ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES
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Betta, J. C. (2002) Manual de psiquiatría. Buenos Aires: Centro editor argentino.
ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES
El estudio de la etiología de las enfermedades mentales fue tarea harto difícil a través de la
evolución histórica de la Psiquiatría, que recién a partir de mediados del siglo XIX abandona la demonología y la taumaturgia para adentrarse en una era de franca evolución científica. En el siglo
pasado se encaró el estudio prolijo y detenido de numerosos factores que, directa o indirectamente,
pueden desencadenar o preparar el terreno para una psicopatía.
Esos numerosos factores etiológicos de orden general se han reunido en dos grandes
grupos: exógenos y endógenos.
Factores exógenos
Se consideran factores exógenos todas aquellas causas procedentes desde el exterior y que, actuando en forma directa o indirecta, pueden determinar el estado de enfermedad psíquica.
Obran en forma indirecta por modificaciones en el plasma germinal transmitiendo a la descendencia malformaciones, distrofias y predisposiciones diversas, y en forma directa sobre el
individuo mismo, provocando modificaciones y alteraciones somáticas más o menos graves.
1°) Causas tóxicas:
El alcohol ocupa, entre los tóxicos externos, el puesto de vanguardia, porque provoca una
notoria disminución de las resistencias á nivel de las glándulas genitales, recayendo sobre los genes y alterando el plasma germinal. Para algunos autores estas alteraciones son mucho más marcadas
cuando la intoxicación alcohólica obra en el momento de la concepción; otros, que no admiten esta
opinión, responsabilizan a la intoxicación alcohólica crónica con todas las alteraciones y estigmatologías físicas, entre las que se contarían las germinales. De una u otra manera, estas
alteraciones de los genes convierten al alcohol en responsable de numerosas oligofrenias y de gran
cantidad de epilepsias.
En forma directa, produce en el individuo alteraciones que lo predisponen a las más
diversas psicosis, desde los estados distímicos hasta la demencia pasando por los delirios y los
estados confusionales. También el alcohol puede obrar desfavorablemente sobre el individuo durante la gestación, debido a los excesos alcohólicos cometidos por la madre; la acción en este
caso sería directa pues el tóxico pasa a través de la corriente circulatoria.
Otro tóxico peligroso es el plomo, que produce la intoxicación saturnina. El saturnismo
obra en forma directa provocando numerosas alteraciones somáticas, inclusive en el sistema
nervioso con repercusión psíquica; no permanecen ajenas tampoco las glándulas genitales y el plasma germinal por lo que, en forma indirecta, determina distrofias y predisposiciones.
El mercurio, el fósforo, el arsénico y los alcaloides en general, son otros tantos tóxicos que pueden actuar directa o indirectamente.
La frecuencia de las intoxicaciones por el óxido de carbono y sus peligrosas consecuencias,
lo señalan como uno de los tóxicos más temibles. Este tóxico se fija a la hemoglobina formando una combinación difícil de disociar, la carboxihemoglobina, que reduce el aporte de oxígeno a los
tejidos. La anoxia hiere de muerte a la célula nerviosa, tal es la gravedad de esta intoxicación.
Después del estado confusional, si el enfermo no muere, puede quedar psíquicamente debilitado por destrucción de determinadas neuronas. Cuando el óxido de carbono afecta al recién nacido la
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destrucción neuronal produce, según su intensidad, diferentes grados de insuficiencia del desarrollo,
y más grave aún es cuando el tóxico obra sobre la madre en el período de la gestación.
2°) Causas infecciosas:
De una manera general, las enfermedades infecciosas constituyen importantes factores etiológicos de las enfermedades mentales. Obran tanto en forma directa como indirecta, a través de
las modificaciones que determinan en el plasma germinal. Consideraremos algunas de las más
importantes desde el punto de vista de la etiología psiquiátrica.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que parece obrar por intermedio de sus toxinas sobre
los genes, con predilección en la madre, determinando una gran fragilidad constitucional en la
descendencia y favoreciendo las distrofias cerebrales. La consecuencia de la defectuosa organización cerebral es la oligofrenia. Las toxinas tuberculosas pueden obrar también en forma
directa, provocando estados de confusión oniroide especialmente en periodos avanzados de la
enfermedad.
La sífilis, que actúa en forma directa e indirecta, es factor etiológico importante de las
enfermedades mentales. Directamente es la causa de la parálisis general progresiva. Indirectamente, dadas las alteraciones que condiciona en el plasma germinal, es causante de numerosas oligofrenias
y predisposiciones diversas en la descendencia.
La rubéola de la madre, por alteraciones germinales, puede causar oligofrenias en los hijos.
Ciertas enfermedades infecciosas que, por su localización y por su naturaleza, ejercen una acción
directa sobre el cerebro, dejan graves secuelas. Así ocurre con las meningitis, encefalitis y meningoencefalitís; sus consecuencias son los estados psicóticos post-encefalíticos y las
destrucciones neuronales que determinan el déficit psíquico expresado, en el adulto, por la
debilitación psíquica y, en el niño, por una detención del desarrollo.
Finalmente hay que recordar que, entre los factores etiológicos de la confusión mental,
figuran las enfermedades infecciosas acompañadas de fiebres altas y prolongadas; entre ellas el paludismo, la neumonía, la fiebre tifoidea, las infecciones urinarias, etc., suman además la acción
nociva de las toxinas microbianas.
3°) Causas por enfermedades generales:
No sólo las enfermedades infecciosas son capaces de alterar e introducir modificaciones en
el plasma germinal; también tienen especial importancia las llamadas enfermedades metabólicas o de la nutrición: gota, diabetes y las avitaminosis en general, sobre todo la carencia de vitamina B1;
asimismo son de importancia las enfermedades endocrinas, especialmente las que conciernen a las
glándulas tiroides, hipófisis y ovario.
Las disfunciones de las glándulas de secreción interna repercuten sobre la psique. En efecto,
son notorios: la gran inestabilidad psíquica que acarrea el hipertiroidismo, el infantilismo mental
hipofisario y genital, los trastornos psíquicos por afecciones suprarrenales como ocurre en la enfermedad de Addison y, con mayor frecuencia, las disendocrinias provocan la disfunción
neurovegetativa predisponiendo o creando el clima propicio a las neurosis.
4°) Causas traumáticas:
Los traumatismos como causa determinante de enfermedades mentales pueden incidir sobre el individuo en diferentes épocas de la vida, desde la gestación hasta la edad adulta. Los accidentes
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que pueda sufrir la madre, tales como caídas o golpes en el vientre y ciertos medios terapéuticos,
como la radioterapia abdominal por ejemplo, recaen directamente sobre el feto y perturban su
evolución.
Las anomalías del parto provocan numerosos accidentes capaces de producir traumas en el
cerebro del niño. La mayoría de los partos laboriosos y prolongados suelen repercutir más o menos intensamente sobre el feto, cuya cabeza se encuentra sometida a presiones considerables en la
cavidad pelviana y el cerebro expuesto a ser lesionado en forma directa y a sufrir las consecuencias
de los trastornos circulatorios, que producen fenómenos de asfixia del tejido nervioso, el cual, por
otra parte, es susceptible de ser destruido por pequeñas hemorragias capilares debidas a los aumentos de la tensión intracraneal.
Algo semejante es lo que ocurre con las circulares de cordón. Además en las distocias de parto hay que tener en cuenta los traumatismos producidos por los fórceps cuando es aplicado por
manos poco hábiles.
En la etiología de los trastornos mentales es importante tener en cuenta todas las formas de
traumatismos craneales, especialmente las producidas en la infancia; caídas y golpes en el cráneo
que causan lesiones más o menos graves con consecuencias inmediatas: conmoción cerebral con confusión mental; y consecuencias mediatas: epilepsia debida a espinas irritativas por fractura de la
tabla ósea.
Otros traumatismos y accidentes somáticos no craneales, cuyas secuelas son impotencias funcionales diversas o desfiguraciones del rostro, pueden desencadenar trastornos psíquicos graves,
estados depresivos, neurosis, modificaciones del carácter, etc.
5°) Causas nutritivas:
Las deficiencias nutritivas también repercuten sobre la psique, pues al alterar el metabolismo general provocan sufrimiento del tejido nervioso: las avitaminosis y en especial la
carencia de vitamina BÍ tienen gran importancia en la infancia, edad de la vida en que no es raro
que determinen deficiencias en el desarrollo cerebral.
6°) Causas psíquicas:
En este grupo deben incluirse todos los traumas psíquicos y morales a que se hallan expuestos los individuos en el transcurso de la existencia. Los traumas psíquicos obran en múltiples formas que
dependen de las circunstancias y de las personas. El grado de repercusión que el trauma moral
produce está en directa dependencia de la sensibilidad de cada uno, por lo tanto es variable de un individuo a otro; algunos sufren intensamente por causas de escasa trascendencia, otros sólo
claudican ante circunstancias graves, y otros caen vencidos cuando coinciden diversos y sucesivos
traumas morales, como si se tratase de un estado de fatiga y de sobresaturación psíquica. La mayor parte de las veces estos factores de orden psíquico determinan estados neuróticos, aunque en
algunas circunstancias, tratándose de personalidades psicopáticas, predispuestas, pueden producirse
estados psicóticos reactivos.
7°) Causas ambientales:
No se puede restar importancia a los factores ambientales que, en unas personas más que en otras pueden tener una repercusión desfavorable sobre todo en aquellas psiques con cierta predisposición
enfermiza. Interesa, por lo tanto, conocer en qué ambiente vive y actúa el individuo, se investigarán
todas las situaciones derivadas de su actuación en el medio social que puedan influir desfavorablemente en su psique.
Betta, J. C. (2002) Manual de psiquiatría. Buenos Aires: Centro editor argentino.
Factores endógenos
Deben ser considerados como endógenos todos aquellos factores pre-existentes en el individuo y que nacen con él; unos de carácter general como ser la edad, el sexo y la raza y otros de carácter
netamente específico y transmitidos por la herencia.
1°) Edad:
La edad es un factor de orden general que debe ser considerado como predisponente y no como determinante de enfermedades mentales, puesto que las diferentes edades de la vida traen
aparejadas profundas modificaciones somáticas en el orden metabólico, endocrino y orgánico con
intensa repercusión psíquica. Cuando estas diferentes repercusiones psíquicas, que normalmente
pertenecen al campo de lo fisiológico, son más intensas que lo común pueden llevar a la psique fuera de las fronteras que mantienen su equilibrio, adentrándola al terreno que es de dominio de la
patología mental.
1) En los primeros años de la vida se asiste al desarrollo de la personalidad, que hará la
evolución somática y psíquica correspondiente hasta la llegada de la pubertad. Es durante este
período cuando se ponen de manifiesto los diversos grados de insuficiencia mental, en relación con la evolución psíquica que alcanza los límites que permita el caudal intelectual.
2) Con la llegada de la pubertad se producen cambios fundamentales, tanto en el orden
somático como en el psíquico, condicionados por la entrada en función de las glándulas sexuales. Tales modificaciones son fisiológicas y perfectamente normales. Desde el punto de vista psíquico
la personalidad experimenta una sensación de cambio y de transformación más o menos
acentuada y de carácter transitorio. En el campo afectivo las manifestaciones son más notorias, modificándose las relaciones con el sexo opuesto y con el propio. Durante esta época de la vida y en
la juventud hasta la edad adulta la enfermedad mental más frecuente es la esquizofrenia. En la
juventud también suelen hacerse ostensibles las manifestaciones distímicas.
3) La edad adulta, cuando es mayor la actividad psíquica del hombre y cuando son mayores
las luchas y razonamientos en el medio social, señala la época en que es más frecuente la aparición
de los delirios.
4) Durante el climaterio, cuando se inicia la curva de descenso y el comienzo de la
involución de la personalidad, la decadencia física hace incidencia en la psique siendo frecuentes los estados depresivos y las llamadas psicosis con involución.
5) En la última etapa de la existencia que es la senilidad comienzan las perturbaciones circulatorias por el avance de la arteriesclerosis; es el período de la demencia senil y
arteriosclerótica.
2°) Sexo:
Ambos sexos presentan diferencias respecto de la predisposición de las diferentes
afecciones mentales.
El hombre, por razones de vida y de trabajo, se halla más expuesto a las enfermedades de
origen traumático, tóxico y a ciertas infecciones como la sífilis que, como sabemos, es causa de la parálisis general progresiva. El hombre es también más propenso a la epilepsia y a las
perturbaciones derivadas de la arteriesclerosis.
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En cuanto al sexo femenino se halla mucho más predispuesto que el masculino a sufrir crisis
emocionales, cuya repercusión es mucho mayor en la mujer. Esta última, además, sufre con mayor
intensidad todos los estados de excitación, siendo más frecuente en ella la psicosis maníaco-depresiva.
3°) Raza:
Se ha comprobado que existen predisposiciones especiales en las diferentes razas para contraer
determinadas afecciones mentales. Esto es debido en gran parte y en cada uno de los grupos etnográficos a las normas de vida y preceptos morales y religiosos, algunos de los cuales incluyen
severas reglas higiénicas; los musulmanes, cuya religión prohibe beber alcohol, constituyen un
pueblo que no padece mayormente las perturbaciones psíquicas del alcohol.
4°) Herencia:
La definición más sencilla y a la vez más completa es la siguiente: "La herencia es la condición biológica por la cual se efectúa la transmisión de los caracteres de los ascendientes a los
descendientes".
A continuación haremos algunas consideraciones de orden biológico.
Después de las experiencias realizadas por Morgan existe la certidumbre de que los cromosomas son los encargados de transportar y transmitir los caracteres propios de la herencia. En los
cromosomas de las células germinales se hallan contenidas todas las características y disposiciones,
somáticas y psíquicas, que la herencia transmite a la especie y al individuo. Se ha comprobado que
el número de cromosomas es invariable para cada especie; en el género humano las células germinales poseen originariamente cuarenta y ocho cromosomas. Una vez que las células sexuales
han sufrido el proceso de maduración sólo poseen la mitad del número de cromosomas de la
especie, o sean veinticuatro, de tal manera que, al fusionarse ambas células, el huevo resultante contiene nuevamente la cantidad normal de cromosomas.
Se presenta aquí la oportunidad de aclarar la significación de dos vocablos que a menudo crean confusión; ellos son: congénito y hereditario. Cuando decimos que una persona presenta
alteraciones congénitas significa que son debidas a alguno de los factores etiológicos exógenos que
obran sobre la madre o sobre el embrión. En la etimología de la palabra se halla la explicación, cum
igual a con y genitus igual a engendrado, es decir: dos cosas que se engendran conjunta y simultáneamente. A su vez, se entiende por hereditario todo lo que es transmitido por los
ascendientes a los descendientes bajo la forma de caracteres de especie, de raza y de familia. Estos
caracteres se hallan implícitos en el plasma germinal, constituyendo condiciones biológicas indelebles y no modificaciones circunstanciales como ocurre con lo congénito.
Entre otras consideraciones de orden general conviene tener presente:
1) Cuando los descendientes presentan los caracteres de les padres es herencia directa.
2) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los antecesores es herencia atávica.
3) Cuando los descendientes presentan caracteres pertenecientes a ascendientes de ramas
colaterales es herencia colateral.
4) Cuando los descendientes presentan caracteres que se hallan simultáneamente en el
padre y en la madre es herencia convergente. Por este motivo en los descendientes de
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consanguíneos se observa un refuerzo de los caracteres, tanto en el sentido de mejorar como
peyorativo.
5) La disociación de los caracteres, demostrada claramente por el experimento de Gorreras que
se realiza con una planta de jardín llamada el dondiego de noche de la que hay dos variedades, una
con flores rojas y otra con flores blancas. Cuando se cruzan ambas variedades los descendientes tienen flores de color rosado. Cuando los descendientes rosados se cruzan entre sí, la nueva
generación presenta: 50 % de flores rosadas; 25 % de flores rojas y 25 % de flores blancas. El
experimento conduce a las siguientes conclusiones: la variedad de flores rojas contiene en sus
gametas factores determinantes del rojo, como la variedad de flores blancas los tiene de su correspondiente color; cuando ambas se cruzan estos factores determinantes se fusionan y la
planta hija da flores rosadas. La planta hija no posee factor determinante rosado en sus gametas,
sino que el 50 % de las mismas posee el factor determinante rojo y el 50 % el factor determinante blanco. Cuando las flores rosadas se fusionan entre sí pueden ocurrir tres casos: a) que las dos
gametas que se fusionan sean blancas, resultando blanca la planta nieta; b) que se fusionen dos
gametas rojas resultando roja la planta nieta; c) que se fusione una gameta roja con una blanca, dando una planta nieta rosada. En cuanto a la proporción igual que la del dondiego de
noche, 50 % amarillas impuras, 25 % "ley de las probabilidades", según la cual existe un 25 % de
probabilidades de que las gametas que se fusionan sean rojas, 25 % de que sean blancas y 50 % de
que se fusione una roja con una blanca.
Los factores determinantes rojos y blancos en las plantas nietas rosadas vuelven a disociarse
nuevamente en sus gametas. Las plantas nietas rojas y blancas son tan puras como las abuelas.
Caracteres dominantes
En el año 1865 un fraile agustino llamado Gregorio Mendel publicó el resultado de sus experiencias
sobre la herencia.
Mendel cruzó plantas de arvejas amarillas con otras de arvejas verdes. Las plantas amarillas
produjeron arvejas amarillas. Cruzando las hí-bridas entre sí obtuvo plantas con tres arvejas
amarillas por una verde. A primera vista, este resultado no concuerda con el resultado de la
experiencia del dondiego de noche; sin embargo, el fenómeno que ocurre es semejante. Las plantas de arvejas híbridas amarillas (hijas de amarillas y verdes) aunque sólo presentan el carácter amarillo
visible también tienen el verde, pero el primero domina carácter dominante mientras que el verde
permanece oculto carácter recesivo. En las gametas de las plantas híbridas la mitad de los factores que determinan el color pertenecen al verde y la otra mitad al amarillo. Al mezclarse entre sí se
producen las mismas relaciones que en el dondiego de noche.
1°) De la fusión de dos gametas amarillas resulta una amarilla pura.
2°) De la fusión de una gameta amarilla con una verde resulta una amarilla impura.
3°) De la fusión de dos gametas verdes resulta una verde pura.
Ahora bien: como las amarillas impuras son en apariencia iguales a las puras, puesto que el carácter verde permanece oculto y siendo la proporción igual que la del dondiego de noche, 50 % amarillas
impuras, 25 % amarillas puras y 25 % verdes puras, se explica por qué de cada tres arvejas
amarillas hay una verde en la descendencia de los híbridos.
De acuerdo con estas experiencias llega Mendel a establecer sus conocidas reglas o leyes de la
herencia.
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1°) Cuando se cruzan dos variedades de una misma raza los híbridos de la primera generación son
todos semejantes, predominando los caracteres de una de las variedades (carácter dominante).
2°) En la segunda generación (nietos) el 75 % presenta el carácter dominante, mientras que el 25 %
restante presenta los caracteres de la variedad hasta ese momento oculta y latente en los híbridos de
la primera generación (carácter recesivo puro).
3°) El 75 % de dominantes de la segunda generación comprende: 25 % de dominantes puros y 50 %
impuros por contener por mitades el carácter recesivo oculto y latente.
4°) En la tercera generación (bisnietos), los caracteres dominantes puros y los recesivos puros
continúan dando los mismos caracteres y así indefinidamente. En cambio el 50 % de dominantes
impuros de la segunda generación dará 75 % de dominantes (25 % de dominantes puros y 50 % impuros) y 25 % de recesivos puros; en esa forma indefinidamente.
Leyes de Galton
Las leyes enunciadas por Mendel fueron complementadas por las enunciadas por Galton.
1°) Ley de la regresión: Cuando las parejas por alguna particularidad se apartan de lo general, los
descendientes también se apartan pero en menor grado. Cuando por ejemplo, la estatura de los
padres es muy elevada, los hijos, aunque más altos que el promedio general, no lo son tanto como los padres. Esto significa que se halla en regresión esa particularidad de los padres con respecto al
valor medio le la estatura de los hombres.
2°) Ley de la herencia atónica: El conjunto de las propiedades hereditarias no sólo se debe a los padres, sino también a los abuelos, bisabuelos y a toda la ascendencia en progresión decreciente,
con razón 2. De los caracteres del hijo, la mitad corresponde a los padres, 1/4 a los abuelos, 1/8 a
los bisabuelos, 1/16 a los tatarabuelos y así sucesivamente.
Influencias externas
Los agentes exteriores pueden producir alteraciones del plasma germinal capaces de imprimir en los
descendientes una determinada huella; debido a estas alteraciones en la descendencia varía en
diversas formas.
1°) Por idiovariación: En cada acto fecundativo hay posibilidades de distintas combinaciones, con
las consiguientes diferencias entre los hermanos.
2°) Por inducción paralela: Se admite que hay factores capaces de modificar al mismo tiempo
paralelamente y en igual sentido, el plasma germinal y el somático; como consecuencia en los
descendientes aparecen alteraciones iguales a las provocadas en los ascendientes.
39) Por inducción somática: Un agente externo modifica el plasma somático del organismo que, a
su vez, secundariamente interesa a las células germinales. El ambiente modifica constantemente a la substancia viva y en esa forma el organismo se va lentamente transformando y adaptando debido a
las numerosas impresiones que recibe.
Por falsa herencia (Haeckel) o paraforia (Siemens) se entiende la existencia de caracteres que parecen hereditarios por hallarse presentes en muchas generaciones; en realidad se deben a
influencias del ambiente, repitiéndose siempre igual en individuos sucesivos. En cambio, los
caracteres transmisibles por la herencia están contenidos en los cromosomas; esto es un hecho comprobado. Las últimas investigaciones de Morgan, en 1937, realizadas en los cromosomas
gigantes de las células de las glándulas salivares de la mosca drosofila melanogaster (mosca del
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vinagre), han permitido a este investigador llegar a establecer los caracteres que corresponden a
determinadas zonas del cromosoma.
Herencia en psiquiatría
El primero que habló en psiquiatría de locuras hereditarias fue Morel, en el año 1875. Desde entonces prevalece el concepto de que la alienación transmite, por herencia, la predisposición a
sufrir trastornos mentales.
Con Morel se creyó que en la descendencia de un alienado podían aparecer toda clase de psicosis,
es decir, que existía un terreno favorable para el desarrollo de las psicopatías. Pero los estudios
modernos, especialmente los de Rudin en Munich, tienden a precisar la modalidad hereditaria
específica para cada enfermedad mental, sin que hasta la actualidad se haya podido llegar todavía a conclusiones definitivas. Las leyes de Mendel se complican en tal forma al querer aplicarlas a las
especies superiores que resulta poco menos que imposible, tomándolas como base, establecer un
pronóstico. Ocurre con frecuencia que los caracteres recesivos son cubiertos sólo parcialmente por los dominantes; es lo que se llama la dominancia incompleta, de manera que pueden aparecer
cuadros frustrados. Otras veces los caracteres se transmiten en una forma incompleta o parcial. Así
es como entre las enfermedades mentales se observan casos de esquizofrenia con tintes ciclotímicos, o psicosis sintomáticas o parálisis general con tintes esquizofrénicos o ciclotímicos.
Además, en lo que a la herencia se refiere no hay que desestimar la influencia del ambiente.
De lo expuesto concluimos que hereditario propiamente dicho es aquello que el hijo recibe
contenido ya en los cromosomas paternos; las demás influencias que pueda sufrir posteriormente,
incluso aquellas que actúan sobre el huevo en los primeros períodos de la vida intrauterina, son ambientales.
Generalmente factores hereditarios y ambientales coexisten en la génesis de una enfermedad, y según predominen unos u otros se le llamará hereditaria o adquirida. En una psicosis podrá haber un
80 % o más de influencia del ambiente, como ocurre en las psicosis tóxicas, pero siempre junto al
factor ambiental estará la herencia, que da un carácter individual al cuadro clínico.
Las enfermedades mentales específicamente hereditarias, de acuerdo con las determinaciones
estadísticas de la escuela de Rudin, son: la esquizofrenia, la ciclotimia y la epilepsia.
1°) Herencia de la esquizofrenia: De acuerdo con las recientes investigaciones, en el 16,4 % de los
casos de descendientes de esquizofrénicos se manifiesta la enfermedad; sumando esto al factor
ambiental de no manifestación en otros casos, es decir cuando permanece en estado latente, da un 22,2% (Luxemburger).
La frecuencia de la esquizofrenia en el término medio de la población es de 0,85 %, lo que .-demuestra una evidente influencia hereditaria. Estas cifras no pueden ser (consideradas como
definitivas, ni siquiera como muy aproximadas, en razón de no haber aún suficiente material
estadístico.
29) Herencia de la psicosis distímica: La proporción de distímicos en el promedio de la población se
considera que es de 0,44 %; en cambio, entre los descendientes de psicópatas distímicos es
alrededor de 35 %.
El porcentaje desciende a medida que transcurren las generaciones, si bien no en forma rápida como
en la esquizofrenia; los índices revelan una favorable recesividad. En cambio, es sensible la poca
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diferencia entre la anormalidad de los padres y la de los hijos o, en otras palabras, es frecuente ver
que la enfermedad presenta la misma intensidad en los descendientes que en los progenitores.
3°) Herencia de la epilepsia: La frecuencia en el término medio de la población es de 0,30 %. Las
estadísticas referentes a los descendientes de epilépticos dan resultados muy variables y no es
posible aún sacar conclusiones aproximadas, pero es común que entre ellos se presenten diversas manifestaciones psicopáticas: convulsiones infantiles, enuresis, jaquecas, oligofrenias y frecuentes
malformaciones. Es indudable que se observan en proporciones mayores que en la descendencia de
personas normales. La herencia es de carácter recesivo.
49) Herencia de la oligofrenia: Parece ser, de acuerdo con las investigaciones realizadas en
gemelos, que existe una oligofrenia hereditaria Los datos estadísticos permiten concluir que existen
familias oligofrénicas; la descendencia muestra: gran cantidad de débiles mentales, amorales y delincuentes. Es de tendencia recesiva.
Concausas
Para terminar con el amplio capítulo de la etiología de las enfermedades mentales corresponde
hacer un enfoque de la concausalidad.
Se entiende por concausas a la constelación de factores y causas que convergen y actúan sobre el
individuo desencadenando una enfermedad mental. Ante todo se debe asentar firmemente el
concepto de que el organismo humano que se halla expuesto a sufrir una enfermedad, requiere un terreno previamente preparado por la concurrencia de varias causas. La preparación del terreno
puede tener lugar antes o después del nacimiento. En el primer caso, cuando el individuo nace con
la predisposición, se dice que es un constitucional; tiene una constitución o un terreno fértil para la acción de factores diversos.
En el estudio de una enfermedad mental debemos hablar de concurrencia de causas o de concausalidad y no de una causa. Además se da el caso de que, en presencia de un factor real y
suficiente para desencadenar una psicopatía, la enfermedad sólo hace eclosión cuando, sobre esa
causa principal, convergen un determinado número de concausas. Este criterio es el que sustenta el
Prof. Bonhour, especialmente con respecto a la demencia precoz, para la que admite la existencia de una disposición hereditaria, a veces tan marcada que no necesita otra contribución; las concausas
participan cuando las taras hereditarias son más atenuadas.
Por estas razones se insiste en la gran importancia que tiene la pro-lija búsqueda de los antecedentes
hereditarios y personales cuando se pretende investigar a fondo la etiología de las enfermedades de
la mente.