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    Fuente: Aurelio de Santos Otero. Los Evangelios Apcrifos.(Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1985), pgs. 375-93.

    EVAGELIO DE PEDRO(Fragm. de Akhmm)

    Fue descubierto durante el invierno de 1886-87 en el sepulcro de un monje cristiano de Akhmm,antigua Panpolis (Alto Egipto). U. Bouriant public su editio princeps el ao 1892. Actualmente seencuentra en el museo de Gizeh.

    Est contenido en un libro pergaminceo (siglos VIII-IX) que comprende 33 folios, de los quenuestro fragmento ocupa ocho pginas (2-10). El espacio restante est dedicado a una descripcinfragmentaria del cielo y el infierno (Apocalipsis de Pedro)y a algunos trozos delLibro de Henoc.

    Aunque est desprovisto de ttulo, pues falta el principio y el fin de la narracin, es cierto que elpresente fragmento forma parte del antiguoEvangelio de Pedro, al que hacen referencia los testimoniosaducidos ms arriba. En el v. 60, en efecto, se presenta a s mismo el autor diciendo: Yo, Simn Pedro,y Andrs, mi hermano... Ya en el v. 26 haba dicho: Yo, juntamente con mis compaeros... Por otraparte, los rasgos fundamentales con que describe Serapin elEvangelio de Pedro al presentrselo a losfieles de Rhossos (Euseb.,Hist. Eccl. VI 12, 2-6) coinciden perfectamente con los que caracterizannuestro fragmento: sentido ortodoxo en general con ligeros resabios de docetismo (v. 10 y 19).

    COTEIDO.Describe las ltimas escenas de la pasin y la resurreccin de Cristo con lasprimeras apariciones. Su contacto con la narracin cannica es evidente. Las semejanzas que ofrece,sobre todo con los evangelios sinpticos, son numerosas y significativas. Unas veces se refierensolamente al pensamiento, otras veces tambin a la expresin. Frecuentemente se extienden a toda unapercopa, implicando identidad en las ideas y aun en la sucesin de los acontecimientos. No raramentellega a establecerse contacto textual. Todo esto arguye una dependencia clara de las fuentes cannicas(i).

    Por otra parte, se dan trazos completamente nuevos. El autor usa con gran libertad los materialesrecogidos; aade, corta, transforma personajes e incidentes... Su amor hacia Pilato le obliga echar sobreHerodes todo el peso de la responsabilidad sobre la muerte de Jess. Ensalza la figura de Pedro,dejando en la penumbra la de Juan.

    Estos datos han suscitado diversas opiniones entre los crticos. Y as, mientras Harnack y su escuelapiensan que nuestro autor bebi en la corriente de la tradicin, que an discurra libremente, lamayor parte de los sabios se inclina a creer que el autor no hizo otra cosa que reelaborar el contenido

    cannico segn ciertas tendencias particulares. Esta es la opinin de Robinson, Zahn, Schubert..., etc.La fuente de tal compilacin no debi ser una armona de los evangelios, como la de Taciano, sino msbien la historia evanglica popular (ii).

    Ofrecen inters especial los v. 26-27, que nos dan un paralelo con el final delEvangelio de SanMarcos (16,10), y el v. 60, que probablemente es una alusin al ltimo captulo de San Juan.

    CARCTER.Las tendencias manifestadas son predominantemente apologticas. Su entusiasmopor engrandecer la figura de Jess a los ojos de los paganos en el momento mismo de su pasin, leinspira expresiones comprometedoras, en las que no es fcil distinguir hasta dnde llega la buenavoluntad y dnde empieza el influjo doctico. Esto ha dado pie para que algunos interpretaran en estesentido algunos pasajes: v.gr.,auvto,j toj de. evsiw,pa wj mhde,n po,non e;cwn (v. 10):

    Callaba como sino tuviera dolor alguno. Lo mismo ocurre con el v. 19, en que, despus de poner en

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    boca de Jess las palabras Fuerza ma, fuerza ma, t me has abandonado!, se dice queavnelh,fqh,literalmente: fue asumido.

    Estas tendencias apologticas ataen tambin a la persona de Pilato, a quien quiere librar de todaresponsabilidad en la condenacin de Jess, cargndola sobre Herodes y los judos. Con tal deconseguir esto, no duda en hacer del procurador romano un simple mandatario del tetrarca judo. Suaversin al pueblo hebreo le impulsa a reemplazar los soldados romanos por esbirros judos en la faenade la crucifixin, haciendo intervenir a aqullos nicamente en el momento de la resurreccin. Semanifiesta tambin clara su devocin por el Prncipe de los Apstoles, cuyas negaciones omite y aquien siempre presenta como jefe de los dems discpulos (v. 26 y 60).

    COMPOSICI.Algunos crticos han querido encontrar rastros de nuestro apcrifo en losescritos extracannicos ms antiguos de la era cristiana, con lo que han pretendido fijar su composicinen las primeras dcadas del siglo II.

    Se citan como lugares paralelos: San Ignacio,Ad Smyrn. 3,2 yEv. P. v. 60; Ps. Bernab, 5,9 yEv. P.v. 59-60; Ps. Bernab, 5,11 yEv. P. v. 17; San Policarpo, ad Philipp. 7,1 yEv. P. v. 41-42. Todas estassupuestas analogas ofrecen puntos de contacto tan dbiles, que no dan derecho sino a conclusionespuramente conjeturables.

    El caso de San Justino merece mayor atencin y ha sido ms discutido. Se cita elDial. 106,3. Aludeeste lugar a losavpomnhmoneu,mata auvtou/(de Pedro), en los que se narra cmo el Seor cambide nombre a los apstoles. Pero, con toda probabilidad, estas Memorias de Pedro no designan a nuestroEvangelio de Pedro, sino alEvangelio de San Marcos, ya que este evangelista fue considerado por latradicin cristiana como discpulo e intrprete de Pedro (iii). El paralelismo entreApol. I 35,6 yEv.P.v. 6-7, si bien es sorprendente, no exige una dependencia necesaria del primero respecto del segundo,ya que est de por medio el texto de Jn. 19,13, en el que cabe una interpretacin inexacta. Cf. infra,nota al v. 7.

    No es, pues, fcil por este camino obtener datos seguros sobre la data de nuestro apcrifo.Sin embargo, la composicin de los evangelios cannicos (finales s. I), de los que arguyedependencia manifiesta, y el testimonio de Serapin, obispo de Antioqua (190-211) (iv), son dosbuenos jalones entre los que hay que situar necesariamente la composicin. Estos trminos debenaproximarse teniendo en cuenta que, por una parte, elEvangelio de San Juan necesit algn tiempopara poder llegar a conocimiento de nuestro autor, y por otra parte, Serapin, al referirse alEvangeliode Pedro, deja entrever que ya circulaba desde algn tiempo este apcrifo en la pequea comunidad deRhossos.

    Puede, pues, fijarse su fecha de composicin hacia el 150 despus de Cristo.El lugar de origen debe encontrarse con mayor probabilidad en Siria que en Egipto. Eso parece

    desprenderse del testimonio de Serapin, si se tiene en cuenta que, fuera de laDidascalia siraca, noposeemos escrito alguno de la antigedad que acuse influjo de nuestro apcrifo; lo cual hace pensar queno sali de las fronteras de su patria. Por otra parte, la devocin a San Pedro, el desconocimiento dePalestina y la aversin a los judos dice bien con un cristiano helenista de los alrededores de Antioqua.

    Algunos crticos han querido recomponer la parte perdida de nuestro apcrifo con diversos escritosde la literatura cristiana: v.gr., Agrapha,fragms. evanglicos de Fayum y de Oxyrhynchus,Protoevangelio de Santiago,Ascensin de Isaas,Didascalia,Apocalipsis de Pedro,Evangelio de laInfanciapublicado por M. R. James, etc. Pero todas estas tentativas no han venido a ser sino hiptesislanzadas al aire (v).

    Observacin: En cuanto al Fragm. II, ver M. R. James, The Apocryphal ew Testament, pgs.507-10.

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    Despus le revistieron de prpura y le hicieron sentar sobre el tribunal, diciendo: Juzga con equidad,rey de Israel.8. kai tiv autwn enegkwn stefanon akanqinon eqhken epi thv kefalhv toukuriou (8),Y uno de ellos trajo una corona de espinas y la coloc sobre la cabeza del Seor.9. kai eteroi estwtev eneptuon autou taiv oyesi (9), kai alloi tav siagonavautou erapisan, eteroi kalamw enusson auton kai tinev auton emastizonlegontev, Tauth th timh timhswmen ton uion tou qeou.Algunos de los circunstantes le escupan en el rostro, (mientras que) otros le daban bofetadas en lasmejillas y otros le heran con una caa. Y haba quienes le golpeaban diciendo: Este es el homenajeque rendimos al Hijo de Dios.

    IV

    10. Kai hnegkon duo kakourgouv kai estaurwsan ana meson autwn ton kurionautov de esiwpa wv mhden ponon (10) ecwn.Despus llevaron dos ladrones y crucificaron al Seor en medio de ellos. Mas l callaba como si nosintiera dolor alguno.11. kai ote wrqwsan ton stauron (11) epegrayan oti outov estin o basileuv touisrahl.Y, cuando hubieron enderezado la cruz, escribieron encima: Este es el rey de Israel.12. kai teqeikotev ta endumata emprosqen autou diemerisanto, kai lacmonebalon ep autoiv (12).Y, depositadas las vestiduras ante l, las dividieron en lotes y echaron a suerte entre ellos.13. eiv de tiv twn kakourgwn ekeinwn wneidisen autouv (13) legwn, Hmeiv dia takaka a epoihsamen outw peponqamen, outov de swthr genomenov twn anqrwpwnti hdikhsen umav;Mas uno de aquellos malhechores les increp diciendo: Nosotros sufrimos as por las iniquidades quehemos hecho; pero ste, que ha venido a ser el Salvador de los hombres, en qu os ha perjudicado?14. kai aganakthsantev ep autw ekeleusan ina mh skelokophqh, opwvbasanizomenov apoqanoi (14).E indignados contra l, mandaron que no se le quebraran las piernas para que muriera entre tormentos.

    V

    15. Hn de meshmbria, kai skotov katesce pasan thn Ioudaian. kai eqorubounto,kai hgwniwn mhpote o hliov edu epeidh eti ezh (15), gegraptai autoiv hlion mhdunai epi pefoneumenw.Era a la sazn medioda, y la oscuridad se posesion de toda la Judea. Ellos fueron presa de laagitacin, temiendo no se les pusiera el sol pues (Jess) estaba an vivo, ya que les est prescrito queel sol no debe ponerse sobre un ajusticiado.16. kai tiv autwn eipen, Potisate auton colhn meta oxouv. kai kerasantevepotisan (16).Uno de ellos dijo entonces: Dadle a beber hiel con vinagre. Y, haciendo la mezcla, le dieron elbrebaje.

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    17. kai eplhrwsan panta, kai eteleiwsan (17) kata thv kefalhv autwn taamarthmata.Y cumplieron todo, colmando la medida de las iniquidades acumuladas sobre su cabeza.

    18. perihrconto de polloi meta lucnwn nomizontev oti nux estin (kai) epesanto(18).Y muchos discurran (por all) sirvindose de linternas, pues pensaban que era de noche, y venan a daren tierra.19. kai o kuriov anebohse legwn, H dunamiv mou, h dunamiv (19), kateleiyav me,kai eipwn anelhfqh.Y el Seor elev su voz, diciendo: Fuerza ma, fuerza (ma), t me has abandonado! Y, en diciendoesto, fue sublimado (al cielo).20. kai authv wrav (20) dieragh to katapetasma tou naou thv Ierousalhm eivduo.En aquel momento se rasg el velo del templo de Jerusaln en dos partes.

    VI

    21. kai tote apespasan touv hlouv apo twn ceirwn (21) tou kuriou kai eqhkanauton epi thv ghv. kai h gh pasa eseisqh kai fobov megav egeneto (22).Entonces sacaron los clavos de las manos del Seor y le tendieron en el suelo. Y la tierra entera seconmovi y sobrevino un pnico enorme.22. tote hliov elamye kai eureqh wra enath.Luego brill el sol, y se comprob que era la hora de nona.23. ecarhsan (23) de oi Ioudaioi kai dedwkasi tw Iwshf to swma autou ina autoqayh, epeidh qeasamenov hn osa agaqa epoihsen.Se alegraron, pues, los judos y entregaron su cuerpo a Jos para que le diera sepultura, puesto que(ste) haba sido testigo de todo el bien que (Jess) haba hecho.24. labwn de ton kurion elouse kai eilhse sindoni kai eishgagen eiv idiontafon kaloumenon Khpon Iwshf (24).Y, tomando el cuerpo del Seor, lo lav, lo envolvi en una sbana y lo introdujo en su mismasepultura, llamadaJardn de Jos.

    VII

    25. Tote oi Ioudaioi kai oi presbuteroi kai oi iereiv (25), gnontev oion kakon

    eautoiv epoihsan hrxanto koptesqai kai legein, Ouai taiv amartiaiv hmwn,hggisen h krisiv kai to telov Ierousalhm.Entonces los judos, los ancianos y los sacerdotes se dieron cuenta del mal que se haban acarreado a smismos y empezaron a golpear sus pechos, diciendo: Malditas nuestras iniquidades! He aqu que seecha encima el juicio y el fin de Jerusaln.26. egw (26) de meta twn etairwn mou elupoumhn, kai tetrwmenoi kata dianoianekrubomeqa. ezhtoumeqa gar up autwn wv kakourgoi kai wv ton naon qelontevemprhsai.Yo, por mi parte, estaba sumido en la afliccin juntamente con mis amigos, y, heridos en lo msprofundo del alma, nos mantenamos ocultos. Pues ramos hechos objeto de sus pesquisas comomalhechores y como (sujetos) que pretendan incendiar el templo.

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    27. epi de toutoiv pasin enhsteuomen (27), kai ekaqezomeqa penqountev kaiklaiontev nuktov kai hmerav ewv tou sabbatou.Por todas estas cosas, nosotros ayunbamos y estbamos sentados, lamentndonos y llorando noche yda hasta el sbado.

    VIII

    28. Sunacqentev de oi grammateiv kai farisaioi kai presbuteroi provallhlouv, akousantev oti o laov apav gogguzei kai koptetai ta sthqh legontevoti ei tw qanatw (28) autou tauta ta megista shmeia gegonen, idete oti posondikaiov estin,Entretanto, reunidos entre s los escribas, los fariseos y los ancianos, al or que el pueblo murmuraba yse golpeaba el pecho diciendo: Cuando a su muerte han sobrevenido seales tan portentosas, ved sidebera ser justo,

    29. efobhqhsan oi presbuteroi (29

    ) kai hlqon prov Peilaton deomenoi autou kailegontev,los ancianos, pues, cogieron miedo y vinieron a presencia de Pilato en plan de splica, diciendo:30. Paradov hmin stratiwtav ina fulaxwmen (30) to mnhma autou epi treivhmerav, mhpote elqontev oi maqhtai autou kleywsin auton kai upolabh o laovoti ek nekrwn anesth, kai poihswsin hmin kaka.Danos soldados para que custodien su sepulcro durante tres das, no sea que vayan a venir susdiscpulos, le substraigan y el pueblo nos haga a nosotros algn mal, creyendo que ha resucitado deentre los muertos.31. o de Peilatov paradedwken (31) autoiv Petrwnion ton kenturiwna metastratiwtwn fulassein ton tafon. kai sun autoiv hlqon presbuteroi kaigrammateiv epi to mnhma,Pilato, pues, les entreg a Petronio y a un centurin con soldados para que custodiaran el sepulcro. Ycon ellos vinieron tambin a la tumba ancianos y escribas.32. kai kulisantev liqon megan meta tou kenturiwnov (32) kai twn stratiwtwnomou pantev oi ontev ekei eqhkan epi th qura tou mnhmatov,Y, rodando una gran piedra, todos los que all se encontraban presentes, juntamente con el centurin ylos soldados, la pusieron a la puerta del sepulcro.33. kai epecrisan (33) epta sfragidav, kai skhnhn ekei phxantev efulaxan.Grabaron adems siete sellos y, despus de plantar una tienda, se pusieron a hacer guardia.

    IX

    34. prwiav de epifwskontov tou sabbatou hlqen oclov apo Ierousalhm kai thvpericwrou ina idwsi to mnhmeion esfragismenon (34).Y muy de maana, al amanecer el sbado, vino una gran multitud de Jerusaln y de sus cercanas paraver el sepulcro sellado.35. Th de nukti h epefwsken h kuriakh (35), fulassontwn twn stratiwtwn anaduo duo kata frouran, megalh fwnh egeneto en tw ouranw,Mas durante la noche que preceda al domingo, mientras estaban los soldados de dos en dos haciendo laguardia, se produjo una gran voz en el cielo.

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    36. kai eidon anoicqentav (36) touv ouranouv kai duo andrav katelqontav ekeiqepolu feggov econtav kai eggisantav tw tafw.Y vieron los cielos abiertos y dos varones que bajaban de all teniendo un gran resplandor yacercndose al sepulcro.37. o de liqov (37) ekeinov o beblhmenov epi th qura af eautou kulisqeivepecwrhse para merov, kai o tafov hnoigh kai amfoteroi oi neaniskoieishlqon.Y la piedra aquella que haban echado sobre la puerta, rodando por su propio impulso, se retir a unlado, con lo que el sepulcro qued abierto y ambos jvenes entraron.

    X

    38. idontev oun oi stratiwtai ekeinoi exupnisan ton kenturiwna kai touvpresbuterouv, parhsan gar kai autoi fulassontev (38),

    Al verlo, pues, aquellos soldados, despertaron al centurin y a los ancianos, pues tambin stos seencontraban all haciendo la guardia.39. kai exhgoumenwn autwn a eidon palin orwsin (39) exelqontav apo tou tafoutreiv andrav, kai touv duo ton ena uporqountav kai stauron akolouqountaautoiv,Y, estando ellos explicando lo que acababan de ver, advierten de nuevo tres hombres saliendo delsepulcro, dos de los cuales servan de apoyo a un tercero, y una cruz que iba en pos de ellos.40. kai twn men duo thn kefalhn cwrousan mecri tou ouranou, tou deceiragwgoumenou (40) up' autwn uperbainousan touv ouranouv.Y la cabeza de los dos (primeros) llegaba hasta el cielo, mientras que la del que era conducido por ellossobrepasaba los cielos.41. kai fwnhv (41) hkouon ek twn ouranwn legoushv, Ekhruxav toiv koimwmenoiv;Y oyeron una voz proveniente de los cielos que deca: Has predicado a los que duermen?42. kai upakoh hkoueto apo tou staurou oti Nai (42).Y se dej or desde la cruz una respuesta: S.

    XI

    43. Suneskeptonto oun allhloiv ekeinoi apelqein kai enfanisai tauta twPeilatw.Ellos entonces andaban tratando entre s de marchar y de manifestar esto a Pilato.

    44. kai eti dianooumenwn autwn fainontai palin anoicqentev oi ouranoi kaianqrwpov tiv katelqwn (44) kai eiselqwn eiv to mnhma.Y, mientras se encontraban an cavilando sobre ello, aparecen de nuevo los cielos abiertos y un hombreque baja y entra en el sepulcro.45. tauta idontev oi peri ton kenturiwna (45) nuktov espeusan prov Peilaton,afentev ton tafon on efulasson, kai exhghsanto panta aper eidon, agwniwntevmegalwv kai legontev, Alhqwv uiov hn qeou.Viendo esto los que estaban junto al centurin, se apresuraron a ir a Pilato de noche, abandonando elsepulcro que custodiaban. Y, llenos de agitacin, contaron cuanto haban visto, diciendo:Verdaderamente era Hijo de Dios.

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    46. apokriqeiv o Peilatov efh, Egw kaqareuw tou aimatov tou uiou tou qeou,umin (46) de touto edoxen.Pilato respondi de esta manera: Yo estoy limpio de la sangre del Hijo de Dios; fuisteis vosotros losque quisisteis as.47. eita proselqontev pantev edeonto autou kai parekaloun (47) keleusai twkenturiwni kai toiv stratiwtaiv mhden eipein a eidon.Despus se acercaron todos y le rogaron encarecidamente que ordenara al centurin y a los soldadosguardar secreto sobre lo que haban visto.48. sumferei gar, fasin, hmin oflhsai megisthn amartian emprosqen tou qeoukai mh empesein eiv ceirav tou laou twn Ioudaiwn kai liqasqhnai.Pues es preferible decan ser reos del mayor crimen en la presencia de Dios que caer en manos delpueblo judo y ser apedreados.49. ekeleusen oun o Peilatov tw kenturiwni (49) kai toiv stratiwtaiv mhdeneipein.

    Orden, pues, Pilato al centurin y a los soldados que no dijeran nada.

    XII

    50. Orqrou (50) de thv kuriakhv Mariam h Magdalhnh, maqhtria tou kuriou,foboumenh dia touv Ioudaiouv, epeidh eflegonto upo thv orghv, ouk epoihsenepi tw mnhmati tou kuriou a eiwqesan poiein ai gunaikev epi toivapoqnhskousi kai toiv agapwmenoiv autaiv.A la maana del domingo, Mara la de Magdala, discpula del Seor atemorizada a causa de los judos,pues estaban rabiosos de ira, no haba hecho en el sepulcro del Seor lo que solan hacer las mujerespor sus muertos queridos,51. labousa meq eauthv tav filav hlqe epi to mnhmeion opou hn teqeiv (51).tom a sus amigas consigo y vino al sepulcro en que haba sido depositado.52. kai efobounto mh idwsin autav oi Ioudaioi kai elegon, Ei kai mh en ekeinhth hmera h estaurwqh edunhqhmen klausai kai koyasqai, kan (52) nun epi toumnhmatov autou poihswmen tauta.Mas teman no fueran a ser vistas por los judos y decan: Ya que no nos fue posible llorar ylamentarnos el da aquel en que fue crucificado, hagmoslo ahora por lo menos (junto a) su sepulcro.53. tiv de apokulisei hmin kai (53) ton liqon ton teqenta epi thv qurav toumnhmeiou, ina eiselqousai parakaqesqwmen autw kai poihswmen taofeilomena;

    Pero, quin nos remover la piedra echada a la puerta del sepulcro, de manera que, pudiendo entrar,nos sentemos junto a l y hagamos lo que es debido?54. megav gar hn o liqov, kai foboumeqa mh tiv hmav idh. kai ei mh dunameqa,kan epi thv qurav balwmen a feromen eiv mnhmosunhn autou, klauswmen kaikoywmeqa (54) ewv elqwmen eiv ton oikon hmwn.Pues la piedra era muy grande y tenemos miedo no nos vaya a ver alguien. Y si (esto) no nos es posible,echemos al menos en la puerta lo que llevamos en memoria suya; lloremos y golpemonos el pechohasta que volvamos a nuestra casa.

    XIII

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    55. Kai apelqousai (55) euron ton tafon hnewgmenon kai proselqousaiparekuyan ekei, kai orwsin ekei tina neaniskon kaqezomenon mesw tou tafouwraion kai peribeblhmenon stolhn lamprotathn, ostiv efh autaiv,Fueron, pues, y encontraron abierto el sepulcro. Y en esto ven all un joven sentado en medio de latumba, hermoso y cubierto de una vestidura blanqusima, el cual les dijo:56. Ti (56) hlqate; tina zhteite; mh ton staurwqenta ekeinon; anesth kaiaphlqen, ei de mh pisteuete, parakuyate kai idete ton topon enqa ekeito, otiouk estin, anesth gar kai aphlqen ekei oqen apestalh.A qu habis venido? A quin buscis? Por ventura a aquel que fue crucificado? Resucit ya y semarch. Y si no lo queris creer, asomaos y ved el lugar donde yaca. No est, pues ha resucitado y hamarchado al lugar aquel de donde fue enviado.57. tote ai gunaikev fobhqeisai (57) efugon.Entonces las mujeres, aterrorizadas, huyeron.

    XIV

    58. hn de teleutaia hmera twn azumwn, kai polloi tinev exhrcontoupostrefontev eiv touv oikouv autwn thv eorthv pausamenhv (58).Era a la sazn el ltimo da de los zimos y muchos partan de vuelta para sus casas una vez terminadala fiesta.59. Hmeiv de oi dwdeka maqhtai tou kuriou eklaiomen kai elupoumeqa, kaiekastov lupoumenov dia to sumban aphllagh eiv ton oikon autou (59).Y nosotros, los doce discpulos del Seor, llorbamos y estbamos sumidos en la afliccin. Y cada cual,apesadumbrado por lo sucedido, retorn a su casa.60. egw de Simwn Petrov kai Andreav o adelfov mou labontev hmwn ta linaaphlqamen eiv thn qalassan, kai hn sun hmin Leueiv tou Alfaiou, on (o) (60)Kuriov . . .Yo, Simn Pedro, por mi parte, y Andrs, mi hermano, tomamos nuestras redes y nos dirigimos al mar,yendo en nuestra compaa Lev el de Alfeo, a quien el Seor

    i BARDENHEWER(GAL, p. 526) dice textualmente: Eine unbefangene Vergleichung des Fragmentesmit den parallelen Abschnitten der kanonischen Evangelien lsst ber den sekundren Charakter desPetrusevangeliums keinen Zweifel.ii Esta es la autorizada opinin de Vaganay, expresada, en su completsima obraLEvangile de Pierre (Pars,Gabalda, 21930) p. 81: Il pourrait bien s'tre inspir surtout de 1'histoire de Jsus, telle quon la racontait dansson milieu d'aprs nos quatre vangiles.iii As lo prueba el testimonio de Papas, citado por Eusebio (Hist. Eccl. III 39, 15). Cf. tambin TERTULIANO,Adv. Marc. 4,5.iv Cf. Eusebio,Hist. Eccl. VI 12,2-6.v Cf. Vaganay, o.c., p. 181-196.vi Este ttulo no pertenece al fragmento en cuestin; est tomado de los testimonios antiguos referentesa este apcrifo (cf. supra,Evangelio dePedro). [El texto griego reproducido aqu no es el que Aureliode Santos Otero presenta en su libro.] Reproducimos el texto publicado por Bouriant (Fragments dutexte grec dulivre d' Enoch et de quelques crits attribus saint Pierre: MMissCa IX 1 (Pars 1892)

    p.137-142), siguiendo, por lo general, la interpretacin y comentarios de Vaganay en su obra

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    exhaustivaL'Evangile de Pierre (Pars 2 1930) p.197-340. Nos atenemos a la divisin en versculosestablecida por Harnack y conservamos la divisin en captulos original de Robinson, aunque para lascitas utilizamos nicamente la primera. Para no multiplicar las llamadas, las notas irn al final del

    documento, precedidas sencillamente del nmero correspondiente a cada versculo.

    1 [] []]: Harnack`; Bruston ; Hilgenfeld . ]:Gebhardt . K[ ]: conjetura de Murray. : manuscrito .

    La manera de comenzar el fragmento indica que deba preceder inmediatamente el lavatorio de Pilato, enconformidad con Mt. 27.24. Esto parece exigir tambin la partcula correlativa y encaja, por otra parte,perfectamente en la mentalidad del autor, quien en el transcurso del relato quiere poner en contraste losescrpulos del presidente romano frente a la perfidia de Herodes y de los judos. La retirada de aqul, en vista deque stos no quieren lavarse las manos, debe ser interpretada como una nueva protesta recriminatoria de suconducta.2 []]: Lejay y Manchot prefieren leer[]].

    Los evangelios cannicos dan ya a Herodes el ttulo de rey (Mt. 14,9; Mc. 6,14), al par que el detetrarca (Mt. 14,1; Lc. 3,19; 9,7). El autor no titubea, aun a trueque de alterar la narracin cannica, enhacer recaer la responsabilidad por la muerte de Jess sobre Herodes, en descargo de Pilato. De estatendencia se hacen tambin eco laDidascala Siraca (c.21),Actus Petri cum Simone (c.8) yActaAndreae etMatthiae (II 26,1).

    Las palabras de Herodes parecen dirigirse a los judos; no a los soldados romanos, a quienes nuestro apcrifono hace intervenir en todo el relato de la pasin.3 ] = . ]: Gebhardt y Wilamowitz prefieren . Blas.

    EsteJos no es otro que elJos deArimatea de los cannicos, a quien se presenta con un rasgonuevo: el de ser ntimo amigo de Jess y a la vez de Pilato. Se encuentra presente, no por su condicin

    (silenciada) de miembro del sanedrn, sino como un simple espectador.Es curiosa la incoherencia de demandar a Pilato el cuerpo del Seor, siendo as que no intervino, como acabade decir, en la causa condenatoria.4 Se considera a Herodes como jefe absoluto y a Pilato como mero intermediario.5 La frmula est tomada probablemente de Lc. 23,54( ), donde encaja muy bien, ya que el evangelista se refiere a la sepultura delSeor, que tuvo lugar el viernes al caer de la tarde. En cambio, aqu no puede tomarse en sentido literal,ya que se est an en el proceso judicial, sino ms bien en el sentido de que echndose encima elsbado.

    La sentencia escriturstica est tomada muy libremente de Deut. 21,23.La vigilia de los zimos corresponde al 14 de Nisn. Parece que esta determinacin de tiempo va contra

    aquellos cristianos que mantenan la opinin de que Jess haba comido el cordero pascual el mencionado 14 deNisn y haba muerto al da siguiente.

    Herodes entrega a Jess en manos delpueblo judo, no de los esbirros romanos. Es una nueva reafirmacin dela culpabilidad del primero.6 ]: el manuscrito dice . El se refiere evidentemente al del versculo anterior,esto es, a los judos, no a los soldados romanos.

    Este escarnio inferido a Jess no consta en los evangelios cannicos. Deba consistir en empujarlepara que corriera, hacindole caer despus. Posiblemente el autor se ha inspirado en el salmo 117, alque cita libremente con frecuencia.7 ]: ms. .

    Los evangelios cannicos (cf. Mt. 27,28ss.; Mc. 15,17ss.; Lc. 23,11ss.; Jn. 19,2ss.) sitan esteepisodio despus de la flagelacin, tormento al que no alude nuestro apcrifo.

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    ]. Esta expresin ha dado pie para que algunos pensaran que

    San Justino depende de nuestro apcrifo al decir: , , ,

    (Apol. I 35,6: PG 6,3 84c). Vaganay (p.158ss.) opina que se trata ms bien de una falsa interpretacin de Jn.19,13: . . . , , tomando transitivamente, esto es, le hizo sentar.8 Cf. Mt. 27,29; Mc. 15,17; Jn. 19,2.9 Cf. Mt. 26,67; 27,30; Mc. 14,65; 15,19; Jn. 18,22; 19,3.

    ] podra recordar las palabras de Mt. 27,9: .10 ].As el manuscrito. Lods, Hilgenfeld, Robinson, Hartel, corrigen .;Preuschen ; Zahn .

    Cf. Mt. 27,35.38; Mc. 15,24.27; Lc. 23,32-33; Jn. 19,18.El trmino aparece slo en Lc. 23,33.

    No afirma taxativamente que Jess no sintiera ningn dolor (quiz s), sino que su actitud era como la del queno sufre nada. Parece, pues, que, lejos de ser ste un resabio doctico, no es sino un trazo vigoroso que haceresaltar la grandeza de nimo que muestra Jess durante su pasin.11 . ]: el manuscrito . .

    Cf. Mt. 27,37, Mc. 15,26, Lc. 23,38; Jn.19,19-22.El versculo da a entender que la inscripcin (grabada directamente en el madero de la cruz) fue puesta por los

    mismos judos. As se explica el que diga y no , que es lafrmula usada por los evangelistas y atribuida a Pilato. La expresin proftica rey de Israelestaba muy en bogaentre el pueblo para designar al Mesas.12 Cf. Mt. 27,35; Mc. 15,24; Lc. 23,34; Jn. 19,23-24.

    La reparticin de las vestiduras, tal como aqu se narra, comprendi dos tiempos: a) distribucin en lotes; b)sorteo de stos. Esto da pie para pensar que nuestro texto se relaciona ms con el salmo 21,19 que con los

    evangelios cannicos.13 Cf. Lc. 23,39-43, donde ciertamente se ha inspirado el autor. Es de notar, sin embargo, cmo el reproche delbuen ladrn no se dirige a su compaero de maldades, como en la narracin de san Lucas, sino al pueblo judo,a quien acusa pblicamente de su crimen.14 ]: Harnack y Preuschen corrigen .

    Cf. Jn. 19,31-37. El autor se ha inspirado en este lugar, pero retoca el relato a su gusto. Nuestro apcrifoconcibe el crurifragium como una atenuacin de la pena, y as la conducta del buen ladrn merece el castigode verse privado de l. Segn san Juan, fue Jess el nico a quien no quebraron las piernas; y la razn fue elencontrarse ya muerto.15 ]: fue suprimido por Piccolomini. ()]: aadido por Bouriant.

    Cf. Mt. 27,45; Mc. 15,33; Lc. 23,44-45.Los evangelistas hacen sobrevenir las tinieblas sobre toda la tierra; nuestro autor nicamente sobreJudea.

    Este retoque obedece seguramente a su deliberado propsito de dar a entender que fueron los judos los nicosresponsables de la muerte del Seor.16 Cf. Mt. 27,34.48; Mc. 15,23.36; Lc. 23,36; Jn. 19,28-30.17 ...]: Piccolomini propone esta otra lectura a base del salmo 7,17: () ( ) .18 () ]. En el manuscrito se lee slo . No hay conjuncin alguna que lo una con el verbo. Este est escrito sobre una raspadura de . Los crticos han propuesto diversas correcciones.Unos aaden una partcula ilativa y cambian la final: Schubert () . ...; Gebhardt . Otros cambian slo la final: Redpath ; Bruston;Piccolomini . Otros, finalmente, aaden una partcula ilativa sin cambiar el sentidodel verbo final: Robinson ; Swete ; Harnack .

    19 Cf. Mt. 27,46.50; Mc. 15,34.37; Lc. 23,46; Jn. 19,30.

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    Aunque la expresin fuerza ma, fuerza ma, que reemplaza al Dios mo, Dios mo de los

    evangelios cannicos, puede ser un ndice de tendencias heterodoxas, bien puede explicarse tambinpor una interpretacin literal del hebreoHel(Ps. 22,2), que etimolgicamente significa tambin

    fuerza.El trmino reemplaza a las expresiones (Mt.), (Mc. y Lc.),

    (Jn.), que significan la accin de expirar. Aunque es fcil descubrir en l un matizdoctico, pudiera interpretarse tambin en sentido ortodoxo, refirindolo a la glorificacin de Jess obtenida porla pasin. Cf. Lc. 9,51: . De hecho,Jess muerto sigue siendo para nuestro apcrifo (vv. 21 y 24). Cf.Ev. de los Hebreos n.41.20 ]: el manuscrito dice , error que Gebhardt corrige por ,Harnack por . La lectura es de Robinson. ]: con una sola ,fenmeno comn en la koin.

    Cf. Mt. 27,51; Mc. 15,38; Lc. 23,45.21 La alusin a los clavos no figura expresamente en los evangelios cannicos ni al tratar de la crucifixin ni del

    descendimiento. Nuestro apcrifo se refiere nicamente a los clavos de las manos; es que los pies no fueronfijados al patbulo con tales instrumentos?22 Lo que en los evangelios cannicos se reduce a una ligera indicacin (Mc. 15,46 y Lc. 23,53: , Jn.19,38: ), aqu se describe con todo detalle.23 La alegra de los judos obedece al hecho de no haber transgredido la ley, por cuanto Jess haba muerto yaantes de ponerse el sol (cf. v. 15).

    Cf. Mt. 27,58-60; Mc. 15,45-46; Lc. 23,53; Jn. 19,39-42.24 Que la tumba perteneciera a Jos, como aqu se afirma no lo dicen los evangelistas, si bien san Juan y sanMateo lo dan a entender. Que estuviera situada en un jardn (), lo dice san Juan (19,41).25 : el manuscrito .

    Cf. Lc. 23,48.Los comentarios de los dirigentes del pueblo ayudan al autor en su fin apologtico. Semejantes lamentaciones

    se encuentran en los cdices latinosPalatinus y Vercellensis de Lc. 23,48 (cf.Agrapha n.12) y en otrosmanuscritos siracos. Se hacen eco de ellas, adems, elEv. de los Hebreos (cf. n.40: cita de Haymon deAuxerre), y la recensin latina B delDescensus Christi ad Inferos (c.11).26 Es la primera vez que se presenta a s mismo Pedro, el presunto autor de la narracin, y lo hace en trminostales que tanto su conducta como la de los compaeros aparece irreprochable. No alude a las negaciones. Laacusacin de destruir el templo es la dirigida contra Jess (Mc. 14,58; Mt. 26,61) y contra san Esteban (Act.6,13-14), aadiendo aqu el detalle del incendio.27 ]. Segn consta por elEv. de los Hebreos (n.17), Santiago hizo voto de no probar bocado apartir de la ltima cena hasta que no se le apareciera el Seor resucitado. Nuestro apcrifo parece aludir al ayunoininterrumpido que solan observar los primeros cristianos durante el Viernes y Sbado Santo. Cf. la carta de sanIreneo al papa Vctor sobre la celebracin de la Pascua (Euseb.,Hist. Eccl. V 24,12-13).28 ]: Piccolomini: () . ]. Diels corrige .

    Cf. Mt. 27,62; Lc. 23,47-48; Jn. 7,31-32.29 ]: Parece ser una repeticin innecesaria del sujeto expresado en el versculo anterior.30 ()]: el ms. . Bouriant, Harnack y Swete corrigen .

    Cf. Mt. 27,64.31 ]: Zahn corrige . ]: manuscrito .

    Cf. Mt. 27,65-66.En cuanto al nombre dePetronio dado al centurin, los crticos piensan generalmente que no es sino

    un pseudnimo inventado por el propio redactor. Swete y Robinson creen que tal pseudnimo vendra asignificar simplemente discpulo de Pedro. Vaganay prefiere ver en l una designacin del oficio,dndole la significacin de encargado de vigilar la piedra.32 .]: As corrige Harnack el manuscrito que dice: . ]: ms. .

    Cf. Mt. 27,60.66; Mc. 15,46.

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    El apelativo degrande que se da a la piedra figura tambin en varios manuscritos de san Mateo.

    33 ]: ms. .A esta guardia, formada por soldados romanos y autoridades judas, aluda tambin elEv. de los Hebreos (cf.

    n.17 y 54).34 Nuestro apcrifo intenta reunir cuantos testigos puede para constatar mejor el hecho de la resurreccin.35 ]: Esta expresin es desconocida en los evangelios cannicos. Se encuentra en Ap. 1,10;Didach14,1; San Ignacio,AdMagnes. 9,1. ]: redundancia en sentido distributivo.36 ]: ms. . ]: ms. ; Piccolomini .

    Cf. Mt. 28,2-3.En los dos varones, algunos han querido ver a Moiss y Elas (Nestle). Se trata ms bien de ngeles. Es de

    notar que a stos se les presenta frecuentemente en la Sagrada Escritura con el nombre de varones o dejvenes(cf. Lc. 24,4; Act. 1,10). En el versculo siguiente se les llama .37 ]: ms. . ]: Robinson corrige ; Harnack;Gebhardt . ]: ms. .

    Se trata de la misma piedra que antes hubieron de arrimar con tanto esfuerzo.38 Nuestro apcrifo tiene buen cuidado de repetir y subrayar que estaban presentes las autoridades judas parahacerlas testigos del milagro de la resurreccin.39 ]: ms. . ]: ms. .

    Esta imagen de Jess acompaado de dos ngeles hace recordar la adicin del cdiceBobbiensis a Mc. 16,4(cf.Agrapha n.11). La presencia de la cruz ambulante no parece ser sino un smbolo de la victoria de Cristosobre la muerte (Vaganay, p. 299). Resch quiere ver aqu la aplicacin del graphon citado por Ps. Bernab 12,1(cf.Agrapha n.36).40 ]: ms. .

    La talla descomunal de Cristo resucitado entre dos ngeles gigantes es una manera burda de dar realce a sudivinidad. Cf.Pastor deHermas sim. IX 6,1.41 ]: ms. . ]: ms. .

    Cf. Ef. 4,9; 1 Pe. 3,19; 4,6; San Ignacio,Ad Magnes. 9,3;Pastor de Hermas sim. IX 16,5.42 ]: ms. ; Gebhardt .44 ]: ms. .45 ]: ms. . ]: ms. .

    Cf. Mt. 28,11; Mc. 15,39.El episodio tiene lugar de noche (), de acuerdo con lo dicho en el v. 35.

    46 ]: ms. .Este versculo parece ser un eco de Mt. 27,24 y viene a sintetizar la tesis de nuestro apcrifo: inocencia de

    Pilato y culpabilidad de los judos.47 ]: ms. . ]: ms. . ]: ms. ,conservado por Piccolomini, quien suprime .

    Cf. Mt. 28,12-13.49 ]: ms. .50 ]: ms. . ]: ms. .

    Este parntesis atormentado ha suscitado diversas tentativas de esclarecimiento: Robinson antepone a, Wilamowitz ; Piccolomini, en cambio, pospone .51 Cf. Mt. 28,1; Mc. 16,1-2; Lc. 24,1-10; Jn. 20,1.52 ]: ms. . La correccin es de Harnack.53 ]: Piccolomini aade .

    Cf. Mc. 16,3.54 ]: as Harnack; ms. ; Piccolomini () .

    Cf. Mc. 16,4.

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    55 . ]: Kunze corrige . ]: aadido por Gehardt.

    Cf. Mt. 28,3; Mc. 16,4-5; Lc. 24,2-5; Jn. 20,1.11-12.56 ]: sic Bouriant; ms. .

    Cf. Mt. 28,5-7; Mc. 16,6-7; Lc. 24,5-7; Jn. 20,13.15.57 ]: ms. .

    Cf. Mt. 28,8; Mc. 16,8; Lc. 24,8-11; Jn. 20,18.58 ]: ms. .59 Cf. Mt. 28,16.60 ()]: aadido por Robinson.

    Cf. Jn. 21,1-3.