Experiencias emprendedoras en revista city

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Historias emprendedoras ligadas al desarrollo de productos en Revista City

Talento Innovador

Publicado por Revista City en junio 2010

http://revistacity.blogspot.com/

Con sólo 20 años, el estudiante de Ingeniería Comercial Cristóbal Valenzuela inventó una solución que le valió un lugar en el torneo internacional de innovación organizado por Stanford.

Se inscribió el día antes de que se acabara el plazo y jamás pensó que iba a ganar. Sin embargo, Cristóbal Valenzuela (20), alumno de Ingeniería Comercial de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) y su idea “ahorro virtual”, obtuvo –junto a otro grupo- el primer lugar de la versión 2009 del Global Innovation Tournament (GIT). Concurso mundial cuyo premio es un viaje a Silicon Valley, la capital mundial de la innovación, y visitas a la Universidad de Stanford e Intuit, compañía que ofrece la creación de páginas web y software para variados negocios.

¿Cómo hacer del ahorro algo entretenido? Ese era el desafío de los participantes de la competencia internacional organizada por la casa de estudios estadounidense y que en Chile es convocado por la Universidad del Desarrollo (UDD). Así, todos los alumnos de Enseñanza Media y Educación Superior tuvieron la posibilidad de armar grupos de tres a seis personas, inscribirse y poner en marcha su idea en un plazo de ocho días, para finalmente “subir” la solución en video.

“Pensé que todos iban a desarrollar ideas como la de reciclar y yo quería proponer algo más macro, que pudiera hacer cualquier persona. Así se me ocurrió el “ahorro virtual”, sistema con el que cada vez que alguien va a comprar y le queda vuelto, en vez de que se lo entreguen en efectivo, tiene la alternativa de dar su Rut y depositarlo en una cuenta de ahorro”, explica Valenzuela.

Esta información se iba a la página www.ahorrovirtual.cl, a la que se asociaban distintas marcas y si un mes, un usuario ahorraba más que el anterior, podía optar a beneficios con alguno de los auspiciadores.

Ahora bien, ¿cómo llegó a la solución ganadora? “Cuando me inscribí en el concurso, pensé que tenía que crear algo que fuera entretenido y poco común, en otras palabras, que no fuera lo primero que se me viniera a la mente, sino que sirviera”, cuenta Valenzuela.

Innovador más que emprendedor Fue su profesor de Gestión Tecnológica e Innovación, Carlos Osorio, quien le hizo el contacto con BancoEstado, particularmente con Gastón Suárez, gerente de marketing, y con Marina Tannenbaum, gerente de desarrollo comercial. A ellos les mostró el proyecto y les gustó, puesto que tenían una idea similar. Así, decidieron contratarlo a sueldo durante diciembre pasado, para materializara su propuesta.

“Mi trabajo fue implementar mi idea en el banco. Ésta se me ocurrió cuando estaba recibiendo un vuelto y pensé que sería bueno ahorrarlo. Ahí la bautizaron como “Ahorra tu vuelto”, con el fin de adaptarlo al segmento C2 y C3, donde tienen la CajaVecina”, recuerda Valenzuela, quien explica que el propósito de esta iniciativa era “incentivar el ahorro e imprimirle un rol social al servicio, haciéndolo atractivo, funcional y accesible”.

En el futuro cercano, los planes de este joven son, primero, terminar Ingeniería Comercial y luego, estudiar Cine para orientarse hacia la cultura, donde considera que la innovación tiene mucha cabida.

De la innovación y el financiamiento

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Para Cristóbal Valenzuela, los concursos como los de la Universidad de Stanford son muy positivos, ya que fomentan el emprendimiento en los jóvenes. Una mirada de esperanza, si tenemos en cuenta el dato no menor del GEM 2009, que asegura que en nuestro país la edad promedio de los emprendedores en etapas iniciales es de 37,5.

“Considero que la innovación y el emprender proyectos propios ahora en Chile son muy importantes para crecer en términos económicos. Creo que ambos son muy bajos y nadie te mira con seriedad cuando tratas de hacerlo. Hay casas de estudio que tratan de fomentarlo, pero no está arraigado en nuestra cultura”, sentencia el estudiante de Ingeniería Comercial.

Desde su mirada, Valenzuela sostiene que lo principal, en este sentido, es mejorar las vías de financiamiento: “Siento que los concursos que hay acá son muy marqueteros, te ofrecen apoyo, pero si tu proyecto no les va a generar ingresos ‘inmediatamente’ no lo hacen”.

El invaluable negocio de las experiencias

City, 13 de julio de 2010

Ser parte de una puesta en escena o un ambiente único es el servicio que ofrecen las empresas que presentamos en esta edición. Algunas transportan a otro lugar y permiten vivir al límite, otras hacen parte al consumidor de la elaboración de un producto. Todas son opciones donde los detalles marcan la diferencia y dejan una huella. Por Macarena Anrique Vial Hotel Valdivia ¿Es posible que un dormitorio incluya jardines al aire libre con plantas reales y cascadas? Sí, es factible y quienes conocen el Hotel Valdivia saben cómo este lugar hace realidad los ambientes más increíbles, marcando su distinción a partir de innumerables detalles, incluido su nombre: hotel y no motel. Desde hace 52 años, el negocio de esta empresa es ofrecer una experiencia a sus clientes a través de colores y luces capaces de estimular los sentidos, complementando con espacios finos, artículos y trabajos exclusivos: creaciones de artistas y piezas originales, entre los que se cuentan muchas antigüedades, griferías de Oriente y mosaicos españoles. La empresa partió hace 52 años con siete habitaciones en el mismo lugar de la comuna de Ñuñoa donde se encuentra hoy. Llegó a tener 60 y hoy, a partir de la unión de algunos cuartos, ofrece 48 dormitorios, cada uno con una ambientación única trabajada para dar curso a un viaje de sensaciones.

Parque Safari Chile Recrear la experiencia africana internándose en el hábitat de leones africanos y otros animales, todos en libertad, es la intención del Parque Safari Chile, un lugar destinado a toda la familia que, desde 2006, revoluciona la oferta de negocios que nos permite observar y conocer la vida salvaje. Incluye desde especies de granja hasta aquellas propias de la sabana africana y, prontamente, a los cerca de 400 ejemplares que actualmente habitan en las 5 has que forman este zoológico se integrarán jirafas y cebras para formar parte de nuevos safaris, tal como se pretende hacer con osos y tigres. Asimismo, en la mira de Iván Sánchez, ex fruticultor, amante de los animales y creador de esta empresa, se cuenta la generación de safaris en Argentina y la implementación de un lodge con cabañas de estilo africano.

Librería Leo y Lola Muchos tienen el prejuicio de que el mundo de los libros no es entretenido para los niños. En Leo y Lola, esa idea cae al suelo porque grandes y chicos tienen a su disposición una variedad de juguetes e implementos

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didácticos para que los pequeños, junto a sus padres, puedan ir leyendo o escuchando las historias que los textos les entregan, al tiempo que se divierten. Atentas a las sugerencias y necesidades de quienes visitan su librería, las socias creadoras de esta empresa complementaron a los pocos meses su oferta con una cafetería de variado menú, donde los adultos pueden sentarse a conversar o distraerse, mientras los chicos permanecen en un área segura, con juegos adaptados a cada edad. Así, actualmente, Leo y Lola figura como un espacio de encuentro para personas con intereses y necesidades comunes inserto en un ambiente de barrio, dentro de la comuna de Vitacura.

Harvest Experience de Viña Casas del Bosque Con cuatro temporadas exitosas a su haber, el Harvest Experience de Casas del Bosque se proyecta como una importante área de negocio turístico para esta viña. Se trata de una actividad que permite adentrarse en el trabajo de la cosecha de uvas específicamente durante la temporada de vendimia en esta zona del valle de Casablanca (desde marzo hasta mediados de mayo). Surgió a partir del interés de los mismos turistas y para implementarlo la empresa aprovechó su completa infraestructura, así como su personal constantemente capacitado en las labores que implica la elaboración de vinos, sabiendo maximizar sus recursos en pos de entregar un nuevo servicio para sus clientes. Con el sello que implica ofrecer una vivencia, el Harvest Experience cada vez capta más interesados; así, por concepto de turismo, Casas del Bosque recibe cerca de 18 mil personas al año y cerca del 30% corresponde a este programa.

Bob Borowicz: El fenómeno Toyotomi

Publicado por Revista City

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Comenzó comprando tres estufas en 1995, para luego traer 800 a fines del 2002 y llegar a 20.000 en menos de cuatro años. Hoy, cuando ha pasado una década y media, su crecimiento es del orden del 40% - 50 % anual, en un mercado que mueve alrededor de US$50 millones al año. Por Daniela Suau Contreras Piloto profesional, deportista y empresario, nuestro emprendedor de esta edición, Bob Borowicz (37 años), es un cazador de oportunidades. Aunque, humildemente, asegura que el éxito de Toyotomi ocurrió “un poco por casualidad”, aquel impróvido olfato hoy le permite moverse en un suculento mercado de las estufas a parafina (láser), en el que la marca que representa goza de una participación –nada despreciable- del orden del 60%. ¿Cómo lo hizo?, te lo contamos a continuación.

Primeros años Pese a que no recuerda ni una pizca de influencia emprendedora en su familia, Borowicz asegura que lo que sí tuvo claro desde siempre es que sería piloto. Por esto, siendo alumno de III° Medio del Colegio San Juan Evangelista, resuelve postular a la Fuerza Aérea de Chile (Fach), pero por un problema a la vista no pudo entrar. “Ahí decidí hacer el curso de piloto privado mientras estaba estudiando (…) Así, saqué mi licencia de piloto antes que la de conducir”, cuenta Borowicz. Mientras juntaba horas de vuelo, en cuanto salió de IV°, ingresó como sobrecargo a American Airlines. Años después empzaría a volar en Fast Air, aerolínea que hoy es LAN Cargo. “Ahí comencé con el F8, un avión de carga muy antiguo, después pasé al Boeing 767 y a los dos años ascendí como capitán de éste, durante 10 años. Luego llegaron los triple 7 (Boeing 777F), uno de los modelos de carga más modernos del mundo. Súper grandes. Llevo un año volándolo y ahora soy subgerente de la flota en LAN Cargo”.

Nace Toyotomi

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Durante 1995, trabajando en la aerolínea Alta, solía traerse varios aviones vacíos y en uno de sus viajes, un compañero de trabajo le pidió que por favor le trajera dos estufas a parafina. “Me insistió tanto que acepté. Aunque las encontré súper raras, como me habían hablado tantas maravillas, decidí traerme una para mí también. El modelo de aquel entonces, era el de mecha, que hoy, de cariño, nosotros llamamos Arturito”. Una vez que se reunió con los representantes de Corona, en 1998 viajó a conocer las instalaciones en Japón y comenzó con las primeras importaciones. “Primero compré 30 estufas, puesto que no tenía ninguna expectativa de que fuera un negocio grande, sino más bien algo paralelo. Las primeras 30 me deben haber costado unos US$5.000 de la época”, que Bob Borowicz obtuvo de ahorros personales. En cuanto a la importación, de 30 pasó a traer 70, después 150; hasta que en 2001, se decidió a ir a hablar con la gente de Sodimac: “El primer año no me pescaron, ni siquiera me escucharon y eso que conocía harto a los dueños”. Sin embargo, aunque el ingreso de las estufas al mundo del retail tardó, el posicionamiento avanzó a paso firme.

El gran salto En junio del año 2002, logra finalmente convencer a Sodimac de venderles 200 estufas, pero antes debía mandar a certificarlas en Chile, lo que era necesario para ofrecerlas en las tiendas. “Las llevé y el certificado se demoró 10 días; período en el que se me acabaron las que tenía”. Así, al año siguiente se comprometió a traer un container de 440 unidades: 200 para la multitienda y 240 para su propia distribución. Así llegó el año 2004, cuando Borowicz debió tomar otra decisión importante en torno a su negocio de las estufas a parafina. “Existía otra marca que se llamaba Toyotomi y que siempre veía en internet y en mis viajes. Eran un poco más caras pero tenían mejor aspecto y mayor diversidad de modelos. Así llegué hasta la gente que las distribuía en EE.UU.”.

La locura por las Toyotomi Durante 2007, un año en el que el frío azotó fuertemente la zona centro - sur del país, ocurrió lo que hoy podemos llamar coloquialmente como el “fenómeno Toyotomi”: peleas de clientas que querían llevarse más estufas, que no alcanzaron a comprar o que eran capaces de viajar cientos de kilómetros porque supieron que en otra ciudad quedaban más ejemplares, se transformó en algo habitual.

Proyecciones Pese a que hace tres años firmaron un contrato formal para contar con la representación de Toyotomi desde México al resto de Sudamérica, aún no han concretizado nada. Por esto, sus proyecciones actuales más bien van por la evolución de su producto.