Estructura y Función Del Mito

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En nuestros tiempos las palabras «mito» y «mitología» son muy frecuentes en las declaraciones ideológicas. Se crea la impresión de que el «nivel de mitologicidad» de la vida social en nuestro país aumentó extraordinaria- mente durante la última década, y de que, del reino de la ciencia y el racionalismo, hemos pasado a una época «mitológica». Adelantándome, señalaré que no es del todo así: en muchas cosas la conciencia soviética no es menos mitológica que la postsoviética. Sin embargo, antes de dirigir- nos a la esencia del fenómeno, es indispensable definir más exactamente el contenido mismo de los términos «mito», «mitología» y «mitológico». Cuando, en el habla corriente, a cualquier mensaje lo llaman «mito», eso quiere decir que no lo reconocen como correspondiente a la realidad; ven en el mito un fantasma engendrado por la ingenuidad del hombre de la masa o por la intención consciente de los amantes del poder. En efecto, los cambios resultantes de la revolución informacional (más exactamente, comunicacional) facilitaron la manipulación de la conciencia de masas por parte de grupos de personas que controlan los medios de información masiva, y, paradójicamente, empobrecieron en extremo la composición simbólica de las representaciones mitológicas. Estructura y función del mito * Serguei Iuriévich Nekliúdov Denken Pensée Thought Mysl..., Criterios, La Habana, nº 3, 1 marzo 2011 * «Struktura i funktsiia mifa», en Mify i mifologiia v sovremennoi Rossii, bajo la red. de K. Aimermaher, F. Bomsdorf y G. Bordyukov, Moscú, AIRO-XX, 2000, pp. 17-38.

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Serguei Iuriévich NekliúdovCuando, en el habla corriente, a cualquier mensaje lo llaman «mito», eso quiere decir que no lo reconocen como correspondiente a la realidad; ven en el mito un fantasma engendrado por la ingenuidad del hombre de la masa o por la intención consciente de los amantes del poder.

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  • En nuestros tiempos las palabras mito y mitologa son muy frecuentesen las declaraciones ideolgicas. Se crea la impresin de que el nivel demitologicidad de la vida social en nuestro pas aument extraordinaria-mente durante la ltima dcada, y de que, del reino de la ciencia y elracionalismo, hemos pasado a una poca mitolgica. Adelantndome,sealar que no es del todo as: en muchas cosas la conciencia soviticano es menos mitolgica que la postsovitica. Sin embargo, antes de dirigir-nos a la esencia del fenmeno, es indispensable definir ms exactamenteel contenido mismo de los trminos mito, mitologa y mitolgico.

    Cuando, en el habla corriente, a cualquier mensaje lo llaman mito,eso quiere decir que no lo reconocen como correspondiente a la realidad;ven en el mito un fantasma engendrado por la ingenuidad del hombre de lamasa o por la intencin consciente de los amantes del poder.

    En efecto, los cambios resultantes de la revolucin informacional (msexactamente, comunicacional) facilitaron la manipulacin de la concienciade masas por parte de grupos de personas que controlan los medios deinformacin masiva, y, paradjicamente, empobrecieron en extremo lacomposicin simblica de las representaciones mitolgicas.

    Estructura y funcin del mito*

    Serguei Iurivich Neklidov

    Denken Pense Thought Mysl..., Criterios, La Habana, n 3, 1 marzo 2011

    * Struktura i funktsiia mifa, en Mify i mifologiia v sovremennoi Rossii, bajo lared. de K. Aimermaher, F. Bomsdorf y G. Bordyukov, Mosc, AIRO-XX, 2000,pp. 17-38.

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    Las antiguas civilizaciones se distinguan por la desconcertanteabundancia de la simbologa cultural, que se derivaba de lavigorosidad y diversidad de la actividad mitopoytica; por eso po-dan practicar un tipo sgnico de reflexin sin ningn tipo de limita-ciones [] El bosque simblico de la cultura rusa fue talado br-baramente; el volumen de la simbologa fue conducido a un nivelque permite manipulaciones conscientes de sus vestigiosideologizados, pero que mata los vnculos vivos, naturales y com-plejos entre smbolos aislados.1

    En realidad, este proceso en modo alguno es especficamente ruso yno estuvo condicionado exclusivamente por el rgimen totalitario. El mun-do simblico tradicional se empobrece y es hollado por doquier en la socie-dad industrial y especialmente en la postindustrial. Su lugar vienen a ocu-parlo los mitos polticos de la Edad Contempornea y los mitos de la cultu-ra masiva.

    En la literatura cientfica el calificativo mitolgico se aplica al tipode saber que se basa no en demostraciones racionales, sino en la fe y lasconvicciones (prescritas por una tradicin cultural, por un sistema religio-so o ideolgico, etc.). Este saber tiene una estructura lgica especial, dis-tinta del pensamiento positivo: no se observa la ley del tercero excluido,la esencia es sustituida por el origen, a los acontecimientos se les atribuyeuna orientacin obligatoria a un objetivo, la vecindad en el tiempo es toma-da por un vnculo de causa y efecto, y as sucesivamente.2 Las particula-ridades de tal lgica han sido estudiadas productivamente en nuestro siglo(ante todo, por antroplogos franceses de Lvy-Bruhl a Lvi-Strauss).

    Saberes de tal tipo se hallan en la base de las representacionesmitolgicas que en su conjunto abarcan el universo en todas sus dimensio-nes naturales, culturales y humanas; a la combinacin de esas represen-taciones la denominan cuadro mitolgico del mundo. ste puede serreconstruido sobre la base de material de monumentos antiguos de la lite-ratura y el arte, pero tambin de muestras de lo arcaico vivo (incluyen-do sus formas rudimentarias en tradiciones tipolgicamente ms tardas),el cual, como se supone, a su vez se remonta a la antigedad primitivahistrica.1 A. Chernyshov, Sovremennaia sovetskaia mifologiia, Tver, 1992, p. 14.2 E. M. Meletinskii, Mif i dvadtsatii vek, Izbrannie stati. Vospominaniia,

    Mosc, 1998, p. 421.

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    Los significados de las representaciones e imgenes mitolgicas fun-damentales son comparables con las ms antiguas sensaciones del hom-bre, con la orientacin de ste en el medio natural y en la compaa de sussemejantes, con sus emociones bsicas (alegra, asombro, ira, miedo,hambre, atraccin sexual, etc.), con los universales psicolgicos y los ar-quetipos de la conciencia social. Sin embargo, mientras que estas repre-sentaciones mismas son humano-universales, las tradiciones de la mitolo-ga nacional se expresan por mediacin del texto, y el sistema de las im-genes de ste que encarnan los sentidos mitolgicos est condicionadoprecisamente por las particularidades de la cultura nacional. Evidente-mente, el sujet mitolgico (que comnmente se cuenta entre los sujetsinternacionales, as llamados errantes) y el motivo mitolgico, cuya se-mntica se basa en los sentidos arquetpicos antes mencionados, sonnacionalmente especficos en el grado mnimo.

    No son nacionalmente especficos, por ejemplo, los sujets de la obten-cin del fuego en poder de su guardin original (divino o demonaco), delcrecimiento de la superficie terrestre a partir de una pizca de tierra tradadel fondo del ocano mundial, de la lucha del hroe mitolgico con unmonstruo que personifica el caos primigenio. Sin embargo, son indudable-mente especficos de tal o cual tradicin nacional personajes concretos deun mito (Indra o Hrcules, Prometeo o el Cuervo, Satana o Turpan), ascomo los atributos externos del propio universo mitolgico (digamos, entrelos chinos, osetios o yakutos) con todas las particularidades de su es-tructura de muchas capas, relieve, flora y fauna.

    El cuadro mitolgico del mundo y el texto mitolgicoLa base del cuadro mitolgico del mundo la constituyen las representa-ciones sobre el cosmos y el caos (la superacin del cual es el tema centraldel mito), pero tambin sobre el espacio y el tiempo (o sea, una especie decronotopo mitolgico).

    Una de las principales propiedades del espacio mitolgico es su no-homogeneidad cualitativa, la presencia en l de un centro sacro y unaperiferia potencialmente hostil; as es, por ejemplo, el espacio que descri-ben los textos folclricos. Esa no-homogeneidad est condicionada, enprimer lugar, por acontecimientos posibles u obligatorios que tienen lugaren diversas regiones de ese espacio (el campo, el bosque, el cementerio, el

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    molino, el establo, la casa, el patio, etc.); en segundo lugar, por propieda-des de sus moradores (amos) y, en tercer lugar, por diferentes condicio-nes inherentes a ellos naturales, hechas por la mano del hombre omitolgicas; y estas ltimas, indudablemente, predominan. Semejanteespacio es discontinuo, est dividido por numerosas fronteras por lodems, inestables, mviles, dependientes, por ejemplo, del tiempo del dade veinticuatro horas y del tiempo de calendario (da/noche, da ordinario/da festivo, etc.).

    En la conciencia comn contempornea el espacio tambin se com-pone de fragmentos que se diferencian por las cualidades fsicas y msti-cas, las cuales pueden tener explicaciones cuasi-cientficas: presencia/ausencia/diversa concentracin de energa positiva o negativa, etc. Estohabla de la universalidad de los mecanismos psicofisolgicos que generanlas estructuras arquetpicas de tal gnero. La vivencia bsica sigue siendo,probablemente, la posicin egocntrica del sujeto cognoscente (empezan-do por la apropiacin infantil del mundo por el hombre),3 en torno al cual elespacio se dispone en zonas concntricas, que se diferencian por el gradode cercana/lejana, familiaridad/ajenidad, resguardo/penetrabilidad.

    En esto se basa el as llamado principio corogrfico* de las descrip-ciones espaciales, caracterstico de las obras geogrficas de la antigedady el Medioevo: el observador se imagina que se halla en el centro delmundo.4 De ah mismo se deriva la divisin, cardinal para el espacio

    3 M. V. Osorina, Sekretnii mir detei v prostranstve mira vzroslyh, SanPetersburgo, Mosc-Jrkov-Minsk, 1999, cap. 3.

    * N. del T. A. V. Podosinov distingui dos principios fundamentales de lasdescripciones geogrficas. Mientras que el principio corogrfico est ligadoprincipalmente a la descripcin de las vas en diferentes direcciones, al tiempoque es como si el mismo que describe se hallara en el centro del mundo (elespacio geogrfico se centra y estructura con arreglo a l, desde su punto devista), el principio cartogrfico es como si objetivara la descripcin geogrfica,introduciendo una orientacin rigurosa con arreglo a los puntos cardinales ytrminos que estn ligados con la propia orientacin con arreglo a la carta (porejemplo, los trminos ms arriba y ms abajo partiendo de la posicin delobjeto en el mapa).

    4 A. V. Podosinov, Kartograficheskii princip v strukture gueograficheskogoopisaniia drevnosti (Postanovka problemy), Metodika izucheniia drevneishijistochnikov po istorii narodov SSSR, Mosc, 1978; E. A. Melnikova, Obrazmira. Gueograficheskie predstavleniia v Zapadnoi Evrope. V-XIV veka, Mos-c, 1998, pp. 3-15.

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    folclrico, en centro y periferia, y a esta ltima categora se debereferir ms bien no lo ajeno, sino lo no completamente asimilado, lointermedio (por ejemplo, el campo en la bylina),* lo contiguo a la fronteratras la que se halla lo ajeno. A propsito, precisamente la proyeccin dela oposicin mitolgica centro/periferia sobre el espacio poltico-estatal deRusia da la oposicin de capital y provincia una de las ms impor-tantes para nuestra cultura de los siglos xviii-xx.

    En la lejana temporal de los acontecimientos guardados por la memo-ria de la colectividad, se puede ver por lo menos una gradacin de tresescalones. En primer lugar, estn los acontecimientos del da de ayer,cuya autenticidad, en principio, puede ser testificada directamente por elnarrador. En segundo lugar, est el pasado histrico, sobre el cual setransmite el comunicado de un modo comunicacional directo (aproxi-madamente a travs de cinco generaciones: al nieto del abuelo, que oy del de un testigo vivo su abuelo). En tercer lugar, est lo ocurridohace mucho tiempo propiamente mitolgico (o mitologizado), el tiempodel nacimiento del presente orden del mundo, sobre el cual el testimoniovivo est excluido por definicin. Esa gradacin refleja no slo la distanciatemporal entre el narrador y el acontecimiento mismo, sino tambin la no-homogeneidad cualitativa del pasado, su diferente escala, y asimismo ladistribucin de los comunicados sobre l por gneros: el mito, sobre lacreacin, el cosmos; la historia, sobre la guerra, el Estado; el cuento decostumbres, sobre la vida privada, la actualidad.5

    Aunque en las etapas iniciales del despertar de la conciencia histricaa veces se puede observar la coincidencia del ltimo miembro de la seriecosmolgica con el primer miembro de la serie histrica (o por lo menoscuasi-histrica),6 los cronotopos de la contemporaneidad profana, lahistoria heroica y el mito cosmognico se diferencian, por as decir, cuali-tativamente. Comnmente, el mito en su parte final fija el paso, en formade salto, de un sistema espacio-temporal a otro, de la singularidad de los

    * N. del T. Bylina: forma tradicional de la poesa narrativa heroica rusa-antigua yrusa, transmitida oralmente.

    5 E. S. Novik, K tipologuii zhanrov neskazochnoi prozy Sibiri i DalnegoVostoka, Folklornoe nasledie narodov Sibiri i Dalnego Vostoka, Gorno-Altaisk, 1986, pp. 39-40.

    6 V. N. Toporov, Ot kosmologuii k istorii (k jarakteristike ranneistoricheskijopisanii), Tezisy dokladov IV Letnei shkoly po vtorichnym modeliruiushimsistemam, Tartu, 1970, p. 59.

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    acontecimientos mitolgicos a la repetibilidad de los profanos. As se esta-blece la correlacin del mito con la cotidianidad; el tiempo profano puedeincluso ser representado como una proyeccin del mitolgico en ciertosentido son paralelos.

    El surgimiento del cosmos a partir del caos (la situacin del pasadomitolgico absoluto) se reproduce directamente en el rito (esto es, en elpresente), cuando se establece la correspondencia del tiempo ritual y eltiempo mitolgico. Por consiguiente, se produce un retorno del presenteal pasado, y en determinados casos ambos puntos ceros el princi-pio del tiempo y el centro del espacio coinciden. Para reproducir elacto de la creacin en el ritual, es necesario saber hallar el centro delmundo y el momento en que la duracin profana del tiempo se parte, eltiempo se detiene y surge lo que haba en el principio.7

    As pues, gracias a su constante actividad y su actualidad que no seextingue, es como si el mito estuviera constantemente presente aqu yahora. Podemos figurarnos que para la conciencia mitolgica existealguna otra realidad, la cual es capaz de actualizarse en nuestro espa-cio y ejercer sobre la vida cotidiana del hombre una influencia sensible(benfica o daia en dependencia de la situacin).

    La creencia en la realidad del mito no es simplemente caractersticade las tradiciones arcaicas: en ellas es como si estuvieran presentes demanera inmediata las imgenes encarnadas de los personajes mitolgicos.En los pueblos siberianos, por ejemplo, ellos son capaces de convertirseen un espejismo visible, en una sombra, dirase, de materializarse, de vol-verse visibles, de inmiscuirse en la vida de las personas, ayudando en lacuracin, en la caza, alojndose en el hombre o abandonndolo; V. Ia.Propp propona llamar a este fenmeno segunda visin (para separarsedel trmino fantasa, que precisamente designa lo que no existe en larealidad, sino que es creado por un esfuerzo creador).8

    Las observaciones de los ritmos de la naturaleza que cada ao seduerme y renace, del relevo peridico de las estaciones del ao, de lasfases de la luna, del da y la noche, generan una sensacin del tiempo msbien ccilica que lineal. La marcha de ste es interpretada no como unasecuencia irreversible, constituida por acontecimientos irrepetibles, pero

    7 Ibdem, p. 58.8 E. P. Lebedeva, O folklore nanaitsev, en: V. A. Avrorin, Materialy po

    nanaiskomu iazyku i folkloru. Leningrado, 1986, pp. 13-15.

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    mutuamente condicionados, que se relevan, cuyos participantes son per-sonajes (individuales o colectivos) nicos en su gnero, sino como un guinestablecido para siempre de protoacontecimientos con sus consecuen-cias y contextos cclicamente reproducibles; este guin se ejecuta de nue-vo una y otra vez en los ritos y otros textos de la cultura.

    La base de la concepcin del tiempo lineal es, probablemente, la con-cepcin de la irreversibilidad de los cambios de edad en el curso de la vidahumana; la proyeccin de semejantes observaciones generalizadas a losniveles social y csmico (que en determinada etapa del desarrollo social sediferencian poco) conduce a la aparicin de la idea del tiempo histrico.

    Los modelos cclico o lineal dominan en unas u otras tradiciones(la India y los pases de cultura budista, por una parte, y el mundo cristiano,por otra); sin embargo, su combinacin con un predominio alternativo,en la forma de una sntesis de transaccin se presenta prcticamenteen todas partes. Un producto de tal gnero de sntesis es, por ejemplo, laidea de la rotacin de las almas reencarnadas en la alternacin de muertesy nuevos nacimientos de todos los seres vivos; esta concepcin fue objetode una compleja elaboracin en las doctrinas filosfico-religiosas de laIndia, pero es fcil hallarla tambin, en una forma mucho ms primitiva, enmuchas culturas arcaicas.

    Por su orientacin fundamental, el mito es etiolgico, es decir, antetodo explica el surgimiento del mundo y del gnero humano. Como ya sedijo, ste siempre es una narracin sobre el pasado al que se remonta elorigen del actual estado de cosas (relativo al cosmos, a la comunidadsocial, al hombre por separado). Concierne tanto a los costados favora-bles de la vida (el surgimiento de los bienes culturales, incluyendo objetos,textos y costumbres) como a los negativos (la aparicin de la muerte, lasenfermedades, los vicios, etc.), lo que a su vez supone la perfeccin inicialde la poca de la creacin primera.

    De ah se derivan las ideas sobre el orden mundial armnico en elpasado (la edad de oro de la mitologa griega, los buenos viejos tiem-pos de la conciencia ordinaria, la prspera poca sovitica, etc.), sobresu violacin en el presente y sobre la degradacin universal de la sociedadhumana y del hombre mismo, de su naturaleza moral y fsica.

    Sobre el futuro esperado cuentan los mitos escatolgicos, es decir, losmitos sobre el fin del mundo. Entre ellos figura la espera de una catstrofecsmica que se aproxima, cuyas encarnaciones concretas (el Juicio Finaly el fin del mundo, la muerte trmica del universo, el empobrecimiento

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    de los recursos naturales, la reduccin de la capa de ozono) ya dependende un arsenal de conocimientos e imgenes que tienen un determinadocarcter histrico-culturalmente condicionado.

    Los mitos escatolgicos se pueden concebir como una cosmogonavuelta hacia atrs: el fin del mundo es el paso inverso del cosmos al caos.Por otra parte, el cronotopo mitolgico conoce tambin la imagen delvenidero reino de la justicia (la espera del paraso en la tierra, la construc-cin de la sociedad comunista, del estado islmico y otras formas de ordencorrecto del mundo, y as sucesivamente), tambin correlacionable conla armonicidad inicial de la poca de la creacin primera.

    Por su surgimiento, las ideas escatolgicas son secundarias, depen-dientes de la concepcin del tiempo cclico y de los mitos cosmognicos.En calidad de una analoga obviamente no casual, se debe recordar quetambin en la historia del lenguaje el tiempo futuro es ms tardo, secunda-rio por su origen.

    Es preciso aadir que los temas escatolgicos pueden ser elaboradostanto en los marcos del tiempo cclico (por ejemplo, la escatologa indiaantigua, que presupone la destruccin y el surgimiento peridicos de unaenorme duracin de eras csmicas, una especie de eones: los kalpas olos yugas) como de un tiempo lineal abierto (as es la literaturaapocalptica cristiana).

    El lenguaje del mitoLos sentidos de profundidad, encerrados en las representacionesmitolgicas, hallan expresin verbal en los textos mitolgicos. El cuadromitolgico del mundo o una imagen mitolgica aislada pueden ser presen-tados en ellos en una forma descriptiva (cosmografa) o en forma de unsujet mitolgico (cosmogona).

    El mito es prcticamente siempre una narracin sobre acontecimien-tos y personajes que en tal o cual tradicin se consideran sagrados (losmitos sobre la creacin del mundo, sobre el diluvio, sobre el fin del mundo;los mitos sobre Prometeo, sobre Krishna, sobre Lenin, y as sucesivamen-te). Semejantes relatos (comnmente sacralizados, es decir, sagrados, enuna u otra medida) pueden ser considerados como un gnero aparte, antetodo folclrico.

    A menudo el mito lo constituyen palabras de la divinidad misma comu-nicadas a los hombres a travs de algn intermediario (chamn, sacerdo-

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    te, profeta), o testimonios de acciones de la misma. Son transmitidas ulte-riormente de generacin en generacin por custodios especiales del sabersacro (esos mismos chamanes, sacerdotes). En un sistema religioso desa-rrollado, stos, adems de todo lo otro, velan por la integridad y la invaria-bilidad del texto sagrado, que se considera cannico y opuesto a las obrasfalsas, apcrifas, que a veces son reconocidas como autnticas en algnotro grupo confesional.

    Transmisores de la informacin mitolgica son no slo los textos ver-bales, sino tambin los plsticos, monumentales, arquitectnicos, paisajs-ticos, etc. Hay modos de marcar mitolgicamente cualquier elementode ellos (mediante una inscripcin acompaante, un emblema icnico, unsmbolo, etc.). Los comunicados mitolgicos se transmiten tambin por lava del mantenimiento de un campo asociativo relativamente estable designificados mitolgicos en torno a algn objeto material (tanto naturalcomo hecho por la mano del hombre), al tiempo que, en resumidas cuen-tas, el contenido de semejante comunicado puede resultar bastante leja-no del texto prototpico (aunque cada nueva generacin, por regla, con-sidera su versin plenamente adecuada o incluso la ms adecuadaal texto de partida).

    Al hablar de la realizacin textual del mito, debemos recordar queella es multiaspectual: los comunicados mitolgicos se transmiten endiversos niveles de la tradicin hasta la estilstica de los textos queentran en ella, que tambin contiene una no pequea cantidad de infor-macin mitolgica.

    El modo en que se produce semejante codificacin depende directa-mente de la variedad a que pertenecen los textos de la cultura. Porejemplo, en las sociedades tradicionalistas stos sern las obras del folclormgico-religioso, ritual, pico-fantstico, lrico, paremiolgico y as su-cesivamente; en las culturas ms tardas se puede hallar informacinmitolgica en textos muy diversos desde los sagrados y artsticos hastalos cientficos y publicsticos. A su vez, la variedad a que pertenece eltexto es determinada por su emploi funcional, su fisonoma temtica y suestructura formal.

    Se trata, por consiguiente, no slo del texto verbal como tal, con res-pecto al cual se le devuelve a la palabra mito (leyenda) su significadoprimario, etimolgico, de texto mitolgico par excellence, sino tambin detodo el volumen de las tradiciones que se pueden considerar comomitolgicas.

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    Aunque el lenguaje del mito posee enormes potencias de simbolizacin(y el mundo de los smbolos es, por sus significados, mitolgico en gradosumo), por s mismo el relato mitolgico es por lo comn completamenteconcreto y tiende a transmitir sus generalizaciones a travs de las imge-nes del mundo objetual. Lo ms probable es que inicialmente el mismo nocontuviera en absoluto alegoras ni ideas especulativas, que aparecen ensistemas religiosos ms complejos, constituyendo la base de las doctrinasteolgicas y de los dominios del arte religioso correspondientes a ellas. Sinembargo, las tradiciones orales masivas, espontneas, conservan hastacierto punto el carcter concreto de su sistema imaginal incluso en loscasos en que nuestra vista orientada racionalmente ve en ellasconvencionalidad y abstraccin de la realidad.

    No obstante, la formulacin de las ms importantes generalizacionese ideas de diferente grado de abstraccin (sobre el tiempo y el espacio, elcosmos y el caos, la vida y la muerte, el alma y el destino, y as sucesiva-mente) a travs de imgenes patentes de la realidad, conduce a un au-mento de la saturacin de stas con simbologa mitolgica, y comienzan afuncionar como un lenguaje que expresa sentidos mitolgicos o mitopoticos(especialmente en los textos del folclor, de las literaturas antiguas y me-dievales). Esto condiciona el empleo de semejantes imgenes para la trans-misin de informacin mitolgica (o incluso la lectura de la misma en tex-tos en los que inicialmente no fue puesta).9

    A veces los temas mitolgicos se reflejan slo indirectamente en losmotivos narrativos, metforas, eptetos del folclor y la literatura, y habi-tualmente no se toma conciencia del sentido mitolgico de los mismos.Por ejemplo, cuando en la cancin de corro se habla de la tierra [deltamao] de un pequeo sudadero* (se est pensando en una pista debaile), lo ms probable es que esa comparacin refleja el motivo mitolgi-co de la tierra recin creada y todava no crecida; sin embargo, los quecantan, desde luego, no lo sospechan. Cuando en otra cancin los que

    9 Sobre el problema del lenguaje mitopotico se ha dicho muchsimo. Prctica-mente todo lo escrito sobre estilstica del folclor y mucho de lo escrito sobreestilstica de la literatura escrita tradicional concierne de uno u otro modo a lossignificados mitolgicos que pueden ser hallados en el lenguaje de la creacinverbal artstica.

    * N. del T.: Manta pequea que se pone a las cabalgaduras debajo de la silla oaparejo (DRAE).

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    bailan cantan: los tendones de las piernas reforzaremos, los cuerpos dearcilla aligeraremos,10 ellos, naturalmente, no vinculan ese texto al moti-vo mitolgico difundido globalmente segn el cual el hombre fue modeladode arcilla por un demiurgo,11 aunque esa imagen, sin duda alguna, se re-monta precisamente a l; cf., por ejemplo, la leyenda apcrifa rusa sobreNo el Justo, al que Dios autoriza a modelar seres humanos de arcilla ymasa de harina.12

    En general, es particularmente expresiva en este plano la semnticadel lenguaje potico, que est extraordinariamente cargado de simbolismomitolgico, la cual vive en el texto verbal a veces hasta independiente-mente de la voluntad de su creador. Sobre este aspecto del lenguaje de lapoesa han escrito todos los investigadores del mismo, empezando por A.N. Veselovski y A. A. Potebni.

    As pues, se puede considerar el mito no slo como un arsenal demotivos y sujets para formaciones narrativas ms tardas, sino tambincomo una fuente de los recursos potico-plsticos de stas muchos deellos aparecen ya en los textos mitolgicos, aunque a veces no tienen allfunciones estrictamente estticas.

    Mitologa y contemporaneidadEs imposible reducir la mitologa a la suma de los errores histricos de larazn humana. Como resultado de las investigaciones antropolgico-cul-turales y semitico-estructurales (en lo fundamental, de los tiempos depostguerra), se hizo evidente la funcin regulativa (y en modo alguno sloexplicativa) del mito, que interviene como uno de los ms importantesmecanismos de organizacin de la vida social, econmica y cultural de lacolectividad. El mito satisface la necesidad de un saber integral sobre elmundo, organiza y reglamenta la vida del hombre social (en las etapasiniciales de la historia, completamente; en etapas posteriores, conjunta-mente con otras formas de la ideologa, la ciencia y el arte). El mito lesprescribe a los hombres las reglas del comportamiento social, condiciona

    10 D. S. Dugarov, Istoricheskie korni belogo shamanstva, Mosc, 1991.11 S. Thompson, Motif-Index of Folk-Literature, 6 volmenes, Copenhage-

    Bloomington, 1955-1958, A-124.4.1.12 A. N. Afanasiev, Narodnie russkie legendy, prl., selec. y coment. de V. S.

    Kuznetsova, Novosibirsk, 1990, n 14.

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    el sistema de las orientaciones de valores, mitiga la vivenciacin de losestreses generados por los estados crticos de la naturaleza, la sociedad yel individuo.

    Por supuesto, la interpretacin mitolgica de la experiencia espiritualy prctica, que otrora domin de manera absoluta, precede en conjunto alsaber lgico-racional. Pero de eso no se sigue que el mito queda slocomo un legado del pasado remoto o es un patrimonio de las tradicionesgrafas que han vivido hasta nuestro tiempo. Adems de la mitologa ar-caica (con respecto a la cual la palabra mito se emplea en la acepcinms estrecha y especializada), se suelen distinguir tambin los componen-tes mitolgicos de los sistemas religiosos desarrollados: el budismo, el ju-dasmo, el cristianismo, el Islam (interpretacin ampliadora de ese con-cepto, con la cual, naturalmente, no estn de acuerdo los representantesde esas confesiones), y, por ltimo, los elementos mitolgicos (en el senti-do ms general de esta palabra) de las culturas (ante todo, de la culturamasiva)13 y de la ideologa, principalmente de la Edad Moderna.14

    As, la ideologa sovitica, atea por su forma y aspiraciones, en mu-chos respectos puede ser caracterizada como mitolgico-religiosa.15 Tie-ne su propia historia sagrada, sus vsperas en la forma de los suce-sos revolucionarios del ao 1905 (representaciones dramticas que eje-cutan la misma realizacin principal y la anticipan), sus precursores (losdemcratas revolucionarios del siglo xix), sus demiurgos y profetas, de-votos y mrtires, sus rituales y calendario ritual.

    El movimiento del tiempo es marcado por los macroacontecimientos.En correspondencia con el esquema universal de la cosmognesis, el actode la creacin de un mundo nuevo (la Revolucin de Octubre) es relevadapor su depuracin de las fuerzas demonacas (la continuacin de la luchade clases) y por una poca de batallas (la Gran Guerra Patria). Escomo si las fiestas revolucionarias los rituales y los congresos de Parti-do ritualizados, alimentados por la energa mgico-revolucionaria del tiem-

    13 Sobre los problemas de la mitologa actual y la conciencia masiva existe unaliteratura bastante amplia. Vase ante todo: R. Barthes, Mifologii, Mosc,1996.

    14 Vase en particular: S. I. Lezov, Istoriia i guermenevtika v izuchenii NovogoZaveta, Mosc, 1996, pp. 14-15.

    15 Vase: A. Chernyshov, Sovremennaia sovetskaia mifologiia; E. M. Meletinskii,Mif i dvadcatyi vek.

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    po inicial reprodujeran y reforzaran ese tiempo inicial en el presen-te. Stalin no es simplemente el continuador histrico de Lenin, sino que escomo su reencarnacin (Stalin es Lenin hoy).16

    Segn ese cuadro del mundo, en el centro csmico, que tiene la formade una pirmide escalonada (el modelo de la montaa del mundo), estnlos poderes imperecederos del doctrinador y protoancestro eternamentevivo; para los pioneros (adolescentes que pasaron el rito de iniciacin) y losoctubritos [oktyabryata] (nios que an no han alcanzado la edad de inicia-dos), Lenin es el abuelito universal, lo que corresponde a la designacindel antepasado divinizado en las tradiciones mitolgicas de diversos pueblosdel mundo (notemos que Stalin siempre es nada ms que el padre!).

    La construccin de tmulos para los fundadores de otros estados co-munistas, que repiten el mausoleo principal, indica una ampliacin delmundo apropiado (el campo socialista), aunque al principio el gobiernosovitico reacciona celosamente a la peticin de ayuda de los comunistaschinos para embalsamar el cuerpo de Sun Yatsen (1925) a causa de elcarcter nico de la conservacin del cuerpo de Lenin. Esta negativacondiciona el desarrollo de esa rama en China y en cierto sentido anticipala futura oposicin competitiva chino-sovitica (en la que China a pro-psito, en plena correspondencia con sus tradiciones culturales tambinpretende ser el centro del mundo, aunque por ahora fuera slo del mundocomunista). En conclusin, los rusos embalsaman a Dimtrov, Choybalsn,Gottwald, Neto (los cuatro murieron en Mosc), Ho Chi Minh, Burnham yKim Il Sung, y los chinos, a Sun Yatsen, Mao Tse-tung y Enver Hoxha.17

    Uno de los mitos centrales de la mitologa sovitica es el mito lumpensobre el poder, el mito sobre los valores enajenados. La concienciamasiva personifica a los malvados ladrones en la forma de cierta claseburocrtica (una interesante suma de las mitologas masiva y marxista),que intercepta y se apropia los supuestos bienes.18

    Este esquema es bastante universal para las tradiciones mitolgicascontemporneas. As, en algunas posesiones coloniales, entre las tribuslocales se ha registrado el mito sobre la intercepcin por los hombresblancos de los bienes enviados por los dioses a los indgenas (del tipo delculto cargo en Melanesia).19 En tal caso la actividad ritual consiste en la

    16 E. M. Meletinskii, Mif i dvadtsatyi vek, p. 423.17 A. Alekseev, Nemnogo ostalos, Kommersant, n 152, 25.08.1999, p. 6.18 A. Chernyshov, Sovremennaia sovetskaia mifologiia, pp. 20 y 24.

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    devolucin de esos bienes a sus verdaderos destinatarios con la ayuda deprocedimientos mgicos y la creacin de un decorado especial diga-mos, la imitacin de una pista de aterrizaje en la que debe aterrizar elavin que trae esos bienes.

    Ideas anlogas se hallan tambin en la base del pensamiento comnpostsovitico. Por ejemplo, los habitantes de Yurivits, una pequea ciu-dad del Volga bastante tpica de Rusia, creen sagradamente, segn laspalabras de un sacerdote local, en la realidad de la vida de ultramar dibu-jada por los seriales televisivos y estn convencidos de que all nadietrabaja y todo lo hacen robots en lugar de las personas. Se sienten agra-viados por el poder actual precisamente porque despus de la cada delrgimen sovitico se les prometi una vida semejante, pero no la recibie-ron20 por as decir, les fue usurpada por los jefes moscovitas; a pro-psito, esta circunstancia permite ver algunos armnicos mitolgicostambin en el concepto de privatizacin en su actual comprensin yempleo comunes.

    En esto podemos ver la realizacin de un modelo mitolgico, conocidoen particular por las leyendas utpicas populares sobre tierras ms all delos lmites o simplemente lejanas:21 el mundo occidental resulta el parasoterrenal encarnado, donde el sueo de la futura bienaventuranza apareceya realizado, ms exactamente, trasladado del plano temporal al planoespacial.

    La definitiva desintegracin del mito de clases en la ltima dcada(pero este proceso comenz, naturalmente, mucho antes) condujo a lapromocin del mito nacional al proscenio ideolgico. La apropiacin delmito, que se acompaa de cierto juego con los signos,22 tuvo lugar sinuna sustitucin radical de los smbolos, la emblemtica y los clichs ideo-lgicos; los personajes centrales y atributos de la mitologa sovitica, ha-biendo perdido la cola semntica hereditaria que arrastraban, se inser-taron fcilmente en el sistema ideolgico nuevo (ms exactamente, en elviejo no del todo olvidado). Parecera que las sustituciones y las mezclas

    19 P. Worsley, Kogda vostrubit truba. Issledovaniia kultov Kargo v Melanezii,Mosc, 1963, pp. 254 y otras.

    20 Registro del ao 1999.21 K. V. Chistov, Russkie narodnye socialno-utopicheskie legendy XVII-XIX vv.,

    Mosc, 1967, cap. II.22 A. Chernyshov, Sovremennaia sovetskaia mifologiia, pp. 7 y 11.

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    unieron lo completamente no unible: los guerreros internacionalistas y elcumplimiento de su deber patritico en Afganistn, etc.

    A propsito, la idea nacional viene por lo comn a relevar la religiosa.As fue en Europa en la frontera de los siglos xviii-xix, cuando el ascensode la conciencia nacional, estrechamente ligado a la declinacin de la re-ligiosidad, la desplaz (apoyndose en el neopaganismo romntico), pe-netr en el poder y se propag en la sociedad.23 En nuestros das el papeldel neopaganismo lo desempea una mezcla eclctica de fragmentosmalamente entendidos de la cultura rusa antigua (o eslava antigua),tradiciones folclricas, elementos de la mstica medieval, por un lado, eideas cuasicientficas circulantes en la conciencia masiva, por otro.

    La mitologa nacionalEs incorrecto suponer que la conciencia masiva (que ms bien deberallamarse subconciencia masiva) se mitologiza slo en la edad contem-pornea: en general es mitolgica por naturaleza.

    Somos testigos de cmo, segn modelos arcaicos provenientes de laprofundidad de los siglos, se recrean en la poltica y la ideologa contempo-rneas viejos mitos en nuevas envolturas sociales y nacionales. El siglo xxmostr a qu consecuencias monstruosas conduce la realizacin de losmismos en la prctica.

    Aqu se produce un encuentro de la mitologa espontnea que vienede abajo, con todos los complejos de la autopercepcin nacional que en-tran en ella (excepcionalidad/condicin menoscabada), y la mitologa ar-tificial, construida con fines ideolgicos y polticos dentro de algunos gru-pos intelectuales o de poder.

    Tentativas de ese gnero se emprenden ya en la poca del romanti-cismo. Habiendo empezado precisamente entonces, las investigaciones

    23 S. I. Ryzhakova, Dievturiba. Latyshskoe neoiazychestvo i istoki natsionalizma,Mosc, 1999 (Issledovaniia po prikladnoi i neotlozhnoi etnologuii In-taetnologii i antropologuii RAN. Dokument n 121), p. 29; V. A. Shnirelman,Neoiazychestvo i natsionalizm (Vostochnoevropeiskii areal), Mosc, 1998(Issledovaniia po prikladnoi i neotlozhnoi etnologii In-ta etnologuii iantropologuii RAN. Dokument n 114); V. Shnirelman, Neoiazychestvo naprostoraj Evrazii, Dia-Logos. Religuiia i obshchestvo: 1998-1999. Almanaj,Mosc, 1999, pp. 201-215; V. Pribylovskii, Russkoe neoiazychestvo kvazireliguiia natsionalizma i ksenofobii, ibdem, pp. 137-160.

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    de la mitologa nacional y de las antigedades nacionales incluyen, casiinevitablemente, arbitrarias construcciones suplementarias del sistema enreconstruccin hasta alcanzar cierta plenitud entendida especulativa-mente, que se orienta al modelo consagrado por la tradicin (por regla, esemodelo es la mitologa antigua con su vasto panten de dioses y su ricoconjunto de sujets).

    La actividad mitologizadora de los siglos xix-xx demuestra la multitudde manifestaciones de ese proceso en la prctica artstica, la filosofa, laideologa y la poltica. A los modelos mitolgicos apelan los escritoresmodernistas en sus bsquedas experimentales.24 Nietzsche y Freud (y susnumerosos seguidores) construyen sus propios modelos mitolgicos (apo-lneo-dionisaco y edipiano), slo indirectamente vinculados con las tra-diciones prototpicas, pero poseedores de perspectivas independientes ymuy importantes en la cultura occidental del siglo xx (esto se refiere enparticular a la mitologa del freudismo).

    Los idelogos de los movimientos nacionalistas tambin interpretanmuy libremente los monumentos de la Antigedad, recurriendo tambin amistificaciones (del tipo del Libro de Veles), crean sistemas mitolgico-religiosos neopaganos propios (el culto a Wotan en Alemania, el Diev-turiba en Letonia, el Romuva en Lituania,25 etc.). En realidad, ellosimponen su produccin de antigedad nacional no tanto en calidad dehallado y revelado como en calidad de debido lo que, en opinin de losreconstructores, debera existir.

    As, segn los creadores de la religin inventada del dievturiba,sta es la mejor del mundo, y los letones, que la poseen desde tiemposinmemoriales, son el ms feliz de los pueblos. La revelacin divina hapasado a travs de los siglos a pesar de las conquistas, las creencias aje-nas y el modo de vida ajeno. Desde luego, los autores no niegan que todopueblo tiene una revelacin divina semejante, pero el letn es un puebloespecialmente elegido de Dios, mesinico. El dios de los letones puedevivir solamente en tierra letona, No el Dios letn, sino el Dios de losletones.26

    24 E. M. Meletinskii, Poetika mifa, Mosc, 1975 (2 ed., 1995), cap. III.25 Karl Gustav Iung o sovremennyj mifaj, Mosc, 1994; S. I. Ryzhakova, Dievturiba.

    Latyshskoe neoiazychestvo i istoki natsionalizma.26 Ibdem, pp. 10, 20, 23 y 28.

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    Saber racional y saber mitolgicoDesde luego, la mitologa contempornea no es igual a la arcaica ya tanslo porque existe al lado de un saber positivo que se desarrolla impe-tuosamente, de cuyo arsenal tiene la posibilidad de tomar material paraconstruir sus imgenes y argumentos. As, los motivos de la penetracinde las fuerzas demonacas en el cosmos ordenado cobran la forma pseu-dodemostrativa de los comentarios de expertos ufolgicos (nivel pla-netario) o se articulan en la concepcin del complot poltico de lasfuerzas del mal mundial (el nivel estatal-nacional). Por regla, la co-munidad genuinamente humana, que sufre a consecuencia de una agre-sin, resulta la nacional propia, mientras que las fuerzas demonacasque se le oponen sean forasteros del cosmos que realizan despiada-damente experimentos en seres humanos, o prfidas personas de otropas/de otra fe/de otra nacionalidad representan en igual medida elprincipio antihumano.

    Aunque la composicin de las representaciones colectivas se renuevaconforme a los cambios de las circunstancias histrico-culturales, su es-tructura conserva una relativa constancia. Esto da fundamento para ha-blar del componente mitolgico de toda tradicin cultural por lo visto,condicionado por la propia naturaleza de sta, pero tambin para dudarde la delimitacin demasiado tajante del saber racional y el mitolgico(para el pensamiento comn en todo caso). stos constituyen una peculiardualidad con un predominio alternativo de uno u otro en los diferentestipos de la actividad humana y en diferentes perodos de la historia.

    De esto se sigue que la mitologa en general no es una parte separa-damente existente de la vida espiritual: penetrada por ella est toda laprctica cultural, artstica e ideolgica, incluyendo dominios dirase plena-mente racionales positivos (relativos a la poltica, la economa, la medici-na, etc.), pero que, a pesar de todo, se basan en determinados puntos deorientacin valrica y en metforas de observaciones empricas generali-zadas. Desde luego, la crisis de la confianza en el pensamiento cientficoque surge peridicamente, conduce a una especial activacin del principiomitolgico en la conciencia social, lo cual los polticos manipulan no sinxito, aprovechando las posibilidades organizadoras del mito como texto,como sistema de representaciones y como tipo de saber. Pero es precisorecordar que tambin pueden ser instrumento de manipulacin otras for-mas de ideologa (el arte, la ciencia), que contienen elementos mitolgicos,

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    y el propio mito en nuestro tiempo de buena gana se atava con vestiduraspseudocientficas y recurre a demostraciones pseudocientficas de su ve-racidad y justeza.

    Traduccin del ruso: Desiderio Navarro