ETICA y SOLIDARIDAD PROFESIONAL EN TRABAJO SOCIAL

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ETICA y SOLIDARIDAD PROFESIONAL EN TRABAJO SOCIAL Dr. Luís A. Va/verde Obandd Resumen Este artículo aborda el tema de la ética profesional desde la óptica de la solidaridad gremial y las particularida- des que ella encierra para los trabaja- dores sociales. Se trata la necesidad del diálogo, la solidaridad como elemento de unión entre profesionales, las situaciones conflictivas, la denuncia de conflictos, la responsabilidad del trabajador social frente a la corporación gremial, y la responsabilidad del profesional para con los otros colegas. Al final se establecen algunas apre- ciaciones sobre la posición solidaria gremial frente a la invasión del espacio profesional por miembros de otras dis- ciplinas. Para terminar se hacen unos comentarios sobre consideraciones existentes sobre rol del trabajador so- cial a nivel de algunos cuadros directi- vos en instituciones de Bienestar So- cial, situación en la que los trabajado- res sociales deben cerrar filas para combatirbeligerantemente los abusos, todo dentro de una ética de respeto y de dignificación de la profesión. l. Introducción La razón de ser de cualquier profe- sión se encuentra en las necesidades que tienen de ella los miembros de la sociedad. Así planteado. la legitima- ción del ejercicio profesional depende de la valoración que la sociedad realice de los servicios que se prestan y del beneficio social que se genere; enton- ces, la eficacia y eficiencia de los servi- cios prestados determina la permanen- cia social de la profesión. De esta ma- nera, la necesidad de utilización de los servicios por parte de las personas es lo que le da el carácter de indispensa- ble a una profesión en la sociedad. Al respecto puede anotarse que el ejercicio profesional del Trabajo Social está legitimado en la medida que satis- faga necesidades específicas del con- junto social; pero ello debe hacerlo el profesional apoyado y respaldado por 2 Trabajador Social y Sociólogo. Miembro fundador de la Universidad Libre de Costa Rica y de su Escuela Privada de Trabajo Social. Actualmente es Vicerrector de la Universidadmencionada y miembro de la Junta Directiva del Colegío de Trabajadores Sociales de Costa Rica. 932

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ETICA y SOLIDARIDAD PROFESIONALEN TRABAJO SOCIAL

Dr. Luís A. Va/verde Obandd

Resumen

Este artículo aborda el tema de laética profesional desde la óptica de lasolidaridad gremial y las particularida­des que ella encierra para los trabaja­dores sociales.

Se trata la necesidad del diálogo,la solidaridad como elemento de uniónentre profesionales, las situacionesconflictivas, la denuncia de conflictos,la responsabilidad del trabajador socialfrente a la corporación gremial, y laresponsabilidad del profesional paracon los otros colegas.

Al final se establecen algunas apre­ciaciones sobre la posición solidariagremial frente a la invasión del espacioprofesional por miembros de otras dis­ciplinas. Para terminar se hacen unoscomentarios sobre consideracionesexistentes sobre rol del trabajador so­cial a nivel de algunos cuadros directi­vos en instituciones de Bienestar So­cial, situación en la que los trabajado-

res sociales deben cerrar filas paracombatir beligerantemente los abusos,todo dentro de una ética de respeto yde dignificación de la profesión.

l. Introducción

La razón de ser de cualquier profe­sión se encuentra en las necesidadesque tienen de ella los miembros de lasociedad. Así planteado. la legitima­ción del ejercicio profesional dependede la valoración que la sociedad realicede los servicios que se prestan y delbeneficio social que se genere; enton­ces, la eficacia y eficiencia de los servi­cios prestados determina la permanen­cia social de la profesión. De esta ma­nera, la necesidad de utilización de losservicios por parte de las personas eslo que le da el carácter de indispensa­ble a una profesión en la sociedad.

Al respecto puede anotarse que elejercicio profesional del Trabajo Socialestá legitimado en la medida que satis­faga necesidades específicas del con­junto social; pero ello debe hacerlo elprofesional apoyado y respaldado por

2 Trabajador Social y Sociólogo. Miembro fundador de la Universidad Libre de CostaRica y de su Escuela Privada de Trabajo Social. Actualmente es Vicerrector de laUniversidadmencionada y miembro de la Junta Directiva del Colegío de TrabajadoresSociales de Costa Rica.

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la acción social desarrollada durantemuchos años por otros colegas. Dehecho, ante la pregunta ¿es necesariocontar con trabajadores sociales en lasociedad?, la respuesta es -sin lugar adudas- positiva. Esto sucede porquedebido a los efectos de demostraciónlogrado por muchos otros colegas queantecedieron en la prestación de seNi­cios sociales, evidenciaron -a travésdel tiempo- que efectivamente quienesejercen esta labor son personas queayudan al logro del bienestar socialindividual ycolectivo en diferentes cam­pos de la actividad humana.

Debe anotarse que el trabajadorsocial de hoydisfruta el legado de aque­llos colegas que le antecedieron; razónpor la cual es posible afirmar que eltrabajador social hace su labor con laayuda y la colaboración de otros. Estoes claro al obseNar, en la mayoría delos paises, que los trabajadores socia­les en un afán solidario, de intercambioy defensa de la excelencia del ejercicioprofesional, usualmente se aglutinanen entes como: asociaciones, colegiosprofesionales, corporaciones gremia­les, sindicatos y federaciones.

La integración nominal a un entecorporativo gremial o profesional esindispensable para el trabajador social,ya que la sociedad espera de él quecumpla altos estandares de conducta;así:

en cualquier circunstancia, todo tra­bajador social debe mantener el ho­nor y la dignidad de su profesión.

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La misma reacción sucede a niveldel cuerpo organizado gremial, comoun imperativo de conseNación, creci­miento y legitimidad social de la profe­sión.

Planteado el anterior enfoque ge­neral, en este artículo se abordará eltema de la solidaridad gremial y losalcances prácticos de la lealtad entrelos colegas del Trabajo Social

11. La necesidad del diálogo entre lostrabajadores sociales.

Nadie es una isla; por ello, el desa­rrollo humano está en función de lacomunicación que cada persona pue­da establecer con sus congéneres.

La normativa de vida anterior esválida para los integrantes de una co­munidad y, por ende, también rige paralos profesionales de cualquier discipli­na.

En el Trabajo Social, la necesidadde comunicarse entre colegas es indis­pensable para responder en mejor for­ma a las necesidades de lossistemas-clientes que atiende. En símismo, el proceso de comunicación esparte del desarrollo humano que ayudaa hacer las mejores escogencias y atomar las acciones más adecuadas.

Así como los seres humanos nece­sitan comunicarse en la vida cotidiana,los trabajadores sociales también re­quieren de comunicarse con sus cole­gas para retroalimentar su acción so-

cial profesional; sin embargo, debe rei­terarse que el «feedback» que se pue­de recibir de otros está en función de lasinceridad y la honestidad que se man­tenga en la comunicación.

Ser sinceros en el propósito y con­tenido de la comunicación, sin cometerabusos que puedan romper la confi­dencialidad de la información que pue­den haber proveído cada una de laspartes o los clientes de un serviciosocial, es de gran provecho para elavance de la labor desplegada por lostrabajadores sociales en particular ypor la profesión en general.

Los trabajadores sociales no de­ben negarse la posibilidad de interac­tuar con sus colegas, buscando o brin­dándoles el conocimiento y apoyo ne­cesario para progresar en su trabajo.Esa es una labor que técnicamente seha establecido a través de los variadosprocesos de supervisión de Trabajosocial; pero que puede ser desarrolla­da también, en un nivel menos formalpero respetuoso y responsable, de pe­queño grupo, entre los profesionales.Incluso, es recomendable en la institu­ción, organización, programa o servi­cio donde se trabaja que cada unotenga un colega dispuesto a escucharresponsablemente y a compartir lasexperiencias de trabajo. Esto que esun acto solidario, puede hacer ver alprofesional qué intervenciones conso­lidar y cuáles otras abandonar en fun­ción del beneficio de los usuarios de losservicios.

111. La solidaridad como elemento deunión de los trabajadores sociales.

La solidaridad juega un papel deprimordial importancia para el queha­cer profesional, ya que ofrece la con­vicción de que la actividad desarrolladaes suficientemente importante comopara asegurar al trabajador social lasatisfacción de su propia realizacióncomo ser humano, la concreción de suvocación y, en general, la felicidad deestar sirviendo a los demás a través deactos bondadosos «por amor al próji­mo».

Para asegurar lo anterior, el profe­sional requiere de la unión y lealtadentre colegas, porque el trabajadorsocial que quiera hacer una labor ver­daderamente profesional necesitaapo­yar a sus colegas y, a la vez, recibir deellos su apoyo, aprobación de sus ac­ciones y, en general, su lealtad. Todoporcuanto la función que la sociedad leha encomendado a la profesión no esni puede ser realizada por una solapersona, sino por varias.

Si no hay solidaridad y leatad entrelos profesionales del Trabajo Social,difícilmente se brindará un buen servi­cio a los clientes o sistemas-clientes,porque cada profesional asumiría undesempeño basado en una escala devalores y principios éticos particularesque podrían ser diferentes a aquellosestablecidos a nivel general de la pro­fesión.

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En ese contexto, la valoración de laprofesión podría eventualmente llegara ser mal vista ante los ojos de lasociedad y condenada a la eutanasia.Así planteado, el profesional debeestaratento, abiertoy preparado parala crítica constructiva de y hacia suscolegas. Además, en esta crítica sedebe hacer gala de las virtudes deprudencia, moderación y respeto hacialos otros.

Evidentemente, un acto bondado­so y un éxito en el campo del TrabajoSocial es un logro para toda la profe­sión; pero un acto negligente, erróneoo malévolo también tiene un reflujonegativo para todo el colectivo de lostrabajadores sociales.

Unidos los trabajadores socialespueden encontrar la seguridad, identi­dad y consolidación profesional; porésto, a nivel gremial, es necesariotener en cuenta el principio de solida­ridad, transformado en un sentimientode pertenencia y cohesión gremial quedebe estar por encima de todas lasavideces, diferencias personales ymaldad humana.

Los trabajadores sociales debenreconocerse como profesionales de unmismo tipo, manifestándose lealtad,reconocimiento y respeto mutuo; tra­tando de marchar por los caminos delbien común -con la frente en alto- paraconseguir fines concretos que dignifi­quen a la profesión, sin importar laraza, sexo, status, credo, jerarquía,género, o situaciones diferenciantes

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en lo económico, social, político, cultu­ral, religioso, etc., que cada cual puedatener.

Con la solidaridad gremial se da lacooperación y el apoyo mutualista en­tre colegas que se sienten empática­mente identificados con las funcionesque desempeñan los profesionales delTrabajo Social. Sin embargo, para queexista solidaridad debe haber unión,intereses compartidos, cooperaciónresponsable, comprensión, sana com­petencia y corresponsabilidad en cuan­to a los servicios prestados. Sólo deesta manera, los demás seres huma­nos objeto-sujeto del quehacer diariotambién pueden ser ayudados a lograrsu propia realización. También a tra­vés de ello se logrará el respeto de losprofesionales de otras disciplinas.

De lo anterior se infiere entoncesque, el punto de unión del colectivo deTrabajo Social está en los valores yprincipios que laprofesión dispone parasu desempeño.

En el campo de la intervenciónsocial propiamente dicha, se puedeanotar que las diferencias metódicasno son obstáculo para la integraciónsolidaria profesional, excepto cuandoatenten contra los valores y los princi­pios profesionales; es decir, contra laética del Trabajo Social. En éstoayuda mucho el hecho de que a nivelgremial de los diferentes paises, exis­ten Códigos de Etica que encuadran elquehacer profesional y, por ello, esanormativa ética debe ser el instrumen-

to básico de la labor cotidiana deltrabajador social. (Grazziosi: 1978;Valverde: 1991).

En el trabajo diario, por más rutina­rio que pueda ser, los trabajadoressociales deben mostrar una alta capa­cidad moral, responsabilidad y hones­tidad; ésto le da a las intervencionesprofesionales que se realicen una dig­nidad, seriedad y nobleza digna deaprecio para todos los demás. O sea,que lademostracióndecapacidad moralaunada a la responsabilidad y honesti­dad se convierten en una aptitud paraabarcar y traspasar su propia esferaprofesional a un horizonte mucho másamplio, haciéndolo valer no sólo comoprofesional sino también como perso­na. (cfr. Gutiérrez: 1993; 240).

IV. Situaciones conflictivas entrecolegas.

Debido a los principios éticos, lostrabajadores sociales deben, en todomomento, guardar respeto a la digni­dad de sus colegas, tratando de abste­nerse de plantear expresiones hirien­tes, malas, inmorales o indignas enreferencia a los otros.

Sobre este aspecto ético debe ano­tarse que, a causa de la naturalezahumana imperfecta, algunas veces sepresentan situaciones conflictivas en­tre profesionales, provocadas por ren­cillas personales, como -por ejemplo­problemas de competencia sobre dife­rentes intervenciones profesionales, elcelo profesional debido a que otrocolega logró descollar más en una ins­titución, programa o proyecto, o porque

mejoró su nivel de vida socio-econó­mico, etc.

El ataque a la vida personal y a ladignidad de una persona es natural­mente un acto indigno y de maldad,porque la vida privada no es algo quepuede ir y venir en boca de todos y portodas partes.

La vida privada es algo muy perso­nal e íntimo que merece todo el respetoy la reserva del caso; y, por ello, untrabajador social debe éticamente serprudente y bondadoso con los sereshumanos, en particular con sus cole­gas.

La única persona que puede divul­gar la vida privada de un trabajadorsocial es él mismo. Caso contrario,encargarse de hacer pública la vidaprivada de otros y. más específicamen­te, de un colega es un acto inmoral quecoloca al informante en una posición deser indigno que riñe, a todas luces, conla valoración del respeto a la dignidaddel ser humano. Es un acto alejado dela virtud de amor al prójimo, que hacepenetrara quien lo comete en la dimen­sión de la maldad, demostrando nosolo ausencia de entendimiento y cus­todia de la intimidad del colega, sinotambién falta de prudencia.

La solidaridad gremial conduce aque la custodia de la vida privada de uncolega no sea sólo un acto concordan­te con el valor de la bondad, sino tam­bién un acto de amor al prójimo quedeben practicar permanentemente lostrabajadores sociales como profesio­nales y como personas.

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Conocer la vida íntima de los otroscolegas no autoriza a nadie a comen­tario o comunicarlo a los otros, porqueel respeto a la dignidad de la perso­na humana es uno de los valoressuperiores de la profesión.

Por más rencillas y disgustos quese tenga con un colega se debe prac­ticar el valor de la bondad; siendo elmejor gesto ético el abstenerse de ha­cer cualquier comentario en relacióncon la persona que nos disgusta; conello se pone en práctica la virtud de laprudencia.

Todo trabajador social debe con­servar siempre su independencia en elcumplimiento de sus deberes profesio­nales; pero debe anotarse que la liber­tad de actuación del trabajador sociales limitada por el bien de las otras.personas y, sobre todo, por el biencomún. De ahí que los abusos puedenser sancionados por el ente gremialcorporativo a partir de la normativaética disciplinaria.

Si bien, el trabajador social debeprocurar en todo momento reflexionarsobre su propia experiencia laboral,valorando éticamente su actuación yhaciendo con relativa frecuencia actosde reflexión profesional para evitar lamal práxis; también necesita cuestio­nar regularmente la actuación de losotros colegas.

Al respecto debe reiterarse que losasuntos metodológicos no deben sercuestionados como vehículo de inter-

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vención, a menos que con ello se obs­taculice o ponga en peligro una prontay eficaz recuperación o bienestar so­cial del cliente o del sistema cliente.

Dice el Código de Etica del Colegiode Trabajadores Sociales de Costa Ricaen su artículo 27 que:

«Cuando existan diferencias de opi­nión entre colegas, éstas deben dearmonizarse en primera instancia entresí, en caso de no poder subsanar lasdiferencias se debe de proceder deacuerdo al principio de respeto y desolidaridad». (CTS, 1989-91 :6).

Debe decirse que las diferenciasde criterio podrían estar a la órden deldía entre los colegas de un programa,departamento o institución, pero éstono plantea un problema; es más, sepiensa que es importante que hayancriterios diferenciados sobre lascosas y los medios profesionales pararesolverlos. Lo que sí se debe tenerclaro es el respeto por la opinión de losdemás; que lleva a asumir, cuandodiferimos, una posición de respeto a laopinión de mi colega sin compartirla.

Como seres humanos, todas laspersonas tienen derecho a disentir, ano compartir el criterio o las accionesde los otros; pero, a la vez -por elmismo ejercío de la libertad" estamosobligados a respetar al colega que tie­ne ese mismo derecho de ser libre. Noobstante, el trabajador social no puedeaceptar diferencias de criterios cuandolos actos se dirigen a la realización de

acciones que van contra los valores ylos principios profesionales, o en con­tra del bien común.

v. La denuncia de conflictos y malpráxis de los colegas.

Muchos conflictos, problemas demal práxis profesional y de conductapersonal que riñen con la ética profe­sional de los trabajadores sociales nose denuncian a la corporación gremial.Así, mientras no se denuncien, no haysanción.

Por solidaridad gremial, el trabaja­dor social está obligado éticamente adenunciar ante el Colegio de Trabaja­dores Sociales cualquier acción u omi­sión que pueda causar perjuicio a otrocolegiado o cliente. Aquí entra en juegola honestidad, responsabilidad, since­ridad, lealtad y valentía que cada unodebe tener para denunciar una situa­ción anómala ante la agrupación cor­porativa. Mejor dicho, denunciar asu­miendo una posición responsablede decir la verdad, siendo transpa­rente y sincero, basado en la deci­sión firme de buscar el bien y lajusticia en el acto emprendido. Asu­mir una posición contraria, o sea unaactitud encubridora, es hacerse cóm­plice corresponsable de la mala actua­ción del colega.

Resumiendo, todo trabajador sa­cial debe abstenerse de ser solida­rio, leal y apoyar a un colega opersona que actue por caminos con­trarios a la ética propia de la profe­sión.

El precepto fundamental para re­solver el dilema valorativo del bien o delmal que se puede causar a alguien aquien se denuncia debe tomar comopunto de partida la valoración moral dela actuación del colega y la supremasíaque tiene el bien común sobre el bienpersonal. Es decir, una valoración quetoma en cuenta que un acto moralmen­te bueno es aquel que contribuye aldesarrollo y realización de la personahumana, así como a la felicidad perso­nal y a la de los demás.

Desde el punto de vista de la res­ponsabilidad, es importante que el tra­bajador social comprenda la diferen­cia existente entre ser profesional, sercompañero de trabajo y ser amigo dealguien, ya que cuando se consideraque algún colega está haciendo algo·indebido, equivocado, censurable omoralmente malo, lo más recomenda­ble es hacerle ver nuestro parecer so­bre su equivocación o negligencia, ha­blando siempre con la verdad. Ahorabien, tomando en cuenta la categoríade relación interpersonal que se sostie­ne con el colega, el decir la verdadpuede ser más fácil o difícil.

En síntesis, en toda ocasión, laforma de actuación deseable en untrabajador social es la de decir la ver­dad; parella, en caso de que no sucedauna reacción correctiva o positiva delcolega a la situación-problema, siem­pre existen canales establecidos porlos entes colectivos de trabajadoressociales en todos los países.

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Por ejemplo, el Colegio de Traba­jadores Sociales de Costa Rica, pideque se realicen las denuncias porescri­to para ser elevadas ante un Tribunalde Etica, el cual se encargará deinvestigar y analizar la situación escu­chando las diferentes partes involucra­das y tomar las disposiciones necesa­rias, tanto para resolver el problemacomo para prevenir las repercusionesque los actos cometidos puedan tenera nivel del gremio, de lossistemas-clientes, o de la sociedad engeneral.

La denuncia se convierte entoncesen un imperativo solidario y derecho departicipación de todos y cada uno delos trabajadores sociales en beneficiodel gremio. Si alquien no está actuandoéticamente merece ser denunciadoaunque sea nuestro compañero, cole­ga o amigo. Todo porque el brillo de uncolega hace relucir a los demás; perotambién el lodo que acarréa un soloprofesional en el campo también ensu­cia la imagen de todos los demás cole­gas.

Normalmente, en la práctica, elproblema que tienen los trabajadoressociales para denunciar no está en elacto mismo de la denuncia, sino en lavaloración y discriminación personalde las implicaciones buenas y malasque la denuncia traerá al denunciante.Es decir, que para realizar el acto dedenuncia usualmente se valoran máslos perjuicios personales que les aca­rreará que los beneficios sociales yprofesionales que traerá el detener la

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acción de un colega que actúa a con­trapelo de la costumbre ética, los prin­cipios y valores de la profesión. Consi­derado de esta manera, éticamente eldilema de la decisión se sitúa en lasupremacía de escogencia entre la éti­ca particular sobre la ética profesional;siendo que la segunda tiene preponde­rancia sobre la primera.

En realidad, toda denuncia causaroces personales y conflictos que sóloson posibles de superar con el tiempo,cuando la madurez, el discernimientoracional y la comprensión triunfan so­bre la inmadurez, la irracionalidad y laincomprensión. No obstante, debe te­nerse conciencia que en torbellino depasiones y efectos reales que puedeprovocar una denuncia ética ante elente corporativo gremial, al final no setrata del establecimiento de cual de laspersonas ganó o perdió (el denuncian­te o el denunciado), sino de una deci­sión cimentada en la verdad objetiva delas cosas y la búsqueda de un efectopositivo sobre el bienestar y la felicidadde laspersonas: cliente, sistema-clienteo gremio profesional.

VI. La responsabilidad del trabaja­dor social frente a la corporacióngremial.

Muchas veces los afiliados al cole­gio o asociación profesional, por deci­sión personal, se excluyen del entecorporativo gremial considerándosefuera de él. De esta manera, no lograndesarrollar el sentido de pertenencia yde cooperación, y no participan en la

organización gremial como un miem­bro afiliado igualmente importante quelos demás.

Solidarizarse con los colegas esuna actividad diaria en el espacio pro­fesional de la institución donde se labo­ra; pero también debe proyectarse alespacio gremial corporativo. Así plan­teado, una virtud deseable en el traba­jador social es la perseverancia. Estavirtud lo lleva a no descuidarse y hacerlo posible de mantenerse participandoactivamente como elemento integralde la corporación.

Es importante que todos los miem­bros de un ente corporativo de trabaja­dores sociales despierten la virtud de lalaboriosidad, ya que ello conduce a lacanalización de la energía humana vi­tal hacia el logro de valores; desarro­llando para ello la capacidad creativaen beneficio del gremio.

VII. La reponsabilidad del trabajadorsocial para con su gremio.

Todo trabajador social tiene la res­ponsabilidad de ofrecer un servicioóptimo, eficaz y eficiente para sus clien­tes o sistema-clientes; ésto lo obliga arevisar continuamente su conductarespecto a sus clientes, la institucióndonde labora, los otros colegas y lacomunidad donde trabaja. Tal es así,que se anota en el artículo 9, que losprofesionales deben "observar buenaconducta y no tener hábitos que lohagan desmerecer en el concepto pú-

blico o puedan comprometer el decorode la profesión». (CTS: 1989-91:2)

Moralmente, el profesional no sepuede quedarcon sólo los conocimien­tos que adquirió para obtener su títuloprofesional; al contrario, debe estarcon­tinuamente revisando su práctica y tra­tar de estar al día respecto a los nue­vos conocimientos téoricos y metodo­lógicos que le permitan el ejercicio deuna mejorpráxis. Esto es algo que estáprevisto en la mayoría de los Códigosde Etica de las organizaciones de tra­bajadores sociales. (National Associa­tion of Social Work; Sd:958)

Anotaciones finales.

Los trabajadores sociales debenestar atentos a cambiar las conductasy actitudes negativas con respecto a laclientela con que trabaja, la institucióndonde labora y en relación con otroscolegas.

Debe también prestar atención alas mismas conductas y actitudes-delos profesionales de otras áreas, cuyaacción puede afectar el buen desem­peño de los trabajadores sociales. Unejemplo de ello es la invasión del mer­cado y del espacio profesional en don­de otros especialistas desarrollan ro­les, funciones y actividades propias delTrabajo Social. Estos otros profesiona­les podrían desarrollar una práxis pocobeneficiosa para el bienestar social delos sistemas-clientes con los que tra­bajan, debido a sus carencias formati­vas académicas en el campo del Tra­bajo Social.

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Es oportuno citar que, en algunasinstituciones de bienestar social se im­ponen modelos de trabajo y normati­vas operacionales que atentan contralas funciones que debe asumir el profe­sional y contra los valores mismos de laprofesión; es por ello que, también anivel institucional, el colectivo de traba­jadores sociales debe estar atento ydefender su rol y sus funciones. Porejemplo, en los años más recientes, envista de la sobrepoblación que requierede los servicios de los profesionales yde los efectos de modernización delEstado, las autoridades o los cuadrosadministrativos con poco conocimientode la profesión del Trabajo Social, hantendido a tratar de sustituir el estudiosocial por una hoja de consignación dedatos socioeconómicos, para luegoaprobar o eliminar ciertas ayudas so­ciales para los beneficiarios de susprogramas. En este caso, éticamentedeben privar los intereses del clientesobre el interés institucional que pre-

tende -con unos pocos datos (recolec­tados mecánicamente)- tomar decisio­nes importantes que van a afectar lascondiciones y calidad de vida de laspersonas; todo porque el llenar fórmu­las resulta más barato para la institu­ción.

Es obligación imperante que lostrabajadores sociales, individual o co­lectivamente en las instituciones debienestaryseguridad social, estén aten­tos a practicar la defensa solidaria delos intereses de la profesión; ello viene,a la vez, a ser una muestra de fidelidadcon los colegas ycon la profesión comoun todo. Lo anterior no puede ser cata­logado como una actuación deshones­ta o malvada contra otros profesiona­les, sino que se trata de defender losintereses de la disciplina profesional yde los usuarios de los servicios en elcontexto de la búsqueda del bien co­mún.

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