ESTRUCTURA FORMA MARCHA.docx

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Amigo Incienso_Zaragoza: No existe un único modelo de estructura formal en las marchas procesionales. Sin embargo, sí podemos decir que hay uno predominante. Se trata de una estructura ternaria, integrada por tres temas, que podemos denominar A, B y C. El tema A suele ir precedido de una introducción, normalemente breve (de 4 a 10 compases, aunque las hay más extensas, y también hay marchas que comienzan directamente con el primer tema, prescindiendo de introducción). El tema A suele tener un carácter preferentemente melódico, y determina el "estilo" de la marcha. El tema B suele ser un "fuerte de bajos". Es decir, un tema marcado en la partitura con una o dos "f" ("forte", "fortissimo", encomendado a los instrumentos de metal de registros graves (bajos, trombones, bombardinos y trompas, reforzados por saxos tenores y barítono). Este tema suele tener un carácter rítmico y crea una atmósfera de noble dramatismo, si se me permite decirlo así. En ocasiones, y no sólo es el caso de las llamadas marchas de carácter "fúnebre" o "serio", el fuerte de bajos puede ser reemplazado por un segundo tema melódico. Normalmente tras el tema B se reexpone (total o parcialmente) el tema A, y posteriormente se pasa al tema C, que suele ser denominado "trío" por afinidad con ciertos esquemas formales de la sonata clásica así llamados. El trío puede tener un carácter rítmico y alegre, o bien de serena dulzura. En todo caso, sirve de conclusión a la obra y es frecuente que aunque ésta haya sido escrita en tono menor (lo que crea una atmósfera melancólica), el trío lo esté en tono mayor (el relativo a la tonalidad menor anterior o bien otro, muchas veces a distancia de cuarta justa ascendente de aquél). En ocasiones, el lugar del trío lo ocupa una "saeta". Finalmente, pueden añadirse unos compases al final del trío denominados "coda", cuya intención es cerrar la obra de un modo más concluyente y solemne. Este esquema lo encontramos en infinidad de marchas procesionales. El maestro López Farfán firmó dos ejemplos perfectos de este eficacísimo modelo en "La Victoria de María" y "La Estrella Sublime". Pero dicho modelo ha mostrado su validez para todo tipo de marchas de procesión: con diversas peculiaridades, lo encontramos en obras tan dispares como "Hiniesta" de Peralto, "Saeta Cordobesa" de Gámez Laserna, "Cordero de Dios" de Dorado o "Esperanza Macarena" de Morales. Naturalmente existen marchas procesionales que no obedecen estrictamente a este modelo (especialmente las de los últimos años del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX). Pero la validez y eficacia de este modelo ha hecho que casi todos los compositores del género lo adopten con escasas variantes. Un cordial saludo.

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Amigo Incienso_Zaragoza: 

No existe un único modelo de estructura formal en las marchas procesionales. Sin embargo, sí podemos decir que hay uno predominante. 

Se trata de una estructura ternaria, integrada por tres temas, que podemos denominar A, B y C. 

El tema A suele ir precedido de una introducción, normalemente breve (de 4 a 10 compases, aunque las hay más extensas, y también hay marchas que comienzan directamente con el primer tema, prescindiendo de introducción). El tema A suele tener un carácter preferentemente melódico, y determina el "estilo" de la marcha. 

El tema B suele ser un "fuerte de bajos". Es decir, un tema marcado en la partitura con una o dos "f" ("forte", "fortissimo", encomendado a los instrumentos de metal de registros graves (bajos, trombones, bombardinos y trompas, reforzados por saxos tenores y barítono). Este tema suele tener un carácter rítmico y crea una atmósfera de noble dramatismo, si se me permite decirlo así. En ocasiones, y no sólo es el caso de las llamadas marchas de carácter "fúnebre" o "serio", el fuerte de bajos puede ser reemplazado por un segundo tema melódico. 

Normalmente tras el tema B se reexpone (total o parcialmente) el tema A, y posteriormente se pasa al tema C, que suele ser denominado "trío" por afinidad con ciertos esquemas formales de la sonata clásica así llamados. El trío puede tener un carácter rítmico y alegre, o bien de serena dulzura. En todo caso, sirve de conclusión a la obra y es frecuente que aunque ésta haya sido escrita en tono menor (lo que crea una atmósfera melancólica), el trío lo esté en tono mayor (el relativo a la tonalidad menor anterior o bien otro, muchas veces a distancia de cuarta justa ascendente de aquél). En ocasiones, el lugar del trío lo ocupa una "saeta". 

Finalmente, pueden añadirse unos compases al final del trío denominados "coda", cuya intención es cerrar la obra de un modo más concluyente y solemne. 

Este esquema lo encontramos en infinidad de marchas procesionales. El maestro López Farfán firmó dos ejemplos perfectos de este eficacísimo modelo en "La Victoria de María" y "La Estrella Sublime". Pero dicho modelo ha mostrado su validez para todo tipo de marchas de procesión: con diversas peculiaridades, lo encontramos en obras tan dispares como "Hiniesta" de Peralto, "Saeta Cordobesa" de Gámez Laserna, "Cordero de Dios" de Dorado o "Esperanza Macarena" de Morales. 

Naturalmente existen marchas procesionales que no obedecen estrictamente a este modelo (especialmente las de los últimos años del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX). Pero la validez y eficacia de este modelo ha hecho que casi todos los compositores del género lo adopten con escasas variantes. 

Un cordial saludo.