Exiliados en Juan Fernández.

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    PRISIN DE LOS PATRIOTAS CHILENOS EN JUAN FERNANDEZ. 1814-1817

    Manuel Romo Snchez

    San Juan Bautista es el nombre del poblado de la isla Robinson Crusoe, llamada antiguamente Ms Afuera,en el Archipilago de Juan Fernndez.

    A espaldas de San Juan Bautista, enfrentando la baha de Cumberland, aun se aprecian las cavernasexcavadas en el cerro, donde se encerraba por las noches a los condenados a sufrir destierro en esta isla presidio.

    Esas cavernas fueron construidas por los mismos prisioneros, en el siglo XVIII, y testimonios escritos ygrficos de su existencia la proporcionaron los viajeros que alguna vez recalaron en este territorio insular. Ellasretuvieron tambin a decenas de chilenos de gran figuracin en la Patria Vieja y que fueron apresados por la fuerzas

    leales a la corona espaola durante el perodo de reconquista (1814-1817).

    Unos pocos prisioneros obtuvieron que su condena de destierro a Juan Fernndez fuera cambiada porrelegacin a sus propiedades rurales; muchos otros, sin embargo, estuvieron ms de dos aos recluidos en la isla.

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    JUAN FERNNDEZ DURANTE LA COLONIA

    Desde mediados del siglo XVIII, la Isla Juan Fernndez, actual Robinson Crusoe, fue fortificada para

    disuadir de eventuales recaladas a los enemigos de la corona espaola y destinada, adems, a presidio. La RealCdula del 7 de mayo de 1749 orden que fuese poblada y defendida.

    En cumplimiento de esta disposicin, el Presidente de Chile, Domingo Ortiz de Rosas, orden supoblamiento. Con este fin, el 11 de marzo de 1750, zarp de Concepcin, a la sazn a orillas del mar, el buqueLasCaldas, conduciendo una compaa del batalln fijo de Concepcin, ciento setenta y un colonos de ambos sexos,veintids presidiarios destinados a los trabajos de fortificacin de la baha y algn ganado para alimento. En otro

    buque se remiti el armamento apropiado. Para ejercer autoridad, se le dio el ttulo de Gobernador al TenienteCoronel Juan Navarro Santaella.

    Comenz con bros, cual de ordinario acontece en toda cosa nueva, la faena de los isleos, y echse laplanta de la futura ciudad a la lengua del agua, como en Penco, abrindose los primeros cimientos de una fortalezarasante que se denominara Santa Brbara y de una iglesia parroquial bajo la advocacin de San Antonio (...)1.Pero, el 25 de mayo de 1751, el mar arras con todo y las obras debieron ser reiniciadas.

    En sus primeros aos, la mayor afliccin que experimentaban por igual soldados y prisioneros era el hambre,puesto que dependan para su alimentacin del avituallamiento que se les enviaba desde el continente. Antonio deAndrs Prez relataba, el 26 de julio de 1778, que su barco por milagro no haba naufragado en tres ocasiones

    1 B. Vicua Mackenna : Juan Fernndez. Historia verdadera de la isla Robinson Crusoe. Santiago, Rafael Jover, editor. 1883. Pg. 273.

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    consecutivas : y esto lo atribuyo tal vez en mucha parte, a los clamores y aflicciones con que geman aquellos

    miserables afligidos presidiarios por el socorro que tanto necesitaban, habindolos encontrado todos macilentos ycasi murindose de vencidos, haciendo muchos das que aqu slo se mantenan con media libra de carne cada 24horas, sin tener sal con que cocinarla mucho menos pan con que comerla, obligndoles la necesidad a mediosustentarse con races de rboles.2

    El Presidente de Chile, el Marqus de Avils, en la memoria que entrega a su sucesor en el mando de la

    Capitana General, en 1798, se refiere del siguiente modo a Juan Fernndez :Estas (Islas de Juan Fernndez) son dos : una distinguida con el apelativo de Ms Afuera, que est

    despoblada, y la principal que se conoce con el nombre genrico de Juan Fernndez o isla de Tierra. Esta viene aser un padrastro de este reino, pues solo sirve para incomodarle por los gastos que le origina, por el cuidado de su

    provisin de vveres, que se remiten solo una vez al ao en embarcacin que viene destinada de Lima, cuya venida,si alguna vez se atrasa, como ya ha sucedido, pone en consternacin a este gobierno por el recelo fundado de que

    escasee la subsistencia de aquella guarnicin, la que siempre padece, porque ha de alimentarse de carnes salpresasque llaman charqui, que nunca puede remitirse del ao presente por la estacin en que llega el buque que le ha deconducir, y siendo aejo el que se ha de remitir, est ms sujeto a la corrupcin y la carcoma que lo inutiliza odeteriora. Su puerto es malsimo, tanto que el navo que transporta el situado procura descargar con la mayoraceleracin y hacerse a la vela inmediatamente : por esta razn y por lo dems que dir, no va algn otro decomercio. Esta isla es estril, aunque tiene agua y lea, teniendo solo una llanura en que est situada su corta

    poblacin ; sin embargo, mantiene algn ganado.

    Esta isla que slo debiera conservarse para impedir que algn corsario enemigo hiciese en ella aguada ylea, no ha faltado quien la ha reputado de suma importancia, tanto que se han construido ocho bateras, y creo quesi a su actual gobernador se le deja libertad, lo aumentar a lo infinito, no pudiendo yo dejar de extraar que se haya

    2 Citado por B. Vicua M., op. cit., p. 293.

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    puesto tanto conato en fortificar un peasco a 100 leguas de la costa, teniendo indefensa la vasta extensin de este

    continente, y que aunque nosotros poseamos aquella isla, no se impedir por eso que los corsarios enemigos puedaninterceptar el comercio de este reino con el del Per, ni que bordeen en aquellas alturas apresando los buques quevengan del Callao y la reconocen para tomar el puerto de Valparaso.

    Sus gobernadores son los comerciantes monopolistas de aquella guarnicin y presidiarios ; mal inevitable yde que es preciso desentenderse por necesidad, y es el otro motivo indicado antes, que impide que los particulareslleven de su costa efectos y comestibles3.

    Sobre la isla y sus presidiarios, Vicua Mackenna expresa :

    A fin de mantener la desaforada colonia dentro de los lmites del posible sosiego en una isla casi inaccesibley selvtica, reida con todas las dulzuras de la vida, sus gobernadores, que eran relevados como de un penosodestierro cada cinco aos, obligaron a los detenidos a trabajar sus propias mazmorras en los flancos de un cerro, y

    estas son las curiosas cuevas que en la vecindad de la fortaleza y del castillo llaman hasta hoy la atencin de losviajeros, ponindolos perplejos sobre su origen y su uso. All, en esos antros hmedos y oscuros, poblados deinsectos y de inmundas sabandijas, crueles capataces encerraban aquellos desamparados del cielo, de la tierra y aundel mar, cada noche, con barrotes de hierro (...).4

    La finalidad de mantener poblada Juan Fernndez, entonces, obedeca a una doble necesidad : alejar de ella alos extranjeros y mantener cautivos a los presidiarios que se les mandaba desde toda la costa americana, desdePanam a Santiago, segn lo dispusieran los presidentes, los cabildos, la Real Audiencia o la Inquisicin.

    3 Relacin de gobierno que dej el seor Marqus de Avils, Presidente de Chile, a su sucesor el seor don Joaqun del Pino (1796-1797). Suscrita en Santiago el31 julio 1798. Se atribuye a la pluma de Miguel Jos de Lastarria. En : Obras completas de Diego Barros Arana. Tomo X : Estudios histrico - bibliogrficos.Santiago, Imp. Cervantes, 1911 : 179.4 B. Vicua M., op. cit., p. 310.

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    APRESAMIENTO DE LOS PATRIOTAS

    Tras la derrota experimentada por los patriotas chilenos, el 2 de octubre de 1814, en Rancagua, la mayora deellos, comprometidos con la revolucin en calidad de gobernantes, militares o entusiastas partidarios de la misma,emigraron de Chile. Sin embargo, muchos otros, creyendo que sus actos no revestan delito o pensando que su

    participacin en las actividades del gobierno patriota no haba sido relevante, se quedaron en el pas. A estoshombres se persigui durante el gobierno del brigadier Mariano Osorio, buscando responsables sobre quienes hacercaer las represalias ordenadas por el Virrey del Per.

    Las instrucciones virreinales, en su punto 13, establecan : Si la toma de la capital fuese a discrecin o que lacapitulacin para entregarla de lugar a ello sin faltar en nada a lo que se hubiere prometido, se pondrn en segura

    prisin a los cmplices que hayan tenido parte en la primera revolucin, o en la continuacin de ella como motoreso cabezas, i asimismo a los miembros del gobierno revolucionario, los cuales se enviarn a Juan Fernndez hasta

    que, formulada la correspondiente sumaria, se les juzgue segn las leyes, con lo cual se quita el recelo de quepuedan volver a conspirar7.

    A pesar de que Osorio haba ofrecido garantas, diciendo que se buscaba la paz y que no se perseguira anadie, en las oficinas de gobierno se comenz a hacer la lista de aquellos sobre los cuales se ejercera la represinPor su parte, el Obispo electo, Jos Santiago Rodrguez, confeccionaba la nmina de los religiosos que debantambin recibir castigo8.

    Casi todos los patriotas decididos que se haban retirado a sus casas, como don Juan Enrique Rosales, donFrancisco de la Lastra, don Agustn Eyzaguirre, don Francisco Antonio Prez, don Jos Ignacio Cienfuegos, don

    7 Diego Barros Arana : Historia General de Chile. Santiago, Rafael Jover, editor, 1889. Tomo X : 22.8 En el oficio que el obispo eleva al General en Jefe del Ejrcito realista el 13 de noviembre de 1814, se expresa que en los conventos de Chile, que contaban conunos 600 religiosos, haba 64 que simpatizaban con la causa de la revolucin. (Barros Arana, X : 22).-

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    Manuel de Salas relata, en su Diario11, el estado de nimo en que vivan los patriotas que no se habanfugado de Chile durante los primeros das del gobierno de Osorio, las circunstancias de su detencin y el trasladode los prisioneros desde sus casas hasta la embarcacin que los llevara al destierro :

    Sobre la causa de mi prisin, slo se que habindome retirado al campo, como la mayor parte de loshabitantes de la capital de Chile, para huir de los movimientos y violencias que precedieron a la entrada del seorOssorio, me restitu a ella en fuerza de sus bandos para que todos volviesen a sus hogares, donde nada tenan quetemer.

    En virtud de ellos, viva con tranquilidad, y la inspiraba a los que trataban de seguir a los que emigraban,aterrados de las noticias de las extorsiones y demasas inferidas en el mismo pas y en otros que se hallaron en igualcaso. Estribaba mi quietud en la sana constitucin sancionada en Espaa y en los repetidos decretos, proclamas,amnistas, promesas de olvido y perdones publicados a nombre del soberano por la regencia y las juntas de Espaa,

    por el Virrey del Per y sus generales conformes al espritu de la real orden de 1 de junio de 1814, que ahora sloacaba de publicarse.

    A ms, serenaban mi nimo las leyes que establecen que ninguno sea penado sin ser precedentemente odo yconvencido en juicio y lo prevenido en la constitucin espaola, mandada obedecer en las provincias del sur deChile, y para cuya jura estaba convidado el vecindario, en las cuales se determina el modo como debe tratarse a losque se considera delincuentes, cuya morada es un asilo sagrado.

    Sobre todo, disipaba cualquiera recelo de tropela el concepto de que no podra ejecutarse sin frustrar laperegrina ocasin de pacificar fcilmente al reino, y que seguramente habra restituido al seno de sus familias amuchos prfugos que estaban cansados de convulsiones.

    11 Mi prisin y destierro en Juan Fernndez. Escritos de Manuel de Salas. Tomo II. (Reproducido en Archivo Bernardo OHiggins, tomo XIX).

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    El 9 de noviembre de 1814, a las nueve de la noche, nos arrest el Ayudante don Juan Goyena, y noscondujo al cuerpo de guardia de Talavera en el Palacio viejo, llamndome de orden del General Ossorio con el

    pretexto de ciertas declaraciones.

    Salimos al amanecer del da siguiente. Comimos y dormimos en el fundo de Montepo, conducidos por elCapitn Orihuela. Nos recibi el Capitn Piquero.

    Nos llev el Alfrez Gutirrez a Casablanca.

    El 12, a Valparaso, un Alfrez. Llegamos a la noche. Haba iluminacin con motivo de la jura.

    Al da siguiente, domingo, nos embarcaron en el entrepuente de la Sebastiana.

    Eramos en un paol veintids personas.

    Zarpamos el lunes a las cuatro y media de la tarde.

    Desembarcamos en Juan Fernndez el domingo 21.

    Fuimos de navegacin los siguientes, llevados al puerto en tres partidas :

    Primera, el da 6 (sic) : don Ignacio de la Carrera, don Francisco de la Lastra, don Javier Videla, don JuanEgaa, don Juan Miguel Benavente, don Gaspar Ruiz, don Manuel Valdivieso Larran, don Santiago MuozBezanilla, don Mateo Arnaldo Hoevel.

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    Segunda, el da 8 : don Jos Santiago Portales, don Pedro Prado Jaraquemada, don Ramn Ars, don Ignacio

    Torres, don Juan Crisstomo Alamos, don Carlos Correa Saa, don Francisco de la Sota, don Agustn Eyzaguirre,don Diego Lavaqu, don Remigio Blanco.

    Tercera, el da 9 : don Jos Ignacio Cienfuegos, don Juan Antonio Ovalle, don Diego Larran, donGernimo Reinoso, don Isidoro Errzuriz, don Agustn Vial, don Manuel de Salas, don Pedro Nolasco Valds, donJos Mara Argomedo, don Juan Jos Echeverra, don Baltasar Ureta, don Francisco Echage, don Jos AntonioRojas.

    Despus lleg don Jos Castillo, cura de San Jos.

    Se haba embarcado a los que estaban detenidos en Valparaso : don Francisco Antonio Prez, don AntonioMendiburu, don Juan Beyner, don Juan Enrique Rosales, don Manuel Blanco Encalada, don Enrique Lasalle, donJoaqun Larran, don Juan Rafael Bascun.

    Pasronnos revista para que diera recibo el Teniente Coronel don Anselmo Carabantes, Gobernador de laisla, y lo mismo la fragata, que se hizo a la vela el 25 de noviembre por la tarde.

    El Gobernador encarg a don Juan Enrique Rosales comunicarnos sus rdenes.

    Antes de embarcarnos en Valparaso, se quit a don Juan Jos Echeverra el caballo ensillado.

    Un oficial, Vila, quit a Hoevel el bastn y el reloj.

    A don Agustn Vial se le quit un estribo.

    Los guantes o lo que haba, lo tomaban los soldados.

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    Un oficial del batalln de Talavera, nombrado Palomo, prendi a don Ignacio de la Carrera en su chacra,habindole pedido antes el avo, las pistolas y la escopeta, las onzas de su yerno y quinientos pesos para la tropa.

    A don Francisco de la Lastra se le exigieron las pistolas.

    Al que menos se le engaaba, sin necesidad, dicindole que le llamaban slo a declarar. Esto era o miedo onatural y habitual perfidia.

    Ordenes infames de don Jos Villegas, marino feroz, Gobernador accidental de Valparaso : maltrat a lospresos en su castillo.

    Visitas de los oficiales ingleses y su sensibilidad que manifiestan hasta suspender la msica en sus buquesdesde que lleg a la Sebastiana la primera partida de presos. Se escandalizan de ver que se insulta a las hijas de don

    Juan Enrique Rosales, por no haber contestado al saludo de los talaveras que haban ido a arrestar a su padre.

    Supimos que don Antonio Morgado, Sargento Mayor del batalln de Talavera, asesin a un soldado de otrocuerpo, que no se cuadr al pasar. Que en Rancagua vio un Teniente Coronel a quien quera matar un talavera ydefenda un soldado de Chilo : mandole volverse a la pared, y que le tirasen. Otros sacaron a un marido de lacama ; y sucesivamente forzaron a la mujer, lo que vio el miserable despus de apaleado.

    Don Jos Antonio Mardones, arrendatario de la estancia de Goycolea, fue preso de orden de Maroto yrobado por los soldados. Volvieron a saquear la hacienda ; y defendi a su familia un oficial del pas, que ocult sunombre. Haban roto las puertas y muebles.

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    De Chilln sali una guerrilla de doscientos hombres, que se aument en el camino, y que fueron, decan o

    se les dijo, a recoger una limosna que les haca el Rey y fue a saquear la hacienda de Longav. Destruyeron sustiles y hachearon sus muebles.

    Paralelo a esto, el tristemente clebre capitn Vicente San Bruno, Presidente del Tribunal de Vigilancia ySeguridad Pblica, adquira su fama de crueldad atemorizando, apresando y matando a su antojo :

    (...) despus de haberse decretado la confinacin i destierro de numerosos patriotas de rango distinguido, lascrceles i cuarteles estaban todava llenos de individuos de condicin ms modesta, apresados por haber servido enlos batallones patriotas o de conductores de correspondencia, o por haber lanzado gritos en honor de la patria enalguna fiesta popular con que se celebraban las pascuas de ese ao12.

    El 18 de noviembre de 1814, Mariano Osorio escriba al Primer Secretario de Estado dando cuenta de estadisposicin y sealando :

    Todava quedan en esta capital y reino bastante nmero de revoltosos, a quienes es preciso y de la mayornecesidad remitir a las citadas islas y otros puntos, imponindoles adems contribuciones para cubrir los enormesgastos que han causado a la Real Hacienda con sus inicuos procederes.

    Las ideas de independencia, que tanto han cundido y se han arraigado en la mayor parte de estos habitantesrequieren providencias de esta especie para cortarlas por el pronto. Mucho se ha ultrajado al Rey, a las autoridades

    y a la nacin, y as suplico encarecidamente a V.E. disponga el real nimo de S.M. a no dar odos a lasreclamaciones de los culpados, hasta ver sus causas que remitir luego de concluidas13.

    12 Barros Arana, op. cit., Tomo X : 41.13 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 118-119.

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    En el mes de octubre, Carabante y sus funcionarios tomaron posesin de sus puestos16. Ya el 1 de noviembre

    de 1814, haba all ocho oficiales, un capelln, un cirujano, ocho sargentos, treinta y un tambores, cabos y soldados,un maestro herrero y cuatro presidiarios.

    El 21 de noviembre arrib a la isla la Sebastiana, llevando a 42 desterrados que ya sentan en sus cuerpos lossufrimientos a que se les haba condenado. Gernimo de Reinoso relata las penurias del viaje :

    Nos pusieron en el 2 entrepuente, y en un hueco de 4 varas bamos 23 hombres. Considere V.E. cmoestaramos y dormiramos. Casi nos ahogamos. De que salimos mar afuera nos dejaron subir arriba. Desde que salde mi casa hasta que llegamos a las Islas no me desnud, ni siquiera quitarme las botas. Llegu enfermo de mi maly todo podrido del camino ; que al mucho tiempo san de lo lastimado del camino. Me robaron toda la ropa que mimujer me haba llevado, que iba la pobre a trecho largo detrs de nosotros. No me dejaron ms que el vestido quetraa puesto17.

    El 22 de noviembre de 1814, tras el arribo a la isla de la corbeta Sebastiana con ms dotacin y con losprisioneros, Juan Fernndez tena los siguientes funcionarios: un Gobernador ;un Teniente de Granaderos graduadode Capitn ; un Teniente de Dragones ; un Teniente de Infantera ;cuatro Subtenientes ;un Subteniente deArtillera ;un Capitn ;un cirujano ;tres Sargentos 1 ;cinco Sargentos 2 ;dos Tambores ;cinco Cabos 1;siete Cabos2 ; y ciento veinte y tres soldados.18

    A fines de diciembre se les envi objetos para el culto, bulas para sus necesidades espirituales, vestuario

    para la tropa, medicinas y vveres: 392 los de charqui con 801 quintales 96 libras ;32 zurrones de a fanega de

    16 As se desprende de carta remitida desde el continente al Gobernador el 27 de noviembre de 1815 : Un olvido natural ha demorado el aviso que debi darse aV. de las asignaciones que dejaron a sus familias algunos de los individuos que pasaron a esa Isla en octubre de 1814 (...). En Archivo OHiggins, XIX : 45.17 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 315-316. Reynoso fecha su carta, dirigida a Mariano Osorio, en Quillota, lugar donde, a la sazn, se encontraba confinado, el25 de abril de 1815.18 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 9.

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    garbanzos ; 298 zurrones de a fanega de frijoles ; 5 costales de arroz ; 7 fardos de azcar de a tres panes ; 250

    zurrones de harina de a 15 almudes ; 50 piedras de sal ; 72 quintales de grasa ; 2 zurrones de cuero entero de aj ; 8botijas de vino ; y 2 botijas de aguardiente. 19

    El aprovisionamiento de vveres lo tendran por medio de los viajes regulares de la corbeta Sebastiana, quellegara a Juan Fernndez cada dos meses.

    Los ms acomodados, los que pudieron entregar dinero a cambio de un mejor trato, fueron albergados en losranchos de San Juan Bautista, que eran chozas miserables cubiertas con paja, expuestas al viento y a la intemperiede las estaciones; y estaban inundadas por una terrible plaga de avispas y dems insectos, cuyas picadurasoriginaban punzantes dolores y molestias de toda especie. Las ratas se haban propagado con tan prodigiosarapidez, que en los almacenes del estado consuman mayor cantidad de provisiones que la tropa, a pesar de todas las

    precauciones que se tomaban. La guarnicin ocupaba los mejores edificios, y dejaba a los presidiarios en grutasinhabitables o en cabaas mal abrigadas.20

    Haba tres clases de prisioneros en Juan Fernndez : 1) Los desterrados por su participacin en los sucesosrevolucionarios, pues, como decan las instrucciones virreinales, se pondr en segura prisin a los cmplices quehayan tenido parte en la primera revolucin, o en la continuacin de ella como motores o cabezas, y asimismo a losmiembros del gobierno revolucionario, los cuales se enviarn a Juan Fernndez hasta que, formulada lacorrespondiente sumaria, se les juzgue segn las leyes, con lo cual se quita el recelo de que puedan volver aconspirar ; 2) Los condenados por insurgentes, es decir, tomados prisioneros en hechos de armas, como el caso

    de Pedro Juan Chavarra, que figura con tal calidad en la lista de presidiarios del 30 de abril de 1815 y de quien diceManuel de Salas en su Diario, el 11 de febrero de 1816 : Pedro Juan Chavarra, presidiario, salvado de la muerte

    19 Archivo OHiggins, tomo XIX : 22.20 Diego Barros Arana : Historia General de la Independencia. Santiago, Imprenta del Ferrocarril, 1857. Tomo III : 50.

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    Aqu padece el cuerpo con toda especie de males ; sufre la falta de vivienda que toda es un rancho o chozainmunda, lleno de agujeros por todas partes ; se llueve como afuera, a pesar de haberla techado y costado por cienpesos. Para poder dormir sin mojarse, es preciso poner un cuero de techo y en el lugar en que uno est, lo mismo.La infinidad de ratones le roen la paja y al poco tiempo de puesta est consumida por ellos. Los vientos voraces sela llevan y as no hay remedio.

    La plaga de ratones acrecentaba el sufrimiento:

    En tres das apenas alcanzamos a tapar las cuevas de mi pequea choza, que la tenan en estado de unaprxima ruina, y aunque por entonces se sacaran ms de sesenta espuertas de tierra, en ningn da de barridodejamos de sacar seis u ocho de un recinto que apenas tiene cuatro varas en cuadro, por la multitud de excavacionesy cuevas que sin necesidad trabajan de noche. Era preciso acostarnos cuando nos hallbamos muy rendidos delsueo, pues de lo contrario el bullicio de los animales, y el descompasado maullido de los gatos montaraces que

    tenamos amarrados, porque rompan los techos y arremetan la gente para fugarse, no permitan dormir. Estemismo inconveniente ocasionaba el soplo violentsimo de los huracanes, cuyos silbidos y estremecimiento de losranchos, impide toda quietud, mortificando la cabeza e irritando el nimo.23

    Para aumentar el padecimiento de los prisioneros polticos, la mayora de los cuales estaba acostumbrada allujo y a la comodidad, se les mezcl con presos comunes : Antes de un mes llegaron a la isla algunos criminalesfamosos y muchas mujeres perdidas, con los cuales los confundan sus guardianes. Los consejeros del gobernador

    Carabantes, dos oficiales Vial y Garca, le instaron repetidas veces para que obligase a los reos polticos a tomarparte en los trabajos forzados a que se condenaba a los otros presidiarios. Comenzse a disminuirles la racin decomida cada vez que se tema escasez de vveres, y a sujetar las provisiones que sus familias remitan a los presos.

    23 Juan Egaa : El Chileno consolado en los presidios o Filosofa de la Religin. (Citado por Vicua Mackenna, op. cit., p. 423).

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    Como era de uso y costumbre en el presidio, el gobernador, aunque hombre de buenos sentimientos, se hizo

    comerciante y venda a los patriotas los mismos vveres que les remitan de Chile.24

    En enero de 1815, Mariano Osorio determin cambiar al Gobernador de Juan Fernndez, y as, con fecha 17de ese mes, confiri el ttulo de tal al Capitn del Regimiento de Infantera de Talavera, Jos Piquero.

    Mariano Osorio, por su parte, haba confiado a los enviados de Chile a la Corte espaola, Luis Urrjola yJuan Manuel de Elizalde, una representacin para ser entregada en Madrid y fechada en Santiago el 15 de marzo de1815. En ella daba cuenta de su gestin hasta el momento:

    Luego que llegu a la capital de Santiago, me impuse de que residan en ella varios individuos que o habansido miembros de los diferentes gobiernos que se sucedieron en el tiempo de la revolucin, o haban tomado una

    parte activa en el establecimiento de sta y en su continuacin, acreditndolo as la opinin pblica y losdocumentos incontestables que he tenido en mi poder ; y juzgando por una dolorosa experiencia, repetida en

    diversos puntos de Amrica, que podra ser muy perjudicial a la quietud pblica su presencia mientras no seconsolida la obra de la pacificacin, he confinado por pronta providencia a la isla de Juan Fernndez a los de mayorrepresentacin e influjo en el anterior trastorno, y a otros de menor consideracin a diversos puntos del reino endonde no hay recelo que puedan contribuir a la reproduccin de las pasadas escenas, cuyos bienes y propiedadeshan sufrido el correspondiente embargo que reclaman los perjuicios causados, mientras se concluyen las causas quese les estn formando. Aunque ha habido en el distrito de mi mando algunos espaoles europeos y muchosamericanos disidentes, los hay tambin de unos y otros que han jurado una fidelidad eterna a su soberano, y han

    detestado por consiguiente la revolucin y llorado desde sus hogares su influjo25.

    24 Diego Barros Arana : Historia General de la Independencia. Tomo III : 51.25 En Barros Arana, X : 251.

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    En la segunda quincena de marzo de 1815, la fragata Sebastiana arrib a Juan Fernndez conduciendo al

    nuevo Gobernador y una corta guarnicin. El da 24, se confeccion la lista de los individuos que abandonaban elPresidio con destino al continente a bordo de la corbeta Sebastiana, incluidos los siguientes individuos que seencontraban bajo arresto : Francisco Manuel de la Sotta, Jos Paciente de la Sotta, Diego de Lavaqu y GernimoReinoso de Zelaya.

    Pero otros prisioneros haban llegado en la misma nave, como se desprende de la carta que el presbtero JuanPablo Michelot escribe al Obispo Jos Santiago Rodrguez Zorrilla, fechada en Juan Fernndez, en mayo de 1815 :

    hacen ya un mes y doce das que me hallo en este destino y, agrega, seis meses me han hecho sufrir, parte enRancagua, parte en el Cuartel de Talavera sito en esa capital y lo ms en el castillo de San Jos, fortaleza del puertode Valparaso, los ms inslitos padecimientos26.

    El Gobernador Jos Piquero, recin llegado a la isla, entrega su primera impresin al Presidente y CapitnGeneral del Reino de Chile, Mariano Osorio, el 26 de marzo de 1815 :

    Con motivo del mal temporal que ha entrado, y a lo expuesta que est aqu la corbeta, no me ha dado tiempoel Comandante de ella a que me entere por menor de todo lo que hay en esta Isla. No tengo quien me ayude en loms mnimo, y por consiguiente todo lo tengo que hacer por mi mano, por lo que notar algunas faltas, que esperome las dispense hasta otro viaje. Slo puedo decir a V. S. que todos los edificios del Rey se estn deshaciendo,hasta la Iglesia.

    Remito a V. S. dobles listas de los presos de todas clases que hay en este presidio, y el conocimiento oinventario de lo que hay existente, como lo que falta para los trabajos pblicos y lancha de este puerto, lo queespero de su bondad haga se me remita en primera ocasin.

    26 Archivo OHiggins, XIX : 316-319.

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    El Padre Capelln que se hallaba en sta, fray Salvador Navarrete, marcha a esa Pennsula, por haber sido

    relevado por otro de la Orden de San Francisco de esa ciudad, llamado Fray Miguel Poveda, quien trae ttulo de talCapelln del seor Obispo de esa Dicesis.

    El armamento de la tropa que se halla en esta guarnicin est la mayor parte intil, pero no puedo dar a V. S.el nmero fijo por el limitado tiempo, en virtud de que la corbeta se halla a la vela.

    El charqui (que) ha venido de bastimento es casi intil, se lo imparto a V. S. para que el que se me remese

    en lo sucesivo sea fresco y de la mejor calidad.

    Cerciorado del consumo mensual de vveres que tiene esta Isla, he graduado con los que haba y los que hatrado la corbeta, no falte para tres meses.

    A la oficialidad y tropa que hall de guarnicin slo he podido abonarle tres meses de sueldos contados

    desde primero de enero del corriente ao hasta ltimo de marzo, atendiendo a los fondos fsicos que se meentregaron en esa al efecto. A estos individuos se les deben dos meses del pasado ao, sin contar sus atrasados :espero la orden de V. S. para satisfacerles lo primero.

    El Fsico de este establecimiento, don Juan Prez, solicita se le releve, y en esto se le hace un gran favor atodos los habitantes de esta Isla, por no entender nada de ciruga, pues slo es aficionado al arte27.

    Con fecha 30 de abril de 1815, Jos Piquero, da cuenta de los presidiarios que quedan en Juan Fernndez,rebajados los que deben salir por cumplidos28 : Pedro Victoriano, Angel Ortiz, Pedro Juan Chavarra y PedroPozo, todos ellos por insurgentes ; Manuel Quijada, Jos Villaseor, Feliciano Reyes, Pascual Cisterna, Rafael

    27 En Archivo OHiggins, XIX : 27.28 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 41.

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    Cerca de estas edificaciones, estaba el almacn de tabaco y otros artculos de abasto pblico, con cimiento depiedra, pared de adobe, techo de paja, ventanas de fierro y madera. Su corredor tena postes labrados y bases depiedra para mayor seguridad. Al lado izquierdo de su puerta principal haba un cuarto pequeo.

    El cuartel antiguo de tropa se levantaba a diez metros de la casa del Gobernador. El cuartel de guardia delmuelle consista en un modesto rancho de piedra y barro, de diez por cinco metros y sin puerta.

    Se contaba, adems, con un par de ranchos que hacan las veces de carpintera y herrera.

    La plaza de Santa Brbara era la edificacin de mayor importancia: La batera de sta mira al surgidero delPuerto: tiene a su frente un can antiguo de adobe y teja con varias divisiones en que se hallan: el cuartel de latropa, depsito de pertrechos, almacn de vveres y sala de armas. Este edificio tena sesenta metros de largo porseis de ancho. A la derecha del mismo, se levantaba una palizada con tres divisiones destinadas la primera al

    Cuerpo de Guardia y las otras dos a Pabelln de Oficiales. A la izquierda, otra construccin de treinta y nueve porcinco metros, destinada a calabozo, calabocillo, cuarto de herramientas y Brigada o habitacin de presos con sucorrespondiente cocina al extremo. Al costado sur, un rancho destinado, tambin, a pabelln de oficiales.

    Al frente de la puerta principal de la Plaza de Santa Brbara, se levantaba una pequea construccin queserva para guardar unas pocas municiones y pertrechos. El almacn de plvora, propiamente, se encontraba en elcamino de Villagra.

    Las defensas de la isla consistan en cuatro bateras: La de Santa Brbara, la de San Carlos, la de Pangal y labatera del Ingls. El 30 de abril de 1815, Jos Piquero sobre esto, expresaba : que slo existen en la Batera deSanta Brbara 4 caones de calibre de a 4, montados en sus correspondientes cureas tiles, y los restantesdesmontados, repartidos por varios puntos de este destino, como son el del Ingls, Pangal y San Carlos, que son de

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    distintos calibres, y una culebrina de 16 que est en la Batera de Santa Brbara, tambin desmontada, y es de

    bronce31

    .

    Mientras tanto, en Santiago, Mariano Osorio haba hecho publicar un bando, el 29 de abril de 1815,exigiendo que todas las personas que tuvieran en su poder caudales y bienes de los revolucionarios confinados enJuan Fernndez y de los fugados a Mendoza, los declarasen a la Tesorera General para tomar razn de ellos32.

    Respecto a las deportaciones a Juan Fernndez, Mariano Osorio escriba el 19 de junio de 1815 al Virrey del

    Per, diciendo :

    Slo recordar a V.E. el artculo trece de sus instrucciones que me ha servido de norma para el castigo delos sediciosos, y cuya aplicacin a mis procedimientos, har ver que lejos de exceder sus lmites que recomienda, alcontrario guiado de mi oposicin natural a todo lo que sea agravar la suerte del delincuente, he moderado su justorigor, en cuanto me lo han permitido las circunstancias.

    Por l me encarga V.E., la separacin de este Reino y remisin a la Isla de Juan Fernndez de todos aquellosque han tomado parte activa en el anterior trastorno de sus diferentes pocas. As lo hice luego que entr en estacapital con algunos de los ms principales : lo he verificado despus con otros, cuya permanencia por documentosautnticos por notoriedad y fama pblica cre que poda volver a comprometer la tranquilidad de este territorio.

    V.E. sabe muy bien que es muy corto el nmero de los que se hallan en aquel destino y aun de estos he

    hecho regresar a unos cuantos cuyas erradas opiniones no han sido de la mayor trascendencia, considerando que laconfinacin de seis meses en un lugar incmodo, y destituido enteramente de recursos, les habr servido de bastanteescarmiento33.

    31 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 39.32 Viva el Rey. Gazeta del Gobierno de Chile. N26, 11 mayo 1815.33 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 83.

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    Cmo haba llegado a cambiar su opinin ?

    Naturalmente compasivo y humano, el presidente haba obrado en todo por instigaciones ajenas, y se habamanchado con crmenes horribles cometidos bajo su nombre y responsabilidad. Los memoriales de los presos, losempeos de las familias de estos y el disgusto creciente que por todas partes despertaba su poltica, le haban hechoabrir los ojos y descubrir los males y las injusticias de su gobierno. No tard en conocer que muchos presidiariossufran en Juan Fernndez el castigo de delitos que no haban cometido, y que la participacin de otros en los

    sucesos de la revolucin estaba suficientemente purgada con cortos destierros. En esta persuasin, no se habademorado en cambiar de conducta y en adoptar medidas de lenidad y reconciliacin. (...) (Pidi a la RealAudiencia) que se formasen interrogatorios adaptados a los delitos de que se acusaba a cada uno de los reos, pararecoger de ellos sus confesiones por conducto del gobernador de la isla, y present una lista de todos aquellos

    presidiarios que no merecan el castigo que se les haba aplicado. En esta virtud, prob que era ms prudente usarde clemencia para con algunos, y, en vista de lo expuesto por el oidor Caspe sobre conceder gracia a los menos

    culpables entre los presidiarios, resolvi expedir las rdenes correspondientes para confinar a sus haciendas o avarios pueblos del reino a don Francisco Lastra, don Gabriel Valdivieso, don Javier Videla, don Jos SantiagoPortales, don Pedro Prado, don Jos Antonio Rojas, don Isidoro Errzuriz, don Juan Antonio Ovalle y don MartnCalvo Encalada.

    Para obtener la vuelta a Santiago de algunos de estos, haban recurrido sus familiares a todo gnero deinstancias y de empeos ; pero es necesario hacer justicia a la generosidad que manifest Osorio en aquellas

    circunstancias. El presidente de Chile no era de modo alguno un hombre inhumano, como se le ha querido pintar ; ysi no tuvo energa y firmeza para sobreponerse siempre a ajenas sugestiones, alcanz al menos a hacer el bien cadavez que estuvo en sus manos.34

    34 Diego Barros Arana : Historia General de la Independencia. Tomo III : 56.

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    El virrey no contest a la representacin de los confinados, expresando a sus confidentes que intercederapor ellos si pidiesen perdn, pero no intentando justificarse.

    Los refugiados en Mendoza slo son llamados a edictos y pregones, confiscados y declarados dignos depena indirectamente en el suplemento de la Gaceta del Gobierno de 15 de junio de 1815. Estos son, a ms, retradoscon la perspectiva de Juan Fernndez y las investigaciones hasta de los embarazos de las mujeres de los escondidos,como don Joaqun Echeverra, don Fernando Errzuriz, don Francisco Vicua, etc.

    22 (de octubre). El Domingo a la tarde, se vio un buque de dos palos, que desapareci al ponerse el sol.

    En la noche, fandango en casa de una chilota vieja, rompen la guitarra del artillero Jara. Herido levementeArgomedo. Recelo del origen de este suceso.

    21 de noviembre de 1815. Exemplum enim do vobis, tu sicut ego feci, ita it vos faciatis. Et vos debetis essemisericordes, sicut et pater misericors est.

    El 21 del presente se cumple un ao de nuestro arribo a esta isla ; y es una obligacin de religin y dejusticia, consagrar este da para rendir gracias a Dios por los beneficios que aqu nos ha dispensado. JuanFernndez, conforme a la intencin del jefe que nos hizo venir, y a las circunstancias del mismo lugar y de nuestras

    personas, deba de acabar con nuestra existencia, si la Providencia de Dios, siempre bienhechora, no nos hubiera

    sostenido por medios que casi parecen exceder a lo que naturalmente poda esperarse.

    Lleg la fragata Elisa, ballenera inglesa que estuvo el 15 de septiembre a la vista. Se fue el da 24. Llev dosreses. Vendi algunas frioleras. Los soldados le robaron una hacha y aguardiente despus de recibida la carne yotras cosas. Llevaba mil ochocientos barriles de aceite. Vena de la isla de Afuera, donde los tripulantes pescaron ytomaron lobos. Dieron noticia de una gran siembra de papas hecha all por tres americanos, a quienes haban trado

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    all y dejado antes, pero a quienes no encontraron a la vuelta. Haban quedado para cazar lobos por haberlos hallado

    en aquel punto, donde, habiendo desembarcado, perdieron su buque apresado por un corsario ingls.

    Los dos navos espaoles San Hermenegildo yReal Carlos se baten sin reconocerse y se destruyen.

    En la noche del 21, se dispararon dos fusilazos a los que robaban las gallinas del Gobernador y parecanfantasmas.

    A medianoche, la guardia del fuerte dio alarma a vista de una cabra que se qued suelta.

    A Juan Fernndez se llevan tablas de Chile y se trae charqui para la racin.

    Los ratones matan a los gatos.

    Se tiran balas a las nimas.

    El castillo no se permite ver, aun cuando est al pie de un cerro, que lo manifiesta desde sus cimientos a laprimera vista.

    29 (de noviembre). Navo a la vista con direccin a Valparaso. Seas con la artillera.

    Los esclavos reclutados por los Carrera, hechos prisioneros en la cordillera, son condenados a trabajospblicos en Valparaso y otros dados a los oficiales. Si eran libres, deban ser tratados como los dems prisionerosde los que muchos fueron incorporados a las tropas ; y si esclavos, debieron ser devueltos a sus amos42.

    42 Se refiere a las disposiciones tomadas por Osorio en relacin a los esclavos y que Barros Arana relata as : En los primeros das de la reconquista, sepresentaron al gobierno algunos vecinos exigiendo urgentemente que se les devolvieran uno o ms esclavos que las autoridades patriotas les haban quitado parahacerlos servir en el ejrcito, declarndolos al efecto hombres libres. El gobierno de Osorio resolvi que los esclavos eran propiedad de sus amos, que no haba

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    11 de diciembre. Se tiraron tres caonazos a un bergantnNuestra Seora de las Nieves, que esper al bote yuna carta para Chile, pidiendo animales. Se dio media racin, y slo qued un tercio para el mes siguiente. Vena deCoquimbo con cincuenta y ocho das.

    Dijo que haban llegado dos mil doscientos hombres a Lima desde Panam ; que Pezuela se preparaba a darbatalla en el Per ; y que Chile estaba quieto.

    Un marinero cont que el bergantn Potrillo haba sido echado a pique por un buque americano.Chile.

    Mientras tanto, en los ltimos das de noviembre, Mariano Osorio represent al Tribunal de la RealAudiencia el poco grado de culpabilidad de algunos de los confinados en Juan Fernndez. Obtuvo de este modo uninforme favorable que le permiti liberar del destierro a trece de ellos43. Sin embargo, este inters de Osorio poraliviar la presin sobre Chile, llegaba demasiado tarde, pues haba perdido el favor del Virrey del Per y el ReyFernando VII le haba otorgado el ttulo de Gobernador y Capitn General del Reino de Chile al Mariscal de CampoFrancisco Casimiro Marc del Pont, quien fue recibido en Santiago, con la mayor pompa, el 26 de diciembre delmismo ao.

    El 5 de enero de 1816, se produjo un incendio de grandes proporciones en el Presidio. El Gobernador, cuatrodas ms tarde, informaba:

    Cuando con fecha 6 de mayo del ao prximo pasado, dirig a V.S. el inventario de los edificios de esta isla,hice ver en l su ruinoso estado y lo que se necesitaba para su pronto reparo. Avis tambin lo que haban padecido

    autoridad alguna que pudiera quitar a estos lo que les perteneca, y que por tanto, las providencia gubernativas concernientes a la libertad de esclavos, eran nulas,debiendo por lo tanto volver estos al dominio de los que los reclamaban con justo ttulo. (Barros Arana, X : 37).-43 Encina, VII : 53.

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    muchos de ellos con un fuerte temporal que sufrimos y lo que pudieran haber sufrido todos, si dura algunas horas

    ms tan extraordinaria tempestad.Entonces prev igualmente por la situacin de los edificios, lo muy dbil y combustible de ellos a causa de la

    paja de los techos y palizada de sus paredes o quinchas, la repeticin y constancia de los vientos dursimos quefomenta este recio clima : que el fuego, que en cualquiera parte se dice con razn poderoso enemigo, es de tantamayor fuerza en este desgraciado presidio cuanto en l concurren a toda hora las circunstancias ms aparentes paraque sus habitantes sufran las ms fatales e irreparables consecuencias.

    En 10 meses ha que estoy encargado de este gobierno, ha principiado por tres ocasiones a incendiarse supoblacin. En dos de ellas se ha atajado con slo la ruina de tal cual habitacin. La ltima inici el 5 del corrientecomo a las 11 del da, por el can en que vivan el Comandante de la tropa de Concepcin, el Padre Capelln yalgunos detenidos. Empez con tal violencia y rapidez, que los interesados perdieron casi todo cuanto all tenan. Seagrav la prdida, y fue el ms ntimo dolor el triste espectculo de ver caer muerto, sin auxilio espiritual nitemporal, a don Pedro Nolasco Valds, como a distancia de veinte varas del fuego, sin que se advirtiese otra causade tan sensible desgracia que el natural susto del estrago que amenazaba : dicha habitacin dista como doce varasde la iglesia, a que sigue el almacn pblico y casa que ocupo, de aquellas hasta el muelle sucesivamente las demsdominadas todas por ella, en que estaba el origen del fuego : se aviv ste y foment en su grado, con el impetuosoviento que soplaba desde dicha casa incendiada, que en muy breve tiempo se vio el fuego por todas partes y

    principalmente en los ranchos que seguan para abajo, y en el edificio del Hospital que se quem al todo, con todossus aperos y utensilios, excepto un corto rezago, con tres ranchos que tenan al frente calle de por medio y otros que

    como a distancia de media cuadra seguan a la parte de abajo

    Hice con toda la tropa y ms gente de mi mando cuanto estuvo a mis alcances para cortar el fuego ; pero,atendidas las circunstancias, debo confesar que el que hubiese terminado y no incendindose toda la Isla, fue obrasuperior y no de mi celo y disposicin.

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    El fuego, como he dicho, principi en la casa superior y dominante, y el viento que lo agitaba, se diriga a

    las inferiores dominadas con tanto mpetu y violencia, que parece empeado en la obra ; la iglesia y ms principalesedificios estaban, como tambin dije, mucho ms inmediatos a la casa incendiada que los que padecieron igualestrago, por lo mismo que no librasen estos y s aquellos cuya prdida hubiera redoblado nuestros males y

    padecimientos y acaso causado en el todo nuestra infelicidad y ruina, es preciso se crea fue providenciasupernatural y extraordinaria (...)44.

    Concluye su carta pidiendo del Gobierno el envo de un buen carpintero y materiales de construccin, y

    haciendo presente, adems, que el nmero de presidiarios que hay en esta Isla para el trabajo de obras pblicas quehay que hacer es muy corto, y as nada se puede adelantar si V.S. no determina vengan algunos ms para ayudar aestos, pues los ms de ellos estn bastante enfermos y por consiguiente no pueden trabajar 45. Los Ministros de laReal Hacienda, en Santiago, el 3 de julio, manifiestan, respecto a esto ltimo, que es indispensable la remisin demayor nmero de presidiarios, mediante a que el existente es corto, segn lo expone el Gobernador, y esto se podrconseguir sirvindose V.S. oficiar a la Real Audiencia para que abreviando la conclusin de las causas de reos,

    pueda confinar a los que merezcan a Juan Fernndez46.

    Sobre este incendio, los desterrados, en su segundo Memorial, sealan : Despus procedi el voraz incendiodel 5 de enero, da en que debimos perecer todos, si la mano del Omnipotente no hubiese conservado como por unmilagro algunos pocos vveres y ranchos. Sin embargo, fallecieron dos de nuestros compaeros, uno en el acto 47 yotro de resultas de la afliccin, miseria y privaciones48, y el resto slo presentaba la imagen de la muerte y ladesolacin49.

    44 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 46-47.45 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 48.46 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 51.47 Pedro Nolasco Valds.48 Fray Pedro Amasa.49 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 320.

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    Los relegados a Juan Fernndez con las formalidades de justicia, slo vinieron a prestar su confesin a los

    catorce meses de destierro en la isla.El 28 de diciembre de 1815, se tom su confesin por el Gobernador a Muoz Bezanilla y a Alamos.

    El 29, a don Carlos Correa de Saa y a don Agustn Beyner.

    El 30, a don Bernardo Vergara.

    El 2 de enero de 1816, a don Juan Miguel Benavente, a don Ignacio Torres y a don Mariano Egaa.

    El 3, a don Juan Enrique Rosales y a don Antonio Urrutia Mendiburu.

    El 4, a don Gaspar Ruiz de Berecedo.

    El 5, se empez a tomar confesin a don Ignacio de la Carrera, y estando en ella, sobrevino un incendio enla casa del capelln y del comandante Puga, de donde se comunic al cuarto de don Juan Enrique Rosales, del padrecura Espinoza, de don Carlos Correa y de don Pedro Nolasco Valds, que muri. Perdieron casi todos sus bienes.

    El fuego se comunic con un viento impetuoso a las habitaciones de Larran, Prez y Blanco, a la deCienfuegos, a la de Ureta y Bezanilla ; y las redujo a cenizas ; y a otras, hasta trece.

    El incendio ces a medioda50.

    6 de enero de 1816. A la tarde se enterr a don Pedro Nolasco Valds.

    50 Sobre este incendio, recin en junio la Gazeta del Gobierno public alguna noticia. (Viva el Rey..., N55, 18 junio 1816).

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    Bando para restituir lo robado en el incendio.El 9 muri el padre fray Pedro Amasa, que tena licencia para irse.

    Don Ignacio de la Carrera sigui prestando su confesin.

    El 10, declararon don Agustn Eyzaguirre y don Francisco Antonio Prez.

    El 11, don Ramn Ars y el presbtero don Juan Pablo Michilot.

    El 12, don Francisco Castillo, cura de Mercaderes en Popayn e interino de San Jos, y don Joaqun Larran.

    El 13, don Mateo Arnaldo Hoevel y don Remigio Blanco, cnsules.

    El 15, el cura don Jos Ignacio Cienfuegos.

    Lleg la fragata ballenera Fnix, inglesa, que se fue al da siguiente.

    16. Declararon don Manuel de Salas y don Juan Jos Echeverra.

    El 17, don Agustn Vial.

    El 18, lleg la fragata inglesa ballenera Criton. Confirm la derrota de Bonaparte. Dijo haber encontrado alnavoMilagro, procedente de Guayaquil. Vendi alguna ropa al Gobernador ; y se fue el 19 llevando una vaca.

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    Sobre quien expresaba peor juicio, era sobre Jos Antonio Rodrguez, Fiscal, puesto que su conducta essrdida y venal, pues ha tirado a complotarse y ha influido eficazmente con todo el Tribunal en el regreso de la islade Juan Fernndez de muchos de los ms famosos revolucionarios, a los cuales he vuelto yo a confinar en uncastillo de Valparaso con nimo de alejarlos ms, si es posible, para precaver las fatales consecuencias que yaempezaban a sentirse por tan intempestiva e implcita indulgencia.56

    Manuel de Salas, segua registrando en su diario de prisin el lento transcurrir de los acontecimientos :

    19 de mayo (1816). Se vio un buque con direccin al puerto. Sali el bote a llamarlo. Ech al mar su lanchacon botijas para hacer agua. Era la Paula, procedente de Valparaso, y arribada a Coquimbo con trigo y vveres paraChilo.

    Se hizo junta de guerra para pedirle ciento cincuenta fanegas de trigo y alguna grasa ; pero no pudo entrarpor temporal ; y se llev el bote y cinco hombres de la isla.

    Dej a su maestre Cuadros, a su guardin Hurtado, a dos marineros, al segundo Escribano, la lancha y lasbotijas.

    Dieron noticia de la escuadrilla de Buenos Aires. Su entrada en el Callao el 9 de enero. Estaban enGuayaquil el 10 de febrero. Prdida all de un bergantn. Demolicin del fuerte de piedra. Salida de seis buques delPer armados por el comercio con milln y medio de pesos, con la circunstancia de pedir que no fuese en ellos

    ningn oficial de marina. Prdida de la Consecuencia, que vena de Espaa con ochocientos mil pesos y delGobernador de Guayaquil ; de otro buque llamado la Gobernadora ; de la Candelaria y un pailebot, procedente deIntermedios ; y de la goleta que fue de Tonsel, quitada a Astorga de Valparaso y vendida a un Torres de Lima, alentrar en Chilo. Dudas sobre la toma de Cartagena por el general Morillo. Creacin de vales reales en Lima de a

    56 Archivo OHiggins, XIX : 179.-

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    quinientos pesos, medio milln, por pasaportes para viajar. Los de Valparaso los maneja Padn ; valen tres cuartos.Noticias de estar nombrado Presidente Ossorio ; y Marc, Virrey ; prisin de Lastra, Encalada, Prado, Videla,Bascun, etc., en Valparaso. El yerno del Virrey, Gobernador de Panam, es conducido en el Potrillo. Ciudadelaen el cerro de Santa Luca.

    El 29 de mayo, al amanecer, entr el bergantnJustiniano, presa. Trajo el situado y descarg, adelantndosea la Sebastiana que arrib el 1 de junio.

    La corbeta condujo cuarenta hombres de guarnicin al mando de don Pedro Guerrero, Teniente del Chilo, ydesterrados de Concepcin a don Pedro Jos Benavente, a don Santiago y a don Jos Antonio Fernndez, capitanes,a don Juan Luna, Teniente Coronel graduado, a don Gregorio Henrquez, Capitn de Valdivia, a don Marcos Bello,miliciano retirado, a don Santiago Pantoja, comerciante, a don Manuel Garretn, a don Antonio Tirapegui,Administrador de Correos, a don Toms Quezada, agrimensor general, a don Pablo Romero, Capitn de milicias, adon Domingo Cruzat, a don Santos Astete, miliciano, a su hijo don Julin, a don Francisco Villalobos y a ocho

    presidiarios.

    Los siete primeros de la nmina anterior vinieron de Concepcin a Valparaso en el Sacramento. Los ochosiguientes, por tierra ; luego al puerto, y de all a la corbeta57.

    A los primeros decret don Miguel Atero, Intendente interino de Concepcin, que pasasen a respirar airespuros ; a los segundos que fuesen a Santiago a vindicarse.

    El Obispo de Concepcin visit a los primeros a bordo.

    57 Semanas antes, en Santiago, se sealaba : El Oidor Fiscal, vista la solicitud de los siete reos remitidos de Concepcin con destino a la Isla de Juan Fernndez,en la parte que piden alimentos, dice : que deben concedrseles en el modo y forma que se ha adoptado para los otros reos de infidencia que se hallan en su caso,

    pues que es regular que a unos les haya cesado el sueldo y a todos se hayan embargado sus bienes ; bien que destinados ya a la isla, se mantendrn all como losdems, sobre lo que resolver V. S. lo que hallare ms justo.- Santiago y mayo 3 de 1816. (Col. Hist. Independencia, Tomo XXXV : 196).

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    Se supo haberse revocado la orden de que fuesen a la isla los nuevamente presos, que eran Encalada, los dosErrzuriz, Bascun, Valdivieso, Portales, Cruz y Lastra, que se fueron a sus destinos, quedando slo en el castillo,Encalada, Cruz y Lastra, que estuvieron incomunicados, pero a quienes se haba permitido ya la comunicacin.

    Vino orden para que permanecieran en la isla los seis que la tenan para salir.

    Se fueron ambos buques el 5 al medioda.

    En el bergantn Justiniano y la corbeta Sebastiana, se haba remitido el situado de la isla, pero no erasuficiente, dado que durante varios meses no haban recibido provisiones y por el aumento de habitantes que se

    produca ahora. El Gobernador, Jos Piquero, escriba a los Ministros de la Real Hacienda de Santiago, el 3 dejunio, dos das antes del zarpe de las naves :

    Estos vveres, que antes ped con concepto a la gente que haba, alcanzarn apenas a seis u ocho meses. Yaporque dos meses antes de su llegada estaban a media racin, y es preciso enterarlos de la falta ; ya porque haaumentado aquella en nmero considerable ; y ltimamente, porque el menoscabo que causan las ratas de que enotros oficios he hablado, es cada da menos calculable ; por lo mismo espero de la eficacia de V. V. que prevendrnen tiempo lo necesario para que no se repitan los apuros y suma escasez en que nos hallaron los enunciados

    buques58.

    En elJustiniano volvan diez individuos al continente, para reincorporarse a su Regimiento de Infantera deTalavera en Santiago. Se marchaban satisfechos de sus haberes desde 1 de marzo de 1815 hasta fin de mayo de1816.

    58 Archivo OHiggins, XIX : 54.

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    Fue a reconocerla en la lancha don Timoteo Aldoval, cuado del Gobernador, y volvi diciendo que no lepermitan atracar, lo que puso a todos en la mayor agitacin, hasta que volvi el Capitn Puga, y supo que habasido mala inteligencia de una voz dada a bordo.

    Desembarc el nuevo Gobernador, don Angel del Cid, Capitn de Talavera.

    Trajo la cdula de indulto y mucha correspondencia, vveres, dos capellanes, y a don Jos Portales ; mudadel oficial y tropa de artillera.

    Trajo tambin a los soldados que se llev a la Paula y a unos pocos presidiarios.

    El 26, un soldado rob una botija de aguardiente del Gobernador, quien le hizo confesarse para serarcabuceado. Intercedieron los oficiales de marina. Fue condenado a prisin, palos, etc. ; pero de todo fueindultado, lo mismo que otros que estaban presos.

    El 21 (sic), se ley la cdula de indulto a los interesados, que la firmaron al pie de los oficios del seorMarc.

    28. A la tarde, se embarc don Jos Piquero y su familia con los detenidos Beyner, Aris, Henrquez, donJuan Miguel Benavente, Echeverra y el padre Espinoza. Se mantuvo el buque en el puerto por falta de viento hastael 29, en que sali al medioda. Se fueron en l el capelln y artilleros, dos mujeres enfermas y una que se escap.

    Se hicieron saludos de la plaza y buque.26 de enero (de 1817). Se avist la fragata de guerra Venganza. Su comandante, el Capitn de Navo don

    Toms Blanco Cabrera, es primo hermano del escritor. A la vela ech su lancha y un oficio. Conduca presos a :

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    El primer compromiso se satisfizo de inmediato ; los otros, en breve.

    Careciendo los patriotas de una embarcacin adecuada para proceder al rescate de los desterrados en JuanFernndez, se instruy al Gobernador de Valparaso para que mantuviese las banderas espaolas en las bateras del

    puerto, confiando en que esto atrajese algunas naves enemigas.

    El 26 de febrero la estratagema dio resultado y pudo apresarse al bergantnAguila, de 220 toneladas, que no

    ofreci resistencia70

    .

    Las fuerzas espaolas contaban con el concurso de la fragata Venganza y dos bergantines de guerra, quenavegaban en las aguas entre Juan Fernndez y Valparaso. Esto haca necesario confiar el mando del Aguila a unmarino de valor e inteligencia adecuados para cumplir con xito la delicada misin de rescate.

    Por fortuna estaba en Chile el ingls Harvey Morris en calidad de teniente en el regimiento de cazadores de

    los Andes, pero que haba recibido su educacin en la marina inglesa. Noticioso de esta circunstancia el generalOHiggins le propuso el mando del Aguila en una expedicin a la citada isla con el objeto de libertar a losdesgraciados patriotas que haban sufrido all un destierro horroroso de treinta meses y sin esperanza de ver eltrmino de su infortunio. El teniente Morris, oda la proposicin del general y sin embargo de la superioridad de lafuerza enemiga que cruzaba en aquellos mares, no vacil un momento en aceptar el mando de una empresa que ms

    bien poda llamarse desesperada que difcil71.

    despach a la isla Quiriquina al bergantn El Potrillo trayendo al continente a los prisioneros restantes. (Carlos Oliver Schneider y Francisco Zapata Silva : Librode Oro de Concepcin. Concepcin, Lit. Concepcin, 1950 : 197).-70 Encina, VII : 314.71 Acusacin pronunciada ante el Tribunal de Lima por el doctor don Juan Ascencio contra el Alcance al Mercurio peruanopublicado por don Carlos Rodrguezy denunciado por el Gran Mariscal del Per don Bernardo OHiggins. En Coleccin de Historiadores y de Documentos relativos a la Independencia de Chile.Tomo XII. Santiago, Imp. Cervantes, 1904.

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    Se arm el bergantn con 16 carronadas que el gobernador Alvarado haba requerido a prorrata de los buquessurtos en la baha, y se le envi en misin de reconocimiento, lo que efectuaron surcando las aguas entre Valparaso

    y San Antonio, sin encontrar novedad que reportar72.

    El Gobierno, con fecha 3 de marzo de 1817, orden al Gobernador interino de Valparaso, RudecindoAlvarado, lo siguiente :

    Luego que reciba V. sta, dispondr que a la mayor brevedad se apronte el bergantn Aguila, incluyendo en

    l vveres bastantes para alimentar por espacio de dos meses a doscientos individuos y la aguada suficiente parallegar a Juan Fernndez.- Cuidar V. de que su tripulacin sea de la mayor confianza y debern ir a bordoveinticinco Cazadores armados y municionados, al mando del oficial Morris o de otro que sea de plena satisfaccin,dndome pronto aviso en el momento en que est todo dispuesto. Dios guarde a V.S. muchos aos. Santiago, marzo3 de 1817.- BERNARDO OHIGGINS.-Nota : Cuidar V. de proporcionar, si es posible, el que toda la tripulacin sea extranjera73.

    El 4 de marzo, el Cabildo haca llegar al gobierno patriota una nota de esposas de prisioneros en la quesuplicaban la pronta liberacin y trada al continente de sus maridos :

    Muy ilustre Cabildo :

    Las desgraciadas consortes de los infelices confinados a la isla de Juan Fernndez, con nuestra mayorsumisin a V. S. decimos : Que aunque no podemos dudar de que el Excmo. Supremo Director, mirando por lasuerte de esa porcin de ciudadanos confundidos con los delincuentes, tome las mejores providencias pararedimirles de la verdadera esclavitud a que se hallan reducidos, sufriendo todos los males que son consiguientes a

    72 Luis Uribe Orrego : Nuestra marina militar. Su organizacin y campaas durante la guerra de la Independencia. Valparaso, Talleres Tipogrficos de laArmada, 1910 : 8.73 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 416.

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    un lugar de horror, con todo, creemos nosotras que a VV. SS. como representantes de la Madre Patria debemosdirigir nuestras encarecidas splicas y nuestros ruegos ms sumisos, para que, dolindose compasivos de la angustia

    y del tormento de nuestros maridos y considerando que son meritorios hijos de tan digna Madre, se sirvarecomendar a la suprema autoridad la infeliz situacin de los condenados a efecto de que a la mayor brevedad seacuerden los medios ms adecuados para lograr la restauracin de unos hombres que, ignorantes de los triunfos dela patria, mirarn ya muy de cerca los horrores que les presenta un cercano invierno, sin perder de vista los

    prximos riesgos a que exponen su existencia. Compadzcanse VV. SS. de esas verdaderas vctimas y venganprontamente a cantar con nosotras los himnos de gloria que se acuerdan en honor de la patria. Empee este Ilustre

    Ayuntamiento sus respetables resortes para un recurso que sera de la mayor satisfaccin para el vecindario y paranosotras de consuelo.

    A VV. SS. suplicamos se sirvan acceder a nuestra solicitud, que es de justicia, etc.

    Manuela Palazuelos.- Carmen Izquierdo.- Antonia Salas.- Teresa Larran.- Rosario Formas.- JavieraMascayano.- Mara Palazuelos.- Mercedes Urriola.74

    Motivo de preocupacin era la poca capacidad de respuesta que tena el bergantn frente a un eventual ataquede la batera de Santa Brbara y de la fuerte guarnicin de la isla. Para superar este obstculo, se decidi enviar enla nave a un prisionero espaol para negociar la rendicin de la plaza.

    Se confi esta misin al coronel Fernando Cacho, de la artillera espaola, quien haba sido arrestado el 16 defebrero de 1817 junto a Marc del Pont, en su huida de Santiago 75. Deba este oficial exponer al gobernador de laisla la destruccin que haba sufrido el ejrcito espaol y la circunstancia de encontrarse prisionero de los patriotasel Presidente Marc del Pont.

    74 Archivo OHiggins, Tomo XIX : 418.75 Encina, VII : 312.

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    El guila, enarbolando bandera blanca y la bandera nacional parti rumbo a Juan Fernndez llevando al

    comandante Fernando Cacho, para acordar con el Gobernador espaol de la isla la entrega de los confinados.

    El Capitn del navo, Raimundo Morris, recibi del gobierno las siguientes rdenes :

    Instrucciones que deber observar el capitn del bergantn Aguila, que ha de zarpar con destino a la Isla deJuan Fernndez, llevando a su bordo veinte y cinco hombres del Batalln de Cazadores al mando de un oficial de

    compaa, armados y municionados completamente : asimismo a los prisioneros don Fernando Cacho y don JosAntonio Rodrguez, vveres para el consumo de doscientos hombres en dos meses y la suficiente aguada para la iday retorno.

    El objeto de esta expedicin es sacar de la isla a nuestros prisioneros.

    El buque va en clase de cartel o parlamentario. Su arribo a la isla se ejecutar anclando fuera del tiro de

    can. Desde all mandar en el esquife a los parlamentarios con los papeles adjuntos, para que capitulen con elGobernador en la isla.

    Si las proposiciones son admitidas, se recibirn los prisioneros, cuantos puedan caber en el buque, y enseguida se entregarn a la isla los vveres que lleva el bergantn, quedndose slo con los necesarios para su vueltaa Valparaso, hacia donde la tomar con la mayor presteza.

    Si quedasen algunos prisioneros se les ofrecer cordialmente volver por ellos, invocando el nombre delGobierno.

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    El Gobernador acept los trminos de la rendicin y se embarc junto con los patriotas rescatados, dejando

    como Gobernador interino al capitn Puga a cargo de cuarenta soldados y los delincuentes que aun no habanenterado su condena78.

    El da 31 de marzo de 1817, arribaba el guila de vuelta de Juan Fernndez trayendo a bordo a losprisioneros liberados : Juan Enrique Rosales, Manuel de Salas, Manuel de Ayala, Jos Leyton, Martn CalvoEncalada, Jos Anzieta, Toms de Quezada, Jos Pablo Romero, Juan de Dios Antonio Tirapegui, Ramn Silva,

    Vicente Urbistondo, Francisco Gaona, Jos Santiago Portales, Agustn de Eyzaguirre, Enrique de Lassale, Juan deDios Puga, Ignacio de la Carrera, Baltazar de Ureta, Santiago Muoz y Bezanilla, Mateo Arnaldo Hoevel, Luis dela Cruz, Ignacio Torres, Ramn Mariano de Arstegui, Pedro Jos Romero, Jos Mara Hermosilla, Jos Solis,Francisco Sanz de la Pea, Marcos Bello, Carlos Jos Correa de Saa, Martn de Arbul, Manuel Blanco Encalada,Francisco Antonio Prez, Manuel Larran, Gabriel Larran, Juan Egaa, Mariano Egaa, Francisco de Villalobos,Rafael Lavalle, Anselmo de la Cruz, Miguel Morales, Agustn Vial Santelices, Jos Santiago Badiola, Francisco dela Lastra, Antonio Urrutia y Mendiburu, Vicente Claro, Jos Ignacio Cuadra, Felipe Monasterio, Isidoro Errzuriz,

    Jos Mara Argomedo, Felipe Caldern de la Barca, Guillermo Tardif, Jos Antonio Fernndez, SantiagoFernndez, Domingo Cruzat, Manuel Garretn, Jos Santos Astete, Julin Astete, Jaime de la Guarda, SantiagoPantoja, Pedro Victoriano, Juan Crisstomo de los Alamos, Jos Mara Alamos, Manuel Espejo, Juan de Luna,Ventura Lagunas, Gaspar Ruiz y Berecedo, Pedro Jos Benavente, Bernardo de Vergara y Remigio Blanco. Untotal de sesenta y nueve prisioneros, destinados a permanecer en Juan Fernndez por el gobierno realista.

    Adems, a bordo se traa a nueve sacerdotes, confinados tambin por haber adherido a las ideasrevolucionarias : Presbtero cura Francisco Jos del Castillo, Presbtero Juan Pablo de Michilot, Presbtero curaJos Ignacio Cienfuegos, Fray Gregorio Miranda, Presbtero Joaqun Larran, Presbtero cura Jos Toms Losa,Presbtero Juan Jos Uribe, Presbtero Laureano Daz, Fray Agustn Rocha.

    78 Encina, VII : 316.

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    Junto con ellos, ejemplo de amor filial, volvan al continente las siguientes personas que haban compartido

    la suerte de sus padres para hacerles ms llevadero el sufrimiento de la prisin : Rosario Rosales, Santiago Rosales,Santiago Salas, Rafael Benavente.

    Volvan tambin a bordo, los criados de ambos sexos que algunos prisioneros haban llevado para su servicioy que haban compartido junto con todos las penalidades que hemos relatado. Eran catorce personas : Clara deRosales, Jos de Eyzaguirre, Pedro de Portales, Mara del Carmen de Blanco, Luciano Mendiburu, Pedro de Pea,

    Francisca de Pantoja, Antonia de Benavente, Manuel de Larran, Pedro de Larran, Carlos de Encalada, Mateo deCienfuegos, Atanasio de Blanco Encalada y Juana de Salas.

    Regresaban tambin el Gobernador, el capelln, el mdico, tres empleados y la mujer de uno de ellos, quincemiembros de la tropa, algunos con sus mujeres, dieciocho prisioneros, dos de ellos con sus mujeres y siete mujeressolteras. Vena adems un pobre hombre, de alta condicin social pues a su nombre antecede el tratamiento de Don,Bartolo Fuenzalida, que estaba sin condena y sin saberse su delito ni tiempo.

    En su informe, Raimundo Morris expresa :

    Excmo. seor : En cumplimiento de las rdenes de V. E. dirig mi rumbo a la isla de Juan Fernndez,adonde arrib despus de siete das de navegacin, que se concluyeron el 24 del presente marzo ; y para llenarcumplidamente mi comisin, mand en tierra al oficial espaol comisionado por V. E. para credencial de sus

    proposiciones. Todo qued concluido en el da (como ser V. E. informado por el mismo Gobernador del Cid, queconduzco a mi bordo), y persuadido que la ms mnima demora era atraso del servicio de la patria, no excustrabajo ni diligencia alguna para allanar cualquier obstculo que se opusiese a la conclusin en aquel mismo da(como lo indica el oficio que pas al oficial Cacho, y que acompao en copia) y hacerme a la vela para ste, lo queverifiqu el 25 por la tarde, anegado en el gozo que poda producir en el corazn de un buen patriota la vista desetenta y ocho hermanos suyos que geman tanto tiempo en aquel horroroso destino, de cuyo nmero y nombres se

    i t i V E l li t dj t di d d t d d l l t d l h bit t d

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    instruir V. E. por la lista adjunta, y no pudiendo desentenderme de los clamores con que todos los habitantes deaquel presidio me pedan tambin la libertad, tuve que admitir a bordo a los que tambin se expresan con distincin

    en la misma relacin, persuadido firmemente que la generosidad de V. E. no tiene lmites cuando se trata del aliviode la humanidad oprimida. Mis deseos de que en el suelo patrio y en el seno de sus familias alabasen lasmisericordias del Altsimo y el Gobierno de V. E., hubieran querido hacer volar a mi buque, pero dos das de unviento contrario y repetidas calmas, han retardado mis anhelos ; pero al fin he arribado a ste con toda felicidad,constituyendo hoy la ma la de haber sido el instrumento de que tantos buenos ciudadanos, restituidos al seno de lalibertad, unan sus brazos a los de sus hermanos y por la Direccin de V. E. puedan repeler las agresiones de los

    enemigos capitales de los ms sagrados derechos de Amrica.Dios guarde a V. E. muchos aos. A bordo del bergantn de guerra El guila y marzo 31 de 1817.Raymundo Morris.79

    En efecto, el 31 de marzo los setenta y ocho prisioneros tuvieron el placer indecible de verse rodeados desus deudos en el seno de su patria ya libre ; nueva que al siguiente da anunciaba a la capital un repique general decampanas y el can de la fortaleza recin construida por Marc.80

    El 1 de abril de 1817, Bernardo OHiggins informa tan buena nueva al General en Jefe, Jos de San Martn :

    La Aguila ha regresado felizmente de Juan Fernndez, trayndonos el precioso cargamento de 78ciudadanos ilustres que geman en aquel destierro, bajo la tiranizante conducta de los peninsulares, como anuncianlos papeles adjuntos. V. E. se complacer conmigo por tan interesante adquisicin, recibiendo de nuevo la gratitudde Chile por esta reiterada victoria que corona las gloriosas fatigas del Ejrcito de los Andes.81

    79 Archivo OHiggins, XIX : 431.80 Salvador Sanfuente : Chile desde la batalla de Chacabuco hasta la de Maipo. En Historia General de la Repblica de Chile. Santiago, Imprenta Nacional, 1868.81 Archivo OHiggins, XIX : 432.

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    EPLOGO

    Habiendo abandonado Santiago Bernardo OHiggins, el 15 de abril de 1817, para dirigirse a la provincia deConcepcin, fue reemplazado en el gobierno de Chile por el coronel Hilarin de la Quintana, quien a los pocos dashizo publicar el siguiente bando :

    Despus del recomendable mrito que han contrado aquellos individuos que abandonaron su pas por odio a

    los tiranos, y por no ser testigos de la humillacin de sus compatriotas, sera injusto que el gobierno mirase conindiferencia la dilapidacin, saqueo y distribucin que se han hecho de sus bienes durante la inmigracin. As estosindividuos, como los confinados a la isla de Juan Fernndez, tienen un derecho preferente a ser atendidos en larecuperacin de cuanto posean antes de abandonar el pas. Por tanto, ordeno que todo poseedor de bienes deemigrados por los tiranos, sea cual fuere el medio de adquisicin, los denuncie al ministro de estado por nminacircunstanciada y firmada, dentro de veinte y cuatro horas, contadas desde esta publicacin, bajo la pena del duploy las que el gobierno se reserva contra los infractores, premindose proporcionalmente a costa de ste al

    denunciante82

    .

    Sin embargo, este bando que buscaba hacer justicia, slo obtuvo la restitucin de las propiedades, pero ellasfueron devueltas completamente ruinosas y arrasadas.

    Poco ms tarde, el 8 de julio, llegaba tambin a Valparaso el resto de los pobladores de la isla. Antes que semandara por ellos, haba estallado la discordia entre el oficial Puga, que haba quedado de jefe del presidio, y elcapelln fray Manuel Delgado. El primero dispuso que se trasladara al fraile a las islas de Ms Afuera ; mas ste

    82 Miguel Luis Amunategui : Don Manuel de Salas. Santiago, Imprenta Nacional, 1895 : 6.

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    Primer Memorial de los patriotas prisioneros en Juan Fernndez, dirigido al Virrey del Per, el 12 de diciembre de1814.86.

    Excmo. seor :Una porcin distinguida del pueblo ms infeliz del Universo ocurre a V. E. para exponer su justicia con la

    franqueza que agrada a las almas grandes, y con la verdad de quien habla delante de Dios a una persona que estinstruida de la mayor parte de los sucesos, y comprometiendo nuestro honor, nico bien que nos han dejado lasdesgracias.

    Sin insistir en si fue precipitacin o necesidad la instalacin de la Junta de Chile, lo cierto es que a losmotivos generales que para ella tuvieron los dems pueblos, como son, la ausencia del Rey, la orfandad y casicompleta disolucin de la metrpoli, las desconfianzas que nos inspiraban la Junta Central y el enviado espaol alos Estados Unidos sobre las intrigas de los franceses contra la Amrica, y el fcil engao que poda intervenir enlas rdenes de unos ministros y magistrados que diariamente se pasaban al tirano de Espaa : a ms de esto ocurraen Chile hallarse en el mando el jefe menos a propsito en tan crticas circunstancias ; el verle recibir y permitir concomplacencia las muchas cartas remitidas a los primeros funcionarios, a algunos empleados y personas de la

    capital, por un Gobierno extranjero que proclamaba sus derechos a estos pases ; y el atentado que en estas mismascircunstancias emprendi de desarmar el reino, a pretexto de remitir a Espaa las lanzas, que eran el nicoarmamento de las milicias, en que se dejaba ver que, siendo intil para aquella guerra esta oblacin y fcil deconmutarse en dinero, slo poda procederse con segunda intencin. En fin, Chile instal su Junta, despus de unaespontnea abdicacin del mando que el jefe del reino hizo en el Pueblo, lo que aleja la temeraria inculpacin deinsurgencia. La aprob el Gobierno de Espaa, y, por consiguiente, el reino no debe responderle de esta gestin.

    Chile deba organizar y consolidar su Gobierno provisorio, tratar de la seguridad poltica y local, y acordar loque deba pedir al Rey o a sus representantes para la felicidad territorial. Con este objeto convoc un congreso ; ydesde junio, en que se reuni, hasta el primer ataque de los Carrera, no temer dar cuenta a Dios, al Rey y a V. E. desus ms mnimas operaciones.

    86 El texto lo hemos tomado del Archivo OHiggins, XIX : 254-275.

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    llamada la Amrica a unas Cortes legales, estaban impedidos todos los motivos de revolucin y satisfechos losvotos de los americanos. Por consiguiente, haba llegado la poca en que, sin duda, todos los pueblos deban

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    reducirse al orden, y a un orden tanto ms estable cuanto ha sido el tedio, la fatiga y la ruina en que nos han dejadolos movimientos. Pero, con el ejemplo de Chile cmo no temern los dems pueblos verse proscritos despus derestituidos al antiguo rgimen, y qu dificultosos no se harn los pasos de su restitucin, si ven que los que fueronllamados y convidados para vivir tranquilos se hallan, por confinados, en un presidio, el ms duro de la monarqua !

    Restityanos, pues, V. E. a nuestras casas y fortunas. Disponga que se nos dirija por principios paternales depaz y de conciliacin. Chile no necesita cauterios, ni sangre, sino alivios, tranquilidad, y una mano sagaz y benficaque conduzca nuestros buenos deseos, nos saque del abismo de miseria en que nos sumergieron nuestros tiranos, yque, haciendo envidiable nuestra suerte a los dems pueblos de Amrica, les sirva de estmulo para reconciliarse, yhaga tiles la feracidad y proporciones del pas al Per y a la Metrpoli.

    Cualquier castigo en una provincia enteramente pacfica y que apetece el orden, no tendr ms fruto que unaestril venganza, capaz de complacer nicamente a los corazones bajos y atroces que miden por sus pasiones lafelicidad pblica, a los cuales V. E. y el General mirarn siempre con horror, como a unos egostas que se prefierena si mismos al bien de la monarqua.

    Si en lo sucesivo diese alguno que sentir al Gobierno, ser muy justo que se prevenga la muerte y lospatbulos para sus atentados ; mas hoy, hgase V. E. recomendable a su siglo y a la posteridad por los principios dehumanidad, integridad y beneficencia. No permitan los talentos de V. E. que al recordarse su nombre se manchencon sangre y enluten las pginas de la historia ; slo djeles V. E. lugar a sus elogios.

    Nuestro seor guarde a V. E. muchos aos.Isla de Juan Fernndez, y diciembre 12 de 1814.

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    meses en un estrecho calabozo, que jurar al intruso Rey Jos, venir al fin de mi carrera a mirar tal vez equivocadomi concepto en la prdida de un reino en que rara vez no padece el honor de quien lo manda. El mo es el nico

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    bien que aprecio y el nivel que regla todas mis operaciones ; nada puede lisonjearme con la sospecha sola deperderlo. Si he de tenerla en este empleo me ser de suma complacencia dejarlo y en cualquier otro a que se medestine sacrificar gustoso si es necesario mi existencia, por conservar los derechos del ms amado de losMonarcas.

    Dios guarde la importante vida de V. E. muchos aos. Santiago de Chile y octubre 30 de 1816.Francisco Marc del Pont.

    QUINTO ANEXO :

    NMINA Y BREVES DATOS DE LOS PATRIOTAS PRISIONEROSEN LA ISLA JUAN FERNNDEZ

    ACUA, Jos Rosauro : Perteneca a la Orden de San Juan de Dios. Prior del Hospital de San Juan de Dios enChilln. Sus vinculaciones con los patriotas y su amistad con Bernardo OHiggins, motivaron su arresto en octubrede 1809 y su traslado a Santiago, siendo liberado al poco tiempo. En 1811, combata la epidemia de chavalongo,

    pero tras la toma de Chilln, en 1813, cay nuevamente preso y fue enviado a los calabozos de la Inquisicin en

    Lima. Fue embarcado en la fragata Perla, en Per, el 14 enero 1815, y trasladado desde las crceles de laInquisicin a Valparaso. En esta embarcacin tambin vena Luis de la Cruz. Arribaron a Valparaso el 28 defebrero, donde estuvieron presos unos quince das. Salieron en seguida a Juan Fernndez. Era el mdico en la isla.El 10 de enero de 1816 firm la solicitud de medicamentos que se necesitaban en la isla. Muri en Juan Fernndezen noviembre de 1816.

    ALAMOS, Jos Mara : Estuvo involucrado en la conspiracin contra los Carrera, en enero de 1813. En esa fechatena 27 aos. Lleg preso a Juan Fernndez el 27 enero 1817 y fue rescatado en El guila en marzo 1817.

    ALAMOS J C i t d l : En el proceso judicial de 1813 se le describi como natural de Santiago de

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    ALAMOS, Juan Crisstomo de los: En el proceso judicial de 1813, se le describi como natural de Santiago, de33 aos, noble, escribano pblico, de los del nmero de esta corte. Involucrado en la conspiracin contra losCarrera en enero de 1813. Procesado tras la llegada de las tropas de Mariano Osorio, se le encaus como escribanoen la causa de los Carrera, populaciones. Sali detenido de Santiago el 8 de noviembre de 1814, fue embarcado enla Sebastiana y arrib a Juan Fernndez el 21 de ese mes. Rescatado en El guila en marzo 1817.AMASA, Pedro : Confinado en Juan Fernndez. Fraile. Muri en la isla el 9 de enero de 1816, cuando ya tenalicencia para irse

    ANCIETA, Jos : Lleg preso a Juan Fernndez el 27 enero 1817. Rescatado en El guila en marzo 1817.ARBUL, Martn de : Lleg preso a Juan Fernndez el 27 enero 1817. Rescatado en El guila en marzo 1817.ARGOMEDO, Jos Mara : Hijo de Jos Gregorio Argomedo. Involucrado en la conspiracin contra loshermanos Carrera en enero de 1813, al sometrsele a proceso se precis que era natural de la villa de San Fernando,soltero, de 17 a 18 aos de edad. Lleg preso a Juan Fernndez el 21 nov. 1814. Rescatado en El guila en marzo1817.

    ARIS, Ramn Mariano de : Entre los donativos que se reciben para enfrentar la invasin realista a Concepcin en1813, Ars ofrece mantener dos soldados, dona 20 vacas y todos sus bienes si es preciso. (Monitor Araucano N3,10 abril 1813).- Natural de Santiago, casado, comerciante. Lleg preso a Juan Fernndez el 21 nov. 1814. Fueembarcado de vuelta al continente el 28 noviembre 1816.-ARISTEGUI, Ramn : Lleg preso a Juan Fernndez el 27 enero 1817, condenado a diez aos de destierro.Rescatado en El guila en marzo de 1817.ASTETE, Jos Santos : Juez Diputado y Ayudante Menor de un regimiento. Tuvo el cargo de Justicia Mayor en el

    partido de la Estancia del Rey. Luch en guerrillas. Miliciano. Arrestado en Concepcin, fue trasladado por tierra aValparaso. Lleg preso a Juan Fernndez el 1 junio 1816. Rescatado en El guila en marzo 1817.ASTETE, Julin : Hijo del anterior. Miliciano. Arrestado en Concepcin, fue trasladado por tierra a Valparaso.Lleg preso a Juan Fernndez el 1 junio 1816. Rescatado en El guila en marzo 1817.

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    Mercaderes en Popayn e interino de San Jos. Lleg preso a Juan Fernndez el 21 nov. 1814. Rescatado en Elguila en marzo 1817.

    CHAVARRA, Juan Jos : Ver Juan Jos de Echeverra.CIENFUEGOS Jos Ignacio : Ordenado sacerdote en 1786 El Vicario Capitular Andreu le nombr apoderado

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    CHAVARRA, Juan Jos : Ver Juan Jos de Echeverra.CIENFUEGOS, Jos Ignacio : Ordenado sacerdote en 1786. El Vicario Capitular Andreu, le nombr apoderadosuyo, el 26 junio 1813, ante la Junta de Gobierno. Cura de la doctrina de Talca, fue Vocal de la Juntarevolucionaria y extendi entonces una proclama contra los derechos del Soberano y los principios de la religin.Lleg preso a la isla el 21 noviembre 1814. Rescatado en El guila en marzo 1817.CIENFUEGOS, Mateo de : Criado. Acompa a su amo en su confinamiento. Volvi al continente en El guilaen marzo 1817.

    CLARO, Vicente : Nombrado Teniente de Granaderos en marzo 181494. Lleg preso a Juan Fernndez el 27 enero1817. Rescatado en El guila en marzo 1817.CORREA DE SAA, Carlos Jos: Abogado. Particip en el golpe del 4 septiembre 1811. Diputado por Santiago,el 5 septiembre 1811, con el apoyo de Carrera. Renunci al Congreso el 30 del mismo mes, para que Santiago slotuviese seis representantes. Vocal de la Junta de Imprenta el 1 julio 1813. Abogado, famoso revolucionario, fueAgente Fiscal por los insurgentes y cabecilla en varios tumultos. Lleg a la isla el 21 nov. 1814. Rescatado en El

    guila en marzo 1817.CRUZ, Anselmo de la : Vecino de Santiago en 1810. Secretario del Consulado. Regidor del Cabildo de 1810. Fueencargado de recorrer los pueblos del sur, como Talca y Concepcin, presentando a los Cabildos el Acta deinstalacin de la Junta de Gobierno de Santiago, en 1810, buscando su reconocimiento95. Nombrado Procurador deciudad por el Congreso, el 11 octubre 1810. Diputado del pueblo el 16 noviembre 1811. Elegido para formar partedel Cabildo de Santiago, segn la lista impuesta por Carrera en octubre de 1812 96. Miembro del Consulado deComercio en 1812. Procurador de ciudad, en Santiago, en 1812. Vocal suplente de la Junta de Imprenta el 1 julio

    1813. Miembro del Cabildo en 1813. Decidido revolucionario, hizo los papeles ms sediciosos, siendo ProcuradorGeneral de ciudad. Era funcionario del Real Tribunal del Consulado. En nov. 1814 estaba relegado en Casablanca.

    94 Luis Montt, op. cit. pg. 133.95 Tocornal: 217.96 Barros Arana, 1866: 447.

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    de Popeta y luego a la costa de San Antonio. Posteriormente solicit que su destino a la costa de San Antonio, seentienda en la quinta que trabaja entre esta capital y Maip. Volvi preso a Juan Fernndez el 26 enero 1817.

    Rescatado en El guila en marzo 1817.ESPEJO, Manuel : Lleg preso a Juan Fernndez el 26 enero 1817. Rescatado en El guila en marzo 1817.

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