor podría enojarse, intentar hacerte retroceder, o simplemente quedarse en silencio, porque así es como siempre se manejan cuando escuchan un “No” por respuesta.

Existen otras circunstancias que pueden hacer particularmente difícil aceptar un “No”. Por ejemplo y de acuerdo a Susan David, existen personas que podrían estar dispuestas a aceptar un “No” en privado, pero si están frente a más personas no lo aceptarán para evitar quedar mal o pasar como una persona débil de carácter.

La realidad es que no existe un truco único que nos permita decir “No” sin afectar la relación, manteniéndola intacta. Ahora bien, lo importante es no ver la palabra “No” como una elección entre dos opciones: entre la confrontación o la preservación de la relación. Existe sin lugar a dudas, una opción intermedia: el “No” neutral.

Susan David en su artículo precisa que un “No” neutral, es constante, sin inflexiones y claro. Un “No” neutral, lo protege a usted y a su contraparte, de los elementos del no, que son realmente difíciles en las relaciones.

Estos elementos del “No” son descritos en el artículo como:

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Dar falsas esperanzas.

Si se dice que “No” tentativamente, resultará fácil para la contraparte tener la esperanza de que usted cambie de opinión. Pareciera que su “No” estuviera a punto de volcarse en un sí.

Esa falsa esperanza, incluso más que el “No”, puede dañar su relación.

El debilitamiento del no.

La gente a menudo argumenta su “No” al revés; es decir, comienzan con razones de peso ligero, conteniendo la verdadera razón por la que están diciendo no. Esas pequeñas explicaciones resultan no ser convincentes y son fácilmente rebatidas por la contraparte.

Al seguir con un “No” neutro, se centra más en el fin del negocio que en lo personal. Para entender esto, usted debe verse como un árbitro de actitud neutral, donde el árbitro hace una observación, independientemente de los fuertes sentimientos de ambos lados y su trabajo consiste en dar su decisión.

Ante un caso así donde se presente una fricción entre usted y su contraparte, se recomienda hacer frente a la situación, tratando de decir algo así como: "Es difícil para mí decir que “No”. Debe ser difícil para usted escuchar esto”. Utilice su propio lenguaje, sólo sea certero en que lo que dice es constante, sin inflexiones, y claro.

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Manténgase sobre el tema.

Si usted piensa que ¿por qué su contraparte está empujando hacia atrás?, puede hablar con honestidad diciendo: "Usted tiene mucho invertido en lo que está pidiendo, y pareciera que estoy personalmente bloqueándolo."

También puede dar una buena razón para su rechazo: "Veo que mi trabajo en lugar de equilibrar está compitiendo y ese no es mi objetivo”.  Y si con estos argumentos se crea una apertura para un diálogo, la situación es perfecta y donde el decir “No” deja de ser un monólogo para convertirse en una palabra de acción y decisión.

Defienda su posición.

Si usted tiene una buena razón para decir “No”, quédese con su no.

Susan David a manera de ejemplo, nos narra que conoció a un joven que entró en la mediación de un coche usado defectuoso que una chica acababa de comprar. La persona que le vendió el coche era una persona volátil que dio muchas razones por las que no debería ser responsable de devolver el dinero de la mujer o de la reparación del coche. La joven escuchó, y para cada argumento ella respondía: "Entiendo. El vendedor es responsable de la reparación o el reembolso del costo de un coche que no puede pasar la inspección”. Con estos argumentos, al final, el vendedor acepta pagar, e incluso llevó a la joven a comer.

Sea realista.

Las personas, con la esperanza de conservar una relación, a menudo dicen que “Si” para que su  contraparte sea feliz. Pero la realidad es que por callar un “No”, conseguimos que nuestra contraparte pierda el punto del tema.

Imaginemos que un cliente para el cual estamos realizando un proyecto, nos solicita realizar un cambio a una pieza, lo que provocaría algunas complicaciones en el cronograma y riesgos adicionales. Nuestra respuesta es un “Si” a su solicitud para evitar entrar en confrontación con nuestro cliente… El resultado, al evitar el posible comentario de un “…considero que no sería muy conveniente dada la situación actual del proyecto…” perdimos la oportunidad de expresar un punto de vista real sobre las posibles consecuencias de una decisión.

Con estos elementos recuperados del artículo “El arte de saber decir No, sin romper los puentes!”, decir un “No” neutral, no necesariamente es algo natural. Se tiene que trabajar en la forma de decirlo, practicando con técnicas de retroceso o rechazo. Con el tiempo, resultará más fácil decir que “Sí” a decir “No” sin destruir las relaciones importantes.

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Como bien afirma Rafael Echeverría, coaching ontológico: "cuando somos capaces de decir que no, fortalecemos nuestras voluntad y nos damos cuenta que tenemos el poder para crear nuestra realidad, abriendo o cerrando puertas de oportunidades".

 

 

 

 

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