Exposición 30 años de Premios Castilla y León

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PREMIOS CASTILLA Y LEÓN 30 AÑOS

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PREMIOSCASTILLAY LEÓN 30 AÑOS

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los buenos de los falsos profetas: “¿Acaso se cosechan uvas de los espinos o higos de los cardos?” Sin duda las uvas y los higos de los castellanos y leoneses, su contribución “al acervo cultural común de todos los españo-les”, como rezaba la primera convocatoria de los premios, es la mejor manera de reconocer la identidad incontestable de esta tierra. Tie-rra de palabra, de valores, de cultura, de pa-trimonio, de paisaje, de emoción contenida… Y tierra de integración. Obras del ingenio y del esfuerzo humano, fruto de los mejores entre tantos hombres y mujeres de Castilla y León que, en la estela de los siglos, tan firme y tan calladamente han contribuido a engran-decer el tesoro común de ese país llamado España. Un país de cuya identidad tampoco tiene nadie dudas en el mundo… excepto los propios españoles.

Don Miguel Delibes, signo puro de estos reconocimientos como galardonado en su pri-mera edición, ya había convertido la identi-dad de Castilla y León en símbolo literario universal cuando recibió el Premio de las Le-tras. Quienes han venido detrás en las letras, en las artes, en las ciencias, en la investiga-ción, en las humanidades, en el deporte, en los valores humanos, en el patrimonio, en el medio ambiente o en el deporte, han hecho y siguen haciendo cada día con sus obras, con sus frutos, que Castilla y León sea ese territo-rio esencial que, con los pies en la tierra, mira al cielo sin límites. Merece la pena recordarlo treinta años después.

En 1975, con la Dictadura española en su lecho de muerte y unos cuantos años antes de que Castilla y León soñara con ser una co-munidad autónoma, Francisco Umbral evoca-ba en ‘Mortal y rosa’, su libro más poético y personal, las cualidades de su abuela “cas-tellanoleonesa”. Lo que durante más de tres decenios ha sido una obsesión de nuestra au-tonomía, la búsqueda de una identidad común frente a la impronta avasalladora de las nueve provincias que la conforman, cada una con su historia y con su carácter indiscutibles, ya era una referencia clara para el gran escritor y pe-riodista forjado en las páginas de ‘El Norte de Castilla’. Como lo era para la inmensa mayo-ría de los españoles.

Construir la identidad, o mejor dicho: reconocer y señalar la identidad de los cas-tellanos y leoneses ha constituido una tarea permanente para los distintos gobiernos de la región, desde la promulgación del Estatuto de Autonomía en 1983. Y muchos han sido los trabajos y labores emprendidos en este sen-tido desde cada uno de los ámbitos de la so-ciedad. Pero sin duda una de las acciones que más han contribuido a cumplir este objetivo ha sido la entrega, año tras año desde 1984, de los Premios Castilla y León. Primero en su núcleo duro: Letras, Artes, Ciencias Sociales y Humanidades e Investigación Científica y Técnica; más tarde, y progresivamente, Pro-tección del Medio Ambiente (1989), Valores Humanos (2001), Restauración y Conserva-ción del Patrimonio (2001) y Deporte (2003).

“Por sus frutos los conoceréis”, se dice en el Evangelio de San Mateo, para distinguir a

Carlos AganzoEL NORTE DE CASTILLA

POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS

Primera edición de los Premios Castilla y León

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grandes y merecedores, como antes lo fueron otros, de este premio.

Pero no solo por sus acciones, por su tra-bajo o por su investigación diaria son grandes los ocho premiados. A esa labor, a ese desem-peño profesional se suma su valor humano. Ellos, no son solo el reflejo de lo que mucho y bien que se trabaja y de los grandes profe-sionales con los que cuenta esta Comunidad. Aglutinan, además, el valor del respeto a los demás. Uno es más grande cuanto más respe-ta a sus semejantes.

Castilla y León puede presumir, y estos premios así lo demuestran, de contar con grandes profesionales, cada uno en su activi-dad, y mejores personas. Gentes que tienen el respeto como máxima en su vida diaria, en su trabajo diario.

Los territorios no son nadie sin sus gentes. Ahí reside su fuerza y su grandeza. Y eso es lo que hoy se premia, además del esfuerzo, la dedicación y los éxitos profesionales. Porque por encima de éstos están las personas. To-das ellas diferentes. Todas ellas singulares. Y, cada uno en lo suyo, ejemplo de cómo y por dónde se debe guiar en la vida para alcanzar el éxito.

Ellos son el espejo al que todos nos de-bemos mirar en nuestro día a día, personal y profesional. Espejos de una sociedad rica en singularidades. Eso es Castilla y León.

La fuerza de Castilla y León está en sus gentes, reflejo de ese amplio bagaje patrimo-nial, cultural y paisajístico que destila el vasto territorio de una Comunidad, a la que tan bien retrató Machado y que es el principal germen en el que nacen las singularidades, que desde hace años glosan los Premios Castilla y León.

Un territorio, una sociedad es más grande y más rica cuanto más y mejor sabe recono-cer a los suyos. A sus paisanos. Gentes que, con su labor, con su trabajo, con su esfuerzo, con su dedicación y con su amor a esta tie-rra contribuyen como nadie a hacer Castilla y León. Personajes ilustres que, uno a uno y todos en su conjunto, son verdaderos espejos en los que se refleja lo mejor de esta sociedad nuestra plural y repleta de singularidades.

Y esa es, precisamente, la fuerza de Cas-tilla y León. Un potencial que debe saber aprovechar como motor para el desarrollo de futuro. Ahora, que muchos buscan en sus di-ferencias, en sus singularidades el fin último para separar, el ejemplo de estos ocho ilustres personajes, que aglutinan y representan los mejor de la Comunidad, tiene que servir de reflejo para el conjunto de la sociedad.

Castilla y León es la forja de las gentes que, a lo largo de sus años de historia, han ido haciéndola más importante, más grande y más realidad. Una realidad que ya nadie niega y que se ve reflejada en los premiados. Cada uno en su campo, valores humanos, artes, in-vestigación científica, medio ambiente, letras, ciencias sociales y humanidades, patrimonio y deporte, es diferente. Eso es lo que los hace

Pablo R. LagoEL MUNDO

ESPEJOS DE UNA SOCIEDADRICA EN SINGULARIDADES

Entrega de los Premios Castilla y León celebrada en el Monasterio de Santa María de La Vid, Burgos

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ten unos curritos. Nada más. Que saben que la honestidad es negocio. Gentes de la tierra adentro con ideas claras. Mujeres y hombres peculiares y únicos; sobrios, de pocas alhara-cas y hechos contundentes. Entregados a su oficio con espíritu sereno y buen ánimo. Con-vencidos de que casi nada en la vida es tan bueno, ni tan malo, que no deba tomarse con moderación y cierta distancia. Gente feliz, por más tropiezos que encuentren en el camino y por más ásperos que sean. Porque la dicha es vivir para los demás, no es otra cosa. El que sabe compartir es feliz. Así que es bueno y, muy necesario, ciertamente, reparar en ellos. Detenerse en esas vidas que son un ejemplo y, todavía más, en estos tiempos en los que nos sentimos sacudidos por tantos desasosiegos, metidos en tan inciertas aventuras.

Las personas, como los tiempos, los ofi-cios y los días, tienen aspectos peculiares y muy propios. Y por estas tierras de la mese-ta castellana, suelen sus gentes ser mujeres y hombres de índole sencilla y laboriosa; de tranquilo y buen hacer. Las personas son el mayor tesoro en cualquier territorio. Porque son ellas las que levantan la vida y la aúpan con sus obras, pensares y sentires. Mujeres y hombres corrientes y molientes que, a su tra-bajo acuden, con su dinero pagan y, al decir del poeta, les debemos cuanto hacen. Gentes de veras y no de burlas. Que pasan por la vida siendo útiles y haciendo el bien a manos lle-nas. Estoy hablando de los Premios Castilla y León. Hay pocas convocatorias que remue-van tanto nuestros afanes y esperanzas y nos coloquen ante los valores imprescindibles del esfuerzo, la honradez y el empeño. “Es conveniente saber que hay algunas cosas im-portantes y otras muchas que no lo son. Me siento feliz con lo que hago. Dedico mi vida a lo que más quiero. ¡No puedo tener más”. Me lo dijo el soriano Sergio Muñoz, Cam-peón de España de Gimnasia Artística, sien-do apenas un adolescente, cuando le pregunté por sus alegrías, afanes y miedos. Importa lo que importa. Eso lo saben bien los mejores de entre nosotros. Ellos, que son y se sien-

Jesús FonsecaLA RAZÓN

GENTES DE VERAS Y NO DE BURLAS

Entrega de los Premios Castilla y León celebrada en el Monasterio de Santa Mª de Valbuena, San Bernardo, Valladolid

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Inauguración de la exposición “30 años de Premios Castilla y León”, Sala de exposiciones del Monasterio de Ntra. Sra. De Prado, Valladolid, 2014

Por ello, y aunque es verdad que aún nos queda mucho recorrido para sentir esa mani-da conciencia regional de la que se presume en otros territorios, quizá no haya que dedicar demasiados esfuerzos por encontrarla. Estoy seguro de que el reconocimiento social que suponen estos galardones es la mejor prueba de que en esta Comunidad nos empezamos a querer más de lo que realmente pensamos. Cada año la foto de familia de los premiados en el escenario constituye una instantánea que recoge lo que hemos sido, lo que somos y lo que queremos seguir siendo. Ellos son el es-pejo en el que mirarnos, un ejemplo que dig-nifica al castellano y leonés, otrora más acos-tumbrado al derrotismo y al victimismo.

Los Premios Castilla y León deben servir para que esta tierra olvide de una vez por to-das sus complejos, ya que a base de repetir-los como un mantra hemos llegado a interio-rizarlos. Hay que levantar la cabeza, sentirse orgullosos de ser lo que somos, y agradecer a esa ya larga lista de premiados que hayan puesto a nuestra disposición todo su talento y conocimiento.

La excelencia, los valores, el conocimien-to, la sabiduría…No hay que irse muy lejos para encontrar ejemplos de personas que aglutinan estas importantes cualidades. Y no hay que hacerlo porque las tenemos aquí, a nuestro alrededor, en Castilla y León. Una tierra cada vez más activa, dinámica y vital gracias al trabajo y al esfuerzo de unas gen-tes que, de forma silenciosa, pero imparable, han empujado desde siempre, y siguen ha-ciéndolo en la actualidad, a esta Comunidad, consiguiendo que se hable de ella dentro y fuera de nuestras fronteras. Y la mayor parte de las veces, lo han hecho sin que apenas nos demos cuenta.

Ya se sabe, aquí no hay grandes revolu-ciones, ni algaradas. Nuestro carácter nos lo impide, pero somos una tierra de gentes con gran potencial y recursos. Podría decir-se que en Castilla y León contamos con un cuerpo social consagrado a su profesión, en-tregado de lleno a su actividad y, en muchas ocasiones, ejemplo de auténtica vocación. La nómina de castellano y leoneses que in-tegran los Premios Castilla y León, con 30 años ya a sus espaldas, así lo pone de ma-nifiesto, desbordando desde luego cualquier expectativa inicial.

José Luis Martín AlonsoABC

SIN COMPLEJOS

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castellano leoneses les debemos la preserva-ción, cuando no la salvación directa de espa-cios tanto de esta como de otras comunidades autónomas, de espacios que hoy son enseña mundial como el parque de Doñana, al que dos de los premiados de esta larga lista de los 25 años transcurridos, José Antonio Valverde Gómez, el primer galardonado, y Miguel De-libes Castro, distinguido en 2001, entregaron todo su buen hacer como especialistas, pero también como amantes de la riqueza natural que aprendieron a conocer y a vivir de niños en su región natal.

Biólogos, naturalistas, veterinarios, que han luchado y luchan porque esa biodiversi-dad se mantenga mediante la investigación de la evolución y el comportamiento de las especies animales y vegetales, pero también con el arrojo que supone, a veces, arrancar de las manos mercantilistas paisajes que hoy no existirían sin su acción decidida. Estudios imprescindibles para orientarnos y evitar con-secuencias irreversibles del cambio climá-tico cuyas consecuencias son ya, evidentes. Científicos y colectivos conservacionistas juegan un papel trascendental pero no siem-pre conocido ni reconocido. El valor de estos premios Castilla y León de la Protección del Medio Ambiente es, por ello, doble, por el re-conocimiento colectivo que supone y por la divulgación del trabajo de personas compro-metidas, en definitiva, con el futuro. La tarea que exige, además, un esfuerzo en vigilancia y prevención para evitar el fuego, ese gran destructor que arrasa todo vestigio de vida en las miles de hectáreas que, desgraciadamente, arden cada año en nuestras sierras. Esfuerzo que a veces pagan con la vida los agentes en-cargados de la extinción de lo que, en dema-siadas ocasiones, provocan indeseables para quienes solo cabe esperar la actuación riguro-sa de la Justicia.

Rara vez se alude al patrimonio natural de los territorios como parte intrínseca de su riqueza activa. Ciertamente, la masa forestal, los acuíferos, la presencia de flora y fauna au-tóctonas, nunca cuentan a la hora de calcular las balanzas fiscales ni repercuten directa-mente en el Producto Interior Bruto o la Ren-ta per cápita de las comunidades autónomas. Sin embargo, el Medio Ambiente influye en la economía como generador de recursos, y sobre todo, es la base sobre la que se sustenta buena parte del bienestar y de la calidad de vida de una sociedad.

Sin agua, sin vegetación, sometidos úni-camente a la erosión de la naturaleza y a la destrucción que tantas veces viene de mano del hombre, cualquier actividad devendrá, por fuerza, en un futuro estéril. La inmensa rique-za que atesora Castilla y León, con sus cerca de cinco millones de hectáreas de superficie verde y la enorme biodiversidad de la que es poseedora, son activos en cuya preservación radica el devenir de la sociedad castellana y leonesa y con él el del resto de España y de todo el continente europeo. Una tarea difícil no solo por la extensión a conservar mediante unos recursos limitados, sino porque la labor se desarrolla en una comunidad donde la ma-yor parte de los parajes naturales de importan-cia conviven diariamente con la actividad hu-mana, especialmente con el trabajo agrícola y ganadero, sector fundamental de la economía castellana y leonesa y para el que no siempre se halla la fórmula exacta que permita alcan-zar el deseado equilibrio.

La labor de investigación y de promoción de actuaciones en pro de la conservación de los espacios naturales, de la limpieza del aire que respiramos, del agua que bebemos, son méritos que merecen reconocerse y divulgar-se mediante galardones como el creado por la Junta de Castilla y León en 1989. A muchos

Marisol López del EstalLA OPINIÓN

EL CORREO DE ZAMORA

LA VIDA MISMA

Entrega de los Premios Castilla y Leónen el Monasterio de la Santa Espina, Valladolid

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PREMIOSCASTILLAY LEÓN 30 AÑOS

1ª Edición / Premios Castilla y León 1984 2ª Edición / Premios Castilla y León 1985

3ª Edición / Premios Castilla y León 1986 4ª Edición / Premios Castilla y León 1987

5ª Edición / Premios Castilla y León 1988 6ª Edición / Premios Castilla y León 1989

7ª Edición / Premios Castilla y León 1990 8ª Edición / Premios Castilla y León 1991

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9ª Edición / Premios Castilla y León 1992 10ª Edición / Premios Castilla y León 1993

11ª Edición / Premios Castilla y León 1994 12ª Edición / Premios Castilla y León 1995

13ª Edición / Premios Castilla y León 1996 14ª Edición / Premios Castilla y León 1997

15ª Edición / Premios Castilla y León 1998 16ª Edición / 1999

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PREMIOSCASTILLAY LEÓN 30 AÑOS

17ª Edición / Premios Castilla y León 2000 18ª Edición / Premios Castilla y León 2001

19ª Edición / Premios Castilla y León 2002 20ª Edición / Premios Castilla y León 2003

21ª Edición / Premios Castilla y León 2004 22ª Edición / Premios Castilla y León 2005

23ª Edición / Premios Castilla y León 2006 24ª Edición / Premios Castilla y León 2007

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25ª Edición / Premios Castilla y León 2008 26ª Edición / Premios Castilla y León 2009

27ª Edición / Premios Castilla y León 2010 28ª Edición / Premios Castilla y León 2011

29ª Edición / Premios Castilla y León 2012 30ª Edición / Premios Castilla y León 2013

PREMIOSCASTILLAY LEÓN 30 AÑOS

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Día de Castilla y León esté dedicado a quie-nes se aplican con dedicación, denuedo y entusiasmo al descubrimiento, el cuidado, la preservación y la promoción de estos bienes tangibles e intangibles.

Desde su primera edición, personas y entidades de reconocida profesionalidad y solvencia se han hecho merecedores de este galardón. En unos casos por su labor divul-gadora a través de los medios, en otros por sus investigaciones históricas y arqueológicas o por sus estudios lingüísticos y artísticos, sin olvidar el campo del mecenazgo, la creación, la sensibilización y la conservación. Nadie es imprescindible, pero es una evidencia que sin estas personalidades, fundaciones y aso-ciaciones, el patrimonio castellano y leonés seguiría siendo igual de rico y diverso, pero estaría un poco más desprotegido y algo me-nos conocido.

Hay que seguir trabajando en este ámbito hasta que el espíritu de protección, amor, res-peto y divulgación de lo mejor que tenemos cale en todos y cada uno de los ciudadanos y lo apliquen como una de sus máximas vitales. Los galardonados serán el mejor de los ejem-plos para conseguirlo.

Desde que lo recibiera en 2001 nuestro colega Luis del Olmo, hasta el que recogerá de forma más que merecida mi paisano Án-gel Sancho, un número 13 en el que no cabe la superstición y sí la alegría, los premios en la categoría Restauración y Conservación del Patrimonio han hecho justicia a una realidad de esta Comunidad.

El hecho de que Castilla y León esté en po-sesión de una ingente riqueza patrimonial de todas las épocas y estilos, que abarca además ámbitos tan diversos como la arqueología, la historia, el arte en sus distintas vertientes y la etnología, exige una atención y un cuida-do exquisitos por parte de las Instituciones públicas, las entidades privadas y los propios ciudadanos. Y requiere además el destino de importantes partidas presupuestarias para su conservación, mantenimiento y divulgación y una imprescindible labor de coordinación entre todos los estamentos con responsabilidad en ese campo para que ese patrimonio siga con-figurando una de nuestras señas de identidad más significativas y la mejor herencia para las nuevas generaciones.

Por ello es bueno que uno de los premios que cada año se entregan coincidiendo con el

que con sus 12+1 campeonatos del mundo se convirtió en un referente para los extraordina-rios pilotos que mantienen a España en la cima mundial del motociclismo. Y qué decir de las jugadoras y el cuerpo técnico del CB Balon-cesto Perfumerías Avenida, un equipo capaz de pasear con orgullo el nombre de Salaman-ca y de Castilla y León por Europa; un grupo que demuestra que el deporte femenino sigue en auge. Su tarea no es sencilla, pues mucho han tenido que luchar las mujeres para que se reconozca su contribución al deporte, aunque su aportación, como la de la vallisoletana Mi-riam Blasco, la primera española en ganar en judo un oro olímpico, resulta incuestionable. Pero si por una disciplina deportiva destaca la Comunidad es por el atletismo. Solo hay que recordar los triunfos conseguidos por los sorianos Fermín Cacho y Abel Antón, los pa-lentinos Marta Domínguez e Isaac Viciosa y el leonés Manuel Martínez, que certifican que Castilla y León es y seguirá siendo cuna de grandes atletas.

Orgullosos pueden estar los castellanos y leoneses de la valía profesional y personal que caracteriza a todos los galardonados con el Premio Castilla y León del Deporte, emba-jadores de lujo de la Comunidad por todo el mundo y artífices de triunfos que saboreamos como propios. Así lo demostró el segoviano ‘Perico’ Delgado, ciclista con garra y ambi-ción que ‘conquistó’ París en 1988 al ganar el Tour de Francia, una gesta que reeditó años después Carlos Sastre, digno merecedor del galardón por su trayectoria y por apoyar a los más desfavorecidos. En los deportistas de elite tan importantes son los triunfos que cosechan como los valores humanos que transmiten, que son, en definitiva, los que les permiten ganarse el respeto y afecto de sus seguidores. Tesón, trabajo en equipo, calidad humana y compañerismo caracterizan el buen hacer del salmantino Vicente del Bosque, que con magistral destreza dirigió a la Selección Española de Fútbol campeona del mundo y de Europa. También se ganó el cariño de los afi-cionados al motor el zamorano Ángel Nieto,

Mónica FuentesHERALDO DE SORIA

Carlos SantoyoDIARIO PALENTINO

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Pocas cosas resultan tan gratificantes como recibir un premio. Constituye el moti-vo por el que muchos luchan, tanto de forma individual, como colectivamente. El deporte representa uno de los ejemplos más evidentes, aunque en el lado opuesto se encontraría el que tiene un objetivo científico, pues aunque el mérito del galardón corresponde al premia-do, el beneficio redunda en la colectividad.

Hace tiempo que las organizaciones em-presariales se dieron cuenta de la rentabilidad que aportan estos reconocimientos. Se perpe-túan mucho más en el tiempo. Representan la forma de elevar la moral del equipo, una he-rramienta eficiente para fomentar el desarrollo profesional y la compensación al trabajo bien hecho. Para quien lo recibe supone una retribu-ción poco equiparable a lo que habitualmente se compensa de forma más discreta -también justificada-, como el sueldo o las vacaciones.

Pero olvidamos a menudo la importancia que tiene en sí la convocatoria de los premios que se entregan de forma pública. Alguien debe poner en marcha una iniciativa para in-centivar esta lucha competitiva, tanto en el terreno laboral, como en el deportivo, en la investigación, en el arte o en cualquier otra materia. Abusando de la teoría de Darwin, estas convocatorias ayudan a los humanos a

mejorar como especie. El caso de los premios sobre investigaciones científicas y técnicas es el ejemplo más claro.

La Comunidad de Castilla y León concede desde 1984 sus premios anuales a los caste-llanos y leoneses destacados en distintos cam-pos. De ellos destaca la enorme valía de quie-nes han recibido las distinciones en el campo de la investigación, algo tan poco valorado frente a otro tipo de galardones. El elenco de condecorados en las tres últimas décadas nos ayuda a conocer e incluso a descubrir a per-sonas, colectivos o instituciones que atesora nuestra región. Pero también contribuye a que nuestra sociedad continúe progresando en el sentido biológico y social.

Como castellanos y leoneses debemos agra-decer y sentirnos agradecidos quienes formamos parte de la Comunidad, porque este tipo de grati-ficaciones se mantenga en la actual época de cri-sis. Muchas veces no existen suficientes recursos para valorar el esfuerzo y la capacidad de quie-nes esconden muchos méritos que se resumen en un premio científico. En el fondo esconde una gran remuneración difícilmente cuantificable.

Enhorabuena a todos los premiados, por-que con ellos también el resto hemos de sen-tirnos gratificados.

PREMIADOS Y VICEVERSA

Florentino Descalzo San FrutosEL ADELANTADO DE SEGOVIA

Fiesta de entrega de los Premios Castilla y León en el Centro Cultural Miguel Delibes, Valladolid

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los demás, y en particular a los jóvenes, del pa-lentino Rafael del Río; el ejemplo de coraje y dedicación hacia los más desfavorecidos en el corazón de África de la religiosa María Presen-tación López Vivar; esa mano amiga que llega cuando arrasan los sucesos o las catástrofes más devastadoras desde el Grupo de Rescate y Salvamento de Castilla y León; la defensa del diálogo para la resolución de conflictos del jesuita salmantino José María Martín Patino; la ingente labor por mejorar la calidad de vida de enfermos y familiares de la Asociación Es-pañola contra el Cáncer en Castilla y León; la preocupación por aliviar el sufrimiento común desde la colaboración social a través de orga-nizaciones como Cáritas Regional, Cruz Roja Española de Castilla y León y la Federación de Banco de Alimentos de Castilla y León, o a quienes antepusieron el porvenir frente el pasa-do, como el político Francisco Laína y el poeta Marcos Ana, colofón a un premio con una his-toria que no ha hecho más que comenzar.

Nombres que no sólo han apuntalado nuestra historia, sino que han logrado dirigir-la hacia el bien común. Ejemplo de sacrificio y superación, y la mejor referencia en la que nos podemos mirar con orgullo.

La inclusión de la categoría Valores Huma-nos en los premios Castilla y León desde 2001 es en sí mismo un hito, porque son un modelo a seguir, que nos sirve no sólo a sus vecinos sino a todos los ciudadanos del mundo donde han llevado el nombre de Castilla y León. Per-sonas y asociaciones que nos han de motivar y llenarnos de esperanza, porque nos permiten crecer y creer en nuestra Comunidad. Son pie-zas clave de nuestra identidad, y de los valores humanistas por los que siempre han destacado los ciudadanos de Castilla y León, de la que ellos son los mejores exponentes.

En singular y en plural, han dejado inscri-to para la historia sus méritos: la defensa de la dignidad humana de Nicolás Castellanos; los esfuerzos a favor de la igualdad de derechos y oportunidades del CERMI; la inclusión social de los desamparados por los Hermanos Fran-ciscanos de la Cruz Blanca; el desinteresado y solidario gesto que permite salvar miles de vidas cada año de los Donantes de Sangre; la labor humana y humanitaria de la ya fallecida Catalina Montes en El Salvador, donde intentó reconstruir el mundo; el ejemplo de esfuerzo y espíritu de superación de la atleta invidente burgalesa Purificación Santamarta; la entrega a

mujeres a los que sus paisanos han distinguido con los Premios Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades. Son ya treinta los elegidos para esa lista de insignes de la creación y la investigación. Treinta maestros convertidos en genios a base de hurgar en los secretos de la historia, la sociología, el derecho, la economía, el arte, el folclore y, de forma especial, el castellano como lengua univer-sal nacida y pulida en la Comunidad.

Los galardones instituidos en 1984 por el Gobierno autónomo han venido a reconocer, casi siempre al final de largas y prolíficas vi-das, el desempeño ejemplar de sus profesio-nes, la dedicación en cuerpo y alma a las cien-cias y la excelencia en sus hallazgos y escritos.

La obra de los premiados posee tal enverga-dura y vastedad que podría constituir un com-pendio fascinante de los saberes en torno a la sociedad de los hombres y mujeres de Castilla y León, pero también de España, de Europa y de América. Porque si hay una marca que impregna el espíritu de todos ellos es la universalidad par-tiendo del terruño, la mirada de horizontes am-plios que desentraña el mundo desde la meseta.

Los hombres y mujeres de Castilla y León forjaron con su audacia y su tesón la historia de España. Desde el siglo XI hasta el XV los castellanos y los leoneses protagonizaron la construcción de la nación española para lanzar-se después a descubrir América. Y no fue tanto con la espada sino con la pluma y el papel como hicieron grande a España, cuando fue grande.

El afán por penetrar los secretos de la tie-rra, el interés por conocer otros hombres y otras costumbres y la inquietud por llevar su cultura a los rincones más alejados del pla-neta movieron a los reyes, a los guerreros, a los científicos y a los exploradores que partían de la meseta hacia los cinco continentes. Era el ansia por dominar y comprender el mundo que durante siglos no ha dejado de arder en el corazón de los habitantes de la cuenca del Duero, herederos del fuego de Atapuerca.

Esa llama del conocimiento humanístico, como deseo insaciable por aprehender todo cuanto se relaciona con el hombre, se ha mantenido viva en las últimas décadas y ha brillado con un fulgor especial en la obra de un puñado de hombres y

Pablo SerranoDIARIO DE ÁVILA

Julián BallesteroLA GACETA DE SALAMANCA

LA IDENTIDAD DE CASTILLA Y LEÓNREFLEJADA EN LOS VALORES HUMANOS

PREMIOSCASTILLA Y LEÓNDE LAS CIENCIAS SOCIALES YHUMANIDADES

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Es obvio que cada una de las trayectorias profesionales de los galardonados correspon-de a un trabajo individual, pero no es menos evidente que todos ellos se basan en el desa-rrollo colectivo. Eso es lo que hace grande a una Comunidad Autónoma como ésta, en la que se combina de manera notable la valía con la valentía. En ningún lugar es fácil ser escritor, ser un creador de historias, un conta-dor de momentos, de viajes, de pasiones, pero en Castilla y León parece más meritorio que en cualquier punto del planeta. Es difícil ser profeta en tierra propia. Y, sin embargo, de sus rincones han salido grandísimas figuras de la Literatura, ya reconocidas con este mis-mo Premio como Miguel Delibes, el primero de la lista y quizá el más notable, como José Jiménez Lozano, Antonio Gamoneda, Rosa Chacel, Torrente Ballester y un largo etcéte-ra hasta llegar a la edición de 2013 con Jesús Hilario Tundidor. Todos ellos representan de manera excepcional los valores de Castilla y León dentro y fuera de las fronteras regio-nales. Cada uno con su estilo y su brillo ha contribuido a la exaltación de las peculiarida-des de esta tierra y desde ella han aportado su granito de arena a la Cultura universal. No hay mejor argumento para rendir homenaje a todos y reconocer el acierto de quien impulsó el nacimiento de estos premios.

Repasar con detenimiento la nómina de escritores que han sido reconocidos con el Premio Castilla y León de las Letras desde su nacimiento produce un enorme vértigo para cualquiera que tenga la más mínima inquietud por el idioma y por contar historias. Si quien se asoma a esa lista es un periodista aficiona-do a la literatura, el vértigo es doble. No cabe ninguna duda de que año tras año el jurado ha acertado con el nombre, pero es necesario decir que Castilla y León es una tierra plagada de escritores que podrían engordar esa nómi-na y que, a buen seguro, lo irán haciendo a medida que pase el tiempo.

Cuando allá por 1984, la Junta de Castilla y León creó estos galardones es más que pro-bable que sus responsables no llegasen a pen-sar en la importancia que tienen hoy en día en todas las especialidades que se recogen. Cada una de las personas que los recibe atesora no sólo una inmensa capacidad creativa, inves-tigadora o sencillamente humana, sino que simbolizan la crudeza de una tierra en la que se mezclan los paisajes del mismo modo que lo hacen las personas, los caracteres, todos ellos recios y leales de manera que en cada curva del camino el lugareño y el visitante encuentran un amigo. Simbolizan además la lucha, el esfuerzo que sólo se concibe por su amor a la tierra y a sus paisanos, y que es pro-pio de cada una de las nueve provincias que hacen de Castilla y León un todo.

Joaquín Sánchez TornéDIARIO DE LEÓN

Entrega de los Premios Castilla y León celebrada en el Monasterio de San Zoilo, Carrión de los Condes, Palencia

EL VÉRTIGO DE LOS MEJORES

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PREMIOSCASTILLAY LEÓN 30 AÑOS

sino también por el enorme esfuerzo y sacri-ficio que todos ellos han tenido que derrochar para alcanzar la gloria; esa grandeza reservada solo para un puñado de elegidos. Sin olvidar a ninguno, tengo que quedarme por cercanía con dos: Luis Sáez y Modesto Ciruelos, que encar-nan además ese afán de superación que suele ser marca de la casa de todos los galardonados. Su ejemplo, su capacidad de ser vanguardia tras dominar los cánones tradicionales y también su inconformismo fue lo que les llevó al recono-cimiento internacional que, por abundar en lo dicho anteriormente, llegó antes que el domés-tico. “Mis enemigos me acusan de trabajar mu-cho”, me contó Luis Sáez en la última entrevis-ta que concedió y fue entonces, y solo entonces, cuando comprendí que la inspiración es poco más que la acción de llevar aire a los pulmones.

Esta abundancia de talento en la región y ese miedo atávico al reconocimiento han acrecentado la importancia de estos premios que, al menos en la categoría de Artes se han quedado pequeños para acoger a todos los que merecen su concesión. Aglutinar en un mismo galardón siete disciplinas diferentes obliga a restringir un abanico amplísimo, lo que ya en si mismo lleva aparejada una injusticia. Por-que son los mejores, sí, pero también son mu-chos y no es cuestión de regatear un mimo a quien de verdad se lo merece, que bastante lo hemos hecho ya durante demasiado tiempo.

“Nuestros mejores”. Así, de forma directa, certera y brillante, alguien definió hace años los premios Castilla y León en sus diferentes modalidades. No ha habido, desde entonces, mejor manera de referirse a unos galardones que ya han traspasado fronteras y son refe-rente de cómo una comunidad autónoma es capaz de reconocer a los más meritorios en di-versos ámbitos. Con la sencillez y austeridad que nos caracteriza, pero también con todo el calor que ponemos cuando las cosas salen del alma, demostramos así nuestra admiración hacia aquellos que más destacan. Pero no se trata solo de un merecido reconocimiento, sino que estos premios van mucho más allá. Aunque se den en vida, llevan también implí-cita la admisión de una deuda; la que genera una tierra poco dada al halago y refractaria a mostrar en público los afectos.

Y si esa deuda es general, quizá el caso más palpable lo tenemos en el apartado de Artes. No hay más que echar un vistazo al listado de los premiados desde que se instituyeron en 1984 para comprobar, en primer lugar, como esta co-munidad sigue siendo líder en cuanto a genios. Si la financiación autonómica no dependiera de la población o del territorio sino del talento, Castilla y León no conocería el déficit. Desde Juan Manuel Díaz Caneja, el primer galardo-nado, hasta Concha Velasco y Lola Herrera, las últimas, la sucesión de nombres apabulla, no solo por la incuestionable valía profesional,

Raúl BriongosDIARIO DE BURGOS

MEJORES PERO TAMBIÉN MUCHOS

Actuación durante la entrega de los Premios Castilla y León celebrada en el Palacio de Congresos de Ávila

Page 16: Exposición 30 años de Premios Castilla y León

2003. Eduardo Galante Patiño2004. Estanislao de Luis Calabuig2005. Soria Natural, S.A.2006. Los Agentes Medioambientales y Celadores de Medio Ambiente de Castilla y León2007. Federación de Asociaciones Forestales de Castilla y León (FAFCYLE)2008. Bosque Modelo de Urbión2009. Atapuerca2010. Renault España2011. José Abel Flores Villarejo2012. Francisco Javier Sierro Sánchez2013. María del Rosario Heras Celemín

Premios Castilla y Leónde los Valores Humanos

2001. Nicolás Castellanos Franco2002. CERMI Castilla y León2003. Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca2004. Hermandades de Donantes de Sangre de Castilla y León2005. Catalina Montes Mozo2006. Purificación Santamarta Bravo2007. Rafael del Río Sendino2008. María Presentación López Vivar2009. Grupo de Rescate y Salvamento de Castilla y León2010. José María Martín Patino2011. Asociación Española contra el Cáncer en Castilla y León2012. Cáritas Regional de Castilla y León, Cruz Roja Española de Castilla y León y la Federación de Banco de Alimentos de Castilla y León2013. Francisco Laína García y Marcos Ana

Premios Castilla y León deRestauración y Conservación del Patrimonio

2001. Luis del Olmo2002. Sebastián Battaner Arias2003. Juan Carlos Elorza Guinea2004. Fundación Santa María la Real2005. Carlos Muñoz de Pablos2006. José Javier Rivera Blanco2007. Miguel Manzano Alonso2008. Asociación Colección Arte Contemporáneo2009. Concha Casado Lobato2010. Eloísa Wattenberg2011. Enrique Baquedano Pérez2012. Germán Delibes de Castro2013. Ángel Sancho Campo

Premios Castilla y León del Deporte

2003. Pedro Delgado Robledo2004. Abel Antón Rodrigo y Fermín Cacho Ruiz2005. Ángel Nieto Roldán2006. Marta Domínguez Azpeleta2007. Miriam Blasco Soto2008. Carlos Sastre Candil2009. Vicente del Bosque2010. Isaac Viciosa Plaza2011. Club Baloncesto Perfumerías Avenida2012. Manuel Martínez Gutiérrez2013. Valladolid Rugby Asociación Club El Salvador Club de Rugby

1991. Carmen Martín Gaite1992. José María Valverde1993. Emilio Alarcos Llorach1994. Victoriano Crémer1995. Gonzalo Torrente Ballester1996. Francisco Rodríguez Adrados1997. Gonzalo Santonja Gómez-Agero1998. Antonio Colinas Lobato1999. Antonio Pereira González2000. Luis Mateo Díez2001. Eugenio de Nora2002. Elena Santiago2003. Josefina Aldecoa2004. Luciano González Egido2005. José Ángel González Sainz2006. Raúl Guerra Garrido2007. Gustavo Martín Garzo2008. José María Merino Sánchez2009. José Luis Alonso de Santos2010. Andrés Trapiello2011. José María Fernández Nieto2012. Juan Pedro Aparicio2013. Jesús Hilario Tundidor

Premios Castilla y León de lasCiencias Sociales y Humanidades

1984. Antonio Tovar Llorente1985. Enrique Tierno Galván1986. Elias Díaz García1987. Julio González González1988. Editorial Ámbito1989. Luis Sánchez Granjel1990. Federico Sopeña Ibáñez1991. Felipe Ruiz Martín1992. Santiago de los Mozos1993. Enrique Fuentes Quintana1994. Antonio García García1995. Demetrio Ramos Pérez1996. Marjorie Grice Hutchinson1997. Equipo Investigador de Atapuerca1998. Joaquín Díaz González1999. Mons. Marcelo González Martín2000. Juan Iglesias Santos2001. Julio Valdeón Baruque2002. Víctor García de la Concha2003. Germán Sánchez Ruipérez2004. Olegario González de Cardedal2005. Gonzalo Martínez Díez2006. Manuel Fernández Álvarez2007. Valentín García Yebra2008. José Antonio Pascual Rodríguez2009. La Fundación Duques de Soria2010. Justino Duque2011. Domingo Emilio Rodríguez Almeida2012. Julio Borrego Nieto2013. Tomás-Ramón Fernández Rodríguez

Premios Castilla y León de laProtección del Medio Ambiente

1989. José Antonio Valverde Gómez1990. Asociación Fapas y Hábitat1991. Grupos Ciconia-Meles / Luis Mariano Barrientos Benitos1992. Félix Pérez y Pérez1993. Jesús Garzón Heydt1994. Asociación Soriana de Defensa de la Naturaleza1995. Javier Castroviejo Bolívar1996. Fundación Oso Pardo1997. Ramón Tamanes1998. Carlos de la Prada Redondo1999. SEPRONA2000. Fundación Navapalos2001. Miguel Delibes de Castro2002. Ricardo Díez Hochleitner

Premios Castilla y Leónde Investigación Científica

1984. Joaquín de Pascual Teresa1985. Julio Rodríguez Villanueva1986. Ernesto Sánchez y Sánchez Villares1987. Desierto1988. Pedro Gómez Bosque1989. Miguel Cordero del Campillo1990. Antonio Cabezas y Fernández del Campo1991. José del Castillo Nicolau1992. Pedro Amat Muñoz1993. Juan Francisco Martín Martín1994. Amable Liñán Martínez1995. Eugenio Santos de Dios1996. Antonio Rodríguez Torres1997. Jesús M.ª Sanz Serna1998. Antonio López Borrasca1999. Alberto Gómez Alonso2000. Benito Herreros Fernández2001. Luis Carrasco Llamas2002. Tomás Girbés Juan2003. Carlos Martínez Alonso2004. Pablo Espinet Rubio2005. José Miguel López Novoa2006. Francisco Fernández-Avilés2007. Jesús F. San Miguel Izquierdo2008. José Luis Alonso Hernández2009. José Ramón Perán González 2010. José Antonio de Saja Sáez2011. Constancio González Martínez2012. Alberto Orfao de Matos2013. Fernando Tejerina García

Premios Castilla y León de las Artes

1984. Juan Manuel Díaz Caneja1985. Baltasar Lobo y Antonio Baciero1986. Cristóbal Halffter1987. José Vela Zanetti1988. Antonio Fernández Alba1989. Francisco Regueiro Bravo1990. Luis Sáez1991. José Núñez Larraz1992. Las Edades del Hombre1993. Comunidad Benedictina de Sto. Domingo de Silos1994. Claudio Prieto1995. José Sánchez-Carralero López1996. Antonio Giménez-Rico1997. Esteban Vicente1998. Modesto Ciruelos González1999. Dúo Frechilla-Zuloaga2000. Cristóbal Gabarrón2001. Venancio Blanco Martín2002. José M.ª García Fernández “Castilviejo”2003. Ana Jiménez López2004. Fernando Urdiales Alaiz2005. Amancio Prada2006. José María Mezquita Gullón2007. José María González Cuasante2008. Ángel Mateos Bernal2009. Santiago Martín, ‘El Viti’2010. Enrique Seco2011. Alberto Bañuelos Fournier2012. Jesús López Cobos2013. Lola Herrera y Concha Velasco

Premios Castilla y León de las Letras

1984. Miguel Delibes1985. Antonio Gamoneda1986. Claudio Rodríguez1987. Julián Marías1988. José Jiménez Lozano1989. Francisco Pino1990. Rosa Chacel

GANADORES DE LOS PREMIOS CASTILLA Y LEÓN