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estrategiaspsicoterapéuticas

d eMilton H. Erickson

Dan Short

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Título original del inglés: Hope & Resiliency

Primera edición en español, México, 2006

© Dan Short, 2006

edición: Dan Short, bajo los auspicios de la Fundación Milton H. Erickson traducción: Isabel Cancino y Malú de Diostraducción directa del italiano: Malú de Dios (para la «Parte I. Esperanza y resiliencia»de Consuelo Casula se tomó el texto del original en italiano Speranza e Resilienza)supervisión de la traducción: Teresa Roblesfoto de la portada: Cortesía de la Familia Ericksonfotógrafo: Rene Bergermaier

diseño de la colección y portada: Carmen Ramírez Hernández corrección de estilo: Malú de Dios [email protected]

Alom Editores, S.A. de C.V.Tels.: 8500-6161, 8500-6262,

8500-6363 y 5593-5875 [email protected] www.hipnosis.com.mx

ISBN 968-9122-03-7

Te agradecemos que compres y distribuyas nuestros materiales para continuar produciendo nuevos, pero si conoces a alguien que necesite éste y no puede comprarlo, por favor cópiaselo.

Gracias por ayudamos a construir un mundo mejor.

Impreso y hecho en México

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El logotipo del Centro Ericksoniano de México es un glifo del Calendario Sagrado Maya o Tzolkin.

Se llama CIMI, el Enlazador de Mundos y representa un puente. Es también el glifo del cambio. Queremos enlazar la Ciencia y la Espiritualidad, la Investigación y el Trabajo Clínico, los distintos tipos de Medicinas y técnicas de Sanación, el Conocimiento y el Servicio, La Razón, el Cuerpo y la Emoción, el Afuera y el Adentro, sirviendo de puente entre el pasado, el presente y el futuro de las personas que nos consultan, sirviendo de enlace entre las personas, familias y grupos que llegan a nosotros.

Al adoptar como logo este sím bolo sagrado, form alm ente nos ofrecemos como canales para realizar, desde nuestro lugar y en la medida que nos corresponda, este enlace, trabajando como un equipo que colabora, participay crece en conjunto.

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ÍNDICE

Prólogo a la edición en español. Teresa Robles 13

Presentación. Dan Short 15

l’arte I. Esperanza y resiliencia. Consuelo Casida 211. Pasiones y virtudes afortunadas utilizadas por Erickson y porlosericksonianos 232. Esperanza 243. Resiliencia 254. El terapeuta resiliente 28

Parte II. Las bases de la curación y la salud 311. La condición humana 33

El hombre que maldecía a la vida 332. Salud mental y curación 37

Rebeca .......................................................................................... 373. El papel del terapeuta 40

El niño al que le frotaron la cara con eso 404. El enfoque meta-teleológico de la psicoterapia 43

La mujer con enfermedad deReynaud 44

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Parte III. Estrategias clínicas y técnicas 49

Estrategia 1: fragmentación 53El granjero histérico 53

1. Definición del síntoma 542. Diagnóstico formal....................................................................... 56

La mujer con una enfermedad mental 563. División del pronóstico 58

El dolor por cáncer de Cathy 584. Disociación consciente/inconsciente 61

El recuerdo traumático del estudiante 615. Disección 656. Fragmentación de tiempo y espacio 66

El hombre que no podía manejarfuera del pueblo 66

7. Aplicaciones de la fragmentación en general 698. Ejercicio de auto-desarrollo usando la fragmentación 70

Estrategia 2: progresión 71

El hombre que maldecía a la vida 711. Progresión geométrica 75

Un caso de neurodermatitis para el que no había tratamiento................................................................................... 75

2. Desensibilización progresiva 77La niña quefue abofeteada por su dentista 77

3. Interrupción del patrón 80El hombre que tenía que orinar a través de un tubo 80

4. Progresión cognitiva 84Maw ............................................................................................ 84

5. Progresión al futuro 89La mujer que estaba considerando tener una aventura 89

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(i Aplicaciones de la progresión en general 91/ Ejercicio de auto-desarrollo usando la progresión 94

l sii ¡itegia3: distracción 95El anciano que tenía miedo de los elevadores 95

I I I señuelo....................................................................................... 98La joven que no podía soportar ser observada 98

Preguntas y presuposiciones 100El paciente homicida en el elevador 100

< linfasis en los detalles 103La pierna cortada de Alian 103

4 . Amnesia 105La mujer que miraba a dónde sentarse 105

5. Aplicaciones de la distracción en general 107El muchacho con un severo acné 107

(>. Ejercicio de auto-desarrollo usando la distracción 109

Estrategia 4: reorientación 110La joven que escondía su belleza 110

1. “Insight” o darse cuenta 113La mujer que fumaba cuatro cajetillas al día 113

2. Reencuadre.....................................................................................116Abrumado por la belleza 116

3. Extemalización 119Luisota .......................................................................................... 119El caso de Harvey 122

4. Distorsión del tiempo 126La mujer a la que le rompieron su muñeca 126

5. Aplicaciones de la distracción en general 1306. Ejercicio de auto-desarrollo usando la reorientación 132

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Estrategia 5: utilización 133J e sú s ............................................................................................. 133

1. Simple vínculo 139 Lam ujer que quería perder el tiempo 139

2. Doble vínculo............................. .................................. 143El gran pecho de Joe 143Un caso de insomnio 147

3.Utilizacióndeunproblem am enor 151 La niña que no sabía hacer nada 152

4. Prescripción del síntoma 154La erección inoportuna 154La pareja enurética 156

5. Aplicaciones de la utilización en general 1576. Ejercicio de auto-desarrollo usando la utilización 159

Parte IV. Conclusiones 161

Apéndice 169

Milton H. Erickson (1901-1980): una demostración deesperanza y resiliencia 169

Bibliografía ........................................................................................ 177

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PRÓLO GO A LA EDICIÓN EN ESPAÑOL

Me da mucho gusto tener por fin en las manos esta obra de Dan Sliort. Como director asociado de la Fundación Milton H. Erickson,I )an tuvo la oportunidad de revisar prácticamente todos los archi­vos, videos, audios, escritos, sobre el trabajo del Dr. Erickson. Esta obra es un homenaje a nuestro Maestro, uno de los padres de laII i pnosis moderna y definitivamente padre de las Terapias Breves.

Además, este libro es sumamente importante para mí. Su título es Estrategias psicoterapéuticas de Milton H. Erickson y, como señala I )an a lo largo del texto, está escrito para terapeutas. Sin embargo, a mí me parece que las estrategias que aquí se presentan son estrategias para la vida y que pueden enseñarse y aplicarse fuera del ámbito de la terapia; por ejemplo, en el salón de clase, en la consulta médica, en el desarrollo de comunidades y grupos, para realizar un trabajo pre­ventivo. Cada uno de los lectores puede aplicarlas también a su vida d iaria para simplemente vivir mej or.

Parte de las razones por las que tardó tanto en salir este libro es que yo quería ocuparme personalmente de la traducción o al menos de supervisarla y revisar con detalle el texto final y por el camino se me atravesaron muchas actividades que no podían esperar.

Cuando Dan me entregó su manuscrito, comentó que él esperaba que los traductores a los distintos idiomas adaptaran su obra a la cultura de su país y que incluso lo editaran agregando textos cuando creyeran necesario o quitando los que no consideraban convenientes, y que aparecieran como coautores junto a él. Así fue como salieron la edición en inglés con Betty Alice y Roxanna Erickson como co­autoras y la edición italiana en donde Consuelo Casula agregó un

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capítulo suyo sobre Esperanza y Resiliencia, que incluimos aquí. De hecho, la reestructuración del material que hizo Consuelo nos sirvió de base para la edición en español. Y hablo en plural, porque a lo largo de estos dos años hemos trabajado de la mano, comentando, reacomodando, volviendo a traducir, Malú de Dios y yo. Parte de la primera traducción la hizo Isabel Cancino y después seguimos nosotras, incluso volviendo a traducir lo que ella había hecho.

En realidad mi trabajo de edición consistió en reacomodar, su­primir unas cuantas frases que me parecían repetitivas y sobre todo asegurarme que el texto quedara en un español fluido como a mí me gusta escribir. No considero que este trabajo amerite aparecer como coautor.

Espero, lector, lectora, que disfrutes este texto, te haga aprender tanto como a mí y, sobre todo, te lleve a sentir de cerca o tal vez imaginar al Dr. Erickson haciendo su trabajo.

Teresa Robles, Centro Ericksoniano de México,

México, D.F.

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PRESENTACIÓN

I n 1991 descubrí a Milton H. Erickson. El viaje comenzó cuando un amigo me regaló un libro diciéndome que iba a cambiar mi vida. Aunque su entusiasmo me pareció un poco exagerado, tuvo razón.

A partir de ahí, he pasado mi tiempo disponible en librerías, le­yendo todo lo que puedo encontrar sobre Milton H. Erickson. He comenzado a verme a mí mismo y a los demás con diferentes ojos. En esc momento no comprendía exactamente qué había cambiado en mí. Ahora, mirando hacia atrás, veo que se ha abierto una ventana de esperanza resiliente, no una esperanza normal. No conocía exacta­mente lo que iba a lograr. Sólo sabía que en mí y en los otros había una fuente de oportunidad mucho más profunda que lo que había imaginado antes.

Erickson murió once años antes de que yo lo descubriera. Yo era lodavía muy joven y en ese entonces, lo que me interesaba en la vida eran: mi m atrimonio-me acababa de casar-, terminar mi doctorado, empezar mi trabajo profesional y, más adelante, el nacimiento de mis hijos. Deseaba hacer a Erickson tantas preguntas, que inicié mi recorrido hacia la búsqueda de su voz.

Pensé que la mejor manera de comenzar era conocer a sus dos hijas, Betty Alice Erickson y Roxanna Erickson Klein. Su empatia, su sabiduría clínica y la amistad que me han brindado, eran exacta­mente lo que esperaba de las herederas de Erickson. Con su ánimo he comenzado a escribir artículos para el periódico de la Fundación Milton H. Erickson.

Después de tres años, Betty Alice y Roxanna me invitaron a ser parte del staff editorial, a su lado. Trabajé cinco años para el pe­

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riódico, participé en los numerosos congresos ericksonianos, termi­né el doctorado en la Universidad de Massachussets, me mudé a Phoenix y empecé a trabajar para la Fundación Milton H. Erickson como director asociado. Mi papel en la fundación me hizo res­ponsable de la trascripción digital de las 1,500 horas de seminarios y conversaciones de Erickson conservadas en cintas actualmente desgastadas. Durante dos años consecutivos trabajé cerca de ocho horas al día escuchando a Erickson exponiendo sus ideas, sus casos clínicos, y sus experiencias de vida que más lo habían marcado.

De nuevo, las cosas empezaron a cambiar para mí, casi auto­máticamente. Sentía una sensación de valor y fuerza que no había conocido antes. Por fin había encontrado la voz de Erickson apren­diendo a escuchar mejor la mía.

En este escrito he tratado de poner en negro y blanco lo que he aprendido. La voz del libro es la de Milton H. Erickson. En múlti­ples ocasiones Erickson invitó a sus alumnos a no tratar de imitar el estilo de otros terapeutas, sino que aprendieran a reconocer sus pro­pias habilidades, así como la unicidad y los recursos de las personas que encontraban.

Por eso te invito lector, lectora a tomar las estrategias descritas en este libro como indicaciones de un camino que no tiene un destino final predeterminado. El camino de la esperanza resiliente. El enfo­que ericksoniano es tan amplio que no impone un modelo rígido de psicoterapia, que sea necesario seguir paso a paso, ni obliga a usar un grupo limitado de técnicas. Es en cambio una meta-teleología que introduce esperanza y resiliencia alrededor de cualquier obje­tivo social o intelectual traído por el paciente.

Es muy importante ser fiel a uno mismo y a la propia cultura, por eso sentí la necesidad de que este libro fuera traducido a diferentes idio­mas por terapeutas estudiosos de Erickson nativos de cada cultura, que traduzcan y adapten las enseñanzas de nuestro Maestro. Así la heren­cia de Milton H. Erickson continúa expandiéndose, “cortada a la medi­da”1 de cada lengua y cada cultura. Tengo la esperanza de que quien lea este volumen pueda tomar las ideas contenidas en él, las haga suyas y con ellas cree un mundo nuevo lleno de potencialidades.

1 Término acuñado por el Dr. Jeffrey K. Zeig, quien tiene un libro publicado con ese título. Ver Robles (2006) y Zeig (1980).

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Ahora les presentaré algunas definiciones.

I rugmentación

( 'uando el todo no está bien, podemos modificar una partecita.

Progresión

No podemos curar todas las enfermedades, pero siempre I xulemos hacer algo por los que sufren.

Distracción

Cuando el cambio se da en forma inadvertida, puede ser más poderoso que el auto-sabotaje.

Kcorientación

Mientras mayor sea la complejidad del problema psicológico de una persona, tendremos más oportunidades de descubrir soluciones sencillas.

Utilización

Siempre que pretendemos hacer cambiar a alguien, se desprende energía, aparecen emociones encontradas, pero si le ofrecemos una opción, la persona, canaliza hacia allá esa energía.

Estas definiciones reflejan algo de las más importantes lecciones que he aprendido de Milton H. Erickson e ilustran brevemente el contenido de este texto. Su enfoque psicoterapéutico es considerado por muchos como el trabajo de un genio. Su metodología es en ocasiones difícil de entender. Sus casos clínicos más famosos tienen en común que presentan un problema aparentemente infranqueable que es elegantemente resuelto mediante una solución sorprenden- I emente simple y elaborada. Me admira cómo sus técnicas son a la ve/ simples, sutiles y complejas. Aunque él afirmaba que sus inter­venciones se basaban en comportamientos naturales, y utilizaban el sentido común, yo me pregunto cómo podemos enseñar este tipo de intuición clínica.

Gran parte de la literatura ericksoniana proporciona análisis mi­croscópicos tanto de las palabras de Erickson como de sus acciones,

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de tal manera que hasta ahora, muchos de los esfuerzos para apren­der la psicoterapia de Erickson se han reducido a repetir sus técnicas hipnóticas. Es muy importante estudiar sus técnicas y practicarlas, para desarrollar habilidades terapéuticas. Erickson propone que es muy importante que cada persona sepa qué tipo de técnicas puede utilizar, con cuáles se siente cómodo y cuáles conviene aplicar en cada paciente.

Aunque el estudio de técnicas es un buen punto de partida, limi­tar la enseñanza terapéutica al aprendizaje de procedimientos paso a paso corre el riesgo de desarrollar la percepción equivocada de que la terapia es algo que se le debe hacer al paciente. Es muy importante reconocer y hacer nuestra la visión del mundo sobre la salud, la enfermedad y la curación de donde derivan estas técnicas2. Sin esto, aún las mejores técnicas fallarán. La terapia no es algo que se deba “hacer” al paciente.

La repetición ciega y la ortodoxia han caracterizado el pensa­miento humano a lo largo de la historia. Si bien es verdad que es necesario aprender las aportaciones de nuestros predecesores en for­ma estructurada, también es cierto que cuando los especialistas de cualquier área se limitan a repetir procedimientos paso a paso no hay innovaciones. Lo mismo se aplica para los psicoterapeutas. Estamos parados sobre los hombros de aquellos que vinieron antes, pero no repitiendo su molde sino reconociendo la función de su diseño. Con este espíritu de descubrimiento, te propongo, lector, lectora, estudiar las estrategias psicoterapéuticas del Dr. Milton H. Erickson. Como Erickson diría a propósito de la hipnosis, la mejor manera de apren­derla, es experimentarla directamente. Para usar de manera compe­tente estas cinco estrategias, te recomiendo, lector, lectora que trabajes mucho, analizando tus experiencias de vida importantes y las de otros, observando cómo otras personas resuelven desafíos importantes de su vida. Quisiera también, lector, lectora, animarte a aplicar estrategias para solucionar tus problemas cotidianos. Te aseguro que tendrás resultados excelentes y aprenderás mucho más. Estas técnicas se aprenden y cobran sentido cuando las vives y aplicas en ti; de otro

2 Tal vez lo que podríamos considerar como ericksoniano son: las estrategias que aquí se presentan, el trabajo con estados de trance naturales, el uso de lenguaje para desarrollar una conversación hipnótica, técnicas de sugestión como es el entre­mezclado y, sobre todo, su propuesta epistemológica, su manera de ver el mundo. Ver Robles (2004, pp. 19-24).

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modo, lo que encontrarás en las páginas si-guientes serán solamente ili’Ni i ipciones interesantes de patrones de pensamiento creativos y ni lámales. Mucha Suerte.

Dan Short Phoenix, Arizona

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PARTE I

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ESPERANZA Y RESILIENCIA

Consuelo Casula

I. Pasiones y virtudes afortunadas utilizadas por Erickson y por los cricksonianos

I ¡I título de este libro en italiano es Esperanza y resiliencia: cinco es­trategias terapéuticas de Milton Erickson. Este título nos hace entrar de lleno al clima terapéutico con que Milton H. Erickson acogía a sus pacientes. Esperanza, virtud antigua bien conocida de los griegos; y resiliencia, término moderno para otra virtud antigua, la fortaleza, han sido las principales pasiones de Erickson y son las protagonistas de osle libro de Dan Short. Ambas son instrumentos terapéuticos indis­pensables para cada terapeuta que entra en resonancia con el sufri­miento del paciente para restituirle energía protectora y estimularlo a continuar viviendo una vida plena.

Cuando, en la versión de Hesíodo, Pandora abre el vaso y esparce entre los mortales Fatiga, Enfermedad, Locura, Vicio, Pasión y Ve­jez, deja hasta el fondo la Esperanza para impedir a los hombres que cometan suicidio. Quien escoge la esperanza no se siente seducido por los dones de Pandora que otorgan maldad y contradicción, y se presta a dar crédito a la voz de la razón. Por su fuerza vital la espe­ranza es una emoción importante y es útil que nosotros, como perso­nas y como terapeutas, aprendamos a cultivarla para nosotros y para nuestros pacientes. ¿Qué es la esperanza y de dónde trae el individuo su capacidad de esperar?

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2. Esperanza

La esperanza es en primer lugar el deseo de vivir que brota del placer de también existir en presencia de la ambigüedad e incertidumbre, incluso cuando en el presente falte el bienestar y cuando la vida haga experimentar dolor, enfermedad, pérdida. La esperanza es potencia reactiva y activa a pesar de la aflicción, sufrimiento y consciencia del propio límite. Y de la muerte.

Esperanza -de elpis, elpizo, suponer, que contiene la raíz vel, voluptas, deseo, placer- es una disposición del espíritu que lleva a creer en la realización de cuanto se desea; es una expresión del placer de vivir por el simple hecho de existir. Es un profundo amor por la vida, que se aprende a cultivar más y más con la edad, aun si sabemos que estamos cerca de la muerte. Es una virtud necesaria para reconocer y dominar el sufrimiento del estado presente y para vislumbrar una vía para salir del túnel.

No consiste en la aceptación pasiva del estado de las cosas sino en la confianza de la posibilidad del cambio. Es una fuerza vivi­ficante que aleja el oscuro pesimismo, que invita a guiar la fortuna y a dirigir las acciones según el consejo de la razón.

La esperanza es tanto una pasión como una virtud, ambas afortu­nadas. Es una pasión en cuanto corresponde a una actitud confiada en lo que respecta a la realidad, a una condición sugestiva que incita a liberarse del sufrimiento sufrido y a aspirar a bienes deseados aun­que no sean disfrutados en el presente. La esperanza es también una virtud, inducida no sólo por la necesidad del dolor, sino también del deseo de un futuro mejor acompañado de la consciencia de la in­certidumbre del mañana.

Elpizo, quiere de hecho decir ser de la opinión, considerar probable, suponer. La esperanza no es convicción engañosa, no es ilusión falaz: es una alegría inconstante nacida de la representación de una cosa futura cuyo éxito se considera probable.

Cuando el individuo espera eso que no es presente imagina cual­quier cosa en el futuro, y lo espera con perseverancia. La esperanza presupone la confianza en sí mismo y otros recursos y se decide por el optimismo. Como una elección, no como trato característico.

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La esperanza es mesurada, privilegia el respeto del hombre, de las rosas y del tiempo de la oportunidad. El corazón de quien espera late oii sintonía con el largo tiempo de la historia, conoce el secreto, la ley,l.i mezquindad y la grandeza. Quien espera escoge la voluntad, arranca ol futuro del azar y lo rehace con sus propias manos concibiéndose, con consciente modestia, como principal constructor de su mañana.

La esperanza tiene la función de proteger el futuro del hombre, tic ejercitar la inalienable libertad positiva de escoger su propio ca­mino. La vida de cada uno, en efecto, no es sino un proyecto que leñemos que llevar a término, cada cual siguiendo su camino de ex­periencia plagado de dificultades, sin detenerse demasiado a contar Lis pruebas que tiene que superar ni a rumiar sus dolores sufridos. ( 'uando hay esperanza la fatiga pesa menos; cuando falta, la meta se vuelve, inalcanzable.

La esperanza nos hace conscientes de que el pasado no nos perte­nece más, que el presente manifiesta su ambigüedad y que el futuro se va inventando. Ofrece así el terreno de nacimiento de la experien­cia innovativa, permite al individuo expresarse proyectando el pro­pio destino, exalta la libertad de idear el futuro que desea vivir, de diseñar el perfil de quien quiere llegar a ser.

La esperanza, que pennanece en el fondo del vaso de PandoraI uego de que todo el mal se esparció en la Tierra, no es sin embargo el último y el único recurso disponible para exterminar el mal. La espe­ranza por sí sola no es suficiente. Es necesario otro recurso para su­perar el trauma, para vencer el dolor del pasado, para recuperarse después de cada caída, para cicatrizar las heridas, para evitar las trampas de la depresión y para no caer en la tentación de la ilusiónI iberadora del suicidio. Y este segundo recurso es la resiliencia.

3. Resiliencia

En física, la resiliencia es la capacidad de un material de resistir un choque inesperado sin destrozarse, es la resistencia que un material ofrece a la acción dinámica y mide la elasticidad. Del latín resiliens, resilire, rebotar, re-salire, saltar atrás.

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En sociología y en psicología, la resiliencia se refiere a la fuerza humana, más bien a la fortaleza, de reaccionar al evento traumático. Digo fortaleza, un término ya anticuado, porque no es anticuada aquella virtud cardinal que hace encontrar la fuerza de voluntad y la capacidad de aceptar con sabiduría protectora y preactiva, que no podemos modificar: fortaleza es la voluntad determinada de remo­ver los obstáculos y de superar las dificultades contingentes para seguir adelante con optimismo consciente.

Resiliente es quien sabe soportar el dolor sin lamentarse, quien sabe soportar las dificultades sin desesperarse, quien tiene el valor de tomar un camino que sabe que es tortuoso. Y por eso consigue com­pletar todo lo que emprende. Resiliente es quien ama la vida y cultiva una virtud que disminuye los temores de muerte. La resiliencia se defiende de la auto-compasión y permite arriesgarse, recuerda que es­tamos expuestos al peligro en cuanto mortales y al mismo tiempo nos hace enfrentar lo que nos impide vencer con audacia sabia. La resi­liencia hace comprender el significado del dicho aristotélico “quien no conoce su propio limite, teme el destino”.

La resiliencia es tanto hacer cuentas con la propia impotencia co­mo vencer los temores del mañana. Sólo quien es capaz de soportar es más fuerte que la cadena que lo ata. Los sobrevivientes de los cam­pos de concentración o los prófugos de largos años de prisión in­justa, como Nelson Mandela, han demostrado que la libertad es algo interno que ningún alambre de púas puede encarcelar. Estos han dado prueba de coraje, han desenfundado, cuando ha sido necesario, la agresividad y han mostrado la capacidad de resistir, sin violencia o deseo de poder, en las condiciones de máxima impotencia: ésta es la manifestación de máxima fortaleza.

Como también demuestran los pacientes que salen del túnel de la leucemia o los seropositivos que luchan no sólo con la enfermedad sino también con la hostilidad y los prejuicios sociales.

Como demuestran tantas personas que han superado las dramáti­cas pruebas de la vida porque han tejido con paciencia, esperanza y resiliencia el hilo del tiempo.

La resiliencia pone en orden las perlas de las experiencias de ale­gría y de dolor con un hilo de correlación de significados que hace

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plausibles las interpretaciones positivas y reestructura las experien­cias negativas.

Sólo quien ha aprendido a soportar no fracasa nunca, como la pintora Frida Kahlo, el violinista Itzhak Perlman, el ciclista Lance Armstrong, el corredor Alex Zanardi, por nombrar algunos. Perso­nas que han reconocido la imposibilidad inmediata de cambiar el curso de los acontecimientos, pero que no han sufrido con resig­nación. Han en cambio creído en su capacidad de generar nuevas potencialidades. Lina ejemplar demostración de resiliencia la ofrece frida Kahlo quien, después de la amputación del pie, escribe en su diario: “Pies, ¿para qué los quiero, si tengo alas para volar?” .

La resiliencia es también determinación, perseverancia y pacien- cia que, como habíamos visto, son también componentes de la espe- ian/.a. Quien es resiliente soporta porque orienta en el ámbito de la propia iniciativa eso que está obligado a sufrir: malformaciones ge­néticas, salud inestable, amores perdidos, blancos fallidos, la muerte de la persona querida. Para aceptar el propio límite se necesita una t uerza generadora de recursos, de un sentido de justicia que defienda la realización del bien y despeje el camino hacia algo perseguible. Se necesita una virtud que lleva a perseverar, a persistir en las dificulta­des, a tener paciencia, a manifestar valor en la vida de todos los días.

Todo esto es resiliencia. Antídoto a cualquier tentación de resig­nado abandono al destino, a la tragedia o a la fatalidad de la superio- i idad de los acontecimientos. Es la capacidad de aceptar las heridas en la lucha por la realización de llegar a ser sí mismo que requiere discernimiento y sabiduría para no ser confundido con impulso cie­go, irresponsabilidad e inconsciencia. Es la capacidad que nos hace comprender el sentido de cuanto dice Hemingway en Adiós a las armas: “Cómo nos divide el mundo a todos, pero sólo algunos se volverán más fuertes, donde han estado divididos”.

Y el deber de nosotros, terapeutas, es precisamente ayudar a los pacientes que sufren y se conciben débiles y desesperados a cultivar estas dos pasiones afortunadas, esperanza y resiliencia, para llegar a ser proactivos y cambiar su destino.

Veamos ahora quiénes son los terapeutas resilientes y cómo operan.

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4. El terapeuta resiliente

El campo de la psicoterapia nos ha hecho conocer varias personas resilientes: Milton H. Erickson, Víctor Frankl, Oliver Saks, Mara Palazzoli Selvini, sólo por citar algunos. Personas que han experi­mentado en carne propia, dolorida, que la máxima energía vital no es sólo el amor: también enfermedades, pérdidas, enojo, odio, des­afíos, provocaciones, que proporcionan un estímulo para volverse más fuertes, más sanos y más felices. A partir de las experiencias dramáticas de su vida, han aprendido a conocer las potencialidades del cuerpo y de la mente humana. El mal que han sufrido les ha dado la capacidad de comprender mejor el sufrimiento de los pacientes. Les ha hecho conscientes de que el trabajar no sólo con comprensión empática sino también con el desafío o el enojo, estimula la mo­tivación para la cura.

Como tienen mucho sufrimiento entran en discordancia con la resignación, para hacer resonar la cuerda vigorosa del enojo y del desafío, y en lugar del canto oscuro y melancólico de la deses­peración, entonan esa alegría de la esperanza resiliente.

El dolor les ha hecho crecer y ha estimulado en ellos una profunda confianza en sí mismos, un prioritario creer en sus propias ideas, una curiosidad insaciable respecto a un mundo rico de posibilidades inex­ploradas, una actitud jocosa acompañada de no tomarse demasiado en serio, ningún vasallaje respecto a la autoridad constituida o de ortodoxos dogmáticos, el recurso de la intuición y de la creatividad. La confianza en sus propias posibilidades, la capacidad de controlar y de activar energía positiva y el gusto por el desafío, han impulsado a estos terapeutas a creer que el estado natural está representado por el cambio, no por la estabilidad. “La única cosa que no cambiará nunca es el cambio” , recuerda Heráclito.

Tienen también la convicción de que cada individuo puede estar motivado por la libertad de escoger los aspectos positivos del cambio y de emplear la energía residual para su propia inevitable evolución. El sufrimiento que personalmente han sufrido les ha enseñado for­mas para cambiar el destino y para escoger otro, demostrando que puede hacerse, convirtiéndose en ejemplos concretos, modelos a ser emulados. Están así comprometidos en poner a disposición de los

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|hii hules su propia experiencia personal para enseñarles cómo vol- ' • i m resilientes.

I l iekson, Frankl, Saks, Palazzoli Selvini y todas las personas re-11 m i iles en general, no están replegadas en sí mismas, en sus heridas,

'iiim están impulsadas por la esperanza resiliente a mirar adelante y mus allá, con una mirada abierta, flexible y creativa, orientada al mis- 111« > t lempo hacia tareas perseguibles y desafíos.

¿Será por este motivo que sus enseñanzas son ahora todavía actuales?

¿Será por este motivo que Erickson, modelo concreto y bien visi-11 Ir de esperanza y de resiliencia, ha sido el inspirador de tantas apro- ' minciones terapéuticas? En particular ha sido la inspiración de una tu lilud rigurosamente respetuosa respecto al paciente, sin verlo co­mo un sujeto pasivo al que se dan sugestiones hipnóticas, sino como tinelo activo y capaz al que la fuerza reanimada debilita momen-i,tucamente. El deber del terapeuta con una concepción ericksoniana i", ayudar al paciente a hacer reaparecer la fuerza y a despertar nue- \ ¡miente los recursos para retomar en sus manos las riendas de su I (lluro. Esto es lo que vas a encontrar en las páginas siguientes.

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LAS BASES DE LA C U R A C IÓ N Y LA SALUD

I I inicio clínico depende algunas veces de la manera en que el te- M|>euta comprende los fundamentos de la salud mental. Aunque es I ii i >ihlc utilizar técnicas psicoterapéuticas sin conocimientos teóricos i|iie sostengan la psicoterapia, el éxito bajo estas circunstancias de- I u-i iderá más del azar que de la acción del terapeuta. Para comprender lus estrategias utilizadas en psicoterapia, primero es importante en- leiuler cómo ocurre la curación mental y cómo influye la filosofía del Ifi apeuta respecto a la curación en las opciones terapéuticas que pueda reconocer.

Por ejemplo, si un terapeuta cree firmemente que para cada caso ilc neurosis se requieren entre dos y cuatro años de psicoterapia, entonces es difícil que pueda identificar oportunidades para resolver exitosamente una neurosis en menos tiempo. No tiene sentido, ni es posible tratar de construir un edificio sin ver las especificaciones en los planos. Por eso a continuación propongo algunos puntos que constituyen los postulados filosóficos para utilizar bien estas técni­cas, siguiendo las especificaciones.

I. La condición humana

l.l hombre que maldecía a la vida

Trajeron ante Erickson un hombre en silla de ruedas. Sus brazos y sus rodillas estaban fijos a la silla. El hombre estaba enojado y mal-

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decía el haber pasado los últimos once años paralizado por una dolorosa artritis. Solamente podía mover la cabeza y tenía un movi­miento leve en un dedo pulgar. Dependía por completo de su esposa quien lo vestía, lo colocaba en la silla de ruedas cada mañana, lo alimentaba y lo ponía en la cama por la noche. Todo el tiempo él continuaba maldiciendo por su infeliz vida.

Las palabras de Erickson fueron simples y al punto. Reprochó al hombre por su fa lta de movimiento: “¡Tienes un pulgar que puedes mover y más te vale que lo muevas! Y más te vale que ejercites tu $#% pulgar todos los días para pasar el $#% tiempo

El hombre respondió a la recomendación médica de Erickson con una actitud desafiante para probarle que podría “mover el maldito pulgar todo el día y toda la noche y toda la semana y todo el mes ” y eso resultaría en “¡ninguna maldita mejoría! ”.

El hombre se fue a su casa con la absoluta determinación de probar que tenía la razón. Pero como continuó ejercitando su pulgar, de repente notó movimiento en el dedo siguiente al pulgar. Mientras avanzaba en el ejercicio pudo mover más dedos. Se sintió fascinado por ello. Cada nuevo signo de avance lo mantenía absorto en darse cuenta cuántos más pequeños movimientos podía obtener de sus dedos. Luegofue capaz de mover su muñeca yfinalmente sus brazos.

Estos ejercicios se convirtieron en el modo de pasar el tiempo de este hombre. Un año después de su primera cita Erickson le dio la tarea de pintar una pequeña cabaña. El hombre respondió maldi­ciendo mientras le informaba que si tuviera un dedo de sentido co­mún no mandaría a un hombre con tan limitado movimiento a pintar una cabaña. Erickson insistió.

Esta tarea le tomó alrededor de tres semanas. Para el fina l del verano aumentó su velocidad y fue capaz de pintar un dúplex de madera en una semana. Después de estos logros, consiguió un trabajo como chofer de camión. Luego decidió que debería unirse a una orden religiosa y pronto fu e elegido presidente de la orden. Durante su siguiente sesión con Erickson, el hombre decidió que necesitaba educación y entró a la universidad'.

1 Erickson (1957).

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I mi I a*n pensaba que la vida no es perfecta y las personas no siempre Imii »'it lo que es mejor para ellas. Por eso evitaba manejos de poder y iIm control que no correspondían, por ejemplo para presionar a las |«**i u»mas a seguir un estándar de perfección que no existe. En polainas de Erickson, “la perfección no es un atributo humano”2. Y pni eso con frecuencia advertía a sus pacientes sobre las consecuen- DIhm do querer lograr una curación total. En lugar de buscar la pt i lección, Erickson se dedicaba a tratar de mejorar la salud del ■Relente, aunque fuera imperfecta. El sentía que lo importante era Imi-ii ai algo bueno, por pequeño que fuera, que la persona pudiera Inflar en relación con su situación actual. Como ocurre con frecuen- ■ iii, un pequeño cambio puede llevar a otros inesperados y provocar una cascada de cambios positivos y beneficios que nunca hubiéra- i mi is imaginado. En el caso del hombre con artritis, Erickson comentó i|iie al inicio no tenía idea de que el paciente tendría un progreso tan ciliaordinario. Si el paciente desea hacer el esfuerzo, a veces las i li cunstancias aparentemente imposibles pueden resolverse.

Aquí hay otro punto importante: la vida requiere esfuerzo. Ade­mas de ser imperfecta, la gente necesita trabajar duro para estar bien.I n la mayor parte de su trabajo clínico Erickson evitaba usar pala- la as que implicaran un papel pasivo del paciente, pues quería que los pacientes estuvieran activamente comprometidos con sus pro­pios procesos de curación. Erickson, que creció en una granja, en- lendía perfectamente el significado de la frase: “Tienes que hacer tu paite del trabajo”. También conocía la sensación de satisfacción después de un día de trabajo duro. Erickson puso al hombre con artritis a ejercitar el pulgar y a pintar casas. Esto fue más útil que dejarlo sentado en su casa dejando que su cuerpo de desgastara. Sin importar la discapacidad, el resultado de la falta de esfuerzo es no a- vnnzar. Quizá por eso, sabiamente, muchos clínicos deciden “noII abajar más que el paciente”.

Erickson a menudo repetía: “Un hombre es sus pensamientos”3, I rase que proviene de una filosofía ancestral.

En el caso anterior el hombre no se curó de artritis. Erickson explica: “Aunque aún cojea un poco, tiene una actitud agradable y

' Hrickson(l 973/2002, p. 14).Krickson y Rossi (1979, p. 262).

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sana”. En otras palabras, el hombre aprendió a ver en forma más positiva su situación de vida. Erickson utilizó este caso para ilustrar la importancia de aceptar y utilizar las imperfecciones del paciente. Esto es, en esencia, la capacidad de adaptación y la resiliencia. Po­demos decir que donde la capacidad de adaptarse y la resiliencia terminan, comienza la muerte. Para no permanecer inmovilizada, una persona debe tener la capacidad de aceptar circunstancias inde­seables. Esta idea fue expresada hace poco por un competidor en el Tour de France, Tyler Hamilton. Durante la primera etapa de la ca­rrera, chocó y se fracturó la clavícula. A pesar del dolor intenso fue capaz de completar la carrera y ocupar el cuarto lugar. Cuando se le preguntó cómo pudo lograr tal cosa, Hamilton dijo que aprendió a aceptar el dolor. Una vez que dejó de pelearse con él pudo hacer los ajustes necesarios en postura, equilibrio y pensamiento. Esto es qui­zás lo que Erickson quería decir cuando hablaba de que el problema más común era la falta de flexibilidad, la rigidez en la psicoterapia4. La capacidad de adaptación es esencial para la resiliencia así como la aceptación lo es para el aprendizaje. Si una persona continúa pe­leándose y rechazando cambios propios del ambiente o del cuerpo, está desperdiciando energía y retardando la recuperación.

Si el pensamiento humano está relacionado con las realidades emergentes, “un hombre es sus pensamientos”, lo más importante en la terapia es transmitir la idea de que el cambio es posible. Erickson no prometía curaciones que parecieran imposibles y en ocasiones aseguraba de manera paradójica lo inevitable del fracaso. Como él explica: “Le sugieres a un paciente desesperado que lamentas mu­chísimo que, más allá del éxito que tengas con él, vas a fallar diez por ciento del tiempo. Y le expresas una pena terrible de que él también va a fallar diez por ciento del tiempo y le dices que lo lamentas. Lo que en realidad le estás diciendo es que va a tener éxito el noventa por ciento del tiempo. Y así empiezas a construir en él una filosofía que le permita aceptar ese diez por ciento de fracaso”5. Erickson usaba frecuentemente este enfoque con los pacientes que estaban absoluta­mente convencidos de que iban a fracasar. Construía sus frases de tal manera que el cambio parecía de repente posible. Y esto lo lograba creando un espacio para aceptar la imperfección.

4 Zeig(1980).5 Erickson (1962a).

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I rickson terminaba a veces un trance diciendo: “Todas las cosas•....ñas terminan”. Éste es uno de los más profundos dilemas para lasi naturas vivientes. Nuestra realidad está ligada a un cueipo frágil i|iie eventualmente morirá. Como Erickson había sido discapacitado por la polio, entendía esto muy bien, sin embargo, su repuesta a esta i ondición humana recuerda la máxima bíblica de “Tu cuerpo es un templo”. Como se verá a lo largo de este texto, la terapia de Erickson .K inpre apuntaba al bienestar y a la importancia del cuerpo. De hecho, él decía que un resultado clínico positivo tenía que ver con poder utilizar toda la intensidad de la personalidad para hacer uso del cuerpo. Esto sirve para ayudar a obtener resultados terapéuticos6. I’or ejemplo, en el caso del hombre con artritis Erickson explica: I spera la estación de lluvia cada año y los tres a siete días durante

los cuales estará confinado a la cama por el dolor de la artritis”. El hombre era capaz de esperar con entusiasmo que llegara el momento de estar incapacitado porque le daba la oportunidad para ponerse al corriente de los libros que quería leer. Con la ayuda de Erickson lomó toda la energía que estaba desperdiciando en maldecir y la puso a ejercitar su dedo pulgar, dedos, brazos y el resto de su cuerpo.I se hombre pudo también apreciar el momento en que aparecía la artritis residual como unas vacaciones.

En resumen, Erickson ponía sus curaciones a disposición de todas l as personas, sin importar cuáles fueran sus circunstancias de vida.

2. Salud mental y curación

/(checa

Una niña de siete años llamada Rebeca fue llevada a la oficina de I 'rickson completamente envuelta en un cobertor. No había podido salir de su casa desde hacía varias semanas. El pensar en salir le resultaba en extremo doloroso y le causaba violentos síntomas como vómito, diarrea, incontinencia, taquicardia y desmayos. Erickson i omenzó la terapia discutiendo de manera lenta y sistemática sobre

" Erickson (1957).

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cómo pensaba ella que debería descubrirse y qué tanto del cobertor debería permanecer en su lugar. Igual de cuidadosamente revisó con ella qué tanto sentía que podría decirle.

Su historia era la siguiente: A l dirigirse a su casa después de salir de la escuela, un enorme perro pastor alemán la mordió. Esto la asustó terriblemente. Entonces los dueños del perro salieron y la regañaron por molestar a su perro. Luego expresaron que estaban molestos por haber tenido que pagar para que su perro fuera llevado a observación. Tras haberse recuperado de la mordida del perro, Re­beca regresaba a su casa y nuevamente fue atacada por el perro. Los dueños habían decidido no encerrarlo porque pensaban que necesi­taba el ejercicio. De nuevo los dueños regañaron a la niña y le dije­ron que iban a demandar a sus padres. Rebeca estuvo todo el fin de semana en su casa recuperándose de la segunda mordida del perro. El siguiente lunes salió hacia la escuela pero llegó hasta la banqueta y se regresó sintiéndose mal. A l día siguiente solamente llegó hasta la puerta antes de sentirse mal. A l tercer día no salió de su casa.

La primera respuesta de Erickson fue justificar su miedo y sus síntomas asociados. Con una mirada de asombro le dijo: “¡Estoy sorprendido de que seas una niña tan fuerte y sana! ”, refiriéndose a los hechos traumáticos, Erickson añadió: “Estoy sorprendido de que no estés mucho peor. Estoy sorprendido de que tu corazón no lata mucho más rápido. ¡Estoy sorprendido de que seas tan fuerte y sana y que tus desmayos no duren más y de que no tengas más diarrea! ”.

Después Erickson explicó lo que hizo diciendo: “Tenía que darle a esa niña una buena opinión sobre su cuerpo y su comporta­miento Después de haber estado sentada escuchando a Erickson alabarla, Rebeca comenzó a tener una opinión diferente sobre sí misma. Comenzó a reír y a bromear y quiso ver al perro de Erickson, quien se lo había descrito como un inofensivo labrador. Seis visitas después la niña no requirió más terapia7.

¿Cómo ocurre la curación? ¿Qué hace que una persona regrese a un estado de salud? Los tratamientos y las intervenciones vienen de fuera. La curación es algo que ocurre desde dentro e involucra a todos los sistemas del cuerpo. Un médico del siglo IX dice: “Yo traté

7 Erickson (1961).

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Id herida pero fue Dios quien la curó”. En otras palabras, sanar es la m 11 vación de recursos internos durante el proceso de recuperación.

Por consiguiente, la psicoterapia de Erickson consistía en una i onstelación de procedimientos utilizados con el propósito de co­municar la idea de que “tú tienes la capacidad para curarte y estar »(dudable”. En el caso de Rebeca, Erickson comunicó de manera di- i reta y convincente la idea de que ella era una niña fuerte y sana. Le reafirmó lo bueno sobre su cuerpo, la ayudó a sentirse valiente. Ha- híendo aceptado estas ideas, Rebeca fue capaz de regresar a un estado de salud mental.

lín general se puede decir que la salud es un proceso activo que ilebc originarse desde dentro. Todos estamos familiarizados con los consejos médicos de comer bien y hacer ejercicio. Pero la salud es mucho más que la decisión de alimentarse y moverse de manera vigorosa. Se requiere un deseo de mantenerse bien a uno mismo en lodos sentidos, tanto físicos como mentales. La salud implica una nclitud vigilante para evitar ser dañado y para crear un hogar feliz. I a salud también incluye innumerables acciones diarias como platicar con un buen amigo, cuidar un jardín o escoger un momento para estar a solas. Todo esto proviene de un deseo de involucrar las habilidades de la mente y del cuerpo.

Más que considerar la salud como un objeto u objetivo clínico, debe ser vista como un proceso a lo largo de la vida. De la misma manera que la salud es un proceso continuo, lo es la curación. Cuan­tío la curación se detiene, entonces la salud se desvanece lentamen­te. Por lo tanto, puede afirmarse que la salud duradera requiere más que un tratamiento exitoso.

Una importante observación de Erickson a menudo citada, era que alguien que es psicótico y cree que no tiene estómago o alguien más que está hospitalizado con anorexia aun cuando puede ser ali­mentado por sonda con cientos de calorías por día, puede morir por desnutrición. Éste sería un tratamiento que no activa la sanación. Una observación similar fue hecha por Víctor Frankl8 quien refiere el caso de un paciente curado de gangrena al serle amputada una pierna que, al sentirse incapaz de soportar la pérdida de un miembro, se suicida. El punto esencial aquí es que ya sean biológicas o psi-

* Frankl (1955).

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cológicas, son las capacidades y los recursos del paciente los que producen la curación.

Quizás la más significativa distinción entre sanar y dar un trata­miento es que este último no puede darse independientemente del primero. Sanar es un producto del cuerpo y la mente, en contraste, el tratamiento es una intervención realizada por un individuo.

El terapeuta se debe preguntar respecto a cada paciente: “¿Qué es lo que esta persona necesita para vivenciar su capacidad innata de curación?” . Para promover efectivamente este proceso se debe: “Dejar que los pacientes sepan que ellos se van a curar y que esto sucederá dentro de ellos” ’.

3. El papel del terapeuta

El niño al que le frotaron la cara con eso

Unos padres llevaron con Erickson a su hijo de doce años. Le di­jeron: “¡Este niño ha mojado su cama todas las noches todas las semanas desde que era bebé! Le hemos frotado la cara en la cama, lo hemos golpeado, lo hemos hecho lavar las sábanas. Lo hemos dejado sin comida y sin agua. Le hemos puesto castigos inimaginables y sigue mojando su cama Erickson les respondió con un tono fuerte y autoritario: “Ahora es mi paciente y no quiero que interfieran con la terapia que voy a hacer con su hijo Luego sopesó la situación: “Ustedes quieren una cama seca. Yo haré la terapia y nos dejan a mí

y a su hijo en paz. Ustedes me dejan hacer todo lo que necesito con su hijo y se callan la boca y son amables con mi paciente ”. En su deses­peración, los padres aceptaron sus términos.

En una reunión en privado con Joe, de doce años, Erickson le contó las instrucciones que había dado a sus padres. Joe se puso feliz con las condiciones. Luego Erickson le dijo: “Sabes, tu padre mide 1.90 metros, es un hombre enorme, robusto y poderoso. Tú solamente tienes doce años, ¿cuánto mides? Joe respondió que medía 1.80.

’ Erickson (1965b).

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I uego Erickson le preguntó: “¿Cuánto pesa tu padre?” “Pesa 110 kilos Erickson notó que en sus 110 kilos no había nada de grasa.

Luego le preguntó a Joe cuánto pesaba. Erickson actuó sorpren­dido ante la respuesta: “Tú pesas 85 kilos y eres un niño de doce uños, ¿no? ¿Te imaginas cuánta energía y fuerza ha necesitado tu i uerpo para form ar ese enorme y hermoso chasis en un niño de doce liños?”. Observándolo, Erickson añadió: “Piensa en todos esos músculos que tienes y en la fuerza que tienes. Has estado poniendo mucha energía en form ar todo eso en doce cortos años. ¿Cómo crees que serás cuando tengas la edad de tu padre? ¿Medirás solamente unos insignificantes 1.90 metros, pesando solamente 110 kilos? ¿O crees que serás más alto y más pesado que tu padre? Sólo tienes doce años y ya pesas 85 kilos. Tu enorme padre solamente pesa 25 kilos más que túy ¡es mucho mayor que tú! ”

Joe consideró estas cuestiones, obviamente complacido con esta nueva y diferente perspectiva. Nunca antes había considerado su i recimientofísico como un logro personal..

Erickson continuó: “Tus padres me han pedido que te cure de mojar la cama, y me han dicho todo lo que han hecho mal en su intento por conseguirlo, así que aclarémoslo ahora. Joe, yo no voy a i ararte de mojar la cama, en lugar de eso te voy a decir unas cuantas cosas. Tú has dedicado mucha energía y fuerza en construir este hermoso y enorme chasis en un niño de doce años. Tú vas a ser una estrella del fútbol en la universidad. Vas a ser un atleta en la universidad, pero ¡no te falta mucho! ¡Solamente te faltan 25 kilos />ara alcanzar a tu padre! Y aún tienes nueve años para que seas un adulto, ¡nueve años para subir 25 kilos! Tú puedes hacer eso, tú lo sabes y yo lo s é ”"1.

I 'n psicoterapia, la mente y el cuerpo del paciente representan su fuerza primaria para resolver lo que necesita resolver. El papel prin­cipal del terapeuta es actuar como catalizador. En este papel el tera­peuta es responsable de ayudar al paciente a reconocer nuevas posi­bilidades. Por ejemplo, un niño que no ve alternativa a una vida de mojar la cama se ve estimulado con algunas ideas novedosas que le

Erickson ( 1964a).

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otorgan nuevas, futuras, posibilidades. Como Erickson explicó so­bre el caso anterior: “Podías ver la mente de Joe despertando en todas direcciones, estaba obteniendo una nueva imagen corporal de sí mismo como un hombre”" .

Es necesario que el terapeuta reconozca la importancia de obte­ner la cooperación y la participación del paciente. Erickson define esta dinámica diciendo que “en la relación terapeuta-paciente tienes un objetivo en común: el paciente quiere un tipo de atención y tú estás preparado para dar esa atención. Son dos personas unidas, trabajando por un objetivo en común: el bienestar del paciente”. Erickson se preguntaba en esta relación recíproca: “¿Qué puedo hacer yo y qué puedes hacer tú? Primero yo hago esto y después tú haces lo otro”. De acuerdo con Erickson: “Muy pocas veces das órdenes porque no quieres que la otra persona sea un esclavo inde­fenso. Se obtiene menos trabajo de un esclavo que de un trabajador libre porque la relación no está determinada por el control o el domi­nio, habrá ocasiones en que el paciente complazca al terapeuta y ocasiones en que el terapeuta complace al paciente”1".

Hacia el final de su carrera, preguntaron a Erickson qué era lo que le había enseñado a ser un mejor terapeuta. Erickson respondió que él luchaba continuamente por controlar menos13. Paradójicamente, uno de los problemas cuando se busca manipular o controlar al paciente es que al final se debilita la posición del terapeuta. Cuando el paciente no responde a lo que el terapeuta anticipa, la situación se vuelve más difícil. Si se desarrolla una sutil batalla por el control, se distrae ener-gía del proceso de curación y se pierde la oportunidad para que el paciente descubra sus recursos internos y sus habilidades encubiertas. Como decía Erickson en numerosas conferencias durante los años 1950 y 1960: “Recuerden que uno no es el importante (en la curación), sino el paciente” .

Al buscar la manera de dar apoyo a los que sufrían, Erickson cla­ramente comprendió que cuando ofrecía ayuda él no estaba del todo seguro de lo que el paciente haría con ella. Más bien, esperaba una colaboración que resultara en acciones útiles. Erickson nos recuerda que el terapeuta debe “siempre dejar que el paciente siga su propia

"ídem.’’Erickson (1966).13 Erickson y Rossi (1981).

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muñera espontánea de hacer las cosas”14. De esta manera se facilita que descubra sus habilidades y sus recursos internos.

No importa lo que el paciente haga en respuesta al estímulo tera- I H -u t ico, siempre se le presentará otra oportunidad. Cuando se necesita un cambio de dirección, el terapeuta debe apelar a fuerzas motivacio- i ni les preexistentes dentro del paciente. Podemos hacer una analogía con el tenis. Cuando la raqueta recibe una pelota no tiene control sobre la dirección ni la velocidad del objeto proveniente. Sin embar­co, la raqueta puede moverse en algún ángulo hacia arriba o hacia nbajo y la pelota va a reaccionar de manera muy distinta. Para dirigir .ulecuadamente la pelota, el foco del control está en la superficie de la mqueta y no en las propiedades de la pelota. En el caso de la cama húmeda de Joe, Erickson no intentó que el niño detuviera su com­portamiento. En lugar de eso, giró el foco de atención hacia los logros de .loe, el extraordinario desarrollo de su cuerpo. Esto giró la situación de tal manera que el desarrollo normal y natural de Joe le permitió crecer hacia fuera del problema. Al describir este caso Erickson explicó: “Le dije que NOSOTROS tendríamos que esperar y ver cuándo tendría su primera cama seca”. Ésta es la manera en que I rickson definía de manera situacional el papel de cada participante en el proceso de curación.

4. El enfoque m eta-teleológico de la psicoterapia

Este capítulo introduce un término filosófico que actúa como pilar que sostiene los otros componentes en este modelo de curación. El lérmino teleológico es comúnmente usado para describir los esfuer­zos de las personas para encontrar dirección en su vida. En general, es un estudio del propósito y a partir de ahí se establecen metas. El término meta es un prefijo usado a menudo para describir algo que existe más allá del punto habitual de referencia. Cuando una persona establece como su objetivo ayudar a otros a establecer objetivos significativos, diseñados por ellos mismos, esa persona tiene un enfoque meta-teleológico. Por eso, en este capítulo vamos a ver ¿cómo el paciente puede acudir a alguien externo pidiendo ayuda y conservar al mismo tiempo su voluntad personal íntegramente?

14 Erickson (1962b).

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La mujer con enfermedad de Reynaud

Una mujer de cincuenta años, diagnosticada con enfermedad de Reynaud, llegó a la oficina de Erickson en un estado extremo de dolor y de fa lta de sueño. Le mostró las manos y le dijo: “Tengo ulcerados los dedos por la fa lta de circulación en las manos, ya me amputaron un dedo y están a punto de hacerme otra amputación Decía que por el dolor tan intenso no podía dormir más que una o dos horas seguidas.

Erickson le respondió que él no sabía nada sobre cómo curar la enfermedad de Reynaud, y le dijo que si algo se podía hacer al respecto sería que sus propios “aprendizajes corporales ” se ocupa­rían del asunto. Después Erickson le enseñó cómo entrar en trance, le explicó que ella tenía una enorme cantidad de aprendizajes corpo­rales, las habilidades internas que todos acumulamos en una vida llena de experiencias. Le dijo que durante el día su mente inconscien­te estaría completamente absorta en contactar y conectar todos sus aprendizajes corporales para usarlos en su beneficio. Le sugirió que antes de irse a dormir, se sentara en una silla y entrara en un estado de trance, y que durante el trance iba a poner todos sus aprendizajes en acción. Después de salir del trance, ella lo llamaría.

La mujer siguió la rutina prescrita por Erickson. Antes de dormir se puso en trance. Llamó a Erickson a las 10:30 p.m. y con voz temblorosa le dijo: “Mi esposo está sosteniendo el teléfono porque yo estoy muy débil como para sostener la bocina. ¡Estoy asustada! Apenas puedo estar sentada en la silla. Hice exactamente como me dijo, me senté y entré en trance y de repente empecé a sentirfrío. Me daba cada vez más frío, como cuando era niña en Minnesota. Estuve tiritando por más de 20 minutos, ¡hasta los dientes me chirriaban! Luego, desapareció el frío de repente y comencé a entrar en calor. ¡Sentí un gran calor por todos lados! Ahora he alcanzado una profunda sensación de relajación física y cansancio

Erickson le respondió: “La felicito por enseñarme cómo manejar este tipo de problema. Ahora váyase a la cam ay me llama cuando se levante”. Erickson recibió la siguiente llamada a las 8 a.m. Era la primera noche de sueño continuo en más de diez años.

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I rickson explicó este éxito diciendo: "No hice nada más que i/n ii le que utilizara, a su manera, sus propios aprendizajes corpora- h \ especiales Varios meses después recibió una carta en la que le i/i’i iu que había estado libre de dolor usando este método de dilata­ción capilar en sus brazos, muñecas y manos. Cada noche antes de Use a la cama, alteraba la circulación de su sangre de tal manera que fiadla obtener alivio en sus manos y por lo tanto, podía dormir du- hOttc toda la noche15.

I ini característica fundamental que subyace a todas las enseñanzas y lii leí apia de Erickson es su profundo respeto por la individualidad de i Hila persona. Durante su trabajo clínico tenía el cuidado de crear el i'Npucio terapéutico para que los pacientes alcanzaran sus objetivos, a mi propia manera. Erickson no creía que los pacientes debieran adap- i i i ,e ¡ i los modelos teóricos de cambio creados por otras personas, él Cíela que la füosofía de cambio debía provenir del paciente y no del I iheo de texto.

lirickson se negaba a validar cualquier objetivo preestablecido ile la terapia y creía que ninguna de las escuelas de psicoterapia exis­tí'ti les hasta entonces podía considerar de manera apropiada todo lo particular de cada individuo16. Por eso, su original enfoque ha llega­do a ser conocido como enfoque “no directivo” .

Sin embargo, este término es un poco engañoso porque puede im­plicar una posición pasiva en lugar de activa por parte del terapeuta. ( orno puede observarse en el caso anterior, Erickson fue más pro- ¡k'tívo que pasivo. Trabajó de manera estratégica y no simplemente esperó a que los problemas se resolvieran17. Una gran parte de su tra­bajo era ayudar a las personas a reconocer y lograr sus propios obje­tivos personales. De hecho, ése era su objetivo primordial.

El uso creativo que Erickson hizo de la hipnosis ha puesto en tela de juicio la noción tradicional de que el objetivo final de todas las técnicas hipnóticas es la sugestión. En el tipo de hipnosis que propo­ne y conocemos como hipnosis ericksoniana, utiliza tanto las tenden­cias humanas generales como las características individuales. En la

lirickson (1960a).I irickson-Elliot y Erickson-Klein (1991).

' lla ley (1973).

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hipnosis ericksoniana, los conceptos de sugestión y de utilización están firmemente ligados al reconocimiento y promoción de la vo­luntad del paciente. En esta meta-teleología, las sugestiones, la inspi­ración y el apoyo sirven como mecanismos para activar los recursos internos. Cuando el paciente obtiene una nueva manera de apreciar lo que puede hacerse da una comprensión nueva y un cambio clínico profundo. En el caso de la mujer con la enfermedad de Reynaud, el catalizador fue el estímulo de un experto médico, Erickson. Esto le permitió comprender que ella tenía una enorme cantidad de aprendi­zajes previos no reconocidos y que podía usar estos aprendizajes internos para alcanzar sus objetivos.

Una ilustración similar de este enfoque clínico puede encontrarse en un trabajo de investigación sobre la resiliencia al dolor1'. Los in­vestigadores usaron dos métodos diferentes para ocasionar dolor: uno fue la inmersión del brazo del sujeto en un tanque de agua helada; el otro fue el incremento gradual de la presión de un cuchillo contra un dedo del sujeto. Se pidió a los sujetos que soportaran el estímulo doloroso tanto como sintieran que podían aguantar.

Se descubrió durante ensayos por separado con diferentes grupos que después de decirles: “Haga cualquier cosa que pueda para reducir el dolor”, los sujetos pudieron soportar mayores cantidades de estímulos dolorosos sin quejarse. Al simplemente recibir permiso explícito del investigador, los sujetos parecieron ser capaces de incrementar significativamente sus recursos para enfrentar esa si­tuación. No fue necesaria una inducción hipnótica formal para que el efecto ocurriera. Este hallazgo fue interpretado como un indicio de que las sugestiones hipnóticas para enfrentar situaciones pueden causar efecto simplemente al permitir el uso de capacidades preexis­tentes. Este resultado también puede verse como un incremento en la resiliencia, dado al introducir esperanza.

Existe una poderosa energía curativa que se produce al combinar la esperanza y la utilidad, que dan como resultado una gran resilien­cia. Para mantener la salud, los pacientes necesitan reconocer que hay algo significativo que puede hacerse para resolver sus proble­mas. Sin una razón para actuar no existe la iniciativa. Como se ha mostrado en numerosos estudios sobre las expectativas positivas, la esperanza produce la mejoría del síntoma y promueve la salud fisi-

l8Spanos et al. (1984).

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cu. Dichos estudios han mostrado que los tratamientos con placebo, que producen esperanza, aminoran la severidad de la artritis, curan dolores de cabeza, reducen el dolor, previenen resfriados, curan úl­ceras, inhiben síntomas de supresión de drogas, alteran el funciona­miento gástrico, controlan los niveles de azúcar en sangre de diabé- I icos, reducen la enuresis, reducen la frecuencia y la severidad de los lilaques de angina de pecho y revierten el crecimiento de tumores malignos19. En contraste, los estados emocionales negativos aumen­tan la vulnerabilidad ante la enfermedad física, agravan enferme­dades presentes y retardan el proceso de curación20.

Si creemos en la bondad innata del hombre, tendremos resiliencia como respuesta. Las personas que no tienen una autoestima adecuada pueden dirigir energías contra ellos (por ejemplo, alguien que hace pasar hambre a su cuerpo por la anorexia) o no pueden conectar sus recursos. Erickson nos mostró claramente que su objetivo era comu­nicar la bondad y la entereza del cuerpo del paciente. Los pacientes necesitan un sentimiento de seguridad en su propio cuerpo21. Cuando se convencen de las bondades de la mente, corazón, sistema digestivoo cualquier otra parte del cuerpo que ha estado temporalmente descompuesta, se crea un nuevo sentido de auto-eficacia. Como ha sugerido la investigación contemporánea, uno de los secretos de la resiliencia es tener un sentido de control sobre lo que está ocurriendo durante un momento de prueba22. Esto permite a los pacientes usar sus capacidades internas y aprendizajes para alcanzar sus objetivos.

Otro elemento importante en el caso de la mujer con enfermedad de Reynaud, es la instrucción de Erickson de que confíe en su mente inconsciente. Esto le dio esperanza, ya que le hizo creer en la bondad de sus propios recursos mentales. En contraste con las ideas de Freud acerca de la mente inconsciente, Erickson siempre enfatizaba las virtudes de la mente inconsciente de los pacientes. Con frecuencia usaba este constructo para comunicar la idea de que los pacientes tenían dentro de ellos una fuerza aún no reconocida en la que podían confiar y de la que podían depender, algo con un gran potencial aún desconocido. Éste era el tipo de incentivo que caracterizaba su enfoque meta-teleológico.

" Beecher ( 1961 ), Honigfeld ( 1964), Klopfer ( 1957) y Volgyesi ( 1954).“ Frankl (1973).71 Erickson (1962c).

Bandura (2003).

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Puede haber muchos objetivos durante el curso de la psicoterapia, pero siempre debe haber un objetivo clínico que actúa como brújula. De manera similar a un faro apostado en lo alto de una montaña, el objetivo totalizador permite al terapeuta navegar alrededor de di­versos obstáculos mientras mantiene un sentido de dirección. Este objetivo es el pináculo que justifica todos los demás objetivos subor­dinados. En el contexto de la terapia ericksoniana, el objetivo pri­mordial detrás de todas las tareas psicoterapéuticas es hacer que se activen habilidades no reconocidas para que el paciente las utilice vo­luntariamente para lograr sus propósitos. Esta es la meta-teleología del cambio.

En fin, al estudiar la filosofía detrás del enfoque curativo de Erickson, observamos la propuesta de ver la terapia como una oportunidad para que el paciente y el terapeuta hagan algo significativo en relación con las necesidades del paciente. ¿Hacia qué dirección? Depende de la voluntad del paciente y no de alguna doctrina externa de cambio. El objetivo del terapeuta es promover estratégicamente el logro de las metas del paciente. De esta forma, la terapia no conlleva un espíritu de coerción, superioridad o adoctrinamiento, sino un espíritu de cooperación, aprendizaje mutuo y descubrimiento.

De la misma manera en que un médico puede elegir entre muchos tipos de medicamento, la terapia puede darse utilizando una intermi­nable variedad de técnicas. Las estrategias clínicas de las que deri­van estas técnicas no deben verse como un agente curativo, sino como un medio para fortalecer el sistema inmune psicológico y esti­mular un proceso interno de curación. Por lo tanto, el énfasis debe ponerse en las capacidades internas del paciente y no en las acciones del terapeuta. Por último, deben evitarse los objetivos perfeccionistas y las ideas egoístas; en lugar de pensar “debo encontrar una solución a este problema”, el enfoque de Erickson era pensar en términos de la resiliencia del paciente y su esperanza en el futuro.

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PARTE III

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ESTRATEGIAS CLÍNICAS Y TÉCNICAS

“El secreto de la psicoterapia reside en hacer que el paciente haga algo que él quiere hacer pero que normalmente no haría

Milton H. Erickson (fecha desconocida)

I I artesano experto, capaz de realizar tareas complejas, tiene la habi­lidad para aplicar rápidamente estrategias para resolver problemas en su campo. Entre más practicamos una estrategia, necesitamos menos reflexión consciente para realizarla y es más probable que »parezca de manera espontánea y que se incremente la eficiencia porque cada decisión consciente representa numerosas cadenas de lazonamiento implícito. Por esta razón, muchas veces los grandes terapeutas tienen dificultades para explicar sus estrategias clínicas. I as han practicado tanto que si se pusieran a pensar consciente­mente cómo realizan cada paso, titubearían.

Dentro del contexto de la psicoterapia, lo que se ha llamado “intui- e ión clínica” podría considerarse con mayor precisión “razón implícita”. I a razón implícita es un proceso lógico, no es adivinar creativamente ni tener “suerte”. Para poder adquirir las habilidades que tenía Erickson para resolver problemas, es necesario entender claramente sus estrate­gias que hasta ahora nos parecen enigmáticas. Uno de los objetivos de este libro es discutir algunas de ellas. Cada estrategia es como un esquema general que puede aplicarse a una gran variedad de situa­ciones problemáticas para llegar a nuevas y únicas soluciones. Veremos a continuación que mientras más amplia sea la aplicación de una estrategia, más útil será.

En el contexto de este trabajo, una estrategia se define como un principio fundamental de la solución de problemas humanos que permite al terapeuta experto diseñar técnicas especializadas para enfrentar diferentes retos emocionales o psicológicos. Las técnicas psicoterapéuticas, como el doble vínculo terapéutico, la prescrip­

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ción del síntoma, o la instrucción paradójica, pueden agruparse en categorías de acuerdo a una función común. Las estrategias determ i­nan qué técnicas se deben usar, cómo y cuándo. Cuando un terapeuta aplica una técnica terapéutica sin comprender bien su función clínica y sin tener una estrategia, su posibilidad de éxito está regida por el azar.

Es muy importante entender que éste no es un libro sobre técnicas terapéuticas. No existen fórmulas paso por paso que se tengan que memorizar para aplicar en cada sesión. El objetivo de este trabajo es mucho más ambicioso. Para comprender las estrategias clínicas, y como en toda terapia, se necesita juicio clínico. Sin embargo, muy pocos terapeutas saben cómo enseñarlo. Erickson explica: “En la psicoterapia debemos siempre tomar en cuenta la personalidad del individuo... Si es muy amistoso, hostil, desafiante, extrovertido o introvertido... el terapeuta debe hacer fluir su comportamiento porque, si es rígido, va a evocar algunos tipos de conducta rígida en el paciente” '. Las siguientes estrategias dan las bases para tener un juicio clínico y poder diseñar una técnica nueva para casi cada caso. Aunque cada capítulo contiene una serie de técnicas usadas por Erickson y por otros, no se trata de imitarlas. Con su juicio clínico, el terapeuta podrá diseñar o m odificar las técnicas que aprenda para poder enfrentar una gran cantidad de situaciones clínicas únicas.

Las siguientes cinco estrategias: fragmentación, progresión, dis­tracción, reorientación y utilización, proveen una definición funcio­nal y amplia de las técnicas más frecuentemente encontradas en el trabajo clínico del Dr. Milton H. Erickson. Cada estrategia es descrita primero en términos del principio fundamental que sigue y sus apli­caciones más generales. En cada revisión se encuentran discusiones detalladas y ejemplos de casos que ilustran diversas técnicas que sirven a una función común. Repito, las siguientes estrategias no son de ninguna manera excluyentes, por el contrario, deben verse como colores primarios. Cada una puede acomodarse y mezclarse para crear respuestas de amplio rango y de gran precisión ante un pro­blema determinado.

' Erickson(1977/200l , p . 3).

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I slrategia 1: fragm entación

t ilgranjero histérico

I 'ii Minnesota, un médico general atendió a un granjero que llegó < arriendo a su o ficina con un brazo roto, doblado. El granjero estaba asustado e histérico. Caminando rápidamente alrededor de la ofici­na gritaba: "¡ Tiene que hacer algo por mí! ¡ Tiene que hacerme algo! i lic’ne que hacerme algo!” El doctor lo alcanzó de inmediatoy le dijo:''/ hiele mucho eso, ¿ verdad'?''. El granjero asintió. Luego el médico le dijo i vn voz tranquilizante: "Pero afortunadamente no duelen tus dedos y lu hombro se siente bien. Solamente duele justo allí. Pero no aquí ni uqui. Justo en ese lugar, eso es todo El granjero tuvo que darle la razón. Después de unos cuantos segundos de que su dolor y su su frimiento habían sido restringidos, el granjero se calmó y se sentó en una silla. Su pánico y su terror habían disminuido. Entonces, el doctor le curó el brazo2.

I s mucho más probable que la curación ocurra cuando la cantidad de recursos para resolver problemas que tiene una persona son tan grandes como o mayores que el problema. Para la mayoría de los individuos que buscan ayuda psicoterapéutica, la duración y la com­plejidad de los distintos elementos que forman un problema, lo hacen parecer insuperable. Pero como un atado de leña, las realidades pro­blemáticas pueden ser fragmentadas de tal manera que la energía lotal del individuo puede llegar a soportar un solo tronco a la vez y no Inda la leña. Al trabajar en un pequeño fragmento a la vez el obstáculo se supera. El mismo concepto se refleja en la conocida estrategia mi­litar de “divide y vencerás” . Dentro del contexto de la psicoterapia, lo que se divide es el problema y esto proporciona al paciente una sensación de esperanza en que puede tener logros futuros.

La fragmentación es una estrategia amplia con aplicaciones casi ilimitadas. Permite que el terapeuta fraccione una realidad proble­mática compacta, en partes más pequeñas, más fáciles de asimilar.

Erickson ( 1960a y 1962c).

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La fragmentación parece ser una estrategia natural de afrontamiento que puede darse espontáneamente en individuos que sufren una sobrecarga, como en el caso de un fuerte trauma. Sintomatologías como la despersonalización, el trastorno de identidad, la amnesia o la disociación psicosomática, son ejemplos de fragmentación es­pontánea. Esta habilidad natural se convierte en una estrategia tera­péutica si la utilizamos de manera voluntaria y por lo tanto queda restringida para que no interfiera en las tareas de la vida diaria, como en el caso de los síntomas citados anteriormente.

Un ejemplo de fragmentación controlada está en la expresión “he aprendido a dejar el trabajo en la oficina”. En otras palabras, los he­chos estresantes que han ocurrido durante el día de trabajo son sepa­rados de los hechos que ocurren en casa con la familia. Cuando la persona regresa al día siguiente a trabajar, la mente es capaz de recor­dar la información necesaria asociada con esta parte de la realidad. Otro ejemplo es cuando a alguien se le exige atender demasiadas situaciones estresantes y responde diciendo: “Simplemente no puedo pensar en eso ahora”, está atendiendo a una pequeña parte de su realidad total.

Existen muchas maneras de conseguir la fragmentación tera­péutica. Cualquier camino por el que una persona percibe o procesa información puede ser potencialmente fragmentado de los otros. Se puede fragmentar la conciencia, la memoria, la identidad y las fun­ciones sensoriales. Sin embargo, no se trata de fragmentar la perso­nalidad del paciente. Ése no es nuestro objetivo. Lo que el terapeuta busca es fragmentar el problema clínico. Se trata de integrar los recursos y habilidades del paciente y llevarlos a resolver un pequeño aspecto de la situación problemática. De la misma manera en que una persona no está preparada para comer una vaca en una sentada, el terapeuta rebana la sustancia de la terapia para que las realidades nocivas puedan ser digeridas pedazo a pedazo, bocado a bocado.

1. Definición del síntoma

En el momento en que definimos algo, se convierte en un fragmento separado de todas sus manifestaciones potenciales. Cuando se define

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un comportamiento sintomático, comienza a perder su carácter invasivo involuntario. Cuando se perfila cuándo ocurre el compor­tamiento, dónde ocurre, su intensidad, duración, etcétera, se vuelve más predecible y con mayor posibilidad de que sea controlado.

Una simple pregunta, tal como “¿exactamente cuándo ocurre el problema?, se convierte en parte de una estrategia clínica mayor. ( uando se trabaja con una persona que tiene un problema intangible, incontrolable, es difícil lograr avances, pero una vez que el problema se define, por ejemplo como relaciones sexuales, se convierte en un fragmento de toda su situación vital. Y si además se delinea como eyaculación prematura, entonces el problema se vuelve aún más pequeño. Debemos continuar preguntándonos, imaginando si este fragmento se puede fragmentar aún más.

Una vez, Erickson le pidió a un hombre en circunstancias simi­lares que explicara exactamente cuántos minutos podía mantener una relación sexual antes de eyacular. En este momento el sexo como un todo ya no era un problema, sino sólo un momento determi­nado durante la relación sexual, era el problemático. Erickson, par­tiendo de lo inevitable de la eyaculación prematura, sugirió a este hombre que experimentara una “eyaculación parcial” en un momen­to determinado y guardara lo demás para tener un periodo mayor de sexo. Fragmentó la eyaculación. Esto era algo que el hombre sentía que podía hacer y como resultado, su actuación durante el acto sexual mejoró sustancialmente3.

En algunos casos el paciente se siente agobiado por la sensación de nunca estar libre del síntoma, especialmente si se trata de dolor o una intensa incomodidad. Bajo estas circunstancias, una pregunta inocua como ¿con qué frecuencia ocurre el problema? puede brindar resultados sorpresivos. En algunas ocasiones hay un cambio inme­diato en la expresión del paciente cuando comienza a pensar sobre las ocasiones en que está libre del síntoma. Esta pregunta de valora­ción comienza sutilmente el proceso de fragmentar la experiencia de malestar que da el síntoma

Esta misma técnica fue elaborada por Steve de Shazer en el con­texto de la terapia centrada en soluciones4. Usando este enfoque, el

Erickson ( 1959d).4 De Shazer (1994).

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terapeuta busca excepciones al problema. Motiva al paciente a reflexionar sobre ejemplos de cuando el comportamiento problema no ocurre. El resultado es que el problema pasa de ser totalmente abarcador a algo que representa sólo una parte de la experiencia de vida del paciente.

La esencia de lo que sería la terapia centrada en soluciones fue explicada delicadamente por Erickson durante una conferencia en 1964. Mientras describía la importancia de cómo se define un sínto­ma, Erickson trazó el método apropiado para examinar un tobillo luxado. Si es el tobillo izquierdo el que está lastimado, el médico debe examinar primero el tobillo derecho para tener una mejor com­prensión de cómo se ve un tobillo normal en este individuo. Al obser­var el tobillo luxado, el médico será capaz de señalar no solamente lo que está mal en él sino lo que está correcto5. Este tipo de enfoque obviamente ayuda a fragmentar el tamaño del problema y propor­ciona cierto grado de esperanza.

2. Diagnóstico formal

La mujer con una enfermedad mental

Una mujer llegó con Erickson y le dijo que estaba nerviosa porque los vecinos tenían voces desagradables y ella los escuchaba al menos a dos cuadras a la redonda, aunque estuvieran murmurando. “Me están molestando —decía— no me dejan dormir y me ponen muy nerviosa Su esposo había intentado razonar con ella, quería que reconociera que no podía escuchar a los vecinos de la otra calle, pero ella insistía que los podía escuchar al menos dos cuadras alrededor. Mientras más trataba de convencerla de que no era así, más se enojaba ella.

Tras escuchar la historia, Erickson le dijo que pensaba que ella debía ir al hospital. Le dijo que no debía verlo a él ni a ningún otro psiquiatra en su consultorio. La mujer respondió peguntándole si creía que estaba loca. Usando un tono serio Erickson le respondió:

Erickson (1962a).

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M e avergonzaría usar esa palabra, loca. Soy un hombre de medi- i ínu y yo no uso ese tipo de lenguaje, pero creo que usted está men­talmente enferma”. Le explicó que debía decirle eso, así como le diría si estuviera físicamente enferma. Erickson continuó: “Para enfermedades físicas uno va a un hospital que atienda enferme- dades físicas; para una enfermedad mental uno tiene que ir a un hospital m ental”.

Al describir el resultado Erickson reportó: "La mujer discutió i onmigo de una manera bastante inteligente pero dijo que tendría i/ne irse a su casa y pensarlo. Su esposo trató de razonar con ella ilc que debería ver a otro psiquiatra y que nadie tendría una opi­nión tan sombría como la mía La mujer le dijo a su esposo: “El fue honesto conmigo, me dijo que estoy mentalmente enferma. Tú nie has estado diciendo que no puedo oír a nadie a dos cuadras. ( 'uando traté de pensarlo no pude hacerlo, me puse muy nerviosa y quizás el doctor tiene razón Unos días después ella insistió en ser admitida en el hospital, como una enferma m ental6.

( orno psicólogo en varias ocasiones he tenido la experiencia de recibir a una persona en mi consultorio, llevar a cabo una valoración completa, y darle un diagnóstico de enfermedad mental legitimandolo que la persona vive. Cuando lo escucha, la persona me ha dicho: l is un alivio saber esto”. Pero ¿por qué es un alivio?

Resulta interesante que el mismo resultado positivo ocurre cuan­do se realiza una prueba estandarizada de psicopatología. En años recientes Finn y Tonsager encontraron que se puede obtener un alivio significativo simplemente contestando la prueba MMPI y luego reci­biendo los resultados en una sesión de retroal¡mentación . Parecería que esto se logra sin ninguna intervención terapéutica formal. Sin embargo, al recibir los resultados del inventario de psicopatología el individuo adquiere un nuevo vocabulario que fragmenta efectiva­mente sus percepciones sobre lo que le ocurre.

Muchas veces, cuando se ofrece un diagnóstico formal, el pacien­te comienza a sentirse menos agobiado y menos confundido porque ahora puede separar los problemas que provienen de la enfermedad

" Idem.Finn y Tonsager (1997).

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mental identificada de todos los demás problemas de la vida diaria. Antes de que esta fragmentación se orquestara, la persona era menos capaz de realizar tareas ya que tenía una idea muy generalizada de “soy una persona incapaz de hacer cosas en la vida” o, como en el caso citado antes, “estoy loco”. Estos pensamientos estigmatizantes encapsulan a la identidad total, dejándola sin recursos para su recu­peración. Sin embargo, siguiendo el proceso de fragmentación, el individuo es capaz de pensar: “Soy una persona que tiene depresión y ahora voy a tratar mi depresión... yendo a terapia... o... haciendo más ejercicio... o... leyendo un libro de autoayuda... etcétera”. La persona ya tiene rumbo, propósito y, lo más importante, esperanza.

3. División del pronóstico

El dolor por cáncer de Cathy

Pidieron a Erickson que viera a una mujer que sufría un terrible dolor por cáncer. Tenía metástasis en los pulmones y en los huesos de los muslos y la pelvis. El dolor intolerable no podía ser aliviado con morfina, ni demerol ni otros calmantes. Erickson entró al cuarto del hospital con el médico de Cathy. Ella repetía y repetía: “No me lastimen. No me asusten. No me lastimen. No me asusten. No me las­timen. .. ” Cathy sabía que solamente tenía unos meses de vida. Tenía 36 años de edad y tres hijos; el mayor de once años.

Erickson inmediatamente captó su atención: “Pero debo lasti­marte. Debo asustarte. Debo lastimarte. Debo asustarte. Pero sola­mente un poco Le sugirió que permaneciera despierta del cuello hacia arriba y dejara que su cuerpo se durmiera. Usando un tono de urgencia Erickson dijo: “No sé por qué, no sé lo que significa, pero debes sentir una picazón en la planta de tus pies

Cathy, que tenía una desesperada necesidad de alivio del dolor, resistió esa sugestión: “Lo siento, pero no puedo desarrollar una picazón. Todo lo que puedo sentir es un adormecimiento en el talón Erickson se lamentó amablemente de que ella no fuera capaz de de­sarrollar una picazón. Le sugirió que el adormecimiento se extendie­ra gradualmente hacia sus pies, piernas, pelvis y hasta su cuello.

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I'cro cuando llegó a su pecho, Erickson observó: ”Aún hay un área ilc herida en el sitio de la cirugía. Lo siento, pero no voy a poder qui­tar ese dolor ”. Cathv reconoció su pena y lo perdonó por su “ fraca­so Ambos estuvieron de acuerdo en que el dolor que quedaba era menor y que podía soportarlo. Erickson reportó que la vio el 27 de /ehrero y que continuó en la mayor parte sin dolor hasta que cayó en i atado de coma el 25 de agosto, a lo que siguió una muerte rápida\

I a fragmentación y todas las estrategias deben realizarse para el paciente y no para “curar”. Esto deja espacio para la falta de perfe­cción. En lugar de tener que resolver TODOS los aspectos de un síntoma complejo, puede ser que el paciente tenga éxito en resolver el 90% del problema o quizás solamente los síntomas más proble­máticos sean aliviados. Insisto a los terapeutas que quieren curar a sus pacientes, a que se pregunten si “obtener un resultado parcial es menos bueno que no obtener ningún resultado”.

Es más probable que la curación se dé cuando el terapeuta haya podido sacar al paciente del esquema de “todo o nada” para que empiece a pensar que sí puede lograr. Llamamos división del pensa­miento a la introducción de esta idea y la revisión que hacemos en conjunto con el paciente sobre las posibilidades. El objetivo es se­parar lo imposible de lo posible. El esfuerzo es en conjunto porque en última instancia al paciente le toca decidir lo que él o ella es capaz de lograr.

Esta misma estrategia terapéutica ha sido empleada por muchos individuos que buscan ayuda en Alcohólicos Anónimos. Mientras desarrollan fortaleza para combatir un problema aparentemente in­superable, rezan la Oración de la Serenidad: “Señor, dame la sereni­dad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que sí puedo cambiar y la sabiduría para saber la diferencia” . Esta auto-valoración es una división del pronóstico.

Podemos también dividir el pronóstico introduciendo la idea de etapas. Gracias al trabajo pionero de teóricos como Kübler-Ross9, las personas que enfrentan la muerte de un ser cercano ya no se encuentran atrapadas por un periodo de aislamiento y negación indefinido, si

Erickson ( 1962a).Kübler-Ross (1969).

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saben que ésta es solamente la primera etapa. Cuando lo reconocen, el enojo se convierte en un algo separable de lo demás. Siguiendo las etapas del enojo, regateo y depresión, la persona puede tener la esperanza de llegar a la etapa final que es la aceptación, de la misma manera que un corredor de largas distancias primero espera de llegar a la marca de 5 millas, luego la de las 10 millas y ahí en adelante. Una afirmación común es: “El problema era demasiado grande para poder pensar en él, lo que necesitaba era enfocarme en una pequeña área y ver algún avance” . La ventaja de dividir en partes un problema con “etapas” es que proporciona al paciente un mapa hacia la “etapa final” en la que el problema se resuelve.

Esta estrategia es más efectiva cuando se dice al paciente cuáles son las señales que debe esperar y qué puede esperar durante cada etapa, para que pueda medir su progreso y legitimar el resultado que el terapeuta predice. Cuando Erickson trabajaba con pacientes en obstetricia, explicaba a sus pacientes que el trabajo de parto consistía en tres etapas y les decía que estarían demasiado ocupadas durante la segunda y tercera etapas como para prestar atención al dolor del parto, así que no estaría mal sentirlo durante la primera etapa. Él explicaba: “He estructurado la situación de tal manera que puedan sentir las contracciones cuando sean ‘menos perturbadoras’”. En algunos casos, Erickson describía el trabajo de parto fragmentado en 5 ó 6 etapas, especialmente si la mujer parecía necesitar más de una etapa para sentir las contracciones10. No importaba cuántas etapas se usaran para fragmentar el problema, lo esencial era sugerir que el inevitable malestar era solamente una parte del total.

Otra interesante versión de la división de pronóstico se obtiene dividiendo mente y cuerpo. Cuando trabajaba con personas con dis­capacidad física, grave, a menudo, Erickson iniciaba su trabajo di­ciendo: “Existe una base orgánica en tu dolor, y no hay nada que pueda hacer al respecto. Sin embargo, también existe un componente psicológico y eso es algo con lo que podemos trabajar”. Tras separar los aspectos orgánico y psicológico de un problema, el paciente es capaz de tomar acciones deliberadas en un área en la que puede tener algún control.

En uno de esos casos, mientras trabajaba con un niño que tenía asma, Erickson le explicó: “Parte de tu asma es orgánica y otra parte

10 Erickson (1959a).

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nc debe al miedo”. Erickson entonces le demostró lo difícil que es i espirar cuando una persona se pone nerviosa y contrae los múscu­los de su pecho. El saber que podía tener algún control sobre un11 ugmento de su problema ayudó al niño a sentirse menos asustado. ( orno resultado, la frecuencia y la severidad de sus ataques de asma se redujeron11.

En el caso del dolor por cáncer de Cathy, Erickson incorporó una sutil y elegante forma de fragmentación, hizo una división de pro­nóstico sobre la cantidad de sufrimiento que ella experimentaría en el futuro. Erickson comenzó a separar su dolor en fragmentos cuando le sugirió una comezón en los pies, lo que estaría añadiéndose a su dolor. Erickson explica: “Le sugerí eso para hacer que empezara a funcionar desde ella, que empezara a usar sus propios aprendizajes corporales de acuerdo con sus propios patrones de respuesta” . Cuan­do respondió inesperadamente con el adormecimiento, Erickson usó la progresión (es decir, tomó algo pequeño y gradualmente lo incrementó en tamaño). Tuvo la sabiduría de reconocer que la situa­ción de Cathy no era un estado que pudiera asociarse con vivir libre de dolor, por lo tanto, le dio la opción de conservar un pequeño fragmento de dolor, y que iba a pasar aunque era un dolor derivado de la cirugía que pasaría al sanar la herida. Este tipo de pensamiento hizo posible que la mayor parte del dolor y los síntomas problemá­ticos fueran descartados. La división del pronóstico abrió la puerta para uti 1 izar otras técnicas.

4. Disociación consciente/inconsciente

El recuerdo traumático del estudiante

Cuando Erickson daba clases en la escuela de medicina, un estu­diante le comentó que tenía curiosidad por recobrar un recuerdo ol­vidado por largo tiempo. Erickson aceptó que fuera sujeto para una demostración. En un profundo estado de trance, el estudiante anun­ció: “Me estoy asustando, asustando mucho, pero no puedo pensar en nada ”. En pocos minutos fue poniendo una expresión de terror

" Erickson (1960c).

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que alarmó mucho a los estudiantes de medicina. Titubeante jadea­ba: “Estoy asustado, y me voy a poner muy mal, pero no sé por qué El estudiante comenzó a arquearse. Su respiración era fuerte y es- pasmódica, sus manos se ponían tensas y se soltaban compul­sivamente y parecía a punto de sufrir un colapso. Erickson introdujo una serie de descansos, seguidos de más trabajo hipnótico.

Cuando el estudiante declaró: “Esto es demasiado grande, no puedo hacerlo, dígame cómo ”, Erickson respondió: “Tú dices que es muy grande. ¿Por qué no hacemos una parte aquí y otra parte allá, en lugar de todo a la vez, y luego puedes poner las partes juntas para tener todo completo? ”. Después lo despertó con instrucciones de descansar y tener una total amnesia de lo que había pasado en el trance. El estudiante despertó, se limpió el sudor de la cara y dijo que debía haber comido algo que le hizo daño porque se sentía enfermo del estómago. Más tarde, después de estar nuevamente en estado hipnótico, el estudiante sonrió y dijo: “Es curioso, acaba de aparecer una escena en mi mente, es tan clara como si estuviera allí mirándola. Estoy en Oklahoma. Vamos a ver, tengo casi ocho años Luego experimentó un ataque de terror mientras el recuerdo trau­mático se hacía consciente.

Cuando era niño, había estado jugando en el granero con un niño llamado Johnny. Surgió una pelea y mientras luchaban con una horquilla para el heno, uno de los picos se le enterró a Johnny en lapierna. Cuando Johnny gritó, le sacó el fierro y se horrorizó al ver salir la sangre a chorros. Después de llamar a un doctor, su padre lo agarró y le dio una paliza. Mientras estaba ahí recostado recibiendo los golpes, miraba la capa verde de moho en el bebedero de los caballos. Su padre luego lo arrastró hasta la casa y lo hizo que se quedara parado viendo a Johnny. El doctor le inyectó suero antitetánico, explicando la razón. Después de escuchar eso el padre golpeó al hijo de nuevo. Cuando el doctor se j'ue, Johnny entró en shock anafiláctico. Los ojos se le hincharon y se le cerra­ron, la lengua se engrosó y salía de su boca, y se puso de un “horri­ble color verdoso Vio al doctor poner otra inyección, insertar una cuchara en la boca de Johnny y luego sacar un escalpelo para cortarle la garganta.

Estaba completamente horrorizado de que Johnny estaba siendo “tasajeado como un cerdo Toda esa noche soñó con la piel de

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Johnny poniéndose "horriblemente verde como el bebedero de los caballos”. A l día siguiente lo obligaron a ver al doctor curar la herida, y el área que la rodeaba estaba "de un horrible color, verde i asqueroso ”. Ese día más tarde, el niño olvidó bombear agua para los caballos y de nuevo recibió una paliza de su padre en la misma posición del día an terior.

Después de haber recuperado este recuerdo, el estudiante dejó la i lase cansado y agotado. Los demás estudiantes recibieron instru­cciones de no discutir el asunto. Una semana después el estudiante visitó a Erickson y le dijo que había aprendido muchas cosas sor­prendentes acerca de él como resultado de su recuerdo recobrado. Ya no estaba tan interesado en la psiquiatría. En lugar de eso había comenzado a estudiar medicina interna. Además, su actitud hacia la dermatología había cambiado. Antes, había sido incapaz de estu­diar el libro de texto, a pesar de numerosos esfuerzos. Cada vez que iba a la clínica de dermatología se enfermaba y tenía que irse. Además, a pesar de frecuentes amenazas de la facultad, había es­tado evitando asistir a pláticas sobre esa materia. Ahora estaba estudiando dermatología con interés y disfrutaba las clínicas'.

Aunque el uso de la fragmentación, de una u otra manera, puede encontrarse en casi cualquier forma de psicoterapia, los ejemplos más dramáticos pueden encontrarse en los procedimientos hipnote- rapéuticos. En hipnosis el medio más común de dividir la conciencia es hablar en términos de mente consciente en oposición a la in­consciente. De hecho, el concepto fundamental de “ir a buscar una pista” sugiere una fragmentación de la percepción y del procesa­miento de la información.

Por ejemplo, se puede pedir a un paciente en trance que use la “mente inconsciente” para comunicar una idea excesivamente dolo- rosa, una idea que previamente ha sido demasiado amenazante para comunicarla o incluso considerarla. Después de que la información ha sido revisada, puede ofrecérsele la opción de dejarla en el incon­sciente hasta que esté listo para revisar la información en el nivel consciente. Cuando un paciente entra a terapia convencido de que no puede confiar en su propio pensamiento, la maniobra típica erickso-

12 Erickson (1955/2001).

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niana es explicar que tiene una mente inconsciente (de la que no se ha percatado) en la que puede confiar por completo. Así que en lugar de pensar que está “todo mal”, el paciente recibe la idea de que hay un fragmento de la mente que es confiable. Esta conceptualización de la mente inconsciente es completamente diferente del punto de vista desarrollado por Freud.

Dos técnicas hipnóticas frecuentemente utilizadas para la diso­ciación son las señales ideomotoras y la escritura automática. En el caso de las señales ideomotoras se establece una señal de “sí” y una señal de “no” identificando movimientos con la cabeza o con los dedos que corresponden a cada una. La escritura automática es un procedimiento más complicado en el que la persona es entrenada para mover los dedos automáticamente con una pluma o un lápiz en la mano. El resultado es una especie de garabateo que no requiere atención consciente. Usando cualquiera de estas dos técnicas se pueden responder preguntas sin pasar por la conciencia.

Para aquellos que no les gusta usar la referencia metafórica de mente consciente y mente inconsciente, hablar de memoria implícita y memoria explícita resulta igual de útil. La memoria implícita es cualquier recuperación de información que dispara solamente sensa­ciones corporales, sin la percepción de un evento específico o grupo de palabras. En contraste, la memoria explícita contiene todos los detalles asociados con la información recuperada. Este proceso es una función natural de la mente que puede ser empleado de manera estratégica en lugar de usarla al azar. El terapeuta solamente necesita ofrecer al paciente la oportunidad de procesarla en forma disociada. Esto se demuestra en el ejemplo anterior.

Durante el trabajo con el estudiante de medicina, Erickson explicó cómo podía ser recuperado el recuerdo traumático. Guió el proceso haciendo a su paciente las siguientes preguntas: ¿Quieres que todo el asunto surja a tu conciencia de una vez ? O, ¿prefieres que aparezca en porciones, parte por parte, pudiendo detener el proceso y regular su fuerza para soportar más fácilmente lo que seguía a continuación? ¿Quieres separar los elementos afectivos de los cognitivos? y ¿cuáles quieres experimentar primero? O, ¿te gustaría que el recuerdo siguie­ra el mismo desarrollo que la experiencia original? 11

13 Ver Erickson ( 1955/2001 ).

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Como se demostró con este caso, cuando una realidad amena­zante se fragmenta en un ambiente seguro, el recuerdo puede ser más fácilmente asimilado.

Hsta metodología no es solamente útil para procesar recuerdos Imumáticos, también puede emplearse para tratar el miedo al cam­bio. Una persona que tiene miedo de casarse, tener hijos o cualquier situación de avance en sus condiciones de vida, puede ser tratada discutiendo estas posibilidades solamente durante el trance mientras se está usando la mente inconsciente. Si le damos permiso de olvidar lo que sucedió en trance (amnesia), cuando la persona sale del trance las ideas amenazantes están disociadas de su “conciencia normal”.

Disección

I ,a mayoría de los terapeutas están familiarizados con el término “orientación en tiempo y espacio”, pero pocos aceptarán la manipu­lación intencional de la orientación en tiempo y espacio a través de la fragmentación. Sin embargo, esto sucede con frecuencia en otros tipos de terapia, por ejemplo cuando un paciente llega con el psico­analista y descubre que consideraba hasta entonces su personalidad es una combinación de yo, superyó y ello. Si el paciente va a ver a un terapeuta entrenado en análisis transaccional, al salir de la sesión probablemente pensará que tiene un ego parental dominante y que le produce problemas. Cualquier forma de observar el mundo interno de la persona es fragmentación, y como muchas escuelas de psico­terapia han descubierto, generalmente ayuda al paciente a establecer metas y objetivos de cambio.

Los ejemplos más drásticos de disociación de la identidad pueden encontrarse en las terapias vivenciales como la gestalt, el psicodramao la hipnosis. Cuando se le pide a un paciente que mire a una silla vacía y luego que hable con su madre, ocurre una fragmentación ya que la persona se disocia de su experiencia cotidiana. Lo mismo sucede cuando se pide a una persona que represente el papel de ella misma en diferentes épocas de su vida. Esta fragmentación crea nue­vas opciones ya que se enfrentan distintos aspectos de la identidad unos contra otros. Cada una de estas técnicas puede alterar simul­

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táneamente las tres esferas de la orientación de la realidad utilizadas en un contexto terapéutico, controlado.

También podemos hacer una disociación del cuerpo. Cuando Erickson trabajaba con individuos que tenían una imagen corporal perturbada o miedo de alguna de sus funciones corporales como por ejemplo, las sexuales, usaba con frecuencia una técnica que denomi­naba auto-examen microscópico. Una vez con una mujer que se quejaba de frigidez, Erickson sacó un libro de medicina y la ayudó a estudiar cada fibra y tejido del sistema reproductivo femenino. Tras considerar cada una de estas partes y de discutir las funciones de cada órgano y cada pieza de tejido, Erickson tocó el tema del orgas­mo. Le preguntó qué tan útil sería su mano si solamente pudiera sentir en un lado. La mujer afirmó que su mano debería sentir en ambos lados. Entonces, Erickson la animó a que probara a sentir su orgasmo en la parte izquierda de la vulva en una relación sexual y en la parte derecha de la vulva en otra. De esta manera ella no tuvo que sentir todo el orgasmo de una vez sino en partes, divididas en el tiempo. Más adelante, la mujer reportó que era capaz de tener or­gasmos muy satisfactorios'4.

La fragmentación y el examen microscópico de su anatomía, dismi­nuyeron en ella las emociones y pensamientos negativos asociados al sexo y le ayudaron a ver de una manera diferente esta importante función biológica y social.

6. Fragmentación de tiem po y espacio

El hombre que no podía manejarfuera del pueblo

Un hombre con intensos ataques de pánico acudió a Erickson en busca de ayuda. Al manejar, sólo podía hacerlo en algunas calles. Sus evitaciones fóbicas estaban aumentando mientras su habilidad para moverse estaba disminuyendo. Tenía la certeza de que si mane­jaba juera de los límites de la ciudad, se desmayaría al volante. Erickson le dijo que llevara su coche hasta el desierto, en una calle

14 Erickson (1960b).

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desierta, muy tarde en Ia noche. Al llegar a! límite de la ciudad, debía detener su coche y permanecer recostado en ¡a cuneta junto a! i omino. Después de un determinado periodo de tiempo, debía re- yjt sur a su coche, manejar hasta el siguiente poste telejónico, dete­nerse de nuevo y recostarse en la cuneta. Le dio una receta médica <1 yplicando la terapia por si la policía se acercaba a ver qué sucedía. 17 hombre siguió las instrucciones. Después de un tiempo se cansó de estar parando en cada poste y manejó en form a normal hasta el pueblo siguiente ' .

I o que agobiaba a este hombre era la sensación de espacio ilimitado. Así que Erickson utilizó los postes de teléfono para crear secciones lucra de los límites de la ciudad. Cuando el hombre se dio cuenta de que podía viajar de ciudad en ciudad, estaba extrapolando la lógica de la estrategia presentada por Erickson.

Las terapias modernas tienden a considerar la valoración y la in- lervención como dos eventos mutuamente excluyentes. Algunos métodos de valoración usados en terapias de modificación del com­portamiento y terapias post-modernas se consideran, a veces, el inicio de la intervención. Sin embargo, al hacer preguntas como: “Normalmente, ¿cuándo siente su problema con mayor intensi­dad?”. O, “¿dónde se encuentra cuando el problema aparece?”, la valoración se vuelve un agente terapéutico al separar en partes el tamaño del problema.

Además, en lugar de sentirse agobiado por el problema, el pacien­te puede así reconocer excepciones significativas, libres de problema.

Hace poco entrevisté a un niño con una mueca de dolor. “ ¡Ya no lo soporto! ¡Ya no soporto nada de esta tensión!”. Después de pre­guntarle qué le causaba más estrés, observé inmediatamente que disminuyó la tensión en su cara y sus hombros. Lo que realmente lo molestaba ocurría solamente dos o tres veces a la semana. No resol­vimos todos sus problemas, pero ya no sintió la carga tan pesada.

Encontramos otros ejemplos de esta estrategia en otros con­textos. Dale Camagie proponía a sus alumnos preocupados de no cumplir con sus tareas que las dividieran en “partes para cada día”.

15 Erickson ( 1958e).

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Los Alcohólicos Anónimos han incorporado la misma estrategia al crear el mantra de “sólo por hoy”.

Erickson fragmentaba el dolor distinguiendo entre experiencia inmediata, recordada y anticipada. Luego sugería amnesia para el dolor recordado y para el anticipado, eliminando así dos terceras partes del problema. En un caso de este tipo, un hombre estaba muriendo de cáncer. Su sufrimiento era intolerable y se presentaba como dolor agudo y punzante cada diez minutos seguido por un severo dolor sordo. Cuando el dolor punzante aparecía, el hombre gritaba de manera incontrolable. Erickson utilizó varios procedimientos, como la disociación hipnótica y la distracción, “puedes distraerte mirando esa joven enfermera por allá” (una enfermera alucinada, por supuesto). Sin embargo, su primera intervención fue el dolor. Erickson le explicó que su recuerdo del dolor era una tercera parte del dolor, y anticipar el siguiente momento de dolor era la otra tercera parte, finalmente la otra parte era la duración del dolor agudo. Puesto que ningún fármaco podía hacer desaparecer el dolor, Erickson le dijo que era demasiado esperar que la hipnosis quitara todo el dolor. Así que el dolor se redujo a la tercera parte de su tamaño original. El hombre aún gritaba de dolor de vez en cuando, pero no recordaba la experiencia del dolor ni anticipaba el dolor futuro1’. El peor dolor es el que no termina. Cuando el tiempo se divide en partes, la esperanza y la resistencia se incrementan.

Erickson a menudo trabajaba fragmentando al mismo tiempo la persona, el lugar y el tiempo. Como hizo en el caso de Rebeca y su reacción a los ataques del perro policía (ver p. 37).

Como se describió antes, Erickson comenzó por ofrecerle una buena opinión de ella misma. La ayudó a reír y sentirse sin miedo. Entonces fragmentó el tiempo al señalarle la diferencia entre lo mal y atemorizada que se había sentido después del ataque y lo bien que se sentía en ese momento. Luego él fragmentó el espacio al señalar que ahí adonde se encontraba en ese momento estaba contenta, y si estu­viera en la casa del perro se sentiría asustada. La idea era que ella po­día estar en muchos lugares donde no estaba asustada, porque el perro no estaba allí. Rebeca podía estar de acuerdo en esto. Luego, Erickson fragmentó la “persona” del perro al describir a su inofensivo perro la­brador. Después de ofrecerle la oportunidad de conocer a su labrador

16 Erickson (1959b).

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y disfrutarlo, Erickson señaló que no todos los perros la asustaban sino sólo los perros policía enormes y agresivos. Rebeca podía estar de acuerdo con todas estas propuestas que ayudaron a su curación1 .

7. Aplicaciones de la fragmentación en general

( 'orno se ha mencionado en este capítulo, la fragmentación no es una lécnica específica sino una estrategia. Mientras que las técnicas es- lán limitadas a ciertos problemas y a ciertos tipos de personalidades, las estrategias ofrecen principios para hacer una valoración clínica.

Si la persona no puede enfrentar la totalidad de la situación, la lógica de la fragmentación nos lleva a preguntamos: “¿Cuál es la parte que sí puede enfrentar?, ¿dónde y cuándo el paciente se sentirá más capaz de hacerlo? Probablemente el Dr. Erickson se hacía este diálogo interno.

Esta estrategia está contraindicada cuando el paciente pudiera sentir que sus preocupaciones no son tomadas en serio si se fragmen­tan; por ejemplo, minimizando el sufrimiento del paciente, sin res­petar su derecho de experimentar dolor. Es más probable que esto ocurra cuando el terapeuta está incómodo al presenciar el dolor y responde con mensajes como: “en realidad no es tan malo”, o “se sen­tiría mucho mejor si viera las cosas de manera distinta”. Por supuesto, esta no es una verdadera forma de fragmentación. Cualquier esfuerzo para minimizar el legítimo sufrimiento del paciente es descon­siderado y ofensivo. Siempre que un paciente le decía a Erickson lo triste y miserable que se sentía, él reconocía lo que le decían y lo aceptaba como un hecho. Erickson creía que solamente después de aceptar la realidad del paciente éste podía aceptar nuevas ideas.

Por ejemplo, Erickson dijo a su hijo Robert de tres años que se había lastimado: “Duele mucho ahora, y quizás siga doliendo por un rato”. Fragmentó el tiempo, “por un rato, en lugar de toda la vida de sufrimiento” y así sugirió que el dolor no duraría mucho. Su afirma­ción no fue desconsiderada ni ofensiva. Éste es el tipo de cuidado que debemos tener al utilizar esta estrategia.

1 Erickson (1963).

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8. Ejercicio de auto-desarrollo usando la fragm entación

Una de las mejores maneras de comprender el papel de la fragmen­tación en la resolución de problemas humanos es vivirla. Espero que al estar leyendo el texto cada quién se haya detenido a considerar las veces en que se hayan sentido más capaces de enfrentar un problema dividido en pequeñas partes. Quizás incluso algunos ya utilicen esto en su terapia sin darse cuenta de que es una estrategia clínica con aplicaciones generales.

El siguiente ejercicio está diseñado para aprender a fragmentar, pero también puede utilizarse en la práctica clínica, con buenos resultados.

1. Recuerda un momento en que te sentiste agobiado, agobiada por circunstancias de la vida. Recuerda todos los elementos que contribuían al sentimiento general de malestar. Si existe un recuerdo doloroso o traumático que podría surgir con este ejercicio, date unos minutos para asegurarte de que estás listo, lista para hacer este tipo de trabajo.

2. Ahora visualiza un muro frente a ti. El muro representa la barrera que se interpone entre tú y tu felicidad. Si eres de las personas que aprenden tocando las cosas, entonces puedes construir realmente una barrera con pequeños objetos alineados como un muro o pared. Cada ladrillo de este muro representa algún aspecto del problema.

3. Dedica algún tiempo a enfocarte en tu deseo de cruzar esta barrera. Ya no quieres estar atorado, atorada en este lado molesto del problema. Para alcanzar la paz y la comodidad debes atravesar hacia el otro lado. Te sentirás mucho mejor una vez que lo hayas logrado.

4. Ahora enfoca tu atención en la parte del problema para el que estás mejor preparado, preparada para trabajar en este momento. Concéntrate en un solo ladrillo y piensa lo que podrías hacer o decir que te permitiría apartar de tu camino. (Si estás usando un muro tangible, puedes mover a un lado uno de los objetos una vez que lo hayas trabajado con éxito.)

5. Ahora concentra tu atención en una parte del problema que ya viviste en el pasado y que superaste con éxito. Esto debe permitirte derribar algunos ladrillos más del muro.

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6. A hora p iensa en una parte del problem a para la que podrías obtener apoyo. D edica algún tiem po a pensar sobre la form a en que otros estarían d ispuestos a ayudarte.

7. El m uro puede seguir siendo fragm entado al considerar qué parte del p rob lem a te preocupa m enos. P iensa con qué aspectos del problem a podrías v iv ir cóm odam ente por ahora.

8 . P regúntate, ¿qué parte del p rob lem a es m ás p robable que cam bie con el tiem po? ¿C uál de estos aspectos podría resolverse solo? Esto te perm itirá derribar algunos cuantos ladrillos m ás.

9. Si ya has hecho suficiente espacio para cruzar, puedes v isua­lizarte cam inando a través y hacia el otro lado. Traza un círculo alrededor de lo que queda del m uro y decide si estás listo, lista para detenerte aquí o si quieres encontrar otras m aneras en que puedas fragm entar m ás el problem a.

Nota: Para los propósitos de este libro, este ejercicio ha sido re­dactado para ser usado por el lector o por la lectora. Sin em bargo, tam bién puede usarse en un grupo. El m uro se construye usando unaI ínea de personas tom adas de los brazos. L a persona que debe pasar a través del m uro identifica a cada persona com o una parte del pro­blema. U na vez que esa parte del problem a se ha abordado, los brazos se separan o se pide a la persona que pase a tom ar asiento. U na vez que se com pleta el trabajo, la persona tiene la oportunidad de cam inar realm ente a través del m uro. Esto produce con frecuencia resultados poderosos, con cam bios visibles en el com portam iento de la persona.

E strategia 2: progresión

El hombre que maldecía a la vida

Como ya contamos, llevaron ante Erickson a un hombre que había pasado once años en silla de ruedas por una artritis muy doloroso. Estaba tan enfermo que no podía mover las rodillas, los brazos ni la mayor parte del cuerpo. Solamente podía hacer un pequeño movi­miento con su pulgar y mover el cuello. Pasaba el tiempo diciendo obscenidades y enojado por su situación. Después de trabajar con

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Erickson durante meses, recobró la habilidad para caminar, sólo le quedaba un ligero cojeo y ocasionalmente tenía que guardar reposo en cama por largos períodos. Sobre este caso, Erickson comentaba: "Mi sensación era que si podía mover la articulación distal del

pulgar luego podría mover la articulación conectada a ella, y si podía mover esa, podría mover el dedo contiguo que también estaba conectadoy así ir logrando poco a poco más movimiento ”.

La tarea de Erickson era motivar al hombre a realizar algún tipo de acción que lo llevara a curarse. El elemento terapéutico de esta acción era la extensión, lenta pero continua de sus habilidades. Sin embargo, Erickson confesó: "No tenía la menor idea de que un año después estaría sin silla de ruedas y manejando un camión. El usó toda la energía que había estado malgastando en insultos para ejercitar primero su pulgar, luego sus dedos, brazos y finalmente todo su cuerpo”'11.

A lgunas veces el terapeuta no cree que el pacien te pueda progresar porque le parece que su objetivo es m uy grande y el paciente, po r su parte, está atrapado en la creencia de que va a fracasar porque ha viv ido, sentido, la fuerza de su com portam iento sin tom ático y tiene una h istoria de fracasos. Eso lo hace ignorar las m aniobras te rapéu ­ticas o sim plem ente resistirlas. Pero no im porta qué tan dañada p u e­da estar una persona. Si le p roponem os una tarea terapéutica m uy pequeña y sim ple, hará la prueba. Los recursos psico lógicos pueden constru irse lenta y sutilm ente, colocando un ladrillo sobre otro, creando una progresión de pasos significativos. C ada vez que la persona ve un progreso chiquito , gana confianza, se fortalece y se siente m ás apto para enfren tar el siguiente reto. C ada vez es m enor la d istancia que lo separa del objetivo terapéutico. D e esta m anera, el terapeuta es capaz de constru ir logros aparen tem ente im posibles, paso a pasito , a partir de tareas pequeñas y sim ples, haciendo crecer la esperanza.

Este proceso terapéutico es de alguna form a sinónim o del concep­to de adaptación, que se logra a través de pequeños cam bios acum u­lativos. C om o podem os observar en la naturaleza, todas las criaturas necesitan tiem po para adaptarse a los cam bios en el m edio am biente.

18 Erickson (1957).

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luda la naturaleza evoluciona lentam ente al paso del tiem po. Lo mismo sucede con la progresión.

Tenem os otro ejem plo:

Un hombre llegó a consultar a Erickson. Entró en la oficina y le dijo: “Peso 150 kilos, quiero salir de aquí pesando 75 kilos’’. I'rickson le preguntó: “¿Cuándo quieres salir de aquí pesando 75 kilos? El hombre repitió: “Hoy ”‘9. No estaba dispuesto a invertir ningún tiempo en el proceso de recuperación, ni podía ver lo absurdo de su petición.

I )entro del contexto de la enferm edad orgánica, observam os cóm o ca­da persona tiene su propio paso para avanzar. A lgunos individuos se recuperan rápidam ente y otros requieren más tiem po. D entro del con­texto de la psicoterapia, la progresión está ligada al desarrollo de nue­vas habilidades y a la generación de esperanza. Es indispensable que el paciente reconozca que necesita un tiem po razonable para su recu­peración. Erickson ilustraba este concepto con el siguiente diálogo:

Paciente: ¿ Cuánto tiempo tomará curar mi problema?

Erickson: ¿Durante cuánto tiempo ha tenido este problema?

Paciente: Diez años.

Erickson: Bueno, yo no quisiera tardar en curarlo el tiempo que le tomó a usted desarrollar el problema y venirme a consultar. Debe poder curarse en mucho menos de diez años. Pero seamos razonables, déme una cantidad suficiente de tiempo.

Tanto el paciente com o el terapeuta necesitan tener expectativas razonables y pensar en una progresión. En lugar de esperar una cura instantánea, observar la m ás m ín im a evidencia de progreso y crear con ella una m ayor expectativa de éxito.

La afirm ación “el tiem po cura todas las heridas” no siem pre es cierta. Sin em bargo, es verdad que todas las heridas requieren cierta cantidad de tiem po para sanar. Y de la m ism a m anera en que una enferm edad puede avanzar con el tiem po, la curación puede tener un

"Erickson (1962c).

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pequeño com ienzo y p rogresar hasta algo m ucho m ayor. En form a sim ilar, los cam bios de com portam iento requieren aprendizaje, y el aprendizaje tom a tiem po. C ada nueva habilidad que se desarro lla se convierte en la base de una nueva y m ás sofisticada form a de actuar. P rim ero los cam bios son m icroscópicos, luego com o un em budo, gradualm ente aum entan en dim ensión.

La estrateg ia de la p rogresión puede ser reconocida com o un com ponente clave en la m ayoría de form as de cam bio sustentable; no obstante, los inicios sutiles de este proceso pueden fácilm ente perderse de vista. En la m ism a form a que uno reconoce la p rogre­sión de una enferm edad, los terapeutas necesitan estar entrenados para reconocer la p rogresión o avance de la curación.

La progresión es una estrategia crucial para el m anejo efectivo del m iedo, al cam bio, a enfrentarse a lo desconocido. Erickson seña­laba: “ ...si lo hago rápidam ente, lo voy a asustar m ucho, no voy a obtener resultados, lo voy a aterrorizar. Voy a perder al paciente. No le voy a hacer ningún bien ahorrando tiem po”2". Y explicaba: la p ro­gresión im plica querer pasar tiem po con el paciente, acom pañándolo, contestando sus preguntas, escuchando sus preocupaciones y redu­ciendo sus m iedos, exponiéndolo al cam bio poco a poco.

C uando describ ía la estrateg ia de la progresión , E rickson a m enudo usaba la siguiente analogía: cuando un m édico palpa un órgano inflam ado, no oprim e ju sto en el centro del área que el paciente describe com o dolorosa. En lugar de eso, com ienza en la periferia y con suavidad va m oviendo los dedos hacia donde duele. De la m ism a m anera, es una buena idea em pezar con un problem a sencillo , que el paciente confíe que puede m ejorar, en lugar de em pezar en el núcleo m ism o de la situación neurótica. C om enzar en un aspecto m ucho m ás periférico y trabajar hacia el área de m ayor do lor y sensibilidad.

A unque m uchos tipos de psicoterapia usan la progresión, está inm ersa en la m ism a entretela de la hipnosis form al y de la inducción h ipnótica en particular. M ás que tener la expectativa de alcanzar ins­tantáneam ente un estado de repuesta h ipnótica, el sujeto es lentam en­te guiado hacia el trance por m edio de la relajación progresiva, o la im agen de estar flotando o levitando lentam ente un brazo, etcétera.

"ídem.

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I oclas estas técnicas tienen en com ún la progresión. D e hecho, la pro- liindización del trance casi siem pre se hace m ediante una serie de pequeños pasos: “M ientras cuento del 1 al 20 entrarás cada vez m ás profundam ente en trance” . “C ada vez que entres en trance, podrás icsponder m ejor a las sugestiones” . “C on cada respiración te estás sintiendo m ás y m ás cóm odo, cóm oda” . C uando se usa en hipnosis la progresión, ésta funciona com o una analogía del avance en la terapia. I I paciente se pregunta: “¿seré capaz de entrar en trance?” , y luego, "¿la terapia m e ayudará a recuperarm e?” . Si la respuesta a la prim era pregunta es “ sí” , se habrá dado el prim er paso hacia la curación.

Podem os decir que la psico terap ia en sí es un proceso progresivo. I I cam bio requiere tiem po y una actitud d ispuesta a participar. M ientras d iscu tía sobre la im portancia de prom over la participación y la cooperación, E rickson a m enudo decía: “Si puedes lograr que se m uevan una pulgada, puedes cam biarlo” . Es decir, “Todo viaje largo com ienza con el prim er paso” . E stim ulam os al pacien te a ir paso por paso en dirección de lo que él reconoce com o éxito. Este progreso gradual le perm ite desarro llar las estructuras necesarias para lograr el cam bio.

I. Progresión geom étrica

Un caso de neurodermatitispara el que no había tratamiento

Llegó un hombre pidiendo ayuda a Erickson, con una neuroder­matitis considerada incurable. Las escamas de su piel cubrían su cuerpo y le causaban un gran malestar. Sufría de insomnio y tenía una dolorosa comezón en la cara, piernas, brazos y espalda. Tras examinarlo, Erickson le preguntó: "¿Estaría usted dispuesto a me­jorar sin notarlo ? ". Erickson le explicó que si mejoraba una milloné­sima del uno por ciento en dos semanas, y luego cuatro millonésimas de uno por ciento después de tres semanas, el cambio definitivamente permanecería sin notarse. El hombre quedó de inmediato fascinado con la idea. Erickson señaló que en 21 semanas podría mejorar un uno por ciento completo y eso aún sería imperceptible. Sin embargo, le advirtió: “Ocho semanas más de duplicar el progreso lo llevaría a

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128 por ciento, lo que es demasiado rápido para vencer una enfer­medad que ha durado toda la vida El hombre estuvo de acuerdo en que era demasiado rápido y continuó siguiendo con gran interés la lógica detrás de la insistencia de Erickson en que el progreso se mantuviera lento.

Esta primera visita ocurrió el 17 de marzo. Su siguiente cita fue cuatro semanas más adelante, donde el hombre informó a Erickson que él sabía que estaba mejorando pero era absolutamente imper­ceptible. Su tercera visita fue a mediados de mayo e hizo comen­tarios similares. El 31 de mayo Erickson recibió una llamada de emergencia de este hombre quien le explicó: “¡Mientras me estaba rasurando, de repente noté que mi cara no estaba sangrando como habitualmente lo hace! Luego me di cuenta de que no he estado sangrando toda la semana, como habitualmente sucedía, y eso me sorprendió. Después miré por casualidad mi pecho y noté que las marcas de las uñas no estaban y que mi piel ¡prácticamente había sanado! ¡Miré mis piernas y están mejor! ¡Luego me di cuenta de que he estado durmiendo todas las noches durante la última semana, sin insomnio! Me vestí y corrí a decirle a mi esposa que mi piel había mejorado y ella estuvo de acuerdo en que así era. Después, de repente recordé que había salido a cenar con mi esposa dos veces esa semana. Eso no lo había hecho en muchos años. Cuando le mencioné esto a mi esposa, me dijo que había sentido que ir a cenar fuera había sido muy especial pero que no quiso mencio­narlo para no echar todo a perder Erickson continuó observando el progreso de este hombre. Su piel siguió mejorando, el hombre comenzó a dedicarse a nuevos pasatiempos como la lectura, a llevar a su esposa a cenar fuera y a viajar fines de semana. El matrimonio se volvió más fe liz '1.

M ientras describ ía la estrategia de la progresión, E rickson se refería a ella con frecuencia com o “progresión geom étrica” . Se com ienza po r in troducir un pequeño paso hacia el futuro éxito , tan rid icu la­m ente pequeño que no puede ser rechazado. Por ejem plo, E rickson podía ped ir a una persona con insom nio que considerara la p osib i­lidad de añadir sólo dos m inutos m ás de sueño a una sem ana de sueño acum ulado. ¿C óm o puede una persona rechazar la posibili-

:l Erickson (1960c).

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dad o quizás dorm ir accidentalm ente dos m inutos m ás esta sem ana que la sem ana anterior? El siguiente paso es in troducir la idea de duplicar lo ganado. E rickson con frecuencia preguntaba a sus pa­rientes: “¿C uánto dinero tendría en un m es si com enzara con un centavo y duplicara la can tidad cada d ía?” . La m ayoría de la gente queda asom brada al saber que llega a ser m ás de 5 m illones de pesos. 1 a p rogresión geom étrica m uestra cóm o pasos pequeños y sim ples pueden ser m uy valiosas. Para E rickson se tra taba de ayudar al paciente a dar ese p rim er paso crucial hacia el progreso.

C om o vim os, la progresión funciona m ejor cuando el proceso inicia lentam ente y con un paso infinitesim al y cuando echam os mano de un proceso cognitivo para ju stifica r el esfuerzo inicial. Ayuda a crear expectativas positivas para lo que eventualm ente pue­de conseguirse usando un m odesto inicio. Se puede añadir im pacto a la técnica al co locar una m oneda en la m ano de la persona y pedirle que im agine cuánto será después de duplicarse la m ism a cantidad durante 30 días, es decir, m ás de 500 m illones de centavos.

En el caso anterior, el hom bre probablem ente se sentía avergon­zado de su p iel y desesperado por esconder su enferm edad. E rickson satisface esa necesidad al ofrecerle un progreso im perceptible. 1 rickson explicaba que la constante v ig ilancia del paciente sobre su cam bio, frecuentem ente repercutía en el aum ento de la sintom a- tología. E rickson revirtió este patrón al d istraer al hom bre con la expectativa de que no habría un progreso notorio.

2. D esensib ilización progresiva

l.a niña quefue abofeteada por su dentista

,/ackie, una joven de 21 años, caminó con cautela hacia dentro del consultorio de un dentista y le dijo: “Quiero verlo en su oficina, no quiero hablar con usted donde está su sillón de tratamiento”. El dentista había sido entrenado en hipnosis por Erickson y le respon­dió: “Muy bien, ¿puedes decirme por qué? Ella dijo: “La última vez que fu i a ver a un dentista fu e cuando era niña y él me abofeteó hasta que dejé de llorar. Ahora necesito tratamiento dental y estoy

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asustada. Estoy terriblemente asustada y necesito tratamiento den­tal. Me gustaría que revisara mi boca y me dijera qué tanto necesito pero, por favor, ¡no me golpee en la cara! ”. Jackie no había cepilla­do sus dientes ni visitado a un dentista desde la edad de 8 años.

El dentista la recibió en su oficina y la hizo sentarse en una silla cerca de la puerta. "Supongamos que te recargas hacia atrás en tu silla y yo me inclino hacia atrás en la mía, sobre el lado más lejano de este escritorio ”. Como estaba muy tensa, él dijo: "Pareces terri­blemente asustada por mí. ¿No estás contenta de que está toda esta distancia entre nosotros? ”. Después de que le dio tiempo para rela­jarse, él señaló que podía ver al final del pasillo y el sillón de trata­miento pero que ella estaba más cerca de la salida que del sillón, así que podía simplemente mirarlo sin miedo. El dentista le dijo que ya habían trabajado bastante ese día y preguntó: "¿Cuándo te gustaría programar tu cita? Que no sea muy pronto, tómate todo el tiempo que quieras”. Ella preguntó: "¿Estaría bien si la pospongo hasta mañana? ”. El reconoció su deseo de posponer hasta el día siguiente y reconoció su necesidad de posponerla aún más. "Bueno, vamos a ponerla hasta mañana en la tarde”, dijo.

Cuando Jackie llegó a su cita la dejó sentarse en el sillón de tratamiento sin nadie más en el cuarto. El dentista le había dicho que se pusiera cómoda, que probara los cojines del asiento y que simplemente mirara alrededor del cuarto. Después de haber tenido tiempo para ponerse cómoda ella dijo que le gustaría hacer una cita para sus extracciones, pero el dentista le dijo: "Antes de que haga­mos extracciones me gustaría examinar tu boca y puedes mante­nerla tan abierta como tú quieras pero ni un poco más abierta de lo que tú quieras ”. Ella sonrió y lentamente abrió su boca, más y más abierta. El dentista solamente miró, sin hacer ningún movimiento hacia su cara. Luego le dijo que cerrara su boca. Todos sus dientes estaban horriblemente carcomidos.

El dentista explicó a Jackie que necesitaría dientes postizos. Antes de programar el procedimiento le dijo: "Voy a tocar tu mejilla y luego tu barbilla. Sólo quiero que te sientas cómoda con la sensación de mi mano sobre tu mejilla y en tu barbilla porque cuando haga las extracciones voy a tocar tu cara

Las extracciones se completaron, no hubo complicaciones. Des­pués de esto fu e enviada con un segundo dentista para que le man­

ís

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(¡ara a hacer su dentadura y eso ocurrió también tranquilamente. Erickson, que ya había trabajado con la hermana de Jackie, se reu­nió después con ella para ayudarla con f uturos ajustes en cuanto a la universidad, salir en citas y su eventual matrimonio. La chica se gra­duó de la universidad y estudió higiene dental22.

En la técnica hipnótica conocida com o “relajación progresiva” , el paciente no experim enta alivio inm ediatam ente o en todo el cueipo. La relajación com ienza en una parte pequeña y distante com o un dedo del pie, y luego lentam ente se m ueve hacia el dedo contiguo, y des­pués hacia la rodilla, y a las caderas, y luego los hom bros, etcétera, liste proceso de relajación progresiva no produce una curación instan­tánea sino que actúa com o un prim er paso, el inicio de una progresión hasta m anejar la ansiedad, el estrés o la presión arterial alta, etcétera. La relajación progresiva se usa a m enudo en com binación con la exposición gradual a estím ulos nocivos que W olpe denom inó “desen­sibilización sistem ática” . Com o con todas las form as de progresión, el beneficio terapéutico surge de la exposición del paciente a un estím u­lo am enazante dentro de un contexto protegido.

D urante el apogeo del psicoanálisis, la herram ienta m ás am plia­mente utilizada en psicoterapia era la catarsis. E sta técnica fue tan im portante en el desarrollo de la psicoterapia que para m uchos profe­sionales los dos térm inos son sinónim os. Cuando Erickson la usaba lo hacía de m anera lenta y perm isiva. Nunca forzó a sus pacientes sino que les perm itía m overse en dirección a la catarsis usando pe­queños pasos fragm entados o gestos sim bólicos. M ientras explicaba su uso, afirm aba: “ Una necesidad en la vida hum ana es reexperi- m entar cosas dolorosas en el contexto de un am biente seguro”23.

D esde la desensib ilización progresiva, si una persona puede traer un hecho doloroso a la conciencia, ese hecho pierde un poco de su poder; si puede pensar en él desde diferentes m arcos de referencia, pierde m ás poder. Si puede hablar sobre él, p ierde aún m ás poder. F i­nalm ente, si puede vo lver a experim entarlo en form a protegida y ya d ism inuido po r el proceso anterior, por ejem plo en h ipnosis, la p ro­gresión hacia su asim ilación es com pleta. Pero no se provocó la

12 Erickson (1963 y 1958a).Erickson (1964b).

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catarsis com o prim era m eta sino hasta que pudo ser to lerada porque ya el poder del hecho que se recordó estaba m inado y la persona podía revivirlo en form a to lerable, podríam os decir que m ejor aún si era cóm oda, y siem pre protegida.

E ste proceso queda b ien ilustrado en el caso del estudiante con el recuerdo traum ático (p. 61). El haber herido a o tro niño, verlo casi m orir y luego ser apaleado por su padre era dem asiado abrum ador. E rickson reconoció sus necesidades em ocionales y le proporcionó un am biente seguro y un m edio lento y progresivo para vo lver a experim entar ese hecho.

En el caso de Jackie, acercándose paso a paso al sillón del den tis­ta, paso a paso nos recuerda lo que com o niños aprendim os de los anim ales salvajes. A cercarnos a ellos de m anera lenta, perm itiendo g radualm ente que sientan seguridad y confianza para ev itar que huyan. Jackie estaba en extrem o asustada. El dentista le perm itió acercarse progresiva y lentam ente a lo que m ás tem ía, pero dentro de un am biente protegido.

3. Interrupción del patrón

EI hombre que tenía que orinar a través de un tubo

Durante el reclutamiento para la segunda guerra mundial un hom­bre que quería entrar al ejército le reveló a Erickson, quien entonces formaba parte del comité de selección, un problema que lo avergon­zaba. El hombre era incapaz de orinar a menos que mantuviera un tubo de 10 a 12 pulgadas en la cabeza del pene. Erickson le aplicó un examen psiquiátrico completo y decidió que el hombre estaba razo­nablemente bien adaptado en el trabajo y en lo social. Su problema con la micción parecía estar ligado a un trauma infantil. Cuando era un niño pequeño había orinado a través de un agujero en una barda de madera cercana a un campo de golf. Desafortunadamente fue descubierto en el acto, fue severamente castigado y humillado. Ya que no había podido completar la tarea de vaciar su vejiga, él resol­vió el problema al encontrar un tubo a través del cual pudo orinar.

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Luego recolectó varios tubos de metal o de madera para ayudarse a facilitar la micción y llevaba sus tubos adonde él fuera.

En una sugestión posthipnótica, Erickson le insistió al hombre en que encontrara un tubo de bambú de 12 pulgadas para orinar Tenía que marcar la parte externa en cuartos de pulgada. Le dijo exactamente cómo sostener el tubo y cómo sostener la piel del pene.

Erickson le mencionó que uno o dos días, o una o dos semanas, podría considerar qué tan largo necesitaba ser el bambú y si podría cortarle ‘A, Z2 o incluso una pulgada completa. Erickson le explicó que no había presión para hacer esto y simplemente podría pensar qué día de la semana podría reducir el largo del bambú. Se le dijo al hombre que no sería aceptado en el servicio militar por el momento, pero que se harían arreglos para que fuera llamado en tres meses para un examen psiquiátrico especial. Erickson le aseguró que él tenía confianza en que sería aceptado para entonces. Luego el hombre recibió una amnesia total para la experiencia del trance.

Cerca de tres meses después, el joven fue enviado a Erickson por el comité local de reclutamiento. Le explicó que se había encontrado asombrado y confuso al encontrarse comprando bambú. Luego repentinamente recordó las instrucciones de Erickson y se sintió avergonzado y también esperanzado en que podría resolver su problema. Después de una semana serruchó la primera pulgada del tubo. Para el jueves siguiente serruchó otras dos pulgadas. Para el final del mes solamente le quedaba un anillo de ‘A de pulgada de bambú. Mientras lo estaba usando un día, se percató de que los dedos alrededor del glande del pene le proporcionaban un tubo natural. Así que se deshizo del resto del bambú original y se dedicó con gran placer a orinar libre y cómodamente 4.

Erickson no creía que fuera siem pre necesario conocer el origen del problem a. Sus estudios de seguim iento de los resultados de su terapia no apoyan la hipótesis analítica de que si se ignora la causa, reapare­cerán nuevos síntom as para reem plazar a los anteriores. Y al contra­rio de los conductistas, no pensaba que fuera siempre necesario identificar los antecedentes específicos o las consecuencias de una conducta para saber cóm o intervenir. Erickson creía, por el contrario,

24 Erickson (1954/2001).

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que m uchos problem as eran conductas aprendidas que se m antenían por la fuerza del hábito. U na estrategia que em pleaba con frecuencia era identificar el patrón conductual preciso y usar esa conducta, con una leve m odificación, com o una tarea terapéutica. E rickson se refería a esta técnica com o interrupción del patrón.

A unque involucra u tilización (véase p. 133), la interrupción del patrón se com prende m ejor a la luz de la estrategia de progresión. Justo com o un bote que es ligeram ente desviado de su curso o rig i­nal, la interrupción del patrón no requiere un com pleto e inm ediato térm ino del com portam iento . En lugar de eso, se le permite al paciente e incluso se le anima a continuar haciendo lo que ya está haciendo pero con una ligera alteración. Con el t iempo, las alteraciones en el patrón se vuelven m ás grandes cada vez, hasta que finalmente el patrón colapsa por completo. Los pacientes típicamente aceptan con agrado este en­foque porque mientras pueden no tener la certeza de que pueden terminar con la conducta problema, tienen la certeza de su habilidad para seguir haciéndola.

El caso ejem plo antes m encionado ilustra m uy bien lo anterior. El pacien te sabía m uy bien que debía orinar a través de un tubo. Por lo tanto , E rickson lo instruyó para que orinara a través de un tubo, pero no un tubo de m adera o de m etal, el nuevo tubo ten ía que ser de bam bú. A dem ás, el tam año del tubo cam bió. Prim ero E rickson lo h i­zo usar un tubo m ás largo. Tras cam biar por un tubo m ás largo podía sentirse confiado de que era capaz de orinar a través de un tubo de diferente tam año. El tercer y últim o ajuste fue la reducción el la lon­gitud del tubo. Se le dio oportun idad al hom bre de alterar gradual y p rogresivam ente su patrón al m arcar el tubo en intervalos de % de pulgada. N uca se le p id ió que h iciera nada m ás allá de su subjetivo nivel de confort. El éxito terapéutico era inevitable m ientras que el nuevo patrón terapéutico se m antuviera.

C uando se considera esta técnica, una pregunta im portante es: ¿Por qué no todos los problem as de conducta colapsan repen ti­nam ente cuando se encuentran con las interrupciones? D espués de todo, ligeras desviaciones del hábito pueden ocurrir naturalm ente en el día a día. La interrupción del patrón no es terapéutica a menos que esté ligada a un proceso sistemático de progresión. O tro com ponente crucial de la in terrupción del patrón es la m otivación. Si los pacien tes están suficientem ente m otivados para deshacerse de

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una conducta sin tom ática, no es necesario estud iar los antecedentes y las consecuencias antes de in troducir una interrupción del patrón y la progresión terapéutica. L a tarea del terapeu ta consiste en ofrecer el tipo de in terrupción que produce alguna clase de interés in te­lectual o em ocional. Si el pacien te tiene curiosidad acerca de la nueva m anera de “h acer” la conducta problem a, o si él o ella en ­cuentra la alteración de alguna m anera gratificante, entonces es p ro ­bable que el patrón original dism inuya. C om o una fisura que se extiende po r toda la pared, la intervención terapéutica crece g ra­dualm ente, rom piendo el patrón establecido.

Un aspecto im portante a considerar es cuándo y dónde com enzar el patrón de interrupción. En la m ayoría de los casos es m ejor com en­zar en el consultorio. C uando era posible, a Erickson le gustaba ob­servar una dem ostración de la conducta problem a del paciente; com o m ínim o, obtenía un m uy detallado recuento verbal de la m ism a. Este análisis le perm itía reconocer patrones, las respuestas que eran condi­cionadas y altam ente predecibles. D espués de decidir que tenía una buena com prensión de una conducta en particular, E rickson entonces probaba algunas m aneras pequeñas en que podría ser m anipulada.

Si el p rob lem a era una m igraña, p robaba para v er si pod ía sugerir que ocurriera en un lugar anatóm ico diferente. Si la localización no podía alterarse, podría investigar para ver si el in icio podía retrasar­se p o r diez m inutos, o cinco m inutos, o incluso un m inuto. Si no era así, podría inquirir para ver si el do lor de cabeza podía experim en­tarse un m inuto m ás de lo norm al, etcétera. El tipo de alteración no era tan im portante com o lo era que se pudiera conseguir algún tipo de in terrupción. É ste es el in icio del descubrim iento del pacien te de potenciales ignorados previam ente. C reando un clim a de descubri­m iento y experim entación donde cualquier respuesta es aceptada com o significativa, se reduce el peligro de que el pacien te experi­m ente fracaso. Si el pacien te continúa rechazando la posib ilidad de m antener aún la m ás ligera alteración, p o r ejem plo pid iéndole a una persona que fum a 82 cigarrillos al día que fum e un cigarrillo m enos, entonces sí pod ría ser necesario rev isar los objetivos del paciente. Q uizás existen ganancias secundarias u otras áreas que necesitan ser investigadas. U na vez que el pacien te ha experim entado algún grado de éxito, bajo el cuidado y la gu ía del terapeuta, los cam bios se generalizan a la v ida d iaria al in troducir una interrupción progresiva en un am biente natural.

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4. Progresión cognitiva

Maw

Al inicio de su carrera se le pidió a Erickson que viera a una señora de 70 años que era conocida por el nombre de “M aw ”. Había na­cido alrededor de 1860y sus padres no creían en la educación para las mujeres. A la edad de 14 años se casó con un joven de 16 cuya educación formal estaba limitada a firmar cheques y “garabatear”. Durante los seis años siguientes ella estuvo ocupada con el trabajo de la granja y los embarazos. Como Maw explicaba: “Aprendí a ga­rabatear en mi cabeza ”, pero encontró imposible escribir cualquier número o firm ar con su nombre. Maw resentía su falta de educación y quería aprender a leer.

Cuando tenía 20 años, Maw tuvo la idea de amueblar un cuarto y hospedar al maestro local. Ella ofrecía bajas tarifas a cambio de la instrucción para leer y escribir. Durante los siguientes 50 años muchos maestros vinieron y se fueron. Cada uno de ellos de manera diligente intentaba enseñar a Maw a leer y escribir, pero cada uno eventualmente abandonaba la tarea por ser inútil. Maw quería desesperadamente leer y escribir. Llegó a alojar hasta cuatro maes­tros a la vez, pero ninguno tuvo éxito. Sus hijos pasaron de la prima­ria a la secundaria y a la universidad. Ellos trataron también de enseñar a su madre sin éxito.

La naturaleza de este impasse parecía ser psicológico. Como Erickson explicaba: “No era que Maw fuera tonta, tenía una excelen­te memoria, buen juicio crítico, escuchaba bien y estaba sorpren­dentemente bien informada. Era común que a los extraños les diera la impresión de que tenía educación universitaria, a pesar de su falta de gramática ”. Sin embargo, durante sus lecciones ella respondía como una niña pequeña asustada con la mente en blanco. Como los que habían sido sus maestros le decían a Erickson: “No importa lo que diga o haga, ella se sienta ahí con su deseosa y atribulada mirada, tratando con gran esfuerzo de encontrar sentido de las tonterías que parece uno estarle diciendo ”.

Cuando se reunió con Erickson Maw le explicó: “Mis hijos que se han graduado en ingeniería dicen que tengo las herramientas

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< arrecías para leer y escribir, pero que son de diferentes tamaños, y esa es la razón por la que no concuerdan. Ahora usted puede timarlas o recortarlas para que estén del mismo tamaño porque yo tengo que aprender a leer y escribir. A ún teniendo como huéspedes a tres maestros y horneando y cocinando y lavando y planchando para ellos, no son ni la mitad del trabajo para mí, y yo me canso de estar sentada por ahí sin nada qué hacer. ¿Puede enseñarme? ”.

Erickson la aceptó como paciente y le prometió que estaría leyendo y escribiendo en el lapso de tres semanas, pero sin que le enseñara nada que ella aún no supiera y que lo había sabido por un largo tiempo. Ella estaba intrigada por sus palabras pero estaba dispuesta a cooperar. Erickson continuó a enfatizar el punto de que él no le enseñaría nada que ella no supiera aún y que lo había sabido por largo tiempo. Entonces le dio papel y lápiz y le dijo: “No escriba... solamente tome el lápiz de cualquier manera que se le ocurra y sosténgalo en su mano de cualquier fo rm a ”. Después de que ella había respondido Erickson le dijo: “Ahora haga una marca en el papel, cualquier marca de garabateo como el que haría un bebé que no sabe escribir. ¡Simplemente cualquier tonta marca! Eso es algo que ni siquiera se tiene que aprender Muy bien. Ahora haga una marca recta en el papel, como lo haría con un clavo cuando quiere cortar una tabla recta o con un palo cuando marca una hilera en el jardín. Puede hacerla corta o larga o derecha o hacia abajo y simplemente acostada Después de un poco de práctica Erickson le explicó: “Ahora todas esas marcas que hizo puede hacerlas de diferentes tamaños y en diferentes lugares del papel y en distinto orden e incluso una sobre la otra o una junto a la otra ”. Luego la envió a su casa a practicar haciendo más marcas y le dijo: “Usted no tiene que creer que eso es escribir ”.

Al día siguiente le enseñó una copia clara de las “marcas ” que ella había hecho el día anterior y le pidió que eligiera aquéllas que po­drían ser usadas para hacer un “plano burdo ” en pequeña escala de un lado de un granero de 40 pies y que “delineara ” tal plano. Luego le pidió que “hiciera un corte por el medio ” y después que “delineara un lado de 20 pies de un granero hacia arriba y sobre otro del mismo tamaño”. Ella hizo todo eso un poco confundida. Erickson continuó instruyéndola de esta manera dirigiéndola cuidadosamente a que for­mara todas las letras del alfabeto, las cuales fueron luego puestas en secuencia conjunta para formas pequeñas palabras. Maw estaba tan­

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to emocionada como complacida cuando Erickson de pronto comparó sus marcas con un libro de texto para niños. En lugar de comparar sus letras con las del libro, él validó los símbolos en el libro al mostrarle su similitud con los que ella había constnádo.

En los siguientes días ella aprendió “construcción de letras ” y “construcción de palabras” y “nombrar”. No se hizo mención de escribir o leer. Erickson le dijo: “Tome algunas de estas líneas rectas y curvas y construya otra letra. Ahora construyame unas cuantas letras al lado de otras y nombre la palabra. Un diccionario no es un libro para leer. Es un libro para buscar las palabras en él, exacta­mente como un libro de imágenes no es para leer, sólo es para ver las imágenes Con el diccionario ella fue capaz de descubrir que podía usar líneas verticales, horizontales, oblicuas o curvas para “cons­truir” cualquier palabra en él. Erickson luego hizo que “constru­yera ” algunas palabras tomadas del diccionario. Ella pensó que las palabras habían sido escogidas al azar y quedó sorprendida cuando Erickson le pidió que las “nombrara”. Las palabras eran: “Anda, Ma, y pon algún alimento en la mesa ”. Maw declaró: “Pero, eso es lo que Pa siempre dice es exactamente como hablar

Después de tres semanas de lecciones, Maw pasaba cada minuto libre con su diccionario y una revista de Readers' Digest. Se convir­tió en una prolífica lectora y una escritora de cartas a sus nietos y bisnietos. Maw vivió diez años más antes de morir de una hemorra­gia cerebral25.

C uando un niño pequeño p regunta a sus padres: “ ¿Q ué significa la palabra accidente?” . E llos responden: “ S ignifica que no fue a p ro ­pósito” . Pero entonces surge la tarea de exp licar “a p ropósito” , lo que resu lta d ifícil si el n iño no entiende el concepto opuesto. U na vez que el n iño puede en tender in tenciones, o propósito , entonces puede en tender accidentes. Pero, ¿cóm o se com unica cualquiera de las dos ideas sin tener la otra com o punto de partida?

L a adquisición de nuevos constructos cognitivos requiere una preparación de las habilidades receptivas de la m ente m ediante el inicio con conocim iento fam iliar previo. N uevas perspectivas se construyen sobre las anteriores com prensiones que son de naturaleza

25 Erickson (1959/2001).

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vivencial. U n padre puede decirle a su hijo: “Ayer cuando tiraste tu helado sobre el piso... eso fue u n accidente. T ú no querías que se ca­yera. C uando levantaste el helado del piso y lo pusiste de nuevo en el cono... eso fue a propósito porque querías com értelo” . En otras pala­bras, em pleas m últiples eventos de experiencias pasadas, usas varias piezas individuales del aprendizaje de la vida y construyes progre­sivam ente un nuevo entendim iento.

El m étodo socrático es un ejem plo de progresión cognitiva que ilustra la pervivencia de esta técnica. Sócrates desarro llaba con m aes­tría sus propias conclusiones lógicas com enzando con las respuestas de la otra persona a sus preguntas iniciales. D e esta m anera la conclu­sión final estaba basada en las com prensiones de su audiencia en vez de su conocim iento anterior. De forma similar, los m aestros experim en­tados a m enudo introducen una nueva idea usando conceptos que son fam iliares al estudiante. E sta es una form a de progresión en la que el reconocim iento del saber previo individual se convierte en un paso crucial.

D entro del contexto de la terapia, es con frecuencia útil introducir explicaciones alternativas para los eventos o crear realidades to tal­m ente nuevas. Sin em bargo, las palabras del terapeuta tienen signifi­cado lim itado si las estructuras cognitivas apropiadas no están ya en su lugar. Igual que con un joven estudiante, los pacientes en ocasiones necesitan ser preparados para una nueva form a de pensar usando ele­m entos fam iliares de su experiencia pasada. Esto se ilustra con el caso m encionado antes cuando Erickson usó lenguaje e im ágenes de la granja para preparar a M aw para la tarea de descifrar palabras. M aw era capaz de hacer cálculos en su m ente así que Erickson describió las dim ensiones de la estructura del techo del granero para form ar la letra “A ” . E lla era capaz de m irar e identificar ilustraciones en libros, así que Erickson describe la com binación de sím bolos en un diccionario com o im ágenes con nom bres. Todas las nuevas actividades fueron proporcionadas dentro del contexto de sus aprendizajes en expe­riencias pasadas e introducidas de una m anera lenta y progresiva.

O tro reto frecuente para el progreso terapéutico ocurre cuando el pacien te carece de la apertura em ocional para escuchar ideas pertur­badoras. Este fenóm eno com ún se refle ja en la expresión: “Tus palabras han caído en oídos sordos” . L os constructos psicológicos, ta les com o la teoría de la negación, se han usado para describ ir la

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habilidad de la m ente para bloquear por com pleto cualquier realidad para la cual no está preparada.

Erickson diseñó una técnica para la p rogresión en el contexto de! p rocesam iento de la inform ación, que él llam ó sem brar. De la m ism a m anera que las sem illas se p lan tan en la tierra para la fu tura cosecha, E rickson com enzaría a preparar el terreno para una idea terapéutica im portante al insertar casualm ente conceptos relacionados p rev ia­m ente en la sesión o aún en sesiones anteriores. La técnica es pareci­da a la “p refiguración” , una herram ienta literaria usada para preparar a la m ente an te algún punto dram ático en la historia. Para el paciente, la perspectiva inm inente puede ser una realidad aterradora, tal com o reconocer que el cónyuge está teniendo una aventura o que un ser querido tiene una enferm edad term inal. Es la p rogresión lenta lo que hace m ás probable la asim ilación de m aterial difícil.

En lugar de pretender forzar un recuerdo o una idea en la persona, el sem brado cu idadoso perm ite al pacien te desarro llar el pensam iento po r sí m ism o. C uando se usa de m anera apropiada, es una técnica respetuosa y delicada. El siguiente ejem plo proviene de una de m is prim eras experiencias con hipnosis. L a m ujer que estaba p reparan­do para h ipnosis m e preguntó si podría tirarse en el suelo m ientras p racticaba la inducción. Yo accedí y noté que ella se recostó con sus piernas estiradas y sus brazos cruzados sobre el pecho, com o se vería alguien en un ataúd. Le pregunté qué quería v isualizar durante el trance y ella dijo: “U nas vacaciones en el río con m i esposo. Es algo que hacem os cada año” . A sí lo hicim os y nos enfocam os en recuerdos de m om entos agradables en el río , gentes queridas y la experiencia de m om entos que deseam os que duren para siem pre. El trance duró alrededor de 20 m inutos.

Se dio térm ino al trance con la siguiente afirm ación: “E sta ha sido una re lajan te y m arav illosa experiencia pero todas las cosas deben llegar al final” . Tras escuchar esto, la m ujer se soltó en lágri­m as y lloró abundantem ente. Los observadores que estaban en el cuarto quedaron sorprendidos porque ella había estado sonriendo durante toda su experiencia de trance. D espués de unos m om entos, recobró la com postura y m e agradeció cortésm ente por ayudarla a aceptar la inm inente m uerte de su esposo. Ella dijo que aunque los doctores le habían dicho que su corazón no aguantaría m ucho, no había sido capaz de aceptar la realidad de esta terrib le pérdida. El

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trance le había dado la oportun idad de una vez m ás v iajar po r el río con él, aun cuando no estaba físicam ente presente. E xplicó que ya no estaba en estado de negación, podría com enzar a hacer algunos arreglos necesarios. El trance le había proporcionado una segura progresión gradual hacia un m om ento de “cobrar conciencia” .

5. Progresión al futuro

La mujer que estaba considerando tener una aventura

Una mujer que había sabido recientemente de la aventura amorosa de su esposo, llegó con Erickson para pedirle consejo. Se había en­terado que su esposo había tenido relaciones sexuales con otra mujer del mismo edificio de departamentos donde vivían, y estaba herida y llena de rabia. Estaba contemplando la venganza y le dijo a Erickson que había notado a un apuesto hombre que vivía al final de corredor que le había dedicado algunas miradas. Ella quería que Erickson le dijera si debía o no tener una aventura para vengarse de su esposo.

Erickson le explicó que la respuesta ya estaba en su mente incon­sciente y que usaría hipnosis para que ella pudiera saber cuál era la respuesta. Después de enseñarle distorsión del tiempo, Erickson la hizo ir hacia adelante en el tiempo a un punto después de haber te­nido la aventura que se proponía. La mujer se describió como terri­blemente deprimida y muy desesperada. Ella explicó que después de haber tenido la aventura había experimentado una tremenda falta de autoestima y estaba más perturbada por su comportamiento erróneo de lo que su esposo estaba con el suyo. Aún más, él ya no tenía que sentirse culpable por sus acciones puesto que ella era igual de res­ponsable. Aún durante el trance, la mujer le suplicó a Erickson que convenciera a su mente consciente de que no debía tener la aventura. Así que Erickson la sacó del trance y le contó todo lo que ella le había dicho en el trance. La mujer agradeció a Erickson. Ella dijo que tenía su respuesta y que usaría la culpa de su esposo para reconciliar sus propios sentimientos de ira 6.

26 Erickson (1977).

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C uando una persona se encuentra paralizada por la indecisión o abrum ada por las em ociones, el progreso terapéutico requiere una activación de la voluntad. Pero antes que nada la persona debe saber qué es lo que quiere. Si el terapeuta puede persuad ir al pacien te a que p iense sobre el resu ltado deseado, entonces se logra u n avance considerab le en el sentido de que lo realice. Por esto m uchas escuelas de terap ia incluyen la p ráctica del contrato terapéutico. E sta es una técn ica donde los objetivos terapéuticos se hacen claros. C uando se observa desde la perspectiva de la progresión, es fácil darse cuenta que defin ir aspectos concretos de un resultado positivo facilita la m ejoría.

L a orientación al futuro es una técnica en la que el paciente viaja m entalm ente en el tiem po para reconocer algún resultado deseado (véase tam bién la sección sobre D istorsión del tiem po, p. 126). Esto puede lograrse cuando se p ide que la persona piense sobre un m om ento en el futuro después de que el p roblem a ha sido resuelto y que especule acerca de los detalles. El ejercicio tom a un gran carácter vivencial cuando se añaden elem entos hipnóticos. Por ejem plo, el terapeuta puede preguntar al paciente que quiere form ar una fam ilia en diez años: “¿C óm o se siente estar en esta fam ilia?, ¿cóm o son los niños?, ¿cóm o es la casa?, ¿cuáles son los arom as de la casa?, ¿qué ruidos se escuchan en la casa?” . A l desarrollar este tipo de experien­cia ideo-sensorial, los pacientes obtienen una visión placentera que les proporciona un sentido de d irección y un increm ento en la m oti­vación. De esta m anera es m enos probable que perm anezcan inm o­vilizados. En el caso de la m ujer cuyo esposo tuvo la aventura, la hipnosis se usó para perm itirle acceso a un diferente estado em ocio­nal. En el futuro, después de que la venganza había ocurrido, ya no tendría los m ism os sentim ientos de enojo que en el m om ento estaban nublando su ju icio . Lo m ás im portante, la decisión sobre qué hacer provino de su m ente y no del ju ic io del terapeuta. Así ella podría m an­tener la responsabilidad de su com portam iento. Y com o a E rickson le gustaba decir, “ la independencia es un im portante placer de la v ida” .

U na técn ica usada a m enudo en la terapia cen trada en soluciones y en la te rap ia conductiva-conductual es la escala de au to-anclaje. E sta técn ica cuantita tiva se usa p ara asignar un núm ero a realidades subjetivas. Por ejem plo, a una persona que está sin tiendo m iedo se le puede ped ir que califique el m iedo en una escala de 0 a 10. Luego, se le p ide al paciente qué podría h acer para hacer subir ese núm ero (o

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bajarlo) p o r solo un punto , o aún po r m edio punto. E sto crea una lenta p rogresión hacia adelante y requiere de progresión al futuro m ientras el pacien te se dedica a im aginar la posib ilidad de expe­rim entar una leve m ejoría.

C uando se trabaja con pacientes que no pueden im aginar ni el m ás m ínim o progreso, un terapeuta puede com enzar con el ejercicio de la escala usando dígitos negativos com o punto de partida. L a siguiente pregunta es: “¿Q ué te llevaría de un -5 a un -4?” . La pregunta perm i­te a la persona considerar un futuro en el que se haya conseguido alguna pequeña cantidad de progreso pero sin tener que com prom e­terse con un cam bio “ real” . Si la persona no puede hacer ningún enunciado sobre cóm o quiere que el futuro sea, entonces se le puede pedir que haga com o si el conocim iento está ahí. D e nuevo, esto redu­ce la cantidad de com prom iso m ientras que aún se consigue cierto progreso. D espués de que este paso inicial se ha logrado y el paciente com ienza a sentirse m ás cóm odo, cóm oda, entonces está listo, lista para el siguiente pequeño paso, alguna form a de acción concreta.

6. A plicaciones de la progresión en general

La lógica de la progresión se aplica a cualquier esfuerzo para introdu­cir un nuevo com portam iento o form a de pensar. C om o la elasticidad del cuerpo, la estructura psicológica de la m ente puede ser rediseñada y se pueden producir nuevas conductas aunque hay lím ites respecto a cuánto estiram iento se puede hacer a cada m om ento y cada vez. Tan­to la m ente com o el cuerpo necesitan tiem po para reajustarse.

Las preguntas de ju ic io clín ico que resultan de este tipo de lógica podrían ser: “¿Q ué tanto cam bio será capaz de acep tar el pacien te en esta ocasión?” . O, “¿a qué paso podrá ir esta terapia sin abrum ar a la persona?” . Las respuestas a estas im portantes preguntas resultan algunas veces obvias.

U na m ujer que se encuentra en una relación v io lenta podría decir al terapeuta: “S im plem ente no puedo im aginar la posib ilidad de v iv ir sin él” . U sando buen ju ic io clínico, el terapeuta decidiría posponer cualquier d iscusión sobre la posib ilidad de salirse de la relación. U n lugar m ás apropiado para com enzar sería con cosas que

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sí se puede imaginar. Un buen prim er paso podría ser hacerla describir, en detalle, las d iferen tes cosas que ella necesita de una relación. El siguiente paso podría ser que describa las cosas que sus h ijos necesitan de ella, m ientras aún son pequeños y están viviendo en la casa. Podría necesitarse que hubiera una d iscusión inm ediata sobre el b ienestar de los n iños y si otros agentes de ayuda necesi­tarían estar involucrados. Pero aún bajo estas d ifíciles c ircunstan­cias, el tem a puede in troducirse lentam ente y con cuidado. Si el terapeuta repentinam ente percibe una gran resistencia, entonces es tiem po de ir m ás lento y restab lecer la confianza del paciente.

Las im plicaciones de esta estrateg ia son tanto obvias com o sutiles. C uando se sienta uno a p la ticar con una persona tiene sentido com enzar con tem as m enos am enazantes y gradualm ente avanzar hacia tem as m enos angustiantes. Shangavi27 describe una técnica parecida, que usan m édicos para ob tener inform ación de ado lescen­tes. El acrónim o HEADSS ayuda al terapeu ta a recordar el orden en el que se deben seguir los tem as.

Prim ero es una discusión sobre el Hogar, luego siguen las ex ­periencias Educativas o el trabajo, luego sigue la discusión de sus Actividades favoritas, después vienen las preguntas acerca de uso de Drogas, conducta Sexual y finalm ente se d iscute el tem a del Suicidioo de depresión. E ste sencillo enfoque provee una entrevista sem i- estructurada que resu lta com pleta adem ás de que hace posible ob tener inform ación. Al describ ir un caso en el que usó esta técnica, Sanghavi escribe: “D e m anera p rogresiva , exp lo ram os los com portam ientos de alto riesgo de Jasper... Sorpresivam ente, fue fácil hacer que hablara”2*. Si los pacientes necesitan d iscu tir una experiencia infantil dolorosa, entonces debe invitárseles a com enzar con un recuerdo agradable. O com o d iría E rickson: “Si no pueden to lerar un recuerdo com pleto, entonces puedes p reguntar qué parte de él pueden soportar recordar hoy y qué parte pueden soportar recordar m añana”29.

La im plicación m enos obvia es la im portancia de identificar y enfocar un aspecto estable en gran m edida del com plejo sintom ático. Si el terapeuta intenta dar pequeños pasos hacia un área del com por-

7 Shangavi (2003). m ídem, (pp. 197-198). ” Erickson (1955a).

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tam iento que el paciente ya se siente libre de alterar, entonces es m ucho m enos probable que la terapia se vea com o algo útil. Sin em bargo, si el p roblem a siem pre ocurre de una m anera determ inada y esto es lo que se altera, entonces la terapia se ve validada.

Por ejem plo, cuando trabajaba con un caso de m igraña, E rickson podía saber que ocurría cada 10 días, po r la m añana sin fallar. En ese caso, él podría in tentar re trasar el inicio por una o dos horas. Si el do lor de cabeza ocurre siem pre detrás del ojo izquierdo, entonces podría tra tar de a lterar la localización. Si los dolores de cabeza siem ­pre duran cinco horas com pletas, él trataría de reducirlos a 4 horas con 55 m inutos. En otras palabras, la valoración necesaria contiene preguntas sobre la in tensidad del síntom a, la frecuencia, la duración y el m om ento de inicio. M ientras el paciente com ienza a reconfí- gurar su form a de pensar sobre las expectativas negativas, se crean nuevas oportun idades para el descubrim iento de habilidades no reconocidas anteriorm ente.

C om o con todas las estrategias clínicas descritas en este libro, la progresión puede ser m al aplicada. Es probable que la estrategia no funcione si el terapeuta está trabajando hacia un objetivo que es de poco valor para el paciente. D ebido a que es un proceso lento y tedio­so, la m otivación es crucial para que la progresión tenga éxito. El paciente debe en realidad querer llegar hasta el destino final hacia el cual los pequeños pasos están dirigidos. Aún más, debe haber una cuidadosa consideración de cuál es el paso siguiente m ás apropiado para cada individuo.

De nuevo usando el ejem plo de la m ujer en la relación de abuso: si ella se ha puesto sobre alerta, incapaz de dorm ir por días y ahora siente que se está volviendo loca debido a la falta de sueño, entonces el prim er paso es ayudarla a restaurar su capacidad de dormir. Si se ha puesto enferm a por varios días y no ha podido tolerar la com ida o el agua, entonces el prim er paso sería ayudarla a obtener atención m édi­ca. Estos ejem plos ilustran por qué en ocasiones el prim er paso puede no parecer directam ente relacionado con el objetivo psicoterapéutico.

Sin em bargo, com o Erickson a m enudo decía, “el terapeuta necesita considerar al paciente com o una persona com pleta” ’". C uando se hace la pregunta: “¿Q ué es lo siguiente que la persona

3" ídem.

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necesita ser capaz de hacer?” , debe haber una conciencia en desarro llo de las necesidades inm ediatas del paciente; ya sean psico lógicas, bio lógicas o sociales. Y m ientras m antiene la m irada en el ob jetivo final, el terapeuta no debe o lv idar tom ar en cuenta el vehículo del progreso.

7. E jercicio de auto-desarrollo usando la progresión

Te inv ito a rea liza r este e je rc ic io de p rog resión . C om o con todas las técn icas en este lib ro , no es n ecesario segu ir el e je rc ic io de m anera ríg ida . Si ex iste a lg u n a m anera en que p u d iera m od ificarse este e je rc ic io p ara adap ta rse a necesidades persona les, en tonces así d ebería hacerse .

1. P iensa en algo que quisieras llevar a cabo pero de lo cual no te sientes capaz. B usca m uy al fondo. Es m ejor encontrar algo que parezca tan descabellado que no se haya perm itido considerarlo com o una opción.

2. Tom a una hoja de papel y escribe la siguiente oración en la parte inferior: Mi esperanza es que algún día yo seré capaz de (anota en la línea lo que desees).

3. A hora en la parte superior de la hoja, para el núm ero 1, escribe la razón principal por la que esto no ha parecido posible para ti. Luego com pleta la siguiente oración: Esta excusa para no tener progreso no es completamente correcta porque____________(com pletar).

4. Para el núm ero 2, escribe la m ás pequeña, m ás sim ple acción que puedes tom ar dirigida al logro de lo que hayas anotado en la parte inferior de la página. Este es sólo un pequeño paso hacia adelante.

5. Para el núm ero 3, p iensa sobre lo que has anotado en la parte in ferior de la hoja y cóm o podría ser d iv id ido en varios pequeños com ponentes. H az una lista de tres o cuatro de estos com ponentes de acciones que han ocurrido en el pasado, quizás por accidente. A hora haz una lista del núm ero de días que podrían pasar antes de que accidentalm ente repitas uno de estas partes de habilidades.

6. Tom a 5 m inutos o m ás v isualizándote haciendo lo que has anotado en la parte in ferio r de la hoja. O bsérvate desde la p e rs­

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pectiva de alguien m ás. N o detengas la m editación hasta que estés satisfecho, satisfecha con la im agen que consigas.

7. Para el núm ero 4, enlista los nom bres de todas las personas que estarían dispuestas a anim arte o b rindarte apoyo en su esfuerzo para a lcanzar esa m eta.

8. Para el núm ero 5, en lista todos los otros pequeños pasos en los que puedas pensar, los cuales eventualm ente te llevarían aún m ás cerca de tu objetivo final. D espués del ú ltim o paso, d ibu ja una flecha apuntando hacia abajo al objetivo en la parte in ferior de la página. Esto sim boliza tu progresión gradual en esa dirección.

E strategia 3: d istracción

El anciano que tenía miedo de los elevadores

Un anciano llegó con Erickson porque tenía miedo a los elevadores. Había trabajado en la parte superior de un edificio muy alto durante muchos años y siempre había tenido que subir caminando por las escaleras. Sin embargo, esta solución se había vuelto menos factible al pasar de los años. Erickson sabía que era un hombre muy conser­vador y estaba casado con una mujer muy conservadora, también. Tras escucharlo preguntarle si podría ayudarlo con su miedo a los elevadores Erickson le respondió como en secreto. “Probable-mente haga que se aterrorice, en otra dirección El hombre contestó que nada podría ser peor que su miedo a un elevador.

Los elevadores en ese edificio, en particular, eran manejados por muchachas. Erickson buscó a una de ellas previamente para pedirle su ayuda. Ella aceptó cooperar y pensó que lo que ese doctor le proponía sonaba como una broma divertida. Al día si­guiente, Erickson acompañó al hombre hasta el edificio de su ofici­na. Como había explicado antes, no le daba miedo caminar hacia el elevador sino que, cuando comenzaba a moverse, la experiencia se volvía intolerable. Así que Erickson lo hizo que practicara entrar y salir del elevador. Luego, en un momento en que ambos ya estaban completamente dentro, Erickson dijo a la chica que cerrara lapuer-

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ta y ordenó: "Vamos hacia arriba”. Ella llevó el elevador hacia arriba y lo detuvo entre dos pisos. El hombre comenzó a gritar: " ¡Qué está pasando!”. Erickson le dijo: "La muchacha del eleva­dor quiere besarte El hombre, escandalizado, dijo: “¡Pero soy un hombre casado! La chica contestó: “A mino me importa ”. Cami­nó hacia él. El hombre se hizo hacia atrás y le dijo: “¡Arranque el elevador! Así que ella lo puso en marcha. Llegaron hasta el cuar­to piso y lo detuvo de nuevo entre dos pisos. La chica dijo: "Es que tengo ganas de un beso ”. El hombre dijo: “Ocúpese de lo que tiene que hacer”. El quería que el elevador se moviera, no que estuviera parado. Ella contestó: “Bueno, vamos hacia abajo a empezar todo de nuevo”, y comenzó a bajar el elevador. El hombre dijo: “¡No hacia abajo, hacia arriba!”, puesto que no quería pasar de nuevo por todo. Ella encendió el elevador y de nuevo lo detuvo entre pisos y le dijo: “¿Me promete que se subirá en el elevador conmigo cuando termine de trabajar? El contestó: “Prometo cualquier cosa si usted promete no besarme ”. Desde entonces el hombre pudo subir sin miedo al elevador'.

A lgunas veces, lo que necesitam os es hacer las cosas, especialm ente cuando existe una dem anda extraordinaria. ¿De qué otra m anera los exploradores Lew is y C lark ' podían haber a travesado de lado a lado un continente no registrado en los m apas?

El prim er paso fue hacerlo. En form a sim ilar, ¿cóm o es que el pacien te en terapia va a saber cóm o v iv ir su v ida de una m anera com pletam ente d iferente sin prim ero hacerlo? Sin em bargo, en la práctica clín ica no es extraño encontrar individuos paralizados por el m iedo que no están d ispuestos a arriesgarse a actuar de una form a diferente o desconocida. Así que, ¿cóm o ayudar a una persona que simplemente no hace las cosas, no se arriesga? La respuesta es m antener su vista y su m ente enfocados en algo diferente. Es com o hacer que una persona que tem e a las alturas vea a cualquier otro lado, m enos hacia abajo, m ientras cruza un puente alto. La estrateg ia

” H aley(l 973, pp 297-299).32 N. de la T. Meriwcther Lewis y William Clark, Estados Unidos, 1804-1806. Partieron de Saint Louis, siguiendo por tierra el curso de los ríos Missouri y Columbia hasta llegar al océano Pacífico, y efectuaron el viaje de regreso. Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2003. © 1993-2002 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

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de d istracción puede describ irse com o una separación tem poral del pensam iento y la acción. M ientras el cuerpo está ocupado con una larea im portante, la m ente está enfocada en otra.

La distracción es una tarea que resulta particu larm ente útil para contrarrestar efectos de profecías au tocum plidoras o respuestas muy condicionadas a estím ulos que causan tem or. Q uizás el ejem plo más clásico es el niño asustado (o el adulto) que debe recib ir una inyección. Sólo ver la aguja es suficiente para producir h ipersen- sibilidad en los nervios e h ipertensión en los m úsculos. Incluso puede in tentar huir. El resultado es que experim enta m ás do lor y vive la situación en form a traum ática. Sin em bargo, si decim os al niño que m ire un bote con paletas y decida de qué co lor quiere una, al m ism o tiem po que la aguja se m antiene fuera de su vista, es probable que apenas sienta el pinchazo.

Durante su residencia m édica, Erickson desarrolló un ingenioso m étodo de distracción para situaciones sim ilares. M ientras el paciente se sentaba esperando que le realizaran el procedim iento m édico dolo­roso, le com entaba: “ Sólo espero que no te toque la enferm era que es lenta para inyectar. Será m ucho m enos doloroso si te toca la enferm e­ra que es rápida” . D e esta m anera la atención del paciente estaba com pletam ente distraída en averiguar quién sería la enferm era y de qué m anera Erickson respondía ante su llegada. ¿Parecía aliviado? Si era así, el paciente podía entonces relajarse e im aginar lo doloroso que hubiera sido si le hubiera tocado la otra enferm era33.

En cuanto al m alestar psicológico existen m uchas condiciones que se vuelven crónicas o se agravan con el tiem po debido a los efectos de la profecía autocum plidora. C uando el paciente anticipa enfáticam ente un resultado negativo, esta sola expectativa puede m antener los com portam ientos sintom áticos que de otra m anera hubieran pasado. Un ejem plo es el efecto de espiral creado por la persona que está tan nerviosa que tartam udea durante la conversa­ción hasta que casi no puede hablar. O tro ejem plo es el niño pequeño con asm a tan asustado de tener otro ataque que pone tensos todos los m úsculos en su pecho dejando casi ningún espacio para expandir sus pulm ones. O la repetición obsesiva de una idea desagradable, com o quitarse la vida. En cada uno de estos casos el ciclo puede rom perse si distraem os a la persona con una actividad que es incom patible con el

33 Erickson ( 1966).

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pánico. C uando el ciclo se rom pe, queda m ás energía disponible para el nuevo aprendizaje.

E n el caso anterior, el m iedo del hom bre a los e levadores está basado p robab lem ente en la incom odidad de la situación en general. H abiendo siem pre evitado los elevadores, quizás no estaba acos­tum brado a las sensaciones in ternas creadas po r el súbito m ovi­m iento de subida. A l haber pasado la v ida de una m anera correcta y m uy conservadora, p robab lem ente no estaba acostum brado a ser p a ­sajero en un vehículo m anejado por una joven . E star solo en un espacio reducido con una jo v en m ujer quizás tam bién era una idea m uy incóm oda para él. C om o lo enfatizó E rickson, no estaba asus­tado de en trar o salir del e levador ni de que su ofic ina estuv iera en un piso alto. E sto explicaría p o r qué el m ovim iento hacia arriba fue el objeto del tratam iento m ás que un prob lem a de c laustrofobia o m ie­do a las alturas.

C onsiderando que las e levadoristas eran m ujeres jóvenes, es interesante que E rickson dijera in icialm ente, “probablemente haga que se aterrorice, de otra manera Si el e levador está yendo hacia arriba y eso es de lo que está asustado en ese m om ento, la otra m anera o d irección sería hacia abajo. De esta m anera E rickson sutilm ente anuncia el uso de una in tervención que de alguna m anera involucra algo sexual. A l hacer que la elevadorista am enace con b esar al hom bre tem eroso, su atención es súbitam ente llevada hacia los labios de ella y lejos de cualquier otra sensación de su propio cuerpo. Q ue ya no está tan preocupado por el espacio entre sus pies y el piso com o lo está por el espacio entre él y la joven . La d istracción fue prácticam ente irresistib le y com o resultado se dio un nuevo significado a la subida en el v iejo elevador.

1. El señuelo

Lajoven que no podía soportar ser observada

Una joven que tenia una gran ansiedadfue a terapia con Erickson. Su comportamiento era extremadamente rígido y limitante. Tenía ritua­les para vestirse, siempre tenía que hacerlo de una cierta manera.

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Tenía un ritual para leer su correo. Solamente podía sentarse sobre ciertos objetos y constantemente tenía una compulsión a lavarse, tanto, que algunos días podía pasar hasta 19 horas bañándose.

Cuenta Erickson: “Una de las primeras cosas que hice con ella fue hacer que me describiera la completa, absoluta ansiedad que sentía mientras intentaba limpiarse Durante esta conversación la joven intentó convencer a Erickson de que estaba completamente absorta en esta tremenda ansiedad. El hizo que le contara su historia con todo detalle y cuando ella se convenció de que la ansiedad era tan terrible que no podía percatarse de nada más, él estuvo de acuerdo con ella y le dijo: “Estás tan absorta en esta terrible, terrible ansiedad, mientras te bañas, que no te importará que yo te observe’’. Erickson comentó que la joven hizo una expresión de sobresalto. Se quedó con la boca abierta

Erickson no le había dicho que la fuera a observar, sólo que no le importaría, pero ella no quería ni siquiera que especulara sobre esa posibilidad. Así que tuvo que admitir que no quería tenerlo allí. Erickson le repitió: “Seguramente vas a estar tan absorta en tu ansiedad que no sabrás que estoy a h í”. Para este momento a la joven ya no le pareció que su ansiedad de bañarse fuera lo peor que podía sucederle.

Luego Erickson continuó: “En realidad no es tan malo que estés tan absorta en tu ansiedad que no te des cuenta de que estoy observando. Apuesto a que podría azotar la puerta del baño y tú lo notarías ’’. Erickson comentó que el sólo hecho de que estuviera pen­sando si vendría a azotar la puerta, sería suficiente para mantenerla distraída de su ansiedad34.

L a expresión señuelo proviene de la acción del hom bre que es perseguido y hace m arcas en varias direcciones com o rastro para d istraer a los perros cazadores. En terapia, pueden usarse señuelos em ocionalm ente cargados para distraer al paciente, cam biar su aten ­ción y desligarla de eso que parecía in franqueable en su situación.

E rickson explicaba esta técn ica usando ejem plos de la odon to lo ­gía. M uchos de sus pacien tes tenían m iedo al dentista , especial­

34Erickson(1958d).

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m ente a las je ringas. Así que E rickson aconsejaba al den tista que sentara al pacien te de tal m anera que pudiera v er la bandeja con una enorm e y larga aguja. C uando el den tista entraba, lo prim ero que decía era: “Voy a usar hipnosis p rim ero y eso debe b loquear el dolor, pero si com ienza a sentirse incóm odo podem os usar esa inyección” . C om o resu ltado , la aguja se convierte en algo que el paciente la observa todo el tiem po sin tener posib ilidad de fijarse en lo que el dentista hace a sus d ien tes35.

Este caso es un bello ejem plo de cóm o u tilizar la distracción. Al hacer que la jo v en describa sus hábitos de aseo, E rickson estaba in iciando un proceso de desensib ilización sistem ática. La joven no se resiste al procedim iento porque no lo reconoció . No se apenó al describ ir su baño porque estaba d istraída p o r su necesidad de convencer a E rickson de cuánta ansiedad sentía m ientras se bañaba. C uando se dio cuenta de que estaba causando que un hom bre espe­culara sobre su com portam iento m ientras estaba desnuda, era dem asiado tarde. La única m anera de salir de la situación era con­vencerlo de que su ansiedad no era tan trem enda que no lo no taría observándola. E sta in tervención perm itió a E rickson debilitar la fuerza de su ansiedad. D espués de todo, él nunca estuvo en su de­partam ento cuando ella se bañaba, así que po r el m om ento ella tenía m ucho m enos de que preocuparse.

2. Preguntas y presuposiciones

El paciente homicida en el elevador

Cuando trabajaba como psiquiatra en el hospital psiquiátrico, Erickson se encontró de repente en una situación peligrosa. Un paciente homicida se había escondido en el elevador y Erickson no lo vio hasta que entró y la puerta se cerró automáticamente. Y aunque Erickson tenía una llave para quitar el seguro, no tenía el tiempo que se necesitaba para escapar. El paciente homicida dijo tranquilamente: “Lo he estado esperando a que hiciera la visita de la noche. Todos están abajo al final del pabellón y lo voy a m atar”.

35 Erickson (1962c).

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La respuesta de Erickson fue igual de simple: “Bueno, vas a hacer la matanza ¿aquí... o de aquél lado? ”. El paciente miró hacia el primer lugar que Erickson señaló y luego al segundo. Mientras hacía esto, Erickson abrió la puerta y dijo: “Claro que también allá hay una silla en la cual podrías sentarte después... Es cierto, ¿sabes ?Y al mismo tiempo hay otra silla por allá Y mientras hablaba, Erickson comenzó a caminar. “Y allá hay otra silla y otro lugar al otro lado del corredor". El paciente caminó junto a Erickson mi­rando a cada tugar que él escogía para su muerte. Eventualmente llegaron a la oficina donde estaban los demás residentes6.

U na de las form as m ás efectivas para crear una distracción, inm edia­tam ente es hacer una pregunta. Las preguntas distraen y en algunas ocasiones obligan a las personas a pensar en lo que se les pregunta. D e hecho, casi todos estam os condicionados a la idea de que debem os pensar y contestar las preguntas que se nos hacen. E sta es la razón por la que se entrena a los agentes de ventas a responder a la resistencia con una com pleja serie de preguntas. Se les enseña que: “La persona que p regunta es la que contro la la conversación” .

El térm ino p resuposición se usa para describ ir una figura lingüís­tica en la que un enunciado presupone la validez del otro. A pesar de que la presuposición puede ocurrir sin el uso de preguntas, funciona especialm ente b ien con el significado im plicado que está escondido bajo la superficie de una pregunta. Por ejem plo la pregunta: “¿Te has dado cuenta del progreso que has hecho durante esta prim era se­sión?” , obviam ente im plica que se ha hecho progreso, sin em bargo, la atención del pacien te está d istraída, así se ha dado cuenta. C uando hacem os una pregunta in teresante, que parezca significativa e im ­portante, es m uy probable que el pacien te se concentre en la re s­puesta que debe dar m ás que en las im plicaciones subyacentes.

C om o regla, la distracción es m ás poderosa cuando se involucran las em ociones. E rickson a veces hacía preguntas aparentem ente des­consideradas o em barazosas para d istraer aún m ás a la persona del significado establecido po r el enunciado. Él lo explicaba así: “A ntes de que la paciente vaya a recib ir ese procedim iento m édico peligroso se le pregunta si qu isiera enviarte la receta de cierto estofado una vez

“ Erickson (1959c).

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que haya vuelto a casa, y tú le puedes explicar que te encanta el esto­fado” . M ientras la pacien te está un poco confundida por la actitud egoísta del doctor en este m om ento crítico de su vida, ella no reco­noce la im plicación de que existe absoluta confianza en que se va a recuperar y saldrá del hospital para irse a su ca sa '7. Es difícil rechazar una afirm ación que no sabes que has aceptado. U sando la m ism a técnica, E rickson especulaba en voz alta con un paciente sobre su curación de la enuresis: “¿Tu prim era cam a seca será el lunes, el M artes o el v iernes? Seguro que el dom ingo de esta sem ana es dem asiado pronto” .

La distracción de nom brar el día aleja al paciente del desagradable pensam iento de no tener una cam a seca. En otros ejem plos para im ­plicar el éxito inevitable de la terapia, E rickson afirm aría: “Yo no sé si nuestra últim a consulta será antes o después de la prim avera” . D e esta m anera el paciente se distrae por el suspenso de las preguntas sin respuesta y aún así m antiene la libertad de elegir el resultado.

C uando se realiza de m anera apropiada, la distracción no es usada com o un truco sino que se convierte en un cam ino hacia el auténtico objetivo terapéutico. C uando el paciente hom icida le dice a E rickson que lo va a m atar, sin duda quería ser tom ado en serio. E rickson ex ­plica sobre este caso: “Yo acepté la idea de que el paciente iba a m atarm e” . A l haber aceptado esa idea, libera la m ente del paciente para que busque respuesta a las preguntas que le hace.

Y ¿qué fue lo que el interrogatorio perm itió hacer al paciente? A hora podía decirle a su psiquiatra adonde ir. Si asum im os que su interés principal era ser tom ado con seriedad por una figura de autori­dad significativa, ya lo había conseguido. E rickson nos preguntaría: “¿Por qué no usar la actitud del paciente? A ceptas su pensam iento, nunca tratas de refutarlo, no te enredas con él. S im plem ente lo u tili­zas para elaborarlo y extenderlo de todas las form as útiles posibles”38.

"Erickson (1966). 18 Erickson (1959c).

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3. É nfasis en los detalles

La pierna cortada de Alian

Al estar jugando afuera, el hijo de siete años de Erickson, Alian, se cayó sobre una botella rota y se cortó una pierna. Alian entró gritando a la casa, su pierna sangraba profusamente. Cuando hizo una pausa para tomar aliento y lanzar el siguiente grito, Erickson le dio una instrucción muy urgente: “¡Consigue una toalla GRANDE, no la pequeña. Consigue una toalla GRANDE... una toalla GRANDE! Después de que Alian la consiguió, Erickson continuó dándole instrucciones: “¡Por amor de Dios, amárrala fuertemente, no floja. Amárrala fuerte, amárrala fuerte! Después de que Alian terminó de envolver su pierna, Erickson le dijo que lo había hecho muy bien. La toalla estaba muy bien atada y Alian ya no estaba llorando.

Antes de llevarlo con el cirujano, Erickson preparó a Alian diciéndole lo que le iba a hacer. Cuando Alian entró al consultorio del doctor afirmó valientemente: “¡Quiero 100 puntadas! ¡Mi hermana siempre está presumiendo sobre sus puntadas y yo quiero tener más que ella!”. El cirujano lo puso en la mesa de exploración, miró la pierna y preguntó a Erickson: “¿Anestesia general? ”. Erickson le contestó tranquilamente: “Escuche a Alian, él le dirá lo que quiere ”. Así que Alian le explicó pacientemente de nuevo que quería 100 puntadas. El cirujano lavó la pierna y comenzó la sutura, sin anes­tesia. Alian no se estaba quejando de dolor, en lugar de eso estaba dando instrucciones al doctor: “Espere un momento, no tan separa­das, hágalas más jun tas”. El cirujano miraba a Alian incrédulo, el niño insistía que quería más puntadas, estaba sosteniendo su pierna en alto para que el doctor alcanzara, no necesitaba un soporte. Durante el resto del procedimiento, Alian miró lo que se le estaba haciendo, lo supervisó y lo criticó19. Según dice Betty Alice, Alian nunca consiguió tener tantas puntadas como ella.

39 Erickson (1955b).

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C asi todos hem os tenido la experiencia de estar absortos en una tarea com pleja, de tal form a que no queda atención para considerar otras c ircunstancias inm ediatas. Si la tarea parece suficientem ente im portante y requiere atención detallada, ignoram os estím ulos. En el caso del h ijo de E rickson, el do lor y el m iedo a la herida estaban b loqueados m ientras él escuchaba cuidadosam ente las instrucciones detalladas de su padre. E rickson no quería que se preocupara por el sangrado, en lugar de eso quería que se involucrara en hacer algo con el problem a. A lian estaba concentrado en conseguir el tam año ade­cuado de toalla y en envolverla correctam ente. A sí la técnica de d is­tracción crea sim ultáneam ente una oportunidad para desarro llar una habilidad. M ientras estaba en el consultorio su preocupación prin­cipal era ob tener tantas puntadas com o fuera posible. E rickson había iniciado este pensam iento al decirle que debería: “Term inar con la presunción de B etty A lice sobre sus pun tadas” . C om o lo explica Erickson: “Todo lo que hice fue redirig ir la atención de A lian hacia los detalles del trabajo del ciru jano” .

C uando una persona recibe instrucciones m uy precisas y detalla­das, con un fuerte énfasis em ocional en el detalle, existe una tendencia a concentrarse en cóm o responder. C uando se usa correctam ente, este tipo de distracción perm ite al paciente enfrentar una tarea terapéutica difícil con m ayor determ inación. Por esta razón, la distracción es típicam ente usada para equilibrar estím ulos que de otra m anera dis­traerían de la terapia, por ejem plo, dolor físico, objetos tem idos, cir­cunstancias que producen ansiedad, etcétera.

C uando se considera la am plia aplicación de esta estrateg ia es im portante reconocer qué parte de la realidad debería rec ib ir m ás atención, así com o de qué se pretende distraer. En térm inos genera­les, cada caso de terap ia puede tener dos posib les resultados: éxito o fracaso. El sentido com ún y la experiencia d iaria nos dicen que el éxito es m ás probable cuando es el centro de la atención. L a persona que com ienza a dar dem asiada atención a sus lim itaciones, tiende a desem peñarse m enos bien.

En deportes esto se reconoce com o “b loqueo” . En terapia se lla­m a profecía autocum plida. Así que si el énfasis en el detalle tiende a d irig ir la atención, el terapeuta tendría que e laborar m ás sobre las posib ilidades terapéuticas que sobre los peligros de fa llar en el cam bio. Esto no significa que el terapeuta tiene que ev itar cualquier

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discusión sobre las posibles consecuencias negativas de la terapia. El evadir por com pleto un tem a obliga al paciente a hacer su propia especulación sin ayuda de gu ía inform ada. Sin em bargo, al atender am bos aspectos de un tem a, tiene m ás sentido insistir m ás sobre el aspecto que traerá m ás beneficio al paciente.

4. A m nesia

La mujer que miraba a dónde sentarse

Una mujer entró al consultorio de Ericksony dudó antes de sentarse. Analizó cada silla del cuarto para asegurarse de que no se sentaba en la silla equivocada. Este era su problema. Debía evitar sentarse en cierto tipo de sillas. Era excesivamente compulsiva acerca de esto. Siempre que iba tenía que examinar las sillas cuidadosamente. No solamente se sentía abiertamente cohibida sino que eso también le impedía disfrutar la libertad de sentarse espontáneamente.

Erickson usó hipnosis para transmitirle la idea de ir gradualmen­te acercándose a un estado de libertad cada vez mayor respecto a la preocupación. Su terapia sería progresiva. Sin embargo, Erickson tuvo el cuidado de utilizar amnesia hipnótica. No quería que recor­dara las sugestiones. Necesitaba estar distraída del objetivo de vol­verse más espontánea porque de otra manera el progreso sería bloqueado por su vergüenza. La mujer salió del consultorio sin ha­berse dado cuenta de la terapia.

Un día se fijó que se había sentado sin examinar la silla. Entonces se percató de que había estado haciendo esto ya desde hacía un tiem­po. Se puso a reflexionar y reconocer que había estado yendo al cine con una amiga, lo que no había podido hacer durante años. También había ido a un concierto sinfónico y antes no lo había podido hacer también durante años. Poco tiempo después, mientras describía sus avances a Erickson, le comentó que nunca se dio cuenta en qué mo­mento perdió la necesidad de examinar las sillas, simplemente, de manera automática, comenzó a sentarse libre y cómodamente4’.

40 Erickson (1962c).

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Existen m uchos casos de Erickson dando perm iso al paciente para olvidar las cosas que podrían desviarlo de la terapia. Usaba la am nesia com o un m étodo de distracción cuando ésta era necesaria durante algunos días o sem anas, por ejem plo, para realizar progresiones.

M uchas personas han escuchado el m ism o consejo: “N o pienses tanto en eso y el problem a se resolverá solo” . Y eso es verdad. M u­chos problem as existen com o resultado de estrategias mal dirigidas de prevención, com o cuando una preocupación refuerza el com por­tam iento problem a.

Este fenóm eno puede com prenderse a través del concepto de d isonancia cognoscitiva41. Siem pre que se invierte una gran cantidad de tiem po, energía o esfuerzo en algo, ese algo tiene de repente un au­m ento en im portancia. Si alguien dedica varias horas al día a exam i­nar sillas, y durante m uchos años de su vida, el dónde sentarse se convierte de repente en algo sum am ente im portante, dem asiado im ­portante para hacerlo de m anera despreocupada y el sentarse con confianza en una silla, se transform a en una recom pensa m uy de­seada. Esto causa que el ciclo se repita: si la persona no invirtiera m ucha energía en decidir dónde sentarse, no le im portaría m ucho dónde se sienta. Esta es una dinám ica tan poderosa de la que puede ser difícil zafarse.

C uando se distrae al paciente de sus preocupaciones hay una m ayor oportun idad de que la energía sea invertida en otras activ i­dades. C uando el pacien te puede dedicarse a tareas gratificantes, que no se re lacionan con la prevención del problem a, desarro lla un nuevo sentido de satisfacción. C uando la v ida es m ás satisfactoria, no hay gran necesidad de defenderse de am enazas im aginadas. En lugar de v iv ir en un m undo peligroso, el individuo puede experi­m en tar un m undo de oportunidad.

Los terapeutas a veces evitan la am nesia h ipnótica por m iedo a fallar, que el pacien te abra los ojos y diga: “recuerdo todo lo que d ijo” . L a am nesia no es algo que se im pone por fuerza a otra p er­sona, por el contrario , es una oportunidad de hacer a un lado pensa­m ientos que no se necesitan para la tarea que se quiere resolver. Q uizás el uso m ás sim ple y útil de la am nesia es para casos de an­gustia causada por pensam ientos traum áticos o recuerdos.

41 Festinger(1957).

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Sim plem ente al o frecer al pacien te perm iso para olvidar, se le proporciona un m ecanism o po r el que puede, de m anera tem poral, hacer a un lado estím ulos perturbadores. Esto es un com portam iento natural que no requiere hipnosis. La gente con frecuencia actúa así, o lv idando lo que no le gusta, aún sin inducción de trance. Si a la persona no le agrada la idea de o lv idar algo que ha sido d iscutido en terapia, entonces puede sim plem ente o lv idar o lv idarlo , después de todo, es dem asiado com plicado acordarse de olvidar. Y, entonces, ¿qué se consigue? L a respuesta es libertad , hay una m ayor libertad en cualquier form a que el paciente responda.

5. A plicaciones de la d istracción en general

El muchacho con un severo acné

Una doctora que vivía en Massachusetts contactó a Erickson y le dijo: “Mi hijo es estudiante en Harvard y padece un severo caso de acné. ¿Puede tratarlo con hipnosis? Erickson le dijo: “Sí, pero ¿por qué molestarse en traerlo conmigo? ¿Cómo va a pasar sus vaca­ciones de Navidad? La respuesta de ella fue: “Normalmente tomo un descanso de la consulta y voy a esquiar a Sun Valley ”, Erickson le dijo: “Bueno, estas vacaciones de Navidad, ¿por qué no se lleva a su hijo con usted? Consiga una cabaña y quite todos los espejos. Haga sus comidas en la cabaña y asegúrese de mantener su espejo de mano bien guardado en su bolsa La doctora y su hijo pasaron el tiempo esquiando, el hijo no tuvo tiempo para detenerse y mirar un espejo. Dos semanas después la piel del muchacho había mejorado en gran medida4'.

L a d istracción es una estrateg ia m uy útil cuando el p rob lem a es resultado de poner dem asiada atención a condiciones de vida tem ­porales. C uando hay un desesperado intento de ev itar el do lor en la vida o esfuerzos intensos para evitar cualquier im perfección, la ener­g ía queda atorada y hay un increm ento de la rigidez. C uando una persona se dedica po r com pleto a ob tener algo im posible, el resul-

42 Rosen (1982, p. 87).

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tado es una d ism inución sign ificativa en el funcionam iento norm al de la persona. Si la persona puede d istraerse lo suficiente, el proceso natural de cam bio y adaptación tom a las riendas.

Es necesario anotar que no todas las form as de distracción son útiles con todos los pacientes. N o es apropiado usar lenguaje pertur­bador o ab iertam ente sexual con un paciente asustado y vulnerable. La personalidad del paciente debe estudiarse cuidadosam ente antes de decid ir el m étodo para la distracción, a fin de cortarle a la m edida. Im agina qué pasaría si el terapeu ta le d ijera a una paciente que le gustaría observarla m ientras se baña y ella respondiera con una cache­tada, o, peo r aún, una cachetada y una dem anda. C ada form a de distracción debe llevar cierto grado de seguridad y confianza igual a la m agnitud del shock. C om o E rickson era un hom bre m ayor, confinado a su silla de ruedas, que trabajaba en un consultorio jun to a su casa, podía decir cosas que no podrían ser dichas en distintas circunstancias. A dem ás, eran estos tiem pos. C om o regla general, el terapeuta no debe involucrarse en ningún com portam iento poco éti­co y debe ev itar cualquier expresión o acción que pudiera ser m alin- terpretada com o acoso sexual. Las d istracciones m ás útiles son las que el pacien te podrá v er en re trospectiva com o con aprobación o d ivertidas. Tam bién es im portante recordar que una d istracción pue­de ser m uy sutil y aún así tener un profundo efecto.

En el caso del m uchacho con acné, puede parecer que no hubo tratam iento . Sin em bargo, es un excelen te ejem plo de reconocer y u tilizar los recursos del paciente. U na m adre buscando ayuda para su hijo. La respuesta de E rickson involucraba a la m adre, al hijo y lo que el m uchacho ten ía dentro de él. En el contexto del cuidado de la m adre, estaba todo lo que necesitaba para sanar. La actitud afecta toda condición física. El jo v en no recibió un tra tam iento m édico, lo que hub iera requerido que se m irara al espejo d iariam ente al ap licar la m edicina. Tam poco se le dijo que tuv iera pensam ientos positivos, lo que hub iera requerido que rechazara sus pensam ien tos naturales y espontáneos. N o se le d ieron instrucciones de que actuara de alguna m anera en particular. E rickson tuvo fe en sus habilidades para sanar m ientras se d istra ía p lacen teram ente en unas vacaciones con su m am á.

A unque el resultado en este caso pueda sonar fantástico, el m eca­nism o de recuperación es bastante sim ple. Q uienes hayan tenido

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experiencia con acné saben que el estarse tocando constan tem ente y ta llar con jabones y astringentes causan que la piel p roduzca m ás aceite en un intento por p ro tegerse de la irritación. C uando la piel se vuelve m ás grasosa y p rovoca m ás erupciones, la persona tiende a lavar m ás, form ando así un círculo v icioso . U na vez que se deja en paz a la piel, por un periodo de una o dos sem anas, por lo regular sana sola. La única dificultad es encon trar la m anera de d istraer a la persona el tiem po suficiente para que la ev idencia de la m ejoría se haga aparente.

6. E jercicio de auto-desarrollo usando la d istracción

La distracción no es una estrategia fácil de aplicarse a uno m ism o. Para poder ser realm ente distraído una persona necesita no estar pensando sobre lo que está planeando hacer. Por supuesto que están tam bién las personas que frecuentem ente se d istraen sum ergiéndose en el trabajo, o la adicción a las diversiones, al sexo o a las drogas. Cada una de éstas proporciona una efectiva distracción de la realidad, en ocasiones dolorosa. N o obstante, estas actividades no proporcio­nan los beneficios clínicos de los m étodos de distracción que m ueven estratégicam ente al individuo a reconocer una hábil idad personal.

M edita sobre las palabras: SEXO... CONTROL... AMOR... PODER... BELLEZA...

1. Piensa acerca de un m om ento en el pasado cuando hayas estado tan com pletam ente d istraído, d istraída po r algo que tus accio­nes se volvieron autom áticas. ¿Q ué fue lo que pudo d istraerte y por qué acaparó el control de tu atención?

2. D edica algún tiem po a pensar sobre todas las cosas que fuiste capaz de realizar sin poner atención a lo que estabas haciendo, com o cuando has ido m anejando hacia un destino conocido sin detenerte a pensar hacia dónde vas o qué están haciendo tus m anos y tus pies. Con suerte pensarás en un evento que tenga significado personal. Enfócate en descubrir com portam ientos que no hubieras realizado de no haber estado tan d istraído, distraída.

3. G uarda el recuerdo de este even to en la conciencia. D urante varios días reg resa a este recuerdo tan frecuen tem ente com o p u e­

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das. El paso del tiem po será una parte im portan te de este ejercicio de d istracción .

4. N o esperes resu ltados inm ediatos. D espués de dos o tres sem anas, ded ica a lgún tiem po a rev isar tus acciones desde la p ri­m era lectura de estas instrucciones.

E strategia 4: reorientación

La joven que escondía su belleza

Una chica universitaria llegó con Erickson buscando ayuda para su obesidad. Tenía alrededor de 50 kilos de sobrepeso. Mientras explicaba el problema a Erickson dijo de ella: “Soy una gorda desaliñada Observando la expresión de desagrado en su cara y escuchando el tono triste en su voz, Erickson decidió que estaba experimentando una gran infelicidad y confusión emocional. En este desdichado estado mental las únicas ideas que ella estaría dispuesta a escuchar serían aquéllas que entraran en su marco de referencia. Erickson explicó: “Reconocí que no podría darle ninguna idea desagradable sobre su cuerpo que no tuviera ya ella misma ”. Así que le dije: “Realmente no creo que sepas qué tan desagradable es para ti tu gordura. Así que, esta noche, antes de irte a dormir, te vas a desnudar, a parar frente a un espejo de cuerpo entero y ahí realmente observa cuánto te desagrada toda esa grasa que tienes”. Estas afirmaciones capturaron la atención de la chica. La tarea era algo que sabía que sí podía hacer. Sabía que podía ser autocrítica. Luego Erickson añadió: “Y si realmente lo piensas bien, y observas a través de esa capa de grasa con la que te has envuelto, verás una bonita figura femenina, aunque sea enterrada muy profundo Tras darle un tiempo para absorber estas nuevas ideas positivas sobre ella, Erickson la puso en control de la terapia al preguntar: “¿Qué crees que debes hacer para excavar esa figura? ” Erickson reporta: “Comenzó a excavar como dos kilos y medio por semana ”4i.

43 Erickson (1965b).

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I I concepto de la desesperanza aprendida p roviene de la investi­gación en que un anim al de laboratorio era condicionado a perm a­necer sin esperanza de escapar m ientras recibía descargas eléctricas de una rejilla , aun cuando el escape era accesible. Este resu ltado del com portam iento ha sido u tilizado com o m odelo para com prender la depresión situacional. Si a un niño no se le perm ite escapar de situaciones dolorosas, con el tiem po estará condicionado a re s­ponder ante cualquier situación estresan te con aislam iento y baja autoestim a. E l concepto de desesperanza aprendida tiene im plica­ciones para com prender la resiliencia. C uando una persona no en ­cuentra salida, la energ ía para m ejorar se pierde y no hay resiliencia. Pero, ¿qué ocurre cuando las c ircunstancias se observan de una nueva m anera? Entonces, pueden verse nuevas opiniones.

C om o con todas las otras estrategias, la reorien tación es una técn ica usada en todas las épocas. Es parte de la sab iduría popular que, al enfren tar una situación que parece im posible, lo que hay que h acer es dar un paso atrás p o r un m om ento, para vo lver con una perspectiva renovada. Este es un m étodo sim ple de reorien tación a la situación problem ática.

La reorien tación es una estrateg ia general que puede encontrarse en todas las form as de solución de problem as terapéuticos. De hecho, la estrateg ia clín ica puede defin irse com o un cam bio sign ifi­cativo de perspectiva que ofrece nuevas form as de conceptualizar factores situacionales existentes o experiencias de vida previas. S iem pre que el terapeu ta p roporc iona una nueva idea al paciente, se da una reorien tación . Sin em bargo, existen técn icas que provocan reorien taciones significativas e im pactantes en la perspectiva, trans­form ando la experiencia de v ida del paciente.

L a logoterapia de V íctor Frankl es un excelente ejem plo de una terap ia que usa la reorien tación com o la estrateg ia terapéutica principal. F rankl enfatiza la im portancia de descubrir el significado del ser al enfrentarse al sufrim iento. Para ilustrar este punto , Frankl describe un caso en que utilizó una sola pregunta para ob tener resultados terapéuticos. El pacien te se presen ta com o m édico y dice que ha estado padeciendo una depresión severa desde la m uerte de su esposa, que ocurrió dos años antes. La am aba por sobre todas las cosas. L a p regunta de Frankl fue: “¿Q ué hubiera pasado, doctor, si usted se hubiera m uerto y su esposa hubiera tenido que sobrev iv ir?” .

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El hom bre respondió inm ediatam ente que eso le hubiera causado un trem endo sufrim iento . E ntonces Frankl respondió: “¿Ve? U sted ha salvado a su esposa de un trem endo sufrim iento , le ahorró este dolor, al costo de que ahora usted tiene que sobrevivir y lam entar su pérd ida” . El hom bre no dijo una palabra pero ex tendió su m ano a Frankl y con calm a salió de la oficina. Fue reorien tado a la ineludible realidad de su pérdida. Pero ahora podía verla com o un sacrificio significativo por su am ada esposa44.

La m ayoría de los reportes de casos de E rickson contienen b rillan tes ejem plos de reorien tación ejecu tados po r m edio de una a firm ación en el m om ento correcto. ¿Q ué ocurre cuando una m ujer exam ina su cuerpo en un espejo con la in tención de encontrar algo que nunca antes ha notado? E lla estaba acostum brada a encontrar características que detestaba, ahora debía encon trar algo diferente. Lo que resu lta igual de im portante, ¿cóm o puede negar que hay una linda figura en terrada bajo la grasa sin perder prim ero algo de peso? Erickson la reorientó de saber que odiaba su cuerpo a preguntarse qué hab ía ahí adentro en realidad. N o le p id ió que cam biara de opinión acerca de su grasa. N o le p idió que ded icara m enos energía a od iar esa parte de su cuerpo. U tiliza cierta fragm entación para facilitar la reorientación. La reorien tación es una estrateg ia que perm ite al paciente descubrir repentinam ente algo novedoso en la m ás fam iliar de las circunstancias.

E rickson afirm aba: “A m enudo, en psico terap ia lo único que se necesita es un cam bio de referencia”45, tom ar la m ism a situación y co locarla en un nuevo contexto.

E xiste una gran can tidad de inform ación que sugiere que el estrés no es causado por los hechos sino por la m anera en que los in terpretam os. La im plicación de este hallazgo para la m edicina p sicosom ática y la psico terap ia es enorm e.

U tilizando técnicas de reorientación, el terapeuta puede p ro ­porcionar nuevos punios de vista de la situación y por lo tanto, re­ducir la can tidad de m alestar subjetivo o dar opciones diferentes de dolor o sufrim iento.

E rickson nos dice: “Tú quieres que el pacien te se dé cuenta de que su enferm edad es solam ente una parte de su experiencia de v ida44 Frankl (1996).45 Erickson (1979).

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total. Sin im portar cuál sea la enferm edad, un pacien te siem pre puede encontrar algo qué apreciar acerca de sí m ism o. Las personas tienen derecho a observar su enferm edad o do lo r o m alestar com o algo im portante de su v ida, pero no algo a qué tem er. ¿Por qué debe un pacien te sen tir tem or ante cualqu ier clase de enferm edad o discapacidad? T ienen m ucho m ás que pueden disfrutar. En terapia el enfoque debe ser ayudarles a com prender que han traído m ucho más que cáncer o artritis o cualqu ier otro tipo de problem a. Al hablar con los pacien tes deben proporcionarles la conciencia de todos los de­m ás regalos que tienen en la v ida”46. Si sanar es en parte descubrir capacidades no reconocidas an teriorm ente, un cam bio en la pers­pectiva es una estrateg ia terapéutica indispensable.

1. “ Insight”47 o darse cuenta

La mujer que fumaba cuatro cajetillas a! día

Llegó una mujer con Erickson para que la ayudara a dejar defumar. Sin embargo, tenía muy pocas expectativas. Le explicó: “Todos sus amigos ya han tratado de hipnotizarme y han fracasado ”. Todos me han dicho que si alguien podría hipnotizarme sería usted. Así que he venido para dejarle fracasar también ”. Ante esto, Erickson res­pondió: “Bueno, terminemos con eso. De una buena vez quitemos del camino mifracaso, porque creo que necesita alguna terapia para su enfisema ”.

Erickson había diagnosticado el enfisema al escucharla res­pirar. Había escuchado su voz rasposa y con dificultad y había notado la manera en que se sostenía con los brazos de la silla inclinándose hacia delante tratando de obtener aire. Pronto supo que f umaba cuatro cajetillas al día. Guardaba dos paquetes en una bolsa grande, dos en la guantera del coche, dos en el asiento trasero del coche, dos en el baño, dos en !a cocina, dos en el comedor, dos en la sata, dos en el cuarto de la televisión y dos en la recámara.

‘“’Erickson (1967).47N. de la T. Insight es un término técnico utilizado así, en inglés en psicoterapia para referirse al darse cuenta de algo en forma a la vez vivencial y racional.

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Erickson la interpretó como una mujer a la que no se le iban a acabar los cigarrillos.

De lo que la mujer no se dio cuenta fu e que el primer enunciado de Erickson había quedado ligado al fracaso en hipnotizarla. Estuvo de acuerdo con Erickson, en que la hipnotizó muy mal y él trabajó para convencerla de lo absoluto de su fracaso. Luego continuó: “Ahora que sabemos que no puedo hipnotizarla y esa cuestión está resuelta, vamos a enfocarnos a su hábito de fumar. Vamos a discutir las razones para hacerlo ”. La discusión duró dos horas sin haber quedado terminada.

Al día siguiente Erickson le dijo: “Me gustaría que hiciera como hizo ayer. Mantenga sus ojos abiertos, sus oídos abiertos y su boca cerrada. Tengo algunas cosas más que me gustaría decirle sobre el enfisema y el fumar cuatro paquetes de cigarrillos al día. Me va a ver solamente por una semana (ella había venido en avión de otro estado). Y creo que cuatro cajetillas de cigarros inhalados por alguien con enfisema, como el que usted tiene, es algo en extremo loco. Usted tiene un grado de maestría, es escritora, ha publicado muchos libros, y simplemente no lo entiendo Cuando se hizo obvio que ella no deseaba proteger su salud Erickson le dijo: “¿Por qué está usted tratando de matarse con cigarrillos?”. Esta pregunta evocó un recuerdo perturbador: “Porque yo maté a mi padre ”.

Cuando era joven su padre había sufrido un infarto masivo. Estaba siendo atendido en su casa y ella se había sentado fielmente a su lado haciendo todo lo que sabía hacer. Su idea era que mientras no dejara de mirar a su padre ella no lo perdería, pero eventual­mente su atención se distrajo y cuando volvió a mirarlo él estaba muerto. Tras escuchar esta historia Erickson respondió: “¿ Y a una niña pequeña no debería permitírsele entender lo que sucedió como lo entiende una niña pequeña?

En esa semana ella bajó su consumo a cuatro cigarrillos al día. Erickson reporta que regresó a su casa para el Día de Gracias (última semana de noviembre) pero regresó en diciembre y estuvo con él otra semana. Después de la segunda semana ella bajó hasta cuatro fumadas al día”'.

48 Erickson (1963).

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C uando la in trospección se usa en el contexto del psicoanálisis, surge de un proceso de auto-exam en critico en la relación de transferencia. C om o lo explica A rlow 49, a través de la in trospección el psicoanálisis perm ite al pacien te reso lver conflictos internos. Sin em bargo, los resu ltados terapéuticos se p roducen hasta que las in trospecciones cam bian el com portam iento .

E rick so n u tiliz a la in tro sp ecc ió n de una m an era d ife ren te . En el caso an terio r, E rick so n ayudó a la m u je r a re fle x io n a r sobre la cau sa rea l de la m u erte de su p ad re , a fin de que no se v ie ra com o una ases in a o com o “ la que le fa lló a su p a d re ” sino com o una n iñ a asu stad a . E rick so n v a lid ó adem ás su d erech o de n iñ a a ten e r una ló g ica d ife ren te . Ya no ten ía p o r qué sen tirse av e rg o n zad a p o r su s itu ac ió n ac tua l. A E rick so n le g u s tab a d esc rib ir las b o n d ad es y los recu rso s de la m en te in co n sc ien te , la in o cen c ia de la in fanc ia , y la m ilag ro sa co n stru cc ió n y fu n c io n am ien to del cuerpo , y u ti l i­za rlo s p ara re o rie n ta r al p ac ien te a au to -co n stru irse . C uando el p ac ien te ya se sien te b ien y v a lo ra su yo , tien e m ás p o sib ilid ad es de lo g ra r sus ob je tiv o s.

O tros terapeutas contem poráneos, com o la Dra. Pat Love, han notado que la introspección no produce cam bios a no ser que esté liga­da a una intensa experiencia em ocional5". Pat Love explica este hecho desde la biología diciendo que se requiere un proceso quím ico creado por las em ociones para generar nuevas conexiones neurológicas.

E rickson acostum braba desarrollar introspección m ás en relación con la curación que con el problem a. Creaba en el paciente una gran expectativa sobre cóm o se daría alguna clase de resultado terapéutico que era inevitable. Por ejemplo, captaba la atención del paciente hablando sobre sus dudas respecto a qué día de la sem ana ocurriría po r prim era vez el com portam iento deseado. Estos com entarios eran aparente­m ente casuales pero en realidad estaban diseñados para generar cu­riosidad y expectación y para conocer en detalle cómo se daría su cura­ción, el paciente tendría que curarse. Esto es exactam ente lo opuesto a cóm o suele usarse la introspección.

Tradicionalm ente, las terapias orientadas a la introspección se han enfocado exclusivam ente en entender la naturaleza del problem a.

"A rlow (1989). 50 Love (2003).

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Erickson prefería propiciar que la persona obtuviera introspección, sobre su capacidad de sanar. C olocaba a la persona en un futuro cuando el p roblem a estaría ya resuelto y luego le preguntaba cóm o había logrado esa recuperación. En esta propuesta, lo m ás im portante era la idea de que era posible cambiar.

En este caso, Erickson utilizó el concepto del com portam iento inconsciente com o un m edio para encontrar explicaciones a com ­portam ientos que de otra m anera serían inexplicables. A nte la pre­gunta “¿por qué está tratando de suicidarse con cigarrillos?” , produjo una introspección instantánea. La paciente se dio cuenta de que no necesitaba continuar m atándose con el cigarro.

En otras ocasiones, Erickson encontraba que la introspección po­día tardar en darse, m ientras el paciente reunía valor para enfrentarla, reorganizaba su form a de pensar o esperaba una situación que le diera el estím ulo necesario para lograrla. Lo im portante es que para Erickson, el sentido de la introspección no es recobrar recuerdos del pasado sino orientarse en una nueva dirección hacia el futuro5 '.

2. R eencuadre

Abrumado por la belleza

Un alumno de medicina llegó a ver a Erickson con un problema urgente. Se había casado con una joven muy bella y no había sido capaz de lograr una erección para consumar su matrimonio. Durante dos semanas había intentado tener relaciones sexuales sin éxito. Por el contrario, había sido muy activo sexualmente antes de casarse. Tras dos semanas de una miserable luna de miel regre­saron y su esposa consultó a un abogado para anular el matrimonio. Llegó con Erickson aturdido. Erickson le aconsejó que llamara a algunos de sus amigos que conocían a Ia recién casada para que f ueran a hablar con ella y la convencieran de que viniera a encon­trarse con Erickson. Ella "se sentía terriblemente disgustada ”. Hizo esperar al esposo en el pasillo mientras hablaba con ella. Tras escuchar la historia de ella desde su perspectiva, Erickson le51 Erickson (1952).

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preguntó: “¿Ha pensado sobre el cumplido que le estaba haciendo su esposo? Ella quiso saber a qué se refería. Tras señalar que ella había estado desnuda durante ese momento, le aseguró: “Bueno, evidentemente él pensó que su cuerpo era tan bello que estaba abrumado, completamente abrumado, y usted lo malinterpretó y pensó que era incompetente. Fue incompetente porque se percató de que tenía tan poca capacidad para apreciar la belleza de su cuerpo. Vaya a la oficina de al lado y medítelo ”. Llamó al esposo, escuchó su versión y luego Erickson le dijo lo mismo que a ella. Erickson cuenta que la joven pareja detuvo el auto en el camino de regreso a Detroit para tener relaciones sexuales. Esta fu e la única intervención necesaria con ellos .

El reencuadre sirve para reinterpretar situaciones existentes a las que se ha dado una interpretación negativa. Es sim ilar a la introspección en el sentido de que tam bién produce un m om ento de ¡ajá!, de darse cuenta. Cuando se usa de m anera efectiva se produce una repentina reorientación seguida de una oleada de em oción. La diferencia es que, en el caso de la introspección, existe un evento que puede estar aún por ocurrir y que debe ser procesado desde la perspectiva de un adulto.

Este proceso podría ser descrito com o una form a de rea­condicionam iento cognitivo donde las circunstancias siguen siendo las m ism as pero cam bia su significado. En el caso anterior, el sexo se hab ía asociado con pensam ientos de insuficiencia y fracaso. En lu­gar de sentirse excitados por la posib ilidad de la relación sexual, hab ía una creciente sensación de tem or en el novio y de resen ti­m iento en la novia.

El reencuadre que hizo E rickson de la situación desligó repen­tinam ente los sentim ientos de fracaso y creó la oportun idad de que el novio reconociera de m anera fisio lóg ica (con la im potencia) la belleza de su esposa. Si sim plem ente le hubiera dicho que se veía herm osa, ella habría sospechado que había usado la m ism a frase con docenas de m ujeres antes de ella. Sin em bargo, la naturaleza invo­luntaria de la im potencia estaba fuera de duda. E lla se sintió m ás poderosa que cualqu ier otra m ujer que él hubiera conocido, la única que le hab ía causado eso.

52 Haley (1985, Yol. 11, pp. 118-119).

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A l m ism o tiem po, él ten ía ahora perm iso de ser im poten te y ella podía com prenderlo de una bella m anera. Por supuesto que estas nuevas asociac iones produ jeron el tipo de excitac ión rec íp roca que creó un escenario de ganar-ganar, sin im portar si el nov io lograba su erección.

La rein terp retación de E rickson pudo no haber ten ido éxito si p rim ero no se hubiera posicionado él com o alguien que com prendía to talm ente las necesidades y deseos de la jo v en pareja. E rickson no in tervenía hasta no haber com prendido com pletam ente la realidad del paciente. Si la re in terpretación no está hecha a la m edida del pacien te , la idea será rechazada y la técn ica resu ltará inútil.

Si el terapeu ta com ienza po r rechazar la bondad y validez del punto de v ista del pacien te , entonces es probable que el paciente tam bién rechace las opiniones del terapeuta o, aún peor, que acepte que él no es capnz de percib ir la realidad. En el caso de la m ujer con sobrepeso, si el terapeuta la quiere convencer de sentir m enos desprecio hacia su cuerpo, ¿por qué debería com enzar por reconocer cuánto odia su “obeso” cuerpo y toda la “g rasa” sobre ella? C uando la pacien te se siente realm ente com prendida, puede com enzar a considerar nuevas m aneras de observar el m undo.

Q uizás la técnica de reencuadre m ás com ún y m ás usada sea la norm alización. Los pacien tes en ocasiones llegan con el terapeuta esperando que em ita un ju ic io sobre la seriedad de su problem a. Es com o si preguntaran: “¿Existe alguna esperanza para m í?”. Y el tera­peuta norm alice respondiendo algo así com o: “ Ya he tratado otros casos com o usted y fíjese que uno de m is pacientes m ás exitosos ten ía lo m ism o que usted” . Esta afirm ación consigue dos objetivos sim ultáneam ente; prim ero , p roporciona esperanza y, segundo, reen- cuadra el m otivo de consulta com o un com portam iento asociado con respuestas ’’ex itosas” en terapia.

La norm alización es un p roceso a través del cual se asigna un sign ificado positivo a un estím ulo que antes ha generado respuestas negativas. L levaron con Erickson a una adolescente con dolores h is­téricos en el pecho. Le habían tom ado radiografías, se le había exa­m inado el pecho, se le había palpado y la habían m edicado. A ún así pasó tres m eses en cam a con un gran tem or de lo que sería de ella. E rickson usó una sesión para hacerle algunas preguntas sobre las sensaciones de su pecho. Luego le explicó que era norm al sen tir dife-

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rente m ientras se desarro llaban los senos. R eorientó las sen­saciones en su pecho, com o parte de un desarro llo norm al. D espués de eso, la jo v en no experim entó m ayores d ificu ltades5 .

L a norm alización debe restring irse a las d ificu ltades frente a las que la persona ha reaccionado en form a exagerada. Sería un error norm alizar un p rob lem a que aún no ha sido suficien tem ente inves­tigado o que pudiera estar asociado a una pato log ía orgánica, por ejem plo , dolores de cabeza inusuales, do lor inexplicable o cam bios abruptos del estado de ánim o o de personalidad.

R esum iendo, el reencuadre es una form a de reorien tación a través de cam biar el significado. E sta técn ica es especialm ente útil en los casos donde se prevé una recaída, para ayudar al pacien te a sobrepasar la recaída sin darse por vencido. Casi cualquier terapia fracasa si el pacien te tiene la creencia de que po r sus lim itaciones nunca logrará a lgún avance real y duradero. E rickson hacía que sus pacien tes no sólo aceptaran la posib ilidad de recaída, sino que la m iraran com o algo que los harían crecer y m ejorar aún m ás. A m enu­do usaba la analogía de un coche balanceándose hacia atrás y hacia delante para in ten tar salir de la nieve. C ada vez que se hace para atrás, logra un nuevo im pulso. C om o consecuencia, los m om entos de deb ilidad se transform an repentinam ente en ev idencia del progreso , lo cual perm ite al pacien te m antener una buena actitud hasta en los m alos m om entos.

3. E xternalización

Lili so tu

Mientras trabajaba en el hospital psiquiátrico en Rhode Island, durante el tiempo de la prohibición de licor, Erickson se enteró de una paciente violenta conocida como Luisota. Medía 1.90, había trabajado en una taberna (clandestina, por supuesto) como saca- borrachos. Su “pasatiempo ’’favorito era caminar por la ciudad de Providencia en busca de un policía que estuviera solo. Lo golpeaba,

53 Erickson (1962a).

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le rompía un brazo o dos y lo mandaba al hospital. El jefe de policía la mandó a juicio y la declararon enferma mental y un peligro para los demás.

A Luisota no le gustó estar en un hospital psiquiátrico. Se quejaba: “¡No quiero estar encerrada con un montón de locos!’’. Una vez al mes organizaba un alboroto y destruía el pabellón. Antes de encon­trarse con Erickson, su único tratamiento era que enviaran 20 empleados a someterla. Algunos resultaban con brazos rotos, lo que se añadía a los daños y gastos del hospital. Después de ser sometida, una enfermera le inyectaba un tranquilizante, uno tan j'uerte que le descomponía el estómago. Comentó a Erickson, que las náuseas que le originaba ese medicamento eran tales que “durante 12 horas te la pasas vomitando lo que hayas comido desde el año anterior’’. Tras recibir el medicamento, la encerraban en un cuarto de castigo donde no había nada más que un colchón. Siempre destrozaba el colchón, lo que se añadía a los gastos hasta el momento.

Después de oír los detalles, Erickson se presentó con ella. Le dijo que le gustaría pedirle un favor. Le pidió que, antes de empezar su próximo ataque de violencia, se sentara en un una banca y hablara con él 15 minutos. Ella le respondió con sospecha: “Mientras esté hablando con usted los empleados van a llegar y van a someterme ”. Erickson le respondió enfático: “Si solamente te sientas y hablas conmigo, yo personalmente me encargaré de que nadie, absoluta­mente nadie, interfiera contigo ". Ella aceptó con reservas.

Un día Erickson recibió la llamada, “Luisota quiere hablar con usted Cuando entró en elpabellón la encontró caminando de un lado a otro f rente a la banca. Erickson se sentó. Ella se sentó junto a él y le preguntó: “¿Va a llamara los enfermeros y hacerlos que vengan a some­terme?”. Erickson dijo: “No Luisota, sólo voy a hablar contigo. Des­pués de 15 minutos puedes hacer lo que quieras y yo personalmente me encangaré de que nadie interfiera contigo

Erickson estaba recién llegado a Nueva Inglaterra. Empezó a platicarle sobre la primavera en Nueva Inglaterra. Luisota obser­vaba la puerta del pabellón. Cuando habían pasado 10 minutos, Erickson hizo una señal secreta a la enfermera para que hiciera una llamada. De repente, una docena de estudiantes de enfermería entraron rápidamente al pabellón. Todas se reían como si hubieran salido a divertirse. Una de las estudiantes tomó una silla y la estrelló contra

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las ventanas del ala oeste. Otra tomó otra silla i la ■ \in llu i Ollll tl las ventanas del ala este del pabellón. (.'uiilro i\indianh‘\ llhli corrieron hacia una mesa y le rompieron las cuatro pnhm < fini Utils corrió al teléfono, lo arrancó de la pared y rompía la /un Imi Erickson les había pedido que hicieran los más destrozos pn\ibli1*, tal como Luisota había hecho en el pasado. Se estaban <h\ 11 lliiuln mucho. Y Luisota comenzó a suplicar: “ ¡Niñas, niñas, por favoi no lo hagan! No deben hacer e so ”. No podía soportar ver a otros comportándose en la form a que ella se había comportado. C 'liando las enfermeras terminaron, se volteó hacia Erickson y le dijo: "Por favor Dr. Erickson, no vuelva a hacerme esto ”. Erickson respondió: "Teprometo que no lo volveré a hacera menos que tú hagas quesea absolutamente necesario ”.

Dos meses después Luisota fue a ver a Erickson y le dijo: "Dr. Erickson, ¿podría conseguirme un trabajo en la lavandería del hos­pital?”. Erickson le respondió: "Hacías destrozos en grande cuando llegaste. Te voy a conseguir el trabajo, siempre y cuando te comportes Luisota estaba desesperada. "Haré cualquier cosa para salir de este pabellón lleno de locas”. Erickson envió a Luisota a la lavandería y ahí ella hizo un muy buen trabajo. Dos meses después, fue dada de alta como paciente y contratada como empleada\

L a externalización es una técnica que perm ite que el paciente observe desde afuera sus conductas, llenas de em ociones y desconectadas del yo, a fin de que pueda evaluarlas m ejor al observarlas. M uchos pa­dres han tenido la desagradable experiencia de observar sus m alos hábitos im itados por su hijo. C om o todos los m étodos de reorien­tación, la externalización hace reflexionar y así crea una realidad em ocional com pletam ente nueva.

E rickson era un m aestro en proporcionar a sus pacientes una nueva visión desde afuera de ellos m ism os. Por ejem plo , cuando trabajaba en el hospital psiqu iátrico , E rickson ju n tó a dos pacientes que creían que eran Jesucristo . L os sentó en la m ism a banca y les p idió le dijeran qué tan loco sonaba el otro. Tras varios días de d iá­logo, uno de los pacientes le dijo: ’’Sabe, he estado pensando. Él dice ser Jesucristo , y yo sé que está loco, y usted sabe que está loco, y por

54 Erickson (1980).

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eso él sigue d iciendo que es Jesucristo” . T iem po después, ese hom bre pudo dejar de alucinar, salió del hospital y en ocasiones v isitaba al otro Jesucristo para ver cóm o le iba55. De este m odo, el pacien te com enzó a verse desde afuera de su sistem a de creencias y no le gustó lo que vio. U no de los beneficios im portantes de la ex ternalización es que proporciona al pacien te una oportun idad de reconsiderar su p rop ia iden tidad y quizás experim entar una nueva.

Los ejem plos m ás dram áticos de externalización de Erickson utilizan la disociación hipnótica, para que el paciente experim ente alguno de sus aspectos com o si fuera una realidad separada. U no de los casos m ás fam osos de Erickson es el de Harvey, un hom bre pro­fundam ente decepcionado de la vida. Se sentía m uy mal por la forma en que lo trataban los dem ás pero no era capaz de hacer nada para corregir la situación. Le pagaban m uy poco en su trabajo, sus com ­pañeros le tiraban ceniza de cigarro en su escritorio, bloqueaban su coche en el estacionam iento, etcétera. A todo esto, H arvey respondía con una patética im potencia. Su único m edio de escape era reportarse enferm o, quedarse en casa y no ir a trabajar. A unque la intervención de Erickson fue m ucho m ás com pleja de lo que se describe aquí, la disociación hipnótica fue un im portante com ponente del progreso que se obtuvo. H arvey resolvió su problem a en una sesión.

El caso de Harvey

La intervención tuvo lugar durante un seminario que el Dr. Erickson realizó con un grupo de médicos. En trance, Erickson sugirió a Harvey que tuviera una alucinación con varias bolas de cristal. Luego le pidió que viera en una de ellas a un niño pequeño, de espaldas y le dijo: “Ese niño debe ser muy infeliz... me pregunto, ¿por qué? Se ve como su estuviera muy, muy infeliz. Obsérvalo y dime dónde está Harvey respondió: “Es un niño como de 6 años y está sentado en su pupitre de la escuela. La maestra acaba de irse de allí. Tiene una regla en la mano, debe haber estado castigándolo Erickson entonces cambió la atención de Harvey: “Muy bien, ahora observa en esa bola de cristal allá arriba. Creo que vas a ver al

55 Haley (1985, Yol. I pp. 229-230).

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mismo niño a los 12 años, ¿qué está haciendo? Harvey vio a un niño extremadamente infeliz. Tras una serie de preguntas Harvey miró a través del cristal y dijo: “¿Por qué ese niño de 6 años regresa de la escuela, con pensamientos infelices? Desearía poder ver su cara pero supongo que no es importante. Aún está tallándose la cara, por lo menos, viéndolo por detrás, eso es lo que parece estar haciendo. Están ahí algunos policías y uno de ellos tiene una pistola. El niño corre a ver de qué se trata y el policía acaba de dar un tiro a su perro ”. Erickson cambió de nuevo la atención hacia el primer recuerdo: “Pero el niño estaba llorando en la escuela, antes de que encontrara al perro muerto, ¿por qué estaba llorando en la escuela?”. Harvey respondió: “No sé, pero tengo una horrible sensación en mi mano izquierda, y sé exactamente cómo se siente ese niño, se siente como si alguien hubiera tomado una regla y me golpeara la mano por escribir con la mano izquierda

Aún en trance, Erickson dio a Harvey permiso de escribir usando cualquier mano: "Te voy a dar un pedazo de papel y un lápiz, y quiero que escribas tu nombre como a ese niño de 6 años le hubiera gustado escribir". Luego Erickson manejó la situación de tal form a que Harvey empezara una discusión sobre su escritura con los doctores de la audiencia: “Cualquiera que te diga que no has escrito nada es un maldito mentiroso, y tú les vas a decir eso. No vas a dar rodeos, sólo diles que son unos malditos mentirosos ”. Esto le permitió a Harvey vivir la experiencia de enfrentar un salón lleno defiguras de autoridad. Pero como su comportamiento agresivo era resultado de una sugestión post-hipnótica, el responsable no era Harvey sino Erickson. Al mismo tiempo, se lograba otra disociación (la hipnosis me hizo hacer esto, no era yo).

Sin embargo, una vez que Harvey demostró que podía responder por él mismo, el comportamiento se volvió una parte permanente de su repertorio. Era como si el corcho de una botella hubiera explotado. A l día siguiente Harvey fue a trabajar y exigió un mejor trato por parte de sus compañeros. Exigió y recibió un aumento de sueldo por parte de su jefe. Harvey j'ue con su psiquiatra y le dijo: “Sabe, tengo 32 años y creo que ya es tiempo de que me consiga una novia, ¿no cree?". El psiquiatra le respondió: “Bueno, no tengo nada que decir sobre eso. Tendrá que consultar con el Dr. Erickson”. Y Harvey dijo: “¡Al diablo con el Dr. Erickson! Voy a

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conseguirme una novia ”. Para cuando Erickson reportó este caso, Harvey estaba felizmente casado y seguía sintiéndose bien con su nueva identidad 6.

¿D e cuántas o tras m aneras se puede lograr la ex ternalización? La lista es prácticam ente interm inable. Todo lo que se requiere es algún cam ino para la au to-observación . A sí es com o una persona que está acostum brada a ignorar las críticas sobre su com portam iento hostil, de repente se siente p reocupada tras escuchar por accidente una conversación honesta acerca de su estilo agresivo en la relación con los otros. Se co loca fuera de sí m ism a en ese m om ento porque nadie está hablando con ella. M ientras escucha una descripción de sus actos fuera del contexto em ocional en el que espontáneam ente ocurren , tiene la oportun idad para considerar lo que es necesario y apropiado. Este es un pequeño ejem plo de terap ia inform al que ocurre naturalm ente en la v ida cotidiana.

Esta técn ica que actúa com o un poderoso catalizador para el cam bio , ha sido incorporada com o parte m edular en m uchas terapias m odernas. Por ejem plo , la terapia narrativa enseña a los terapeutas a “ex ternalizar” los com portam ientos p roblem áticos al a len tar a los pacien tes a ex terio rizar y, en ocasiones, person ificar aspectos que están experim entando com o opresivos57. Se puede ped ir al paciente que describa el problem a com o si fuera una entidad propia, separada de la identidad del paciente. Se le puede ped ir que dé un nom bre al problem a, que use la im aginación para describ ir su apariencia, describa su form a de com portarse y qu izás tam bién describ ir sus m otivos. Esta técn ica no es tan nueva. M ucho antes de la terapia narrativa, en la terapia G estalt ya se creaban diálogos entre el paciente y su yo-problem a externalizado. U na vez que la porción indeseable de uno m ism o es ex tem alizada, puede ser exam inada y eventualm ente dejada de lado.

L a terapia de im pacto tam bién se apoya en la reorien tación y la externalización. Sin em bargo, en lugar de usar im ágenes, la terapia de im pacto consigue la reorientación al usar utilería real com o el depositario de las realidades personales. Por ejem plo, a un niño se le

'"Erickson (1979/2001).57 White (1988).

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puede ayudar a discutir sus sentimientos de depresión al com parar esa parte de él con una bolsa pestilente de basura que está ahí en el cuarto de la terapia. La escultura, el psicodrama, son otros métodos que toman cualquier pensamiento, esperanza, deseo o comportamiento y se ponen fuera de la propia persona. De hecho, una versión microscópica de la cxtemalización se consigue en el m om ento en que el terapeuta se involucra, escucha reflexivamente y cita las palabras exactas del paciente. Si seguimos la pista del comportamiento del paciente y luego se ie devuelve una mini-narrativa de eventos, se vuelve casi imposible para él no ser reorientado en sus expresiones y comportamientos.

Esta com binación: dar seguim iento y reflejar, causa efectos tan benéficos e inm ediatos que se utiliza en el grupo llam ado Boy 's 'Town donde se trabaja con adolescentes violentos (M anual de Boy 's Town). Un efecto sim ilar se consigue en la terapia cuando el com portam iento en cuestión se graba en una cinta y luego se da a la persona para que la escuche cuando ya pasó la em oción que provoca la acción. Hay m uchas otras terapias m odernas que utilizan esta técnica.

Y, ¿qué sucede cuando una persona va a ver una buena obra de teatro? Para que la historia tenga impacto debe haber por lo m enos un personaje en escena con el que el público se pueda identificar. Ese personaje es el que lucha con los aspectos de la vida que de alguna m anera reflejan nuestras propias batallas. El dram a se vuelve atrayente cuando alguien com o m iem bro de una audiencia se ve a sí mismo desde una perspectiva diferente. De hecho, esto es en esencia lo que Erickson logró cuando hizo que Luisota se sentara jun to a él y observara al personal del hospital destruir el cuarto. El evento se program ó para el m om ento en que ella estaba a punto de realizar estas m ism as acciones. Así que no había form a de escapar del hecho de que en este dram a cada participante del elenco la representaba a ella. Y al ver su com portam iento desde esta perspectiva repentinam ente se volvió intolerable. Desde ese día en adelante no había form a posible de que Luisota se sintiera igual en relación con sus estallidos violentos.

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4. D istorsión del tiem po

La mujer a la que le rompieron su muñeca

Cuando Erickson aún era un estudiante del predoctorado en la Clínica Menninger, le pidieron que trabajara con hipnosis con la esposa de uno de los médicos, que había tenido una depresión aguda durante seis meses. Nadie sabía cómo tratarla. Discutían si debería recibir psicoanálisis o terapia de apoyo. Hasta este momento la habían sedado. El joven Erickson fue contactado por el doctor que le dijo: “ Voy a renunciar a la Clínica a fín de mes porque no puedo enseñar a nadie cómo tratar a mi esposa”. El doctor estaba desesperado: “Tengo que hacer algo con ella. Se está poniendo más deprimida y en mayor riesgo de suicidio. Tengo que mantenerla con una enfermera durante todo el día. Así que, ¿por qué no la metes en trance y ves qué puedes hacer? Erickson aceptó hacer la tarea y dijo que conduciría el tratamientofrente a todo el personal.

La mujer tenía veintitantos años y era inteligente. Erickson comenzó a hablar con ella sobre el problema. Ella insistió en que no le gustaba su depresión, no le gustaban sus ideas suicidas. Estaba motivada para estar bien pero no sabía cómo hacerlo. Erickson detectó una gran cantidad de ambivalencias y como respuesta al interrogatorio, aún con lágrimas en los ojos, la mujer desarrolló un estado de trance. Luego, Erickson la desorientó en tiempo y espacio. Después, le dijo: “Hay algunos odios, frustraciones y emociones que te estorban y que le puedes decir a un perfecto extraño, aún en público. Así que, ¿qué te parece que me digas algunos de ellos a mí, puesto que soy un perfecto extraño? ”. Ella miró a Erickson como si fuera una multitud. La audiencia le pasó totalmente inadvertida. No sabía si era verano o invierno. Esto le permitió hablar de un buen número de odios, desilusiones y frustraciones. Habló de su hermano que rompió su muñeca favorita: “¡El mató a mi muñequita! ”. Tenía una gran cantidad de resentimiento hacia su hermano mayor. También describió la rivalidad que tenía con su hermana mayor por las calificaciones. Después de que expresara estos resentimientos, Erickson le dijo:

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"Ahora hay muchas cosas personales, cosas privadas que no tienes que verbalizar junto a mí, que soy un extraño. Puedes dejar que esas verbalizaciones se muevan hacia dentro de tu mente en silencio. Vamos a estar aquí sentados durante media hora mientras tú reflexionas sobre todas las cosas que no le dirías al público en general. Son cosas que te gustaría decir a alguien a quien tú quisieras como terapeuta

Al día siguiente ella le dijo a la enfermera que tenía asignada: "No necesita cuidarme, no tengo ideas suicidas ”. Erickson realizó este tratamiento en 1930. Quince años después, al final de la segunda guerra mundial, la mujer lo contactó de nuevo por correo. Le explicó que estaba muy contenta por la manera en que enfrentó sus miedos y ansiedades mientras su esposo estaba en servicio activo en el extranjero. Ella estaba a cargo de varios niños en ese momento. Al describir su recuperación expresó: “Estoy muy, muy contenta "

A unque el uso de la d istorsión del tiem po p o r E rickson a m enudo parecía casi m ágica, com o si se hub iera creado una m áquina del tiem po, la técn ica puede ser com prendida m ás sim plem ente com o una form a de especu lación con alta m otivación. ¿Y cuál es la m ejor m anera de especu lar sobre un evento del pasado o del futuro lejano? La m anera m ás efectiva es cerrar los ojos y en tregarse sin reserva al recuerdo. Los am antes han estado haciendo esto duran te siglos. Los m aestros com unes pueden ser expertos de la d istorsión del tiem po. Q uizás puedes recordar por lo m enos a un m aestro que era capaz de transform ar 15 m inutos en 5 horas; después de un rato de estar en clase tu cabeza pod ía sentirse ob ligada a caer sobre el escritorio . Al com enzar a perder contacto con el am biente inm ediato, podem os lanzam os hacia adelan te o hacia atrás en el tiem po.

En este estado m ental puedes recordar algo divertido que sucedió el fin de sem ana o an tic ipar con entusiasm o las siguientes vacaciones de verano. D e repente ese m om ento de especulación se in terrum pe al ser reprendido por estar soñando en clase. ¿Te suena fam iliar? Q uizás el sim ple acto de leer estos enunciados te llevaron m om entáneam ente hacia el pasado. La distorsión del tiem po no es algo nuevo, no es m ágica, el terapeuta com ún puede m ejorar su

'"Erickson ( 1965a).

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trabajo al p erm itir que ese proceso natural tom e lugar. Lo más im portan te es se leccionar un tem a de vital interés para el paciente.

L a aplicación clín ica de la d istorsión del tiem po fue introducida po r E rickson com o un m edio para a lcanzar alguna form a de reorien tación . El decía: “ Se puede reorien tar a la persona hacia el pasado. Se le puede reorien tar hacia el futuro. Tam bién se puede reorien tar a la persona a la relación con su propio cuerpo”59.

Y ¿cóm o puede usarse el tiem po para reorientar a una persona hacia su cuerpo? U na vez, E rickson trabajó con un hom bre am putado que no podía adaptarse a la idea de que había perdido una pierna. Erickson utilizó d istorsión del tiem po para reorientarlo hasta el m om ento en que tenía am bas piernas. U na vez que el hom bre estaba absorto en ese pensam iento , ahí lo hizo especular sobre cóm o respondería si alguna vez en el futuro sufriera una am putación. D iscutieron este tem a con gran profundidad, hablaron sobre cóm o se adaptaría si esto le pasara. E rickson le habló y com entó con él sobre lo que él sabía iba a pasar. C om o discutió estos problem as en trance de m anera hipotética, el paciente pudo tratar el tem a sin m ucha angustia. Al final, fue el paciente quien propuso la solución de cóm o m anejaría el problem a de la am putación. Y Erickson explicó: “ Desde esa reorientación se pueden evocar las capacidades para una buena adaptación y para rechazar los propios patrones de inadaptación”60.

La distorsión del tiem po es una técnica que Erickson usaba fre­cuentem ente para aliv iar el dolor. C uando trabajaba con pacientes con cáncer o que padecían enferm edades neurológicas incurables que no m ejoraban con m edicam entos, Erickson a m enudo les enseñaba a expandir y contraer el tiem po. A expandir los m om entos de com o­didad, de tal form a que 5 m inutos pasaran m uy lentam ente, y luego, contraer los m om entos de dolor, de tal form a que 15 m inutos reales pasaran com o si se hubiera tratado de cuestión de segundos. A sí, la persona se enfocaba m enos en el dolor y m ás en el aspecto del tiem po. Lo m ás im portante es que la orientación frente al do lor era desplazada, de tem or e im potencia, a acción para corregirlo.

Es m uy im portante com prender que para el paciente es prim ordial creer que puede hacer algo con su dolor. Im agina el siguiente esce­nario: un niño pequeño es llevado a rastras al consultorio del doctor

"’Erickson (1955a).""ídem.

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para ponerle una inyección. Tiene miedo tl> lii com ien /n ¡ien tra ren pánico y por lo m ism o varios adullir, 1« • i un mifiilnr. le ponen la inyección. Su vivencia de dolor sera tremenda deludo ,i los com ponentes psicológicos de m iedo e indefensión No luis uI*miluta m ente nada que pueda hacer sobre el dolor inm inente Imagina iiliom la vivencia del m ism o niño m ientras trepa un árbol. Su piel \r nispn por la corteza rugosa m ientras se encaram a por el tronco, pero el niño no se da cuenta de las lastim aduras. N o, hasta que va a casa y ve que tendrá que explicar a su m adre cóm o se rom pieron sus pantalones Esta es una vivencia cotidiana que nos recuerda que el estím ulo del dolor no es tan im portante com o la orientación psicológica hacia el dolor de la persona.

La técnica de Erickson de distorsión del tiem po ha sido po­pularizada por Steve de Shazer, K im Insoo Berg e Yvonne Dolan dentro del m odelo centrado en la solución. Estos terapeutas llevan a los pacientes hacia adelante en el tiem po (para identificar diversos com ponentes de la solución) o hacia atrás en el tiem po (para iden­tificar las excepciones al problem a actual y tener acceso a las habili­dades existentes). De acuerdo con de Schazer, la esencia de la terapia centrada en las soluciones es la pregunta del m ilagro: ’’¿C óm o harías las cosas diferente si m añana te despertaras y descubrieras que ha ocurrido un m ilagro y tu problem a se ha solucionado?” . Para respon­der a esta pregunta el paciente se proyecta hacia adelante en el tiem po. D olan nos habla de la im portancia de esta técnica aparente­m ente sim ple diciendo: “ D ebem os tener cuidado, porque lo que no preguntam os es en ocasiones m ás poderoso que lo que sí pregunta­mos. En terapia es peligroso no preguntar a los pacientes sobre su futuro, porque estamos enviando el mensaje de que no lo tienen. Y es muy difícil defenderse de un m ensaje para el cual no estás consciente­m ente preparado”61.

Berg resum e lo que ella considera la esencia de la terapia cen­trada en soluciones, así: “ Los pacientes ven el problem a de una m ane­ra, la que los m antiene atorados. Así que les dam os otra m anera de ver el problem a. Están en la m ism a situación, pero hacerlos girar sólo en un pequeño grado les ayuda a ver las cosas desde un ángulo diferente.Y yo creo que es de donde proviene la solución”62. Esta explicación tam bién nos m uestra la esencia de la estrategia de la reorientaeión.

61 Dolan (2000).“ Berg (1997).

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Y ¿cóm o ayudó Erickson a la m ujer con depresión grave? Utilizó la distorsión del tiem po para ayudarla a penetrar situaciones emocio nales que estaban siendo m uy perturbadores para ella. De hecho, parecían ser insoportables. Pero, ¿por qué lo hizo frente a una audien­cia? ¿Por qué quería Erickson que lo considerara a la vez un extraño y una m ultitud? Esto parece haber sido una parte im portante de la tera­pia. Según Erickson, ella necesitaba saber que podía hablar en voz alta y en público sobre tem as difíciles. Así que le propuso revisar en priva­do sus em ociones com o si estuviera hablando con un terapeuta '1. Su terapia fue tanto vivencial com o virtual.

5. A plicaciones de la reorientación en general

De las cuatro estrategias tratadas hasta ahora, la reorien tación es p robablem ente la m ás im portan te para el p roceso de psicoterapia. M ientras es posib le im ag inar una terap ia exitosa sin el uso de la d istracción o de la fragm entación, es casi im posible im aginar que ocurra un cam bio en la v ida sin algún cam bio en la perspectiva.

Puesto que tanto los anim ales com o los hum anos derivan su com ­portam iento de un m apa cognitivo, interno, del m edio am biente, una reorganización de los eventos externos es consecuencia de una reor­ganización de las estructuras cognitivas con que se representan esos eventos externos. En procesos neurológicos y en procesos b io ló­gicos, la reorganización y construcción de nuevas asociaciones re­quieren tiem po. M ientras m ás im portante sea el cam bio en la m anera de pensar, m ás tiem po requieren las personas para reorientarse.

C om o ya observam os, existen m uchas m aneras de lograr la reo ­rientación. Los m étodos que m ejor funcionan son los que resultan m ás atractivos em ocionalm ente para el pacien te y tienen algún com ponente v ivencial. E rickson a m enudo hacía que sus pacien tes cam inaran alrededor de la oficina, m oviendo sillas o los m andaba a trepar una colina. La reorien tación física p o r lo regu lar p recede a la reorientación psicológica. G estos pequeños y sim ples pueden tener un gran im pacto. Por ejem plo , el terapeuta puede inv itar al paciente a sentarse por un m om ento en su sillón e im aginar m om entánea­m ente que es el terapeuta.

“ Erickson (1965a).

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U na experiencia m editativa puede ser mnplimlu il hm < i • | i o l paciente cierre sus ojos y espere en silencio a c|tu m- d<■•..iimllc miii nueva form a de pensar. E sta puede ser una buena liv n im puní alguien que adm ira el poder asociado con estar en la posición de! terapeuta. N o sería buena para alguien que po r el m om ento este teniendo dificultades con problem as de lím ites. Las técnicas deben siem pre indiv idualizarse para estar a la m edida de la persona y de la situación. L a tarea del terapeuta es reconocer qué m étodo funciona m ejor con cada individuo.

C uando se hace correctam ente, la reorien tación no debería causar dificultad alguna en el paciente. Sin em bargo, aquéllos que tienen una visión ríg ida de la realidad, o quienes sientan la necesidad de im poner sus puntos de v ista a los otros, podrían m alin terpretar la estra teg ia com o perm iso para serm onear a los dem ás con su form a de v er las cosas. E ste no es un buen uso clínico de la reorientación.

Es im portante que el terapeu ta reconozca que siem pre hay m ás de una form a correcta de ver las cosas y que su opinión puede no siem pre ser del todo correcta para un determ inado individuo. Es el pacien te quien debe decid ir qué hacer ante sus circunstancias de vida. U n ejem plo de un b ien intencionado pero trágico uso erróneo de la reorientación es m encionado por la Dra. E llen Taliafero. Una m ujer con graves heridas en la cabeza llegó a la o ficina de un m édico. Tras en trev istarla , el m édico reconoció que la m ujer se encontraba en una relación de abuso físico. N o estaba convencida de abandonar la relación, así que el m édico y su enferm era decidieron cancelar la consulta p o r el resto del día. El m édico estuvo tratando de convencer a la m ujer de que debería dejar esa relación e ir a un refugio. E lla finalm ente accedió a lo que el m édico le aconsejaba y cuando ya estaba po r hacerlo y abandonar la casa, el m arido vio lento descubrió lo que estaba haciendo y la m ató.

A unque esto quizás hubiera ocurrido de todas m aneras, sin considerar lo que se hubiera dicho o hecho en el consultorio m édico, el hecho es que la m ujer estaba siguiendo las instrucciones del doctor cuando ocurrió la m uerte y ello puso la responsabilidad de la tragedia en su conciencia. U na vez m ás, es im portante enfatizar que la re­orientación no es una cuestión de decirle a las personas qué hacer o qué pensar. Por el contrario, es una estrategia para am pliar las posibilidades y ofrecer nuevas opciones para que el paciente elija.

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6. E jercicio de auto-desarrollo utilizando la reorientación

C om o con todas las técnicas en este libro, no es necesario seguir el e jercicio de m anera rígida. Puedes m odificarlo , si quieres, para a justarlo a tus necesidades personales. Por ejem plo, ya que éste es un ejercicio de m editación, podría ser útil hacer una grabación de las siguientes sugestiones y quizás añadir algunas personales. Esto te perm itirá m antener tus ojos cerrados al escuchar cada paso del ejercicio.

1. Piensa en un problem a frustrante o ab rum ador que hayas tenido recien tem ente o en algún m om ento del pasado. O bserva las sensaciones que aparecen en tu cuerpo m ientras recuerdas con todo detalle ese problem a. C ierra tus ojos y resp ira lentam ente. D eja que aparezca en tu m ente y observa qué está sucediendo. A ñade algunos detalles al cuadro y am plía así tu perspectiva.

2. C onsidera cuidadosam ente las características principales del problem a. A hora im agina que el p roblem a es otra persona y tú estás dando terapia a ese paciente que tiene exactam ente el m ism o pro­blem a. D urante algunos m inutos, observa. Pon atención a tus in ter­venciones para ayudar a esta persona a reso lver su problem a.

3. Borra las im ágenes de tu m ente. R econsidera ahora el p rob le­ma y sus componentes principales. Toma los emocionales que perte­necen a este prob lem a y transpórtalos hacia un problem a equivalente que hayas experim entado en tu infancia. El problem a es el m ism o y tus sentim ientos tam bién. Solam ente el escenario y las personas han cam biado. U tiliza tu conocim iento de adulto para reso lver el p rob le­m a que enfrentaste en la infancia. D ecide si el p roblem a te pertenece realm ente a ti o a alguien m ás. A plica la sabiduría que has adquirido en toda tu vida llena de aprendizaje para reso lver el p roblem a de ese niño. A hora tom a lo que aprendiste ahí y aplícalo a tu situación actual. P iensa qué te hubiera gustado hacer entonces, y cóm o eso se aplica ahora a tu situación ac tu a l.

4. A hora, borra la im agen de tu m ente. Tom a la esencia de ese problem a, lo que le da su identidad, y conviértelo en una fábula con personajes de ficción (com o anim ales). Term ina la fábula con una conclusión significativa. (Si prefieres, puedes escrib irla .)

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5. D edica algún tiem po a pensar cuál form a de reorien tación fue m ás útil para ti y qué nuevas perspectivas obtuviste.

Estrategia 5: utilización

E sta es la estrateg ia m ás sign ificativa de este libro. L a utilización es la regla de oro del enfoque ericksoniano. Si pudiéram os condensar la esencia del enfoque ericksoniano en una oración, sería: “ayudar a los pacientes a reconocer los recursos de su m ente y su cuerpo” , y la u tilización es la m anifestación m ás clara de esta afirm ación. Su aplicación puede parecer contraria a la intuición.

Jesús

Eñckson trabajaba en el Woreester State Hospital, donde había un joven que se hacía llamar Jesús. Predicaba y decía que era el Mesías, caminaba envuelto en una sábana y trataba de imponer la cristiandad a la gente. Erickson le dijo: “Ya que tu propósito o misión en la Tierra es servir a la humanidad, hay una tarea que puedes hacer y que va a servir mucho a la gente ". La primera misión que le dio fue emparejar las canchas de tenis diciendo: “Segura­mente Dios no se ha enterado de todos las irregularidades que están en las canchas de tenis ". Después de un tiempo, Erickson se acercó a él otra vez y le dijo: "Tengo entendido que tú sabes de carpintería " (Jesús había sido carpintero). El paciente aceptó esta idea. Enton­ces Erickson le pidió que sirviera a la humanidad usando sus habilidades como carpintero para hacer un librero en el laboratorio de psicología. Tiempo más tarde, el paciente se con-virtió en el empleado de tareas diversas del laboratorio ’4.

¿A lguna vez te has preguntado por qué una persona queda atrapada por la idea de que es Jesucristo? En la m ayoría de los casos, las ideas a lucinatorias representan una dificultad para enfren tar la vida, un

64 Haley (1973, p. 28); Gordon y Myers-Anderson (1981, p. 43).

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estrecham iento del procesam iento y del aprendizaje perceptual que lo orienta hacia dentro para poder así ignorar las am enazas que p resen ta un m edio am biente que de otra m anera queda fuera de control. Pero una persona no tiene que estar psicó tica para des­conectarse de la razón.

Erickson explica: “ Si com prendes cóm o un hom bre defiende sus ideas intelectuales y con toda su em oción, puedes en tender que lo prim ero en la psico terap ia no es tratar de ob ligarlo a cam biar sus ideas, sino acom pañarlo poco a poco a través de situaciones en las que él m ism o cam bie vo luntariam ente su form a de p en sa r’5. O com o un pacien te de 14 años m e dijo una vez: 'Lo veré cuando lo crea

La m ayoría de la gente tiene una gran necesidad de ser conocido y aceptado. C om o señala Jay H aley“ la aceptación continua era la esencia del trabajo de Erickson, estuv iera usando hipnosis o no. Para que la aceptación se sienta genuina, debe p rovenir de un cono­cim iento total del paciente, de aspectos del yo que norm alm ente están asociados con la vergüenza o el disgusto. Este conocim iento es entonces seguido po r un reconocim iento positivo y una presteza p ara u tilizar ese aspecto de la persona. P o r eso la filosofía de E rickson se orien taba a reconocer la bondad y los recursos de la m ente y del cuerpo del paciente. Porque, ¿cóm o puede haber esperanza si los recursos del individuo son considerados com o defectuosos o inútiles?

En m om entos de debilidad, la gente requiere m ayor validación externa. M uchos, se pasan la v ida buscando a a lgu ien que los ayude a creer en ellos, pero darles el nivel de aceptación que requieren , no siem pre es fácil. Por ejem plo, cuando se trata con una persona que está perdiendo el control de su salud m ental, es fácil sentir que debe escuchar los razonam ientos de otros y no los propios. U no podría decir: “¿D e qué sirve que este pacien te continúe pensando que es Jesús?” . O cuando se trata a alguien con m uchas enferm edades psicosom áticas, se tiene la ten tación de despreciar su derecho a experim entar tanto el sufrim iento com o la atención.

C uando un pacien te escucha: “ U sted no está realm ente enferm o, todo es su im aginación” , se siente terrib lem ente descalificado y

65 Erickson y Zeig (1977/2001, p. 1). “ Haley (1973).

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puede ser que hub iera buscado ayuda precisam ente p o r esto. C uando alguien nos pide ayuda, lo natural es en focam os en lo que podem os hacer por él. Si el terapeu ta hab la de sus habilidades y de los problem as del paciente, está com unicando im plícitam ente: “Yo soy superior y tú, el paciente, in ferior” . Por esta razón, la utilización a veces parece ir en contra de la intuición.

Para que la terapia sea exitosa, necesita haber una participación propositiva, voluntaria, del paciente y que despliegue sus recursos físicos y psicológicos en su vida diaria. Con la acción voluntaria viene la responsabilidad y con la responsabilidad un increm ento de control. Por esa razón, el terapeuta acepta los patrones de com portam iento que caracterizan al individuo con m ás fuerza. En m uchos casos, esto sig­nifica aceptar el com portam iento patológico com o un cam ino al cam bio. Erickson explicaba: “ Es im portante dem ostrar a los pacientes que son com pletam ente aceptables y que el terapeuta puede tratar con ellos sin importar su comportamiento”6 . El terapeuta ratifica la voluntad del paciente m ientras construye estrategias con resultados positivos usando los recursos disponibles de su personalidad. El resultado es una transform ación de la energía negativa del problem a, en la apli­cación positiva de esa m ism a energía.

La utilización se basa en el com prom iso significativo del pacien te en su proceso de curación. L a analogía que a m enudo usaba E rickson para explicar este concepto era: si una persona quiere cam biar el curso de un río y trata de b loquear la corriente, sim plem ente la rodea o la puede arrastrar. Pero si la persona acepta la fuerza del río y la desvía hacia o tra dirección, el poder del río creará un nuevo canal '. A lgunos terapeutas se refieren a la u tili­zación com o si fuera una sola técnica, pero com o Erickson explica, existen m uchas técn icas de u tiliz ac ió n '“. Lo que tienen todas en com ún es el v ínculo terapéutico que se crea al em plear el com por­tam iento fundam ental del pacien te7".

U n tem a recurren te en la enseñanza de E rickson era la im por­tancia de ob tener la partic ipación de la personalidad com pleta del pacien te71. El terapeuta debe estar pendien te de las oportunidades67 Erickson (1959/2000).68 Haley (1973,p. 24).69 Erickson (1959/2000, p .l).70 Erickson (1959/2000).1 Erickson ( 1958b).

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para usar los aspectos fundam entales de la personalidad del pacien­te, incluyendo esas características que in icialm ente son m olestas. Esto requiere un esfuerzo consciente y sobre todo, una actitud que Erickson describ ía así: “N o sé cóm o van a responder los pacientes, todo lo que sé es que van a responder. N o sé po r qué, no sé cuándo, todo lo que sé es que van a responder de la m anera que les acom ode com o individuos... yo puedo confortab lem ente esperar su respuesta, sabiendo que cuando ocurra, la puedo aceptar y u tilizar”72. Para poder funcionar con este grado de flexibilidad, el terapeu ta debe acep tar de todo corazón la idea de que existe m ás de una m anera de reso lver cualquier problem a, los problem as a que se haya enfrentado el paciente, los que se aparezcan en el consultorio m ientras el tera­peu ta in tenta ayudar al paciente.

La utilización es tanto un punto de v ista tanto com o un proceso. Si el pacien te entra y am enaza abofetear al terapeuta, se acepta esta energ ía com o algo que puede ser u tilizado para am pliar el objetivo clínico. C uando el terapeuta sabe que u tilizará todo lo que el pacien­te d iga y haga, puede instrum entar la terapia con una gran confianza. Por ejem plo, una m ujer entró a la ofic ina de E rickson y le dijo que tan pronto com o él d ijera una palabra incorrecta ella le iba a dar una cachetada. Erickson, en lugar de rechazar su actitud hostil le p re ­guntó cortésm ente: “¿C uál m ano va a usar?, ¿su derecha o su izquierda?” . C uando ella le p reguntó por qué le hacía esa pregunta, Erickson le respondió con una sonrisa: “Q uiero saber de qué lado agacharm e” ’. Su aceptación estaba im plícita.

En otra ocasión arrastraron a un niño a la oficina de Erickson y lo de­ja ro n a la m itad del cuarto , gritando a todo pulm ón. E rickson con toda calm a esperó hasta que el niño tom ara un respiro. Entonces, aprovechó esa pausa m om entánea para dar él tam bién un fuerte grito. El niño quedó perplejo. E rickson le explicó: “Tú tom as tu tu r­no y luego yo tom o el m ío. A hora te toca a ti” . Él y el niño tom aron unos cuantos turnos m ás gritando y después decidieron tom ar tum os hablando, en lugar de gritar74.

Estos dos ejem plos ilustran el tipo de am biente terapéutico necesario para que ocurra la u tilización: “ Prim ero m e m uestras tu

72G i l l i g a n (2 0 0 1 ,p .2 5 ) .73 Erickson (1962d).74 Erickson (1980).

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com portam iento y yo lo voy a aceptar, después yo voy a responder con un com portam iento que tú puedas acep tar” . C om o Erickson explicaba, la aceptación inicial del com portam iento del paciente y una activa cooperación, lo estim ulan para que haga un esfuerzo m ayor7'. U na vez que los pacien tes se han enganchado de esta m a­nera, y m ientras el patrón de dar y recib ir continúa, se van invo­lucrando cada vez m ás en una relación d irig ida a a lcanzar objetivos clínicos. La utilización dism inuye la posib ilidad de una lucha de po­der porque el terapeuta acepta los aspectos de la personalidad del paciente. En lugar de confrontar, de decirle que debe cam biar as­pectos defectuosos, se evoca m ás de lo que el paciente es y de lo que está haciendo. C uando los pacien tes son invitados a actuar de acuerdo con su propia form ación se sienten m enos presionados al cam bio. Esto no sólo d ism inuye la resistencia a la terapia, sino que, lo m ás im portante, coloca el sitio de cam bio donde pertenece, dentro del paciente.

C ualquier aspecto del individuo y de la situación de vida puede u tilizarse en terapia. Su objetivo principal no es e lim inar los síntom as, sino la aceptación. El tipo de pensam iento que solam ente perm ite un resultado aceptable es dem asiado lineal y no perm ite un gran m argen de m aniobra. Por eso, la utilización em plea potenciales antes desconocidos, para a lcanzar cualquier objetivo que ayude o sea atractivo para el individuo. Esto enciende la chispa que echa a andar el proceso de curación, un proceso desde adentro del paciente para lograr sus propias m etas.

Para E rickson, la utilización era un m edio im portante para ofrecer opciones a los pacientes. C onfiaba en que ellos harían la elección m ás adecuada para ellos. Por ejem plo, tenía un paciente de 50 años, que había acum ulado varias enferm edades de las que aparecen en parte debido a nuestros hábitos, com o enferm edad de Buerger, d ia­betes, problem as cardiacos y presión arterial alta. A ntes de llegar con Erickson había estado en psicoanálisis 5 días a la sem ana durante 8 m eses. D urante este tiem po su presión arterial había subido 35 pun­tos, había com enzado a fum ar cuatro cigarros m ás al día y había aum entado 20 kilos. Tras escuchar esto, Erickson le dijo que cerrara sus ojos y repitiera su historia de principio a fin. El hom bre describió detalladam ente su incapacidad para resistir su com pulsión hacia el

75 Erickson (1959/2000).

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com portam iento autodestruetivo. Luego le pidió que describiera con gran detalle la terapia que él creía debería ser la indicada. Tras haberlo hecho repetir el plan de tratam iento cuatro veces, E rickson le señaló que él no le había dado consejos ni sugerencias, que cada aspecto del plan provino de él m ism o, y que desde ahora, él se encontraría bajo una fuerte compulsión de hacer todo lo que él pensó que era indicado. Un año después, el hom bre regresó en buena form a física7’. Este enfoque m eta-teleológico perm itía a E rickson utilizar todo lo que llegara a su oficina y por lo tanto, ofrecía a sus pacientes un profundo sentido de confianza en su propia habilidad para responder favorablem ente al tratam iento.

En resum en, la estra teg ia de utilización representa el carácter esencial del enfoque clín ico de E rickson. Es una m etodología que echa a andar a la m ente y al cuerpo p ara sanarse a sí m ism os. D ebe haber una aceptación del yo. D e la m ism a m anera que los m úsculos deben usarse para estar sanos, tam bién debe usarse los d iferentes aspectos de la realidad personal del pacien te y no ser rechazados. La realidad puede incluir resistencia a la terapia, agresión hacia el tera­peuta o el deseo de m antener fragm entos de la v ieja sintom atología. A unque no todas las form as de la utilización son paradójicas, con frecuencia se da el caso de que al aceptar un com portam iento , se com ienza el proceso de alterarlo . C uando los com portam ientos p ro ­blem áticos ríg idos se incorporan en el p roceso de terapia, es m ás fácil ob tener la partic ipación del paciente. Al u tilizar el com porta­m iento problem a, se otorga valo r a aspectos antes rechazados del yo. La genialidad de M ilton H. E rickson era su habilidad para reconocer dichos aspectos de la personalidad del pacien te , su com portam iento y las influencias situacionales, y u tilizarlas en la terapia.

C om o hem os visto, la técnica de utilización puede verse com o un proceso de transform ación , transform ación de debilidades en fo rta­lezas, o de un com portam iento no in tencionado en una activ idad significativa. Es realizada con gran respeto al paciente y le ayuda a tener m ás esperanza en el futuro. La utilización no es un engaño y ciertam ente no significa una presunción de la astucia del terapeuta. C uando Erickson m andaba al hom bre que se creía Jesucristo a realizar acciones de servicio, estaba utilizando su pensam iento alu- cinatorio para hacer surgir un nuevo auto-concepto . En lugar de ser

76 Erickson (1964/200 la).

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rid icu lizado o m enospreciado po r sus creencias, el hom bre era puesto en una posición de ser apreciado por los doctores del hospital que d isfru taban ju g a r tenis. El librero que construyó quedaría en el laboratorio com o un m onum ento para que todos lo vieran. El trabajo m anual representaba algo positivo que había surgido de dentro de él y de sus propias m anos. Lo m ás probable era que la au to-percepción del hom bre cam biara. C on el tiem po, el poder de los pensam ientos fantasiosos se desvaneció frente a las recom pensas verdaderas que estaban cada vez m ás a la m ano.

1. Simple vínculo 7

La mujer que quería perder el tiempo

Una mujer vino a ver a Erickson porque tenía un problema de obe­sidad. Pesaba 115 kilos. Se sentía incómoda frente a figuras de autoridad masculina y había sido muy resistente a cualquier intento de ser manipulada. Su resistencia al cambio había provocado que abandonara a un terapeuta anterior. Cuando Erickson se dio cuenta de que ya no quería hablar de temas que serían importantes para la terapia, le dijo: " Yo creo que haga lo que haga, usted va a insistir en desperdiciar la hora de terapia". Esta idea tocó a la paciente. Empezó a tratar de convencer a Erickson de que era verdad lo que le decía. Erickson entonces le dijo que ella lo estaba manipulando y que eso era un privilegio por lo que ella tenía que pagar. Quedó de acuerdo con Erickson, en que su pago incluiría una mejoría gradual en sus condiciones generales de vida \

Erickson enfatizaba la im portancia de no tra tar de contro lar a otras personas. Él pensaba que lo m ás útil era crear una oportunidad te ra ­p éu tica que fuera m uy a tractiva para el paciente. E sta oportunidad

77íV. de la T. Se denomina así en contraposición del concepto de Doble Vínculo desarrollado por Gregory Bateson. El doble vínculo es indirecto, encubierto y paradójico.7fc Erickson (1959d).

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era presentada com o un regalo; era algo que ligaba la energía a la acción. Todas las técnicas descritas en este capítu lo crean un vínculo m otivacional. Este v ínculo es sim ple porque es directo en lugar de paradójico , es decir, “Tú quieres X así que haces Y ” . Es una uti­lización de factores situacionales. Un vínculo sim ple es una técnica que em plea deseos no realizados para crear suficiente m otivación para activar y m antener com portam ientos que resuelven problem as. Se crean nuevas asociaciones: se trata de a lcanzar un gran deseo al m ism o tiem po que se desarro llan los com portam ientos necesarios para reso lver los problem as.

Un sim ple v ínculo consiste en reconocer lo que a una persona le gustaría hacer y luego unir eso con algún resultado terapéutico . Es una utilización de los deseos y valores personales. El concepto no es tan d iferen te de la idea de o frecer una zanahoria a un burro para que cam ine hacia adelante, sin em bargo, para un burro puede ser una m anzana, para otro un p látano y quizás rábanos para otro. En otras palabras, en lugar de ap licar una recom pensa genérica, se em plean los deseos ex isten tes del paciente. Por ejem plo , a un paciente a quien le gusta ahorrar d inero , se le ayuda a de jar de fum ar al m ostrarle exactam ente cuánto dinero va a ahorrar cada año si deja de fumar. A otro pacien te que siem pre insiste en ganar, se le incita a una com petencia contra alguien m ás que tam bién está tratando de dejar de fum ar. Y a una tercera persona que necesita dejar de fum ar y quiere estar en m ejor form a, se le dice que escale una ru ta de una m ontaña cada m añana y respire el aire fresco. La utilización es una técnica p lenam ente individualizada que reconoce y valida im ­plíc itam ente el sistem a de significados y valores propio del pa­ciente. Lo más importante de la terapia es el paciente, con todas sus características.

Y, ¿por qué a los h ijos de E rickson les encantan las espinacas en latadas hasta la fecha? C uando eran chicos, E rickson les exp li­caba que eran demasiado pequeños para com er espinacas. Esto les m olestaba. La Sra. E rickson los ayudaba al argum entar que de hecho ya eran suficien tem ente grandes para com er espinacas enlatadas. Los h ijos de E rickson querían ser m ayores. A sí que respondían a este v ínculo sentándose m uy derechos en la silla para verse tan altos com o fuera posible. T rataban de verse m ayores y m ás m aduros. E ventualm ente E rickson cedía, expresando aún sus dudas y dejaba que los n iños probaran un bocado. El efecto era tal que B etty A lice

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recuerda haber suplicado por esp inacas frías de la lata. El vínculo tam bién creaba una agradable recom pensa para la Sra. E rickson. Su opinión era la que prevalecía. Era una situación en la que todos estaban ligados a ganar.

H ace años, cuando el aborto era una activ idad peligrosa e ilegal en los Estados U nidos, E rickson fue requerido para convencer a una joven pareja de no realizar un aborto apresurado. Sin em bargo, encontró que era totalm ente incapaz de persuadirlos usando la lógica y la razón. E ventualm ente cedió y term inó la en trev ista con una advertencia: “C ualquier cosa que hagan, no den nom bre al niño po r nacer” . Su relación había sido prohibida por sus padres y com o resultado, habían quizás aum entado su atracción. E rickson les propuso otra prohibición. El v ínculo inicial era sim ple, si ustedes quieren tener un aborto, no piensen en un nombre para el bebé. Pero la utilización de la negativa de la pareja para hacer caso al consejo de E rickson llevó al siguiente y m ás p rofundo v ínculo , si tienen un nombre para el bebé, necesitan tener un bebé a quien dárselo. Al hablar de darle nom bre o no, la pareja com enzó a person ificar al bebé y a pensar cuánto am or podrían tener po r su bebé.

O tro ejem plo podría ser descrito com o defender el punto de vista del paciente, para hacerlo defender el otro lado de su am bivalencia. Al hab lar con estudiantes que estaban teniendo dificultades escolares, E rickson con frecuencia les decía: “ Es tu derecho decidir cuánto quieres aprender y yo no quiero que aprendas ni una cosa m ás de lo que tú quieras aprender” . Esto proporciona un fuerte contraste con lo que ellos están acostum brados a escuchar de sus padres: “ ¡M ás te vale que subas tus calificaciones o ya verás!” . C uando entrevistaba a paciente inhibidos E rickson a m enudo decía: “N o me reveles ningún secreto que te sientas incóm odo de com partir” . En lugar de pensar lo difícil que es com partir inform ación, el paciente se queda pensando qué le gustaría com partir7'. Lo que cada uno de estos casos tiene en com ún, es el deseo del terapeuta de reconocer com portam ientos estables que ayuden a que el paciente avance hacia su objetivo terapéutico.

En contraste con los ejem plos descritos hasta ahora, existen algunas form as de sim ple v ínculo que los terapeutas deben evitar.

"Erickson y Rossi( 1981).

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U na paradoja en el arte del cam bio es que siem pre que se intenta qu itar un com portam iento problem a del paciente, es una tendencia natural aferrarse a él m ás estrecham ente. Este es un v ínculo contra­producente que algunos terapeutas inician sin darse cuenta de lo que han hecho. Sin em bargo, este proceso puede ser revertido de tal m anera que se crea un sim ple v ínculo que m otiva con m ás fuerza al pacien te a involucrarse en un com portam iento de solución de p ro ­b lem as por su propia elección.

U no de esos m étodos es aconsejar al pacien te a que posponga cualquier mejora adicional. Las palabras del terapeuta pueden sonar algo así: “Tu problem a es com plicado y por lo tanto tu progreso necesita ser g radual” . El posponer puede ser p resen tado com o un beneficio para el cónyuge, para otros m iem bros de la fam ilia o de alguna m anera para que haya un tiem po apropiado para el ajuste al cam bio. El punto im portante es que el terapeuta no com unique ni accidentalm ente la idea de que el pacien te es incapaz de progreso, lo cual sería un grave error. En vez de eso, se le hace sentir al paciente listo para la acción y listo para desafiar las expectativas de los otros al avanzar a su propio paso. Por supuesto, si se está avanzando a su propio paso, el v ínculo im plícito es que se debe progresar. C uando se hace correctam ente, el efecto em ocional de posponer ofrece un increm ento substancial al deseo de continuar m ejorando.

Las personas tienden a desear lo que no pueden tener. Esta es una de las m ás arraigadas características del com portam iento hum ano. La m ejo r m anera de hacer que un niño quiera com er esp inacas es ponerlas ju s to fuera de su alcance. D e m anera sim ilar, el pacien te se siente entusiasm ado por la posib ilidad de recuperación pero cuando el terapeu ta la m ueve ju sto fuera de su alcance, hay un deseo ins­tin tivo de perseguirla aún con m ayor determ inación. En algunos casos, el individuo se siente tan atraído a lograr una recuperación rápida que la recuperación adquiere un estatus involuntario . Existen diversos ejem plos en los que E rickson tuvo pacien tes que de hecho regresaban a d isculparse con él por su fracaso en posponer por m ás tiem po su recuperación™.

80 Erickson (1962b).

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2. D oble vínculo

El gran pecho de Joe

C om o ya se m encionó antes (ver p. 40), Joe, de 12 años de edad, fue llevado al consultorio de E rickson por sus padres porque m ojaba la cam a. E rickson les prohibió seguir tratando a Joe tan severam ente y rápidam ente los hizo salir del consultorio . Esto ocurrió hace m uchos años, antes de que existieran leyes contra el abuso infantil y servicios de protección infantil.

Después de haberse mostrado maravillado por el tamaño de Joe, 1.80 metros de alto y 85 kilos de peso, Erickson le hizo sentirse me­nos presionado al decirle: “Tuspadres quieren que tengas una cama seca de hoy en adelante, y eso simplemente no se puede. En primer lugar, debes de estar demasiado ocupado como para aprender a te­ner una cama seca. Tienes un aspecto físico grandioso y bonito, tienes un cuerpo grande y maravilloso, y músculos grandes y maravillosos para moverlo. Tu chasis requirió mucha energía para construirse y es casi tan grande como el de tu padre y eso que sólo tienes 12 años de edad. Se necesitó una cantidad enorme de energía para construir un cuerpo tan grande y tan fuerte como el que tienes y no creo que en este momento te quede ninguna energía disponible para cosas tan poco importantes como dejar de mojar la cama o podar el pasto o ser el favorito del maestro. Pero muy pronto acabarás de crecer, y esta­rás más alto que tu padre y no faltará mucho para que le ganes. Entonces tendrás toda esa energía y todos los caballos de fuerza que has estado utilizando en crecer, libres para utilizarlos en otras cosas que quieras, como tener todos los días la cama seca. De hecho, te falta tan poco para acabar de construir ese enorme y poderoso cuerpo, que tal vez ya tienes en este momento un poco de energía disponible para usarla en otras cosas ”.

Erickson ya había ganado su atención, entonces afirmó: “Ypara eso de mojar la cama, has tenido ese habito durante mucho, mucho tiempo. Hoy es lunes. ¿ Tú crees que puedas dejar de mojar la cama mañana en la noche y de ahí en adelante tener la cama seca? Yo no lo creo, tú tampoco, nadie lo cree. De hecho, nadie con un poco de cerebro creería algo así. ¿Tú crees que amanecerás con la cama

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seca para el miércoles? Yo no. Tú tampoco lo crees. Nadie lo creería. De hecho, yo no creo que puedas amanecer con la cama seca durante toda la semana. ¿Por qué crees que podría ser así? Tienes un hábito que ha durado toda la vida. Y yo simplemente no creo que puedas amanecer con la cama seca esta semana. Yo me imagino que vas a mojar la cama todas ¡as noches durante esta semana. Tú también esperas que esto suceda y así los dos estamos de acuerdo. Inclusive espero que también amanezcas mojado el próximo lunes. Pero hay una sola cosa que realmente no entiendo, no tiene sentido. Estoy absolutamente confundido con eso. Sin querer, por accidente ¿podrías amanecer con la cama seca el miércoles... o el jueves? o ¿vas a tener que esperar hasta el viernes en la mañana para darte cuenta de que eso sucedió?

Joe escuchaba con mucha atención estas ideas. La expresión de su cara indicaba que eran cosas que nunca antes había pensado. Entonces Erickson le dio a Joe una tarea muy importante: "Por favor el próximo viernes en la tarde vienes y me cuentas si fué el miércoles o el jueves, porque no sé, y tú tampoco sabes. La parte de atrás de tu mente tampoco sabe. La parte de enfrente de tu mente no sabe. Nadie sabe. Tendremos que esperar hasta el viernes en la tarde".

El viernes en la tarde Joe llegó radiante. Le dijo a Erickson algo que Erickson describió más tarde como delicioso: “Doctor, usted estaba equivocado. No fue ni miércoles, ni jueves, ¡fue miércoles y jueves!". Erickson respondió con mucha cautela: "Bueno, sólo dos camas secas seguidas, eso no quiere decir que vas a tener la cama seca todos los días la siguiente semana. ¡Porque la mitad del mes de enero ya pasó! Definitivamente, la última mitad de enero no puedes aprender a tener una cama seca todos los días y febrero es un mes muy corto". Después de haberle dado a Joe un gran tiempo para absorber estas ideas, Erickson continuó: "Joe, hay una sola cosa que me gustaría que entendieras. Yo no sé si tu cama seca durante todos los días, en form a permanente, ¿empezará el 17 de marzo que es el día de San Patricio o empezará el domingo de Carnaval en abril? No sé. Y tú tampoco sabes. Pero hay algo que me gustaría que supieras. ¡Cuándo va a empezar no me importa! Sin embargo, siempre será algo que me importe

Erickson reportó que Joe creció y se volvió dentista. Se casó y tuvo un hijo. Era cariñoso con su hijo. En el momento en que se

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realizó el seguimiento, media 1.90 m. y pesaba más de 100 kilos, de puro músculo. Era bastante grande como para mirar hacia abajo a su pequeño padre que acostumbraba tallar la sábana mojada en su cara. Erickson reporta que lo miraba hacia abajo con tolerancia y en form a divertida. Joe comentó: "Papá hizo lo mejor que pudo, no sabía hacer nada mejor

¿En qué se distingue un doble vínculo del sim ple vínculo? C om o se im plica en elnom bre, en el prim ero hay m ás vínculos y m enos opor­tunidad de escapar. El doble vínculo terapéutico puede ser descrito com o una especie de em boscada benevolente. Su uso se basa en la habilidad para predecir com portam ientos futuros, que se utilizan com o contingencias terapéuticas. C om o Erickson explicaba la natu­raleza del doble vínculo: "Sepresentan ideas terapéuticas a la gente y se hacen que sean contingentes de las cosas que van a ocurrir" . U sando el doble vínculo el terapeuta puede in troducir nuevas con­ductas para solucionar problem as que aparezcan ligados a acciones, sentim ientos o pensam ientos que sean m uy probables. Es una form a com pleja de com prom iso en la que la persona está vinculada no sólo por sus palabras y deseos, sino tam bién por patrones de conducta fir­m em ente establecidos.

Un ejem plo elegante del doble v ínculo terapéutico puede en­contrarse en la siguiente in teracción entre E rickson y un niño: “Yo sé que tus padres han estado pidiéndote, Jim m y, que dejes de m orderte las uñas. Parece que no saben que solam ente tienes seis años. Y parece que no saben que tú vas a dejar naturalm ente de m orderte las uñas ju sto antes de cum plir siete años, y ¡de veras no lo saben! Así que cuando ellos te digan que dejes de m orderte las uñas, ¡sim ple­m ente ignóralos!”113. La prim era situación inevitable es fácil de reconocer, el niño va a cum plir siete años. Su cum pleaños sería den­tro de algunos m eses, y eso era algo que sim plem ente iba a ocurrir. La segunda contingencia, que fue una utilización de un com por­tam iento presente, es m ás difícil de ver. Si el niño hubiera estado realm ente escuchando a sus padres cuando le decían que dejara de m orderse las uñas, no hubiera continuado m ordiéndoselas. Por lo

"ídem.ídem.Erickson, Rossi y Rossi ( 1976, p. 66).

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tanto, cuando Erickson liga el resu ltado terapéutico con que Jim m y ignorara a sus padres, em plea de m anera positiva un com portam ien­to que m uy probablem ente ocurriría. C om o lo explicaba Erickson, este doble v ínculo creaba la oportun idad para el niño de dejar de m orderse las uñas por sí m ism o. El resultado fue que Jim m y pre­sum iera sobre el hecho de que dejó de m orderse las uñas todo un m es antes de que cum pliera los siete años84.

La lógica del vínculo sim ple es sencilla y directa. Tras leer la sección anterior ya debes saber cóm o usar un sim ple vínculo para hacer que un niño com a espinacas. Pero, ¿cóm o se podrían prom over buenos hábitos de alim entación usando el doble vínculo? "Intenta no pensar mucho sobre las espinacas hasta después de que hayas comi­do suficiente de la otra buena comida que ya tienes en tu plato. Luego podemos discutir sobre si obtendrás un bocado de espinacas ”. Con cada bocado que el niño pone en su boca se siente m ás y m ás inte­resado en com er espinacas. Y, ¿cuánto es suficiente? M ientras m ás bocados tom a el niño, para convencerte de que ha com ido suficiente, m ás interesado se siente en term inar lo que está en su plato. Esto crea un poderoso m om ento de im pulso, dirigido a com er bien, del que no es fácil escapar.

El uso del doble v ínculo en terapia puede ser tan sencillo com o reconocer las cosas que le están ocurriendo al paciente. D espués de todo, cada uno de los pacien tes se pone a sí m ism o en una situación de doble v ínculo por el solo hecho de e leg ir ven ir a terapia. U na vez que atravesaron la puerta no podem os negar el hecho de que ellos están com prom etidos a estar en el consulto rio del terapeuta. Puesto que están ahí tienen que hacer algo. Si el cambio terapéutico se liga al momento de terminar la hora de terapia, se crea un doble vínculo. Esta contingencia puede ser estab lecida rem arcando cosas de m ane­ra m uy sutil. Por ejem plo , “ Se necesita m ucho valo r para buscar ayuda y ponerte así en una situación vulnerable. El solo hecho de haber dado este prim er paso ya corresponde a dos terceras partes de la batalla . Verás cóm o después de haber salido de esta prim era cita no te sentirás tan nervioso com o cuando en traste” . Estas afirm a­ciones pueden ser consideradas de m anera equivocada com o obv ie­dades. Están tan cercanas a la v ivencia inm ediata del pacien te que es difícil que detecte el doble v ínculo (ejem plo , está term inando la

M ídem.

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sesión, por lo tanto está m ejorando). En el caso de Johnny, al princip io de esta sección, prim ero se resistió a en trar a la oficina, E rickson le dijo que podía negarse al p ropósito de la entrevista e irse a dorm ir y no escuchar lo que él tenía que decirle. Johnny entró con entusiasm o, entró en un profundo estado hipnótico , y de esa m anera se vio com prom etido al resto del proceso de la te rap ia” .

Tal vez el ejem plo m ás claro de E rickson de doble v ínculo te ra ­péutico es la form a en que pudo ayudar a un pacien te con cáncer abdom inal a aliv iar su dolor. El pacien te v iv ía un dolor m uy intenso, com o una puñalada. E rickson respondió a la necesidad que el pacien te ten ía de sentirse m ejor, diciendo: “C on cada puñalada de do lor te irás dando cuenta cóm o va aum entando el calorcito en tus p iernas. C on cada puñalada de dolor te irás dando cuenta cóm o aum enta el ir sin tiendo ese confortable calorcito en tus p iernas” . El p ropósito de esta afirm ación era ayudar al pacien te a reconocer la posib ilidad de un calorcito confortable en una parte de su cuerpo. E rickson com enzó el p roceso en un lugar donde no había cáncer. R elacionó este nuevo aprendizaje con el v iv ir ese estím ulo recu­rrente localizado en el estóm ago, y así el pacien te alteró su percep ­ción del abdom en y la de sus p iernas86.

El hom bre hab ía quedado vinculado tanto po r el hecho de que Erickson creía en el do lor punzante com o por la posib ilidad de poder sen tir el calor en sus piernas.

O bservam os una com plejidad m ucho m ayor en los casos en que E rickson u tilizaba aspectos desagradables de la personalidad para lograr el avance clínico. En estos ejem plos ponía dos com porta­m ientos prob lem áticos uno frente a otro. U n buen ejem plo es el trabajo que realizó con un m édico que ten ía insom nio.

Un caso de insomnio

El paciente le explicó a Erickson: “Desde hace 12 años me acuesto a las 11:30 de la noche y logro dormir hasta las 2:30 a.m., pero alrededor de las cuatro de la mañana ya estoy dando vueltas en la

“'Erickson (1952/2001).86 Erickson (1962b).

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cam ay moviéndome. Me pongo a pelear contra eso y cada vez estoy peor y voy enloqueciendo... mi vida está volviéndose miserable. Mi mujer ya me corrió del cuarto porque no aguanta verme dar vueltas en la cama ni las malas palabras por mi fa lta de sueño... Estoy mal con toda mi familia Erickson preguntó a! hombre sobre su vida anterior. El había trabajado por su cuenta durante la facultad de medicina. A este hombre le interesaba mucho la literatura inglesa. En la preparatoria deseaba que llegara el día en que pudiera leer todas las obras de Dickens y de Scott. Después de descubrir que toda su vida había estado ocupado y lo mucho que había deseado leer esos libros, Erickson dijo: “Escuche doctor. Usted ha estado practicando la medicina durante muchos años. Ha estado dema­siado ocupado para leer todos esos libros que durante la prepa­ratoria se prometió que leería. Como de todas form as está despierto todas las noches, noche tras noche, solamente perdiendo el tiempo, como lo ha estado haciendo durante 12 años, ¿por qué no mejor realmente se queda despierto y aprovecha esa situación? Así que, coloque una lámpara en ese cuarto de su casa y ponga un volumen de Dickens sobre la chimenea. Acuéstese a la hora de siempre, pero si no se ha dormido en la siguiente media hora, se levanta y se queda parado ahí leyendo a Dickens toda la noche. Porque si se sienta, se va a quedar dormido inmediatamente. Métase a la lectura de Dickens. Quédese ahí parado el resto de la noche. Usted puede ha­cerlo. Cualquier camarera está parada todo el día. Usted puede estar parado toda la noche. Cuando mucho va a perder una hora y media de sueño que es lo que hasta ahora ha dormido. Usted puede hacerlo El doctor quedó convencido con la lógica de Erickson. Durante las primeras tres noches leyó ahí junto a la repisa sobre la chimenea durante toda la noche. Durante las siguientes tres noches durmió toda la noche. Y eso se convirtió en lo habitual. Pero igualmente leyó todas las obras de Dickens y todas las obras de Scott y también leyó a Shakespeare. De acuerdo a lo que reportaron este hombre, su esposa y sus hijos, la relación con su familia mejoró notablemente. Su práctica médica también mejoró

En este caso E rickson explicó el doble v ínculo com o un recono­cim iento de ese patrón de la personalidad orientado al auto-castigo.

"ídem.

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Esto era un problem a. El no dorm ir era otro problem a. Por lo tanto, E rickson estableció una contingencia que perm itió al hom bre auto- castigase constructivam ente cada vez que quisiera. E rickson cuenta: “Él tiene siem pre dos libros en la ch im enea para auto-castigarse cada vez que qu iera”88. El deseo de au to-castigarse había sido cam ­biado a algo útil y el insom nio tam bién se había vuelto útil. N o im portaba qué d irección se tom ara, el resu ltado era bueno. El valor terapéutico de esta técnica no está en la ilusión del control sino en la aceptación y utilización de aspectos significativos de la perso­nalidad del paciente.

Lo m ás in teresante de casos com o éste es que si el com porta­m iento p roblem ático vo lv iera a aparecer, no sólo sería to lerable, sino se habría transform ado en algo deseable. U na dinám ica sim ilar es la del pacien te que pasó 11 años sentado en una silla de ruedas por una artritis do lorosa (p. 33). E rickson le anticipó la reaparición del severo do lor de artritis en un futuro, y así, el hom bre fue capaz de seguir m ejorando al m ism o tiem po que sabía que iba a recaer. D urante la recaída, ese paciente “tom aba vacaciones” durante siete días, en cam a leyendo. El doble v ínculo se ajusta a la lógica del paciente y le perm ite una apreciar m ejor las circunstancias que son parte de su vida. Este paciente, que tenía una agenda m uy ocupada, gracias a la artritis residual, estaba obligado a disfru tar un tiem po en cam a. Y el estar en cam a ten ía un inicio y un fin definidos, lo cual le evitaba el vo lver a pensar que la terapia solam ente podía darle un alivio tem poral y que eventualm ente regresaría a la condición que tenía antes de ver a Erickson.

Pequeños fracasos form an siem pre parte de cualquier tarea, por lo que la p red icción de un pequeño fracaso ligado a la ev idencia de progreso se convierte en un doble vínculo. O tro ejem plo de esto es el trabajo con C athy (p. 58), que sufría un trem endo dolor que E rickson redujo, pero no elim inó del todo. La v ivencia del im placable dolor disminuido, es la que produce el doble vínculo. M ientras explicaba su uso del doble v ínculo , E rickson decía: “ M ientras tuv iera m alestar en el pecho, ella tendría que tener entum ecim iento en cualquier otra parte de su cuerpo. A sí que dejé la v ivencia general de C athy apo­yando el entum ecim iento de su cuerpo... al dejarla m an tener ese do lor m ínim o, inferí el éxito del resto” . Los doctores le habían dicho

m ídem.

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que so lam ente v iv iría unos cuantos m eses m ás. El fracaso era una realidad ineludible, así que E rickson lo em pleó en su terapia.

Y, ¿cuál es el doble vínculo que E rickson usó con Joe? El niño sabía que hab ía estado m ojando la cam a toda su v ida y que lo habían castigado m uchísim o para dejar de hacerlo, sin ningún éxito. Por lo tanto, E rickson tuvo que eleg ir un vínculo terapéutico m ás poderoso que el del castigo. El nos explica: “O bservando al m uchacho supe iba a crecer más. Se podía esperar al m irar la form a de su cara, el tam año de sus m anos y la densidad del tejido sobre sus codos y tobillos. Y su m adre m edía 1.80 m etros y era una m ujer de am plia estructura. Joe tenía todo a su favor para a lcanzar una estatura m ucho m ayor que la de sus padres. A sí que le di una visión d istinta de su cuerpo. Le di una explicación convincente, tom ó una gran cantidad de energía cons­tru ir un cuerpo de ese tam año en 12 cortos años. Lo llam é ‘n iñ o ’. Eso fue am igable. El sabía que apenas estaba en secundaria. En los dobles v ínculos uno presenta nuevas form as de ver el m undo, nuevas ideas que luego se relacionan de alguna m anera indiscutible en un futuro rem oto. Joe iba a hacerse m ayor, iba a ser m ás alto, iba ser más pesado, iría a la p reparatoria, iría después a la universidad. N o m encioné la preparatoria porque necesita ser el futuro rem oto. Se fue a su casa pensando en convertirse en un ju g ad o r de fútbol en lugar de estar pensando: ‘¿Voy a m ojar la cam a de nuevo esta n oche?’”89.

Joe no pod ía ev itar crecer y hacerse m ás grande. Esa era una eventualidad física. Sin em bargo, E rickson insertó una astu ta even­tualidad psicológica. Es sim ilar a la paradoja de esforzarse a no pen ­sar en el elefante b lanco con cam panas en las orejas. Para evitar pensar en ello uno tiene que recordar constan tem ente esa im agen. A sí, el asunto de conseguir tener la cam a seca perm anentem ente se convirtió en una absoluta certidum bre cuando Erickson hizo el co ­m entario: “ ¡No es de mi incum bencia!” . C om o Erickson explica: “Esa fue una sugestión post hipnótica que iría con él por el resto de su v ida” . Por el resto de su v ida Joe tendría que recordar no decirle a Erickson que necesitaba tener su cam a seca todo el tiem po y la única m anera de hacerlo era teniendo perm anentem ente la cam a seca. En otras palabras, la p regunta en la m ente de Joe no era: “¿Tendré una cam a seca?” . La pregunta era: “¿Q ué noche?” . Y luego: “¿Q ué le diré al Dr. E rickson cuando tenga una cam a seca todo el tiem po?” . El

m Erickson (1964a).

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continuo progreso de Joe en la terapia descansaba en la probabilidad de que él buscaría una respuesta para estas preguntas. ¿Y por qué era la eventualidad psicológica tan im portante? C om o explicó Erickson: “La terap ia es un asunto de participación y m ás te vale que tu pacien te partic ipe contigo” “ , po r eso la u tilización.

3. Utilización de un problema menor

U no de los valores de la utilización es que no im porta dónde se aplique. Se pueden u tilizar tanto los recursos y la fuerza de una persona com o sus debilidades. En algunas circunstancias, es útil u tilizar e lem entos que orig inalm ente no fueron parte del problem a. Podem os llam ar a este tipo de utilización “ tratam iento paralelo” . En estos casos, E rickson usaba la resolución de otro problem a que era m enos am enazante com o un m odelo para reso lver otros problem as clín icos m ás com plicados.

En form a sim ilar a las técnicas previas de utilización, se crea un vínculo m uy sutil e im plícito cuando un paciente responde favora­b lem ente al tratam iento por un problem a menor. D urante años, los vendedores han usado la conocida técnica de m eter el pie en la puerta. A ntes de pedirle a la persona que atienda a una petición m ás grande, prim ero le hacen una sim ple petición: “¿Podría solam ente m ostrarle mi producto?” . La investigación ha m ostrado que es m ás probable que las personas accedan a una petición m ayor después de que han accedido a una m ás pequeña''1. El v ínculo está im plícito. D espués del éxito ante la petición m enor, los individuos consideran tener ya priv ilegios92. En el contexto de la terapia, los pacientes que responden favorablem ente al tratam iento de un problem a m enor se sienten capaces no sólo de sanar sino tam bién ligados a un proceso de curación por sim ple congruencia. C ialdini93 se refiere a lo anterior com o la regla de la congruencia: “Tras haberse com prom etido a una posición, uno debe sentir m ás deseos de satisfacer peticiones para conductas que son consistentes con esa posición” . C ialdini usa com o

’"ídem.91 Freedman y Fraser (1966); Howard (1990).92 Freedman y Fraser (1966).93 Cialdini (1955, p. 264).

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epígrafe para esta regla una cita de Leonardo Da Vinci: “Es más fácil resistirse al principio que al final

La utilización de un problem a m enor perm ite al terapeuta utilizar otros problem as de la vida d iaria y u tilizar el éxito del tratam iento de uno de ellos para ayudar al paciente a reconocer su capacidad para reso lver otros m ás com plejos. A sí, la tarea m enor, y no el problem a m ayor, se convierte en el foco del esfuerzo. Para que la técn ica sea m ás efectiva, la selección de la tarea m enor debe estar basada en lo que el pacien te crea que necesita m ejorar o reso lver95.

U na de las m ás elocuentes descripciones de esta técn ica la podem os encon trar en un artículo de E rickson que habla del tem a u tilizac ión96.

La niña que no sabía hacer nada

Los padres de una niña de nueve años de edad buscaron a Erickson porque su hija tenía dificultades con la lectura, la escritura y la aritmética. También tenía problemas en sus relaciones sociales en general y se estaba aislando. Cuando le preguntaban cómo se sentía en la escuela, ella contestaba o enojada o con lágrimas en los ojos en form a defensiva "no puedo hacer nada". Después de alguna investigación Erickson se dio cuenta de que había sido capaz de realizar un buen trabajo escolar en años anteriores, pero que tenía dificultades para relacionarse en el recreo. Era ahí donde ella se sentía inepta, dudaba y era inclusive torpe. Sin embargo, sus padres se preocupaban sólo por sus logros académicos.

La niña no quería venir al consultorio, así que Erickson fue a verla todas las tardes a su casa. Se enteró de que no le caían bien algunas niñas porque estaban siemprejugando matatena o patinandoo saltando la cuerda. Erickson la animó a que aprendiera a jugar mata- tena. A las tres semanas era una excelente jugadora. Los papás no es­taban muy contentos porque Erickson no ponía atención a los asuntos académicos. Sin embargo, Erickson utilizó las siguientes tres sema-

4 ídem.,sHaley (1984)."" Erickson (1959/2001. pp. 24-25).

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ñas en enseñarle a patinar bien. Después aprendió a saltar la cuerda. Esto sólo le tomó una semana. Luego Erickson la desafió a una carrera de bicicleta, que ella ganó. Erickson reporta: "Esta fue la última entrevista terapéutica. Ella se convirtió muy pronto en la cam­peona de matatenay en brincar la cuerda de su salón. Ypor supuesto, su trabajo académico mejoró al mismo tiempo". Al terminar la escuela se graduó con honores nacionales^.

C om o podem os ver en este caso, E rickson utilizó o tras áreas en donde ella ten ía ansiedad y creó expectativas de éxito. Los éxitos in iciales que experim entó con E rickson crearon una nueva auto- im agen que se generalizó a m últip les áreas de su vida. Los e lem en­tos esenciales que contribuyeron a que el com prom iso de la n iña continuara avanzando son:

1) su activa participación en el proceso de la terapia,

2) el hecho de que se le estuv iera p id iendo hacer cosas que requerían esfuerzo,

3) sus éxitos eran p resenciados por otros, incluyendo a su herm ano, y

4) se sentía m otivada internam ente a rea lizar las tareas que Erickson le pedía.

Estas son las m ism as cuatro d inám icas descritas por C ia ld in i" com o las prácticas para asegurar un patrón de respuestas consistentes. C uando se usan de m anera terapéutica, estas d inám icas crean una esperanza m uy especial, que probablem ente derive en un avance. Es la in fluencia penetrante de esta técnica lo que la hace tan útil.

Erickson (1958d, p. 25). ‘"‘Cialdini (1995).

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4. Prescripción del síntom a

La erección inoportuna

Un hombre vino a ver a Erickson muy preocupado por su problema. Cuando estaba en una situación sexual no era capaz de tener una erección. Se había convencido de que era impotente. Sin embargo, Erickson previno a este hombre de que llegaría un momento donde él tendría una erección y que podría suceder que en ese momento fuera un inconveniente para su mujer, ya que él no podría hacer nada sobre eso. Al terminar la sesión, tuvo una erección en el momento inconveniente y regresó y admitió frente a Erickson que no era impotente. La siguiente pregunta de Erickson fue: "¿Cuál es este problema tan, tan difícil que tienes que acabaste creyendo que eras impotente? ”. La pregunta era una técnica de distracción para mantener su avance. Para ese momento, la terapia ya había lo­grado su meta".

La palabra prescripción es un térm ino m édico que se asocia con la idea de hacer algo duran te la v ida co tid iana para lograr el objetivo clínico. G eneralm ente hay una píldora que tragar, aunque algunas veces la m edicina puede ser dulce.

En el caso de la psico terap ia, el pacien te se pregunta: "¿C óm o puedo ser yo quien yo soy y sentirm e b ien?” . Y en la terapia se contesta v ivencialm ente a través de la u tilización. El pacien te necesita salir al m undo sabiendo que puede y debe ser quien rea l­m ente es. P or eso, la terapia que em pieza en el consultorio tiene que encon trar su aplicación m ás sign ificativa en la vida cotidiana.

Por esta razón, E rickson frecuentem ente p rescrib ía tareas co rta­das a la m edida de las habilidades y los recursos del paciente. Y, si el com portam iento sin tom ático era el rasgo m ás fuerte de su perso ­nalidad, ¿por qué ped irle hacer algo que considera im posible, en vez de pedirle que haga algo que con trabajo puede dejar de hacer? Bajo estas circunstancias, el cam bio terapéutico se da com o un producto

"Erickson (1959d).

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paralelo del aprendizaje v ivencial del paciente a m edida que co ­m ienza a participar, cooperando con la agenda terapéutica. D espués de todo, lo que determ ina la reacción em ocional es la interpretación que el paciente da a lo que sucede; por ejem plo, un m ártir religioso puede ver su ejecución de una m anera m uy d iferente a la que cu a l­qu ier otro pud iera ver esa situación.

L a prescripción del síntom a puede ser defin ida com o la u tiliza­ción terapéutica del com portam iento problem ático. Podem os reco­nocerla com o una orden paradójica. Las órdenes paradójicas producen cam bios, porque proponen realizar in tencionalm ente un com porta­m iento que se supone debería ser com pletam ente espontáneo. En las órdenes paradójicas, lo m ás im portante es lo que el paciente no hace. P or ejem plo, a una persona que tiene una depresión crónica se le puede decir que se vaya a casa y que haga una depresión m ás bien hecha. La esperanza del terapeuta está en que regrese a consulta y d iga que no pudo deprim irse m ás. Si el paciente regresa y logró crear la depresión que le dijo el terapeuta, la in tervención no sirvió de m ucho. A unque esta técnica puede ayudar a m enudo para hacer que conductas que eran involuntarias queden bajo control, en realidad no se dirige directam ente a la necesidad que tiene el paciente de u tilizar sus habilidades y recursos que son únicos.

Por el contrario , duran te la prescripción del sín tom a el pacien te hace lo que es más importante. Cuando prescribía un síntoma, Erickson siem pre encontraba una form a para hacer que el com portam iento sin tom ático se volviera útil o im portante. El sín tom a se transfor­m aba en un m edio para lograr un fin deseado. Y esto hacía que fuera razonable que el paciente p rodujera o repitiera el síntom a con una intención consciente. H ay un caso fascinante de E rickson, en donde se ilustra cóm o p rescrib ía el sín tom a de orinarse in tencionalm ente en la cam a com o una ordalía a una pareja en donde cada uno tenía una h istoria de enuresis duran te toda su vida. Es m uy im portante señalar que estos dos individuos eran m uy relig iosos, y sentían una gran vergüenza y tim idez por su com portam iento . Tanto, que no hablaban del tem a. Al principio , ni siquiera cada uno se daba cuenta de que el otro tam bién era enurético. E rickson describe así:

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La pareja en urética

Su noche de bodas, tras consumar el matrimonio, quedó marcada por un sentimiento terrible de miedo y luego de desesperación resignada, después de lo cual se durmieron. A la mañana siguiente, cada uno se quedó callado y profundamente agradecido al otro porque increíblemente, no había hecho comentarios sobre la cama mojada. Erickson utilizó este espíritu de auto-sacrificio y su necesidad de penitencia (el mecanismo que eventualmente los aliviaría de la vergüenza) prescribiendo la ordalía de que hincados religiosamente en la cama, juntos orinaran sobre sus sábanas limpias durante cinco semanas111". Para esta pareja era importante hacer lo que Erickson les pedía. Después de haber sufrido está ordalía juntos, no había nin­guna duda de que esta experiencia compartida los hacía diferentes y de que estaban listos para simultáneamente dejar esta conducta. Después de todo, hubiera sido muy humillante para uno de los dos parar el comportamiento mientras el otro continuaba. La prescrip­ción del síntoma reafirmó su unión, su ser único como pareja que seguía siendo importante para ellos mucho tiempo después de que el problema había sido resuello.

Es im portante notar que la utilización del síntom a no siem pre requiere una ordalía dram ática. El ejem plo del caso al principio de esta sección es una form a sutil y m uy com pleja de prescripción del síntom a. Si el síntom a obvio es im potencia, no se trata de prescribir ese síntom a. Sin em bargo, en este caso lo que fue u tilizado y enfo­cado fue un com ponente vital del problem a. El p roblem a de este hom bre era su expectativa de que en el m om ento preciso su pene le iba a fallar y le iba a provocar una situación incóm oda. E rickson utilizó esta energía negativa para crear la posibilidad de que apare­ciera una ansiedad anticipatoria y surgiera en cualquier m om ento y en cualquier contexto. El paciente de E rickson necesitaba aprender que una conducta inesperada podría ocurrir, en sus pantalones. N ece­sitaba tam bién entender que el p roblem a no era su reacción sexual. Paradójicam ente, la erección en un m om ento inconveniente perm itió a este hom bre desear lo que él tanto había tem ido: un pene flácido.

'“'Erickson (1954/2001).

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La necesidad del paciente de verse a sí m ism o com o alguien que tenía un gran problema, se utilizó para crear un pseudo problem a que lo d istraería de la duda que tenía sobre si su im potencia podría ser curada. E rickson estaba básicam ente d iciéndole que h iciera más de lo que ya había hecho, sin em bargo, sus energías no estaban ahora dirig idas hacia un objetivo clínico elegido por el paciente. C om o resultado de este esfuerzo de cooperación se pudo estab lecer una m ayor resiliencia.

5. Aplicaciones de la utilización en general

La lógica de la utilización se aplica a cualquier esfuerzo para dar esperanza a situaciones que in icialm ente parecen desesperadas. D iversos autores afirm an que la herram ienta m ás útil del terapeuta es él m ism o. Pero esa no es la posición de este libro ni la posición que Erickson hubiera sostenido. Él argum entaba que el pacien te es la herram ienta m ás im portante de la terapia y que es la experiencia de v ida y los aprendizajes del paciente lo que proporciona la sustancia que se requiere para prom over el cam bio. C uando el terapeuta tiene esta actitud y esta visión, los com portam ientos del paciente se convierten en un bien m ás que en algo contra lo que hay que luchar. Aún m ás, el paciente com ienza a reconocer que el terapeuta no sólo acepta quién es sino que tam bién quiere usar sus habilidades presen­tes para su avance. Esto prom ueve una esperanza que no es fácil rechazar. C uando queda claro al paciente que una figura de autoridad im portante cree en él, es m ás capaz de creer en sí m ism o.

Las preguntas de ju ic io clínico que surgen de esta lógica son, entre otras: ¿qué com portam iento intento u tilizar?, ¿qué tipo de vocabulario puedo usar?, ¿qué resultados podría in tentar ob tener con la utilización de determ inado com portam iento? Las respuestas a estas im portantes preguntas provienen de la oportunidad. El tera­peuta observa cu idadosam ente para detectar cualquier oportunidad que se presente. Si el paciente repentinam ente llega a su cita con su m am á, se le da la oportun idad para hacer terapia fam iliar. Si el paciente responde al tratam iento inicial desarro llando m ayor ansie­dad, es una oportunidad para la reorientación: “Yo sé que estás lo­grando un avance válido y legítim o porque el cam bio es incóm odo.

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La ansiedad a m enudo p recede cam bios m ayores en la vida. Sólo necesitam os asegurarnos de que no avances dem asiado ráp ido” . Y si el terapeu ta com ete un gran error, tam bién es una oportun idad que debe ser u tilizada: “ He aprendido algo im portante de trabajar contigo , lo aprecio. Y adm iro el hecho de que hayas reconocido esa parte de la terap ia que no fue apropiada y rechazarla. Esto m uestra m ucha resiliencia de tu parte y es ¡realm ente bueno!” . U no de los regalos de la u tilización es que quita la presión de ser perfecto tanto al pacien te com o al terapeuta.

Sin em bargo, la utilización puede ser mal aplicada e ineficiente si el terapeu ta no respeta el derecho de los pacientes a rechazar de m anera absoluta alguno de sus com portam ientos. N o es m uy reco­m endable d iscu tir con los pacien tes sobre la u tilidad de algunos com portam ientos que han rechazado form alm ente. Por ejem plo, si una m ujer desea no vo lver a cam inar por las calles de una gran ciudad, no hay por qué discutirle. En lugar de m andarla a la ciudad para que tenga una desensibi I ización sistem ática, el terapeuta podría u tilizar su posición , y los benefic ios de los estados m editativos que se producen al cam inar sugiriéndole hacer una cam inata en el bos­que. Es im portante reconocer la d iferencia entre un pacien te que v iene a terapia porque desea ser capaz de vo lver a cam inar en la ciudad, y un pacien te que dice al terapeu ta que no quiere vo lver a cam inar en un lugar com o ese nunca m ás. La utilización no se debe enfren tar a la vo lun tad del paciente.

U n te ra p e u ta tam p o c o d e b e u til iz a r c o m p o rta m ie n to s destructivos. Tras una conferencia sobre este tem a, un participante del ta lle r hizo la siguiente pregunta: “Tengo un pacien te que con­venció a su esposa de acostarse con él y con otro hom bre. A hora ella lo quiere dejar po r ese hom bre y él está obsesionado con esa situación. ¿C óm o la u tilizo?” . O bviam ente , las activ idades sexuales con parejas m últip les no son un buen com portam iento para utilizar.

Sin em bargo, siem pre hay m ás de una respuesta correcta en esta estrategia. Mi respuesta fue: “ Él no puede dejar de pensar en cóm o salvar su m atrim onio. U na vez que reconozca esto, enfoca la con­versación en las acciones concretas que él puede poner en p ráctica para sanar su m atrim onio . A ún si no o logra, este hom bre va a aprender m uchas cosas al realizar este gran esfuerzo” . Sin em bargo, es probable que si conociera al paciente, utilizara un com porta­

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m iento diferente que r e p r e s e n t u m imn m e i m • .11im* ln>I I i mi l i zaeión requiere de gran l l ex íh i l i dml \ un d* mi mi» imv liill HIIMnltrtform a de pensar en cada m om ento

6. Ejercicio de auto-desarrollo usando lu utIII/ tit Ion

Para tener éxito con este ejercicio , sim plem ente m i tmllN iltftM rro llar una nueva conciencia de habilidades person id fi s it d i1 | mi»| > b ilidades situacionales que existen con recursos i'iu ulHi ilim C uando esto ocurre es m uy gratificante.

1. Lo prim ero es decid ir qué es lo que se quiere u tili/a i l’urdi m i

un aspecto de la personalidad , eventos que han ocurrido cerca ilc I i, u errores com etidos, por ti o por otros. P iensa en algo que 110 es lúril a lterar o deshacer. Escribe en un pedazo de papel lo que no se puede cam biar y por lo tanto, se podria utilizar.

2. Luego, escribe el siguiente enunciado: Esto hubiera sido aceptable si hubiera llevado a ____________ (com pletar).

3. La utilización requiere una actitud de aceptación. P iensa en lo que anotaste en el núm ero 1. O bsérvalo desde una perspectiva que perm ita algo de hum or. U na persona no puede tom arse dem asiado en serio y aún tener la actitud necesaria para la utilización. E scribe el siguiente enunciado: Sería muy gracioso si y o ___________(com ­pletar).

4. T óm ate un tiem po para que surjan algunas ideas. H ay m ás de una m anera de u tilizar cada suceso o com portam iento . D espués de que hayas tenido un tiem po para m editar, com pleta el siguienteenunciado: Debido a ____________ ahora p u e d o _____________. (Elprim er espacio se com pleta con lo que hayas enlistado en el núm ero 1, el segundo espacio queda a tu im aginación.)

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CONCLUSION IS

D urante las últim as décadas se han desarrollado m uchas teorías tratando de explicar y replicar el trabajo pionero del Dr. M ilton H. Erickson. Las teorías m ás útiles son las que nos perm iten com prender su trabajo y evitan las fórm ulas rígidas de ir paso por paso, o explicar dem asiado o sobreanalizar los detalles. N o es útil crear dem asiada es­tructura o dem asiada confusión. Los m ás elocuentes constructos pue­den volverse problem áticos si no nos dejan espacio para la inno­vación y para m ejorarlos. Erickson lo expresó así: “ ...cualquier psi­coterapia basada en la teoría está equivocada porque cada persona es d iferente” 1. M ás que u tilizar respuestas prefabricadas para enfrentar problem as hum anos com plejos, necesitam os observar qué está suce­diendo en el m om ento y responder con soluciones nuevas.

Por esta razón, yo im agino la terapia de E rickson com o unos cim ientos sin paredes, que captura la esencia de lo que se va logrando (cim ientos), m ientras va liberando la im aginación para poder lograr una originalidad no ortodoxa (las paredes para cada cosa).

En este libro m e propuse m ostrar una colección de casos concre­tos, que prom ueven la com prensión en un nivel narrativo , con conceptos am plios, que nos llevan a desarro llar un núm ero ilim itado de soluciones únicas. A lgunos grandes conceptos se han in troducido dentro del contexto de una filosofía unificada de la sanación. Bajo cada una de estas estrategias de solución de conflictos, se encuentran descripciones m ás com plejas de la técnica. Espero que la organi­zación de estas ideas sirva com o ayuda para defin ir claram ente cada

1 Zeig (1980, p. 3 1). Las teorías nos sirven como lentes que nos permiten seguir observando lo individual (Nota de Teresa Robles).

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estrategia, ev itando la falsa idea de que las categorías se excluyen m utuam ente (po r ejem plo, una sim ple acción puede funcionar com o p rogresión y u tilizac ión al m ism o tiem po). E sta descripción del trabajo de E rickson está p laneada para p rom over un estudio siste­m ático , un d iscurso profesional, con ese espíritu que caracterizaba a E rickson de seguir descubriendo cosas nuevas en cada m om ento de su vida.

D espués de haber estudiado cientos de casos m uy com plejos, creo que puedo te jer tram as de continuidad utilizando ideas m ás o m enos com unes. Los conceptos teóricos en este texto han sido apareados con analogías sim ples, con sabiduría popular e ilustraciones de otras escuelas de psicoterapia. Una razón para hacer esta m ezcla, es ilus­trar la naturaleza atem poral y universal de estos principios estratégi­cos. L a inform ación se estructuró de m anera que fuera m ás fácil digerirla. Sólo introduje nueva term inología cuando no era posible evitarla. En la m ayor parte de los casos, las palabras utilizadas en el texto fueron las usadas por Erickson en una o más ocasiones. Aun cuando él nunca agrupó form alm ente sus técnicas en una clasifica­ción de estrategias, los conceptos de fragm entación, progresión, reorientación, y utilización no fueron inventados por m í, sino tom a­dos de las explicaciones que Erickson hace de su propio trabajo. La idea de que diferentes técnicas pueden servir para la m ism a función, así com o la creencia de que cada intervención debe ser llevada a cabo con una m uy cuidadosa intención, tam bién proviene d irectam ente de la enseñanza de M ilton H. Erickson.

Este texto de ninguna m anera pretende ser un resum en com pren­sivo del trabajo clínico de M ilton H. Erickson, sino una breve intro­ducción. U n com ponente crítico, crucial del trabajo de E rickson que está faltando en este texto, es el proceso para dar tareas que aplicaba con una gran habilidad. C ada una de sus intervenciones eran m uy individualizadas y no hubieran funcionado tan bien si no hubieran sido producto de un estudio sistem ático de la personalidad y de la si­tuación de vida de cada paciente. Tam bién falta en esta selección la activación y el uso d inám ico que Erickson hacía de los procesos psi­cológicos (por ejem plo, cuando surgían em ociones, cuando alguien se auto-exponía, la vulnerabilidad terapéutica, la regresión, la catar­sis, y el desequilibrio sólo por nom brar algunos). Espero explicar en trabajos futuros estas p iezas que faltan.

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A ún m ás, el lecto r o la lectora puede reconocer que estas cinco estrategias no son una lista exhaustiva. A lgunas personas podrían argüir que la utilización de E rickson de las sugestiones directas e indirectas tendría que haber sido incluida com o una estrateg ia clave. Sin em bargo, el concepto de sugestión es tan am plio que cruza casi todas las otras categorías. Casi cada form a de com unicación puede ser una sugestión, po r lo que sus lím ites son m uy difíciles de esta­blecer. A fortunadam ente, el uso de E rickson de las sugestiones ha sido descrito bajo la rúbrica de hipnosis y ha sido analizada por tantas otras fuentes que hace que no sea tan necesario incluirlo aquí. De m anera sim ilar, el uso de E rickson de la instrucción educativa, o lo que se conoce com o el enfoque psicoeducativo , y el uso estra ­tégico del aprendizaje v ivencial apenas son m encionados en este texto, porque m e parece que son m ás procesos psicosociales que estrateg ias de solución de problem as. M ás allá de cóm o sean etique­tadas, lo cierto es que hay otras estrategias de solución de problem as utilizadas por E rickson que no encontraron su lugar en este texto.

El conocim iento útil siem pre puede ser m al aplicado, así que el buen ju ic io y el sentido com ún deben gu iar la instrum entación de cada una de estas cinco estrategias. C om o m encioné anteriorm ente en el texto, la fragmentación no debe aplicarse de m anera que el pacien te sienta que el significado de su prob lem a está siendo desca­lificado o que sus preocupaciones no son im portantes. En el caso de la progresión, el terapeu ta no debe llegar a d istraerse tanto, rom ­piendo los progresos en pedacitos de tal m anera que p ierda de vista las necesidades inm ediatas del paciente. L a estra teg ia de reorien­tación es quizás la que m ás p robablem ente pueda ser m al aplicada. Esta estrateg ia no debe ser usada com o pretexto para dar consejos. En otras palabras, no se trata de reorien tar al pacien te según el punto de vista del terapeuta.

En todo m om ento , es absurdo actuar com o si so lam ente hubiera una sola respuesta a los problem as. E rickson no insistía en una pers­pectiva particular. D espués de haber señalado num erosas p osib ili­dades, estaba dispuesto a acep tar cualquier nueva orientación que el paciente considerara de alguna m anera satisfactoria. Para cada individuo la “v isión correcta” es la que represen ta una nueva realidad que hace sentir esperanza o el aprecio por las cosas buenas de la vida. Finalm ente, la estrateg ia de la utilización tiene tam bién ciertas contraindicaciones. Las técnicas que involucran tareas o

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directivas paradójicas no deben poner al paciente en riesgo. De m anera sim ilar, casi siem pre resu lta inapropiado pedir al paciente que haga algo que transgreda su código m oral. Por últim o, es erróneo llam ar la atención hacia las conductas del paciente de tal m anera que pueda sentir que se le hace burla.

En resum en, el pacien te debe ser siem pre tratado con dignidad y respeto. La responsabilidad fundam ental del terapeuta es asegurarse de que duran te el curso de la terap ia no se haga daño. C om o Erickson decía: “Todas las in tervenciones deben estar orientadas hacia las necesidades del pacien te y no hacia los intereses o necesidades del terapeuta. De tal m anera que el pacien te puede tener p lena confianza en las in tenciones del te rapeu ta”2.

M ucha de la in form ación con ten ida en este libro debe encontrar su cam ino hasta la práctica personal m ediante el sutil proceso del sentido com ún. Las técnicas que se p ractiquen al poner en práctica alguna estrateg ia no deben parecer ex trañas o fantásticas, sino naturales. Al m ism o tiem po, habrá sin duda algunas situaciones clín icas que se caractericen po r confusión total. C om o E rickson observaba, cuando estás tra tando con la vida de alguien esa persona quiere que tú tengas todas las respuestas. Y no todo puede so lu ­cionarse. Por eso es siem pre bueno tener a la v ista al m enos una pequeña cosa que pueda ser rectificada. Esa es la base de progreso. Todo lo que se necesita es una pequeña brecha por m edio de la cual otros pequeños logros pueden irse construyendo. Si bien es cierto que no es posib le curar todas las enferm edades, siem pre hay algo bueno que se puede hacer con alguien que sufre.

A un los problem as que han perm anecido po r décadas y sacudido a un gran núm ero de profesionales, pueden tener una sorp ren­dentem ente sim ple solución una vez que el énfasis se dirige de la peric ia del terapeuta hacia las capacidades no reconocidas del pa­ciente para descubrir una solución apropiada. Para aquellos que nos dedicam os al asunto de hacer cam bios, es im portante tener en m ente la trascendencia de la novedad. C uando un pacien te parece estar determ inado a destru irse, a pesar de las m ás astu tas tácticas para reso lver problem as, puede ser m om ento de enfocarse en algo nuevo, algo más interesante que el problem a. Esto da lugar a lo inesperado,

Erickson (1955a).

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com o el avance no in tencionado, que puede ser m ás poderoso que el auto-sabotaje. F inalm ente, es im portante reconocer ante todo que no se puede cam biar a una persona. U n psico terapeu ta hábil sabrá cóm o h acer surgir esperanza y a len tar la resiliencia desde los recursos in ternos del pacien te para crear su bienestar. D espués de todo, cuan­do se in ten ta h acer cam biar a alguien , hay oposición, pero si se o fre­ce una oportunidad, la energía es aprovechada.

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APÉNDICE

Milton H. Erickson (1901-1980): una demostración de esperanza y resiliencia

Para M ilton H. E rickson la esperanza y la resiliencia eran la m anera de v iv ir la v ida y, po r lo tanto , las bases natu ra les para su enfoque de la psico terap ia . E rickson com enzó a p rac ticar la m ed icina a fines de la década de 1920, una época carac terizada po r gangsters e in ternaciones de largo p lazo p ara el tra tam ien to de las en ferm e­dades m entales. Para 1940 ya se hab ía d istinguido com o alguien que ten ía un enfoque único para curar. Para este m om ento ya había publicado m ás de 40 artícu los y m uy pronto sería conocido com o la prim era au to ridad del m undo en h ipnosis m édica. En un lapso de 5 décadas ilustró su m étodo terapéu tico al pub licar 119 reportes de casos, adem ás de 200 e jem plos de casos descritos en libros pub lica­dos p o r qu ienes estud iaban su en fo q u e1. Sus escritos y sem inarios ayudaron a in sp irar a una nueva generación de terapeutas que prac ticaron “terap ia b rev e” usando una am plia gam a de técnicas. Uno de los d istin tivos del enfoque de E rickson fue su insistencia en que la te rap ia debía ser cu idadosam ente cortada a la m edida de las necesidades ind iv iduales del pacien te . U n gran núm ero de p e rso ­najes de las c iencias sociales co laboraron con él, incluyendo a G regory B ateson (cien tífico y filósofo que contribuyó en los cam ­pos de la cibernética, la educación , la terap ia fam iliar y la ecología), M argaret M ead (an tropóloga m undialm en te renom brada, por ser la p rim era en rea lizar trabajo de cam po con orien tac ión psico lógica), Lew is W olberg (teórico innovador de la p sicod inám ica y p ionero en la h ipnosis m édica), L aw rence K ubie (un em inen te p sicoanalista), John Larson (conocido por su trabajo en la invención del po líg rafo ), E rnest R ossi (líder en el cam po de la investigación m ente/cuerpo) y Jay H aley (uno de los p ioneros de la terap ia fam iliar).

1 0 ’H anlonyH exum (1990).

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Fue hijo de dos individuos con una gran fuerza y determ inación. Su padre, A lbert E rickson , a los 15 años de edad dejó C hicago para convertirse en granjero. L levaba so lam ente su ropa en la espalda y un bo leto de tren. L legó al O este hasta donde le alcanzó su d inero y com enzó a buscar trabajo en la com unidad g ran jera de Low ell, W isconsin. U na vez que llegó “de aven tón” hasta la casa de un granjero para buscar trabajo , v io a una n iña bon ita observando detrás de un árbol. A lbert le preguntó: “¿Tú eres la niña de qu ién?” . E lla contestó astu tam ente: “ Soy la niña de m i papá” . L a respuesta de él fue: “ B ueno, ahora eres m i n iña” . C inco años después A lbert y C lara se casaron. Tuvieron nueve h ijos y com partieron 73 an iversa­rios de boda. La m adre de E rickson tam bién ten ía su carácter. A los dieciséis años escuchó a una tía lam entándose de que sus ancestros habían sido m uy fam osos y que ningún descendien te tendría sufi­c iente m érito com o para llevar el nom bre de “ H yland” . Esta tía había quem ado el árbol genealógico en un arranque depresivo. La jo v en C lara le respondió con valentía: “ ¡C uando yo crezca, me case y tenga un hijo, lo voy a llam ar H yland!” . M ilton H yland E rickson fue su segundo hijo. N ació en 1901, en una cabaña de m adera con tres paredes, constru ida pegada a una m ontaña y con piso de tierra, en una deso lada región de la sierra de N evada, una ciudad m inera conocida com o “A urum ” que desapareció hace m ucho tiem po. P o­cos años después, buscando m ejores oportun idades de educación para los n iños, la fam ilia se m udó al Este en una carreta cubierta. E rickson creció en un hogar feliz con padres fuertes y cariñosos.

De niño, era reconocido por ser diferente. A unque vivía en una com unidad rural con m ateriales im presos lim itados, tenía un insacia­ble apetito po r leer y se entretenía leyendo el diccionario durante horas. Irónicam ente, tenía algunos trastornos sensoriales y, aparen­tem ente, dificultad para la lectura. Se describía com o disléxico y decía que, cuando tenía seis años, su m aestra, la señorita W alsh, había dedicado m uchas horas a ayudarlo a corregir su dislexia. En una ocasión, había tenido una repentina visión de claridad. Su m aestra le subrayó las características m ás im portantes del núm ero “3” al voltearlo hacia un lado. E rickson explica que sintió un flashazo cegador y repentinam ente vio la diferencia entre un “3” y una “m ” . En m uchas otras ocasiones ella usaba el m ism o m étodo de instrucción: tom aba algo que era m uy fam iliar y luego repentinam ente lo som etía a un área de confusión. Erickson estaba agradecido por lo que su

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m aestra le había enseñado y recordaba su m étodo, que más luíd> ■.< convirtió en la inspiración para que él lo usara com o reorientncioii s una técnica conocida com o shock terapéutico.

A dem ás de los problem as para in terpretar sím bolos, era daltóni co y carecía de oído m usical, es decir, no d istinguía ciertos tonos. A pesar de estas m últiples d iscapacidades se dedicaba a observar a ten tam ente el m undo que lo rodeaba. A la edad de 15 años escribió un artículo para una rev ista de circu lación nacional sobre los prob le­m as de los jó v en es que v iv ían en la granja y po r qué eventualm ente abandonaban el am biente rural. D esde su infancia m ás tem prana estaba buscando la m anera de m arcar una d iferencia en el m undo. Ésta es una de las razones por las que él adm iraba tanto al m édico rural. A dm iraba la esperanza y la tranquilidad que el doctor propor­cionaba a los hogares de las fam ilias que de otra m anera estaban tem erosas y aisladas.

En 1919 contrajo una de las m ás tem idas enferm edades de su tiem po, la poliom ielitis. Su pronóstico era pobre y escuchó al doctor decirles con tristeza a sus padres que su hijo m oriría a la m añana siguiente. En lugar de sentirse desesperado , se enojó m uchísim o. Pensaba que nadie tenía derecho a decirle a una m adre que su hijo m oriría al día siguiente. Sintió que de alguna m anera ten ía que desafiar esta desagradable predicción, así que utilizó la débil voz que aún le quedaba para pedirle a su m am á que m oviera su cóm oda en determ inado ángulo al pie de su cam a. Ella pensó que su hijo estaba delirando pero hizo lo que le pidió. Este cam bio en el cuarto le perm itía ver hacia el corredor y po r la ventana del cuarto de enfrente que daba al O este. M ás tarde explicaría: “ M e hubiera sentido con­denado si iba a m orir sin poder ver un a tardecer m ás” . D espués de ver el a tardecer estuvo inconsciente por tres días.

C uando recobró la conciencia estaba paralizado casi en todo su cuerpo. Solam ente podía m over los ojos y hablar con gran dificultad. Todas las libertades diarias que había conocido hasta entonces desa­parecieron repentinam ente. Se encontraba tem poralm ente atrapado.

A ún con su inquebrantable interés por aprender, pasaba el tiem po de su invalidez escuchando los sonidos e interpretando su significado. Por ejem plo , escuchaba el sonido de p isadas para tra tar de determ inar quién venía y cuál era su estado de ánim o. Una de sus m ás cruciales experiencias de aprendizaje ocurrió un día en que su

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fam ilia lo había dejado solo en la casa. Su cuerpo estaba am arrado a una m ecedora para que pudiera estar sentado. N o podía ver m uy bien desde esa posición en el cuarto y deseaba poder estar m ás cerca de la ven tana para observar el m undo exterior. M ientras estaba allí sentado, pensando cóm o sería esta r m ás cerca de la ventana, notó que la m ecedora len tam ente com enzó a m ecerse. C reyó que éste era un descubrim iento extraordinario . Por la sim ple idea de acercarse a la ventana, hab ía activado algún po tencial m uscu lar que antes no había reconocido.

D urante las siguientes sem anas y m eses, estuvo sondeando la m em oria de sus sensaciones corporales asociadas con el desarro llo de m ovim iento . T rataba de recordar cóm o se sentía en sus dedos cuando sostenía determ inados objetos. El p rogreso era muy, m uy lento. Prim ero logró dob lar un poco un dedo, luego aprendió a in i­c iar conscien tem ente ese m ovim iento , a m over m ás de un dedo, a m over los dedos de m anera no coordinada. D espués desarrolló ejercicios especiales para coord inar sus m ovim ientos.

Tam bién estudió los m ovim ientos de su herm ana m ás pequeña que estaba aprendiendo a cam inar. H izo una disección del com ­portam iento en una serie de com ponentes de habilidades que él podía practicar. C om o m ás tarde explicaría: “A prendí a levantarm e al observar a m i herm anita aprender a levantarse: usar dos m anos para tener apoyo, descruzar las piernas, u sar las rodillas para un apoyo m ás am plio y luego hacer m ás presión en un brazo y una m ano para levantarse”2. Su in tenso deseo de explorar el poder de las ideas y la conexión entre el pensam iento y el cuerpo, fueron los e lem entos clave de su recuperación.

D espués de ap roxim adam ente dos años de rehabilitación, pudo entrar a la U niversidad de W isconsin, u tilizando m uletas. Erickson decidió que fortalecería sus m úsculos rem ando en canoa desde Rock R iver en M ilw aukee hasta St. L ouis p o r el río M ississippi. H abía planeado el v iaje con un am igo que en el ú ltim o m om ento cam bió de opinión, pero ya que sus padres no estaban m uy convencidos de la excursión, aún con com pañía, decidió no decirles que iría solo. En el verano de 1922 algunos am igos lo llevaron al río. L levaba p ro v i­siones para dos sem anas de com ida, im plem entos de cocina, una

2 Erickson(1983,p. 13).

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tienda de cam paña y varios libros de texlo, unos cuantos dó lares en efectivo y una enorm e confianza en su habilidad para enfren tar cualquier situación que encontrara. Por ejem plo, cuando tenía que detenerse por alguna de las m uchas represas, se acom odaba en un m uelle y esperaba que alguien pasara y le pregun tara por qué estaba ahí. Se dio cuenta de que cuando él dejaba que otros se le acercaran siem pre estaban d ispuestos a o frecer ayuda. D urante su cam ino los granjeros locales y los pescadores le dieron trabajos tem porales. V iajó 250 m illas cocinando para dos hom bres que tam bién paseaban por el río. En m uchas otras ocasiones se ganaba la cena contando historias a los pescadores.

E rickson pasó gran parte de su viaje aprendiendo. E ra un cu ida­doso estudiante del com portam iento hum ano y durante su viaje pudo observar distintas m aneras de vivir. Seis sem anas después, había desarrollado una gran fuerza en sus brazos y hom bros y pudo rem ar contra corriente hacia el N orte en el M ississippi. H abía aprendido a cam inar nuevam ente y podía transportar su canoa sin ayuda. Re­corrió 1,200 m illas de río en 10 sem anas y regresó a casa con 5 dó la­res en el bolsillo.

En 1928 obtuvo el grado de M aestro en Psicología. Com enzó su carrera haciendo pruebas e investigaciones para el State Board o f Control de W isconsin. Aún después de haberse recibido com o médico, continuaba identificándose com o psicólogo y com o psiquiatra.

D urante su residencia com o psiquiatra aprendió a u tilizar sus d iscapacidades a su favor. El hecho de que tenía una d iscapacidad y ten ía que usar un bastón hacía que los pacientes se acercaran a él con m ás confianza. No ver el m undo de la m ism a m anera que los dem ás, le perm itía com prender m ejor a quienes habían sido recluidos en instituciones.

A pesar de sufrir frecuentes problem as de alergia, dolores m us­culares crónicos y vértigo, se aferraba con am or a la vida.

A los cincuenta años enferm ó gravem ente con lo que ahora se conoce com o síndrom e post-polio. D urante esta época padecía fuertes dolores. Tenía contracturas m usculares tan severas que los m úsculos se desgarraban literalmente. Aún durante estos m om entos de dolor y confinam iento en cam a, encontraba la energía y la concentración ne­cesarias para aceptar llam adas telefónicas de personas que buscaban

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su ayuda. Su genuino interés por ayudar a otros le proporcionaba una m anera de distraerse de su propio dolor físico.

D espués de recuperarse de lo que en ese entonces se creyó un segundo ataque de polio , habia perd ido los m úsculos de un brazo, la espalda, el abdom en y de am bas piernas. N o obstante, aún se las arreg laba para m antener un ocupado itinerario de conferencias que requerían viajes por todo el país y al extranjero. Para 1967, el con­tinuo deterioro de los m úsculos le había dejado confinado a una silla de ruedas. D urante una de sus conferencias dijo que estaba apren­d iendo a encon trar a legría en todas las cosas que podía experim entar desde la ven tajosa posición de una silla de ruedas.

E rickson valoró enorm em ente el hum or durante toda su vida. En sus últim os años colocó una bocina a su silla de ruedas y brom eaba con algunos de sus pacien tes d iciendo que era un “viejo excén trico” .

C on el paso de los años sus com plicaciones físicas aum entaron. H acia el final de su vida tenía una gran dificu ltad para levantar su brazo derecho y tenía m uy poca fuerza en las m anos. M uchos de los m úsculos de la cara y boca estaban paralizados. A p esa r de estos obs­tácu los físicos, con tinuaba dando terap ia y entrenando a personas alrededor del m undo.

Al m om ento de su m uerte, el 25 de m arzo de 1980, su calendario de enseñanza estaba lleno para los siguientes 12 m eses. Se había m anten ido activo hasta los ú ltim os m om entos de su v ida, haciendo su parte para m arcar una diferencia en el m undo.

C om o puede observarse en esta breve reseña b iográfica, la vida de E rickson se caracterizó por la determ inación, resiliencia y espe­ranza. A preciaba profundam ente la fuerza que surge del deseo de estab lecer un objetivo sign ificativo y luego hacer algo en relación con ese objetivo. Para Erickson, el avance no dependía de que las cosas salieran com o él quería. Su recom pensa era la satisfacción de ob tener un nuevo conocim iento . Al buscar aprender algo de sus d is­capacidades físicas, aprendió a dar esperanza a quienes la habían perdido. E stim ulaba la resiliencia en sus pacientes m edian te la ac ti­vación estratégica de habilidades latentes. Esta era su filosofía al curar. C reía que todas las personas tenían dentro de ellas la respuesta a cualquier reto que enfrentaran. Sabía cóm o lograr lo im posible, encontrando alguna pequeña cosa que se pudiera hacer.

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Erickson continuará siendo recordado po r su determ inación, su pacien te perseverancia , hum anidad y su continuo am or por apren­der. De todo ello él se benefició de m anera personal y al m ism o tiem po lo hizo creando un am plio espectro para el cam po de la psico terap ia y beneficiando a la gente alrededor del m undo por décadas después de su m uerte.

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Si quieres entrenarte en estas técnicas o ser tratado con ellas, com unícate a:

Centro Ericksoniano de M éxico, A.C.Av. C olonia D el Valle N o. 618 Col. Del Valle 03100 M éxico D.F.Tels.: (0052) (55) 8500-6161,85 0 0 -6262 ,8500-6363 ,8500-6767editoria l@ hipnosis.com .m xw w w .hipnosis.com .m x

CEFAP2 Pte. 101-516Col. C entro72000 Puebla, PueblaTel.: (01) (222) 2966896direcciongeneral@ cefap .comw w w .cefap.com

Centro de Educación Superior Milton H. EricksonAv. A gustín M elgar No. 4107 Fracc. A rcadias 31300 C hihuahua, Chih.Tel/Fax: 01 (6 1 4 )4 2 4 -2 5 1 3 hipnosiserickchih@ prodigy .net.m x w w w .hipnosiserick .com

Centro Ericksoniano La Paz, CICYDH S. C.B recha C aliforn ia y Tesoro N o. 7 Fracc. Juárez 23090 L a Paz, B .C .S.Tel.: 01 (612) 122-0000ta_venydescubre@ hotm ail.comw w w .venydescubre.com

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I nstituto de Psicoterapia, Enseñanza y Supervisión Clínica Iris Cor/oAv. 2 No. 20 entre C alle 1 y C alle 3 C ol. San Pedro de los Pinos C .P 03800 D eleg. B enito Juárez M éxico, D.F.Tel.: (0 0 5 2 )(5 5 ) 5 5 9 8 -9 5 8 9 ,5 5 1 6 -7 6 4 0 y 04455-5192-5926iriscorzos@ yahoo.com .m xw w w .hipnosisericksonianaypsico terap ia .com .m x

Instituto Milton H. Erickson de Aguascalientes, A.C.C alle F rontera N o. 202 Fracc. El C am pestre 20100 A guascalien tes, A gs.Tel.: 01 (4 4 9 )912-7920 cesar.m orales@ prodigy.net.m x

Instituto Milton H. Erickson de Ciudad Nezahualcoyotl, A.C.B osques de Z am bia N o. 42 Col. B osques de A ragón N ezahualcoyotl, Edo. de M éxico Tel.: (0052) (55) 5766-4330 h ipnosisneza@ hotm ail.com

Instituto Milton H. Erickson de Cuernavaca, A.C.Av. San D iego 455 Local 16Col. V ista H erm osaC .P 62290 C uernavaca, Mor.Tels.: 01 (777) 100-08 92cuem avaca@ hipnosis.com .m xw w w .cuem avaca.h ipnosis.com .m x

Instituto Milton H. Erickson de LeónLaja N° 124Col. Jard ines del M oralC.P. 37160 León, Gto.Tel: (477) 7175828 e ricksonleon@ prodigy .net.mx

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Instituto Milton H. Erickson de M érida, Yucatán, A .C .C alle31 # 1 8 9 A x 18Y 20 C ol. M éxico O riente M érida, Y ucatánT els.: 01 (999) 987-6507 y (999) 927-71 -77 d rlu isalcocer@ yahoo.com .m x

Instituto Milton H. Erickson de MexicaliC alle "H' num . 100 entre M adero y Reform a.Col. N ueva.F raccionam iento H ípico M exicali, B aja California Tel: (686) 1 576564 im hericksonm xli@ yahoo.com .m x

Instituto Milton H. Erickson de QuerétaroC alle C arlos Septiem G arcía N° 46Col. C im atarioC.R 76030 Q uerétaro , Qro.Tel: (442 )2121217erickqrohipnosis_97@ yahoo.com .m x

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A L O M E D I T O R E SS _ > X . D E C H .\S .

TÉCNICAS

concierto para cuatro cerebros en psicoterapia, quince años despuéspor Teresa Robles

Te invitamos a que conozcas un libro ya clásico en español sobre psicoterapia ericksoniana, que es la referencia obligada, no sólo para los estudiosos del tema, sino para todo público interesado en conocer nuevas propuestas para mejorar su calidad de vida.

terapia cortada a la medida. Un seminario ericksoniano con Jeffrey K.Zeigpor Teresa Robles

Trascripción del seminario impartido por el Dr. Jefírey K. Zeig en la ciudad de México, que propone una comunicación más eficiente, cortando las intervenciones a la medida de cada paciente y envolviéndolas para regalo (conversación hipnótica).

la magia de nuestros disfraces por Teresa RoblesEn este libro la autora muestra las bases teóricas que sostienen intervenciones ericksonianas, aparentemente muy simples. Está escrito de manera que nos lleva a reconocemos en cada párrafo, en cada página y abre las puertas al cambio.

compartiendo experiencias de terapia con hipnosis editado porElizabeth Méndez

Recopilación de nueve capítulos escritos por terapeutas ericksonianos latinos, de los cuales dos son de corte teórico y los siete restantes presentan técnicas originales que se pueden aplicar en distintos estilos de terapia.

hipnosis y terapia sexual por Daniel AraozEste libro, establece un puente entre la terapia sexual y la hipnoterapia. Propone el concepto de autohipnosis negativa, así como un método para transformarla en positiva. El autor presenta su esquema de trabajo, junto con numerosas técnicas, fáciles de aplicar por cualquier terapeuta.

destrezas teatralespsicoterapéuticas por Pedro H. Torres-Godoy con lacolaboración de M ario J. Buchbinder y Elina Matoso

A partir de una interesante experiencia con un grupo de actores, este práctico libro te enseñará cómo aprender amenos ejercicios que te

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permitirán desarrollar habilidades teatrales que podrás utilizar en la terapia y en la vida diaria.

la psicoterapia, un proceso de autoconstrucción: I. los cimientos por YolandaAguirre

Primero de dos volúmenes. Un libro de texto sobre Epistemología construc- tivista y Teoría de Sistemas que ilustra las explicaciones racionales con cuentos, haciendo que el lector aprenda con sus dos hemisferios cerebrales.

la psicoterapia, un proceso de autoconstrucción: II. la propuesta por YolandaAguirre

Este segundo tomo nos presenta una propuesta psicoterapéutica que utiliza Va capacidad creadora que todo ser humano tiene, y la posibilidad de ponerla a nuestro servicio en la construcción de nuestro propio ser.

jardineros, princesas y puerco espines, construyendo metáforas por Consuelo Casula

Este primer libro de la autora en español es un verdadero tratado sobre la metáfora, uno de los elementos esenciales del lenguaje hipnótico, para ser aplicada tanto en la psicoterapia como en la enseñanza. Los distintos lectores y estudiosos del lenguaje hipnótico, de la comunicación indi­recta, encontrarán en este libro justo lo que les interesa.

MANUALES ERICKSONIANOS DE GRUPOS

manual del grupo de crecimiento por Teresa Robles

El primero de una serie de manuales de técnicas ericksonianas para trabajar con grupos, escritos en forma tal que cualquier terapeuta puede aplicarlos. En cada capítulo se ofrece con conversación hipnótica una visión original sobre el tema que trata así como ejercicios para trabajarlo.

CASOS CLÍNICOS

salir del túnel y olvidar, hipnosis ericksoniana con sintomatología psicótica por Cinthia de Gortari

Este libro muestra en cada sesión, cómo la actitud cercana, la mirada compasiva del terapeuta y las técnicas ericksonianas, pueden resolver problemáticas frente a las que otras psicoterapias se muestran escépticas.

ELIZABETH Y MILTON H. ERICKSON

homenaje a Elizabeth Moore Erickson, mujer extraordinaria, profesional, esposa, madre, compañera por Mari lia Baker

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Te recomendamos este primer libro de la serie que se crea en conmemoración del padre de la terapia breve, la hipnosis moderna y de su compañera de vida. La obra nos muestra la contribución de Elizabeth a la obra del Dr. Erickson a través de la sinergia de una pareja que duró cerca de 16 mil días, uno tras otro. Publicado en inglés y español.

seminarios de introducción a la hipnosis, california 1958 por Milton H.Erickson

Este seminario, dictado a un grupo de médicos en la época de madurez de su trabajo, muestra paso a paso su forma de hacer hipnosis. Es así un excelente punto de partida para principiantes, y aclara ideas a quienes ya trabajan con hipnosis.

estrategiaspsicoterapéuticas de milton h. erickson por Dan ShortEste seminario, dictado a un grupo de médicos en la época de madurez de su trabajo, muestra paso a paso su forma de hacer hipnosis. Es así un excelente punto de partida para principiantes, y aclara ideas a quienes ya trabajan con hipnosis.

NUEVOS PARADIGMAS DE LA CIENCIA

tejiendo sueños y realidades, aportaciones del paradigma holográfico ala psicoterapia ericksoniana porG uillerm ina Krause

La autora nos presenta en forma sencilla las últimas propuestas de la física cuántica para entender el Universo. Estas propuestas fascinantes, ofrecen una explicación a los cambios “m ilagrosos“ que se dan a través de la psicoterapia ericksoniana. Es un libro de interés general que nos lleva a expandir la conciencia.

AUTO AYUDA- Librosrevisando el pasado para construir elfuturo por Teresa Robles

A partir de elementos autobiográficos, la autora nos presenta en lenguaje cotidiano, conceptualizaciones teóricas, junto con sencillos ejercicios de auto hipnosis. Lectores y lectoras se reconocen en estas páginas constando que, si bien somos únicos e individuales, en el fondo somos muy parecidos.

síndrome de pánico, una señal que nos despierta por Sofía BauerLa autora menciona que el síndrome de pánico o crisis de angustia, es una señal que aparece para que cambies tu estilo de vida. Si escuchas su mensaje, puedes curarte. Ofrece ideas y ejercicios prácticos para disminuir la ansiedad.

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la granja de ¡a esperanza, transformando Ias huellas de la vergüenza ed itado por C ecilia Fabre

La vergüenza es universal y puede surgir a partir de distintas expe­riencias que generan una maraña de emociones. Este libro de cuentos terapéuticos para niños y grandes te ayudará a m anejarla mejor.

abriendo puertas con amor, caminos en la educación de los hijos y en la prevención de problemas futuros po r A ngela C ota G uim aráes M endon?a y J. A ugusto M endom^a

Es un libro dirigido especialmente a los padres, psicólogos y educa­dores, donde a través de relatos sencillos, sobre temas universales, los autores ofrecen ejemplos prácticos y útiles de su vida para enfrentar situaciones de todos los días.

para un nacimiento hipnótico: guía de auto-preparación para el parto inspirada en la hipnosis ericksoniana por Armelle Touyarot

Este libro es una guía de auto-preparación para el acontecimiento “nacimiento” y está construido como un programa. El objetivo de la autora es que tengas una buena experiencia de tu parto utilizando la hipnosis ericksoniana. En la medida que vayas avanzando en su lectura podrás darte cuenta si responde a tus dudas, si tranquiliza tus miedos, si te da las herramientas que necesitas para sentirte lista para ese momento.

Audio

Y si quieres trabajar contigo mismo, evitar la terapia o salir de ella en poco tiempo, pmeba nuestra serie de audio presentada en CD y en audiocinta. El Centro Ericksoniano de México, a través de Alom Editores, promueve esta serie con ejercicios sencillos, seguros, protegidos, para quepuedas trabajaren casa.

recupera tu fuerza de vida por Teresa RoblesEs como un servicio general que todas las personas deberíamos hacemos de vez en cuando para estar bien en la vida, como hacemos servicio a nuestros coches y aparatos.

música para entrar en contacto contigo producción Francisco Robles Dos versiones producidas a partir del Canon de Pachelbel, que te ayudan a entrar adentro de ti. Una, con instrumentos musicales mexicanos. Otra, con el sonido del mar y un sonido producido con diferentes cantos de sanación. Esta música es el fondo de los otros materiales de audio. Al escucharla, se reactivan y refuerzan los procesos desencadenados con los ejercicios que realizaste con ellos.

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Yo Soy sanando por Teresa Rob lesEstamos en nuestro lugar cuando disfrutamos la vida y tenemos paz interior. Yo Soy Sanando te ayuda a encontrar tu lugar, cumpliendo tu Misión, resolviendo las dificultades que encuentras en el camino y despertando tu Sabiduría Interior.

escuchando mi cuerpo, mis emociones}’ mi espíritu por Iris CorzoEl ser humano es integral: es mente, cuerpo y espíritu. Si vivimos como un todo unificado, obtendremos la armonía. Esta grabación te invita a atender estos aspectos para favorecer tu bienestar.

salud y enfermedad por Iris CorzoSalud y enfermedad son partes de la vida. Este audio te invita a enfrentar la enfermedad de una manera diferente, participando activamente en tu curación, recuperando tu independencia y autonomía, utilizando tus recursos internos.

para quererte tú a ti justo como necesitas por Teresa RoblesAprendemos a m irar hacia fuera y olvidamos m iram os a nosotros mismos. Dejamos de percibir las señales de nuestro cuerpo, tragamos nuestras emociones. Este CD te ayudará a reconocer tus emociones, escucharlas y digerirlas. Es ideal para personas que sufren de depresión, ansiedad y/o estrés.

la herencia, música que desata imágenes producción Francisco Robles Esta música compuesta te lleva a entrar adentro de ti, desenca­denando los procesos naturales que requieres en este momento de tu vida. Contiene una introducción de Teresa Robles para proteger el proceso y un final para facilitar que te pongas nuevamente en contacto con el mundo externo.

ejercicios de liberación de la energía negativa y el estrés por MargaritaRamos Elorduy

En este audio aprenderás ejercicios a manejar mejor tus emociones a través de golpecitos en distintas partes del cuerpo. Verás cómo puedes ponerlos en práctica desde el prim er momento.

para relacionarte mejor contigo y con los demás por Teresa Robles Si la vida es una escuela, las relaciones con los demás son la universidad. Este compacto constituye un servicio general a tus relaciones para ayudar a pasar al postgrado donde nos toca disfrutar la vida con paz interior.

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para volver a dormir como antes por M ontserrat RamosLos sueños son parte de nuestros mecanismos para digerir las emociones que vamos acumulando día tras día. Cuando tenemos muchas indigestas, viene el insomnio. Este disco compacto te ayudará a digerir las emociones viejas y nuevas de forma agradable y protegida mientras descansas y vuelves a dorm ir como antes.

FASCÍCULOS

textos selectosabriendo puertas con amor por Ángela Cota Guimaráes Mondonga y J.Augusto Mendonga

Los terapeutas ericksonianos sugieren y proponen a través de contar anécdotas de su vida. Este fascículo es una selección de textos diri­gidos a maestros y padres de adolescentes, donde los autores narran sus experiencias como padres y como terapeutas.

manual del grupo de crecimiento por Teresa RoblesAsóm ate a este ameno fascículo que te encantará y en donde encontrarás una manera diferente de ver la vida, que corresponde a la manera de hacer psicoterapia que estamos construyendo en el Centro Ericksoniano de México, incorporando otros marcos de referencia.

aprendiendo a caminar por la vida por Teresa RoblesDesde sus primeras páginas, este práctico fascículo Aprendiendo a caminar por la vida, te enseña, de manera segura y natural a utilizar los instrumentos necesarios, que de alguna forma ya conoces, y po­derlos aplicar efectivamente en tu vida diaria.

ideas prácticaspara el manejo de conflictos y algunas reflexiones por Teresa Robles

Es un texto que te invita a mirar y cambiar los aprendizajes que nos hacen competir por el primer lugar, tratar de ganar aplastando a los demás. Te enseña a colaborar en lugar de competir, a establecer negociaciones donde todos ganen y a entrar en contacto con tu Sabiduría Interior y la de los demás.

para detectar y prevenir la anorexiay la bulimia entre tus seres queridospor Adriana Barroso y Raúl D Angelo

La anorexia y la bulimia son padecimientos que pueden ser mortales y aparecen cada vez más y más temprano en nuestros adolescentes. Te invitamos a leer este fascículo que te ayudará a conocerlas y detectarlas con la ayuda del cuestionario que se incluye al final.

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DICCIONARIOS

diccionario breve en psicología: psicología activa por Guillermo Flores

Prim er texto de la serie Diccionarios, el libro proporciona la definición de los términos más utilizados dentro del campo de la psicología. Sencillo y práctico texto, resulta un excelente apoyo para todo estudiante de la materia, así como para la gente interesada por conocer más sobre esta fascinante disciplina.

TESTIMONIOS

Victoria de las Mercedes por Laura Elena BarrientosLa biografía de una niña que, a pesar de graves errores y negligencia médicos, gracias a su extraordinario apego a la vida, la dedicación de sus padres y las “mercedes” de los amigos, ha salido victoriosa sobre diagnósticos derrotistas.

voces abiertas al Amor Testimonios del Premio Nacional Victoria de lasMercedes 1999, editado por Laura Elena Barrientos.

Si te interesó el prim er libro de esta serie, te cautivaremos con el segundo de la colección, en donde convergen veinte testimonios de vida, veinte vivencias y experiencias de seres humanos (cuidadores, familiares, discapacitados) que han aceptado el compromiso de vivir con orgullo y con valentía una existencia que la vida les deparó o que ellos eligieron como Misión.

HELIOS-VESTAlos maestros ascendidos escriben el libro de la vida

Un texto de Metafísica y para aquellos lectores que no comulgan con estas enseñanzas, es un bello cuento de hadas que, al leerlo, va abriendo puertas, estableciendo conexiones, acercándonos a una realidad y a una sabiduría dife­rentes, a través de un camino que vapor rumbos distintos de la lógica racional.

encuentra tu misión por Alicia RodríguezLa presidenta del Comité Internacional de la Bandera de la Paz, oigani- zación no gubernamental de Naciones Unidas, nos relata cómo entró en contacto con este símbolo sagrado universal, así como su significado e importancia para el momento actual, para ayudar a generar la paz al interior de cada ser humano.

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tu alma gemela llamada Dios por Ivonne DelaflorEs un libro que realmente produce cambios internos al leerse y al ejercitar sus diez visualizaciones prácticas. Representa el símbolo del nuevo movimiento espiritual: un despertar que se está dando en todas partes. Publicado en inglés y español.

tu alma gemela llamada Dios II por Ivonne DelaflorSi te interesó el primer tomo, asómate a esta segunda obra en la que encontrarás pensamientos de amor a Dios, a la vida, con el recordatorio siempre positivo de que tú tienes la capacidad de elegir lo que quieras vivir. Publicado en inglés y español.

la Maestría de la vida, co-creando una realidad de Amor, a través del poder del Compartir por Ivonne Delaflor

Tan interesante como sus obras anteriores, ésta es una recopilación en la Internetque la autora realizó de tres años de compartir experiencias con personas de diferentes tradiciones, lugares y religiones a través de un boletín inscrito en la Internet

transfórmate en Bandera de la Paz, claves para lograr ser una persona armónica y saludable, por medio del Símbolo de la Bandera de la Paz por Alicia Rodríguez

La presidenta del Comité Internacional de la Bandera de la Paz, organización no gubernamental de Naciones Unidas, nos ofrece ideas prácticas y ejercicios para ayudam os a ser una persona armónica y saludable utilizando el significado de paz que nos ofrece este Símbolo sagrado universal.

LITERATURA

el viaje y la luna por Ariel SánchezJoven hacedor de audaces entreveros poéticos, Ariel Sánchez amalgama en un solo río tumultuoso ficción y realidad, lucidez apasionada y desgarramientos existenciales que asoman a honduras inexploradas del alma.

PUBLICACIONES EN INGLÉS

A Concert for Four Hem ispheres in Psychotherapy by Teresa Robles If you want to know what it is the ericksonian psychotherapy, you

can start reading this book. On it, Teresa Robles, Ph. D., shows us her own style to make therapy, in a simple language, clear and with many

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examples. As it happens with all her hook ., its n mllh|i (til»» m you inside o f you, something change and il makes you I n l wi l l

A Tribute to Elizabeth Moore Erickson, ( 'olh iiyjn' I i th in h l l i h l lw ,Wife, Mother and Companion by Marilia Baker

This book show us the contribution o f Mis I li/nlx l l i Mn t t i u

Erickson to the work o f his husband, Dr. Milton II I iit U <• >tt through the synergy o f a couple that spend together uboii! Wi.IMIII days, one after the other.

The Soulmate Called God, Vol. I by Ivonne DelaflorThis book it is divided in five sections. In the first, named Inspirations, 54 poems are presented. The second contains nine creative visualization exercises. The third corresponds to a scries ol messages. The fourth contains affirmations o f the Twin Soul and the last one, daily contemplations to inspire the hearth.

The Soulmate Called God, Vol. 11 by Ivonne DelaflorIn this book you will find love thoughts to God, to Life, with the rem inder always positive that you have the capacity to choose what you want to live.

How to Help the Children in Humanitarian Disasters by Karen Olness,Anna M andalakas and Kristine Torjesen

This manual is written for people who work in disasters and are experts in their own area, but may not be child health specialists. This is an updated version o f the manual, which was originally published in 1998.

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