Eutanasia 2012
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![Page 1: Eutanasia 2012](https://reader038.fdocuments.co/reader038/viewer/2022100507/559cacb81a28ab6c168b45f9/html5/thumbnails/1.jpg)
INTRODUCCION
Mediante este escrito se busca mostrar un punto de vista ético y moral sobre el
derecho a la muerte y aclarar muchos paradigmas que a través de la historia
social y religiosa se han presentado.
Es necesario resaltar La eutanasia es una posibilidad de muerte, que se le a
las personas en el caso de padecer alguna enfermedad irreversible la cual
provoca muchos sufrimientos sin embargo estas persona deben firmar un
certificado aceptando diferentes requisitos para poder que le inyecten este
liquido, provocando una muerte sin dolor, su cuerpo deja de reaccionar
afectando el sistema nervioso, respiratorio y otros hasta llegar a la muerte.
Es por eso que en muchos casos la personas prefieren este tipo de muerte,
aunque la familia y los padres de la iglesia dicen que esto va contra la dignidad
humana, porque Dios nos dio la vida, y es el único que le da su fin.
La medicina ante la eutanasia
La eutanasia en el momento de su legalización afecta o afectaría de gran
importancia la medicina, ya que en el momento de proceder los médicos y el
personal sanitario serian los que intervendrían en este método, pero realmente
no afectaría la medicina en si.
Sin embargo, los principios de la medicina están siempre buscando la vida,
mientras que la eutanasia es exactamente lo opuesto, y se podría decir que
refuta la misión de la medicina, aunque sea por compasión. El medico no tiene
el criterio ético y moral, para decidir el modo de muerte del paciente, puesto
que la persona perjudicada es la única que tiene el derecho a elegir su forma
de morir.
La eutanasia se vuelve en contra el médico que la practique, por dos razones:
por un lado es fácil que el médico se deslice hacia una habitualidad en la
práctica de la eutanasia una vez admitido el primer caso; y, por otro lado, la
eutanasia acaba con la base del acto médico: la confianza del paciente en el
médico.
Cuando un médico ha dado muerte a un paciente por piedad hacia él, ha dado
ya un paso que tiene muy difícil retorno. Los que padecen una misma
enfermedad se parecen mucho entre sí en los síntomas, las reacciones, los
sufrimientos. Cuando un médico se ha sentido "apiadado" de un enfermo hasta
el punto de decidir quitarle la vida para ahorrarle padecimientos, será ya
relativamente fácil que experimente idéntico estado de ánimo ante otro que
padezca el mismo mal; y esta circunstancia puede sobrevenir con relativa
frecuencia, porque la especialización profesional impone a la práctica totalidad
de los médicos la necesidad de tratar a enfermos muy semejantes unos de
otros. En tal situación, las virtudes propias del médico (la no discriminación en
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el tratamiento a unos u otros enfermos, la previsión de dolencias o
complicaciones futuras) se convierten en factores potencialmente
multiplicadores de la actividad eutanásica, porque es muy difícil determinar la
frontera que separa la gravedad extrema de la situación crítica, o los
padecimientos enormes de los padecimientos insoportables, sean físicos o
anímicos.
En el contexto medico se presentan dos formas para aplicar la eutanasia a
personas con graves enfermedades que provocan cambios irreversibles estas
son: La Eutanasia activa y La Eutanasia pasiva.
La eutanasia activa se da por medio de una sobredosis de morfina lo que
provoca una muerte sin dolor y al instante, por otro lado, la eutanasia pasiva
pretende que el paciente padezca por su voluntad es decir, hasta que la
enfermedad lo mate. En la eutanasia indirecta, tiende a disminuir y a aliviar los
dolores del paciente; pero, por otra, es posible que debilite las energías del
enfermo y acorte su vida. Esta situación puede presentarse en la
administración de ciertos derivados de la morfina, en dosis no letales, con el
intento de aliviar los intensos padecimientos de un enfermo.
La sociedad ante la eutanasia
La eutanasia fue un problema social en aquellas sociedades primitivas en que
se practicaba la eliminación de vidas consideradas inútiles, costumbre que
estuvo admitida respecto a los recién nacidos con deformaciones o los
ancianos en distintos pueblos de la antigüedad, hasta que la influencia del
cristianismo acabó con tales prácticas inhumanas.
Si se tiene en cuenta la facilidad con que se puede introducir motivos egoístas
para decidir unos por otros en materia de eutanasia: herencias, supresión de
cargas e incomodidades, ahorro de gastos…, la tensión psicológica y afectiva
que se genera al haber propiciado un homicidio puede ser, y es de hecho,
fuente de problemas y de inestabilidades emocionales, dadas las inevitables
connotaciones éticas de tal conducta.
La eutanasia se puede tratar como un problema político ya que el estado debe
respetar y exigir respeto hacia los derechos fundamentales de las personas, el
primero de los cuales es el derecho a la vida, y por consiguiente el derecho a la
dignidad. El estado esta en contra de la anulación por parte de la persona al
derecho a la vida.
La religión ante la eutanasia
La iglesia y las personas que pertenecen a ella, no optaban por la petición de
muerte de la eutanasia, ya que seria ir contra los principios de la iglesia y de la
persona como tal, pero de una u otra manera también estaría yendo contra los
principios la persona que valla a ejecutar la acción o inyección. Se han
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presentados debates sobre la eutanasia generalmente terminan como
perjuicios morales, éticos, religiosos, emocionales etc... La sociedad ni la
iglesia entiende porque algunas personas toman esta decisión de adelantar su
muerte ya que para ellos seria un suicidio ó considera que su vida no es razón
suficiente para soportar un dolor intratable, la pérdida de dignidad o la pérdida
de importantes facultades, y que pide repetidamente ayuda para morir, siendo
consciente y sin estar en capacidad de fingir una depresión.
La problemática de la eutanasia conjuga y enfrenta diversos posicionamientos
frente a los derechos humanos. En este sentido, numerosas asociaciones pro
eutanasia han comenzado una campaña de concientización de la sociedad,
para que ésta reconozca el derecho de cada individuo a decidir sobre su propia
vida. Por otro lado, otro sector de la sociedad, encabezado por las
asociaciones religiosas, se opone drásticamente a la legalización de la
eutanasia. En la actualidad, la eutanasia se ha convertido en una ardua batalla
de carácter político.
Hoy día, la ética de la inviolabilidad de la vida humana es casi contra cultura.
De hecho, los promotores de la eutanasia dentro de las diversas
denominaciones tratan de corromper y hacer desaparecer la doctrina
tradicional que prohíbe matar a los seres humanos indefensos. Frente a estos
retos y a otras presiones sociales, las iglesias, sinagogas y mezquitas que
afirman el valor de la vida están llamadas a: instruir a sus miembros sobre la
inviolabilidad de la vida humana y ayudarlos a interpretar cuestiones complejas
de salud, legales y éticas, dentro de un marco moral; proporcionar apoyo a los
que sufren entre sus miembros y en la comunidad en general; y con valor y
vigilancia, afectar la política pública para crear una cultura de vida y no de
muerte.
Lo que piensa la iglesia y otras personas frente a la eutanasia se transmite por
medio de esta frase:
No hay ninguna tradición religiosa que insista en el uso de medios heroicos o
“extraordinarios” o medidas desproporcionadamente onerosas o fútiles para
prolongar la vida.
la Iglesia tiene la convicción de que "Dios es el único dueño de la vida y el
hombre es su mero administrador"
La eutanasia libremente elegida
Cuando un paciente solicita de forma libre, continuada y responsable que se
ponga fin a su vida desde una verdadera opción personal ¿se puede
descalificar éticamente el hecho?
Hace pocos días los medios de comunicación abordaron el caso, famoso en
EE.UU., de Jack Kevorkian y sus prácticas eutanásicas. Aparte de la ola de
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sensacionalismo que el hacer de este médico de Michigan, especialista en
patología, ha despertado, hay que subrayar que su veintena de casos,
calificados de "suicidio asistido", han reabierto el debate en torno a importantes
interrogantes morales: quién debe morir, quién puede decidir, y cuál es el papel
de la medicina al final de la vida.
De los casos de Kevorkian, tres merecen nuestro interés especial porque en
ellos se ve claramente la problemática que puede derivarse de situaciones de
eutanasia voluntaria.
El primero es el de Janet Adkins, enferma de Alzheimer a la que su médico,
Murray Raskind, especialista en la enfermedad, aún que auguraba bastantes
años con una calidad de vida aceptable. A pesar de ello, Janet pidió ayuda al dr.
Kevorkian y puso fin a su vida. El problema reside en que Janet no se
encontraba en fase terminal, por lo que no se considera eutanasia sino suicidio
asistido. Para el dr. Timothy Quill, la acción eutanásica debe ser siempre el
último recurso, "una decisión agónica para un médico".
El segundo caso es el de Marjorie Wantz, de 58 años. A pesar de que sufría
grandes dolores, sus médicos consideraban que eran psicosomáticos, fruto de
una grave depresión. A pesar de ello, el dr. Kevorkian puso fin a su vida "por
compasión".
El último caso que recogía el documental era de l993: El de Thomas Hyde, de
30 años, al cual le fue diagnosticada una esclerosis amiotrofia lateral. Su
neurólogo, el dr. Louis Rentz, desde una postura creyente, manifestó su
rechazo ante el hecho de que los médicos se involucren en quitar la vida.
¿Cuál podía haber sido, entonces, la solución más adecuada para Thomas? El
cese de la alimentación y la hidratación, y la aplicación de cuidados paliativos.
Nótese que de nuevo surge uno de los mayores puntos de controversia en el
debate moral: "Hacer" versus "omitir".
El caso de M. Wantz nos lleva a cuestionarnos hasta qué punto la petición del
enfermo es firme y representa una verdadera opción personal, o si más bien
responde a un estado de ánimo depresivo. La doctora Elisabeth Kübler-Ross
habla de las posibles fases que un enfermo atraviesa: negación, ira,
negociación, depresión, aceptación. La petición de eutanasia puede darse, a
veces, en las fases de ira o depresión, sin que esto constituya la verdadera
voluntad del enfermo.
¿Cuál es el trasfondo de esas peticiones? ¿No lo será una demanda de calor y
apoyo humanos?
Respecto a los dolores insoportables que los enfermos pueden sufrir, hay
autores que insisten en que los cuidados paliativos, unidos al acompañamiento
humano, pueden hacer que adquieran niveles soportables. Con todo, no es
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posible generalizar y hay casos que son muy difíciles de afrontar debido
precisamente a situaciones de sufrimiento extremo no superable.
Desde una comprensión no religiosa de la existencia y de la afirmación de la
libertad como valor supremo del hombre no es fácil negar al ser humano la
capacidad de decidir sobre su vida. B. Häring dirá, al respecto, y citando a
Kautzky, que para el creyente, aparte de la indisponibilidad de la vida humana,
el argumento más fuerte contra la eutanasia está, precisamente, en la
perspectiva de la libertad. La elección libre de la muerte "no aumentaría, sino
que disminuiría la plenitud de la aceptación libre de la muerte, por la que
hemos optado. El ejercitar una elección en la vida, según nuestra propia
posibilidad, y en la muerte, según nuestra impotencia, es la aceptación más
auténtica de nuestra existencia de criaturas en estas dos realidades". A esto
podríamos añadir lo que ya hemos apuntado sobre la perspectiva cristiana ante
la muerte, la enfermedad y el dolor.