Exposiciones internacionales de barcelona e iberoamérica de sevilla.

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Inaugurada el 9 de mayo de 1929 y clausurada el 21 de

junio de 1930, ha sido uno de los hechos más importantes

del siglo XX para la ciudad de Sevilla. Hacía diez años que se quería celebrar el evento, sirvió como puerta para

abrirse a nuevas corrientes externas y animar al Estado para

una modernización que era necesaria de cara al futuro

Estaba ubicada en las proximidades del Parque de María

Luisa y el Prado de San Sebastián, y fue plataforma para

personajes que sin su aportación no hubiera podido

celebrarse el acontecimiento: Luis Rodríguez Caso, Aníbal

González (arquitecto regionalista), Torcuato Luca de Tena

(fundador de ABC).

Los participantes más destacados de la Exposición fueron: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Estados Unidos, Marruecos, México, Perú, Portugal, Uruguay, las regiones españolas y las provincias andaluzas, incluida Huelva que al principio no estaba de acuerdo con que fuera Sevilla la sede de la cita.Se realizaron varias exposiciones. El arte antiguo se mostró en el Pabellón Mudéjar y en la Plaza de España. Se hizo un recorrido por la historia de la imprenta desde la época de Johannes Gutenberg hasta las últimas tecnologías conocidas a finales de la década de 1920.

Lo más destacable de aquella manifestación hay que buscarlo en el urbanismo. El ingeniero francés Jean Claude Nicolas Forestier reformó el Parque de María Luisa, donado en 1893 por la infanta María Luisa, dándole un toque romántico.

El arquitecto Aníbal González se ocupó de gran parte de las 140 hectáreas que ocupó la exposición, su estilo regionalista se puede contemplar en la actualidad en los pabellones de la Avenida de la Palmera, el antiguo Casino de la Exposición, la Plaza de España o en algún otro edificio ubicado en la Avenida de la Constitución de Sevilla.

La Exposición Universal de 1888 tuvo lugar en la ciudad catalana de Barcelona (España). La exposición estuvo abierta entre el 8 de abril y el 9 de diciembre de 1888, y recibió un total de 400.000 visitantes procedentes de todo el mundo.La inauguración oficial tuvo lugar el 20 de mayo de 1888 a las 16 horas. Fue presidida por Alfonso XIII (que tenía dos años), la reina regente María Cristina, la princesa de Asturias María de las Mercedes, la infanta María Teresa, el presidente del consejo de ministros, y el alcalde de Barcelona.

Contexto histórico

En 1888 Barcelona tenía 530.000 habitantes y era la segunda ciudad más importante de España en el plano político, aunque la primera a nivel industrial. España vivía el período de la Restauración borbónica. En 1888 gobernaba Práxedes Mateo Sagasta bajo la regencia monárquica de María Cristina de Habsburgo-Lorena, viuda de Alfonso XII (fallecido en 1885) y madre de Alfonso XIII.

Se considera que la organización de la Exposición Universal de 1888 fue el reflejo de la buena relación entre la restaurada monarquía y la burguesía industrial catalana, que había apoyado el regreso monárquico, en busca de una paz social que permitiese un desarrollo económico.

Consecuencias de la Exposición

La Exposición Universal fue considerada un éxito, tanto por el número de visitantes como por el rendimiento económico, y la proyección internacional que le dio a Barcelona. Además, ayudó a urbanizar una gran zona de la ciudad.La exposición, planteada en un momento de depresión económica, revitalizó el sector de la construcción, y el número de visitantes proporcionó grandes ingresos a todos los sectores de la ciudad.

Económicamente se considera la Exposición de 1888 como el primer gran paso de la economía catalana hacia la europeización. En 1886, dos años antes del evento, se fundó la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Barcelona, con el objetivo de velar por los intereses de los industriales catalanes y aprovechar la Exposición para fomentar el flujo comercial con el extranjero, y los países europeos en particular, en un momento en que la economía catalana se había limitado a comerciar con el mercado español.Políticamente, la organización, desarrollo y éxito de la Exposición confirmó el clima de buena relación entre la burguesía catalana y la monarquía recientemente restaurada en Madrid, pese a las críticas que generó entre el proletariado y los líderes republicanos y catalanistas.