Etnia y raza

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ETNIA El término "etnia" se usa a veces erróneamente como un eufemismo para raza o como un sinónimo para grupo minoritario, el término raza comprende los factores biológicos de un grupo humano, como los factores morfológicos (color de piel, contextura corporal, estatura, rasgos faciales, etc.) desarrollados en su proceso de adaptación a determinado espacio geográfico y ecosistema (clima, altitud, flora, fauna, etc.) a lo largo de varias generaciones. Así, la palabra "raza" es solo un concepto que ha sido asociado erróneamente al de etnia (etnia es un factor sociocultural y escasamente biológico refiriéndose a la adaptación al clima dependiendo del lugar donde se han desarrollado las generaciones anteriores), siendo la raza humana una especie (homósapiens) con variantes o subgrupos. Históricamente, la palabra "etnia" significa "gentil", proveniente del adjetivo griego ethnikos. El adjetivo se deriva del sustantivo ethnos, que significa gente o nación extranjera. El sustantivo dejó de ser "pagano" a principios del siglo XVIII. El uso en el actual sentido de la palabra comenzó en la mitad del siglo XX.

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ETNIA

El término "etnia" se usa a veces erróneamente como un eufemismo para raza o como un sinónimo para grupo minoritario, el término raza comprende los factores biológicos de un grupo humano, como los factores morfológicos (color de piel, contextura corporal, estatura, rasgos faciales, etc.) desarrollados en su proceso de adaptación a determinado espacio geográfico y ecosistema (clima, altitud, flora, fauna, etc.) a lo largo de varias generaciones. Así, la palabra "raza" es solo un concepto que ha sido asociado erróneamente al de etnia (etnia es un factor sociocultural y escasamente biológico refiriéndose a la adaptación al clima dependiendo del lugar donde se han desarrollado las generaciones anteriores), siendo la raza humana una especie (homósapiens) con variantes o subgrupos. Históricamente, la palabra "etnia" significa "gentil", proveniente del adjetivo griego ethnikos. El adjetivo se deriva del sustantivo ethnos, que significa gente o nación extranjera. El sustantivo dejó de ser "pagano" a principios del siglo XVIII. El uso en el actual sentido de la palabra comenzó en la mitad del siglo XX.

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La delimitación cultural de un grupo étnico respecto a los grupos culturales de frontera se hace dificultosa para el etnólogo (antropólogo), en especial en lo tocante a grupos humanos altamente comunicados con grupos vecinos. Elie Kedourie es quizás el autor que más ha profundizado en el análisis de las diferencias entre etnias y culturas.

Generalmente se aprecia que los grupos étnicos comparten un origen común y tienen una continuidad en el tiempo, es decir, una historia o tradición común y proyectan un futuro como pueblo. Esto se alcanza a través de la transmisión generacional de un lenguaje común, unas instituciones, unos valores y unos usos y costumbres que los distinguen de otras etnias.

Si bien en determinadas culturas se entremezclan los factores étnicos y los políticos, no es imprescindible que un grupo étnico cuente con instituciones propias de gobierno para ser considerado como tal. La soberanía, por tanto, no es definitoria de la etnia, si bien se admite la necesidad de una cierta proyección social común.

RAZA

A nivel popular, se cree que las personas de raza blanca (o leudoderma, caucasoide o europea) tienen la piel blanca, el cabello lacio, bastante pilosidad corporal, nariz estrecha o media y estatura media o alta; que las personas de raza negra (o melanoderma o negroide o africana) tienen la piel morena o negra, el cabello rizado y fuerte, una abundancia media de vello corporal, labios y nariz gruesos, y estatura media o alta; y que las personas de raza amarilla (o xantoderma o mongoloide o asiática) tienen la piel pálida o morena clara, el cabello negro lacio, los ojos oscuros con "pliegues epicánticos" que les dan su característica forma oblicua, estatura baja o media, y escaso vello corporal.

Un análisis riguroso demuestra, sin embargo, que esta clasificación es profundamente imprecisa, y que la mayor parte de la población del mundo no se ajusta de forma clara a estos esquemas, como consecuencia de las continuas y multidireccionales mezclas de población que se están sucediendo desde la más remota antigüedad hasta la actualidad.

En la práctica, nunca se ha podido documentar la existencia de ninguna raza pura ni de ninguna persona racialmente pura. Hay europeos que miden 160 cms y otros que miden más de 2 metros; algunos tienen el pelo lacio y otro rizado, algunos claro y otros oscuro; la nariz de algunos es ancha y la de otros es estrecha. Muchas personas del sur de la India son de piel oscura, pero sus rasgos faciales y su pelo pueden ser similares a los de las personas blancas. Y también hay africanos como los ituri mbuti que miden 140 cms, mientras que otros, como los watusi, pueden alcanzar los 210 cms.

Tampoco ninguna subclasificación dentro de estos grupos resulta fiable. No existen individuos típicos ni subrazas típicamente bálticas, nórdicas, alpinas, dináricas ni

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mediterráneas (dentro de la raza blanca o leucoderma), como han intentado establecer numerosos antropólogos físicos.

Además, los distintos sistemas legales y culturales de cada zona o estado pueden establecer criterios de clasificación racial completamente arbitrarios. En los Estados Unidos, un hijo de una persona blanca y de una persona negra suele ser clasificado legal y culturalmente como persona negra, aunque su genotipo exprese que es tanto blanco como negro. Una ley de Louisiana de 1970 declaraba legalmente negra a cualquier persona que tuviera al menos 1/30 de sangre negra. Leyes de pureza racial parecidas han funcionado en la España de los siglos XV-XVII (estatutos de limpieza de sangre) y en la Alemania nazi, aplicados por lo general contra los judíos. Este fenómeno de adscripción preferente de una persona mestiza al grupo racial más minoritario o menos prestigioso recibe el nombre de hipofiliación, y constituye una prueba más de la arbitrariedad que pueden llegar a tener las clasificaciones y taxonomías raciales.

Lo mismo puede decirse del fenómeno contrario, el de la hiperfiliación, que consiste en adscribir a una persona mestiza al grupo racial más prestigioso.