Explotación laboral y abandono de hogar en menores en Honduras
EXPLOTACIÓN LABORAL INDIA
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EXPLOTACIÓN LABORAL EN LA INDIA
El día 26 de febrero, cuando llegamos a clase, ni siquiera imaginamos lo que íbamos a vivir,
aunque era el día en que Ana venía a nuestra clase para trabajar Educación para la Ciudadanía,
y ella nos tenía acostumbrados a actividades “diferentes”. Tan solo nos dimos cuenta de que
el aula estaba desordenada y que las mesas no estaban como siempre, así que aprovechamos
para elegir el sitio en el que queríamos sentarnos.
Pronto nos explicó que íbamos a realizar un juego de rol, en el que seríamos miembros de una
familia pobre de la India (porque allí, no hay clase media y la mayor parte de la población vive
en la pobreza más extrema). Teníamos que constituir nuestra familia, que estaría formada por
un padre, una madre, tres hijos y un abuelo o abuela (en la India, no hay muchos ancianos, ya
que la esperanza de vida es muy baja por las condiciones sanitarias, alimentarias…).
La idea nos entusiasmó y nos pusimos manos a la obra.
Para representar la menor habilidad manual de la población infantil y anciana, Ana y Charo nos
pusieron un esparadrapo haciendo más difícil la movilidad de dos dedos de nuestra mano
dominante.
A continuación, se nos informó de las condiciones en que vivíamos y se nos dio una lista de
productos de primera necesidad para que elaboráramos un presupuesto para la unidad
familiar, para una semana. Todos nos pusimos manos a la obra.
Al principio nos costaba un poco ponernos de acuerdo, pero pronto empezamos a elaborar
nuestro presupuesto. Eso sí, en la mayor parte de los grupos intentamos ajustarlo mucho,
aunque teníamos total libertad para elaborar nuestra lista de la compra, quizá influenciados
por nuestros trabajos anteriores sobre las condiciones de vida de estos países y la idea que
nos transmitieron al principio de que éramos pobres.
Al final, las listas quedaron así:
Los portavoces de cada familia explicaron los productos que habían seleccionado para su
compra y las razones que les habían llevado a elegirlos.
Una vez hecho el presupuesto para la semana, tan solo nos quedaba conseguir dinero para
comprar los productos. Por ello, no nos quedó más remedio que ir a trabajar a una fábrica de
bolsas de papel y tuvimos que decidir quién lo iba a hacer.
Aunque algunas familias decidieron que trabajara la madre, Charo, que era la dueña de la
fábrica no lo permitió, porque en la India las mujeres no son la primera opción para el empleo;
así que mandamos a trabajar a los padres.
Antes de ir a trabajar, Ana nos enseñó cómo teníamos que hacer las bolsas para que en la
fábrica las dieran por buenas. Todos nos pusimos manos a la obra.
En un rincón de la clase estaba la fábrica a la que debíamos ir. Cuando llegaron los
trabajadores, se encontraron con unas condiciones de trabajo pésimas: mucho calor,
oscuridad, no se permitía hablar, el ritmo de producción tenía que ser muy rápido, tenían que
trabajar de pie…
Al acabar la jornada de trabajo, debían pasar el visto bueno de la empresaria y haber
cumplido con el mínimo de producción para poder cobrar. Solo un trabajador consiguió
alcanzar el mínimo y que las bolsas estuvieran bien hechas. Los demás no pudieron llevar
dinero a su casa.
Como había que conseguir dinero, al día siguiente, en vez de un miembro de la familia, fueron
dos; pero las condiciones empeoraron, porque el material era el mismo y el espacio también; y
éramos el doble de personas.
Al acabar la jornada, vimos que los resultados fueron peores que los anteriores y nos fuimos a
casa sin dinero.
Al comentar la actividad, todos pensamos que nos habíamos sentido muy mal (alguno no quiso
ponerle calificativo a la situación), explotados… pero ninguno nos atrevimos a enfrentarnos a
la propietaria de la fábrica, quien pese a no haber pagado por no estar las bolsas en
condiciones o por no haber alcanzado el mínimo, se había quedado con toda la producción.
Ahora solo nos queda pensar que en muchos lugares del mundo se dan, día tras día, situaciones
peores a las que hemos simulado; y que mientras que a nosotros no nos falta de nada y le
ponemos peros a muchas de las cosas que tenemos, en otros lugares hay muchísima gente que
carece de todo lo esencial para llevar una vida digna.